Vía crucis tradicional · La dolorosa pasión de Jesús y su ... Esta es precisamente la razón...

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EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU Vía crucis tradicional Matilde Eugenia Pérez Tamayo

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EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU

Vía crucis tradicional

Matilde Eugenia Pérez Tamayo

PRESENTACIÓN

La dolorosa pasión de Jesús y suignominiosa muerte en la cruz, sonacontecimientos que impactaronprofundamente a sus seguidores en aqueltiempo, y que, sin duda, continúangolpeando con toda su fuerza a loscristianos de hoy. Esta es precisamente larazón por la cual, el Vía Crucis, oraciónque tiene sus orígenes en la Edad Media,sigue vigente para nosotros, tantos siglosdespués.

Orar el Vía Crucis es hacernoscontemporáneos de Jesús, para vivir conél, a su lado, haciéndole compañía, lashoras culminantes de su vida en elmundo, y ser testigos de primera manode su amor hasta el extremo.

El Vía Crucis orado y meditado condevoción, nos ayuda a comprender lagrandeza y profundidad del amor deJesús por su Padre – nuestro Padre – y suentrega generosa y humilde a su Voluntadde salvación; su plena y amorosaidentificación con nuestra humanidaddébil y limitada; su compasión absolutapor todos y cada uno de nosotros, sushermanos; y la inigualable fuerza de sucompromiso vital, al cual todos nosotrosestamos unidos.

PRIMERA ESTACIÓN:

JESÚS ES CONDENADO A MUERTE

Las cosas se resolvieron como lo habíanprevisto los enemigos de Jesús: Pilato no

resistió la presión de los jefes de los judíosy el pueblo por ellos enardecido, y decidióentregárselos para que lo crucificarancomo querían.

Jesús enfrenta la condena de Pilato enabsoluto silencio; no tiene nada que decirporque ya lo ha dicho todo; sólo calla,cree, ama y espera. Su silencio es unsilencio de fe; ha puesto su vida en lasmanos del Padre y tiene la plena certezade que el Padre es capaz de sacar bienesde los males. Por eso le pide desde elfondo de su corazón que le dé fuerzaspara resistir lo que venga, con amor y conesperanza.

ORACIÓN:

Acompañándote en un momento tanimportante de tu vida, queremos pedirte,Jesús, que nos ayudes a no juzgar ni

condenar a nadie, con nuestras palabras ocon nuestras actitudes.

Sabemos que nuestra única tarea es amar yservir a todas las personas que se cruzanen nuestro camino; sólo así podremoshacer realidad en el mundo, tu Reino deamor y de justicia, de verdad, de libertad yde paz. Amén.

SEGUNDA ESTACIÓN:

JESÚS CARGA CON LA CRUZ

Jesús fue condenado a muerteinjustamente. Se le negaron todos susderechos y se le sometió a la pena máshumillante de su tiempo: la muerte de

cruz. Sus enemigos y sus jueces no leahorraron ni siquiera el suplicio de cargarla cruz en la que debía ser clavado, hastael lugar señalado para ejecutarlo.

Jesús recibió la cruz con amor, se abrazóa ella y se dispuso a emprender el caminodel Calvario, recordando las palabras quehabía dicho a sus discípulos y a todos losque lo escuchaban:

“Si alguno quiere venir en pos de mí,niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día,y sígame. Porque quien quiera salvar suvida, la perderá; pero quien pierda su vidapor mí, la salvará” (Lucas 9, 23-24). El peso de la cruz de Jesús es el peso denuestros pecados, y muy particularmenteel peso de nuestras injusticias. Jesúspadece y muere en cada hombre y encada mujer que sufren desprecio,

abandono, marginación, rechazo,pobreza material y pobreza espiritual.

ORACIÓN:

Ayúdanos, Jesús, a mirar en cada hombre yen cada mujer, un hijo de Dios, y unhermano nuestro.

Ayúdanos a darle a cada uno el lugar quese merece por su dignidad personal.

Que nuestro corazón no se endurezca anteel sufrimiento de quienes nos rodean.

Que sepamos compartir lo que somos y loque tenemos, en bien de todos,especialmente de los más solos ydesamparados. Amén.

TERCERA ESTACIÓN:

JESÚS CAE POR PRIMERA VEZBAJO EL PESO DE LA CRUZ

El peso de la cruz es excesivo para alguienque ha sido sometido a los escarnios y

fatigas que ha tenido que soportar Jesús,desde la noche anterior. Jesús avanza conpasos vacilantes y no puede evitar sucaída; una caída que abre nuevas heridasen su cuerpo maltratado.

En la cruz Jesús carga nuestros pecados;los pecados de toda la humanidad. Sonnuestros pecados la causa de estaprimera caída y lo serán también de todoel dolor de Jesús en estas horas amargasde su pasión y de su muerte.

El pecado que destruye, el pecado quemata, el pecado que divide, el pecado quees la negación de la bondad absoluta einfinita de Dios, que nos creó buenos ypara el bien, porque nos amainfinitamente, y que también sabeperdonarnos cuando se lo pedimos confe.

ORACIÓN:

Señor Jesús, te pedimos con corazónsincero, que nos ayudes a recuperar elsentido de pecado que hemos perdido, ymuy especialmente, el sentido de nuestrospropios pecados.

Queremos tomar conciencia de todosnuestros actos, queremos reconocer conhumildad el mal que hacemos, paracorregir nuestra conducta, para empezar avivir de otra manera, para transformar elmundo comenzando desde nosotrosmismos.

Queremos caminar por el camino que túnos señalas; el camino del bien, de laverdad, del amor, de la justicia, de la paz.Amén.

CUARTA ESTACIÓN: JESÚS SE ENCUENTRA

CON SU SANTÍSIMA MADRE

María vivía pendiente de Jesús. Era su

madre y quería estar enterada de todo loque hacía y de lo que le sucedía. Así sonlas buenas mamás. Por eso no es deextrañar que aquella mañana María estéen el camino del Calvario, y que intenteacercarse a Jesús para mostrarle una vezmás su amor incondicional.

El dolor de Jesús es, sin duda, el dolor deMaría; su humillación, la humillación deMaría; su entrega, la entrega de María.Ella no entiende lo que pasa ni por quépasa, pero cree, tiene la absoluta certeza,de que Jesús es inocente de aquello de loque se le acusa y de cualquier otra cosa.

Una y otra vez, María repite en su corazónadolorido, la respuesta que dio al ángel eldía de la encarnación:

“He aquí la esclava del Señor; hágase en mísegún tu palabra” (Lucas 1, 38).

No entiende lo que está sucediendo, perodesea creer con todo su corazón.

María representa a todas las madres denuestro tiempo que tienen que ver elsufrimiento de sus hijos, víctimas delhambre, de la violencia, de la injusticia. Atodas las madres del mundo que padecenen carne propia el sufrimiento de sus hijosque no son atendidos en su enfermedadpor falta de recursos; de aquellos que notienen futuro porque no pueden educarseadecuadamente; de aquellos que sonvíctimas de cualquier clase de abuso oexplotación.

ORACIÓN:

Virgen María, madre de Jesús y madrenuestra; modelo de mujer, de creyente yde madre.

Necesitamos que todas las madres yesposas del mundo se parezcan a ti.

Que sean amorosas y tiernas como tú; quesean fieles y veraces como tú; que seangenerosas y sencillas como tú; quebusquen siempre y en todo el bien de susesposos y de sus hijos como lo hiciste tú.

Aleja de ellas todo egoísmo, toda dureza,toda superficialidad.

Aleja de ellas el rencor, el orgullo, lavanidad.

Dales un corazón sensible, capaz de amarcon amor verdadero y profundo, como elamor misericordioso de Dios, a todosaquellos que se les han confiado. Amén.

QUINTA ESTACIÓN:

EL CIRENEO AYUDA A JESÚSA LLEVAR LA CRUZ

Aunque el camino desde el palacio dePilato hasta el Calvario, no es muy largo,

los soldados romanos, viendo la debilidadde Jesús, buscan quien pueda ayudarle allevar la cruz, y eligen a Simón de Cirene,un hombre que trabaja en el campo y esfuerte, para que lo haga.

No estaba previsto. Es apenas unacasualidad que Simón pase por allí y sea elescogido para ayudar a Jesús en estemomento crucial de su vida. Unacasualidad que lo hizo famoso para lahistoria, sin haberlo buscado. Es muyprobable que Simón no conociera a Jesús,pero desde este momento quedóirremediablemente unido al Señor por unvínculo irrompible, el del servicio.

Simón de Cirene nos enseña laimportancia de estar atentos a lasnecesidades de las personas que secruzan en nuestro camino, para ayudarlesen lo que esté a nuestro alcance. En ellos

ayudamos a Jesús que ha queridonecesitar de nosotros, de nuestras manosy de nuestro corazón, de todo nuestroser, para amar y bendecir a cada uno delos seres humanos. Recordemos suspalabras:

"Cuanto hicieron a uno de estos hermanosmíos más pequeños, a mi me lo hicieron"(Mateo 25, 40)

ORACIÓN:

En este tiempo en el que el bienestar y lacomodidad son tan importantes, y nos hanhecho olvidar el valor del sacrificio por losdemás, queremos pedirte Jesús, que nosayudes a convertirnos de corazón a tuMandamiento del amor y del servicio.

Ayúdanos a cambiar nuestro corazónendurecido, por un corazón compasivo y

misericordioso como el corazón mismo deDios.

Ayúdanos a dejar a un lado y para siempreel egoísmo que nos enceguece, y dar paso ala generosidad que es luz y vida para todos.Amén.

SEXTA ESTACIÓN:

LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRODE JESÚS

Una mujer, valiente y decidida, a quien latradición ha llamado Verónica, conmovidapor el sufrimiento de Jesús, sale de entre

la multitud y se acerca a él para limpiar surostro ensangrentado, y tal vez también,para decirle algunas palabras de aliento.

Podría parecer que su acción y suspalabras tienen poca importancia frente ala magnitud del dolor de Jesús, pero larealidad es que su gesto de compasiónfue bálsamo sanador para sus heridas.

Nuestro mundo está lleno de personasque, como Jesús, tienen un rostrodesfigurado, imposible de reconocer. Sonhombres y mujeres a quienes elsufrimiento ha marcado para siempre.Hombres y mujeres que necesitan quealguien les diga que, a pesar de lascircunstancias de su vida y precisamentepor ellas, son valiosos para Dios.

Nuestro mundo está lleno de hombres ymujeres que buscan, tal vez sin

esperanza, una mano amiga que les sirvade apoyo para seguir adelante, y nosotrospodemos ser para ellos, lo que Verónicafue para Jesús, en el momento crucial desu vida en el mundo . Sólo hace faltatener ojos para verlos y oídos paraescuchar sus lamentos.

ORACIÓN:

Señor Jesús, te pedimos con humildad, quenos ayudes a dar el paso que tenemos quedar, para que nuestro amor por ti no sequede en palabras, sino que se haga actosde amor y de servicio a nuestros hermanosmás necesitados.

Ayúdanos Jesús, a dejar de lado todosnuestros prejuicios, a derrotar todosnuestros miedos, y a vencer todosnuestros escrúpulos, para que en tunombre nos hagamos servidores de

quienes necesitan nuestra compasión ynuestro apoyo.

Haznos sensibles frente a todos lossufrimientos humanos, sean cuales sean yprovengan de donde provengan.

Que con nuestro amor y nuestras acciones,el mundo se convierta poco a poco, en unlugar mejor para todos. Amén.

SÉPTIMA ESTACIÓN:

JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ

Una nueva caída y con ella nuevos doloresy sufrimientos. El cuerpo de Jesús estáherido gravemente; herido con heridasabiertas y sangrantes, por las que se le

escapa poco a poco la vida. Su cuerpofísico, y su cuerpo espiritual que somosnosotros, los que creemos en él ydecimos seguirle.

En Jesús y con él, está herido el serhumano como tal, está herida la familia,célula de la sociedad, y está herida lasociedad entera. ¿Culpables? Todos, sinexcepción. ¿Perjudicados? También todos.

El ser humano está herido, la familia estáherida, la Iglesia está herida, la sociedadentera está herida.

Heridos por el odio y el rencor, por lainjusticia y la violencia, por el desamor y ladesesperanza; heridos por el miedo y porla cobardía, por la falta de fe, por elegoísmo y la vanagloria; por la mentira,por la irresponsabilidad, por elconsumismo desbordado, por la pereza,

por la impureza...

Necesitamos urgentemente alguien quenos ayude; alguien que haga desaparecernuestros dolores y cure todas nuestrasenfermedades. Porque con ellos, estavida que llevamos se hace cada día másdifícil. Y nos sentimos incapaces de seguirviviendo.

ORACIÓN:

Postrados delante de ti, te suplicamos,Señor Jesús, por los dolores de tu pasión,que nos ayudes a recuperar el camino quehemos perdido, el camino que eres Túmismo.

Así lo dijiste: “Yo soy el Camino, la Verdad yla Vida” (Juan 14, 6), y así lo creemos.

Tú eres el Camino que nos lleva al Padre; Tú

eres el Camino que nos enseña la Verdadcompleta; Tú eres el Camino que nosconduce por la vida y hacia la Vida.

Tú, Jesús, eres nuestra luz y nuestraesperanza.

Tú y sólo Tú, das sentido a todo lo quesomos, a todo lo que hacemos, a lo queanhelamos y buscamos.

Sin Ti todo está vacío y es oscuridad.Amén.

OCTAVA ESTACIÓN:

JESÚS CONSUELA A LAS HIJAS DE JERUSALÉN

Por todo el mundo se escucha el llanto delas mujeres; el llanto de las esposas, de las

madres, las hermanas, las amigas ycompañeras; el llanto de las abuelas, delas jóvenes y las niñas. Es un llanto dedolor, de impotencia; un llanto quemuestra, muy claramente, todos sussufrimientos; su situación dediscriminación, de pobreza, de abandono,de soledad; la violencia a la que se vensometidas por diferentes causas, el miedoque las acosa, la debilidad que las haceesconderse, el desprecio que las juzga ylas somete, el maltrato que las haceperder su autoestima.

Son cientos, miles, millones, en todos lospaíses del mundo, en todas las épocas dela historia, pero de una manera especialahora, en nuestro tiempo.

Cientos, miles, millones de mujeres quelloran porque son abandonadas, porqueno tienen el modo de dar a sus niños lo

que necesitan para su adecuadocrecimiento y desarrollo; porque notienen educación para cumplir su misiónde maestras y guías; porque no soncorrespondidas en su amor; porque sonmaltratadas de palabra y de obra.

Cientos, miles, millones de mujeresincomprendidas, irrespetadas,marginadas, reducidas, utilizadas comomercancía, abusadas sexualmente,esclavizadas.

A todas ellas, a su dolor y a su llanto, seune Jesús, con su propio sufrimiento. Conellas sufre y con ellas llora; con ellas ama ycon ellas espera el día en que todo seamejor para todas.

ORACIÓN:

Buen Jesús, ayúdanos a tomar concienciadel dolor de todas las mujeres del mundo.

Enséñanos a compartir su sufrimiento, aenjugar sus lágrimas, a acompañarlas en susoledad, a satisfacer sus necesidades másimportantes, y a amarlas como deben seramadas, en recuerdo y honor de María, tuMadre y nuestra madre.

Y a ellas, Jesús, ayúdales a entender suvalor, a sobreponerse a su situación, y aempeñarse con todas sus fuerzas ensuperar el papel de víctimas y saliradelante, plenamente convencidas de suscapacidades y de su igualdad esencial conel hombre. Amén.

NOVENA ESTACIÓN:

JESÚS CAE POR TERCERA VEZ

La debilidad y el dolor físico y espiritual deJesús son extremos, y lo hacen caer denuevo bajo el peso de la cruz, que reúneen sí misma todas las miserias humanas,particularmente aquellas que son fruto de

nuestras injusticias: las injusticiaspersonales de cada uno, las injusticiassociales de cada país o región, y lainjusticia general del mundo.

El mundo está dolorosamente divididoentre la opulencia y la miseria extremas.Algunos que lo tienen todo y aún lessobra, y muchos más – la gran mayoría -que carecen hasta de lo más necesariopara llevar una vida digna.

Jesús, que en su encarnación se hizosolidario con nosotros, y muyparticularmente con los más débiles,continúa padeciendo hoy, los horriblesdolores de su pasión, en cada hombre yen cada mujer que no tienen lo necesariopara vivir y desarrollarse con dignidad.

Pero mientras esto sucede, muchos denosotros que nos declaramos cristianos,

seguimos siendo ciegos y sordos alclamor de los que sufren. Encerrados ennuestro egoísmo no reconocemos nienfrentamos las injusticias quecontinuamente cometemos.

ORACIÓN:

Señor Jesús, contemplando tu dolor físicoy espiritual, queremos pedirte de todocorazón, que nos ayudes a tomarconciencia de nuestras fallas en esteaspecto de la justicia social.

Danos un corazón de carne como el tuyo,para compadecernos de quienes padecennecesidades.

Ayúdanos a dejar de lado nuestro egoísmoy nuestra comodidad.

Fortalece nuestro espíritu para quesepamos vivir la solidaridad, de modo queno esté lejos el día en que podamosalabarte y bendecirte todos juntos, comoverdaderos hermanos. Amén.

DÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

La crucifixión se realizaba en totaldesnudez, lo cual añadía un nuevo

sufrimiento a quienes eran castigados conella. Sin duda ninguna, esta circunstanciasignificó para Jesús un nuevo dolor; sudignidad y su pudor fueron ofendidos sinninguna consideración.

Vivimos en una sociedad en la que elcuerpo humano se vende y se compracomo cualquier mercancía.

Olvidando su dignidad esencial, por sertemplo del Espíritu de Dios, se atropellade mil maneras distintas, todas graves ydañinas.

Se le somete a dietas estrictas y adelicadas cirugías, para “hacerlo bello”,poniendo en peligro su salud; se ledesnuda ante cámaras y espectadores yse trata como mero objeto de placersexual; se le emplea como señuelo seguroen el “arte” de vender toda clase de

cosas, necesarias y superfluas; se lesomete a malos tratos, a oprobios detoda clase.

Tenemos que recuperar la dignidad delser humano integral, es una necesidadurgente.

Tenemos que recuperar la dignidad delcuerpo, que nos permite el contacto conel mundo maravilloso en el que vivimos,porque ella es parte de la dignidad del serhumano.

ORACIÓN:

Amadísimo Jesús. Hoy más que nuncaqueremos pedirte que nos ayudes a valorarde un modo especial la pureza y la dignidadde nuestro cuerpo.

Purifica con tu presencia nuestroscorazones, para que renazca en ellos elamor verdadero, el que procede del Padre,el que tú mismo nos enseñaste; porquesólo es posible amar de verdad si tenemosun corazón purificado, limpio de todaimpureza, y de toda inclinación malsana.Amén.

UNDÉCIMA ESTACIÓN:

JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ

Repasando los Evangelios, nosencontramos a cada paso, con las manosde Jesús que acarician, que sanan, quebendicen, y con sus pies que lo llevan por

todos las ciudades y pueblos de su país,en busca de los pobres, los enfermos, lasmujeres, los niños y los pecadores quenecesitan recibir sus expresiones decariño y escuchar sus palabras de amor yde consuelo. Ahora, esas manos y esospies son clavados en la cruz sin ningunaconsideración.

En las manos y en los pies de Jesús,heridos y clavados, está la fuerza de suamor generoso por cada uno de loshombres y mujeres del mundo.

En las manos y en los pies de Jesús,heridos y clavados, está la fuerza de lamisericordia de Dios que busca salvar almundo de sus pecados.

En las manos y en los pies de Jesús,heridos y clavados, está toda su vidaentregada solo por amor.

Las manos y los pies de Jesús siguensiendo heridas y clavadas, en las manos ylos pies de todos los hombres y mujeresdel mundo, que, a lo largo de los tiemposhan entregado su vida por laproclamación del Evangelio, y muyespecialmente en quienes actualmentesufren persecución, a causa de su fe.

ORACIÓN:

Señor Jesús, te agradecemos de todocorazón, tu amor que nos salva y nos da lavida.

Definitivamente tú nunca nos defraudas ypodemos contar contigo plenamente.Ayúdanos, Señor, a corresponderfielmente a ese amor que nos das,amándote también con todo el corazón, yllevando tu verdad a nuestros hermanosque la necesitan. Amén.

DUODÉCIMA ESTACIÓN:

JESÚS MUERE EN LA CRUZ

Los enemigos de Jesús queríandeshacerse de él, y por eso lo condenarona muerte. Sin embargo, y muy a su pesarencontraron, que aún habiendo muerto,

Jesús seguía vivo en los corazones dequienes lo habían amado y escuchado.

Nuestro mundo ha intentado muchasveces, a lo largo de la historia, dar muertea Dios, pero no lo ha logrado. Dios siguevivo, más vivo que nunca, en muchoscorazones y en muchas mentes, porque Élmismo es la Vida.

La muerte de Jesús es nuestra Vida. De lacruz de Jesús nace la Vida, la verdadera, laúnica, la Vida eterna que todosanhelamos y buscamos.

Tenemos que morir, eso lo sabemos; lamuerte llegará el día que menos loesperemos, pero por la muerte de Jesús,esa muerte nuestra no será más que unpaso a una nueva Vida, la Vida enplenitud. Esta es nuestra fe; esta esnuestra esperanza.

ORACIÓN:

Jesús crucificado, Dios de la Vida,enséñanos a vivir como tú para morirtambién como tú.

Vivir en el amor, amando, y morir en elamor y con amor.

El amor es la luz de la vida y de la muerte. El amor es la vida de la vida. El amor da sentido a todo.

Seguimos escuchando tu grito de amor ynos sentimos maravillados con tu don, eldon de tu ser y de tu vida. No hay paranosotros, nada que lo pueda igualar.

Ayúdanos para que nuestro amor y nuestravida, sean también, don para nuestroshermanos. Amén.

DÉCIMOTERCERA ESTACIÓN:

JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ Y COLOCADO

EN LOS BRAZOS DE SU MADRE

El cuerpo herido y desangrado de Jesúses bajado de la cruz, y colocado en losbrazos amorosos de María, que lo mira ylo abraza con sus ojos llenos de lágrimas,y su corazón roto de dolor.

Esta imagen de la madre y el hijo,representada por cientos de artistas, esprofundamente conmovedora y generaen nuestro interior, una hondacompasión.

Hemos dado muerte a Jesús y el dolor decada una de las múltiples heridasinfringidas por sus verdugos, a lo largo dela pasión, lacera el corazón de la Madre.

Profundamente adolorida, pero dueña desí por su fe y su amor a Dios, María abrazael cuerpo inerte de su Hijo, y en él nosabraza a cada uno de nosotros; nos

abraza y nos ama con su amor dulce ygeneroso.

María no entiende la muerte de su Hijo,pero cree, ama, y espera. En medio de sudolor infinito, hay una luz de esperanza.Dios sabe sacar bienes hasta de losmayores males. Sin lugar a dudas, de estegran sufrimiento tiene que salir algo muybueno para todos, incluso para Jesús.

Sólo hay que saber esperar con pacienciay plena confianza. ORACIÓN:

Santa María del Calvario, queremosacompañarte en tu dolor que es el nuestro.

Creemos en Dios, confiamos en Él, peronecesitamos que tú nos ayudes a creer

cada día con una fe más fuerte y unaesperanza más segura.

Alcánzanos de Dios esta gracia quenecesitamos para vivir nuestroseguimiento de Jesús, que es tan difícil eneste tiempo.

Nos encomendamos a tu protección y a tusocorro. Amén.

DÉCIMACUARTA ESTACIÓN:

JESÚS ES SEPULTADO

El dolor de este día es un dolor grande yprofundo. Jesús ya no está con nosotros

en la tierra de los vivos. Ahora estamossolos, tristes, desamparados…

Sólo nos queda el recuerdo de losmomentos vividos con él; el recuerdo desus palabras de amor, de sus gestos decompasión, de su bondad infinita…

¡Pero no!... Si creemos de verdad,también nos queda la fe… Y la fe, cuandoes verdadera, es capaz de movermontañas y superar los más grandesobstáculos.

La fe, cuando es verdadera, nos garantizaque Dios es quien tiene siempre la últimapalabra, y Dios puede hacer cosasmaravillosas, insospechadas…

Con Dios a nuestro lado lo podemos todo,sin Él no podemos nada, no somos nada.

ORACIÓN:

Padre de bondad, te pedimos conhumildad, desde lo más profundo denuestro corazón, que nos regales el don dela fe, que sólo Tú puedes dar.

Queremos creer con el corazón y con lavida.

Queremos creer con una fe firme y segura,decidida y valiente.

Queremos creer por encima de todasnuestras debilidades y limitaciones.

Creer en Ti, en tu bondad y en tu amor. Creer para darle sentido a nuestra vida.

Bendícenos con tu gracia.

Ilumínanos con tu amor sin límites, comoiluminaste a Jesús, tu Hijo muy amado, aquien reconocemos como nuestro Señor ynuestro Salvador, y de quien queremos serdiscípulos y misioneros. Amén.