Versos y relatos

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De Cristian Ferdinand

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Versos yrelatos

Cristian Ferdinand

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VERSOS Y RELATOS

CRISTIAN FERDINAND

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No imprimas este libro si no es necesario, cuidemos el medioambiente.

Primera edición: de abril de Última edición: de abril de © , Cristian Ferdinand

Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos de la ley y bajolos apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o par-cial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electró-nico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otraforma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de lostitulares del copyright.

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Gracias a todos los lectores que me apoyaronmientras escribía todo esto, y sobretodo a mi musa.

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Prefacio

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Parte I

Versos

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Algo fugazSoy un poeta en desuso,un poeta inútil,un poeta inservible,un poeta vago.

Soy un poeta que no escribe,un ruiseñor que no canta,un sol que no ilumina,un mar que no huele a mar.

No soy un poeta,soy un suspiro,soy un pensamiento,soy algo que

seva.

Soy un poeta en desuso,un poeta inútil,un poeta inservible,un poeta vac o.

Quise serQuise ser dueño de tus deseos,amo de tus sueños,propietario de tus esperanzas,y patrón de tus anhelos.

Quise ser señor de tus alegrías,cacique de tus llantos,hacendado de tu cuerpoy terrateniente de tus pensamientos.

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Quise ser todoy no era nada.Quise ser todo y olvidéque ser libre era lo único que te quedaba.

Lo solía llamar amorY la perdí.La perdí por mi torpeza,por mi desorden y mi testarudez,por mis ganas de quererlamás de lo que el tiempo me dejó.La amé tanto que me dolió,me dolió en el alma cada segundo sin ella,me dolió tanto en el almaque no podré volver a amar.No podré amar sino querer a pedazos,pedazos rotosde lo que un día fue un sentimiento.Y es que no hay mujerque ni en mis días ni los suyossea capaz de repararlo que un día fue un sentimiento.

Qué o quiénQuién soy yo en esta noche oscura,quién soy yo si no tú,quién soy yo si no nosotros,qué soy yo si no locura.

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Olor a deseoMis sábanas huelen a deseo,a tu deseo, a tu risa,a tu llanto, a tus sueños,a tus esperanzas.

A tu pelo, a tus manos,a tus caricias y a tus besos.A la brisa de lo que no pudo sery se resistía queriendo ser.

O quizás sólo soy yo echándote de menos….

Voy a tumbarme un ratoA medida que han pasado los añoshe echado de menos muchas cosas.Más de las que hubiera querido.Salir al parque a jugar,que las peleas se solucionaran con un apretón de manos…Muchas cosas.

Pero hay una que destaca: el paso del tiempo.Cuando eres pequeño nunca te sobra ni te falta el tiempo,simplemente lo disfrutas y aprovechas.Cuando eres mayor siempre tienes problemas.A veces te aburres demasiadoy otras te falta tiempo para todo.

Unas veces te preocupas porque no haces naday otras te preocupas porque apenas tienes tiempo.Hace unos años nunca me faltó ni me sobró tiempo,el tiempo iba justo.

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Hecho de menos estirarme en la cama y no hacer nada.No pensar, no preocuparme… Simplemente nada.A veces me tumbo en la cama intentando recordar aquellos momen-

tos,pero ya no es lo mismo.

Siempre sientes que estás perdiendo el tiempo,cuando nunca hubiera imaginado que lo consideraría como algo

bueno.

Y dicho esto….Voy a tumbarme un rato.

CaligramaElla.

Ella.Ella.

Ella.Ella.

Se fue.

Érase un astronautaCuando eres pequeño lo normal es soñarcon que algún día serás astronauta,un cantante o el mejor futbolista del mundo.A medida que vas creciendolo normal es que tus expectativas se reduzcan,ese astronauta pasa a ser un aficionado,ese cantante pasa a ser alguien que canta en su tiempo librey ese futbolista pasa a ser alguien que juega los fines de semana.

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Poco a poco lo normal es que tus sueños se empequeñezcan,tanto que no tengan nada que ver con lo que querías ser.Entonces lo realmente normal es acabar siendo el típico adulto abu-

rridocuyo objetivo se basa en conseguir un trabajo aburridopara mantener una vida más que aburrida…Pero la verdad es que yo nunca fui normal.

Otra vez de la mañana,despertador,luz,agua,café,trabajo,comer,más café,más trabajo,comer,cama.Otra vez.

CortaNo sabemos dónde vamos, ni de dónde venimos,sólo sabemos que la esperanza que teníamos la hemos perdido.Buscando sentido a nuestro sinsentidoy pensando que lo más importante ya lo hemos vivido.

Pasan los años y yo sigo sin saber que hago aquí,sentado y sin saber que hacer esperando al fin;busco una razón que me permita seguir,

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pero dándome cuenta que ya no tengo nada que decir.

He visto como lo bueno siempre se convierte en drogay como lo malo siempre te destrozapor dentro, hasta que te hace explotary que el camino esta libre pero no puedes tirar más.

Muero y uelvo a nacer a cada día que pasa,a veces siento los días como dagas que se clavan,a veces pienso que ya lo tengo todopero después de despertar sigo sin tener nada..

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Parte II

Relatos

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¿Qué es la poesía?¿Qué es la poesía? ¿Rimas? ¿Versos? ¿Cualquier texto escrito? ¿Qué es el

arte? ¿Es la belleza misma o la manera en la cuál se intenta plasmar esa belleza?Hay diversas definiciones de la poesía que podría decir que son mis favoritas. Laprimera es del gran Lorca:

“La poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso quepudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio.”

Porque al fin y al cabo, en su definición más simple, ¿qué es la poesía si no unaunión de palabras?. Palabras que por su propio significado son incapaces de con-tar, de explicar, de sentir, pero que misteriosamente al unirse forman una melo-día, una armonía. Por otro lado, Octavio Paz define así:

“La poesía es conocimiento, salvación, poder y abandono. Opera-ción capaz de cambiar al mundo, la actividad poética es revolucio-naria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberacióninterior”

Es difícil estar en contra de la idea. La poesía supone un cambio con lo corriente,es una revolución, un intento de cambiar el mundo y, a su vez, de cambiarse auno mismo. El poeta busca la belleza en el mundo y lo grita a los cuatro vientos,liberándose a si mismo de su carga interior.

“Un poema es una entidad vital mucho más organizada que un serorgánico en la naturaleza. Si a un poema se le mutila un verso, unapalabra, una letra, un signo ortográfico, muere.” Cesar Vallejo

Más en profundidad, la poesía no es simplemente un conjunto de palabras conun significado aparente. Es un ser tan sumamente complejo y tan personal que esimposible recrear el mismo sentimiento, exactamente el mismo mensaje, cam-biando una mera palabra o signo de una obra. A menudo se hace difícil escribircuando uno sabe que hay mil maneras de expresar lo mismo, pero sólo hay unasola de expresar lo que verdaderamente se siente.

Yendo a un aspecto algo más formal fuera del ámbito literario está la defini-ción de referencia:

“Manifestación de la belleza o del sentimiento estético por mediode la palabra, en verso o en prosa.” Real Academia Española

En general, no existe una única definición que describa exactamente un poema.Simplemente no existe. La poesía la hace uno. Si te sientes triste la poesía es unanoche oscura. Si te sientes feliz la poesía es cada amanecer. Si te sientes solo lapoesía es una mujer de negro. Cuando estás enamorado la poesía se convierte en

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una mujer de blanco. La poesía es lo que se siente, sea lo que sea y en la formaque sea.

La poesía no son rimas, ni versos, ni prosa. La poesía no es el orden, lacolocación, la estructura, el sistema, la jerarquía, ni el método. La poesía reflejala persona y tan bonito puede ser el más musical soneto como la más caótica delas lecturas. Tan bonito puede ser un lenguaje sofisticado digno de la mas altajerarquía de la edad media como el lenguaje más vulgar que exista. La poesía espersonal e intransferible, la poesía es lo que empieza en un sentimiento y acabaen un papel sin la más mínima alteración.

Historia de una tarde de veranoParte I

Era una de aquellas tarde de verano donde el mundo parece que se hayaparado. Soleada y esa brisa que te acaricia la cara como si se tratara del amor detu vida. Todo el mundo parecía feliz y en ese momento era como si no importaraa qué lugar del mundo fueras porque todo estaba en paz.

Llevábamos meses esperando ese concierto. Íbamos los dos con un ansiaque no teníamos desde que nos conocimos y nos volvíamos locos cada vez quellegaba el día de vernos. Quizá ese era el problema por el que no podría decir quelo nuestro estaba muriendo pues aún conservábamos la pasión, ya que nunca sehabía llegado a ir, pero podría decir que algo había cambiado. Si me preguntasesqué era no te lo sabría decir pues nos amábamos con locura, aún disfrutábamosestando juntos y eramos relativamente felices. Aún así, eventualmente sentía unvacío dentro de mí que creía haber llenado con ella desde que la conocí pero quepor alguna extraña razón seguía igual de vacío. A su vez podía sentir que algodentro de sus pensamientos tampoco iba como tenía que ir. Los días de veranoseguían pasando, los dos sabíamos que en septiembre todo cambiaría. Ella teníaque irse del país por sus estudios y yome temía que no iba a tener casi tiempo paraella. El lobo que acechaba al que le habíamos puesto «tiempo» como nombre nospisaba los talones, pero a nosotros eso de vivir como si no hubiera un mañana,no voy a mentir, se nos daba bastante bien.

Eran algo así como las ocho de la tarde. El sol había hecho un amago deesconderse pero todavía quedaban unas cuantas horas de luz. A María Laura lesentaba fantástica esa luz. Sus ojos azules parecían brillar más de la cuenta cuantomenos luz había en el ambiente y casualmente mis amigos me querían convencerde que sus ojos, a su vez, también brillaban más cuando ella estaba conmigo. Elsitio se empezó a llenar de gente. Era como un mar rompiendo en una playa.Gente, gente y más gente. Cada uno con su propia historia. A veces nos reíamos

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juntos sobre eso; ves a la gente pasar y parece que no sea más que un mar deseres caminando uno al lado del otro, pero si te paras a pensar cada uno tienesu historia, su vida, sus maravillas y sus penas, en un espacio tan pequeño comoel que puede llegar a ocupar a una persona se encuentran miles de historias quedudosamente alguien tendría tiempo para leer en una vida completa.

En esto que yo estaba distraído con el mar de pensamientos que recorrían micabeza vi queMaría Laura empezó a hablar con un grupo de chicos que había porallí. Sinceramente no conocía a ninguno de ellos. No estoy seguro de si mi deberera saber quienes eran o no y si debería estar interesado, pero decidí esperar a queacabara su conversación. Les interrumpí por un mero segundo preguntándole aella si le apetecía alguna bebida, a lo que asintió y me besó. Uno de esos besosque no dicen «te quiero con pasión» pero que son como una dulce melodía quedice «no tardes, quiero estar junto a ti».

Dirigiéndome hacia la barra que había allí montada empecé a pensar no másque en el tiempo que iba a tardar para conseguir una estúpida bebida y el dañoque le haría a mi bolsillo. Olvidé preguntarle qué quería para beber. Recurrí ala táctica de siempre, cogí sus dos bebidas favoritas y yo me tomaría la que aella no le apeteciera, la verdad es que nunca fallaba. Treinta minutos. Sí, treintaminutos, no estoy exagerando. Treinta minutos de mi vida que había perdidosólo para saciar mi sed durante… ¿unos veinte?

Vuelvo al pequeño grupo que se había formado alrededor de ella, pues to-dos los chicos que había tenían pinta no más que de moscardones revoloteandoalrededor de una chica guapa. Hubiera saltado en medio y les hubiera dicho atodos «fuera de aquí, es mía». A veces me impresiono a mí mismo con las ideasque se me ocurren, la verdad… Vuelvo al grupo, que se había desvanecido, noquedaba ni ella ni sus amigos. Miro hacia todas las direcciones que me sé y noconsigo encontrarla. Ya me lo estaba imaginando, me iba a pasar todo el con-cierto solo pues la cantidad de gente había aumentado e iba a ser tarea imposibleencontrarla. También mi móvil estaba sin batería, la suerte estaba de mi parte.En medio del desconcierto me encuentro a Armando preguntándome qué ha-cía yo solo en medio del concierto con una bebida en cada mano. Yo que estababastante perdido le pregunté si por casualidad había visto a María Laura, a loque me contestó que la había visto salir del local al parecer con cierta prisa hacíaunos diez minutos, básicamente mientras yo me peleaba a codazos con el gentíode la barra para intentar conseguir un par de bebidas.

Nunca te enamores de un ángelEsta es la historia de una chica preciosa que conocí hace no mucho en una

ciudad perdida de Europa. La chica era hermosa, cuerpo de modelo, cara de

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ángel. Su sonrisa era terrible, terrible en el buen sentido, iluminaba la mañana acualquiera que la viera. Más aún si veías sus preciosos ojos, eran como las puertasdel cielo. Aún con su apariencia de niña inocente la chica parecía una mujerfuerte. Suficientemente fuerte para lidiar con todos los problemas del mundoella sola y más. Pero eso solo era una máscara. Tenía miedo de sufrir, es más,el sufrimiento le aterrorizaba. Era sensible y preciosa, pero todos los problemasse los guardaba para ella, para que nadie se enterara, no quería compartirlos connadie.

Tuvimos una relación preciosa, pero como con todas, hubieron roces. Ellasufría con cada uno de los choques de nuestras dos almas perdidas. Yo, que soyun negado para el amor, cometí errores. Mientras tanto ella sufría, en silencio,pero sufría más que nada en este mundo. Pero todos tenemos un límite. Llego asufrir tanto en silencio que todo el amor que tenía hacia mí se convirtió en odio.Un odio impresionante pues reflejaba que yo tenía en mis manos el poder dehacerla sufrir. Sabía que me necesitaba y a nadie le agrada la sensación de estarfuera de control, pero a ella menos. Así que se alejo de mí. Se alejó hasta que noquedaba nada de lo que un día fue de nuestro amor. Los dos sufrimos, sufrimosprobablemente más de lo que nunca habíamos sufrido.

¿Que si le guardo rencor? Nunca. Aún la quiero como el primer día en quela besé y sostuve su cara entre mis manos como si fuera de porcelana. Ella eraun ángel al que éste mundo le quedaba un poco grande, y yo solo fui un mortalcuyo destino no era amar a criaturas del cielo.

La princesa que no necesitaba príncipesVivir sin ella era estar atrapado en un mundo de conversaciones estúpidas,

sin sentido; estar rodeado de estupidez y de gente que si en ese momento des-apareciera no me inmutaría ni lo más mínimo. Pero ella era diferente, ella noparecía ser de este mundo. Si te parabas a mirar podías ver a todos corriendo enun misma dirección, al unísono, en un planeta lleno de monotonía, pero ella no,ella era diferente, caminaba a contracorriente con una serenidad que asustaba,que haría a cualquier hombre caer rendido a sus pies. Cualquier hombre hubieraquerido ser el príncipe que mantuviera a salvo a aquella hermosa princesa, peroella no necesitaba príncipes, ella era una mujer independiente que sabía perfecta-mente lo que quería y cómo cuidar de ella misma. Ella no necesitaba de cuentosde hadas con un final feliz, ella hacía de cada día el último día del resto de suvida. Y era aquella tremenda y hermosa chispa que salía de sus ojos cada mañanalo que hacía que, aunque nos acabáramos de conocer, sabía que no iba a olvidarlaen lo que me quedaba de vida.

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Sin rumbo- Cuánto tiempo...- Y que lo digas... ¿Qué tal todo?- Bueno, tirando...- ¿Tirando para bien o para mal?- No te sabría decir, la verdad.- Explíquese usted.*- ¿A veces no te parece que caminas sin rumbo?- ¿Sería muy incómodo que te pidiera otra explicación?(Sonríen)- En absoluto. No sé, tengo la sensación de que no se dónde voy. De hecho,

tengo la sensación de que nunca he sabido hacia donde voy.- Mmm.. ¿y qué te hace sentir que tienes que ir hacia algún sitio?- Se supone que si caminas es para ir a algún lado, ¿qué sentido tiene sino?- No siempre hace falta... ¿Qué tal si pruebas a darte un paseo?- Oye... ¿estamos hablando de lo mismo?- ¿Tú que crees?- ¿Y qué? ¿Qué hago? ¿Ir por la vida sin metas? ¿Sin ambiciones?- A veces nos pasamos más tiempo buscando metas y ambiciones que in-

tentándolas. Las cosas simplemente pasan, me extraña que a estas alturas no tehayas dado cuenta de que no hay que buscar metas, no hay que buscar el amor,no hay que buscar la felicidad... Estas cosas vienen cuando menos te lo esperas.

- Eso es lo que se dice siempre. No me jodas, sabes que las cosas no vienena ti por arte de magia.

- No es arte de magia, las cosas pasan por azar, es inútil luchar contra el azar.- ¿Qué quieres decir, que no podemos hacer nada, que todo es aleatorio, ¿o

qué?- Hombre no, tampoco hace falta ir a tal extremo, pero sí que no vale la pena

preocuparse tanto por el futuro cuando no deja de ser algo incierto.- No sé, quizás tengas razón.- Piénsalo, junta todas las horas que te has pasado pensando en lo mal que

te va todo e imagina que te hubieras ido a dar un paseo.- Me conocería la ciudad entera.- ¿Y no es bonito conocer lugares nuevos?

Sin darme cuentaAyer tuve un pequeño incidente en la estación, estuve media hora esperando

sentando a que llegara el tren que tenía que coger cuando, al cabo del rato, veo

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que sale un tren detrás mío. Al leer el letrero que había en el andén, junto a lavía, me dí cuenta de que aquél tren iba hacia el mismo sitio donde quería ir. Puesbien, esa es mi vida, siempre sentado esperando a que lo que yo estaba buscandollegase, sin darme cuenta de lo que tenía delante. Hasta que en un momentodado, cuando ves que aquello se va, te empiezas a dar cuenta de que realmenteera lo que querías y de que ya no volverá. Ahora sólo queda esperar al siguientetren…

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Notas

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Cristian Ferdinand

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Índice general

Prefacio 5

I Versos 7Algo fugaz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Quise ser . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Lo solía llamar amor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Qué o quién . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Olor a deseo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Voy a tumbarme un rato . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Caligrama . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Érase un astronauta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Otra vez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Corta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

II Relatos 17¿Qué es la poesía? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Historia de una tarde de verano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Parte I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Nunca te enamores de un ángel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La princesa que no necesitaba príncipes . . . . . . . . . . . . . . . Sin rumbo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Sin darme cuenta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Notas 25

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