VOLUMEN XXV JULIO - SEPTIEMBRE 2020 HACIA UN MEJOR …

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VOLUMEN XXV NÚMERO 3 JULIO - SEPTIEMBRE 2020 TAMBIÉN EN ESTE NÚMERO » NI INTELIGENCIA NI ARTIFICIAL: ¡CÓMO DELEGAR DECISIONES EN MÁQUINAS! » QUÉ HACER CUANDO NO SE CUENTA CON POLÍTICAS DE TELETRABAJO » OSTEOPOROSIS URBANA: LOS EFECTOS DE LA DIÁSPORA EN LA CIUDAD VENEZOLANA HACIA UN MEJOR SECTOR PÚBLICO PARA LOS NUEVOS MODELOS DE GESTIÓN PÚBLICA, LA PRIORIDAD ES ALCANZAR MEJORES RESULTADOS, MÁS QUE OPTIMIZAR PROCESOS BUROCRÁTICOS.

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DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

V O L U M E N X X V • N Ú M E R O 3 • J U L I O - S E P T I E M B R E 2 0 2 0

TAMBIÉN EN ESTE NÚMERO» NI INTELIGENCIA NI ARTIFICIAL: ¡CÓMO DELEGAR DECISIONES EN MÁQUINAS!

» QUÉ HACER CUANDO NO SE CUENTA CON POLÍTICAS DE TELETRABAJO

» OSTEOPOROSIS URBANA: LOS EFECTOS DE LA DIÁSPORA EN LA CIUDAD VENEZOLANA

HACIA UN MEJORSECTOR PÚBLICO

PARA LOS NUEVOS MODELOS DE GESTIÓN PÚBLICA, LA PRIORIDAD ES ALCANZAR MEJORES RESULTADOS,

MÁS QUE OPTIMIZAR PROCESOS BUROCRÁTICOS.

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2 DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

DE BA TES IE SA Vo lu men XXV, nú me ro 3, julio-septiembre 2020 De pó si to le gal pp 95-0009 • ISSN: 1316-1296

Instituto de EstudiosSuperiores de AdministraciónCaracas • Maracaibo • ValenciaVenezuela

EDITORIAL

PARECERES

TEMA CENTRAL

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El desempeño del sector público / Víctor Carrillo

Consejos para controlar sus emociones y su cartera en medio de una crisis /

José Miguel Farías

Fondos de renta fija: ¿héroes de la pandemia? / Carlos Jaramillo

Narrativas de la ayuda para la salud / María Gabriela Mata Carnevali

El cisne negro y la recompra de acciones / Carlos Jaramillo

Margen de seguridad: tres palabras clave en el mundo de la inversión /

José Miguel Farías

Cuando Tina no es un nombre de mujer / Carlos Jaramillo

El pensamiento crítico: ¿cuándo estamos en posición de elegir? / Claudia Álvarez Ortiz

Hacia un mejor sector público

Desde mediados de los años ochenta se han propuesto nuevos modelos gerenciales para

responder a la realidad de Estados costosos, ineficientes y poco animados a rendir cuentas.

A pesar de sus denominaciones diferentes, tienen un propósito común: redirigir el foco de la

acción burocrática de los procesos a los resultados.

¿Más información asegura mejores políticas? / Víctor Carrillo

Asociaciones público-privadas: una oportunidad de mejora para el sector público /

Adriana Jiménez

El desempeño del sector público en la cobertura universal de salud /

Marino J. González R.

El servicio de internet en Venezuela: una mirada desde las políticas públicas /

Mairena Nieves Arvelaiz

Transparencia: clave para el gobierno de industrias extractivas / Daniela Monsalve

El sistema educativo venezolano en terapia intensiva / Verónica I. Medina A.

Di rec tor Ra món Pi ñan go

Edi tor Jo sé Ma la vé

Edi tor aso cia do

Vir gi lio Ar mas

Con cep to grá fi co,di se ño y dia gra ma ción

Lau ra Mo ra les Bal zaCa mo ba c.a.

Ilustración de portada Kristyna Henkeova / Stocklib

Pu bli ci dad Mo re lla So to

Con se jo edi to rial Nunzia Auletta • Rubén Darío Díaz

Milko González • Rosa Amelia GonzálezCarlos Jiménez • Jo sé Ma la vé • Ra món Pi ñan go

Steven I. Bandel (Organización Cisneros)Ernesto Gore (Universidad de San Andrés, Argentina)

Oswaldo Lorenzo Ochoa (Deusto Business School, España)

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3DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

TAMBIÉN EN ESTE NÚMERO

MODO TEXTO

ENTRETELONES

RESEÑA

ENSAYO

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DE BA TES IE SA Vo lu men XXV, nú me ro 3, julio-septiembre 2020 De pó si to le gal pp 95-0009 • ISSN: 1316-1296

Ni inteligencia ni artificial: ¡cómo delegar decisiones en máquinas! / Henryk Gzyl

Es impreciso dar a unos algoritmos el nombre «inteligencia artificial». Parece más bien una

antigua estrategia de mercadeo: usar un nombre sexi para llamar la atención de posibles

clientes. Un software no expresa una inteligencia distinta a la del desarrollador de los códigos

y modelos matemáticos.

Tiempos de covid-19: qué hacer cuando no se cuenta con políticas de teletrabajo /

Olga Bravo

La cuarentena y el distanciamiento social ante la covid-19 ponen de manifiesto la

conveniencia del teletrabajo, que ha permitido a muchas empresas mantener sus operaciones.

Pero, ¿qué puede hacer el resto de las organizaciones? ¿Es posible implementar un

teletrabajo de emergencia?

Osteoporosis urbana: los efectos de la diáspora en la ciudad venezolana / Lorenzo

González Casas

La diáspora venezolana ha conducido a un gradual vaciamiento de las ciudades y el

abandono de una significativa inversión inmobiliaria. Esta osteoporosis urbana constituye

tanto un problema como una oportunidad para un nuevo urbanismo, acorde con principios

de sostenibilidad.

La desinformación va un paso adelante / Luis Ernesto Blanco

La lupa en la excepción / Fabiana Culshaw

El anhelo industrializador de Rómulo Betancourt / Carlos Balladares

Reseña de Rómulo Betancourt. El diseño de una República. La configuración de las bases

socioeconómicas y políticas para el desarrollo de la democracia social en Venezuela, 1928-

1945, de Luis M. Lauriño Torrealba (AB ediciones, 2020).

Una historia de amor / Leonardo Azparren Giménez

Romeo y Julieta es el primer gran drama romántico del teatro universal. Sus protagonistas son

prototipos de héroes románticos, en una sociedad que no los comprende. Shakespeare inicia,

en esta obra, la representación de individualidades trágicas cuyas conductas les conducen a

situaciones sin solución.

Las co la bo ra cio nes son estrictamente solicitadas.

In for ma ción Co mu níquese con Vir gi lio Ar mas. IE SA, Av. IE SA, Edi fi cio IE SA, San Ber nar di no, Ca ra cas 1010, Ve ne zue la. (0212) 5554.408 / 5554.445 (Fax) / debates@ie sa.e du .ve. En Es ta dos Uni dos: IE SA PO BA In ter na tio nal #646 P.O. Box 02-5255 Mia mi, FL 33102-5255 USA.

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• De ba tes IE SA tie ne co mo fi na li dad pro­mo ver la dis cu sión pú bli ca so bre la ge ren­cia y su en tor no, me dian te la di fu sión de in for ma ción y la con fron ta ción de ideas. Es pu bli ca da tri mes tral men te por el Ins ti tu to de Es tu dios Su pe rio res de Ad mi nis tra ción, en Ca ra cas, Ve ne zue la.

• De ba tes IE SA es tá di ri gi da a quie nes ocu­pan po si cio nes de li de raz go en or ga ni za cio­nes pú bli cas o pri va das de to da ín do le. El ob je ti vo es pro pi ciar la co mu ni ca ción en tre ge ren tes, fun cio na rios públicos, po lí ti cos, em pre sa rios, con sul to res e in ves ti ga do res.

• En De ba tes IE SA tie nen ca bi da los ar tí cu los que exa mi nen te mas de ac tua li dad, aná li sis de po lí ti cas pú bli cas y em pre sa ria les, apli­ca cio nes de las cien cias ad mi nis tra ti vas y ha llaz gos de las cien cias so cia les. Son bien­ve ni das, tam bién, las ex po si cio nes de teo rías y mo de los no ve do sos, re se ñas de pu bli ca­cio nes y crí ti cas o dis cu sio nes de ar tí cu los pu bli ca dos en és ta u otras re vis tas.

• De ba tes IE SA es una re vis ta ar bi tra da. El edi tor en via rá una co pia anó ni ma de ca da ar tí cu lo a dos ár bi tros, quie nes emi ti rán al gu no de los jui cios si guien tes: el ar tí cu­lo de be pu bli car se tal co mo es tá, re quie re cam bios o no de be pu bli car se.

• Los ar tí cu los pu bli ca dos en De ba tes IE SA no ex pre san con sen so al gu no, ni la re vis ta se iden ti fi ca con co rrien tes o es cue las de pen sa mien to. Ade más, los au to res pue den es tar en de sa cuer do. No se acep ta res pon­sa bi li dad al gu na por las opi nio nes ex pre sa­das, pe ro sí se acep ta la res pon sa bi li dad de dar les la opor tu ni dad de apa re cer.

La mejora del desempeño del sector público ha sido una constante en la sociedad

global desde inicios del siglo XX. Organizaciones académicas, políticas, gremiales y

ciudadanas se han pronunciado sobre la necesidad de contar con instituciones públicas

eficaces, eficientes y transparentes, capaces de satisfacer las cada vez más numerosas y

complejas necesidades sociales.

Los grupos de reflexión (think tanks) sobre gestión y administración pública co­

menzaron, desde mediados de los años ochenta, a proponer nuevos modelos geren­

ciales para responder a la realidad de Estados costosos, ineficientes y poco animados a

rendir cuentas. Se instauran entonces conceptos como nueva gestión pública, gestión

por desempeño, gobernanza, nuevo Estado weberiano y gobierno de redes. Son ideas

que, a pesar de sus denominaciones diferentes, tienen un propósito común: redirigir el

foco de la acción burocrática de los procesos a los resultados.

La implementación de estos modelos en los distintos niveles de gobierno ha transi­

tado un camino pedregoso, a pesar del creciente conocimiento sobre el tema. Un ejem­

plo es la gestión por desempeño, que consiste en producir y usar información sobre

los resultados de las políticas con el objetivo de mejorar las operaciones gerenciales y

la racionalidad de la asignación presupuestaria. La experiencia muestra un desbalance

entre la incorporación de sistemas de medición y el uso real de la información de des­

empeño; es decir, se han hecho grandes inversiones en sistemas de medición que no

se utilizan.

Este problema de implementación ha afectado particularmente a América Lati­

na, donde la aplicación de reformas administrativas orientadas a resultados ha tenido

efectos bastantes modestos. La investigación atribuye el problema a condiciones tales

como la tradición administrativa legalista, la rigidez de los sistemas presupuestarios y

de servicio civil, y la falta de líderes políticos que se apropien del proceso. Estos ele­

mentos han producido una disonancia en las experiencias de reforma llevadas a cabo

en América Latina: se incorporan legalmente, pero no se internalizan en las rutinas

administrativas de las organizaciones públicas.

Cómo mejorar el desempeño del sector público es la gran pregunta de investiga­

ción en las áreas de administración y gestión pública de los últimos veinte años. Tal

circunstancia justifica, sobradamente, que Debates IESA dedique un número a tan re­

levante cuestión. En la presente edición colaboran analistas con perfiles muy diversos,

en términos de su experiencia profesional, nivel académico y orientación ideológica, en

aras de sistematizar perspectivas y orientaciones prácticas que contribuyan a los futuros

procesos de reforma en la región.

La mayoría de los trabajos reunidos en el presente número adopta un enfoque de

política pública; es decir, comparten el interés en ofrecer propuestas concretas para

solucionar problemas prácticos. De los seis artículos, cinco se dedican a examinar las

palancas o estrategias necesarias para mejorar el desempeño de proyectos en las áreas

de salud, hidrocarburos, telecomunicaciones, asociaciones público­privadas y diseño

de políticas. El sexto trabajo caracteriza el estado actual de la educación en Venezuela.

Estamos seguros de que estos trabajos serán de provecho e incentivarán la re­

flexión entre burócratas, académicos, políticos y líderes gremiales de América Latina.

El futuro del sector público, en general, y de su capacidad para dar respuesta, en parti­

cular, depende en gran medida del interés de los ciudadanos en colocar estos temas en

la agenda de la opinión pública y de su capacidad para presionar a los líderes públicos

para lograr mejores resultados de gestión.

El desempeño del sector públicoVíctor carrillo

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CONSEJOS PARA CONTROLAR SUS EMOCIONES Y SU CARTERA EN MEDIO DE UNA CRISIS

José Miguel Farías, gestor de fondos de Arca Asset Management y gerente de Mercado de MasValor Casa de Bolsa, S.A. Twitter: @JMFariasU

La leyenda del mundo de la inver­sión, Howard Marks, ha afirmado

que invertir consiste en prever el fu­turo. Como nadie puede tener certeza de lo que ocurrirá, el riesgo es algo inescapable. Por lo tanto, el riesgo y el control de las emociones que de él se derivan constituyen un elemento cla­ve, quizá esencial, al invertir.

Piense por un momento en los in­versionistas a quienes se reconoce haber realizado un trabajo excepcional, tales como Warren Buffett, Peter Lynch y Julian Robertson. Sus trayectorias son excepcionales por la consistencia de sus resultados durante décadas en las que, por supuesto, han atravesado periodos de crisis y mucha volatilidad. Estos grandes inversionistas han podido tener

un año malo o tal vez dos. Pero, por lo general, han sabido gestionar adecua­damente riesgos y retornos, sin dejar que las emociones les pasaran factu­ras; sobre todo, han sabido aprovechar los momentos de irracionalidad en los mercados para tomar posiciones en em­presas infravaloradas que terminaron siendo pilares en sus carteras y estrate­gias de inversión.

Vaivenes emocionales: grandes enemigos de los inversionistasCuando los precios de las acciones caen aceleradamente y su cartera pierde valor continuamente, resulta prácticamente imposible mantener la calma. El flujo de noticias negativas, los datos económicos a la baja y el pesimismo entre los in­versionistas pueden hacer este objetivo aún más difícil de lograr. Es incluso más complicado comprar acciones en merca­dos bajistas. Muchos inversionistas sue­len preocuparse por el impacto a largo plazo en su situación financiera de una caída del mercado. Esta actitud, lamen­tablemente, puede hacer que pospon­

gan inversiones en empresas sólidas que ofrecen amplios márgenes de seguridad.

La aversión al riesgo es un ingre­diente esencial de los mercados deno­minados «racionales», y la posición en la que se encuentre el péndulo con res­pecto a este aspecto es particularmente importante. Una inadecuada aversión al riesgo contribuye a que ocurran ex­cesos en el mercado y se formen bur­bujas con su posterior estallido. Es una simplificación, quizá excesiva, pero no muy grave, decir que la característica inevitable de las burbujas es la escasez de aversión al riesgo. En las crisis, los inversionistas sienten pánico y la exce­siva aversión al riesgo les impide inver­tir, incluso cuando los precios recogen expectativas pesimistas y las valoracio­nes son absurdamente bajas.

Mentalidad de manada: el sesgo cognitivo más dañinoLos inversionistas incapaces de mante­nerse disciplinados en medio de una caí­da del mercado pueden buscar consuelo en sus pares. Por ejemplo, podrían estar preocupados por las perspectivas de la

economía y el impacto que las noticias negativas tendrían en la bolsa. Esto podría llevarlos a seguir las acciones del resto de inversionistas; en muchos casos, evitar comprar acciones hasta que las perspec­tivas de la economía empiecen a mejorar. Cuando esto ocurre, eventualmente, sue­le ser muy tarde. Es poco probable que seguir a los pares conduzca a superar los rendimientos del mercado a largo plazo. Lo más probable es que lleve a experi­mentar rendimientos similares a los del consenso. Como ha reiterado en muchas ocasiones Charlie Munger, «imitar a la manada invita a la regresión a la media».

Con el tiempo es poco probable que copiar las decisiones tomadas por otros inversionistas sea una estrategia exitosa si se esperan retornos mayores que los del mercado. Para vencer al mercado a veces hay que estar dispues­to no solo a evitar la manada, sino a ir contra ella. No puede esperarse que haciendo lo mismo que los demás se obtenga un mejor resultado. No ser convencional no es un objetivo, sino, más bien, una forma de pensar.

¿Hacia dónde mirar? ¿Hay alguna hoja de ruta?Oaktree Capital —posiblemente la mejor gestora de activos en situaciones de estrés financiero— tiene una receta para que sus inversionistas entiendan dónde se encuentran y con cuáles ar­mas cuentan para enfrentar los distin­tos problemas que se presentan y, sobre todo, aumentar las probabilidades de éxito en la gerencia de sus inversiones.

• Tener una convicción firme sobre el valor intrínseco de los activos.

• Insistir en actuar correctamente cuando los precios se desvían del valor.

• Estar suficientemente enterado de los ciclos pasados, a partir de 1) lecturas y conversaciones con in­versionistas veteranos y 2) la ex­periencia que se adquiere.

• Comprender profundamente los efectos perniciosos de las emociones en las decisiones de inversión en si­tuaciones extremas de mercado.

• Tener voluntad para aguantar cuando le parezca estar equivoca­do, cuando los precios pasan de equivocados a ridículos.

Esta no es, seguramente, la panacea para solucionar todos los problemas que se presentarán en la carrera del in­versionista. Pero, ciertamente, le pro­porcionará algo con que enfrentarlos de una mejor manera.

FONDOS DE RENTA FIJA: ¿HÉROES DE LA PANDEMIA?

Carlos Jaramillo, director académico del IESA.

Los fondos negociados en bolsa (ETF, por sus siglas en inglés) son carte­

ras de títulos valores, materias primas, índices bursátiles y tasas de interés. Aparecieron por primera vez en Ca­nadá en 1976 y se han convertido en elementos principales de los mercados financieros contemporáneos. Muchos les adversan, pues alegan que causan distorsiones en los mercados financie­ros. Sin embargo, estos instrumentos han permitido a pequeños inversionis­tas acceder a estrategias de inversión avanzadas con mínima inversión, y a inversionistas institucionales asumir posiciones frente a una tendencia eco­

Es poco probable que copiar las decisiones tomadas por otros inversionistas sea una estrategia exitosa si se esperan retornos mayores que los del mercado

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6 DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

La existencia de fondos de renta fija ha permitido crearun mecanismo para evitar las ventas masivas de bonos

nómica mediante la compra de blo­ques de títulos valores sin pasar por el engorroso proceso de adquirir cada instrumento por separado.

Los críticos de los ETF sostienen que la concentración de títulos valores en manos de las empresas administra­

doras puede afectar el ejercicio del go­bierno en las empresas. A los fondos que replican índices financieros les atribuyen la creación de burbujas de precios alrededor de los títulos inclui­dos en tales índices, y un impulso a la demanda sobre estos títulos desconec­tada de las realidades económicas de las empresas que los emiten.

Los críticos de los ETF preocu­pados por la revelación de precios vía transacciones, y por la liquidez de los mercados secundarios de títulos valo­res, han advertido con frecuencia que el «efecto maligno» de estos instrumentos se manifestaría claramente en la siguien­te crisis financiera. Como la disrupción económica de la pandemia es lo más pa­recido a la «Próxima Gran Crisis», anun­ciada una y otra vez en años recientes, especie de Armagedón en el cual rendi­ríamos cuentas de pecados capitales y ambientales, es tentador preguntar: ¿qué ha pasado con el desempeño de los ETF en este contexto?

En el caso de los ETF que manejan carteras de bonos, que totalizan cerca de un billón de dólares, los problemas de liquidez son particularmente gra­ves. Robin Wigglesworth, columnista del Financial Times, mencionó recien­temente que para finales de 2018 se registraron 21.175 emisiones de bonos en Estados Unidos, y de estas solo 246 transaban en los mercados secundarios al menos una vez al día.

En marzo de 2020, al comien­zo de la pandemia, los inversionistas desesperados por acumular efectivo para cubrir pérdidas en los mercados financieros, o para cumplir otros com­promisos comerciales, comenzaron a vender ETF masivamente. Ocurrió un fenómeno impactante: el valor de la cartera reflejado en la cotización bursá­til era inferior al calculado por la suma de los títulos que la componían, lo que se conoce en el argot financiero como «valor neto del activo» (NAV).

Dado el bajo volumen de transac­ciones en el mercado secundario de bo­nos, era esperable esa discrepancia entre el valor de mercado y el NAV. Los bonos que no se transan entran al cálculo del NAV con un precio rezagado que, en principio, debe ser superior al que co­

rresponde realmente a un mercado en caída libre. Quienes vendieron sus ETF asumieron sus pérdidas, pero los accio­nistas que no vendieron se quedaron, en principio, apostando a una recuperación del mercado de bonos.

¿Qué habría ocurrido si un inver­sionista, en lugar de comprar un ETF, hubiese comprado un fondo mutual de bonos con similar estrategia de in­versión? Al producirse redenciones de participaciones en el fondo mutual, el administrador del fondo tiene que ven­der algunos bonos para obtener efecti­vo, y no vende proporcionalmente to­dos los títulos que componen la cartera sino los más líquidos, dada la urgencia de pagar a quienes se retiran.

¿Cómo quedan los inversionistas que no venden sus participaciones en el fondo mutual? Quedan con los papeles que se transan con más dificultad y, si necesitan venderlos, tendrán que hacer­lo con un mayor descuento. Si el pánico cunde, el administrador del fondo sufre una corrida que, en muchos casos, se frena con la suspensión temporal de las operaciones de venta, como ha sucedido recientemente en Dinamarca y Suecia en el segmento de bonos basura.

La existencia de ETF de renta fija ha permitido crear un mecanismo para evi­tar las ventas masivas de bonos que ha­brían sucedido si todos los inversionistas en renta fija hubiesen contado solamente con fondos mutuales para invertir en esa familia de activos financieros.

En las semanas anteriores la Re­serva Federal creó el Mecanismo de Crédito Corporativo para el Mercado Secundario (SMCCF, por sus siglas en inglés), un programa de compra en el mercado secundario de bonos corpora­tivos y ETF de renta fija. La existencia de estos ETF hizo posible la creación de un canal adicional para que la FED pudiese intervenir en la estabilización de los precios de los mercados finan­cieros secundarios.

El uso de los ETF de renta fija —como dique de contención de la des­trucción causada por la venta masiva de títulos valores— es un atributo que deberá ser estudiado en detalle e in­corporado al debate sobre el papel de estos vehículos de inversión en el eco­sistema de los mercados financieros.

NARRATIVAS DE LA AYUDA PARA LA SALUD

María Gabriela Mata Carnevali, profesora del Área de Relaciones Internacionales y Globales, Universidad Central de Venezuela / @mariagab2016

La covid­19 ha puesto en emergen­cia la salud en todo el planeta; la

pandemia ha revelado graves limita­ciones estructurales y profundizado la desigualdad. Esto la convierte en un desafío mundial que requiere solida­ridad y cooperación internacionales. Al igual que sucede con la ayuda al desarrollo en general, la ayuda para el sector salud depende de unos po­cos donantes, y tanto los programas específicos como los discursos varían sensiblemente de uno a otro. Sus na­rrativas —explicaciones de objetivos y motivos— moldearán el sistema de ayuda que resulte de esta crisis, y tam­bién las que servirán para convencer a sus sociedades de la necesidad de un esfuerzo presupuestario mayúsculo en tiempos de estrecheces.

Estados Unidos y la OMSSin duda, la nota más llamativa en este concierto es el retiro de Estados Unidos de la OMS. La que alguna vez fuera denominada «primera potencia mundial» formalizó en julio su deci­sión de salir definitivamente del orga­nismo multilateral, acción que se hará efectiva en un año. Trump acusó a Chi­na de presionar a la OMS para «enga­ñar al mundo» sobre el virus y a esta de total ineficacia.

Dado que es el mayor contribu­yente de la agencia mundial de salud, su salida pone en duda la viabilidad financiera de la institución: compro­mete seriamente la continuidad de sus numerosos programas de atención médica y lucha contra diversas enfer­medades. El plazo de un año para la salida implica que puede quedar sin efecto si Trump pierde las elecciones

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7DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

La competencia geopolítica no se ha detenido con la covid-19, y las narrativas de la ayuda a la salud son un reflejo de ello

presidenciales de noviembre y su suce­sor así lo decide. Ahora bien, el gesto deja claro que la narrativa norteameri­cana sobre la ayuda para la salud está motivada políticamente en el marco de su rivalidad con China (BBC, 2020a).

La Unión Europea: un regreso de las fronterasPara Alemania la salud sigue siendo, fundamentalmente, una cuestión de desarrollo humano; y para Suecia, un aspecto esencial de la igualdad de géne­ro y del paradigma del desarrollo soste­nible. En España y en el Reino Unido, la salud se vincula a la lucha contra el cambio climático; pero para los britá­nicos es, además, una cuestión de se­guridad y preservación de los intereses nacionales. Estos enfoques básicos no han cambiado mucho a raíz de la pan­demia. Sin embargo, cabe reseñar un regreso de las fronteras que afecta sobre todo a migrantes y refugiados (Ortega, 2020). La Unión Europea mantendrá su peso específico en el mundo, en la me­dida en que sepa resolver sus problemas internos y gestione la crisis de un modo coordinado, integrado y solidario.

China, Rusia y el nacionalismo de las vacunasEn Asia se destacan China y Rusia. El discurso chino pretende lavar de culpas a su gobierno por el anuncio tardío de la enfermedad originaria de la provincia de Wuhan. En el marco de la llamada «diplomacia de las mascarillas», Beijing envía donativos a países en dificultades

que luchan contra el coronavirus, in­cluidas naciones de América Latina. En momentos en que Estados Unidos se concentra en su crisis, algunos expertos consideran que la potencia asiática in­tenta mejorar su posicionamiento glo­bal en la región (DW, 2020).

Rusia, por su parte, aprovecha la coyuntura para presentarse como do­nante de «ayuda técnica humanitaria», y reforzar su imagen de potencia en ascenso. No por nada participa en la carrera por fabricar una vacuna, de la que ya se autoproclamó vencedora. Es posible, para un país con menos recur­sos, contactos y peso político, fabricar mascarillas o protectores faciales. Pro­

ducir una vacuna o pruebas especiali­zadas es otra historia (Herrera, 2020).

Para contrarrestar los efectos de esta competencia de grandes ligas, en la que se destacan también las poten­cias occidentales, se ha afianzado un comportamiento notorio desde 2009, cuando algunos países monopolizaron la compra y la distribución de la va­cuna para la gripe porcina: el llamado «nacionalismo de las vacunas». Es un tema de Estado establecer acuerdos, solos o colectivamente, con el objetivo de producir y recibir las dosis necesa­rias para atender a su población. Un reparto equitativo es clave porque, al fin y al cabo, la pandemia no desapa­recerá hasta que todo el mundo esté inmunizado (Diario Concepción, 2020).

Los médicos cubanosUna somera revisión de este tema estaría incompleta sin una referencia a la ayuda cubana encarnada en sus médicos «de exportación». Desde 1960, el trabajo de estos médicos ha sido defendido por el gobierno comunista como un símbolo de su solidaridad con el mundo.

Fidel Castro se refirió a ellos en una oportunidad como su «ejército de batas blancas». Además de ser una fuente de orgullo y prestigio, constitu­yen un salvavidas económico para el régimen cubano, que le aporta mone­da extranjera. Por eso algunos se que­jan de ser explotados (BBC, 2020b).

En Venezuela son muy criticados, pues se sospecha de sus verdaderas intenciones y se cuestiona que ganen

mucho más que los médicos naciona­les, quienes, en general, están mejor preparados. Ahora, durante la pande­mia, solo a ellos llegan los equipos de bioseguridad en un trato discriminato­rio con base en la ideología.

Geopolítica y saludComo resulta evidente, la competencia geopolítica no se ha detenido con la co­vid­19, y las narrativas de la ayuda a la salud son un reflejo de ello. Lamenta­blemente, la OMS se encuentra entre las primeras víctimas. Su trabajo luce, por lo menos, «insuficiente». Urge pensar en un sistema global de salud ligado al ejercicio de los derechos humanos.

REFERENCIAS• BBC (2020a): «Estados Unidos se retira

de la OMS: Trump notifica oficialmente a Naciones Unidas de la salida de su país». 7 de julio. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias­internacio­nal­53329647

• BBC (2020b): «El mundo oculto de los médicos cubanos que son enviados a trabajar al extranjero». 15 de mayo. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mun­do/noticias­america­latina­48275780

• Diario Concepción (2020): «Editorial: el nacionalismo de las vacunas». 21 de agosto. https://www.diarioconcepcion.cl/editorial/2020/08/21/el­nacionalismo­de­las­vacunas.html

• DW (2020): «China envía material a América Latina para luchar contra la COVID­19». 20 de abril. Deuts­che Welle. https://www.dw.com/es/china­env%C3%ADa­material­a­am%C3%A9rica­latina­para­luchar­contra­la­covid­19/av­53193357

• Herrera, C. (2020): «Sputnik V: Rusia registra la primera vacuna contra la co­vid­19». 11 de agosto. Diario Concepción. https://www.diarioconcepcion.cl/mun­do/2020/08/11/sputnik­v­rusia­registra­la­primera­vacuna­contra­la­covid­19.html

• Ortega, A. (2020): «Coronavirus: tenden­cias y paisajes para el día después». Real Instituto Elcano. http://www.realinstituto­elcano.org/wps/wcm/connect/56c43c18­7853­4237­aa1e­b03b4ae4194d/ARI41­2020­Ortega­Coronavirus­ten­dencias­y­paisajes­para­el­dia­despues.pdf?MOD=AJPERES&CACHEID=56c43c18­7853­4237­aa1e­b03b4ae4194d

EL CISNE NEGRO Y LA RECOMPRA DE ACCIONES

Carlos Jaramillo, director académico del IESA.

Nassim Nicholas Taleb se hizo mundialmente famoso por seña­

lar las limitaciones de la estadística como campo del conocimiento, al no poder predecir el riesgo de eventos ra­ros. Para hacer más digerible esta idea a una audiencia general, Taleb acuñó la expresión «cisne negro», que desta­ca no solo lo impredecible de algunos eventos, sino también el alto costo de desarrollar planes de cobertura contra algo que no tiene forma definida, fe­cha de ocurrencia conocida o al menos previsible y mucho menos un impacto económico medible.

¿Cómo enfrenta la sociedad a los cisnes negros? Simplemente los igno­ra y reacciona a ellos cuando suceden, con altos costos de todo tipo. Por su­puesto, una vez sucedido el siniestro, los mea culpa y las exhortaciones a extraer lecciones no se hacen esperar.

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8 DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

Esto es precisamente lo que ocurre en este momento en las grandes econo­mías del mundo. Se critica duramente a muchas empresas de oferta pública por no haber creado fondos de segu­ridad que les permitieran sortear los primeros meses de la pandemia, sin tener que solicitar el sacrificio de em­pleados y proveedores y la ayuda de los gobiernos nacionales; es decir; los contribuyentes.

En este contexto de crítica colec­tiva ha surgido un grupo de congresis­tas demócratas en Estados Unidos que piden la prohibición de los programas de recompra de acciones. Su argumen­to es que estos mecanismos, en aras de mejorar oportunistamente la ren­tabilidad de los accionistas, privan a las empresas de recursos valiosos que podrían usarse para fortalecerlas patri­monialmente y hacerlas más resilientes frente a lo desconocido.

En los últimos tres años las em­presas pertenecientes al S&P 500 des­tinaron dos billones de dólares a la recompra de acciones. A juicio de los expertos, esta fue una de las principales causas del mercado accionario alcista que mató la COVID­19. Las líneas aé­reas, en particular, destinaron práctica­mente todo su flujo de caja libre de la última década a estos programas.

Para muchos el abuso en la reparti­ción de beneficios por la vía de la recom­pra de acciones se debe al cortoplacismo, uno de los grandes males de las empre­sas de oferta pública. Para responder a las exigencias de los inversionistas institu­cionales las empresas se valen de todos los mecanismos a su alcance; sacrifican, entre otras cosas, las inversiones en in­vestigación y desarrollo.

Los programas de recompra de ac­ciones, al reducir el volumen de recur­sos disponibles de las empresas, tienen

la función de evitar que los gerentes inviertan en proyectos destructores de valor que les benefician personalmen­te a expensas de los accionistas. Tam­poco existen pruebas, contra lo que muchos suponen, de una merma en la cantidad de dinero que las grandes corporaciones estadounidenses desti­nan a investigación y desarrollo; aun­que tales inversiones se han canalizado principalmente hacia las nuevas tecno­logías, debido a que las empresas de ese sector tienen excedentes propios y acceso a abundante capital de riesgo.

La creación de una reserva cor­porativa de efectivo para capear los malos tiempos pertenece a ese grupo de ideas que en una primera aproxi­mación lucen atractivas pero que, en la práctica, no prosperan porque no hay incentivos para hacerlas realidad. Para empezar, ¿cómo se calcula la cantidad de reservas necesaria para enfrentar un cisne negro? ¿Cómo se luchará contra las tentaciones de gastar tales reservas cuando, dentro de muchos años, la última pandemia no sea más que un borroso recuerdo?

Cuando el profesor Taleb señala­ba la imposibilidad de cubrirse contra la destrucción causada por la aparición de un cisne negro se refería, precisa­mente, a la dificultad de provisionar recursos para enfrentar una especie de quimera, sin rostro ni forma. La per­tinencia de los programas de recom­pra de acciones es un tema complejo. Abundan los conflictos de agencia en­tre gerentes y accionistas; entre quie­nes conocen a fondo las corporaciones y quiénes no. Es importante que las urgencias de una crisis no obliguen a los reguladores a eliminar un mecanis­mo de redistribución de recursos que, en balance, podría ser más beneficioso que perjudicial.

MARGEN DE SEGURIDAD: TRES PALABRAS CLAVE EN EL MUNDO DE LA INVERSIÓN

José Miguel Farías, gestor de fondos de Arca Asset Management y gerente de Mercado de MasValor Casa de Bolsa, S.A. Twitter: @JMFariasU

La crisis en los mercados financieros, cuyo catalizador fue el abrupto brote

del covid­19, puso a prueba el temple de muchos inversionistas. Después de una década de grandes alegrías para la mayoría de los agentes, ver los princi­pales índices de referencia caer precipi­tadamente propició una estampida del abarrotado teatro, que ahora se encon­traba en llamas.

Dado el tremendo desconocimien­to que rodeaba —y aún lo hace— la trayectoria del covid­19, y la debacle económica que puede dejar a su paso, muchos inversionistas consideraron que la hemorragia posterior a la caída del mercado era un entorno muy negativo para considerar la compra de acciones de cualquier tipo, por muy bajo que fue­se su precio. La secuencia a corto plazo de los acontecimientos desde finales de febrero hasta mediados de marzo con la posterior recuperación del mercado, proporciona un telón de fondo instruc­tivo que puede ayudar a curtir la forma de ver los mercados financieros.

La psicología de los inversionistas durante el caosSi algo enseñan grandes leyendas de la inversión, como Benjamin Graham, Warren Buffett o Seth Klarman, es que los períodos de intranquilidad en el mercado pueden ofrecer grandes oportunidades para comprar compañías financieramen­te sólidas a precios por debajo de su va­lor real. Este enfoque permite acrecentar

¿Cómo enfrenta la sociedad algo impredecible

y sin impacto económico medible? Simplemente

lo ignora y reacciona cuando sucede

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Los inversionistas no eligen conscientemente invertir de acuerdo con sus emociones, simplemente no pueden evitarlo

el «margen de seguridad»: la diferencia entre la cotización actual de una acción y su valor intrínseco.

Seth Klarman destaca en su libro Margin of safety que en situaciones de pá­nico el riesgo no desaparece, pero permi­te a un inversionista enfocado en el valor intrínseco equilibrar el riesgo calculado con el margen de seguridad que ahora proporcionan los precios de las acciones en medio de dificultades temporales. Seth Klarman recuerda que, como señaló Gra­ham en 1934, los inversionistas inteligen­tes «miran al mercado no como una guía para saber qué hacer, sino como un creador de oportunidades».

La exuberancia excesiva resul­ta en precios erróneos que pueden ser explotados por quienes son capa­ces de mantener una disciplina sobre sus emociones. Al igual que Graham, Klarman considera que la naturale­za humana abarca los extremos de la emoción: de la avaricia al miedo. Para la mayoría de las personas es difícil ac­tuar en oposición a sus emociones. Los inversionistas tienden a proyectar ten­dencias de corto plazo —tanto favora­bles como adversas— indefinidamente hacia el futuro, lo que también es un grave error.

El elemento fundamental en la gerencia de inversionesLa mayoría de los grandes gestores en la industria de la inversión han destaca­do que entender, reconocer y controlar el riesgo es el factor más importante al invertir. Por un lado, no hay «certeza» de que asumir un mayor riesgo resulte realmente en el logro de un mayor ren­dimiento. Los mejores inversionistas no apuntan al rendimiento. Se centran primero en el riesgo, y solo entonces deciden si el rendimiento proyectado justifica la adopción de cada riesgo en particular. Por otro lado, cuando la «manada» se centra exclusivamente en el rendimiento, con frecuencia los pre­cios suben y los rendimientos bajan, y ocurren momentos de sobrevaloración que terminan por golpear a todos los participantes. A pesar de que la inver­sión puede considerarse un juego de «suma cero», el enemigo del inversio­nista suele ser él mismo en la mayoría de los casos.

Si algo está claro es que los merca­dos no son siempre eficientes. Tienden a la eficiencia, y en algunos momentos es posible que algunos activos estén

perfectamente valorados, pero siempre habrá oportunidades para el inversio­nista metódico, capaz de reconocer los desajustes del mercado.

Los mercados son ineficientes debi­do a la naturaleza humana, innata, arrai­gada y permanente. Los inversionistas no eligen conscientemente invertir de

acuerdo con sus emociones, simplemen­te no pueden evitarlo. Esta actitud se exacerba durante los ciclos del mercado, en los cuales se ponen en evidencia los extremos de comportamiento, indepen­dientemente de la experiencia o la edu­cación del inversionista.

La importancia de un margen de seguridadLas enseñanzas recientes permiten es­tar al tanto de las reacciones impulsi­vas del público durante los vaivenes del mercado, para aprovecharlas cuan­do se repitan. Durante los períodos de crisis y euforia es previsible que mu­chos inversionistas actúen de la misma manera.

Siempre es aconsejable, por no decir imprescindible, buscar empresas que tengan un margen de seguridad aceptable. Es una cuestión de senti­do común que debe tener siempre presente el inversionista inteligente. Igualmente, es importante tener en cuenta que un alto margen de segu­ridad no impide perder dinero. Por ello, una medida adicional para dismi­nuir el riesgo es invertir en empresas con ventajas competitivas duraderas y negocios estables. Esta combinación aumenta las probabilidades de que su cartera esté preparada para cuando las cosas vengan mal. Y, si nada sale mal, seguro que los ganadores sabrán cui­dar de sí mismos.

CUANDO TINA NO ES UN NOMBRE DE MUJER

Carlos Jaramillo, director académico del IESA.

Si algo adoran los comunicadores de habla inglesa es un acrónimo;

en particular, si evoca una acción, el nombre de un animal o de una perso­

na. Dentro de este grupo se ha vuel­to muy popular últimamente «Tina», que no es un nombre de mujer ni un sinónimo de bañera, sino la versión corta de la frase there is no alternative («no hay alternativa»), que se usa en el contexto de las inversiones de ofer­ta pública para indicar que, pese a sus

altos precios, muchos inversionistas no encuentran otra alternativa que seguir comprando acciones de empresas.

La política de los bancos centrales de los países desarrollados de mante­ner bajas las tasas de interés —para enfrentar, primero, la Gran Crisis Fi­nanciera de la década pasada y, ahora, la pandemia más importante del últi­mo siglo— ha causado una gran dis­torsión en las reglas básicas del diseño de carteras de inversión. En un pasado muy reciente, quien quería ingresos compraba renta fija, y quien buscaba apreciación de capital la encontraba en acciones.

Hoy, cuando el rendimiento de los dividendos del S&P 500 está en el orden de 1,25 por ciento y el trea-sury a diez años oscila entre 0,6 y 0,8 por ciento, el mensaje oculto detrás de Tina es más que evidente. La diferencia de retorno entre renta variable y renta fija es aún más pronunciada en Euro­pa, donde las políticas de dividendos de las empresas de oferta pública tien­den a ser más generosas.

La percepción de que «no hay alternativa» produce, tanto en los ge­rentes de carteras de inversión como en sus clientes, la sensación de estar atrapados, de jugar el mismo juego que los demás, y muchos saben por expe­riencia que estas situaciones degene­ran tarde o temprano en una burbuja financiera. Si bien puede haber nichos de inversión, como la tenencia de oro o la posesión de criptoactivos, tales familias de activos no son suficiente­mente abundantes para desplazar a las acciones de oferta pública, dentro de la mezcla de activos disponibles para la mayoría de los inversionistas.

Detrás de Tina hay un gran su­puesto: muchas empresas de oferta pública serán capaces de navegar a tra­vés de la tormenta de la pandemia con márgenes de beneficios razonablemente

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Pese a sus altos precios, muchos inversionistas no encuentran otra alternativa que seguir comprando acciones de empresas

aceptables. Pero si lo que está ocurrien­do realmente es un interregnum, térmi­no extraído del derecho romano para designar situaciones en las que no exis­te liderazgo, el viejo orden deja de tener vigencia y no termina de emerger uno nuevo, entonces estamos en verdaderos problemas.

En un interregnum la recesión glo­bal se transformaría en una estanca­ción: período de mínimo crecimiento económico acompañado de bajas utili­

dades corporativas, flujos de efectivos menguados y reducción de dividendos. Por lo tanto, los precios de las acciones deberían caer significativamente.

Tina es una estrategia de impulso (momentum) consistente en una apuesta: los factores que han empujado al alza a un sector de actividad económica segui­rán haciéndolo durante un tiempo más. Ese impulso se mantendrá mientras los actores económicos así lo crean.

Para los inversionistas y sus asesores la pregunta es: ¿habrá llegado el momen­to de abandonar a Tina? No existe una respuesta clara a esta pregunta.

Todo dependerá de la evolución de la pandemia. Si las economías na­cionales son capaces de abrirse nueva­mente, manteniendo controlados los contagios y con los sistemas de salud operando por debajo de sus máximos de capacidad de atención, Tina seguirá siendo la mejor estrategia.

Pero si el escenario emergente es un interregnum habrá llegado el momento de abrazar la renta fija, con sus magros rendimientos. No habrá muchas cosas interesantes que contar a los nietos con esta estrategia, pero muy probablemente habrá algún dinero que dejarles.

EL PENSAMIENTO CRÍTICO: ¿CUÁNDO ESTAMOS EN POSICIÓN DE ELEGIR?

Claudia Álvarez Ortiz, profesora del IESA.

La humanidad está experimentando la denominada «era del cerebro»,

gracias a que ha alcanzado un conoci­miento cada vez más detallado del fun­cionamiento de tan importante órgano. La neurociencia ha iluminado muchas

rutas cerebrales que preservan la vida y sientan las bases para la evolución de las generaciones siguientes.

Entre las disciplinas que se bene­fician con los avances de la neurocien­cia se encuentra la del «pensamiento crítico», entendido como la capacidad personal de razonar para sopesar op­ciones, evaluar información y llegar a conclusiones sólidas, bien justificadas y argumentadas. Como área de in­vestigación científica ha emigrado de

la lógica formal para adentrarse en el terreno del uso del lenguaje como he­rramienta que vehicula el pensar y da soporte a la toma de decisiones.

La capacidad de decidir —elegir lo que se desea y se necesita— es con­sustancial al ser humano y, además, evidencia de un pensamiento de carác­ter crítico. El Foro Económico Mundial ha catalogado el pensamiento crítico como una de las competencias más importantes de la cuarta revolución in­dustrial, cuando el futuro del trabajo luce tan cambiante y retador para el ser humano (WEF, 2018).

A la sociedad del conocimiento, que basa sus avances en las innova­ciones científicas y tecnológicas, le ha tocado en suerte experimentar emo­ciones y sentimientos de repercusiones medievales: los miedos irracionales asociados con pandemias. La irrup­ción del covid­19 resalta una crisis subyacente: hombres y mujeres, en todo el planeta, se han acostumbrado a vivir con estrés, con padecimientos psicosomáticos y enfermedades cróni­cas, degenerativas o terminales, que se han vuelto ya comunes (hipertensión, diabetes, cáncer, entre otras). Para empeorar el panorama, las adicciones han ampliado su espectro y ya se ha­bla con suma frecuencia de personas obsesionadas por el trabajo, internet, celulares, comida chatarra, ansiolíticos y somníferos, sexo, juego, alcohol o drogas. Es un tiempo de personas de salud precaria, con existencias ansiosas y afanosas.

El ser humano nació para ser libre y realizarseAbundan las obras religiosas, filosó­ficas y políticas en cuyas páginas se

afirma la condición libre del hombre y su pleno derecho a la realización personal. Pero, si ello es así, ¿por qué, entonces, cuesta tanto alcanzar la vida plena? ¿Por qué la paz, la salud, la fe­licidad y la prosperidad se tornan tan esquivas?

Las respuestas más convincentes guardan relación con el funcionamien­to cerebral. Según los neurocientíficos, el ser humano produce entre 60.000 y 70.000 pensamientos al día, pero en más del noventa por ciento de las veces tienden a repetirse los pensamientos del día anterior. Las personas quedan atrapadas en un ciclo de redes neuro­nales «de pasado» que les lleva a vivir un futuro muy predecible (Dispen­za, 2020). Tal ciclo «de pasado» está constituido por esquemas mentales que estructuran los modos de pensar, actuar y sentir. Cuando alguien desea o necesita elegir una ruta diferente de la rutinaria, es imprescindible que co­bre conciencia de este mecanismo, que convierte la idea de cambio en un au­téntico reto.

Las respuestas de las personas frente al entorno son mayormente re­activas: creen que eligen, cuando en realidad se limitan a repetir respuestas inconscientes que siempre producen resultados idénticos. Esto explica el caso de las personas que quieren de­jar de fumar, pero la recurrencia del cigarrillo las frustra y desalienta, o el de quienes, con mucho ánimo, inician una dieta para días después caer en la tentación de los viejos hábitos alimen­ticios. Abundan los «decididos» a em­prender un nuevo negocio o redefinir su carrera profesional, pero se desani­man y paralizan por las condiciones del entorno.

La denominada «nueva norma­lidad» implica, en muchos casos, una brusca imposición de transformaciones e incorpora al análisis de decisiones un amplio conjunto de nuevas variables. No en todos los casos cambiar se con­vierte en un desafío exigente. Muchas personas eligen un cambio radical en sus vidas o en sus negocios, y lo logran al primer intento porque tienen las condiciones —individuales u organi­zacionales— para lograrlo. El asunto es estar conscientes de que se requie­ren ciertas condiciones para elegir y ejercitar lo elegido.

¿Cuándo está una persona real­mente en posición de elegir? ¿Cuáles

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condiciones debe satisfacer para acti­var un cambio real y duradero en su vida? Si el análisis de opciones fuese algo sencillo, bastaría con representar en un gráfico las opciones y calibrar los pros y los contras. Pero, por lo general, no funciona así. Las respuestas tienen que ver con la aplicación de habilida­des reflexivas.

El ser humano nació para ser libre y realizar cabalmente su personalidad. La vida es un regalo digno de disfrute. Estas deberían ser las premisas que de­terminaran las elecciones más esencia­les. Pero lo cierto es que muchas veces una persona no sabe bien qué quiere ni qué requiere para alcanzar su pleni­tud. En ocasiones puede incluso saber «desearla», pero nunca sabrá a ciencia cierta si llegará a obtenerla.

La investigación muestra cómo entre el ochenta y el noventa por cien­to de activación de los ciclos de pasado le gana la partida al diez por ciento de deseo consciente de cambio (Dispen­za, 2020). Para que una persona pueda ejercitar su libertad de elección necesi­ta, primero, cobrar conciencia de este mecanismo psicológico. La persona despierta a la conciencia cuando mira con detenimiento el «equipaje» de su pasado. El autoconocimiento es una disposición fundamental para lograr cambios y ese cambio es posible, por­que como afirmaba el psicólogo hu­manista Carl Rogers, todo ser humano tiene dentro de sí una corriente fun­damental hacia la mejora y el cambio (Rogers, 1986: 63).

Con frecuencia las personas no son conscientes de que sus mentes es­tán bloqueadas por creencias o patro­nes limitantes, que los dejan anclados a conductas innecesarias o dañinas. Ta­les patrones limitantes se manifiestan como relaciones personales de depen­

dencia, adicciones, emociones, rigide­ces de conducta, rebeldía o malcriadez, traumas y conflictos. Los patrones de conducta son como nudos gordianos, que atan al sujeto a lo que ya no quiere.

Las personas están constituidas por valores, principios y virtudes que desean preservar. El meollo de la cues­tión es saber y poder elegir —con crite­rio propio— lo más útil para continuar el camino. La idea es ser más «elección presente» y menos pasado.

Cuando el ser humano elige experi­mentar una vida plena tiene que desatar los nudos que lo atan a sus hábitos men­tales del pasado. Solicitar ayuda puede ser una buena decisión para descubrir puntos ciegos, sanar conflictos, soltar amarres. En la actualidad, y si así lo de­sea, toda persona puede acceder al co­nocimiento necesario de la ciencia para comenzar a crear circuitos nuevos, rutas nuevas en el cerebro mediante la ima­ginación, la visualización y la creación de nuevas interpretaciones, acciones y emociones. Es imperativo un «viaje in­terior» para ganar libertad del pasado. Este conocimiento se complementa con fortaleza de carácter, disciplina y volun­tad para proponerse un cambio y real­mente alcanzarlo.

La ciencia del cambio requiere que las personas pacten nuevos acuer­dos con ellas mismas y, de paso, cobren conciencia de la conveniencia de mante­nerse apegadas a la base neuropsicoló­gica del aprendizaje, porque las células nerviosas que no se activan se disipan. En ello consiste la decisión de soltar pa­trones y creencias limitantes, a objeto de ganar espacios de creación. Lo que no se usa, se pierde.

El pensamiento crítico se convier­te en una herramienta para explorar nuevas oportunidades y para «ganar» una posición real de cambio. Al mismo

tiempo, implica un acto de humildad y de coraje. Humildad, porque se acepta el bagaje de pasadas limitaciones, y co­raje, porque se decide cambiar aquello que ya no es útil.

El camino a la posibilidad de elegir es, a veces, doloroso y cuesta arriba. Implica un crecimiento personal que desemboca en la conversión en adultos maduros, libres y responsables. La madu­rez se refleja en el conocimiento exacto de lo realmente necesario, en obtención de autonomía en las decisiones, gracias a una mayor fortaleza de carácter y disci­plina. Es sabiduría y voluntad de elegir lo requerido para la vida plena.

Un ser humano libre es aquel que se ha liberado de su pasado, y sabe conseguir una pausa entre estímulo y respuesta: un espacio y un tiempo para determinar una respuesta propia, consciente y responsable. Puede ya ele­gir por sí mismo, tomar decisiones con los ojos bien abiertos, y asumir las con­secuencias de sus actos de voluntad, porque sencillamente les son propias.

¿Está preparado el ser humano, en su «nueva normalidad», para enfrentar el cambio que tanto dice anhelar? ¿Está en posición de elegir un cambio positi­vo y perdurable, tras superar las prác­ticas limitantes anidadas en su propio cerebro? Reinventarse implica superar, en primer lugar, la propia inercia y li­mitación. Y ese camino siempre es un camino de conciencia.

REFERENCIAS• Dispenza, J. (2020): «Rewired». Episodio 1.

https://www.youtube.com/watch?v=zO3bI1gAmVs&list=PLyZsQQGhUdk74Ih_XhzLXsH8­caPxzr3B

• Rogers, C. (1986): El camino del ser. Barcelona: Kairós.

• WEF (2018): «The future of jobs report». The World Economic Forum. https://www.weforum.org/reports/the­future­of­jobs­re­port­2018

Con frecuencia las personas no son conscientes

de que sus mentes están bloqueadas por creencias

o patrones limitantes, que los dejan anclados

a conductas innecesarias o dañinas

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Una de las promesas de la gestión pública por resultados es que los funcionarios tomen decisiones basadas en información sobre resultados e impactos de las políticas. Pero para producir intervenciones más informadas se requiere la interacción de factores individuales, organizacionales y contextuales.

LA GESTIÓN PÚBLICA por resultados es el paradigma de reforma administrativa dominante en la actualidad. Este modelo implica centrar la atención de los funcionarios públicos en el análisis de resulta­dos (outputs) e impactos (outcomes) al tomar decisiones sobre políticas. Esto requiere el diseño y la puesta en marcha de sistemas de producción de información de desempeño (indicadores y evaluaciones) y la formali­zación de rutinas que introduzcan tales prácticas en los procesos organizacionales.

El modelo lógico de la gestión pública por resultados sugiere que, si los funcionarios basan sus deci­siones en información sobre los resultados de los programas, mejorará el desempeño de su organización; es decir, decisiones más informadas y rigurosas producirán mejores intervenciones públicas. Empero, este argumento no escapa a la polémica. En primer lugar, existe un amplio consenso en la literatura con respecto a que los procesos de decisión en la gestión pública —incluso los que ocurren en el ámbito gerencial— son esencialmente políticos y que tratar de racionalizarlos, sin considerar las lógicas del poder y los intereses de los actores, es una tarea ingenua y simplista. Además, la mera existencia de prácticas de medición no se traduce automáticamente en mejores resultados institucionales. Para que la información de desempeño produzca consecuencias beneficiosas, es necesario que los gerentes usen tal infraestructura en sus decisiones cotidianas.

El último punto parece una perogrullada, pero no lo es. El lector se preguntará: ¿cómo es posible que una organización pública mida su gestión y no utilice esos datos para tomar decisiones? Este es un problema mundial que afecta la implementación de las reformas de gestión pública por resultados. Diversos hallazgos de investigación, tanto en su enfoque metodológico como en el contexto institucional examinado, respaldan esta argumentación. Por ejemplo, en agencias públicas de Australia (Taylor, 2011) y Estados Unidos (Johan­sen y otros, 2016) se ha encontrado poca disposición de los gerentes a utilizar información de desempeño en la gestión de las operaciones. La misma tendencia se observó en el análisis de las decisiones de asignación

Víctor Carrillo, profesor del IESA.

Víctor Carrillo

¿MÁS INFORMACIÓN ASEGURAMEJORES POLÍTICAS?

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presupuestaria de los legisladores en gobiernos nacionales y municipales de Estonia (Raudla, 2012), Alemania e Italia (Grossi y otros, 2016), y en el contexto local holandés (Ter Bogt, 2004).

Factores que impulsan el uso de información de desempeño en las decisiones públicasEn la actualidad, gran parte de los gobiernos de América La­tina (y del mundo en general) están reestructurando sus apa­ratos administrativos con base en los principios de la gestión pública por resultados (Pollitt y Bouckaert, 2011). En este escenario, es pertinente conocer las palancas o catalizadores fundamentales que favorecen la utilización de información de desempeño en las organizaciones, y así facilitar el diseño de paquetes de reforma más efectivos. Los hallazgos de la investigación sobre el tema permiten identificar tres tipos de factores: individuales, organizacionales y contextuales.

Factores individuales• Motivación al servicio público: grado en que el fun­

cionario le encuentra significado y valor social a su función, más allá de las recompensas materiales. En municipios de Estados Unidos se encontró una sólida relación positiva entre esta variable y el uso de informa­ción de desempeño: «Un aumento de una unidad en la escala motivación al servicio público de 30 puntos da como resultado un aumento de 0,04 en la escala de uso de información de desempeño de 6 puntos» (Moynihan y Pandey, 2010: 859). En un estudio posterior, se intro­dujo la expresión «modelo prosocial de gestión» para indicar que «el impacto social percibido del trabajo de los empleados da forma a su uso informado de los da­tos de desempeño» (Moynihan y otros, 2012: 478). De estos estudios se desprenden dos claras implicaciones de política para el diseño de los paquetes de reforma de gestión pública por resultados: 1) es necesario no solo que la estructura de incentivos y control de los fun­cionarios responda al clásico dilema agente­principal (mediante la creación de estrictos contratos de gestión y remuneraciones basadas en desempeño) sino también que el liderazgo establezca narrativas sobre cómo las nuevas políticas sirven mejor a los ciudadanos y, de esta manera, incentivar la motivación al servicio público de los ejecutores de programas; y 2) los procesos de reclu­tamiento y selección del sector público deben prestar especial atención a los valores prosociales de los candi­datos que desean integrar el servicio civil.

• Dimensión cognitiva: el uso de información de desem­peño para la toma de decisiones es un tipo de compor­tamiento organizacional (Moynihan y Pandey, 2010) y, como tal, es influido por la actitud y la presión social que experimentan los gerentes en sus actividades ruti­narias (Kroll, 2015). Taylor (2011) mostró, mediante modelos matemáticos, que en la medida en que los in­dividuos estén más convencidos de los beneficios or­ganizacionales del sistema de medición, mayor será la probabilidad de integrar indicadores de desempeño en sus procesos medulares. El convencimiento de los fun­cionarios tiene dos implicaciones prácticas. En primer lugar, la oficina dedicada a sistematizar la información de desempeño en la organización debe poseer sobradas capacidades para ajustar este insumo a las necesidades de los actores; generalmente, los funcionarios electos suelen estar más interesados en información estratégica

y macroeconómica que afecta a sus carreras, mientras que los burócratas prefieren obtener datos sobre los resultados operativos de las políticas (Hill y Andrews, 2005). En segundo lugar, las reformas de gestión públi­ca por resultados deben contar con el apoyo de líderes capaces de crear narrativas que expresen claramente los beneficios del uso de información de desempeño para la organización (relacionar las nuevas rutinas administra­tivas con la solución de problemas concretos que inco­modan a los funcionarios).

Factores organizacionales• Madurez del sistema de medición del desempeño: cali­

dad de los documentos de planificación y seguimiento, y rutinización de las prácticas de uso de información de desempeño en la organización. Lo primero se refiere al diseño de instrumentos de difusión de información de desempeño (formatos, documentos) que sean cortos y de fácil acceso, presenten la información gráficamente y se centren en indicadores de resultados e impactos. La fa­cilidad de visualizar la información de desempeño es un elemento clave en la toma de decisiones. Un reciente es­tudio experimental, realizado con funcionarios estadou­nidense concluyó: «... presentar a los gerentes de salud

pública de Estados Unidos información mostrada gráfica­mente, en lugar de información numérica, puede inducir aumentos incrementales en su intención percibida de usar esos datos». El segundo elemento tiene que ver con las actividades de integración de la información producida. Por sí solos, los formatos de información de desempeño no resultan en decisiones más informadas. Es necesario institucionalizar las prácticas de uso de información en las rutinas organizacionales (instaurar prácticas recurrentes, formales e informales, aceptadas por los actores).

• Cultura organizacional: los valores compartidos por los miembros de la organización son un factor clave en el uso de información de desempeño. Saliterer y Ko­rac (2013) concluyeron, en un estudio de municipios austriacos, que la cultura organizacional es la palanca fundamental de este comportamiento. Más específica­mente, la toma de decisiones informadas se vincula con la existencia de una cultura innovadora, abierta y tole­rante al riesgo (Moynihan y Pandey, 2010), y con la pre­sencia de valores racionales orientados a la planificación y el establecimiento de objetivos y metas de desempeño (Taylor, 2011). Estos hallazgos deben tomarse con pre­caución. Considerar la cultura organizacional la variable independiente definitiva, cuya ausencia impediría el uso de información de desempeño, implicaría incurrir en una postura determinista, nada útil para los procesos de reformas de gestión pública por resultados. La cultura puede ser entendida como una variable mediadora, que amplifica o disminuye los efectos de otros factores. En este caso, la implicación de política es que los líderes deben introducir o reforzar ciertos valores en las orga­nizaciones, mediante narrativas e incentivos, y así crear un ambiente propicio para la gestión por resultados.

Los políticos sometidos a entornos de austeridad fiscal utilizan menos información de desempeño en sus decisiones que quienes administran en economías saludables

¿Más información asegura mejores políticas? TEMA CENTRAL

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TEMA CENTRAL ¿Más información asegura mejores políticas?

Factores contextuales• Crisis fiscales: podría esperarse que un modelo de ges­

tión atado a la eficiencia del sector público sea utiliza­do mayormente en contextos de depresión económica. Pero, irónicamente, este no parece ser el caso de la ges­tión pública por resultados. Bjørnholt y otros (2016, p. 560) denominaron el uso de información de desempeño «la política de los buenos tiempos», pues los políticos sometidos a entornos de austeridad fiscal utilizan me­nos información de desempeño en sus decisiones que quienes administran en economías saludables. Una po­sible explicación de esta aparente paradoja fue ofrecida por Raudla y Savi (2015), en un estudio de caso que analiza las decisiones de recorte presupuestario ejecuta­das por funcionarios de ministerios estonios. Tal com­portamiento se atribuye a las enormes restricciones cog­nitivas y temporales que enfrentaban los funcionarios (no tenían tiempo para pensar), quienes optaban por aplicar recortes lineales en todas las áreas.

• Tamaño de la población: estudios sobre la implementa­ción del presupuesto público basado en desempeño han mostrado que la densidad poblacional afecta el uso de información de desempeño en las decisiones presupues­tarias (Bellamy y Kluvers, 1995; Hijal­Moghrabi, 2017). La lógica detrás de este planteamiento proviene de la teoría de la innovación: los espacios con altos volúme­nes poblacionales poseen mayores recursos financieros y mano de obra especializada que mejoran sus capaci­dades de innovación.

La clave: dinamizar la mayor cantidad de factores para incentivar el uso de información de desempeñoImpulsar el uso de información de desempeño para obte­ner procesos decisorios más enfocados en los resultados de las políticas no es una tarea sencilla. La revisión bibliográfi­ca realizada sugiere algunos factores que deben tomarse en cuenta para esta compleja empresa. Una implicación práctica es que no existe una solución o variable mágica. Si una or­ganización pública (o la sociedad en su conjunto) se plantea como meta tomar decisiones mejor informadas, su liderazgo debe aplicar un modelo que dinamice diversas variables si­multáneamente para crear un ambiente propicio.

Desarrollar mejores servicios públicos en América La­tina requiere incrementar el volumen y la calidad de la in­versión. Pero, adicionalmente, es necesario propiciar que los formuladores de políticas elijan la opción que produzca ma­

yores beneficios (resultados e impactos) al menor costo po­sible. Para ello es necesario establecer un clima en el sector público, donde los factores individuales, organizacionales y contextuales se refuercen mutuamente.

REFERENCIAS• Ballard, A. (2020): «Promoting performance information use through

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Los líderes deben introducir o reforzar ciertos

valores en las organizaciones, mediante narrativas

e incentivos, y así crear un ambiente propicio

para la gestión por resultados

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15DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

Las asociaciones permiten incorporar financiamiento privado a proyectos de infraestructura para mejorar servicios públicos. Su éxito está condicionado por variables objetivas y subjetivas, entre las que se destacan las competencias del sector público.

LA MEJORA DEL DESEMPEÑO del sector público es un tema recurrente en los distintos procesos de reforma, y un gran desafío para los responsables de gerenciar el sector público. Implementar exitosamente una política es quizás el principal reto para los gobiernos, no solo por las limitaciones de recursos —especialmente financieros— sino también por las necesidades de la ciudadanía, que han ido en aumento, cuya participación en el diseño y la evaluación de las políticas toma creciente protagonismo.

Las organizaciones públicas —especialmente en las instancias territoriales de poder— han explorado variadas opciones para lograr el impacto esperado de sus proyectos. Han llegado a plantearse, entre otros asuntos, la necesidad de trabajar de manera coordinada con otros actores, y dar paso al gobierno colaborati­vo, tan en boga en las últimas décadas (Mariñez, 2016; Ramírez, 2011). La mayor cantidad de proyectos para mejorar la prestación de servicios públicos se ha desarrollado con el sector privado, del cual se han resaltado sus bondades en términos de eficiencia desde hace muchas décadas, y cuya incorporación en lo público fue una de las principales premisas del conjunto de reformas impulsadas por la Nueva Gestión Pública a finales de los años setenta (García, 2007; Schröder, 2006).

La escasez de recursos como impulso para la creación de asociacionesEn la década de los ochenta, América Latina vivió la denominada «década perdida», producto de la crisis de deuda externa de ese período, que dio paso a un conjunto de reformas económicas: desregulación, flexibili­zación financiera y privatización. En este contexto, muchos países de la región impulsaron los ajustes nece­sarios —según las recomendaciones del Banco Mundial— para concretar un cambio de modelo económico que permitiera recuperar la inversión en proyectos de vital importancia para el desarrollo.

Por esta razón, como un efecto de la escasez de fondos públicos derivada de la crisis, surgen las aso­ciaciones público­privadas: una figura que permite incorporar financiamiento privado a proyectos de in­fraestructura para mejorar servicios públicos (Gherman, 2013; Polack, Martínez y Ramírez, 2019). La crisis financiera de 2008 también sirvió de propulsor del interés en el desarrollo de asociaciones; especialmente para proyectos de infraestructura, tanto en países en desarrollo como desarrollados, con el objetivo de cubrir el déficit de financiamiento originado por las crisis económicas, tan recurrentes en este siglo.

Adriana Jiménez, profesora invitada del IESA.

Adriana Jiménez

ASOCIACIONES PÚBLICO-PRIVADAS: UNA OPORTUNIDAD DE MEJORA PARA EL SECTOR PÚBLICO

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16 DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

El Banco Mundial (2017) define la asociación público­privada como

... un acuerdo entre el sector público y el sector priva­do en el que parte de los servicios o labores que son responsabilidad del sector público es suministrada por el sector privado bajo un claro acuerdo de objetivos compartidos para el abastecimiento del servicio públi­co o de la infraestructura pública.

Estas asociaciones deben cumplir tres condiciones: 1) parti­cipación privada al menos en el financiamiento y en la ges­tión de los proyectos, 2) efectiva transferencia del riesgo y 3) relación contractual de largo plazo (Freigedo, Fuentes y Milanesi, 2015).

Estas condiciones constituyen un marco de referencia para el desarrollo y la evaluación de las asociaciones en dis­tintas regiones, con base en las experiencias de éxito y fraca­so, en busca de un conjunto de elementos esenciales para su

implementación. Si bien existen diferencias en los plantea­mientos de investigadores y organismos, hay un conjunto de variables recurrentes en las cuales debe ponerse énfasis. Una revisión sistemática de estudios de casos sobre la gobernanza de las asociaciones con el objetivo de desarrollar un marco teórico arrojó 21 problemas; entre los más graves destacaban «la cooperación, la confianza, la comunicación, la capacidad, la asignación y la distribución de riesgos, la competencia y la transparencia» (Xiong, Chen, Wang y Zhu, 2019: 106).

Un marco ideal para la implementación de asociaciones requiere voluntad política, régimen legal y regulatorio apro­piado, selección, diseño y desarrollo de buenos proyectos, asignación del riesgo al sector privado y mercado financiero en condiciones de proporcionar la inversión necesaria (Del­mon, 2015). Polack y otros (2019) señalan que es necesario contar con un marco regulatorio coherente y claridad en las responsabilidades asignadas a los actores y en los mecanis­mos de supervisión, transferencia de riesgo y sistemas de compensación.

Los distintos autores hacen referencia tanto a variables que pueden considerarse subjetivas —confianza y volun­tad política, por ejemplo— como a variables objetivas, tales como asignación de riesgo y marco regulatorio. Cuando se consideran no solo los trabajos conceptuales sino también los análisis de experiencias que han podido sistematizar ele­mentos claves para el desenvolvimiento de este tipo de arti­culaciones simbióticas entre el sector público y el privado, se plantea un conjunto de «variables de éxito» para la imple­mentación de una asociación.

Variables de éxito en la implementación de asociacionesLa existencia de un marco legal adecuado permite tener claras las reglas de juego para incentivar al sector privado a participar en la mejora de los servicios públicos. Botero (2017) señala este elemento como uno de los primeros pa­sos que han dado muchos países de América Latina durante el proceso de implementación de asociaciones, para contar con leyes que permitan aplicar el modelo. Colombia y Chile

son Estados pioneros en la región, con el establecimiento de leyes que permitieron la participación del sector empresarial en asuntos públicos.

Una segunda variable, que va de la mano con el marco regulatorio, es la voluntad política que se expresa en la dis­ponibilidad del apoyo de las máximas autoridades del país para el desarrollo de los proyectos. Como señala Delmon (2015: 13), «en la mayoría de los países con programas de asociaciones exitosos, el programa y los proyectos iniciales contaron con el respaldo firme y personal del presidente o del primer ministro». Xiong y otros (2019) mencionan tres variables clave, cuya responsabilidad recae también en el li­derazgo político: confianza, cooperación y comunicación. El sector público debe ser el promotor de este tipo de valores o principios frente al sector privado, por ser el gobierno quien debe llevar el control del proyecto y para garantizar la per­manencia de las iniciativas mediante la generación de víncu­los sólidos entre ambos actores.

Botero (2017) destaca otro elemento de éxito en el hecho de que cada gobierno cuente con una oficina con personal capacitado para encauzar los proyectos de asociaciones, como sugieren organismos multilaterales como el Banco Mundial y la Organización Internacional del Trabajo. En América La­tina, once países han legislado y creado oficinas con este obje­tivo. Trabajar en instancias de coordinación para un adecuado seguimiento de los proyectos de asociaciones es uno de los principales retos que enfrentan los gobiernos para lograr un mayor aprovechamiento de estas herramientas (Delmon, 2015; Polack y otros, 2019; Zagozdzon, 2020).

El tercer grupo de variables son las económicas. Según Kumar (2019: 84): «la condición macroeconómica estable es un prerrequisito y condición necesaria para invitar a las empresas privadas a desarrollar infraestructura… posterior­mente, ciertas medidas prudenciales de política fiscal pue­den ser útiles para contener riesgos fiscales adicionales», lo que brinda garantías al sector privado al realizar inversiones en proyectos de mejora de servicios públicos e infraestructu­ra, que suelen ser el foco de las asociaciones. Para Yang, Hou y Wang (2013), los países en desarrollo necesitan conocer el mercado y generar condiciones favorables para establecer alianzas.

Una oportunidad de mejora para el sector públicoEl incremento del número de asociaciones en todo el mun­do ha llevado a los gobiernos a trabajar en el desarrollo de capacidades y herramientas que les permitan tener un mejor control de los proyectos. Este crecimiento se convierte en un elemento motivador para diseñar indicadores de desempeño que permitan evaluar la gestión, no solo de las empresas, en la ejecución de los contratos, sino también de las institucio­nes del sector público encargadas tanto de la prestación de servicios como del seguimiento de actividades, según el tipo de asociación que se desarrolle. Principios como la eficien­cia, la eficacia y la transparencia constituyen claves de éxito, y han sido pilares del proceso de reforma impulsado por or­ganismos multilaterales con distintos gobiernos, tanto en sus marcos regulatorios como en las estructuras de gobernanza creadas para el impulso de las asociaciones.

El surgimiento de herramientas tecnológicas viene dado en buena parte por la limitación de recursos, que ha llevado a las instituciones del sector público a implementar meca­nismos para su manejo eficiente. Por esta razón, la gestión con base en el desempeño o por resultados cobra importan­cia en las últimas décadas y se vincula estrechamente con la

El desarrollo de asociaciones público-privadas ha llevado a las sociedades y a los gobiernos a trabajar aún más en la rendición de cuentas, como parte fundamental de la cultura política

TEMA CENTRAL Asociaciones público-privadas: una oportunidad de mejora para el sector público

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incorporación de las asociaciones a la provisión de servicios públicos. En efecto, diversos autores coinciden en que los contratos de asociaciones deben enfocarse en el desempeño y los resultados (Polack y otros, 2019). Este es el enfoque tradicional del sector privado, al cual le interesa, antes que tener la mirada puesta en todos los detalles del proceso de contratación (enfoque imperante en el sector público), que el producto o el servicio sean de calidad, según estándares reconocidos.

La existencia de instancias de control y seguimiento del proceso de contratación de asociaciones cumple el objetivo de garantizar la creación de valor público. La incorporación de estas herramientas tecnológicas en el sector público ha impulsado a las instituciones a mejorar sus capacidades para hacer frente al conjunto de exigencias asociadas con cada estructura de gobierno.

El desarrollo de asociaciones público­privadas ha lleva­do a las sociedades y a los gobiernos a trabajar aún más en la rendición de cuentas como parte fundamental de la cultura política. Los ciudadanos exigen entender la participación de empresas en los servicios públicos y los gobiernos necesitan justificar las necesidades de inversión, incluso atraer nuevos contratos que aseguren la satisfacción de las demandas socia­les en un entorno de recursos limitados.

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Un marco ideal para la

implementación de asociaciones

requiere voluntad política,

régimen legal y regulatorio

apropiado, buenos proyectos,

asignación del riesgo al sector

privado y mercado financiero

en condiciones de proporcionar

la inversión necesaria

Asociaciones público-privadas: una oportunidad de mejora para el sector público TEMA CENTRAL

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18 DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

La cobertura universal de salud es uno de los retos más exigentes establecidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La experiencia muestra que los países con mayores asignaciones públicas alcanzan más protección financiera y acceso a servicios. Para identificar las políticas requeridas es esencial el análisis de las alternativas de medición y las brechas de los países.

PARA EL AÑO 2030 se deberá alcanzar la cobertura universal de salud. Ese es el compromiso al cual se han adherido todos los países del mundo. Esto significa, en la práctica, que para ese año todos los hogares del planeta deberán contar con protección financiera y acceso a los servicios de salud, tal como establece el Objetivo 3.8 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

El Objetivo 3.8 indica que la cobertura universal tiene dos dimensiones: 1) protección financiera (ga­rantizar que cada hogar pueda hacer frente a los costos asociados con las contingencias de la salud) y 2) acceso a los servicios de salud que sean necesarios para prevenir o tratar enfermedades en la cantidad y la calidad requeridas. La protección financiera precede al acceso a los servicios: es fundamental establecer ex ante la inclusión de las personas y familias para garantizar la prestación de servicios.

La aspiración expresada en los ODS es que la protección financiera incluya a todos los hogares. En esta premisa se resume el conocimiento acumulado en el último siglo sobre las modalidades de protección financiera en salud. Los países que han consolidado sistemas de financiamiento público de los servicios de salud han garantizado, en mayor medida, el acceso y la calidad de manera inclusiva.

La razón para priorizar el financiamiento público radica en las características específicas de la organiza­ción de los servicios de salud. Dado que las enfermedades y discapacidades están asociadas con el grado de información y los ingresos de las familias, se requiere el financiamiento público para minimizar la exclusión. Por ello, en los países más avanzados, el financiamiento de la salud proviene de fuentes públicas, sean deri­vadas de los recursos fiscales, de las contribuciones de la seguridad social o de una combinación de ambas.

Marino J. González R., profesor de la Universidad Simón Bolívar y miembro correspondiente de la Academia Nacional de Medicina / [email protected]

Marino J. González R.

EL DESEMPEÑO DEL SECTOR PÚBLICO EN LA COBERTURA UNIVERSAL DE SALUD

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19DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

La pregunta central para alcanzar la protección finan­ciera en salud se refiere a la calidad del financiamiento pú­blico; es decir, si tal financiamiento cumple efectivamente el objetivo de que toda la población tenga la protección reque­rida. Para ello es fundamental considerar tres aspectos: 1) la medición adecuada de la protección financiera, 2) el grado de protección financiera en los países de mejor desempeño y 3) las implicaciones de políticas derivadas.

Medición de la protección financieraUn reto muy relevante para la medición de la protección financiera en salud es contar con un método que facilite dis­poner de información de los hogares, y que esa medición sea representativa del conjunto de hogares de un país deter­minado. De lo contrario, las mediciones tenderían a subes­timar la brecha real de protección financiera, especialmente en los hogares más alejados, con menos acceso a servicios. Para ello se acude, entonces, a encuestas de hogares. Desde hace varias décadas se han implementado, con mayor fre­cuencia en algunos continentes que en otros, encuestas de hogares con el propósito de calcular el gasto realizado por las familias para cubrir las contingencias de salud.

Producto de la experiencia acumulada se ha propues­to el concepto de «gasto catastrófico». Cuando la propor­ción de gasto en salud derivada de las erogaciones realizadas directamente por los hogares con respecto al ingreso en el mes respectivo supera determinado límite, el gasto se convierte en catastrófico, por el impacto que tiene sobre el ingreso de los hogares. Este gasto proviene directamente del bolsillo de los ho­gares. Por ello, el gasto catastrófico es una medida del gasto de bolsillo en salud.

Para el cumplimiento del Objetivo 3.8 de los ODS se ha acordado diez por ciento como límite del gasto catastrófico. Esto significa que, si en un hogar el gasto de bolsillo en sa­lud supera el diez por ciento del ingreso mensual, el hogar se encuentra en situación de gasto catastrófico. Para el año 2030 en ningún hogar del mundo el gasto de bolsillo en sa­lud deberá superar ese límite. En otras palabras, en 2030 la proporción de hogares con gasto catastrófico debe ser cero. Esta exigencia es compatible con la necesidad de que los be­neficios de los servicios de salud lleguen a toda la población.

Conocer el desempeño de los países para alcanzar la pro­tección financiera en salud requiere mediciones adecuadas; esto es, encuestas de hogares por muestreo que permitan co­nocer si los países se acercan a lo establecido en el Objetivo 3.8 con respecto a la protección financiera. El Banco Mundial ha organizado desde finales de 2018 la base de datos «Indi­cadores de Equidad y Protección Financiera en Salud» (HEF­PI, por sus siglas en inglés), en la cual se encuentran cientos de encuestas que permiten estimar el gasto catastrófico de los países (Wagstaff, Eozenou, Neelsen y Smitz, 2019). Con la uti­lización de esta base de datos se han podido realizar compa­raciones de la evolución del gasto catastrófico a escala global (Wagstaff y Neelsen, 2020; Wagstaff y otros, 2018).

La brecha de protección financieraLa disponibilidad de información derivada de encuestas de hogares en la base de datos HEFPI permite indagar si es factible alcanzar la meta establecida para 2030 (The World Bank, 2020). Para ello se utilizó la proporción de gasto ca­tastrófico en una selección de países con población supe­rior a un millón de habitantes. A tal efecto, se conformó un grupo compuesto por seis países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Tres países se incluyeron por tener las mayores propor­ciones de financiamiento en salud proveniente de fuentes gubernamentales en 2017 (último año disponible), según la base de datos de gasto global en salud de la Organización Mundial de la Salud (WHO, 2020). Estos países son Dina­marca (84 por ciento), Suecia (84 por ciento) y Reino Unido (79 por ciento). Otros tres países fueron seleccionados por registrar la mayor proporción de gasto en salud proveniente de contribuciones de la seguridad social: Eslovaquia (78 por ciento), Japón (76 por ciento) y Francia (72 por ciento).

De acuerdo con la información disponible en la HEFPI, al 19 de octubre de 2020, el año con datos más recientes so­bre gasto catastrófico en cuatro países (Dinamarca, Francia, Eslovaquia, y Suecia) es 2010. Cualquier cambio en la evo­lución del gasto catastrófico en estos cuatro países en los últimos diez años se desconoce, al menos de acuerdo con las encuestas disponibles en HEFPI. En el caso de Reino Unido, el último dato disponible corresponde a 2013; y para Japón el último año disponible es 2015. Solo dos países cuentan con datos con­tinuos de gasto catastrófico: Eslovaquia entre 2004 y 2010, y Japón entre 2009 y 2015. Dada la importancia de este indicador, las mediciones en los países deberían ser anuales.

Incluso en este grupo de países, entre los de mayores capacidades institucionales del mundo, se dificulta conocer en qué medida se acercan o no a lo establecido en el Obje­tivo 3.8 de los ODS. Esto es especialmente llamativo dado que la ausencia de información impide estimar la brecha ac­tual en países de otras regiones del mundo.

El último año con información disponible para los seis países señalados es 2010. El porcentaje de población en situación de gasto catastrófico varía entre 1,42 por ciento (Francia) y 4,35 por ciento (Japón). Esto significa que nin­guno de estos países había alcanzado en 2010 lo señalado en el Objetivo 3.8 de los ODS. El promedio de población en situación de gasto catastrófico en los tres países con predominio de financiamiento de origen fiscal es 2,61 por ciento, mientras que en los países con predominio de finan­ciamiento por contribuciones de la seguridad social es 3,16 por ciento. Esta diferencia es congruente con las crecientes

Población con gasto catastrófico en salud en países seleccionados de la OCDE en 2010(porcentajes sobre el total de población)

Financiamiento mayoritario por recursos fiscales %

Dinamarca 2,36

Reino Unido 1,74

Suecia 3,73

Promedio 2,61

Financiamiento mayoritario por contribuciones de seguridad social

%

Eslovaquia 3,71

Francia 1,42

Japón 4,35

Promedio 3,16

Fuente: The World Bank (2020).

El desempeño del sector público en la cobertura universal de salud TEMA CENTRAL

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20 DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

evidencias de las ventajas del financiamiento de base fiscal sobre las contribuciones vinculadas a la condición laboral (Yazbeck y otros, 2020).

Vistas las limitaciones para el análisis comparado en los países de la OCDE, conviene analizar las brechas en otras áreas; en especial, en América Latina. Solo dos países (Chi­le y Perú) cuentan con mediciones de gasto catastrófico en salud en el transcurso de los últimos cinco años. En Chile la proporción de personas en situación de gasto catastrófi­co representaba el 17 por ciento de la población en 2016. En Perú esta proporción era 8,2 por ciento en 2015. Países como Argentina, Colombia y Brasil tienen más de diez años sin mediciones del gasto catastrófico incluidas en la base de datos HEFPI.

Implicaciones de políticaEl examen de la experiencia internacional en un objetivo tan relevante como alcanzar la cobertura universal de salud, en particular la protección financiera, pone de relieve las grandes limitaciones para conocer el desempeño del sector público, incluso en los países con mejores capacidades insti­tucionales. La ausencia de información regular y sistemática que permita la comparación del desempeño de los países es un obstáculo que indica la discreta relevancia que tiene para los gobiernos realizar el seguimiento de indicadores claves. Es muy difícil conocer el impacto de políticas que apunten a aumentar la protección financiera en salud cuando las me­diciones se realizan cinco años después. No hay mucho que agregar en este aspecto.

Esta ausencia de información es todavía más preocupan­te cuando, en la práctica, es posible conocer el impacto de las políticas para aumentar la protección financiera en salud para reducir el gasto catastrófico hasta llegar al cero por ciento. Para ello se requiere que en todos los países se realice anual­mente una encuesta nacional por muestreo para conocer la evolución de la cobertura universal de salud. El costo de una encuesta de este tipo es infinitesimal con respecto a los gran­des beneficios que se podrían obtener. Los resultados de esta encuesta deberían estar disponibles en pocos meses en inter­net, como el sitio que ha desarrollado el Banco Mundial con la base de datos HEFPI. Con este método de seguimiento se

podría conocer si los incrementos de cobertura, especialmen­te por el aumento de recursos públicos y el mejoramiento de los mecanismos de inclusión de beneficiarios, tienen impacto en la reducción de la población en situación de gasto catas­trófico en salud. Todo ello se puede hacer en pocos meses. Los resultados podrían estar disponibles antes de la prepara­ción del presupuesto público del siguiente año.

Las necesidades de información y análisis regulares de la evolución de la protección financiera en salud son mucho más apremiantes en países donde la brecha de cobertura es muy amplia. En América Latina, la última información dis­ponible, con cinco años de rezago y en países como Chile y Perú, con capacidades institucionales por encima del pro­medio regional, indica que tal brecha varía entre tres y siete veces cuando se compara con los países de la OCDE analiza­dos. Con este ritmo de progreso, los países de América Lati­na no podrán alcanzar la protección financiera para el total de la población, como está previsto en los ODS 2030. Los efectos de la pandemia de covid­19 agravarán esta situación. Todo indica que el desempeño del sector público en esta área de las políticas públicas no puede ser más incipiente.

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Los países que han consolidado sistemas

de financiamiento público de los servicios de salud

han garantizado, en mayor medida, el acceso

y la calidad de manera inclusiva

TEMA CENTRAL El desempeño del sector público en la cobertura universal de salud

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21DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

Un desafío para Venezuela es superar la brecha digital: el 36 por ciento de sus habitantes no tienen acceso a internet. Además, aumentar la penetración de internet puede contribuir al crecimiento económico del país. Exenciones de impuestos, subsidios y asignaciones de espectro sirven de contraprestación para que los operadores amplíen su cobertura.

LAS TELECOMUNICACIONES son por esencia un sector muy dinámico e innovador, capaz de crear rique­za y mejorar la calidad de vida en una sociedad. El aumento de la penetración de internet ha tenido efectos positivos en las tasas de crecimiento económico de muchos países, e incluso en la lucha contra la pobreza (OECD, 2018).

¿Tienen las telecomunicaciones ese efecto dinamizador de la economía en la Venezuela actual? ¿Qué hace falta para que logren impulsar el crecimiento económico de la nación? ¿Pueden las políticas públicas promover que las telecomunicaciones logren ese efecto? En el mundo existen casos exitosos de políticas públicas que han contribuido a que las telecomunicaciones impulsen el desarrollo no solo económico sino también social.

El contextoMundialmente, las telecomunicaciones son reconocidas como un servicio esencial. En Venezuela, se con­sideran actividades de servicio e interés público, con rango constitucional, pues forman parte del derecho humano a la comunicación; adicionalmente, son un servicio liberalizado, en el sentido de que pueden ser explotadas directamente por privados.

De acuerdo con la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, organismo regulador en Venezuela, al cierre de 2019 el país tenía 18,2 millones de suscriptores de servicios de internet (Conatel, 2019). Un ochenta por ciento de los suscriptores correspondía a banda ancha normalizada, quienes poseen teléfonos inteligentes con planes que incluyen llamadas, mensajes de texto y datos. El restante veinte por ciento del mercado estaba integrado por los suscriptores de servicios tradicionales de internet: banda ancha fija (cator­ce por ciento) y banda ancha dedicada (cinco por ciento), quienes disponen exclusivamente de planes de datos y poseen como equipo terminal un módem móvil o un dispositivo USB para el acceso a internet. El resto (uno por ciento) estaba constituido por suscriptores de internet por discado (dial up).

Mairena Nieves Arvelaiz, consultora en materia de telecomunicaciones.

Mairena Nieves Arvelaiz

EL SERVICIO DE INTERNET EN VENEZUELA: UNA MIRADA DESDE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS

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22 DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

Suscriptores de servicios de internet por modalidades 2019

Fuente: Conatel (2019).

Conatel ha habilitado a 86 operadores de servicios de internet. El principal prestador del servicio de banda ancha normalizada es la empresa Telefónica (con 48,7 por cien­to del mercado), seguido por Movilnet (38,6 por ciento) y Digitel (12,5 por ciento). Mientras que el líder de los ser­vicios tradicionales de internet —una base de 3,7 millones de suscriptores— es la empresa pública Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (Cantv) con 66,4 por cien­to, que ha hecho el despliegue más importante de la red de transporte del país, seguida por Digitel (16,3 por ciento), Inter (6,3), Telefónica (5,2) y Movilnet (3,5). Los restantes operadores cuentan con una partición de 1,8 por ciento del mercado.

Importancia de las telecomunicaciones para la economía y la sociedadLas telecomunicaciones tienen la virtud de impactar de for­ma transversal en otros sectores de la economía, pues los dinamiza y contribuye a su agilización y eficiencia. Es impo­sible pensar en el desarrollo de un sector o de una región sin telecomunicaciones.

En Venezuela, de acuerdo con el Banco Central, el sec­tor telecomunicaciones tuvo un crecimiento acumulado de 150,6 por ciento durante doce años continuos —desde 2003 hasta 2015— en los cuales contribuyó positivamente al pro­ducto de la nación. Sin embargo, a partir del ejercicio de 2015 hasta el de 2018, el sector tuvo una caída de ­2,9 por ciento promedio anual, no proporcional a la caída del resto de las actividades: ­17,4 por ciento promedio (BCV, 2019).

Las cifras de cierre del año 2020 que proyecta la Comi­sión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) no son alentadoras. La economía de esta región caerá 9,1 por ciento a causa de la covid­19 (Cepal, 2020). Asimismo, el Banco Intera­mericano de Desarrollo estima que Venezuela tendrá una caída de treinta por ciento (Abuelafia y Saboin, 2020).

Frente a este futuro cercano la Organización para la Coo­peración y el Desarrollo Económicos (OECD, por sus siglas

en inglés), las Naciones Unidas, la CAF­Banco de Desarrollo de América Latina y la Unión Europea han argumentado so­bre cómo la transformación digital puede ayudar a impulsar la productividad, fortalecer las instituciones, mejorar el go­bierno e incrementar el bienestar con mayor inclusión social de familias, trabajadores y estudiantes (OECD, 2020). Pero, para eso, es necesario superar las brechas que limitan el ac­ceso de todos a internet.

Desempeño del sector telecomunicaciones en VenezuelaGarantizar que se superen las brechas digitales, socioeconó­micas, geográficas, de género y generacionales, y que las re­des y servicios de telecomunicaciones tengan mayor y mejor cobertura nacional, es uno de los objetivos prioritarios de la mayoría de los gobiernos del mundo. En el año 2000 fue declarado por las Naciones Unidas uno de los subobjetivos de desarrollo del milenio, y luego uno de los subobjetivos de desarrollo sostenible. Venezuela alcanzó en 2015 una cober­tura de 59 por ciento de habitantes con acceso a internet y 95,3 por ciento con acceso a servicios móviles.

En Venezuela se han desarrollado proyectos importan­tes, tales como el Octavo Proyecto de Servicio Universal, para el despliegue por parte de Cantv de la red de fibra ópti­ca en todo el país, que incluye las zonas rurales o remotas; el proyecto Canaima, para colaborar con la alfabetización digi­tal, al dotar de una computadora portátil a los estudiantes y maestros en colegios públicos; o el proyecto Infocentro, que permitió llevar las tecnologías de información y comunica­ción a comunidades de todos los municipios del país me­diante centros comunitarios de internet. Más recientemente, el proyecto de fibra directa al hogar promete dar mayor velo­cidad de descarga a los usuarios.

Pero todavía falta un largo camino por andar, para una completa y real transformación digital. El desempeño del servicio de internet, visto en indicadores importantes como cobertura o velocidad, se encuentra por debajo del promedio de la región suramericana.

Discado

Banda ancha dedicada

Banda ancha fija

Banda ancha normalizada

Total

158.835

912.374

2.581.834

14.586.088

18.239.131

TEMA CENTRAL El servicio de internet en Venezuela: una mirada desde las políticas públicas

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23DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

Factores que inciden en el desempeño de los serviciosEn el actual desempeño de los servicios de internet en Ve­nezuela inciden múltiples factores. Los de mayor incidencia son los siguientes.

Mantenimiento insuficienteLas infraestructuras de telecomunicaciones requieren cons­tantes y costosas actividades de mantenimiento, pero la re­gulación de las tarifas ha ocasionado un rezago que impide cubrir los gastos operativos y de mantenimiento mínimos. Venezuela tiene las tarifas más bajas de América Latina; por ejemplo, un plan móvil básico que incluye llamadas y 500

megabytes de navegación tenía en diciembre de 2019 un costo que oscilaba entre 0,05 (Movilnet), 2,00 (Telefónica) y 3,00 dólares (Digitel), mientras que un plan similar en los países suramericanos tenía un costo promedio de 18 dólares. El mismo rezago se observa en las tarifas de los servicios de banda ancha fija.

Inversión insuficienteSi bien se han hecho importantes inversiones en el sector, estas han sido insuficientes para continuar su expansión y mejora al ritmo del avance de la tecnología. Ello se debe a múltiples razones: dificultad para obtener divisas (por la caída del ingreso petrolero), regulación de tarifas e incluso medidas económicas coercitivas o sanciones que han com­plicado y en algunos casos imposibilitado las importaciones necesarias para las labores de mantenimiento o nuevas in­versiones, por el cumplimiento excesivo de las sanciones por parte de los proveedores.

Nuevos operadoresHacen falta más inversionistas con capacidad financiera y disposición para fomentar la competencia que estimule la cobertura de zonas desatendidas y mejore la calidad del ser­vicio en todo el país.

Zonas rurales o remotasLos operadores privados han puesto el énfasis en su expan­sión de la red en Caracas y otras grandes ciudades, donde el retorno de la inversión es más viable. Por ello existen zonas rurales, remotas o de baja densidad poblacional (general­

mente ubicadas al sur del país) donde la cobertura de los operadores privados es insuficiente o nula. Si bien Cantv y Movilnet, los operadores públicos, han hecho un mayor es­fuerzo para expandirse en estas zonas, el resultado ha sido insuficiente.

Ingresos de la poblaciónLa hiperinflación que vive Venezuela ha causado una dismi­nución del poder adquisitivo del salario que explica la caída de la cobertura móvil, que fue cercana e incluso superior al ciento por ciento entre los años 2008 y 2015, y en 2019 des­cendió a 42 por ciento. Estudios realizados en México, Chile, Ecuador, Colombia y Paraguay, mostraron una correlación positiva entre el ingreso y el uso de servicios de telecomuni­caciones (Rodríguez, 2019).

Mejores prácticasEn materia de telecomunicaciones, ¿qué está ocurriendo en el mundo? En el ámbito tecnológico, el mundo está abocado a incrementar la velocidad de navegación y a implementar 5G. En materia de regulación, se busca desregular cada vez más, para fomentar la competencia; de allí el debate entre legislar o no a favor de la neutralidad de la red. Pero, ¿qué se está haciendo para resolver los problemas de brecha digital?

La mayoría de los países miembros de la OECD tienen realidades económicas, sociales y geográficas totalmente distintas a la venezolana. Pero 31 de esos 36 países tienen problemas de brecha digital —especialmente, en zonas rura­les, remotas o de baja densidad demográfica— que inciden negativamente en su desarrollo económico y social. Por ello, muchos países de la OECD han formulado políticas públicas para ampliar la cobertura y mejorar la calidad del servicio de telecomunicaciones, que promueven la competencia y la in­versión privada, así como políticas alternativas para corregir fallas de mercado en las zonas rurales o remotas, que tradi­cionalmente no son atendidas porque de ellas no se obtiene un margen de rentabilidad atractivo para el inversionista pri­vado (OECD, 2018). Tales políticas han resultado exitosas y constituyen un conjunto de mejores prácticas que pueden servir de referencia para Venezuela, pues tienen vigencia y aplicabilidad universal. Entre ellas se destacan las siguientes.

Licitaciones competitivasSon procesos transparentes y abiertos mediante los cuales los operadores compiten por un incentivo proporcionado por el sector público: exenciones de impuestos, tarifas menores o nulas por licencias de espectro, préstamos a tasas de interés reducidas o subvenciones. Un ejemplo fue el proyecto Bro­adband Delivery UK (BDUK), implementado en Reino Uni­

Indicadores de cobertura y velocidad del servicio de internet 2017 y 2019

Cobertura (%) Velocidad de descarga (Mbps)

Hogares con banda ancha fija

(2017)

Suscriptores con bandaancha móvil

(2017)

Individuos con accesoa internet

(2017)

Banda ancha móvil(2019)

Banda ancha fija

(2019)

Venezuela 36,2* 49,2 64,3 7,0 3,8

Suramérica 45,2 68,8 60,0 19,2 30,9

Nota: (*) Este porcentaje de Venezuela se refiere al número de suscriptores residenciales por cada cien hogares. Sin embargo, si se mide por número de habitantes mayores a 7 años de edad, al cierre del año 2019 el porcentaje de cobertura era de 61%.Fuente: Cepal (2019).

18.239.131

El desempeño del sector telecomunicaciones no es exclusivamente un asunto de innovaciones y desarrollos de infraestructuras tecnológicas, sino también de políticas públicas

El servicio de internet en Venezuela: una mirada desde las políticas públicas TEMA CENTRAL

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24 DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

do para proporcionar banda ancha ultrarrápida (24 Mbps) al menos a 95 por ciento de las instalaciones del país, in­cluyendo zonas donde la rentabilidad estimada no atraía in­versiones comerciales, mediante subsidios a British Telecom para la atención de estas zonas, con la salvedad de que, si la demanda superaba el veinte por ciento de utilización, la em­presa devolvería el dinero concedido. A la fecha del informe (OECD, 2018), ha devuelto 161 millones de dólares al go­bierno, que quedan disponibles para una mayor expansión.

Otro buen ejemplo ocurrió en Portugal. En 2009 se llevaron a cabo licitaciones competitivas para despliegue, gestión, operación y mantenimiento de redes de alta velo­cidad en zonas rurales. Los operadores debían garantizar la cobertura al menos al cincuenta por ciento de la población de cada municipio, con una velocidad mínima de descarga de 40 Mbps, además de garantizar el acceso a la red a todos los operadores y proporcionar, mediante subcontratación, una oferta minorista a todos los usuarios que lo requirieran.

Subastas inversasEn esta modalidad, la agencia estatal —el comprador— pro­pone el bien o servicio que desea adquirir y los proveedores ofrecen sus atributos, bien sea servicios o coberturas amplia­das, a cambio de licencias, habilitaciones o fondos. Gana el que ofrezca más servicios a menor costo. Esta opción ha sido usada frecuentemente por los gobiernos para establecer obli­gaciones de cobertura a operadores móviles, a cambio del espectro que se le está asignando, y así garantizar la disponi­bilidad de los servicios de banda ancha móvil en más zonas.

Un caso de éxito fue el desarrollado por el gobierno de Portugal para la expansión de su huella móvil. El gobierno exigió a los operadores móviles, durante la subasta multiban­da de 4G, que extendieran la cobertura a 480 parroquias his­tóricamente desatendidas. Posteriormente, en 2017, cuando correspondía la renovación de otras licencias móviles por quince años más, se requirió a los operadores extender la cobertura móvil a 588 parroquias adicionales, en las que el criterio de rentabilidad económica habría hecho que se que­daran desatendidas.

Políticas de acceso abiertoMediante esta política los gobiernos promueven el acceso mayorista a las infraestructuras de red existentes u otorgan financiamiento público a los proveedores —préstamos pre­

ferenciales o subsidios— para expandirse en áreas desaten­didas, con la condición de dar acceso abierto a la infraes­tructura. Esto contribuye a fomentar la competencia, reducir los costos de implementación y el impacto negativo en el medioambiente, y beneficia a los usuarios con mejores op­ciones, menores precios, mayor velocidad y mejor calidad de servicio. Esta modalidad suele usarse en el marco de lici­taciones competitivas en diversos contextos, desde redes de acceso fijo y móvil hasta cables submarinos.

Una experiencia de este tipo fue llevada a cabo en Letonia, donde el gobierno ejecutó un plan para el despliegue de redes de fibra óptica en áreas remotas, con acceso abierto a la red construida para que los operadores minoristas construyeran la última milla de fibra óptica. Asimismo, los operadores móviles podían arrendar fibra para conectar estaciones radio base para el despliegue de tecnologías 4G y 5G en condiciones justas y a precios competitivos. Ello es constantemente vigilado por el gobierno para cumplir el objetivo de cobertura mínima de 92 por ciento. En México se adoptaron políticas en el área de dere­chos de paso y de acceso a la información sobre la infraestruc­tura disponible y su estado, con el fin de aumentar la eficiencia en el despliegue de redes de telecomunicaciones.

Redes municipalesEste interesante modelo surge de abajo hacia arriba. Consiste en redes de alta velocidad planificadas, construidas, opera­das o financiadas por gobiernos locales, organismos públi­cos, empresas de servicios públicos u organizaciones que tienen algún tipo de participación pública local.

El modelo ha sido implementado exitosamente por varios países, como Suecia con su proyecto de «fibra de aldea». En la década de los noventa se crearon cooperativas comunitarias para el despliegue de redes de fibra por un costo considera­blemente menor, en conjunto con municipios y operadores comerciales. El éxito del proyecto estuvo en que los miembros de las comunidades contribuían con su trabajo voluntario y fueron apoyados por el gobierno nacional con subvenciones.

Políticas públicas propuestas para VenezuelaPara lograr la transformación digital en Venezuela es nece­sario incrementar sustancialmente la inversión. Pero, ¿quién debe realizar las inversiones y cómo?

Modelos de inversión para el despliegue de banda ancha

• Modelo emergente (bottom-up): nace por la iniciativa de una comunidad local o un grupo de usuarios finales que se organizan mediante un esquema de propiedad común para encargarse de la construcción y la operación de sus redes locales.

• Modelo privado de diseño, construcción y funcionamiento: una autoridad de gestión otorga subvenciones, ayudas públicas o licitaciones competitivas al sector privado para apoyar la expansión de sus redes. El sector público no ejerce la propiedad ni la operación de la red, pero puede imponer obligaciones, como condicionantes del acceso a recursos financieros.

• Modelo de subcontratación pública: el sector público detenta la propiedad y cierto grado de control sobre la red, pero subcontrata al sector privado para que se encargue de su construcción u operación.

• Modelo de empresa conjunta: nace con una asociación entre los sectores público y privado, que son los propietarios de la red en conjunto, pero corresponde al sector privado la construcción y la operación de la red.

• Modelo público de diseño, construcción y operación: el sector público es propietario y opera la red, sin participación del sector privado. Sin embargo, a veces puede proporcionar acceso mayorista a la red a operadores para que ofrezcan servicios minoristas.

Fuente: OECD (2018).

El sector telecomunicaciones requiere elevados montos de inversión, que suele poseer y ejecutar el sector privado con las garantías provistas por el Estado mediante regulaciones o subvenciones con fondos como el de servicio universal

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25DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

El sector telecomunicaciones requiere elevados montos de inversión, que suele poseer y ejecutar el sector privado con las garantías provistas por el Estado mediante regulacio­nes o subvenciones con fondos como el de servicio univer­sal. Para ello, primeramente, se requiere un diagnóstico ex­haustivo de la situación del servicio, para evidenciar y ubicar las mayores brechas y sus causas.

Luego del diagnóstico se podrían implementar algunas de las siguientes propuestas de políticas públicas, para me­jorar el desempeño del servicio de internet en Venezuela, considerando las lecciones de los casos de éxito en diferentes países.

Incremento de tarifasDictar políticas que permitan actualizar regularmente las ta­rifas es fundamental para que los operadores puedan con­tinuar su expansión, mantener la red y obtener un retorno de su inversión. Cuando las empresas fijan libremente sus tarifas se producen equilibrios simétricos, y los diferenciales de calidad ocurren de manera endógena (Matsushima y Mi­zuno, 2018), porque las empresas entran en competencia y sus principales armas para incrementar su participación en el mercado son la calidad de los servicios y las tarifas que cobran por ellos.

Si se considera que, por la situación económica actual, no todos los venezolanos cuentan con ingresos suficientes para soportar un incremento abrupto, se sugiere lo siguiente:

• Un ajuste gradual y segmentado de las tarifas, para pro­teger a la población más vulnerable.

• Un esquema de subsidios cruzados, entre los segmentos residencial y corporativo.

Asimismo, el Estado podría contribuir, con alguna medida impositiva u otro tipo de incentivos para los operadores, a la sostenibilidad del negocio, mientras se hacen los ajustes correspondientes.

Promoción de la inversión privadaLa inversión requerida es de tal magnitud que se hace nece­sario abrir aún más el sector a la inversión externa. Para ello se debe crear la confianza suficiente con regulaciones claras que fomenten la estabilidad y la previsibilidad para inversio­nistas y operadores. Sobre este tema, la Comisión Europea preparó un resumen de los modelos de inversión que han aplicado sus países miembros, que han resultado exitosos (OECD, 2018).

Proyectos con contraprestacionesPara promover la reducción de la brecha digital, bien sea por asimetrías geográficas o socioeconómicas, el Estado podría contratar el despliegue u otorgar subvenciones, subsidios o créditos, y exigir como contraprestación a los operadores la ampliación de su cobertura a zonas rurales, remotas o de baja densidad poblacional, así como cumplir estándares mí­nimos de calidad que incluyan una velocidad tope mínima, como se hizo en Letonia. A tal efecto se sugiere privilegiar iniciativas locales y, como en Reino Unido, establecer con­tractualmente que los recursos del fondo de servicio univer­sal, o cualquier otro recurso otorgado a los operadores como subvención por atender estas zonas, sean devueltos en caso de que la rentabilidad supere un límite fijado por mutuo acuerdo.

El irrenunciable papel del EstadoLa tendencia mundial es que, para contribuir a la mejora de los servicios de telecomunicaciones, los reguladores asuman como objetivo principal el fomento de las innovaciones tec­nológicas y establezcan reglas de juego claras para el desa­rrollo del mercado.

Conatel, como organismo regulador, podría asumir un papel fundamental como promotor de innovaciones tecno­

lógicas, mediante el fomento de la inclusión y la competen­cia, el diseño de políticas que liberen las tarifas y atraigan la inversión extranjera, y la exigencia de contraprestaciones a los operadores para garantizar velocidades mínimas de na­vegación y cobertura de zonas remotas o de baja densidad poblacional.

El desempeño del sector telecomunicaciones no es ex­clusivamente un asunto de innovaciones y desarrollos de in­fraestructuras tecnológicas, sino también de políticas públi­cas. La lógica del mercado siempre hará que los operadores, en busca de la maximización de sus ganancias, se concentren en las zonas donde puedan obtener un mayor y más rápido retorno de la inversión. Corresponde al Estado corregir las fallas de mercado para garantizar el derecho a los servicios de telecomunicaciones, y asegurar que la cobertura total se alcance más pronto y con altos estándares de calidad.

REFERENCIAS• Abuelafia, E. y Saboin, J. (2020): «Una mirada a futuro para Venezue­

la». Banco Interamericano de Desarrollo. https://publications.iadb.org/es/una­mirada­futuro­para­venezuela

• BCV (2019): «Producto interno bruto por clase de actividad económi­ca». Banco Central de Venezuela. http://www.bcv.org.ve/sites/default/files/cuentas_macroeconomicas/5_2_4_trim.xls

• Cepal (2019): «Estadísticas e indicadores». Comisión Económica para América Latina y el Caribe. https://cepalstat­prod.cepal.org/cepalstat/web_cepalstat/estadisticasIndicadores.asp?idioma=e

• Cepal (2020): «Contracción de la actividad económica de la región se profundiza a causa de la pandemia: caerá ­9,1% en 2020». Comisión Económica para América Latina y el Caribe. https://www.cepal.org/es/comunicados/contraccion­la­actividad­economica­la­region­se­profun­diza­causa­la­pandemia­caera­91

• Conatel (2019): «Informe de las cifras del sector telecomunicaciones. IV trimestre 2019» http://www.conatel.gob.ve/resultados­trimestrales/

• Matsushima, N. y Mizuno, K. (2018): «Strategic investments under competition for access provision». Telecommunications Policy. Vol. 42. No. 2: 127­144. https://doi.org/10.1016/j.telpol.2017.09.005

• OECD (2018): «Bridging the rural digital divide». OECD Digital Economy Papers. No. 265. https://www.oecd­ilibrary.org/science­and­technology/bridging­the­rural­digital­divide_852bd3b9­en

• OECD (2020): Latin American economic outlook 2020: digital transfor-mation for building back better. OECD/United Nations/CAF/European Union. https://www.oecd.org/dev/latin­american­economic­out­look­20725140.htm

• Rodríguez, J. (2019): «Adopción de Internet en México: propuesta de un índice de telecomunicaciones». Ensayos. Revista de Economía. Vol. 38. No. 2. http://ensayos.uanl.mx/index.php/ensayos/article/view/131

Las telecomunicaciones tienen la virtud de impactar de forma transversal en otros sectores de la economía, pues los dinamiza y contribuye a su agilización y eficiencia. Es imposible pensar en el desarrollo de un sector o de una región sin telecomunicaciones

El servicio de internet en Venezuela: una mirada desde las políticas públicas TEMA CENTRAL

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26 DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

Venezuela figura entre los países con peor desempeño en el gobierno de sus recursos naturales. Existen iniciativas que fomentan la transparencia para impulsar el crecimiento económico y reducir la pobreza.

LOS PAÍSES CON ABUNDANTES RECURSOS naturales muestran una tendencia a administrarlos ineficientemente mediante prácticas corruptas. Esto lo ocasionan, en primera instancia, las grandes rentas que devengan estas industrias, que crean incentivos para el cabildeo y prácticas propias del rentismo, como pago de sobornos, presión de grupos de intereses o financiamiento de campañas electorales (Arezki y Brückner, 2011).

Se ha observado una relación negativa entre la abundancia de recursos, el desempeño económico y la calidad institucional; un efecto conocido como la «maldición de los recursos naturales». Sin embargo, un sector extractivo gestionado efectivamente puede ser un catalizador para el desarrollo de una nación (Vieyra y otros, 2015).

La mayoría de los países con grandes reservas petroleras se caracterizan por concentración del poder, democracia débil y pésima calidad institucional. Si se toman en cuenta los veinte países con mayores reser­vas del mundo, el índice de percepción de corrupción de Transparencia Internacional revela que la mitad registra indicadores inferiores al promedio de África subsahariana, el menor del mundo (equivalente a 32). Para el caso de Latinoamérica, el promedio del índice es 43 puntos y Venezuela ocupa el puesto inferior, con 18 puntos (Transparency International, 2019).

El índice de gobernanza de los recursos naturales registra un promedio de 58 para América Latina y el Caribe (NRGI, 2017). Los componentes con menor puntaje son la gestión de los ingresos y la implemen­tación del marco jurídico. En el mundo, Libia, Venezuela y Arabia Saudí califican como deficientes en la gobernanza de sus recursos naturales y constituyen el grupo de países con peor desempeño.

¿Cómo perjudica la corrupción el desempeño del sector?Los altos ingresos que generan las industrias extractivas propician la existencia de incentivos para que los actores incurran en prácticas corruptas y procuren obtener recursos sin realizar alguna contribución pro­ductiva. La corrupción puede afectar la toma de decisiones de diversas maneras: ineficiencias en las etapas de exploración y producción, desarrollo subóptimo de los campos, agotamiento de los recursos, escasa inversión en capital y desviaciones de planes a largo plazo.

Daniela Monsalve, economista y estudiante de la Maestría en Gerencia Pública (IESA).

Daniela Monsalve

TRANSPARENCIA: CLAVE PARA EL GOBIERNODE INDUSTRIAS EXTRACTIVAS

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27DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD, por sus siglas en inglés) los riesgos de co­rrupción pueden ocurrir en cualquier fase de la cadena de valor de la extracción de recursos naturales: adjudicación de derechos de explotación, operaciones, recaudación y distribución de los ingresos. Las prácticas corruptas pueden consistir en soborno por parte de funcionarios extranjeros, malversación de fondos, apropiación indebida y desvío de fondos públicos, abuso de po­der, tráfico de influencias y extorsión (OECD, 2016).

Incentivar la transparenciaEn vista de los efectos negativos de la corrupción en las indus­trias extractivas, y en procura del bienestar de los ciudadanos, se hace necesario promover la rendición de cuentas y la trans­parencia. Por su enfoque complejo es necesario entender la co­rrupción de forma integral y promover medidas de mitigación, a partir de una visión dinámica que incluya a todos los actores involucrados (gobierno, empresas y ciudadanos) e incentive un cambio voluntario de comportamiento.

La transparencia se define como la posibilidad de que las partes interesadas puedan tener acceso público y oportuno a la información económica, social y política (Kolstad y Wiig, 2009). Su papel es pertinente en países ricos en recursos naturales, pues permite que los gobiernos y los ciudadanos puedan bene­ficiarse de la riqueza eficientemente (Corrigan, 2017). Además, contribuye a mejorar la toma de decisiones en el sector, evitar ineficiencias en el uso de recursos públicos, promover el acceso a la información y disminuir la discrecionalidad en la gestión, con mejores estándares de gobierno.

Incentivar la transparencia en entornos ricos en recursos naturales tiene como objetivo mejorar los procesos mediante los cuales los ciudadanos e instituciones pueden hacer que los go­biernos rindan cuentas, realicen esfuerzos para incorporar a la so­ciedad civil promoviendo la participación ciudadana y divulguen contratos para lograr un mayor bienestar social (Mejía, 2013).

Reservas petroleras, índice de corrupción e índice de gobernanza por países

Reservas (MMMB)2012-2019

Corrupción2012-2019

Gobernanza2017

Venezuela 301,2 18 33

Arabia Saudí 277,8 49 36

Canadá 171,8 81 75

Irán 156,9 28 38

Irak 144,5 17 38

Rusia 105,4 28 45

Kuwait 101,5 43 54

Emiratos Árabes Unidos 97,8 69 42

Estados Unidos 55,6 73 74

Libia 48,4 17 18

Nigeria 37,2 27 42

México 30,6 31 61

Kazajistán 30,0 30 56

China 25.5 39 55

Catar 25,3 66 43

Brasil 14,0 39 71

Argelia 12,2 35 33

Angola 8,8 20 35

Noruega 7,7 85 86

Azerbaiyán 7,0 29 47

MMMB: miles de millones de barriles.Fuentes: BP (2019), NRGI (2017) y Transparency International (2019).

Índice de gobernanza de recursos naturales por regiones

Nota: OECD: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. EITI: Iniciativa para la Transparencia en las Industrias Extractivas. OPEP: Organización de Países Exportadores de Petróleo.Fuentes: BP (2019), NRGI (2017) y Transparency International (2019).

Transparencia: clave para el gobierno de industrias extractivas TEMA CENTRAL

Europa occidental

Norteamérica

OCDE

Latinoamérica y el Caribe

EITI (países miembros)

Asia-Pacífico

África subhahariana

Eurasia

África

Medio Oriente y África del Norte

OPEP

82

75

73

58

51

50

43

43

42

40

37

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28 DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

Las ventajas de incentivar la transparencia en sectores ricos en recursos naturales son (Vieyra y otros, 2015):

• Revelar debilidades en los sistemas institucionales que gobiernan las industrias extractivas.

• Contribuir a mejorar procesos y procedimientos.• Revelar conflictos e intereses subyacentes.• Contribuir a un mejor desempeño macroeconómico.• Disminuir la corrupción.• Aumentar los beneficios del sector.• Atraer inversión privada.

La transparencia puede determinar la calidad de las insti­tuciones y el grado de confianza de los ciudadanos, las em­presas y el gobierno. En vista de su relevancia, promover mecanismos de transparencia en las industrias extractivas es indispensable para mejorar su desempeño.

Los gobiernos de países con industrias extractivas que operan el sector con más transparencia y eficacia cuentan con una base para mayor crecimiento económico y reducción de la pobreza (Pegg, 2006). Los países que promueven normas de gobierno y controles de corrupción, así como prácticas de gobierno empresarial, alcanzan mayor desarrollo económico. Pero, si bien la transparencia es una condición necesaria, no es suficiente para producir un efecto positivo. Es necesaria una visión complementaria para impulsar los cambios necesarios.

Mejorar la eficienciaLos mecanismos de transparencia y el fortalecimiento del gobierno de industrias extractivas requieren una visión ho­lística que incorpore marcos legales y regulaciones eficien­tes, además de personal capacitado que tenga incentivos para generar un aporte positivo a las instituciones. Promo­ver reformas en esta área puede mejorar la eficiencia de las industrias extractivas a través de los siguientes canales:

• Mejora la eficiencia técnica.• Proporciona mayor credibilidad al negocio y

posibilidad de futuras inversiones.• Incrementa la competitividad.• Evita la pérdida de recursos económicos que pueden

reinvertirse en los procesos de producción.• Disminuye las prácticas corruptas y los costos de

transacción.

Mejorar el desempeño institucional en industrias extractivas es una tarea compleja, debido a la constante intervención y la pre­valencia de diversos factores. No existe una fórmula predetermi­nada o una única vía para superar las barreras que enfrenta este sector. Los resultados efectivos requieren análisis específicos.

Las iniciativas de transparencia pueden llevarse a cabo me­diante distintos mecanismos institucionales y normativas (Vie­yra y otros, 2015):

• Sistemas presupuestarios y de administración financiera: normas de auditoría, sistemas de contabilidad y procedi­mientos organizacionales.

• Marcos legales y regulaciones: leyes sobre libertad de infor­mación que permiten un mejor acceso a datos de organis­mos gubernamentales nacionales y regionales.

• Políticas globales de divulgación de la información y pro­gramas de transparencia fiscal: modelos de convención fiscal desarrollados por las Naciones Unidas y la OECD.

• Mejores prácticas en el sector extractivo: diversas normas que promueven mejor gobierno. Las más usadas son la Guía de Debida Diligencia para cadenas de suministro de minerales de la OECD, así como el estándar de la Iniciativa para la Transparencia en las Industrias Extractivas.

• Políticas de transparencia basadas en el empoderamiento de los usuarios por medio de la información, para influir en las decisiones. Estas políticas ofrecen un enfoque flexi­ble que permite la convergencia de intereses de las partes interesadas.

• Iniciativas de transparencia impulsadas por la sociedad civil: la Iniciativa de Presupuesto Abierto (OBI, por sus si­glas en inglés) consiste en mejorar el acceso público a la información presupuestaria de los gobiernos y ampliar la rendición de cuentas y la inclusión de la sociedad civil en las prácticas presupuestarias.

• Instrumentos de medición: indicadores de gobernabilidad del Banco Mundial, el índice de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional y el índice de gobernanza de los recursos naturales del Instituto de Gobernanza de Re­cursos Naturales.

Iniciativas para la transparencia de las industrias extractivasUno de los mecanismos más usados por su impacto positivo es un estándar global creado en el año 2002 e implementado por 52 países: la Iniciativa para la Transparencia en las Indus­trias Extractivas (EITI, por sus siglas en inglés). La misión de la EITI es promover la transparencia, la rendición de cuentas y la gobernanza de los ingresos públicos generados por indus­trias extractivas. Los países miembros deben comprometerse a un proceso extenso de acreditación que incluye divulgación de contratos, adhesión a auditorías de transparencia financiera y participación en un grupo multisectorial de actores interesados.

Algunos países de América Latina forman parte de esta ini­ciativa y otros se encuentran en la etapa inicial para ser acepta­dos. Perú fue el primer país latinoamericano en ser reconocido

Los mecanismos de transparencia y

el fortalecimiento del gobierno de industrias

extractivas requieren una visión holística que

incorpore marcos legales y regulaciones

eficientes

TEMA CENTRAL Transparencia: clave para el gobierno de industrias extractivas

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29DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

como miembro de la EITI en 2012. Otros como Colombia, Tri­nidad y Tobago, Honduras y Guyana se encuentran en diferen­tes etapas de avance en la implementación.

Esta iniciativa no asegura el éxito de manera instantánea y su alcance es limitado, pues se centra mayoritariamente en la transparencia de los ingresos, sin abordar otras partes de la cadena de valor de las industrias extractivas (Kolstad y Wiig, 2009). Además, en muchos países en desarrollo la sociedad civil no es representativa y su participación es débil.

Experiencias internacionalesLas iniciativas de transparencia de los gobiernos son clave para corregir sistemas disfuncionales. El análisis de expe­riencias internacionales permite identificar casos de éxito para mejorar la transparencia y la rendición de cuentas en países con abundantes recursos naturales.

GhanaEn 2018 el gobierno anunció un portal en línea con 18 contra­tos del negocio petrolero para la divulgación de información y la transparencia, lo que según la EITI permitió el incremento de 75 millones de dólares en ingresos petroleros. Esta iniciativa fortaleció la imagen del gobierno y su relación con las empresas petroleras; también creó un clima de inversión favorable por el reconocimiento de contratos sólidos en el sector petrolero.

IndonesiaA pesar de que su sector extractivo presentaba deficiencias, el país ha adoptado iniciativas que han promovido incrementos de la producción petrolera. Este país publicó la aplicación One Map Indonesia, un portal de licencias con acceso públi­co que muestra el lugar y a quién se le asignan las licencias de minerales. Además, prevalece una voluntad política del gobierno, así como la participación de empresas privadas del sector y la sociedad civil.

ArgentinaPara el fortalecimiento institucional del sector minero, en 2017 el Consejo Federal Minero propuso el nuevo Acuer­do Federal Minero, el cual establece principios para generar información confiable que ayude a formular la política mi­nera, con el compromiso de promover la transparencia en la gestión de la industria. Este acuerdo establece estándares comunes y coordina iniciativas para generar información

mediante un sistema unificado de transparencia y compe­titividad llamado Centro de Información Minera Argentina (CIMA).

República DominicanaTiene el segundo yacimiento de oro más grande de Latinoaméri­ca, con una producción cercana a un millón de onzas troy anua­les (Vieyra y otros, 2019). En 2016 se adhirió al estándar de la EITI con la publicación de dos informes sobre retos en términos de datos y auditoría, así como de la relación entre la industria y la sociedad civil. El Ministerio de Energías y Minas elaboró una estrategia basada en evaluación de capacidades, con aportes de funcionarios públicos y otros actores.

El reto de mejorar el desempeño institucionalEn los países ricos en recursos naturales los índices de percep­ción de corrupción son altos y los estándares de transparencia, débiles; tal es el caso de los países africanos y de los miembros de la OPEP. Más aún, las rentas de las industrias extractivas pueden ser barreras para el desarrollo de los países con baja calidad institucional, pues se traducen en aumento de costos transaccionales, ineficiencias de la producción y desincentivos a la inversión.

Para mejorar el desempeño institucional de los gobiernos de países ricos en recursos naturales es esencial impulsar la co­laboración intersectorial y diseñar mecanismos de transparencia y fortalecimiento de la gobernanza de las industrias extractivas. El objetivo es mitigar la búsqueda activa de rentas; el resultado será una mejor asignación de los recursos, la disminución de la pobreza y el aumento de la productividad.

REFERENCIAS• Arezki, R. y Brückner, M. (2011). Oil rents, corruption, and state sta­

bility: Evidence from panel data regressions. European Economic Review, 55(7), 955­963. https://doi.org/10.1016/j.euroecorev.2011.03.004

• BP. (2019). Statistical review of world energy 2019. https://www.bp.com/content/dam/bp/business­sites/en/global/corporate/pdfs/energy­econo­mics/statistical­review/bp­stats­review­2019­full­report.pdf

• Corrigan, C. (2017). The effects of increased revenue transparency in the extractive sector: The case of the Extractive Industries Transparency Initiative. The Extractive Industries and Society, 4(4), 779­787. https://doi.org/10.1016/j.exis.2017.03.004

• Kolstad, I. y Wiig, A. (2009). Is transparency the key to reducing co­rruption in resource­rich countries? World Development, 37(3), 521­532. https://doi.org/10.1016/j.worlddev.2008.07.002

• Mejía, A. (2013). The impact and effectiveness of accountability and transparency initiatives: The governance of natural resources. Develo-pment Policy Review, 31(1), 89­105. https://doi.org/10.1111/dpr.12021

• NRGI. (2017). Resource governance index. Natural Resource Governance Institute. https://resourcegovernanceindex.org/.

• OECD. (2016). Corruption in the extractive value chain: Typology of risks, mi-tigation measures and incentives. Organisation for Economic Co­operation and Development. https://www.oecd.org/corruption­integrity/reports/corruption­in­the­extractive­value­chain­9789264256569­en.html

• Pegg, S. (2006). Can policy intervention beat the resource curse? Evidence from the Chad­Cameroon Pipeline Project. African Affairs, 105(418), 1­25. http://www.jstor.org/stable/3518786

• Transparency International. (2019). Corruption perceptions index 2019. https://images.transparencycdn.org/images/2019_CPI_Report_EN_200331_141425.pdf

• Vieyra, J. C., Aamot, A., Barón, A., Huapaya, M. y Quiroz, J. (2019). Transparent governance in times of uncertainty: best practices and strate-gic proposals for the extractive industries. Documento para discusión No. IDB­DP­689 (junio). Banco Interamericano de Desarrollo. https://pu­blications.iadb.org/en/transparent­governance­times­uncertainty­best­practices­and­strategic­proposals­extractive.

• Vieyra, J. C., Masson, M. y Walker, M. (2015). Legislación, estándares y comparaciones para fortalecer la transparencia en las industrias extrac­tivas. En J. C. Vieyra y M. Masson (Eds.): Gobernanza con transparencia en tiempos de abundancia: Experiencias de las industrias en América Latina y el Caribe (pp. 3­39). Banco Interamericano de Desarrollo. https://pu­blications.iadb.org/publications/spanish/document/Gobernanza­con­transparencia­en­tiempos­de­abundancia­experiencias­de­las­indus­trias­extractivas­en­Am%C3%A9rica­Latina­y­el­Caribe.pdf.

Recomendaciones para mejorar el desempeño institucional

• Promover la publicación de estadísticas para fortalecer los procesos de rendición de cuentas.

• Usar datos para diagnosticar cuellos de botella en los procesos y evaluar políticas públicas.

• Publicación periódica de contratos firmados con las empresas extractivas y reportes de las autoridades del gobierno, con información financiera y técnica.

• Analizar casos internacionales exitosos de normas de transparencia, rendición de cuentas de las empresas del Estado y fondos de recursos naturales.

• Establecer un mapa de trabajo estratégico y ajuste del marco legal, para gestionar recursos financieros y fortalecimiento institucional.

• Acelerar la adopción de normas de informes internacionales en gobiernos y empresas del Estado.

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30 DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

El sistema educativo venezolano enfrenta cinco desafíos críticos impostergables: 1) estancamiento de la cobertura, 2) incremento del rezago escolar, 3) déficit de personal docente, 4) déficit de infraestructura, equipamiento y dotación, y 5) bajo nivel de aprendizaje de los estudiantes.

DESDE EL AÑO 2013 Venezuela atraviesa una profunda crisis económica, política y social, cuya magnitud ha llevado a diversos organismos internacionales a catalogar la situación como una «emergencia humani­taria compleja». Ante un colapso socioeconómico de tal envergadura, todas las áreas de política pública se han visto afectadas: la educación es una de las más golpeadas. El grave deterioro de los principales indica­dores de cobertura y calidad educativa llevó a que, en octubre de 2018, la Asamblea Nacional declarara al sector educación en condición de emergencia.

Cobertura educativa: insuficiente, desigual y excluyenteSegún datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), para el año 2019 la tasa de asis­tencia escolar de la población entre 3 y 24 años fue setenta por ciento: tres de cada diez personas en edad escolar están fuera del sistema educativo (UCAB, 2020). La tasa de asistencia escolar está considerada como el mejor indicador de la cobertura educativa real, porque refleja cuántas personas asisten efectivamente a un centro educativo. Entre 2014 y 2019 la cobertura educativa se mantuvo estancada y mostró una ten­dencia ligeramente decreciente.

Al analizar la asistencia escolar de los grupos etarios que integran el subsistema de educación bási­ca —inicial, primaria y secundaria— se confirma el estancamiento de la cobertura educativa en todos los niveles. Según datos de Encovi, para el año 2019 las tasas de asistencia escolar por grupos de edad fueron: 70 por ciento (3­5 años), 97 por ciento (6­11 años) y 85 por ciento (12­17 años); la del subgrupo de 15 a 17 años fue apenas 77 por ciento. Los datos por grupos etarios confirman el estancamiento de la cobertura durante los últimos seis años.

Un aspecto alarmante del estancamiento de la cobertura educativa es que ocurre en un contexto de reducción de la demanda potencial de educación. Para el año 2019, el país contaba con 11 millones de personas en edad escolar (3­24 años), que suponen 1,7 millones de personas menos que el promedio del período 2014­2018, situado en 12,7 millones. Esta importante caída poblacional se explica fundamental­mente por el fenómeno migratorio que atravesó el país en el período 2014­2019. Esta significativa reduc­ción de la demanda potencial de educación no se tradujo en un aumento de la cobertura educativa, lo que refleja la incapacidad del Estado para escolarizar a la población.

Verónica I. Medina A., economista y estudiante de la Maestría en Gerencia Pública (IESA).

Verónica I. Medina A.

EL SISTEMA EDUCATIVO VENEZOLANOEN TERAPIA INTENSIVA

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31DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

Tasa de asistencia escolar de la población entre 3 y 24 años de edad(porcentajes)

Fuente: UCAB (2020).

A la luz de estos datos, Venezuela tocó techo en su se­gundo esfuerzo de masificación educativa sin lograr las me­tas de universalización de acceso a la educación básica. Solo en el nivel de educación primaria la cobertura es virtual­mente universal, mientras que en los niveles de educación inicial y secundaria el país está muy lejos del objetivo.

El déficit de cobertura educativa se refleja no solo en la caída de la asistencia escolar, sino también en la irregulari­dad de la asistencia en los niveles de primaria y secundaria. Según datos de Encovi, para el año 2019, el 87 por ciento de los niños y adolescentes entre 3 y 17 años asistieron a la escuela. El 13 por ciento que no asistió representa 942.000 niños y adolescentes fuera del sistema educativo. Dentro del grupo que asiste a clases, solo el 60 por ciento asiste regu­larmente; es decir, la asistencia escolar de 376.800 niños y adolescentes es discontinua. Si se considera el grupo que no asiste a la escuela y el segmento cuya asistencia es irregular, resulta que 1.318.000 niños y adolescentes se encuentran en riesgo de exclusión educativa. Entre las razones para la irregularidad de la asistencia escolar se reportan, fundamen­talmente, problemas de agua (40 por ciento), apagones eléc­tricos (17), falta de comida en el hogar (16), fallas de transpor­te (7) y falta de docentes (18).

El panorama de la cobertura educativa en Venezuela empeora al constatar que los problemas de asistencia escolar afectan sistemáticamente a la población más pobre y vulne­rable. Los datos de Encovi reflejan que, para el año 2019, el quintil más pobre (Q1) registró una tasa de asistencia esco­lar de 61 por ciento que, comparada con la de 77 por ciento del quintil más rico (Q5), representa una brecha de 16 por ciento entre los segmentos de mayor y menor ingreso.

Rezago educativo: alto y crecienteEl rezago educativo se refiere a la diferencia, medida en años, entre el grado cursado por un alumno y el grado co­rrespondiente según su edad. Concretamente, el rezago ex­presa una brecha entre el grado efectivamente cursado y el grado oportuno. El rezago puede ser de dos tipos: se califica de «leve» cuando expresa un atraso de un año en el sistema educativo; y de «severo» cuando es de dos años o más.

Datos de Encovi muestran la magnitud del rezago esco­lar en el sistema educativo venezolano. Para el año 2019, un 34 por ciento de los estudiantes de 7­11 años presentaron rezago escolar, cifra que cuadruplica el nivel existente para el año 2018. Dentro de este grupo, un 10 por ciento de los estudiantes padece un rezago severo.

Este desolador panorama se repite en el grupo de 12­17 años: el 39 por ciento de los alumnos presenta algún grado

de rezago educativo. Dentro de este grupo, un 19 por ciento padece un rezago que puede ser calificado de severo (más del doble del rezago registrado en el año escolar 2018).

El análisis del comportamiento del rezago escolar se­gún la condición económica de los alumnos muestra que en el grupo de 7 a 11 años la discontinuidad de las trayectorias escolares se distribuye homogéneamente en todos los estra­tos sociales, mientras que en el segmento de 12 a 17 años se observan claras diferencias por estratos. Específicamente, existe una brecha de 14 por ciento entre el quintil de menor ingreso (43 por ciento) y el quintil de mayor ingreso (29 por ciento). Esta diferencia se explica, fundamentalmente, por el abandono temporal del sistema educativo de los estudiantes que provienen de hogares pobres, quienes optan por trabajar.

Déficit cuantitativo y cualitativo de personal docenteDos gravísimos problemas que enfrenta el sistema educativo venezolano son la escasez de personal docente y el deterioro de la calidad docente. Según cifras del Ministerio de Educa­ción, para el año escolar 2018 el sistema educativo contaba con 662.825 docentes; 82 por ciento adscritos a planteles oficiales y 18 por ciento a planteles privados. Entre el año escolar 2012/2013 y el 2017/2018 la plantilla docente man­tuvo una tendencia creciente, con un súbito incremento de más de 120.000 docentes en apenas un año escolar, entre 2016 y 2017 (INE, 2019).

Población escolarizada según estrato socioeconómico y condición de rezago escolar(porcentajes)

n Sin rezago n Rezago leve n Rezago severo

Fuente: UCAB (2020).

Venezuela no está en condiciones de financiar el funcionamiento del sistema educativo con recursos provenientes del presupuesto nacional

2014 2015 2016 2017 2018 2019

73 7276

71 69 70

Q1 (más pobre) Q5 (más rico) Q1 (más pobre) Q5 (más rico)7-11 años 12-17 años

11

23

9

2327

16

13

16

El sistema educativo venezolano en terapia intensiva TEMA CENTRAL

66 6857

71

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32 DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

En contraste con los datos oficiales, los registros de la Federación Venezolana de Maestros muestran que entre 2015 y 2020 más de 100.000 docentes abandonaron el sis­tema educativo, bien sea para emigrar del país o trasladarse hacia actividades ocupacionales de mayor remuneración. Por su parte, el Colegio de Profesores de Venezuela calcula que existe un déficit de docentes de cincuenta por ciento en las asignaturas especializadas de educación media, tales como matemática, física, química, biología e inglés.

A este déficit cuantitativo de docentes se suma la caída de la calidad docente. La Unidad Democrática del Sector Edu­cativo (UDSE, 2020) tuvo acceso a datos oficiales del Minis­terio de Educación y encontró que un 55 por ciento de los docentes se encuentra en condición de interino. La prevalen­cia de la figura del interinato ha desvirtuado y desarticulado por completo la carrera docente. Un reporte de Equilibrium

Cende (2020) reveló que la mayoría de los docentes que in­gresaron en años recientes no cuentan con el perfil profesional requerido, no ingresaron al sistema educativo por concurso de méritos sino por mecanismos político­clientelares y no son sometidos periódicamente a evaluaciones estandarizadas de des­empeño. Todo ello está acompañado por un proceso de politiza­ción del sistema de promoción y ascenso docente en el cual las autoridades escolares son designadas por criterios políticos y no meritocráticos.

Precarias condiciones materiales para el aprendizajeLas condiciones materiales de aprendizaje se refieren al lugar y los dispositivos físicos con los que se desarrolla la escolarización. Existe un amplio consenso en que las condi­ciones materiales del entorno educativo influyen en el pro­ceso de enseñanza­aprendizaje y afectan el desempeño de los docentes y alumnos (CAF, 2016).

Venezuela padece un grave déficit de infraestructura, equipamiento y dotación en los planteles. Un reporte de investigación coordinado por Civilis (2018) destacó graves problemas:

• Déficit de 4.000 planteles, principalmente en educa­ción secundaria.

• 95 por ciento de los planteles presenta grave deterio­ro (falta de mantenimiento, sin servicios continuos ni facilidades para alumnos con condiciones especiales).

• Déficit de treinta por ciento en pupitres o sillas para los alumnos, y escritorios y sillas para los docentes, en el sesenta por ciento de las escuelas.

• En el veinte por ciento de las escuelas solo están opera­tivas la mitad de las aulas.

• El noventa por ciento de los planteles ha sido víctima de inseguridad y vandalismo.

• Discontinuidad de servicios de agua potable, electrici­dad; además, el 97 por ciento de las escuelas carece de internet.

Además de estos problemas, el reporte de Equilibrium Cen­de (2020) identificó desafíos adicionales como:

1. Déficit de insumos para el proceso de enseñanza­apren­dizaje; principalmente, material consumible o papelería (94 por ciento), material bibliográfico (90 por ciento), material instrumental para laboratorios y talleres (92 por ciento), material deportivo (88 por ciento) y mate­rial audiovisual (91 por ciento).

2. Problemas de ambientación de los salones, tales como ventilación insuficiente (46 por ciento), falta de ventila­ción artificial (59 por ciento), iluminación insuficiente (65 por ciento) y ruidos exteriores durante las clases (68 por ciento).

Bajo nivel de aprendizaje de los estudiantesEl indicador más relevante para evaluar el desempeño de un sistema educativo es el nivel de aprendizaje de los estudiantes. La primera evidencia de que el Estado ha desatendido este

Población escolarizada con algún grado de rezago educativo(porcentajes de rezago leve y severo)

Fuente: UCAB (2020)

En Venezuela no se realizan pruebas sistemáticas y periódicas, nacionales o internacionales, para evaluar la efectividad de los procesos de enseñanza y aplicar correctivos

TEMA CENTRAL El sistema educativo venezolano en terapia intensiva

2015 2016 2017 2018 2019

27 2825

17

39

11 1210

8

34De 12 a 17 años de edad

De 7 a 11 años de edad

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33DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

El sistema educativo venezolano en terapia intensiva TEMA CENTRAL

tema es que en Venezuela no se realizan pruebas sistemáti­cas y periódicas, nacionales o internacionales, para evaluar la efectividad de los procesos de enseñanza y aplicar correctivos.

Desde 1997 Venezuela no se somete a alguna evaluación internacional que permita medir y comparar el aprendizaje de los estudiantes en las áreas de lectoescritura, matemática y ciencias (por ejemplo, PISA, TIMMS, ERCE). A su vez, el Ministerio de Educación lleva diez años sin realizar prue­bas nacionales de aprendizaje, aun cuando existía el Sistema Nacional de Medición y Evaluación del Aprendizaje.

Aunque Venezuela no cuenta con pruebas estandarizadas de medición de los aprendizajes, las graves condiciones del entorno socioeducativo presagian un bajo rendimiento de los estudiantes venezolanos. El reporte de Civilis (2018) reveló que en el cincuenta por ciento de los planteles está compro­metida la capacidad de los alumnos para lograr competen­cias en lectoescritura y razonamiento matemático, debido a problemas de atención, concentración y deficiencias pedagó­gicas. La inseguridad alimentaria que enfrenta la población venezolana, aunada a las serias deficiencias del Programa de Alimentación Escolar, explica que el sesenta por ciento de los estudiantes presente problemas de atención y concentración.

¿Qué le espera al sistema educativo venezolano?Si se consideran las preocupantes perspectivas económicas de Venezuela para los años 2020 y 2021, resulta claro que el sistema educativo venezolano seguirá atravesando una crisis presupuestaria y una crisis de desempeño, y que el país se­guirá retrocediendo en sus logros educativos.

Ante este panorama, Venezuela no está en condiciones de financiar el funcionamiento del sistema educativo con recur­sos provenientes del presupuesto nacional. Para comenzar a enmendar la situación se requerirán importantes cambios en el sistema de financiamiento educativo en tres áreas esencia­les: 1) incrementar y diversificar las fuentes de financiamien­to, de manera de sumar otras fuentes de origen interno a los tradicionales aportes del gobierno nacional y externo (público y privado); 2) fortalecer la gestión del sistema educativo, lo que implica descentralizar la administración del sistema esco­lar y una profunda reforma del Ministerio de Educación para fortalecer sus capacidades como organismo rector del siste­ma educativo; y 3) fortalecer los sistemas de información del sector educación, a fin de disponer de datos confiables que permitan sustentar las decisiones sobre inversión educativa en medio de un panorama fiscal restrictivo.

REFERENCIAS• CAF (2016): «La importancia de tener una buena infraestructura escolar».

Caracas: Corporación Andina de Fomento. https://www.caf.com/es/actua­lidad/noticias/2016/10/la­importancia­de­tener­una­buena­infraestructura­escolar/

• Civilis (2018): Reporte nacional sobre el derecho a la educación en Venezuela. Caracas: Civilis. https://www.civilisac.org/emergencia­humanitaria­comple­ja/reporte­nacional­sobre­el­derecho­a­la­educacion­en­venezuela

• Equilibrium Cende (2020): En búsqueda del prestigio perdido: Desafíos del per-sonal docente en Venezuela y propuestas para su solución. Caracas: Equilibrium Cende. https://equilibriumcende.com/desafios­docente­venezuela/

• INE (2019): Estadísticas educativas, 1988/1989-2017/2018. Caracas: Instituto Nacional de Estadísticas. http://www.ine.gov.ve/documentos/Social/Educa­cion/pdf/EstadisticasEducativas19881989­20172018.pdf

• UCAB (2020): Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2019-2020: Educa-ción. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello. https://assets.website­files.com/5d14c6a5c4ad42a4e794d0f7/5f0385bb99f3ad48111aed96_Presenta­ción%20%20ENCOVI%202019­Educacion_compressed.pdf

• UDSE (2020): Informe 2019-2020: Destrucción de la educación como derecho humano. Educación Bolivariana: una gigantesca estafa histórica. Caracas: Unidad Democrática del Sector Educativo. https://moveducsimonro­driguez.blogspot.com/2020/07/desde2018­la­unidad­democratica­del.html?spref=tw

Aunque Venezuela no cuenta

con pruebas estandarizadas

de medición de los aprendizajes,

las graves condiciones

del entorno socioeducativo

presagian un bajo rendimiento

de los estudiantes venezolanos

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34 DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

EL 20 DE ENERO de este año la revista Fortune publi­có, en su versión electrónica, un artículo titulado «La inteligen­cia artificial está transformando la entrevista de trabajo, y todo lo que viene después», firmado por la periodista Maria Aspan (2020). En sus líneas resuenan las reflexiones expuestas por la matemática Cathy O’Neil (2018) en una obra ya familiar para muchos lectores en lengua española: un alerta sobre el número creciente de decisiones de relevancia social que son delegadas en máquinas de tecnología compleja, pero también acerca del peligroso simplismo que se oculta muchas veces detrás de la programación de algunos algoritmos informáticos.

La división del trabajo surgió como una necesidad hu­mana durante la transición del cazador­recolector al agri­cultor­criador. También ayudó la tendencia a automatizar tareas y procedimientos con miras a satisfacer las necesida­des del mayor número de personas posible. De este modo se explica la expansión de la dinámica creadora: el fuego, la rueda, el molino, los telares, viviendas, barcos y monumen­tos. Sin embargo, con la invención de la máquina de vapor y la producción de electricidad a gran escala se aprecia mejor el efecto de la técnica y la ciencia en la automatización.

Entre los desarrollos tecnológicos concebidos inicial­mente como inventos estrictamente beneficiosos se destaca el transporte aéreo. Con el tiempo se cobró conciencia de que un avión moviliza bienes y personas, pero también está en capaci­dad de transportar armas o servir de mecanismo de vigilancia en tiempos de guerra, para saber dónde y cuándo disparar. Tales posibilidades se complementaron y se expandieron con el perfeccionamiento del radar y la automatización de la capa­cidad de cálculo de los sistemas de defensa antiaérea.

Es impreciso dar a unos algoritmos el nombre «inteligencia artificial». Parece más bien una antigua estrategia de mercadeo: usar un nombre sexi para llamar la atención de posibles clientes. Un software no expresa una inteligencia distinta a la del desarrollador de los códigos y modelos matemáticos.

Henryk Gzyl

Henryk Gzyl, profesor del IESA.

NI INTELIGENCIA NI ARTIFICIAL:

¡CÓMO DELEGAR DECISIONESEN MÁQUINAS!

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35DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

Un pensador que se nutrió de este ambiente de gran­des avances tecnológicos fue el matemático Norbert Wiener (1961, 1971), quien a principios de los años cincuenta del siglo XX publicó un par de libros visionarios que sentaron las bases para el debate acerca de las consecuencias de la automatización en la estructura social. Aspectos como la responsabilidad social del científico y el peligro de la pro­liferación de noticias falsas con fines propagandísticos (las actuales fake news) cobraron importancia a la luz de las con­secuencias del clima de opinión beligerante que desembocó en la Segunda Guerra Mundial y el lanzamiento de dos bom­bas nucleares en Japón.

La mano que «mece la cuna»En 1952 el escritor estadounidense Kurt Vonnegut se valió del género de la novela distópica para alertar a sus lectores acerca de los riesgos de un progreso científico desvincula­do del pensamiento ético. En La pianola describe una so­ciedad cuyas clases sociales son determinadas a partir de datos arrojados por computadoras. El protagonista es un ingeniero favorecido por la clasificación elaborada por las máquinas; una persona que se cuenta, por lo tanto, entre los miembros de la clase dominante.

Vonnegut desarrolla también un personaje que de ma­nera casi humorística representa la «antinota»: un hombre extremadamente rico que trata de ser convencido, por la alta dirigencia de la jerarquía, de adoptar en un país del llamado Tercer Mundo un sistema de control por computadora. La cosa termina con el fracaso de la tan ansiada venta, dado que la tecnología informática, centralizada y planificada, no ofrece nada que el líder totalitario no pueda alcanzar a mer­ced de sus poderes sobre la sociedad.

El protagonista de La pianola, casado con un mujer ambiciosa y arribista, toma conciencia de la naturaleza pro­fundamente alienante del sistema jerárquico y se une a un «movimiento de liberación», que alimentará una reacción popular violenta que el sistema es incapaz de anticipar. Uno de los mensajes fundamentales es que, sin propuestas alter­nativas, los rebeldes antisistema están condenados a servir de parteros del caos... A grandes rasgos, la situación nove­lada por Vonnegut ilustra las consecuencias que pueden de­rivarse de la implantación de un modelo de decisión bajo la responsabilidad de un «algoritmo».

La posibilidad de que las decisiones delegadas en má­quinas terminen en problemas graves y complejos centra la referida investigación de O’Neil. Tras una incursión profe­sional en empresas de tecnología, y luego también de fami­liarizarse con las implicaciones sociales de los denominados datos masivos, O’Neil recopila un conjunto de casos toma­dos de la sociedad informatizada y en red.

En un proceso de decisión, en su esquema más simple, interactúan un agente (quien decide), un sistema (que se verá afectado por la decisión) y un entorno (del cual ambos forman parte). El agente tiene a su disposición una lista de opciones, cada una de las cuales implica una (inter)acción (con o) sobre el sistema. A cada acción —que puede depender o no del en­torno— el sistema responde de una o más posibles maneras. Uno de los supuestos principales es que el agente dispone de un mapa, catálogo o entendimiento de todas las relaciones cau­sales, capaces de explicar desde el estado actual del sistema hasta las respuestas del sistema a sus acciones.

Baste un ejemplo para ilustrar la complejidad del asun­to. Una persona quiere que un sujeto haga lo que ella desea; es decir, que se comporte de una determinada manera y no de otra. El primer bloque de análisis consiste en que la per­sona consiga identificar las razones que pudiesen llevar al sujeto a desobedecer la orden. Si fracasa su intuición, si no da con las verdaderas motivaciones del comportamiento del sujeto, ninguna de sus acciones y estrategias tendrá éxito, porque habrá ocurrido lo que se conoce en teoría matemá­tica como «error de modelo». Cuando no se tiene claridad acerca de la reacción del sujeto a cada estímulo pueden ocurrir dos resultados —inhibición o decisión anticipatoria equivocada— capaces de agravar la situación inicial.

Dos temas importantes en el proceso de decisión han sido descritos por Daniel Kahneman (2011) y Frank Partnoy (2012). El primero examina dos maneras de tomar decisio­nes: una «rápida, automática o refleja», basada en el sistema de respuesta automática del cerebro y determinada por los genes, el entorno y el desarrollo; y otra «pausada o racional», condicionada por la actividad del cerebro analítico. Partnoy, por su parte, se enfoca en las consecuencias de introducir demoras en el proceso de respuesta; un problema no tan exótico para los programadores de trading electrónico.

Hay procesos de decisión con altos grados de automatiza­ción, tales como la clasificación crediticia, la evaluación de so­licitudes de trabajo y la búsqueda de pareja en internet. ¿Qué implica exactamente la automatización y qué clase de decisiones son delegadas por los usuarios a los programas informáticos?

Tanto para buscar un trabajo como para solicitar un crédito bancario es menester que una persona conteste un cuestionario básico de recolección de datos, el cual incluye preguntas referidas a sexo, edad, nivel educativo, residencia, ingreso, historial crediticio, deudas pendientes, experiencia y estado de salud. Al concluir, la planilla se entrega o, en todo caso, los datos se vacían en una interfaz, de manera directa o indirecta. La persona queda a la espera de una res­puesta, que llega mediante un mensaje de texto o un correo electrónico. Por ejemplo: «Su solicitud ha sido rechazada, por favor intente más adelante».

Los algoritmos detectan las preferencias

a partir de los hábitos de navegación

y se ensañan con los internautas

Ni inteligencia ni artificial: ¡cómo delegar decisiones en máquinas! TAMBIÉN EN ESTE NÚMERO

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¿Qué hay detrás de esta respuesta? Para saberlo convie­ne dirigir la mirada al otro lado del proceso: un especialista, a partir de criterios previamente establecidos, analiza y eva­lúa un montón de datos personales de solicitantes de crédito o aspirantes a un cargo. Luego de seleccionar un conjunto de personas cónsonas con el perfil deseado, el especialista encarga a un programador el desarrollo de una solución tec­nológica que sistematice la información y arroje un orden que facilite la escogencia final.

Desde la perspectiva del programador hay un primer problema: la información suministrada por el especialista no incluye a todos los posibles aspirantes. Para asignar un nue­vo candidato es necesario identificar a qué grupo pertenecen sus datos. Los criterios desarrollados para resolver este de­

talle caen bajo el nombre de agrupamiento (clustering) o, en general, aprendizaje estadístico o aprendizaje automático. Hay varias técnicas numéricas para decidir en qué grupo de datos cae un dato nuevo.

La ubicación inicial en grupos proviene de algún ana­lista que clasifica. Luego la manera de asignar algorítmica­mente un dato nuevo a un grupo procede de un proceso de modelación estadística; a partir de allí se construye un programa que, al ubicar un dato nuevo en un grupo, produ­ce la decisión final. Es el algoritmo el que acepta o rechaza.

En el caso de los servicios de búsqueda de pareja —duradera u ocasional— la mecánica guarda cierta similitud. Únicamente difiere en un punto importante: al final es el usuario del servicio quien toma la decisión. Pero al principio el usuario rellena un cuestionario con todo tipo de datos: personales, de salud, educación, ubicación geográfica, ca­racterísticas físicas y preferencias (las suyas y las deseadas). El sistema le ofrece una lista de opciones a partir de sus exigencias. No proporciona una lista gigantesca de posibles candidatos, sino una lista estructurada por un programa in­formático basado en criterios de compatibilidad relevantes para un programador, cuyos criterios estéticos y rasgos de personalidad discrepan del usuario. De allí la importancia de reflexionar acerca de lo verdaderamente importante: cuá­les son los criterios de compatibilidad y que tipo de análisis da soporte a la lista de parejas potenciales.

Los riesgos de un algoritmo que minimiza el riesgoEn el segundo capítulo de su libro, O’Neil (2018) se ocupa de los modelos matemáticos que emplearon los especialistas para determinar el riesgo financiero en 2008, el año de la crisis de la acumulación de impagos de las hipotecas subpri-me y la quiebra de Lehman Brothers.

Sus primeras críticas se dirigen a la falta de controles de los organismos reguladores, así como a la codicia de los agentes de mercado. O’Neil argumenta que para la época era imposible modelar matemáticamente la ocurrencia de in­cumplimientos, en un entorno que fomentaba y premiaba la asunción de riesgo, cuya peligrosidad aumentaba por la falta de voluntad para implementar controles que impidiesen la

crisis. Recuerda al lector que el riesgo crediticio tiene mu­chas variantes. En el ámbito financiero, por ejemplo, consis­te en la posibilidad de incumplimiento de una empresa —o incluso un país— que emite bonos. Algo parecido ocurre en el mundo bancario, donde también existe la posibilidad de impago de préstamos por parte de pequeños o medianos emprendedores, o personas que se declaren incapaces de honrar los pagos de tarjetas de crédito o hipotecas.

Los modelos matemáticos diseñados para los bonos empresariales y los préstamos individuales no tienen valor predictivo, sino clasificatorio. Aunque existen muchos mo­delos cuyos creadores aseguran el cálculo exacto de proba­bilidades y los montos de potenciales pérdidas, lo cierto es que tienen aplicación limitada. En el ámbito individual, el asunto es simple: quien no tiene acceso al crédito se encierra en un círculo vicioso (como no cuenta con historial credi­ticio le cuesta mucho acceder a crédito). ¿Por qué? Porque la decisión está en manos de un algoritmo. Algo parecido ocurre con el uso de algoritmos clasificatorios para la selección de em­pleados: a quienes no tienen experiencia laboral les cuesta con­seguir empleo y adquirir experiencia laboral porque el software los descarta.

Cuando se analizan los entornos nacionales, las tenden­cias se consolidan. La población del país crece y ocurre una mayor demanda de bienes y servicios, que a su vez requiere ampliar la fuerza laboral para producir más y más rápida­mente. El imperativo de mayor rapidez operativa presiona a favor de la automatización, un proceso tecnológico cuyo efecto principal es hacer prescindible a una masa creciente de trabajadores. Los empleadores, para contratar al personal que no puede ser suplantado por máquinas y robots, apelan a filtros informáticos para minimizar los costos de selección. Esto constituye un terreno fértil para los vendedores de soft-ware de selección y clasificación. La clasificación de los aspi­rantes, así como la asignación de nuevos cargos, presupone una buena dosis de modelos matemáticos y estadísticos ba­sados en datos.

O’Neil se ocupa también de los intentos de resolver situaciones de injusticia (mala administración) mediante algoritmos de clasificación y decisión. El problema de la prevención se manifiesta en las diferentes técnicas imple­mentadas por los cuerpos policiales para evitar o mitigar el crimen. Uno de los métodos propuestos está ligado a mode­los de criminalidad bastante absurdos.

En las zonas socioeconómicamente más deprimidas la policía detiene, interroga y revisa a la gente. Una persona es fichada incluso por resistirse a la autoridad, sin necesidad de ser capturada en flagrancia. Luego se ingresan sus datos en un registro; un acto sencillo que da pie a un futuro cír­culo vicioso (un lazo con realimentación positiva): por tener antecedentes la persona siempre es sospechosa. El resultado de este enfoque puede ser una zona con mayor necesidad de vigilancia policial: los datos sugieren que se ha vuelto más «proclive» a eventos criminales y situaciones irregulares con sus habitantes. Aunque la proporción de casos positivos sea muy baja (por ejemplo, uno por cada mil habitantes), se habrá impulsado una dinámica negativa.

Al diseñarse un algoritmo que enfatiza los datos rela­tivos al componente étnico, sin prestar mayor atención a las deficiencias estructurales del sistema social (como la desigualdad de oportunidades o posibilidades de ascenso social), se obtiene un instrumento técnico que no ayuda a resolver las causas de fondo. En cuanto a la administración de justicia es frecuente observar el uso de modelos matemá­

En un proceso de decisión interactúan un agente (quien decide), un sistema (que se verá afectado por la decisión) y un entorno (del cual ambos forman parte). Se supone que el agente dispone de un mapa, catálogo o entendimiento de todas las relaciones causales

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ticos para la clasificación de personas de acuerdo con sus su­puestas tendencias criminales, particularmente enfocados al cálculo de la probabilidad de reincidencia en conductas an­tisociales. Las complicaciones surgen cuando estos modelos forman parte de procesos de decisiones legales e imposición de condenas para (supuestamente) prevenir la criminalidad.

Me gusta, no me gustaOtra situación que llama la atención de O’Neil es el modo como los usuarios de redes sociales —Facebook, Twitter e Instagram— configuran y manifiestan sus preferencias al ejecutar transacciones comerciales en línea o decidir cuáles contenidos informativos consultar (sin reflexionar mucho sobre el hecho de que constituyen microbjetivos de cam­pañas publicitarias, de desinformación o de elección políti­ca). En este caso, los algoritmos identifican las preferencias a partir de los hábitos de navegación y se ensañan con los internautas.

Cada vez que un internauta participa en una encuesta de satisfacción, marca un «me gusta», reenvía un tuit o hace clic a una foto «picante» deja registro del conjunto de sus preferencias. La suma de todas esas preferencias constitu­ye una información que allana el camino de un algoritmo que lo encasillará y lo expondrá a mensajes publicitarios y noticias falsas relacionadas con su historial de navegación. Son formas imperceptibles de manipulación, concebidas para inducir y vender ideas, bienes o servicios, mecanismos personalizados vinculados con los resultados de algoritmos de clasificación, que a los ojos de los cibernautas funcionan como auténticas cajas negras en manos de quién sabe quién, para ser usados quién sabe para qué.

Ninguno de esos algoritmos tiene algo de artificial: es un esfuerzo deliberado, basado en modelos matemáticos, de sistematizar atributos y preferencias de modo de anticipar las reacciones del usuario de internet, e incluso identificar y azuzar sus impulsos de compra. Esos algoritmos no son in­teligentes ni brutos: su diseño utiliza procesos matemáticos que a veces funcionan y otras no.

La delegación de decisiones en algoritmos no exime a un profesional de responsabilidades. Un algoritmo de aná­lisis de información médica resulta de gran ayuda para es­tablecer un diagnóstico; sin embargo, los profesionales de

la salud deben corroborar con sus métodos tradicionales el juicio arrojado por el software.

Es impreciso atribuir a los algoritmos la denominación de «inteligencia artificial», porque tal denominación parece más bien una antigua estrategia de mercadeo: seleccionar un nombre sexi para llamar la atención de posibles clientes. En un software no se expresa una inteligencia distinta a la del desarrollador de los códigos y los modelos matemáti­cos. Lo que se llama inteligencia artificial es, en esencia, una colección de códigos (programas) capaces de sugerir (y no siempre acertar) soluciones rápidas a problemas complejos.

Una referencia útil para comprender las potencialida­des y limitaciones de la inteligencia artificial es el libro El quinteto de Cambridge (Casti, 1998), en cuyas páginas se es­cenifica una cena imaginaria de cinco famosos intelectua­les del Cambridge de la década de los cincuenta del siglo XX: Snow (químico devenido novelista), Turing (matemáti­co), Schrödinger (físico), Haldane (biólogo) y Wittgenstein (filósofo). En el encuentro, los asistentes discuten en qué consiste la inteligencia artificial («¿podrá tener inteligencia una máquina?») y en qué radica el pensar: una controversia histórica que aún está lejos de terminar.

REFERENCIAS• Aspan, M. (2020): «A.I. is transforming the job interview —and

everything after». Fortune, 22 de enero. https://fortune.com/longform/hr­technology­ai­hiring­recruitment/

• Casti, J. (1998): The Cambridge quintet. Nueva York: Perseus Books.• Kahneman, D. (2011): Thinking fast and slow. Nueva York: Farrar,

Strauss & Giroux.• O’Neil, C. (2018): Armas de destrucción matemática: cómo el big data au-

menta la desigualdad y amenaza la democracia. Madrid: Capitán Swing.• Partnoy, F. (2012): Wait: the art and science of delay. Nueva York: Perseus

Books.• Vonnegut, K. (1952): Player piano. Nueva York: Dell Publishing Group.• Wiener, N. (1961): Cybernetics: control and communication in the animal

and the machine. Cambridge: MIT Press.• Wiener, N. (1971): The human use of human beings: cybernetics and so-

ciety. Nueva York: Discus.

INFORMACIÓN RELACIONADA• Documentos de la Comisión Europea sobre inteligencia artificial:

https://www.europarl.europa.eu/RegData/etudes/BRIE/2019/640163/EPRS_BRI(2019)640163_EN.pdf

• El bloqueo neerlandés al algoritmo de detección de delincuentes: https://elpais.com/tecnologia/2020/02/12/actualidad/1581512850_757564.html

Hay procesos de decisión con altos grados

de automatización, tales como la clasificación

crediticia, la evaluación de solicitudes de trabajo

y la búsqueda de pareja en internet. ¿Qué implica

exactamente la automatización?

Ni inteligencia ni artificial: ¡cómo delegar decisiones en máquinas! TAMBIÉN EN ESTE NÚMERO

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LA CUARENTENA y el distanciamiento social, como medidas para enfrentar el impacto de la covid­19, imponen graves restricciones a las empresas. ¿Cómo producir si no es posible asistir a los puestos de trabajo?

Aparece el teletrabajo como opción. Las empresas que contaban con esa modalidad de trabajo —Ericsson en Espa­ña o Google en Irlanda, Twitter, Slack, entre muchas otras— han enviado a los trabajadores a sus casas y han seguido operando.

Existen compañías en las que todos sus integrantes te­letrabajan. Tal es el caso de GitLab, compañía famosa por carecer de oficinas: sus más de mil empleados trabajan desde ubicaciones remotas. Pero un elevado número de empresas en todo el mundo no cuenta con políticas de teletrabajo. ¿Qué sucede en estos casos? ¿Hay algo que estas empresas puedan hacer en una coyuntura como ésta?

Implementar teletrabajo es un proceso complejo y la improvisación agrega complicaciones a los factores que de­ben ser considerados. Pero no hay que renunciar a la idea de teletrabajar, aunque no existan las condiciones ideales.

La «Guía para teletrabajo en el Gobierno Federal» de Estados Unidos (OPM, 2011) califica de teletrabajo los arre­glos laborales en los cuales el empleado desempeña regular­mente algunas tareas desde su casa o en lugares de trabajo acondicionados cerca de su casa. Esta definición no men­ciona el uso de tecnologías de información y comunicación porque, en la práctica, hay sectores que utilizan trabajo a distancia sin el uso de estas tecnologías (por ejemplo, manu­factura de ropa).

Teletrabajar ofrece numerosos beneficios económicos, sociales y ambientales: reducción de la huella de CO

2, ahorro

energético, inclusión de personas con necesidades especiales, balance entre vida personal y trabajo, aumento de produc­tividad, reducción de gastos operativos (incluyendo bienes raíces), mejora en la gestión de talento (amplía el mercado laboral y favorece la retención de personal) y protección de la continuidad de las operaciones. Este último beneficio es la razón por la cual el teletrabajo ha recibido tanta atención estos últimos días.

La cuarentena y el distanciamiento social ante la covid-19 ponen de manifiesto la conveniencia del teletrabajo, que ha permitido a muchas empresas mantener sus operaciones. Pero, ¿qué puede hacer el resto de las organizaciones? ¿Es posible implementar un teletrabajo de emergencia?

Olga Bravo

Olga Bravo, profesora del IESA y de la UCAB, consultora y emprendedora.

TIEMPOS DE COVID-19: QUÉ HACER CUANDO NO SE CUENTA CON POLÍTICAS DE TELETRABAJO

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Supuestos del teletrabajoEl teletrabajo supone una cierta manera de ver las relaciones laborales y la disposición de las personas, que se resume en las siguientes premisas:

• Siempre que las tareas se cumplan, no importa el lugar donde se lleven a cabo.

• El trabajo no es adónde vas sino qué haces.• Las personas ejercerán autodirección y autocontrol en el

cumplimiento de los objetivos con los que están compro­metidas.

• Los esquemas flexibles reducen el estrés e incrementan el compromiso organizacional, la satisfacción laboral y la eficacia de los empleados.

• El éxito en el teletrabajo depende del esquema de geren­cia y de la confianza mutua.

• El papel del gerente consiste en aportar guía e información, revisar el progreso de las tareas, habilitar procesos y medir el desempeño (grado de logro de las metas establecidas).

La primera barrera para implementar el trabajo remoto es el temor del gerente a perder el control de su equipo, a ser incapaz de ejercer una supervisión efectiva cuando no se en­cuentra en el mismo espacio de sus colaboradores. Quizá la pandemia del coronavirus ayude a romper una creencia tan extendida, limitante y castrante como esta.

Aspectos clave para el teletrabajoHay cuatro aspectos clave para implantar políticas de teletrabajo: asuntos legales, tecnologías, prácticas y espacios de trabajo. Los asuntos legales merecen atención prioritaria: es necesario consultar criterios jurídicos al introducir relaciones de tele­trabajo en una empresa.

Tipos de teletrabajosExisten diversas modalidades de teletrabajo según las condi­ciones en las que se desarrolla:

• Remoto: las personas trabajan siempre fuera de la em­presa y acuden a ella esporádicamente.

• Móvil: el trabajador no tiene un lugar de trabajo estable­cido; sus herramientas primordiales son diferentes tipos de dispositivos móviles.

• Flexible: el trabajador labora dos o tres días a la semana en su casa y el resto del tiempo en la oficina.

• Colaboración a distancia: equipos de trabajo distribui­dos o equipos virtuales de trabajo.

Es importante reconocer las diferencias entre equipos que trabajan presencialmente (colocalizados), equipos que hacen te­letrabajo (remotos) y equipos virtuales de trabajo. El teletrabajo se encuentra a mitad de camino entre la relación de trabajo tradicional (presencial) y el equipo virtual, en el cual sus inte­grantes pueden pertenecer a diferentes organizaciones (Snow­don y Bouch, 2020).

Implementación emergente de teletrabajoEn un momento crítico como el de la actual pandemia no hay tiempo ni condiciones para diseñar e implementar una iniciativa de teletrabajo «con todas las de la ley». Sin embargo, eso no im­plica renunciar a la posibilidad de teletrabajar. Si en su empresa nunca se ha teletrabajado y desea realizar una implementación de «emergencia», es recomendable utilizar la figura de equipos virtuales de trabajo, por las siguientes razones:

1. Esta modalidad brinda un grado suficiente y satisfacto­rio de formalidad a la relación de trabajo.

2. Es percibida por los empleados como transitoria, de forma que no considerarán el teletrabajo un derecho adquirido; aunque, luego de la experiencia, es probable que su em­presa desee implementarlo como política regular de trabajo.

3. Presenta el cambio en los hábitos de trabajo de supervi­sores y colaboradores de un modo que luce menos ame­nazante (como pedirles que vayan al trabajo por una ruta diferente) y desplaza la «gerencia por vigilancia» por un estilo más cercano a la gerencia por resultados.

4. Existen métodos que sistematizan, con mucha efectivi­dad, el trabajo de los equipos virtuales.

¿Cuáles son las implicaciones prácticas de esta implantación emergente de teletrabajo?

Para las organizaciones1. Ver el trabajo regular como un conjunto de pro­

yectos: planificar qué debe hacer cada uno y para cuándo debe estar hecho.

2. Definir criterios de elegibilidad o perfil de compe­tencias requerido de los integrantes de los grupos de trabajo.

3. Desarrollar una estructura de apoyo (helpdesk).4. Designar un coordinador para cada grupo de traba­

jo (puede necesitarse más de un equipo de trabajo).5. Establecer un procedimiento de trabajo referencial,

que pueda ser utilizado como base por los diferen­tes grupos de trabajo.

Aspectos clave en las relaciones de teletrabajo

Tecnología

Espaciosde trabajo

Prácticasde

trabajo

Asuntoslegales

• Convenios y contratos• Criterios de elegibilidad• Responsabilidades• Disolución de acuerdos

• Casa: privacidad, atención• Organización: individuales, reuniones• Ciberespacio: intranet, aplicaciones, entrenamiento

en línea, coordinación

• Casa: acceso, soporte, seguridad, privacidad, atención• Organización: recursos (colaboración, acceso, seguridad)• Servicios: datos, voz, video, capacitación, apoyo

• Políticas y acuerdos: acceso, alcance, responsabilidades, vigencia

• Gerencia • Entrenamiento• Seguimiento y apoyo

Tiempos de covid-19: qué hacer cuando no se cuenta con políticas de teletrabajo TAMBIÉN EN ESTE NÚMERO

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40 DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

6. Verificar las condiciones ambientales, ergonómicas y tecnológicas del espacio de trabajo de los colabo­radores y asegurar que sean propicias.

7. Especificar las consideraciones de seguridad de da­tos necesarias (consultar a expertos).

8. Aclarar las implicaciones legales (consultar a expertos).

Para los líderes de equipos1. Comprenda que, en esta modalidad de trabajo, us­

ted no es el único capaz de responsabilizarse por el trabajo.

2. Comprenda que confiar no equivale a extender un cheque en blanco. En este contexto significa esta­blecer alcances, responsabilidades y plazos; exigir resultados en los plazos establecidos; y medir el avance continuamente, no al final del plazo, para atajar los problemas antes de que sea muy tarde o su solución muy costosa. Cuando pase la crisis verá cuán efectiva es esta manera de trabajar.

3. Verifique cómo se sienten las personas en esta nue­va modalidad de trabajo.

4. Prepárese para servir de guía. Su trabajo ahora consiste en informar, revisar progreso, habilitar procesos y me­dir desempeño (grado de logro de los objetivos).

5. Evite juzgar las preguntas o dudas de sus colaborado­res. Eso contribuirá a crear un clima de confianza que favorece el desempeño cuando se adopta una nueva manera de trabajar. Es preferible que los colaboradores expresen sus dudas, y despejarlas cuanto antes, en lu­gar de ocultarlas por temor a las consecuencias.

Para los teletrabajadores1. Asegúrese de conocer en detalle qué se espera de

su trabajo, cuáles son sus tareas y cuáles son los plazos de entrega.

2. Infórmese del perfil de competencias requerido para su tarea y evalúe su capacidad para teletrabajar.

3. Procure un espacio idóneo, que minimice las interrup­ciones. Será su espacio de trabajo y así debe hacerlo saber a los integrantes de su familia. Créame, hasta los niños pequeños son capaces de entenderlo.

4. Establezca un horario ajustado a su realidad. Ne­gócielo con su jefe y con su familia.

5. No tema preguntar cuando tenga dudas, es mucho peor cometer errores por quedarse con ellas.

6. No interrumpa su trabajo continuamente para atender asuntos domésticos. Delimite el espacio de cada tarea: doméstica y laboral. En un par de días todos se habrán adaptado a la nueva rutina.

7. Busque tareas para los niños de acuerdo con sus edades. Eso ayudará a mantenerlos entretenidos y reducirá las interrupciones.

A pesar de las complicaciones técnicas (colapso por estrés de la infraestructura en los países desarrollados o mal estado de esa infraestructura en países como Venezuela) no es la tecnología el mayor reto que enfrenta el teletrabajo. Sí lo es creer que es un problema de tecnología y no estar dispues­tos a abandonar el estilo de gerencia por vigilancia que aún impera en el mundo.

REFERENCIAS• OPM (2011): «Guide to telework in the federal government». United

States Office of Personnel Management: https://www.telework.gov/guidance­legislation/telework­guidance/telework­guide/guide­to­te­lework­in­the­federal­government.pdf

• Snowdon, C. y Bouch, M. (2020): «What is a virtual or remote team?». People Alchemy: https://www.alchemyformanagers.co.uk/topics/whKJy23z8nHLAFhf.html

Tipos de relaciones de trabajo: presencial, remota y virtual

Fuente: Snowdon y Bouch (2020).

Líderde equipo

Colaborador

Colaborador

LíderLíder

Colaborador

Colaborador

Gerente

Colaborador Colaborador

ColaboradorColaborador

Gerente

Colaborador

Colaborador

ColaboradorColaborador

Los integrantes de una organización atienden la operación regular

Integrantes de organizaciones diferentes atienden objetivos específicos durante un tiempo finito

Equipo presencial

Teletrabajo

Equipo virtual

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LA EMIGRACIÓN MASIVA de los venezolanos ha tenido innumerables consecuencias urbanísticas, econó­micas y sociales. El vaciamiento de población y actividades muestra la cada vez más notable desconexión entre la es­tructura y la dinámica citadinas. Esta condición puede en­tenderse como «osteoporosis urbana», por analogía con la afección orgánica en la cual la estructura ósea mantiene su forma, pero pierde sustancia y se va desmoronando.

Esa nueva condición urbana no responde a las altas ta­sas de crecimiento, los proyectos expansivos y la tabla rasa de otrora. Implica retos de investigación y actuación basados en la premisa de que un enorme inventario inmobiliario no se va a ir con la gente: es muy valioso y puede significar apo­yo a futuros programas de recuperación.

El deterioro de la calidad de vida en las ciudades ha esta­do presente por décadas en el país, pero en el último lustro ha alcanzado niveles desconocidos desde el siglo XIX. Por años hubo claros indicadores y luces de alerta encendidas del decli­nar socioeconómico de un país cada vez más dependiente del petróleo, con reducción de la producción tanto del oro negro como de bienes industriales como acero, cemento y aluminio. Todo ello acompañado por el cierre de empresas, preferencia del gasto sobre la inversión, encogimiento del producto inter­no bruto y éxodo de personal calificado.

La diáspora venezolana ha conducido a un gradual vaciamiento de las ciudades y el abandono de una significativa inversión inmobiliaria. Esta osteoporosis urbana constituye tanto un problema como una oportunidad para un nuevo urbanismo, acorde con principios de sostenibilidad.

Lorenzo González Casas

Lorenzo González Casas, profesor de la Universidad Simón Bolívar.

OSTEOPOROSISURBANA:LOS EFECTOS DE LA DIÁSPORA EN LA CIUDAD VENEZOLANA

Vivo en esta ciudad, en este país despoblado,avergonzado por sus propios fantasmas,confinado a cuatro paredes hurañas.

Vivo en cuartos vacíos.En habitaciones que a ratos se encogenexpulsando todo aquelloque hasta ayer me acompañaba...

arturo Gutiérrez Plaza,extracto del poema «Hogar»

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42 DEBATES IESA • Volumen XXV • Número 3 • julio-septiembre 2020

Ello ha tenido, como era de esperar, reflejos en lo urba­no, con una pérdida de competitividad y atractivo del país en general (Lombardi, 2020) y de las ciudades, en particular. En la encuesta de calidad de vida de la empresa Mercer (2020), Caracas, la ciudad mejor posicionada del país, aparecía en el puesto 140 de 215 casos estudiados en 2007. En 2018 bajó al 193 de 231 y en 2019 siguió el descenso hasta el 202, y al puesto 222 en materia de seguridad que la presenta como la urbe más insegura del continente.

Estos datos, sin sorpresas a la vista, coinciden con la apre­ciación de la gente en la calle, soportada académicamente por la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (UCAB, 2020) o lo que los economistas Asdrúbal Barrios y Miguel Ángel Santos (2018) han denominado «anatomía de un colapso». La demo­grafía se equipara con estas informaciones: la tasa de crecimiento poblacional ha ido bajando de 4,5 por ciento interanual en la década de 1950, y 3,8 en la de 1960, a 1,3 por ciento en 2016. Sin cifras confiables para el momento, puede considerarse nula o, incluso, negativa en los últimos años.

Una nueva condición: ciudades que no crecenContra la visión según la cual las ciudades siempre crecen, hay evidencias del decrecimiento urbano en el pasado, tanto por eventos naturales como por intervención humana. Más recien­temente, los cambios demográficos en muchos países indican que las sociedades están enfrentando procesos de desurbani­zación, entendida como pérdida no solamente de población, sino también de funciones urbanas. Bajas tasas de natalidad, en­vejecimiento o desplazamiento son las principales formas que llevan al vaciamiento urbano.

En 2004, Hans Stimmann —director del Ministerio de Desarrollo Urbano de Alemania y líder de la reconstrucción de Berlín por tres lustros (1991­2006) luego de la reunifi­cación alemana— afirmó en una conferencia en Roma que algunas de sus tareas como urbanista estaban orientadas a diseñar estrategias para recomponer ciudades que se despo­blaban. Sus palabras eran claras: el mundo urbano cambia­

ba drásticamente en muchos lugares. Stimmann mostraba actuaciones en marcha para reducir significativamente las dimensiones de las ciudades antes de que tomasen la apa­riencia de urbes de postguerra (Stimmann, 2004).

Alemania no está sola en la experiencia de despoblamiento. En 2012 apareció en el diario El País un artículo de opinión bajo el título «España despoblada» (Balfagón, 2012). Según estudios realizados por el Instituto Nacional de Estadística, esa nación per­día población, a pesar de que la gente vivía más años. Se esperaba una merma demográfica de un diez por ciento en las próximas décadas. Ese tema se ha convertido en un asunto de debate pú­blico y de programas para la reactivación de pueblos fantasmas, que recuerdan los del Instituto Técnico de Inmigración y Colo­nización que existiera en Venezuela a mediados del siglo XX. No deja de ser una paradoja que sean venezolanos, preferentemente con hijos, los que ingresan en esos programas y pasan a habitar esos asentamientos en la península ibérica.

En América Latina hay ejemplos notables de decaden­cia y ruina urbana. La Habana, luego de la emigración de parte considerable de su población y la redistribución de los inmuebles vacíos bajo el eufemismo «Reforma Urbana», ha

vivido por décadas un proceso de ruina edilicia mostrado en toda su crudeza en un documental de Florian Borchmeyer (2006). Allí se narra las vidas de personas en los cascarones deteriorados de viejas edificaciones.

Más al sur ciudades como Montevideo acusan el aban­dono del casco urbano, que ha ocurrido en muchos centros tradicionales en Latinoamérica. De otra escala ha sido el abandono que vivieron las ciudades norteamericanas, con la crisis económica o el éxodo de los centros en busca de me­jores condiciones de vida, que dejaron decenas de miles de casas, apartamentos, tiendas, escuelas, fábricas, iglesias e ins­tituciones abandonadas. Es el caso de Flint, en Michigan, en decadencia con la salida de la empresa General Motors y la reducción del empleo de 79.000 a apenas 8.000 (y la pobla­ción de 110.000 a 60.000 personas). Pero el mayor eclipse de la ciudad estadounidense hasta el momento ha sido el de Detroit. La cuna de la industria automovilística cayó en ban­carrota en 2014: pasó de dos millones de habitantes a apenas 700.000. Una de cada tres viviendas fue desocupada y se han hecho granjas en lotes vacíos para recuperar esos espacios.

Del «me iría demasiado» al «se han ido demasiados»La principal noticia de la Venezuela de los últimos años, aparte de los no pocos avatares de la política y la economía, es la enorme emigración, una de las mayores del mundo. Desde aquel video Caracas, ciudad de despedidas, filmado en 2011, y criticado desde las alturas del poder, en el cual sie­te jóvenes comentaban la sensación de estar siempre despi­diendo a sus amigos, ha pasado bastante agua bajo el puente (y gente sobre él). Ellos, de los cuales algunos ya se fueron, sintieron la brisa de lo que luego sería un vendaval. Es una gran coincidencia que el dominio del cinetismo en las artes visuales venezolanas, representativo de la dinámica social y del sentido de transitoriedad de la cultura local, se convirtie­ra, por efecto del trabajo de Cruz Diez en el aeropuerto de Maiquetía, en símbolo del flujo migratorio continuo, aunque buena parte de la salida ocurriera por otras vías.

La magnitud del fenómeno ha llevado a bautizarlo como «diáspora», término cuyo uso se ha generalizado. Superaba en 2019 los seis millones de venezolanos (de la Vega, 2019). Como quiera que se calcule, cada vez más aparecen mapa­mundis con cifras crecientes de emigrantes, imágenes de muchedumbres que atraviesan las fronteras con sus mochilas tricolores o, peor aún, campamentos fronterizos atendidos por instancias internacionales. Estudiosos como Iván de la Vega, Tomás Páez, Ángel Arellano, Rubén Darío Peralta, Cris­tina Lares Vollmer y Francisco Kerdel Vegas, han dedicado valiosos esfuerzos al tema. A la par de esos trabajos metódi­cos se encuentra la evidencia directa, pues la emigración no es solamente asunto de números, sino también de símbolos.

Tomás Straka (2016) contó su experiencia con los afi­ches del cerro El Ávila, cuya sólida imagen acompañaba a los emigrantes caraqueños en su itinerario internacional, como eslabón perdido de la memoria urbana. Una experiencia his­tórica del abandono de las ciudades se encuentra en la nove­la Casas muertas, de Miguel Otero Silva, publicada en 1955. Allí se hablaba del despoblamiento de los asentamientos y la reubicación de la gente por el impacto de la economía petro­lera. Decía Carmen Rosa, la protagonista, que luego iría a dar a El Tigre en la novela Oficina N° 1, de 1961:

Y cuando se acaba un pueblo, Olegario, ¿no nace otro distinto, en otra parte? Así pasa con la gente, con los animales, con las matas. — Y también con los pueblos,

La emigración ha dejado una cifra de más de un millón de viviendas desocupadas u ocupadas por debajo de la media

TAMBIÉN EN ESTE NÚMERO Osteoporosis urbana: los efectos de la diáspora en la ciudad venezolana

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niña. He oído decir a los camioneros que, mientras Or­tiz se acaba, mientras Parapara se acaba, en otros sitios están fundando pueblos (Otero Silva, 1975: 78).

En el caso venezolano actual, esos sitios de nueva fundación quedan fuera de las fronteras.

En paralelo con el vaciamiento, y la caída de los precios de los inmuebles, ha surgido una serie de mecanismos para ha­cer frente a una condición sin parangón en la historia reciente del país: secretos a voces, en medio de la opacidad de mucha información, por razones de seguridad y temor a ocupaciones ilegales. Son los casos de los cuidadores y los hijos suplentes, encargados, respectivamente, de las casas y las personas mayo­res que los emigrantes han dejado atrás. El menor poder adqui­sitivo conduce al deterioro de los inmuebles y al diferimiento del pago de servicios. Esto conduce al deterioro urbanístico, al suspender gastos de reparaciones y mantenimiento.

El vaciamiento, como era de esperar, no se limita a las vi­viendas. La osteoporosis está en hospitales y clínicas, con déficits de personal especializado y de apoyo; en la planta industrial, edu­cativa y cultural; en el comercio, con miles de empresas cerradas y locales ociosos, al punto que se habla de un porcentaje superior al cincuenta por ciento de vacantes de oficina en Caracas. En el sector habitacional se hace muy palpable, pues la emigración ha dejado una cifra de más de un millón de viviendas desocupadas u ocupadas por debajo de la media, con la cual se calcularon al construirlas, tanto formal como informalmente. El valor pudiera acercarse a un cifra de 50.000 millones de dólares, considerada la inversión original en materia habitacional directa realizada por las personas, las entidades financieras y el Estado. Al producirse el abandono de manera desconcentrada, en millones de inmue­bles desperdigados en el territorio, la metáfora de la osteoporosis resulta oportuna para explicarlo.

Nutridas han sido las respuestas culturales ante el vacia­miento urbano, motivadas por la magia de los fantasmas del abandono y la ruina. Exposiciones, eventos y fotorreportajes como «Plan B: Caracas, ciudad de salida» de Cultura Chacao, «Testigos del desarraigo» de Marylee Coll, «Cuartos vacíos» de Mariana Vincenti y Valeria Pedicini, y «Las cosas que dejé atrás» de Juan Tufano. También hay reportajes periodísticos sobre automóviles abandonados que tampoco pudieron mi­grar. En el cine aparecen inmuebles fantasmas en La soledad de Jorge Thielen y en el documental Érase una vez en Vene-zuela, de Anabel Rodríguez Ríos. Hay también una poética del espacio vacío, como la elaborada por Arturo Gutiérrez en una serie de poemas que traslucen esa condición de soledad en la casa que quedó grande y figura en el epígrafe.

La gestión del inventarioEn el futuro habrá que desarrollar políticas para la puesta en va­lor del inventario inmobiliario, y considerar si otras áreas como economía, salud y educación merecerán mayor prioridad que la construcción de nuevas viviendas y que los esfuerzos urbanísti­cos deberán estar orientados a la recuperación de la infraestruc­tura y a planes ante contingencias, como ha expresado Alfredo Cilento Sardi (2018). Operaciones, muchas con el prefijo «re» como re­ciclar, re­usar, re­construir, suponen un cambio de mentalidad y tienen de particular el trabajo de costura, pues el inventario urbano usualmente se está reciclando, mientras la trama permanece. En los últimos años han ido apareciendo for­mas de entender el fenómeno urbano como relativa estabilidad y opciones para construir sobre lo construido.

El extenso inventario urbanístico producido a lo largo de siglos es un problema básico que se debe gestionar. Una serie

de opciones copan la escena mundialmente: la concepción de la ciudad compacta de usos mixtos, el reciclaje o re­habitación de lugares y edificaciones existentes, y el rediseño de viviendas con posibilidades de subdivisión, capaces de adaptarse a nue­vas condiciones demográficas y socioeconómicas.

Lo que tienen en común estas propuestas es conceptua­lizar el hecho construido como algo en transformación. Al repensar los paradigmas legados por la modernidad han sur­gido movimientos como «Nuevo urbanismo» y «Crecimiento inteligente». El discurso de la sostenibilidad implica respuestas alineadas con la tendencia universal de mejorar la ocupación y la interconexión de la ciudad, mediantes sistemas de movilidad peatonal, transporte público y otros no convencionales que,

además, pueden obtener financiamiento internacional. En el caso venezolano hay, al menos, ocho escenarios posibles de ac­tuación para incorporar actividades que ayuden a «calcificar» las ciudades: político­cultural, económico­productivo, jurídi­co, financiero, fiscal, patrimonial, urbano y arquitectónico.

Es válido preguntarse si puede comenzar algo en estos momentos, sin esperar cambios estructurales. Sirva como ejemplo la ciudad de Varsovia cuando, condenada a desapa­recer durante la Segunda Guerra, un grupo de personas se dio a la tarea de documentar, escondiendo los planos que conse­guían, y también a pensar en proyectos de reconstrucción. Lle­gada la hora se recuperó la ciudad: se mejoró mucho de lo que había previamente. Se reafirma entonces la necesidad de inves­tigaciones en esta materia, ajustadas a las condiciones locales.

Usualmente las ciudades sobreviven a los sistemas polí­ticos o económicos, y a las circunstancias temporales. Ortiz, ciudad Fénix, sigue ahí, con varias decenas de miles de habi­tantes según el último censo. El urbanismo y la arquitectura del futuro tendrán que poner mayor atención sobre la ciudad existente. La ciudad del futuro tendrá poco espacio para la grandilocuencia, pero bastante para el bien decir…

REFERENCIAS• Balfagón, M. (2012): «España despoblada». El País, 20 de noviembre. https://

elpais.com/elpais/2012/11/19/opinion/1353353939_653294.html• Barrios, D. y Santos, M. A. (2018): «Venezuela: anatomía de un colapso».

Cambridge, Massachusetts: Center for International Development, Harvard University. https://politikaucab.net/2018/04/10/venezuela­anatomia­de­un­colapso­por­douglas­barrios­y­miguel­angel­santos/

• Borchmeyer, F. (director) (2006): Havanna- Die neue Kunst zu bauen [La Ha­bana – El nuevo arte de hacer ruinas]. [Cinta cinematográfica]. Alemania. Hentschler, M. (productor).

• Cilento Sarli, A. (2018): «Reconstruir a Venezuela. Primero lo primero». Tribuna del Investigador. Vol. 19. No. 2. https://www.tribunadelinvestigador.com/ediciones/2018/2/art­13/

• De La Vega, I. (2019): «Venezolanos en situación de nomadismo: Iván De La Vega calcula el éxodo en 6.1 millones». América Digital. 17 de julio. https://www.americadigital.com/en­conexion/venezolanos­en­situacion­de­noma­dismo­ivan­de­la­vega­calcula­el­exodo­en­6­1­millones­24846

• Gutiérrez Plaza, A. (2020): Cartas de renuncia. Caracas: Fundación La Poete­ca.

• Lombardi, D. (2020): «Venezuela: el vecino en desgracia». Debates IESA, 12 de abril. http://www.debatesiesa.com/venezuela­el­vecino­en­desgracia/

• Mercer (2020): «Ranking de calidad de vida 2019». https://www.latam.mer­cer.com/newsroom/estudio­calidad­de­vida.html

• Otero Silva, M. (1975): Casas muertas. Barcelona: Seix Barral.• Stimmann, H. (2004): «Berlino, città sconfinata: Gli ultimi 10 anni. Diseg­

nando la città». Ciclo de Conferencias. Roma: Universidad Roma Tre. 5 de marzo.

• Straka, T. (2016): «Prólogo». En L. Puerta Bautista: Geosímbolos del petróleo en Venezuela (1900-1960). Caracas: Academia Nacional de la Historia.

• UCAB (2020): «Encuesta nacional de condiciones de vida 2019­2020». Uni­versidad Católica Andrés Bello. https://www.proyectoencovi.com/informe­interactivo­2019

En el futuro habrá que desarrollar políticas para la puesta en valor del inventario inmobiliario

Osteoporosis urbana: los efectos de la diáspora en la ciudad venezolana TAMBIÉN EN ESTE NÚMERO

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El principal antídoto contra la pandemia de desinformación está en noticiasy análisis basados en los hechos. Pero esto no pareciera ser suficiente

para combatir la infodemia que ha surgido con la covid-19.

La desinformación va un paso adelanteLuis Ernesto Blanco

Luis Ernesto Blanco, profesor de periodismo digital en la Universidad Católica Andrés Bello.Jefe de redacción del portal informativo Runrun.es

MODO TEXTO

Según la organización no guber­namental estadounidense Avaaz, las páginas que difunden infor­

mación errónea sobre salud obtuvie­ron unas 3.800 millones de visitas en Facebook hasta mayo de 2020. Las vistas alcanzaron un máximo de casi 500 millones solo en abril, justo cuan­do la pandemia de la covid­19 estaba en aumento en todo el mundo. Sola­mente el contenido de diez sitios que difunden información errónea sobre salud recibió casi cuatro veces más visitas en Facebook que el contenido de diez fuentes confiables, como la Or­ganización Mundial de la Salud y los centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (Jee, 2020).

Lo que no tiene la buena informa-ciónEl periodista Javier Darío Restrepo (2020) afirmó que se prefiere lo falso porque se ajusta más a las preferencias de las personas (las mismas que las de su entorno). «Estar y coincidir con ese entorno vuelve fácil la tarea del cono­cimiento. Es un acto de renuncia a la propia inteligencia y de sumisión, que paraliza el pensamiento y lo dispone a aceptar todo, aunque sea falso». Todo se reduce a que si lo dijo fulano tiene que ser verdad y sentir se ha vuelto más fácil que pensar.

Para el secretario general de la Organización de Naciones Unidas, An­tónio Guterres, «el principal antídoto contra la pandemia de desinformación son las noticias y los análisis basados en los hechos y fundamentados en la libertad e independencia de los medios de comunicación, bajo el principio del “periodismo sin miedo ni favoritismo”» (Noticias ONU, 2020). Sin embargo, pa­reciera no ser suficiente.

La noticia tratada con rigor no siempre es la más fácil de entender. Muchos medios que luchan contra la desinformación suelen menospreciar

elementos de diseño y empaque, así como un manejo desafiante de las re­des sociales, que faciliten la difusión y la atención de la información que pro­ducen. Es difícil que la racionalidad de los hechos sea tan emocionante como las mentiras y los bulos, y a veces pare­ciera que los medios no hacen todo lo posible para que una buena informa­ción conquiste a los lectores. Errores como falta de descodificación, trivia­lización, información pertinente pero aburrida o limitado criterio de actua­lidad son frecuentes en la información científica.

Fact checking como problemaEn un intento de detener la prolife­ración de mentiras, algunos portales noticiosos han optado por incorporar unidades de comprobación de hechos (fact checking). Son periodistas dedica­dos a identificar bulos o rumores que circulan en redes sociales. Su labor es demostrar a las audiencias que lo di­cho allí no es verdad. Pero es mucho más fácil montar un bulo que desmon­tarlo y, lo que es peor, las mentiras y las comprobaciones se mueven en ór­bitas distintas. La gente que comparte bulos no suele ser la misma que recibe la posterior comprobación.

Adicionalmente hay factores aso­ciados con posiciones preestablecidas de las audiencias. «Si a alguien le di­ces que su información es falsa, puede intentar torcer esa nueva información corregida para que siga manteniendo indeleble su visión sobre la economía, la integridad de tal o cual partido o las bonanzas de usar este o aquel sis­tema operativo» (Trula, 2019). Los esfuerzos de Facebook o Twitter para combatir la desinformación tampoco están exentos de polémica, ya sea por limitados en su alcance o por tenden­ciosos. Según Avaaz, en el caso de las informaciones sobre la covid­19, «Fa­cebook aún tiene que aplicar de ma­nera efectiva soluciones a la escala y

la sofisticación necesarias para vencer esta infodemia» (Jee, 2020).

La iniciativa de Twitter de etique­tar las cuentas de algunos medios como pertenecientes o aliados de determina­dos gobiernos ha sido criticada porque no hará lo mismo con otros usuarios cuya relación de dependencia está más que demostrada, pero Twitter asegura que hay independencia editorial.

El portal Ámbito (2020) reseñó que Google comenzó a agregar etique­tas de verificación a los resultados de búsquedas de imágenes, como parte de sus esfuerzos para detener la pro­liferación de informaciones falsas. Sin embargo, a muchos les llama la aten­ción que una evaluación negativa no afecta la posición del contenido dentro de los resultados.

No se discuten los avances de medios y plataformas para combatir la desinformación. Pero ninguno de es­tos esfuerzos será suficiente, mientras haya usuarios que quieran creer men­tiras. La solución solamente estará en la decisión de las audiencias de tener una posición más racional y menos emocional, al consumir información y verificar los contenidos sensibles antes de darlos por ciertos.

REFERENCIAS• Ámbito (2020): «Cómo funciona el nuevo sis­

tema de fact­checking de Google para fotos y videos». https://www.ambito.com/tecnologia/google/como­funciona­el­nuevo­sistema­fact­checking­fotos­y­videos­n5111744

• Jee, C. (2020): «Health misinformation pages got half a billion views on Facebook in April». MIT Technology Review. https://www.techno­logyreview.com/2020/08/19/1007383/health­misinformation­pages­got­half­a­billion­views­on­facebook­in­april

• Noticias ONU (2020): «Noticias falsas y des­información, otra pandemia del coronavirus». https://news.un.org/es/story/2020/04/1472922

• Restrepo, J. D. (2020): «Noticias falsas: ¿por qué tienen mayor difusión y cómo combatir­las?». Fundación Gabo. https://fundaciongabo.org/es/consultorio­etico/consulta/2012

• Trula, E. M. (2019): «¿Para qué sirve un fact­checking?». Magnet. https://magnet.xataka.com/en­diez­minutos/sirve­fact­checking­que­democracia­puede­sobrevi­vir­desmentir­dato­falso

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El pasado 7 de mayo de 2012 Ve­nezuela experimentó un cambio muy importante para el sector

empresarial: el Ejecutivo Nacional sus­cribió una nueva ley del trabajo, a la cual denominó «Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras» (LOTTT), que introdujo cambios clave.

2. Vigilar los costos laborales, prin­cipalmente mediante su comparación con el presupuesto. El seguimiento re­comendable es mensual. Esta medida responde al desafío de controlar los cos­tos laborales.

3. Incorporar mejores prácticas a la gestión de personal mediante auditorías preventivas, que incluyan verificación de situaciones de riesgo y planes de ac­ción para minimizarlas (por lo menos tres veces al año).

4. Desarrollar el equipo de capital humano, mediante programas y planes de capacitación y desarrollo profesional. Con esta acción se fortalecen los conoci­mientos del equipo de capital humano.

Es posible llevar esto a cabo. Es via­ble sacar adelante un negocio exitoso en Venezuela.

En medio de la crisis sanitaria, Mercado Libre, la mayor pla­taforma de venta en línea de

América Latina, pasó a tener un valor récord de mercado de más de 40.000 millones de dólares. La compañía re­portó ingresos netos de 652,1 millo­nes de dólares en el primer trimestre de 2020: un aumento de 38 por cien­to con respecto al mismo período del año anterior. En plena pandemia, sus actividades se dispararon aún más, en forma sorprendente.

El fundador de Mercado Libre, el argentino Marcos Galperín, publicó en Twitter que entre el 24 de febrero y el 3 de mayo se agregaron cinco millones de nuevos compradores en línea a su plataforma regional, lo que represen­ta 45 por ciento de crecimiento com­parado con el mismo lapso en 2019. Mercado Pago también creció, en más de 45 por ciento.

Lo cierto es que las economías están hundidas, pero hay empresas de comercio electrónico con buenas ganancias. También pueden ser vistas como motores o dinamizadoras de la recuperación general. De ahí la impor­tancia de poner el foco en qué hacen, y en cómo.

¿Cómo viven esta alza histórica? Jacobo Cohen Imach, vicepresidente senior de Asuntos Legales y Públicos de Mercado Libre, comentó desde Bue­nos Aires a la revista Marcasur que, sin duda, la marca se ha visto beneficiada, sobre todo en países como Argentina, Perú o Colombia, donde la cuarentena ha sido —o es— bastante más estricta, y en donde internet es prácticamente la única opción de compraventa.

«Esto marcó un punto de in­flexión que no tiene marcha atrás», dijo Cohen Imach. Los consumido­res descubrieron con mayor claridad que es fácil hacer compras en línea, que son confiables y generalmente más económicas que las presenciales. A su entender, a esta altura del con­finamiento, la gente ya ha cambiado sus hábitos de consumo. Después de

la pandemia, los consumidores segui­rán comprando en línea, o en forma combinada con compras presenciales. «También nos encontraremos con un consumidor más responsable, que sabe qué comprar y qué no», agregó el abogado.

Las ventas de Mercado Libre subieron entre 60 y 120 por ciento durante la pandemia, según las cate­gorías. Las de mayor salida fueron, al principio, alimentos y productos de salud e higiene, como alcohol, tapa­bocas, guantes sanitarios. Cuando la cuarentena avanzó, y la gente se dio

cuenta de que estaría en su casa por más tiempo del pensado inicialmente, comenzó a necesitar más electrodo­mésticos, aparatos de fitness y artículos de oficina, e hicieron esas compras por internet.

Mercado Libre tiene presencia en 18 países de América Latina y está integrada por 8.000 personas. Desde que irrumpió el coronavirus, ha con­tratado a 500 personas en la región y lo seguirá haciendo hasta fin de año, según anunció. Sus centros de alma­cenamiento se ubican en Argentina, Brasil, México y está abriendo algunos nuevos en otros países.

La compañía ha crecido en la re­gión desde su creación en Argentina. Sus mayores innovaciones ocurrieron en logística y almacenamiento. En los últimos años pasó a ofrecer créditos a

los consumidores, créditos a las pymes y, con la masificación de los medios de pago digitales, Mercado Pago se convir­tió en un valor estratégico del negocio.

La empresa cuenta con una fuerte plataforma tecnológica y eso permitió que, durante la pandemia, todo el per­sonal pudiera trabajar desde sus casas, en los distintos países, de un día para otro. Pero la preparación no fue de un día para otro. Son años y años con una meta clara y muchísima inversión en infraestructura tecnológica puertas adentro y de cara al consumidor para que esto pudiera suceder.

Programa de protecciónMercado Libre ha trabajado en el Pro­grama de Protección de Propiedad Intelectual (PPPI). Es una plataforma que consiste, básicamente, en otorgar a los titulares de marcas la posibilidad de buscar y chequear si los productos que se venden en línea infringen de­rechos de marca y, si es así, notificarlo cuanto antes.

«La tecnología es fundamental, hay inteligencia artificial, hay dis­rupciones. Nosotros queremos seguir ofreciendo servicios de compraventa cada vez más seguros. Combatimos las falsificaciones de productos y estamos del lado de los derechos de las mar­cas», dijo Cohen Imach. Las empresas en general suelen desembolsar gran­des sumas para detectar falsificaciones de sus marcas y denunciarlas. Merca­do Libre entiende que este tema es vi­tal en su negocio y ofrece protección en forma gratuita.

¿Dónde queda Venezuela en el contexto de una América Latina en lí­nea, dado que es un país donde se ha elevado el índice de contagios de co­vid­19 en las últimas semanas y en el que el internet es discontinuo? Hoy la mayoría de los países de la región de­finieron el comercio electrónico como una actividad esencial. Veremos cómo sigue la historia; siempre con cierta distancia, como indican los protocolos sanitarios, claro.

La lupa en la excepciónFabiana Culshaw

Periodista y psicóloga empresarial / [email protected]

ENTRETELONES

El comercio electrónico es uno de los pocos sectores que se ha visto beneficiadopor la pandemia de la covid-19.

Los consumidores descubrieron con mayor

claridad que es fácil hacer compras en línea, que son confiables y generalmente más económicas que las

presenciales

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La tradición historiográfica venezola­na sobre los tiempos contemporá­

neos —desde 1830 hasta la actualidad, en especial el siglo XX— considera el petróleo y la democracia factores de­terminantes al intentar una síntesis explicativa. Un buen ejemplo es el es­fuerzo realizado en la Historia mínima de Venezuela (2019), compilada por Elías Pino Iturrieta y publicada por el Colegio de México y Turner. La moder­nización política y económica ocurre gracias a la simbiosis de estos elemen­tos, pero en esta relación el petróleo ha sido visto como un gran perturbador de la democracia y del desarrollo pro­ductivo. No se niega su capacidad para crear las condiciones que permitieron la aparición del sistema de libertades; pero, al final, el rentismo llevó a la des­viación clientelar­populista.

Luis Lauriño, profesor­investiga­dor del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Univer­sidad Católica Andrés Bello (UCAB), ofrece una mirada diferente. Muestra cómo Rómulo Betancourt, sin ignorar el peso de la renta, creó una «teoría del poder» que tenía como fin generar los cambios estructurales requeridos para establecer una economía diversificada.

El autor considera el proyecto de Be­tancourt —la revolución democrática— una especie de variable independiente que modifica la economía venezolana. Pero, por su nombre, se piensa que fue una propuesta exclusivamente política y no es así. El libro identifica el diseño de un plan que parece novedoso: la re­formulación de las relaciones sociales de trabajo en Venezuela.

Este libro es la primera parte de un estudio mucho más amplio sobre

las relaciones sociales de trabajo en Venezuela y la preocupación industria­lizadora del máximo líder de Acción Democrática. En él se analizan sus fun­damentos contextuales e ideológicos durante el período que va de 1928 a 1945: los tiempos en los que evolu­ciona su pensamiento desde un mar­xismo relativamente ortodoxo hasta la socialdemocracia. Un segundo libro, en preparación, presenta la realización política de esta visión en el período presidencial de Betancourt —1945­1948— y una tercera entrega se dedi­cará a su gobierno de 1959 a 1964.

La gran meta de Betancourt era armonizar los actores sociales, el pro­ceso industrial y el marco normativo (el Estado). De esa forma se superaría el atraso económico del país al estable­cer las bases de una real moderniza­ción. En la construcción institucional —normas, prácticas, organizaciones— colocaba el peso del desarrollo social y económico. No planteaba una simple distribución de la renta para lograr el desarrollo y mejorar la calidad de vida de las mayorías. El prólogo escrito por el historiador Germán Carrera Damas describe su anhelo perfectamente:

... la determinación de un líder en ciernes, quien, apremiado por su patriotismo para promo­ver el cambio social en Vene­zuela, necesitaba adentrarse en la comprensión de los procesos económicos para promover la formación de una burguesía moderna, empresarial; de tra­bajadores, consciente de sus derechos; y de una clase media ilustrada y motivada democráti­

camente, aptos todos para cap­tar el mensaje de la Revolución democrática, vuelto el Proyecto nacional liberal democrático.

El estudio de Lauriño está enmarca­do en la discusión historiográfica venezo­lana e incluso, más allá, en las tendencias internacionales del estudio de las relacio­nes industriales. En lo nacional debate los conceptos e interpretaciones de dos estudiosos: José Ignacio Urquijo, s.j., en lo laboral e industrial, y, en lo his­toriográfico, Germán Carrera Damas. Su investigación confirma, mediante un conjunto de fuentes primarias y secundarias, cómo a partir de 1936 comienza un conjunto de cambios en Venezuela en torno a las interacciones de los partidos políticos, los sindicatos, el Estado, la industria petrolera y un incipiente empresariado.

Al dedicarse a analizar esta etapa primigenia de la modernidad venezo­lana permite dar respuestas a reiteradas preguntas que se hacen los historiadores y los venezolanos en general (al menos muchos estudiantes de bachillerato y universidad en la asignatura de histo­ria nacional). ¿Cuándo y por qué co­menzó el proceso de industrialización? ¿Cuánto peso tuvo la industria petro­lera en ese proceso? ¿Lo facilitaron los gobiernos de Eleazar López Contreras (1935­1941) e Isaías Medina Angarita (1941­1945) o, por el contrario, signi­ficaron un obstáculo? ¿Esos diez años (1935­1945) fueron una continuación suavizada del gomecismo o realmente establecieron las bases de la democra­tización futura? ¿Las reformas de la Ley de Hidrocarburos en 1943 cam­bió las relaciones sociales de trabajo

El anhElo industrializador dE rómulo BEtancourt

Carlos Balladares Castillo, profesor de la Universidad Central de Venezuelay de la Universidad Católica Andrés Bello.

Luis M. Lauriño Torrealba: Rómulo Betancourt: el diseño de una república. AB Ediciones. 2020.

Entre 1928 y 1945 Rómulo Betancourt consolidó la idea de que para hacer realidad la «Revolución Democrática» en Venezuela se debía transformar su economía. Aquello solo sería posible si entre

los actores de la producción existiera una distribución equitativa del poder.

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y en general los vínculos del petróleo con la economía nacional? ¿Cuál es la influencia del marxismo en el pensa­miento de Rómulo Betancourt en esta etapa?

El primer capítulo —«El marco económico y las relaciones sociales de trabajo al iniciarse el siglo XX»— expli­ca cómo la acción y las ideas políticas de Betancourt se inician y desarrollan en el marco de la denominada, por Germán Carrera Damas, Dictadura Liberal Re­gionalista (1899­1945). Ese régimen no cambió el atraso en el campo polí­tico, económico y social que arrastra­ba el país desde el siglo XIX. Aunque se consideraba liberal, sus referentes positivistas (tesis del «gendarme ne­cesario») suprimieron la soberanía popular. En esta época la Revolución industrial, que modificaba la econo­mía mundial desde hacía 150 años, irrumpe ¡por fin! en Venezuela gracias a la industria petrolera. Pero el subde­sarrollo y otras variables hicieron que los consorcios extranjeros operaran en Venezuela como una economía de «en­clave». Era una isla cuasiaislada que no se integraba con la economía nacional en las primeras décadas: se limitaba a pagar salarios y tributos.

Los abundantes ingresos petro­leros, a pesar de la característica de enclave, sirvieron de impulso al mo­vimiento obrero, el empresariado y el desarrollo de la etapa preindustrial del país. Pero, en palabras del autor, son economías yuxtapuestas. No será sino hasta el Trienio Adeco (1945­48) —con Betancourt como presidente de la Junta Revolucionaria de Gobierno que permite la institucionalización de las relaciones sociales de trabajo, al reco­nocer a cada uno de los actores y facili­tar la negociación entre ellos— cuando el petróleo se integre definitivamente a la economía nacional y comience la industrialización.

Un aspecto íntimamente ligado a este proceso de institucionalización es el reconocimiento de los sindicatos y el estímulo a su formación, que lleva a cabo el Estado desde el cambio radical de la llegada al poder de la generación del 28 (principalmente el partido Acción De­mocrática, de allí el nombre de «adeco»), gracias a la insurrección militar el 18 de octubre de 1945. Otro cambio que se implementó fue la llamada, por Betan­court, «intervención estatal democráti­ca» que proponía una planificación de la producción, pero con la participación de todos los actores (trabajadores, empresa­rios, Estado). Esta última idea es explica­da en el tercer capítulo.

El segundo capítulo —«Visión y comprensión por Rómulo Betancourt de la situación económica y del estado de las Relaciones Sociales de Traba­jo»— pone el acento en la capacidad de análisis económico de Betancourt. Identifica su propuesta de reforma, más allá de lo partidista, y lo compa­ra con los diagnósticos técnicos que se realizaron en la misma época. Esto sir­ve de base para la crítica opositora que hace de los gobiernos de Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita. De ellos dirá, con cifras, que son la conti­nuidad de viejas prácticas gomecistas de autoritarismo y complicidad con el imperialismo. La diversificación de la economía y el incremento del nivel de vida de los trabajadores eran la gran meta para Betancourt, y por la cual el gobierno andino no hizo mucho, por no decir casi nada. Otro elemento va­lioso del capítulo es el impacto de la Segunda Guerra Mundial, tanto en lo económico como en lo ideológico.

El tercer capítulo —«Formación y evolución teórico­ideológica de Rómu­lo Betancourt»— estudia la evolución de su pensamiento de un «marxismo teórico y libresco» a una socialdemo­cracia caracterizada por el «pluricla­

sismo» y una visión menos negativa de Estados Unidos y la burguesía nacional. Se retoma el tema de la Segunda Guerra Mundial, entre otros, como una impor­tante influencia en lo que respecta a su rechazo al estalinismo y al personalis­mo político, pero también en lo referido al papel del petróleo venezolano en el orden mundial y el conflicto entre fas­cismo y democracia. En todos estos as­pectos resalta su profundo patriotismo y, por ello, el rechazo a las posiciones del Partido Comunista de Venezuela (apegado al «internacionalismo» que en la práctica resultaba en obediencia a la Unión Soviética), por no hablar del necesario papel del Estado en lo que respecta a la defensa de los intereses na­cionales, tanto en lo económico como en el mejoramiento de las condiciones sociales de las masas.

Entre 1928 y 1945 Rómulo Be­tancourt consolidó la idea de que para hacer realidad la «Revolución Democrá­tica» en Venezuela se debía transformar su economía. Aquello solo sería posible si entre los actores de la producción existiera una distribución equitativa del poder; realidad que comienza a construirse a partir de la «Revolución de Octubre». La investigación de Luis Lauriño muestra que tal revolución fue un cambio no solo en cuanto al ejerci­cio del poder (sufragio universal, pro­tagonismo de los partidos políticos y los sindicatos) sino también en lo so­cioeconómico. Los cambios iniciados por los adecos bajo la dirección de Ró­mulo Betancourt respondían a un lar­go proceso de meditación y análisis de la realidad venezolana. De ese modo, lo que parecía ser exclusivamente un incremento inusitado de los ingresos fiscales y la aparición de una industria aislada del mercado nacional pasaría a transformarse en una reforma estruc­tural de toda la sociedad. Era el camino a la soñada modernización.

Lo que parecía ser exclusivamente un incremento

inusitado de los ingresos fiscales y la aparición de

una industria aislada del mercado nacional pasaría a

transformarse en una reforma estructural de toda la

sociedad. Era el camino a la soñada modernización

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Romeo y Julieta es el primer gran drama romántico del teatro universal. Sus protagonistas son prototipos de héroes románticos, en una sociedad que no los comprende. Shakespeare inicia, en esta obra, la representación de individualidades trágicas cuyas conductas les conducen a situaciones sin solución.

Leonardo Azparren Giménez

UNA HISTORIA DE AMOR

VARIAS OBRAS históricas había estrenado William Shakespeare cuando produjo un drama romántico devenido en tragedia, Romeo y Julieta (1595­1596), con el cual se apartó de la temática de sus obras anteriores. En efecto, la historia de amor apasionado de los amantes de Verona es una innovación temática por los extremos que representa, incluso en el contexto general de la dramaturgia isa­belina de finales del siglo XVI; no solo por la historia de amor y su trágico final sino por ser un drama romántico, en el mejor sentido del término, impregnado con una historia de pasiones infinitas.

Romeo y Julieta encarnan la más intensa idealización del amor. Además, son prototipos del personaje moderno carente de un piso estable, a partir del cual tener una existencia coherente y consistente. Son personajes modernos en tanto viven la incertidumbre de sus existencias, razón por la que fracasan. Viven en permanente incertidumbre y terminan por no encontrar en el mun­do satisfacciones para sus deseos. Por tal motivo son individualidades aisladas en el contexto donde se encuentran. Esta alienación le produce al héroe moderno un desarreglo general que necesita ser superado y, cuando no es posible, su­cumbe ante la muerte.

La crítica identifica en Romeo y Ju-lieta varias líneas temáticas exteriores, en cuyo centro están los infortunados amantes. Por un lado, y como marco so­

las familias Cerchi (gibelina) y Donai (güelfa). Por último, el matrimonio de Romeo y Julieta por un fraile franciscano es imposible en la Inglaterra anglicana de Shakespeare. No existen noticias sobre el conocimiento que el poeta pudo haber tenido de unos hechos ocurridos en ple­na Edad Media.

El Príncipe de Romeo y Julieta es un personaje firme en sus decisiones pero sin características despóticas. Está más allá del bien y del mal de la vida diaria veronesa, a la que pone orden. Toma decisiones personales —sin consultas previas— que son acatadas de inmediato por las partes. En la primera escena del primer acto, cuando miembros de am­bas familias están a punto de un enfren­tamiento callejero, el Príncipe informa sobre la situación conflictiva que se vive en Verona y es preciso y enérgico cuando amenaza con tortura y pena de muerte si continúa la alteración de la paz de la ciudad:

Sois súbditos rebeldes, de la paz enemigos, / que el acero profa­náis con una sangre hermana. / ¿No hay nadie que me escuche? Vosotros, animales u hombres / que apagáis el fuego de vues­tra ira / con ríos de sangre que brotan, rojos, de las venas. / So pena de tortura, arrojad de las sangrientas manos / las armas que ha templado la cólera, / y

cial general, la disputa entre dos grandes familias feudales, Montesco y Capuleto; por el otro, las relaciones entre Romeo y Julieta. Pero, en su significado ideológico e idea rectora, esta obra es una disputa entre el amor y la muerte representada por el apasionamiento desmesurado de ambos amantes y entre un sistema an­tiguo y un nuevo sistema de relaciones sociales. La desmesura los precipita en la desgracia. Yerro fatal que acompaña siempre al héroe trágico para llevarlo de la dicha a la desdicha, a las que se refie­re Aristóteles en Poética. Amor, muerte y suicidio son los actantes que impulsan a actuar a Romeo y Julieta, y bastaría cen­sar las veces que «muerte» se menciona a lo largo de la acción de la fábula.

Basada en crónicas que circulaban en la época, la tragedia tiene lugar en una Verona en poco o nada relacionada con los finales del siglo XVI. La figura del Príncipe y la disputa entre las familias Capuleto y Montesco configuran marcos sociales medievales. La organización so­cial de la Verona shakesperiana es la de un principado independiente, como los habidos en Italia entre 1260 y 1387; en particular, el de Ezzelino de Romana en Verona entre 1227 y 1259. Isaac Asimov lo explica en su guía (Asimov’s guide to Shakespeare, 1978), aunque sin implicar alguna coincidencia entre el principado de Romana y el de la tragedia shakespe­riana. Asimov informa, además, del con­flicto habido en Florencia en 1300 entre

Leonardo Azparren Giménez, crítico de teatro y profesor de la Universidad Central de Venezuela.

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Romeo y Julieta encarnan la más intensa idealización del amor. Además, son prototipos del personaje moderno carente de un piso estable, a partir del cual tener una existencia coherente y consistente

escuchad la airada sentencia de vuestro príncipe: / son tres ya las reyertas, fruto de las vanas pa­labras, / que tú provocas, viejo Capuleto, y tú, Montesco, / tres ya las veces que alteráis el orden en las calles, / obligando así a los ancianos de Verona / a despojar­se de sus ropas más solemnes / para empuñar, cansados, armas viejas, / gastadas por la paz, y así cesar ese odio que corroe. / Si nuevas luchas provocáis en las calles, / pagaréis con vues­tras vidas tal ultraje a la paz. / Marchaos, por esta vez, los aquí presentes. / Vos, Capuleto, venid conmigo / y vos, Montesco, acu­did esta tarde / al palacio, donde imparto justicia. / Y conoceréis mi dictamen. / ¡Pena de muerte a quien se quede!

El Príncipe es el poder y lo ejerce con precisión y sin equívocos. Shakespea­re hace un claro retrato de él y de la situación de violencia que vive Vero­na y prepara el marco social general de su tragedia. Después de una segunda refriega callejera, en la que mueren Mercutio, pariente del Príncipe y amigo de Romeo, a manos de Tybalt, primo de Julieta, y este a manos de Romeo, de nuevo el Príncipe dicta sentencia, esta vez a Romeo:

Por su ofensa / decretamos ahora su inmediato exilio. / Me atañe a mí también el curso de vuestras reyertas: / mi sangre se derrama por un odio que es vuestro. / He de imponeros por ello un castigo ejemplar, / de forma que hayáis de arrepentiros por mi pérdida. / No he de escuchar más excu­sas ni ruegos; / ni plegarias ni lágrimas repararán estos abusos. / Absteneos, pues. Que Romeo parta de inmediato, / pues esta será su última hora si le encon­tramos. / Retirad este cuerpo de aquí. Seguid mis órdenes. / Sería delito perdonar a los que matan.

Esta decisión del Príncipe, unipersonal como todas, precipita la peripecia, por­que el exilio de Romeo le da un giro a la acción cuya consecuencia, directa o indi­recta, será el fatal final. Romeo en Mantua y Julieta sola en Verona a pesar del apoyo de la Nodriza y de fray Lorenzo, son he­chos que se resuelven en equívocos, in­formaciones perdidas y, en consecuencia, el colapso del suicidio de ambos amantes.

Consumada la tragedia interviene de nuevo el Príncipe para restituir el or­den en Verona, ahora en la cripta ante los cadáveres de Paris, muerto por Romeo, el mismo Romeo y Julieta:

Óiganme los dos enemigos. ¡Ca­puleto! ¡Montesco! / Ved la mal­dición que cayó sobre vuestro odio; / el cielo halló la forma de matar vuestro gozo / con amor, y yo, al tolerar vuestras discordias, / he perdido a dos de mi familia. Todos sufrimos el castigo.

El Príncipe, ante el silencio de las dos fa­milias, resume la tragedia. El poder, él, fue tolerante ante la polémica de dos grandes familias feudales en las que Shakespeare representa el conflicto de una nueva indi­

vidualidad —Romeo y Julieta— acosada por un sistema de costumbres, valores y creencias tradicionales.

La fábula de esta tragedia no aclara las razones y motivos del conflicto entre las dos familias. Y es de observar que ambas desconocían las relaciones entre sus hijos, cuyas muertes les consterna y reconcilia. En este aspecto, Shakespeare es cuidadoso, porque si hubiese referido las causas del conflicto entre las familias y su conocimiento de las relaciones de sus hijos, la obra no se hubiese podido centrar en el amor desmesurado de Ro­meo y Julieta. La catástrofe hace posible la reconstrucción del orden social feudal:

CAPULETO: Dadme vuestra mano, Montesco, hermano mío. / Esta es la dote de mi hija. Nada más / puedo pedir.

MONTESCO: Yo sí puedo daros más, / pues he de erigirle una estatua de oro / a Julieta, de modo que, mientras Verona exista, / ninguna otra ima­gen ha de ser tan honrada / como la de vuestra fiel y sincera hija.

CAPULETO: Con igual esplendor, y junto a ella, yacerá Romeo / ¡Oh, pobres víctimas de nuestro odio!

Shakespeare presta más atención a Julie­ta y sus relaciones familiares, y deja en

un segundo plano las de Romeo con su familia. En la familia de Julieta, Shakes­peare representa un conflicto generacio­nal vivo en el siglo XVI, por el cambio hacia una modernidad que aún no ad­quiría forma plena, representado por la individualidad emergente de Julieta y la autoridad paterna tradicional.

El periplo aristotélico de la dicha a la desdicha trágica es representado por el comienzo juvenil de la obra, con jóvenes que asumen la vida con vigor, valentía y humor, sin esquivar el enfrentamiento como tensión dramática perenne, tanto así que entre personajes jóvenes se con­creta el conflicto, no entre los jefes de familia.

Por azar Romeo se entera de la fiesta de los Capuleto a la que no está invitado; pero él, Montesco, asiste con sus amigos

impulsado por su osadía juvenil. Allí ocurren dos hechos. Es descubierto por Tybalt y ve a Julieta. En el primer caso, Tybalt está dispuesto a echarlo con violen­cia; pero el jefe Capuleto es conciliador:

TYBALT: ¡Aquel es un Montesco, un ene­migo! / Un miserable que vino hasta aquí esta noche / para nues­tro escarnio y el de nuestra fiesta.

CAPULETO: ¿No es ése Romeo?

TYBALT: Sí, Romeo el infame.

CAPULETO: Calmaos, gentil sobrino. Dejadle estar. / Se comporta como buen caballero. / A fe mía que Vero­na siente orgullo, / y dicen de él que es virtuoso y muy discreto. / Ni por toda la riqueza de esta ciudad / le ofendería yo en mi propia casa. / Tened, pues, pa­ciencia. Dejadle. / Así lo deseo, respetad mi decisión. / Vestíos de amable apariencia y quitaos / ese ceño vuestro que tan mal se aco­moda en esta noche.

Si bien antes hubo un enfrentamiento subalterno en la calle, controlado por el Príncipe, ahora Shakespeare presenta fuerzas protagónicas (Tybalt y Romeo)

Una historia de amor ENSAYO

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Romeo y Julieta es una disputa entre el amor y la muerte representada por el apasionamiento desmesurado de ambos amantes y entre un sistema antiguo y un nuevo sistema de relaciones sociales

que más temprano que tarde entrarán en acción, porque minutos antes Romeo vio a Julieta y quedó prendado de ella: «Co­razón, ¿amé yo antes de ahora? ¡Ojos, negadlo! / Nunca hasta ahora conocí la belleza. Nunca antes». Salido Tybalt de escena, tiene lugar el reconocimiento amoroso anónimo:

ROMEO: Si profanara con mi mano in­digna / este sagrado altar, sacro pecado fuera. / Ruborosos pe­regrinos, mis labios prestos es­tarían / para borrar tan brusco tacto con un beso.

JULIETA: En poco estimáis vuestra mano, buen peregrino, / que solo mues­tra humilde devoción. / Las manos del santo toca el que es peregrino, / palma con palma, es beso santo del palmero.

Shakespeare construye este encuentro fortuito en el que ambos quedan embe­lesados sin identificarse para, después, en ausencia de ambos, concretar el re­conocimiento. Cuando él se entera de que ella es Capuleto, exclama: «¡Cuán alto es el precio! Mi enemigo es dueño de mi vida». La respuesta de ella a la No­driza es similar: «Mi amor único nacido de mi único odio». Amor y odio como valores centrales. Encuentro y recono­cimiento en la casa Capuleto. La casa Montesco permanecerá ausente casi todo

el tiempo. Los sucesivos encuentros de los amantes en casa de ella serán de un lirismo apasionado y desmedido.

Es propio de Shakespeare construir el universo social completo del conflicto entre viejos y nuevos tiempos; por eso la importancia que da a la familia de Julieta, no así a la de Romeo. Y las relaciones de ella con su padre son muy importantes, en desconocimiento él de la pasión de su hija. Por eso decide casarla con Paris, quien la pretende.

Con esta relación padre­hija Shakes­peare representa el poder privado, para­lelo al poder público del Príncipe. El poder privado representa el conflicto en­tre el emerger de la nueva individualidad moderna y las costumbres tradicionales

medievales, en las que el padre propone y dispone sin apelación el destino de su hija; tal la decisión de casar a su hija con Paris:

Ella, solo ella es ahora mi tierra prometida. / Cortéjala, noble Pa­ris, y gana su corazón / pues que mi voluntad es solo parte de la suya. / Si ella consiente, con su misma elección / irá la nuestra y nuestro beneplácito. / Esta no­che, según vieja costumbre, doy una fiesta / a la que he invitado, de entre nuestros amigos, / a los que más estimo, tú entre ellos.

La aquiescencia de Capuleto, según la cual luce conciliador en caso de que su hija acepte a Paris, desaparece cuando ella, ya casada con Romeo en secreto, rechaza la proposición de casarse casi de inmediato:

CAPULETO: ¡Por la Sagrada hostia! Voy a en­loquecer. / Día y noche, momen­to a momento, a todas horas, / en el trabajo, en el ocio, solo o no, fue mi deseo / verla desposada, y ahora que habíamos conseguido / un caballero de patricio linaje, /de buen patrimonio, joven, y de esmerada educación, / dotado y bien dotado —como se dice— de bellas cualidades, / y de unas proporciones que ya muchos quisieran… / Ahora precisamen­

te esta necia llorona, / esta muñe­ca quejumbrosa, a la que sonría la fortuna, / me dice: «No me voy a casar. No puedo amarle. / Soy muy joven. Perdonadme, os lo ruego». / ¿Sí? ¡Tú no te cases, y ya te perdonaré yo! / Vete a pa­cer a donde quieras pero no en mi casa. / ¡Piénsalo bien! ¡Con­sidéralo! No suelo bromear. / El jueves está cerca. ¡Tu mano en el corazón! Reflexiona. / Si quieres ser mi hija he de darte a mi ami­go. / De otra suerte, haz que te ahorquen; mendiga, pasa ham­bre; / muere en la calle… Pero te lo juro; no te reconoceré / como mía, ni te asistirá ninguno de

los míos. / Puedes estar segura. Piénsalo bien. No romperé mi juramento.

Capuleto actúa como eslabón para una nueva peripecia que precipitará sin di­lación la hecatombe final, porque Julie­ta está dispuesta a morir y acude a fray Lorenzo. Este personaje se transforma en articulador de la más radical intriga, cuando le entrega un brebaje que la hará parecer muerta, mientras él le envía un mensaje a Romeo en el exilio para que venga a buscarla y llevársela para Mantua.

La figura de fray Lorenzo se presta a discusión. Su actuación en favor de los jóvenes amantes está más allá de las convenciones sociales y de la ortodoxia cristiana, puesto que los cobija sin dila­ción. Casa a unos jóvenes casi púberes a espaldas del estatus social, apoya a Julie­ta cuando engaña a Paris al hacerle creer que está de acuerdo con el matrimonio, es el agente de la argucia del brebaje y está presente en la cripta cuando nada se puede hacer para evitar la hecatombe. ¿Por qué Shakespeare apeló a este perso­naje? ¿Por qué lo hace servir de ministro matrimonial, si la obra está encaminada hacia el desastre? La solución del matri­monio, que santifica el amor y el coito de los amantes, pierde valor ante el acto del suicidio.

Romeo y Julieta es una obra en la que la juventud es derrotada por la muerte. Mercutio, Tybalt, Paris, Romeo y Julieta tienen muertes violentas, mientras que los viejos jefes de familia se reconcilian; en el dolor, es cierto, pero es una recon­ciliación que restituye el antiguo orden con el Príncipe como máxima autoridad.

Podría pensarse que Shakespea­re es un autor escéptico con respecto a los nuevos tiempos, y prepara el camino para el nihilismo de sus grandes trage­dias. En Romeo y Julieta no hay tiempo para reconsiderar conductas. La violencia juvenil precipita las primeras muertes. El amor es apasionado y desmesurado, por lo que los amantes actúan privados de control sobre sus actos, precipitados. Un equívoco azaroso impidió a Romeo tener la información que le envió fray Lorenzo sobre la falsa muerte de Julieta. Ante el falso cadáver de su amada, Romeo se sui­cida sin esperar; igual procede ella ante el de su amado. No hay pausa, no hay mo­mento para pensar. Desde que Romeo y Julieta se reconocen se colocan al borde del precipicio, sin posibilidad de salva­ción. Son héroes modernos lanzados a la nada de la existencia, en el ejercicio de una libertad polémica. Por eso Romeo exclama: O, I am fortune’s fool.

ENSAYO Una historia de amor