Vasili Grossman · 2017. 3. 13. · 1 “Durante mil años, Rusia había sido el país de la...

14
0 Vasili Grossman Vida y destino Brenda Pérez Zapater 2º doble grado 06/03/2014 Literatura y análisis de texto

Transcript of Vasili Grossman · 2017. 3. 13. · 1 “Durante mil años, Rusia había sido el país de la...

Page 1: Vasili Grossman · 2017. 3. 13. · 1 “Durante mil años, Rusia había sido el país de la autocracia y el despotismo ilimitado, el país de los zares y sus favoritos. Pero en esos

0

Vasili Grossman

Vida y destino

Brenda Pérez Zapater

2º doble grado

06/03/2014

Literatura y análisis de texto

Page 2: Vasili Grossman · 2017. 3. 13. · 1 “Durante mil años, Rusia había sido el país de la autocracia y el despotismo ilimitado, el país de los zares y sus favoritos. Pero en esos

1

“Durante mil años, Rusia había sido el país de la autocracia y el despotismo ilimitado, el

país de los zares y sus favoritos. Pero en esos mil años de historia rusa nunca había

existido un poder comparable al de Stalin” (Grossman, 1959: 978). Tras la muerte de

Lenin en 1924, comenzará una lucha constante entre Stalin y Trotski por hacerse con el

poder que desembocará en nueva etapa en la construcción del Estado soviético en

manos de Stalin. Implanta una auténtica dictadura personal y su objetivo se centra en la

construcción del socialismo en un solo país. Construyó un Estado basado en unos

principios, que en ocasiones se asumían como algo procedente de un Dios: “Parecía

aceptar la ira del Estado como se acepta la ira de la naturaleza o de Dios” (Grossman,

1959: 343). Grossman destaca a lo largo de su novela una de las purgas que más

muertes produjo: la Gran Purga de 1937. “Fue en la Noche de los cuchillos largos donde

Stalin encontró la idea para las grandes purgas del Partido en 1937” (Grossman, 1959:

511). “Nada había cambiado en su actitud hacia las personas caídas en desgracia en

1937” (Grossman, 1959, 1044). “Nada devolvería la vida a las víctimas de la

colectivización o a los fusilados en 1937” (Grossman, 1959: 1044). “Le relató que en

1937 ejecutaban cada noche a cientos de sentenciados <<sin derecho a

correspondencia>>, que cada noche las chimeneas del crematorio de Moscú humeaban

y los Komsomoles, movilizados para ayudar con las ejecuciones y el transporte de

cadáveres, acababan volviéndose locos” (Grossman, 1959: 1070).

En 1929, Grossman acabó los estudios de Química en la universidad de Moscú, aunque

sin mucho entusiasmo. Un ejemplo de ello será cuando en 1935 la abandona por

completo para dedicarse a algo que le gustaba más: escribir. En 1937 es admitido en la

Unión de Escritores Soviéticos y, como la mayoría de jóvenes, presenta una devoción

hacia el nuevo poder de Stalin. Se declara marxista, aunque su carácter humanista le

lleva a ser considerado por sus amigos como un menchevique. Cree en la Rusia

soviética y era un escritor soviético más; pero, con el paso del tiempo, con la batalla de

Stalingrado y el final de la Segunda Guerra Mundial, Grossman abandona esa fe que

tanto tenía en el Estado soviético y se convierte en uno de los mejores periodistas

militares. Muchos críticos como Tzvetan Todorov, citado por Robert Chandler en

librosparaentenderelmundo.blogspot.com, divide la vida de Grossman en dos:

“Grossman es el único ejemplo [...] de un escritor soviético establecido que cambió de

parecer completamente. El esclavo que llevaba dentro murió, y surgió un hombre libre”.

Teniendo en cuenta que Grossman procedía de padres judíos, una de las causas de ese

Page 3: Vasili Grossman · 2017. 3. 13. · 1 “Durante mil años, Rusia había sido el país de la autocracia y el despotismo ilimitado, el país de los zares y sus favoritos. Pero en esos

2

cambio podemos encontrarlas a partir del Holocausto judío, no solo llevado a cabo por

los nazis, sino también por el propio Stalin. “La primera mitad del siglo XX entrará en

la historia de la humanidad como la época del exterminio total de enormes extractos de

la población judía, un exterminio basado en teorías sociales o raciales. Hoy en día se

guarda silencio sobre ello con una discreción comprensible” (Grossman, 1959: 261).

Grossman fue uno de los primeros que comunicó al mundo las atrocidades de los

campos de exterminio nazi, además sus testimonios fueron considerados como prueba

para los juicios de Núrenberg.

La novela Vida y destino relata la batalla de Stalingrado (1942-1943), el enfrentamiento

bélico de dos estados totalitarios: el Ejército Rojo de Stalin y el nazismo de Adolf

Hitler. Cuenta también la vida de sus gentes, de soldados y generales, de las mujeres

tanto rusas como alemanas, de familias, de prisioneros políticos durante la guerra; cómo

esa gente sencilla, normal y corriente se enfrenta a las dificultades que trae consigo el

conflicto bélico, al dolor y el sufrimiento ante los horrores del enfrentamiento.

Grossman también fue una de esas personas que experimentó la dureza de la guerra. No

por medio de armas y tanques, pero sí en primera línea. Trabajaba como corresponsal de

guerra para el periódico del ejército soviético: Estrella Roja, cubrió todas las batallas

desde la defensa de Moscú hasta la caída de Berlín, lo que le convirtió en un valeroso

cronista de guerra. Grossman quiso contar esa realidad a través de la novela, una novela

basada en un hecho de la historia: la batalla de Stalingrado. La historia la cuentan los

vencidos y Grossman no quiso que fuera así. Basado en sus testimonios, experiencias y

vivencias, hizo algo que no se hacía en ese momento: hacer literatura que no ensalzara

los regímenes totalitarios ni su poder. Se establecía una relación recíproca entre el

Estado y el escritor, mientras el primero le otorgaba el privilegio de ser escritor y gozar

de una buena vida, el escritor debía hacer literatura que agradara al régimen, es decir,

que fuera un vehículo para ensalzar el poder y la figura de quien lo ocupara. Durante la

época de los totalitarismos se manifestó la literatura de exaltación nacional, por lo que

se produce cierto retorno al romanticismo.

Grossman fue más allá, hizo una novela de denuncia a la realidad que le rodeaba. La

terminó en 1960, sin embargo, no se publicó hasta 1980, pero no en Rusia, sino en

Occidente. Rusia estaba todavía inmersa en uno de los regímenes más autoritarios

caracterizados por la fuerte censura y el control de toda información. Por ello,

Grossman cayó en el ostracismo: pasó a ser una persona incómoda para las instituciones

Page 4: Vasili Grossman · 2017. 3. 13. · 1 “Durante mil años, Rusia había sido el país de la autocracia y el despotismo ilimitado, el país de los zares y sus favoritos. Pero en esos

3

y por lo cual se le podía excluir de la comunidad. Su novela y todos y cada uno de los

ejemplares o copias que tenía fueron confiscados por el régimen de Jrushov. Eso

demuestra que Vida y destino recoge algo que el Estado no quería que saliese a la luz,

una verdad que querían mantener oculta. Aunque Vasili Grossman no llegara a ver su

obra publicada a causa de un cáncer que acabó con su vida, Vida y destino logró ver la

luz. Millones de personas pudieron leer, entender y saber una parte de la historia

soviética, un punto de inflexión en el mundo y la humanidad con la rendición del

ejército nazi en la batalla de Stalingrado el 2 de febrero de 1943, la victoria de los

aliados en la Segunda Guerra Mundial: “Aquella noche, en la orilla izquierda del Volga,

la gente vio cómo el cielo de Stalingrado se iluminaba con bengalas de diferentes

colores. El ejército alemán se había rendido” (Grossman, 1959: 1008). La novela

testimonial de Grossman deja en tela de juicio que, a pesar del triunfo del Ejército Rojo,

el comunismo no es el héroe de esa batalla, porque las muertes que se ha llevado por

delante con ese falso socialismo son incluso mayores que las que se llevó la guerra: “Te

tendrán aquí, sin dejarte dormir durante tres días, y después comenzarán a pegarte. Nada

de esto se parece mucho al socialismo, ¿no? (Grossman, 1959: 993).

En ese momento, el realismo socialista se impone a la literatura soviética. Grossman

escribe una novela realista en tercera persona, algo que se diferencia de un texto del

romanticismo donde prevalece la primera persona y el autor habla desde un yo y donde

pone de manifiesto sus sentimiento y sus pasiones. En el caso del realismo como es la

novela Vida y destino, el autor, en este caso Grossman, siempre partirá del concepto de

verdad o, más bien del de verosimilitud, es decir, que aunque no esté basado en una

realidad, nosotros pensemos que es verdad, creamos que es verdad. Y eso es lo que hace

Grossman, superpone una serie de historias particulares que no se basan en algo real,

pero sí son historias que pudieron darse durante la batalla de Stalingrado. Una novela

realista, por tanto, se opone totalmente a los principios que caracterizan las novelas de

ficción, ya que estas no son más que interpretaciones diferentes sobre las cosas.

Basándonos en la teoría del simulacro de Baudrillard, una novela de ficción englobaría

un simulacro de la realidad, una especie de imitación en la cual domina una mera

apariencia de verdad, pero solo apariencia porque no deja de ser imitación.

A pesar de ser, como hemos dicho, una novela realista, hay algo que comparte con los

principios del romanticismo: la exaltación del espíritu nacional. Grossman con Vida y

destino está haciendo literatura nacional en donde se aprecia un sentimiento de patria,

Page 5: Vasili Grossman · 2017. 3. 13. · 1 “Durante mil años, Rusia había sido el país de la autocracia y el despotismo ilimitado, el país de los zares y sus favoritos. Pero en esos

4

de nación, un sentimiento hacia su país y la guerra. “La conciencia nacional es una

fuerza potente y maravillosa en tiempos de adversidad. Es maravillosa no porque sea

nacional, sino porque es humana; es la manifestación de la dignidad del hombre, de su

amor por la libertad, de su fe en el bien” (Grossman, 1959: 847).

En la novela de Vida y destino vamos a encontrar una gran hipertextualidad, se va a

recurrir constantemente a diferentes obras o autores rusos como Dostoievski: “E incluso

un genio como Dostoievski vio un judío usurero allí donde debería haber visto los ojos

despiadados del contratista, el fabricante y el esclavista ruso” (Grossman, 1959: 616);

Tolstói: “¡Tolstói dudaba de su inmenso trabajo como escritor!” (Grossman, 1959: 595)

y a su novela Guerra y paz, la cual comparte cierto parecido con Vida y destino y la cual

podría servir de influencia para Grossman. También nombra a Chéjov, Pasternak,

Bulgákov, Solyenitzin,Turguéniev, Chíchikov, Gógol o Sholojov. Hace alusión al padre

del romanticismo alemán, Goethe, en varias ocasiones: “Lamento mucho que no nos

hayamos conocido en nuestra época de estudiantes –dijo Liss-; en nuestros años de

aprendizaje, como dijo Goethe” (Grossman, 1959: 612). Y también hace mención del

movimiento pionero del romanticismo: el Sturm und Drang: “¡Enemigo! Qué palabra

tan clara y sencilla. Volvió a pensar en Chernetsov, en su miserable destino durante esa

época de Sturm und Drang” (Grossman, 1959, 499).

En 1929 se desata una gran crisis económica mundial a partir de un acontecimiento: el

crack del 29, conocido como la “Gran Depresión”. Sus repercusiones a nivel global

harán del siglo XX uno de los más recordados en la historia: crisis económica, política,

de valores… Trajo consigo un pensamiento y un escepticismo hacia las democracias

modernas porque la gente ponía en duda que estas pudieran resolver sus problemas. El

resultado fue una radicalización de posturas que provocó que la confianza de los

ciudadanos se depositara en regímenes autoritarios. Entra así la etapa de los estados

totalitarios en el mundo como, por ejemplo, la Alemania nazi de Adolf Hitler o la Rusia

estalinista, que son los dos estados totalitarios en los que se va a centrar la novela.

Con Vida y destino, Grossman hace ver que el fascismo alemán hizo cosas terribles,

pero el régimen soviético no se quedó muy atrás. Tanto unos como otros privaron al

hombre de algo que le pertenece: la libertad. “El hombre no renuncia a la libertad por

propia voluntad” (Grossman, 1959: 264). El fascismo hace que los hombres dejen de ser

hombres. “Cuando el fascismo vence, el hombre deja de existir, quedan solo criaturas

Page 6: Vasili Grossman · 2017. 3. 13. · 1 “Durante mil años, Rusia había sido el país de la autocracia y el despotismo ilimitado, el país de los zares y sus favoritos. Pero en esos

5

antropoides que han sufrido una transformación interna” (Grossman, 1959: 111). Eso es

lo que ocurrió con la población cuando ambos regímenes ocupaban el poder. Y, “bajo el

fascismo, al hombre que desea seguir siendo hombre se le presenta una opción más fácil

que la de conservar la vida: la muerte” (Grossman, 1959: 682). Anulaba a los seres

humanos de sus derechos básicos, de actuar de forma libre y de obligarles a pensar en

torno a una ideología fijada por el Estado. Si te salías de esas reglas, tu vida que, aunque

ya no se podía considerar como tal, vería su fin. Te acusarían de estar en contra de los

principios del Partido, del sentimiento nacional; y acabarían por acabar contigo, por

acabar con un obstáculo para seguir imponiendo sus ideales sin importar lo que es justo

e injusto, moral o inmoral. Cabe destacar la diferencia que Grossman hace entre vida y

existencia cuando habla de Sofia Ósipovna: “Su vida se había acabado, interrumpido,

pero la existencia seguía, se prolongaba. Y aunque aquella existencia era miserable, el

pensamiento de una muerte cercana le colmaba el corazón de terror” (Grossman, 1959:

242).

La ambición por el poder, el egoísmo de ser más y mejor que nadie llevará a una cosa:

el sufrimiento de los de abajo. Con el fascismo toda la libertad del individuo queda

completamente anulada. Y en muchas ocasiones cuando se te acaba la libertad como

individuo se te acaba la vida. “Creo que la vida puede definirse como libertad. La vida

es libertad. El principio fundamental de la vida es la libertad. Ahí está la barrera, en el

límite entre libertad y esclavitud, entre materia inerte y vida” (Grossman, 1959: 878).

Durante la batalla de Stalingrado y en general durante la Segunda Guerra Mundial, la

población carecía de un derecho fundamental que le pertenece, estaban obligados a

actuar porque sí de una determinada manera, que era la que dictaba el régimen. Las

conversaciones de la gente estaban siempre condicionadas por lo que se puede decir y

por lo que no. Si alguna vez salía a relucir algún tema del que no se podía hablar,

rápidamente se intentaba cambiar de tema como si nada hubiera pasado. A lo largo de la

novela lo vemos en diferentes ejemplos, uno de ellos las conversaciones que tenía

Shtrum en Kazán en cada de Sokolov con Madiárov y Karímov. “¡Cuánta mediocridad

hay por todas partes! Cuántas personas tienen miedo de defender su derecho a ser

honestas, cuántas se dan por vencidas, cuánto conformismo, cuántos actos mezquinos”

(Grossman, 1959: 1045).

Grossman a lo largo de su obra deja claro lo duro que es vivir sin libertad: “¡La vida sin

libertad! Era una enfermedad. Perder la libertad es como perder la salud” (Grossman,

Page 7: Vasili Grossman · 2017. 3. 13. · 1 “Durante mil años, Rusia había sido el país de la autocracia y el despotismo ilimitado, el país de los zares y sus favoritos. Pero en esos

6

1959: 800). La población que no se veía afectada porque todavía no se les había quitado

esa libertad actuaba sin pensar siquiera en la gente a la que sí. Pero cuando se

encuentran en la misma piel comienzan a replantearse algunas cosas. Eso es lo que le

pasa a Krímov en Vida y destino, empieza a pensar y a tener dudas sobre Stalin, sobre

ese derecho que tenía de privar así a la gente de la libertad, a torturarles y a fusilarles; a

encarcelar a todo el que le venía en gana: mencheviques, socialistas, revolucionarios,

miembros de la guardia blanca, jefes kulaks, bolcheviques leninistas, “enemigos del

pueblo”… Te hace pensar en su sufrimiento, en la vida que les espera y piensas en sus

madres, en sus mujeres, en sus hijos; porque no solo sufre el que sufre físicamente, sino

también aquellos que están a tu alrededor.

Grossman no solo hace mención de la libertad de las personas, alude también a la

libertad de prensa, a la libertad de obtener información al margen del Estado: “¿Os

imagináis un periódico así? ¡Un periódico que ofrece información!” (Grossman, 1959:

348). Se plantea el poder abrir un periódico y encontrarte información de todo tipo, pero

que sea verdad, de las cosas buenas y también las malas, “en pocas palabras, os enteráis

de todo lo que pasa en el país” (Grossman, 1959: 348). Durante el auge de las

dictaduras totalitarias la censura era una de los rasgos de estos regímenes, suprimían

todo aquello que no les interesaba o que pudiese dañar la imagen del poder. La prensa

era utilizada como un medio propagandístico del régimen.

Sin embargo, Grossman hace mención de que por mucho que la libertad pueda ser

arrebatada o aplastada nunca será aniquilada porque la aspiración innata del hombre a la

libertad es invencible. “Había sido reprimido, pero existía. El hombre condenado a la

esclavitud se convierte en esclavo por necesidad, pero no por naturaleza” (Grossman,

1959: 264).

Pero Grossman, como ya hemos dicho anteriormente, no solo critica el fascismo

alemán. Critica también su propio régimen soviético. En ambos casos la diferencia de

principios es nula. Tanto el nazismo de Hitler como el bolchevismo de Stalin comparten

muchas más cosas de las que se cree. Y Grossman consigue transmitir esa esencia de

similitudes que ambos comparten, una esencia que tanto si ganan unos u otros

continuarán “desarrollando bajo otra forma, pero conservando la misma esencia”

(Grossman, 1959: 504). Se podría decir que existe al menos una diferencia: los nazis

basaron su totalitarismo en la idea nacional, y los comunistas en el concepto de clase.

Page 8: Vasili Grossman · 2017. 3. 13. · 1 “Durante mil años, Rusia había sido el país de la autocracia y el despotismo ilimitado, el país de los zares y sus favoritos. Pero en esos

7

Pero Grossman nos muestra que el internacionalismo de los comunistas degenera en un

nacionalismo estatal que ya no se diferencia de la ideología nazi. Hay un momento

donde Liss, un representante de la SD en un campo de concentración alemán, le dice a

uno de los fundadores del Partido bolchevique, Mijaíl Sídorovich Mostovskói: “Cuando

nos miramos el uno al otro, no solo vemos un rostro que odiamos, contemplamos un

espejo. Esa es la tragedia de nuestra época. ¿Acaso no se reconocen a ustedes mismos,

su voluntad, en nosotros? ¿Acaso para ustedes el mundo no es su voluntad?”

(Grossman, 1959: 501-502). La conversación continúa y el parecido entre el fascismo

alemán y el comunismo de Stalin va aumentando. Ambos comparten el Estado del

Partido: “Su Estado-Partido, exactamente del mismo modo que el nuestro, establece un

plan, un programa, y se apodera de la producción (Grossman, 1959: 509); la defensa del

nacionalismo como “el alma” de su época y “la fuerza más poderosa del siglo XX”

(Grossman, 1959: 510). Comparten una realidad que les odia: la democracia; ambos

quieren imponer sus ideales y principios en la sociedad, desarrollaron el terror como

instrumento para mantener su poder. Tanto el nazismo como el estalinismo estaban

basados en los principios teóricos de autores como Marx, Hegel, Bujarin, Krupp,

Stinnes o Maxwell. Los dos intentan acabar con la individualidad a favor de una

colectividad. Algo que podría remontarnos a uno de los principios románticos: el

concepto de nación por encima del resto. Para construir esa fuerza totalitaria, se crea un

enemigo con el objetivo de mantener al pueblo unido. Un enemigo común genera un

sentimiento común. “¡Lo principal es movilizar la furia de las masas contra los

enemigos!” (Grossman, 1959: 290). Es necesario crear un sentimiento de odio y

repugnancia. “Fue precisamente en una atmósfera de odio y repulsión como se preparó

y se llevó a cabo la aniquilación de los judíos ucranianos y bielorrusos” (Grossman,

1959: 260). Y eso es algo que ambos regímenes desarrollaron. “Para construir el

socialismo en un solo país era necesario privar a los campesinos del derecho a sembrar

y vender libremente, y Stalin no vaciló: liquidó a millones de campesinos. Nuestro

Hitler advirtió que al movimiento nacionalsocialista alemán le estorbaba un enemigo, el

judaísmo, y decidió liquidar a millones de judíos”. Y en ambos casos, todo aquel que

era enemigo era tratado como ganado, “ganado que mandaran al matadero” (Grossman,

1959: 104). El odio, por tanto, que ambos suscitaban hacia el otro era por verse a ellos

mismos en los otros.

Page 9: Vasili Grossman · 2017. 3. 13. · 1 “Durante mil años, Rusia había sido el país de la autocracia y el despotismo ilimitado, el país de los zares y sus favoritos. Pero en esos

8

Los campos de exterminio, que en ocasiones se comparan con los campos de la muerte:

“Noche y día los convoyes avanzaban en dirección a los campos de concentración, a los

campos de la muerte” (Grossman, 1959, 15), es otra de las similitudes que encontramos

entre ambos regímenes. Se entendía como un proceso de desinfección de “los enemigos

del pueblo”, de todo aquel que estuviera en contra del régimen. En esa “campaña para el

exterminio masivo de personas” (Grossman, 1959: 260), la vida de los prisioneros era

tan sencilla como complicada. En cualquier momento la muerte podía llamar a su puerta

sin avisar, su destino podía decidirse el día menos pensado. Ellos no decidían su

destino, eran otras personas las que decían cuando mandaban “ese ganado al matadero”.

En medio del frío, del hambre, de las enfermedades aflora el sufrimiento de las

personas, el dolor profundo del alma: “¿Sabes qué? Alguien debería escribir un tratado

sobre los tipos de angustia en los campos. Una te oprime, otra te agobia, la tercera te

ahoga, no te deja respirar. Y hay una especial, una que ni te ahoga ni te oprime ni te

agobia, sino que desgarra al hombre por dentro, como un monstruo de las profundidades

del mar que de repente sale a la superficie” (Grossman, 1959: 216). Las personas de los

campos ya no tenían futuro, solo una vida pasada. En los campos la vida de los

prisioneros se igualaba, da igual quién hubieras sido en tu vida pasada, ahora ya no

importaba. Y aunque las diferencias siempre existan, como lo por ejemplo las de los

generales de rango superior frente a los soldados del último nivel. Los primeros gozan

de buenas comidas, de vodka, de buenas camas, música… mientras que los soldados

heridos están tumbados en el suelo. Hay un momento donde se dice: “Estamos en

guerra-dijo, como quien dice <<Estamos de vacaciones en un balneario>> (Grossman,

1959: 75), la muerte es igual para todos, nos iguala, tanto a ricos como a pobres: “Eran

cara y cruz, incluso en el aspecto físico: el comandante era un hombre sencillo, hijo de

campesinos, mientras que el comisario llevaba guantes y un anillo en un dedo. Ahora

yacen el uno al lado del otro” (Grossman, 1959: 45).

En tiempos de conflicto todo se justifica en nombre del bien. Grossman nos hace

reflexionar sobre qué es realmente el bien y el mal. “A menudo se dice que es un

pensamiento y, ligado a ese pensamiento, una acción que conduce al triunfo de la

humanidad, o de una familia, una nación, un Estado, una clase, una fe (Grossman, 1959:

514). ¿Pero qué es la fe, lo que uno cree y quiere hacer creer a los demás? Como se dice

en Vida y destino: “Aquellos que luchan por su propio bien tratan de presentarlo como

el bien general” (Grossman, 1959: 514). A lo largo de la historia siempre ha habido

alguien que ha querido imponer su bien, es decir, lo que para ellos era correcto y lo

Page 10: Vasili Grossman · 2017. 3. 13. · 1 “Durante mil años, Rusia había sido el país de la autocracia y el despotismo ilimitado, el país de los zares y sus favoritos. Pero en esos

9

bueno; desde el cristianismo hasta la esclavitud de los negros, desde los conflictos

bélicos como la Batalla de Stalingrado hasta morir y matar por la religión y en nombre

de Dios, de “su” Dios. “Cada época crea un Dios a su propia semejanza” (Grossman,

1959: 1073). El mundo parece así una lucha constante de todos contra todos, de querer

imponer su bien por encima del de los demás. Aunque nadie ha dicho que para hacer el

bien hay que pasar por el mal; el fin justifica los medios Y, hoy en día, también nos

enfrentamos a alguien que quiere imponer su bien: EE.UU. Un país que actúa siempre

por la patria y en nombre de la verdad; de que su bien y sus valores son los buenos y los

que el resto del mundo debe asumir como propios. Actuar como guardianes de la

justicia y el bien cuando ni ellos mismos son justos en sus actos. Pero, además, ¿quién

es nadie para juzgar lo que es bueno y es malo? El bien reside en el interior de cada uno

de los seres humanos. “El bien no está en la naturaleza, tampoco en los sermones de los

maestros religiosos ni de los profetas, no está en las doctrinas de los grandes sociólogos

y líderes populares, no está en la ética de los filósofos. Son las personas corrientes las

que llevan en sus corazones el amor por todo cuanto vive; aman y cuidan de la vida de

modo natural y espontáneo” (Grossman, 1959: 517). El resultado de esa imposición será

la muerte de millones de inocentes que no comparten su concepto de bien y de aquellos

en nombre de ese ideal. Si hay algo que la historia ha dejado claro es que no se puede

imponer una verdad única.

“Uno de los medios de los que se sirve el fascismo para actuar sobre el hombre es la

total, o casi total, ceguera” (Grossman, 1959: 263). Ceguera ante lo que se está haciendo

en el nombre del bien, pero ¿qué hay de bien cuando la población vive sometida,

esclavizada y la muerte se convierte en algo deseable? Hombres que sufren por ser

humanos, así era la vida de los judíos: “La vida de los judíos bajo el fascismo era

horrible, y los judíos no eran ni santos ni malhechores, eran seres humanos” (Grossman,

1959: 244). El pueblo tenía miedo de una máquina de matar como era el fascismo. Una

especie de árbitro que decidía la vida o la muerte de las personas. “La experiencia había

mostrado que la mayor parte de la población, tras ser expuesta a empresas similares,

está dispuesta a obedecer hipnóticamente todas las indicaciones de las autoridades”

(Grossman, 1959: 260), aceptando de alguna forma a un régimen que hacía atrocidades.

“Hay otros seres cuya moral se ha atrofiado, seres dispuestos a consentir cualquier

crimen con tal que no se sospeche que están en desacuerdo con las autoridades”

(Grossman, 1959: 96). “En ese tiempo, una de las particularidades más sorprendentes de

la naturaleza humana que se reveló fue la sumisión” (Grossman, 1959: 261). Aceptaban

Page 11: Vasili Grossman · 2017. 3. 13. · 1 “Durante mil años, Rusia había sido el país de la autocracia y el despotismo ilimitado, el país de los zares y sus favoritos. Pero en esos

10

la vida a la que se enfrentaban, en las condiciones que tenían y eran las propias víctimas

las que regulaban la vida que habían decidido por ellos, “millones de seres humanos

vivieron en campos gigantescos, no solo construidos sino también custodiados por ellos

mismos” (Grossman, 1959: 261). El abandono de unos principios morales y éticos, más

aún, de algo propiamente humano.

Grossman no solo cree que “la sumisión de las masas es un hecho irrebatible”

(Grossman, 1959: 261), también había entre esos testigos sumisos valentía y resistencia

por parte de los condenados para salvar una vida que no tenía por qué ser la suya.

Constantemente se alude al título de la novela: Vida y destino. La población estaba

pensando a todas horas en su destino, en el futuro inmediato de su vida, en el destino de

su vida; en “la fuerza del destino, una fuerza que no conoce la indecisión” (Grossman,

1959, 398). Se planteaban qué sería de ellos, “la percepción omnipresente de un destino

despiadado” (Grossman, 1959: 332). Tanto civiles como soldados, prisioneros de los

campos de concentración alemanes, prisioneros de los campos rusos, madres, hijos,

familias enteras pasaban la vida aguardando su destino, pensando en aquellos que, como

ellos, aguardaban el mismo destino, “personas oprimidas por el mismo dolor y guiadas

por un mismo destino” (Grossman, 1959: 466). Hay un momento en la novela donde,

referido a los habitantes de los barracones de los campos, se dice: “Aquella

muchedumbre plurilingüe no se comprendía entre sí, pero todos estaban unidos por un

destino común” (Grossman, 1959: 13). Creían que estarían mejor con aquellas personas

que compartieran su situación, encontrar cobijo en aquellos que están como tú, que

pasan por lo mismo y lo sienten: “Me sentía así porque todo el mundo a mi alrededor

compartía mi destino” (Grossman, 1959: 100). De hecho, hay una parte de la obra

donde se dice: “Lo cierto es que los amigos se encuentran la mayoría de veces entre

aquellos que comparten el mismo destino, la misma profesión, los mismos objetivos,

pero concluir que es esa comunidad lo que determina la amistad sería un tanto

prematuro” (Grossman, 1959: 454). Otro ejemplo es el de Liudmila cuando va en el

barco en busca de su hijo Tolia: “Liudmila Nikoláyevna imaginó que entre gente unida

por un mismo destino, marcada por el cansancio y la desgracia, le sería más fácil

respirar” (Grossman, 1959: 168). En esos momentos, durante la batalla de Stalingrado,

“la guerra era el árbitro de todos los destinos, incluso del destino del Partido”

(Grossman, 1959: 130). “El triunfo en Stalingrado estableció el resultado de la guerra,

Page 12: Vasili Grossman · 2017. 3. 13. · 1 “Durante mil años, Rusia había sido el país de la autocracia y el despotismo ilimitado, el país de los zares y sus favoritos. Pero en esos

11

pero la tácita disputa entre el pueblo y el Estado, ambos vencedores, todavía no había

acabado. El destino del hombre, su libertad, dependía de ella” (Grossman, 1959: 837).

También habla del destino de los judíos en particular. En los campos de concentración

nazis, “las alambradas del campo, los muros de las cámaras de gas, la arcilla de un foso

antitanque unía ahora a millones de personas de edades, profesiones y lenguas

diferentes, con intereses materiales y espirituales dispares, creyentes fanáticos y

fanáticos ateos, trabajadores, parásitos, médicos y comerciantes, sabios e idiotas,

ladrones, idealistas, contempladores, buenos, santos y crápulas. Todos estaban

destinados al exterminio” (Grossman, 1959: 609). El antisemitismo se adoptó como una

ideología de Partido y del Estado, pero que “solo atestigua que en el mundo existen

idiotas, envidiosos y fracasados” (Grossman, 1959: 619) que se dejan llevar por un

régimen totalitario y ven en los judíos la causa de sus desgracias en lugar de verla en las

estructuras sociales y en el Estado. “El antisemitismo ocupa un lugar particular en la

historia de la persecución a las minorías nacionales. Es un fenómeno único porque el

destino histórico de los judíos es único” (Grossman, 1959: 617). Pero no solo existe ese

caso de persecución de la población. La historia está marcada por un continuo intento de

eliminar a un grupo de la sociedad: a los indios en la conquista de América, a los negros

tratándolos como esclavos, a los herejes durante la Inquisición, a los tutsis por los hutus

en Ruanda, a los kurdos y los armenios por los turcos… Pero en cuanto al intento de

aniquilar a los judíos no es la primera vez. Como refleja el libro: Dispara, yo ya estoy

muerto de la escritora Julia Navarro, durante la Rusia zarista ya se empezaron a

perseguir a los judíos por ser considerados por el zar como causantes de las revueltas

que surgían en contra del régimen. Eran conocidos como los pogromos y desembocaron

en la emigración de muchos judíos a Palestina, la tierra de sus ancestros, lo que a la

larga será una de las causas del conflicto palestino actual. “La nación soviética se ha

quedado sola en su lucha contra el fascismo alemán, que ha restaurado los procesos

medievales contra las brujas, los pogromos judíos, las hogueras de la Inquisición, las

mazmorras y las torturas” (Grossman, 1959: 1059).

En esos tiempos inolvidables en los que mueren personas que serán olvidadas y donde

todo está destinado por y para la guerra: “Antes de la guerra te preparan para la guerra,

durante la guerra todo es para el frente y después de la guerra nos incitarán a remediar

las consecuencias de la guerra” (Grossman, 1959: 347), hay algo que sale a relucir en

las personas: la bondad y el amor. La bondad de Sofia Ósipovna con David cuando lo

Page 13: Vasili Grossman · 2017. 3. 13. · 1 “Durante mil años, Rusia había sido el país de la autocracia y el despotismo ilimitado, el país de los zares y sus favoritos. Pero en esos

12

abraza contra su pecho en la cámara de gas y tiene el sentimiento de que es su madre; la

bondad de la una campesina ucraniana que da cobijo a un prisionero alemán

abandonado a punto de morir a causa del hambre; la bondad de la mujer que se acerca a

un soldado alemán y le dice con un trozo de pan: “Ten, come”.

Hay un momento de reflexión sobre la literatura: “Un poco como Tolstói: él dudaba, le

atormentaba la cuestión de si la literatura sirve a la gente, si los libros que se escribían

eran o no necesarios” (Grossman, 1959: 891). La literatura de Grossman nos ayuda a

entender la realidad de ese momento. Nos hace reflexionar sobre cosas la libertad de las

personas como individuos. Sin sus testimonios quizá no se sabría toda la verdad de lo

que pasó, de la realidad que “aunque esta vida era inverosímil, era la única real y todo lo

que había ocurrido con anterioridad se había vuelto irreal” (Grossman, 1959: 318).

Gracias a la valentía de Grossman, de hacer una novela en la que denunciaba aquello

con lo que no estaba de acuerdo, nos encontramos ante un Vida y destino que nos ayuda

a conocer el mundo que nos rodea, a valorar la vida y a asumir que, como personas

libres que somos, tenemos la capacidad de elegir lo que es el bien y el mal.

Page 14: Vasili Grossman · 2017. 3. 13. · 1 “Durante mil años, Rusia había sido el país de la autocracia y el despotismo ilimitado, el país de los zares y sus favoritos. Pero en esos

13

Referencias

-Grossman V. Traducción de: Rebón M. (2007) Vida y desino. Barcelona. Galaxia

Gutenberg. Círculo de Lectores.

-Margelí I., Rebón M. (2008) Sobre vida y destino. Barcelona. Galaxia Gutenberg.

Círculo de Lectores.

-Chandel R. (2010) Biografía de Vasili Grossman, por Robert Chandler. Recuperado

de: http://librosparaentenderelmundo.blogspot.com.es/2010/08/biografia-de-vassili-

grossman-por.html

-Rodrigo (2008) Vida y destino- Vasili Grossman. Recuperado de:

http://www.hislibris.com/vida-y-destino-vasili-grossman/

-Rocca Rivarola M. ¿Totalitarismo o dictadura terrorista? El nazismo y el estalinismo

en el debate desde la historiografía y la teoría política. Recuperado de:

http://webiigg.sociales.uba.ar/iigg/jovenes_investigadores/3JornadasJovenes/Templates/

Eje%20Poder%20y%20Dominacion/Rocca%20Rivarola%20-%20Poder.pdf

-Larequi E. (2007) Vida y destino. Recuperado de:

http://www.labitacoradeltigre.com/2007/12/13/vida-y-destino/

-Mayos Solsona G. (2010) Baudrillard y la sociedad simulacro. Recuperado de:

http://w2.bcn.cat/bcnmetropolis/arxiu/es/paged9fa.html?id=21&ui=363