Clarke, Arthur C - Canticos de La Lejana Tierra

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  • Cnticos de la Tierra Lejana

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    Ttulo original:THE SONGS OF DISTANT EARTH

    Arthur C. ClarkeTraduccin de

    FRANCISCA GRAELIS REYNOSOPrimera edicin en esta coleccin: Mayo, 1989

    Derechos exclusivos para Espaa y Colombia.Prohibida su venta en los dems paises del rea ldiomtica.

    1986, Serendib BVReservados todos los derechos.

    Prohibidas su reproduccin, total o parcial,por cualesquiera medios.

    Copyright de la traduccin espaola: 1987,PLAZA & JANES EDITORES, 5. A.

    Virgen de Guadalupe, 21-33Espiugues de Llobregat (Barcelona)

    Printed in Spain - impreso en EspaaISBN: 84-01-49126.6 - Depsito Legal: B. 18.679 - 1989

    Impreso en Litografa Ross, S. A. - Cobalto, 7-9 Barcelona

    Digitalizado por NorbertoCrdoba, Mayo 2002

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    Para Tamara y Cherene,Valerie y Hector,

    con amor y lealtad

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    No existe en ningn otro lugar del espacio ni en otros mundos hombres conquienes compartir nuestra soledad. Puede que exista el saber, puede que exista elpoder; puede que en algn lugar del espacio unos magnficos instrumentoscontemplen vanamente nuestra nube flotante y sus ocupantes estn ansiosos comolo estamos nosotros. No obstante, en la naturaleza de la vida y en los principios dela evolucin hemos tenido nuestra respuesta. De los hombres de otra procedencia,no habr jams ninguna.

    LOREN EISELEYEl inmenso viaje (1957)

    He escrito un libro perverso, y me siento tan inmaculado como un cordero.Melville a Hawthorne (1851)

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    NOTA DEL AUTOR

    Esta novela est basada en una idea desarrollada hace casi treinta aos en un relato corto quelleva el mismo ttulo (ahora recogido en mi coleccin El otro lado del cielo. Sin embargo esta nuevaversin ha estado directa, y negativamente, inspirada por la reciente invasin de series espaciales entelevisin y en el cine. (Pregunta: Qu es lo contrario de inspiracin: expiracin?)

    No me interpreten mal: he disfrutado mucho con La Guerra de la galaxias y las producciones deLucas y Spielberg, para citar slo los ms famosos ejemplos de este gnero. Pero estas creacionesson pura fantasa, no ciencia ficcin en el sentido estricto del trmino. Actualmente parece casiseguro que la velocidad de la luz no puede ser superada en el universo real. Incluso la ms cercanade las galaxias estar siempre a dcadas o siglos de distancia; ningn Warp Seis les llevar de unepisodio a otro en el perodo de una semana. El gran Productor en el Cielo no plane su programade este modo.

    En la ltima dcada ha habido, adems, un notable, y bastante sorprendente, cambio en la actitudde los cientficos sobre el problema de la inteligencia extraterrestre. Este tema no adquiricredibilidad (excepto entre personajes dudosos, como los escritores de ciencia ficcin) hasta los aossesenta: la publicacin de La vida inteligente en el universo (1966), de Shklovskii y Sagan, marc elhito.

    Sin embargo, se ha producido un retroceso. El fracaso en el intento de encontrar indicios de vidaen el sistema Solar, o de registrar seales interestelares que nuestras potentes antenas podrancaptar fcilmente, ha llevado a algunos cientficos a sostener que quizs estamos solos en elUniverso... Frank Tipler, el ms conocido exponente de esta teora, ha ultrajado deliberadamente alos seguidores de Sagan dando a uno de sus artculos el provocativo ttulo de No existe vidainteligente extraterrestre. Carl Sagan y otros estudiosos sostienen (y yo con ellos) que es demasiadopronto para llegar a conclusiones tan tajantes.

    Mientras tanto, esta controversia hace furor; como bien se ha dicho, cualquiera de las dosrespuestas ser aterradora. La cuestin slo puede ser zanjada por la evidencia, y no por la lgica,aunque sea plausible. Me gustara que se dejara reposar esta polmica durante una o dos dcadas,mientras los radioastrnomos rastrean, cual mineros en busca de oro, a travs de los torrentes deruidos procedentes del espacio.

    Esta novela es, entre otras cosas, mi intento de crear una ficcin interestelar completamente real,del mismo modo que en Preludio al espacio (1951) utilic tecnologa existente, o con rasgos deveracidad, para describir el primer viaje del hombre ms all de los confines de la Tierra.

    No hay nada en este libro que desafe o niegue los principios conocidos, la nica extrapolacincientfica es la propulsin cuntica, e incluso procede de una teora bastante respetable. (Vase losagradecimientos.)

    Si eso resultara ser castillos en el aire, hay varias alternativas posibles, y si nosotros, hombres delsiglo XX, podemos imaginarlas, la ciencia del futuro descubrir, sin duda, algo mucho mejor.

    ARTHUR C. CLARKE

    Colombo, Sri Lanka,3 de julio de 1985

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    Cnticos de la lejana Tierra

    Arthur C. Clarke1. THALASSA

    1. La playa de Tarna

    Antes de que el barco cruzara el arrecife, Mirissa ya saba que Brant estabaenfadado. La actitud tensa de su cuerpo mientras llevaba la caa, y el solo hecho deque no hubiera dejado en las manos capacitadas de Kumar este ltimo tramo, leindicaban que estaba disgustado por algo.

    Abandon la sombra de las palmeras y anduvo lentamente hacia la playa, laarena hmeda se hunda bajo sus pies. Cuando lleg a la orilla, Kumar ya estabadoblando la vela. Su hermano pequeo, casi ya tan alto como ella y todo msculo,la salud alegremente con la mano. Cuntas veces haba deseado que Brant tuvierael carcter amable de Kumar, al que ningn contratiempo pareca afectar.

    Brant no esper a que el barco chocara con la arena. Salt al agua, que lellegaba a la cintura, y, salpicando furiosamente se acerc a ella. Llevaba entre lasmanos una masa de metal retorcido bordeada de alambres rotos y se la mostr.

    Mira! grit.Lo han hecho otra vez!Con la mano libre seal el norte.Esta vez no voy a dejar que se salgan con la suya, y la alcaldesa podr decir

    lo que le d la gana!Mirissa se apart mientras el pequeo catamarn, como si fuera una bestia

    marina prehistrica que asaltara por primera vez tierra firme, avanzaba lentamentehacia la playa sobre sus rodillos. En cuanto estuvo fuera del agua, Kumar par elmotor y baj de un salto para reunirse con su todava iracundo capitn.

    Me paso la vida dicindole a Brant que puede ser una casualidad, quiz sea unancla abandonada. Despus de todo, por qu razn los del Norte haran algo as?

    Yo te lo dir respondi Brant : porque son demasiado perezosos paralograr la tecnologa por ellos mismos. Porque tienen miedo de que pesquemosdemasiados peces. Porque...

    Se dio cuenta de la sonrisa del otro y le lanz el amasijo de alambres rotos, quepareca la cama de un gato. Kumar lo recogi sin esfuerzo.

    De todas maneras, aunque esto haya sido slo un hecho accidental, no tienenque anclar aqu sus barcos. Esto est claramente especificado en el cartel: NO PA-SAR PROYECTO DE INVESTIGACIN, as que, de todos modos, voy a elevaruna protesta.

    Brant haba recobrado su buen humor, incluso cuando tena sus ms furibundos

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    ataques de ira, slo le duraban unos minutos. Para mantener un buen estado denimo, Mirissa empez a pasarle los dedos suavemente por la espalda y le hablcon su voz ms dulce:

    Habis pescado algn pez que valga la pena?Por supuesto que no respondi Kumar . A l slo le interesa cazar

    estadsticas, kilogramos por kilovatio, todas esas tonteras. Gracias a Dios que mellev mi red. Hoy cenaremos atn.

    Se acerc al catamarn y sac casi un metro de fuerza y belleza aerodinmica.Sus colores ya empezaban a palidecer y sus ojos ciegos tenan la mirada helada dela muerte.

    Normalmente no se encuentran piezas como sta dijo con orgullo. Estabanadmirando su trofeo cuando la historia irrumpi en Thalassa y el mundo simple y sincomplicaciones que haban conocido en su corta vida acab de repente.

    La seal de su paso estaba escrita en el cielo como si una mano gigantescahubiera pasado una tiza sobre la cpula azul del firmamento. Cuando estabaobservndolo, el brillante rastro de vapor empez a difuminarse en los bordes,convirtindose en un manojo de nubes para luego asemejarse a un puente de nievetendido entre los dos horizontes. Un lejano estruendo se aproximaba desde losconfines del espacio. Era un sonido que Thalassa no haba odo desde hacasetecientos aos, pero que cualquier nio poda reconocer inmediatamente.

    A pesar del calor de la noche, Mirissa se estremeci y su mano busc la deBrant. Este, aunque entrelaz sus dedos con los de ella, permaneci impasible Ysigui mirando fijamente el cielo partido en dos.

    Incluso Kumar pareca subyugado, pero a pesar de lo fue el primero en hablar.Alguna de las colonias nos debe de haber encontrado.Brant, escptico, neg lentamente con la cabeza.Qu inters tendran en nosotros? Deben de tener mapas antiguos, y sabrn

    que Thalassa es prcticamente un gran ocano. No tiene ningn sentido quevengan aqu.

    Quiz sea por curiosidad cientfica sugiri Mirissa . Para saber qu ha sidode nosotros. Siempre he dicho que haba que reparar la red de comunicaciones...

    Esta era una antigua discusin que se produca cada pocas dcadas. En general,todo el mundo estaba de acuerdo en que, algn da, Thalassa debera reconstruir elgran plato de la Isla del Este, destruido en la erupcin del volcn Krakan,cuatrocientos aos atrs. Pero haba tantas cosas ms importantes que hacer... osencillamente, cosas ms divertidas.

    Construir una nave es un proyecto enorme dijo Brant, pensativo. No puedocreer que ninguna colonia lo haga, a no ser que tenga un buen motivo para ello.Como la Tierra...

    Su voz se desvaneci en silencio. Despus de tantos siglos era una palabra difcilde pronunciar.

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    Como si fueran una sola persona, se volvieron hacia el este, desde donde larpida noche ecuatorial avanzaba a travs del mar.

    En el cielo haban aparecido algunas de las estrellas ms brillantes, y justo sobrelas palmeras se alzaba la inconfundible constelacin del Tringulo. Sus tres estrellaseran casi de igual magnitud, pero una intrusa an ms brillante haba brillado unavez, durante unas semanas, cerca del extremo sur de la constelacin.

    Su encogida cscara era todava visible con un telescopio comn. Pero ningninstrumento poda mostrar las cenizas en rbita en las que se haba convertido loque antes fuera el planeta Tierra.

    2. El pequeo neutral

    Ms de mil aos despus, un gran historiador llam al perodo comprendido entreel ao 1901 y el 2000 El Siglo en que ocurri todo. Tambin aadi que los quevivieron en esa poca habran estado de acuerdo con l, pero por razonestotalmente diferentes.

    Le hubieran indicado, a menudo con justificado orgullo, las hazaas cientficas desu era, la conquista del aire, la liberacin de la energa atmica, el descubrimientode los principios bsicos de la vida, la revolucin de la electrnica y lascomunicaciones, los principios de la inteligencia artificial y, la ms espectacular detodas, la exploracin del sistema solar y el primer aterrizaje en la luna. Pero comoseal el historiador mirando con la visin que da la perspectiva, ni uno entre milhaba siquiera odo hablar de un descubrimiento que sobrepas a todos estos logrosamenazando con reducirlos a la irrelevancia.

    Pareca tan inofensivo y tan ajeno a los asuntos humanos como la placafotogrfica velada en el laboratorio de Becquerel que condujo, en slo cincuentaaos, a la bomba de Hiroshima. En realidad, era un producto secundario de aquelmismo experimento y empez con a misma inocencia.

    La Naturaleza es una inflexible contable y siempre hace el balance de sus libros.Los fsicos se quedaron muy asombrados cuando descubrieron que haba ciertasreacciones nucleares, en las que despus de haber unido todos los fragmentospareca que faltaba algo en un lado de la ecuacin.

    Como un administrador que rpidamente repone el dinero de gastos menorespara as adelantarse a los auditores, los fsicos se vieron obligados a inventar unanueva partcula. Y, adems, para justificar la discrepancia, tena que ser unapartcula muy especial, sin masa ni peso, y tan fantsticamente penetrante quepudiera pasar, sin ningn inconveniente perceptible, a travs de una pared de ungrosor de miles de millones de kilmetros.

    A este fantasma se le dio el nombre de neutrino, contraccin de neutrn ybambino. Pareca que no haba esperanzas de detectar algo tan escurridizo comoesta entidad, pero en 1956, en una de esas hazaas heroicas de la instrumentacin,los fsicos pudieron aislar unos pocos especmenes. Fue tambin un triunfo de lostericos, que vieron corroboradas sus improbables ecuaciones.

    El mundo no se enter, ni le importaba, pero haba empezado la cuenta atrs desu destruccin.

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    3. Reunin del Consejo

    La red local de Tarna nunca lleg a funcionar a ms de un noventa por ciento desu potencia, aunque tambin es verdad que su rendimiento no bajaba del ochenta ycinco por ciento.

    Al igual que la mayor parte del equipo de Thalassa, fue diseada por grandesgenios, fallecidos haca ya mucho tiempo, para que los accidentes catastrficosfueran casi imposibles. Aunque fallaban muchos componentes, el sistema seguafuncionando bastante bien, hasta que alguien se exasperaba e intentaba arreglarlo.

    Los ingenieros denominaban a esto sutil degradacin", una frase que, segnhaban declarado algunos cnicos, describa de forma bastante exacta el tipo de vidathalassano.

    Segn el ordenador central, la red estaba al noventa por ciento normal de sucapacidad, aunque en aquellos momentos la alcaldesa Waldron se hubieracontentado con menos. La mayora de los habitantes del pueblo la haban llamadoen la ltima media hora, y por lo menos cincuenta adultos y nios se encontrabanapiados en la sala del Ayuntamiento, nmero muy superior al que poda contener.Doce personas componan el qurum de una asamblea ordinaria, pero a veceshacan falta medidas draconianas para conseguir reunir este nmero de personasen un mismo lugar. El resto de los quinientos sesenta habitantes de Tarna preferanmirar y votar, si se sentan lo bastante interesados por el asunto, desde lacomodidad de sus hogares.

    Tambin recibi dos llamadas del Gobernador Civil, una desde el despacho delpresidente, y otra desde el servicio informativo de la Isla Norte, ambas haciendo lamisma innecesaria pregunta. Cada una recibi la misma escueta respuesta: desdeluego que si algo sucede les mantendremos al corriente... y gracias por su inters.

    A la alcaldesa no le gustaba el alboroto, y su carrera moderadamente prsperacomo administradora local se haba basado en evitarlo. Por supuesto, a veces eraimposible; su veto no habra conseguido desviar el huracn del 09, que haba sidohasta ahora el acontecimiento ms importante del siglo.

    Que se calle todo el mundo grit.Reena, deja esas conchas en paz; costmucho trabajo arreglarlas. Adems, ya es hora de que ests en la cama. Billy, fuerade la mesa! Ahora mismo!

    La sorprendente rapidez con que el orden fue restaurado demostraba, una vezms, la ansiedad de los ciudadanos por escuchar lo que la alcaldesa tena quedecirles. Esta desconect el ruido insistente de su telfono de mueca, y envi lallamada a la Central de Menajes.

    La verdad, no s mucho ms que vosotros, y no parece que vayamos a recibirms informacin hasta entro de unas horas. Pero seguro que era algn tipo de naveespacial, y ya haba regresado (supongo que debera decir entrado) cuando hapasado por encima de nosotros. Puesto que no tiene ningn sitio adonde ir enThalassa, volver probablemente a las Tres Islas. Tardar mucho tiempo si tieneque dar la vuelta al planeta.

    Han intentado comunicarse por radio? pregunt alguien.

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    S, pero sin suerte.Podramos intentarlo dijo una voz ansiosa.Un breve silencio invadi la Asamblea; el concejal Simmons, el ayudante de la

    alcaldesa Waldron, solt un resoplido de disgusto.Esto es ridculo. Hagamos lo que hagamos, nos encontrarn en diez minutos.

    De todas formas, seguro que ya saben exactamente dnde estamos.Estoy totalmente de acuerdo con el concejal dijo la alcaldesa Waldron,

    aprovechando esta oportunidad tan poco habitual . Cualquier nave tendrseguramente mapas de Thalassa. A lo mejor datan de mil aos atrs, pero en ellosaparecer Primer Aterrizaje.

    Pero suponga, slo suponga, que son extraterrestres.La alcaldesa suspir; crea que esta tesis haba sido superada por completo

    hacia algunos siglos.No hay extraterrestres dijo con firmeza . Al menos ninguno lo

    suficientemente inteligente para hacer viajes estelares. Por supuesto, no podemosestar del todo seguros, pero la Tierra los estuvo buscando durante miles de aos, yemple para ello todos los medios imaginables.

    Hay otra posibilidad dijo Mirissa, que estaba de pie junto a Brant y Kumar enel fondo de la sala. Todas las cabezas se volvieron hacia ella. Brant pareca un tantomolesto.

    A pesar de su amor por Mirissa, haba veces en que deseaba que no estuvieratan bien informada y que su familia no hubiera estado a cargo de los Archivos du-rante las ltimas cinco generaciones.

    Qu quieres, querida?Esta vez fue Mirissa quien se sinti molesta, aunque disimul su irritacin. No le

    gustaba sentir sobre s la condescendencia de alguien que no era realmente muyinteligente, aunque haba que reconocer que era lista, quizs astuta era la palabraexacta. No le molestaba el hecho de que la alcaldesa Waldron estuviera siempremirando de reojo a Brant; slo le diverta. Incluso senta cierta simpata por aquellavieja.

    Podra ser otra nave sembradora, como la que trajo los tipos de genes denuestros antepasados a Thalassa.

    Pero, ahora, tan tarde?Por qu no? Los primeros aparatos slo podan alcanzar un porcentaje de la

    velocidad de la luz. La Tierra fue mejorndolas, hasta que se destruy. Como losltimos modelos eran casi diez veces ms rpidos, sobrepasaron a los primeros encasi ms de cien aos; algunos todava deben de estar en camino. No ests deacuerdo conmigo, Brant?

    Mirissa procuraba siempre introducirlo en las conversaciones y si era posible lehaca creer que l las haba originado. Era muy consciente de sus sentimientos deinferioridad y no deseaba aumentarlos.

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    A veces era bastante desolador ser la persona ms brillante de Tarna; aunqueconectaba con media docena de sus iguales mentales en Las Tres Islas, raramentese encontraba con ellos cara a cara, encuentros estos que aun despus de todosestos milenios, ninguna tecnologa de las comunicaciones haba logrado superar.

    Es una idea interesante dijo Brant . Podras tener razn.Aunque la historia no era su punto fuerte, Brant Falconer posea los

    conocimientos de un tcnico acerca de a serie de complejos acontecimientos quehaban conducido a la colonizacin de Thalassa.

    Y qu vamos a hacer? pregunt si es otra nave sembradora que intentacolonizarnos de nuevo? Contestarles: Muchas gracias, pero hoy no?

    Se oyeron algunas risitas nerviosas; el concejal Simmons observ entonces conaire pensativo:

    Estoy seguro de que podramos hacer frente a una nave sembradora si nosviramos obligados a ello. Y quiz los robots fueran lo bastante inteligentes paracancelar su programa al ver que el trabajo ya estaba realizado.

    A lo mejor. Pero tal vez pensaran que podan mejorarlo. De todas formas, yasea una reliquia de la tierra, ya sea un modelo ulterior de una de las colonias, porfuerza tiene que ser algn tipo de robot.

    No haba necesidad de dar explicaciones, todo el mundo conoca las dificultadesy los gastos que supona un vuelo interestelar tripulado. Aunque era tcnicamenteposible, no tena sentido alguno. Los robots podan realizar el trabajo con un costemuchisimo ms reducido.

    Robot o reliquia, qu vamos a hacer? pregunt uno de los ciudadanos.Puede que no nos plantee ningn problema dijo la alcaldesa . Todo el

    mundo supone que se dirigir a Primer Aterrizaje, pero, por qu all? Despus detodo, es ms probable que vaya a la Isla Norte.

    La alcaldesa se equivocaba a menudo, pero nunca lo haba hecho tan deprisa.Esta vez el sonido que iba en aumento en el cielo de Tarna no era un trueno lejanoproveniente de la ionosfera, sino el agudo silbido de un rpido jet que volaba bajo.Todos los presentes abandonaron precipitadamente la sala; slo unos pocos tu-vieron tiempo de ver la nariz afilada de ala delta eclipsar las estrellas y dirigirsehacia el lugar considerado como el ltimo vnculo con la Tierra.

    La alcaldesa Waldron hizo una breve pausa para informar a la Central, y luego seuni a los que se apiaban en el exterior.

    Brant, t puedes llegar all primero. Coge la cometa.El ingeniero en jefe de Tarna parpade; era la primera vez que reciba una orden

    tan directa de la alcaldesa. Luego pareci un tanto avergonzado.Un coco le atraves el ala hace un par de das. No he tenido tiempo de

    repararla por el problema de las trampas de los peces. De todas formas, no estequipada para vuelos nocturnos.

    La alcaldesa le lanz una larga y fra mirada.

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    Espero que mi coche funcione dijo sarcsticamente.Desde luego respondi Brant con voz herida . Tiene combustible y est

    listo ya.Era muy poco habitual ver circular el coche de la alcaldesa; se poda recorrer

    Tarna en veinte minutos, y todo el transporte local de alimentos y material se rea-lizaba mediante pequeos vehculos todo terreno. En setenta aos de serviciooficial, el vehculo haba registrado menos de mil cien kilmetros y, salvo accidentes,seguira funcionando durante un siglo por lo menos.

    Los thalassanos haban experimentado alegremente con todos los vicios, pero elconsumismo y la desidia no se encontraban entre ellos. Cuando se inici el viajems histrico jams realizado, nadie hubiera podido adivinar que el vehculo eramucho ms viejo que cualquiera de sus pasajeros.

    4. Seal de alarma

    Nadie oy el primer taido de la campana fnebre de la Tierra, ni siquiera loscientficos que realizaron el fatdico descubrimiento, en las profundidades de latierra, en una mina de oro abandonada del Colorado.

    Era un experimento atrevido, inimaginable antes de mediados del siglo XX.Cuando el neutrino fue detectado, se vio en seguida que a la Humanidad se le habaabierto una nueva ventana al universo. Era algo tan penetrante que atravesaba unplaneta con la misma facilidad con que poda usarse la luz a travs de una lminade vidrio para observar los ncleos de los soles.

    Especialmente el sol. Los astrnomos estaban convencidos de que entendan lasreacciones que accionaban el horno solar, del cual dependa enteramente la vida dela Tierra. En el ncleo del sol, a unas presiones y temperaturas enormes, elhidrgeno se fusionaba en helio produciendo una serie de reacciones que liberabangrandes cantidades de energa. Y, como subproducto accidental, se producanneutrinos.

    Al no encontrar los trillones de toneladas de materia ms obstculo en su caminoque una espiral de humo, esos neutrinos solares emergieron de su lugar de na-cimiento a la velocidad de la luz. En solamente dos segundos alcanzaron el espacioy se expandieron a travs del universo. A pesar de los muchos planetas y estrellasque se encontraban a su paso, la mayora de ellos conseguiran no ser capturadospor el fantasma insustancial de la materia slida cuando la misma tierra lleg a sufin.

    Ocho minutos despus que hubieran abandonado el sol, una pequea fraccin detorrente solar barri la Tierra, y una fraccin an menor fue interceptada por loscientficos del Colorado. Haban enterrado su material a un kilmetro bajo tierra deforma que las radiaciones menos penetrantes seran filtradas hacia fuera y podrancaptar los raros y autnticos mensajeros del ncleo solar. Contando los neutrinoscapturados, esperaban estudiar con detalle sus propiedades y llegar a un punto talque, como podra comprobar cualquier filosofo, estaba hasta entonces excluido delconocimiento humano o de la observacin.

    El experimento funcion, los neutrinos solares fueron detectados. Pero haba

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    demasiado pocos. Debera haber habido una cantidad tres o cuatro veces mayorque la que haba conseguido capturar la instrumentacin masiva. Realmente algoiba mal, y durante los aos setenta, el caso de los neutrinos perdidos alcanz unagran resonancia a nivel cientfico. El equipo fue revisado una y otra vez, las teorasreexaminadas, y el experimento fue llevado a cabo cientos de veces, siempre con elmismo frustrante resultado.

    A finales del siglo XX, los astrofsicos se vieron obligados a aceptar unaconclusin preocupante, aunque ninguno se percat de sus consecuencias.

    No fallaba ni la teora ni el equipo. El problema resida en el interior del sol.

    El primer encuentro secreto en la historia de la Unin Internacional Astronmicatuvo lugar en el ao 2008 en Aspen, Colorado, no muy lejos del escenario de esteprimer experimento, que ya haba sido repetido en una docena de pases. Unasemana ms tarde, el Boletn Especial 55/08 de la IAU, que llevaba como titulo enclave Algunas observaciones a las reacciones solares, se encontraba en manos detodos los gobiernos de la Tierra.

    Se prevea que cuando la noticia del fin del mundo se filtrara se producira elpnico. En vez de ello, la reaccin general fue la de un perplejo silencio, seguido deun encogerse de hombros y, finalmente, de la reanudacin del trabajo cotidiano.

    Pocos gobiernos haban mirado jams ms all de unas elecciones, y pocosindicios ms all de las vidas de sus nietos.

    Aunque la Humanidad estuviese sentenciada a muerte, la fecha de ejecucin eratodava indefinida. El sol no explotara durante al menos mil aos, y quin podallorar por la cuadragsima generacin?

    5. Paseo nocturno

    Ninguna de las dos lunas haba aparecido todava cuando el vehculo se puso enmarcha en la carretera ms conocida de Tarna. En su interior iban Brant, laalcaldesa Waldron, el concejal Simmons y dos ancianos ciudadanos. Aunqueconduca con su habitual facilidad, Brant se senta disgustado por la reprimenda dela alcaldesa. El hecho de que el brazo regordete de ella le rodeara los desnudosbrazos de modo informal no mejoraba mucho las cosas.

    Pero la belleza pacfica de la noche y el ritmo hipntico de las palmeras que semecan iluminadas por el haz de la luz vacilante del vehculo le hicieron recobrar suhabitual buen humor. Pero cmo se poda permitir que se filtraran estossentimientos personales en un momento histrico como ste?

    En diez minutos estaran en Primer Aterrizaje, el principio de su historia. Qusucedera? Slo una cosa era segura; los visitantes se haban albergado en el faro,todava en funcionamiento de la antigua nave sembradora. Saban dnde mirar, asque tenan que proceder de alguna otra colonia humana de este sector del espacio.

    Un pensamiento preocupante asalt la mente de Brant. Alguien o algo, podahaber detectado el faro, avisando a todo el universo de que la Inteligencia habapasado un da por all. Record que aos atrs se haba presentado una mocin en

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    el consejo para desconectar la transmisin, basndose en que era inservible y queno podra causar mucho dao. Ms bien por razones sentimentales y emocionalesque lgicas, la mocin fue rechazada por un pequeo margen. Thalassa iba muypronto a arrepentirse de esta decisin, pero era ya demasiado tarde para hacernada.

    El concejal Simmons, apoyado en el asiento trasero, hablaba en voz baja con laalcaldesa.

    Helga dijo, era la primera vez que Brant le oa pronunciar su nombre ,crees que todava sabremos comunicarnos con ellos? El lenguaje de los robotsevoluciona muy rpidamente, sabes?

    La alcaldesa no lo saba, pero era muy hbil a la hora de disimular su ignorancia.Este es el menor de nuestros problemas; esperemos a que surja. Brant,

    podras conducir un poco ms despacio? Me gustara llegar all sana y salva.La velocidad era perfectamente segura en esta carretera que Brant se saba de

    memoria, pero obedeci y redujo a cuarenta klicks. Se pregunt si la alcaldesa in-tentaba aplazar el enfrentamiento. Era una gran responsabilidad enfrentarse sola ala segunda nave espacial proveniente del exterior de toda la historia del planeta.Todo Thalassa tendra puestos sus ojos en ella.

    Por Krakan! jur uno de los pasajeros del asiento trasero. Alguien ha tradoalguna cmara?

    Es ya demasiado tarde para volver respondi el concejal Simmons . Detodas formas, habr tiempo suficiente para hacer fotografas. No creo que se mar-chen despus de decirnos hola.

    En su voz se perciba un cierto nerviosismo, y Brant no poda reprochrselo.Quin poda adivinar lo que les esperaba tras la cima de la prxima colina?

    Le informar tan pronto como haya algo que decirle, seor Presidente.La alcaldesa Waldron estaba utilizando el radiotelfono del coche. Brant no se dio

    cuenta de la llamada, estaba demasiado absorto en sus pensamientos. Por primeravez en su vida, dese haber aprendido algo ms de historia.

    Por supuesto, los hechos ms relevantes le eran familiares; todos los nios deThalassa haban crecido escuchndolos. Saba que a medida que pasaban los si-glos, las predicciones de los astrnomos eran cada vez ms seguras y las fechasms precisas, y que en el ao 3600, con una diferencia de setenta y cinco aos mso menos, el sol se transformara en una nova. En una nova no muy espectacular,pero s lo suficientemente grande...

    Un viejo filsofo seal una vez que el saber que uno iba a ser colgado al dasiguiente tranquilizaba la mente humana. Algo as ocurri con toda la raza humanadurante los aos prximos al cuarto milenio. Si ha existido jams un momento en elque la Humanidad se ha enfrentado a la verdad con resignacin y determinacin,ste fue la medianoche del mes de diciembre cuando se pas del ao 2999 al 3000.Todos los que vieron aparecer aquel tres no pudieron nunca olvidar que jamshabra un cuatro.

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    Sin embargo faltaba ms de medio milenio; las treinta generaciones que todavaviviran y moriran en la Tierra como sus antepasados podran an hacer algo. Por lomenos, podran conservar el conocimiento de la raza y las grandes creaciones delarte humano.

    Incluso en los comienzos de la era espacial, los primeros robots queabandonaron el Sistema Solar llevaron consigo muestras de msica, pintura ymensajes por si se topaban con otros exploradores del Cosmos. Sin embargo, yaunque nunca se encontraron en la galaxia signos de civilizaciones extraas,incluso los cientficos ms pesimistas crean que deba existir inteligencia en algnlugar en los billones de universos islas que se extendan ms all del alcance delos telescopios ms potentes.

    Durante siglos, se envi pieza por pieza el conocimiento y la cultura humanos a laNebulosa Andrmeda y a sus ms lejanos vecinos. Nadie, por supuesto, sabrajams si las seales fueron recibidas, y en el caso de que lo fueran, si pudieron serinterpretadas. Pero su motivacin era una que todos los hombres podan compartir;era el impulso de dejar algn ltimo mensaje, alguna seal que dijera: Mira, yo tam-bin estuve vivo.

    Hacia el ao 3000, los astrnomos creyeron que sus gigantescos telescopiosorbitales haban detectado todos los sistemas planetarios a cinco mil aos luz delsol. Se haban descubierto docenas de mundos del tamao de la Tierra, y algunosms cercanos haban sido burdamente representados en un mapa. Algunos poseanatmsferas con ese indiscutible signo de vida: un porcentaje alto de oxgeno. Habaalguna posibilidad de que el hombre pudiera sobrevivir all, si lograba llegar hastaellos.

    Los hombres no podan, pero el Hombre si.Las primeras naves sembradoras eran primitivas, pero incluso as forzaban la

    tecnologa al lmite. Con los sistemas a propulsin disponibles en el ao 2500,podan alcanzar el sistema planetario ms cercano en unos doscientos aos,llevando consigo su preciosa carga de embriones congelados.

    Pero sta era la menor de sus tareas. Tambin tendran que transportar todo elmaterial automtico que reanimara y criara a esos humanos en potencia y lesenseara a sobrevivir en un ambiente desconocido y probablemente hostil. Seraintil y cruel dejar unos nios desnudos e ignorantes en mundos tan hostiles comoel Shara o el Antrtico. Tendran que ser educados, se les tendra que darherramientas, ensearles a orientarse y a utilizar los recursos locales. Despus delaterrizaje, la nave sembradora se convertira en una nave madre y tal vez tendraque cuidar de su progenie durante generaciones.

    Pero no solamente se tuvo que transportar seres humanos, sino tambin unecosistema completo. Plantas (aunque nadie saba a ciencia cierta si habra tierrapara ellas), animales de granja, y una sorprendente variedad de insectos ymicroorganismos que tuvieron tambin que incluirse en caso de que los sistemasnormales de produccin de alimentos resultaran intiles y fuese necesario volver alas tcnicas agrcolas bsicas.

    Haba una sola ventaja en un comienzo as. Todas las enfermedades y parsitos

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    que haban asolado a la Humanidad desde el comienzo de los tiempos quedaranatrs, para perecer en el fuego esterilizador de Nova Solis.

    Tambin tuvieron que construir y disear bancos de datos, sistemas expertoscapaces de superar cualquier situacin imprevista, mecanismos de reparacin ypuesta a punto de mquinas y robots. Y tenan para ello un perodo de tiempo igualal que existi entre la Declaracin de la Independencia y el primer aterrizaje en laluna.

    Aunque la tarea pareca casi imposible, era tan sugestiva que casi toda laHumanidad se uni para conseguirlo. Era un objetivo a largo plazo, el ltimo objetivoa largo plazo, que poda dar algn sentido a la vida, incluso despus de ladestruccin de la Tierra.

    La primera nave sembradora abandon el Sistema Solar en 2553, con destino alastro gemelo ms prximo al sol: Alfa Centauri A. Aunque el clima de un planetallamado Pasadena, que tena el tamao de la Tierra, era extremado y violentodebido a la proximidad de Centauri B, los otros objetivos probables se encontrabana una distancia dos veces mayor. La duracin del viaje a Sirius X sera de ms decuatrocientos aos; cuando la mquina llegase, seguramente la tierra habra dejadoya de existir.

    Pero si se consegua colonizar Pasadena con xito, habra tiempo suficiente paraenviar las buenas noticias. Doscientos aos de viaje, cincuenta para asegurar susposiciones y construir un pequeo transmisor, y tan slo unos cuatro aos para quela seal regresara a la tierra; con suerte, habra gritos en las calles en el ao 2800...

    De hecho fue en 2786; Pasadena haba ido mejor de lo previsto. La noticia fuealentadora y dio un nuevo estmulo al programa de siembra. Por entonces ya sehaban lanzado una veintena de naves, cada una de ellas con una tecnologa anms avanzada que las precedentes. Los ltimos modelos podan alcanzar unveinteavo de la velocidad de la luz, y tenan ms de cincuenta objetivos a sualcance.

    Incluso cuando el faro de Pasadena dej de funcionar tras emitir tan slo lanoticia de aterrizaje inicial, el desaliento fue slo momentneo. Lo que se habahecho una vez poda repetirse otra vez incluso otracon mayores posibilidades dexito.

    Hacia el ao 2700 se abandon la burda tcnica de los embriones congelados. Elmensaje gentico que la Naturaleza codificaba en la estructura espiral de la mo-lcula del ADN poda almacenarse con mayor facilidad y seguridad, y de formacompacta, en las memorias de los ltimos ordenadores. De esta forma se podatrasladar un milln de genotipos en una nave sembradora no mucho mayor que unavin regular de mil pasajeros. Una nacin entera sin hacer, con todo el tiponecesario para formar una nueva civilizacin, poda caber en unos cien metroscbicos y ser trasladada a las estrellas.

    Brant saba que esto era lo que haba ocurrido en Thalassa haca setecientosaos. En el tramo donde la carretera suba hacia las colinas haba algunas huellasdejadas por los robots excavadores al buscar las materias primas de las queprovenan sus propios antepasados. Dentro de unos momentos pasaran por las

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    plantas de fabricacin abandonadas haca largo tiempo.Qu ha sido eso? murmur apresuradamente el concejal Simmons.Prate! orden la alcaldesa . Apaga el motor, Brant dijo, buscando el

    micrfono del coche.Aqu la alcaldesa Waldron llamando. Estamos en el kilmetro siete. Hay una

    luz delante de nosotros. Se puede ver entre los rboles. Creo que est exactamenteen Primer Aterrizaje. No se oye nada. Volvemos a arrancar.

    Brant no esper la orden pero disminuy ligeramente la velocidad. Este era elsegundo acontecimiento ms importante de toda su vida. El primero fue el ser atra-pado por el huracn del 09.

    Aquello haba sido ms que emocionante; tuvo suerte de salir con vida. Quizsesto tambin era peligroso, pero en verdad no lo crea. Podan ser hostiles los ro-bots? Seguramente los visitantes de otro mundo no buscaban en Thalassa nadams que amistad y conocimientos.

    Odme dijo el concejal Simmons , he podido verlo bien antes de quecruzara los rboles, y estoy seguro de que era algn tipo de aeronave. Las navessembradoras nunca tuvieron alas ni aerodinmica, claro. Y adems es muypequea.

    Sea lo que sea dijo Brant , lo sabremos dentro de cinco minutos. Mirad esaluz; viene del Parque de la Tierra, el lugar obvio. Paramos el coche y seguimos apie el resto del camino?

    El Parque de la Tierra era un terreno ovalado cubierto de hierba amorosamentecuidada, situado en la parte este de Primer Aterrizaje, que en aquellos momentos seencontraba fuera de su vista, tapado por la negra silueta de la columna de la NaveMadre, el monumento ms viejo y ms venerado del planeta. Haba un haz de luzque haca resaltar por doquier los bordes todava sin oxidar del cilindro y quepareca provenir de un nico punto brillante.

    Para el coche antes de llegar a la nave orden la alcaldesa . Luegobajaremos y echaremos un vistazo. Apaga las luces para que no nos vean, hastaque nosotros queramos.

    Nos vean, o nos vea? pregunt uno de los pasajeros, un tanto nervioso.Nadie le hizo caso.

    El coche se detuvo ante la inmensa sombra de la nave, y Brant lo gir cientoochenta grados.

    As podremos escapar explic medio en serio y medio en broma. Todavasegua sin poder creer que existiera algn peligro. De hecho, haba momentos enque se preguntaba si lo que ocurra era real. Quiz segua an dormido y todo noera ms que un sueo.

    Salieron silenciosamente del coche y caminaron hasta la nave. Luego la rodearonhasta llegar a la bien definida pared de luz. Brant se protegi los ojos y mir porencima del borde, entrecerrando los ojos ante el deslumbrante resplandor.

    El concejal Simmons tena toda la razn. Era algn tipo de aeronave, o nave

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    aeroespacial, y era muy pequea. Poda tratarse de los norteos? No, eso eraabsurdo. No se poda utilizar aquel vehculo en el rea limtrofe de las Tres Islas, ysu construccin hubiera sido imposible de ocultar.

    Tena la forma de una punta de flecha aplastada y deba de haber aterrizadoverticalmente, ya que no se vean marcas alrededor de la hierba. La luz provena deun solo punto, de un bastidor aerodinmico situado en su lnea dorsal y encima detodo ello destellaba intermitentemente una pequea luz roja. Todo era tran-quilizador, por no decir decepcionante; se trataba de un aparato comn. Un aparatoque sin duda no poda haber viajado los doce aos luz que le separaba de la coloniams cercana.

    De repente, la luz principal se apag dejando ciego por unos momentos alpequeo grupo de observadores. Cuando los ojos de Brant se acostumbraron a laoscuridad, pudo ver que haba ventanas en la parte delantera de la mquina,iluminadas plidamente desde el interior de la nave. Pero si pareca un vehculoconducido por hombres, y no el aparato robot que esperaban!

    La alcaldesa Waldron lleg a la misma sorprendente conclusin.No es un robot, hay gente dentro. No perdamos ms tiempo. Enciende tu

    linterna, Brant, para que nos vean.Helga protest el concejal Simmons.No seas bobo, Charlie. Vamos, Brant.Qu era lo que haba dicho el primer hombre en la luna casi dos milenios atrs?

    Unos pasitos... Haban recorrido unos veinte metros cuando se abri una puertalateral del vehculo, una rampa articulada baj de golpe y dos humanoides salieron asu encuentro.

    Este fue el primer pensamiento de Brant. Pero luego se dio cuenta de que el colorde su piel le haba engaado, o lo que poda ver de ella a travs de la pelculatransparente y flexible que los cubra de la cabeza a los pies.

    No eran humanoides, eran humanos. Si l nunca volviera a tomar el sol, podrallegar a ser tan blanco como ellos.

    La alcaldesa levant las manos en el gesto tradicional de venimos sin armas tanviejo como la historia.

    No creo que me entendis dijo , pero bienvenidos a Thalassa.Al contrario contest una de las voces ms profundas y con ms bella

    modulacin que Brant haba odo jams , le entendemos perfectamente. Estamosencantados de conocerles.

    Por un momento, el grupo de recepcin se qued sumido en un perplejo silencio.Pero era absurdo, pens Brant, haber sido sorprendidos. Despus de todo, notenan la ms mnima dificultad en entender el lenguaje de los hombres de hacados mil aos. Cuando se invent el sonido grabado, se conservaron todos lossonidos fnicos de la sintaxis y la gramtica, pero la pronunciacin permanecaestable durante milenios.

    La alcaldesa Waldron fue la primera en recobrar su aplomo.

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    Bien, eso nos ahorra muchos problemas dijo poco convencida . De dndevienen? Hemos perdido el contacto con nuestros vecinos desde que se destruynuestra antena interespacial.

    El hombre mayor mir a su compaero, que era ms alto y se pasaron algnmensaje silencioso. Luego, se volvi de nuevo hacia la expectante alcaldesa.

    Haba una inconfundible tristeza en aquella hermosa voz cuando hizo lafantstica revelacin:

    Aunque les parezca increble dijo, no venimos de ninguna colonia. Venimosde la Tierra.

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    II. MAGALLANES

    6. Aterrizaje en el planeta

    Incluso antes de abrir los ojos, Loren sabia exactamente dnde se encontraba yesto le pareci bastante sorprendente. Tras dormir durante doscientos aos, ciertaconfusin era comprensible, pero le pareca como si fuera ayer cuando hizo sultima entrada en la cabina de la nave, y por lo que poda recordar, no haba tenidoni un solo sueo. Lo agradeca.

    Manteniendo los ojos cerrados se concentr en sus otros sentidos. Oy un suavemurmullo de voces, calladamente tranquilizador. Oy el conocido susurro pro-veniente de los cambiadores de aire, y sinti una corriente apenas perceptible quehaca circular olores antispticos sobre su cara.

    La nica sensacin que perciba no era la de la gravedad. Levant su manoderecha sin esfuerzo, y sta permaneci flotando en el aire, como a la espera deuna prxima orden.

    Hola, seor Lorenson! dijo una voz alegre . As que se ha dignado unirsea nosotros otra vez. Cmo se siente?

    Loren abri finalmente los ojos e intent fijar su vista en la figura borrosa queflotaba junto a su cama.

    Hola... doctor. Estoy bien. Y tengo hambre.Esto es siempre un buen sntoma. Puede vestirse, pero no se mueva

    demasiado deprisa durante un rato. Ms tarde podr decidir si quiere conservar esabarba.

    Loren se llev la mano an flotante a la barbilla y se qued sorprendido de lacantidad de pelo que haba en ella. Como la mayora de los hombres, no habaoptado por su erradicacin permanente; se haban escrito volmenes enteros depsicologa sobre ese tema. Quizs haba llegado el momento de pensar en hacerlo,era divertido ver cmo tales banalidades asaltaban la mente en un momento as.

    Hemos llegado sanos y salvos?Por supuesto, si no todava dormira. Todo ha salido de acuerdo con el plan. La

    nave empez a despertarnos hace un mes. Ahora estamos en la rbita de Thalassa.La tripulacin de mantenimiento ha comprobado todos los sistemas; ahora le toca austed realizar algn trabajo. Le tenemos reservada una pequea sorpresa.

    Espero que sea agradable.Nosotros tambin lo esperamos. El capitn Bey da una conferencia informativa

    dentro de dos horas en la Asamblea Central. Si todava no se quiere mover, lopuede ver desde aqu.

    Ir a la Asamblea. Me gustara conocer a todo el mundo. Pero puedodesayunar antes? Hace mucho tiempo...

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    El capitn Sirdar Bey pareca cansado pero contento cuando recibi a los quincehombres y mujeres que acababan de ser reanimados y los present a los treinta queformaban las tripulaciones normales A y B. Segn los reglamentos de la nave, latripulacin C debera estar durmiendo, pero varias figuras se escondan disimulada-mente en el fondo de la sala.

    Estoy contento de que estn con nosotros dijo a los recin llegados . Esbueno ver caras nuevas, y es mejor an ver un planeta y saber que nuestra nave hacumplido los primeros doscientos aos de su misin sin anomalas serias. Hemosllegado a Thalassa segn el horario previsto.

    Todos se giraron hacia la pantalla visual que cubra gran parte de la pared. Unaparte importante de ella estaba dedicada a datos e informacin puntual de la nave,pero la seccin ms amplia estaba integrada por una imagen sorprendentementebella de un globo azul y blanco, casi totalmente iluminado. Sin duda todos se habandado cuenta de la desgarradora similitud con la Tierra vista desde el Pacfico. Eracasi todo agua, con tan slo unas masas de tierra aisladas.

    Y aqu haba tierra, un grupo compacto de tres islas ocultas en parte por un velonuboso. Loren pens en Hawai, que nunca haba visto y que ya no exista. Perohaba una diferencia fundamental entre los dos planetas. El otro hemisferio de laTierra era casi todo tierra; el otro hemisferio de Thalassa era todo ocano.

    Aqu est dijo el capitn con orgullo . Tal como los planificadores de lamisin predijeron. Pero hay un detalle que no esperaban y que afectar segu-ramente a nuestras operaciones.

    Recordarn que Thalassa fue sembrada por un mdulo de cincuenta milunidades Mark 3A, que despeg de la Tierra en 2751 y lleg aqu en el ao 3109.Todo fue bien y las primeras transmisiones se recibieron ciento sesenta aos mstarde. Continuaron intermitentemente durante dos siglos, y de repente pararon trasun breve mensaje que comunicaba la erupcin de un importante volcn. No sevolvi a or nada ms y se dio por seguro que nuestra colonia en Thalassa se habadestruido, o que haba quedado reducida a la barbarie como parece que sucedi enotros casos.

    Para informacin de los recin llegados djenme repetir lo que hemosdescubierto. Cuando entramos en el sistema, lo primero que hicimos por supuestofue buscar sus frecuencias. No omos nada, ni tan siquiera una radiacin por fugadel sistema elctrico.

    Cuando nos acercamos ms, nos dimos cuenta de que esto no probaba grancosa. Thalassa tiene una ionosfera muy densa. Podra existir comunicacin conondas cortas y medias sin que nadie que estuviera en el exterior se enterara. Lasmicroondas la atravesaran, claro, pero quiz no las necesiten, o puede que noso-tros no hayamos tenido la suerte de interceptar ningn rayo.

    De cualquier forma, existe ah abajo una civilizacin muy desarrollada. Cuandologramos una buena vista nocturna, vimos las luces de las ciudades, pequeasciudades. Hay muchas pequeas industrias, un pequeo trfico costero, no haybarcos grandes, y hemos divisado un par de aviones desplazndose a la velocidadde quinientos klicks, que son capaces de transportarles a cualquier parte en quince

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    minutos.Evidentemente, una comunidad tan compacta no necesita mucho transporte

    areo, y tienen un buen sistema de carreteras. Pero seguimos sin poder detectarcomunicacin alguna. No tienen satlites, ni siquiera meteorolgicos, que pareceraque los han de necesitar... aunque quiz no, ya que sus naves probablementenunca se alejan de tierra firme. Claro, no tienen otra tierra donde ir.

    De modo que as estn las cosas. Es una situacin interesante, y una sorpresaagradable. Al menos as lo espero. Alguna pregunta? S, seor Lorenson?

    Hemos intentado ponernos en contacto con ellos?Todava no; pensamos que no era aconsejable hasta saber exactamente el

    nivel de cultura que poseen. Hagamos lo que hagamos les causaremos una enormeimpresin.

    Saben que estamos aqu?Probablemente no.Pero sin duda tienen que haber visto nuestra propulsin.Era una pregunta razonable, ya que un superreactor a plena potencia era uno de

    los espectculos ms dramticos nunca inventados por el hombre. Su luz era tanpotente como la de una bomba atmica, y duraba mucho ms, meses en vez demilsimas de segundo.

    Posiblemente, pero lo dudo. Estbamos al otro lado del sol cuando efectuamosla mayor parte del frenado. Su resplandor les habra impedido vernos.

    Entonces alguien pregunt lo que todos estaban pensando.Capitn, en qu medida afectar esto a nuestra misin?Sirdar Bey mir a su interlocutor con aire pensativo.A estas alturas es imposible decirlo. Unos cientos de miles de seres humanos,

    o cualquiera que sea su poblacin, podran hacernos las cosas ms fciles o por lomenos ms agradables. Por otra parte, si no les gustamos...

    Encogi los hombros en un expresivo gesto.Acabo de acordarme de un consejo que dio un viejo explorador a uno de sus

    colegas: Si piensas que los nativos son amistosos, probablemente lo sean yviceversa. As que hasta que no nos demuestren lo contrario, presumiremos queson amistosos. Y si no...

    La expresin del capitn se endureci, y su voz se convirti en la de uncomandante que acababa de conducir una gran nave a travs de treinta aos luz deespacio.

    Nunca he credo que los sueos se conviertan en realidad, pero a veces esreconfortante pensarlo.

    7. Seores de los das finales

    Le resultaba difcil creer que estaba real y verdaderamente despierto y que la

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    vida pudiera empezar de nuevo.El comandante en jefe Loren Lorenson saba que siempre le perseguira la

    tragedia que haba ensombrecido ms de cuarenta generaciones y que haballegado a su clmax en el transcurso de su propia vida. A lo largo de su primer nuevoda le acompa continuamente un temor. Ni siquiera la promesa y el misterio delbello mundo ocenico que penda bajo la Magallanes le permita mantener alejadoun pensamiento: Qu soar esta noche cuando cierre los ojos en mi primer sueonatural despus de doscientos aos?

    Haba sido testigo de escenas que nadie podra nunca olvidar y queatormentaran a la Humanidad hasta sus ltimos das. A travs de los telescopios dela nave haba observado la muerte del sistema solar. Con sus propios ojos habavisto los volcanes de Marte en erupcin por vez primera en mil millones de aos; aVenus prcticamente desnudo, cuando su atmsfera se precipit en el espacioantes de desintegrarse por completo. Vio explotar gigantescas masas de gases queluego se convirtieron en bolas de fuego incandescentes. Sin embargo, estosespectculos eran insignificantes y vacos en comparacin con la tragedia de laTierra.

    Haba visto los ltimos momentos a travs de los objetivos de unas cmaras quehaban sobrevivido algunos minutos ms a los abnegados hombres que habansacrificado los ltimos momentos de su vida para montarlos. Haba visto...

    ... la Gran Pirmide encenderse antes de hundirse en un charco de piedrafundida...

    ... el fondo del Atlntico, roca calcinada endurecida en segundos antes de sersumergida de nuevo por la lava que brotaba de los volcanes de la falla centralocenica...

    la luna levantarse sobre la selva brasilea en llamas, brillando ahora casi tantocomo el sol en su ltima puesta, slo unos minutos antes de...

    ... el continente antrtico emerger brevemente, despus de su largo entierro,debido a la fusin de sus kilmetros de viejos hielos...

    ... al poderoso tramo central del Puente de Gibraltar fundirse cuando sedesplomaba en medio de un aire abrasador...

    En el ltimo siglo, la Tierra se haba visto acosada por fantasmas, pero no de losmuertos, sino de aquellos que ya no podan nacer. Durante quinientos aos, la tasade natalidad se haba mantenido a un nivel que reducira la poblacin humana apocos millones cuando llegara el Fin. Se abandonaron ciudades enteras, e inclusopases, pues la Humanidad quiso estar unida para presenciar el ltimo acto de suHistoria.

    Fueron unos tiempos de extraas paradojas, de aparatosas oscilaciones entre ladesesperacin y el regocijo frentico. Muchos, desde luego, buscaron el olvido me-diante las vas tradicionales de las drogas, el sexo y los deportes peligrosos,incluyendo lo que en la prctica eran en realidad guerras en miniaturacuidadosamente controladas, y en las que se luchaba con armas acordadas deantemano. Fue tambin popular el enorme abanico de catarsis electrnica, formadopor innumerables vdeo juegos, representaciones interactivas y estimulacin directa

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    de los centros de placer del cerebro.Al no haber ya razn para pensar en el futuro de este planeta, los recursos de la

    Tierra y las riquezas acumuladas a lo largo de todos los tiempos podan derrocharsecon la conciencia tranquila. Por lo que se refiere a los bienes materiales, todos loshombres eran millonarios, ms ricos de lo que podan haber soado jams susantepasados, de cuyo trabajo haban heredado el fruto. Se llamaban a s mismos,con irona, aunque no sin cierto orgullo, los seores de los Das Finales.

    No obstante, a pesar de que muchos perseguan el olvido, eran incluso ms losque obtenan satisfacciones trabajando para alcanzar unos objetivos que tras-cendieran a sus propias vidas. La investigacin cientfica avanzconsiderablemente, al utilizar los inmensos recursos que ahora eran gratuitos. Si unfsico necesitaba cien toneladas de oro para un experimento, ello slo constitua unpequeo problema de logstica, no de presupuestos.

    Haba tres problemas que les preocupaban. El primero era el seguimientocontinuo del Sol, no porque quedara alguna duda, sino para pronosticar el ao, elda y la hora exacta de detonacin...

    El segundo era la bsqueda de inteligencia extraterrestre que se reanudabaahora con desesperada urgencia, olvidada tras siglos de fracaso. E incluso al final,el resultado pareca no tener mayor xito que en las ocasiones anteriores. ElUniverso segua dando vagas respuestas a las preguntas del hombre.

    El tercero era, por supuesto, la siembra de la raza humana en las estrellascercanas, con la esperanza de que la Humanidad no se extinguiera al morir el Sol.

    En los albores del ltimo siglo, naves sembradoras de cada vez mayor velocidady sofisticacin haban sido enviadas a ms de cincuenta objetivos. Tal como se pre-vea, la mayora de estas misiones fracasaron, pero diez de ellas haban informadode un xito al menos parcial. Se tena an mayores esperanzas en los ltimos y msavanzados modelos, aunque stos no alcanzaran sus lejanos objetivos hastadespus de la desaparicin de la Tierra. El ltimo modelo que iba a ser puesto enrbita poda viajar a un veintavo de la velocidad de la luz, y aterrizara al cabo denovecientos cincuenta aos, si todo iba bien.

    Loren recordaba todava el lanzamiento del Excalbur desde su plataforma en labase de Lagrangian, entre la Tierra y la Luna. Aunque por aquel entonces l tenasolamente cinco aos, saba que esta nave sembradora era la ltima de su tipo. Sinembargo, era demasiado joven para entender por qu haba sido cancelado esteprograma secular precisamente cuando haba alcanzado su madurez tcnica.Tampoco poda adivinar entonces el cambio que se producira en su propia vida conaquel asombroso descubrimiento que lo transform y dio a la Humanidad una nuevaesperanza en las ltimas dcadas de la historia terrestre.

    Aunque se haban realizado numerosos estudios tericos, nadie habaconseguido encontrar una razn para un vuelo espacial tripulado a la estrella mscercana. El hecho de que ese viaje pudiera durar un siglo no era ya un factordecisivo, la hibernacin poda solucionar ese problema. En el hospital satlite LuisPasteur un mono estaba dormido desde haca casi un milenio y mostraba unaactividad cerebral perfectamente normal. No haba ninguna razn para suponer que

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    no ocurrira lo mismo con los seres humanos, si bien el rcord, un paciente con unaextraa forma de cncer, no superaba los dos siglos.

    El problema biolgico haba sido resuelto; era el problema de ingeniera el quepareca insalvable. Una nave que pudiera transportar miles de pasajeros dormidos,imprescindibles para una nueva vida en otro mundo, debera tener las mismasdimensiones que los grandes trasatlnticos que una vez surcaron los mares de laTierra.

    Sera bastante fcil construir esta nave fuera de la rbita de Marte y usar losabundantes recursos del cinturn asteroide. Sin embargo, era imposible idear unosmotores que le permitieran alcanzar las estrellas en un perodo razonable de tiempo.Incluso a una dcima parte de la velocidad de la luz, los objetivos ms promete-dores estaban a ms de quinientos aos de distancia. Esa velocidad haba sidoalcanzada por sondas robot, que recorran a toda velocidad sistemas estelarescercanos y transmitan sus informes y observaciones durante las agitadas y escasashoras del trayecto. Pero era completamente imposible reducir la velocidad para aco-plarse a otra nave o aterrizar, y estaban destinadas a seguir viajando a travs de lagalaxia para siempre.

    Este era el problema fundamental de los cohetes, y nadie haba descubiertohasta entonces una alternativa para la propulsin ultraespacial. Era tan difcil perdervelocidad como ganarla, y llevar la carga propulsora necesaria para la deceleracinno simplemente doblaba la dificultad de la misin, sino que la elevaba al cuadrado.

    Se poda construir una hibernave a escala real que alcanzara la dcima parte dela velocidad de la luz. Requerira un milln de toneladas de algn extico materialcomo carga propulsora; era difcil, pero no imposible.

    Pero para anular la velocidad al final del viaje, la nave debera despegar no conun milln, sino con millones de toneladas de carga propulsora. Esto, por supuesto,estaba tan fuera del alcance que nadie haba pensado seriamente en ello desdehaca mucho tiempo.

    Y despus, por una de las mayores ironas de la historia, se le dieron a laHumanidad las llaves del Universo, y un siglo escaso para utilizarlas.

    8. Recuerdos de un amor perdido

    Qu contento estoy, pens Moses Kaldor, por no haber sucumbido nunca a estatentacin, a ese seductor seuelo que el arte y la tecnologa haban dado a la Hu-manidad hace ms de mil aos. Si hubiese querido, hubiese podido traer conmigo alexilio al fantasma electrnico de Evelyn, metido en algunas cintas de programacin.Poda haber aparecido ante m, en alguno de los escenarios que ambamos, ymantener una conversacin tan convincente que un desconocido no hubiera nuncaadivinado que nadie, nada estaba realmente all.

    Pero yo lo hubiera sabido al cabo de cinco o diez minutos, a no ser que meengaase a m mismo mediante un acto deliberado de voluntad. Y yo sera incapazde hacerlo. Aunque sigo sin saber por qu mis instintos se rebelan contra ello,siempre me niego a aceptar el falso alivio de un dilogo con los muertos. Ni tan si-quiera poseo, ahora, una simple grabacin de su voz.

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    Es mejor as, verla moverse en silencio en el pequeo jardn de nuestro ltimohogar, sabiendo que no es una ilusin de los creadores de imgenes, sino que ocu-rri de verdad, hace doscientos aos, en la Tierra.

    Y la nica voz que se oir ser la ma, aqu y ahora, hablando a la memoria quetodava existe en mi propio cerebro vivo y humano.

    Grabacin privada. Nmero Uno. Aparato Alpha. Programa autodestructible.Tenias razn, Evelyn, y yo no. Aunque sea el ms viejo de esta nave, parece que

    todava puedo ser til.Cuando me despert, el capitn Bey estaba a mi lado. Me sent halagado... en

    cuanto pude sentir algo.Vaya, capitn dijo . Esto s que es una sorpresa. Esperaba que me arrojara

    al espacio como algo inservible.Se ech a rer y respondi:No est muy seguro todava; el viaje no ha acabado. Pero le necesitamos

    ahora. Los que planearon la misin fueron ms listos de lo que usted pensaba.Me inscribieron en el manifiesto de la nave como Embajador Consejero, y

    en calidad de qu se me requiere?Probablemente en ambas. Y quizs en calidad de...No dude en decir cruzado, aunque nunca me gust la palabra y nunca me

    consider lder de ningn movimiento. Slo intent que la gente pensara por smisma. Nunca quise que nadie me siguiera ciegamente. La historia ha visto yademasiados lderes.

    S, pero no todos han sido malos. Fjese en su tocayo.Se le ha sobrevalorado, aunque puedo comprender su admiracin. Despus de

    todo, usted tambin dirige las tribus sin hogar a una tierra prometida. Me imaginoque ya habr surgido algn pequeo problema.

    El capitn sonri y respondi:Me alegro de ver que ya est totalmente despierto. Hasta ahora, no ha surgido

    ni un problema, y no hay razones para pensar que surja. Pero se ha presentado unasituacin inesperada, y usted es oficial diplomado. Tiene unas cualidades que nuncapensamos que bamos a necesitar.

    Te aseguro, Evelyn, que me qued atnito. El capitn Bey debi de leer mi mentecuando vio mi expresin.

    Oh! exclam rpidamente . No hemos encontrado a ningn extraterrestre.Parece ser que la colonia humana de Thalassa no se destruy como imaginbamos.De hecho est funcionando muy bien.

    Esto fue, por supuesto, otra sorpresa, aunque bastante agradable. Thalassa, elmar, el mar!, fue una palabra que nunca esperaba volver a repetir. Siempre habapensado que cuando me despertara, esta palabra habra quedado siglos y aos luzatrs.

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    Cmo es esa gente? Han establecido ya algn contacto con ellos?Todava no, ste es su trabajo. Usted sabe mejor que nadie los errores que

    cometimos en el pasado. No queremos repetirlos. Ahora, si est preparado para su-bir al puente, le dejar echar un vistazo a nuestros primos perdidos.

    Eso fue hace una semana, Evelyn; qu agradable es no tener prisas despus dedcadas de inquebrantables fechas lmites. Sabemos todo lo que se puede sabersobre los thalassanos sin haberlos visto cara a cara. Y esto es lo que haremos estanoche.

    Hemos elegido un terreno comn para mostrar que reconocemos nuestroparentesco. El lugar del primer aterrizaje es muy visible y ha sido celosamenteguardado, como un parque o como una reliquia. Esto es buena seal; slo esperoque nuestro aterrizaje all no se considere un sacrilegio. Quiz nos har aparecercomo dioses, lo cual hara las cosas ms fciles para nosotros. Esto es, si losthalassanos han inventado dioses. sta es una de las cosas que quiero averiguar.

    Estoy empezando a vivir otra vez, querida. S, s, eras ms inteligente que yo, elllamado filsofo! Ningn hombre tiene derecho a morir mientras pueda ayudar a losdems. Fue egosta por mi parte haber deseado lo contrario. Haber deseado yacersiempre a tu lado, en el punto que escogimos hace tiempo, tan lejos... Ahora inclusopuedo aceptar el hecho de que ests dise minada por el Sistema Solar con todos losseres que am sobre la Tierra.

    Pero ahora hay que ponerse a trabajar; y mientras hablo a tu memoria, siguesviva.

    9. La bsqueda del superespacio

    De todos los mazazos que los cientficos del siglo XX tuvieron que soportar,quizs el ms arrollador e inesperado fue el descubrimiento de que no haba nadams lleno que el espacio vaco.

    La vieja doctrina aristotlica de que la Naturaleza aborreca el vaco eraperfectamente cierta. Incluso cuando se aislaba un tomo de materia slida de unvolumen dado, lo que quedaba en ste era un infierno hormigueante de energa deuna intensidad y de una escala inimaginable para la mente humana. En compara-cin, incluso la forma de materia ms condensada, los cientos de millones detoneladas por centmetro cbico de una estrella neutrn, era un fantasmaimpalpable, un accidente apenas perceptible en la increblemente densa, aunqueespumosa estructura del superespacio.

    Que en el espacio haba mucho ms que lo que sugera la ingenua intuicin serevel por primera vez en la obra clsica de Lamb y Rutherford, en 1947. Estu-diando el elemento ms simple, el tomo de hidrgeno, descubrieron que algo muyextrao ocurra cuando el solitario electrn giraba alrededor del ncleo. En vez deviajar formando una suave curva, se comportaba como si recibiera continuos golpesde ondas incesantes en una escala subsubmicroscpica. Aunque era difcil en-tender el concepto, haba fluctuaciones en el propio vaco.

    Desde los griegos, los filsofos se han dividido en dos escuelas: los que creanque las operaciones de la Naturaleza fluan suavemente y los que argan que esto

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    era una ilusin; todo ocurra en realidad en discretos saltos o sacudidas demasiadopequeas para ser perceptibles en la vida cotidiana.

    El establecimiento de la teora atmica fue un triunfo para la segunda escuela depensamiento, y cuando la teora de Quantum de Plank demostr que incluso a luz yla energa se movan en pequeos paquetes, no en corrientes continuas, se acabpor fin la discusin.

    En el anlisis final, el mundo de la Naturaleza era granular, discontinuo. Auncuando, para el ojo humano, una cascada y una avalancha de ladrillos pareca muydiferente, en realidad eran lo mismo. Los diminutos ladrillos de H20 erandemasiado pequeos para ser visibles al ojo humano sin ayuda, pero podan serfcilmente percibidos por los instrumentos de los fsicos.

    Ahora el anlisis avanzaba un paso ms. Lo que haca la granulosidad delespacio tan difcil de concebir no era su escala submicroscpica, sino su violencia.

    Nadie poda realmente imaginar una millonsima de centmetro, pero si al menosel nmero en s, mil millones, era familiar en asuntos humanos tales como presu-puestos y estadsticas de poblacin. Decir que se requera un milln de virus paraformar un centmetro sugera algo a la mente.

    Pero, una millonsima de milln de un centmetro? Esto era comparable altamao de un electrn, y estaba fuera de los lmites de visualizacin. Quiz se podaentender su significado mentalmente, pero no emocionalmente.

    Y sin embargo, la escala numrica de la estructura del espacio eraincreblemente menor que esta cantidad; tanto, que, en comparacin, una hormiga yun elefante eran prcticamente del mismo tamao. Si uno se imaginara como unamasa burbujeante y espumosa (ste es un trmino engaoso pero es una primeraaproximacin a la realidad), entonces estas burbujas median...

    ... una millonsima de una millonsima de una millonsima de una millonsimade una millonsima...

    ... de un centmetro.Y ahora imaginmoslas explotando continuamente con una energa comparable a

    la de las bombas nucleares, y absorbiendo luego esa energa, y escupindola otravez, y as indefinidamente.

    sta era, grosso modo, la imagen que algunos fsicos le finales del siglo XXtenan de la estructura fundamental del espacio. El hecho de que sus energasintrnsecas pudiesen ser aprovechadas debi de parecer, en aquella poca,completamente ridculo.

    As que en aquel tiempo tuvieron la idea de soltar las recin descubiertas fuerzasdel ncleo atmico; y esto sucedi en menos de medio siglo. El dominar lasfluctuaciones de los quantums que cubran las energas del propio espacio era unatarea de mayor magnitud, y su precio era proporcionalmente mayor.

    Entre otras cosas, dara a la Humanidad la libertad del universo. Una naveespacial podra acelerarse literalmente siempre, ya que no necesitara combustible.

    El nico lmite prctico para adquirir velocidad sera, paradjicamente, aquel con

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    el que el avin tuvo que combatir primero: la friccin del medio ambiente. El espacioentre las estrellas contena cantidades apreciables de hidrgeno y otros tomos,que podran causar problemas antes de alcanzar el lmite final establecido por lavelocidad de la luz.

    La propulsin cuntica hubiera podido ser desarrollada en cualquier momentodespus del ao 2500, y la historia de la raza humana hubiera sido diferente. Pordesgracia, como ha ocurrido otras veces en el progreso zigzagueante de la ciencia,las observaciones y teoras errneas retrasaron el avance casi mil aos.

    Los siglos febriles de los Ultimos Das produjeron un arte brillante, aunque amenudo decadente. En cambio progresaron poco en el campo cientfico. Adems,por aquella poca, la larga lista de fracasos haban convencido a todos de queaprovechar las energas del espacio era como el movimiento perpetuo, imposible in-cluso en teora, y por supuesto, en la prctica. Sin embargo, al contrario que elmovimiento perpetuo, an no se haba probado que fuera imposible aprovechar laenerga del espacio, y mientras no se demostrara exista an alguna esperanza.

    Slo ciento cincuenta aos antes del fin, un grupo de fsicos del satlite deinvestigacin de gravedad cero Lagrange Uno anunciaron que haban encontradoesta prueba; haba fundadas razones para pensar que las inmensas energas delsuperespacio, aunque nadie dudaba de su existencia, no podran explotarse nunca.

    A nadie le interesaba lo ms mnimo poner en orden este oscuro rincn de laciencia.

    Un ao ms tarde, se oy un avergonzado carraspeo proveniente de LagrangeUno. Se haba hallado un pequeo error en la prueba. Era algo que haba sucedidoya muchas otras veces en el pasado, aunque nunca con consecuencias tantrascendentales.

    Un signo menos se haba convertido, accidentalmente, en un signo ms.En un instante cambi el mundo entero.El camino a las estrellas se haba abierto, cinco minutos antes de medianoche.

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    III. ISLA SUR

    10. Primer contacto

    Quiz se lo tendra que haber dicho con ms delicadeza, se dijo Moses; todosparecan asustados. Pero este hecho en s mismo es ya instructivo. Incluso si estagente tiene un grado bajo de tecnologa (no hay ms que ver este coche!) se debende dar perfecta cuenta de que slo un milagro de ingeniera ha podido trasladarnosdesde la Tierra a Thalassa. Al principio se preguntarn cmo lo hemos hecho, yluego querrn saber por qu.

    De hecho, sta era la primera pregunta que se le haba ocurrido a la alcaldesaWaldron. Aquellos dos hombres que iban en aquel pequeo vehculo eran cla-ramente, la avanzadilla. En rbita deba de haber miles, quiz millones. Y lapoblacin de Thalassa, gracias a un estricto control de natalidad, estaba ya alnoventa por ciento de sus condiciones ecolgicas ptimas...

    Me llamo Moses Kaldor dijo el visitante de edad ms avanzada . Y ste esel comandante en jefe Lorenson, segundo Ingeniero Jefe de la Nave Magallanes.Les pedimos disculpas por estos trajes burbuja, comprendern que son para nuestramutua proteccin. Aunque nosotros venimos en son de paz, nuestras bacteriaspueden tener otras ideas.

    Qu voz tan maravillosa!, se dijo la alcaldesa Waldron; y tena razn. En sutiempo haba sido la ms famosa del mundo, que consolaba y a veces irritaba amillones de seres en las dcadas anteriores al fin.

    Sin embargo, la conocida mirada coquetona de la alcaldesa no se pos muchotiempo en Moses Kaldor; se vea claramente que rebasaba los sesenta, y era unpoco demasiado mayor para ella. En cambio el ms joven le gust ms, a pesar deque se pregunt si podra acostumbrarse a aquella desagradable palidez. LorenLorenson (qu nombre tan agradable!) meda dos metros, y su pelo era tan rubioque pareca plata. No era tan fuerte como... bueno, como Brant, pero desde luegoera ms guapo.

    La alcaldesa Waldron saba juzgar bien a los hombre y a las mujeres, y clasificcon gran rapidez a Lorenson. Haba en l inteligencia, determinacin, quizs inclusocrueldad... No le gustara tenerle como enemigo, pero s le interesaba tenerle comoamigo. O mejor...

    Al mismo tiempo, no tena la menor duda de que Kaldor era una persona muchoms agradable. En su rostro y su voz ya poda distinguir sabidura, compasin ytambin una profunda tristeza. No era de extraar, teniendo en cuenta la sombrabajo la cual deba de haber pasado toda su vida.

    Todos los dems miembros del comit de recepcin se haban acercado y fueronpresentados uno a uno. Brant, tras un breve saludo, se encamin directamente a lanave y empez a examinarla de cabo a rabo.

    Loren le sigui; saba reconocer a otro ingeniero cuando lo vea, y poda aprendermucho de las reacciones del thalassano. Adivin la primera pregunta que le haraBrant. Pese a ello, se sinti desconcertado.

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    Cul es el sistema de propulsin? Estos orificios de propulsin sonridculamente pequeos... si es que son eso.

    Era una observacin perspicaz; esa gente no eran los salvajes tecnolgicos queparecan a primera vista. Sin embargo, no servira de nada demostrar que estabaimpresionado. Mejor era contraatacar y no fiarse de l.

    Es un estatorreactor cuntico restringido, adaptado para vuelo atmosfricousando aire como, fluido de trabajo. Utiliza las fluctuaciones Plank... ya sabe, diez ala menos treinta y tres centmetros. Por supuesto tiene un alcance infinito en el aireo en el espacio.

    Loren se sinti bastante satisfecho de su por supuesto. Por segunda vez sequed admirado del aplomo de Brant; el thalassano apenas haba parpadeado eincluso consigui decir: Muy interesante, como si hablara en serio.

    Puedo entrar?Loren titube. Negrselo podra parecer descorts, y al fin y al cabo estaban

    deseosos de hacerse amigos lo ms pronto posible. Y, lo que quizs era ms impor-tante, esto mostrara quin era el amo.

    Desde luego respondi . Pero procure no tocar nada.Brant estaba demasiado interesado para notar la ausencia del por favor.Loren le condujo hasta la diminuta cmara bajo presin de la astronave. Haba

    apenas el espacio suficiente para los dos, y tuvieron que recurrir a una complicadagimnasia para que Brant se ajustara el traje espacial sobrante.

    Espero que no sean necesarios por mucho tiempo le explic Loren perotenemos que llevarlos hasta que las pruebas de microbiologa hayan finalizado. Cie-rre los ojos hasta que hayamos pasado el ciclo de esterilizacin.

    Brant not un tenue brillo violceo, y se oy un breve silbido de gas. Luego, lapuerta interior se abri y entraron en la cabina de control.

    Cuando se sentaron uno junto al otro, las espesas pero apenas visibles pelculasque les rodeaban casi no dificultaron sus movimientos. Sin embargo, les separabancon tanta eficacia como si estuvieran en mundos distintos... lo que, en muchossentidos, era todava cierto.

    Loren tuvo que admitir que Brant aprenda rpidamente. Si se le dieran unaspocas horas, podra aprender a manejar aquel aparato... aunque nunca podracomprender la teora subyacente. A este respecto, la leyenda deca que slo unpuado de hombres haban llegado a entender de verdad la geodinmica del super-espacio... y llevaban muertos ya varios siglos.

    Pronto estuvieron tan enzarzados en discusiones tcnicas que casi olvidaron elmundo exterior. De repente, una voz ligeramente preocupada exclam desde la di-reccin general del panel de control:

    Loren? Llamando a la nave. Qu sucede? No hemos sabido nada devosotros desde hace media hora.

    Loren alarg perezosamente una mano hasta un interruptor.

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    Dado que nos sintonizis a travs de seis canales de vdeo y cinco de audio,esto es una exageracin.

    Esperaba que Brant hubiera captado el mensaje: dominamos completamente lasituacin.

    En cuanto a Moses... se encarga de las conversaciones.A travs de las ventanas curvadas, podan ver que Kaldor y la alcaldesa seguan

    enfrascados en una seria discusin, unindoseles de vez en cuando el concejalSimmons. Loren accion un interruptor, y sus voces amplificadas llenaronsbitamente la cabina a un volumen mayor que si estuvieran junto a ellos.

    ... nuestra hospitalidad. Pero, naturalmente, como puede darse cuenta ste es unmundo extraordinariamente pequeo, en lo que respecta a superficie terrestre.Cunta gente ha dicho usted que haba a bordo de su nave?

    Creo que no le he dado ninguna cifra, seora alcaldesa. De cualquier modo,slo unos pocos de nosotros descenderan a Thalassa, a pesar de su belleza. En-tiendo perfectamente su... eh... preocupacin, pero no tiene por qu sentir la menoraprensin. En un ao o dos, si todo va bien, reemprenderemos nuestro camino.

    Adems, esto no es una peticin de auxilio. Al fin y al cabo, no esperbamosencontrar a nadie aqu! Pero una nave estelar no se desva hasta aqu a la mitad dela velocidad de la luz a no ser que tenga muy buenas razones. Ustedes poseen algoque necesitamos, y nosotros tenemos algo que darles.

    Qu es, si me permite la pregunta?De nosotros, si lo aceptan, los ltimos siglos del arte y la ciencia humanos. Sin

    embargo, debo advertirle que considere bien lo que un regalo as podra ocasionar asu cultura. Quiz no sera prudente aceptar todo lo que podemos ofrecerles.

    Le agradezco su honestidad... y su comprensin. Ustedes deben de tenertesoros de valor incalculable. Qu podemos ofrecerles a cambio?

    Kaldor solt una de sus sonoras carcajadas.Afortunadamente, eso no es ningn problema. Si nos lo llevramos sin pedirlo,

    ni siquiera se daran cuenta. Lo nico que queremos de Thalassa es cien miltoneladas de agua. O, para ser ms concretos, de hielo.

    11. Delegacin

    Haca nicamente dos meses que el presidente de Thalassa ostentaba el cargo,y todava no se haba acostumbrado a su infortunio. Sin embargo, no haba nadaque pudiese hacer, salvo ejercer lo mejor posible un mal trabajo durante tres aosque iba a durar. Realmente, era intil pedir una revisin: el programa de seleccin,que implicaba la generacin y combinacin de nmeros aleatorios del mil dgitos,era lo ms prximo a la pura suerte que el ingenio humano poda inventar.

    Existan exactamente cinco formas de evitar el peligro de que a uno lo llevasen arastras hasta el Palacio Presidencial (veinte habitaciones, una de ellas lo bastantegrande para acoger a casi cien invitados): tener menos de treinta aos o ms de

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    setenta; ser un enfermo incurable; ser retrasado mental; o haber cometido un delitograve. La nica opcin realmente posible para el presidente Edgar Ferradine era laltima y haba pensado en ella seriamente.

    Sin embargo, tena que admitir que pese a las molestias personales que le habacausado, probablemente sta era la mejor forma de gobierno que haba ideadojams la Humanidad. El planeta madre haba necesitado unos diez mil aos paraperfeccionarla a base de tentativas y, a menudo, de terribles errores.

    En cuanto toda la poblacin adulta estuvo educada hasta los lmites de sucapacidad intelectual (y a veces, ay!, ms all de ella) la democracia autntica sehizo posible. El paso definitivo precis el desarrollo de comunicaciones personalesinstantneas, unidas a ordenadores centrales. Segn los historiadores, la primerademocracia verdadera de la Tierra se estableci el ao terrestre 2011, en un pasllamado Nueva Zelanda.

    En adelante, seleccionar un jefe de estado fue relativamente poco importante.Una vez fue aceptado por todo el mundo que cualquiera que aspirara deli-beradamente al cargo deba ser descalificado de manera automtica, casi cualquierotro sistema poda servir, y el procedimiento ms simple fue una lotera.

    Seor presidente dijo la secretaria del Gabinete , los visitantes le esperanen la Biblioteca.

    Gracias, Lisa. Sin los trajes espaciales?S, todo el equipo mdico coincide en que no hay ningn peligro. Sin embargo,

    ser mejor que le advierta algo, seor. Ellos... eh... tienen un olor un poco extrao.Krakan! En qu sentido?La secretaria sonri.Oh, no es desagradable... al menos, yo no lo considero as. Supongo que tiene

    algo que ver con su alimentacin; despus de mil aos, nuestras bioqumicaspueden haber cambiado. La palabra que lo describe mejor, probablemente, esaromtico.

    El presidente no estaba muy seguro de qu quera decir aquello, y estabapensando en preguntrselo cuando se le ocurri una idea inquietante.

    Y, cmo cree que ser nuestro olor para ellos?pregunt.Para alivio suyo, sus cinco invitados no mostraron signos evidentes de molestias

    olfativas cuando le fueron presentados, de uno en uno. Sin embargo, la secretariaElizabeth Ishihara haba sido muy prudente al avisarle; ahora saba exactamente loque quera decir la palabra aromtico. Tambin tena razn al decir que no eradesagradable; de hecho, le record las especias que utilizaba su esposa cuando letocaba el turno de cocinar en el palacio.

    La mesa de conferencias tena forma de herradura. Al ocupar su asiento en laparte curvada, el presidente de Thalassa se encontr murmurando irnicamentealgo sobre el Azar y el Destino... temas que nunca le haban preocupado mucho enel pasado. Pero el Azar, en su forma ms pura, le haba puesto en su posicinactual. Y ahora, el Azar (o su hermano, el Destino), atacaba de nuevo. Era

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    sorprendente que l, un fabricante de equipos deportivos carente de toda ambicin,hubiera sido elegido para aquella reunin histrica! Sin embargo, alguien tena quehacerlo; y deba admitir que empezaba a divertirse. Como mnimo, nadie podraimpedir que pronunciara su discurso de bienvenida...

    ... De hecho, era un buen discurso, aunque tal vez un poco ms largo de lonecesario incluso para una ocasin como aqulla. Hacia el final se dio cuenta deque las expresiones educadamente atentas de cuantos le escuchaban empezaban atornarse algo vidriosas, de modo que elimin algo de las estadsticas de produc-tividad y toda la seccin de la nueva red elctrica de la Isla Sur. Al sentarse, estabaconvencido de haber mostrado la imagen de una sociedad fuerte y progresista conun nivel elevado de capacidad tcnica. Por ms que ciertas impresionessuperficiales sugirieran lo contrario, Thalassa no era retrasada ni decadente, y anmantena las tradiciones ms puras de sus grandes antepasados. Etctera.

    Muchas gracias, seor presidente dijo el capitn Bey en la apreciativa pausaque sigui . Fue una autntica sorpresa de bienvenida descubrir que Thalassa noslo estaba habitada, sino que era floreciente. Ello har nuestra estancia aqutodava ms agradable, y esperamos marcharnos con buena voluntad por ambaspartes.

    Perdneme la indiscrecin (puede parecer incluso descorts plantear estapregunta apenas llegados unos invitados), pero cunto tiempo creen que per-manecern aqu? Querramos saberlo lo antes posible para llevar a cabo lospreparativos que fueran necesarios.

    Le entiendo perfectamente, seor presidente. No podemos ser muy concretosen estos momentos, porque depende en parte de la clase de ayuda que puedanprestarnos ustedes. Supongo que al menos uno de sus aos... aunque es msprobable que sean dos.

    Edgar Farradine, como la mayora de los thalassanos, no sabia disimular susemociones, y el capitn Bey se alarm ante la sbita expresin de regocijo (inclusopodra decirse que de malicia) que apareci en el rostro de la primera autoridad.

    Espero, Su Excelencia, que esto no cree ningn problema pregunt coninquietud.

    Al contrario dijo el presidente, prcticamente frotndose las manos . Talvez no tenga noticias de ello, pero dentro de dos aos se celebrarn nuestrosJuegos Olmpicos. Tosi con modestia. Obtuve una medalla de bronce en losdoscientos metros cuando era joven, de modo que me encargo de los preparativos.Podramos incorporar alguna competicin del exterior.

    Seor presidente dijo la secretaria del Gabinete , no s si las normas...Que yo elaboro continu el presidente con firmeza . Capitn, por favor,

    considrelo una invitacin. O un reto, como prefiera.El comandante de la astronave Magallanes era un hombre acostumbrado a tomar

    decisiones rpidas, pero, por una vez, le haban pillado desprevenido. Antes de quepudiera pensar en una respuesta adecuada, intervino su primer oficial mdico.

    Es muy amable por su parte, seor presidente dijo la comandante mdico

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    Mary Newton . Pero, como mdico, debo indicarle que todos nosotros tenemosms de treinta aos, que estamos desentrenados... y que la gravedad de Thalassaes un 6 % ms elevada que la de la Tierra, lo que nos colocara en seria desventaja.As pues, a menos que sus Olimpiadas incluyan ajedrez o juegos de cartas...

    El presidente pareci desilusionado, pero se recuper rpidamente.Oh, vaya... al menos, capitn Bey, me gustara que entregara algunos de los

    premios.Estara encantado dijo el comandante, ligeramente aturdido. Notaba que la

    reunin se le escapaba de las manos y decidi volver a lo programado.Me permite que le explique lo que esperamos hacer aqu, seor presidente?Por supuesto fue la poco entusiasta respuesta. Los pensamientos de Su

    Excelencia parecan estar todava en otra parte. Quiz revivira an las victorias desu juventud. Luego, con un evidente esfuerzo, concentr su atencin en el presente. Nos sentimos halagados, aunque bastante sorprendidos, por su visita. Pareceque nuestro mundo no puede ofrecerles gran cosa. Creo que han dicho ustedesalgo sobre hielo; seguramente, se trata de una broma.

    No, seor presidente, hablamos totalmente en serio. Eso es lo que precisamosde Thalassa, aunque ahora que hemos probado algunos de sus productos ali-menticios (estoy pensando en especial en el queso y en el vino que hemos tomadodurante el almuerzo) podramos aumentar considerablemente nuestras peticiones.Sin embargo, lo esencial es el hielo, djeme que se lo explique. Primera imagen, porfavor.

    La astronave Magallanes, de dos metros de largo, flotaba frente al presidente.Pareca tan real que el hombre quiso alargar el brazo y tocarla, y lo habra hecho deno haber habido espectadores para contemplar un comportamiento tan ingenuo.

    Ver que la nave es aproximadamente cilndrica: cuatro kilmetros de longitud,por uno de dimetro. Ya que nuestro sistema de propulsin utiliza la energa delpropio espacio, no hay lmite terico de velocidad, hasta la velocidad de la luz. Sinembargo en la prctica, aproximadamente a una quinta parte de esta velocidad yatenemos problemas a causa del polvo y el gas interestelares. A pesar de ser tantenues, un objeto que se mueve a travs de ellos a sesenta mil kilmetros porsegundo o ms choca con una sorprendente cantidad de materia... y a esavelocidad, incluso un solo tomo de hidrgeno puede producir daos apreciables.

    De modo que la Magallanes, como las primeras y primitivas astronaves, lleva unescudo de ablacin en su parte delantera. Servira prcticamente cualquier material,siempre y cuando usramos la cantidad suficiente. Y entre las estrellas, atemperaturas cercanas a cero, es difcil encontrar algo mejor que el hielo. Barato, defcil manejo, y sorprendentemente fuerte! Este tosco cono es el aspecto que tenanuestro pequeo iceberg cuando abandonamos el Sistema Solar hace doscientosaos. Y as es ahora.

    La imagen parpade y luego reapareci. La nave no haba sufrido cambios, peroel cono que flotaba frente a ella se haba encogido hasta parecer un fino disco.

    Ese es el resultado de abrir un pasillo de una longitud de cincuenta aos luz a

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    travs de este sector bastante polvoriento de la galaxia. Me satisface poder decirque el ndice de ablacin se estima en un cinco por ciento, de forma que nuncahemos estado en peligro... aunque, desde luego, siempre existi la remotaposibilidad de chocar con algo realmente grande. Ningn escudo podra protegernoscontra eso, tanto si fuera de hielo como de la mejor plancha de acero.

    An podremos resistir durante otros diez aos luz, pero no es bastante. Nuestrodestino final es el planeta Sagan Dos... a setenta y cinco aos luz de viaje.

    As que ahora comprender, seor presidente, por qu nos hemos detenido enThalassa. Querramos que nos prestaran, bueno, que nos concedieran, dado que nopuedo prometerle que se lo devolveremos, aproximadamente un centenar de milesde toneladas de agua. Construiremos otro iceberg, en rbita, para barrer el caminocuando nos dirijamos hacia las estrellas.

    Cmo podemos ayudarles a hacer eso? Tcnicamente, ustedes deben dellevarnos varios siglos de ventaja.

    Lo dudo... excepto por la propulsin cuntica. Tal vez el segundo comandanteMalina pueda darle una idea de nuestros planes... sujetos a su aprobacin, na-turalmente.

    Adelante, por favor.En primer lugar, debemos localizar un emplazamiento para la planta

    congeladora. Existen muchas posibilidades; podra estar en un segmento aislado decosta. Esto no ocasionara ninguna perturbacin ecolgica, pero si lo desea, lapondremos en la Isla Este... y confiemos que Krakan no entre en erupcin antes deque hayamos terminado!

    El diseo de la planta est casi finalizado, y ya slo necesita algunasmodificaciones mnimas para su adaptacin al emplazamiento que escojamosdefinitivamente. La mayor parte de los componentes pueden ser fabricados deforma inmediata. Son todos muy sencillos: bombas, sistemas de refrigeracin yventilacin, gras... tecnologa del Segundo Milenio, buena aunque desfasada!

    Si todo va bien, tendremos n