UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID - eprints.ucm.eseprints.ucm.es/26698/1/T35428.pdf · al campo...
Transcript of UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID - eprints.ucm.eseprints.ucm.es/26698/1/T35428.pdf · al campo...
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
FACULTAD DE CIENCIAS POLTICAS Y SOCIOLOGA
Departamento de Economa Aplicada V
TESIS DOCTORAL
TRABAJO, UTILIDAD Y VERDAD: LA INFLUENCIA DE LAS TCNICAS Y TECNOLOGAS DE
INVESTIGACIN OPERATIVA EN LA CONFORMACIN DE LOS PRECIOS COMERCIALES Y SU IMPACTO EN LAS
TEORAS DEL VALOR. UN ANLISIS COMPARADO DESDE LA TEORA DEL CIERRE CATEGORIAL
MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR
PRESENTADA POR
Santiago Javier Armesilla Conde
Director
Diego Guerrero Jimnez
Madrid, 20014 ISBN: 978-84-697-0593-8 Santiago Armesilla Conde, 2014
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
FACULTAD DE CIENCIAS POLTICAS Y SOCIOLOGA Departamento de Economa Aplicada V
TRABAJO, UTILIDAD Y VERDAD: LA INFLUENCIA DE LAS TCNICAS Y TECNOLOGAS DE
INVESTIGACIN OPERATIVA EN LA CONFORMACIN DE LOS PRECIOS COMERCIALES Y SU IMPACTO EN LAS
TEORAS DEL VALOR. UN ANLISIS COMPARADO DESDE LA TEORA DEL CIERRE CATEGORIAL
MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR
PRESENTADA POR
Santiago Javier Armesilla Conde
Bajo la direccin del Doctor: Diego Guerrero Jimnez
Madrid, 2013
[email protected] tecleado ISBN-10: 84-697-0593-8ISBN-13: 978-84-697-0593-3
ndice.
ndice. (3)
Introduccin. (9)
Captulo I. Ciencia y Razn en la Economa Poltica.
Planteamiento de nuestro marco terico elemental. (17) 1. El surgimiento de las ciencias a partir de las tcnicas y las tecnologas: el surgimiento de la Economa Poltica. (17) a) El surgimiento histrico de las ciencias. (17) b) Las instituciones cientficas y tecnolgicas. (19) c) El surgimiento de la Economa Poltica. (20) 2. Relacin de la Economa Poltica con las tcnicas y las tecnologas. (24) a) Cmo funciona la Razn econmica desde la TCC (Teora del Cierre Categorial). (24) b) Razn econmica, clculo del coste de produccin e investigacin operativa. (31) Captulo II. La investigacin operativa en el
campo econmico, conformacin histrica e
influencia presente. (35) 1. Las instituciones tecnolgicas en la conformacin del campo econmico. Marco gnoseolgico e histrico preliminar. (35) 2. Relacin tcnica-manufactura y tecnologa-maquinaria. Estudio de estas relaciones a nivel gnoseolgico e histrico. (39) a) La relacin tcnica-manufactura. (40) b) La relacin tecnologa-maquinaria. (48) c) La importancia del reloj como institucin tecnolgica decisiva del campo econmico. (54) d) La ordenacin tcnica del tiempo y de las operaciones institucionalizadas de los sujetos. (62) e) Tiempo e instituciones del campo econmico: influencia en el nacimiento de la investigacin operativa. (68) 3. La investigacin operativa: definicin y desarrollo. (73) a) Reloj, ordenador y tiempo. (83) Captulo III. Funcin de utilidad e investigacin operativa.
Relacin entre las tcnicas y tecnologas aplicadas
al campo econmico y la teora de la utilidad marginal. (89) 1. El origen no tecnolgico de la funcin de utilidad. (89) a) Optimalidad paretiana y programacin. (90)
ndice
4
b) Problemas de conciliacin entre la funcin de utilidad y la investigacin operativa. (101) c) Relacin entre precios comerciales, funcin de utilidad y tecnologas de planificacin. (102) 2. Funcin de utilidad, oferta y demanda y precios comerciales. (103) a) La funcin de utilidad y la teora de los precios comerciales: teora de la utilidad marginal. (103) b) Antecedentes histricos de la teora de la utilidad marginal. (104) c) La "revolucin marginalista" de 1871 y la evolucin posterior de la teora de la utilidad marginal. (114) c.1. Utilidad cardinal. (115) c.1.1 Utilidad marginal decreciente. (126) c.1.2. Utilidad marginal del dinero. (126) c.1.3. La deduccin de la curva de demanda individual a partir de la utilidad cardinal. (129) c.1.4. Utilidad marginal y precio comercial. (129) c.1.5. Sobre la ley de demanda. (130) c.2. Utilidad ordinal. (132) c.2.1. Sobre la elasticidad de sustitucin. (134) c.2.2. Eleccin ptima del consumidor. (135) c.2.3. Qu ocurre con las curvas de indiferencia si hay otros bienes? (136) c.2.4. Curva de renta-consumo. (138) c.2.5. Efecto precio: Efecto sustitucin y efecto renta. (139) c.3. Teora de la preferencia revelada. (141) c.3.1. Curva de demanda individual y curva de mercado: sobre las expectativas. (142) c.4. Teora general axiomtica de la eleccin. (144) c.5. Deduccin de curvas de demanda partiendo de los mtodos cardinal, ordinal y de preferencia revelada. (146) c.6. Intentos histricos de demostracin cuantitativa de la utilidad marginal. (147) c.7. Crticas a la teora de la utilidad marginal y a sus intentos de medicin. (148) c. 8. Problemas de la teora de la conducta del consumidor. (154) d) No es necesaria la funcin de utilidad para hallar la curva de demanda. (155) Captulo IV. Investigacin operativa y teora del valor-trabajo. (159) 1. La teora del valor-trabajo: breve historia. (159) a) La teora del valor-trabajo antes de Marx, en los clsicos y hasta Ricardo. (159) b) La teora del valor-trabajo en Marx. (165) c) La teora del valor-trabajo despus de Marx. (170) d) Cooperacin, manufactura, maquinaria y tiempo en la teora del valor-trabajo de Marx. (171) 2. Curvas de costes y teora del valor-trabajo. (172) a) Costes fijos, variables y totales. (176)
Santiago Armesilla: Trabajo, utilidad y verdad
5
b) Costes medios. (177) c) Costes marginales. (177) d) Planificacin y curvas de costes. (180) d.1. Transformacin de costes de produccin a precios de produccin. (182) d.2. Costes de produccin, precios de produccin y precios comerciales. (188) d.3. Curvas de coste y curvas de oferta. (193) 3. La teora del valor-trabajo en Isaac lich Rubin. (194) a) La Economa Poltica segn Isaac lich Rubin. (195) b) El circularismo econmico en Rubin: el fetichismo de la mercanca. (196) c) Dialctica de empresas, clases y Estados y otras instituciones econmicas en Rubin. Las relaciones de produccin y su recurrencia. (198) d) Las formas sociales que adoptan las relaciones de produccin segn Rubin. (205) e) La identidad del valor-trabajo segn la lnea terica Marx-Rubin. (209) f) Oferta y demanda en Marx y en Rubin. (216) f.1. Distribucin proporcional del trabajo y valor. (219) f.2. Volumen de la produccin y valor. (222) f.3. Ecuacin de oferta y demanda en Rubin: curvas de demanda y oferta. (225) f.4. Distribucin y equilibrio del capital en Rubin. (231) f.5. Distribucin del trabajo y del capital. (233) g) El precio de produccin en la economa capitalista. (233) g.1. Precios de produccin y valor-trabajo. (237) g.2. El trabajo productivo. (238) h) Planificacin y curvas de coste. (240) i) Planificacin, costes y precios de produccin. (241) 4. El origen tecnolgico de la teora del valor-trabajo. (241) Captulo V. Cientificidad de las teoras del valor
desde las tecnologas de investigacin operativa. (247) 1. Aplicaciones tecnolgicas de la teora de la utilidad marginal: psicoeconoma y neuroeconoma aplicadas tecnolgicamente. (247) a) La imposibilidad de cierre cientfico en la psicoeconoma. La utilidad marginal como psicoeconoma aplicada. (253) b) Marginalismo vs. utilitarismo: la imposibilidad de cierre tecnolgico de una Economa Poltica utilitarista. (261) 2. La Economa Poltica como construccin histrica: sus principios y modos. (264) a) El anlisis del lenguaje econmico tecnolgico-materialista. (271) b) Construcciones de este tipo de economa: objetuales y proposicionales. (282) c) La reconstruccin del concepto de categora en Economa Poltica: el valor como categora econmica. (284) d) El valor de uso como categora econmica. (292)
ndice
6
d.1. La utilidad marginal no puede ser una categora econmica, sino una idea extraeconmica. (297) e) Principios y modos de la Economa Poltica. (299) f) Sobre el mtodo cientfico en una economa cerrada tecnolgicamente. (303) g) Verdad e identidad en las teoras del valor. (303) g.1. Las franjas de verdad de las teoras del valor. (309) h) El concepto de teora. (311) i) El cierre tecnolgico de la teora del valor-trabajo, partiendo de las tecnologas de investigacin operativa. (312) 3. Dialctica de la Economa Poltica y su medio extraeconmico: tecnolgico, poltico e institucional. (330) a) Dialctica de la Economa Poltica consigo misma. (331) b) Dialctica de la Economa Poltica con otras ciencias, naturales y humanas. (333) c) Dialctica de la Economa Poltica con su medio extraeconmico y extracientfico. (334) d) Clasificacin de la Economa Poltica en el conjunto de las ciencias tras este reordenamiento terico y tecnolgico. (336) Captulo VI. Sobre la crtica del materialismo filosfico al
materialismo dialctico y al materialismo histrico
marxistas: la propuesta de "vuelta del revs de Marx". (339) 1. Consideraciones previas desde las coordenadas del materialismo filosfico: la vuelta del revs de Marx. (339) a) Implantacin gnstica e implantacin poltica de la conciencia filosfica. (340) b) La "vuelta del revs " de Hegel por parte de Marx desde el materialismo filosfico. (360) c) Principios bsicos de la "vuelta del revs de Marx" desde el materialismo filosfico. (381) c.1. La ruptura del monismo del materialismo dialctico e histrico por el materialismo filosfico y su ontologa pluralista de la realidad material. (383) c.2. Alienacin e individuo flotante. (396) c.3. Base y superestructura, conceptos conjugados. (399) c.4. Lucha de clases como motor de la Historia y dialctica de clases y de Estados. (414) c.5. Acerca del comunismo como fin de la historia. Comunismo y socialismo. (419) 2. La Economa como Poltica. (431) a) Sobre las categoras de las ciencias polticas. (432) b) Capas y ramas del poder poltico, espacio gnoseolgico y espacio antropolgico. (433) b.1. Ramas del poder poltico. (440) b.1.1. Rama operativa. (440) b.1.2. Rama estructurativa. (440) b.1.3. Rama determinativa. (440)
Santiago Armesilla: Trabajo, utilidad y verdad
7
b.2. Capas del poder poltico. (440) b.2.1. Capa conjuntiva. (441) b.2.2. Capa basal. (442) b.2.3. Capa cortical. (444) c) Vectores ascendentes y descendentes de la sociedad poltica. (445) d) Tipologa de sociedades polticas. (446) e) Sociedades polticas y Economa Poltica. (447) Captulo VII. La "vuelta del revs" de la Economa
Poltica de Marx: propuesta de una teora
circularista-sinttica del valor-trabajo (TCSVT). (449) 1. La idea de produccin. (449) 2. Produccin, distribucin, intercambio, cambio y consumo. Relaciones de produccin. (464) a) La idea de valor. El valor como identidad sinttica esquemtica. (473) b) Oferta y demanda. (475) c) La teora del valor-trabajo y el plusvalor. (477) d) Plusvalor y Estado. Tributacin y valor. Estado y propiedad privada. (480) e) Microeconoma y macroeconoma. (494) f) Las clases de trabajadores y la dialctica de Estados. (496) g) Sobre el dinero. (506) h) Rotacin recurrente y circularidad de los valores econmicos. (509) 3. Acerca de la tabla de las categoras de la Economa Poltica de Gustavo Bueno. Cuatridimensionalidad. Rotacin recurrente y dialctica de Estados. (510) 4. Teora circularista-sinttica del valor-trabajo (TCSVT): a modo de resumen. (514) Conclusiones. (517)
Apndice al Captulo II. Descripcin
y anlisis de diversas metodologas de
investigacin operativa. (i) 1. La programacin lineal: definicin y orgenes. (i) a) Fundamentos y aplicacin matemtica de la programacin lineal. (ii) b) Mtodos de resolucin simples: mtodo grfico, mtodo Simplex y otros modelos y situaciones especiales. (v) c) Programacin lineal entera. (x) d) Sobre la localizacin de servicios: modelos de cobertura, de localizacin P-Mediano, etc. (xxii) d.1. Problema de Localizacin de Servicios con Cobertura (PLSC). (xxiii) d.2. Modelo de localizacin P-Mediano (MPML). (xxvi) d.3. Modelo de Localizacin de Plantas con Capacidad, o MLPC. (xxvii)
ndice
8
2. La programacin no lineal. (xxix) a) Programacin multiobjetivo. (xxix) a.1. El mtodo de la restriccin. (xxx) a.2. El mtodo de los pesos. (xxx) b) Tecnologas de gestin y administracin de proyectos CPM y PERT. (xxxi) b.1. Representacin grfica de proyectos. (xxxiv) b.2. Las metodologas CPM. (xlii) b.3. El diagrama de Gantt. (xlv) b.4. Las metodologas PERT. (xlvi) b.5. La planificacin de recursos Tiempo-Coste. (xlix) b.6. Modelos de transporte. (l) c) Gestin de inventarios. (l) d) Programacin dinmica. (lxv) e) Programacin estocstica. (lxviii) Labour, Utility and Truth: the influence of the
techniques and technologies of operational
research in the conformation of commercial prices
and their impact on the value theories. A coomparative
analysis from the Theory of Categorial Closure. (lxxi)
Bibliografa. (xciii)
ndice de Figuras. (cvii)
Introduccin.
Juan Ramn Rallo: Bhm-Bawerk sola poner un ejemplo bastante ilustrativo. Imaginemos una locomotora que tiene cuatro vagones. Por qu se mueven los vagones? Porque la locomotora se mueve. Ahora bien, muchos podran decir, por qu se mueve el cuarto vagn? Aparentemente porque se mueve el tercero; es decir, estaran explicando los precios (cuarto vagn) en funcin de los costes (primer, segundo y tercer vagn) y no de la utilidad (locomotora). No obstante, el problema sigue en pie. Por qu se mueve el tercer vagn? Porque se mueve el segundo. Y por qu se mueve el segundo? Porque se mueve el primero. Pero, por qu se mueve el primero? Aqu los defensores de la teora del precio-coste no tienen respuesta; la locomotora mueve el primer vagn que a su vez mueve a los restantes. La utilidad es el determinante ltimo de los precios.
Diego Guerrero: Habr que rebautizar a la teora utilitarista del valor como teora ferrocarrilera. El tren se mueve porque los trabajadores lo hacen moverse, y lo hacen con la ayuda de medios de produccin que tambin construyeron y pusieron y ponen en movimiento otros trabajadores. Teora laboral pura. (Guerrero, 2005).
La discusin acerca de cmo se conforman los precios de las mercancas, discusin tanto
acadmica como mundana y que involucra tanto lo acadmico como lo mundano como trataremos
de mostrar en esta investigacin, podra parecer una discusin resuelta a tenor de una mera
observacin de campo al nivel de la pragmtica acadmica que rige en la inmensa mayora de
facultades y departamentos universitarios de Economa Poltica del nuestro presente. Situacin
que, en principio, se remontara en sus inicios al ltimo tercio del siglo XIX con la llamada
"revolucin marginalista" que trataremos en esta investigacin, y que tiene una evolucin con
ciertos altibajos hasta su asentamiento definitivo como "paradigma" dominante en microeconoma
tras la cada de la Unin Sovitica en 1991 y hasta hoy da (aunque ya era dominante mucho
antes). No obstante, y esto es algo que afecta a dicha discusin, si algo han demostrado
histricamente las movedizas arenas de las "ciencias humanas" es que la apariencia de consenso
normativo acadmico acerca de una determinada cuestin no implica su verdad material, pues las
verdades cientficas en las "ciencias humanas", si son estrictamente cientficas, ya las convierte en
"ciencias naturales" o "formales", y si no las convierte en "ciencias naturales" o "formales",
entonces el grado de verdad cientfica en las "ciencias humanas" tendr que dilucidarse siguiendo
rigurosas metodologas de investigacin que necesariamente han de desbordar el campo propio en
que dichas verdades son conformadas y discutidas.
Y es aqu donde el status questionis acerca de la verdad cientfica de las teoras del valor
econmico se presenta con mayor claridad: la discusin acerca de qu conforma verdaderamente
los precios de las mercancas que los sujetos producen, distribuyen, intercambian, cambian y
consumen en el campo econmico ha desbordado histricamente el campo de la Economa
Poltica en general y de la microeconoma en particular desde incluso antes del nacimiento de la
Economa Poltica como disciplina del conocimiento. Ya los filsofos antiguos desde Platn y
Aristteles se preguntaban acerca del valor de las cosas que los hombres fabricaban, de la estima
que los hombres tenan acerca de esas mismas cosas y de la utilidad que dichas cosas podran
tener en el marco de unas sociedades humanas cada vez ms complejas, como eran las Polis
Introduccin
10
griegas de su tiempo. Estas preguntas intentaron ser contestadas por multitud de filsofos
posteriores a los dos grandes pensadores griegos, desde la escolstica medieval pasando por los
iniciadores de la Modernidad filosfica y la Ilustracin hasta sus crticos contemporneos, y desde
las escuelas ms racionalistas a las ms irracionalistas, desde las escuelas ms idealistas y
subjetivistas a las ms materialistas. El anlisis de las cosas y de su valor econmico, y de cmo
ese valor econmico influye en la utilidad social (cultural, poltica) y personal (antropolgica) de
esas cosas, sigue siendo hoy da obligadamente enfocado desde una perspectiva interdisciplinar,
en tanto que los filsofos siguen preguntndose por ello, influyendo a los economistas y estos a
los primeros, incluso haciendo que muchos filsofos evolucionen hasta convertirse en
economistas (Marx sera el caso ms caracterstico) o que muchos economistas hagan
estrictamente Filosofa a veces sin afirmarlo categricamente (von Mises y su teora de la accin
humana). Hoy da, muchos economistas contemporneos siguen tratando de dilucidar esta
cuestin: qu conforma los precios de las mercancas. Pero no solo ellos lo tratan de dilucidar, an
teniendo en cuenta el dominio acadmico neoclsico actual, sino que siguen siendo los filsofos y
profesores de Filosofa, pero tambin politlogos, socilogos, antroplogos, historiadores,
ingenieros y otros profesionales los que discuten, o aportan a la discusin, conceptos e ideas
diversos que ayudan a tratar un tema mucho ms rico de lo que aparentemente podra parecer.
Pues el dilucidar qu conforma los precios comerciales es, necesariamente a nuestro juicio, un
debate interdisciplinar ms all de lo econmico-poltico, y el posicionarse por una de las dos
teoras que tratan de explicar esta conformacin (la teora del valor-trabajo y la teora de la
utilidad marginal) conlleva al mismo tiempo posicionarse, en muy alto grado, por concepciones
acerca de las ideas de sociedad, de cultura, de ciencia, de hombre, de Mundo, del Estado, de la
forma de organizacin social ms estable y efectiva, e incluso ms justa (conlleva un
posicionamiento tico y moral distinto). Todo ello implica tener en cuenta no solo las relaciones
econmicas entre las personas, sino tambin las relaciones que la Economa Poltica tiene con las
tecnologas, las ciencias, las tcnicas, la cultura y la Historia, as como con la Filosofa.
Una forma introductoria de ejemplificar este enfoque holstico de la cuestin puede verse
mediante la lectura de la nota citada que antecede a esta breve introduccin. En ella, dos
economistas de prestigio enfrentados en esta cuestin acerca de la conformacin de los precios
comerciales, el representante de la Escuela Austriaca Juan Ramn Rallo y el marxiano Diego
Guerrero (director de nuestra investigacin) exponen, utilizando trminos propios de la Ingeniera
como son los objetos conformados durante la Revolucin Industrial (los ferrocarriles y las
locomotoras), cmo cada uno entiende no solo cmo se conforman los precios, sino qu es
exactamente el motor bsico, o uno de los motores bsicos, que ayudan a mover las sociedades
polticas complejas, si la organizacin de los deseos y necesidades humanas o si la organizacin
ambos tipos de organizaciones se entrecruzarn mutuamente influyndose recprocamente siendo
prcticamente lo mismo (la idea de composibilidad que trataremos en el primer captulo de
Santiago Armesilla: Trabajo, utilidad y verdad
11
nuestra investigacin), lo cierto es que en la explicacin de Rallo subyace una concepcin
filosfica del Mundo diametralmente opuesta a la de Guerrero, influyendo ambas de manera
necesaria y esencial a las dos teoras del valor antitticas que cada uno defiende. Y la clave en la
discusin, a nuestro juicio, estriba en lo siguiente: Rallo tiene en cuenta la tecnologa industrial
que utiliza como ejemplo (citando a Eugene von Bhm-Bawerk) para defender su teora del valor
solo en sentido tangencial, centrndolo todo en el individuo entendido como sujeto de necesidades
subjetivas; Guerrero, por su parte, s tiene en cuenta esa tecnologa conformada por sujetos
organizados para producirla y ponerla en funcionamiento, al mismo tiempo que esa misma
tecnologa pone en funcionamiento la sociedad misma de sujetos que la conforman, pues sin esa
tecnologa esos sujetos no seran lo que son, obreros (entre otras cosas que a la vez son). Obreros
cuyas necesidades en sentido econmico son objetivas, concretas e histricas.
Esta discusin entre ambos la le en el ao 2005, cuando ya estaba interesado en estas
cuestiones, embebido en lecturas de diversos foros de Internet y portales de discusin poltica,
filosfica y econmica tanto liberales como marxistas. A medida que fui avanzando de cursos en
la carrera de Ciencias Polticas y de la Administracin que acab en la Universidad Complutense
de Madrid, mi inters por las teoras del valor, por su impacto terico en otras "ciencias humanas"
(particularmente en la Teora Poltica), fue in crescendo, pues entenda que la fascinacin
personal que senta hacia esta cuestin iba ms all de un gusto personal mo, y que desbordaba
incluso el campo inicial de discusin donde se enmarcaba, el econmico. En lo que s coincidan
ambos enfoques microeconmicos enfrentados era en una cuestin filosfica de calado: tanto el
enfoque margiutilitarista (as lo llamamos en esta investigacin) como el del valor-trabajo
estudiaban la cuestin desde la relacin sujeto-objeto propia de la Epistemologa, rama de la
Filosofa que tradicionalmente ha servido de base a diversas filosofas de la ciencia
histricamente desarrolladas como el teoreticismo, el adecuacionismo o el descripcionismo
(Bueno, 1992-93). Sin embargo, al comprobar los factores que una teora del valor tena ms en
cuenta frente a otra (en el margiutilitarismo, la relacin dialctica utilitarista placer-dolor y su
influencia sobre los precios y las mercancas frente a la influencia tecnolgica en la conformacin
del valor econmico independientemente de esa relacin dialctica utilitarista en la teora del
valor-trabajo), y el entender que la resolucin distaba de ser fcil a tenor de que ambos enfoques
compartan un paradigma epistemolgico de relacin dialctica bimembre sujeto-objeto, entend
que quizs otro enfoque filosfico distinto podra ayudar a dilucidar la discusin. Fue entonces
cuando en el ao 2006, por motivos no del todo ajenos a este debate, conoc la obra filosfica de
Gustavo Bueno, padre del llamado por l materialismo filosfico, cuyos parmetros de anlisis he
tomado como gua de esta investigacin en buena medida por la novedad de su enfoque filosfico
de la ciencia, la teora del cierre categorial, un enfoque que define como gnoseolgico y
circularista y no epistemolgico, pues Bueno entiende que si bien el enfoque epistemolgico tiene
su razn de ser y su utilidad, es insuficiente para tratar la, para l, cuestin esencial de toda
Introduccin
12
disciplina cientfica, incluidas las "ciencias humanas", a saber, la cuestin de dilucidar como se
conforman las verdades cientficas. La gnoseologa materialista y circularista de Gustavo Bueno,
frente a la epistemologa tradicional, es trimembre, y tiene en cuenta tres factores, coherentes con
su sistema materialista: la materia que analiza una disciplina cientfica concreta, la forma en que
es analizada y tratada esa materia y la verdad resultante de esa conformacin que es siempre
histrica al tiempo que objetiva. Materia, forma y verdad son los pilares de anlisis fundamentales
de la teora del cierre categorial, o lo que es lo mismo, del materialismo gnoseolgico circularista
de Gustavo Bueno. La razn por la que eleg este enfoque para tratar la cuestin de las teoras del
valor es por ver hasta dnde podra dar de s un anlisis desde los pilares gnoseolgicos
circularistas de materia, forma y verdad en ambas teoras del valor, a tenor de que una, la teora de
la utilidad marginal, es filosficamente una teora idealista y subjetivista del valor, y la teora del
valor-trabajo es una teora materialista del valor.
De esta manera, tratando de ser fiel a la metodologa materialista de anlisis de Gustavo
Bueno basado en el anlisis de las operaciones quirrgicas que pueden conllevar a
concatenaciones objetivas en forma de campos gnoseolgicos concretos, he tratado de desarrollar
esta investigacin siguiendo un mtodo que es tan materialista como dialctico y escolstico, de
descripcin de los hechos de base tanto ontolgica como gnoseolgica que fundamentan este
anlisis gnoseolgico circularista, como son las tcnicas y tecnologas de racionalizacin de las
relaciones de produccin que histricamente han ayudado a la conformacin del campo
econmico, as como un anlisis escolstico de los fundamentos tericos de ambas teoras del
valor. Estas metodologas de anlisis que han influido enormemente en el propio Bueno permiten
un anlisis de la cuestin claramente interdisciplinar, tanto econmico-poltico como filosfico,
as como histrico, antropolgico, sociolgico y politolgico. Por ello, la estructuracin de los
captulos se ha dividido en siete:
El primero est dedicado a la explicacin de como surgen, segn el materialismo
gnoseolgico circularista, las ciencias categoriales a partir de operaciones racionalizadas e
institucionalizadas previas en forma de tcnicas y tecnologas, centrando el anlisis en la
Economa Poltica.
El segundo se trata de una profundizacin en esta cuestin tratando de rastrear histricamente
cmo estas tcnicas y estas tecnologas han influido en un factor fundamental en el proceso de
desarrollo econmico de las sociedades humanas como es la racionalizacin del tiempo
econmico, siendo las tcnicas y tecnologas contemporneas de investigacin operativa el, a
nuestro juicio, punto de inflexin esencial de esta racionalizacin y conformacin gnoseolgica,
mediante un proceso de conformacin histrica que entendemos hay que tener en cuenta para
comprehender el campo econmico en particular y el Mundo en que vivimos en general. De ah
que, adems, presentemos un extenso apndice a este captulo donde exponemos, para dar mayor
rigor lgico y expositivo a nuestro anlisis, diversas tcnicas concretas de investigacin operativa
Santiago Armesilla: Trabajo, utilidad y verdad
13
utilizadas en nuestro presente en multitud de campos diversos concatenados y esencialmente
entretejidos con el campo econmico, marco principal de nuestro anlisis, y donde estn insertas
todas estas tecnologas.
Si estos dos primeros captulos estudian la materia y la forma (conjugadas siempre ambas) en
que las tcnicas y tecnologas influyen en los precios comerciales y en los valores mercantiles que
los preceden, los dos captulos siguientes estudian de la manera que hemos entendido ms
rigurosa (histrica y gnoseolgicamente) la influencia de estas tcnicas y tecnologas que ayudan
a conformar el campo econmico y sus elementos fundamentales ms bsicos sobre ambas teoras
del valor, el tercero dedicado a la teora margiutilitarista y el cuarto a la del valor-trabajo, tratando
de exponer el nacimiento y evolucin de ambas teoras y su relacin con el enfoque gnoseolgico
circularista de conformacin del campo econmico.
El quinto supone ya el anlisis comparativo gnoseolgico de ambas teoras del valor desde la
teora del cierre categorial, habiendo tomado en cuenta todo lo expuesto en los captulos
precedentes, siendo este captulo donde tratamos de demostrar nuestra hiptesis de partida: tanto
la teora de la utilidad marginal como la teora del valor-trabajo no son meras teoras de los
precios comerciales, sino que son tambin teoras filosficas que entienden el Mundo y al hombre
de modos completamente antitticos, pues la primera, como ya dijimos, es idealista y subjetivista
y la segunda es materialista, aadiendo a todo esto adems que la primera no tiene un origen
tecnolgico relacionado con la investigacin operativa y sus antecedentes histricos mientras que
la segunda s lo tiene, por lo que el enfoque gnoseolgico de la teora del cierre categorial
obligar, a nuestro juicio, a tomar partido por la segunda en lo que a grados de verdad cientfica se
refiere. Por ello, en el captulo quinto trataremos de explicar qu es la teora del cierre categorial y
su relacin con el campo econmico que analizamos en nuestra investigacin.
Los captulos sexto y sptimo, por su parte, una vez analizado todo lo anterior, tratan de
explorar los fundamentos no ya solo gnoseolgicos, sino tambin ontolgicos, que estn detrs de
la teora del valor-trabajo desde las coordenadas del materialismo filosfico de Gustavo Bueno, lo
que conlleva un anlisis desde este materialismo del materialismo histrico y el materialismo
dialctico de Marx y Engels que esencialmente estn relacionados con la versin de la teora del
valor-trabajo que estos filsofos alemanes han defendido y que siguen defendiendo muchos de sus
seguidores y discpulos posteriores desde posiciones ms o menos marxianas. Este anlisis crtico
de la ontologa marxista relacionada con la idea de valor-trabajo que tiene el propio Marx es
necesario para, al final, tratar de organizar la que, a nuestro juicio, podra ser una propuesta de
"vuelta del revs de Marx" desde las coordenadas buenianas, y de manera particular de la
Economa Poltica y de la teora del valor econmico de Marx vista desde el prisma del
materialismo filosfico, con consecuencias ontolgicas, gnoseolgicas, antropolgicas y polticas
que entendemos interesantes para poder desarrollar ulteriores investigaciones siguiendo esta lnea
de anlisis que, creemos, podramos haber abierto con nuestra investigacin.
Introduccin
14
Es necesario indicar que en nuestra tesis hemos elegido, a la hora de presentar las citas
bibliogrficas, el modelo Harvard de citas combinado junto con el modelo tradicional de notas a
pie de pgina, en las que indicaremos ideas que entendemos pueden ser interesantes para
comprender el marco de nuestra investigacin y que podran ayudar a investigaciones posteriores
tanto propias como ajenas relacionadas en mayor o menor grado con el tema tratado aqu.
Adems, hemos utilizado un mtodo de llaves para indicar cundo determinadas ideas
desarrolladas o presentadas a lo largo de nuestra investigacin estn desarrolladas en otras partes
de la misma, entretejiendo (estimamos) los conceptos e ideas que analizamos y presentamos en el
ms puro estilo de la idea de symplok materialista que Bueno toma de Platn, como
entretejimiento, conexin y/o desconexin de ideas y conceptos presentadas en nuestra
investigacin, por lo que tratamos as de mostrar cmo determinados puntos de la investigacin se
tocan con otros de manera esencial y necesaria (por ejemplo, y siguiendo la gradualidad
comprensiva que este tipo de entretejimientos requieren, se presentar entre llaves de la siguiente
manera: {Captulo III, 2. c), c.2., c.2.1.}, indicando que, si por ejemplo estamos hablando de la
idea de elasticidad de la relacin marginal de sustitucin en otro captulo que no sea el tercero,
remitimos a ese punto para ver la relacin de lo que estamos tratando en ese captulo con el punto
concreto en que tratamos esta cuestin en el ya mencionado captulo tercero.
Es obligado terminar esta exposicin introductoria de esta tesis doctoral con mis ms sinceros
agradecimientos a personas que han estado desde el primer momento apoyando esta investigacin
de diversas maneras, tanto en lo acadmico y profesional como en lo personal, mostrando con ello
mi ms sincero agradecimiento a todos ellos y mi ms sentida emocin por formar parte de lo que,
considero, ha sido para m un grato y emocionante viaje personal e intelectual que empec ya en
la carrera interesndome por estos temas y acab al terminar la redaccin de esta tesis doctoral,
con los consecuentes accidentes geogrfico-vitales que todos encontramos en este tipo de
travesas tan tortuosas y, al mismo tiempo, tan intensas. En primer lugar a mi tutor, Diego
Guerrero, por aceptar el guiarme en este trayecto, apareciendo siempre en el momento justo y con
la ayuda ms oportuna, con paciencia, inteligencia y contundencia al mismo tiempo. Considero a
Guerrero, junto con Rolando Astarita, como uno de los mejores economistas marxistas del mundo
de habla hispana del presente, y el que haya accedido a ser mi director para m ha supuesto una
gran responsabilidad y un inmenso honor. As pues, mi gratitud hacia mi director va en primer
lugar, pues ha sido una pieza crucial en todo este rompecabezas en que nos hemos visto envueltos.
Tambin he de dar las gracias al actual Director del Departamento de Economa Aplicada V de la
Facultad de Ciencias Polticas y Sociologa de la Universidad Complutense de Madrid, Federico
Soto, por haber credo en m desde el primer curso de carrera en que nos conocimos y en donde
me imparti Economa Poltica, tomando yo contacto por primera vez con los vericuetos de esta
importante disciplina del conocimiento que tanta influencia tiene sobre la Sociologa y la
Politologa, influencia no siempre debidamente reconocida a mi juicio por estas dos disciplinas.
Santiago Armesilla: Trabajo, utilidad y verdad
15
Por su apoyo, por sus consejos y, sobre todo, por ser tan buena persona, mil gracias siempre.
Gratitud extendida al resto de miembros del Departamento, de manera especial a Cristina Garca,
fantstica economista y una persona excelente, a Antonio Gonzlez Temprano, Jos-Omar de
Len Naviro, Juan ngel Martn Fernndez, Jos Antonio Moral Santn, Julio Argelles
lvarez, Beln Sesmilo Pea y el resto, por sus consejos en materia acadmica y profesional
(como la administracin de la complicada base de datos de ACINCO), por su apoyo y por ser un
plantel de grandes economistas y profesores de un Departamento que, estimo, merece ms crdito
del que ya tiene. Tambin merecen un espacio entre estos agradecimientos profesores de dicha
facultad como Juan Maldonado, Jorge Verstrynge, Rafael Ban, Gema Snchez Medero, Mateo
Ballester, Susana Mensaque, Miguel ngel Ruiz de Aza y muchos otros que con sus consejos
tanto acadmicos como su apoyo personal y su amistad me han servido de mucho en este trayecto.
Merecen una especial consideracin mis profesores compaeros del Euro-Mediterranean
University Institute (EMUI), en especial Jos Carmelo Lisn y Romn Reyes, gente de la que no
paro de aprender nunca, tambin del significado de la palabra generosidad. Quiero tambin
dedicar un espacio a profesores y doctores de esta y otras facultades de la Complutense y de otras
universidades tanto espaolas como de fuera de Espaa, por haber pasado por el camino que yo
iba haciendo al andar, siempre en el momento justo, como son: Juan Pablo Mateo Tom, Carlos
Fernndez Liria, Juan Bautista Fuentes Ortega, Fernando Muoz, Marco Daz Mars, Mara Jos
Callejo, Francisco Robles, Jos Luis Villacaas, Patricio Pealver, Jos Andrs Fernndez Leost,
Vicente Caballero de la Torre, Carlos Berzosa, Pablo Huerga, Alberto Hidalgo Tun, Luis
Carlos Martn Jimnez, Paul Cockshott de la Universidad de Glasgow, Duncan Foley de la New
School of Social Research de Nueva York, el ya nombrado Rolando Astarita de la Universidad
Nacional de Quilmes en Argentina, Michael Perelman de la Universidad Estatal de California,
Jorge Antonio Montemayor Aldrete de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Ruslan
Khaitkulov, Youli Olsevich y Oleg Ananin del Instituto de Economa de la Academia de Ciencias
de Rusia, entre muchos otros. A todos ellos, mil gracias, pues su paso por mi camino andado ha
sido, en cada caso, siempre esencial.
Esta tesis doctoral tambin est dedicada a todos aquellos que, en mayor o menor grado, han
pasado por Izquierda Hispnica. Una asociacin cultural que iniciamos en 2010 y que ya antes,
desde el 2007, funcionaba como blog de Internet. Durante todos estos aos hemos hecho cosas
muy importantes todos juntos, y hemos todos en IH de tener en cuenta que nuestro trabajo no ser
en vano, pues somos la verdadera "vanguardia" de esa parte del conjunto del saber cuyo papel es
la trituracin, no solo filosfica, sino sobre todo poltica de la Realidad que nos rodea. Toda mi
gratitud, mi camaradera y mi amistad para: Jos Ramn Esquinas, Enrique Esquinas, Juan
Miguel Valdera, Juana Laura Clavijo, Jos Monforte, Agustn Lozano, Hctor Ortega, Daniel
Hurtado, Julin Snchez, Eduardo lvarez, Beatriz Vallina, Josep Mara Viola, Ral Muniente,
David Balaguer, Daniel Cerezo, Cesar Amaya, Roberto Garca-Patrn, Jos Luis Pozo, Manuel
Introduccin
16
Llanes, Javier Porcel, Diego Cibrin, Javier lvarez, Eliseo Inostroza, Carlos Alberto Henrquez
Ballesteros, Vicente Silva, Camilo Milo, Eduardo Graff, Guillermo Espinosa y Bettina Garca (mi
amiga, mi compaera, mi consejera, mi amor, mi novia y la persona que ms apoyo desinteresado
me ha brindado durante estos ltimos dos aos: gracias por absolutamente todo lo que tenga que
ver contigo, te quiero :(). Todos vosotros sois parte esencial de esta tesis doctoral, y tambin de
todo lo que venga despus de ella. A vosotros, muchsimas gracias, seguid siempre como os he
conocido, pues mi evolucin personal se debe, en buena medida, a vosotros.
Tambin he de mencionar a diversos amigos y personas que han estado ah de alguna o de
otra manera durante este tiempo (algunos no siguen ah, otros s), y cuyo apoyo ha sido siempre
gratificante en el trayecto de este viaje, poniendo un importante granito de arena en la terminacin
del mismo: Luca Muoz, Raquel La, Silvia Jimnez, Noelia Rujas, Diego Vega, Vicente
Serrano, Guillermo Muoz, Guillermo Capilla, Gonzalo Villanueva, Guillermo Ortiz, Sergio
Hernndez, Miguel Navarro Sans, Oscar Cano, Ral Ortega, Rebeca Ribera, Mara Jos Lpez,
Laura Hojas, Sergio Vicente Burguillo, Carlos Gonzlez Snchez, Leonardo Luis Orozco, Hugo
Fernndez de la Felguera, Julio Monlen, Lorella Pasquier, Yurlen Rondn, Neurn Surez,
Thaylor Ruiz, Abigal Prez, Irama Herrera, Juan Quintana, Ana Hoyos, Consuelo Isurza,
Constantina Kostami, Patricia Criado, Patricia Alonso, Juan Carlos y Jos Luis Snchez, Pablo
Romero, Alerce Fernndez, Borja Menndez, Guillermo Prez lvarez, Fernando Lpez Laso,
Jos Ovidio lvarez Rozada, Ana Estebaranz, Eguiar Lizundia, Rober Ruiz Garca, Leo Gonzlez
Hevia, Juan Ponte, David Daz de Sonseca, Carlos Blanco Torres, Andrei Anghelof y su
maravillosa madre Natalia (que nos alojaron en Prospekt Mira, en Mosc, a Bettina y a m,
cuando rendimos nuestro particular homenaje a Isaac lich Rubin, a cuya memoria va dedicada
tambin esta investigacin), Costn Sequeiros, Jorge Marrn, Gonzalo Garca, Mara Luisa
Pariboni, Yasmn Abudawod, y a muchos otros que olvido. A todos, gracias. Como mencin
especial, han de estar aqu, adems del ya citado Rubin, el propio Gustavo Bueno Martnez. Sin su
Filosofa, yo no podra haber hecho esta tesis doctoral. A l, gratitud y honor.
Y por supuesto, y para acabar, he de dar gracias a mi familia. Mis cuados Federico Garca y
Conchita Matas y al Titi Bonito. Mi to Juan Antonio Cano, mi ta Ana Armesilla, mi prima Ana
Cano, mi sobrina recin nacida Natalia Cao que ha trado frescura y alegra a nuestras vidas, a
mi abuela Ana Conde Perna (como homenaje pstumo a una vida marcada por un siglo XX sin
duda inolvidable), a mi padre Ramn Carbelo, que pas con toda la fuerza que le caracteriza una
neumona el ao pasado que casi le cuesta la vida, y que ahora encara con la firmeza propia de
una gran personalidad como la suya. Y por supuesto a mi madre, Mara Josefa Armesilla. Sin ella,
nada bueno hubiese sido posible en mi vida. A ella, amor incondicional, gratitud eterna y
reconocimiento al mayor ejemplo vital, de trabajo y de principios polticos que he tenido nunca. A
ella, desde luego, va dedicada este trabajo de investigacin.
Captulo I. Ciencia y Razn en la Economa Poltica.
Planteamiento de nuestro marco terico elemental.
1. El surgimiento de las ciencias a partir de las tcn icas y las
tecnologas: el surgimiento de la Economa Poltica .
Nuestra premisa de partida es la siguiente: las distintas disciplinas cientficas conformadas
histricamente han surgido y surgen de tcnicas y tecnologas previamente desarrolladas, de las
de las cuales no derivan forzosamente, pero s de manera necesaria. Esta premisa requiere definir
qu entendemos por ciencia tanto en sentido histrico como en sentido lgico-material,
gnoseolgico y no epistemolgico. La Teora del Cierre Categorial (TCC, a partir de ahora) del
materialismo filosfico de Gustavo Bueno ser la teora de la ciencia que nos sirva de marco
terico de nuestro anlisis. Ahora resumiremos sus premisas histricas fundamentales (Bueno,
1992-93: 21).
La idea de ciencia no ha tenido el mismo significado en cada poca histrica. Nosotros nos
centraremos en la definicin de ciencia que puede derivarse de su desarrollo histrico efectivo, un
desarrollo inequvocamente moderno, pues es en las edades Moderna y Contempornea cuando
las distintas disciplinas cientficas categoriales han tomado cuerpo, han conformado sus propios
campos particulares. La idea de ciencia, en principio, designara cada uno de los elementos
conformantes, en sentido moderno, de cada uno de los campos de las distintas ciencias. Este
sentido histrico de la conformacin de las ciencias, no obstante, tendr que desechar toda teora
que intente derivar las ciencias categoriales de una idea (filosfica) previa de ciencia, aun
teniendo en cuenta las relaciones dialcticas entre ciencias y Filosofa. Realmente, cualquier
definicin de ciencia tiene de partir de las ciencias realmente existentes ya en marcha, y no al
revs. La Geometra, una de las primeras disciplinas cientficas histricas, (no moderna en sentido
histrico, pero s ya una ciencia formal concreta y con un campo de accin determinado) ya
exista previamente a la definicin de ciencia en general, y de Geometra en particular, de
filsofos clsicos como Platn o Aristteles (bid.: 23).
a) El surgimiento histrico de las ciencias.
Pero an existiendo la Geometra como ciencia formal ya en la Antigedad, resulta
anacrnico aplicar la idea de ciencia en sentido moderno en la Edad Antigua. Si acaso, se podra
decir que haba clulas gnoseolgicas (bid.: 25) formndose en campos diversos, habiendo por
ejemplo clulas gnoseolgicas en la Antigedad que daran lugar con posterioridad a la Fsica
(con figuras como Arqumedes o Eratstenes), o la Astronoma geomtrica. El Diccionario de la
Captulo I: Ciencia y Razn en la Economa Poltica
18
Real Academia de la Lengua Espaola define gnoseologa como "teora del conocimiento" en
sentido filosfico, confundindolo con la epistemologa. Sin embargo, la epistemologa y la
gnoseologa no son lo mismo. Mientras la primera estudia las relaciones entre sujeto y objeto en
el proceso durante el cual se adquiere conocimiento (de ah que sea ms apropiado llamar a esta
"teora del conocimiento"), teniendo un fundamento psicologista y dual, la gnoseologa se
opondra, reconstruyndola crticamente, a una teora del conocimiento psicologista como la
teora epistemolgica, pero tambin se opondra, reconstruyndolas crticamente tambin, a otras
teoras del conocimiento de ndole sociolgica, lgico-formal o histrica.
La idea bsica, en definitiva, que gira en torno a esta exposicin inicial acerca del surgimiento
de las ciencias es la siguiente: que la tesis de la conformacin histrica de las distintas disciplinas
cientficas en las edades Moderna y Contempornea es indisociable de una tesis gnoseolgica
sobre la idea de ciencia en sentido moderno, en la que la relacin entre el sujeto y el objeto est
referida a un tercero: la Verdad como identidad (cientfica), tercer elemento que, para la TCC,
permite distinguir la gnoseologa de la epistemologa (bid.: 25). Cmo se llega a esa verdad en
las ciencias en general, y en la Economa Poltica en particular, segn la TCC, es lo que
pretendemos explicar, en general, en esta investigacin.
La Geometra, conformada en la Antigedad, es una ciencia formal, como el resto de las
disciplinas que funcionan bajo el concepto amplio de Matemticas, mientras que las ciencias
naturales (las ciencias en stricto sensu), seran las disciplinas que se fueron conformando
histricamente en las edades Moderna y Contempornea. Aun siendo anacrnico el tratar de
hablar de la idea de ciencia en sentido moderno en la Antigedad, s es posible analizar las
ciencias formales surgidas en esa Antigedad desde una idea moderna, gnoseolgica, de ciencia,
pues el origen de la Geometra es tambin tecnolgico, pues concretamente tendra su origen en
las tcnicas y tecnologas aplicadas por los agrimensores o los albailes, y esto permite cuadrar su
origen con nuestra teora del origen de las disciplinas cientficas. El siguiente prrafo explica
perfectamente lo que queremos decir:
La teora del cierre categorial supone que las ciencias categoriales no proceden de la filosofa, sino de las tecnologas (categoriales), a la vez que dan lugar al desarrollo de las nuevas tecnologas ("la Revolucin cientfica y tcnica"). La ciencia geomtrica procede de las tecnologas de agrimensores o de albailes; la ciencia qumica procede de las tecnologas de metalrgicos o de tintoreros; la ciencia lingstica procede de las tecnologas de los escribas o de los traductores. [...] acaso podra decirse que la filosofa de nuestra tradicin (helnica), a diferencia de las filosofas de tradiciones distintas (india, china), est en gran parte moldeada por la Geometra, por cuanto quiere ser una "Geometra de las Ideas" (de las Ideas que cruzan las categoras y se abren camino a travs de ellas). Que los "primeros filsofos" (Tales, Pitgoras, Anaxgoras, Platn...) fueran grandes gemetras no tiene que significar tanto que la Geometra brote de la Filosofa sino ms bien lo recproco. Y propiamente yo dira que no brota ninguna de la otra. La filosofa y las ciencias tienen fuentes distintas, pero son fuentes llamadas a confluir (a veces turbulentamente) y al confluir se modifican mutuamente (Bueno, [1978a] 2011: 2).
Santiago Armesilla: Trabajo, utilidad y verdad
19
Cuando la Fsica, gracias a Newton, se constituy como ciencia en sentido nuevo, Geometra
de Euclides mediante, aunque aplicada a entidades en sentido temporal, fue posible entonces
pensar y definir una nueva idea de ciencia, y empezar a preguntarse, en un sentido tambin nuevo,
por la naturaleza de la ciencia. No en vano, a partir de Newton pudieron constituirse ciencias
irreductibles a su Mecnica, como la Qumica, la Termodinmica y las Geometras no euclidianas.
En sentido dialctico, se podra afirmar que las ciencias procederan, como ya hemos dicho, de las
tcnicas y tecnologas y todas ellas daran lugar a su vez, tambin en sentido dialctico, a nuevas
tecnologas y a nuevas disciplinas cientficas, lo que se ha llamado la revolucin cientfica y
tcnica (bid.: 2).
Al darle a la idea de ciencia un sentido histrico y gnoseolgico, esta misma idea de ciencia,
como otras (la idea de cultura, la idea de Estado, la idea de Dios), no puede tomarse como eterna,
anterior a los hombres y a las sociedades humanas, menos an a las sociedades polticas, los
Estados. La idea de ciencia, por contra, tiene una historia y un momento relativamente reciente de
cristalizacin.
b) Las instituciones cientficas y tecnolgicas.
Definir las ciencias como construcciones histricas implica verlas como instituciones
culturales suprasubjetivas, constituidas y conformadas histricamente por componentes muy
heterogneos. Las ciencias destacan por su pluralidad, apareciendo cada una de ellas limitada
por otras disciplinas del conocimiento y por otras ciencias. Hablamos aqu de disciplinas del
conocimiento para referirnos a los saberes no cientficos que, sin ser ciencias, pueden, de manera
regular, constituirse como fuente protocientfica desde la que poder organizar cada una de las
ciencias, aunque podran tambin, en ocasiones, ser un bloqueo a su constitucin. Estos saberes
protocientficos, junto con cada una de las ciencias, sirven de lmite para conocer y reconocer la
finitud necesaria del campo de cada una de las ciencias categoriales. En ocasiones, entre ellas se
dan incompatibilidades que impiden conocer una determinada zona de la realidad; en otras, unas
son una ayuda indispensable a la hora de constituir un campo determinado del conocimiento.
Las ciencias son instituciones, o conjuntos complejos de instituciones, histricas, al igual que
cada uno de sus componentes personales y materiales (Bueno, 2005a: 3-52) (una balanza, un
telescopio, una probeta, seran tambin instituciones1). Tambin seran instituciones los mismos
cientficos (tambin seran, en terminologa materialista, sujetos operatorios), sus obras y los
sujetos (gnoseolgicos) que operan con objetos (otras instituciones) que les permiten realizar
experimentos. Pero siempre seran instituciones propias del campo categorial, cerrado, pero no
1 Del mismo modo existen instituciones fuera de cada campo cientfico, como por ejemplo una composicin musical o una obra de arquitectura, e incluyendo cada uno de los elementos o partes formales de cada uno de estos ejemplos (desde una corchea hasta un instrumento musical violonchelo-, desde una ventana a una columna con estras de aristas vivas en un templo romano).
Captulo I: Ciencia y Razn en la Economa Poltica
20
estanco, de cada una de las disciplinas cientficas, como son instituciones propias de la
arquitectura los obreros, arquitectos o inquilinos que habitan una casa.
Al ser suprasubjetivas, las instituciones cientficas actan y se desarrollan por encima del
sujeto individual, de su voluntad, aun cuando el conocimiento cientfico siempre lo es respecto a
ese sujeto individual, pues es l quien conoce, oye, ve, recuerda y razona, algo que no puede hacer
el sujeto social, que tambin es suprasubjetivo2.
Las ciencias histricas son configuraciones resultado del ensamblaje (construccin,
produccin) de mltiples componentes de manera sui gneris, posible nicamente mediante la
labor de sujetos que operan en el campo propio de cada ciencia partiendo de una materia dada y
gracias a determinadas tecnologas. Esta idea de ensamblaje, construccin o produccin, permite
ver la relacin dialctica entre tcnicas, ciencias y tecnologas por medio del trabajo humano
organizado. Mediante las tecnologas, y desde las prcticas de las que proceden y en las que se
desenvuelven, las ciencias van delimitando sus campos categoriales propios. Pero ello no permite
considerar a las ciencias como meras tecnologas, a pesar de la sofisticacin de determinadas
tecnologas, cada vez ms complejas, aplicadas a algunos campos cientficos. Sencillamente, y
para evitar cualquier tipo de confusin, hay que entender que las ciencias, provenientes de
tcnicas y tecnologas, se conforman y desarrollan en un terreno metatecnolgico, esencial-ideal,
que les es propio. No es lo mismo afirmar que las ciencias proceden de tcnicas y tecnologas que
decir que son tcnicas y/o tecnologas.
En definitiva, la idea de produccin (ensamblaje, construccin) aplicada al anlisis de la
conformacin de las ciencias permite recuperar trminos como explicar o predecir. La prediccin
cientfica sera una caracterstica pensada hacia el futuro (un horizonte temporal), que
inmediatamente habr que retrotraer hacia el pasado (una retrodiccin). La prediccin y la
retrodiccin constituiran as una unidad que permitira regresar a la idea de produccin que
actuara englobando a la prediccin y a la retrodiccin.
c) El surgimiento de la Economa Poltica.
Se produjo en la Economa Poltica un proceso similar de surgimiento? La Economa
Poltica, al no ser en s misma una ciencia categorial dada como los son las ciencias formales y las
naturales, algo que le ocurre a todas las llamadas "ciencias humanas" {Captulo V, 2. i)}, no tiene
un origen nica y exclusivamente tecnolgico. La Economa Poltica como disciplina, surge en el
siglo XVII, al tiempo que la Metafsica de Malebranche, Leibniz o Descartes, producindose en
2 Esto tampoco ocurre extracientficamente, pues una obra musical no es simplemente el conjunto de emociones que sienten los instrumentistas o el pblico que escucha la sinfona, pues el tejido sonoro envuelve estructuralmente a aquellos que constituyen su realidad desde su gnesis. Lo mismo ocurre con una lengua, pues esta no puede reducirse exclusivamente al habla o a los trminos de su comunicacin, aunque solo a travs del habla se genere, pues su estructura desborda los procesos de su gnesis. Una lengua determinada construye, ensambla y compone, al tiempo que comunica y expresa.
Santiago Armesilla: Trabajo, utilidad y verdad
21
cierto sentido una inversin teolgica de esa misma Metafsica o conversin al mundo, en
virtud de la cual la Teologa de la poca se transforma en Mecnica y en Economa Poltica
(Bueno, 1972a: 18).
La constitucin de las diversas ciencias particulares, ligadas al lenguaje escrito, recibi una
influencia decisiva del proceso (tcnico) de diferenciacin entre clases de especialistas
profesionales (artesanos, ingenieros, especialistas en religin, etc.), que se produjo al mismo
tiempo que lo haca el proceso moderno de divisin en clases sociales, complicndolo mucho en
sentido lgico-formal pero sin llegar a confundirse con l. Este proceso culmin en la Edad
Moderna en el comienzo de la constitucin de diversas disciplinas del conocimiento hasta la
actualidad, dando lugar a una pluralidad de ciencias particulares, relativamente autnomas unas
de otras, entre las que hay una relacin categorial que no se reduce ya solo a algo gramatical, al
lenguaje escrito. La pluralidad efectiva de las ciencias particulares sirve de criterio para establecer
una clasificacin de categoras ontolgicas para cada una de las ciencias y para cada disciplina
particular, includa la Economa Poltica (bid.: 20). De esta forma, las categoras cientficas
comienzan a ser el espacio mismo del entendimiento humano, durante o con posterioridad al
proceso mismo de constitucin histrico-cultural de las ciencias mismas y de sus categoras. Al
constituirse una nueva categora cientfica es cuando se da el proceso llamado cierre categorial
(bid.: 20-21). Y este proceso es histrico, institucional, sociolgico, antropolgico y, por otra
parte, tambin lgico-material (no solo lgico-formal) y gnoseolgico.
Todas las ciencias particulares, y esto tambin es una evidencia de su origen tcnico,
proceden de los oficios artesanos diferenciados (tambin la conformacin de clases sociales a que
nos hemos referido en el prrafo anterior). Las categoras cientficas se desarrollan partiendo de
una tradicin gremial propia (bid.: 26)3. El proceso de cierre de esas ciencias se da cuando se
establece un sistema operativo de relaciones que, en origen, tiene potencia para poder conducir a
nuevos trminos dentro de ese mismo sistema o campo. Durante el curso de este proceso se
producen desconexiones con otros campos. Dichas desconexiones no son principios de cierre,
sino sus resultados, ejercidos explcita o implcitamente. Se trata de un mecanismo dialctico por
el cual se constituye (e instituye) una categora racional nueva. La realidad positiva de las cosas es
la que permite la separacin misma de esas cosas.
La Economa Poltica hasta finales del siglo XIX y principios del siglo XX, y sin contar con
su conformacin terica durante la Edad Moderna en pleno mercantilismo con William Petty o
Quesnay4 como figuras preeminentes, fue desarrollada sobre todo por filsofos, y no solo por los
ya nombrados Descartes, Leibniz y Malebranche. Los trminos de esta disciplina fueron
manejados por filsofos profesionales (bid.: 33) como Platn, Aristteles, Santo Toms de
3 [...] el proceso de constitucin categorial de la ciencia moderna no procede, esencialmente, de un corte epistemolgico (Bueno 1972a: 26). 4 En la importancia de Petty y Quesnay insiste mucho Carlos Marx en su obra ms importante, El Capital ([1867] 1999).
Captulo I: Ciencia y Razn en la Economa Poltica
22
Aquino, Nicols de Oresme, Luis de Molina, Juan de Mariana, Francisco Surez, David Hume,
Adam Smith (creador de una influyente teora de los sentimientos morales), John Stuart Mill,
Carlos Marx o William Stanley Jevons, entre otros. Es de comn acuerdo que el nacimiento de los
economistas profesionales se produce con la sistematizacin e institucionalizacin acadmica de
la disciplina que desarroll, entre otros, el britnico Alfred Marshall, que con su obra Principios
de Economa ([1890] 2005) establece las bases de la Economa Poltica contempornea y de su
corriente mayoritaria: la neoclsica (Mndez Ibisate, 2003).
Si perforamos esta envoltura filosfica conformativa que recubre la Economa Poltica, nos
encontramos con un origen tecnolgico-institucional, desarrollado paralelamente al desarrollo de
esa envoltura filosfica, pero no despus. Un desarrollo paralelo a las interpretaciones que sobre
los actos econmicos de las sociedades polticas han hecho algunos filsofos. Ya Joseph Alois
Schumpeter supo ver esto con claridad (Schumpeter, [1954] 2012), pues la Economa Poltica no
poda conformarse ni desarrollarse prescindiendo de una viva tradicin de banqueros, contables,
mercaderes, memorialistas, regentes polticos o aficionados a su estudio que, gradualmente,
fueron cerrando el campo econmico, si no totalmente, si al menos en regiones parciales del
mismo (Bueno, 1972a: 34) {Captulo V, 2. i)}.
Sin embargo, dicho cierre se produce en un campo cuyos trminos llevan aderezados, por
todas partes, ideas extraeconmicas. La Razn econmica actual, y desde su nacimiento, est
compuesta de trminos propios de la Economa Poltica, pero tambin de la Psicologa, de la
Moral, de la Poltica, de las ciencias y de la tecnologa {Captulo V, 3. a), b) y c)}. Estas
adherencias en ciertos momentos han actuado, como ya dijimos, como mecanismos de bloqueo de
la Razn econmica en sentido categorial. Sin embargo, al mismo tiempo, estas adherencias
hacen posible discernir los momentos en que se producen los cortes entre dichas adherencias y las
categoras propiamente econmicas (bid.: 34).
La Razn econmica acadmica, la de los tericos de la Economa Poltica, tiene una estrecha
conexin, por tanto, con lo que se podra llamar Razn econmica tcnica o mundana (bid.:
35), la de los sujetos que depositan su dinero en un banco, la de los que invierten un capital en
bolsa o en una empresa, o la de los que operan con medios de produccin para producir
mercancas, los trabajadores productores. Mientras la Razn econmica mundana se manifiesta en
sus operaciones tcnicas dentro del campo econmico, la de los acadmicos lo hace mediante la
escritura de libros o artculos econmicos, con un lenguaje cada vez ms cerrado (en nuestros
trminos), que tambin forma parte del campo econmico que entre todos conforman. El anlisis
econmico no es ms que el que hace uso del lenguaje de los economistas. Lenguaje cerrado en
sus trminos, relatores y operadores {Captulo V, 2. a)} (ver FIGURA 5.1.), igual que ocurre en
otras disciplinas como la Fsica, la Geometra, etc. Pero tambin los analistas econmicos
analizan acciones, ceremonias e instituciones propias del campo econmico (como son la moneda,
el trueque, el intercambio de bienes y servicios en el mercado, el Estado mismo, etc). La realidad
Santiago Armesilla: Trabajo, utilidad y verdad
23
objeto de la Economa Poltica es una realidad objeto racional, cultural, producida por seres
racionales (los seres humanos, las personas que viven en sociedades polticas avanzadas), y lo
hacen de manera racional, organizada, institucionalizada, mediante metodologas que permiten
conformar un lenguaje econmico, unos smbolos, unas instituciones que a su vez permiten
conformar dichas metodologas y que, en esencia, son propiamente econmicas, como pueda serlo
el dinero (un signo y, al mismo tiempo, una variable econmica indispensable en todo sistema
econmico complejo).
La Economa Poltica acadmica podra ser considerada como un metalenguaje, por lo que
cuando nos disponemos a analizar la realizacin de la Razn econmica en el cierre categorial de
la misma, en esta Economa acadmica nos encontramos con un lenguaje de segundo orden
respecto a otros lenguajes y metalenguajes. Por ejemplo: en un Tratado acadmico de Economa,
una variable x que designe monedas no es una moneda, pero una moneda s es una variable; el
Tratado acadmico antedicho es, al tiempo, un bien econmico que puede comprarse en el
mercado y cuya lectura tras su compra es un acto de consumo del mismo. Si la Economa Poltica
acadmica est dialcticamente conectada con la Economa Poltica mundana, y desde la
Academia econmica se intentan refutar unas teoras econmicas a otras, y parejo a esto est el
intento de refutacin de realidades econmicas (realidades mundanas desde la Academia), no
obstante, esas realidades econmicas mundanas (tcnicas, polticas) solo pueden ser refutadas
realmente por otras realidades econmicas mundanas (tcnicas, polticas), y no ya tanto por
teoras (bid.: 37)5, aunque estas teoras sirvan, en parte, de engranaje ideolgico de diversas
realidades econmicas mundanas tcnicas y polticas.
En definitiva, si el cierre categorial de la Razn econmica existe, se dara o bien entre un
campo de trminos meramente lingsticos (trminos como produccin, cambio, demanda, oferta,
etc.), o bien se dara como un proceso cuyos trminos son los sujetos reales o las comunidades de
sujetos productores y consumidores, las monedas, las fbricas, las herramientas de trabajo, las
mercancas, etc (las instituciones propias del campo econmico), o en ambos casos al tiempo.
La Economa Poltica acadmica tendra entonces el papel, en parte, de una gramtica con
variables que, en los libros econmicos, fuesen metavariables de variables de la Economa
Poltica mundana, de la economa real, pues tanto el economista como el ciudadano de a pie
suelen manejar, referidos al campo econmico, los mismos trminos. Las grandes obras tericas
de la Economa Poltica estn intercaladas continuamente, en su gnesis y en sus efectos, con la
prctica real de los sistemas econmicos. Esto se fundamentara en que los trminos del lenguaje
econmico acadmico no pueden tener autonoma sintctica, ya que la Economa Poltica no es
una ciencia formal, ni tampoco una ciencia natural, sino una disciplina del conocimiento, muy
5 El Capital no quiere refutar solo el concepto de mercanca de Malthus o de Ricardo, sino la propia encarnacin de ese concepto en el trabajo asalariado: pero la refutacin del trabajo asalariado o, en general, la refutacin del capitalismo, no puede hacerla un libro como El Capital sino la propia prctica del socialismo al cual, sin duda, El Capital ha contribuido a instaurar, pero que, a la vez, solamente mediante l puede llegar a confirmarse o falsarse (Bueno, 1972a: 37).
Captulo I: Ciencia y Razn en la Economa Poltica
24
tecnolgica, que podra definirse como una ciencia real (bid.: 38). Los trminos hacen siempre
referencia a la realidad econmica, la cual es ya en s misma un lenguaje ms o menos
categorizado producto de la razn.
2. Relacin de la Economa Poltica con las tcnica s y las tecnologas.
a) Cmo funciona la Razn econmica desde la TCC (Teora del Cierre Categorial).
Definir la Economa Poltica de manera rigurosa necesita de la determinacin estructural del
cierre categorial de la Razn econmica, esto es, una teora sobre la especificidad del campo
econmico como campo propio de esa misma Razn. A las categoras propias de la Economa
Poltica han de incorporarse las estructuras propias del lenguaje cientfico. Por ello, toda
organizacin conceptual de la disciplina ha de pertenecer a la dialctica de la propia categora
econmica mundana, real, o bien porque como fenmeno y realidad se resuelve en ella, o bien
porque considera el fenmeno como una apariencia que el lenguaje econmico ha de transformar
y absorber. El cierre de la Economa Poltica, en las partes de la disciplina que correspondan, ha
de venir combinado siempre de manera especfica en su campo propio.
El circuito de las relaciones de produccin {Captulo VII, 2.}, con su retroalimentacin es, en
rigor, un concepto tecnolgico general, extraeconmico (bid.: 37), e incluso biolgico,
aplicable, por ejemplo, a circuitos de retroalimentacin en sociedades de insectos o de otros seres
vivos. Esto no es bice para que muchos consideren este circuito como suficiente para referirse al
campo econmico, pero la categoricidad racional econmica y sus caractersticas deben
pertenecerle de manera exclusiva. Poner en la produccin o en la conducta racional del sujeto
consumidor la esencia de la categoricidad econmica (homo oeconomicus) supone un error desde
nuestra perspectiva, pues se trata de ideas y conceptos tambin "extraeconmicos", aunque tengan
su importancia en Economa Poltica. La produccin puede ser realizada fuera del campo
econmico cuando se trata de objetos que no son mercancas; por su parte, la conducta racional
del consumidor se extiende a todo tipo de conducta inteligente individual, aunque no sea
econmica, lo que no equivale a afirmar como cierta la teora del homo oeconomicus.
Para explicar el funcionamiento de la Razn econmica resulta insuficiente determinar notas
especficas diferenciales de la Economa Poltica. Se hace obligatoria una determinacin que
permita comprender el nexo de unin entre categoras econmicas diferentes y su propia
naturaleza histrica, y a la vez comprehender un desarrollo histrico dialctico interno de las
categoras econmicas que contenga componentes intra y extraeconmicos como puntos lmite.
La realidad humana hacindose dentro del campo econmico es lo que permite la realizacin de la
Razn econmica. El homo oeconimicus psicologista o esencialista de muchos economistas
Santiago Armesilla: Trabajo, utilidad y verdad
25
tendra que transformarse aqu en un sujeto realizado en la misma realidad econmica, pues la
racionalidad humana no es "previa" a la Razn econmica. Las instituciones propias del campo
econmico son reales, y tienen una funcionalidad propia dentro de este campo. El dinero, por
ejemplo, no es una institucin realizada gracias a una inteligencia racional previa (no existe el
dinero previamente a la existencia del dinero), sino que esa racionalidad consiste dentro del
campo econmico en, en principio, haber creado el dinero mismo.
La constitucin de la Razn econmica, constitucin moderna, ha de permitir la asuncin y
reinterpretacin retrospectiva de las sociedades humanas desarrolladas previas al nacimiento del
campo econmico (homnidos, brbaros, grupos humanos varios previos a la constitucin del
Estado), y entender su naturaleza como social y animal al mismo tiempo. Decimos esto porque a
partir de esas sociedades humanas, y hasta hoy, se fue conformando histricamente la
racionalidad econmica a travs de las relaciones entre estos sujetos entre s y dentro de un medio
que les serva de fuente de energa. En el marco de esta realidad humana se daban dos tipos de
relaciones, segn terminologa materialista: unas relaciones entre los sujetos con su medio natural,
tanto a nivel individual como social, llamadas relaciones radiales {Captulo VI 2. b)} (FIGURA
6.2.), y unas relaciones entre los sujetos entre s a travs de s mismos y de instituciones
propiamente humanas, construidas, creadas, llamadas circulares {Captulo VI 2. b)} (FIGURA
6.2.) (Bueno, 1978: 57-96). El ciclo produccin-distribucin-intercambio-cambio-consumo de las
relaciones de produccin puede darse en las relaciones radiales de los sujetos con la naturaleza
{ Captulo VI 2. b)} (FIGURA 6.2.), as como la conducta racional entendida desde la praxeologa
de von Mises (1949). Pero como no queremos tener nicamente definiciones extraeconmicas, la
categora econmica necesita ser pensada tambin dentro de las relaciones circulares. Expresiones
como produccin del hombre por el hombre o actividad humana orientada a la satisfaccin de
sus necesidades son, a nuestro juicio, extraeconmicas. Categoras con componentes circulares
{ Captulo VI 2. b)} (FIGURA 6.2.) son, por ejemplo, intercambio comercial o moneda, cuya
combinacin permite la circulacin de bienes (poco hay ms circular que esto).
Los principios del cierre del campo econmico estaran ya presentes en el Tableau de
Quesnay, pues en su sentido circular esta obra presenta a una clase, los productores,
intercambiando bienes con otra clase, la clase estril, los consumidores. Tambin en el captulo
XXI de El Capital de Marx podemos observar este cierre, cuando Marx presenta la tabla de la
reproduccin simple del capital, pues conceptos como valor de cambio, valor de uso, valor-trabajo
y mercanca son conceptos circulares y no radiales ([1867] 1999: 476-487). Presentar las
relaciones circulares como componentes esenciales de la categora econmica no excluye las
relaciones radiales, pues las primeras se dan por mediacin de las segundas (bid.: 10)6 {Captulo
6 Los valores de uso, levita, lienzo, etc., o lo que es lo mismo, las mercancas consideradas como objetos corpreos, son combinaciones de dos elementos: la materia, que suministra la naturaleza, y el trabajo. Si descontamos el conjunto de trabajos tiles contenidos en la levita, en el lienzo, etc., quedar siempre un substrato material, que es el que la naturaleza ofrece al hombre sin
Captulo I: Ciencia y Razn en la Economa Poltica
26
VI 2. b)} (FIGURA 6.2.). Ahora bien, a partir de las relaciones radiales no podemos alcanzar los
contenidos especficos de la Economa Poltica, pero a partir de las relaciones circulares s
podemos intercalar relaciones radiales para construir productos relativos (mercancas), por lo que
es necesario adoptar la perspectiva circular (circularista) para dar con la frmula de la naturaleza
exclusiva del cierre categorial econmico.
Con todo, la perspectiva circular todava nos coloca ante un horizonte demasiado genrico. Es
evidente que en las relaciones circulares se dan relaciones entre sujetos, individuales o enclasados
(clasificados) segn un orden lgico, y que mantienen entre s relaciones de intercambio, y no
solo de intercambio (Marx, [1857-58a] 2008: 22-23)7. Reducir toda la Economa Poltica al
intercambio (a la asignacin de recursos escasos mediante el intercambio de mercancas) elimina
otros momentos esenciales de la misma, como la distribucin, la produccin o el consumo. Si a
eso unimos que los trminos propios del campo econmico, especialmente los sujetos, clases de
sujetos y clases de clases de sujetos que realizan intercambios entre s, y las relaciones entre ellos
no estn completamente definidos a este nivel de circularidad tan general, entonces no nos queda
otra que desechar, dndola por hecha, la definicin de esos sujetos como sujetos de necesidades,
(definicin tambin extraeconmica, pues se tratara de una nocin genrica en sentido biolgico
inoperante desde nuestras coordenadas).
Las necesidades de los sujetos econmicos son histricas, y estn por encima de las meras
necesidades de subsistencia. Y son histricas porque estn mediadas por los bienes culturales,
incluidos los alimentos elaborados e injeridos bio-culturalmente, que hacen que los sujetos que
consumen estos bienes no puedan ser independientes de esos bienes que producen y consumen.
Los sujetos que actan en el campo econmico no son meros sujetos biolgicos, ni tampoco
psicolgicos: son sujetos histricos cultural y racionalmente determinables. Como la racionalidad
no es nada al margen de esas relaciones circulares de los sujetos entre s a travs de cosas que
esos mismos sujetos producen, definir la racionalidad (tambin econmica) como una propiedad
general de todo ser humano nos pondra delante otra vez de una determinacin extraeconmica.
Las relaciones humanas en el campo econmico son relaciones racionales, culturales, de
comunicacin, dadas de un modo especfico, econmico; son relaciones simtricas, transitivas y
reflexivas (Rubin, [1924] 1974: 49)8. Luego la racionalidad propia del campo econmico es
aquella que permitira que se den en l relaciones entre sujetos en sentido circular establecidas por
intervencin de la mano de ste. En su produccin, el hombre solo puede proceder como procede la misma naturaleza, es decir, haciendo que la materia cambie de forma (Marx, [1867] 1999: 10) 7 Como en general en toda ciencia histrica, social, al observar el desarrollo de las categoras econmicas hay que tener siempre en cuenta que el sujeto la moderna sociedad burguesa en este caso- es algo dado tanto en la realidad como en la mente, y que las categoras expresan, por lo tanto, formas de ser, determinaciones de existencia, a menudo simples aspectos, de esta sociedad determinada, de este sujeto [...] tambin en el mtodo terico [de la Economa Poltica] es necesario que el sujeto, la sociedad, est siempre presente en la representacin como premisa (Marx, [1857-58] 2008: 22-23). 8 [...] la economa poltica no es una ciencia de las relaciones entre las cosas, como pensaban los economistas vulgares, ni de las relaciones entre las personas y las cosas, como afirmaba la teora de la utilidad marginal, sino de las relaciones entre las personas en el proceso de la produccin (Rubin, [1924] 1974: 49)
Santiago Armesilla: Trabajo, utilidad y verdad
27
la mediacin de mercancas, de bienes y servicios, y de otras instituciones propias de dicho campo
y conformadoras en, y a travs de, dicho campo.
La estructura matricial de las relaciones entre los sujetos a travs de los bienes en el campo
econmico puede representarse en esta tabla {Captulo V, 2. a)}:
[FIGURA 1.1. Tabla de las categoras de la Economa Poltica de Gustavo Bueno (1972a: 47)9.]
En la tabla puede verse cmo los sujetos dentro del campo econmico, representados por los
nmeros 1,2,3,4,...,n, y enclasados en las clases sociales (o clases de clases, de productores,
consumidores, etc.) A,B, etc., dentro del Estado E, se relacionan entre s (relaciones de
produccin) circularmente, a travs de los bienes producidos y consumidos por ellos mismos
representados por las letras a,b,c,d,..., m, agrupados a su vez en clases de bienes I, II, etc.
clasificacin de la que se encarga la merceologa {Captulo V, 4} (FIGURAS 4.27, 4.28 y 4.29), y
que representan la riqueza nacional o producto nacional e interior bruto a travs de la letra R, todo
ello motor productivo de la sociedad poltica, las fuerzas de produccin. El dinero D sirve como
bien, como institucin, que permite la circularidad de estas relaciones, las cuales oscilan entre la
demanda y la oferta que dentro del campo econmico permite el intercambio de bienes y servicios
9 La tabla puede encontrarse, adems de una extenssima explicacin de la misma en Bueno (1972a: 47-62).
Captulo I: Ciencia y Razn en la Economa Poltica
28
(siempre que estos servicios, por motivos histrico-sociolgicos puedan hacerse equivalentes a un
bien) (bid.: 51). Las fuerzas de produccin permiten las relaciones de produccin, y al mismo
tiempo forman parte de ellas mismas, pues las mercancas que permiten la produccin de otras
mercancas son al mismo tiempo productos histricos cuya existencia influye en el
comportamiento de productores y consumidores incluso independientemente de la voluntad de
estos. Se puede resumir el funcionamiento social de la racionalidad econmica, plasmada en la
FIGURA 1.1., con esta cita de Isaac lich Rubin:
La divisin social del trabajo une a todos los productores de mercancas en un sistema unificado que recibe el nombre de economa nacional, en un organismo productivo cuyas partes se hallan mutuamente relacionadas y condicionadas. Cmo surge esa conexin? Por el intercambio, por el mercado, donde las mercancas de cada productor individual aparecen en forma despersonalizada como ejemplares separados de un tipo determinado de mercancas, independientemente de quin las produjo, o dnde, o en qu condiciones especficas. Las mercancas, los productos de los productores individuales de mercancas, circulan y son evaluadas en el mercado. Las conexiones e interacciones reales entre las empresas individuales que podramos llamar independientes y autnomas- surgen de la comparacin del valor de los bienes y de su intercambio. En el mercado, la sociedad regula los productos del trabajo, las mercancas, es decir las cosas. De este modo, la comunidad regula indirectamente la actividad laboral de los hombres, ya que la circulacin de los bienes en el mercado, el ascenso y cada de sus precios, originan cambios en la distribucin de la actividad laboral de los productores de mercancas separados, provoca su entrada en ciertas ramas de la produccin, o su salida de ellas, determina la redistribucin de las fuerzas productivas de la sociedad (Rubin, [1924] 1974: 55-56) {Captulo VI, 2. b)} (FIGURA 6.3.).
Lo cierto es que no pueden tomarse los sistemas econmicos como algo no material, pues
tomarlo como algo ideal o metafsico (capitalismo inmaterial, etc.) equivaldra sencillamente a
negar la existencia misma de sistemas econmicos. Los sistemas econmicos dados dentro de la
categora econmica son materialidades atributivas, esto es, sus variables no pueden aislarse de su
campo propio; una empresa no puede separarse del resto de empresas de su entorno, ni tampoco
puede aislarse la conducta de un grupo de consumidores de la conducta de un grupo de
productores. Cada uno de los elementos de la FIGURA 1.1. no puede reiterarse en su contexto,
que es simultneo; un conjunto de empresas no es una empresa (Ongay, 2008: 10)10, un conjunto
de Estados que comercian entre s no es un Estado (Bueno, 2005b: 328-341). En todo caso, si en
los sistemas econmicos hay algn tipo de reiteracin, est ha de permitir la recurrencia del
propio sistema, la circularidad de sus relaciones de produccin. La reiteracin aparece en la
perspectiva de la sucesin en el tiempo (reproduccin simple, reproduccin ampliada, tiempo de
trabajo socialmente necesario, demanda y oferta, etc.).
Los modelos que construye la Razn econmica acadmica son analogas casi metafricas,
aparentemente externas, respecto de la Razn econmica mundana, pero la Razn econmica
acadmica no podr construir modelos internos de experimentacin como puede hacerse en las
ciencias naturales porque no puede realizar ningn tipo de experimentacin constructiva (Bueno,
10 Una explicacin rigurosa de la dialctica interempresarial desde una perspectiva circularista gnoseolgica, definiendo las empresas como instituciones calientes de rimo ampliado propias de la cultura objetiva antropolgica, puede encontrarse en Ongay (2008: 10).
Santiago Armesilla: Trabajo, utilidad y verdad
29
1972a: 66). Esto incluye los propios modelos matemticos de la Economa Poltica, los cuales
funcionan de manera muy distinta a otros modelos matemticos de otras ciencias categoriales. Los
modelos de la Economa Poltica suelen ser analogas histricas parciales o modelos abstractos de
equilibrio que representan una situacin dada en el tiempo, sin perjuicio de la necesidad para la
propia disciplina, de construir modelos matemticos. Si la Razn econmica busca la recurrencia
presente y/o futura de un sistema econmico determinado, ha de moverse de manera esencial ante
problemas de composibilidad de factores tanto abundantes como escasos, debido a la evidencia de
situaciones de inconmensurabilidad o incompatibilidad que, si se producen, bloquearan la propia
recurrencia del sistema econmico (bid.: 67)11. Estas situaciones pertenecen cada vez ms a un
campo dotado de unicidad material que se desarrolla histricamente en el curso del tiempo
histrico (la situacin de globalizacin o de mercados universales donde se producen
intercambios continuos de bienes y servicios a travs de diversas dialcticas institucionales,
empezando por los mismos Estados). Por todo ello:
La Razn econmica acadmica no puede aspirar nunca a construir cierres categoriales tan rigurosos como la Fsica o la Biologa; la cientificidad de la Economa Poltica es muy precaria no por ello menos urgente- y la Razn econmica tiene siempre tanto de prudencia como de ciencia (bid.: 67).
La Economa Poltica, en tanto ciencia real, y en la medida en que diversos espacios de la
misma puedan estar categorialmente cerrados, ha de distinguirse de la Economa como prctica,
como tcnica que no se mantiene de manera estricta en el cierre categorial, pues la Economa
como ciencia no mantiene las referencias idiogrficas (Bueno, 2006a: 2) consustanciales a la
misma como tcnica. Aunque no hay ciencias idiogrficas, s hay verdades idiogrficas, que son
las que tienen como referencia un aqu y un ahora del continuo espacio-tiempo considerado como
centro de coordenadas anclado en el sujeto individual corpreo (el llamado Ego), y que
constituye el principal volumen de los contenidos del saber mundano y prctico (Bueno, 1972a:
68). En Matemticas, el momento puramente cientfico es el momento de la exposicin de
teoremas, definiciones, etc., mientras que el momento idiogrfico es el momento de los
problemas. Las ciencias cerradas categorialmente no contienen proposiciones idiogrficas, lo que
no significa que los contenidos de una ciencia siempre deban ser universalizados. Para que haya
cierre en una disciplina el contenido idiogrfico ha de poder ser incorporado al mbito categorial
que le es propio, el cual ha de ser decontextualizado del aqu y del ahora. El cierre categorial de
una ciencia no parte de la deduccin nicamente. El procedimiento ms frtil de toda
construccin cientfica es la configuracin gnoseolgica, tal y como la hemos descrito antes, que
ha de atenerse a la estricta materialidad categorial en todo momento, no siendo nunca ni subjetiva
11 [...] los problemas derivados de la escasez se reducen cmodamente a un caso particular del problema de la incomposibilidad (Bueno, 1972a: 67).
Captulo I: Ciencia y Razn en la Economa Poltica
30
ni gratuita. Es una construccin objetiva que ofrece el material de la prxima deduccin, y que
permite, adems, incorporar contenidos no idiogrficos a la misma.
El rgimen particular de funcionamiento de la Economa Poltica es aplicado a contenidos
idiogrficos, y la determinacin de estos es la forma ordinaria de la Razn econmica prctica,
mundana, an en sus fases independientes o anteriores a la construccin cientfica. Esto multiplica
el avance de estos procedimientos, pero no los constituye.
La rotacin recurrente aplicada a los bienes materiales del campo econmico, permite
reexponer la distincin fundamental entre dos sectores insertos en el seno mismo de la
produccin: el sector de los medios de produccin (Sector I de la FIGURA 1.1.) y el de los
medios de consumo (Sector II de la FIGURA 1.1.). Las categoras de la FIGURA 1.1. han de
interrelacionarse de tal modo que la rotacin recurrente de instituciones propias del campo
econmico permita la permanencia y estabilidad en el tiempo de dicho campo. Todo lo que no
est contemplado ah son adherencias extraeconmicas. Por ello, y teniendo en cuenta que tanto
los bienes de produccin como los bienes de consumo son consumidos fsicamente, el esquema de
la rotacin recurrente permite construir una distincin entre ambos tipos de bienes. La produccin
hace referencia a bienes culturales desconectados de necesidades previas y de supuestos fines.
Bienes culturales econmicos son aquellos que se desprenden de los sujetos que los producen12,
no siendo todos objetos de produccin para el mercado. Pero los que lo son entran dentro de un
concepto de bienes, de mercancas, de medios de produccin y/o consumo que se mantienen
dentro de la perspectiva general de la idea de recurrencia por l