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DOSSIER – BIBLIA Y JESUCRISTO UNIDAD IX UNIDAD IX ISRAEL EN TIEMPOS DE JESUS IX.1. INTRODUCCIÓN Israel es un pequeño y angosto país en la costa suroriental del Mediterráneo. Entró a la historia hace unos 3.500 años, cuando el pueblo judío abandonó su forma de vida nómade, se estableció en la Tierra de Israel y se convirtió en una nación. A lo largo de los años, la Tierra ha sido conocida por muchos nombres - Eretz Israel (Tierra de Israel); Sión, uno de los montes de Jerusalén que ha pasado a significar tanto la ciudad como la Tierra de Israel en su totalidad; Palestina, derivado de Philistia y usado por primera vez por los romanos; la Tierra Prometida; y la Tierra Santa, para mencionar tan sólo algunos. Sin embargo, para la mayoría de los israelíes hoy en día, el país es, simplemente, Haaretz - la Tierra. Casi 6,5 millones de personas viven actualmente en Israel. Más de cinco millones son judíos; la mayor parte de los demás son árabes. Un amplio espectro de formas de vida caracteriza al país, que va de lo religioso a lo secular, de lo moderno a lo tradicional, de lo urbano a lo rural, de lo comunitario a lo individual. IX.2. GEOGRAFÍA Los relatos bíblicos nos hablan de la relación que vivió el Pueblo de Israel primero y luego las comunidades cristianas con un Dios que, por ser un pueblo pobre y débil, se puso del lado suyo y lo salvó. La historia de este Pueblo ha estado determinada, en gran parte, por su posición geográfica. Por ello para llegar a una mejor comprensión de esta historia, vivida como una historia de salvación, es necesario conocer el escenario geográfico en el que ocurrieron estos hechos. La mayor parte de los relatos bíblicos se centran geográficamente en esta pequeña franja de tierra que se Lic. María Felicidad Vargas Serrudo 1

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UNIDAD VII

DOSSIER – BIBLIA Y JESUCRISTO

UNIDAD IX

UNIDAD IX

ISRAEL EN TIEMPOS DE JESUS

IX.1. INTRODUCCIÓN

Israel es un pequeño y angosto país en la costa suroriental del Mediterráneo. Entró a la historia hace unos 3.500 años, cuando el pueblo judío abandonó su forma de vida nómade, se estableció en la Tierra de Israel y se convirtió en una nación. A lo largo de los años, la Tierra ha sido conocida por muchos nombres - Eretz Israel (Tierra de Israel); Sión, uno de los montes de Jerusalén que ha pasado a significar tanto la ciudad como la Tierra de Israel en su totalidad; Palestina, derivado de Philistia y usado por primera vez por los romanos; la Tierra Prometida; y la Tierra Santa, para mencionar tan sólo algunos. Sin embargo, para la mayoría de los israelíes hoy en día, el país es, simplemente, Haaretz - la Tierra. Casi 6,5 millones de personas viven actualmente en Israel. Más de cinco millones son judíos; la mayor parte de los demás son árabes. Un amplio espectro de formas de vida caracteriza al país, que va de lo religioso a lo secular, de lo moderno a lo tradicional, de lo urbano a lo rural, de lo comunitario a lo individual.

IX.2. GEOGRAFÍA

Los relatos bíblicos nos hablan de la relación que vivió el Pueblo de Israel primero y luego las comunidades cristianas con un Dios que, por ser un pueblo pobre y débil, se puso del lado suyo y lo salvó.

La historia de este Pueblo ha estado determinada, en gran parte, por su posición geográfica.

Por ello para llegar a una mejor comprensión de esta historia, vivida como una historia de salvación, es necesario conocer el escenario geográfico en el que ocurrieron estos hechos.

La mayor parte de los relatos bíblicos se centran geográficamente en esta pequeña franja de tierra que se extiende al lado occidental del Río Jordán y que se convirtió en puente entre Egipto y Mesopotamia: Palestina.

El territorio bíblico principal es esta franja de terreno que tiene como límites naturales:

· Al Este, el Río Jordán, que nace en el Monte Hermón, unos 30 km. al norte del Lago de Galilea, pasando por el lago Hule sigue camino y desemboca en el lago de Galilea y sigue nuevamente su curso hasta llegar al Mar Muerto.

· Al Oeste el Mar Mediterráneo.

· Al Norte la Región de Galilea.

· y al Sur el Mar Muerto.

Es un territorio reducido, de alrededor de 10.000 km2 (Nótese que la Región Metropolitana de Santiago tiene 15.554,51 km2). Sólo si sumamos la Transjordania, llega a ser 25,124 km2.

Al otro lado del Jordán se encuentra la Transjordania, una meseta de altura apta para la crianza del ganado. Aquí, en tiempos de Jesús, se encontraban las regiones de Decápolis, Perea y el Reino Nabateo. Finalmente, y también en tiempos de Jesús, Idumea se hallaba anexada a la región de Judea.

Palestina en el N.T.

La Geografía política de Palestina en el N.T estaba formada por Circunscripciones, Monarquías y Provincias.

Para facilitar el estudio dividiremos los grupos de provincias en dos partes:

Provincias al Oeste del Jordán:

Judea: Era la más grande de Palestina, pues abarcaba el territorio que antiguamente correspondía a las tribus de Judá, Simeón, Dan, y Benjamín. Los Romanos pusieron como rey de Judá a Herodes.

Samaria: Era la provincia central de Palestina, situada entre Judea y la cordillera del Carmelo. Los samaritanos tenían la reputación de ser gentes descontentas que sabían abrigar sentimientos de odio y venganza. Existía una gran división entre judíos y samaritano pues para los judíos los samaritanos se habían mezclado con las naciones paganas y por eso no pertenecían al pueblo santo del Señor, hasta que los expulsaron definitivamente del templo de Dios.

Galilea: La más Septentrional de las provincias occidentales, comprende todos los territorios al norte de Samaria hasta el monte Líbano, extendiéndose de este a oeste entre el mar Mediterráneo y Fenicia y Mar de Galilea, se llamaba "Galilea de los Gentiles", en razón de hallarse poblada de fenicios, árabes, egipcios, sirios, etc.

Más tarde se establecieron allí algunos Judíos, entre los cuales se encontraba la familia Macabea y algunos patriotas que habían seguido a Matatías. Fue pues entre aquella gente que nuestro Salvador encontró su mejor aceptación, sus primeros discípulos y agresivos misioneros.

Provincias al Este del Jordán:

Perea: Designada en el N.T. como "la otra parte del Jordán", se aplicaba a la franja del terreno que se extendía a lo largo del Jordán desde un poco al sur de Pella hasta Arnón.

Decápolis: Decca: diez, y Polis: ciudad. No era un territorio preciso, por consiguiente no debe considerarse como una Jurisdicción Política. En el sentido más limitado de la palabra se refiere a diez ciudades griegas bajo la protección del Gobernador de Siria.

IX.3. ASPECTOS SOCIO-ECONÓMICO

Aspecto Económico de la sociedad en la que vivía Jesús

El país de los judíos es un territorio pequeño. Le rodea el desierto por todas partes y le penetra en cuanto falta el agua. Se distinguen en él dos regiones: Galilea, al norte, con más agua y por tanto más fértil; produce sobretodo cereales. Judea, al sur, árida y montañosa, cubierta de viñas y olivares; en los sitios en que es posible se desarrolla la ganadería, sobre todo de ovejas; en las orillas de los lagos y al borde del mar se practica la pesca.

Dentro de una situación general de una gran pobreza existían varios grupos económicos que podemos dividir en:

· Clase Alta: compuesta por propietarios o la nobleza laica (formada por el gobierno) y la nobleza clerical (los que vivían de la gente con fe) que controlaba la economía del templo. Nobleza laica denominada en el Nuevo Testamento como ansianos o senadores, que tuvieron peso decisivo en la condena de Jesús. Nobleza clerical: sumos sacerdotes.

· Clase Media Actual: sus ingresos eran modestos y ajustados a sus necesidades y vivían sin mayores sobresaltos. Estaba compuesta por los trabajadores diarios llamados jornaleros.

· Mendigos: vivían de lo que se les diera

· No existían los esclavos, solamente en el aspecto laboral

La economía de la zona estaba compuesta por 3 grandes actividades económicas:

· Agricultura: explotada en el sur de Galilea, donde se formaban centros de trabajo hacia los cuales la gente emigraba en busca de empleo. Cultivo de trigo.

· Ganadería: explotada en la mayoría de los territorios menos fértiles. Se explotaba ganado ovino, bueyes en mayor medida y cabras.

· Pesca: era una actividad desarrollada por la mayoría del pueblo ya que para esta no se requería de herramientas, terrenos o elementos de trabajo. Alimento al alcance de la mano del pobre. Se pescaba en el lago de Tiberíades en el centro de la región.

Estas actividades comerciales estaban explotadas por 2 grupos de ciudadanos:

· Artesanos o comerciantes: producían sus propio productos para luego venderlos (cueros, perfumes, aceites, etc.). Trabajaban en las grandes ciudades de Jerusalén y aldeas.

· Profesionales: gente de pueblos con oficio generalmente eran: carpinteros, tejedores, cobradores de impuestos, agricultores, pastores, etc.

Una buena parte de la población vive agrupada en pequeñas aldeas donde los habitantes viven de sus propios productos: cada cual fabrica sus propios instrumentos rudimentarios, construyen también las pobres edificaciones que necesitan. En algunos pueblos un poco mayores se desarrolla el comercio y el artesanado; Eso requiere ya cierta especialización: éstos viven de su oficio y el dinero sirve para intercambiar los productos.

Este último modo de vida está mucho más desarrollado en Jerusalén, la capital; está en la región del sur y es la única ciudad de importancia; tiene alrededor de unos 100.000 habitantes: comerciantes, artesanos, empleados del Estado, conviven con toda una clase dirigente compuesta por grandes propietarios de tierras y por las familias y allegados de los “sumos sacerdotes”. En Jerusalén toda la actividad tiene su eje en el “Templo”, lugar del encuentro del pueblo judío con su Dios. Económicamente la importancia del Templo ha llevado consigo todo un comercio de objetos de piedad, todo un tráfico de compraventa de animales para los sacrificios, toda una organización de cambio de moneda. (Pues en el templo sólo se puede comprar con una moneda especial).

Había un comercio muy intenso, principalmente en Cesárea de Filipo, porque lo romanos habían hecho de ella una ciudad portuaria y comercial. También se intercambiaban productos. Pero las dificultades eran muchas, porque los camino eran pocos y peligrosos y las regiones muy montañosas. Por causa del comercio se usaban diferentes tipos de monedas, por ejemplo el denario romano, la dracma griega o el siclo judío (la moneda de plata).

Las riquezas del país provienen tanto de los productos de la tierra como de todo el montaje de comercio religioso, unas y otras son acaparadas por una casta de notables que obtienen fuertes ganancias. Los propietarios saca sumas enormes de sus fincas y acumulan tierras. Los dignatarios religiosos exigen los “diezmos”: todo judío mayor de edad debe pagar este impuesto que representa, en principio, el 10% de sus ingresos. Los impuestos civíles y religiosos: “La Pax Romana” al Imperio, el lujo de la corte de Herodes y la construcción, el funcionamiento y donativos del templo, la compra de animales para sacrificios y el cordero para la Pascua. Además recogen los donativos y regalos que los peregrinos llevan a Jerusalén. Unos y otros son la clase dominante y fuera de ellos nada hay organizado en el plano social.

Entre los trabajadores se puede distinguir a aquellos que tienen un oficio: alfareros, pescadores, carpinteros, herreros, constructores, pastores, etc. Frecuentemente son oficios “familiares”: el padre enseña a sus hijos lo que él sabe: Jesús pertenecía a este medio social. A título de ejemplo digamos que por aquella época la reconstrucción del Templo fue una gran obra de ámbito nacional: 18.000 obreros estuvieron empleados en ella y estaban bastante bien pagados; Empezó el año 18 a.C. y todavía continuaba cuando empezó a predicar.

Había otro grupo de trabajadores que se alquilaban para trabajar; eran gentes sin ninguna calificación profesional; frecuentemente eran temporeros que se contrataban para la jornada. Si un día quedaban sin ser contratado era una catástrofe familiar, pues vivían al día.

Más explotados todavía estaban los esclavos, hombres y mujeres que habían perdido su libertad o porque habían nacido esclavos o por endeudamiento progresivo. Su amo disponía de ellos como le viniera en gana; unos eran esclavos domésticos vinculados al servicio de las grandes familias (cocineros, encargadas de limpieza y perfumería, profesores, etc.), otros estaban vinculados al trabajo de las tierras: campesinos reducidos a la esclavitud.

El conjunto de esta situación engendraba gran cantidad de parados a los que no les quedaba más posibilidad que mendigar su sustento. Peor era la situación de los disminuídos físicos o mentales, pues a la pobreza material se añadían motivos religiosos para rechazarles: se les consideraba malditos. No había ayuda alguna prevista para sostener a los enfermos o a los disminuidos: todo lo contrario, se les aplastaba y se les tenía en nada.

Para completar este cuadro general de aquella sociedad hay que mencionar la casta de los prestamistas de dinero, de los recaudadores de los diversos impuestos, de los intendentes (llamados “publicanos” en el evangelio): nacieron sobre todo con la ocupación romana; contribuían a acrecentar la injusticia entre la minoría dominante y la mayoría explotada; ésta era su manera de proceder: cuando un particular, un pueblo o incluso una provincia, debían sumas de dinero al poder romano en concepto de impuestos, o a los grandes propietarios, ellos pagaban esas sumas en nombre de los deudores, y luego tenían todos los poderes para recuperar por la fuerza esas cantidades, sacándoselas a la población o a los deudores particulares según los casos; y ciertamente usaban sus omnímodos poderes.

Los medios de transporte más comunes para las mercaderías lo eran también para las personas: barcos y burros.

Podemos resumir la situación económica del pueblo; despojado, explotado, tributario, empobrecido, sin espacio vital y sin garantías.

Aspecto Social de la sociedad en la que vivía Jesús

Gran parte de la población ha sufrido el despojo de su tierra en beneficio de la corte y de los terratenientes con la consecuencia del esclavismo laboral, y del empobrecimiento. Tal atropello fu denunciado por los profetas.

A la Corte de Herodes, la burocracia y la nobleza laica y sacerdotal a comprado u obtenido tierras a cambio de fidelidad al emperador y de que ejerzan el control sobre el resto del pueblo. Esto ha reforzado la desigualdad ya existente en la estructura social: pocos tienen muchas tierras y altos niveles de vida, mientras que grande mayorías viven en la miseria.

El país de los judíos llevaba entonces unos cincuenta años ocupado por los romanos; le habían divido en varias provincias. Algunas eran directamente administradas por ellos como Judea y Samaría: un gobernador romano representaba en ellas el poder central; en la época de Jesús era Poncio Pilato, que fue administrador desde el año 26 al 37. Mantuvo una buena parte de las estructuras judías, pero era él quien gobernaba directamente e incluso quien nombraba al sumo sacerdote. Otras provincias, como Galilea, estaban en manos de reyes-fantoches que sobrevivían gracias a su afán de aplicar escrupulosamente la consigna de Roma: así sucedía con Herodes, que reinaba en Galilea y Perea.

La dominación romana se traducía sobre todo en opresión económica: además de todos los gravámenes indirectos (peajes, aduanas, tasas innumerables), las provincias ocupadas pagaban a Roma el “tributo”, una suma impuesta que luego los dirigentes recuperaban sacándola de cada uno de los miembros del pueblo judío, exceptuados niños y ancianos.

¿Hay que pagar este impuesto o no? Esta pregunta dividía los ánimos de la población y que luego harán también a Jesús.

Sin embargo, esta división en diversas zonas administrativas no suponía un obstáculo para l libre circulación; se pasaba con facilidad de una parte a otra; ventajas de la “paz romana”. Realmente se trataba de una ocupación bastante superficial: sólo había unos 3.000 soldados romanos para una población de 2.000.000 de habitantes.

Además, aunque siempre dentro del cuadro que hemos señalado, los pueblos disponían de cierta autonomía: administrados por consejos de ancianos, ofrecían lugar y espacio para la constitución de comunidades de cierta calidad humana en las que se podía ejercitar alguna responsabilidad cívica. En realidad el Imperio Romano era, sobre todo, una gran Federación de ciudades y pueblos sometidos a Roma, la “ciudad” por excelencia. En Jerusalén ese consejo tenía un nombre particular: Sanedrín, asamblea que tenía competencia no sólo sobre los habitantes de Jerusalén, sino sobre cualquier asunto de importancia relativo a los judíos. Jesús tendrá un día que responder de sus palabras y de sus actos ante este consejo. Dirigida por el sumo sacerdote, esta asamblea estaba compuesta por 70 miembros; se reunía en el Templo. La componían 3 grupos: personas allegadas al sumo sacerdote, ancianos (sobretodo ricos propietarios) y “escribas” (personas que sabían escribir que eran un poco más cercanos al pueblo).

Entonces, como ahora, muchos judíos vivían fuera de Palestina; estaban dispersos por todas la s ciudades del Imperio: Alejandría, en Egipto, era “la mayor ciudad judía”. Todos éstos tenían los mismos deberes que los demás judíos y, particularmente, estaban obligados apagar los impuestos al templo de Jerusalén. Estaban más abiertos a las ideas nuevas e intentaban comunicar s fe a los no judíos de que estaban rodeados: en muchos casos fueron la base de las primeras comunidades cristianas.

Evidentemente en un país ocupado, como lo era el de los judíos, son varias las posturas que se pueden tomar: colaboracionista, situarse en la resistencia, o intentar sobrevivir como se vaya pudiendo. A los colaboracionistas se les encuentra, claro está, entre aquellso que se aprovechan de la situación: gentes próximas al poder, como los herodiano, partidarios y cortesanos de Herodes, o como los saduceos que pululan alrededor del sumo sacerdote y su grupo. Están muy interesados en mantener el orden establecido que les proporciona un grado aceptable de prosperidad. Para ellos el mejor medio para poder seguir gozando de libertad religiosa y política consiste en guardar silencio, en ser discretos y en reconocer el poder de los romanos.

La resistencia recluta a sus hombres en las capas populares, son pequeños grupos constantemente diezmados por la represión y constantemente rehechos y reorganizados. Además de golpes de mano fulminantes, muy semejantes a actos de pillaje surgen numerosas revueltas capitaneadas por hombres que pretenden el título de “mesías-salvador”. Efectivamente: en estos grupos la fe y la política están íntimamente mezcladas: su pretensión consiste simultáneamente en liberar al país de la dominación extranjera y en reformar radicalmente el culto del templo y el sistema de los sumos sacerdotes, a los que tienen por corrompido. El grupo más organizado era de lso zelotes. Jesús tuvo contacto con ellos, ya que eligió de entre ellos al menos uno de sus discípulos. Su movimiento irá tomando cada vez mayor extensión y desembocará el año 66, en una revuelta general; la represión romana será terrible; cuando en el año 70 los romanos vuelvan a tomar Jerusalén destruirán para siempre el templo.

Entre los que intenta sobrevivir está la gran masa del pueblo y con ellos el grupo religioso de los fariseos. Verían con muy bueno ojos que se marcharan los romanos, pero ellos esperan la liberación del pueblo, más de una intervención directa de Dios que como fruto de la acción humana. Nada de esto impide que la masa popular esté llena de una gran esperanza: tiene el presentimiento de que van a llegar nuevos tiempos.

El Templo:

El templo de Jerusalén resume en sí los poderes económico, político y religioso: acaparado por la clase dominante, nadie puede atacarlo sin socavar profundamente las estructuras sociales de la época. Con esto se aprecia la importancia de las posturas que Jesús tomará respecto de él.

Como lugar de poder económico es el centro más importante de comercio y de intercambios monetarios; tras sus muros se encierra el tesoro de las finanzas públicas; también se aceptan depósitos privados. “Allí se refugia toda la riqueza judía”, dice el historiador Josefo.

Como lugar de poder político, ofrece sede a las convocatorias del Sanedrín, que es la única Asamblea que tolera el poder romano; es también la sede del sumo sacerdote, y en una de sus alas los romanos han instalado permanentemente una guarnición de soldados para controlar la situación.

Finalmente, como lugar de poder religioso, hacia él suben todos los judíos al menos una vez al año; es el único sitio en el que, según la Ley de Moisés, se pueden hacer los sacrificios prescritos; solamente allí puede el pueblo responder con toda fidelidad a su Dios y vivir la Alianza que Dios propuso.

Las rivalidades, los grupos opuestos, las diversas corrientes políticas - religiosas tienen al pueblo en efervescencia: todos son indicios de que la situación no puede durar mucho; las revueltas son continuas. Ciertamente en el pueblo se espera a alguien, se espera un mundo nuevo.

Diversas Corrientes Sociales:

Los Zelotes: parece que en Palestina en tiempo de Jesús reinaba una relativa tranquilidad. No hay indicios de ningún tipo de resistencia armada “organizada” contra los romanos. Naturalmente, se daban casos de rebeldes aislados. ¿Entonces qué pensar de los Zelotes que suelen ser presentados como un grupo guerrillero en plena efervescencia?

En el A.T. hay una alta estima del “celo” de Yahveh. “Zelote” es sinónimo de fervoroso o celoso de la Ley y de la Santidad del Templo. Los zelotes se preocupan de la pureza religiosa y no de la liberación del poder extranjero.

En el año 6; en plena guerra contra los romanos, aparece en el Templo un grupo armado dirigido por Eleazar, que fue uno de los componentes de la resistencia y que se llamaban “Zelotes”.

Estaba formado, en gran parte, por sacerdotes pobres de procedencia campesina, que reaccionaban violentamente contra unos sumos sacerdotes opresores, infieles a la Ley y aliados con el poder extranjero.

Ese grupo de zelotes permaneció siempre vinculado al Templo, de modo que cuando este fue destruido, desapareció.

Los Fariseos: Fariseo quiere decir “separado”: para ellos era un timbre de gloria no mantener relación con la gente del pueblo, a quien se consideraba ignorante de la Ley y poco celosa de su cumplimiento. Los Fariseos eran fervorosísimos de la Ley, admitiendo la tradición oral también como revelación divina. Los evangelios presentan una imagen peyorativa de los fariseos, que corresponde al jurídicismo en que cayeron a partir del año 70. Pero ya en tiempo de Jesús existían los gérmenes de una religiosidad formal e hipócrita.

La mayoría de los doctores de la Ley o escribas eran fariseos. Evidentemente había otros muchos fariseos que no tenían esta preparación intelectual. Estaban organizados en comunidades, que contaban con sus propias sinagogas y con reglas precisas de admisión.

Por su extracción social y género de vida contaban con bastante estima en el pueblo, siendo sus portavoces en el Sanedrín.

Los Saduceos: Era el partido de la aristocracia tanto sacerdotal como laical. En la práctica estaban helenizados y eran colaboracionistas con el ocupante griego o romano. Sin embargo, doctrinalmente eran muy conservadores, no aceptaban la tradición oral y tampoco participaban de las utopías de las clases populares, que se expresaban en el mesianismo, en la apocalíptica, en la creencia dn la resurrección de los muertos, etc. Sus intereses y sus ideologías estaban vinculados al Templo y, por tanto, desaparecieron con él.

Los saduceos representaban a la clase dominante en el judaísmo del tiempo de Jesús, tenían el control del templo y de las instituciones judías y eran dueños de gran parte de las tierras, pero la influencia de los fariseos en el pueblo iba en aumento y llegaría a imponerse después del 70. La oposición fariseos-saduceos ha dominado la evolución religiosa del judaísmo durante todo este tiempo. La oposición religiosa iba unida a una oposición social ya que ambos movimientos expresaban interés de clase diferente.

Los Esenios: El conocimiento de los esenios ha progresado decisivamente a partir de los famosos descubrimientos, en 1947, de los manuscritos de las cuevas dl Qum-Ran. Los esenios del Qum-Ran eran un grupo de sacerdotes descontentos con la relajación en que había caído el sacerdocio y el Templo. Habían roto con el judaísmo oficial, se habían retirado al desierto y se consideraban el verdadero Israel, el pueblo de la Nueva Alianza. Su fundador había sido una grande y enigmática personalidad religiosa llamada “Maestro de Justicia”.

Estaban influenciados por las ideas apocalípticas y por la visión dualista del mundo y de la historia, lo cual les llevaba a propugnar el amor a los propios miembros de la comunidad y el odio implacable a los enemigos.

Seguían una serie de normas de purificación (abluciones, etc.), practicaban la comunidad de bienes, había miembros célibes y tenían reglas de ingreso y una especie de noviciado.

La Apocalíptica: la apocalíptica, más que un grupo determinado, es una corriente o actitud teológica que surge en momentos de dificultad y opresión y que proyecta ansiosamente la mirada hacia el futuro del que espera la salvación.

El pueblo judío conoció una época apocalíptica desde l insurrección de los Macabeos (167 a. C.) hasta la guerra judía (70 d. C.), época de angustia e incertidumbre en confrontación con el poder extranjero. No se sabe hasta qué punto penetraron las ideas apocalípticas pero parece que no eran exclusivas de pequeños grupos, sino patrimonio ampliamente difundido llegando a incidir en ambientes fariseos.

Lo que sí es claro es que estas ideas encontraban eco en los sectores oprimidos y populares, ya que resultaban la expresión religiosa de sus utopías y esperanzas. En cambio, los ambientes saduceos y aristocráticos permanecían ajenos y hostiles y no admitían la resurrección de los muertos ni ninguna esperanza trascendente; se limitaban a esperar la perpetuación del régimen terrestre del Templo. Como suele suceder, las esperanzas eran coherentes con los intereses.

La apocalíptica tiene una visión dualista de la historia: hay una neta contraposición entre “este siglo perverso” y el “siglo futuro feliz”.

Profesa también un dualismo moral: existen los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas, que se distinguen y contraponen. Frecuentemente se han hecho sutiles cálculos sobre el futuro en un intento de escudriñar y descifrar el sentido de la historia.

Se espera la venida futura de un personaje enigmático, el Hijo del Hombre, que inaugurará una salvación universal y trascendente, que supera la noción judía más tradicional centrada en un Mesías, rey ideal del futuro, que no va más allá de los límites terrestres y nacionales de Israel.

Situación político-religiosa en tiempos de Jesús.

Palestina se hallaba cerca de las fronteras del imperio romano, que en esta región era el sucesor de las grandes monarquías griegas establecidas después de la conquista de Persia por Alejandro Magno.

En toda la religión era la lengua y la cultura griega un factor de unión, mientras que la unidad política venía impuesta por la administración romana. La mayoría de los pueblos sometidos estaba razonablemente satisfecha de tal estado de cosas. El régimen romano podía ser severo, con frecuencia duro y a veces opresor, pero era una mejora con respecto a la anarquía y al desgobierno de las monarquías griegas en su decadencia.

a) JUDÍOS.-

Palestina, sin embargo, era una excepción. Los judíos que representaban la parte preponderante de la población, eran un pueblo peculiar y porfiado. Los romanos no los comprendieron nunca. Durante largo tiempo también habían estado sometidos, primero al imperio persa y luego a las monarquías griegas de Siria y de Egipto. Habían asimilado buena parte de la cultura de sus sucesivos dominadores, pero un brote de nacionalismo en el siglo II A.C. les había dado el gusto de la independencia bajo una dinastía autóctona. Comenzó con la heroica resistencia de los Macabeos, floreció algún tiempo bajo sus sucesores, los príncipes Hasmoneos y se consumió en mezquinas disensiones entre sus últimos herederos, haciéndose entonces inevitable la toma del poder por los romanos.

Los judíos, sin embargo, no olvidaron su breve período de gloria y se entregaron a una peligrosa nostalgia. La primera intención de los romanos había sido de gobernar con un "régimen indirecto", que tuvo efecto durante algún tiempo, pero al fin la parte sur del país fue organizada como provincia romana de Judea, bajo gobernadores de segundo orden con el título de prefectos (y posteriormente de procuradores), mientras que el resto del país fue dejado bajo príncipes títeres. En la época de nuestra historia era procurador de Judea Poncio Pilato, que desempeñó su cargo del 26 al 37 D.C.

b) SAMARITANOS.

Justamente al norte de Judea, aunque todavía dentro de la provincia romana, estaba el distrito conocido como Samaria. Sus habitantes eran de origen israelita y mixto y practicaban una religión fundamentalmente idéntica a la de los judíos, aunque con algunas desviaciones en puntos particulares. Los judíos, sin embargo, los proscribían como extranjeros y herejes. Amargos recuerdos del pasado y varios siglos de razas afines, vecinos próximos en un país muy exiguo, una mentalidad de odio mutuo, que se expresaba constantemente en mezquinas provocaciones y, eventualmente, en reyertas homicidas.

c) GALILEOS.-

La parte septentrional de Palestina, conocida como Galilea, con el territorio al este del Jordán, estaba gobernada por un príncipe nativo, Herodes Antipas. Galilea tenía una población mixta, fundamentalmente ruda. Era un semillero de deslealtad a los judíos. Muchos galileos que pasaban por judíos debían ser descendientes de extranjeros "convertidos" por la fuerza cuando los Hasmoneos conquistaron el territorio, pero su celo por su religión no era por eso menos fanático. El prefecto de Judea miraba siempre con inquietud a los turbulentos galileos, que bajaban a millares a Jerusalén para las fiestas religiosas nacionales. En tales ocasiones solía abandonar la residencia del gobierno, Cesárea, y se establecía en Jerusalén, cuidando de que un contingente razonable de tropas estuviese disponible en la fortaleza para vigilar los patios del templo.

d) ESCRIBAS.-

El templo era, en efecto, el centro neurálgico de la vida judía. Políticamente carecía de importancia el exiguo enclave judío, pero como centro religioso tenía alcance mundial. De ello se hacía perfectamente cargo el imperio romano, dado que en todas partes del imperio había judíos que miraban Jerusalén como su metrópolis. Cinco siglos antes, cuando revivió la comunidad judía, después de haberse casi extinguido como entidad se parada se había organizado en forma más parecida a una Iglesia a un Estado. Su "constitución", por lo menos tan fundamental o inmutable como la de los Estados Unidos, era la llamada ley de Moisés, que no sólo cubría todo el ámbito de la organización civil y eclesiástica, sino que ofrecía un amplio código de ética social y personal, que en teoría obligaba a todo miembro de la comunidad, ya residiera en la patria o estuviera dispersado por el exterior. Consiguientemente, aquella clase de personas que eran reconocidas como versadas en la ley y se dedicaban por oficio a exponerla, alcanzaron una posición de especial influencia y prestigio. Estas personas eran conocidas por un nombre que convencionalmente se traduce por "escribas", pero que puede reproducirse más adecuadamente por la expresión "doctores de la ley".

e) FARISEOS.

La dificultad obvia de aplicar las prescripciones de la ley en todo su detalle a una situación mucho más complicada que aquella para la que habían sido concebidas en su origen indujo a los que deseaban seriamente formarse ha bajo este respecto, a reunirse en "corporaciones" con miras a ayudarse e instruirse mutuamente. Los miembros de tales corporaciones vinieron a ser conocidos en la época que nos ocupa como "fariseos", palabra de origen incierto, pero que al parecer significa algo así como "los separados". Si es así, definirá su posición de manera bastante apropiada ya que a todas luces ellos se sentían también como separados de "la gente que no se cuidaba de la ley". Aquellos hombres eran respetados e influyentes, y sus corporaciones incluían a personas del alto nivel moral e intelectual, aunque a no dudarlo, estaban expuestas a las tentaciones comunes a las personas que quieren ser más religiosas que los demás. Los fariseos eran "fuertes en las sinagogas" locales, que servían no sólo como lugares de culto, sino también como centros sociales, e incluso, en cierta medida, como órganos de gobierno local de la comunidad judía.

f) SADUCEOS.

Se les encuentra en la aristocracia de Jerusalén. Se dan por antepasado a "Sadoc", sumo sacerdote en tiempos de Salomón. Son el semillero del "clero" contemporáneo. En el plano religioso, son conservadores. Para ellos. Dios habita el Santo de los santos del templo. Observan estrictamente la ley escrita, por ejemplo, respecto al sábado. No aceptan las creencias recientes: los ángeles, los demonios, la resurrección. Se levantan contra Jesús a causa de su actitud hacia el Templo.

En el plano político, aceptan a los romanos. Buscan calmar la hostilidad del pueblo contra los ocupantes. Se oponen a los zelotes que ejercen la resistencia armada y a los fariseos que tienen una actitud de rechazo silencioso. Son poco numerosos y desaparecen después de la ruina de Jerusalén en el 70. Se les conoce mal; los documentos que hablan de ellos vienen de sus adversarios o de hombres que les eran extraños. Se comprende que los evangelios apenas hablen de ellos: cuando se escriben, los saduceos ya no existían casi.

g) SACERDOTES.

En la capital, la presencia del templo daba un poder y prestigio abrumador a la jerarquía. El sumo sacerdote, cuyo cargo era hereditario en ciertas familias, ejercía gran autoridad, aunque los romanos le habían cortado las alas considerablemente. Presidía el gran consejo o senado, conocido como el Sanedrín (voz griega empleada como hebrea, lo cual muestra hasta que punto había penetrado la influencia griega). Las autoridades imperiales, conforme a su costumbre en las provincias, permitían al Sanedrín ejercer un grado nada despreciable, aunque bien controlado, de autonomía local. En general, la aristocracia sacerdotal y sus adeptos más inmediatos tendían a ser amables y hasta obsequiosos y serviles con los romanos. Lo hacían en su propio interés y hasta pudieron pensar que interesaba el judaísmo en conjunto mantener con el poder supremo relaciones tan llanas y naturales como fuera posible en aquella situación. En el período de nuestra historia era sumo sacerdote José Caifas que había sido investido de su cargo por el predecesor de Pilato. Sin embargo, parece ser que su suegro Anas conservaba todavía bastante poder. Anas había sido inducido, o forzado a abandonar su cargo algunos años antes, pero únicamente para seguir influyendo entre bastidores, manejando a cinco de sus hijos sucesivamente, así como a su yerno, en el trono pontificio. La "casa de Anas" tenía una reputación poco halagüeña en la tradición judía.

h) ESENIOS.

Con todo, algunos de los elementos más poderosos en la sociedad judía del siglo I estaban al margen de la organización oficial. Había diversas sectas con sus doctrinas y prácticas peculiares. Una de ellas ha venido a nuestro conocimiento hace algunos años con el descubrimiento de los llamados "Rollos del mar Muerto". Estos contienen la literatura sectaria de una comunidad casi monástica, cuya residencia se ha identificado en la localidad llamada Qumrán. Fanáticamente celosos de la ley tenían su propia interpretación de los preceptos de ésta. Repudiaban el sacerdocio de Jerusalén y tenían sus propios sacerdotes, cuyas "ordenes" (para servirnos de una fraseología moderna) eran considerados como las únicas "válidas". Sus miembros se reclutaban exclusivamente entre ellos, vivían bajo una disciplina rigurosa y puritana y practicaban rituales de un tenor sumamente severo. Eran ferozmente nacionalistas. Uno de sus documentos contiene instruí clones bien desarrolladas tocante a la organización de un ejército para combatir a los "hijos de las tinieblas".

Esto cae en gran parte dentro del ámbito de la fantasía, aunque no hay razón para dudar de que aquellos sectarios tuvieran puesta la mira de una guerra final de liberación, que terminaría con el triunfo del pueblo judío sobre todos sus enemigos. El documento no menciona expresamente a los romanos, pero su alusión es suficientemente transparente.

i) ZELOTES

No consta que los devotos sectarios pensaran en convertir la fantasía en realidad, asociándose a alguna insurrección militar. Probablemente lo hicieron. Si no, hubo otros que lo hicieron. Desde que el año 6 d.C. un cierto Judas de Galilea había dirigido una rebelión abortada contra el gobierno romano, se mantuvo subterráneamente un movimiento de resistencia, que estalló esporádicamente de tiempo en tiempo, hasta que el año 66 logró desencadenar un alzamiento en gran escala. Los insurrectos gustaban ser llamados zelotes. El gobierno no los llamaba bandidos. El tipo es sobradamente familiar en el siglo XX. La actitud de los fariseos frente a este movimiento clandestino parece haber sido ambigua; muchos de ellos habrían dicho probablemente que aprobaban sus objetivos, pero que desaprobaban sus métodos. Los aristócratas sacerdotes estaban nerviosamente preocupados por amortiguar toda manifestación peligrosa de nacionalismo militante.

j) EN CONJUNTO

Durante la primera mitad del siglo I, Palestina se hallaba constantemente en un estado de agitación con rivalidades de partidos, disputas de sectas y diferencias políticas. Fue en este clima de tensión cuando, como lo asegura una tradición judía, "ejecutaron a Jesús de Nazareth la víspera de la Pascua porque practicaba la hechicería y extraviaba a Israel" (Talmud Babilónico, tratado Sanedrín, 43 b). Es un informe tan poco simpático como el del historiador romano, pero una vez más es un punto de vista externo que ayuda a situar los orígenes del cristianismo en el mapa histórico del siglo I.

Organización Religiosa

Entre los ludios la religión era lo más importante, por lo que debemos indicar que las autoridades políticas y religiosas eran las mismas, cuya máxima autoridad residía en el Sumo Sacerdote y en su consejo llamado Sanedrín.

· El Sumo Sacerdote: Era nombrado por el gobernador romano y pertenecía a las familias más nobles del pueblo. De él dependía el Templo y que se cumplieran las Leyes de Moisés.

· Los sacerdotes: Dedicados al culto del Templo

· Los que pertenecían a la secta de los saduceos, los consideraban nobles.

· Los que vivían en las zonas rurales (artesanos) pertenecían a la clase media.

· Los llamados Levitas, ayudantes de los sacerdotes económicamente su situación era baja.

· La Sinagoga: Empezó a existir durante su destierro, aquí se reunían para leer las Sagradas Escrituras y rezar.

· Los Sábados: Se reunían en la sinagoga para ofrecer los sacrificios a Dios.

· Los Escribas: Eran los intelectuales entre los fariseos. Al principio se dedicaron a copiar los libros sagrados de la Biblia.

Los más distinguidos formaban parte del Sanedrín, que era la asamblea del concejo nacional tribunal supremo, era la gente del pueblo que además de dedicarse al estudio se dedicaba a la artesanía, carpintería, etc.

IX.4. RASGOS CARATERÍSTIOS DE ISRAEL

Israel es tanto un país como un pueblo. La historia del pueblo judío y sus raíces en la Tierra de Israel se extienden a lo largo de 35 siglos. Es esta tierra forjó su identidad nacional, religiosa y cultural; aquí se ha hecho realidad su presencia física en forma constante a través de los siglos, aún después que la mayoría se vio forzada a exilarse. Con el establecimiento del Estado de Israel en 1948, la soberanía judía, perdida hace casi 2000 años, fue renovada.

Estilos de Vida

Alrededor del 90 por ciento de la población de Israel vive en cerca de 200 centros urbanos, algunos de los cuales se construyeron en sitios históricos conocidos en la antigüedad. Aproximadamente un 9 por ciento de la población de Israel vive en áreas rurales, en poblados y en singulares marcos cooperativos, el kibutz y el moshav, que fueron creados en el país a comienzos del siglo XX.

El moshav es un asentamiento rural en el que cada familia mantiene su propia granja y hogar. En el pasado la cooperación se extendía a las compras y el mercadeo; en la actualidad, los agricultores de los moshavim han elegido ser más independientes económicamente. Los aproximadamente 450 moshavim, con un promedio de 60 familias cada uno, comprenden alrededor del 3,1% de la población del país y abastecen una gran parte de la producción agropecuaria de Israel.

El yishuv kehilatí (asentamiento comuntario) es una nueva forma de asentamiento rural; en cada una de las 50-60 comunidades existentes viven cientos de familias. Si bien la vida económica de cada familia es completamente independiente y la mayoría de los miembros trabajan fuera de la comunidad, el nivel de participación voluntaria de los miembros en la vida comunitaria es muy alto. La institución central es la Asamblea General, formada por los jefes de cada familia, que establece y aprueba el presupuesto de la comunidad en su reunión anual. Además de las comisiones de administración y supervisión, algunos grupos de trabajo se dedican a áreas tales como educación, cultura, juventud, finanzas y otros. Una secretaría a sueldo maneja los asuntos cotidianos de la comunidad de acuerdo con las decisiones de los cuerpos electos. Los nuevos miembros son aceptados únicamente bajo aprobación de la comunidad.

El kibutz es una unidad social y económica autosuficiente en la que las decisiones son adoptadas por la asamblea general de sus miembros y la propiedad y los medios de producción son de pertenencia comunal. Hoy en día el 2,1 por ciento de la población vive en 270 kibutzim. Los miembros trabajan en las diversas ramas de la economía del kibutz; los niños pasan la mayor parte del tiempo en marcos organizados según grupos de edad, desde la infancia hasta la escuela secundaria. Siendo tradicionalmente la columna vertebral de la agricultura israelí (en la actualidad producen el 33% de los productos de granja del país), los kibutzim se dedican ahora también a la industria, el turismo y los servicios.

Ciudades Principales

Jerusalem, la capital de Israel (pob. 591.000), ha sido el centro histórico, espiritual y nacional del pueblo judío desde que el rey David la hiciera la capital de su reino, hace unos 3.000 años atrás. Hoy en día es una floreciente y vibrante metrópoli, sede del gobierno. Es la ciudad más grande de Israel.

Tel Aviv (pob. 356.000), fue fundada en 1909 como la primera ciudad judía en los tiempos modernos, es hoy en día el centro industrial, comercial, financiero y cultural del país.

Haifa (pob. 252.000), es una ciudad costera conocida desde los tiempos antiguos. Es un puerto de aguas profundas sobre el Mediterráneo y la zona industrial y comercial de la zona norte de Israel.

Beer Sheva (pob. 153.000), mencionada en la Biblia como centro de los patriarcas es hoy en día el mayor centro urbano en el sur. Provee servicios administrativos, económicos, de salud, educacionales y culturales a toda la región.

Cultura

Miles de años de historia, la concentración de judíos de más de 70 países, una sociedad formada por comunidades multiétnicas que viven una junto a la otra, y un flujo sin fin que llega por medio del satélite y la televisión por cable, contribuyen al desarrollo de una cultura israelí que refleja los elementos mundiales y al mismo tiempo trata de buscar su propia identidad. Lo que caracteriza a Israel es una expresión cultural a través de las artes que es tan variada como el pueblo lo desea, con expresiones literarias, teatro, conciertos, programas de radio y televisión, esparcimiento, museos y galerías de arte para cada interés y gusto.

Los idiomas oficiales del país son el hebreo y el árabe, pero en las calles del país pueden oírse muchas otras lenguas. El hebreo, idioma de la Biblia confinado durante largo tiempo solamente a la literatura y la liturgia, fue revivido hace un siglo, acompañando la renovación de la vida judía en el país.

Ferrocarriles: Los ferrocarriles de Israel proporcionan servicio de pasajeros entre Jerusalem, Tel Aviv, Haifa y Naharía. Más hacia el sur operan servicios de carga que sirven al puerto de Ashdod, las ciudades de Ashkelón y Beer Sheva, y los yacimientos de minerales al sur de Dimona. En los últimos años ha aumentado el empleo de trenes de carga y de pasajeros. Para ayudar a aliviar los problemas causados por la creciente congestión de autopistas, se han instituido en la zona de Tel Aviv y la de Haifa rápidas unidades de servicio que emplean las líneas existentes mejoradas, y operan en coordinación con las líneas de autobuses. Muchos anticuados vagones actualmente en uso están siendo reemplazados por coches para pasajeros modernos y con aire acondicionado, y se está empleando un moderno equipo para la mantención de las vías.

Sistema portuario: Los antiguos puertos de Yafo, Cesárea y Acre (Acco) han cedido paso a Haifa, Ashdod y Eilat, los tres modernos puertos de aguas profundas de Israel que sirven a la navegación internacional. El puerto de Haifa es en la actualidad uno de los mayores puertos de containers en el Mediterráneo, y una atareada terminal de pasajeros. El puerto de Ashdod es empleado principalmente para mercaderías, y el de Eilat, en el Mar Rojo, une a Israel con el hemisferio sur y con el Lejano Oriente. Además, en Ashkelón opera un puerto petrolero, y en Hadera funcionan modernas instalaciones para la descarga directa de barcos que proveen de carbón a la vecina estación de energía eléctrica. Consciente de que la ubicación geográfica de Israel le brinda el potencial para transformarse en un país de tránsito para viajeros y mercancías que cruzan la región, la Dirección de Puertos y Ferrocarriles ha elaborado un plan a largo plazo para responder a las futuras necesidades de transportes. Entre otras prioridades, recomienda desarrollar un moderno sistema de ferrocarriles con equipo de avanzada en cada etapa de sus operaciones terrestres y marítimas, y el establecimiento de una red de sistemas computarizados que controle y supervise todos sus servicios.

Aeropuertos: El aeropuerto internacional Ben Gurión (aproximadamente 25 minutos de viaje desde Tel Aviv, y 50 desde Jerusalem) es la principal y más grande terminal aérea del país. Vuelos charter, principalmente desde Europa, y vuelos de cabotaje hacen uso del aeropuerto de Eilat y de pequeños aeródromos en las cercanías de Tel Aviv y Jerusalem en el centro y Rosh Piná en el norte.

Sociedad

Como consecuencia de su expulsión de la Tierra de Israel, hace unos 2.000 años, los judíos fueron dispersados por otros países, principalmente en Europa, Noráfrica y el Medio Oriente. Con el correr de los siglos, establecieron numerosas comunidades en países cercanos y lejanos, en las que vivieron largos períodos de desarrollo y prosperidad, pero a veces también fueron sometidos a una cruel discriminación, brutales pogroms y expulsiones totales o parciales. Cada ola de persecución y violencia reforzaba su creencia en el concepto del "crisol de las diásporas" e inspiraba a individuos y grupos al regreso a su patria ancestral. El movimiento sionista, fundado a fines del siglo XIX, transformó este concepto en un modo de vida y el Estado de Israel lo tradujo en ley, otorgándole la ciudadanía a todo judío que desea establecerse en el país.

Formación de una nueva sociedad

La base institucional, política y cultural de la sociedad judía actual de Israel se formó durante el período del dominio británico (1917-48). Ideológicamente motivada por el sionismo, la comunidad judía en la Tierra de Israel desarrolló instituciones políticas y sociales que ejercían autoridad sin soberanía, cada uno de cuyos niveles estaba dirigido hacia la consolidación y el desarrollo. El voluntarismo era su columna vertebral política y la igualdad, su aglutinante social.

La obtención de la independencia política y la masiva inmigración que la siguió, duplicaron la población judía de Israel de 650.000 a alrededor de 1,3 millones en los primeros cuatro años del estado (1948-52) cambiando la estructura y textura de la sociedad israelí. El grupo social resultante estuvo compuesto de dos elementos principales: una mayoría formada principalmente de pobladores veteranos y sobrevivientes del Holocausto de la Europa de posguerra, y una gran minoría de nuevos inmigrantes judíos de los países islámicos de Noráfrica y del Medio Oriente. Si bien la mayor parte de la población preestatal estaba comprometida con fuertes convicciones ideológicas, un espíritu pionero y un modo de vida democrático, muchos de los judíos que vivieron durante siglos en los países árabes adherían a una organización social patriarcal, desconocían el proceso democrático y las exigencias de una sociedad moderna, y les resultó difícil integrarse en la economía israelí que se desarrollaba con rapidez.

Hacia fines de la década del 50, los dos grupos virtualmente coexistían sin interacción social ni cultural, y los judíos de origen norafricano y mesoriental extresaban su frustración y alienación en protestas antigubernamentales que, los años 60 y 70 se convirtieron en exigiencias por una mayor participación política, asignaciones compensatorias de recursos y una acción positiva para ayudar a cerrar la brecha entre ellos y los demás israelíes. Además de las tensiones generadas por la diversidad de su población durante esos años, la sociedad israelí fue llamada a luchar por su independencia económica y a defenderse contra las acciones bélicas de países árabes en las fronteras. A pesar de esto, los denominadores comunes de religión, memoria histórica y cohesión nacional dentro de la sociedad judía demostraron ser lo suficientemente fuertes para hacer frente a los desafíos que se afrontaban. En la década del 80, los movimientos de protesta que habían conquistado los titulares años antes pasaron a ser marginales, grupos previamente estigmatizados progresaron en todos los niveles y un gran porcentaje de los matrimonios fueron interétnicos. Hoy, después de medio siglo de independencia y con una fuerte economía, la sociedad es esencialmente estable, demuestra una cultura política basada en el entendimiento entre los diversos grupos sociales y comprometida con sus valores esenciales: un estado judío en su patria ancestral, un gobierno democrático, constante inmigración y obtención de la paz con sus vecinos. No obstante, la diversidad étnica es parte integral de la sociedad israelí y afecta todos los aspectos de su vida cultural, religiosa y política. Las tensiones sociales que una vez se temió que amenazarían la integridad y cohesión de la sociedad, contribuyen hoy en día a su naturaleza pluralista.

Continua reunión

A lo largo de los años, Israel ha seguido recibiendo inmigrantes en mayores o menores cantidades, provenientes de los países libres del mundo Occidental, así como de áreas de infortunio. La más reciente ola inmigratoria está formada por miembros de la gran comunidad judía de la Ex-Unión Soviética que luchó durante años por su derecho a emigrar a Israel. Si bien alrededor de 100.000 de ellos lograron llegar en los años 70, desde 1989 se han establecido en el país más de 600.000 personas. Entre los recién llegados hay muchos profesionales de alto nivel, conocidos científicos y aclamados artistas y músicos, cuya experiencia y talento contribuyen significativamente a la vida económica, científica, académica y cultural de Israel.

Los años 80 y 90 presenciaron la llegada en masa, en dos traslados aéreos de la antigua comunidad judía de Etiopía, que se cree, se estableció allí en los tiempos del Rey Salomón. Aunque la transición de estos 33.000 inmigrantes de un ambiente agrario africano a una sociedad occidental industrializada tomará tiempo, la ansiedad de sus jóvenes por adaptarse apresurará la absorción de esta largamente aislada comunidad judía.

Diversidad religiosa

Desde los tiempos bíblicos, los judíos han sido un pueblo con una fe monoteísta, el judaísmo, que denota tanto un concepto religioso como uno nacional. Hacia el siglo XVIII, la mayoría de ellos vivía en Europa, donde estaban confinados en guetos, con poca interacción con la sociedad que los rodeaba. Dentro de sus comunidades, administraban sus propios asuntos, conforme al sistema de la ley rabínica (Halajá) desarrollada y codificada por estudiosos religiosos durante muchos siglos.

El espíritu de emancipación y nacionalismo que barrió a la Europa del siglo XIX penetró también los muros del gueto, generando el desarrollo de una actitud más liberal en la educación, la cultura, la filosofía y la teología. También dio surgimiento a varios movimientos judíos, algunos con líneas religiosas liberales, mientras que otros adoptaron ideologías nacionales y políticas que provocaron una significativa ruptura con la ortodoxia y su forma de vida, esforzándose por integrarse por completo en la sociedad general.

La sociedad judía en Israel hoy en día está formada por judíos observantes y no observantes, que forman un espectro que va desde los ultraortodoxos hasta aquéllos que se consideran seculares. Sin embargo, las diferencias entre ellos no están claramente definidas. Si la ortodoxia se determina por el grado de adherencia a las leyes y prácticas religiosas judías, entonces el 20 porciento de la población cumple todos los preceptos religiosos, el 60 porciento cumple con alguna combinación de estas leyes, de acuerdo a su inclinación personal y a sus tradiciones comunitarias, y un 20 por ciento es básicamente no observante. Pero dado que Israel fue concebido como un estado judío, el shabat (sábado) y todas las festividades judías han sido instituidas como fiestas nacionales y son celebradas por toda la población judía y observadas por todos, en mayor o menor medida.

Otros indicadores del grado de adherencia religiosa pueden ser el porcentaje de padres que otorga a sus hijos una educación religiosa o el porcentaje de personas que vota por los partidos políticos religiosos en las elecciones nacionales. El significado de estas estadísticas, sin embargo, es incierto, dado que padres no observantes pueden inscribir a sus hijos en escuelas religiosas y muchos ciudadanos ortodoxos votan por partidos políticos no religiosos.

Básicamente, la mayoría puede ser definida como judíos seculares que manifiestan mantener modernos estilos de vida, con diversos grados de respeto y práctica por los preceptos religiosos. Dentro de esta mayoría hay muchos que siguen una forma de vida tradicional modificada, y algunos eligen afiliarse a alguna de las corrientes religiosas liberales.

Dentro de la minoría observante hay muchos que adhieren a una forma de vida religiosa, regulada por las leyes religiosas judías, participando en la vida nacional del país. Consideran el moderno estado judío como el primer paso hacia la venida del Mesías y la rendención del pueblo judío en la Tierra de Israel.

En contraste, los jaredim (judíos ultra-ortodoxos) consideran que la soberanía judía sobre la Tierra de Israel podrá ser reestablecida solamente después de la venida del Mesías. Manteniendo estricta adherencia a la ley religiosa judía, viven en barrios separados, tienen sus propias escuelas, se visten con trajes tradicionales, dan un rol separado al hombre y a la mujer y siguen un modo de vida muy cerrado. Su comunidad está formada por dos sub-grupos principales: uno pequeño, que no reconoce la existencia del estado y se aisla de él; y una mayoría pragmática que participa en la vida política del país con el objetivo de fortalecer el carácter religioso judío del estado.

Dinámica inter-judía

Dado que no hay una clara separación entre religión y estado, un asunto intercomunitario central ha sido la medida en que Israel debe manifestar su identidad religiosa. Mientras el establishment ortodoxo pretende aumentar la legislación religiosa más allá del alcance del status personal, sobre el cual tiene exclusiva jurisdicción, el sector no observante considera esta acción como una coerción religiosa y una violación de la naturaleza democrática del estado. Uno de los constantes temas en discusión se centra en los elementos requeridos para definir a una persona como judío. El sector ortodoxo brega por definir a un judío como aquella persona nacida de madre judía, de acuerdo estrictamente con la ley judía, los judíos no observantes por lo general apoyan una definición que se basa en el criterio civil de identificación con el judaísmo. Estos conflictos de intereses han llevado a la búsqueda de medios legales para definir la demarcación entre religión y estado. Hasta que sea encontrada una solución global, la jurisdicción recae sobre un acuerdo no escrito, alcanzado en vísperas de la independencia del país y conocido como el "statu quo", que sostiene que no se realizarán cambios fundamentales en el status de la religión.

La sociedad del kibutz

Un singular marco social y económico que se basa en principios igualitarios y comunitarios, el kibutz surgió de la sociedad pionera de comienzos del siglo XX y se desarrolló en una forma de vida rural permanente. Con el correr de los años, estableció una próspera economía, en un comienzo principalmente agrícola, y posteriormente ampliada a empresas industriales y de servicios, distinguiéndose por la contribución de sus miembros al establecimiento y la construcción del estado.

En el período preestatal y durante los primeros años del estado, el kibutz asumió funciones centrales en los planos de asentamiento, inmigración y defensa, pero cuando éstas fueron transferidas al gobierno, la interacción entre el kibutz y la sociedad israelí disminuyó considerablemente. Su centralidad como vanguardia en el desarrollo social e institucional disminuyó, y desde la década del 70, su poder político, que en los primeros tiempos del estado le había llevado a una elevada representación, ha declinado. Sin embargo, la parte del kibutz en el producto nacional ha seguido siendo significativamente mayor que su proporción dentro de la población.

En las últimas décadas, el kibutz se ha hecho más introspectivo enfatizando el logro individual y el desarrollo económico. En muchos kibutzim la ética del trabajo "realizado por uno mismo" ha pasado a ser menos rígida, se ha debilitado el tabú del trabajo asalariado, y son empleadas grandes cantidades de trabajadores a sueldo que no son miembros del kibutz. Simultáneamente, un creciente número de miembros del kibutz trabajan fuera del mismo, siendo su salario acreditado al kibutz.

El kibutz hoy en día es el logro de tres generaciones. Los fundadores, motivados por fuertes convicciones y una ideología distintiva, formaron una sociedad con un modo de vida singular. Sus hijos, nacidos en una estructura social existente, trabajaron duramente para consolidar la base económica, social y administrativa del kibutz. La generación actual, que creció en una sociedad establecida y próspera, enfrenta los desafíos de la vida moderna.

Hoy, gran parte de las discusiones se centran en la naturaleza futura de la relación y la responsabilidad mutua entre el individuo y la comunidad del kibutz, así como en las ramificaciones hacia una sociedad de recientes desarrollos en tecnología y comunicaciones.

Algunos temen que al adaptarse a las cambiantes circunstancias el kibutz se esté alejando peligrosamente de sus principios originales; otros creen que su capacidad de llegar a compromisos y de adaptación, son la clave de su supervivencia.

El comedor del kibutz es más que un lugar donde se come: aquí los miembros celebran cenas festivas los viernes por la tarde y los dís de fiesta; aquí el kibutz toma decisiones importantes en las reuniones de su asamblea general y se llevan a cabo discusiones informales durante los desayunos, almuerzos y cenas.

IX.5. PANORAMA HISTORICO – LITERARIO DE ISRAEL

Periodos de la vida de Israel.

1.-

LA PROTO - HISTORIA

Preámbulo histórico típico.

GÉNESIS 1-11

2.-

PERIODO PATRIARCAL:

1850:Abraham baja a Canaán

1700: Jacob y sus hijos en Egipto.Su opresión

1850-1250 a.C.

GÉNESIS 12-50

3.-

PERIODO DE ÉXODO:

1250: Moisés saca al pueblo de Egipto, hacia Canaán. Alianza en Sinaí, marcha por el desierto.

1250-1200 a.C.

ÉXODO,LEVÍTICO,NÚMEROS,DEUTERONOMIO.

4.-

PERIODO DE LA CONQUISTA:

1050 a.C.

 

5.-

PERIODO DE LA MONARQUÍA UNIDA:

1040-1010 a.C.: Saúl Rey

1010-970 a.C.: David Rey

970-930 a.C.: Salomón Rey, periodo dorado.

930 a.C.: División del Reino: Norte (Israel)/Sur (Judá).

1050-930 a.C.

SAMUEL 1 y 2REYES 1 y 2CRÓNICAS 1 y 2

6.-

PERIODO DE LOS DOS REINOS:

Reino del Norte: 930-721 a.C.

· Dinastía de Omri (885-841).

· Dinastía de Jehú (841-735).

· Periodo de máximo esplendor. Influjo idolátrico cananeo.

· Siglo VIII: expansión Siria 721: Caída de Samaria. Fin.

Reino del Sur: 930-587 a.C. (más fiel).

· 750: Ajaz (guerra sirio-efrainita).

· 725-640: Ezequías (bueno) - Manases (malo).

· Siglo VII: Decadencia Asiria. Reforma de Josias.

· Siglo VI: expansión caldea.

· 587: Caída de Jerusalén. Fin.

930-587 a.C.

SAMUEL 1 y 2

REYES, CRÓNICASAMOS-OSEAS

ISAÍAS 1-39 MIQUEASNAHÚM, SOFONÍAS HABACUCJEREMÍAS, BARUC LAMENTACIONES

7.-

PERIODO DEL EXILIO:

En Babilonia

587-538 a.C.

EZEQUIEL

IS. 40-55,ABDÍAS

8.-

PERIODO DE LA RESTAURACION:

Siglo VI: Expansión persa. Edicto de Ciro. (538) vuelta del destierro; restauración del Templo.Nace el judaísmo.

Se desarrolla la escuela sapiencial y la recolección de los escritos antiguos.

538-331 a.C.

CRÓNICAS 1 y 2

ESDRAS, NEHEMÍASAGEO, ZACARÍASMALAQUÍAS,JOEL, IS. 56-66

ESCRITOS SAPIENSALES PROV, JOB, ECLE, RUT, JONÁS.

9.-

PERIODO HELENÍSTICO Y ROMANO.

Lucha por la sucesión de AlejandroCrece la "diáspora" Siglo II: Dominio de los Seleucidas Persecución de Antíoco IV. Los Macabeos 63 a.C.-70 d.C. Dominio Romano

331-63 a.C.;63 a.C.-70 d.C.

TOBÍAS, ESTER

JUDITECLESIÁSTICO CANTAR, DANIEL MACABEOS SABIDURÍA

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Lic. María Felicidad Vargas Serrudo