Zibechi, Raúl - Latiendo Resistencia. 6. No Hay Diferencia Entre Narco, Burguesía y Élites

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    Me gustara que furamos capaces de elaborar pensamiento

    con el corazn y los pies metidos en los quilombos/caracoles/comiinidades/cabildos y no tan dependiente del pensamiento eurocntrico.Obi encontramos una poderosa tradicin rebelde, no codificada enlibros y tesis de doctorado, pero muy fecunda si somos capaces mislo de pensarla con la cabeza sino sentirla con el cuerpo, dejara

    permear por la rabia que emana de esas resistencias. - Ral Zibechi

    -miAmaioiSAi

    Ral ZIBECHI

    Latiendo ResistenciaG ue rras de Despojo

    . i n O S

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    NO HOY DIFERENCIO ENTREmCO,BURGUESIA Y LITES

    Propongo que dejemos de hablar de narco(narcotrfico o trfico

    de drogas) como si fuera un negocio distinto a otros que rea-lizan las clases dominantes. Atribuir los crmenes a los narcos

    contribuye a despolitizar el debate y desviar el ncleo central que

    revelan los terribles hechos: la alianza entre la lite econmica y el

    po der militar-estatal para aplastar las resistencias populares. Lo que

    llamamos narcoes parte de la lite y, como ella, no puede sino tener

    lazos estrechos con los estados.

    La historia suele ayudar a echar luz sobre los hechos actuales. La

    piratera, como prctica de saqueo y bandolerismo en el mar, jug unpapel importante en la transicin hegemnica, debilitando a Espaa,

    potencia colonial decadente, po r parte de las potencias emergentes

    Francia e Inglaterra. La nica diferencia entre piratas y corsarios es

    que stos reciban patentes de corso, firmadas por monarcas, que le-

    galizaban su actuacin delictiva cuando la realizaban contra barcos y

    poblaciones de naciones enemigas.

    Las potencias disponan as de armadas adicionales sin los gastos

    que implicaban y conseguan debilitar a sus enemigos tercerizando

    * Publicado en La Jornada el 14 de noviembre de 2014

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    El negocio de las drogas est en sintona con la financierizacin de la

    economa global, con la cual confluye a travs de los circuitos ban-

    carios donde se lavan sus activos. Es bueno recordar que durante la

    crisis de 2008 el dinero del narco mantuvo la fluidez del sistema fi-

    nanciero, sin cuyos aportes hubiera padecido un cuello de botella que

    habra paralizado buena parte de la banca.

    Por ltimo, eso que mal llamamos narcotiene exactamente los mis-

    mos intereses que el sector ms concentrado de la burguesa, con la

    que se mimetiza, que consiste en destruir el tejido social, para hacer

    imposible e inviable la organizacin popular. Nada peor que seguir

    a los medios que presentan a los narcos como forajidos irracionales.

    Tienen una estrategia, de clase, la misma a la que pertenecen.

    Amer icas Watch, La guerra contra las drogas en Colombia, 1990

    Ciro Krauthasen y Luis Fernando Sarmiento, Cocana & Co., Tercer

    Mundo Ediciones, 1991

    LO MflSHGRECOMOFORMO DE D D M IM N *

    Mientras sostena el Premio Tata Vasco 2014, entregado por

    la Universidad Iberoamericana en Puebla a FUNDEM(Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Mxico),

    uno de los pocos varones del grupo de 25 familiares que acudieron al

    acto grit: Esto es una guerra. El dolor inimaginable de los familiares

    los fuerza a mirar de frente y sin vueltas la realidad que sufren.

    En efecto, hay una guerra contra los pueblos. Una guerra colonial

    para apropiarse de los bienes comunes, lo que supone la aniquilacin

    de aquellas porciones de la humanidad que obstaculizan el robo de

    esos bienes, ya sea porque viven encima de ellos, porque se resisten al

    despojo o, simplemente, porque sobran, en el ms crudo sentido de

    que son innecesarios para la acumulacin de riqueza.

    Una guerra colonial, adems, por el tipo de violencia que

    utiliza. No slo se asesina. Se decapita y se desmiembra para

    regar las partes a la vista de la poblacin, como escarmien-

    to y advertencia. Para infundir miedo. Para paralizar, impedir

    cualquier reaccin, en particular las acciones colectivas.

    Publicado en La Jornada el 31 de Octubre de 2014