Una Visita A Granada La Alhambra 1 Introducción
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LA ALHAMBRA DELIRIO DE REYES AMGCH©2007
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LA ALHAMBRA
DELIRIO DE REYES
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LA ALHAMBRALa Alhambra, el monumento más visitado de España, catalogado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, es el conjunto arquitectónico más estudiado en guías, libros, tesis… desde todos sus ángulos y perpectivas, por las ciencias y ramas del saber. Visitantes de todo el mundo guardan durante meses colas virtuales y reales por un recorrido que dura unas cuantas horas. En definitiva es objeto de deseo de gentes ávidas por saciar su gusto por el arte y la cultura, de todo el mundo y todas las épocas, desde su construcción. Bien podríamos llamar primeros turistas a aquellos viajeros románticos, que un día desde América o Centroeuropa, vinieron llenos de curiosidad y se marcharon años después con la imagen de una leyenda.
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LA ALHAMBRA
La Puerta de las Granadas, que ya viera pasar al emperador Carlos I, está abierta… e introduce al paseante en un universo fastuoso, pero también íntimo y reservado…
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LA ALHAMBRA:PLANO DE LOS RECINTOS NAZARÍES
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LA ALHAMBRA
Los orígenes del conjunto de la Alhambra y el Generalife son confusos, hay restos claros a partir del siglo IX, aunque sus momentos más brillantes corresponden a la monarquía nazarí y al reinado de Carlos V, es decir, entre los siglos XIII y XVI.En sus palacios, desde la ventana del mirador de Lindaraja, hasta los sillares y los órdenes del palacio de Carlos V, todo está diseñado, proyectado y ejecutado pensando en la perfección, en unas ocasiones, cercana al Corán, en otras, más cerca del neoplatonismo del renacimiento.“Octava Maravilla del Mundo”. Este calificativo otorgado a la Alhambra, reconoce su trascendencia, que supera lo meramente artístico, sumergiendo al visitante y al estudioso en un viaje de 7 siglos de historia y hombres que se empeñaron en la belleza por encima de todo.
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LA ALHAMBRA
En la Alhambra, un mundo islámico se sustenta sobre un pensamiento clásico que no es sólo perceptible en el orden simbólico del palacio del Emperador Carlos; el patio de los Leones es también un claustro monacal y se organiza según la sección áurea, la más clásica de las proporciones.
Sus constructores no repararon en el lujo de los materiales ni en el tiempo empleado, sólo importaba la perfección del resultado, la matemática al servicio de la belleza pura.
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LA ALHAMBRAHay diferentes formas de entender el conjunto: se puede por ejemplo, diseccionar por separado cada uno de los elementos, jardines y palacios, que lo componen. Aunque es más sugerente acercarse a su misterio como quien entra en una ciudad que no conoce y así descubrir las puertas, los paseos, las calles y edificios de un conjunto que funciona como una sofisticada manifestación del poder de quienes lo habitaron.
Puerta de la Justicia
Puerta del VinoAMGCH©2007
LA ALHAMBRAEl granadino se suele perder en los paseíllos que rodean la ciudad palatina, difuminándose con el
rumor del agua y los árboles, buscando la sombra desde la que observar ese rincón preferido, oculto que todos tenemos de la Alhambra.
Pilar de Carlos V
Barrio Castrense y Torre de la Vela
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LA ALHAMBRADesde la ciudad, la presencia de la Alhambra en la colina no es otra cosa que el símbolo del esplendor que alcanza el reino y la casta dominante que lo rige: Monarcas que habitan el más hermoso de los espacios, el más parecido al paraíso que el Islam promete a sus fieles. Por eso, la Alhambra será acrópolis y paraíso al mismo tiempo. Hoy, con el paso del tiempo, la presencia de la Alhambra, como tapiz permanente de la ciudad, acompaña al Paseante anónimo por donde quiera que éste paseé. Ya sea por el centro, o el Realejo, o se suba a Albayzín, siempre aparece tras una calleja, en un recodo, un trozo de esa Alhambra, imponente, majestuosa, silenciosa…
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LA ALHAMBRA
Segregada y distante, pero siempre presente, los granadinos suben a ella queriendo retener algo del poder que simboliza y así, acceden, a los palacios. La Alhambra es un laberinto cuyos secretos sólo sus creadores conocieron: Desde los juegos matemáticos y cabalísticos de las decoraciones en yeserías y azulejos hasta el movimiento de los astros perceptible en los mocárabes de la sala de los Abencerrajes, pasando por el sonido susurrado del agua en sus fuentes.
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LA ALHAMBRACarlos V lo entendió a la perfección y repitió el esquema en un palacio cuadrado, orientado a los cuatro puntos cardinales en los que el poder terrenal del emperador se manifiesta, y en un círculo inscrito, símbolo del poder divino. Si aún hay dudas, la decoración del exterior rememora los trabajos de Hércules con quien el emperador se asocia en el mito.
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LA ALHAMBRAGranada, ciudad Real. La grandiosidad del Palacio, empequeñece al Paseante y lo trasporta a una época en la que Granada gozó de la suntuosidad de una Corte, dejando en sus calles y monumentos la huella aristocrática de la realeza.
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LA ALHAMBRAPor encima de los palacios, la zona que el agua y el sueño de los hombres convirtieron en el más hermoso jardín del mundo, el Generalife. El Yannat al-arif, la Casa del Arquitecto, de tiempos nazaríes era un lugar de retiro y descanso, un palacio de verano que se sitúa en la ladera del que se conoce como Cerro del Sol.
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LA ALHAMBRASumergido el Paseante en el delirio del Generalife, se siente aún más anónimo, mientras observa el capricho de un rey, que se alió con el agua. Sentado tras sus arcos, contemplando la vieja Granada, el paseante suspira, huele el mirto y oye el agua, mientras su pensamiento vuela …
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LA ALHAMBRAOtra parte importante del conjunto la constituyen sus jardines, comparables en belleza al resto de los palacios nazaríes y evidencian el carácter íntimo y privado de su uso. En ellos se alcanza un nivel insuperable en calidad constructiva en el tratamiento de un elemento arquitectónico que se convierte en la pieza maestra de los jardines; el agua y los deseos que en los sentidos despierta. Es la Alhambra sensual, visual, colorista, pero a la vez geométrica y ordenada, donde nada hay al azar, donde la rosa y el arrayán saben donde están. Y el agua corriendo entre ellos…
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LA ALHAMBRASea el ruido de las fuentes que es siempre constante pero nunca monótono, sea el frescor que inunda los rectangulares patios, sea el color de la luz que se filtra o se refleja. O sea, simplemente, el olor del jardín en la exuberante primavera y la sombra de sus árboles en verano. Con este recuerdo se bajará el Paseante de la Alhambra, planeando cuando la volverá a admirar.
A partir de este momento nos detendremos en los principales rincones que el Paseante puede conocer en su recorrido por la Alhambra.
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