Zibechi - La ética

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51 Febrero del 2011: Don Raúl: Saludos. Hemos leído algunos de tus últimoa escritos y creemos que estamos en la misma sintonía. Por eso queremos invitarlo a que se sume y aporte sobre este tema de Ética y Política. Un abrazo. SupMarcos. A invitación del SCI Marcos, desde el Uruguay, Raúl Zibechi se une al intercambio epistolar sobre Ética y Política. Con esta carta se une al debate. Carta al EZLN Marzo de 2011 Para: Subcomandante Insurgente Marcos-Ejército Zapatista de Liberación Nacional. De: Raúl Zibechi. Abrazos a las y los compas zapatistas desde esta esquina del continente sudamericano. Y un abrazo de corazón a esas niñas y esos niños que sufren la guerra de arriba, esa guerra en cuya dirección se van turnando conservadores y progresistas, derechas y seudo izquierdas que tienen en común su aversión —y temor— a todos los abajos. Que sólo son aceptados como muchedumbres pasivas en sus desles, que ahora llaman manifestaciones y, sobre todo, en el sacrosanto día de acudir a las urnas. A medida que el mundo, nuestro continente y nuestros diversos abajos están siendo cada vez más afectados por las múltiples guerras del arriba —la guerra del hambre por la especulación con alimentos, la guerra del silencio informativo para ningunearnos, la guerra de las políticas sociales para domesticarnos, y la guerra-guerra de balas y cañones para eliminar matando— se vuelve urgente trazar “fronteras” entre los más diversos “nosotros” y los más diversos “ellos”, aun a riesgo de llevarnos alguna desagradable sorpresa. Ante cada salto adelante de la revuelta mundial de los de abajo, cuando se enfrentan multitudes armadas de piedras con helicópteros artillados y cazas bombarderos, llega el turno de preguntarse: ¿de qué lado? ¿con quiénes? Preguntas que sólo pueden responderse con el corazón y el más elemental sentido de solidaridad humana, aunque todos los días vemos a los que ocupan los pedestales del arriba haciendo cálculos de ganancias y pérdidas, con razones mediocres que sirven para explicar cualquier cosa porque ciertas palabras, como decía León Felipe de la justicia, valen menos, innitamente menos que el orín de los perros. Intercambio Epistolar sobre Ética y Política La ética necesita un lugar otro para echar raíces y florecer Raúl Zibechi

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Febrero del 2011: 

Don Raúl: Saludos. Hemos leído algunos de tus últimoa escritos y creemos que estamos en la misma sintonía. Por eso queremos invitarlo a que se sume y aporte sobre este tema de Ética y Política. Un abrazo. SupMarcos.

A invitación del SCI Marcos, desde el Uruguay, RaúlZibechi se une al intercambio epistolar sobre Ética yPolítica. Con esta carta se une al debate.

Carta al EZLN

Marzo de 2011Para: Subcomandante Insurgente Marcos-EjércitoZapatista de Liberación Nacional.De: Raúl Zibechi.

Abrazos a las y los compas zapatistas desde estaesquina del continente sudamericano. Y un abrazode corazón a esas niñas y esos niños que sufrenla guerra de arriba, esa guerra en cuya direcciónse van turnando conservadores y progresistas,derechas y seudo izquierdas que tienen en común su

aversión —y temor— a todos los abajos. Que sóloson aceptados como muchedumbres pasivas en susdesles, que ahora llaman manifestaciones y, sobre

todo, en el sacrosanto día de acudir a las urnas.A medida que el mundo, nuestro continente

y nuestros diversos abajos están siendo cada vez

más afectados por las múltiples guerras del arriba—la guerra del hambre por la especulación conalimentos, la guerra del silencio informativo paraningunearnos, la guerra de las políticas socialespara domesticarnos, y la guerra-guerra de balas ycañones para eliminar matando— se vuelve urgentetrazar “fronteras” entre los más diversos “nosotros”y los más diversos “ellos”, aun a riesgo de llevarnosalguna desagradable sorpresa.

Ante cada salto adelante de la revuelta mundial de

los de abajo, cuando se enfrentan multitudes armadas depiedras con helicópteros artillados y cazas bombarderos,llega el turno de preguntarse: ¿de qué lado? ¿conquiénes? Preguntas que sólo pueden responderse conel corazón y el más elemental sentido de solidaridadhumana, aunque todos los días vemos a los queocupan los pedestales del arriba haciendo cálculos deganancias y pérdidas, con razones mediocres que sirvenpara explicar cualquier cosa porque ciertas palabras,como decía León Felipe de la justicia, valen menos,innitamente menos que el orín de los perros.

Intercambio Epistolar sobre Ética y Política

La ética necesita un lugar otropara echar raíces y florecer

Raúl Zibechi

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comuna de Oaxaca en 2006. Nofueron las “leyes objetivas” las quehicieron entrar en crisis el modo dedominación, sino los pueblos enlas calles quienes desbarataron elmodelo neoliberal.

Eso que llamamos crisissistémica se parece a un huracánque nos afecta a todos y a todas.No hay pueblo ni grupo socialque quede a salvo, y muchas delas herramientas que supieronconstruir a lo largo de los siglosde resistencias han quedadoinservibles. No sólo las de antes,las organizaciones “históricas” delos de abajo, sino también una partede las más nuevas, los llamadosmovimientos sociales, se han ido convirtiendo enobjetivos en sí mismos, en grupos guiados por lalógica de la sobrevivencia. Por inercia, o por lasrazones que sea, una parte de lo inventado pararesistir no está sirviendo para resistir en este períodoen el que todo se descompone. Incluso nuestromundo se descompone. Por eso estamos forzadosa reinventar nuestras herramientas de resistencia ynuestros mundos.

Qué decir de las teorías, las ideologías,los análisis cientícos. Las previsiones de los

“cuentistas” sociales y políticos se parecen a esospartes meteorológicos que lo único que aciertan esa decir a qué hora salen el sol y la luna, y todo lodemás es incierto. Los “cuentistas” sociales, comocorresponde, no se hacen cargo de sus pronósticos.No ponen el cuerpo junto a sus análisis.

¿Qué hace un navegante cuando los mapas denavegación se muestran errados, cuando las brújulasy los relojes y los sextantes ya no marcan con laprecisión de antaño? ¿Y qué hacen los rebeldessociales cuando ya nada se puede esperar de Estadose instituciones, de partidos y organizaciones quehablan de cambio y revolución pero en realidadestán buscando el mejor modo de acomodarse eneste mundo?

¿Podemos conar en la ética como soporte y guía

de nuestros movimientos, de nuestras opciones, ycomo machete para desbrozar senderos?

Es posible unir ética y política

Proponen los zapatistas abrir un debate/intercambiosobre ética y política. “¿Es posible traer la Ética a laguerra?”, nos pregunta el Subcomandante InsurgenteMarcos en su carta a Luis Villoro. Podemos alargarla pregunta para incluir la política. ¿Ética y políticapueden ir juntas? No es tan evidente la respuesta.

¿Cómo sería? ¿Alguien se imagina poniendounas dosis de ética en alguno de los partidos queocupan ministerios? ¿Y en las cámaras de diputados ysenadores? ¿Cuánta? ¿Hasta llenar cuántas páginas dediscursos? ¿Cuál debería ser la dosis de ética necesariapara remover décadas de prácticas guiadas por elmezquino cálculo de benecios medidos en cargos,

viajes y sueldos extraordinarios? Es evidente que alláarriba la ética es convidado de piedra o argumento paradiscursos. Son dos dimensiones que habitan mundosdiferentes y que no pueden dialogar ni entenderse.

Una fría noche de 1995 el comandante Tachose dirigió a la multitud en la plaza de San Andréspara explicar lo que habían discutido ese día conlos representantes del gobierno, en unas pláticasque nalmente desembocaron en los Acuerdos de

San Andrés. “Nos pidieron que les expliquemosqué es la dignidad”, dijo, provocando un terremotode carcajadas. Con la ética pasa algo parecido. Eso no es, pero no puede explicarse, aunque he vistobibliotecas enteras pretendiendo analizarla.

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para convertirse en la primer petrolera del mundo(ya es la segunda). Esos intelectuales hablan depensamiento crítico y de emancipación, como si nosupieran que las empresas que los nancian están

manchadas de sangre.Para nosotros el pensamiento crítico siempre fue,

y será, autocrítica. Es el modo de pulir lo que somos,de mejorarnos, de hacernos mejores, más de verdad.Nunca estamos satisfechos con lo que hacemosporque siempre queremos ir más allá. No por afán deperfeccionismo ni de desataque. Los abajos necesitanese motor que es la crítica/autocrítica porque nopueden conformarse con el lugar que ocupan en estemundo. No es un pensamiento cientíco en el sentido

académico, porque no lo validan otros académicossino la gente común, los abajos organizados enmovimientos.

El pensamiento crítico es un pensamiento entránsito, que no tiene vocación de jarse sino de

estar en movimiento, no sólo con los movimientos. No es un n en sí mismo, porque debe servir a los

más para sus resistencias que enfrentan siempre

desafíos nuevos. Si no, ¿qué sentido tiene elpensamiento? No se aferra a las ideas que formulóen un determinado momento, está dispuesto amodicarlas porque no quiere tener razón para ser 

más que otros, sino con todos.Es un pensamiento a cielo abierto, que nace y

crece y siente cerca de los espacios de las resistencias. No cabe en academias ni en ocinas calefaccionadas/

refrigeradas, y no depende de presupuestos. Si es deverdad, si es sincero y comprometido, pone el cuerpo

 junto a las ideas y los razonamientos. No piensa ymanda a otros al frente, como los generales cobardesde los ejércitos que gastan millones de dólares endrones, esos aviones no tripulados que arrasan aldeassin poner en riesgo la vida de ningún atacante. Parael que hace la guerra, es un videojuego: los drones se manejan con pantallas desde otro continente, porahora Estados Unidos. Para el que la sufre, es elgenocidio impersonal.

El pensamiento crítico, que es un pensamientoético, no puede ser un videojuego donde el políticopone las ideas y los demás ponen el cuerpo.

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En las últimas páginas de la novela de AlejoCarpentier, “El siglo de las luces”, Sofía selanza a la calle en el Madrid que se levantabacontra las tropas de Napoleón, el dos de mayode 1807. Esteban intenta impedírselo porqueera la muerte segura: cañones y fusiles contragritos y cuchillos. Ambos acababan de sufrir latraición a los ideales de la Revolución Francesa:—¡Vamos allá!—No sea idiota: están ametrallando. No vas ahacer nada con esos hierros viejos.—Quédate si quieres. ¡Yo voy!—¿Y vas a pelear por quién?—¡Por los que se echaron a la calle! Hay que haceralgo.—¿Qué?—¡Algo!

La ética como pensamiento crítico, y viceversa

Para navegar a favor de la corriente, paradejarse llevar sin mayor esfuerzo, no hacen faltapensamiento ni ética. ¿Qué sentido pueden tenerla crítica y la ética si todo consiste en seguir lacorriente? Si la senda ya está trazada, como dicela canción de un amigo uruguayo, y sólo nos quedatransitarla, y además el camino es cuesta abajo, lacrítica es un estorbo y la ética, a lo sumo, adorno.La crítica nos impele a salirnos del camino, a buscarladeras escarpadas, a embarrarnos hasta las orejas.La ética no puede transar con el conformismo.

Lo mismo puede decirse de aquellas prácticaspolíticas conducidas por dirigentes que concentrantodo el saber y todo el poder, a quienes debeseguirse ciegamente. Quien haya conocido decerca la experiencia de Sendero Luminoso en Perú,pudo comprobar que la relación entre los jefes“revolucionarios” y los militantes de base reproducíaelmente la relación vertical y autoritaria entre los

hacendados feudales y los peones de hacienda.Ahí nunca hubo cambio sino mera reproducción delas relaciones de opresión, centradas en el “partidode vanguardia” cuyos timoneles navegabanimpulsados por el viento de la historia.

“No hay otra cosa que haya corrompido mása la clase trabajadora alemana que la idea deque ella nada con la corriente”, escribió Walter

Benjamin en “Tesis sobre la Historia”. Las mujeresy los indígenas, que no estaban contemplados en esaHistoria grande, hicieron su camino contra corrientey por eso se convirtieron en sujetas y sujetos de susvidas. ¿Será que la política electoral es el heredera

de esa tradición conformista en la que no hace faltaponer el cuerpo sino un papel en la urna cada cuatroo cinco años?

En la frase de Benjamin el sujeto no es “ella”, laclase trabajadora, sino la corriente histórica, así comoen otras experiencias es el partido o el líder supremo.El infalible. Quienes venimos de la experienciamarxista/maoísta sabemos algo de eso. Los sujetosnunca fueron los campesinos de carne y hueso sinoel Gran Timonel, el Libro Rojo (¿o era verde?), o ladirección superior. La gente común, a la que siemprenos referimos como “masa”, era eso: materia blandamoldeable por la dirección y/o la línea correcta. En lamasa nunca supimos ver personas, nunca apareció unViejo Antonio o una niña de nombre Patricia, hombresy mujeres verdaderos con pensamientos, tradiciones,identidades, con las que pudiéramos dialogar y de lascuales aprender. Los escasos nombres propios queaparecen en los principales cuentos del Gran Timonel,son personajes extranjeros o bien otros dirigentes delas alturas. Nunca el común, nunca el abajo.

En consecuencia, nos dedicamos a seguir los pasosde los “grandes”, de los verdaderamente importantes,de los jefes históricos (varones, ilustrados, hábilesen manejar la jerga correcta). Cada frase de losdirigentes era leída y releída hasta sacarle algún

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sentido extraordinario, cada gesto era estudiado, cadafotografía escudriñada, y ese ejercicio —el mirarsiempre hacia arriba— nos embotó la capacidad dever, escuchar, sentir las alegrías y los dolores delos de abajo. De todos aquellos que no tenían undiscurso pulido, que no frecuentaban los lugares ylos modos del poder. Ellos, y ellas, eran tan invisiblespara los “revolucionarios” como lo fueron para losfuncionarios imperiales. (Si me extiendo en estatradición no es porque sea excepcional, sino porqueduele, lastima, y mantener vivo ese dolor es la únicaforma que conozco de no repetirlo).

Esa penosa tradición llega hasta nuestros díasy asume formas mucho más renadas y corteses,

impersonales y cientícas. Entre los académicos:

cifras y datos objetivos que esconden a los sereshumanos detrás de grácas y estadísticas. ¿No hay

algo en común entre todas las formas de hacer y depensar que esconden el dolor humano?

Si es cierto, como dice Benjamin, que lavida cotidiana de los oprimidos es un “estado deexcepción” permanente, y para comprobarlo bastair a una comunidad indígena o a cualquier barrio

pobre de cualquier periferia urbana latinoamericana,surge un imperativo ético. No es más posible pensarcríticamente por fuera del estado de excepción,lejos del lugar donde se ejerce el poder desnudode la violencia física. Para tomar distancia, parahablar en nombre de los de abajo, han sido creadaslas agencias para el desarrollo. En adelante, elpensamiento crítico nacerá en las condicionesque nos impone el estado de excepción, o no serápensamiento ético.

Dirán que se pierde la distancia necesaria parapoder ejercer la crítica. En este punto hay unadiferencia fundamental, que tiene que ver conla forma como se elabora conocimiento: desdedónde y en qué circunstancias se habla, se piensa,se escribe. Hay dos opciones. O los de abajo sonexcusa para que otros hagan política o elaborentesis, o una y otra se elaboran en minga, en trabajocomunitario, con los abajos. “No queremos seguirsiendo escaleras de ustedes”, gritan los aymarasbolivianos a los políticos de arriba; a los dederecha, a los de izquierda y ahora también a lospolíticos “plurinacionales”, que es la última faunanacida para parasitar los movimientos.

La mayor ambición que podemos tener losmilitantes, los pensadores, los escribientes, losque sea…, es dejar de ser lo que somos. Quelos demás nos desborden, nos sobrepasen, queal volverse pensadores colectivos, escribientescolectivos, militantes que mandan obedeciendo,“anulen el terreno de su realización”, como dicela carta a don Luis Villoro. ¡Qué alegría mayorque un pensamiento lanzado al viento, llegue aencarnar en los más diversos colectivos, quieneslo amplican, enriquecen y modican hasta

volver irreconocible su origen, al convertirse enpatrimonio de todos y todas!

Ahí quedan algunas ideas desordenadas, escritasal calor de la rabia que provoca la impotencia decomprobar cómo la rebeldía de los pueblos intentaser negociada en el mercado de los interesesgeopolíticos.

Salú a los indígenas chiapanecos que nos enseñanque se puede vencer el miedo en colectivo.

Raúl ZibechiMontevideo, marzo 2011.