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11 de febrero de 2008 La gaceta La gaceta 11 de febrero de 2008 ELFO se lo TODO Los cuidan, sacan a pasear e incluso les consiguen pareja. Todo para recibir el favor. Se pusieron de moda a partir de la película El señor de los anillos . Esta es la historia de los elfos… y de sus dueños debo a mi Martha Eva LoEra P arecen emana- dos de la bru- ma, de mun- dos paralelos, fantásticos y misteriosos. Su rostro puede ser color luna, azul o verdoso… y aunque su ges- to a veces raya en lo grotesco, no es impedimento para que su popu- laridad crezca entre niños, jóvenes y adultos de todos los estratos sociales. Algunos les atribuyen propiedades mágicas, y hasta los creen capaces de adquirir vida para ayudar a sus dueños a cumplir sus deseos. “Lo único que Chispita no quiere hacer es mi tarea –dice Quique Ro- dríguez, de 10 años de edad–. Todo lo demás que le pido, sí me lo da. La otra vez necesitaba dinero y apareció un billete de 200 pesos sobre mi cama. Mi elfo me lo trajo. A veces se enoja conmigo si no le doy de comer algo que le guste. Mira –se alza el pantalón y muestra la pantorrilla–, me rasguñó porque no le compré chocolates. Mis papás no me dicen nada. Mi papá es abogado y tiene uno para llenar el des- pacho de clientes. Mi mamá es doctora y compró otro. Miden un metro. Son del tamaño de mi hermano”. Las personas encuentran certi- dumbre al depositar sus creencias en objetos mágicos y al promover deter- minados personajes. En un futuro no sería raro que haya un sincretismo religioso al respecto, fusión de cristia- nismo y la creencia de los elfos. “Tal vez surja dentro de la cultura popular un santo con orejas puntiagudas, cha- parrito y parecido a los elfos”, afirmó Luis Rodolfo Morán Quiroz, profesor investigador del Departamento de Estudios de la Cultura Regional, del Centro Universitario de Ciencias So- ciales y Humanidades (CUCSH). Los elfos están de moda en Guada- lajara. Tienen en común con las imá- genes milagrosas de vírgenes, san- tos o cristos y las figuras de la Santa Muerte, lo mágico y sobrenatural que les atribuyen sus adeptos. La sociedad tapatía –dijo el inves- tigador–, en su mayoría católica, está acostumbrada a lo que roza más allá de lo normal. Si muchos creen en los 3 Elfos: feos, pero milagrosos. Fotos: Francisco Quirarte costumbres ángeles, en imágenes que sanan per- sonas y en cristos milagrosos, otros están abiertos a los elfos, aunque a la iglesia católica no le guste la idea. La iglesia católica promueve la ló- gica de que hay poderes más allá de lo natural y lo humano, pero cuando alguien afirma tener dichos atributos, lo califica de entrar en los ámbitos del demonio. Según la creencia, hay elfos buenos y malos, pero la citada insti- tución los condena a todos. Prefiere ver en blanco y negro, en lugar de meterse en complicaciones, aseguró el académico. Los elfos fueron popularizados a partir de las descripciones que de ellos hace el escritor británico Jonh Ronald Reuel Tolkien, en su obra El Señor de los anillos. Este autor reco- piló muchas narraciones antiguas. Dentro de la mitología nórdica los el- fos eran seres fantásticos que pobla- ban la Tierra. Se dividían en elfos de luz y de oscuridad. Una de las explicaciones de la po- pularidad de los elfos tiene que ver con la necesidad de vivir un juego con tintes de historia y fantasía, y con el deseo de rescatar tradiciones antiquí- simas, resolver problemas, curarse el desencanto hacia lo institucional. Iniciación élfica Los elfos pueden ser adquiridos en tiendas esotéricas ubicadas en dis- tintos puntos de la ciudad, en tian- guis, mercados y tiendas de regalos. El Tianguis Cultural, y plaza Patria y plaza Guadalajara, son tres de los lu- gares a donde acuden los seguidores de los elfos. Su precio varía de los 180 a los cinco mil pesos. Los que miden 20 centímetros cuestan 500 pesos los originales o 180 los piratas. Lo importante para los creyentes no es el costo, si son originales españo- les o una imitación hecha en el Distri- to Federal, sino tener la posibilidad de seguir los ritos de activación para que el muñeco adquiera vida propia. “El rito tiene que hacerse en el equinoccio de primavera o durante la luna llena. Hay que cuidar que ésta no tenga tonos rojizos, porque eso quiere decir que hay fuerzas maléficas en el ambiente, las que pueden apoderarse del elfo. Sus seguidores deben pren- der velas blancas, emplear cuarzos e incienso, y decirle al muñeco para qué lo quiere y qué nombre le va a dar, mientras le frota su cabeza. Entonces ya está activado”, cuenta Sergio, un chavo de 18 años, quien a pesar de “atender” a Narda, una elfa que desti- nó para atraer las buenas vibras, se de- clara católico “de misa los domingos”. “No tiene nada de particular. Son seres de luz. Es como creer en los án- geles. No considero que ambas creen- cias se contradigan, muy a pesar de lo que diga el párroco”. Una vez activado el elfo, hay que cuidarlo como si fuera un niño y “darle mucho amor. Le doy de comer de todo, menos carne. En la noche le gusta cenar semillas. Le molesta estar encerrado. Hay que sacarlo a pasear, porque si no, se enoja. Mi elfa se llama Sharde”, relató Jésica Gómez Flores, estudiante de la Secundaria 91, quien cotidianamente la saca a pasear, acom- pañada de su prima, porque los elfos de ambas son pareja. Kuk y Sharde se gustaron. Los juntamos una noche y así permanecie- ron hasta el día siguiente. Si hubieran amanecido separados, significaría que no se quieren. Cuando no se ven por mucho tiempo, lloran. Uno los puede escuchar cuando lo hacen, porque en su cara reflejan tristeza”. “Yo peino a mi elfita. Se llama Isis. Le hago su ropa, le doy de comer se- millas y jugo de uva, la limpio, la pei- no. Diario trae ropa diferente: nunca está vestida igual. Tiene ocho o nueve cambios hechos por mí. Si no la pa- seo, la muy vaga sale en la noche. Me doy cuenta, porque no la veo por nin- gún lado y al día siguiente amanece sobre la camita que le hice. A veces se enfada porque no la traigo abraza- da o no juego con ella. Entonces me esconde la cartera o las llaves”, cuen- ta Magaly Márquez, estudiante de la Preparatoria 12, de la UdeG. La importancia del rito Los ritos de paso marcan una transi- ción, un cambio. Tienen que ver con una serie de procedimientos para que algo ocurra o funcione. Son también una muestra de respeto hacia los po- deres sobrenaturales. Con la activa- ción de un elfo, las personas se consi- deran especiales, ya que poseen algo sobresaliente, explicó el investigador Luis Rodolfo Morán Quiroz. Llama la atención el éxito que han tenido los elfos en Guadalajara, sobre todo al considerar que los habitantes de esta ciudad están inmersos en los marcos institucionales de la jerarquía católica. La pregunta es, ¿por qué hay católicos tapatíos que optan por no obedecer a las autoridades eclesiásti- cas y creen en los elfos, en lugar de se- guir al pie de la letra los lineamientos marcados por la iglesia? “Esto puede explicarse porque den- tro de la iglesia católica no están bien definidos los límites entre el milagro, lo extraordinario y aquello que no lo es. Entonces la gente prefiere dudar de la institución”, explicó el investiga- dor. Por ejemplo, considerar que una curación o una imagen que sangra, son hechos milagrosos. El clero puede opinar lo contrario, pero no importa: la discrepancia está presente. “Hay quienes consideran a los el- fos como otra posibilidad. La lógica de la gente es: si puedo rezarle a una imagen que está en un templo, por qué no pedirle también a un elfo un favor. Muchos sienten que acudiendo a ambas figuras tienen varios recur- sos para resolver sus problemas. Es como tener varios abogados para ver cuál funciona más, y si no, ¿la diver- sión quién se las quita?” [ M ás de una persona sostiene que se su elfo se mueve. Hay quienes incluso afirman que sus elfos aumentan de tamaño y les crece el pelo: Iris estaba más chiquita cuando la compré. Ha aumentado tres centímetros y también le crece el pelo”, aseveró Ángel Fierro He- rrera, de 16 años. “A mi elfo le gusta beber te- quila y fumar. Algunas noches sale de mi cuarto y va a la cocina, donde está guardada la botella. Al día siguiente huele a cigarro y alcohol. Luego mis jefes me echan la culpa. Creen que quiero ponerme pedo”, indicó Ricardo Gamboa. “La creencia de que los elfos cobran vida, tiene una explica- ción. Todo es cuestión de ener- gía. La misma gente le carga la suya al elfo. No es algo sobrena- tural”, afirmó Liliana Nolasco Flores, comerciante en el Tian- guis Cultural. Para Francisco José Gutiérrez Rodríguez, director del Centro de Evaluación e Investigaciones Psicológicas, del Centro Univer- sitario de Ciencias de la Salud, la autosugestión y fascinación por lo mágico son las claves para ex- plicar las creencias de jóvenes y adultos en torno a los elfos. “Películas como el Señor de los anillos, que giran en torno a la magia, generan ciertos estados de ilusión en el sujeto. Lo grave es que el joven puede creer que el elfo le ayudará a resolver proble- mas laborales, a contestar el exa- men o a conseguir novia, por lo que no desarrollará ciertas habi- lidades de estudio o sociales que le permitan el cortejo y la seduc- ción. Esto es muy nocivo, porque implica confiarle su proyecto de vida a un personaje inanimado. El muchacho se refugia en su ca- pacidad imaginativa y no en su contacto con la realidad”. Productos de la imaginación (para algunos) o de la realidad (para otros), los elfos son un ju- goso negocio para quienes los venden. La moda despertó su ambición y cada vez más comer- ciantes los introducen entre sus mercancías. [ “El mío se va de VICIOS Y VIRTUDES HUMANAS No importa si son niños, adolescentes o adultos, profesionales o estudiantes, todos los dueños de elfos coinciden en que estos se mueven, lloran, comen, e incluso, existen los que fuman y beben parranda” bLoc dE notas Elfo: en la mitología escandinava, genio, espíritu del aire. Fuente: Real Academia de la Lengua Española.

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Los cuidan, sacan a pasear e incluso les consiguen pareja. Todo para recibir el favor. Se pusieron de moda a partir de la película El señor de los anillos. Esta es la historia de los elfos… y de sus dueños

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Martha Eva LoEra

P arecen emana-dos de la bru-ma, de mun-dos paralelos, fantásticos y misteriosos. Su rostro puede ser color luna,

azul o verdoso… y aunque su ges-to a veces raya en lo grotesco, no

es impedimento para que su popu-laridad crezca entre niños, jóvenes y adultos de todos los estratos sociales. Algunos les atribuyen propiedades mágicas, y hasta los creen capaces de adquirir vida para ayudar a sus dueños a cumplir sus deseos.

“Lo único que Chispita no quiere hacer es mi tarea –dice Quique Ro-dríguez, de 10 años de edad–. Todo lo demás que le pido, sí me lo da. La otra vez necesitaba dinero y apareció un billete de 200 pesos sobre mi cama. Mi elfo me lo trajo. A veces se enoja conmigo si no le doy de comer algo que le guste. Mira –se alza el pantalón y muestra la pantorrilla–, me rasguñó porque no le compré chocolates. Mis

papás no me dicen nada. Mi papá es abogado y tiene uno para llenar el des-pacho de clientes. Mi mamá es doctora y compró otro. Miden un metro. Son del tamaño de mi hermano”.

Las personas encuentran certi-dumbre al depositar sus creencias en objetos mágicos y al promover deter-minados personajes. En un futuro no sería raro que haya un sincretismo religioso al respecto, fusión de cristia-nismo y la creencia de los elfos. “Tal vez surja dentro de la cultura popular un santo con orejas puntiagudas, cha-parrito y parecido a los elfos”, afirmó Luis Rodolfo Morán Quiroz, profesor investigador del Departamento de Estudios de la Cultura Regional, del Centro Universitario de Ciencias So-ciales y Humanidades (CUCSH).

Los elfos están de moda en Guada-lajara. Tienen en común con las imá-genes milagrosas de vírgenes, san-tos o cristos y las figuras de la Santa Muerte, lo mágico y sobrenatural que les atribuyen sus adeptos.

La sociedad tapatía –dijo el inves-tigador–, en su mayoría católica, está acostumbrada a lo que roza más allá de lo normal. Si muchos creen en los

3Elfos: feos, pero milagrosos.Fotos: Francisco Quirarte co

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ángeles, en imágenes que sanan per-sonas y en cristos milagrosos, otros están abiertos a los elfos, aunque a la iglesia católica no le guste la idea.

La iglesia católica promueve la ló-gica de que hay poderes más allá de lo natural y lo humano, pero cuando alguien afirma tener dichos atributos, lo califica de entrar en los ámbitos del demonio. Según la creencia, hay elfos buenos y malos, pero la citada insti-tución los condena a todos. Prefiere ver en blanco y negro, en lugar de meterse en complicaciones, aseguró el académico.

Los elfos fueron popularizados a partir de las descripciones que de ellos hace el escritor británico Jonh Ronald Reuel Tolkien, en su obra El Señor de los anillos. Este autor reco-piló muchas narraciones antiguas. Dentro de la mitología nórdica los el-fos eran seres fantásticos que pobla-ban la Tierra. Se dividían en elfos de luz y de oscuridad.

Una de las explicaciones de la po-pularidad de los elfos tiene que ver con la necesidad de vivir un juego con tintes de historia y fantasía, y con el deseo de rescatar tradiciones antiquí-simas, resolver problemas, curarse el desencanto hacia lo institucional.

Iniciación élficaLos elfos pueden ser adquiridos en tiendas esotéricas ubicadas en dis-tintos puntos de la ciudad, en tian-guis, mercados y tiendas de regalos. El Tianguis Cultural, y plaza Patria y plaza Guadalajara, son tres de los lu-gares a donde acuden los seguidores de los elfos. Su precio varía de los 180 a los cinco mil pesos. Los que miden 20 centímetros cuestan 500 pesos los originales o 180 los piratas.

Lo importante para los creyentes no es el costo, si son originales españo-les o una imitación hecha en el Distri-to Federal, sino tener la posibilidad de seguir los ritos de activación para que el muñeco adquiera vida propia.

“El rito tiene que hacerse en el equinoccio de primavera o durante la luna llena. Hay que cuidar que ésta no tenga tonos rojizos, porque eso quiere decir que hay fuerzas maléficas en el ambiente, las que pueden apoderarse del elfo. Sus seguidores deben pren-der velas blancas, emplear cuarzos e incienso, y decirle al muñeco para qué lo quiere y qué nombre le va a dar, mientras le frota su cabeza. Entonces ya está activado”, cuenta Sergio, un chavo de 18 años, quien a pesar de “atender” a Narda, una elfa que desti-nó para atraer las buenas vibras, se de-clara católico “de misa los domingos”.

“No tiene nada de particular. Son seres de luz. Es como creer en los án-geles. No considero que ambas creen-cias se contradigan, muy a pesar de lo que diga el párroco”.

Una vez activado el elfo, hay que cuidarlo como si fuera un niño y “darle mucho amor. Le doy de comer de todo, menos carne. En la noche le

gusta cenar semillas. Le molesta estar encerrado. Hay que sacarlo a pasear, porque si no, se enoja. Mi elfa se llama Sharde”, relató Jésica Gómez Flores, estudiante de la Secundaria 91, quien cotidianamente la saca a pasear, acom-pañada de su prima, porque los elfos de ambas son pareja.

“Kuk y Sharde se gustaron. Los juntamos una noche y así permanecie-ron hasta el día siguiente. Si hubieran amanecido separados, significaría que no se quieren. Cuando no se ven por mucho tiempo, lloran. Uno los puede escuchar cuando lo hacen, porque en su cara reflejan tristeza”.

“Yo peino a mi elfita. Se llama Isis. Le hago su ropa, le doy de comer se-millas y jugo de uva, la limpio, la pei-no. Diario trae ropa diferente: nunca está vestida igual. Tiene ocho o nueve cambios hechos por mí. Si no la pa-seo, la muy vaga sale en la noche. Me doy cuenta, porque no la veo por nin-gún lado y al día siguiente amanece sobre la camita que le hice. A veces se enfada porque no la traigo abraza-da o no juego con ella. Entonces me esconde la cartera o las llaves”, cuen-ta Magaly Márquez, estudiante de la Preparatoria 12, de la UdeG.

La importancia del ritoLos ritos de paso marcan una transi-ción, un cambio. Tienen que ver con una serie de procedimientos para que algo ocurra o funcione. Son también una muestra de respeto hacia los po-deres sobrenaturales. Con la activa-ción de un elfo, las personas se consi-deran especiales, ya que poseen algo sobresaliente, explicó el investigador Luis Rodolfo Morán Quiroz.

Llama la atención el éxito que han tenido los elfos en Guadalajara, sobre todo al considerar que los habitantes de esta ciudad están inmersos en los marcos institucionales de la jerarquía católica. La pregunta es, ¿por qué hay católicos tapatíos que optan por no obedecer a las autoridades eclesiásti-cas y creen en los elfos, en lugar de se-guir al pie de la letra los lineamientos marcados por la iglesia?

“Esto puede explicarse porque den-tro de la iglesia católica no están bien definidos los límites entre el milagro, lo extraordinario y aquello que no lo es. Entonces la gente prefiere dudar de la institución”, explicó el investiga-dor. Por ejemplo, considerar que una curación o una imagen que sangra, son hechos milagrosos. El clero puede opinar lo contrario, pero no importa: la discrepancia está presente.

“Hay quienes consideran a los el-fos como otra posibilidad. La lógica de la gente es: si puedo rezarle a una imagen que está en un templo, por qué no pedirle también a un elfo un favor. Muchos sienten que acudiendo a ambas figuras tienen varios recur-sos para resolver sus problemas. Es como tener varios abogados para ver cuál funciona más, y si no, ¿la diver-sión quién se las quita?” [

Más de una persona sostiene que se su elfo se mueve. Hay quienes incluso

afirman que sus elfos aumentan de tamaño y les crece el pelo: “Iris estaba más chiquita cuando la compré. Ha aumentado tres centímetros y también le crece el pelo”, aseveró Ángel Fierro He-rrera, de 16 años.

“A mi elfo le gusta beber te-quila y fumar. Algunas noches sale de mi cuarto y va a la cocina, donde está guardada la botella. Al día siguiente huele a cigarro y alcohol. Luego mis jefes me echan la culpa. Creen que quiero ponerme pedo”, indicó Ricardo Gamboa.

“La creencia de que los elfos cobran vida, tiene una explica-ción. Todo es cuestión de ener-gía. La misma gente le carga la suya al elfo. No es algo sobrena-tural”, afirmó Liliana Nolasco Flores, comerciante en el Tian-guis Cultural.

Para Francisco José Gutiérrez Rodríguez, director del Centro de Evaluación e Investigaciones

Psicológicas, del Centro Univer-sitario de Ciencias de la Salud, la autosugestión y fascinación por lo mágico son las claves para ex-plicar las creencias de jóvenes y adultos en torno a los elfos.

“Películas como el Señor de los anillos, que giran en torno a la magia, generan ciertos estados de ilusión en el sujeto. Lo grave es que el joven puede creer que el elfo le ayudará a resolver proble-mas laborales, a contestar el exa-men o a conseguir novia, por lo que no desarrollará ciertas habi-lidades de estudio o sociales que le permitan el cortejo y la seduc-ción. Esto es muy nocivo, porque implica confiarle su proyecto de vida a un personaje inanimado. El muchacho se refugia en su ca-pacidad imaginativa y no en su contacto con la realidad”.

Productos de la imaginación (para algunos) o de la realidad (para otros), los elfos son un ju-goso negocio para quienes los venden. La moda despertó su ambición y cada vez más comer-ciantes los introducen entre sus mercancías. [

“El míose va de

VICIOS Y VIRTUDES HUMANAS

No importa si son niños, adolescentes o adultos, profesionales o estudiantes, todos los dueños de elfos coinciden en que estos se mueven, lloran, comen, e incluso, existen los que fuman y beben

parranda”

bLoc dE notas

Elfo: en la mitología escandinava, genio, espíritu del aire.

Fuente: Real

Academia de la

Lengua Española.