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Una tierra lejana

llamada Italia

Mona Priotti Gran Canaria -12/03/2008 [email protected]

Una tierra lejana llamada Italia

ITodo comenz con las ganas de conocer aquella tierra de la que siempre escuchaba comentarios de sobremesa cuando era pequea. Una tierra lejana llamada Italia, recuerdos que estaban a flor de piel en la vida de los hermanos de mi padre, mi abuela paterna, y aquellas personas que iban a la casa del campo en las tardes de los domingos, a pesar de no recordar sus rostros ni sus nombres, llevo con-migo esas reuniones que transmitan siempre la aoranza de un ser querido, o de algn amor perdido entre esos paisajes lejanos, que muy pocos volvieron a tocarlos con sus ojos

Encuentros que mantenan vivos aquellos corazones divididos entre la terra Madre y la nueva esco-gida para un futuro mejor, por el puro placer de la comunicacin para que no perder el dialecto, entre mates de por medio con torta casera, o un simple pedazo de pan, unidos bajo el saborcito dulce del placer de la nostalgia.

La lengua de la terra madre, el piamonts, que hablaban los hermanos entre si, hacindolo con fluidez como le haban enseado sus padres, sus abuelos, quizs para que no me enterase de que iban las discusiones acaloradas, bajo el calor del fuego de la una cocina a lea, o cuando surgan en el medio de los sembrados, aunque estuvieran lejos de la casa del campo, el viento nos traa sus voces fuertes, toscas, con alguna bajada de insultos a cuanto santo se cruzase en el camino, terminando los cuatro hermanos varones, con sus gorras puestas, (mi padre, y mis tos), saliendo uno para cada direccin, hasta que se le pasase el cabreo y todo volva a la normalidad. Estas memorias en forma de relato surgen por la lectura de una simple y sugerente frase como:permteme saber ms de ti, provocando que las palabras estacionadas, se alborotasen para seguir pintando el pasado desde la perspectiva de alguien que fue creciendo con imgenes soadas de un mundo inventado, con sabores de los por qus, de los cuantos, de donde venimos y a donde vamos, en este mundo donde las distancias no existen, escribiendo e investigando sobre mi descen-dencia , tratando de alguna manera seguir los caminos que se cruzan y que llevan a la necesidad de dejar constancia de ello,como as tambin tener el placer de saber y conocer ms de quienes ocupan un lugar especial en mi corazn.

El deseo de conocer la tierra en la que vivieron mis bisabuelos y abuelos, (lugar tan cercano hoy para m), del que tantas veces escuch hablar, atrayendo hoy las fuerzas del todo es posible en este mundo tan sorprendente, puede ser que este sueo sea un encuentro que est sin quererlo a la vuelta de la esquina, (sin ser programado) el destino nos va reuniendo en este lado del mar.

Siempre digo: suceder lo que tenga que ser, y suceder lo que pongamos en nuestra mente. No exis-ten momentos porque s. Como dice un viejo proverbio:

LA VIDA ES LO QUE OCURRE A UNO MIENTRAS HACE OTROS PLANES

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Aprend que el pasado hay que dejarlo all estacionado, porque uno pierde un poco del hoy por pensar en el, tambin aprend a no etiquetar, (aunque escriba sobre ello), no quiere decir que deje de lado lo que pienso, porque los pensamientos no pueden dividirse en pequeos compartimentos.

Estas viajeras se tejen y destejen con la paciencia de cualquier tejedor, provocando un placer indes-criptible a medida que avanzo y pensar que esta idea naci de intercambiar saberes, historias y vivencias que me hicieron volar, y escuchar viejas cintas que en su momento grababa para que no se pierdan las voces de la familia, cosas de chiquilla, que dieron comienzo a un cmulo de sensaciones, que da a da despertaban en m, ansias de saber de mis antecesores.

Hablando de descendencia me remontar a mi Bisabuelo paterno, familia de la que ms datos he recogido, su nombre: Giacomo Filippo Priotti, nacido en Italia, en Cavour, el 09-10 1869, cuyos padres fueron Giovanni Priotti y Anna Caffarati.

Haciendo cuentas aproximadas y segn los datos que he hallado en Apellidos Italianos, lleg a Argentina, en el da 09 -10-1897, a la edad de 30 aos, (tengo una diferencia de aos pero se que pertenecen a mi bisabuelo) habiendo partido desde Marsella en un barco llamado BEARN. En la descripcin de sus datos, dice que era Cocinero de profesin y que su religin era la catlica. (Datos que nunca nadie de la familia me lo ha confirmado).

En rasgos generales puedo decir que se cas dos veces en Argentina, teniendo once hijos con cada mujer. Mi bisabuelo Santiago Felipe Priotti, tuvo 22 hijos. Como vinieron a Argentina y todo lo que tuvieron que hacer para llegar al lugar donde asentaron sus vidas es un captulo aparte, como otros tantos que habr en esta memoria-relato.

Los nombres de sus 22 hijos:(Alfredo, Juan, Jos, Felipe, Miguel, (mi abuelo), Jorge, Anita, Luca, y me faltan tres nombres que no los tengo aqu.) Esto fruto del primer matrimonio. y del segundo:( Pedro, Toms, Rubn, Hilda, Esther, Ins, Delia, Josefa, Virginia, Dominga, Catali-na) Tanto los hombres como las mujeres participaban en el trabajo del campo, preparando la tierra, sembrado, sacando la maleza cuando era necesario y luego su recoleccin, solamente utilizando su cuerpo, sus manos y algunas herramientas que ellos mismos fabricaban.

Mi bisabuelo se dedic al principio a la recogida de granos junto a otros paisanos, despus comenza-ron a comprar tierras o alquilarlas. Vivieron en diferentes lugares, hasta en un pueblo que est a unos 30 Km de Cafferata que se llama Colonia Italiana.

Cuando compraron el primer campo ( cerca de mi casa paterna),vivieron en una casa tipo chorizo, que ellos mismos construan ao a ao, era larga , largusima, comenta mi to Horacio , a cada nio que naca , le hacan una habitacin, y aquella casa constaba de 22 habitaciones y todas desemboca-ban a una gran galera, donde disponan de una gran mesa, que era sencillamente y un gran tabln para la hora del almuerzo, adems de ser un batalln de personas adultas mezcladas con hermanos pequeos, en aquella mesa no se oa volar ni siquiera una mosca, eso es lo que cuentan.

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Conversaciones en las que hoy estoy agradecida de haberlas vivido, evocaban otros tiempos, y era una fiesta a la hora de la merienda en la casa de mi abuela Susana, cuando los visitaba ta Delia Ca-sey, dichosas sus memorias , sus risas, sus ancdotas, recordando como si estuviesen viendo el gran stano que tenia esa casa de 22 habitaciones, donde all hacan las facturas, para tener que comer durante todo el ao. Contaban que mataban 7 u 8 animales juntos.Una barbaridad, cada vez que lo pienso porque eso si que es un gran trabajo.

En ese stano oscuro, haba mercaderas y colgaban de las vigas de madera, chorizos, bondiolas, pancetas, jamones, ms la grasa que la disponan en latas de 20 litros, (donde venan la nafta anterior-mente), porque al parecer tenan un automvil que usaban los domingos para ir a misa, o para visitar familiares.

Los hijos salan en grupo, con 7 u 8 caballos, rumbo al pueblo, a una asociacin de italianos, un local donde se tomaban unas copas, jugaban al truco y luego volvan al campo, me imagino que tam-bin miraran a las mozas pasear, porque eso de ir a la casa de la joven que cortejaban era ya cuando realmente se iban a casar.

Punto de reunin eran los domingos y alguna fiesta del pueblo, como el 30 de Agosto Da de Santa Rosa la patrona del pueblo.

As terminaba la tarde, con un gran abrazo y la alegra de parar el tiempo en una tarde cualquiera y con la certeza de que volveran a encontrarse con un hasta apronto y saludos a la Familia.

Hace muchos aos, pude ver un libro de fotografas, escrito por (si no me equivoco) Madeln donde recogi datos de mi pueblo, y como la fotografa era su pasin inmortalizaba los instantes ms desta-cados de la poca, haba muchos Priotti dando vueltas por aquellas pginas, que ocuparon diferentes cargos en la poltica de aquel entonces. (Intendentes, jefe de correos, etc).

Una ancdota que nos pas con mi hermano, viajando de Rosario (Pcia de Santa F, R. Argentina), a mi pueblo cuando estudiaba en la universidad, por el ao 1987

Un Sr nos pregunt: -a donde van?- Nosotros le respondimos:- a la zona de Chaar Ladeado, porque nuestro pueblo...seguro que no lo conoce y nos largamos a rer.- como se llama el pueblo? - pregunto el Sr. - Cafferata - contestamos los dos. - ahh! dijo el Sr - Siiiiiii lo conozco, es el Pueblo de los Priotti.

Dejando de lado este suceso contino con el tema de la gran casa, solo se conserva una fotografa deteriorada, pero creo que all no tena las 22 habitaciones.


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Tambin quedaron las historias, algunas que escrib, otras que tir, algunas que tengo grabadas en cintas, historias de amores clandestinos, como aquel que dej en pampa y la va a una seora muy aseorada, cargando todo cuanto tena en un acoplado y largndose con otra fulana casi en sus propias narices.

Historias cercanas, de otros Priottis que se hacen nuestras. Historias de peleas y tambin algunas no muy agradables. Pensando en la poca y en la situacin no es difcil imaginar las dificultades por las que se pasara en ese entonces.

Hay una fotografa de la recoleccin de maz, mostrando la primera mquina cosechadora rodeada de mujeres y hombres, dispuestos a la labor.

Mi bisabuelo dej en herencia el fruto del trabajo en familia, (como lo hizo l con sus hermanos) y algunas hectreas, para repartir entre tantos hijos.

Lo que se de ellos fue de unir pequeas ancdotas que me contaban a cuenta gotas, como si hablar del pasado les hiciera dao.

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Fotografa de mi bisabuelo con su segunda mujer y sus once primeros hijos

Fotografa de la primera mquina trilladora

Fin de la primera parte


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