Unidad 8. isabel ii y la creación del estado liberal

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Unidad 8: Revolución liberal en el reinado de Isabel II (1833-68). Carlismo y guerra civil. Construcción y evolución del Estado Liberal

Eleuterio J. Saura IES Aljada

En el reinado de Isabel II se construye el sistema político liberal español, evolucionando desde un absolutismo reformista hasta un liberalismo conservador. Hubo que superar una guerra civil (guerra carlista), entre absolutistas radicales y liberales, que acaba con el triunfo del liberalismo, basado en una Constitución que recoge Soberanía nacional, división de poderes, derechos y libertades individuales y elecciones en un sistema de partidos. Los principales, moderados y progresistas:

I. OPOSICIÓN AL RÉGIMEN LIBERAL: CARLISMO Y GUERRA CIVIL (1833-43)

La minoría de edad de la reina, estuvo marcada por la guerra, entre dos opciones irreconciliables de organización política, económica y social del Estado, siendo el carlismo fue un movimiento político legitimista, antiliberal y antirrevolucionario, que intentó entronizar a Carlos Mª Isidro y volver al A. Régimen. A.Causas del conflicto - La cuestión sucesoria. A la muerte de Fernando VII, los partidarios de Don Carlos Mª Isidro de Borbón (“carlistas”) no admiten a Isabel como sucesora ni a su madre Mª Cristina como regente, que sí contaban con el apoyo de los liberales. - Conflicto civil de fuerte contenido ideológico. Los carlistas eran enemigos acérrimos del liberalismo y del laicismo. Bajo su lema “Dios, Patria y Rey” defendían el absolutismo, la Iglesia, el foralismo (mantenimiento de los fueros vascos y navarros con instituciones de gobierno y fiscales propias) y contrarios a las desamortizaciones. B. Los bandos - Carlistas, apoyados por sectores contrarios al liberalismo, el mundo rural y ciudades vasco-navarras. Socialmente eran pequeños nobles rurales, parte del bajo clero, oficiales reaccionarios del ejército, el artesanado pobre y del campesinado no propietario. Territorialmente contaron con apoyo en Navarra, Provincias Vascas y parte de Aragón (El Maestrazgo). Internacionalmente solo reciben apoyo moral de las potencias absolutistas. - Isabelinos o “cristinos”: liberales, clases medias urbanas, funcionarios, burguesía comercial, industrial y financiera, altos mandos militares, la nobleza y la mayor parte de la alta jerarquía eclesiástica. Recibieron apoyo económico y militar de Francia, Inglaterra y Portugal (“Cuádruple Alianza, 1834). C. Desarrollo del conflicto: Primera Guerra Carlista o de Los Siete Años 1.Primera etapa (1833-35): Al morir Fernando VII, Carlos Mª Isidro proclama desde su destierro portugués, sus derecho al trono en el Manifiesto de Abrantes. Sus partidarios organizaron un ejército a partir de los antiguos voluntarios realistas al mando del general Zumalacárregui que, empleando la táctica de guerrillas (llevadas a

INTRODUCCIÓN

La inestabilidad política fue constante debido a: *Intervención militar: Los principales líderes políticos eran militares (“espadones”), e intentan llegar al poder con pronunciamientos. *Intervencionismo de la Corona: con preferencia por los moderados. *Fraude electoral: excluía a la mayoría de los ciudadanos y era manipulado por el gobierno. *Revueltas populares urbanas, para forzar cambios políticos Se producen también cambios económicos (industrialización, desamortizaciones…), que posibilitaron el triunfo del capitalismo y la aparición de una sociedad de clases.

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cabo por grupos armados o “partidas”) controló el País Vasco y Navarra. Otras tropas al mando del general Cabrera, controlaron puntos aislados de Valencia y Aragón. No pudieron unificar sus territorios ni tomar ciudades y, aunque lograron alguna victoria (Valle de los Amézcoas), sufrieron graves derrotas como la del sitio de Bilbao donde morirá Zumalacárregui. Ambos bandos utilizaron una feroz represión. 2.Segunda etapa (1836-37): Desde sus territorios, los carlistas organizan expediciones militares por todo el país buscando apoyos, como la del general Gómez o el propio Don Carlos, pero no lograron apoyo popular. También fracasaron en el segundo asalto a Bilbao al ser derrotados por el general Espartero en Luchana. 3.Tercera etapa (1837-40): Al mando de Espartero los isabelinos logran victorias que desmoralizan al carlismo que se dividirá en dos bandos: ultras, partidarios de seguir con la guerra, y moderados, encabezados por Maroto y partidarios de una solución pacífica. Finalmente se firmó el Convenio de Vergara (1839), simbolizado en el abrazo entre Espartero y Maroto, que ponía fin momentáneo al conflicto. Don Carlos, contrario al pacto, se exilió a Francia. La derrota supuso el afianzamiento definitivo del sistema liberal en España, aunque la cuestión carlista seguirá presente y volverá a rebrotar aunque con menos fuerza. Esta guerra dio demasiado protagonismo a los militares en política.

II. CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL: LAS REGENCIAS (1833-43) Al morir Fernando VII, Isabel II tenía 3 años y hasta su mayoría de edad, se dieron las regencias, marcadas por la guerra carlista, la pugna de los partidos moderado y progresista y el protagonismo del ejército en la política. A. Regencia de Mª Cristina (1833-1840) Marcada por la transición política del absolutismo al liberalismo y la guerra. Ante la guerra civil provocada por D. Carlos Mª Isidro, la reina regente Mª Cristina, no tiene más opción que apoyarse en los liberales. Primeras medidas del absolutista moderado Cea Bermúdez: * Indulto general y amnistía para los liberales. * Desarticulación de todas las fuerzas políticas partidarias de Don Carlos. * Liberalización del comercio, industria, transportes y de imprenta (con censura previa). * Nueva división administrativa en provincias, eliminó fueros y privilegios contrarios a la igualdad legal. Realizada por Javier de Burgos, ha persistido hasta hoy. En 1834, la regente confía el poder al moderado Martínez de la Rosa que elaboró el 1. Estatuto Real: No era una verdadera constitución sino una mezcla de reglamento de Cortes y “carta otorgada”, concedida graciosamente por la reina que renunciaba a algunas de sus competencias reconociendo algunos ciertos derechos y libertades, pero no la soberanía nacional, ni la división de poderes. Las Cortes, sin poder legislativo, tenían dos cámaras (Estamento de Próceres y Estamento de Procuradores) y eran escasamente representativas (el censo electoral era el 0,15 % de la población), reuniendo representantes de las viejas élites dirigentes (Alta nobleza y clero) y las nuevas (burgueses más poderosos. Tras su aprobación, la regente entrega el gobierno al moderado Conde de Toreno que será incapaz de acabar con el conflicto carlista ni calmar la creciente oposición de los liberales progresistas al Estatuto que desembocará en un 2. Gobierno progresista (1835-37) y la Constitución de 1837 Los progresistas organizan revueltas urbanas en 1835 (asalto y quema de conventos y fábricas). La regente llama (1836) al progresista Mendizábal para formar nuevo gobierno, e inicia un ambicioso programa desamortizador de las tierras de la Iglesia para financiar la guerra contra los carlistas. Pero la regente lo sustituye por el moderado

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Istúriz, generando un descontento que culminó en el pronunciamiento de los Sargentos de la Granja lo que dio lugar a un gobierno progresista encabezado por Calatrava. Las nuevas Cortes elaboran la Constitución de 1837 que, aunque más progresista, intentó satisfacer también a los moderados:

Aprobada la constitución, ganan las elecciones, los moderados liderados por el general Narváez, que gobernarán hasta 1840 y establecen el marco de organización del poder político en provincias y ayuntamientos. Además de la nueva Constitución, también se consolida la Milicia Nacional (o milicia urbana) como garante del Estado liberal. Otra obra importante de este período será la 3.Desamortización eclesiástica del clero regular realizada por Mendizábal, mediante la que se expropian, nacionalizan y salen a subasta pública los bienes inmuebles expropiados a monasterios y conventos de las órdenes religiosas que serán también suprimidos. El objetivo era conseguir financiación para sufragar la deuda pública y los gastos de la guerra civil así como crear una clase media de campesinos propietarios; pero también aumentar los apoyos sociales y políticos del liberalismo. Se sucedieron gobiernos moderados que intentaron limitar la Milicia Nacional y la autonomía municipal (Ley de Ayuntamientos), también se recortó la libertad de prensa. B. Regencia de Espartero (1840-43) Moderados y progresistas conspiraban y hubo disturbios en numerosas ciudades, con la participación de la Milicia Nacional y el establecimiento de juntas revolucionarias. Mª Cristina marchó al destierro y el general Espartero es nombrado regente por las Cortes y se apoyó en la facción de ejército conocida como “ayacuchos” (militares que habían participado en las guerras de independencia americana). Durante su regencia se recortaron los fueros vasco-navarros y se retomó la desamortización del clero secular. La firma por Espartero de un tratado de libre comercio con Inglaterra que perjudicaba a la industria textil catalana, produjo un levantamiento de la burguesía y obreros de Barcelona, que Espartero intentó reprimir bombardeando la ciudad. Este hecho y su gobierno cada vez más autoritario le resta apoyos mientras se extiende una insurrección general civil y un pronunciamiento militar encabezado por el general Narváez, líder del partido moderado, contra el regente. Espartero se exilia a Londres y se declara la mayoría de edad de Isabel con 13 años para evitar una nueva regencia. III. CONSTRUCIÓN DEL ESTADO LIBERAL: REINADO DE ISABEL II (1843-1868) Con el reinado efectivo de Isabel II, se inicia la auténtica construcción del Estado liberal con el protagonismo de los moderados y una presencia efímera de los progresistas. Si durante las regencias se sentaron las bases jurídicas del nuevo Estado y la transición a la sociedad de clases, ahora tendrá lugar la institucionalización del Estado liberal mediante la constitución y consolidación del aparato político, administrativo y fiscal.

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A. DÉCADA MODERADA (1844-54)

El general Narváez, líder moderado, es nombrado Jefe de Gobierno iniciándose una etapa de estabilidad política y orden. Era un sistema oligárquico en el que las Cortes fueron suspendidas en varias ocasiones, se practicó el falseamiento electoral, la corrupción administrativa y la marginación de los progresistas del gobierno.

1.Principales reformas basadas en el liberalismo doctrinario (versión conservadora, restringida y antidemocrática) para adecuarlo a las clases sociales dominantes y con el objetivo de aumentar la centralización y la mejora de la administración: - Creación de la Guardia Civil, cuerpo armado de organización militar pero con funciones civiles para mantener el orden público. Tuvo una presencia fundamental en el medio rural. - Disolución de la Milicia Nacional, considerado un peligroso cuerpo armado bajo la influencia progresista. - Nueva Ley de Ayuntamientos, por la que el gobierno se reservaba el nombramiento de los alcaldes entre los concejales elegidos. - Creación de la figura del Gobernador Civil, frecuentemente el líder moderado de la zona que actuaba como enlace de las provincias y ciudades con el gobierno central y ayudó a la corrupción electoral por las habituales manipulaciones en las votaciones de un censo más disminuido por la nueva legislación electoral. - Unificación legislativa, con la adopción del sistema métrico decimal y el Código Penal. También se reguló la instrucción pública que era obligación del Estado. - Reforma tributaria de Mon-Santillán que pretendió mejorar la eficacia del sistema de impuestos en la que nadie estaba exento y se contribuía según ingresos. - Concordato con la Santa Sede por el que se suspendían las expropiaciones a la Iglesia y el Estado se comprometía a sostener económicamente al clero. La corona designaba a los obispos. 2. La nueva Constitución de 1845 recogerá los cambios políticos fundamentales suprimiendo los aspectos más avanzados de la de 1837 y asumiendo los principios del

liberalismo doctrinario (el más conservador). Sus principales características son: Tiene lugar la segunda guerra carlista o “de los Matiners” (1846-1849) en Cataluña y con protagonismo de Cabrera pero fracasó. También se produce el nacimiento del partido demócrata, escindido de los progresistas y querían Cortes unicamerales, sufragio universal, etc.). El gobierno de los moderados sufre un fuerte desgaste debido a su autoritarismo, la guerra, la división del partido y la corrupción lo que provocó la sublevación de los progresistas en 1854.

B. EL BIENIO PROGRESISTA 1854-1856 1. La revolución de 1854, organizada por los moderados izquierdistas mediante un pronunciamiento militar encabezado por el general O'Donnell, que se enfrentaron a tropas gubernamentales en Vicálvaro (“La vicalvarada”). Los sublevados, con el apoyo de progresistas, demócratas y clases populares, publicaron el Manifiesto de Manzanares, redactado por Cánovas del Castillo y que recogía algunas reivindicaciones progresistas. Mientras, en algunas ciudades, se producían

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levantamientos populares y se organizaban Juntas revolucionarias que provocaron la caída del gobierno. Todo ello provocó la caída del gobierno y que la reina encargara al general Espartero la jefatura de un gobierno progresista. 2. Reformas progresistas. En un clima de gran inestabilidad política, destacaron: - Desamortización general o civil de Madoz, que completó la iniciada por Mendizábal y afectó también a las propiedades del clero pero, sobre todo, a los bienes de propiedad municipal. Fue la más importante en volumen de ventas y acabó con los bienes de “manos muertas” en el país. - Restauración de leyes e instituciones avanzadas: Libertad de imprenta, Ley electoral, autonomía local y milicia nacional. - Ley General de ferrocarriles, para consolidar una red viaria y un mercado nacional al tiempo que permitía las inversiones extranjeras. - Ley de Sociedades Bancarias y Crediticias, que originaría el Banco de España y el desarrollo del capitalismo financiero español moderno. - Constitución “no nata” de 1856 que no se promulgó y recogía los principios del progresismo: mantenía el bicameralismo pero con sus miembros elegidos por sufragio, la potestad legislativa compartida entre rey y Cortes, afirmaba la soberanía nacional y los derechos individuales. Hubo un aumentó la conflictividad social (huelgas y motines, inicios del movimiento obrero) que concluyeron con la disolución de las Cortes y destitución de Espartero.

C. VUELTA AL CONSERVADURISMO: LA UNIÓN LIBERAL Y FINAL DEL REINADO DE ISABEL II (1856-1868)

Se sucederán breves gobiernos moderados y entra en escena un nuevo partido de centro: la Unión Liberal del general O’Donnell, que aglutinaba a moderados de izquierdas y progresistas.

1. Bienio moderado (1856-58) Tras un breve gobierno de O’Donnell, la reina entrega la jefatura de gobierno al moderado Narváez, muy conservador que volverá al modelo político anterior al bienio progresista. Las primeras medidas son significativas; restauración de la Constitución de 1845, disolución de la milicia nacional, abolición de la autonomía municipal y paralización de la desamortización eclesiástica; una nueva ley de Instrucción Pública (Ley Moyano que estará en vigor hasta casi 1970). Las fuertes escisiones internas de los moderados y su incapacidd para sofocar un nuevo rebrote carlista en Cataluña (“La Ortegada”, 1855-60) desacreditaron su gestión y O’Donnell es nombrado jefe de gobierno.

2. La Unión Liberal y el “gobierno largo de O’Donnell (1858-63) Consiguió una importante estabilidad política y mantener el orden público (acabó con la revuelta carlista en Cataluña y los levantamientos campesinos en Andalucía). También se acentuó el progreso económico ya que los unionistas potenciaron la expansión del ferrocarril, fomentaron la siderurgia y favorecieron la entrada de capitales extranjeros que reactivaron la industria.

Para desviar la atención sobre los problemas internos y obtener prestigio internacional, el gobierno lleva a cabo una política exterior imperialista con intervenciones militares: guerra con Marruecos (1860), donde la victoria dio un enorme prestigio al general Prim. Otras intervenciones se realizaron conjuntamente con la Francia de Napoleón III: en México y en la Cochinchina (actuales Vietnam y Camboya), pero no reportaron beneficios; ni tampoco la guerra del Pacífico contra Perú.

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Eleuterio J. Saura IES Aljada

3. Disolución del régimen isabelino. Nuevamente se suceden gobiernos moderados desde y unionistas muy inestables y autoritarios, alternativamente presididos por O’Donnell y Narváez. La crisis económica (malas cosechas, crisis industrial y financiera) y política (rechazo de los moderados a la democratización del régimen liberal, corrupción y desprestigio de la Corona), ocasionaron revueltas (Noche de San Daniel) e intentonas golpistas (General Prim en Villarejo de Salvanés).

Finalmente, toda la oposición (progresistas, demócratas, republicanos) firmaron el Pacto de Ostende (Bélgica, 1866) al que más tarde se sumaría los unionistas, comprometiéndose a derrocar a Isabel II. La reina perderá sus principales apoyos al fallecer en 1867 Narváez y O’Donnell al año siguiente, momento en el que los opositores al régimen isabelino llevan a cabo un nuevo pronunciamiento al que se unirá el nuevo líder de Unión Liberal, general Serrano. En 1868 se produce la revolución de la Gloriosa que supone la caída de la monarquía de Isabel II.

CONCLUSION

Durante el reinado de Isabel II se produce en España la implantación del liberalismo, en un complicado proceso histórico iniciado con una cruenta guerra civil y lleno de enfrentamientos políticos, levantamientos populares y pronunciamientos militares. La consolidación del estado liberal se hace con muchas dificultades debido a las continuas interferencias de la Corona en los asuntos de gobierno y superando muchos obstáculos que imponían las viejas fuerzas tradicionales. También fue excesivo el protagonismo militar ya que muchos cambios de gobierno se produjeron a raíz de pronunciamientos militares, y por la presencia de generales como líderes de los partidos políticos.

Por otra parte, el sistema político liberal dejaba mucho que desear; el poder de la oligarquía era excesivo, quedando grandes capas de la sociedad fuera del juego político y siendo permanente el fraude electoral. Estamos asistiendo a la creación de la España oficial y real, a la presencia del caciquismo y la peligrosa costumbre del ejército a intervenir en política. El ensayo de diversas formas de gobierno, culminó con una revolución (1.868) que derrocó a la propia reina Isabel II y la instauración de una república.