Valeria Luiselli, Entrevista

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Valeria Luiselli: “La literatura alemana está formada de otras literaturas” Es uno de esos días en los que la nieve no perdona. Y mucho menos el frío. Son ya casi las doce del mediodía pero ni siquiera el barrio berlinés de Kreuzberg, donde siempre todo es una fiesta, hay signos de vida. Desde el ventanal de una discreta cafetería, Valeria Luiselli (Ciudad de México, 1983) deja que su mirada se pierda en el paisaje. “Nosotros también tuvimos un invierno muy blanco”, confiesa, y después pide a la camarera un poco de agua caliente sobre la que deposita una bolsita de té. Para ser sinceros, la hostilidad del clima no debe parecerle un tema ajeno, mucho menos si se consideran las terribles olas de fría que maltrataron la costa este de Estados Unidos en tiempos recientes, incluida, por supuesto, Nueva York, ciudad en la que Luiselli reside desde hace varios años. De hecho fue precisamente allí donde comenzó a escribir Los Ingrávidos (Editorial Sexto Piso, 2011), novela que el año pasado se publicó en alemán bajo el título Die Schwerelosen (Editorial Antje Kunstmann) y cuya excelente recepción tomó por sorpresa a muchas personas, entre ellos, o para empezar, a la propia escritora: “creo que después de México y los países hispanos, donde es obvio que tu libro se lea bien, Alemania es el lugar en donde mi libro ha sido mejor leído o interpretado, tanto a nivel de la crítica como de lectores”, asegura Luiselli, cuya presencia en el país germano fue requerida el verano

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Valeria Luiselli

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Valeria Luiselli:

“La literatura alemana está formada de otras literaturas”

Es uno de esos días en los que la nieve no perdona. Y mucho menos el frío.

Son ya casi las doce del mediodía pero ni siquiera el barrio berlinés de

Kreuzberg, donde siempre todo es una fiesta, hay signos de vida. Desde el

ventanal de una discreta cafetería, Valeria Luiselli (Ciudad de México, 1983)

deja que su mirada se pierda en el paisaje.

“Nosotros también tuvimos un invierno muy blanco”, confiesa, y después pide

a la camarera un poco de agua caliente sobre la que deposita una bolsita de té.

Para ser sinceros, la hostilidad del clima no debe parecerle un tema ajeno,

mucho menos si se consideran las terribles olas de fría que maltrataron la

costa este de Estados Unidos en tiempos recientes, incluida, por supuesto,

Nueva York, ciudad en la que Luiselli reside desde hace varios años.

De hecho fue precisamente allí donde comenzó a escribir Los Ingrávidos

(Editorial Sexto Piso, 2011), novela que el año pasado se publicó en alemán

bajo el título Die Schwerelosen (Editorial Antje Kunstmann) y cuya excelente

recepción tomó por sorpresa a muchas personas, entre ellos, o para empezar, a

la propia escritora: “creo que después de México y los países hispanos, donde

es obvio que tu libro se lea bien, Alemania es el lugar en donde mi libro ha

sido mejor leído o interpretado, tanto a nivel de la crítica como de lectores”,

asegura Luiselli, cuya presencia en el país germano fue requerida el verano

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pasado, luego de que el manuscrito en cuestión recibiera sendas nominaciones

a dos premios literarios importantes.

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(© Zony Maya)

De esos calurosos días no queda nada pero ciertamente, y por fortuna,

tampoco hay evento atmosférico que pueda con la programación de las

agendas culturales. Fue así que la también autora de Papeles Falsos recibió la

invitación de regresar en el presente invierno. Su itinerario incluyó la

participación en un encuentro de literatura centroamericana que tuvo lugar en

Frankfurt y la impartición de lecturas por varias ciudades alemanas.

Sin dejar de dar devotos sorbitos a su té, ni miradas intermitentes al paisaje

invernal, Luiselli nos comparte los pormenores de esta afortunada relación que

ha generado con Alemania y que inclusive podría desembocar en un plan de

estancia de mayor duración.

En Berlín, por supuesto.

Aquí la charla:

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CAI: ¿Te alegra el haber vuelto?

Valeria Luiselli: Sí, mucho. Me siento muy afortunada de que mi obra haya

sido recibida en Alemania de una manera tan satisfactoria y positiva.

CAI: Algo de lo que sinceramente no podría presumir cualquier escritor…

Valeria Luiselli: Lo sé. Es sorprendente, algo que jamás en mi vida me habría

imaginado. Los Ingrávidos fue nominada a un par de premios alemanes el año

pasado, incluyendo uno que otorga La Casa de las Culturas del Mundo en

Berlín y fue muy gratificante. Y hay que decir que ha sido a partir de ese buen

recibimiento que establecí una relación más estrecha con Alemania, lo que

también se ha traducido en más viajes.

CAI: Incluyendo el encuentro literario que hubo en Frankfurt a fines de

enero…

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Valeria Luiselli: Sí, aunque no solamente vine por ello. También vine a hacer

lecturas a Munich, Heidelberg y Berlín. También fui a Zurich, en Suiza, y

tenía planeado ir a Colonia pero ya no tuve energías para hacerlo. Fue una

especie de tour de lecturas por Alemania que me permitió recopilar

experiencias muy gratas.

CAI: ¿Cómo cuáles?

Valeria Luiselli: Como comprobar, por ejemplo, que en este país se toma muy

en serio la traducción. Aquí hay una tradición muy sólida de traductores que

empieza, supongo, con los trabajos de Friedrich Schleiermacher y con las

teorías de la traducción del siglo XIX. Y digamos que toda esta tradición ha

arraigado y al tiempo ha desembocado en que haya una serie de traductores

literarios magníficos. Incluso se otorgan premios para traductores. Además, he

constatado que las lecturas son dadas en ambos idiomas con una traducción

simultánea de un profesionalismo impresionante, dotadas de un nivel que yo

no he visto en ningún otro lado. Me parece que en Alemania la traducción es

considerada una disciplina mayor. Eso, me parece, le da mucha vida a la

literatura alemana, pues es una literatura que está formada de otras literaturas.

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CAI: En tu caso, ¿cómo se dio el acercamiento para que tu primera novela,

Los Ingrávidos, se tradujera al alemán?

Valeria Luiselli: Se dio a través de mi agente una vez que yo ya había

terminado el manuscrito en español. Ella lo leyó y lo movió donde consideró

que valía la pena. Aquí en particular encontró una muy buena casa editorial

llamada Antje Kunstmann Verlag. Es independiente pero muy sólida y nada

pequeña. Su editora y fundadora, Antje, es un titán, un personaje de la cultura

alemana muy interesante. Empezó el negocio en su departamento, el mismo en

donde vive ahora. La suya es una de las editoriales independientes alemanas

de más prestigio.

CAI: El éxito de tu libro y otros autores hispanoamericanos, ¿no delata una

curiosidad latente del lector alemán por la literatura de estos países?

Valeria Luiselli: Totalmente. Las lecturas además han sido un espacio perfecto

para comprobarlo. La gente acude a ellas para escuchar tu texto, sin pre-

concepciones de ningún tipo, contrario a lo que a veces sucede en los

festivales grandes. Eso permite establecer un diálogo rico con el público, lo

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que incluso da lugar a preguntas cómicas. En una de estas lecturas, por

ejemplo, un viejito me preguntó qué opinaba sobre la Revolución Mexicana

(risas). Asimismo, constantemente se me cuestionó acerca de los temas sobre

los que están escribiendo los jóvenes latinoamericanos.

CAI: ¿Por qué crees que Los Ingrávidosha tenido este éxito entre los lectores

alemanes?, ¿cómo es el libro ha logrado conectar con ellos?

Valeria Luiselli: Primero tengo que decir que también se acaban de traducir

mis ensayos, Falsche Papiere (Papeles Falsos) y probablemente pronto

ocurrirá lo mismo con mi novela más reciente, La historia de mis dientes. Hay,

por fortuna, señales de continuidad. Lo que no puedo explicarte son las

razones que hay detrás de esta conexión que mencionas. Es un misterio. No es

algo que pueda responder. Yo escribo con los poros muy abiertos a lo que

sucede en mi entorno, en mi época, pero elijo muy conscientemente no

representar la realidad noticiosa de nuestra era. No escribo sobre el narco o

fenómenos que ocurren y leemos en los periódicos aunque, repito, sí lo hago

muy al tanto de lo que me rodea. Supongo que eso conecta de alguna manera

con los lectores de ahora. O, pensándolo de otra manera, escribo pensando en

nuestra época pero a través de figuras del pasado, como sucede en Los

Ingrávidos.

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(© Zony Maya)

CAI: ¿Pero esa conexión, cualquiera que sea la razón que la sustenta, se ha

dado sobre todo con los lectores alemanes jóvenes?, ¿son ellos los que más

atienden las lecturas que brindas?

Valeria Luiselli: Es una pregunta interesante. No, para nada, no suelen ser

jóvenes. En mi primera visita a Berlín sí que había una mezcla de edades, pero

en Zurich, por ejemplo, la mayor parte era gente de edad avanzada. Aunque no

sé si eso se debió al espacio o a los horarios en que fue programada. En

cualquier caso, me enorgullece que los mayores me lean. El que una persona

de poco más de treinta años pueda compartir algo con alguien que posee

bastante más experiencia me parece chingonsísimo. Aunque no veo un patrón.

Quizá tenga que ver con la naturaleza de los eventos o las dinámicas propias

de cada ciudad que visité.

CAI: Previo a tu visita del año pasado, ¿ya habías venido a Berlín o a

Alemania?

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Valeria Luiselli: Sí. Había venido una vez hace mucho tiempo con mi madre.

Era invierno y estuvimos solo por unos días. Aquella vez no conecté con la

ciudad por el poco tiempo y porque me la viví metida en la Staatsbiliothek de

Berlín escribiendo un ensayo. Hacía además un frío terrible.

CAI: Por fortuna mejoró tu concepto de la ciudad…

Valeria Luiselli: Sí, gracias a la visita del año pasado. Y a ésta. Este año

vendré además muchísimo. Regresaré en mayo porque me dieron una beca de

la Junge Akademie. Generalmente se la proporcionan a artistas plásticos pero

a veces también a escritores. Por eso vuelvo a una reunión preliminar con el

jurado para exponer mi proyecto de trabajo y demás. Así pues, estaré dos o

tres meses en Berlín, con todo y la familia. La idea de Álvaro (Enrigue,

también escritor) y la mía es estar aquí para cuando empiece el mundial de

fútbol porque en Estados Unidos difícilmente se puede ver un partido (risas).

CAI: Entonces Berlín es una ciudad que te despierta un gran interés…

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Valeria Luiselli: Sin duda. Desde hace varios años hemos pensado en venir a

vivir por un tiempo largo. Tal vez en el futuro esto sea posible.

CAI: Para terminar, ¿podrías decirnos qué autores o artistas alemanes han sido

importantes para ti, para tu literatura?

Valeria Luiselli: Varios alemanes han sido importantes para mí. Y en todos los

campos. Estudié filosofía, así que me formé leyendo a los filósofos alemanes o

que escribieron en lengua alemana. Una de mis grandes obsesiones es la

traducción, doy clases de eso en la Universidad de Columbia y siempre ando

metida en algún proyecto de traducción, así que mi formación intelectual o

teórica en este tema proviene de Alemania, con Schleiermacher, a quien ya

mencioné, con Schopenhauer, con Humboldt. Luego, por supuesto, está la

figura de Walter Benjamin, quien se ha transformado en una lectura

indispensable del siglo XX, cercano a Borges, a Kafka. Robert Walser, que

creo que nació en Suiza pero escribía en alemán, o Kafka… es ineludible el

encuentro con la germanidad, me parece.

Page 10: Valeria Luiselli, Entrevista

CAI: ¿Has leído a algún autor alemán contemporáneo?

Valeria Luiselli: Mencionaría a W. G. Sebald. Aunque no dejo de preguntar

sobre autores nuevos alemanes cada vez que vengo aquí. Por desgracia, se está

traduciendo poco del alemán al inglés y del alemán al español, lo que

evidencia que el acto de la traducción del que he hablado lamentablemente no

se realiza de manera recíproca.

CAI: Muchas gracias por tu tiempo…

Valeria Luiselli: La agradecida soy yo.

Carlos Jesús González, en exclusiva para CAI, febrero de 2014

Revista Intemperie

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Juan Echazarreta conversa en vivo y en directo con la aclamada autora

mexicana, sobre Chile, las generaciones literarias, su proceso de escritura y los

momentos rulfianos de su vida.

Valeria Luiselli tiene apenas 30 años y ya ha vivido en más de 8 países, tiene

una hija, 2 hijastros, una carrera fallida como bailarina de ballet y 2 libros

publicados (Papeles falsos y Los ingrávidos) que han sido indiscutiblemente

Page 15: Valeria Luiselli, Entrevista

aclamados por la crítica y los lectores de todo el mundo, ha colaborado con el

New York Times y ha escrito libretos para el New York City Ballet, su obra

Los ingrávidos ha sido recientemente adaptada al teatro y está muy cerca de

finalizar su doctorado en Columbia University. La semana pasada fue

invitada, ni más ni menos, que por nuestra Biblioteca Nacional con ocasión de

su Bicentenario. Valeria tiene 170 años menos que nuestra Biblioteca y sin

embargo parece habérselo leído todo. Si esto pudiese leerse como un

prontuario policial, no cabe duda que sería la mujer más buscada de

Sudamérica. A pesar de esto, Valeria todavía es accesible a lectores comunes

y corrientes como yo. Le propuse una entrevista en mi lugar de trabajo y ella,

con una humildad espartana, me ha concedido este privilegio. Viene entrando

a mi oficina. Tiene los ojos grandes y unas ojeras hondas. Pide un café y le

pongo rec a la grabadora.

¿Cuál es tu relación con Chile?

Es una relación larga, emotiva y profunda, que se ha ido alimentando además

con los años. A Chile me ligan muchas amistades, amistades que nacieron en

la época de mi infancia, en los años que había muchas familias exiliadas,

luego, cuando estas familias volvieron, yo vine a visitarlos aquí. De hecho,

éste fue el primer país al que viajé. También el primer país en donde presenté

un libro.

Cuéntanos algo de eso.

Page 16: Valeria Luiselli, Entrevista

Era un viaje de familia. Venía acompañando a mi marido, que también es

escritor, por un asunto de trabajo.En Chile había una oficina de Sexto Piso y

decidimos que tenía sentido hacer una presentación acá. Fue una coincidencia.

El problema fue que el libro todavía no acababa de imprimirse, incluso lo

apuramos para que pudiese presentarse aquí. Y el libro no llegaba. Imagínate,

iba a presentar mi libro sin ni un solo libro. Pero bueno, al final llegó, creo que

una hora antes. Y todo salió bien.

Sabemos que te fuiste de México muy chica. ¿Te sientes una escritora

mexicana?

Es complejo el tema de las identidades. Las identidades, creo yo, no son sólo

múltiples sino además cambiantes: sostengo que a lo largo de una vida se pude

mudar varias veces de identidad. Por supuesto que yo, en cierto momento,

decidí concebirme a mí misma como una escritora mexicana, a pesar de que

he pasado casi toda mi vida fuera de México.Yo ya llevo algún tiempo en

Estados Unidos y mi hija se considera a ella misma de Harlem, y por más que

yo le digo: «tú eres mexicana» ella me dice: «no, mama, i’m from

Harlem».Eso me pone en una situación compleja. Pero sí, creo que soy una

escritora mexicana, una escritora mexicana que a veces escribe en inglés, una

escritora mexicana con algo de sudafricana. En fin.

¿Cuál es el territorio que marca a tu generación?

Page 17: Valeria Luiselli, Entrevista

Yo me siento estrechamente vinculada con una serie de escritores más o

menos de mi edad. En este sentido, sí, pueden ser que vayamos conformando

una generación. Pero ya lo he dicho, las generaciones son un invento de los

editores y los agentes, los cuales incorporan estas categorías, bastante etéreas,

por lo demás, para ejecutar la mercadotecnia implícita en la necesidad de

vender libros. Muchas instancias tratan de hacer listas polémicas y,

eventualmente, canónicas. Las listas canónicas las ha hecho tradicionalmente

Granta, y además de ser bastantes ridículas y arbitrarias, no reflejan para nada

la realidad literaria de todo un continente. Es cierto, las listas ayudan a que

ciertos escritores puedan ser leídos, pero se quedan cortas, muy cortas, los

criterios de selección no suelen ser, por así decirlo, muy criteriosos.

Además son listas que terminan excluyendo a muchos escritores, ¿o no?

Naturalmente, pero aunque indirectamente pretendan ser excluyentes,

tampoco creo que logren ser tan influyentes. Es algo un poco absurdo, nada

más. Volviendo a tu pregunta inicial, más que hablar de «generación», creo

que sería más preciso sostener que hay ciertas afinidades. Yo leo manuscritos

de los escritores de mi edad, tenemos un intercambio real, concreto, nos

influenciamos, estamos pendientes, tenemos un dialogo constante acerca de

nuestro trabajo, de lo que pensamos hacer con nuestro trabajo, y en ese sentido

sí compartimos un mundo.

Page 18: Valeria Luiselli, Entrevista

Eres madre, eres escritora y además estás haciendo un doctorado en Columbia

¿En qué momento escribes? ¿Ese modo fragmentario de escribir tiene algo

que ver con la velocidad y las exigencias de la vida actual?

Bueno, la verdad es que tengo una vida muy ajetreada, pero no sé si se refleje

necesariamente en el formato de mi escritura, creo que Los ingrávidos sí es un

libro donde se refleja la manera en que yo usaba el tiempo cuando era madre y

tenía momentos muy cortos para escribir, y entonces escribía como a ráfagas,

escribía en notas, en tarjetas… también escribía fragmentos cortos que luego

imprimía y desplegaba horizontalmente en el piso. Una de las ideas del libro

sobre el libro mismo es que se quiere escribir una novela vertical escrita

horizontalmente, y Word es un sistema vertical en el cual no siempre se logra

ver bien la estructura de un libro, entonces yo desparramaba mis ideas en el

piso y desde allí les iba buscando cierto orden.

¿Puede tu narrativa decirnos algo sobre la tradición literaria mexicana? ¿Cómo

y desde dónde traza diálogos, filiaciones, recuperaciones o rupturas con esa

tradición?

Papeles falsos se circunscribe a la importante tradición ensayística que hay en

México, un país donde el ensayo literario arraigó como en ningún otro país de

Latinoamérica. Me refiero al tipo de ensayo que viene de Montaigne,

Rousseau, y que luego pasó por la tradición ensayística de los ingleses, pienso

en Chesterton, Lamb, Stevenson. Por alguna razón este linaje ensayístico se

Page 19: Valeria Luiselli, Entrevista

enraizó en México y propició el brote de otros grandes ensayistas, como

Alfonso Reyes, Salvador Novo, Julio Torri, quienes continuaron afianzando

está enorme tradición. Y bueno,mi libro de ensayos (Papeles falsos) creo que

conversa con esa tradición. Los ingrávidos, al contrario, traza un dialogo con

la literatura anglosajona, aunque es un libro que jamás hubiese podido ser

escrito si no existiese Pedro Páramo.

Precisamente en “Los ingrávidos” señalas una cita de Saul Bellow: “La

diferencia entre estar vivo y estar muerto radica solo en el punto de vista: los

vivos miran desde el centro hacia afuera, y los muertos desde la periferia hacia

algún tipo de centro.” En este sentido, ¿cómo miras tú?

Creo que no te podría responder de una manera genérica, porque cada libro

exige su manera de mirar, y escribir un libro te obliga a darte cuenta cómo

estás mirando, y sobre todo a encontrar un punto de vista, creo que una vez

que encuentras ese punto de vista puedes contar lo que sea. Yo no miro de una

manera particular y fija, pero creo que Los ingrávidos es un libro que se

construye muy desde adentro hacia afuera, digamos, como querían los

arquitectos funcionalistas, si se quiere, un libro que se cuenta desde el interior

inmóvil de una casa, o de un árbol, es decir desde ejes muy sólidos e

inmóviles, a partir de los cuales la mirada se va moviendo hacia afuera, y

aunque ésta se desplaza en el tiempo y en el espacio, siempre hay un lugar fijo

del cual la narradora nunca sale.

Page 20: Valeria Luiselli, Entrevista

¿Le tienes miedo a la muerte?

Mi relación con la muerte ha cambiado mucho desde que soy madre. Te diría

que mi relación con la muerte era mucha más frívola antes. Durante cierto

período de mi vida, cuando empecé a escribir Los ingrávidos, que fue antes de

estar embarazada, tenía constantemente la sensación de que me iba a morir.

Tenía visiones muy concretas de mi muerte. Fue un período en que la muerte

estaba muy presente. Y no me asustaba necesariamente.

También tuviste un accidente, ¿no?

Sí, fue un accidente en automóvil en el que casi me muero, y no pasó nada por

un milagro. Sucedió en una carretera de México, el coche cayó por una

barranca y luego nos estrellamos. Mientras intentábamos salir a gatas

aparecieron dos campesinos y lo primero que les escuché decir fue: «Uy, ya se

murieron». Tuve un momento muy rulfiano. Ahora soy más miedosa, ahora sí

le temo a la muerte.

¿A quiénes puedes mencionar como tus principales influencias literarias?

Debo confesar que he sido bien polígama en mis influencias, poligamia que

ejercito con un alto sentido de la lealtad, eso sí. A veces siento cierta nostalgia

por esas lecturas monogámicas de mi adolescencia, lecturas inocentes,

Page 21: Valeria Luiselli, Entrevista

desinteresadas…Como escritor las influencias cambian según el libro que

estas escribiendo,uno se vuelve un lector un poco parasitario a medida que

escribe más y más.No creo que sea necesariamente mejor la manera de leer

cuando uno se profesionaliza como escritor, porque, todo lo que uno lee, lo lee

pensado en cómo te sirve para lo que estas escribiendo.

¿A quiénes les ha sido más leal?

A Joseph Brodsky, por ejemplo, él fue muy importante para que pudiera

escribir Papeles falsos. Incluso visité su tumba en Venecia.

¿Cómo una viuda?

No necesariamente. —ríe—.

¿Donoso o Bolaño?

Bolaño. Aunque no es una contienda justa, porque he leído mucho menos a

Donoso.

Page 22: Valeria Luiselli, Entrevista

En un pasaje de “Los ingrávidos” la narradora dice: “Leí el artículo de White a

la mañana siguiente, en el departamento vacío Owen se convertiría, sin duda,

en un nuevo Bolaño. O, mejor, en un nuevo y perdurable Neruda. ¿Qué es lo

que hace perdurable a un autor?

Yo creo que Bolaño será perdurable, no lo podemos saber todavía… Creo que

las cosas que hacen perdurables a los escritores no son necesariamente las

correctas, la manera que se forma el canon depende de muchos factores

extraliterarios, y primero, por supuesto, está el mercado y toda esa barbarie de

dinero que las editoriales gastan en la mercadotecnia. Al otro lado, muy al otro

lado, diría, está la crítica que se da en el ambiente académico, ahí se realiza

una verdadera labor para hacer perdurable o desintegrar la importancia de

autores. No creo que sea algo intrínseco lo que haga a un autor perdurable. En

efecto, hay muchos autores malos que son perdurables, como Pablo Coelho.

Estudias un Doctorado en Literatura en Columbia University. Desde allí,

desde el saber académico, ¿Cómo piensas tu narrativa? ¿Es el saber y el

discurso académico sobre la literatura una fuente determinante para tus

ficciones?

Mis lecturas académicas todas informan mi escritura. Ahora mismo estoy

escribiendo mi tesis doctoral, que examina un fenómeno que se dio en los años

20 y 30 en la Cuidad de México, cuando por primera vez se tradujo en revistas

mexicanas la poesía y la narrativa anglosajona, a partir de allí, busco analizar

Page 23: Valeria Luiselli, Entrevista

el impacto que causaron esas traducciones en el ámbito cultural, y como éstas

se relacionan a su vez con los cambios arquitectónicos y urbanos de la Cuidad

de México, donde se deja atrás el estilo neocolonial francés y se incorpora el

funcionalismo y la arquitectura modernista. Como te darás cuenta, eso no

tiene mucho que ver con mi trabajo de ficción. Para mí el espacio ha sido

siempre una especie de obsesión, tratar el espacio desde distintos ángulos,

construirlo, teorizarlo, y eso tal vez sea el puente que comunica mi trabajo

como académica, pero no tengo teorías académicas sobre mi trabajo como

novelista; no escribo ficción a partir de ninguna clase de teoría general.

Sabemos que el Chile se lee poco, lo mismo ocurre en Sudamérica en general

¿Cómo crees que podríamos dar vuelta esta situación, cómo acercar a las

nuevas generaciones a la lectura?

Yo lo veo muy claro con mi hija a la que le leo todos los días desde que nació,

y ella no se duerme sin que yo le lea un cuento, en las mañanas yo me

despierto y ella está mirando sus libros. Yo no entiendo por qué hay gente que

no deja que sus hijos lean las cosas que les interesan, la única manera que uno

se anime a leer es leyendo cosas que te interesen, y estas no necesariamente

tienen que ser intelectuales.Yo fui una lectora voraz de Stephen King, y era

realmente un horror. Pero esa fue la puerta de entrada a otras más. Si no te

dejan abrir esa primera puerta es probable que te quedes fuera de la casa,

desnutrido, a la intemperie. Mi hijastro, sin ir más lejos, es un tremendo lector,

y lee básicamente a Garfield.

Page 24: Valeria Luiselli, Entrevista

En tu primer libro, “Papeles falsos” miras desde el cielo, desde los aviones, en

“los ingrávidos”, en cambio, miras desde los subterráneos. ¿Desde dónde mira

Valeria Luiselli su próxima novela?

Pues yo te diría que Papeles falsos mira mucho también desde la bicicleta,

pero si tienes razón que es un libro que observa harto desde las alturas, hay

una bird’s-eye view, como dicen en EU… no sé, es una buena pregunta…

supongo que no lo sabré hasta que lo termine. Por ahora, no sé si sea

espacialmente identificable.

¿Nos podrías contar algo acerca de ese nuevo proyecto?

Se trata de un tipo que colecciona dientes de escritores, un chanta, un

charlatán que organiza subastas para vender los dientes de Montaige, de

Rosseau, entro otros, es una nouvelle que pretende contar la historia del

ensayo literario a través de los dientes de una serie de escritores cuyos piezas

van siendo subastadas. También estoy escribiendo una novela que tiene que

ver con mi pasado sudafricano.

Por último, ¿el metro o lo aviones?

Ninguno. Desde hace algunos años tengo ataques de pánico en ambos.

Page 25: Valeria Luiselli, Entrevista

¿Y cómo lo haces?

Me tomo un par de copas de vino y respiro hondo.

Off.

*

Gracias, Valeria, eres muy generosa y amable. Buen viaje, y buenos vinos.

Hasta la próxima novela.

Foto: Dan Callister, kunstmann.de

Valeria Luiselli muestra los dientes en un ejercicio literario cargado de humor

e imaginación Por: Mónica Maristain - diciembre 7 de 2013 - 0:30 Cultura y

Entretenimiento, De revista, TIEMPO REAL, Último minuto - Sin

comentarios La autora en firma de libros en el Hay Festival. Foto: Hay

Festival Ciudad de México, 7 diciembre (SinEmbargo).- En La historia de mis

Page 26: Valeria Luiselli, Entrevista

dientes, libro recientemente editado por Sexto Piso, la escritora mexicana

Valeria Luiselli abandona toda voluntad ensayística y se entrega de lleno al

placer de la ficción para elaborar una fantasía desopilante, donde el humor y la

imaginación resultan materia prima hechicera. La memoria personal, la

pulsión autobiográfica, quedan esta vez de lado para ser reemplazados por el

goce de la creación literaria, un ejercicio narrativo en manos de un personaje

fronterizo, hombre peludo nacido con cuatro dientes, especie de criatura

habitual en la literatura del siglo XIX, cuando pululaban los hombres elefante

y los fantasmas de la ópera. El señor Carretera, orgulloso de su fealdad y de su

corbata de seda italiana, ocupa con plenitud y señorío el primer libro

totalmente de ficción de Luiselli, nacida en 1983 y cuya novela anterior, Los

ingrávidos, sorprendió gratamente tanto en el medio literario nacional como

extranjero. Autora también del libro de ensayos Papeles falsos en 2010,

Valeria colabora regularmente con galerías de arte como la Serpentine Gallery

en Londres y la Colección Jumex en México. Precisamente, de un trabajo con

los obreros de la Jumex nació y creció este libro, motivo de la entrevista que

sigue. LA POCA FRECUENCIA FICCIONAL Su novela nació de un

intercambio con los obreros de la Jumex. Foto: Facebook En el contexto de

una literatura contemporánea atravesada por la autobiografía o lo que los

españoles llaman “autoficción”, La historia de mis dientes resalta con toda la

fuerza de una fantasía. El libro nació luego que Valeria abandonara una novela

sobre Pretoria, donde creció. “Hubo un momento en que me sentí un poco

aburrida de la autobiografía y tuve que guardar la novela un rato en el cajón. Y

justo me llegó una invitación de la Fundación Jumex a escribir un texto de

ficción para una exposición que iban a hacer y como contrapartida lo que les

propuse fue escribir un texto por entrega para la fábrica Jumex”, cuenta la

autora. Para su sorpresa, aceptaron y más temprano que tarde comenzó a

Page 27: Valeria Luiselli, Entrevista

mandar capítulos de una incipiente novela por entregas a los trabajadores.

“Luego de las primeras entregas se consolidó un grupo de lectores que se

reunía al final de la jornada laboral y comentaba o criticaba, siempre

terminaban hablando de comida, y me mandaban ese intercambio junto con

algunas sugerencias en un archivo Mp3”, relata Valeria. - Así que esta

novela nació de esa experiencia - Sí, al menos el primer borrador sí.

Luego la seguí trabajando. Fue muy divertido, porque escribí bajo seudónimo

porque no quería revelar mi sexo. Me pareció que una mujer y joven

escribiendo historias para los obreros de una fábrica, no me iban a tomar muy

en serio. Al final de la experiencia, cuando me di a conocer se sorprendieron

mucho. - Ya vimos que la memoria no es la única materia literaria.

También lo es la imaginación y si esa imaginación es con humor se pone

mejor… - Lo que escribo siempre dialoga con lo que leo. No hago esa

diferencia tan frecuente: por un lado el escritor de la calle que sólo escribe

sobre sus vivencias en el camino, por el otro el escritor con pantuflas que lee y

sólo escribe alrededor de su biblioteca. No siento que los libros estén

divorciados de mi experiencia vital, ni que sean menos intensos que las cosas

que vivo. Quizás parir sea la única experiencia más intensa que todo. Derivo

tanta experiencia de la lectura como de la calle. En esta novela, los personajes

y las historias son muy literarios. Hay una subasta de dientes, por ejemplo. Lo

que traté de hacer es entender de una manera distinta el ensayo literario, un

género que me interesa mucho, donde suele haber humor pero que al mismo

tiempo se piensa despojado del humor. Quería que mi historia tuviera la

frescura de los ensayistas que hablo en La historia de mis dientes. -

Aparecen también muchos nombres de escritores - Sí, quise

descontextualizarlos; Margo Glantz aparece como costurera, Julio Cortázar

como el vecino del protagonista y que muere de tétano, dejando como

Page 28: Valeria Luiselli, Entrevista

herencia el sillón verde… - ¡El sillón de terciopelo verde! - Sí, del

cuento de Cortázar “Continuidad de los parques” - Hay tres autores

unidos por la falta de dientes: Vladimir Nabokov, Martin Amis y Roberto

Bolaño… - Sí, de hecho Amis aparecía en la novela como el modelo a

seguir del Señor Carretera, pero tuve que cambiarle el nombre porque mi

agente no quiso saber nada con usar el nombre de Amis, parece ser que en

Inglaterra es bastante peligroso. Son muy estrictas las leyes de copyright y de

uso de nombres conocidos, así que lo cambié a Samuel Pickwik, pero es la

historia de Martin Amis. EL PRECIO DE LA FAMA Foto: Sexto Piso La

salida de Los ingrávidos en 2012 provocó un pequeño tumulto en el ambiente

literario, donde la novela comenzó a ser leída desde una perspectiva de género

y con una clave autobiográfica que no constituían la intención de la autora. Sin

embargo, sirvió para poner a la joven Luiselli en la boca de todos, al punto de

que con resultados discretos se llevó la historia al teatro, en una producción en

la que participaron entre otros los actores Haydé Boetto y Joaquín Cosío. La

literatura está atravesada como sabemos por la vanidad, un elemento que se ha

convertido en una verdadera epidemia que ha infectado a la mayoría de los

autores. La vanidad es una máquina que todo lo devora y cuyo combustible lo

aporta en grandes cantidades el mercado editorial, decidido a vender como

sea, lo cual si se lo mira bien también resulta lógico y entendible. En ese

estado de las cosas, el surgimiento de Luiselli fue tan intempestivo que pudo

haber sido visto al principio como otra de las muchas maniobras reflejo de la

industria librera, esa criatura traviesa que todos los días descubre al inventor

del hilo negro. Pero hay una escritora sólida y tenaz en la joven mexicana.

Para ella lo del mentado éxito se fue dando en forma paulatina y por tanto no

influye en su escritura ni en su vida. “Las preocupaciones cotidianas son otras,

ir al super, pagar la renta, por ejemplo”, afirma. “Para mí lo más importante en

Page 29: Valeria Luiselli, Entrevista

torno a este libro fue dejar en claro que como escritora mujer no estoy

dispuesta a hacer lo que se espera de mí, si lo que se espera de mí es una

literatura intimista, femenina”, dice Valeria con voz clara en la entrevista con

SinEmbargo. Queda, mientras tanto, nuestra propuesta: La historia de mis

dientes, un libro raro como una joya exótica que viene a recordarnos que la

literatura es también gozosa.

Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en

la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/07-12-2013/836971. Si está

pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita,

diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha

tomado este contenido. SINEMBARGO.MX

Valeria Luiselli: una voz entre la multitud

Tiene 30 años, pero con La historia de mis dientes confirma que su estilo y

versatilidad son únicos.

Por María Teresa Hernández | Fecha: 11/09/14

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Page 30: Valeria Luiselli, Entrevista

Valeria Luiselli dice que la única crisis de identidad nacional que ha sufrido

fue culpa de una palmera. Todo inició cuando su padre decidió realizar un

curioso homenaje: darle a un trío de árboles los nombres de sus hijas. Un

domingo de verano, el exembajador de México en Sudáfrica convenció a

Valeria y a sus hermanas de visitar los cocoteros que -a modo de donación-

consiguió para adornar una plazoleta rodeada de autos en la frontera de las

avenidas Altavista y Periférico, en el sur de la ciudad de México. La anécdota

hubiera concluido como un gesto enternecedor, si no hubiera sido porque

sobre el triángulo de pasto que Valeria tenía ante sus ojos no había tres, sino

dos palmeras. La suya ya no estaba y eso, pensó ella, sólo podía significar una

cosa: que compartiría el destino de su pequeño árbol y tampoco lograría echar

raíces en México.

Valeria se equivocó. No creció en el DF y su estancia ha sido intermitente,

pero en los tres libros que ha publicado está la esencia del país que extravió a

su palmera. La historia de mis dientes -su segunda novela- es una especie de

México descompuesto en elementos dentro de una gran vitrina. Hay un

cuaderno Scribe de raya ancha. Están José Vasconcelos y Salvador Novo. El

Hospital General La Raza. El metro Balderas. La colonia Portales. Un boleto

ciudad de México-Acapulco a bordo de un camión Estrella de Oro. Un

párroco que promete recompensas espirituales a quien salve a su iglesia de la

catástrofe económica. Las calles de Ecatepec.

La escritora nació en 1983, pero un año después dejó el país con su familia.

En menos de dos décadas vivió en Estados Unidos, Costa Rica, Corea del Sur

Page 31: Valeria Luiselli, Entrevista

y Sudáfrica. Sin embargo, nunca se olvidó de México. En Papeles falsos -su

primer libro, una antología de ensayos- dice que desde niña aceptó su

mexicanidad "como muchos aceptan el cristianismo, el islam o la papilla".

Quizá por eso a los seis años, cuando residía en Centroamérica, quiso regresar

cavando un túnel desde el jardín de su casa. Y luego a los doce, durante un

concierto que Luciano Pavarotti ofreció en Pretoria, se plantó frente a Nelson

Mandela para preguntarle si se acordaba de ella, la mexicana que unos meses

antes había estado en su casa, y también si ya había leído Las batallas en el

desierto, de José Emilio Pacheco. Madiba la miró con esos ojos grises "que se

parecían un poco a los de los recién nacidos" y le respondió que no, que

todavía no.

Antes de sentarse a escribir su nueva obra, La historia de mis dientes, Valeria

empezó a redactar una novela que bautizó con el nombre de la ciudad donde

su padre trabajó como embajador y donde un chofer llamado Sam Bomba le

enseñó a entonar el himno nacional sudafricano. Pero al cabo de un tiempo

abandonó el proyecto. Algo faltaba en los primeros borradores de Pretoria. Lo

descubrió cuando una traductora trasladó una primera versión del texto al

inglés: la novela se sentía ajena al mundo que retrataba -su infancia en el sur

de África- porque la había escrito en español.

Page 32: Valeria Luiselli, Entrevista

La mexicana recibió su primera educación en colegios militares donde se

hablaba inglés. Durante la etapa más temprana de su vida, el castellano fue un

asunto privado: sólo lo hablaba en casa, con sus padres y sus dos hermanas. Ni

siquiera con su primer novio -un afrikáner llamado Clarence Coetzee- se

comunicaba en español.

Cuando volvió a México, a los 14, Valeria comenzó a sentirse atormentada

por su voz. En aquella época se volvió consciente del acento que permea su

español -"un poco raro y extraterritorial"- y se sintió incapaz de lidiar con los

albures con que sus compañeros la torturaban en el patio de la escuela.

"Empecé a hablar español en mi vida intelectual y pública cuando me fui a

vivir a India, a los 16, y conocí a un grupo de estudiantes latinoamericanos.

Comencé a utilizarlo para pensar, para hablar de libros y temas políticos, de

cosas que iban más allá de las sobremesas de mi familia". En ese país Valeria

no sólo se reconcilió con la oralidad, sino con la palabra escrita. Ahí leyó a

Juan Rulfo, a Julio Cortázar y a Gabriel García Márquez, y volvió a

preocuparle su relación con México. Regresó para estudiar Filosofía en la

UNAM. Hoy dice que es muy Puma y muy chilanga gracias a esos años,

aunque decidió reescribir Pretoria en inglés sudafricano, la lengua de los

recuerdos de su niñez.

En la voz de Valeria Luiselli no existe la prisa. Cuando uno está frente a su

delgadísima figura, se siente como si ella le estuviera confesando un secreto.

Su conversación está al borde del susurro y resulta casi imposible imaginarla

Page 33: Valeria Luiselli, Entrevista

gritar. Al platicar, desvía la mirada -ojerosa, sin una gota de maquillaje- como

buscando anécdotas en su memoria. Mueve las manos como si quisiera dibujar

en el aire. Sonríe como si acabara de recordar una travesura.

La voz de Valeria se filtra en sus publicaciones: leerla es como escucharla

hablar porque en sus textos siempre hay lugar para las pausas y los silencios.

En cada oración se advierte la musicalidad tan peculiar de su habla y se

adivina su obsesión por la perfección. Hasta el momento, la mexicana ha

escrito un libro de ensayos (Papeles falsos, 2010), dos novelas (Los

ingrávidos, 2011, y La historia de mis dientes, 2013), críticas literarias para

revistas como Letras Libres y un perfil donde cuenta que las aficiones que no

comparte con su marido, el escritor mexicano Álvaro Enrigue, son la ópera y

el beisbol.

Valeria dice que la autocrítica siempre aplasta su autoestima: ella es su más

severa juez. Sus primeros escritos fueron "poemitas adolescentes que por

suerte se han perdido para siempre". Hoy detesta dar entrevistas y hablar en

público porque en ambos casos se clausura la posibilidad de autoeditarse, de

pulir y reformular sus frases. Cuando escribe su manía es "apretar cada tuerca,

llenar todos los vacíos". Por eso sus libros no pasan de 200 páginas, nunca ha

tenido un blog y rara vez tuitea. También por eso escribir su última novela le

resultó aterrador: por primera vez en su vida tuvo que mostrar un libro a

medio terminar.

Page 34: Valeria Luiselli, Entrevista

Valeria ríe mientras platica que los primeros lectores de La historia de mis

dientes pensaron que era hombre. Durante cinco meses, los trabajadores de

una fábrica de jugos del Estado de México revisaron los manuscritos de su

libro, donde un tal Carretera se identificaba como subastador, dueño de la

dentadura de Marilyn Monroe y padre de un niño llamado Ratzinger.

Esto ocurrió cuando la Fundación Jumex le pidió que redactara el texto central

de un catálogo cuyo fin sería conectar tres elementos: la colección de arte de

la institución, la fábrica de jugos y la esencia de Ecatepec. Sin embargo, el

encargo se transformó en una novela por entregas: una noche a la semana, los

obreros leían las ocurrencias de Carretera en voz alta. Al final intercambiaban

comentarios y todo quedaba registrado en una pista de audio que viajaba hasta

el estudio de una casa en Harlem, Nueva York, donde Valeria vive y pasó

meses incorporando correcciones. Cuando la mexicana terminó de escribir,

casi un año después, envió un último paquete a la fábrica: un mp3 que grabó

para agradecer la paciencia de quienes leyeron sus primeros borradores.

"¡No mames!", gritaron algunos.

Era inconcebible que la voz que emanaba de la grabadora -y que escuchaban

por primera vez- no fuera la de un hombre, sino la de una escritora de 29 años.

Page 35: Valeria Luiselli, Entrevista

En el mundo de las letras, encontrar una fórmula narrativa es como hacerse de

la espada en la piedra: un estilo de escritura legible y fácilmente identificable

se traduce en best sellers. Sin embargo, Valeria abomina la idea de repetirse.

Aunque Margo Glantz -novelista, cuentista y crítica mordaz desde los sesenta-

dijo que su primer libro era casi perfecto, Luiselli se prohibió reproducir la

receta en sus siguientes publicaciones. Su voz está en todo lo que escribe, pero

la estructura -los pequeños ladrillos que como un juego de Lego construyen

una figura- varía en cada caso: "Cada libro exige un mecanismo, un ritmo y un

procedimiento muy distintos".

Valeria Luiselli tiene algo de Georges Perec, el escritor que con su

complejísima obra maestra orientó la mirada internacional hacia la literatura

francesa contemporánea. Como el autor de La vida, instrucciones de uso

(1978), la mexicana es docta en la manufactura de rompecabezas. Sus libros

no pueden valorarse como ideas o párrafos aislados, sino como un todo.

Cuando se sienta a escribir en el estudio que -"menos por amor que por falta

de espacio"- comparte con su marido, descompone sus ideas. Se vuelca en su

librero de nueve de la noche a tres de la mañana para buscar información que

sostenga el andamiaje de sus historias. Toma prestados los recursos narrativos

de los autores que admira para resolver un problema. Leerla es también un

acto de espera: sólo hasta que se llega al punto final de sus libros, se acomoda

la última pieza del puzzle.

Papeles falsos, el tomo que Margo Glantz elogió, parece un ornitorrinco.

Tiene un poco de ensayo -su género predilecto- y un poco de crónica, porque

Page 36: Valeria Luiselli, Entrevista

nos presta sus ojos para recorrer con ella un panteón de Venecia y la Mapoteca

de la ciudad de México. Si se lee de corrido, también tiene un poco de novela:

es la travesía de Valeria por cementerios, ciudades y mapas en lo que inicia

como una indagación en la vida del poeta ruso Joseph Brodsky (otra de sus

obsesiones), y termina como la denuncia de todo lo que está a la vista y no

vemos: buscar una tumba es como querer hallar un rostro conocido entre la

multitud; la bicicleta es el único medio de transporte que, a diferencia de un

coche o un avión, puede reproducir el ritmo del andar humano; un libro sobre

el buró es un amante de paso, pero uno sobre el sillón es una almohada para la

siesta.

Desde su aparición, su primera novela también fue insólita: Los ingrávidos se

presentó en la Feria del Libro de Frankfurt -una de las más importantes del

mundo- cuando apenas era un manuscrito y en pocas horas varias editoriales la

adquirieron para traducirla al inglés, portugués, alemán, francés, italiano,

holandés y hebreo. Eduardo Rabasa, editor de Sexto Piso -firma que ha

publicado su obra en español- cuenta que nunca había visto un fenómeno

parecido. Una vez que la novela llegó a México, la voz narrativa de Valeria

volvió a intrigar a sus lectores: dado que inicia con los relatos de una escritora

que vive en Nueva York, tiene un "niño mediano", una bebé y un marido que

cree que ya perdió la vitalidad para crear poemas, algunos pensaron que se

trataba de una obra autobiográfica. Sin embargo, Valeria aclaró una y otra vez

que no, que se le ocurrió un día que se subió al Metro y observó dos trenes que

aparecían al mismo tiempo, pero transitaban por diferentes vías. Esta obra,

como su libro de ensayos, es un mosaico de escenas que entrelaza la narración

de la mamá del "niño mediano" con las narraciones del otro protagonista, el

Page 37: Valeria Luiselli, Entrevista

poeta sinaloense Gilberto Owen. Además, parece una cebolla: hay que quitar

una y otra capa para comprender por qué las voces de ambos se funden a pesar

de que pertenecen a épocas y ciudades distintas.

Valeria asegura que Papeles falsos le debe mucho a El arte de la fuga, de

Sergio Pitol, pero La historia de mis dientes está en deuda con el anecdotario

familiar: todos los días, a las ocho de la mañana, su hija de cuatro años le pide

que ponga "Highwayman", interpretada por Johnny Cash, para ponerse a

bailar. Por eso el protagonista de su segunda novela se llama Carretera.

La mexicana vive en una casa de libros. Su marido es el escritor que ganó el

Premio Herralde de Novela en 2013 por Muerte súbita. Su hijastro de 17 años

pasa sus días tirado en el piso devorando lecturas de sol a sol. Su hija, Maia,

no se va a dormir a menos que ella o Álvaro le lean una historia.

Valeria dedica la mañana al cumplimiento de compromisos editoriales y

académicos, pero consagra sus noches a la literatura en el espacio que

comparte con su esposo: un desván que la pareja utiliza como estudio, cuarto

de huéspedes y rincón de lectura para sus hijos. Ella cuenta que no le molesta

trabajar en el mismo lugar que él. "Somos muy respetuosos del espacio y el

silencio del otro. Cuando Álvaro no está, siento que falta algo. Es como si

Page 38: Valeria Luiselli, Entrevista

faltara música. El estudio es un espacio de soledad que compartimos." Álvaro

cierra los ojos y sonríe cuando habla de Valeria. Dice que le angustia estar

casado con una mente tan brillante, que se siente una persona poco sofisticada

porque ella, además de ser filósofa, escribe novelas.

En esa casa de libros, los escritorios de Valeria Luiselli y Álvaro Enrigue

están en extremos opuestos. Él piensa que su estudio se parece a una cancha

de tenis. Ella tiene un escritorio impecable; él, un caos. Ella le muestra

borradores de sus textos conforme evolucionan. Él no la deja leer lo que

escribe sino hasta que teclea el punto final. Ella le confía sus borradores

leyendo en voz alta. Él le entrega manuscritos en papel. Ella escribe de noche;

él, de día. A las ocho de la mañana, él ya está bañado, rasurado y leyendo el

periódico y sus correos electrónicos. A las ocho de la noche, ella acuesta a

Maia y empieza a trabajar. Cuando no están en la cancha de tenis, Valeria y

Álvaro comparten pequeñas pasiones: un cigarro antes de subirse a un avión,

recorrer Nueva York en bicicleta, quedarse en casa cuando el invierno golpea

con furia. Es una vida inmejorable, dice él.

Hace años que Valeria vive lejos de la ciudad que no vio crecer a su palmera,

pero con su voz -sus libros- logró enraizarse en México. En el perfil que

escribió de su marido dice que hoy siente la ciudad más familiar, más suya,

por el palimpsesto de historias que Álvaro le cuenta cuando vienen de visita y

manejan juntos por el Distrito Federal. Quien lee a Valeria Luiselli

experimenta un efecto similar: se zambulle en un mundo de ficción que no le

Page 39: Valeria Luiselli, Entrevista

es propio, pero que es posible visualizar y comprender cuando su voz calla y

se acomoda la última pieza del rompecabezas.

Fotos de Alejandro Villalobos