Vino Viejo en Odres Nuevos

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Ludger Mees ¿VINO VIEJO EN ODRES NUEVOS? CONTINUIDADES Y DISCONTINUIDADES EN LA HISTORIA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 1. Viejos y nuevos movimientos sociales en la historia La esencia del programa del movimiento obrero internacional d las décadas siguientes, y d todos los movimientos sociales modernos : la consecución d reformas profundas (y/o transformaciones revolucionarias) con el fin de cambiar de raíz un determinado sistema socio-político en su totalidad, algún(os) sector(es) fundamental(es) del mismo, o evitar o anular dichos cambios. Ni el propio John Deegan, ni probablemente los historiadores de su tiempo, se habían imaginado que su mítin iba a encontrar cabida algún día en un importante libro de historia. Cuando Deegan apeló a los estómagos de sus seguidores para explicar la política del cartismo, la historia como ciencia estaba todavía en pañales, ya que llevaba pocos años en su proceso de emancipación como ciencia subalterna auxiliar de las otras grandes ciencias, como la filosofía, el derecho o la religión. Además, los historicistas decimonónicos, q a partir d 1810 ya contaban en la nueva Universidad de Berlín y su seminario histórico con un reputado modelo institucional académico para su trabajo -que servirá como ejemplo para la institucionalización de la historia tb en otros países europeos-, no se preocupaban demasiado de las vivencias de las clases humildes. Los grandes e importantes temas en los que se centraba su interés docente e investigador, y a cuyo análisis les llevó su filosofía histórica, eran el desarrollo y la evolución del Estado, los quehaceres de sus gobiernos, las trayectorias vitales y políticas de los grandes personajes, así como las relaciones internacionales entre los Estados. El historicismo era historia política en cuyo marco no había sitio para John Deegan, el cartismo, los movimientos sociales, la historia de la sociedad. Entre la aparición de John Deegan en el escenario de la historia y la publicación de las palabras de Manuel Sacristán con las que resume la finalidad de un proyecto político alternativo, que a partir de la década de los años 70 ha movilizado a amplios sectores de las sociedades occidentales ha transcurrido casi siglo y medio. En este espacio de tiempo la historia de los movimientos sociales (y la historiografía) ha evolucionado, superando las estrecheces y deficiencias del tradicional historicismo, abriéndose al análisis de las magnitudes sociales, económicas y culturales del proceso histórico y recuperando la memoria de los hasta entonces marginados y olvidados. 1

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Ludger MeesVINO VIEJO EN ODRES NUEVOS? CONTINUIDADES Y DISCONTINUIDADES EN LA HISTORIA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

1. Viejos y nuevos movimientos sociales en la historiaLa esencia del programa del movimiento obrero internacional d las dcadas siguientes, y d todos los movimientos sociales modernos: la consecucin d reformas profundas (y/o transformaciones revolucionarias) con el fin de cambiar de raz un determinado sistema socio-poltico en su totalidad, algn(os) sector(es) fundamental(es) del mismo, o evitar o anular dichos cambios.Ni el propio John Deegan, ni probablemente los historiadores de su tiempo, se haban imaginado que su mtin iba a encontrar cabida algn da en un importante libro de historia. Cuando Deegan apel a los estmagos de sus seguidores para explicar la poltica del cartismo, la historia como ciencia estaba todava en paales, ya que llevaba pocos aos en su proceso de emancipacin como ciencia subalterna auxiliar de las otras grandes ciencias, como la filosofa, el derecho o la religin. Adems, los historicistas decimonnicos, q a partir d 1810 ya contaban en la nueva Universidad de Berln y su seminario histrico con un reputado modelo institucional acadmico para su trabajo -que servir como ejemplo para la institucionalizacin de la historia tb en otros pases europeos-, no se preocupaban demasiado de las vivencias de las clases humildes. Los grandes e importantes temas en los que se centraba su inters docente e investigador, y a cuyo anlisis les llev su filosofa histrica, eran el desarrollo y la evolucin del Estado, los quehaceres de sus gobiernos, las trayectorias vitales y polticas de los grandes personajes, as como las relaciones internacionales entre los Estados. El historicismo era historia poltica en cuyo marco no haba sitio para John Deegan, el cartismo, los movimientos sociales, la historia de la sociedad.Entre la aparicin de John Deegan en el escenario de la historia y la publicacin de las palabras de Manuel Sacristn con las que resume la finalidad de un proyecto poltico alternativo, que a partir de la dcada de los aos 70 ha movilizado a amplios sectores de las sociedades occidentales ha transcurrido casi siglo y medio. En este espacio de tiempo la historia de los movimientos sociales (y la historiografa) ha evolucionado, superando las estrecheces y deficiencias del tradicional historicismo, abrindose al anlisis de las magnitudes sociales, econmicas y culturales del proceso histrico y recuperando la memoria de los hasta entonces marginados y olvidados. Descubriendo las caras en la multitud, los historiadores corregan tambin su tradicional ceguera con respecto a la accin colectiva de los movimientos sociales. La irrupcin de nuevas formas de accin colectiva en la sociedad norteamericana a partir de la dcada de los aos 60, en forma del Civil Rights Movement y de las movilizaciones de protesta por la guerra de Vietnam, haba provocado un verdadero boom de investigaciones y teorizaciones de los sorprendidos cientficos sociales, un boom q tard una dcada en cruzar el Atlntico y llegar al viejo continente europeo, cuyas sociedades asistan perplejas al espectacular auge de los movimientos pacifista ecologista y feminista. En consecuencia, la investigacin d los movimientos sociales ha dejado d ser una tarea acadmica absolutamente marginal, constituyendo hoy en da un objeto en el q confluyen los intereses d historiadores, socilogos y politlogos, participando en el debate tb antroplogos, economicistas y etngrafos.Uno d los ms controvertidos aspectos temticos d la heterognea investigacin d los movimientos sociales concierne a la clasificacin tipolgica d los movimientos sociales. Entre las diferentes tipologas de los movimientos europeos posteriores a 1970 que se han elaborado desde las ciencias sociales figura en un lugar prominente la diferenciacin entre viejos y nuevos movimientos sociales. Sus defensores trazan una lnea divisoria entre ambos tipos y otorgan al feminismo, ecologismo y pacifismo un estatus terico propio, como ejemplos d un tipo d movimiento social histricamente nuevo y sustancialmente diferente d los movimientos sociales catalogados como viejos en funcin d unos parmetros supuestamente comunes a todos los movimientos d este tipo. Esta mutacin d la accin colectiva s vincula a la transformacin de la sociedad moderna, q ha abandonado su estado d desarrollo industrial para convertirse en sociedad postindustrial (postfordista, postmodema). D la misma manera que el comienzo del proceso de modernizacin est en los orgenes de los movimientos sociales modernos el salto cualitativo d este proceso a un tipo distinto de sociedad es considerado como caldo d cultivo q alimenta y alumbra un nuevo tipo de accin colectiva. 2. De la sociedad tradicional al Estado liberal capitalista: el marco contextual de los movimientos sociales modernosUno de los pocos consensos: la tesis que vincula el origen de estos movimientos al proceso de secularizacin de las sociedades occidentales. Este largo proceso tendra sus momentos claves en el Renacimiento, el triunfo d la reforma luterana y la Ilustracin. En la sociedad tradicional, el mecanismo decisivo a travs del cual s vehiculaba la integracin social haba sido la religin. Ella legitimaba la autoridad poltica, fijaba las premisas para la distribucin d bienes materiales (economa moral), proporcionaba la interpretacin del universo, dotando as d sentido a la vida de los individuos, y permita la construccin d identidades por la va d la confrontacin con otras comunidades, las d los infieles y herejes. Desde el momento en que comienza a cuestionarse el papel de la divinidad como eje central de la historia, deja de ser intocable por la accin del hombre. Con la posibilidad de discusin de la transcendentalidad y la fatalidad q en las sociedades tradicionales regan los destinos de fieles e infieles, se derrumb uno de los pilares bsicos del Antiguo Rgimen porque s abra, un nuevo y desconocido horizonte para la accin colectiva. Slo en sociedades modernas, en las q la poltica se concibe como algo factible, moldeable y expuesto a la creatividad individual y colectiva, son posibles movimientos sociales q pretenden intervenir activamente en el proceso histrico y q aspiran a un orden social radicalmente distinto. Los movimientos d este tipo son concomitantes d la secularizacin del pensamiento, o, con palabras de Rheinhard Koselleck: Mientras que durante ms de 2000 aos una parte esencial de la cultura occidental consista en contar historias pero tb investigar y escribirlas, slo a partir ms o menos de 1780 resulta ser imaginable hacer historia.Podemos introducir una primera variable para la concrecin del concepto de movimiento social moderno distinguindolo del movimiento social premoderno o tradicional. La diferencia entre los movimientos sociales constituidos a partir de la Doble Revolucin (E.J. Hobsbawm) -poltica y socioeconmica- europea por una parte, y los movimientos milenaristas o quiliastas de la Edad Media por otra, radica en el grado de racionalidad con el que cada movimiento determinaba sus objetivos y sus formas de actuar. En los movimientos pre-modernos podemos encontrar otra serie de factores que comparten con los movimientos modernos (creencias compartidas, continuidad); sin embargo, carecen d la vinculacin racional a su entorno, es decir, no han desarrollado -o slo consiguen hacerlo de forma rudimentaria- este nexo tpico para movimientos sociales modernos entre las supuestas causas polticas, sociales o econmicas de un problema y la elaboracin de propuestas concretas para la solucin. En consecuencia, tampoco se producan reflexiones de tipo estratgico en tomo a la eleccin de medios para la realizacin de la propia ideologa o utopa. Su nivel de movilizacin sola ser reducido, puesto q los movimientos milenaristas no hacen la revolucin, sino que esperan a que sta sea iniciada por parte de Dios, por un milagro u otro gesto divino.A este mismo grupo de movimientos sociales parecen pertenecer tb, los mltiples motines d subsistencia o revueltas d hambre acontecidos en Europa durante los siglos XVIII e incluso la primera parte del XIX, estudiados por G. Rud y E.P. Thompson. Rud los ha calificado como movimientos espontneos con cierta inocencia poltica que slo iban adquiriendo un mayor cariz poltico en la medida en que se iban extendiendo las nuevas ideas de libertad, soberana popular, los Derechos del Hombre, etc., en el transcurso de la Revolucin Francesa. Ambos autores han rechazado claramente las clsicas tesis de Le Bon, Taine y otros que no quisieron ver detrs de estas revueltas ms que espasmdicas actuaciones irracionales del populacho. Thompson seal la existencia de un hilo conductor en estas acciones espontneas: la pervivencia de unos recuerdos, valores y convicciones colectivas respecto a la supuesta bondad de la economa tradicional del Antiguo Rgimen, una economa dotada de ciertos mecanismos d regulacin del mercado q permitan garantizar un nivel mnimo de proteccin para los pobres -y de los consumidores en general-, por la va de la intervencin de las autoridades (fijacin de precios mximos; prohibicin de la exportacin de cereales, etc.) as como mediante la caridad de los ricos. Es en este contexto en el q Thompson interpreta las reivindicaciones sobre la necesidad de garantizar un precio justo y las acciones contra todos los que en opinin de los sublevados atentaban contra estas tradiciones de justicia social. La accin colectiva adquira as el carcter de un movimiento de protesta contra el imparable avance del capitalismo y del mercado libre, que expona a los cada vez ms desamparados consumidores a las coyunturas del mercado, al libre juego de los precios, pero tambin al afn de lucro de los productores, comerciantes e intermediarios.Desde esta perspectiva, los motines d hambre, lejos d ser espontneas irrupciones pasionales, presentan claros elementos racionales, si los consideramos como ltimos, desesperados intentos d restaurar los principios de la vieja economa moral en lucha contra las consecuencias amenazadoras d la nueva economa poltica del mercado libre. Sin embargo, recientes investigaciones han criticado el enfoque thompsoniano y han puesto de relieve un panorama mucho ms heterogneo a la hora d identificar los motivos subyacentes en los motines de subsistencia. Estas aproximaciones rechazan la visin un tanto forzada de una cultura plebeya como fuerza aglutinadora de la supuesta consciencia comn de la multitud. Incluso han interpretado el hecho de que los motines en Inglaterra tuvieran lugar preferentemente en zonas urbanas, siendo sus protagonistas trabajadores industriales o proto-industriales, no como intentos d restaurar un orden idlico y perdido, sino como forma preindustrial de defender una lenta mejora de las condiciones d vida. En esta misma lnea se encuentra la explicacin que Rud ofrece del ludismo como una especie de negociacin colectiva avant la lettre de los trabajadores del siglo XVIII y comienzos del XIX, puesto que la destruccin de las mquinas era la nica medida de presin al alcance de los obreros ante los patronos.En todas estas crticas y nuevas interpretaciones de los motines de subsistencia se mantiene no obstante un argumento esencial adelantado ya por Rud y Thompson: el rechazo de la vieja tesis del irracionalismo. La accin colectiva de los participantes en estas sublevaciones no se guiaba por el mero instinto irracional, sino por una estructura motivacional mucho ms compleja en la que no estn ausentes ingredientes de un rudimentario rational choice en el sentido olsoniano. Por esta razn podemos considerar tambin a los motines de subsistencia ms que un tipo de movimiento social premoderno como un tipo protomodemo de accin colectiva. Tras esta incursin en la fase transitoria entre sociedad tradicional y sociedad moderna se ve q los movimientos sociales modernos son fenmenos relativamente nuevos con alrededor de 200 aos de historia. Son productos pero tambin sujetos de la modernidad. En mi opinin si s quiere obtener informacin sobre la historia d los movimientos sociales modernos parece imprescindible detenernos en el anlisis de esta modernidad y del proceso de modernizacin que lleva a ella. El proceso de modernizacin de las sociedades occidentales ha sido largo y discontinuo puesto que en l se solapan elementos procedentes de la sociedad tradicional y elementos estructurantes de la sociedad moderna, que slo en el transcurso del tiempo consiguen alcanzar su primaca. Los diferentes autores discrepan sobre los comienzos de este proceso, que se anuncia ya en las luchas entre corona e Iglesia en la Edad Media. Sin duda, la Doble Revolucin supone una notable aceleracin y profundizacin de este proceso a partir de finales del siglo XVIII. A modo de un tipo ideal weberiano, Dieter Rucht ha sealado dos dimensiones principales de este proceso. A nivel de sociedad destaca la creciente diferenciacin funcional del universo tradicional hasta entonces cohesionado e integrado por la religin. En consecuencia, van naciendo nuevos subsistemas en los mbitos de la economa, la poltica, el derecho, las ciencias y la cultura, dotados cada uno de una autonoma tanto de la religin como de los otros subsistemas. A esta evolucin corresponde a nivel del individuo lo q Rucht denomina Ego-Centracin. En un mundo cambiante tb la situacin del individuo se va transformando. As, la adjudicacin del estatus por nacimiento o favores se transforma en adquisicin de estatus gracias a logros personales gratificados por el sistema social. Asimismo da lugar a una flexibilizacin de los roles vinculados a los diferentes subsistemas o contextos vitales.Reduciendo el nivel de abstraccin y estableciendo un mayor nexo con los movimientos sociales, el proceso d modernizacin se nos presenta en tres vertientes: la modernizacin social, la cultural y la poltica. La modernizacin social afecta a diferentes esferas de la sociedad.En la esfera d la comunicacin cabe sealar la configuracin d nuevos espacios d comunicacin, dentro de los cuales se facilita el encuentro de personas y colectivos con frustraciones, convicciones y vivencias parecidas. Elementos de este proceso son la urbanizacin (en la mayora de los casos el ncleo de los movimientos sociales modernos se encuentra en las grandes ciudades), pero tb la expansin de los medios de comunicacin. Todo ello permite la superacin del aislamiento caracterstico de la sociedad agraria, organizada en torno al grupo familiar, la aldea rural y la parroquia, fomentando la intensificacin de los contactos entre individuos y colectividades, q ahora pueden entrar en un proceso d intercambio d opiniones e ideas, d discusin de frustraciones compartidas y de formulacin d objetivos comunes, as como de formas adecuadas de actuacin.En la esfera de la cualificacin se registra una paulatina extensin de la educacin y la cultura ms all de las lites eclesisticas, burocrticas y burguesas. Este proceso cuyos orgenes se suelen medir mediante el indicador del nivel de alfabetizacin es una importante precondicin para el establecimiento de formas racionales de comunicacin y mediacin.Innovaciones en el mbito de la organizacin gracias a la creciente capacidad de articular de una manera autnoma las necesidades e intereses de capas cada vez ms amplias de la poblacin en los diferentes subsectores del sistema. Un buen indicador para medir el alcance de este proceso es la tendencia a crear asociaciones de todo tipo pero tb la publicacin d peridicos o revistas q a menudo figuran como portavoces o plataformas de determinadas organizaciones y/o intereses establecidos. La principal consecuencia del proceso de modernizacin cultural es una lenta transformacin del modo de actuar y pensar de la gente. Que se podra sintetizar con el trmino de racionalizacin. Racionalizacin significa desde Max Weber en primer lugar la crtica de las tradicionales formas de poder y sus correspondientes sistemas de valores. Confrontados con la razn, en la sociedad occidental moderna los gobernantes tienen que aportar pruebas de la legitimidad de su poder ante los gobernados si no quieren correr el riesgo de provocar la inestabilidad del sistema. Este proceso afecta asimismo a los valores, que se ubican cada vez ms en el marco de la misma sociedad y no en esferas extra-sociales y transcendentales tal y como sucede en el caso de los movimientos milenaristas. Los movimientos sociales modernos reflejan el intento de realizar valores e intereses ubicados en la sociedad mediante la accin sistemtica. Racionalizacin, por ltimo, significa instrumentalizacin d la razn. s ha subrayado la racionalidad de la accin colectiva en las sociedades occidentales, ya que se caracteriza por un anlisis racional de los medios y las posibles consecuencias de una accin orientada a la consecucin de un determinado objetivo. El repertorio de formas de organizacin y accin de los movimientos sociales modernos es un reflejo de este hecho.La vertiente quizs ms debatida del proceso de modernizacin es la modernizacin poltica. El debate sufre todava por el lastre de la teora de la modernizacin norteamericana de los aos 50/60 q ms q teora cientfica parece producto de un brain trust poltico para aconsejar al State Department en su poltica hacia los pases en vas de desarrollo, sobre todo d AL. El presupuesto terico que inspiraba este enfoque radicaba en la tesis d q la modernizacin social iba a inducir tb, la modernizacin poltica. La solucin d los desajustes sociales provocados por la modernizacin social haca imprescindible la participacin ciudadana en el proceso de decisin poltica para dotar as al sistema de la legitimidad y estabilidad necesarias para su correcto funcionamiento. En consecuencia, fomentando el crecimiento econmico de los regmenes dictatoriales latinoamericanos s fomentaba tb su democratizacin, el establecimiento d la sociedad de participacin, cuyo modelo era la democracia parlamentaria liberal vigente en Occidente.Numerosos cientficos sociales han criticado la funcin ideolgica de esta tesis, ms que dudosa en trminos histricos, ya que conocemos muchos casos de pases autoritarios o dictatoriales que no obstante consiguieron altas tasas de crecimiento econmico. Adems: En qu fundamento se basa la conviccin de que el sistema poltico occidental es el nico tipo de democracia vlido en el mundo, y por tanto tambin exportable a sociedades con tradiciones polticas y culturales totalmente diferentes?En el contexto de la discusin sobre los condicionantes de los movimientos sociales parece existir, una correlacin entre el grado de libertad existente en un determinado sistema poltico y las posibilidades de desarrollo de la accin colectiva. Slo en el contexto d un sistema q permita la institucionalizacin de la articulacin y organizacin del descontento, es decir, en sistemas q respeten los derechos civiles en forma de las clsicas libertades d expresin, asociacin, reunin y eleccin se dan condiciones ptimas para el desarrollo d movimientos sociales. Si un movimiento social consigue articularse en el marco d un sistema socioeconmico moderno y polticamente atrasado por autoritario, s puede interpretar a este movimiento como un intento d establecer la sincronizacin entre modernizacin socioeconmica y poltica. Los mejores ejemplos podemos encontrarlos en movimientos como Solidarnosz y otros parecidos, actuantes en el proceso d derrumbamiento del sistema sovitico.Estas son las principales vertientes del proceso d modernizacin q ha creado las condiciones para el nacimiento d los movimientos sociales modernos. 3. La construccin d un concepto: d la historia del movimiento obrero a la historia d los movimientos socialesLos primeros estudiosos d los movimientos sociales eligieron su objeto d anlisis impresionados por los profundos cambios que observaban en el seno de la sociedad occidental causados por el proceso d industrializacin, la implantacin y consolidacin d la sociedad capitalista, la emergencia de nuevas clases sociales y su confrontacin en nuevos tipos de conflictos desconocidos hasta entonces. Conforme iba avanzando este proceso de transformacin y vencida o por lo menos reducida, la resistencia de las fuerzas poltico-sociales defensoras del Antiguo Rgimen, el espectacular desarrollo de la nueva clase obrera industrial atraa cada vez ms el inters de la opinin pblica. La cuestin social, los conflictos entre burguesa y proletariado los xitos organizativos d los obreros, as como la aparicin d nuevas ideologas como elementos cohesionadores d las organizaciones obreras eran temas obligados de la discusin pblica en la Europa decimonnica, y era lgico q en este debate iban a participar tb aquellos historiadores y cientficos sociales no maniatados por el historicismo.Fue sin duda la espectacular aparicin d la clase obrera y de sus organizaciones en el escenario d la historia contempornea la que condicion la labor de los investigadores d manera q la historia d los movimientos sociales naci como historia del movimiento obrero. Su partida de nacimiento data d 1850 en este ao s public el primer libro cuyo ttulo llevaba el trmino de movimiento social. Se trata de la obra titulada La historia del movimiento social en Francia 1789-1850 del historiador alemn Lorenz von Stein. En su obra no encontramos una precisin conceptuar de lo que l entiende por movimiento social que en todo momento equipara al movimiento obrero socialista y comunista, si bien analiza las circunstancias de su gnesis y el desencadenamiento de lo que en otro lugar denomina el movimiento de la sociedad, provocado por la separacin externa e interna entre el proletariado y el capital. Von Stein, un liberal preocupado por el potencial conflictivo y hasta revolucionario que se acumulaba debido a la marginacin poltica y social de la clase obrera, analiza la evolucin del movimiento social en Francia desde la revolucin d 1789 hasta la d 1848. Presta especial atencin a las nuevas ideologas q vea extenderse entre la clase obrera francesa, pero no s conformaba con la confeccin d una historia intelectual.El valor de la obra pionera de Von Stein estriba en el hecho de considerar al socialismo y al comunismo no simplemente como nuevas formas del pensamiento poltico, sino que detrs de la fachada ideolgica reconoca unas claras implicaciones sociales. Para Von Stein, socialismo y comunismo eran expresin y cauce de los esfuerzos del proletariado industrial por implantar un nuevo orden social, que abolira la explotacin econmica y dara a los trabajadores la oportunidad de conseguir un desarrollo completo de su personalidad. La conclusin a la que llega el historiador alemn revela el nexo entre su estudio historiogrfico y su condicin de ciudadano liberal preocupado por los posibles trastornos del nuevo orden social. Para evitar revoluciones como en Francia, urgen reformas sociales para la integracin d los marginados y desamparados. Se esfuerza en demostrar q el propio inters d la sociedad exige esta reforma, para escapar gracias a ella a la de otro modo inevitable revolucin social. La historia de los movimientos sociales de van Stein y su historia de la sociedad no es por tanto, una ciencia de oposicin, sino de estabilizacin: Marx y Engels no llegaron en sus escritos a las mismas conclusiones, pero s contribuyeron a reforzar esta lnea de investigacin de los movimientos sociales iniciada por Van Stein, ya q tampoco para ellos haba duda de que el movimiento obrero era el nico movimiento social importante, el nico llamado a hacer historia por ser el sujeto del proceso revolucionario destinado a superar el capitalismo y dar comienzo a la nueva era del socialismo.La fijacin en el anlisis d la clase obrera y de su movimiento era, caracterstica comn d todos los investigadores y polticos vinculados a la primera fase d la historiografa d los movimientos sociales, q conoci un nuevo hito con la obra q Werner Sombart public sobre Socialismo y Movimiento Social en 1896. El libro apareci en un momento crucial del movimiento obrero alemn e internacional. En 189 un ao antes de su muerte. Engels haba publicado el tercer tomo del Capital. Poco despus comenz la ofensiva de los revisionistas dentro de la socialdemocracia alemana liderados por Eduard Bernstein. Sombart, fascinado por las teoras de Marx presenta en su libro las ideas del q considera el ms grande filsofo social del siglo XIX considerndolas no como un dogma sino como un punto d partida para futuras reelaboraciones y adecuaciones al transcurso del tiempo. Esta adecuacin segn el autor, debera realizarse en un sentido evolucionista y revisionista.Sombart es probablemente el primer autor q se esfuerza en explicar su contenido de movimiento social, sino q: Todos los esfuerzos "tericos" de mostrar al proletariado el fin de sus ansias, de llamarle a la lucha y a organizar esta lucha, de mostrar el camino que lleva a este fin, todo ello en su conjunto forma lo q denominamos el socialismo moderno. Del mismo modo q todos los intentos "prcticos" d transformar aquellas ideas en acciones concretas forman lo que llamamos "el movimiento social moderno". Por consiguiente, socialismo y movimiento social no son otra cosa que las dos caras de un mismo fenmeno que entre ellas se relacionan como idea y accin, como espritu y cuerpo. Sombart es consciente de la existencia de otros movimientos, pero reserva el calificativo d social exclusivamente a aquellas iniciativas cuya declarada y nica portadora es la clase del proletariado, y dentro d estos movimientos a su vez slo a aquellos tendentes a fomentar la conduccin de la sociedad capitalista a la socialista. En este sentido concede a las revoluciones liberales slo el carcter d precursoras del movimiento social, ya q no tuvieron una configuracin acorde con el espritu del proletariado. La historia de los movimientos sociales, entendida como historia del movimiento obrero, entr en el siglo XX dando sus mejores frutos en las islas britnicas, donde con los trabajos sobre la clase obrera y el labour movement naci uno de los pilares de la historia social britnica. Hubo q esperar hasta los aos posteriores a la II Guerra Mundial para q comenzara a perfilarse un cambio d perspectivas.La pujante evolucin d los movimientos fascistas en muchos pases europeos durante el perodo d entreguerras releg a un segundo plano la investigacin del movimiento obrero, ya q a partir d 1945 s impuso entre los miembros d la comunidad acadmica d historiadores y cientficos sociales una interpretacin ms abierta y menos exclusivista del concepto de movimiento social por q el fascismo tb cumpla con los 2 criterios q s haban considerado como elementos d un movimiento social: una implantacin masiva en la sociedad y la pretensin d introducir cambios en el orden poltico y/o social. Otros movimientos de la postguerra como los movimientos anticolonialistas o los movimientos d campesinos y granjeros en EE.UU reforzaban este giro aperturista d la investigacin de los movimientos sociales un giro que a raz de la gran oleada de movilizaciones q vivi la sociedad norteamericana en la dcada de los aos 60 y el surgimiento de los nuevos movimientos sociales en Europa una dcada ms tarde iba a ser definitivo. Con esta ampliacin del concepto de movimiento social comenz la verdadera discusin sobre su contenido terico. El objetivo de esta discusin deba ser encontrar un concepto analtico q permitiera superar la unilateralidad de la investigacin sobre el movimiento obrero para englobar las formas diversas y multifacticas de protesta social, hasta ahora descuidadas por la dificultad de encajarlas en un cors de talla nica, tal y como Alvarez Junco y Prez Ledesma han expuesto 1982. Este debate iniciado en los aos 60 e impulsado sobre todo por socilogos norteamericanos a los q ms tarde s han sumado socilogos, politlogos e historiadores europeos ha producido una gama d aportaciones variada heterognea y contradictoria.Discutiremos una lista de posibles criterios para esta definicin, a sabiendas d q la importancia d cada uno de estos criterios puede variar segn el caso estudiado. Este procedimiento ms bien eclctico parece ser el nico viable, ya que no existen otros instrumentos fiables para identificar y medir nuestro objeto de estudio. Cuando en las ciencias sociales se habla de un partido poltico o de un grupo de inters, los parmetros definitorios suelen estar bastante claros.Mucho ms complicada y subjetiva, es la identificacin y el registro de los movimientos sociales una labor reservada para historiadores y otros cientficos sociales, La identificacin conceptual de un movimiento social debe cumplir dos condiciones: la de ofrecer suficiente informacin aplicable a un gran nmero de movimientos histricos diferentes pero pertenecientes a la misma categora terminolgica, y segundo permitir la diferenciacin de otras posibles formas del comportamiento colectivo.Los siguientes elementos definitorios podran facilitar esta tarea considerndose un movimiento social moderno un actor colectivo movilizador que pretende fomentar impedir o anular determinadas consecuencias profundas del cambio social. La movilizacin debe realizarse con una cierta continuidad. El movimiento se caracteriza por un alto nivel de integracin simblica una escasa especificacin d los roles y por la adopcin de medios de accin y organizacin variables. Definiendo al movimiento social como actor colectivo se subraya por una parte el carcter supra-individual del movimiento y por otra en contra de determinismos estructuralistas su papel activo, ya q no es un mero reflejo pasivo d las tendencias d cambio social, sino un participante activo q interviene conscientemente en el transcurso de determinados procesos y acontecimientos histricos con el fin d adquirir mayores cotas de influencia.El singular d actor no debe entenderse como reflejo d una supuesta uniformidad del movimiento, puesto que es la heterogeneidad de tendencias, organizaciones y modos de actuar la que caracteriza a un movimiento social. Su xito depende d su capacidad de permanecer en estado de movilizacin continua y compensar d esta manera su precaria base de poder no asegurada por medios institucionales. Un movimiento social q abandona el factor movilizador pierde sus apoyos bsicos y corre el peligro de extinguirse. La movilizacin debe alcanzar un cierto nivel de continuidad y diferenciarse de esta manera d otras formas de comportamiento colectivo conocidas en la sociologa como episodios colectivos es decir expresiones ms o menos espontneas del comportamiento colectivo como bruscas erupciones d pnico, d agresividad y otras. Ahora bien, aunque parece existir consenso acerca d este punto d la definicin de un movimiento social su concrecin, es decir la delimitacin del espacio d tiempo mnimo necesario para cumplir la exigencia terica d actuar con cierta continuidad s presenta ms complicada. Un movimiento social s distingue adems por un alto nivel d integracin simblica. Su constitucin y xito dependen de la existencia de un sistema de creencias compartidas como nexo cohesionador entre todos los integrantes del movimiento. Estas creencias compartidas fomentan la sensacin de formar un grupo diferenciado con respecto a otros grupos de valores contrarios. Este sentimiento de solidaridad interna suele manifestarse a nivel simblico mediante parecidas formas de vestir, estilos de vida, lenguaje, banderas, himnos, etc. El movimiento social no es equiparable a una organizacin. En su interior la diferenciacin y adjudicacin d los roles suele encontrarse en un nivel mucho menos elaborado y estructurado q en las organizaciones. Por consiguiente, el espectro de posibles formas de participacin y actuacin de sus integrantes es bastante ms amplio que en una organizacin. Sin embargo, llegar al otro extremo y caracterizar a un movimiento social en base a la supuesta ausencia d estructuras organizativas en su seno sera un error. Un movimiento social no se puede definir por su recurso a un determinado tipo d organizacin, ni por el grado de importancia que otorga a la organizacin, ni por la no existencia d sta. Es ms, un movimiento social generalmente no existe sin estructuras organizativas, ya que son stas las q pueden asegurar la continuidad, la coordinacin y tambin la realizacin d determinadas iniciativas. Caracterstico d un movimiento social es precisamente la dialctica entre sus ncleos organizativos y sus partes ms fluidas: la labor espontnea e irregular de los activistas. Ocupa, un nivel intermedio entre organizaciones formales y protestas espontneas.Son, con palabras de Rucht, redes movilizadas de grupos y organizaciones. Con la vinculacin de sus objetivos al proceso de cambio social se propone considerar como rasgo caracterstico d un movimiento social su fijacin en el logro de cambios estructurales en el Estado o/y la sociedad. Estos cambios no tienen q ser cambios totales del sistema, pero s cambios d diferentes elementos importantes del mismo. Tilly ha propuesto la diferenciacin tipolgica entre movimientos defensivos o reactivos, q reaccionan frente a un empeoramiento d su situacin objetiva o subjetiva y movimientos ofensivos o proactivos: movimientos q nacen en el contexto d una mejora d su situacin, lo q lleva a la formulacin d nuevas expectativas y reivindicaciones. En movimientos con alto grado de continuidad histrica, con el tiempo s suele llegar a una sistematizacin de los objetivos, lo q s plasma en la elaboracin de programas mnimos y la gnesis d formas an muy rudimentarias de ideologas. El carcter provisional, inacabado y abierto de su ideologa es uno de los rasgos fundamentales de un movimiento social.Un movimiento social es tambin siempre un movimiento poltico. En la sociedad moderna, cambio social inducido no es realizable sin la participacin del sistema poltico q produce decisiones vinculantes para estimular dirigir y legitimar el cambio social. Un movimiento social constituido para interferir en el proceso de cambio social, difcilmente lograr la realizacin de sus objetivos sin influenciar el sistema poltico. Por esta razn algunos autores prefieren hablar de movimientos socio-polticos."

4. Los nuevos movimientos sociales: el nuevo paradigma en el banco d pruebas d la historiaCul es el marco temporal de este tipo-ideal de movimiento social? Q relacin existe entre las recientes transformaciones del capitalismo occidental y la accin colectiva? Estas son las preguntas d fondo en torno a las cuales gira el debate de los nuevos movimientos sociales (NMS). Los defensores y padrinos tericos de este concepto (Offe, Touraine) sostienen q la particular transformacin de la sociedad occidental a partir de la dcada de los aos 70 (en EE.UU. incluso antes) ha producido un nuevo tipo de movimiento social, entendindose el adjetivo nuevo no en el sentido de contemporneo o actual sino como indicador de algo sustancialmente diferente en cuanto a su contenido. La terminologa utilizada para describir la nueva fase de sociedad capitalista vara de caso en caso. Independientemente d la confusin conceptual, en los trabajos de todos los autores s reiteran caractersticas d la ulterior fase d la sociedad moderna. Se observa, en primer lugar, un enorme aumento del nivel de cualificacin del trabajo por el creciente input de conocimientos tericos. El trabajo industrial se ve relegado a una posicin secundaria por el crecimiento del sector de servicios, todo ello acompaado por un aumento del nmero de empleados y funcionarios. La democratizacin del sistema educativo se refleja en la expansin de la educacin superior y universitaria entre las capas medias y bajas de la sociedad, hasta entonces con un acceso limitado a la universidad. A nivel sociocultural se registra la erosin de los tradicionales canales d socializacin (familia, Iglesia, fbrica), la consiguiente individualizacin y atomizacin, as como la irrupcin y consolidacin de nuevos estilos de vida y nuevos valores. Las consecuencias de esta evolucin para los movimientos sociales son la decadencia (por burocratizacin y desmovilizacin) del movimiento obrero y la gnesis de nuevos movimientos sociales organizados a travs d redes informales, descentralizadas y escasamente burocratizadas. Sus reivindicaciones no s plasman en elaborados conceptos ideolgicos centrados en cuestiones relacionadas con el reparto del poder poltico y la distribucin de los recursos econmicos. En su lugar aparecen reivindicaciones enraizadas en y motivadas por valores post-materialistas (paz, ecologa, libertad sexual, derechos d la mujer, etc.) y derivadas d las protestas contra los nuevos riesgos d la modernizacin, contra la colonializacin del mundo d vida por el sistema (Habermas). Claus Offe, describe los cambios estructurales d la sociedad capitalista durante las ltimas dcadas con los trminos d Ensanchamiento porque las consecuencias negativas d las formas establecidas d racionalidad econmica y poltica ya no afectan slo a un grupo o una clase social determinada como en la sociedad industrial sino potencialmente a cualquier miembro d la sociedad; Profundizacin: el funcionamiento d los actuales sistemas sociales y tecnolgicos necesita cada vez ms d unas estructuras d planificacin para evitar cualquier tipo d comportamiento imprevisible irregular o desviado por parte d sus actores constitutivos. La consecuencia es la profundizacin del control y d la vigilancia del individuo no slo en su esfera laboral sino tb en su esfera privada: Irreversibilidad: la incapacidad estructural d las instituciones polticas y econmicas para percibir y actuar eficazmente ante las privaciones riesgos y amenazas globales q causan. El surgimiento de los nuevos movimientos sociales es un resultado d esta transformacin d la sociedad capitalista. Ahora bien, incluso entre los defensores del concepto d los NMS no existe consenso alguno a la hora de precisar lo realmente nuevo de estos movimientos. Pese a esta enorme heterogeneidad, s se concibe un rasgo comn en prcticamente todas las aportaciones sobre los NMS y cuyo origen se encuentra en la tardanza d la investigacin d los movimientos sociales en abrir el diafragma analtico y conceptual, q durante demasiado tiempo haba estado enfocado nica y exclusivamente al movimiento obrero. Los tericos de los NMS siguen en esta lnea pre-dibujada por Von Stein, Sombart, Marx y otros, elevando al movimiento obrero a la categora d viejo movimiento social prototpico, lo cual no deja d ser un reduccionismo ahistrico, un reduccionismo en el q tb cae la tan divulgada interpretacin del movimiento obrero como un movimiento cuya razn de ser constitua la lucha en favor d la realizacin d valores materialistas, ubicados en la esfera de la distribucin de los recursos materiales. La mejor historiografa del movimiento obrero, siempre se ha esforzado en alejarse d una visin demasiado determinista y economicista d su objeto d estudio, manteniendo una perspectiva analtica dialctica que permita aunar en un mismo estudio los elementos objetivos y subjetivos q marcaban la condicin obrera, la situacin d clase y su percepcin a nivel d consciencia, la influencia de factores sociales y el impacto d tradiciones e identidades culturales en la clase y el movimiento obreros. Esta tendencia investigadora, q encuentra en la obra d Thompson acerca del proceso d formacin d la clase obrera britnica una referencia d consulta obligatoria o, s ve reforzada por el cultural turn d la historiografa europea, cuyos impulsores tratan d corregir infravaloracin d las magnitudes culturales del proceso histrico por parte d determinados sectores d la historiografa social empeados en ver en los elementos culturales meros derivados d la situacin de clase. la ampliacin de la historia social por estas nuevas perspectivas a menudo procedentes de la antropologa, la etnografa e incluso la psicologa, plasmadas en el anlisis del lenguaje o del discurso, las cuestiones de gnero y generacionales, la construccin de sub- y/o contraculturas la perduracin y transformacin de tradiciones confesionales y tnicas as como su exteriorizacin mediante smbolos ritos, costumbres y festejos han permitido elaborar una imagen bastante ms completa d muchos fenmenos histricos, entre ellos del movimiento obrero: una imagen, s aleja bastante d la uni-dimensionalidad economicista imperante en investigaciones del movimiento obrero.Si admitimos por lo tanto la desvinculacin de los conceptos de movimiento obrero y movimiento social y si no nos cerramos a las aportaciones y reflexiones de la historiografa social enriquecida por planteamientos e intereses culturales algunas de las supuestas caractersticas nuevas d los NMS no parecen ser otra cosa q: vino viejo en odres nuevos.Uno d estos distintivos caractersticos de los NMS q s encuentra en los tratados tericos es la confrontacin entre la base no-clasista o no-grupal d los NMS formados por alianzas entre diferentes sectores sociales. Preferentemente d las nuevas clases medias, frente a los viejos movimientos sociales q actuaban en nombre d una determinada clase social cuyos intereses concretos defendan. Para Claus Offe, el nuevo paradigma de la accin colectiva no s sustenta en un conflicto d clases, ni enfrenta, como tradicionalmente ha sucedido a los principales agentes del modo de produccin, y por consiguiente tampoco conduce a exigencias clasistas, sino a reivindicaciones universalistas. La accin colectiva moderna desde sus comienzos hacia principios del siglo XIX, cuyo repertorio ha sido descrito por Charles Tilly con los calificativos de cosmopolita, autnomo y modular , ha dado lugar a la configuracin d importantes movimientos multi-grupales e interclasistas, cuyo origen difcilmente s puede reducir a un simple conflicto entre dos clases. El mismo Tilly ha analizado el movimiento en favor d la emancipacin d la poblacin catlica en Gran Bretaa. Un movimiento de caractersticas similares y adems coetneo al mencionado es el movimiento abolicionista de la esclavitud que se desarroll ms o menos entre 1787, ao en el q s fund la primera asociacin abolicionista hasta finales d la dcada de 1830. S trataba d un movimiento q detrs d la bandera del humanismo, a menudo fundamentado en convicciones ticas religiosas, aglutinaba a amplios sectores e intereses reformistas d la sociedad britnica q s servan d la "lucha abolicionista como vehculo para su crtica al sistema d poder britnico, controlado por la oligarqua terrateniente. La comn oposicin al rgimen que una a las clases medias excluidas del proceso de decisin poltica, a los obreros y artesanos marginados por el proceso de modernizacin, as como a los miembros d todos los sectores d la sociedad q vivan en una situacin de discriminacin por razones confesionales constituy la espina dorsal d este poderoso movimiento social, uno d los primeros d la contemporaneidad. Una vez demostrado su arraigo social, al final de su trayectoria el abolicionismo se convirti en un tema importante incluso para la lite dominante.El movimiento abolicionista fue una de las primeras plataformas pblicas de socializacin poltica d la mujer, y su trabajo de concienciacin a travs d los tpicos elementos del repertorio d accin colectiva d los movimientos sociales modernos (mtines, manifestaciones. recoleccin d firmas. peticiones al Parlamento) prepar el camino al cartismo en cuyo seno pervivivieron la temtica central (Ahora: liberacin del esclavo moderno, del obrero), y varios d los lderes abolicionistas. La amplia red d asociaciones q cubra el pas y q no dependa en sus movilizaciones directamente d ningn organismo central no encaja en la imagen d un movimiento jerarquizado y centralizado. No fue hasta 1831, 2 aos antes del ocaso del movimiento cuando con la refundacin d la Anti-Slavery Societ)' s cre un Agency Commitee con el fin d organizar y coordinar el movimiento en el pas. Finalmente no parece difcil imaginar q la heterogeneidad d las bases sociales del abolicionismo y la confluencia en l d intereses a veces muy dispares corresponda a su vez a un amplio abanico d valores representados y articulados, cuya caracterizacin como materialistas o derivados d la lucha acerca de la distribucin de recursos materiales sera un simplismo difcilmente defendible.Podramos nombrar a otros movimientos sociales no incluidos en la categora de los NMS, q sin embargo presentan algunas de las caractersticas supuestamente tpicas de estos ltimos. Uno de los movimientos que cumple a la perfeccin con el criterio constituyente del nuevo paradigma relativo a su amorfa estructura social compuesta por grupos socioeconmicos no actuando como tales sino en nombre de colectividades atribuidas es el nacionalismo. Hace tiempo que el viejo reduccionismo marxista del nacionalismo como instrumento de lucha de la burguesa ha sido corregido incluso por investigadores cercanos a la tradicin del pensamiento marxista. Como pocas ideologas, el nacionalismo ha demostrado una enorme capacidad de penetrar en cualquier clase social, por lo que su vinculacin a priori a un determinado estrato de la sociedad no resulta factible. Sidney Tarrow, no han sido la situacin de clase y los conflictos de distribucin los determinantes ms poderosos d la accin colectiva d los viejos movimientos sociales, sino el nacionalismo y la religin. No existe, en palabras d Michael Keating, un vnculo determinante entre clase y territorio, sino una variedad de relaciones dependientes de circunstancias econmicas y polticas, as como culturales. El nacionalismo vasco es uno de estos movimientos nacionalistas cuya historia refleja esta complicada relacin entre situacin social e identidad nacional. Su capacidad de aglutinar ya antes de 1936 en su seno a miembros pertenecientes a todos los sectores de la sociedad vasca (salvo los obreros inmigrados y, la alta burguesa industrial y financiera) para construir un potente movimiento social interclasista, en el q desde 1911 no falta su propio sindicato obrero, es fruto d la fuerza de atraccin de un discurso q apelaba a la solidaridad comunitaria basada en experiencias histricas compartidas, as como a un particularismo cultural sentido y extendido incluso ms all d la comunidad nacionalista. Para Tarrow sin esta base d solidaridad e identidad la construccin d un movimiento social (nacionalista) resulta imposible, lo q no quita importancia a la observacin d Anderson o Hobsbawm sobre la gran dosis d artificialidad imaginaria inherente a los discursos nacionalistas. En resumidas cuentas el nacionalismo vasco -y buena parte de los nacionalismos- no ha sido ni es un movimiento estrictamente clasista y si tras la movilizacin de sus simpatizantes subyacen sin duda conflictos de clase (clases medias versus gran capital: clase obrera local versus burguesa espaolista; clase media alta/burguesa nacionalista versus clase obrera socialista) su anlisis no se agota con el recurso a estos argumentos. debindose contemplar tambin los ingredientes culturales en la motivacin de los nacionalistas no slo clase, sino tambin identidad, autonoma, emancipacin, anti-centralismo, stos son los conceptos claves en torno a los que gira la historia del nacionalismo vasco nacido en la ltima dcada del siglo XIX y apoyado tanto en un partido poltico y un sindicato obrero como en una amplia red d asociaciones e iniciativas formales e informales q en su conjunto conformaron la comunidad nacionalista; o debemos decir: un nuevo movimiento social?El caso d los movimientos fascistas como un tipo extremo y siniestro del nacionalismo es diferente, ya q la organizacin formal jerarquizada es, un elemento esencial de todo movimiento fascista. Ahora bien, la investigacin reciente ha matizado, completado o corregido tambin en este caso aquellos esquemas interpretativos tradicionales que han querido ver en el fascismo la expresin colectiva de un determinado estrato de la sociedad. Una de las teoras que ms impacto ha tenido entre los miembros de la comunidad cientfica es la del socilogo americano Seymour M. Lipset, que resuma el carcter del fascismo en la tantas veces citada frmula del extremismo d centro d las clases medias, una idea q ya haba anticipado antes d la llegada al poder de Hitler el socilogo Geiger en un artculo titulado Pnico en las clases medias. Los anlisis acerca de la procedencia social de los miembros del partido Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei (NSDAP) realizados durante los ltimos aos han constatado para la fase anterior a la Machtergreifung una cierta infra-representacin d los obreros, q corresponde a una sobrerrepresentacin d las clases medias bajas y d la lite (clases medias altas y aristocracia). No obstante, los datos ofrecen un panorama demasiado complejo como para seguir hablando del NSDAP como un partido de las clases medias, sin especificar qu estratos de stas tuvieron ms afinidad al nacionalsocialismo y sin explicar la notable presencia de miembros del partido provenientes de otros sectores de la sociedad alemana: El NSDAP es entre todos los partidos de la Repblica de Weimar el partido con el perfil interclasista ms pronunciado. El dominio de las clases medias no es muy marcado.Las recientes investigaciones sobre los votantes del partido nazi basadas en sofisticados programas informticos, han ahondado en esta crtica, revelando q no haba ningn sector d la sociedad alemana absolutamente impermeable a la demagogia fascista. Como indican las cifras los votantes d las clases altas y medias pertenecientes a las dos primeras categoras alcanzan en torno al 40% de la masa electoral nacionalsocialista. Incluyendo aquellas personas vinculadas a estas clases de las categoras de los jubilados y de las amas de casa seran an ms. Sin embargo los obreros representan a una minora demasiado considerable como para seguir hablando del nacional socialismo exclusivamente en trminos de clases medias radicalizadas.En relacin con su presencia en la sociedad en general (los obreros estn ligeramente infra-representados en el movimiento nazi lo q coincide con los resultados obtenidos por Kater en sus pesquisas sobre la afiliacin. (Tabla I La estratificacin social d los votantes del NSDAP 1928-1933)Detrs d estas cifras Falter descubre, el resultado d dos tendencias contradictorias q prcticamente se anulan: la mayor afinidad nacionalsocialista de los obreros agrcolas y la clara infra-representacin de los industriales. Si existi, una barrera de clase q obstaculizaba la expansin del movimiento nazi, hay que aadir una barrera cultural, an ms slida: todos los estudios electorales mencionados coinciden en considerar a la variable confesin el factor ms significativo a la hora de decidir sobre el xito o fracaso electoral de Hitler tanto a nivel regional como individual. En todas las elecciones a partir de 1928 se puede constatar una clara correlacin estadstica entre el porcentaje de electores protestantes y los triunfos de Hitler, tanto en distritos rurales como urbanos y a travs de todas las capas sociales y generacionales de la sociedad (Tabla 2).El partido nacionalsocialista, y sta es la conclusin a la q llegan los diferentes estudios, no es simplemente un partido de las clases medias radicalizadas, sino un partido popular de la protesta. Dnde est la diferencia con los nuevos movimientos sociales y su composicin social heterognea en torno a un ncleo d clases medias?Tiene algn valor hermenetico mantener este criterio de diferenciacin, si ni siquiera parece existir consenso emprico sobre las bases sociales de los NMS? Ante estas dudas no resulta sorprendente q socilogos con una slida formacin historiogrfica como Sidney Tarrow no slo rechacen el criterio diferencial base clasista/grupal versus base heterognea/universal, sino q llegan a sostener como rasgo caracterstico d todos los movimientos sociales lo q los tericos d los NMS consideran tpico nicamente para stos ltimos

5. Slo unidos somos fuertes! Un alegato en pro d la interdisciplinariedad en la investigacin d los movimientos socialesEsta excursin a travs d la historia d los movimientos sociales haya suscitado suficientes interrogantes como para cuestionar la artificial y ahistrica diferenciacin tipolgica entre nuevo y viejo movimiento social. Da la impresin que tambin en la sociologa se est procediendo a una cierta revisin d los teoremas clsicos. Slo hay q ver el manejo mucho ms cauteloso y restrictivo del concepto NMS q dos cualificados defensores del mismo realizan en sus recientes aportaciones sobre la temtica. Muy en la lnea historizante d Raschke, tanto Riechmann como Rucht insisten en la temporalidad d los movimientos sociales y su estrecha relacin con las diferentes fases del proceso de modernizacin de la sociedad occidental. Riechmann despus de la discusin d los diferentes criterios d lo nuevo y lo viejo, reconoce una novedad de los NMS slo desde dos puntos de vista: s enfrentan no ya a los problemas asociados con el orden d dominacin capitalista sino a problemas vinculados a la esfera d la reproduccin social (colonizacin del mundo de vida: frente a ello: estrategias de liberacin en la vida cotidiana y revolucin d las formas d vida). El primero de los puntos q al fin y al cabo se reduce al tpico d la oposicin entre valores materialistas/no-materialistas o lucha por la distribucin/reproduccin social. son consecuencia d un nivel d la crisis de la civilizacin cualitativamente nuevo, puesto q debido al catastrfico funcionamiento d las sociedades occidentales stas viven en el horizonte d su posible autodestruccin. comparto la tesis de la novedad q constituye el hecho d q la consciencia d los lmites civilizatorios constituye el denominador cultural comn d los NMS. Ahora bien, si s pretende ver en este nuevo nivel d concienciacin el catalizador de la movilizacin d los NMS, estaramos aceptando la vieja tesis d la privacin relativa segn la q el movimiento social es una mera funcin del nivel de frustracin y de la gravedad del problema. A la vista del renacimiento de las viejas luchas en torno a problemas d la distribucin provocados por el desmantelamiento del Estado de Bienestar Social (Inglaterra. Francia, Alemania Espaa) s impone la pregunta sobre si la tesis d la incipiente consciencia d especie como producto d la percepcin del nuevo y aterrador horizonte de especie no ha sido algo prematura.Dieter Rucht nombra cuatro elementos para definir lo nuevo de los NMS: la postura ambivalente con respecto al proceso de modernizacin, la estructura organizativa descentralizada, la estrategia reformista la base social q ni s caracteriza por la marginalidad ni por una posicin central en el sistema poltico-social. Sin embargo Rucht no parece demasiado convencido d su tesis, ya q admite la existencia d antecedentes histricos para cada uno d estos elementos, constatando q nuevo es nicamente el sndrome completo de estas caractersticas. Adems, en las conclusiones del libro restringe el alcance comparativo del concepto de los NMS, declarando q el movimiento referencial del calificativo de nuevo es el movimiento obrero, considerado como el movimiento social clsico. La distincin entre nuevo y viejo en la historia d los movimientos sociales carece d valor analtico por 3 razones. si comparamos los diferentes movimientos sociales d los ltimos 2 siglos debemos hacerlo centrndonos en el anlisis de elementos realmente comparables. D q sirve la sealizacin del arraigo de los NMS entre los sectores profesionales de los servicios sociales cuando no existe equivalente d este estrato de la sociedad en el siglo XIX? no s vislumbran argumentos slidos para demostrar la supuesta quiebra cualitativa del tipo d movimiento social emergente durante la doble revolucin occidental y consolidado a lo largo del proceso d modernizacin. todos los movimientos sociales en su tiempo son nuevos y viejos a la vez. Reaccionan ante un nuevo contexto, pero aprenden tb d la experiencia d los movimientos previos, adoptando elementos d su repertorio coercitivo, d sus ideologas, d sus formas de organizacin. Esta idea del poder acumulativo como una d las caractersticas notables d los movimientos sociales de los ltimos 200 aos desaconseja cualquier absolutizacin del adjetivo nuevo.La nica posibilidad, d llegar a una mejor comprensin d los movimientos sociales, pasa por una intensificacin d la colaboracin entre todos los cientficos sociales interesados en la temtica. La investigacin d los movimientos sociales hasta ahora ha reproducido en la mayora de los casos las viejas barreras q han separado a los historiadores poco dados a la abstraccin y generalizacin por una parte, y los socilogos no demasiado preocupados por la verificacin historiogrfica d sus tesis por otra. 12