“VILLA BETALBA” - Rodolfo Vera Calderón · porcelana japoneses de Satsuma, ... los apellidos...

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Vista de “Villa Betalba” desde el jardín, construida en un estilo muy parecido al de las grandes mansiones de Palm Beach. Escenario de inolvidables veladas, se convirtió en visita obligada del jet set durante la década del 40, que huía de una Europa devastada por la guerra. Izquierda: Paulina junto a su hija mayor Paulina (derecha) y sus dos hijos menores, Margot y Pedro. La mujer del empresario Pedro Nicolás Baridon, miembro de una de las familias más influyentes de Uruguay, abre las puertas de una casa “de leyenda”: en sus salones, el célebre armador argentino –mentor de Aristóteles Onassis– celebró fiestas inolvidables, donde reunió a estrellas de Hollywood con Eva Perón Ubicada en el corazón de Carrasco, fue un lugar de encuentro entre el jet set internacional y la alta sociedad rioplatense “VILLA BETALBA” PAULINA DE BARIDON NOS INVITA A LA HISTÓRICA RESIDENCIA DE ALBERTO DODERO EN MONTEVIDEO

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Vista de “Villa Betalba” desde el jardín, construida en un estilo muy parecido al de las grandes mansiones de Palm Beach. Escenario de inolvidables veladas, se convirtió en visita obligada del jet set durante la década del 40,

que huía de una Europa devastada por la guerra. Izquierda: Paulina junto a su hija mayor Paulina (derecha) y sus dos hijos

menores, Margot y Pedro.

La mujer del empresario Pedro Nicolás Baridon, miembro de una de las familias más influyentes de Uruguay, abre las puertas de una casa “de leyenda”: en sus

salones, el célebre armador argentino –mentor de Aristóteles Onassis– celebró fiestas inolvidables, donde reunió a estrellas de Hollywood con Eva Perón

Ubicada en el corazón de Carrasco, fue un lugar de encuentro entre el jet set internacional y la alta sociedad rioplatense

“VILLA BETALBA”PAULINA DE BARIDON NOS INVITA A LA HISTÓRICA

RESIDENCIA DE ALBERTO DODERO EN MONTEVIDEO

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A mediados del siglo pasado no existía en Montevideo un lu-gar tan concurrido por el jet

set internacional y la alta sociedad rioplatense como “Villa Betalba”, la casa que el célebre armador Al-berto Dodero construyó a comien-zos de la Segunda Guerra Mundial para instalarse junto a su segunda mujer, la vedette norteamericana Elizabeth “Betty” Sundmark. Allí, en la casa que bautizaron jugando con sus nombres (“Bet” por Betty y “Alba” por Alberto), transcurrie-ron gloriosas veladas que hasta el día de hoy son recordadas y entre cuyos invitados figuraban leyendas de Hollywood como Joan Fontaine y Anne Bancroft. Construida por los arquitectos Raúl Clerc y Héctor A. Guerra y decorada íntegramen-te por Jansen de París, la casa del naviero más famoso de la historia

argentina se convirtió en un em-blema de su poder y savoir-vivre.

Mentor de Aristóteles Onassis y muy cercano al matrimonio de Juan Domingo y Eva Perón, Dode-ro dividía sus días entre Europa, Nueva York, Buenos Aires y Mon-tevideo, donde, entre otros nego-cios, era dueño del hotel Victoria Plaza. Al poco tiempo de su muer-te –en marzo de 1951– los descen-dientes de Alberto pusieron la casa a la venta y Betty regresó a Es-tados Unidos. Allí volvió a casarse con el actor Alan Curtis.

CASA DE FAMILIACuatro años después y, tras ser

demolida parte de la propiedad, el historiador y empresario Pedro Daniel Baridon Armand-Ugon y su mujer Margot Solari decidieron comprar la fantástica propiedad

“El primer cambio radical que realicé fue pintar toda la

recepción con un color alegre y vivo, así como decorarla con arte

contemporáneo y objetos que Pedro Nicolás y yo hemos ido

comprando en nuestros viajes”

Izquierda: el área de recepción, que ya ha sido redecorada en tres oportunidades por Paulina desde

que se mudó a esta casa, en 1988. Derecha: lo primero que se aprecia al entrar en la casa es un gobelino que mandó hacer Nicolás Solari, abuelo del dueño de casa

en el siglo XIX, para su emblemática casa de la calle Uruguay, en Montevideo. La cómoda, decorada con dos

potiges antiguos sang de boeuf, es francesa y Paulina la compró en un anticuario. Está custodiada por dos sillas

lira doradas a la hoja. Abajo: en las paredes del hall principal se destaca un biombo de Coromandel dividido en dos que le aporta un toque sofisticado al ambiente. En la otra página, abajo: en el pasillo que conduce al dormitorio principal sobresale un gran buda fabricado con materias antiguas que los Baridon compraron en

Angkor Wat (Camboya). El tapiz Aubusson es antiguo y la cómoda, sobre la que se aprecian dos jarrones de

porcelana japoneses de Satsuma, es italiana.

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“La mayoría de los géneros con los que tapicé los muebles del living son sedas naturales que compré en India durante un viaje que hice con mis hijos menores”

El living principal, dueño de una impresionante boiserie, es el lugar en el que a Paulina le gusta recibir a sus invitados. El cuadro que está sobre la chimenea es una

de las obras más importantes de la casa. Se trata de un lienzo de Carlos Federico Sáez (1878-1901), el reconocido artista uruguayo que perteneció al movimiento italiano de los macchiaioli. Entre los muchos objetos, se destacan las lámparas y los platos Imari que están sobre la mesa ratona, además de un par de réplicas de

esculturas del gran artista uruguayo José Luis Zorrilla de San Martín fabricadas en porcelana de Rosenthal. Derecha: Alberto Dodero junto a la entonces primera dama

Eva Perón y su segunda mujer, Betty Sundmark, en una imagen tomada alrededor de 1946.

nacieron Margot y Pedro, los dos hijos de Pedro Nicolás y Paulina.

Rodeada por su hija mayor, sus dos hi-jos menores y tres de sus nietas, Paulina Rubio Azevedo de Baridon posa para ¡Hola! en “Villa Betalba” y cuenta algu-nos de los secretos mejor guardados de la emblemática mansión.

VIVIR LA HISTORIA–Paulina, ¿cuáles son tus primeros re-

cuerdos de esta casa?–Las comidas que compartí con Pedro

Nicolás cuando éramos novios, además de los partidos de tenis que jugábamos durante el primer verano que comenza-mos a salir. También recuerdo mucho

cuando conocí a mi suegra, Margot So-lari de Baridon, una mujer espléndida, distinguida y sencilla.

–¿Qué es lo que hace única a “Villa Betalba”?

–El hecho de que a pesar de que fue construida hace más de setenta años sigue siendo contemporánea y funcional. Me

ubicada en Carrasco para mudarse junto a su único hijo, Pedro Nicolás. Una de-cisión inusual para la época, ya que Ca-rrasco era una zona en la que las familias adineradas de Montevideo se instalaban solamente durante el verano. Pero los Baridon querían una casa cómoda en un lugar tranquilo y “Villa Betalba” era

perfecta para ello. Décadas más tarde, el único heredero de Pedro Daniel y Margot –hoy considerado uno de los empresarios más influyentes de América Latina (ac-tualmente se desempeña como vicepre-sidente del Consejo Mundial de Petróleo y es socio fundador del Consejo Empre-sarial de América Latina)– decidió seguir

viviendo allí cuando se casó con Paulina Rubio Azevedo, en 1988. Paulina, quien había enviudado en 1983 con sólo 30 años y era madre de tres hijas –Paulina, Valentina y Magdalena–, no sólo volvió a encontrar el amor, sino también un lugar perfecto para criar a sus herederas rodea-das de naturaleza y tranquilidad. Después

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La vajilla fue un regalo de cumpleaños que Pedro Nicolás le hizo a Paulina durante uno de sus tantos viajes a París

y está decorada con las iniciales de la pareja

Abajo: Paulina, esplendida con un vestido Carolina Herrera, prende las velas momentos antes de recibir invitados. En primer plano se aprecia uno de los dos magníficos candelabros antiguos de Vermeil que

decoran la mesa. “La historia de esta vajilla es muy divertida porque mi marido me la compró una tarde en la que yo me demoré haciendo compras en París. La eligió mientras me esperaba y pidió no sólo que incluyeran nuestras iniciales en ella, sino que ordenó que detrás de cada plato imprimieran una leyenda escrita con su puño y letra que dice: “Para mi querida Paulina, Pedro Nicolás”. Casi me desmayo de la emoción por lo lindo

que me pareció el gesto”, cuenta.

El comedor, decorado íntegramente por Jansen de París, es uno de los ambientes mejor conservados de la mansión. El gran mueble de fondo, sin embargo, fue una de las piezas que los Baridon agregaron a la decoración original. Se trata de un mueble con alzada del siglo XVIII adquirido en Holanda por Enrique

Armand-Ugon, tío de Pedro Nicolás, mientras se desempeñó como juez de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, entre 1952 y 1961. Izquierda: detalle de la vajilla de Bernardaud (Limoges) en la que se puede leer un monograma con las iniciales de “Baridon Rubio”, los apellidos de Pedro Nicolás y Paulina.

sorprende la maestría con la que fue pla-neada. La distribución de las habitaciones, que casi todas daban al área de la pileta, fue modificada por mí cuando me mudé para hacer más cómoda esa zona y poder ubicar los cuartos de mis cinco hijos.

–Existen infinidad de anécdotas de cuando Alberto y Betty vivieron aquí…

–Los Dodero organizaban fiestas fantás-ticas cuando vivieron aquí: invitaban a sus amigos de todo el mundo, contrataban or-questas para que amenizaran cada una de sus veladas y en ¡los trece bares que había distribuidos por toda la casa no dejaban de preparar drinks día y noche! [Se ríe]. Aris-tóteles Onassis se hospedó varias veces en

esta casa y aquí pasó parte de su luna de miel con Tina Livanos, en 1946.

EL COLOR, SU MEJOR ALIADO–¿Cuál es tu espacio preferido?

¿Por qué?–La recepción. Adoró su boiserie de roble

y sentarme frente a la chimenea durante el invierno. Además, es donde se puede con-templar una de las mejores vistas del jardín.

–La casa fue decorada originalmente por Jansen de París…

–Dejé la decoración de Jansen tal cual la encontré, incluidos los apliques de luz y la boiserie. Por razones prácticas cambié el bar que estaba ubicado al lado de la coci-

na y lo transformé en un desayunador. El primer cambio radical que realicé fue pin-tar toda la recepción con un color alegre y vivo, así como decorarla con arte contem-poráneo y objetos que Pedro Nicolás y yo hemos ido comprando en nuestros viajes. También cambié parte del mobiliario para poder recibir a mis amigos cómodamente. Desde que me casé, hace veintisiete años, llevo hechas tres redecoraciones.

AMOR A PRIMERA VISTA–¿Cómo conociste a tu marido?–Fue durante una despedida a un em-

bajador de España, en 1987. Se trataba de un gran cóctel en la casa de Mariano Vejo,

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“Aunque dejé la decoración de

Jansen tal cual la encontré, por

razones prácticas cambié el bar que estaba ubicado al lado de la cocina y

lo transformé en un desayunador”

Arriba: el despacho de Pedro Nicolás Baridon, que hoy se desempeña como vicepresidente del Consejo Mundial de Petróleo y fue condecorado por Su Majestad la Reina de Inglaterra y el gobierno francés, es un reflejo de su gusto sobrio y refinado. La boiserie es original de Jansen y el mobiliario es de estilo Hepplewhite. El cuadro sobre el sillón es una obra del pintor uruguayo Carmelo de Arzadun (1888-1968). Abajo: Paulina (h) y Margot

–reconocida diseñadora de moda desde hace más de seis años– posan en el living sobre dos cajas japonesas laqueadas antiguas del siglo XVIII que se usaban para transportar té. En la otra página: el desayunador está pintado en un tono de verde que los Baridon copiaron de uno de los tres

grabados de botánica antiguos que compraron durante uno de sus viajes a Praga. Las dos fruits de cerámica blanca que están sobre la mesa del fondo son made in Sicilia y la vajilla es la original de la casa, que fue hecha por pedido de Alberto Dodero en Portugal.

padre de una gran amiga que insistía en que era muy jo-ven y no podía quedarme sola para siempre. Fue amor a primera vista: cinco meses más tarde nos casamos.

–¿Qué fue lo que hizo que volvieras a creer en el amor después de enviudar tan joven?

–El carácter y la personalidad de Pedro Nicolás. Eso creo que fue lo que con el correr de los meses me con-venció de que era el hombre con el que quería ampliar mi familia. Además, siempre fue más que adorable con mis hijas.

–Tu marido y vos son apasionados del arte. ¿Cómo armaron su colección?

–Nuestra colección de arte ya venía de parte de los pa-dres de Pedro Nicolás, que entendían mucho sobre el tema y comenzaron desde muy jóvenes a comprar obras de artistas uruguayos y europeos. Con el correr de los años, la colección fue completada por adquisiciones he-chas por mi marido y por piezas que recibí de mi padre, que tenía la tradición de regalar a cada uno de sus hijos un cuadro del taller de Joaquín Torres García para su ca-samiento. ¡Como me casé dos veces, tengo dos! [Se ríe].

ADN DIPLOMÁTICO–Tenés fama de buena anfitriona...–Para mí es un gran placer recibir a mis amigos por-

que la cocina es una de mis pasiones. Siempre que lo hago, arreglo las mesas con flores de mi jardín y plani-fico meticulosamente el menú probando varias rece-

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“Mis nietas me visitan todos los veranos y cada una plantó un rosal, al que cuidan y riegan cada vez que

vienen. Los recuerdos que tengo con ellas en esta casa son únicos”

tas, así como los vinos que mejor las acompañen.–¿Cuál es tu regla de oro para recibir invitados?–Trato de que todos se sientan como en su casa. Uno de mis

bisabuelos maternos perteneció al cuerpo diplomático brasile-ño, por lo que mi madre [Teresita de Azevedo Mañe] creció en un hogar en el que el protocolo y el ceremonial eran seguidos a rajatabla. Creo que esa veta diplomática ya vino en mi ADN.

–Hablanos de tu pasión por la jardinería.–Desde chica tengo una conexión muy fuerte con la na-

turaleza, que se ve reflejada en mi fascinación por cuidar personalmente el jardín de esta casa, diseñado por Charles Thays. Disfruto mucho elegir las flores, los rosales y los ar-bustos cada vez que hay que reponerlos.

–Tus nietas deben ser felices en este paraíso cada vez que vienen…

–¡Totalmente! Me visitan todos los veranos y juegan todo el día en el jardín y en la pileta. Cada una plantó un rosal, al que cuidan y riegan cada vez que vienen a esta casa. Los recuerdos que tengo con mis nietas en el jardín son únicos, por lo que no sabría decirte en realidad quién está más feliz cuando estamos juntas, si ellas o yo.•

Arriba: uno de los pabellones originales que aún se conservan y en el que Paulina compartió algunas de sus primeras veladas cuando

comenzó a salir con Pedro Nicolás, a finales de 1987. Derecha: a lo largo del corredor que une el jardín con la cancha de tenis, Paulina practica

su pasión por la jardinería. Abajo: Alberto Dodero (disfrazado del chef francés Auguste Escoffier) junto a su mujer Betty [con abanico] durante

una de las tantas fiestas en “Villa Betalba”.

Paulina junto a sus nietas Paulina (11), Calista (9) y Allegra (5) en el jardín, obra de Charles Thays. “Desde chica tengo una

conexión muy fuerte con la naturaleza, la cual se refleja en mi fascinación por cuidar personalmente el jardín de esta casa.

DisfrutO mucho elegir las flores, los rosales y los arbustos cada vez que hay que reponerlos” cuenta.

Texto y producción: Rodolfo Vera Calderón Fotos: Tadeo Jones y Archivo Personal de Alberto Dodero III

Agradecemos a Gabriela Pallares