Tema 7.- La construcción de la España liberal (1833-1868): Evolución política del reinado de...

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Tema 7.- La construcción de la España liberal (1833-1868): Evolución política del reinado de Isabel II 1.- La Regencia de María Cristina (1833-1840) 1.1.- La Revolución liberal-burguesa (Antecedentes ) A raíz de la Revolución francesa, se dio en Europa Occidental un proceso de transformación no exento de violencia. Se trataba de sustituir un modelo de sociedad feudo-señorial del antiguo régimen por una nueva sociedad liberal-burguesa y capitalista. El resultado final fue la consolidación de un modelo político basado en un Estado constitucional y de la hegemonía de la burguesía como clase social dominante. En el caso de España, la revolución liberal-burguesa encontró fuertes resistencias por parte de los grupos privilegiados del Antiguo Régimen. Como consecuencia, el proceso español está caracterizado por la lentitud del cambio hacia el modelo liberal , la inestabilidad política y el retraso con relación de los países más avanzados del entorno europeo. Fernando VII no sólo dejó un país sin reconstruir después de la Guerra de Independencia y anclado básicamente en el absolutismo, sino también un grave problema sucesorio que contribuyó a retrasar la modernización política y económica de España. La Pragmática Sanción del año 1789 derogaba la Ley Sálica, una ley extranjera por la que se habían regido los monarcas de la casa de Borbón y que excluía a las mujeres de la sucesión regia. Por virtud de la Pragmática Sanción, se permitía a las niñas heredar la corona si no existía un hijo varón del rey. Fue un regreso al derecho castellano que permitió a Isabel La Católica ser reina cuando murió su hermano menor, Alfonso. De esta manera, la sucesión no pasaba a la línea masculina de otra familia. 1

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Tema 7.- La construcción de la España liberal (1833-1868): Evolución política del reinado de Isabel II

1.- La Regencia de María Cristina (1833-1840)

1.1.- La Revolución liberal-burguesa (Antecedentes)

A raíz de la Revolución francesa, se dio en Europa Occidental un proceso de transformación no exento de violencia. Se trataba de sustituir un modelo de sociedad feudo-señorial del antiguo régimen por una nueva sociedad liberal-burguesa y capitalista. El resultado final fue la consolidación de un modelo político basado en un Estado constitucional y de la hegemonía de la burguesía como clase social dominante.

En el caso de España, la revolución liberal-burguesa encontró fuertes resistencias por parte de los grupos privilegiados del Antiguo Régimen. Como consecuencia, el proceso español está caracterizado por la lentitud del cambio hacia el modelo liberal, la inestabilidad política y el retraso con relación de los países más avanzados del entorno europeo.

Fernando VII no sólo dejó un país sin reconstruir después de la Guerra de Independencia y anclado básicamente en el absolutismo, sino también un grave problema sucesorio que contribuyó a retrasar la modernización política y económica de España. La Pragmática Sanción del año 1789 derogaba la Ley Sálica, una ley extranjera por la que se habían regido los monarcas de la casa de Borbón y que excluía a las mujeres de la sucesión regia. Por virtud de la Pragmática Sanción, se permitía a las niñas heredar la corona si no existía un hijo varón del rey. Fue un regreso al derecho castellano que permitió a Isabel La Católica ser reina cuando murió su hermano menor, Alfonso. De esta manera, la sucesión no pasaba a la línea masculina de otra familia.

Fernando VII promulgó esa ley porque consideraba a su hermano un peligro público. En efecto, si éste llegaba al poder, podría reproducirse en España el mismo proceso de desintegración que se estaba dando en América a causa del foralismo salvaje que tanto entusiasmaba a los absolutistas puros o ultras con el apoyo de la Iglesia católica.

Como era de prever, los partidarios de Don Carlos María Isidro, que llevaban años soñando con que éste llegara al trono, no aceptaron ese cambio legal.

En 1832 Fernando VII enferma gravemente y la reina intenta que Carlos María Isidro reconociera a Isabel como heredera, pero se negó y le respondió que la única alternativa era la guerra civil. El rey se recuperó y facultó a María Cristina para ejercer como soberana. A finales de 1832, promulgó una amnistía para los liberales con el fin de buscar en ellos apoyo frente a los realistas puros. En septiembre de 1833 fallece Fernando VII y su viuda heredaba en

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nombre de su hija Isabel la corona de España. Mientras, Carlos María Isidro estaba preparando desde Portugal una guerra civil.

1.2.- La guerra civil (1833-1840) (Desarrollo)

1.2.1.- Los bandos.

Antes de que tuviera lugar la muerte de Fernando VII se apuntaba un conflicto dinástico que acabaría empujando a la nación a la guerra civil. Los dos bandos contendientes son:

a.- Los CARLISTAS:

Seguidores de don Carlos María Isidro, defensores del orden tradicional del Antiguo Régimen, postulan una sociedad rural y agraria frente al empuje urbano e industrial del liberalismo. Los carlistas buscaron apoyos en la defensa de los fueros de raigambre medieval de determinadas regiones españolas (El Maestrazgo, Valencia, Cataluña, Navarra y Vascongadas)

b.- Los CRISTINOS o ISABELINOS:

Liberales que regresaron del exilio en apoyo de la reina regente María Cristina. Vieron la oportunidad de iniciar la construcción de un Estado liberal, de una sociedad burguesa y de un modelo económico capitalista. Los liberales pretenden un modelo político centralizado y la igualdad legal de todos los españoles.

Desde el punto de vista internacional, Rusia, Austria y Prusia dieron su apoyo a don Carlos, en tanto que los regímenes liberales de Reino Unido, Francia y Portugal ofrecieron el suyo al gobierno de María Cristina.

1.2.2.- La evolución de la primera guerra carlista.

La guerra carlista puede definirse como una lucha entre la ciudad y el campo, entre el progreso y el regreso al siglo XVII.

El presidente de gobierno a Cea Bermúdez, partidario de un liberalismo muy moderado, no hizo nada para evitar que el pretendiente Carlos V se organizara militarmente.

Los carlistas se afianzaron en las zonas rurales de Vascongadas y Navarra. El Pretendiente gobernó sobre un territorio comprendido entre el Ebro y el Cantábrico a la espera de que pudiera conquistar Madrid para reinar en toda España. Los carlistas nunca pasaron de dominar zonas rurales. Los núcleos urbanos permanecieron fieles a la reina regente María Cristina y al moderado liberalismo que representaba. Así, el general carlista Zumalacárregui fue incapaz de conquistar Bilbao (1835), en cuyo sitio murió. En 1836, el general liberal Espartero después de la Batalla de Luchana, levantó el sitio con la ayuda de la armada británica. Dos años más tarde el general liberal Espartero y el carlista Maroto llegaron a un acuerdo sellado con el “Abrazo de Vergara” o “Convenio de Vergara” por el que el ejército carlista quedaba integrado en el ejército regular español. Carlos María Isidro se exilió a Francia.

1.3.- La división del liberalismo: del Estatuto Real de 1834 al final de la Regencia de María Cristina.

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1.3.1.- Liberales moderados y progresistas.

La victoria sobre los carlistas fortaleció el poder del ejército como juez en la pugna entre las diferentes familias políticas liberales (moderados, progresistas y unionistas) para acceder al gobierno. De hecho, los jefes de gobierno más significativos entre 1843 y 1874 fueron militares (Espartero, Narváez y O´Donell)

De momento, los liberales se dividen en dos tendencias: los moderados integrados por la alta burguesía y la aristocracia junto con los altos funcionarios civiles, militares y alto clero. Según su modelo de Estado liberal, la soberanía reside en el rey y las cortes; otorgan mayores atribuciones a la monarquía sobre las cortes; son partidarios de una formulación limitada derechos individuales y de un sufragio censitario muy restringido (0,14%). Los liberales progresistas integrados por las clases medias, la pequeña burguesía y las capas populares urbanas; otorgan a las Cortes la competencia legislativa y la ejecutiva a la monarquía; son partidarios de una formulación amplia de derechos incluido el de la libertad religiosa y de que vote un porcentaje más amplio de la población (entre un 3 y un 5%)

1.3.2.- El Estatuto Real de 1834

Para contentar a los liberales, el nuevo presidente de gobierno, Martínez de la Rosa redactó una carta otorgada. No se trataba de una auténtica constitución porque no reconocía la soberanía nacional. Fue aprobada mediante un Real Decreto con la denominación de Estatuto Real de 1834. La monarquía sigue conservando todo el poder: la soberanía reside en la corona; las cortes son bicamerales (procuradores y próceres, estos últimos elegidos por la corona) pero no pueden aprobar leyes si no lo hacen a la vez ambas y tienen la sanción de la corona.

1.3.3.- La radicalización liberal. La Constitución de 1837.

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El Estatuto suponía un freno para realizar las reformas que necesitaba un país arruinado y envuelto en una guerra civil como la carlista. En efecto, el Estatuto Real significaba el fin del absolutismo, pero a la vez no implicaba un régimen liberal y representativo.

En julio de 1836, se sucedieron varias algaradas que culminaron en el pronunciamiento de los sargentos de la Granja (agosto de 1836) porque no cobraban. La regente María Cristina se vio obligada a restablecer la Constitución de 1812 y entregar el gobierno a los progresistas quienes convocaron elecciones a Cortes Constituyentes.

Las Cortes Constituyentes redactaron la Constitución de 1837: la soberanía reside en la nación; las cortes son bicamerales (el Senado elegido por la Corona a partir de una lista elegida por los votantes); la corona controla el poder ejecutivo y puede plantear iniciativas legislativas; la corona está obligada a promulgar las leyes aprobadas por las Cortes; recoge amplias libertades como la de expresión y religiosa; el Estado está obligado a sostener al clero católico; el derecho de sufragio es del 4%.; el poder judicial recae en los jueces y los ayuntamientos son elegidos por los vecinos.

1.3.4.- La desamortización de los bienes eclesiásticos.

El progresista Mendizábal desempeñó los cargos de primer ministro y de ministro de Hacienda entre 1835 y 1836. La medida más significativa que adoptó fue que el Estado expropió los bienes de la Iglesia sin pagar indemnización. El objetivo era crear una clase de agricultores que apoyara al Estado liberal y que aumentara la rentabilidad de las explotaciones agrícolas. El Estado lograba reducir la deuda y pagar la guerra carlista. Sin embargo, sólo se mitigó la deuda pública y los nuevos propietarios no innovaron tecnológicamente sus propiedades porque compraron más propiedades agrícolas. Finalmente se reforzó la estructura de la propiedad de la tierra: el latifundismo en el centro y sur y el minifundismo en el norte.

Durante este período de gobierno liberal progresista fueron aprobadas otras leyes fundamentales para la liberalización de la economía y la creación de un mercado nacional

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como la supresión de los mayorazgos, la abolición de los privilegios gremiales, de los diezmos eclesiásticos y de los señoríos, tanto laicos como eclesiásticos.

2.- La regencia de Don Joaquín Baldomero Fernández-Espartero Álvaro de Toro (1841-43)

El general Espartero había adquirido un enorme prestigio por concluir la primera guerra carlista con el Convenio de Vergara (1839). La reina regente María Cristina fue obligada a abdicar porque se desprestigió en dos asuntos: apoyó un proyecto de ley promovido por los moderados que limitada la independencia de los municipios y contrajo matrimonio morganático.

Las Cortes votaron a Espartero como Regente: era la primera vez que un plebeyo ocupaba ese cargo. Desde su puesto intentó acometer dos proyectos de gobierno realmente ambiciosos: implantar un régimen constitucional estable y liberalizar la economía.

Fracasó en su empeño por varios factores: la oposición de los moderados a ampliar el censo electoral y reducir el peso de la monarquía y de la Iglesia; la oposición de los empresarios catalanes al tratado de libre comercio con Gran Bretaña; la oposición de vascos y navarros porque recortaba sus privilegios forales y finalmente sus propios compañeros de partido que lo consideraban autoritario. Espartero embarcó hacia Gran Bretaña para volver a la escena política española años más tarde.

3.- El reinado de Isabel II (1843-1868)

La princesa Isabel con tan solo trece años (1843) es proclamada mayor de edad. Tres años después se declaró la segunda guerra carlista (1846-1849) porque no se casó con el pretendiente Carlos Luis de Borbón. Finalmente, la reina fue casada con su primo, Francisco de Asís de Borbón, para dar una teórica estabilidad a la familia regia.

3.1.- Etapas políticas del reinado de Isabel II

3.1.1.- La Década Moderada (1843-1853)

El general Narváez como representante del liberalismo moderado preparó la Constitución de 1845 que restringía las libertades en comparación con la de 1837 pero sin llegar a los límites que fijaba el Estatuto Real. La soberanía está compartida por la Corona y las Cortes que son bicamerales (el Senado sigue siendo elegido por la Corona); la Corona controla el poder ejecutivo, también plantea iniciativas legislativas e incluso puede vetar las leyes aprobadas por

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las Cortes; formulación limitada de derechos como el de imprenta aunque establece la censura previa; reconoce el principio de inamovilidad de los jueces; los ayuntamientos dejan de ser elegidos por los vecinos y finalmente el Estado, que es confesionalmente católico, paga a los sacerdotes.

Durante esta etapa se realizan una serie de reformas para modernizar el Estado:

1.- El territorio se organiza en provincias conforme al diseño de Javier de Burgos (1834).

2.- Tanto la designación de los cargos provinciales como municipales dependen de la Administración central.

3.- En 1848 fue aprobado el Código Penal para todos los españoles.

4.- Fundación de la Guardia Civil (1848) por parte del Duque de Ahumada para mantener el orden público, especialmente en el medio rural.

5.- La Ley Moyano de Instrucción pública (1857) cuyo objetivo era el de que la educación llegara a todos las clases sociales

6.- La Ley Mon-Santillán (1845) de la que hay que destacar dos aspectos: la supresión de las aduanas interiores y potenciar los impuestos indirectos.

7.- Firma del Concordato con la Santa Sede (1851): La Iglesia católica acepta la desamortización a cambio de compensaciones económicas anuales y de que se paralice el proceso desamortizador. El Estado concede a los obispos la capacidad de intervenir en la enseñanza y de censurar obras sobre religión y moral.

El liberalismo moderado fue apartado del poder a causa de un conflicto parlamentario entre el Senado y el gobierno del Conde de San Luis, que había presidido una administración corrupta por las comisiones cobradas por las adjudicaciones de obras públicas.

El general O´Donell se pronunció en Vicálvaro (1854). Antonio Cánovas del Castillo redacta El Manifiesto del Manzanares donde recoge las siguientes reivindicaciones: acabar con la corrupción; ampliar el derecho de sufragio; aumentar la libertad de imprenta y bajar los impuestos.

Las Cortes le entregaron el poder al general Espartero. Había llegado el turno de un gobierno progresista.

3.1.2.- El Bienio Progresista (1854-1856)

El gobierno liberal progresista estuvo dirigido por Espartero, jefe del gobierno y O´Donell, como ministro de guerra.

Las reformas gubernamentales del Bienio se centraron en varios proyectos:

1.- Ley General de Ferrocarriles (1855) para estimular la incipiente industrialización mediante ayudas estatales que incentivaran a las empresas europeas a invertir la construcción y explotación de líneas de ferrocarril.

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2.- La Desamortización civil de Pascual Madoz (1855) que afectó a los bienes inmuebles de los ayuntamientos, a las tierras que le quedaban a la Iglesia, a las órdenes militares, a las cofradías y a las instituciones benéficas. Sirvió para amortizar la deuda pública y financiar obras como la del ferrocarril. La principal beneficiada fue la burguesía y empeoró las condiciones de vida de los campesinos que habían usado los bienes comunales. Finalmente, surgieron tensiones con la Santa Sede porque no se paralizó el proceso desamortizador.

3.- Las leyes financieras como la de Banca y de Sociedades de Crédito tan necesarias en un país que precisaba del crédito para modernizarse.

4.- El proyecto de Constitución de 1856 que nunca entró en vigencia. Contemplaba principios como la soberanía nacional, el sufragio universal masculino y daba mayores atribuciones a las Cortes; ayuntamientos elegidos por los vecinos; libertad religiosa e independencia del poder judicial.

Aparece el Partido Demócrata que postula por una monarquía liberal democrática en la que el rey se limite a controlar el ejecutivo; son defensores de la libertad religiosa con un Estado aconfesional y de la democracia municipal. Su base social está integrada por las clases medias y la pequeña burguesía.

El republicanismo como escisión del ala izquierda del partido demócrata. A su vez, los republicanos se escindirán entre los unitarios (centralismo político) y los federalistas (partidarios de la descentralización política)

3.1.3.- La Unión Liberal y el retorno al moderantismo (1856-1868)

El Bienio termina con la protesta de los campesinos perjudicados por las desamortizaciones de Madoz, por el sistema de quintas y por el aumento de los impuestos sobre el consumo.

En julio de 1856, O´Donell dio un golpe de Estado y desplazó del poder a Espartero. Asumió la presidencia del gobierno y se apoyó en la Unión Liberal, partido que había fundado un año antes. Se trataba de un partido de centro que integraba a los moderados más progresistas y a los progresistas más moderados.

A la vigente Constitución de 1845, añadió un Acta Adicional que ampliaba los derechos y libertades, además de mantener la desamortización. La reina lo sustituyó en la presidencia por Narváez, quien sí derogó la desamortización eclesiástica pero no la civil.

En 1858 vuelve O´Donell que gobernó durante una etapa de relativa estabilidad política y social gracias al crecimiento económico impulsado por la construcción del ferrocarril y a la distracción de la opinión pública mediante una política exterior activa y exótica en la que España actuaba como aliada de Francia para ayudarle construir su imperio colonial (Conchinchina, 1858-63; Marruecos, 1859-60; México, 1862)

En 1864, la reina vuelve a llamar a la presidencia de gobierno a Narváez hasta el final de su reinado cuatro años más tarde.

El reinado de Isabel II toca a su fin por tres causas:

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1.- La crisis económica de 1866 motivada por las malas cosechas; el encarecimiento del precio del algodón por la guerra de Secesión americana y las pérdidas que afectaron a las empresas de ferrocarriles. La burguesía pierde dinero y deja de apoyar a la reina Isabel II.

2.- La escasa representatividad del sistema político: la base electoral no supera el 5% de la población española.

3.- la crisis generacional. Los políticos fueron muriéndose sin que se encontraran los sustitutos adecuados. O´Donell falleció en 1867 y Narváez en 1868.

Los sargentos del cuartel de San Gil se pronuncian pero fueron fusilados. La conclusión era evidente: un pronunciamiento liberal-demócrata necesitaba el respaldo de la oficialía del ejército. En la localidad belga de Ostende (1866) liberales progresistas y demócratas firman un pacto promovido por el general Prim. El nuevo sistema político que sustituya al isabelino será definido por unas Cortes Constituyentes elegidas por sufragio universal masculino, que se encargarán de decidir sobre la forma de gobierno (monárquica o republicana) y que redactarán una constitución en cualquier caso, democrática. En 1867, se adhirieron a este Pacto los unionistas con su flamante líder, el general Serrano.

4.- Economía y sociedad durante el reinado de Isabel II

4.1.- Economía

Durante este período España viene de una situación de partida desfavorable por las devastaciones ocasionadas durante la guerra de independencia y de la primera guerra carlista. Fernando VII quiso retornar al más áspero absolutismo como si no hubiera tenido lugar la Revolución Francesa ni el espíritu ilustrado de los Borbones, especialmente desde Fernando VI. En consecuencia, no adoptó ninguna medida para la reforma de las anticuadas estructuras políticas, económicas y sociales que estaban ancladas aún en la monarquía absoluta y en la sociedad estamental.

No cabe duda alguna de que las reformas emprendidas por los liberales iniciaron el camino de la modernización, aunque España aún estaba lejos de alcanzar los niveles de desarrollo de su entorno europeo.

4.1.1.-- La agricultura.

El agro español estaba atrasado porque aún persistían estructuras que mantenían bajo el nivel de productividad de la agricultura. Las desamortizaciones eclesiástica y civil, la disolución del régimen señorial y la desvinculación de los mayorazgos dio origen a una compra-venta masiva de tierras (el 50% de la tierra cultivable) que repercutió en un aumento de la producción por la puesta en cultivo de nuevas tierras, pero no la productividad, es decir, el rendimiento por hectárea.

¿Quiénes compraron las tierras que salieron al mercado? Antiguos miembros de la nobleza terrateniente y, sobre todo, hombres de negocios que invirtieron sus capitales en bienes raíces. Buena parte de esos nuevos propietarios no actuaron como verdaderos empresarios

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agrícolas: no invirtieron en aplicar nuevas tecnologías para aumentar el rendimiento de los cultivos.

La cuestión es, ¿cómo obtenían beneficios si la productividad era tan baja? Por dos vías:

Cultivando la mayor parte de la superficie posible de sus latifundios.

Empleando una mano de obra abundante y barata.

Los minifundistas tampoco invirtieron en incorporar nuevas técnicas agrícolas por dos razones:

No disponían de la necesaria superficie de cultivo para que mereciera la pena hacer ese tipo de inversiones.

Tampoco tenían el capital suficiente.

El balance de las reformas liberalizadoras en el agro español puede ser resumido en cuatro puntos:

1) El Estado alivió la financiación de la deuda pública.

2) Se configuró una burguesía terrateniente que incorporó a la antigua nobleza reconvertida al liberalismo en su versión más moderada.

3) Apareció un proletariado agrícola de más de dos millones de campesinos sin tierras sometido a unas condiciones de bajos salarios y de un trabajo estacional.

4) Aumentó la producción agrícola pero no lo suficiente para alimentar a una población en continuo crecimiento. Se seguirán sucediendo las crisis de subsistencia (malas cosechas, desencanto social, inestabilidad política).

4.1.2.- La actividad industrial

1) La industria textil

La industria textil algodonera se concentraba básicamente en Cataluña. Existían otros centros de cierta importancia como Levante, Madrid, Málaga y Béjar, que se dedican a fabricar paños de lana. En Valencia, comenzó a destacar la industria del calzado.

A partir de la década de los treinta del siglo XIX, la burguesía catalana optó por:

Sustituir la industria de lana por la del algodón.

Introducir la máquina de vapor.

Emplear la fábrica como modelo de organización productiva.

Todo ello favoreció que:

• aumentara la producción.

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• abaratara los precios.

¿Por qué Cataluña se convirtió en el foco más importante de la actividad textil algodonera?

Contaba con un mercado nacional reservado y protegido por fuertes aranceles.

Disponía de capitales ahorrados procedentes de la agricultura y de la exportación de aguardientes y frutos secos.

Contaba con un campesinado capaz de trabajar en la industria a domicilio (el burgués aporta la materia prima y las herramientas necesarias; el campesino, su trabajo en el tiempo que no tiene que dedicarse a las tareas agrícolas; a cambio recibe un salario).

A mediados del siglo XIX, la estructura socio-profesional de la sociedad catalana era bastante parecida a la de otras áreas industrializadas europeas.

2) La siderurgia

A partir de 1830, las viejas ferrerías y forjas se fueron convirtiendo en altos hornos que trabajaban el hierro y el acero.

Se distinguen dos etapas:

La primera va de 1830 a 1850. Se trata del dominio industria siderúrgica andaluza, cuyos focos más representativos se localizan Málaga, Marbella y El Pedroso (Sevilla). La fuente de energía empleada era el carbón vegetal, escaso y caro.

Mientras la siderurgia andaluza desaparece por una cuestión de costes energéticos, a partir de 1860 se perfilan dos nuevos focos siderúrgicos: el asturiano y el vasco. Ambos emplean como fuente de energía el carbón mineral, cuyos yacimientos se ubican en Asturias y León. Este carbón era más abundante y barato que el de origen vegetal.

Hacia 1870, los Ibarra de Vizcaya promovieron la renovación tecnológica incorporando el proceso Bessemer (refinar el acero mediante un proceso de eliminación del hierro). En 1880, la siderurgia vasca alcanzaba el 30% de la producción nacional de acero.

3) El ferrocarril

La expansión del ferrocarril fue el medio imprescindible para el desarrollo de la industria.

En España, la construcción de una red de ferrocarriles se encontró con varios obstáculos:

La orografía montañosa que encarecía el coste del kilómetro de vía férrea.

La ausencia de capitales privados dispuestos a invertir en el ferrocarril

La incapacidad financiera del Estado para impulsar la construcción de la red viaria.

La guerra civil carlista y la inestabilidad política.

Los beneficios de la progresista Ley de Ferrocarriles fueron indudables:

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Facilitó la construcción de la red ferroviaria española al amparo de ayudas estatales que aseguraban unos beneficios mínimos a las empresas adjudicatarias.

Facilitó la creación de sociedades anónimas con capital francés e inglés fundamentalmente.

No gravaba con aranceles la importación de tecnología y material europeo para reducir los costes de construcción.

El Estado otorgaba una concesión en cada línea a la empresa que la construía por un período de 99 años.

Una cuestión negativa a propósito del desarrollo de ferrocarril es que el acero necesario para su construcción fue comprado a empresas inglesas en perjuicio de la siderurgia vasca con el argumento de que el acero inglés era más barato y de mejor calidad.

4.2.- La sociedad

Con la muerte de Fernando VII (1833) se inició el proceso hacia el definitivo asentamiento del nuevo modelo de sociedad organizada en clases sociales que sustituía a la sociedad estamental del Antiguo Régimen.

De acuerdo con la doctrina liberal todos los hombres eran iguales en derechos y aspiraciones, pero sus capacidades y actitudes determinan su lugar en la escala social. Mérito y esfuerzo eran el nuevo criterio para establecer el ascenso o descenso de estatus de los individuos. El signo material de ese criterio era la propiedad. En función de la cantidad de propiedades se reguló el derecho de participación política mediante el sufragio censitario y excluyó de la participación política a la mayoría de los ciudadanos.

a) La aristocracia era una reliquia del Antiguo Régimen pero mantenía una vigencia social. En efecto, este grupo social continuó siendo objeto de admiración y un ejemplo a imitar por parte de las clases altas, medias y bajas (en concreto, que no trabajaban en las fábricas).

La aristocracia siguió conservando sus propiedades si bien, en 1836 con los liberales progresistas en el poder, quedaron suprimidos definitivamente los mayorazgos y los señoríos jurisdiccionales. Muchos nobles acrecentaron sus bienes con las distintas desamortizaciones -más del 80 por 100 de los bienes desamortizados pasaron a sus manos. En 1854, los veintisiete mayores contribuyentes de Castilla eran nobles.

La aristocracia conservó en las distintas reformas constitucionales su derecho para acceder al Senado. En 1849, un 43% de los senadores eran nobles, y en 1868, un 48%.

b) La Iglesia se vio privada de buena parte de sus riquezas por la desamortización y pasó a depender económicamente por completo del Estado liberal.

Aunque el alto clero tuvo cierta representación en el Senado, la acción del clero se centró en su específico oficio pastoral. Su pastoral sirvió a los fines políticos liberales: después de la agitación de la guerra civil con los carlistas era necesario que la Iglesia promoviera un espíritu de paz y de reconciliación entre los españoles para que pudiera asentarse el nuevo orden

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liberal. Asimismo, la Iglesia aceptó el papel que le fue asignado por el Estado liberal para que apaciguara las primeras proclamas obreras por las desigualdades sociales que comenzaba a provocar el desarrollo de la industrialización.

c) El ejército tuvo una extraordinaria influencia en el reinado de Isabel II. La victoria en la guerra civil (carlista) les había proporcionado seguridad en sí mismos. Desconfiaban d los políticos civiles porque no solucionaban los asuntos sustanciales, por lo que asumieron el papel de mantenedores del orden social como condición imprescindible para defender la libertad. En este sentido, la clase media los aceptó plenamente porque eran la garantía para la salvaguarda de su propiedad hasta que se hiciera fuerte la sociedad y el Estado liberal.

Ese sentido de la responsabilidad de garantes del orden liberal, les llevó a participar en política. De hecho al reinado de Isabel II se le conoce como el “régimen de los generales” (Espartero, Narváez, O´Donell, Prim, Serrano).

El grupo de militares en el Senado componía un bloque lo suficientemente significativo para imponer su parecer. Además, estaba muy vinculado a la nobleza cuyo origen está precisamente asociado a su función militar.

d) La burguesía fue decisiva para que Isabel II ganara la guerra civil y se asentara en el trono. Se distinguen básicamente dos niveles: la alta burguesía y la mediana y pequeña burguesía.

a) La alta burguesía:

Trató de imitar a la nobleza a la que se asimiló por vía matrimonial o de concesión de títulos nobiliarios por parte de la reina.

Se benefició de los procesos desamortizadores de Mendizábal y de Pascual Madoz y de los negocios vinculados al incipiente proceso de industrialización.

Apoyaban al liberalismo moderado y eran partidarios de un poder monárquico fuerte que asegurara el orden como condición necesaria para conseguir la prosperidad económica.

b) La pequeña y mediana burguesía:

Se trataba de un grupo social muy amplio que comprendía desde los pequeños comerciantes hasta los miembros de profesiones liberales y funcionarios y militares de nivel intermedio.

Apoyaba al liberalismo progresista del que luego surgió el liberalismo democrático.

Excluidos del derecho a voto, uno de sus objetivos será el de ampliar el derecho de sufragio como reivindicación progresista (Constitución del 37 y la non nata de 1856) hasta que los demócratas reivindiquen el sufragio universal masculino (Constitución de 1869)

e) Las masas populares: campesinos y proletarios

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Después del protagonismo que tuvo en la guerra de Independencia quedaron al margen de los vaivenes políticos del reinado de Isabel II.

Se distinguen dos grupos:

1) Campesinos, siempre reacios a los cambios que imponían los gobiernos liberales. Aparecieron fuertes movimientos de oposición a las desamortizaciones eclesiástica (Mendizábal) y civil (Pascual Madoz) porque atentaba directamente contra sus condiciones de vida ya precarias. Justamente por ese motivo un número no desdeñable cerró filas en torno al carlismo. La aplicación de las desamortizaciones empobreció a unos dos millones de campesinos.

2) Los trabajadores urbanos que apenas representaban un 4% de las clases populares. El escaso impulso industrializador hará que no empiecen a dejarse ver hasta el último tercio del siglo XIX. Entonces se organizarán en torno a dos ideologías antiliberales: el socialismo y el anarquismo.

Consecuentes

En septiembre de 1868, el general Serrano derrotó a los partidarios de Isabel II, dirigidos por el Marqués de Novaliches en el Puente de Alocolea. La junta revolucionaria lo nombró presidente del gobierno provisional hasta que tras la promulgación de la Constitución de 1869, las Cortes Constituyentes lo nombraron regente en tanto encontraban un rey.

Isabel II se exilió en Francia desde donde dejó bien claro que abdicaba pero sin renunciar a sus derechos dinásticos para complicar el panorama sucesorio.

El fracaso de la monarquía democrática de Amadeo de Saboya dio paso a la Primera República (1873-187) que llegó incluso a poner en peligro la propia existencia de la nación española por causa de los levantamientos cantonalistas. En 1874, se inicia el proceso de restauración de la monarquía borbónica basada en la Constitución de 1876 cuya vigencia fue todo un logro en el panorama constitucional español, nada menos que cuarenta y siete años.

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