Reinos Olvidados - El Elfo Oscuro 1 - R. a. Salvatore

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La moradaR.A. Salvatore202

R. A. Salvatore

El Elfo Oscuro 1

LA MORADA Traduccin de Alberto CoscarelliCRCULO de LECTORESA mi mejor amigo, mi hermano GaryMenzoberranzan

Estalagmitas** Slo se sealan las estalagmitas principales para mayor claridad. Grupo de estalagmitasSetas gigantes Estalagmitas cercadas (indican casas)Garganta

PreludioJams una estrella acaricia esta tierra con su potica luz cargada de misterios, ni tampoco el sol enva aqu sus clidos rayos de vida. sta es la Antpoda Oscura, el mundo secreto debajo de la resplandeciente superficie de los Reinos Olvidados, cuyo cielo es un techo de fra piedra, y cuyas paredes muestran la tumefaccin de la muerte a la luz de las antorchas de los insensatos habitantes de la superficie que bajan hasta aqu. ste no es su mundo, el mundo de la luz. La mayora de los que vienen sin ser invitados nunca regresan.Aquellos que consiguen escapar y retornan a la seguridad de sus hogares en la superficie, vuelven transformados. Sus ojos han visto las sombras y las tinieblas, la condena inevitable de la Antpoda Oscura.Sombros pasillos recorren el reino oscuro en trazados sinuosos, conectando las cavernas grandes con las pequeas, los techos altos con los bajos. Montculos de piedra afilados como los dientes de un dragn dormido se ciernen amenazadores o se alzan para cerrar el paso a los intrusos.Aqu reina el silencio, profundo y agorero, el silencio de un depredador agazapado. Demasiado a menudo, el nico sonido que perciban los viajeros en la Antpoda Oscura, el nico indicio de que no han perdido el sentido del odo, es el distante goteo del agua, que resuena en las cavernas como el latido del corazn de una bestia, mientras el lquido se escurre entre las silentes piedras hasta los estanques de agua helada en las profundidades de la Antpoda Oscura. Lo que hay debajo de la inmvil superficie de stos, negro como el nice, es algo que slo se puede adivinar. Qu secretos esperan a los valientes, qu secretos esperan a los insensatos, es algo que slo la imaginacin puede revelar... hasta que la quietud se perturba.sta es la Antpoda Oscura.Aqu tambin hay islas de vida, ciudades tan grandes como muchas de las existentes en la superficie. Al final de cualquiera de las innumerables vueltas y revueltas en la piedra gris, el viajero puede encontrarse de pronto en el linde de una de estas ciudades, que ofrecen un sorprendente contraste con la soledad de los pasillos. Pero estos lugares no son un refugio; nicamente un viajero estpido podra pensar semejante cosa. Son el hogar de las razas ms malvadas de todos los Reinos, entre las cuales figuran los duergars, los kuo-toas y los drows.En una de estas cavernas, de tres kilmetros de ancho y trescientos metros de altura, se alza Menzoberranzan, un monumento a la gracia letal que caracteriza a la raza de los elfos drows. Segn los cnones de stos, no es una gran ciudad, pues slo veinte mil elfos oscuros viven en ella. All, donde en pocas pasadas no haba ms que una caverna poblada de estalactitas y estalagmitas toscamente esculpidas, ahora hay hilera tras hilera de castillos tallados que vibran con el silencioso resplandor de la magia. La ciudad es perfecta en sus formas, y ni una sola piedra conserva su contorno natural. Sin embargo, esta sensacin de orden y control no es ms que una cruel fachada, un engao que oculta el caos y la vileza que gobierna el corazn de los elfos oscuros. Al igual que sus ciudades, son gente hermosa, grcil y delicada, de rasgos angulosos y sobrecogedores.Temibles entre los ms temibles, son los que gobiernan en este mundo sin ley, y las dems razas observan cautelosamente su paso, pues incluso la belleza palidece ante la espada de un elfo oscuro. sta es la Antpoda Oscura, el valle de la muerte, la tierra de las pesadillas sin nombre. Y los drows son los supervivientes.

PRIMERA PARTE

Posicin socialPosicin social: en todo el mundo de los drows, no hay una palabra ms importante. Es el ansia de su religin la nuestra, lo que mueve cada fibra de su anhelante corazn. La ambicin domina al sentido comn y la compasin es objeto de desprecio, todo en nombre de Lloth, la reina araa.El ascenso al poder en la sociedad drow es un sencillo proceso de eliminacin. La reina araa es una deidad del caos, y tanto ella como sus sacerdotisas, las autnticas gobernantes del mundo drow, no miran con desagrado a los individuos ambiciosos armados con dagas envenenadas.Desde luego, hay reglas de comportamiento, pues toda sociedad debe jactarse de poseerlas. Cometer abiertamente un asesinato o provocar una guerra da lugar a un simulacro de justicia, y las sentencias dictadas en nombre de la justicia drow son implacables. En cambio, clavar una daga en la espalda de un rival en medio del caos de la batalla ms importante, o en las discretas sombras de un callejn, es algo aceptable, incluso aplaudido. La investigacin no es el fuerte de la justicia drow. Nadie se preocupa de averiguar nada.La posicin social es el medio del que se vale Lloth para incrementar el caos, para lograr que sus hijos drows sean sus propios carceleros. Hijos? Mejor sera decir peones, peleles de la reina araa, tteres movidos por los imperceptibles pero irrompibles hilos de su tela. Todos trepan por la escalera de la reina araa; todos ambicionan proporcionarle placer, y todos caen ante los que ambicionan proporcionarle placer.La posicin social es la paradoja del mundo de mi gente, el lmite de nuestro poder dentro del ansia de poder. Se llega a ella mediante la traicin, y aquellos que lo consiguen quedan expuestos a la traicin. Los ms poderosos de Menzoberranzan pasan sus das vigilando sus espaldas, para defenderse de las dagas que acechan detrs de ellos.Por lo general, la muerte les llega de cara.

drizzt do'urden

1MenzoberranzanUn habitante de la superficie no habra notado su presencia a un paso de distancia. Las pisadas del lagarto que montaba eran demasiado leves para ser odas, y las armaduras que protegan al jinete y a su montura, flexibles y perfectamente engarzadas, se ondulaban y torcan al comps de sus movimientos con tanta precisin, que parecan una segunda piel.El lagarto de Dinin avanzaba al trote con un paso elstico y vivo, y casi pareca flotar sobre el suelo quebrado, las paredes, e incluso los techos de los tneles interminables. Los lagartos subterrneos, con sus patas de tres dedos adhesivos, eran las monturas preferidas precisamente por su capacidad de escalar la piedra con la misma facilidad de una araa. En el luminoso mundo exterior, el paso por superficies duras no deja huellas, pero casi todas las criaturas de la Antpoda Oscura poseen infravisin, es decir, la capacidad de ver el espectro de los rayos infrarrojos. Las pisadas dejan un calor residual que puede ser rastreado sin muchas dificultades si aqullas mantienen un curso ms o menos previsible por el suelo de un corredor.Dinin se sujet con firmeza a la silla mientras el lagarto recorra un tramo del techo, y despus descenda zigzagueando por la pared. De ese modo no lograran rastrear su paso.No tena luz para ver su camino, pero no la necesitaba. l era un elfo oscuro, un drow, un primo de piel negra de aquellos seres del bosque que bailaban a la luz de las estrellas en la superficie del mundo. Gracias a las dotes de su visin, que poda interpretar las sutiles variaciones del calor en imgenes de brillante colorido, la Antpoda Oscura no era para Dinin un lugar carente de luz. Los colores de toda la gama del espectro aparecan ante l en la piedra de las paredes y del suelo calentados por alguna fisura distante o por una corriente clida. El calor de los seres vivos era el ms reconocible, y permita al elfo oscuro ver a sus enemigos con una nitidez de detalles equiparable a la que poda tener un habitante del mundo exterior a plena luz del da.En una situacin normal, Dinin no hubiese salido de la ciudad sin un acompaante; el mundo de la Antpoda Oscura resultaba demasiado peligroso para un viaje a solas, incluso para un elfo oscuro. Pero en esta ocasin, necesitaba la seguridad de que ningn drow rival viese su paso.Un suave resplandor azul ms all de un arco esculpido en la roca le advirti que se aproximaba a la entrada de la ciudad, por lo que acort el paso del lagarto. Muy pocos utilizaban este tnel angosto que desembocaba en Tier Breche, la parte norte de Menzoberranzan destinada a la Academia, y slo los instructores de la Academia podan pasar por all sin despertar sospechas.Dinin siempre se senta nervioso cuando llegaba a este punto. De los cien tneles que se abran en la caverna principal de Menzoberranzan, ste era el ms vigilado. Ms all de la arcada, dos estatuas gemelas que representaban a dos araas gigantescas mantenan una defensa silenciosa. Si un enemigo cruzaba la entrada, las araas cobraban vida y atacaban, al tiempo que sonaban las alarmas en toda la Academia.Dinin desmont, y el lagarto trep por la pared sin esfuerzo, hasta quedar colgado a la altura del pecho del drow. ste meti una mano por debajo del cuello de su piwafwi, la capa mgica que lo protega, y sac una bolsa, de donde extrajo la insignia de la casa de Do'Urden: una araa que blanda diversas armas en cada una de sus ocho patas, y en la que podan leerse las letras DN correspondientes a Daermon N'a'shezbaernon, el antiguo nombre oficial de la casa de Do'Urden.Esperars mi regreso le susurr al lagarto, mientras pasaba la insignia delante de los ojos del reptil.Como todas las dems insignias de las casas drows, la de Do'Urden tena varios dones mgicos, entre ellos el de otorgar a los miembros de la familia un control absoluto sobre los animales domsticos. El lagarto obedecera la orden sin flaquear, y mantendra su posicin como si estuviese pegado a la piedra, aun cuando una rata su bocado favorito se pusiese a un palmo de sus fauces.Dinin hizo una inspiracin profunda y avanz con precaucin hacia la arcada. Poda ver a las araas que lo observaban burlonas desde una altura de cinco metros. l no era un enemigo sino un drow de la ciudad, y poda pasar sin preocupaciones por cualquier otro tnel, pero la Academia era un lugar especial. Dinin haba escuchado que a menudo las araas impedan el paso de una manera cruel a los drows que carecan de permiso.Se record a s mismo que no poda demorarse por culpa de temores o posibles consecuencias. Su misin tena una importancia fundamental para los planes de su familia. Con la mirada al frente, cruz la arcada entre las araas, y entr en Tier Breche.Se apart a un lado de la calzada y se detuvo, primero para estar seguro de que nadie acechaba, y despus para admirar la vista panormica de Menzoberranzan. Nadie, ya fuera drow o de cualquier otra raza, podra contemplar la ciudad desde ese lugar sin sentir una profunda admiracin. Tier Breche era el punto ms alto en el suelo de la caverna, y desde all se poda ver toda la ciudad. El recinto de la Academia era estrecho, y contena slo las tres estructuras que formaban la escuela drow: Arach-Tinilith, la escuela de Lloth, con forma de araa; Sorcere, la torre de altos y esbeltos minaretes donde se enseaba la hechicera, y Melee-Magthere, una sencilla pirmide donde los guerreros varones aprendan su oficio.Ms all de las estalagmitas talladas que marcaban la entrada de la Academia, el suelo de la caverna se hunda bruscamente y se extenda a lo largo y a lo ancho, hasta donde no alcanzaba la aguda visin de Dinin. Los sensibles ojos del drow podan ver los colores de Menzoberranzan divididos en el espectro primario. Las ondas de calor liberadas por varias fisuras y surtidores calientes se expandan por toda la caverna. El prpura y el rojo, el amarillo brillante y el azul claro, se cruzaban y mezclaban, cubran las paredes y las estalagmitas, o trazaban singulares lneas horizontales sobre el teln grisceo de la piedra. Las regiones de magia intensa como las araas entre las que haba pasado Dinin, que resplandecan cargadas de energa aparecan en el espectro infrarrojo mejor delimitadas que las gradaciones naturales de color. Por ltimo, estaban las luces de la ciudad, el fuego mgico y las esculturas iluminadas de las casas. Los drows se sentan orgullosos por la belleza de su diseo, y sobre todo por las columnas talladas o las grgolas exquisitamente labradas que relucan baadas por una luminosidad mgica.Incluso desde esta distancia Dinin poda ver la casa Baenre, la casa primera de Menzoberranzan. Abarcaba veinte pilares de estalagmitas y diez estalactitas gigantes. La casa Baenre tena cinco mil aos de existencia, desde la fundacin de Menzoberranzan, y durante todos estos siglos haba perfeccionado incansablemente su arte. Prcticamente toda la superficie de la inmensa estructura estaba iluminada, de azul en las torres y prpura brillante en la enorme cpula central.La intensa luz de las velas, un objeto ajeno a la Antpoda Oscura, apareca en las ventanas de algunas casas lejanas. Dinin saba que slo las sacerdotisas o los hechiceros encendan aquellos fuegos, una molestia necesaria en su mundo de papeles y pergaminos.Esto era Menzoberranzan, la ciudad de los drows. Aqu vivan veinte mil elfos oscuros, veinte mil soldados del ejrcito del mal.Una sonrisa perversa apareci en la boca de Dinin cuando pens que algunos de aquellos soldados moriran esa misma noche.Dinin estudi Narbondel, el enorme pilar central que serva de reloj a Menzoberranzan y nico medio a disposicin de los drows para marcar el paso del tiempo en un mundo que no tena das ni estaciones. Al final de cada da, el archimago de la ciudad echaba sus fuegos mgicos en la base del pilar de piedra. El hechizo duraba todo un ciclo un da completo en la superficie y de forma gradual extenda su calor por toda la estructura hasta que resplandeca en el espectro infrarrojo. El pilar apareca ahora totalmente oscuro y fro, seal de que se haban apagado los fuegos. El hechicero se encontrara en estos momentos en la base, pens Dinin, ocupado en renovar el ciclo.Era medianoche, la hora sealada.Dinin se alej de las araas y la salida del tnel, y se desliz por un costado de Tier Breche, buscando las sombras de los esquemas de calor en la pared, que servan para ocultar la silueta dibujada por su propia temperatura corporal. Por fin lleg a Sorcere, la escuela de hechicera, y se meti por un estrecho callejn entre la base curva de la torre y la pared exterior de Tier Breche.Estudiante o maestro? susurr una voz.Slo un maestro puede caminar por Tier Breche durante la muerte negra de Narbondel respondi Dinin.Una figura encapuchada apareci junto al arco de la estructura para situarse delante de Dinin. El extrao mantuvo la postura habitual de los maestros de la Academia drow, con los brazos extendidos, doblados por los codos, y las manos delante del pecho, una sobre la otra. Este gesto era lo nico que Dinin encontraba normal en el personaje.Te saludo, Sin Rostro dijo, por medio del cdigo de los drows, un lenguaje tan detallado como el oral.El temblor de las manos de Dinin desmenta su serenidad aparente, pues la presencia del hechicero lo inquietaba casi hasta los lmites del terror.Segundo hijo de Do'Urden replic el hechicero de la misma manera, has trado mi paga?Tendrs tu recompensa seal Dinin, que recuper su compostura con el primer asomo de enfado. Cmo te atreves a dudar de la promesa de Malicia Do'Urden, madre matrona de Daermon N'a'shezbaernon, casa dcima de Menzoberranzan?El Sin Rostro retrocedi, consciente de su equivocacin.Mis disculpas, segundo hijo de la casa de Do'Urden respondi, con una rodilla en tierra en seal de sumisin.Desde que haba entrado a formar parte de la conspiracin, el hechicero tena miedo de que su impaciencia pudiera costarle la vida. Haba sufrido las consecuencias de una de sus propias experiencias mgicas, y el accidente le haba borrado las facciones. Ahora en lugar de rostro tena una masa lisa de color blanco y verde. La matrona Malicia Do'Urden, que dominaba como nadie la preparacin de elixires y pociones, le haba ofrecido una esperanza de recuperacin que no poda dejar pasar.Dinin no se apiad del drow, pero la casa de Do'Urden necesitaba los servicios del hechicero.Tendrs tu pocin le prometi Dinin, sereno cuando Alton DeVir est muerto.Desde luego dijo el hechicero. Esta noche?Dinin cruz los brazos mientras consideraba la pregunta. La matrona Malicia le haba dicho que Alton DeVir deba morir aun a riesgo de una guerra entre sus familias; pero ahora que reflexionaba sobre ello, Dinin lo encontr demasiado sencillo. El Sin Rostro no pas por alto la chispa que apareci de pronto en el resplandor rojizo de los ojos del joven Do'Urden.Espera a que la luz de Narbondel se acerque a su cenit contest Dinin, en el lenguaje mudo.Ejecutaba los signos excitado, con todo el rostro retorcido en una expresin malvada.El muchacho condenado ha de saber el destino de su casa antes de morir? pregunt el hechicero, que haba adivinado las perversas intenciones detrs de las rdenes de Dinin.Mientras cae el golpe asesino respondi Dinin, que Alton DeVir muera sin esperanza.Dinin fue en busca de su montura y se alej a toda prisa por los pasillos vacos, para despus tomar una ruta transversal que lo llevara a la ciudad por otra entrada. El camino lo dej en la zona este de la gran caverna, la seccin productiva de Menzoberranzan, donde ninguna familia drow descubrira que haba estado fuera de los lmites de la ciudad. Dinin gui a su lagarto por las orillas de Donigarten, el pequeo lago de la ciudad con su isleta cubierta de musgo que albergaba a un rebao no muy numeroso de unas reses llamadas rotes. Un centenar de goblins y orcos dedicados a cuidar del ganado y a pescar observaron el rpido paso del drow. Conocedores de las restricciones impuestas por su condicin de esclavos, evitaron mirar a Dinin a los ojos.De todos modos, el elfo no les habra hecho caso, pues llevaba demasiada prisa. En cuanto lleg a las lisas y sinuosas avenidas entre los resplandecientes castillos drows, espole a su lagarto y cabalg hacia la parte sur de la regin central de la ciudad, hacia el bosque de setas gigantes que marcaban el sector de las mejores casas de Menzoberranzan.En una curva cerrada, casi se llev por delante a un grupo de cuatro peludos errantes. Los goblins gigantes se detuvieron por un momento a estudiar al drow, y despus se apartaron de su camino con deliberada lentitud.Dinin saba que los peludos lo haban reconocido como un noble, miembro de la casa de Do'Urden e hijo de una gran sacerdotisa. De los veinte mil drows que vivan en Menzoberranzan, slo un millar o poco ms eran nobles los hijos de las sesenta y siete familias reconocidas de la ciudad; el resto eran soldados comunes.Los peludos no eran criaturas estpidas. Distinguan a un noble de un soldado comn, y, si bien los elfos drows no llevaban sus insignias familiares a la vista, el caracterstico peinado de los blancos cabellos de Dinin y el dibujo de rayas violeta y rojas en su piwafwi negro denotaban su rango.La urgencia de su misin lo presionaba, pero Dinin no poda perdonar la provocacin de los peludos. Se habran dispersado a la carrera si l hubiese sido un miembro de la casa Baenre o de alguna otra de las siete casas gobernantes?Ya aprenderis a respetar la casa Do'Urden! murmur el elfo oscuro, mientras giraba y cargaba contra el grupo.Los peludos echaron a correr por un callejn sembrado de piedras y escombros.Apelando a los poderes innatos de su raza, Dinin lanz un globo de oscuridad impenetrable a la infravisin y a la visin normal por delante de las criaturas que escapaban. Pens que no era prudente llamar la atencin sobre s mismo, pero un momento ms tarde, cuando escuch los golpes y las maldiciones de los peludos que corran a ciegas entre las piedras, consider que haba valido la pena.Calmada su clera, se alej. Escogi con cuidado su ruta a travs de las sombras de calor. Como miembro de la dcima casa de la ciudad, Dinin poda ir a donde quisiera dentro de los lmites de la gran caverna sin dar explicaciones, pero la matrona Malicia haba dejado bien claro que nadie vinculado a la casa Do'Urden deba dejarse sorprender cerca del huerto de setas.No se deba contrariar a la matrona Malicia; aunque, despus de todo, esto slo era una regla, y en Menzoberranzan exista una regla que preceda a todas las dems: que no te pillen.En el extremo sur del huerto de setas, el impetuoso drow encontr lo que buscaba: un grupo de cinco enormes pilares que iban del suelo al techo. Las columnas haban sido vaciadas para convertirlas en un enjambre de habitaciones, y estaban unidas entre s con puentes y parapetos metlicos y de piedra. Un centenar de grgolas, el estandarte de la casa, baadas en un resplandor rojizo, descansaban en sus pedestales como centinelas silenciosos. sta era la casa DeVir, la cuarta casa de Menzoberranzan.Una empalizada de setas muy altas rodeaba el lugar, y una de cada cinco setas era una aulladora, un hongo muy apreciado como guardin que reciba este nombre por los estridentes aullidos de alarma que emita cada vez que un ser vivo pasaba a su lado. Dinin mantuvo una distancia prudencial para no provocar la respuesta de alguna de las setas, consciente adems de que otros hechizos ms poderosos protegan la fortaleza. La matrona Malicia se encargara de eliminarlos.Un silencio expectante reinaba en este sector de la ciudad. En todo Menzoberranzan se saba que la matrona Ginafae, de la casa DeVir, haba perdido el favor de Lloth, la reina araa de todos los drows y la autntica fuente de poder de las casas. Estas circunstancias nunca se discutan abiertamente entre los drows, pero todos saban que alguna familia situada en un escaln ms bajo de la jerarqua de la ciudad no tardara en atacar a la debilitada casa DeVir.La matrona Ginafae y su familia haban sido los ltimos en enterarse del disgusto de la reina araa Lloth siempre actuaba de esta forma artera y, con slo observar el exterior de la casa DeVir, Dinin pudo constatar que la familia condenada no haba tenido tiempo de preparar sus defensas. Los DeVir contaban con casi cuatrocientos soldados, la mayora mujeres, pero aquellos que Dinin poda ver en sus puestos a lo largo de los parapetos parecan nerviosos e inseguros.La sonrisa de Dinin se acentu cuando pens en su propia casa, que ganaba en poder a diario bajo la astuta gua de la matrona Malicia. Con sus tres hermanas a punto de convertirse en grandes sacerdotisas, su hermano, un hechicero de renombre, y su to Zaknafein, el mejor maestro de armas de todo Menzoberranzan, dedicado a entrenar a trescientos soldados, la casa Do'Urden era una fuerza muy poderosa. Y la matrona Malicia, a diferencia de Ginafae, gozaba de todos los favores de la reina araa.Daermon N'a'shezbaernon murmur Dinin, empleando el nombre oficial de la casa Do'Urden. Casa novena de Menzoberranzan!Le complaci cmo sonaba.En el centro de la ciudad, ms all del resplandeciente balcn plateado y el arco de entrada de seis metros de altura en la pared oeste de la caverna, los miembros ms importantes de la casa Do'Urden se haban reunido para ultimar los planes para esa noche. En un estrado, al fondo de la pequea sala de audiencias, se encontraba la venerable matrona Malicia, con el vientre muy hinchado en las horas finales de su embarazo. La acompaaban sus tres hijas, Maya, Vierna y la mayor, Briza, que acababa de convertirse en gran sacerdotisa de Lloth. Maya y Vierna eran idnticas a su madre, delgadas y menudas, aunque posean una fuerza tremenda. Briza, en cambio, casi no tena ninguno de los rasgos familiares. Era grande enorme para el tamao normal de los drows y de hombros y caderas redondeadas. Quienes la conocan opinaban que su tamao era sencillamente consecuencia de su temperamento. Un cuerpo ms pequeo no habra podido contener toda la clera y la brutalidad de la flamante gran sacerdotisa de la casa Do'Urden.Dinin no tardar en regresar coment Rizzen, el actual seor de la familia, y nos informar si es el momento apropiado para el asalto.Atacaremos antes de que Narbondel alcance el resplandor de la maana! le replic Briza, con su voz gruesa pero cortante.Se volvi hacia su madre con una sonrisa retorcida, buscando su aprobacin por poner al macho en su lugar.El beb nacer esta noche explic la matrona Malicia a su ansioso marido. No importan las noticias que traiga Dinin, atacaremos igual.Ser un varn gru Briza, sin ocultar su desilusin. El tercer hijo vivo de la casa Do'Urden.Que ser sacrificado a Lloth intervino Zaknafein, un antiguo seor de la casa que ahora ostentaba la importante posicin de maestro de armas.El famoso guerrero drow pareca muy satisfecho con la idea del sacrificio, y lo mismo ocurra con Nalfein, el hijo mayor de la familia, que permaneca junto a Zak. Nalfein era el primognito, y ya tena bastante competencia con Dinin dentro de la casa Do'Urden como para desear ms complicaciones.De acuerdo con la costumbre exclam Briza, orgullosa, y el rojo de sus pupilas brill con ms fuerza. Para ayudar a nuestra victoria!Matrona Malicia dijo Rizzen, tras unos momentos de vacilacin, conoces muy bien las dificultades del parto. El dolor podra distraerte...Te atreves a cuestionar a la madre matrona?Briza se irgui furiosa, y ech mano al ltigo con cabezas de serpiente que penda de su cinturn. La matrona Malicia la detuvo con un gesto.Ocpate de la pelea le indic a Rizzen. Deja que las mujeres de la casa atiendan a las cosas importantes de esta batalla.Rizzen se movi incmodo y baj la mirada.Dinin lleg a la verja que una el alczar de la pared oeste de la ciudad con las dos pequeas torres de estalagmitas de la casa Do'Urden. La verja era de adamantita, el metal ms duro del mundo, y la adornaban un centenar de tallas de araas que blandan armas, protegidas mgicamente con runas y jeroglficos mortales. El poderoso portn de la casa Do'Urden era la envidia de muchas casas drows, pero despus de haber contemplado slo unos minutos antes las espectaculares mansiones en el huerto de setas, Dinin no pudo menos que sentirse desilusionado al ver su propia casa. El recinto era sencillo y un tanto pelado, como lo era el trozo de pared, con la excepcin del magnfico balcn de mitril y adamantita que se extenda a lo largo del segundo nivel, junto al portal en arco reservado a los nobles de la familia. Cada balaustrada mostraba un millar de tallas que se unan en una nica pieza artstica.La casa Do'Urden, a diferencia de la gran mayora de las casas de Menzoberranzan, no se alzaba independiente entre las estalactitas y las estalagmitas. La mayor parte de la estructura se encontraba dentro de una cueva, y, si bien esta ubicacin tena sus ventajas defensivas, Dinin deseaba muy a menudo que su familia pudiese mostrar un poco ms de esplendor.Un soldado casi eufrico corri a abrir el portn para dejar paso al segundo hijo. Dinin pas a su lado sin siquiera saludarlo y atraves el patio, consciente del centenar largo de miradas que lo observaban llenas de curiosidad. Los soldados y esclavos saban que Dinin haba salido a cumplir una misin relacionada con la inminente batalla.No haba escaleras hasta el balcn plateado de la casa Do'Urden, lo cual constitua otra medida de precaucin destinada a separar a los lderes de la casa de la soldadesca y los esclavos. Los nobles drows no necesitaban escaleras, pues sus habilidades mgicas innatas les permitan disfrutar del poder de levitar. Casi sin darse cuenta del acto, Dinin se elev en el aire con toda facilidad y se pos en el balcn.Cruz a toda prisa la arcada y baj por el corredor central de la casa, que apareca iluminada con los suaves tonos de los fuegos fatuos, que permitan la visin en el espectro de luz normal aunque sin la intensidad suficiente para entorpecer la infravisin. La puerta de bronce decorada, al final del pasillo, marcaba el destino del segundo hijo, que se detuvo el tiempo necesario para acomodar sus ojos a la gama infrarroja. A diferencia del corredor, la estancia al otro lado de la puerta no estaba iluminada. Se trataba de la sala de audiencias de la suma sacerdotisa, la antecmara a la gran capilla de la casa Do'Urden. Las habitaciones de las sacerdotisas drows, en consonancia con los ritos oscuros de la reina araa, no eran lugares de luz.Cuando se consider preparado, Dinin abri bruscamente la puerta, se abri paso sin vacilar entre las dos guardias atnitas, y avanz con atrevimiento hasta detenerse delante de su madre. Las tres hijas de la familia entrecerraron los prpados ante su descarado y pretencioso hermano. l adivin sus pensamientos. Entrar sin permiso! Era a l al que tendran que sacrificar esta noche!Por mucho que disfrutara poniendo a prueba los lmites de su condicin inferior como varn, Dinin no poda hacer caso omiso de las amenazantes miradas de Vierna, Maya y Briza. Al ser mujeres, eran ms grandes y fuertes que Dinin y haban aprendido durante toda su vida el uso de los malvados poderes de las sacerdotisas drows y sus armas. Dinin observ cmo las extensiones encantadas de las sacerdotisas los temibles ltigos con cabezas de serpiente colgados de los cinturones de sus hermanas se agitaban ansiosas por el castigo que iban a infligir. Las empuaduras de adamantita no tenan nada fuera de lo comn, pero las colas de los ltigos y las mltiples cabezas eran serpientes vivas. El ltigo de Briza, un artefacto especialmente siniestro, saltaba y se enroscaba en el cinturn que lo retena. Briza siempre era la primera en castigar.La matrona Malicia, en cambio, pareca complacida con la insolencia de Dinin. A su juicio, el segundo hijo saba muy bien cul era su sitio y obedeca sus rdenes sin miedo y sin hacer preguntas.Dinin se reanim con la expresin de calma en el rostro de su madre, que contrastaba con las caras de sus hermanas, blancas de furia.Todo est preparado le inform a Malicia. La casa DeVir se refugia detrs de su verja. Todos excepto Alton, desde luego, que contina con sus estudios en Sorcere.Te has reunido con el Sin Rostro? pregunt la matrona Malicia.Esta noche haba mucha tranquilidad en la Academia contest Dinin. Nuestro encuentro se realiz sin tropiezos.Acept nuestro contrato?Se encargar de Alton DeVir tal como queramos.Dinin solt una risita. Entonces record el pequeo cambio que haba hecho en los planes de la matrona Malicia, que demoraba la ejecucin de Alton slo para satisfacer su propia crueldad. Y tambin record otra cosa: la suma sacerdotisa de Lloth tena un talento incomparable para leer el pensamiento de los dems.Alton morir esta noche aadi Dinin a toda prisa, para evitar que los dems le hicieran preguntas acerca de los detalles.Excelente gru Briza.Dinin respir ms tranquilo.Unmonos orden la matrona Malicia.Los cuatro drows varones se arrodillaron delante de la matrona y sus hijas. Rizzen frente a Malicia; Zaknafein, frente a Briza; Nalfein, frente a Maya, y Dinin, frente a Vierna. Las sacerdotisas cantaron al unsono, al tiempo que apoyaban delicadamente la mano sobre la frente de sus respectivos soldados, para entrar en sintona con sus pasiones.Conocis vuestros puestos dijo la matrona Malicia cuando acab la ceremonia. Hizo una mueca al sentir el dolor de una nueva contraccin. Que comience nuestro trabajo.Una hora ms tarde, Zaknafein y Briza permanecan juntos en el balcn de la entrada superior de la casa Do'Urden. Ms abajo, en el suelo de la caverna, la segunda y tercera brigadas del ejrcito familiar, al mando de Rizzen y Nalfein, se afanaban en los preparativos finales, consistentes en la colocacin de las correas de cueros calientes y placas metlicas destinadas a servir de camuflaje ante la visin infrarroja de los drows. El grupo de Dinin, reforzado con un centenar de esclavos goblins y que constitua la primera fuerza de asalto, se haba puesto en marcha mucho antes.Despus de esta noche nos conocern afirm Briza. Nadie podra haber imaginado nunca que una dcima casa se atrevera a atacar a otra tan poderosa como los DeVir. Cuando corran los rumores tras esta noche sangrienta, hasta Baenre tomar en cuenta a Daermon N'a'shezbaernon!Briza se asom por encima de la balaustrada para observar cmo formaban las dos brigadas e iniciaban su marcha silenciosa, por senderos separados, que las llevaran a travs de los vericuetos de la ciudad hasta el huerto de setas y el edificio de cinco pilares de la casa DeVir.Zaknafein contempl la espalda de la hija mayor de la matrona Malicia sin desear otra cosa que hundirle su daga entre los omplatos. Como siempre, prevaleci el sentido comn de Zak, y su mano no empu el pual.Tienes los objetos? pregunt Briza, con un tono mucho ms respetuoso que el que empleaba cuando tena a su madre a su lado.Zak slo era un varn, un plebeyo al que se le permita utilizar el nombre de la familia nicamente porque en algunas ocasiones haba cumplido para la matrona Malicia las funciones de marido y tambin porque una vez haba sido el amo de la casa. De todos modos, Briza tena miedo de provocar su ira. Zak era el maestro de armas de la casa Do'Urden, un varn alto y musculoso, ms fuerte que muchas mujeres, y aquellos que haban tenido ocasin de ver su furia en el combate lo consideraban entre los mejores guerreros de todo Menzoberranzan. Aparte de Briza y su madre, las dos sumas sacerdotisas de la reina araa, Zaknafein, con su insuperable capacidad como espadachn, era la mejor baza de la familia Do'Urden.Zak levant la capucha negra y abri la pequea bolsa colgada de su cinturn, para mostrar un puado de pequeas bolas de cermica.Briza sonri con maldad y se frot las delgadas manos.La matrona Ginafae se llevar un disgusto susurr la mujer.Zak le devolvi la sonrisa y se volvi para contemplar la marcha de los soldados. Nada le produca mayor placer al maestro de armas que matar a elfos drows, sobre todo a las sacerdotisas de Lloth.Preprate dijo Briza al cabo de unos pocos minutos.Zak se apart la espesa cabellera del rostro y permaneci en posicin de firmes, con los ojos bien cerrados. Briza empu su varita lentamente al tiempo que comenzaba la salmodia destinada a poner en marcha el hechizo. La mujer toc con la vara un hombro de Zak, despus el otro y a continuacin mantuvo el bastn inmvil por encima de la cabeza del hombre.Zaknafein sinti el roco helado que caa sobre l y penetraba sus prendas y su coraza, incluso su carne, hasta que todo su cuerpo y atavos se enfriaron a una temperatura uniforme. Zak odiaba el helor mgico le pareca que era como la sensacin de estar muerto, pero saba que gracias a este hechizo ahora resultaba invisible para la visin infrarroja de las criaturas de la Antpoda Oscura, tan gris como la piedra de la caverna.El maestro de armas abri los ojos y se estremeci; flexion los dedos para asegurarse de que todava poda moverlos. Mir a Briza, que haba comenzado con el segundo hechizo, la invocacin. Como tardara unos minutos en completarlo, Zak se recost contra la pared y pens una vez ms en la agradable aunque peligrosa tarea que tena por delante. La matrona Malicia haba sido muy considerada al dejarle todas las sacerdotisas de la casa DeVir para l.Ya est anunci Briza despus de un rato, e indic a Zak que mirara hacia lo alto, hacia la oscuridad que cubra el invisible techo de la inmensa caverna.Zak vio de inmediato el resultado del hechizo: una corriente de aire, amarillenta y ms clida que el aire normal de la caverna; una corriente de aire viva.La criatura, proveniente de un plano elemental, lleg casi hasta el mismo borde del balcn, y esper obediente las rdenes del invocante.El guerrero no vacil. Se arroj de un salto en el seno de la corriente, que lo mantuvo suspendido por encima del suelo.Briza lo salud por ltima vez y con un ademn indic a la cosa que se pusiera en marcha.Suerte en el combate le dese, aunque Zak ya haba desaparecido en el espacio.Zak se ri ante la irona de sus palabras, mientras los edificios de Menzoberranzan desfilaban por debajo de su cuerpo. La mujer deseaba la muerte de las sacerdotisas de la casa DeVir tanto como l, pero por razones muy diferentes. El maestro de armas habra obtenido el mismo placer si sus prximas vctimas hubiesen sido sacerdotisas de la casa Do'Urden.El guerrero toc una de sus espadas de adamantita, un arma drow forjada mgicamente y dotada con un filo agudsimo. Suerte en el combate, repiti para s mismo, como una burla a Briza.

2La cada de la casa DeVirDinin observ complacido que todos los peludos errantes, as como todos los dems miembros de la multitud de razas que componan Menzoberranzan, incluidos los drows, se apartaban de su paso a toda prisa. Esta vez el segundo hijo de la casa Do'Urden no estaba solo. Casi sesenta soldados de la casa marchaban detrs de l en perfecta formacin. Ms atrs, tambin en orden pero con mucho menos entusiasmo por la aventura, lo escoltaban un centenar de esclavos armados pertenecientes a razas inferiores: goblins, orcos y peludos.Los espectadores no tenan ninguna duda acerca de lo que se preparaba. Una casa drow marchaba a la guerra. ste no era un hecho habitual en Menzoberranzan aunque tampoco resultaba inesperado. Al menos una vez en cada dcada una casa decida que su posicin dentro de la jerarqua de la ciudad poda ser mejorada a travs de la eliminacin de otra casa. Resultaba un tanto arriesgado, porque haba que liquidar rpida y discretamente a todos los nobles de la casa vctima. Con uno solo que sobreviviera para presentar una acusacin contra los autores, la casa atacante sera erradicada por medio del implacable sistema de justicia de Menzoberranzan.En cambio, si la incursin se realizaba sin fallos, no habra lugar a acusaciones. Toda la ciudad, incluido el consejo regente integrado por las ocho madres matronas principales, aplaudiran en secreto a los atacantes por su coraje e inteligencia y nunca se dira nada ms acerca del incidente.Dinin efectu un rodeo para no dejar un rastro directo entre la casa Do'Urden y la casa DeVir. Media hora ms tarde, por segunda vez aquella noche, se acerc al extremo sur del huerto de setas y al grupo de estalagmitas que cercaban la casa DeVir. Sus soldados se desplegaron ansiosos, al tiempo que preparaban sus armas y estudiaban el objetivo de su ataque.Los esclavos se movan con ms lentitud. Anhelaban escapar, porque en el fondo de sus corazones saban que moriran en esta batalla, pero no intentaran huir pues teman ms la ira de los elfos oscuros que la propia muerte. Con todas las salidas de Menzoberranzan protegidas con la malvada magia drow, adonde podan ir? Todos ellos haban presenciado los brutales castigos que los drows propinaban a los esclavos recapturados. A una orden de Dinin, tomaron sus posiciones alrededor del cerco de setas.Dinin meti una mano en una bolsa grande y sac una plancha de metal caliente. Movi el objeto, perfectamente visible en el espectro infrarrojo, para lanzar tres destellos de aviso a las brigadas de Nalfein y Rizzen. Despus, con su arrogancia habitual, Dinin lo lanz al aire antes de volver a cogerlo y guardarlo en las profundidades de su bolsa, que mantena el calor. En obediencia a esta seal, la brigada drow coloc los dardos encantados en sus pequeas ballestas de mano y apunt a los blancos que tenan asignados.Una de cada cinco setas era aulladora, pero los dardos contenan una sustancia mgica capaz de silenciar el rugido de un dragn.... dos..., tres, cont Dinin, marcando el tiempo con la mano dado que no se poda or ningn sonido dentro de la esfera de silencio mgico que cubra a sus tropas. Imagin el chasquido de la cuerda de su ballesta cuando lanz el dardo contra la aulladora ms prxima. Esta escena se repiti en todo el permetro de la casa DeVir, a medida que los dardos encantados silenciaban sistemticamente la primera lnea de alarma.Al otro lado de Menzoberranzan, la matrona Malicia, sus hijas y cuatro de las sacerdotisas comunes de la casa estaban reunidas en un impo crculo de ocho miembros. Rodeaban un dolo de su malvada diosa, una gema tallada que reproduca a un drow con rostro de araa, e imploraban la ayuda de Lloth en su lucha. Malicia ocupaba la cabecera, reclinada en una silla de parto. Briza y Vierna se encontraban a su lado, y la primera le sujetaba una mano.El grupo cantaba al unsono, al tiempo que funda sus energas en un nico hechizo ofensivo. Al cabo de unos momentos, cuando Vierna, ligada telepticamente con Dinin, advirti que el primer grupo de ataque se encontraba en posicin, el crculo de los ocho de la casa Do'Urden envi las primeras ondas de energa mental contra la casa rival. La matrona Ginafae, sus dos hijas y las cinco sacerdotisas principales de las tropas de la casa DeVir se acurrucaban en la oscuridad de la antesala de la capilla principal del edificio de cinco estalagmitas. Se haban reunido all cada noche en solemne plegaria desde que la matrona Ginafae tuvo noticia de que haba cado en desgracia con Lloth. Ginafae comprenda muy bien lo vulnerable que sera su casa hasta tanto no encontrara la manera de apaciguar a la reina araa. Haba sesenta y ocho casas ms en Menzoberranzan, y entre stas unas veinte que podan atreverse a atacar la casa DeVir aprovechndose de esta terrible desventaja. Las ocho sacerdotisas se mostraban muy nerviosas, como si sospecharan lo que poda ocurrir a lo largo de la noche.Ginafae fue la primera en percibirlo: un estallido helado de percepciones confusas que la hicieron tartamudear en medio de su splica de perdn. Las otras sacerdotisas de la casa DeVir la miraron inquietas al advertir las dificultades en el habla de la matrona, y esperaron su confirmacin.Nos atacan gimi Ginafae, sintiendo que la cabeza le estallaba de dolor ante el formidable ataque mental de los clrigos de la casa Do'Urden.La segunda seal de Dinin puso en marcha a las tropas esclavas, que corrieron sigilosamente hacia la cerca y se abrieron paso entre las setas gigantes a golpes de espada. El segundo hijo de la casa Do'Urden observ complacido la fcil invasin del patio de la casa DeVir.Una guardia muy poco preparada susurr sarcstico a las grgolas, baadas en un resplandor rojizo, que haba en lo alto de las murallas.Al principio de la noche las estatuas le haban parecido una guardia formidable; ahora, en cambio, no eran ms que un montn de piedras inofensivas.Dinin advirti el creciente pero contenido entusiasmo de los soldados a su alrededor, que anhelaban entrar en combate. De vez en cuando se produca un relmpago mortal cuando alguno de los esclavos tropezaba con una runa protectora. El segundo hijo y los dems drows se rean del espectculo. Las razas inferiores no tenan ningn valor para el ejrcito de la casa Do'Urden. El nico propsito de traer a los goblins a la casa DeVir era que activaran las trampas letales y las defensas instaladas en el permetro, para as permitir el paso seguro de los elfos oscuros, los verdaderos soldados.La cerca estaba abierta, y ya no haca falta actuar en secreto, pues los soldados de la casa DeVir haban salido al encuentro de los esclavos. No bien Dinin levant una mano para transmitir la seal de ataque, sus sesenta guerreros se lanzaron a la lucha con los rostros retorcidos en una expresin salvaje, mientras blandan sus espadas dispuestos a matar a sus rivales en el acto.Aun as, se detuvieron un momento para ejecutar el ltimo acto de preparacin antes de la matanza. Todos los drows, nobles y plebeyos, posean ciertas dotes mgicas. Crear una esfera de oscuridad, similar a la que haba utilizado Dinin contra los peludos unas horas antes, era algo muy sencillo hasta para el ms vulgar de los elfos drows. En consecuencia, los sesenta soldados de Do'Urden se dedicaron a lanzar esferas de oscuridad por encima de la cerca de setas por todo el permetro de la casa DeVir.A pesar de todas sus precauciones y el sigilo de sus movimientos, la casa Do'Urden saba que muchas miradas seguan el desarrollo del ataque. Los testigos no representaban una amenaza, pues por lo general no se molestaban en identificar a la casa atacante, pero las costumbres y las normas exigan un cierto secreto: eran las reglas de etiqueta de la guerra drow. En un instante, la casa DeVir se convirti, para el resto de la ciudad, en una mancha negra en el paisaje de Menzoberranzan.Rizzen se acerc por detrs de su hijo menor y se comunic con l por medio del complicado lenguaje por seas de los drows.Bien hecho transmiti. Nalfein ha entrado por la parte de atrs.Obtendremos una fcil victoria opin el presuntuoso Dinin, si mantenemos a raya a la matrona Ginafae y a sus clrigos.Confa en la matrona Malicia respondi Rizzen, que palme el hombro de su hijo antes de seguir a sus tropas a travs de la brecha abierta en la cerca de setas.Por encima de las construcciones de la casa DeVir, Zaknafein descansaba muy cmodo en la corriente del sirviente areo de Briza, mientras contemplaba el desarrollo del drama. Desde esta ventajosa posicin, Zak poda ver el interior del anillo de tinieblas y poda escuchar los sonidos contenidos en la esfera de silencio mgico. Las tropas de Dinin, los primeros en penetrar en la residencia, haban encontrado una fuerte resistencia en cada una de las puertas y ahora soportaban un duro castigo.Nalfein y su brigada, las tropas de la casa Do'Urden ms avezadas en las artes de la hechicera, cruzaron la cerca por la parte posterior del complejo. Rayos y bolas mgicas de cido estallaban en el patio contra la base de la casa, sin hacer distinciones entre defensores y atacantes, que caan como moscas.En el patio principal, Rizzen y Dinin comandaban a los mejores guerreros de la casa Do'Urden. Cuando todas las tropas se enzarzaron en combate, Zak advirti que las bendiciones de Lloth eran para los agresores. Los soldados de la casa Do'Urden atacaban ms rpido que sus enemigos y sus estocadas siempre eran certeras. En cuestin de minutos, se combata entre los cinco pilares.Zak estir los brazos para librarlos del entumecimiento producido por el fro y puso en marcha su sirviente areo con una orden mental. Descendi en su lecho de aire, y lo abandon de un salto cuando se encontr a un par de metros de la terraza de las habitaciones superiores del pilar central.De inmediato, dos guardias, un hombre y una mujer, salieron a su encuentro; pero al no poder distinguir la forma real de lo que pareca ser una mancha gris, vacilaron. Su confusin dur demasiado. Nunca haban odo mencionar a Zaknafein Do'Urden e ignoraban que se enfrentaban a la muerte.El ltigo de Zak restall en el aire como un relmpago y de un solo golpe cort la garganta de la mujer, mientras que con la otra mano manejaba la espada para realizar con gran maestra una serie de paradas y ataques que hicieron perder el equilibrio al guardia. Zak acab con los dos con un nico y velocsimo movimiento. Tir del ltigo enrollado en la garganta de la mujer, que sali disparada de la terraza, al tiempo que con un puntapi en el rostro haca seguir al hombre el mismo camino, hasta el suelo de la cueva.Zak ya se encontraba en el interior, donde otro guardia cometi la temeridad de hacerle frente y acab muerto en el acto.El maestro de armas avanz pegado a la curva pared de la torre, Para aprovechar al mximo el camuflaje de su cuerpo enfriado que se confunda con el color de la piedra. Los soldados de la casa DeVir corran de un lado para otro en un vano intento de organizar la defensa contra la horda de intrusos que dominaban el nivel inferior de todas las estructuras y se haban hecho con el control de dos pilares.Zak no les hizo caso. Se aisl mentalmente del estrpito de las armas de adamantita, los gritos de los comandantes y los alaridos de los que moran, para concentrarse en un sonido singular que lo guiara hasta su destino: un cntico frentico.Encontr un pasillo desierto adornado con tallas de araas, que se adentraba hacia el centro de la estalactita. Como en la casa Do'Urden, este corredor acababa en unas grandes puertas dobles, con decoraciones donde predominaban las formas arcnidas.ste tiene que ser el lugar murmur cubrindose la cabeza con la capucha.Una araa gigante sali de pronto de su escondrijo al lado mismo del hombre.Zak se zambull por debajo del monstruo al tiempo que giraba sobre s mismo para clavar su espada casi hasta la empuadura en el vientre de la criatura. Un lquido pegajoso empap al maestro de armas mientras la araa se debata en los estertores de una muerte rpida.S, ste debe de ser el lugar susurr Zak, limpindose el rostro, sucio con los pestilentes fluidos.A continuacin, arrastr al monstruo muerto hasta el cubculo que le haba servido de escondrijo, y se acurruc a su lado, con la esperanza de que nadie hubiese advertido la breve pelea.Por el estrpito de las armas al chocar, Zak calcul que la lucha se desarrollaba muy cerca del piso en que se hallaba. Al parecer, las defensas de la casa DeVir resistan, y los invasores no conseguan avanzar.Ahora, Malicia musit Zak, confiando en que Briza, con la que estaba unido telepticamente, captara su agitacin. Que no sea demasiado tarde!En la antesala de los clrigos de la casa Do'Urden, Malicia y sus subordinadas mantenan su brutal ataque teleptico contra los sacerdotes de la casa DeVir. Lloth escuchaba sus plegarias con ms claridad que las de sus oponentes, y otorgaba a los clrigos de la casa Do'Urden hechizos ms poderosos en su combate mental. Ya haban conseguido sin muchas dificultades poner a sus enemigos a la defensiva. Una de las sacerdotisas menores en el crculo de los ocho de DeVir haba resultado aplastada por las ondas mentales de Briza, y su cadver yaca en el suelo a un palmo de los pies de la matrona Ginafae.No obstante, el ataque haba perdido impulso y la batalla pareca equilibrada. La matrona Malicia, atenazada por los dolores del parto, no poda mantener la concentracin, y, sin su voz, los hechizos del crculo sacrlego se debilitaban.Al lado de su madre, la poderosa Briza sujetaba la mano de Malicia con tanta fuerza que le haba cortado la circulacin, y ahora aqulla apareca a los ojos de los dems como el nico punto fro en el cuerpo de la parturienta. Briza vigilaba las contracciones y el penacho de cabellos blancos del beb, para calcular el tiempo que faltaba para el nacimiento. La tcnica de trasladar el dolor del parto a un hechizo ofensivo era algo que slo mencionaban las leyendas y nadie lo haba puesto en prctica, aunque Briza saba que el tiempo era el factor crtico.Susurr al odo de su madre para ayudarla a pronunciar las palabras de la salmodia mortal.La matrona Malicia reprimi sus gemidos para transformar la agona de su dolor en potencia ofensiva.Dinnen douward ma brechen tol rez Briza.Dinnen douward... maaa... brechen tol!repiti Malicia, esforzndose tanto por concentrarse en medio de su dolor que sus dientes hicieron un corte en su delgado labio inferior.La cabeza del beb se hizo un poco ms visible, y esta vez no retrocedi.Briza se estremeci casi sin poder recordar las palabras de la salmodia. Murmur la ltima estrofa al odo de la matrona, con un poco de miedo por las consecuencias.Malicia hizo acopio de todo su valor. Perciba el cosquilleo del hechizo con tanta claridad como el dolor del parto. Para sus hijas, que la contemplaban incrdulas de pie alrededor del dolo, semejaba una mancha roja de furia hirviente, surcada por lneas de sudor tan brillantes como el vapor del agua.Abec pronunci la matrona, consciente del aumento de la presin. Abec.Not el desgarro ardiente de su piel, la sbita y resbaladiza descarga a medida que pasaba la cabeza del beb, el repentino xtasis del nacimiento.Abec di'n'a'BREG DOUWARD! grit Malicia, convirtiendo toda su agona en una ltima explosin de poder mgico que derrib incluso a los clrigos de su propia casa.Transportado en el empuje de la exultacin de la matrona Malicia, el duomer cay como un rayo en la capilla, destroz el dolo de Lloth, convirti las puertas dobles en un montn de hierros retorcidos y lanz por tierra a la matrona Ginafae y a sus subordinados.Zak sacudi la cabeza incrdulo cuando las puertas de la capilla volaron por delante de su escondite.Vaya coz, Malicia! exclam, con una carcajada.Sin perder un segundo se adelant hasta la entrada de la capilla. Utilizando la infravisin, inspeccion el recinto a oscuras y distingui a los siete ocupantes vivos, con sus prendas convertidas en harapos, que intentaban levantarse. Movi una vez ms la cabeza, admirado por el tremendo poder de la matrona Malicia, y se cubri el rostro con la capucha.Un chasquido de su ltigo fue su nica presentacin mientras estrellaba una pequea esfera de cermica delante de sus pies. La esfera se hizo pedazos y dej caer un perdign que Briza haba hechizado para este tipo de situaciones, un perdign que resplandeca con la fuerza del sol.Para los ojos habituados a la oscuridad y capacitados para ver el espectro infrarrojo, la sbita aparicin de una luz tan intensa fue como una terrible quemadura. Los gritos de dolor de las sacerdotisas ayudaron a Zak en su sistemtico recorrido por la habitacin. El maestro de armas sonrea complacido detrs del velo de la capucha cada vez que su espada se hunda en la carne de los drows.Escuch las primeras palabras de un hechizo, al otro lado de la sala, y comprendi que uno de los DeVir se haba recuperado lo suficiente para llegar a ser peligroso. Zak no necesitaba de sus ojos para orientarse, y de un latigazo le arranc la lengua a la matrona Ginafae.Briza coloc al recin nacido sobre el lomo del dolo araa y empu la daga ceremonial. Hizo una pausa para admirar el trabajo del artista que haba fabricado el pual de los sacrificios. La empuadura reproduca el cuerpo de una araa de ocho patas cubiertas de pas diminutas a modo de pelos y dispuestas en diagonal hacia abajo para servir de cuchillas. Briza levant el arma por encima del pecho del beb.Nombra al beb le rog a su madre. La reina araa no aceptar el sacrificio hasta que el beb tenga un nombre!La matrona Malicia bambole la cabeza, intentando entender las palabras de su hija. La madre matrona haba consumido toda su energa mental en el momento del hechizo y el nacimiento, y ahora apenas si conservaba algo de lucidez.Nombra al beb! grit Briza, ansiosa por alimentar a su deidad hambrienta.Se aproxima el final le coment Dinin a su hermano cuando se encontraron en el vestbulo inferior de uno de los pilares ms pequeos de la casa DeVir. Rizzen est a punto de conquistar esta torre, y al parecer Zaknafein ha completado su trabajo.Dos pelotones de la casa DeVir se han pasado a nuestro bando respondi Nalfein.Han olido la derrota afirm Dinin, con una carcajada. Les da lo mismo una casa que otra. Para los plebeyos no hay ninguna causa por la que valga la pena morir. Nuestra tarea est a punto de acabar.Demasiado rpido para que alguien se diera cuenta de algodijo Nalfein. Ahora Do'Urden, Daermon N'a'shezbaernon, es la casa novena de Menzoberranzan, y malditos sean los DeVir!Cuidado! grit de pronto Dinin, con los ojos muy abiertos en una fingida expresin de espanto mientras miraba por encima del hombro de su hermano.Nalfein reaccion en el acto y se volvi para hacer frente al peligro que lo acechaba por detrs, con lo cual dio la espalda al atacante real. En la misma fraccin de segundo en que Nalfein adverta la traicin, la espada de Dinin le cort la espina dorsal. Dinin apoy la cabeza en el hombro de su hermano y apret su mejilla contra la de Nalfein, para observar cmo la chispa roja se apagaba en sus ojos.Demasiado rpido para que alguien se diera cuenta de algo se burl Dinin, repitiendo las palabras de su hermano. Se apart del cuerpo inerte, que cay al suelo. Ahora Dinin es el hijo mayor de la casa Do'Urden, y maldito sea Nalfein!Drizzt susurr la matrona Malicia. El nombre del nio es Drizzt!Briza apret la empuadura de la daga y comenz el ritual del sacrificio.Reina de las araas, toma a este nio recit, y levant el pual, lista para descargar el golpe. Te entregamos a Drizzt Do'Urden como una ofrenda por nuestra gloriosa vic...Espera! grit Maya desde un costado de la habitacin. Su vnculo teleptico se haba interrumpido bruscamente y esto slo poda significar una cosa. Nalfein ha muerto anunci. El beb ya no es el tercer hijo vivo.Vierna dirigi una mirada de interrogacin a su hermana. En el preciso momento en que Maya perciba la muerte de Nalfein, Vierna, conectada a Dinin, notaba una fuerte conmocin emocional. Alegra? Vierna frunci los labios, y se pregunt si Dinin habra conseguido cometer el fratricidio.Briza an sostena la daga con forma de araa sobre el pecho del beb, dispuesta a sacrificarlo a Lloth.Prometimos a la reina araa el tercer hijo vivo le advirti Maya. Y hemos cumplido.Pero no en sacrificio protest Briza.Si Lloth acept a Nalfein, entonces la promesa est satisfechamanifest Vierna, confundida. Entregarle otro podra provocar la ira de la reina araa.Si no le damos lo que habamos prometido podra resultar todava peor! insisti Briza.Entonces cumple con el cometido dijo Maya.Briza levant otra vez la daga y volvi a iniciar el ritual.Aparta tu mano le orden la matrona Malicia, que se irgui en su silla. Lloth est satisfecha. La victoria es nuestra. Dad la bienvenida a vuestro hermano, el flamante miembro de la casa Do'Urden.Slo es un varn coment Briza, disgustada, al tiempo que se apartaba del dolo y del beb.La prxima vez lo haremos mejor repuso Malicia, con una risita.En su fuero interno se pregunt si habra una prxima vez. Se acercaba al final de su quinto siglo de vida, y las elfas drows no eran muy prolficas, ni aun las jvenes. Malicia haba concebido a Briza cuando tena cien aos, pero en las cuatro centurias transcurridas desde entonces slo haba tenido otros cinco hijos. Incluso este beb, Drizzt, haba llegado como una sorpresa, y Malicia no esperaba tener ms hijos.Basta ya de discusiones musit Malicia para s misma, exhausta. Ya habr tiempo de sobra...Se hundi en su silla y se sumi en un profundo y placentero sueo para soar con nuevas cotas de poder.Zaknafein camin a travs del pilar central de la casa DeVir, con la capucha en una mano y su ltigo y la espada sujetos otra vez al cinturn. De vez en cuando se escuchaba el ruido de una refriega, que conclua casi de inmediato. La casa Do'Urden haba alcanzado la victoria, la casa dcima haba derrotado a la cuarta, y ahora slo faltaba eliminar las pruebas y a los testigos. Un grupo de sacerdotisas menores se ocupaba de atender a los Do'Urden heridos y de reanimar a los cadveres que no podan curar, para que los cuerpos pudiesen alejarse por sus propios medios del escenario del crimen. Cuando estuviesen de regreso en la casa Do'Urden, los muertos que no presentaran lesiones irreversibles seran resucitados y devueltos a sus ocupaciones.Zak se alej, estremecido por el espectculo, mientras las sacerdotisas iban de habitacin en habitacin, seguidas por una fila de zombis Do'Urden cada vez ms larga.Si la presencia de esta tropa le resultaba desagradable, mucho peor era la que la segua. Dos sacerdotisas Do'Urden guiaban a un pelotn por el edificio, con el objetivo de descubrir por medio de sus hechizos detectores los escondites de los DeVir supervivientes. Una de las sacerdotisas se detuvo en el vestbulo a unos pocos pasos de Zak, y, con los ojos en blanco, se concentr en las vibraciones de su hechizo. Extendi un brazo ante ella y traz una lnea en el aire, como si sus dedos fuesen una macabra vara mgica a la bsqueda de carne drow.All! exclam la mujer, sealando una seccin en la base de la pared.Los soldados se lanzaron como una manada de lobos contra la puerta secreta y la derribaron en el acto. En el pequeo escondite se acurrucaban los nios de la casa DeVir. Debido a su condicin de nobles no podan dejarlos vivos.Zak camin deprisa para no presenciar la escena, aunque pudo escuchar con toda claridad los gritos desesperados de los nios mientras los sanguinarios soldados de Do'Urden cumplan su macabro trabajo. El maestro de armas marchaba casi a la carrera cuando al dar la vuelta en un recodo se encontr de pronto con Dinin y Rizzen.Nalfein est muerto declar Rizzen, impasible.Zak dirigi una mirada de sospecha al segundo hijo de la casa Do'Urden.Mat al soldado DeVir que cometi el crimen le asegur Dinin, sin disimular una sonrisa presuntuosa.Zak tena cuatrocientos aos, y conoca muy bien las costumbres de su ambiciosa raza. Los hermanos haban estado en la retaguardia, siempre separados del enemigo por una hueste de soldados Do'Urden. Cuando al fin haban entrado en los edificios, casi todas las tropas supervivientes de los DeVir se haban pasado a la casa Do'Urden. El maestro de armas habra jurado que ninguno de los hermanos haba llegado a presenciar combate alguno contra los DeVir.Todas nuestras tropas se han enterado de la masacre en la capilla le coment Rizzen a Zak. Te has comportado con la misma perfeccin de siempre, tal como esperbamos de ti.Zak dirigi una mirada de desprecio a su patrn y sigui su camino, que lo llev a travs de la puerta principal hasta ms all de la oscuridad mgica y al silencio de la tenebrosa alba de Menzoberranzan. Rizzen no era ms que el ltimo de una larga lista de compaeros de la matrona Malicia. Cuando sta decidiese dar por acabada la relacin, lo relegara otra vez a las filas de los soldados plebeyos, despojado del nombre Do'Urden y de todos los derechos que lo acompaaban, o mandara matarlo. Zak no le deba respeto.El maestro de armas atraves el cerco de setas y, tras buscar el punto de observacin ms alto a su alcance, se dej caer al suelo. Al cabo de unos momentos contempl, asombrado, el desfile del ejrcito Do'Urden: el patrn y el hijo, los soldados y las sacerdotisas, y las dos docenas de zombis, que regresaban a su casa. Haban perdido a casi todos los esclavos, y no se haban preocupado por recuperarlos, pero la columna que abandonaba la arrasada casa DeVir era ms numerosa que antes. Los esclavos perdidos haban sido reemplazados por partida doble con los esclavos de la familia DeVir, y cincuenta o ms soldados plebeyos de la familia vencida se haban unido voluntariamente a los agresores, algo muy habitual entre los drows. Estos traidores seran sometidos a un interrogatorio mgico por las sacerdotisas Do'Urden para comprobar su sinceridad.Zak saba que todos superaran la prueba. Los elfos drows eran supervivientes, y no gente de principios. Los soldados recibiran una nueva identidad y seran mantenidos en el aislamiento de la casa Do'Urden durante unos meses, hasta que nadie recordara la cada de la casa DeVir.El maestro de armas no los acompa. En cambio, busc un atajo entre las setas gigantes hasta llegar a un pequeo claro, donde se acost sobre la roca cubierta de musgo para contemplar la eterna oscuridad del techo de la caverna... y la eterna oscuridad de su existencia.Como intruso en la zona ms poderosa de la gran ciudad, lo ms sensato por su parte habra sido permanecer en silencio en aquel momento. Pens en los posibles testigos, los elfos oscuros que haban presenciado la cada de la casa DeVir, y que haban disfrutado con el espectculo. Enfrentado a semejante comportamiento y a la carnicera de esa noche, Zak no poda contener sus emociones. Su lamento se manifest como un ruego a un dios desconocido.Qu clase de lugar es mi mundo? En qu oscuro torbellino se ha encarnado mi espritu? susurr furioso, manifestando la repulsa que siempre haba sentido en su interior. A la luz, veo que mi piel es negra. En la oscuridad, resplandece blanca al calor de esta furia que no puedo rechazar.Ojal tuviese el coraje de dejar este lugar o esta vida, o de enfrentarme abiertamente contra la maldad que es este mundo, el de mi gente. El coraje de buscar una existencia que no est en contra de mis creencias, sino regida por aquello que tengo por verdadero.Zaknafein Do'Urden es mi nombre, y sin embargo no soy un drow, ni por nacimiento ni por adopcin. Dejemos que descubran el ser que soy. Dejemos que descarguen sus vituperios sobre estos viejos hombros que ya no soportan la carga del desconsuelo de Menzoberranzan.Sin hacer caso de las consecuencias, el maestro de armas se irgui en toda su estatura para lanzar su pregunta a los cuatro vientos.Menzoberranzan, qu demonios eres? grit.Despus, cuando no lleg ninguna respuesta de la ciudad en silencio, Zak flexion sus cansados msculos para eliminar los restos del fro mgico de Briza. Palme el ltigo sujeto a su cinturn, y lo consol recordar que el arma le haba permitido cortarle la lengua a una madre matrona.

3Los ojos de un nioMasoj, el joven aprendiz lo cual, en esta etapa de su carrera de mago, slo significaba que tena igual categora que un sirviente, se apoy en el mango de su escoba y observ a Alton DeVir, quien cruzaba la puerta de la cmara ms alta de la torre. Masoj casi senta compasin por el estudiante, que tena que entrar y enfrentarse al Sin Rostro.El aprendiz tambin se senta excitado al saber que la discusin entre Alton y el maestro Sin Rostro sera algo digno de presenciar. Se dedic otra vez a barrer y utiliz la escoba para avanzar a lo largo de la curva de la pared, en direccin a la puerta.Habis requerido mi presencia, maestro Sin Rostro repiti Alton DeVir, alzando una mano y entornando los prpados para protegerse del intenso resplandor de los tres candelabros que iluminaban la habitacin.Alton se movi incmodo, descargando su peso de un pie a otro sin apartarse de la puerta.Al otro extremo del recinto el Sin Rostro se mantena de espaldas al joven DeVir.Lo mejor es acabar con esto cuanto antes, pens el maestro.Era consciente de que el hechizo que preparaba en ese momento matara al estudiante antes de darle tiempo a conocer el destino de su familia, por lo que no cumplira con las instrucciones finales de Dinin Do'Urden, pero el riesgo era muy alto y lo mejor era hacerlo cuanto antes.Habis... repiti Alton.La prudencia lo contuvo y en cambio intent comprender la situacin en que se encontraba. Era algo poco habitual ser llamado a los aposentos privados de un maestro de la Academia antes de comenzar las lecciones del da. Cuando haba recibido el aviso, Alton pens que haba fracasado en una de sus lecciones, lo cual poda ser un error fatal en Sorcere. Alton estaba a punto de graduarse, pero el voto en contra de uno solo de los maestros poda acabar con sus estudios.Haba sido uno de los alumnos ms aplicados del Sin Rostro, e incluso haba credo que el misterioso maestro lo favoreca. Podra ser esta llamada un gesto de cortesa y una felicitacin por su xito como estudiante? Alton comprendi que esto era poco probable, pues los maestros de la Academia no solan felicitar a los alumnos.Entonces escuch el rumor de la salmodia y advirti que el maestro se ocupaba de preparar un hechizo. De pronto, le pareci que haba algo muy extrao, que en su conjunto la situacin no encajaba en los estrictos procedimientos de la Academia. Alton separ las piernas y plant los pies bien firmes al tiempo que tensaba los msculos, en una respuesta automtica al lema que la Academia inculcaba a sus alumnos desde el primer da, el precepto que mantena vivos a los elfos oscuros en una sociedad tan devota del caos: estad preparados.La puerta estall delante de sus narices, y una lluvia de fragmentos de piedra azot la habitacin mientras Masoj sala despedido contra una pared. El aprendiz consider que el espectculo mereca los inconvenientes y el golpe en el hombro cuando vio a Alton DeVir salir por piernas de la habitacin. De la espalda y el brazo izquierdo del estudiante salan hilillos de humo, y la ms exquisita expresin de pnico y dolor que Masoj haba visto en toda su vida se reflejaba en el rostro del joven DeVir.Alton cay al suelo y rod sobre s mismo, en un intento desesperado por alejarse del maestro asesino. Consigui bajar y dar la vuelta por el arco descendente del suelo de la habitacin y atravesar la puerta que daba a la siguiente cmara inferior en el preciso momento en que el Sin Rostro apareca en la abertura de la puerta destrozada.El maestro se detuvo para soltar una maldicin ante su fracaso y a pensar en la mejor manera de reemplazar la puerta.Limpia toda esta basura! le orden a Masoj, que una vez ms estaba tan fresco con las manos sujetas al extremo del palo de la escoba y la barbilla apoyada en las manos.Masoj agach la cabeza obediente y comenz a barrer las esquirlas de piedra; pero en cuanto el Sin Rostro lo dej atrs, abandon su tarea y sigui con cautela a su amo.Alton no tena escapatoria posible, y l no se quera perder el final de este episodio.La tercera habitacin, la biblioteca privada del Sin Rostro, era la olas iluminada de las cuatro que haba en la torre, con docenas de velas encendidas en cada una de las paredes.Maldita luz! exclam Alton, que, cegado por el resplandor, se abri paso a tientas hacia la puerta que conduca al vestbulo de entrada a la residencia del maestro.Si poda llegar hasta all y salir de la torre para ganar acceso al patio de la Academia, quiz consiguiera salir bien librado del aprieto.Alton perteneca al oscuro mundo de Menzoberranzan, pero el Sin Rostro, que haba pasado tantas dcadas a la luz de los candelabros de Sorcere, se haba acostumbrado a ver los matices de la luz adems de las ondas infrarrojas del calor.El vestbulo apareca abarrotado de sillas y cofres e iluminado con una nica vela, y por lo tanto Alton poda ver con la claridad suficiente para esquivar o saltar los obstculos. Corri hasta la puerta y, sujetando el pesado picaporte, lo hizo girar con facilidad; sin embargo, cuando tir para abrir la puerta, la hoja no se movi y una chispa de energa azul lo lanz contra el suelo.Maldito sea este lugar! grit Alton.La puerta tena un cierre mgico. El estudiante conoca un hechizo para abrir puertas encantadas, aunque dudaba que su magia tuviese el poder suficiente para deshacer el encantamiento de un maestro. Dominado por la prisa y el miedo, las palabras del duomer pasaron por la mente de Alton en una confusin indescifrable.No huyas, DeVir! vocifer el Sin Rostro desde la otra habitacin. Slo conseguirs prolongar tu tormento!Maldito seas t tambin replic Alton en un murmullo. Se despreocup del encantamiento, porque no tendra tiempo de ponerlo en prctica. En cambio, examin el cuarto en busca de alguna otra salida.Descubri algo fuera de lo corriente a media altura de una de las paredes laterales, en el espacio entre dos grandes armarios, y retrocedi unos pasos para poder ver mejor; pero se encontr dentro de la zona iluminada por la vela, en el campo donde sus ojos perciban al mismo tiempo las ondas de luz y de calor.Slo poda ver que esta seccin de la pared presentaba un resplandor uniforme en el espectro infrarrojo y que su tono tena un matiz distinto del de las piedras de las paredes. Otra puerta? Alton nicamente poda confiar en que su suposicin fuese la correcta. Corri hasta el centro de la habitacin para situarse delante mismo del objeto, y forz el cambio de la visin infrarroja al del mundo de la luz.A medida que sus ojos se acomodaban al cambio, lo que pudo ver sorprendi y desconcert al joven DeVir. No vio otra puerta, ni una abertura a otro cuarto al otro lado. Lo que tena delante era un reflejo de s mismo, y una parte de la habitacin donde se encontraba. En sus cincuenta y cinco aos de vida, Alton nunca haba visto nada igual, aunque haba odo hablar de estos artefactos a los maestros de Sorcere. Los llamaban espejos.Un movimiento en la puerta superior de la habitacin record a Alton que el Sin Rostro estaba a unos pasos de distancia. No poda perder ms tiempo en estudiar sus opciones. Agach la cabeza y carg contra el espejo.Quiz se trataba de un portal de teletransporte a otro sector de la ciudad, o de una puerta a otra habitacin. Tal vez, se atrevi a pensar Alton en aquellos segundos de desesperacin, era una abertura de comunicacin entre planos que lo llevara a un plano nuevo y desconocido.Sinti el cosquilleo excitante de la aventura mientras se acercaba al objeto maravilloso. Despus, not slo el impacto, el ruido del cristal que se rompa, y la dureza de la pared de piedra detrs de aquella cosa.A fin de cuentas, quiz slo era un espejo.Mira sus ojos le susurr Vierna a Maya mientras las dos mujeres observaban al nuevo miembro de la casa Do'Urden.Efectivamente, los ojos del beb eran dignos de comentar. A pesar de que haba transcurrido menos de una hora desde el nacimiento, las pupilas se movan de un lugar a otro atentas a todo. Si bien mostraban el resplandor tpico de los ojos capaces de ver en el espectro infrarrojo, el rojo habitual apareca teido con una pizca de azul, con lo cual tenan un tono lila.Ser ciego? pregunt Maya. Despus de todo, quiz lo acabe sacrificando a la reina araa.Inquieta, Briza volvi a observar los ojos de su hermano. Los elfos oscuros sacrificaban a los nios con defectos fsicos.No es ciego contest Vierna, que pas una mano por delante del rostro del pequeo y dirigi una mirada de furia a sus hermanas. Sigue el movimiento de mis dedos.Maya vio que Vierna deca la verdad. Se acerc un poco ms al beb y observ su rostro y sus extraos ojos.Qu es lo que ves, Drizzt Do'Urden? pregunt en voz baja, no por delicadeza hacia el recin nacido, sino para no molestar a su madre, que descansaba en una silla colocada junto al dolo araa.Qu puedes ver que nosotras no veamos?Los cristales se aplastaron con el peso de Alton, y le produjeron profundos cortes cuando movi el cuerpo en un esfuerzo por ponerse de pie. Para qu?, pens.Escuch el gemido del Sin Rostro al ver su espejo destrozado y mir en direccin a la voz. El hechicero estaba casi encima de l.Al joven DeVir le pareci estar a los pies de un gigante: un ser enorme y poderoso que tapaba la luz de la vela en el pequeo espacio entre los dos armarios, con su cuerpo aumentado diez veces a los ojos de la vctima inerme por lo que representaba su presencia.Alton not que una sustancia pegajosa caa sobre l, una especie de telaraa que se enganchaba en los armarios, en la pared y en su cuerpo. El muchacho intent levantarse, escapar como fuera, pero el hechizo del Sin Rostro ya lo tena bien sujeto, atrapado como una mosca en la red de una araa.Primero mi puerta exclam el Sin Rostro, y ahora esto: mi espejo! Tienes idea de lo que me cost conseguir un objeto tan precioso?Alton movi la cabeza de un lado a otro, no como respuesta, sino con la intencin de conseguir al menos librar su cara de la sustancia pegajosa.Por qu no te quedas quieto de una vez y dejas que acabe con todo esto sin ms inconvenientes? vocifer el Sin Rostro, profundamente disgustado.Por qu? pregunt Alton, que antes de hablar escupi la sustancia pegada a sus labios. Por qu queris matarme?Porque has roto mi espejo! contest el Sin Rostro.Desde luego, su respuesta no tena sentido el espejo haba sido roto despus del primer ataque pero para el maestro, pens Alton, no era necesario que lo tuviese. Alton saba que su causa estaba perdida, pero aun as continu con sus esfuerzos para disuadir a su oponente.Conocis muy bien la posicin de mi casa, la casa DeVir! afirm indignado. Es la cuarta de la ciudad. Provocaris la ira de la matrona Ginafae. Una gran sacerdotisa dispone de medios para averiguar la verdad en casos como ste!La casa DeVir?El Sin Rostro solt una carcajada. Quiz se impona aplicar los tormentos solicitados por Dinin Do'Urden. Despus de todo, Alton haba destrozado su espejo.S, la cuarta casa! repiti Alton.Jovenzuelo estpido se burl el Sin Rostro. La casa DeVir ya no existe. No es la cuarta, ni la quinta. No es nada.Alton afloj los msculos, aunque la telaraa hizo todo lo posible por mantener su cuerpo erguido. De qu hablaba el maestro?Estn todos muertos aadi el Sin Rostro. La matrona Ginafae tiene la oportunidad de ver a Lloth ms de cerca. La expresin de horror de Alton complaci al mago. Todos muertos repiti, ufano. Excepto el pobre Alton, que vive para enterarse de la desgracia de su familia. Un error que remediaremos ahora mismo!El Sin Rostro levant las manos para lanzar un hechizo mortal.Quin? grit Alton.El Sin Rostro hizo una pausa, desconcertado por la pregunta.Qu casa es la responsable? inquiri el estudiante, con ms claridad. O mejor dicho, cules son las casas que conspiraron para destruir a los DeVir?Ah, tendras que saberlo respondi el Sin Rostro, que disfrutaba con el sufrimiento del joven. Supongo que tienes derecho a saber la verdad antes de que te renas con los tuyos en el reino de los muertos.Una sonrisa apareci en el agujero donde haban estado sus labios.Pero has roto mi espejo! bram el maestro. Muere, estpido estudiante! Busca tus propias respuestas!El pecho del Sin Rostro se abomb de pronto, y unas terribles convulsiones le sacudieron el cuerpo, mientras balbuceaba maldiciones en una lengua desconocida para el aterrorizado estudiante. Qu vil hechizo haba preparado el maestro desfigurado, tan maligno que su salmodia sonaba como una jerga incomprensible para los educados odos de Alton, de una crueldad tan grande que su sola enunciacin era capaz de estremecer incluso al hechicero? Entonces el Sin Rostro cay de bruces al suelo y expir.Asombrado, Alton sigui la lnea trazada por la capucha del maestro a lo largo de la espalda y descubri el extremo emplumado de un dardo. El joven DeVir contempl el objeto envenenado, que vibraba por el impacto, y despus volvi su mirada hacia el centro de la habitacin, donde el asistente permaneca muy tranquilo.Un arma muy bonita, Sin Rostro! coment Masoj, mientras tensaba la cuerda de una pequea ballesta de mano.Obsequi a DeVir con una sonrisa prfida y coloc otro dardo.La matrona Malicia apoy las manos en los brazos de su silla y con un tremendo esfuerzo de voluntad se puso de pie.Salid del paso! les orden a sus hijas. Maya y Vierna se apartaron de inmediato del dolo araa y del beb.Mira sus ojos, madre matrona se atrevi a decir Vierna. Son muy extraos.La matrona Malicia observ al nio. Todo pareca normal, y se sinti complacida; ahora que Nalfein, el hijo mayor de la casa Do'Urden, haba muerto, este nio, Drizzt, tendra que esforzarse mucho para reemplazar al hijo perdido.Sus ojos repiti Vierna.La matrona le dirigi una mirada maligna pero se inclin sobre el nio para ver a qu vena tanto escndalo.Lila! exclam Malicia, sorprendida.Nunca haba escuchado mencionar nada parecido.No es ciego se apresur a sealar Maya, al ver la expresin de desdn en el rostro de su madre.Traed la vela orden la matrona Malicia. Veamos qu aspecto tienen estos ojos en el mundo de la luz.Maya y Vierna se dirigieron al armario sagrado, pero Briza se interpuso en su camino.Slo una gran sacerdotisa puede tocar los objetos consagrados les record en un tono cargado de amenaza.Con gesto altanero, dio media vuelta, abri el armario, y sac el cabo de una vela roja. Las sacerdotisas cerraron los ojos, y la matrona Malicia protegi el rostro del infante con una mano mientras Briza encenda la vela sagrada. La llama era muy pequea, pero para los ojos de los drows tena una potencia extraordinaria.Trela dijo Malicia en cuanto sus ojos se acomodaron a la intensidad de la luz.Briza acerc la vela al rostro de Drizzt, y Malicia apart la mano poco a poco.No llora coment Briza, asombrada al ver que el beb poda tolerar el aguijn de la luz sin problemas.Lila tambin susurr la matrona, sin prestar atencin a los comentarios de su hija. Los ojos son lila en los dos mundos.Vierna solt una exclamacin cuando mir a su hermano pequeo y sus extraos ojos lila.Es tu hermano le record la matrona Malicia, que interpret la exclamacin de Vierna como una insinuacin de lo que podra ocurrir. Cuando sea mayor y la mirada de sus ojos te atraviese, recuerda, por tu vida, que es tu hermano.Vierna le volvi la espalda, casi a punto de dar una respuesta que despus se arrepentira de haber pronunciado. Las aventuras amorosas de la matrona Malicia con casi todos los soldados varones de la casa Do'Urden y con muchos otros que la seductora matrona haba conseguido arrebatar de otras casas eran casi una leyenda en Menzoberranzan. Quin se crea que era para recomendar prudencia y una conducta ejemplar? Vierna se mordi la lengua y dese que ni Briza ni su madre hubiesen ledo sus pensamientos en aquel momento.En Menzoberranzan, pensar estas cosas acerca de una gran sacerdotisa, fuesen o no ciertas, significaba una muerte muy dolorosa. Malicia entorn los prpados, y Vierna crey que la haba descubierto.T te encargars de educarlo dijo la matrona Malicia.Maya es ms joven protest Vierna. Podra convertirme en gran sacerdotisa dentro de unos pocos aos si dispongo del tiempo suficiente para mis estudios.O quiz nunca le record Malicia, severa. Lleva al nio a la capilla. Ensale las palabras y ocpate de que aprenda todo lo que necesita para servir correctamente como prncipe de la casa Do'Urden.Yo podra ocuparme de su educacin ofreci Briza, que, en un gesto inconsciente, acerc la mano a su ltigo de serpientes. Me encanta ensear a los varones su lugar en nuestro mundo.Eres una gran sacerdotisa replic Malicia, con una mirada furiosa. Tienes otras tareas ms importantes que la de ensear a hablar a un nio. Despus volvi su atencin otra vez a Vierna. El beb es tuyo; no me decepciones! Las lecciones que impartirs a Drizzt reforzarn tus conocimientos sobre nuestros preceptos. El ejercicio de la maternidad te ayudar en tus esfuerzos por convertirte en gran sacerdotisa. Malicia hizo una pausa para que Vierna considerara el encargo desde un punto de vista ms positivo, y a continuacin volvi a utilizar un tono de amenaza. Quiz te pueda ayudar, pero ten presente que tambin puede destruirte!Vierna suspir sin dejar traslucir sus pensamientos. La tarea que la matrona Malicia haba descargado sobre sus hombros consumira todo su tiempo al menos durante diez aos, y la perspectiva de tener que pasar toda una dcada junto al nio de ojos lila no le resultaba nada grata. Sin embargo, la alternativa de enfrentarse a la clera de la matrona Malicia Do'Urden era mucho peor.No eres ms que un chico, un aprendiz tartamude Alton, tras escupir otro trozo de baba pegajosa. Qu inters tenas...?En matarlo? Masoj acab la pregunta por l. Desde luego, no para salvarte la vida, si es lo que crees. Lanz un escupitajo contra el cadver del Sin Rostro. Mrame, un prncipe de la sexta casa, convertido en sirviente de este asqueroso...Hun'ett lo interrumpi Alton. La Hun'ett es la casa sexta. El drow ms joven se llev un dedo a los labios fruncidos, y de pronto una sonrisa le ilumin el rostro, una cruel sonrisa sarcstica.Supongo que ahora somos la casa quinta coment, a la vista de que los DeVir han sido eliminados.Todava no! gru Alton.Slo de momento le asegur Masoj, con el dedo en el gatillo de la ballesta.Alton se hundi ms en la red. Morir a manos de un maestro ya era bastante malo, pero la indignidad de ser asaeteado por un chico...Quiz tendra que darte las gracias aadi Masoj. Haba planeado su muerte desde hace semanas.Por qu? le pregunt Alton a su nuevo enemigo. Te has atrevido a asesinar a un maestro de Sorcere slo porque tu familia te entreg a l como sirviente?Lo he matado porque me humillaba! grit Masoj. Durante cuatro aos he trabajado como un esclavo para l, para este montn de inmundicia. He limpiado sus botas. He preparado ungentos para la masa repugnante que tena por cara! Alguna vez fue suficiente? No para l. Volvi a escupir al cadver y prosigui con su monlogo dedicado ms a s mismo que al estudiante prisionero. Los nobles que aspiran a convertirse en magos tienen la ventaja de poder pasar una temporada como aprendices antes de alcanzar la edad necesaria para el ingreso en Sorcere.Desde luego intervino Alton. Yo mismo fui aprendiz con...Tena la intencin de no dejarme ingresar en Sorcere! exclam Masoj, sin hacer caso de Alton. Pretenda forzarme a entrar en Melee-Magthere, la escuela de los guerreros! Dentro de dos semanas cumplir veinticinco aos.Masoj hizo una pausa, como si de pronto hubiese recordado que haba alguien ms en la habitacin.No tena ms opcin que matarlo aadi, esta vez dirigindose a Alton. Entonces apareciste t y no pude dejar pasar la oportunidad. Un estudiante y un maestro que se matan el uno al otro en una pelea... No es la primera vez que sucede. Quin podra preguntar nada? Por lo tanto, pienso que debo darte las gracias, Alton DeVir de Ninguna Casa Digna de Mencin... Masoj le dedic un remedo de reverencia, antes de que te mate, quiero decir.Espera! grit Alton. Qu esperas conseguir con mi muerte?Una coartada.Pero si ya tienes una coartada! Y entre los dos podemos mejorarla propuso DeVir.Explcate dijo Masoj, que, en realidad, no tena ninguna prisa.El Sin Rostro haba sido un gran hechicero, por lo que la red mgica tardara mucho en desaparecer.Sultame rog Alton, ansioso.Es que de verdad eres tan estpido como deca el Sin Rostro? Alton acept el insulto sin protestar; despus de todo, el muchacho tena la ballesta.Sultame para que pueda asumir la identidad del Sin Rostro explic. La muerte de un maestro despertara sospechas, pero si no hay ningn maestro muerto...Y qu hacemos con ste? pregunt Masoj, que acompa sus palabras con un puntapi al cadver.Qumalo respondi Alton, entusiasmado con su plan. Deja que Alton DeVir se convierta en el maestro. La casa DeVir ya no existe. No habr preguntas, ni represalias.Masoj mostr una expresin escptica.El Sin Rostro era prcticamente un ermitao agreg Alton. Y yo estoy muy cerca de la graduacin. No hay ninguna duda de que puedo asumir perfectamente las sencillas tareas de la enseanza bsica despus de treinta aos de estudios.Y yo qu gano?Alton lo mir perplejo, como si la respuesta fuese la cosa ms obvia del mundo.Un maestro de Sorcere que ser tu mentor respondi. Alguien que te ayudar en los aos de estudio.Y alguien que podr deshacerse de un testigo cuando le convenga opin Masoj con astucia.Si lo hago, cul sera mi beneficio? replic Alton. Provocar la ira de la casa Hun'ett, quinta de la ciudad, y sin una familia que me respalde? No, joven Masoj. No soy tan estpido como crea el Sin Rostro.Masoj se golpete los dientes con una de sus largas y afiladas uas mientras consideraba las posibilidades. Un aliado entre los maestros de Sorcere? Pareca algo muy prometedor.De pronto Masoj tuvo otra idea. Abri el armario que haba junto a Alton y comenz a rebuscar en su interior. DeVir torci el gesto cuando escuch el estrpito de los recipientes de vidrio y cermica al romperse, y pens en los componentes, quiz pcimas acabadas, que se podan perder por culpa del descuido del aprendiz. Tal vez el Sin Rostro no iba desencaminado al juzgar que Melee-Magthere era el destino ms adecuado para su sirviente.Al cabo de unos minutos, el joven drow complet su bsqueda, y Alton record que no estaba en situacin de criticar a nadie.Esto es mo afirm Masoj, que mostr a DeVir un pequeo objeto negro: una figurilla de nice que reproduca con mucho detalle el cuerpo de una pantera. Es un regalo de un ser de los planos inferiores en agradecimiento por un favor que le hice.Ayudaste a una de aquellas criaturas?Alton no pudo evitar la pregunta, porque le resultaba difcil aceptar que un vulgar aprendiz tuviese los recursos necesarios siquiera para sobrevivir a un encuentro con un enemigo tan poderoso e imprevisible.El Sin Rostro Masoj descarg otro puntapi contra el cadver se qued con el mrito y la estatuilla, pero son mos! Todo lo dems que hay aqu ser tuyo, desde luego. S para qu sirven la mayora de los duomers y te ensear qu es cada cosa.Entusiasmado por la perspectiva de que acabara por salir bien librado del terrible aprieto, Alton no hizo mucho caso de la estatuilla. Slo le interesaba verse libre cuanto antes de la telaraa para poder averiguar la verdad acerca del destino de su casa. Entonces Masoj, siempre tan desconcertante, le dio la espalda dispuesto a salir del cuarto.Adonde vas? inquiri Alton.A buscar el cido.cido?Alton disimul su pnico, aunque tena la terrible sensacin de saber cules eran las intenciones de Masoj.Sin duda pretendes que la suplantacin parezca real respondi Masoj, muy tranquilo. De no ser as, no servira de nada. Tenemos que aprovechar la red mientras aguante. Te mantendr sujeto.No! exclam Alton, que se contuvo al ver que Masoj se volva y lo miraba con una sonrisa malvada.Reconozco que puede resultar un poco doloroso y que tal vez sea buscar ms problemas de los necesarios coment Masoj. No tienes familia y no encontrars aliados en Sorcere, porque el Sin Rostro era despreciado por todos los dems maestros. El aprendiz levant la ballesta y apunt a la cabeza de Alton, entre las cejas. Quiz prefieras morir.Trae el cido! grit Alton.Para qu? brome Masoj, moviendo el arma. Por qu te interesa tanto vivir, Alton DeVir de Ninguna Casa Digna de Mencin?Para vengarme contest Alton, con tanto odio que Masoj se asust. Todava no lo sabes... aunque lo aprenders con el tiempo, mi joven estudiante... pero no hay nada que d ms sentido a la vida que el deseo de venganza.Masoj baj la ballesta y contempl al drow prisionero con respeto. Sin embargo, el aprendiz Hun'ett no pudo valorar la sinceridad de las palabras de Alton, hasta que el elfo repiti su pedido, esta vez con una sonrisa.Trae el cido dijo Alton DeVir.

4La casa primeraCuatro ciclos de Narbondel cuatro das ms tarde, un resplandeciente disco azul flot por encima del sendero de piedra flanqueado por setas gigantes hasta llegar al portal cubierto con araas cinceladas de la casa Do'Urden. Desde las ventanas de las dos torres exteriores y el patio, los centinelas observaron el objeto que flotaba a un metro del suelo. La familia de la casa fue informada inmediatamente de la presencia del disco.Qu puede ser? le pregunt Briza a Zaknafein cuando ella, el maestro de armas, Dinin y Maya se reunieron en el balcn del nivel superior.Tal vez un mensajero propuso Zak. Tenemos que averiguar qu es.Zak salt la balaustrada y levit hasta el patio. Briza le hizo una seal a Maya, y la hija menor de los Do'Urden sigui a Zak.Lleva el sello de la casa Baenre grit Zak en cuanto estuvo un poco ms cerca del objeto.Con la ayuda de la muchacha abri el portn, y el disco se desliz al interior, sin hacer ningn movimiento hostil.Baenre repiti Briza por encima del hombro, en direccin al pasillo de la casa donde esperaban la matrona Malicia y Rizzen.Al parecer os llaman a una audiencia, madre matrona dijo Dinin, inquieto.Estarn enterados de nuestro ataque? pregunt Briza en el cdigo mudo.Todos los miembros de la casa Do'Urden, nobles y plebeyos, compartieron aquella desagradable posibilidad. Haban pasado unos pocos das desde la destruccin de la casa DeVir, y recibir ahora una llamada de la primera madre matrona de Menzoberranzan no poda considerarse una vulgar coincidencia.Todas las casas lo saben replic Malicia en voz alta, que juzg innecesaria la precaucin del silencio dentro de su propia residencia. Es que las pruebas en contra nuestra son tan abundantes que el co