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Friedrich Katz La Guerra Secrera en México, vol.2, La Revolución Mexica na y ¡a lormetUa de la Primera Guerra Mundial, México, Edi ciones Era, ¡982, 348 pp. Hace doce años, poco tiempo des pués de haber concluido los diez tomos de su Historia moderna de México, don Daniel Cosío Villegas confió a uno de sus discípulos (Enrique Krauze) las primicias de un bosquejo al que no consiguió dar realidad. "He estado pensando —dijo— qué podria hacer después de concluir la Historia. Lo primero que pensé que podria yo estudiar es un episodio diplomático dentro de la Revolución Mexicana, porque la. historia diplomática es atractiva y hay documentación. Muy reciente mente me ha nacido la idea de emprender un trabajo con un tema limitado, manejable, en un pe riodo de tiempo relativamente cor to, pero un tema que tenga una gran utilidad para el entendimiento de los actuales problemas de Méxi co". Precisamente por esos días, en un acto de inimaginable resarci miento con el anterior propósito, Friedrich Katz, un puntilloso his toriador de origen austriaco adscri to a la Universidad de Chicago, bien apreciado por don Daniel, re solvió abandonar la preparación al español de su libro Deutschiand, Díaz und die mextkanische Revoiu- lion, para proyectar, a cambio, un análisis acerca del enjambre de in tereses económicos y políticos in ternacionales que se exhibieron —y se disfrazaron— sobre el bastidor provisional de la Revolución Me.xi- cana. Entonces, la simultaneidad de intenciones pareció de casual in significancia. El momento coincidente entre el triunfo del constitucionalismo y el surgimiento de la Primera Guerra Mundial ofrece a Katz la ocasión para examinar el cambio de ciertas actitudes de las gran des potencias hacia México a partir del avance de la conflagra ción internacional; asimismo, le proporciona la oportunidad de confirmar que las estrategias emprendidas por los gobiernos de Inglaterra. Alemania y Esta dos Unidos en América Latina y Asia no siempre fueron unifor mes ni gidas, pues con frecuen cia buscaron simpatías o. en el mejor de los casos, alianzas con los más diversos grupos políticos nacionales. Se recuerda que la familiaridad de Katz con los archivos mexicanos, norteamericanos y alemanes, asi como su escrupulosa práctica her menéutica, le permitieron a Cosío Villegas conjeturar, por lo menos, originalidad y rigor intelectual en sus resultados; curiosos te habrían parecido los frutos que ahora nos entrega Katz en el volumen dos de La Guerra Secreta en México, en cuadrados como están dentro de aquel episodio que él imaginó explorar. Se trata de un estudio co piosamente documentado sobre un tema preciso (La Revolución Mexi cana y la tormenta de la Primera Guerra Mundial, 1917-1920) que traza rigurosa y articuladamente la amalgama de intereses económicos ingleses, norteamericanos, alema nes y franceses y revela, al mismo tiempo, las operaciones de es pionaje realizadas por sus gobier nos en nuestro territorio. Contemplado en este contexto, el caso de México es típico: por una parte desnuda la artifíciosa enmienda a la voluntad política de esos gobiernos y, por la otra, muestra nítidamente una postu ra asumida por muchos revolu cionarios de la época, a saber, aprovechar los conflictos entre las grandes potencias para sus propios fines. Ignorando io ante rior, no pueden comprenderse ca balmente los dispares juicios, cristalinos y severos, que en dife rentes circunstancias les mere ció a las grandes potencias nuestro país y su revolución so cial. En agosto de 1914, por ejemplo, una vez derrotado el huertismo, los carrancisias eran para el Ministerio de Relalciones Exteriores alemán "una horda de hunos que se dicen constitu- cionalistas", y cuatro años más tarde, en descargo, el gobierno alemán, convertido en gratuito admirador de Carranza, confen- saba sentir una mezcla de pasmo y fascinación por "el odio que ar de en el corazón de cada mexica no por el tradicional enemigo del norte". En la plataforma contra ria, durante los primeros meses de I9I4, el presidente norteame ricano, Woodrow Wilson, respal dado por la consigna de "enseñar a las repúblicas latinoamericanas a elegir hombres buenos", com prometidos con la democracia parlamentaria, "dio todo su apo yo a los consiitucionalistas —afirma Katz—, haciendo prácti camente inevitable su victoria". \ Tres años después, sin el menor espíritu de concordia y agra viado por las facilidades que el primer jefe del constitucionalis mo concedió a la propaganda y al espionaje germanos, el presi dente Wilson llegó a la subjetiva conclusión de percibir en Carran za a "un pedante asno".

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Friedrich Katz

La Guerra Secrera en México,

vol.2, La Revolución Mexicana y ¡a lormetUa de la PrimeraGuerra Mundial, México, Ediciones Era, ¡982, 348 pp.

Hace doce años, poco tiempo después de haber concluido los dieztomos de su Historia moderna de

México, don Daniel Cosío Villegasconfió a uno de sus discípulos(Enrique Krauze) las primicias deun bosquejo al que no consiguiódar realidad. "He estado pensando—dijo— qué podria hacer despuésde concluir la Historia. Lo primeroque pensé que podria yo estudiar esun episodio diplomático dentro dela Revolución Mexicana, porque la.historia diplomática es atractiva yhay documentación. Muy recientemente me ha nacido la idea de

emprender un trabajo con un temalimitado, manejable, en un periodo de tiempo relativamente corto, pero un tema que tenga una

gran utilidad para el entendimientode los actuales problemas de México". Precisamente por esos días,en un acto de inimaginable resarcimiento con el anterior propósito,Friedrich Katz, un puntilloso historiador de origen austriaco adscrito a la Universidad de Chicago,bien apreciado por don Daniel, resolvió abandonar la preparación alespañol de su libro Deutschiand,Díaz und die mextkanische Revoiu-

lion, para proyectar, a cambio, unanálisis acerca del enjambre de intereses económicos y políticos internacionales que se exhibieron —yse disfrazaron— sobre el bastidor

provisional de la Revolución Me.xi-cana. Entonces, la simultaneidad

de intenciones pareció de casual insignificancia.

El momento coincidente entre eltriunfo del constitucionalismo yel surgimiento de la PrimeraGuerra Mundial ofrece a Katz laocasión para examinar el cambiode ciertas actitudes de las grandes potencias hacia México apartir del avance de la conflagración internacional; asimismo, leproporciona la oportunidad deconfirmar que las estrategiasemprendidas por los gobiernosde Inglaterra. Alemania y Estados Unidos en América Latina yAsia no siempre fueron uniformes ni rígidas, pues con frecuencia buscaron simpatías o. en elmejor de los casos, alianzas conlos más diversos grupospolíticos nacionales.

Se recuerda que la familiaridad deKatz con los archivos mexicanos,norteamericanos y alemanes, asicomo su escrupulosa práctica hermenéutica, le permitieron a CosíoVillegas conjeturar, por lo menos,originalidad y rigor intelectual ensus resultados; curiosos te habrían

parecido los frutos que ahora nos

entrega Katz en el volumen dos deLa Guerra Secreta en México, en

cuadrados como están dentro de

aquel episodio que él imaginóexplorar. Se trata de un estudio copiosamente documentado sobre untema preciso (La Revolución Mexicana y la tormenta de la PrimeraGuerra Mundial, 1917-1920) quetraza rigurosa y articuladamente laamalgama de intereses económicosingleses, norteamericanos, alemanes y franceses y revela, al mismotiempo, las operaciones de espionaje realizadas por sus gobiernos en nuestro territorio.

Contemplado en este contexto,el caso de México es típico: por

una parte desnuda la artifíciosaenmienda a la voluntad políticade esos gobiernos y, por la otra,muestra nítidamente una postura asumida por muchos revolucionarios de la época, a saber,aprovechar los conflictos entrelas grandes potencias para suspropios fines. Ignorando io anterior, no pueden comprenderse cabalmente los dispares juicios,cristalinos y severos, que en diferentes circunstancias les mereció a las grandes potenciasnuestro país y su revolución social. En agosto de 1914, porejemplo, una vez derrotado elhuertismo, los carrancisias eranpara el Ministerio de RelalcionesExteriores alemán "una hordade hunos que se dicen constitu-cionalistas", y cuatro años mástarde, en descargo, el gobiernoalemán, convertido en gratuitoadmirador de Carranza, confen-saba sentir una mezcla de pasmoy fascinación por "el odio que arde en el corazón de cada mexicano por el tradicional enemigo delnorte". En la plataforma contraria, durante los primeros mesesde I9I4, el presidente norteamericano, Woodrow Wilson, respaldado por la consigna de "enseñar alas repúblicas latinoamericanasa elegir hombres buenos", comprometidos con la democraciaparlamentaria, "dio todo su apoyo a los consiitucionalistas—afirma Katz—, haciendo prácticamente inevitable su victoria".

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Tres años después, sin el menorespíritu de concordia y agraviado por las facilidades que elprimer jefe del constitucionalismo concedió a la propaganda yal espionaje germanos, el presidente Wilson llegó a la subjetivaconclusión de percibir en Carranza a "un pedante asno".

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De modo que La Guerra Secreladesmonta el conjunto de peripecias realizadas por Carranza para contrarrestar las presiones deWilson y mantenerse alejado decualquier compromiso con el gobierno británico, e igualmentenarra en detalle la truculenta

empresa alemana de involucrar aMéxico en un conflicto armado

con Estados Unidos para impedir. o por lo menos retrasar, laayuda de éste a los aliados. ParaKaiz la posición de México antela Primera Guerra Mundial transita, dentro de su neutralidad, deuna postura de simpatía con losaliados (provocada por el acendrado prohuertismo alemán) hacia un respaldo encubierto de lacausa de los Imperios Centrales(originado por el propósito debuscar, por un lado, un contrapeso a la creciente influencia eco

nómica norteamericana y, por elotro, la defensa frente a los amagos de intervención ensayadoscon motivo de la Expedición Punitiva).

Katz observa dos finalidades

primordiales en la política norteamericana hacia México entre

1917 y 1918. La primera fue evitar un conflicto armado con Mé

xico para disponer de las fuerzasarmadas en otros lugares; y lasegunda, impedir, con presionespoliticas y económicas, la aplicación de los principios de la Constitución. La primera posibilidadempezó a preocuparle en realidad al presidente Wilson desdeprincipios de 1915, cuando ungrupo de noneamericanos de ascendencia mexicana expidió enTexas el Plan de San Diego, elcual llamaba a un levantamientode mexicano-norteamericanos ynegros contra el dominio anglonorteamericano en los Estados

de Texas, Nuevo México, Atizona, Colorado y California; segúnobservadores de la época, el grupo carrancista intentó utilizardicho plan para presionar ai gobierno norteamericano y obli

garlo a reconocer a Carranza como única autoridad legal en Mé-

Posteriormenie, en enero de1917, a punto de incorporarseEstados Unidos al bando de los

Aliados (ingresados en abril deese año), Alemania ofrecería unmotivo tangible para tal preocupación. En un telegrama enviadoa Carranza por el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Al-fred Zimmerman —interceptado,para desgracia germana, por elservicio secreto inglés antes dellegar a su destino—, el Kaisersugirió al gobierno carrancista el siguiente acuerdo; "Proponemos a México una alianza bajola siguiente base: dirección conjunta de la guerra, tratado depaz en común, abundante apoyofinanciero y conformidad denuestra parte en que México reconquiste sus antiguos territorios en Texas, Nuevo México yAtizona ". Y aunque Carranza,al ser cuestionado sobre el particular, declaró que México notenia interés alguno en que laguerra se extendiera al continente americano, puede decirse quedesairó al embajador norteamericano en nuestro país al rechazar "repudiarla inequívocamente" como éste se lo habla re

querido.

En realidad, el telegrama de Zimmerman sólo significó un planmás de la diplomacia germanapara provocar enfreniamientosarmados entre México y Estados Unidos; ya meses antes, porcierto, agentes alemanes habianbuscado sin éxito un acuerdoentre Carranza y Villa para expulsar al contingente encargadode la Expedición Punitiva. Por lodemás, Katz considera que "siCarranza realmente hubiera atacado a Estados Unidos confiando en la propuesta de Zimmerman, el gobierno alemán no sólose habría negado a ratificar laalianza propuesta, sino que su

ofrecimiento de abundantes armas y municiones era ilusorio".

El segundo objetivo de la poUtt-ca norteamericana en México, esdecir, el empeño por neutralizarlos efectos de la (Constitución de1917 e impedir el considerableaumento del impuesto a la producción de ¡Ktróleo, reveló unhecho comúnmente soslayadopor algunos historiadores; la divergencia entre los proyectosglobales de los gobiernos de laspotencias y los intereses económicos específicos de las grandescompañías; por ejemplo, la agresividad y la intransigencia de algunas empresas norteamericanas contrastó con la tolerancia

de su gobierno. "En tanto quelas compañías norteamericanas—sostiene Katz— se proponíanel derrocamiento violento del gobierno, la administración de Wilson estabh resignada a queCarranza permaneciera en el poder hasta el fin de la guerra".

La política inglesa hacia México,por su parte, fue más impulsiva,aunque en cierto sentido ineficaz. La confiscación de las propiedades de las compañías ferrocarrileras inglesas, llevada a cabo por Carranza, dividió las opiniones de las empresas y el gobierno británico. Mientras las

primeras propusieron un golpede Estado contra Carranza, el segundo buscó un entendimientocon él. Con todo, ios resultadosprácticos de la política británicafueron modestos, pues únicamente se consiguió utilizar lainfluencia militar del generalManuel Peláez para crearle hostilidad al carrancismo desde la

región petrolera del estado deTamaulipas.

En suma, ante las presiones deEstados Unidos e Inglaterra,Carranza opuso, primero, suapoyo subrepticio a las publicaciones proalemanas y su indulgencia a las actividades de es-

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pionaje germanas, y, después, suafán por obtener asistencia ti-nanciera de ese país.

Finalmente, entre las conclusiones de La Guerra Secreta destaca una que, creo, abrevia el balance de las relaciones de México

con los países poderosos durantela Primera Guerra Mundial:

"...puede decirse que el gobiernomexicano, al que las grandes potencias veian únicamente como

un instrumento maleable parasus propias políticas, logró invertir los papeles y explotar ensu benefício tas rivalidades deaquéllas".

Carlos Madas

RODERIC AI CAMP

La formación de un gober-nentc, México, Fondo de Cultura Económica, 1981.

Desde hace ya algunas décadasla élite política mexicana haconstituido un tema de especulación y análisis favorito de los estudiosos norteamericanos, cuyointerés ha llevado a interpretaciones tan diversas como las de

la "familia revolucionaria", deBrandenburg, el gobierno "mestizo". de Roger Hansen o la calculadora burocracia política quedescribe Peter Smith.

A diferencia de sus colegas, preocupados fundamentalmentepor el funcionamiento internodel sistema político mexicano.Roderic Ai Camp ha concentrado sus esfuerzos en el origen intelectual de la élite, o para utilizar el propio concepto del autor,en su socialización: el interés de

Camp es el de conocer a loshombres, los libros y las circunstancias históricas que moldearon la vocación y la orientaciónpolítica de aquellos que han gobernado a México entre 1946 y1970.

Punto de partida es la premisa

de que las influencias decisivasque impulsan a un hombre a dedicarse a la vida política se producen en los primeros veinticinco años de su vida (premisa que asu vez es fruto de numerosas in

vestigaciones de empirístas norteamericanos como Prewitt,Putnam y el mismo Peter Smith,entre otros). Esto lleva a Camp aprofundizar, a partir del métododirecto de la entrevista, en tornoa la infancia y la juventud de 61políticos escogidos de manera untanto arbitraria, como consta enel apéndice.

La técnica de trabajo utilizadaconfiere un matiz peculiar al trabajo de Camp; la entrevista personal como fuente de informa

ción es, sin duda, el mejor material de primera mano para conocer la juventud de los viejospolíticos y la percepción que cada uno tuvo de su época y de sufutura participación en la historia del pais. Pero la entrevista sesitúa, inevitablemente en elterreno de la subjetividad: Campestá hablando con hombres queestuvieron muy estrechamenteinvolucrados en la transformación del México de Cárdenas alMéxico devaluado y contradictorio de hoy; hombres que tiendena minimizar sus propios defectosy a encontrar profundas raiceshistóricas en su comportamientopolítico posterior. Como lo señala el propio autor de la introducción. "las personas tienden a serselectivas en sus recuerdos, enespecial ante las preguntas deun científico social". El resulla-do no puede verse sin un ciertogrado de escepticismo; el libro esextraordinariamente rico en in

formación pero peca de una excesiva indulgencia del autor hacialos políticos mexicanos, producto de la misma indulgente opinión que ellos emiten de si mis-

Por lo mismo y quizá tambiénpor las complejidades de nuestro

sistema político, las conclusiones de Camp se antojan demasiado generales y vagas. Seconfirma la acción soclalizadora

de los padres y los maestros, enespecial los de la Escuela Nacional Preparatoria, se enfatizael carácter oligárquico de la élitey se establecen algunos, aunqueno muy convincentes, hilos conductores que unirían intelectual-mente a los gobernantes con susantecesores y maestros, y entreellos mismos, pero, advierte repetidamente Camp, la élite tieneuna enorme capacidad paraadoptar nuevas ideologías o para subordinarse a las del Presi

dente en tumo.

Si bien podemos tener reservasen cuanto a la aportación que Laformación de un gobernantepueda brindarnos respecto almejor conocimiento de iospolíticos mexicanos, debemos reconocer su indudable mérito en

cuanto rescata una historia del

pais que. salvo por muy contadas excepciones, ha permanecido ignorada: la del ambiente intelectual que acompañó a latransformación social y políticadel pais a partir de 1917. Aquí esindudable la capacidad del autorpara extraer de las conversa

ciones con sus entrevistados el

material que le permite reconstruir una época con sorprendente nitidez. Vasconcelos, GómezMorin, Lombardo. Bassols, Antonio y Alfonso Caso, SamuelRamos, adquieren una dimensión distinta cuando se les estudia no a partir de su obra escrita,sino de la huella dejada sobre lasgeneraciones de estudiantes quese formaron bajo su dirección cinfluencia. Camp da asi un pasoadelante en el conocimiento deesa historia que, hasta ahora, haestado confinada en los volúme

nes de "memorias" (habría quemencionar aquí como gran excepción a los Caudillos culturalesde la Revolución Mexicana, deEnrique Krauze) y que, desde

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luego, es una veta que no se agota en este único libro. Por ello, eltrabajo de Camp, más que unainvestigación conclusiva en torno a la educación política de losgobernantes mexicanos, constituye una incitación al estudio denuestro pasado intelectual inmediato, al redescubrimiento de losnumerosos bombrcs que en estelibro cobran vida brevisimamenie

a través de las palabras de quiebeslos conocieron en la cátedra o en la

tribuna política. Es este aspecto loque hace del libro de Camp unalectura obligada para quienes se interesan por la historia política delpaís.

Cristina Piiga

Tzvi Medin.

El minlmato presidencial:historia política del maxima-lo. 1928-1935.

El libro que ahora se reseña esparte de una importante labor dela editorial ERA, que en su afáiipor difundir diversos aspectosdel proceso histórico mexicanopresenta su colección Problemasde México, en la que ha editadolas obras de un buen número dejóvenes investigadores nacionales, entre los cuales podemos señalar a Jorge Castañeda, RocíoGuadarrama y Arturo Anguiano,y a investigadores de reconocidoprestigio como Arnaldo Córdovay Enrique Florescano.i

En la misma colección se haincluido también trabajos de algunos estudiosos extranjerossobre la historia mexicana, talescomo los de Woodrow Borah,

' Los trabajos publicados de dichos autores son, respeciivatnente: Los úittmos capl-latlsmos: Los sindicatos > la política en Mixteo: la CROM, 19tlt-1938; El Estado > lapoliilca obrera del cardcnismo; La forma-cl6n del poder potliico en Míxíco y Estructuras j problemas agrarios de México.

Michcl Gutelman y FiedrichKatz, entre otros.:

La mencionada colección contempla una pluralidad de lemasy periodos, al mismo tiempo queuna amplia gama de matices deinterpretación sobre la realidadnacional, que hacen de csia tarcaeditorial una de las más significativas para quienes estén interesados en la historia del pais.

Resulla importante señalar queel texto del investigador Israel)Tzvi Medin se inscribe en una

ya larga tradición de trabajos realizados por estudiosos extranjeros sobre la realidad mexicana.

Cabe destacar que en estos trabajos ocupa un lugar importanteel análisis del proceso y los resultados de la Revolución de 1910.El desarrollo y las características de este proceso revolucionario, aunado a un largo periodo deestabilidad política, y hasta hacepocos años de un crecimientoeconómico más o menos cons

tante, hicieron del caso mexicano un tema importante de reflexión para muchos analistasextranjeros.

Como mucho.s estudiosos nacionales, los fuereños, con diversasinterpretaciones y fines, le handedicado una buena parte de susesfuerzos a la investigación delproceso renovador de los añostreinta, sin duda uno de los periodos clave en el proceso de conformación del México actual.

Muchos autores norteamericanos, sovíélicos, sudamericanos yeuropeos han tratado de esclarecer el proceso de gestación de lasinstituciones y los movimientossociales de esos años.

Tzvi Medin nos habla ofrecido

' De Borah se publicó Et stglo de la depresión en la Nueva España; mieniras que deGuiciman apareció Capitalismo y refonnaagraria en México y Kau, en csia colección, La servidumbre agraria en México enla época del pnrfírialo.

ya con anterioridad otro producto de su interés por la situaciónde México: en 1972 la editorialSiglo XXI publicó su libroIdeología y praxis política de Lázaro Cárdenas. En este nuevo

libro su atención se ubica en elperíodo 1928-1935, donde tratade caracterizar el mecanismo de

poder político alternativo al quehabla destruido la Revolución de1910.

A pesar de que desde la introducción se señala que el mecanismo del poder político del periodocardenista "no fue el productodel genio niosófico de algún mexicano, sino la consecuencia deun desarrollo histórico durante

el cual los protagonistas principales intentaron dar diferentesrespuestas en función de la realidad mexicana de la cual ellos

mismos eran representantes pri-vÍl[giados",3 la personalizaciónde los problemas y tendenciaspolíticas no deja en claro cualfue ese "desarrollo histórico".

El objeto de la investigación esel estudio del proceso político delmaximato "que procedió a la fórmula final del cardcnismo, fórmula que surgió del desarrollodel maximato y en gran parte como reacción dialéctica del mismo".*

Para Medin, "la mctodologia deuna investigación surge en granmedida (...) de la naturaleza delperiodo histórico tratado. Debidoa que el denominado maximato noes un momento histórico derestructuraciones sociales y económicas sino que gira fundamentalmente alrededor de las intrigaspolíticas en las que se miden losprincipales integrantes de laoligarquía política",' el estudio se

' Tzvi Medin, El rointmalo prcridenctal:historia politlca del maximato, I928-I93S.México, Era. 1962. 176 pp. p. 13

* Medin, op. cil.,p. J4.

' Ibidem.. p. 14 (El subrayado es nuestro).

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enfoca precisamente a las relaciones y rivalidades de los hombresque formaban parte de estaoligarquía.

Se trata pues de una investigacióndesde arriba, ya ni siquiera de lasclases sino de los individuos y facciones dominantes, cuyo resultadoes una serie de interesantes proposiciones en torno al mecanismo de

poder político ideado por PlutarcoElias Calles, enmarcadas en un relato de intrigas, chismes políticos,anécdotas y aspiraciones personales de poder al margen de la situación que los produjo.

A esta consideración correspondeel empleo y la Indole de las fuentesconsultadas por el autor, quien hizo "uso abundante de los testimo

nios escritos y orales de los protagonistas del momento".6 Se recogen, pues, no sólo los materialesdejados por los "actores" del periodo, sino que se realizó tambiénuna tarea importante al entrevistara los sobrevivientes para tratar deabundar en el esclarecimiento delos hechos.

Tzvi Medín señala sin embargo laslimitaciones de este último tipo defuentes, ya que los testimoniosorales "continúan de hecho supugna (de los protagonistas) aunque esta vez ya no por el poderpolítico sino en gran medida por sulugar en la historia''.^

Este tipo de testimonios no cambian pues el sentido, sino la formade expresión de los poderosos,quienes ya en sus memorias,autobiografías y otros testimoniosde naturaleza similar contemplanno una lucha directa por el poderpolítico, sino también "su lugar enla historia".

Se trata, asi, de un tipo de investigación en la cual se da, natural-

' Ibtdem.

'' Ibidem.

mente, una mayor importancia a laesfera política personalista en laque el mensaje político, los discursos, los recados, la frase de pasilloo el testimonio de apariencia casual de una memoria, cuentan másque cualquier huelga, manifestación callejera u otras formas deexpresión de la multitud.

En el trabajo se divide claramenteel minimato presidencial en dosmomentos: uno de casi exclusiva

participación oligárquica y otro, elcardenista, con la presencia activade las masas. Esta periodizacióntrae inevitablemente a la memoria

las preguntas de un obrero ante unlibro del famoso poema de BertoltBrecht, y que podemos parodiarcon algunas ideas del libro de Me-din:

Calles fundó el PNR,¿él sólo?Cárdenas comprendió que el objetivo era el poder político,¿arrastró a las masas porque élsabia y ellas no?

En otras palabras, la periodizaciónusada por Medin contempla unmomento de participación políticaf>ersonal o, a lo más, de facciones, yuno posterior de participación demasas, lo cual supone que losexcluidos del proceso de decisiónpolítica están igualmente excluidosde la historia, a pesar de ser los innumerables y anónimos individuosque constituyen el apoyo social deaquéllos, y cuya presencia se tomasolamente en momentos de irrupción espectacular o como elementos dóciles y sumisos al servicio delos grandes.^-

La importancia de desentrañar losmecanismos de gestación del sistema político mexicano es Indudable; el trabajo de Medín deja verque todavía nos queda un camino

' Una crítica de dicha concepciún de la historia puede verseen Jean Chcsnaux, ¿Hacemos labta rasa del pasado?. México. SigloXXt, 1977. Especialmente el capitulo "Historia por arriba e historia por abajo, t^smasas populares en la historia".

largo que recorrer para lograrlo.Más allá de la descripción de afanes personales de poder y de volun-tarisias visiones de la historia, elautor llega al análisis profundo delos procesos históricos que engendran la situación estudiada.

El uso u abuso de los ismos personalistas, está lejos de dar respuestaa las interrogantes sobre la conformación de un mecanismo políticode poder; callista, ob^egonista^portesgilisia, ortlzrubistas, carde-nistas o personalistas, no nos dicenmucho de una época si no se caracterizan los componentes, los intereses, la fuerza o los proyectos decada uno de estos ismos.

¿Por qué los callistas permitieronla reeleción de Obregón? ¿Por quéla muerte del caudillo sonorense liquidó tan pronto a los obregonis-tas? Como, a pesar de que Medinreconoce la debilidad de Calles

frente a los obrcgonistas, se pudoimponer a ellos? ¿Cómo se explicaque Aarón Sáenz, líder de los obre-gonistas, fuera más tarde —y a pesar de todo— miembro del club

callista? ¿Por qué el callista Cárdenas se hace luego representante desu propio ¡smo? En este sentido,toda historia por arriba corre elriesgo de quedarse sin su sustentode abajo, y aquí no se observa lautilidad de caracterizar la lucha defacciones como políticas de ismosque nada dicen sobre sus bases.

En palabras del propio autor, "todos eran callistas, inclusive losderrotados por Calles, porque enCalles residía la posibilidad de continuar en la vida política."*

De lo anterior podemos deducirque los ismos se determinan sóloen función de las posibilidades de"continuar en la vida política", yque en la contienda por el poderlos hombres adoptan "el ismo enturno que les permitía continuar enesa arena.

* Medin, op. cil., p.94.

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Este tipo de análisis deja, pues, co

mo ha sucedido en otros países—recuérdese el ejemplo tancontrovertido y actual del peronismo—, a un lado la complejidad dela realidad en función de una nece

sidad didáctica de su interpretación global. En este sentido, sicallistas eran todos, no lo era ninguno, pues el callismo comocategoría de análisis debe ir másallá del mero acomodo temporalde los protagonistas para ser considerado seriamente como un proyecto histórico o, en última instancia, como una corriente o facciónpolítica determinada.

Dos últimos aspectos del trabajointeresa destacar; por una parte lacaracterización de la política mexicana de aquellos años como unapráctica maquiavélica, por otra, lafórmula sintética de Tzvi Medinsobre el mecanismo de poder callista.

Para el autor que reseñamos lospolíticos mexicanos son discípulosdestacados del pensador florentino; "el príncipe", en su imagenvulgar y mitificada, era un meroaprendiz de ios "actores" de la

politica nacional, cuyas virtudeseran el engaño, el crimen, latraición, el ocultamiento y la deslealtad, pero sobre todo la voluntadde potler que hace de la politicauna especie de gran ajedrez social.

Del texto que comentamos puededesprenderse que en este juego lamayor parte de las piezas son movidas por titánicos jugadores, hasta que una de ellas cobra voluntadpropia, actuando contra su propiojugador, para finalmente desplazarlo del juego.

El segundo de los aspectos mencionados .se refiere al análisis delmecanismo de poder ideado ypuesto en práctica durante la etapaque abarca el libro, y que a nuestromodo de ver resulta lo más intere

sante del trabajo.

Según Medin, "el dominio políticodebía expresarse en el mecanismopolítico del maximato por un doblecause: Jefe Máximo PNR-Cáma-

ras-Presidente por un lado, y JefeMáximo —Gobierno— Presidente,en este orden, por otro. En caso desituaciones problemáticas, Callesintervendría directa y personal

mente, tal cual se vio necesitado"en algunas ocasiones."»

El oardenismo, como señala elautor, estableció la fórmula final,legando al país "una fórmulapolitica centrada en estahegemonía politica absoluta queparecería indispensable en la realidad sociopolitica mexicana, perono se trató (como quiso hacerloCalles) de la hegemonía personal eindividual del caudillo, y él mismono se perpetuó en el cargo presidencial"."

La formula, sin embargo, comoafirma Tzvi Medin, no hubiera sidoposible sin los antecedentes delmarximalo, su transcurso "revelarápidamente, sobre el trasfondodel anulamiento del principio delsufragio efectivo, que si el presidente no fija su sucesor pierde nosólo e.sa prerrogativa, sino tambiénla misma posibiJidad de gobernardurante su propio período"."

>0 Ibidecn., p. 80.

" Ibidem., p. 164.

" Ibidcm.. p. II!.

Lu/s Alberto de la Gana