Una mirada al mundo religioso de Julio Verne

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J OSÉ GREGORIO PARADA PREMIO ENSAYO CONCURSO DE LITERATURA «AUGUSTO P ADRÓN» 2005 U NA MIRADA AL MUNDO RELIGIOSO DE J ULIO V ERNE

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Otra arista para entender a Julio Verne. Breves referencias a su relación con la religión católica y otras religiones de su época. ¿Tenía Verne lazos con Rosacruces y masones? Una mirada a Phileas Fogg, todo un iniciado. La iniciación tratada por el autor nantés.

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José GreGorio Parada

Premio ensayo

ConCurso de Literatura «auGusto Padrón»2005

Una mirada

al mUndo religioso

de JUlio Verne

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Una mirada al mundo religioso de Julio Verne, José Gregorio Parada1ra. edición: 2006Fondo Editorial SacumgISBN 980-353-078-XDepósito Legal: lf70320029872116

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Profa. Marifer RoaCoordinadora del Fondo Editorial

Diseño GráficoArisabel Yaya, Pablo ValducielCooperativa Gráfica Estudio Siete, R.L.

CorrecciónLic. Carlos Silva

Impreso por:XXX XXX

Fondo Editorial SacumgAv. principal Las Delicias,Palacio Municipal de Girardot, PB.Maracay, estado Aragua.

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La religión en Verne 8

Las religiones en Verne 15

El autor y sus personajes ligados a la francmasonería 19y los rosacruces

Phileas Fogg, el iniciado 27

Phileas Fogg, ¿humano o máquina? 30

Phileas Fogg, el jugador 30

La Iniciación de Verne 36

Las Pruebas 38

El Viaje 42

Bibliografía 54

Índice

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Una mirada

al mUndo religioso

de JUlio Verne

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Desde hace algunos años el interés por la obra de Julio Verne parece cobrar vigor. A pesar de que la tradición, ya enceguecida por dogmas de antaño, tiende a clasificarlo entre los autores de literatura marginal, Julio Verne continúa siendo uno de los escritores franceses más traducidos en el mundo entero.

Mucho se ha dicho a propósito de la relación entre Verne y la ciencia, pero cuando pretendemos hablar de religión en su obra la pregunta no se hace esperar: ¿Ocupa ella en la producción de Verne un lugar preponderante que valga la pena una atención particular? En estas líneas intentaremos responder afirmativamente puesto que “el gran padre y novelista por excelencia de la Ciencia Ficción” nos presenta, de manera un tanto disimulada, a lo largo de su vasta producción toda una visión personal de la religión enriquecida por las concepciones filosóficas de su época, sobre las que haremos breve referencia en su debido momento.

Este trabajo, con todo, no pretende convertirse en un estudio exhaustivo del tema religioso en Verne. Nuestra intención es, por un lado, mostrar hechos biográficos y, por otro, un tanto del conte-nido de alguna de sus novelas que nos permita estudiar al autor desde la óptica religiosa. Dado que el corpus a investigar es bastante amplio (Verne escribió más de ochenta novelas), nos hemos limitado a escudriñar en siete novelas en las que lo religioso, a nuestro parecer, juega un rol esencial; entre ellas contamos dos novelas poco conocidas o estudiadas: Las Tribulaciones de un Chino en China y Las Indias negras.

El tema que nos ocupa ha sido seguido de cerca por muy pocos investigadores. Hay que citar particularmente a Simone Vierne, quien ha estudiado la iniciación en la obra de Verne, y a Michel Lamy, cuyas investigaciones han permitido suponer relaciones entre el autor objeto de nuestro estudio y ciertas sociedades secretas.

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Para facilitar las referencias a las novelas que citaremos, hemos de convenir que utilizaremos frecuentemente siglas según la siguiente leyenda:

LVAM: La Vuelta al Mundo en ochenta díasECC: El Castillo de los CárpatosLIM: La Isla MisteriosaLIN: Las Indias NegrasLTCC: Las Tribulaciones de un Chino en China VCT: Viaje al Centro de la TierraVML: Veinte mil Leguas de Viaje Submarino

la religión en Verne

La concepción Verniana de la religión es, según nuestras lecturas, bastante personal. En sus novelas Dios parece perder la importancia que la Teología de todos los tiempos le ha concedido. Al contrario, el hombre, casi siempre autónomo e inventivo, ocupa el centro de interés. Él es el modificador de la naturaleza apegado a una nueva religión llamada “ciencia” en la que no hay dogmas sino procedi-mientos, revelaciones sino resultados.

Cada personaje tiene sus propias convicciones pero, en todo caso, la mayoría no pertenece a ninguna religión. Aparte de algunas oraciones y de las descripciones de ritos del culto búdico en China y en India, no se consigue en Verne referencia a cultos “voluntarios, organizados y prolongados” como lo señala la Teología. Caso curioso es el propio ser bienhechor de La Isla Misteriosa, quien no se somete al orden divino sino, al contrario, se convierte él mismo en objeto de alabanza para Harbert y Pencroff. En alguien hay que reconocer la bondad expresada hacia los colonos de La Isla Misteriosa, y en efecto será el controversial capitán Nemo el objeto de tal agradecimiento.

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Ciertos héroes vernianos muestran una actitud de respeto hacia el Creador. El profesor Lidenbrock se siente tan aprehendido por la magnificencia de la creación que confiesa un sentimiento de infinito respeto. Con todo, otros personajes poderosos y ricos como Nemo no tienen temor a Dios. Adelantamos apenas que la propia manifestación irreverente de Nemo le convierte en un retador del poder divino, tema que explotaremos más adelante.

Verne, en la voz del narrador, no habla de un “principio creador” bajo el nombre de Dios, sino que prefiere imitar a los masones, utili-zando un término más neutro: La Providencia. No obstante, en boca de sus personajes, no duda en poner frases como “Gracias a Dios”, “Dios lo escuche”… Raramente vemos otras denominaciones sustituyendo el concepto en cuestión: “¿…no era como un favor del Cielo?”.1 Así, la naturaleza toda se convierte en la obra del Creador y sus maravillas se ponen al servicio del hombre para que con su inteligencia las transforme para su propio beneficio. ¿No se convierte el hombre en este sentido en otro creador rebasando la frontera de simple “ser creado”?

En otro orden de ideas, de estos conceptos inseparables de la religión encontramos también la bondad en todas sus manifesta-ciones. Ella es una de las características más relevantes de la mayoría de los personajes de Verne. Aquí la consideramos como el nudo central de la propuesta religiosa del autor. Es divisa sin límite y regla de vida: hacer el bien sin mirar a quien; sin esperar recompensa. “Mis à l’ordre” es un giro que denota en francés esa permanente disposición de obediencia como un buen Rosacruz. Piénsese en Mr. Fogg, que viaja haciendo el bien siguiendo la máxima esotérica “transire benefa-ciendo” muy a pesar de la opinión del brigadier general Cromarty, según la cual la apuesta de Fogg no representa sino una excentricidad sin un objetivo útil. “Él ganaba con frecuencia, pero sus ganancias no entraban nunca en la bolsa y figuraban en una cantidad significativa

1 Julio Verne. Las Indias negras. París: Edit. de Poche, p. 170

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en su presupuesto de caridad”.2 El acto de caridad que Mr. Fogg hace a la mendiga antes de partir comprueba que Fogg tiene buen corazón.3 A esta cualidad del excéntrico inglés hay que agregar las de la hones-tidad y la lealtad (pp. 154, 156).

Por otro lado, para equilibrar la balanza de los opuestos, hay que contraponer el bien y el mal, encarnado este último entre otros perso-najes por el barón de Gortz y Silfax, el último penitente en Las Indias Negras. Este último nos es presentado como lucifer: “He aquí el padre de la Trinidad infernal delante del Dios del sol. Fax es la antorcha, la llama, el fuego. ‘Sileo’ significa callarse, hacer silencio. Silfax es el otro nombre de lucifer, el Portador de la luz; el otro nombre de la instancia que no dice nada, que no tiene la palabra y que lleva a todos lados las fuerzas explosivas de la llama…”4 Es el Todopoderoso de la mina. Es viejo pero no tiene edad. Para Simon Ford “El hombre del pájaro” es una especie de salvaje que no trata con nadie, que no temía ni al agua ni al fuego. Su fuerza era prodigiosa.5 Nada más revelador que la propia descripción de Nell de tan singular personaje:

Está por todos lados y en ninguna parte. Nunca he conocido sus escondites. Nunca lo he visto dormido. Cuando conse-guía algún refugio, me dejaba solo y desaparecía…Es invisible, pero ve todo. Pregúntese cómo habría descubierto sus pensamientos más secretos… Si él no tuviera la inexpli-cable facultad de saber todo… Es un hombre poderoso de espíritu… Él ha querido inspirarme su odio contra la humanidad entera…6

2 Julio Verne. La Vuelta al Mundo en ochenta días. París: Manchecourt, Pocket Classique. 1998, p. 22

� Otro ejemplo significativo es la repartición que hace de las mil libras sobrantes de su apuesta entre Passepartout y Fix, el agente que lo ha perseguido alrededor del mundo y que lo detiene a su llegada a Londres.

4 Michel Serres. Jouvances sur Jules Verne. París: Edit. de Minuit. 1974, p. 315 Julio Verne. LIN, p. 2186 ibid., p. 225

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Por otro lado, cuando hablamos de premio para los buenos, tenemos que señalar que obligatoriamente hay un castigo para los que hacen el mal. Para Verne, los pecados son expiados aquí mismo en la tierra. El abandono del malhechor en una isla desierta – el caso del desdichado Ayrton, el náufrago del Capitán Grant- o bien el sufri-miento de Kin-Fo, por ejemplo, son dos formas diferentes de castigo. El de Ayrton parece un largo purgatorio dadas las condiciones en las cuales Smith y sus compañeros lo encuentran en la Isla Tabor. Arrepen-tido tal vez de sus malas acciones, Ayrton deja derramar una lágrima. “Ah, exclama Cyrus Smith, ahí te tienes vuelto otra vez hombre ya que has llorado”.7 El Capitán Nemo, genio de los océanos, vuelve a ser hombre cuando llora por su familia y a causa del remordimiento de haber dado muerte a tantos enemigos. “Dios es el único juez”, he aquí la sentencia del ingeniero. Nemo y Silfax terminan siendo tragados por la tierra “sin duda como todos los que retan a Dios”.8 ¿Y Kin-Fo no causa daño a los demás? Él desprecia su vida y esto merece –para Wang– una lección, un castigo. No es para menos. Observemos que la infracción cometida por Passepartout en el Templo hindú tampoco queda impagada…

Le-Ou, en Las Tribulaciones de un Chino en China, ejecuta todos los actos de la religión: los interiores y los exteriores.9 No obstante, la mayor parte de los personajes recurren solamente a la oración como gesto de agradecimiento pero casi nunca como medio de súplica. El acto de elevar el alma hacia el Creador para agradecerle los favores recibidos aparece con regularidad en Verne. Notemos, sin embargo, que para Verne el ingenio y los conocimientos del hombre pueden

7 Julio Verne. La Isla Misteriosa. París: Le livre de Poche. 1984, p. 5248 Simone Vierne. Jules Verne: Mythe et modernité. Puf-écrivains. París, 1989, p. 999 Toda religión posee dos tipos de actos: los interiores y los exteriores. Los primeros son la

devoción, es decir la presteza en el servicio y el culto hacia Dios y la oración, la eleva-ción del alma hacia el todopoderoso. Los actos exteriores son las expresiones del cuerpo como la adoración (arrodillarse, prosternarse) o las ofrendas: sacrificios, oblaciones, diezmos, votos o promesas). Diccionario de la Espiritualidad. Beauchesne. París, 1988, p. 309

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superar los obstáculos con presteza y efectividad antes que esperar la milagrosa intervención divina: “Frente a los elementos desencade-nados, el hombre puede ciertamente invocar a Dios pero sus conoci-mientos y su prudencia le serán más útiles; es en él mismo que debe buscar las soluciones a los enigmas de su destino”.10 Para agradecer a la Providencia por haberles socorrido enviándoles un baúl con objetos diversos, los colonos de la isla Lincoln dirigen una oración al cielo. Sin embargo, hemos de notar que, según los términos de Verne, “hasta entonces transformando la materia de la naturaleza, ellos habían sido capaces de crearlo todo por su propia cuenta y, gracias a su inteligencia, pudieron salir siempre del paso”.11 Entre los diferentes objetos hallados en el baúl se encuentra una Biblia. El narrador cita el Evangelio según San Mateo (V. 8, Cap. VII) aplicable a la situación de los colonos: “Al que pide se le dará, el que busca encuentra”. Poco tiempo después todos van a orar por el bienhechor Nemo, quien entregará su alma al Creador. Axel, perdido en el sentido literal de la palabra, recurre al cielo como último recurso: “Los recuerdos de mi infancia, los de mi madre que apenas conocí sólo en los días de carencias, vinieron a mi memoria. Recurrí a la oración con el poco derecho que tenía para ser oído por el Dios al que me dirigía tan tarde y le imploraba con fervor. Este regreso a la Providencia me calmó y pude concentrar en mi difícil situación todas las fuerzas de mi inteligencia”.12

Otra de las dicotomías es la representada por el par muerte/vida. J. P. Picot precisa que en Verne la muerte está por doquier, compren-didos los lugares y paisajes.13 Ciertamente hay una influencia notable de Edgar Allan Poe en Verne, quien está a la búsqueda de una reflexión sobre el tiempo y la muerte.

10 Jean Paul Dekiss. Jules Verne: le rêve du progrés. Découvertes Gallimard, s/l. 1991, p. 82

11 Julio Verne. LIN, p. 32412 Julio Verne. Viaje al Centro de la Tierra. Le livre de Poche. 1984, p. 21413 Citado por Michel Lamy: Jules Verne, initié et initiateur. París: Edit. Payot. 1984,

p. 271

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La entrada al reino de la muerte en Viaje al centro de la Tierra está acompañada de ritos de purificación: falta de agua, travesía del diamante y pérdida en el laberinto. Axel, frente a la muerte, siente pánico y se desmaya, imagen ésta de una muerte simbólica. De igual manera, los Ford y James Starr se acercan a la muerte en una inicia-ción que casi los arranca de la vida. Auda misma escapa de la muerte. Las Tribulaciones de un Chino en China se convierten en verdaderas tribulaciones para Kin-Fo, quien huye constantemente del momento supremo en que se pasa hacia el más allá. Vista la muerte desde esta arista, equivaldría entonces a hablar de “viaje”, palabra clave en Julio Verne. El mejor ejemplo lo encontramos justamente en esta última novela: las urnas que no esconden cadáveres sino bandidos “vivitos y coleando” son transportadas a bordo de la “Sam-Yep” ¡Son muertos vivientes que viajan!

Después de un largo recorrido por la vida, el hombre entrega su alma al Creador y sus despojos a la naturaleza. El entierro es un momento Solemne sin importar donde tenga lugar, incluso bajo los mares.14 En las Tribulaciones de un Chino en China – el gran ensayo de Julio Verne sobre la muerte – encontramos un número importante de referencias en este sentido. En el Imperio Celeste la muerte es una verdadera preocupación ya que los chinos conceden una importancia extrema a este momento capital. A esta idea habría que agregar que los orientales expresan un respeto inusitado por los muertos. Su culto hace más estrechos los nexos familiares. No podemos con lentes occidentales acusar a Kin-Fo por su deseo compulsivo de querer alcanzar la muerte aunque se trate de una descabellada idea según la cual el propio personaje prepara su deceso. Al contrario de Occidente, el suicidio es considerado como un “acto legítimo” en la civilización China. Así, pues, como “libro formador”, para un público especial-mente joven del siglo XIX, esta novela no cesa de condenar el suicidio tan mal visto en Occidente.

14 cf. Julio Verne. Veinte mil Leguas de Viaje submarino. París: Le livre de Poche. 1991, cap XXIV. LTCC, p. 87 y sig.

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Los relatos de Verne constituyen una alegoría del gran ciclo eterno de la historia de la humanidad, de la vida y de la muerte que juntas se pasean. La vida cesa aquí para renacer en otro lugar. Auda, casi muerta, renace purificada simbólicamente por el fuego para instalarse en Londres. Así ocurre también con los Colonos de la Isla Lincoln. Por cierto, el huevo, principio de vida, es el primer alimento de los colonos, como para introducirnos así en la cosmogonía de su mundo. De manera análoga, en Viaje al Centro de la Tierra hay una última comida, una “última cena” muy significativa en las palabras de Liden-brock: “Esta será nuestra última comida. ¡Que así sea! Pero al menos, en lugar de agotarnos, volveremos a ser hombres”.15 Es la resurrección ante el desamparo, ante el trance difícil de sentirse prácticamente desposeídos. La bendición de las palabras de Lidenbrock desencade-nará eventos que pondrán fin a la aventura que casi llevará a los perso-najes al centro de la tierra.

Sugerida mas no enunciada, la vida prosigue y se renueva como en los cuentos de hadas gracias a los matrimonios. Estos son, en Verne, más numerosos de lo que solemos pensar. Piénsese solamente en los encuentros maritales de Auda y Mr. Fogg, Grauben y Axel, Miriotta y Nick Deck, Nell y Harry, Le-Ou y Kin-Fo… De manera figurada, la vida también se nos presenta bajo formas diversas: La voz de Stilla es la vida para el Barón de Gortz y, por qué no, la de Franz” cuando él escucha la voz de la gran artista... puesto que retoma su lucidez de antes, parece que su alma intentara revivir los recuerdos de ese pasado inolvidable”.16 La Tierra misma es un ser vivo: “Aberfoyle no está más que dormida... no es sino un reposo, no es la muerte”.17 Y... natural-mente, la sangre, el elemento vital divino que anima al cuerpo, es la imagen fundamental de la vida que bebe Axel antes de desmayarse.

15 Julio Verne. VCT, p. 34516 Julio Verne. El Castillo de los Cárpatos. París: Le livre de Poche. 1991, p. 24017 Julio Verne. LIN, p. 49.

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las religiones en Verne

En la obra de Verne conseguimos párrafos enteros que hacen alusión a varias religiones. En La Vuelta al Mundo en ochenta días, Verne hace un verdadero viaje hacia la tradición religiosa de la India. Nos presenta a los Parsis, “descendientes directos de los sectarios de Zoroastro que son los más diligentes, civilizados, inteligentes y austeros de los indios...”.18 El guía que conduce al elefante Kiuni y que participa en el rescate de la india es Parsi. De igual manera Auda pertenece a la comunidad Parsi, razón por la cual Verne habla, desde el capítulo XIX y a todo lo largo de la travesía por la India, de usos y tradiciones del grupo religioso de origen persa. Phileas Fogg debe luchar contra Aureng-Zeb, jefe de los Thugs, los estranguladores seguidores de la diosa Kali, “diosa del amor y de la muerte” que repre-senta el aspecto negro devorador y sanguinario de la doctrina, aspecto que debe combatir todo ser de luz, todo caballero, todo rosacruz. La descripción de la procesión de los brahmanes, aunque cuidadosa, no es imparcial: “Alrededor de la estatua se agitaba, se movía, se convul-sionaba un grupo de viejos fakires... energúmenos estúpidos...”19 Es la posición del colonialismo imperante durante el siglo XIX, tema sobre el cual desafortunadamente no ahondaremos en este trabajo.

Sin ninguna razón aparente, Verne habla de los judíos de manera extremadamente negativa, antisemita para decirlo mejor.20 La única excepción es Jonás, dueño del albergue de Werst, al que sin embargo, en su presentación, Verne muestra con insistentes prejuicios antise-mitas. Esto vale la pena ser citado:

18 Julio Verne. LVM, p. 75. El Mazdeismo, fundado por Zaratustra, cuenta entre sus fieles a los Parsis, quienes

abandonaron a Persia para ir a la India después de la invasión musulmana. Después del renacimiento mazdeísta, que tuvo lugar en el siglo XIX, los Parsis son, para muchos, practicantes fieles. El culto es celebrado en numerosos templos del fuego.

19 ibid., p. 96.20 cf. Hebert R. Lottman: Jules Verne. Grandes Biographies Flammarion. s/l. 1996. cap.

XXV y XXVII.

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Un hombre valiente... dadivoso y servicial que prestaba con gusto pequeñas sumas a unos y a otros sin mostrarse exi-gente con las garantías, ni tan usurero con los intereses aun-que le importaba mucho el pago en la fecha prevista por el deudor. ¡Ojalá que los judíos establecidos en el país transil-vano sean siempre tan flexibles como el posadero de Werst! Desgraciadamente el excelente Jonás es una excepción. Sus correligionarios de culto, sus cofrades de profesión -porque todos son cabareteros que venden bebidas y comestibles- practican la labor de prestamistas con una codicia preocu-pante para el futuro del campesino rumano. Veremos pasar el suelo de la raza autóctona a la raza extranjera. Por no rem-bolsar sus deudas, los judíos llegarán a ser propietarios de hermosos cultivos hipotecados a beneficio suyo y si la tierra prometida ya no está en Judea, tal vez figurará un día en los mapas de la geografía transilvaniana.21

Imaginarios o reales, los templos mantienen siempre en Verne el lado místico engrandecido por el misterio y la magnificencia caracte-rística de toda obra consagrada a la alabanza del Creador. Esto puede verse con frecuencia en La Vuelta al Mundo en ochenta días. En Las Indias negras en repetidas oportunidades Aberfoyle es comparada con una catedral:

Un laberinto de galerías, unas más elevadas que las bóvedas más altas de las catedrales, las otras parecidas a contra-naves, retorcidas y gruesas... Las termitas humanas nunca habían roído esta porción del subsuelo de Escocia y era la naturaleza que así había hecho las cosas... Ningún hipogeo de la época egipcia, ninguna catacumba de la época romana, no se le habría podido comparar...22

21 Julio Verne. ECC, p. 47.22 Julio Verne. LIN, p. 86.

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En la misma novela, la capilla de la ciudad subterránea lleva el nombre de “San Gil”, patrón de la Sociedad Angélica fundada por el impresor leonés Gryphe en el siglo XVI.

La lista de templos en La Vuelta al Mundo en ochenta días y especialmente en Las Tribulaciones de un Chino en China es tan nutrida que el único hecho de citar los nombres ocuparía varios párrafos de este ensayo. Tampoco hay que olvidar la alusión a libros sagrados como La Biblia, el Talmud, el I Ching, entre otros. A nuestro parecer, una cantidad tan grande de referencias en Las Tribulaciones de un Chino en China sirve para preparar el ambiente y así presen-tarnos una obra rica en filosofía de vida y un pasaporte abierto a la historia de la religión en China, pasando por Confucio, Buda y otros tantos reformadores.

Las novelas de Verne crean una especie de fascinación gracias a la ingeniosidad de sus máquinas, pero también al encanto y a la magia del mundo fantástico. Provoca un sueño que lleva el espíritu muy lejos de nuestras fronteras. “Ya no se sabe muy bien si El Castillo de los Cárpatos es animado por una maquinaria o si está habitado por el diablo, si el Nautilus pertenece al mundo de los navíos o al de los monstruos marinos”.23 A pesar del deseo permanente de Verne por mostrarnos el progreso científico y la presencia innovadora de la máquina en la vida del hombre, se concede también una importancia a lo fantástico y al mundo de las leyendas y supersticiones. Todos los fenómenos inexplicables de sus novelas obedecen a una razón de orden científico y racional, y las creencias y supersticiones populares se hacen presentes para prestar servicio a lo fantástico y porque -así lo creemos- Verne quiere voluntariamente mostrarnos el mundo de las tradiciones que, finalmente, es el alma de los pueblos.

En El Castillo de los Cárpatos abundan relatos de este tipo: El magistrado afirma “con conocimiento de causa” que los hombres-lobo

23 Michel Lamy. op. cit., p. 14.

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corren por el campo, que los vampiros se beben la sangre humana y que los “staffi” vagan por las ruinas y llegan a ser malhechores si uno olvida traerles todos los atardeceres algo de comer y beber. Hadas, dragones, “zmei” de alas desmesuradas que raptan a las doncellas de sangre real, todos estos seres estaban en las creencias populares de la gente de Werst.24 Alrededor del castillo, donde habita el “chort”, hay toda una nube de leyendas que lo protegen de la mirada y la presencia de los indiscretos. “[El Castillo] expandía a su alrededor un espanto epidémico, como un pantano insalubre expande miasmas pestilentes. Acercarse a un cuarto de milla hubiese sido arriesgar la vida en este mundo y la salvación en el otro”.25 La lista de ejemplos es larga26 y sirve para establecer el corpus del que Verne saca un provecho extraordinario. Es capital señalar que al lado del creyente encon-tramos siempre la figura racional que intenta dar otra explicación a los “fenómenos”. Es el caso de Franz de Telek: “Pienso que este país es muy supersticioso, que los huéspedes del castillo lo saben y que han querido prevenir de esta manera la visita de inoportunos”.27 Si aquí agregamos la voz del narrador, la balanza está a favor de la racio-nalidad y del espíritu meramente positivista: “Que el lector tenga a bien ponerse en una disposición de espíritu idéntica a la de la gente de Werst y ya no se sorprenderá de los hechos que van a relatarse poste-riormente. No le pido que crea en lo sobrenatural sino que se acuerde que esta población ignorante sí cree y sin reserva”.28

De la misma manera, Las Indias negras es una pequeña enciclo-pedia sobre creencias en Escocia, cuyo resumen se encuentra en el capítulo VI:

... es incluso el país de los espíritus y de los que regresan, de los duendes y de las hadas. Aquí aparece siempre el genio

24 Julio Verne. ECC, p. 26.25 ibid., p. 27.26 cf. Julio Verne. ECC, pp. 28, 36, 53, 86, 89, 101...27 Julio Verne. ECC, p.132.28 ibid., p. 47.

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malhechor..., el “seer” de los highlanders, que por don sobre-natural predice las muertes próximas, el “may Moullach” se muestra bajo la forma de una joven y previene a las familias de los males que les amenazarán, el hada “Branshire” anuncia los eventos funestos, los “Brawnies” a quienes se les confía el cuidado del mobiliario doméstico...29

Estos relatos innumerables vienen de la boca de Jack Ryan, especie de trovador que canta por doquier leyendas y tradiciones escocesas. Para él todos los misterios de la mina encuentran una razón en los seres sobrenaturales. Al contrario, Harry Ford no admite ninguna explicación sobrenatural para los eventos físicos. He aquí nuevamente el espíritu racional frente al supersticioso. El último termina por convencerse de que los misterios no son consecuencia de las fuerzas naturales. Jack Ryan es una persona sencilla que no tiene las mismas preocupaciones que Harry. “Dichosos los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos”, dice el Nuevo Testamento. Así es el espíritu de Jack Ryan. Oigámosle cuando se dirige a Harry: “¡Mi pobre Harry! Si tú pusieras todo eso, como lo hago yo, en la cuenta de los duendes de la mina, tendrías el espíritu más tranquilo”30 Hombre de espíritu tranquilo es Jack Ryan que no complica su existencia con la reflexión del filósofo o la ciencia del ingeniero Starr.

el aUtor y sUs personaJes ligados

a la francmasonerÍa y los rosacrUces

En las líneas que siguen nos acercamos de manera más o menos clara al propio Julio Verne, resaltando datos biográficos que dan pistas sobre posibles nexos entre el autor, la Francmasonería y los rosa-cruces.

29 Julio Verne. LIN, p. 58 cf. pp. 59, 60, 104, 108, 110, 125, 198...30 ibid., p. 138

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Para Simone Vierne hasta ahora no se ha probado que Julio Verne haya pertenecido a alguna logia de la Francmasonería en cualquiera de sus expresiones: “Vemos muy mal por cierto el hecho de que hoy en día esto se mantenga en secreto. Se encontró el certificado de masonería de su amigo el músico Hignard, lo que muestra, al menos, que [Verne] no ignora lo que los no iniciados podían saber en el siglo XIX sobre la célebre pero secreta sociedad”.31

Como ya hemos señalado, nuestro interés estriba en mostrar que al menos Verne tuvo una influencia de tipo esotérico en su vida y obra. Numerosas huellas así lo revelan. ¿Cuál es entonces la religión de Verne y cuáles son sus creencias personales? Veamos.

Julio Gabriel es el hijo mayor de Pedro Verne. Recibe su unción al nacer en febrero de 1828 en Nantes. Sin embargo, la ceremonia del bautismo es retrasada hasta el primero de mayo con el consentimiento del obispo para que pasara el invierno y no obligar así a los abuelos paternos a emprender el largo viaje desde Provins. La ceremonia se celebra en la iglesia de Sainte-Croix.

Aprende a leer y a escribir con la Sra. Sambin, viuda de un capitán de experiencia y con su hermano Pablo como interno con los religiosos en la escuela Saint-Stanislas. Prosigue sus estudios en el pequeño seminario donde la burguesía cristiana de Nantes prefiere enviar sus retoños, acusando al liceo de ser hogar de libre pensamiento. Julio, alumno regular, no soporta muy bien la disciplina religiosa, deja el pequeño seminario y obtiene el bachillerato en el liceo real antes de comenzar sus estudios de derecho.32

En 1851, ya en París desde hace algunos años y más maduro e

31 Simone Vierne. op. cit., p. 117 Para Michel Lamy no hay duda posible a este respecto.32 Jean-Paul Dekiss. op. cit., p. 17.

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independiente de la influencia paterna, Julio Verne comienza a expre-sarse de una manera crítica respecto a la religión.

Lo que habría podido ser una mala noticia, en otras circuns-tancias, no tuvo ningún efecto en sus proyectos. Un abogado, con el que Verne debía hacer pasantías, murió, lo que ponía término al compromiso que habría podido adquirir (al menos vis-à-vis de su padre). La muerte y el entierro suscitan en él algunos pensamientos subversivos concernientes a la religión y no se siente suficientemente emancipado para compartirlos con su padre tan devoto. “Acaso... que un hombre rico cuya familia puede pagar muchas oraciones, misas, servicios, etc., tenga más oportunidad de quedarse menos tiempo en el purgatorio que un pobre diablo cuya muerte no enriquece a nadie”.33

Uno de sus contemporáneos, Duquesnel, que trabaja en la Bolsa para ese mismo momento, dice de Verne que de su origen bretón guardó, toda su vida, la mentalidad católica.34 Pero ciertamente que su personalidad será moldeada por una figura decisiva en la vida del autor. Será pues Hetzel, su propio editor, quien ejercerá una influencia importante sobre Verne. Estos personajes se encuentran por primera vez en el otoño de 1862. Hetzel, ferviente partidario del Estado laico y republicano, acaba de crear una casa editorial y, con la idea de lanzar una colección de libros para niños, solicita la opinión de su antiguo camarada y educador Juan Macé, fundador de la Liga Francesa de la Enseñanza. Macé sirve pues de censor del editor Hetzel y en cierta medida del autor Verne. Macé, francmasón, miembro de la Logia “Alsacia-Lorena” de París, emprende con otros correligionarios una lucha por el progreso de la información y la difusión de conocimientos y crea también bibliotecas populares. A partir de 1868 algunas logias masónicas ayudaron a la Liga de la Enseñanza mientras que el clero

33 Herbert R. Lottman. op. cit., p. 5234 ibid., p. 100.

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resultó ser muy hostil. Para comenzar a atar cabos, observemos que a este respecto, a lo largo de sus reuniones principales llamadas “conventos” (1882, 1900 y 1929), la Federación del Gran Oriente afirma que la Liga de la Enseñanza es una filial de la Masonería.35

Dos de las personalidades con las que Verne entabla amistad son Hignard y Reclus. El músico Hignard, con quien Verne hace su primer viaje a Escocia, es masón. Por cierto, en la relación inédita del diario de viaje por Inglaterra y Escocia ostentado por los herederos de Jean-Jules Verne, se cita minuciosamente los templos masónicos encontrados a lo largo del viaje, dejándose de lado detalles tal vez más significativos. Gracias a Hetzel, Verne es puesto en contacto con anarquistas importantes diversos como Eliseo Reclus, geógrafo y francmasón, miembro de la logia “El Renacimiento”.

La literatura para jóvenes se encuentra para la época en manos de la Iglesia Católica. Hetzel quiere cambiar no solamente el aspecto sino también el fondo de “estos libros sin gusto ni perfume”. No obstante, consciente de su rol y sabiendo que una buena parte de sus lectores son católicos, Hetzel va a modelar, en este sentido y en cierta medida, los escritos de Verne. La correspondencia asidua entre ambos así lo demuestra. Es Hetzel, nos dice el biógrafo Herbert Lottman, quien agrega pinceladas piadosas a los relatos de Julio Verne. Todas las notas irónicas sobre la religión son suprimidas por el editor. Es un filtro del que nunca podrá escaparse el escritor. Verne dirige desde 1864 con Macé la Revista de Educación y Recreación de Hetzel. En una carta a este último, Verne dice de Macé: “Lo aprecio y le debo más que a Usted... Él es mi director especial”.36 ¿No estaría hablando Verne de un maestro masónico al que se le profesa respeto y admira-ción? Con sobrada razón no podemos afirmar que la relación entre Verne y Macé es suficiente para ver una influencia de tipo masónico

35 Jean Pierre Bayard. La Spiritualité de la Franc-Maconnerie. París: Edit. Dangles. 1982. Primer capítulo.

36 Michel Lamy. op. cit., p. 55.

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en su obra. Hay, claro está, otros indicios.

Verne desarrolla todo un sistema de códigos como para esconder en ellos una parte de su vida o un secreto. Los retruécanos, anagramas, metagramas y palíndromos presentes y dispersos en toda su obra, constituyen a la vez lo lúdico del autor y una clave importante para la comprensión de su obra. Se trata de un medio para dar un segundo sentido al relato. Este lenguaje escondido se acerca al que emplean las sociedades secretas y esotéricas. Es, sin embargo, el criptograma el que determina la característica principal del lenguaje iniciático de Verne. Sus obras comienzan frecuentemente con un mensaje indescifrable encontrado casualmente. El mensaje, siempre incomprensible a priori, es la clave de la novela.37 Quien haya leído Los Hijos del Capitán Grant se acordará de que un mensaje descifrado a la larga por Paganel llevará a Roberto y a María a los brazos de su padre. La clave que conduce al centro de la tierra está en un pergamino escrito con caracteres rúnicos que sólo Lidenbrock puede descifrar.

Un paréntesis importante nos permitirá agregar que las novelas de Verne son verdaderos relatos de iniciación. La mayor parte sigue rituales iniciáticos masónicos. Dios, el Ser Supremo, el Creador y conservador del mundo, es denominado por los francmasones “el Gran Arquitecto del Universo”, “el Gran Relojero Cósmico”, “el Gran Regulador del caos”. Verne, imitándoles, evita con bastante frecuencia el nombre de “Dios”, prefiriendo un sustantivo más neutro: “Providencia”. Para Michel Lamy, Las Indias negras le bastaría solamente para probar la pertenencia de Julio Verne a la Francma-sonería, especialmente a la rama escocesa. James Starr, uno de los héroes de la historia, nos recuerda el nombre de James Stuart (James I, rey de Gran Bretaña y Gran Maestro de los masones activos ingleses hacia 1603). Starr vive en Edimburgo, en la calle Canongate, donde antiguamente tenía su sede la nobleza inglesa. Al final de la misma se encuentra el Palacio Real de Escocia: El Holyrood. El ingeniero

37 cf. Michel Lamy. op. cit., p. 25 y sig.

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Starr pertenece a una vieja familia de Edimburgo y forma parte de la sociedad de anticuarios escoceses de la cual es Presidente. La alusión a la Francmasonería es evidente cuando Verne señala: “Tenía un alto rango en esta vieja capital escocesa”. Para Lamy, se trata de una alusión a un alto grado en la Francmasonería escocesa. En un grabado que Verne hace preparar para la publicación de esta novela, aparece James Starr, y a su lado un libro (sin duda se trata del Evangelio según San Juan); sobre el libro, una Te que sustituye a la escuadra, y al lado, un compás.38 Para Lamy, la “Institución Real” representa la Franc-masonería escocesa instaurada por James Stuart. El presidente de esta institución se llama Sir. W. Elphiston, nombre muy revelador. El-Phiston o el Fils-Stone: Hijo de la piedra.39 Es a Elphiston a quien James Starr advierte cuando no puede hacerse presente a una reunión, tal como debe hacerlo todo masón para prevenir al venerable de la logia en caso de ausencia.

Por otra parte, la expresión “Hijo de la viuda” ha permanecido, según el maniqueísmo, como expresión masónica para designar a los héroes o al maestro. La mina, en la novela, se presenta como una logia ya que sus habitantes llevan el nombre de “Hijos de la viuda”: “La vieja hullera va a rejuvenecer como la viuda que vuelve a contraer nupcias”.40 Starr es extremadamente prudente, haciendo del silencio su regla de oro. Harry Ford vive en las “lowlands”, término equiva-lente a “landsdown”, palabra que designa las antiguas constituciones masónicas que datan del siglo XVI. La descripción que hace Verne de Harry Ford, el hijo del overman, 41 es bastante interesante:

[Este] sólido compañero... guiado por su padre, impul-

38 El Evangelio según San Juan, la escuadra y el compás son las Tres Grandes Luces de la Francmasonería.

39 Derivado de Fils (hijo en francés) y Stone (piedra en inglés). Que se trate de la Piedra Cúbica o de la Piedra Filosofal, esta palabra es capital para los esoteristas. Verne tam-bién es él mismo “fils de Pierre”, puesto que Pierre (Pedro) es el nombre de su padre.

40 Julio Verne. LIN, p. 80.41 Overman etimológicamente significa “aquél que está por encima de los otros hombres”.

Es una especie de capataz.

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sado por sus propios instintos... había trabajado, se había instruido en buena hora y a una edad en la que ya no se es más un aprendiz, había llegado a ser uno de los primeros de su condición en un país que cuenta con pocos ignorantes y que realiza esfuerzos por suprimir la ignorancia... El joven minero no tardó en adquirir los conocimientos suficientes para elevarse en la jerarquía de la hullera, y seguramente habría sucedido a su padre en calidad de overman de la fosa Duchart, si la mina no hubiese sido abandonada.42

Sabemos bien que “aprendiz” y “compañero” son los dos grados de la francmasonería inferiores al de Maestro. Harry sería, pues, el hijo de un masón superior que recibe una enseñanza masónica más que de otro tipo, privilegio éste reservado únicamente a los hijos de los pertenecientes a la logia. En cuanto al país que hace todo por suprimir la ignorancia, es bien evidente que se trata de la Francmaso-nería escocesa, que siempre expresó tal voluntad. En La Isla Miste-riosa encontramos una referencia, un poco enmascarada y tímida, de la francmasonería cuando Ciro Smith ata las dos ramas de acacia, vegetal que simboliza esta ciencia.43

Es el momento de hacer entrar al escenario a George Sand, autora y amiga de Hetzel desde 1848 y lectora asidua de Verne. Sabemos que ella va a tener una influencia importante en nuestro autor a tal punto que le va a sugerir ese viaje “a las profundidades del mar” que hoy conocemos con el título de 20000 Leguas de Viaje submarino. La autora de Nohant había consagrado un poco de su existencia al ocultismo, conquistada por las ideas filosóficas de Pierre Leroux.44 George Sand es también amiga de Eugenio Delacroix, quien se

42 Julio Verne. LIN, p. 29.43 “Estar bajo la acacia” significa ser masón en pleno ejercicio.44 Pierre Leroux (1797-1871): político francés, periodista, fundador del “Globo” (1824).

Socialista influido por el sansimonismo, da un toque cristiano a sus teorías sociales. Leroux estaba en la búsqueda de una nueva religión que debía suplantar el cristianismo y que enseñara la reencarnación de las almas.

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hospeda en varias oportunidades en casa de la escritora. El famoso pintor tiene una relación directa con la Orden Rosacruz del templo del Grial, fundada en 1881.

Mauricio Barrés, amigo de Stanislas de Guaita, fundador de la Orden Kabalística Rosacruz, nos dice de Verne: “Este maestro no quería ser para nosotros sino un hermano mayor”.45 ¿No quería referirse tal vez al cenáculo de los Hermanos Mayores de la Rosacruz?

El análisis de Phileas Fogg para María Helena Huet en el primer volumen de la Revista de Letras Modernas, corresponde al de un “rosacruz”.46 Fogg trasciende el tiempo: “Un Byron que habría vivido mil años sin envejecer”. ¿Es Fogg la reencarnación del poeta britá-nico? ¿Su aparente poder sobre los elementos no le da atributos divinos? Claro que él es “el Dios de la exactitud”47que regresa al Club Reforma el sábado 21 de diciembre a las 8 y cuarenta y cinco de la noche. Tal precisión corresponde al “sitio tal y a la hora tal” o al “día C en la morada del Espíritu Santo” (fecha y lugar precisos) de la cita rosacruz a la que no se debe faltar si no se tiene motivo. Por si fuera poco, las iniciales del Club Reforma se corresponden con las de la doctrina Rosa Cruz invertidas.

Incluso si los secretos ligados al vampirismo48 y a teorías como “la tierra hueca” y otras no son patrimonio exclusivo de las sociedades secretas, Julio Verne, que está al corriente de todo esto, aprovecha bien la información para utilizarla en sus relatos. Estos temas consti-tuyen la base narrativa del Castillo de los Cárpatos y Viaje al Centro de la Tierra.

45 Michel Lamy. op. cit., p. 134.46 cf. J. Chesnaux et al. «Le Tour du Monde». Revista de Letras Modernas (RLM). Serie

Julio Verne. París. vol 1, p. 104 y capítulo correspondiente a los personajes en el mismo trabajo.

Matías Sandorf y Robur el Conquistador tienen también características de tipo rosa-cruz.

47 Julio Verne. LVM, p. 296.48 Bram Stocker, autor de Drácula, pertenece a la Sociedad Secreta “Golden Down” de

Londres.

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Michel Lamy opina que Verne, así como otros escritores y artistas, pertenecieron a la sociedad secreta llamada “Angélica”, especie de sociedad literaria que habría sido creada por los Iluminados de Baviera. La Sociedad Angélica es denominada algunas veces “La Neblina”, tal como el héroe de La Vuelta al Mundo (Fogg en inglés significa “neblina”).

Concluimos que los lazos entre Julio Verne y ciertos iniciados son, por un lado, bastante numerosos y, por el otro, muy estrechos. Consideremos otro par de ejemplos. Verne se dirige al doctor Antonio Emilio Blanche, un iniciado, para recibir consejos a propósito de su hijo Michel –Miguel- (obsérvese el nombre del arcángel, que también llevan sus tres barcos) debido al comportamiento inadecuado de su heredero. Félix Nadar, amigo de Verne, es también venerable de una logia…

No podríamos cerrar este capítulo sin señalar que, aunque Verne fue adepto en cierta manera del deísmo, al final de sus días regresó a la fuente religiosa de su infancia: la religión católica.

Esta revisión biográfica de Verne puesta en relación con la religión es primordial para comprender las innumerables referencias que a este propósito el autor nos presenta en sus novelas, en las palabras y en las acciones de sus personajes. De ellos seleccionamos los que con un guiño de ojo nos llevan por los parajes sorprendentes de lo oculto. Estudiar sus características permitirá comprender mejor la relación existente entre los personajes y el acto iniciático que estudiaremos más adelante.

phileas fogg, el iniciado

Phileas Fogg es miembro eminente del Reform Club. Es una figura enigmática ya que no se sabe casi nada de él “sino que es inglés, rico, pero no se sabe ni la amplitud ni el origen de su fortuna. Habla lo

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menos posible: su vida es bastante llana. Almuerza y cena en su club a horas rigurosamente precisas, sin que haya visto jamás a ningún invitado en su mesa”.49 ¿Con tal retrato no podríamos imaginarnos a un Phileas Fogg perteneciendo a una Sociedad Secreta, llevando una vida simple y fuera de todo compromiso Social? El Reform Club es un lugar particular adonde Fogg se presenta todos los días para leer los periódicos en el Gran Salón. Más tarde llegan los “correligio-narios” de Whist. El enigmático inglés es calificado de “misterioso” por el autor, tal Conde de San German que no tiene edad: “Podría decirse que se parece a Byron impasible que habría vivido mil años sin envejecer”.50 De su pasado no sabemos nada. ¿No es eterno Fogg como la divinidad?51 Mejor aún: ¿no se trata más bien de un muerto-viviente según las impresiones de Passepartout? “Juro haber conocido en el Madame Tussaud hombrecitos ‘vivientes’ como mi nuevo jefe”.52 Acto seguido el narrador agrega: “Conviene decir aquí que los ‘hombrecitos’ de Madame Tussaud son figuras de cera muy visitadas en Londres a las que no les falta sino la palabra”.53

¿Es sabio? Ciertamente. No es sólo “Maître”54 de Passepar-tout sino también del conocimiento: “Nadie conocía mejor que él el mapamundi. No había lugar por recóndito que fuera del que no tuviera especiales nociones”.55 Se convierte en impenetrable y sobre todo poderoso en la medida que transcurre el viaje, llegando incluso a dominar los elementos: “La tierra y el agua parecían estar a la devoción de su maestro. Paquebotes y trenes le obedecían. El viento y el vapor se unían para favorecer su viaje”.56

49 Laffont-Bompiani. Dictionnaire de Personnages. SEDE.París, 1970, p. 25450 Julio Verne. LVM, p. 2051 Daniel Compère. “Le jour fantôme”. En RLM, vol 1, p. 4652 Julio Verne. LVM, p. 2653 ibid., p. 2654 Maître: maestro; jefe. Maestro es el tercer y último grado de la iniciación masónica.55 Julio Verne. LVM, pp. 21-2256 ibid, p. 143

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Antes de llegar a Hong Kong se desencadena la tempestad. Fogg mantiene la calma haciendo prueba incontestable de un dominio de sí. “Phileas Fogg asistía a este espectáculo de un furioso mar que parecía luchar contra él, con su habitual indiferencia. Su frente no se ensombrece en ningún momento… Pero este hombre sin nervios no sentía ni impaciencia ni hastío…”57 Veamos lo que Michel Lamy nos dice a propósito del nombre de Phileas Fogg: “Un nombre que es una verdadera firma: EAS en griego tiene el sentido de la globalidad (es el equivalente de ‘Pan’ o ‘Poli’) y en consecuencia, de Poliphileo. En cuanto a Fogg, significa ‘Neblina’ en inglés”.58

Los movimientos de Fogg son más bien matemáticos, calculados, fríos como los de un francmasón que debe “tener gestos que prohíban movimientos desmesurados…”59 Podemos constatarlo cuando se despide de Sir Francis Cromarty: “Mr. Fogg apretó ligeramente los dedos de su compañero” (compagnon).60 A la inversa, los gestos de Auda y Passepartout son más efusivos o en todo caso presentados de manera distinta por el narrador: “los cumplidos de la Señorita Auda fueron más afectuosos… En cuanto a Passepartout, fue honrado con un verdadero choque de manos por parte del brigadier general”.61

A Mr. Fogg no le interesa en lo absoluto los países que visita. Sólo tiene una meta: cumplir el viaje en el tiempo estimado. Es la prueba de su iniciación. En consecuencia, permanece encerrado en su cabina, se adormece en un banco del vagón. Simplemente actúa cuando hay que hacerlo, a pesar de su impasibilidad está siempre listo, como el vigía en tiempo de guerra. Sus dos únicas ocupaciones durante el viaje son el diario y el Whist.

57 ibid, p. 14258 Michel Lamy. op. cit., p. 23759 Jean Pierre Bayard. op. cit., p.2060 Julio Verne. LVM, p. 11661 ibid, p. 116

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phileas fogg, ¿hUmano o máqUina?

Por su manera mecánica de vivir diríamos que es un reloj-viviente, quien durante el transcurso del viaje se humaniza, se hace más sensible. Su espíritu musical reconoce, por ejemplo, las notas produ-cidas por los hilos metálicos del mástil del trineo de vela. Pero cuando arriesga su vida para salvar a Auda de la pira del rajah y a Passepar-tout de los siux, entendemos entonces que Mr. Fogg es un “hombre de corazón”, como se lo dice el propio Sir Francis Cromarty después de la decisión de salvar a la india. Con antelación el brigadier inglés ya se había interrogado sobre la calidad humana de nuestro singular perso-naje: “Era válido preguntarse si un corazón humano latía bajo este frío ropaje, si Phileas Fogg tenía un alma sensible ante las bellezas de la naturaleza, a las aspiraciones morales. Para él, esto era importante. De todos los especímenes que el general brigadier había encontrado, ninguno era comparable a este producto de las ciencias exactas”.62

phileas fogg, el JUgador

El más grande jugador de los personajes de Verne es Phileas Fogg. Después de una partida de Whist, compromete su fortuna en una apuesta que no le procuraría gran beneficio. Desde cualquier punto de vista, el juego se muestra como una actividad voluntaria que permite la reunión, la asamblea (en el caso de los juegos de sociedad) de personas que tienen, por lo menos, un mismo centro de interés. Los juegos “están ligados – mientras que sean gratuitos – a una manifestación o a una celebración de lo sagrado, no implicando forzosamente la noción del adversario, más bien atestiguar la organización del cosmos que uno mismo limita al jugar o de un recorrido individual gracias al cual se pasa de un grado a otro de su propia conciencia de ser”.63 Fogg juega

62 ibid, p. 8063 France Loisirs. Enciclopedia de los símbolos. París, 1996. p. 335. Otra partida de

Whist juega un rol importante en el capítulo XXIX de LVM. Lo lúdico en Verne es constante. En El Testamento de un Excéntrico muestra que él tiene conocimientos sobre la significación sagrada del juego de la Oca.

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bien con las cartas de Whist, al dar la vuelta al mundo se convierte en el geógrafo que juega con las cartas geográficas. “El viaje de Phileas Fogg se presenta así como la extensión de una partida de Whist, juego aquél evidentemente superior, pues si bien Mr. Fogg gana esa noche una veintena de guineas con las cartas, acaba de invertir sin embargo 20 mil libras en una empresa alocada”.64 En efecto, esta inversión es el compromiso de su palabra en otro juego: La apuesta.

Axel, sobrino del profesor Lidenbrock, encarna en Viaje al Centro de la Tierra al neófito que va ser iniciado por un sabio en los miste-rios de la naturaleza. Tiene miedo de luchar contra la adversidad de los elementos y a causa de este miedo dice palabras prudentes: “toda ambición en la tierra tiene sus límites… No hay que luchar en contra de lo imposible”.65

Durante el viaje, es Axel quien notablemente experimenta las pruebas más difíciles. Son tales las dificultades, que el joven Axel desea regresar a la entrada del Volcán, a lo que el profesor Liden-brock se interpone con un rotundo “jamás”. Un poco a su pesar, Axel terminará victorioso. Por su parte, su tío Otto Lidenbrock, el profe-sor de mineralogía, es un “sabio egoísta” colérico. El descubrimiento fortuito de un manuscrito islandés conduce al científico al centro de la tierra. Parte, pues, en calidad de “Padrino” de Axel, quien, para convertirse en hombre, según la expresión de su novia Grauben, debe tener la experiencia de viajar al centro de la tierra.

James Starr, el ingeniero de Las Indias negras, es un perso-naje intrigante. ¿Acaso tendrá el elixir de larga vida? Al igual que Fogg aparenta ser más joven de lo que en realidad es: “Era un hombre sólidamente constituido al que sus cincuenta y cinco años no pesarían más si hubiera tenido cuarenta”.66 Él tiene la luz puesto que es una estrella (star significa estrella en inglés). Es el maestro de Harry Ford.

64 Marie-Hélène Huet. “Exploration du jeu”. RLM, vol. 1, p. 9765 Julio Verne. VCT, p. 30066 Julio Verne. LIN, p. 2.

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Hablando de Zoroastro, el enemigo del reino de la noche, Jaques Chailey nos dibuja un retrato comparable al de James Starr: “Éste es en la obra un personaje estático, casi una abstracción. No conoce ni pasión ni peripecias. Símbolo solar, no es casado y reina sobre su mundo de iniciados…”67

Harry Ford es un personaje clave en Las Indias negras. Desciende hasta las entrañas de la tierra para salvar a Nell, clara alegoría de Orfeo bajando a los infiernos en la búsqueda de Eurídice. “Harry está investido de poderes, un tanto mago puesto que es el hijo de Simón y Madge en cuyos nombres debemos reconocer a Simón el Mago. Madge es también la ‘buena mujer’ nombre éste dado a las brujas especializadas en el empleo de hierbas…”68 Harry y su padre Simón tienen al igual que Passepartout “la fe del carbonero”, juego de palabras que hace alusión a los carbonarios.69

Nell, la Eurídice verniana, vive toda su vida en un abismo secreto hasta el día en que es salvada por Harry Ford. Con quince es la Eurídice de Harry Ford. Es el buen espíritu de la mina: Es ella quien lleva el pan y el agua cuando el joven minero y sus compañeros quedan atrapados en la mina y, gracias a ella, Coalcity es salvada de la explosión que Silphax quiere producir para su destrucción.

Silphax es el misterioso ser que simboliza el mal. Este genio de las cavernas quiere apoderarse de la mina e impedir a todo precio la unión de su nieta con Harry Ford. Está siempre acompañado de un

67 Citado por Michel Lamy. op. cit., p. 55. Lamy de igual manera compara admirable-mente la flauta encantada de Mozart y Las Indias negras en el capítulo titulado “Julio Verne francomasón”

68 Michel Lamy, op. cit., p. 48. Simón el Mago es un personaje de los Hechos de los Apóstoles. Según la leyenda, este mago convertido al cristianismo quería comprar a San Pedro o a San Juan el poder de evocar al Espíritu Santo.

69 Adeptos de movimientos políticos secretos de principios del siglo XIX aparecidos en el reino de Nápoles para luchar contra la dominación Napoleónica. Este movimiento, que se expandió enseguida en Italia contra los Austriacos, inspirará a la carbonería francesa.

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ave nocturna, una especie de lechuza monstruosa que simboliza, entre otros, la sabiduría. Notemos aquí que los Aztecas asocian la lechuza al dios de la muerte. ¿No es acaso Silphax de alguna manera el dios de la muerte?

El ingeniero Cyrus Smith, el alma del grupo de náufragos de La Isla Misteriosa, simboliza la esperanza y la salvación puesto que posee un espíritu inventivo sin igual para resolver siempre los problemas de los colonos. Sin él, sólo la “Providencia” puede ayudarles. Para el marino Pencroff, Cyrus Smith es ciertamente “más que un hombre”: Su ciencia y su genio son capaces de producir fuego a partir simplemente de un lente de vidrio y de agua. Cyrus Smith es también un profeta: En el capítulo XXI habla del futuro del planeta señalando que el enfria-miento será la causa de la muerte de la tierra. Según el ingeniero, los hombres y los animales se desplazarán hacia las latitudes ecuato-riales. Europa, Asia Central, América del Norte y América Austral serán abandonadas poco a poco. La vegetación seguirá a la emigración humana. Otros continentes aparecerán sobre la superficie de la tierra mientras que los antiguos desaparecerán bajo los mares y así sucesi-vamente hasta la desaparición de la vida sobre el planeta y del planeta mismo. La tierra entonces podrá renovarse y “resucitar” un día en mejores condiciones. Smith es en inglés el nombre dado al “forjador” en una alusión a la transformación del plomo en oro, búsqueda esoté-rica de la piedra filosofal de los alquimistas medievales. En La Isla Misteriosa, Cyrus Smith es un verdadero “forjador”, pues gracias a su conocimiento de los metales, el trabajo de la forja es posible.

Sin duda alguna, de los personajes sobresalientes de Veinte mil Leguas de Viaje submarino destaca el capitán Nemo, tal vez el más controversial personaje verniano: Millonario, sabio, con una excelente formación académica y políglota, Nemo (“nadie” en latín) es el capitán del Nautilus, cuya divisa es “mobilis in mobile”. El color de este personaje misterioso es el negro, como la bandera que planta en el

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polo Sur. Al tocar el órgano delante del profesor Aronnax, sus dedos se posan solamente sobre las teclas negras del teclado de tal manera que las melodías adquieren un carácter escocés.70 ¿Se trata pues del negro del duelo o de la oscuridad de las profundidades y del abismo? ¿O es una alusión a los propios orígenes indios de Nemo, donde el negro es asociado a Kali, diosa de la muerte?71 En su pensamiento hay una negación del hombre a pesar de su propia naturaleza humana. Sin embargo y paradójicamente, Nemo ayuda a los pueblos que sufren la opresión de los países poderosos. Como iniciado, Nemo conoce los secretos del dominio del cuerpo y del dolor: Cuando el Nautilus permanece bloqueado entre paredes de hielo y todos los hombres se ponen a trabajar arduamente, sólo él, el capitán Nemo, conserva su energía y estado de ánimo: “Este hombre había conservado su sangre fría y su energía. Domaba con su fuerza moral los dolores físicos. Pensaba, combinaba, actuaba”.72 ¿Habría que verlo como un ser humano o como el genio de las aguas? ¿Como el Neptuno, fuente de vida y de muerte, de regresión o de progresión espiritual? En todo caso, el agua es su elemento y en ella vive. Por esta razón Aronnax no le ve como su semejante. Su propia existencia es ambigua.

Sabemos bien que “el nombre” es considerado como la esencia de las cosas y que él les confiere la existencia. Nombrar es, para las civilizaciones antiguas, sinónimo de crear. Cuando Cyrus Smith entra en el Nautilus con sus compañeros lo primero que hace es dirigirse al capitán llamándolo “Nemo”.73 El jefe del Nautilus responde que él no tiene nombre. Al decir esto, él mismo niega su propia existencia o quiere tal vez proteger sus poderes de Cyrus Smith, este otro iniciado

70 En este mismo pasaje el capitán Nemo, al tocar el órgano, entra en una especie de somnolencia, situación nada más parecida al acto de meditación-contemplación de los francmasones y de los gnósticos.

71 En LVM, el culto a la diosa Kali es explicado en detalle. ¿Coincidencia?72 Julio Verne. VML, p. 38273 Conocer el nombre de alguien significa apoderarse de una parte de sus poderes. Cite-

mos como ejemplo la figura de Isis en la mitología egipcia y la historia de los mosquitos en el Popol Vuh.

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que insiste sobre la identidad de Nemo: “Yo lo conozco”.74 Recono-cido entonces, Nemo replica que esto no tiene importancia puesto que de todas maneras él va a morir. Es entonces cuando los náufragos agradecen al “ser bienhechor” por toda la generosidad mostrada de forma anónima hacia ellos.

Para Michel Lamy, Nemo es Saturno, pertenece como él al “país de los oprimidos”; es un anarquista que rechaza toda autoridad exterior, incluso divina, puesto que se ha concedido el derecho de la venganza. Nemo es un personaje melancólico. Es el sol negro. Es el eterno rebelde, el que dice no, el que osa levantar la cabeza ante Dios y retarlo, es el ángel caído, es el Satán-Saturno que vive en una cueva marítima.75 “Nemo se convierte en una especie de Mesías de la destrucción, un salvador ‘de abajo’, ángel negro del Apocalipsis…”76 Es la negación del Cristo: ¡En el Nautilus no hay vino!

Al igual que Fogg y James Starr, la edad de Nemo es incierta: treinta y cinco o cincuenta años, el profesor Aronnax no puede preci-sarlo. ¿Ostenta el elixir de larga vida?

De Las Tribulaciones de un Chino en China destacan como personajes el filósofo Wang y Kin-Fo. El primero es un antiguo Tai-ping,77 quien vive en casa de su discípulo Kin-Fo. Letrado, profesor de filosofía y sabio, es Wang un iniciado “que tiene derecho de pasar bajo la gran puerta de Pekín, reservada al Hijo del Cielo”.78 Wang, más que un guía, es el maestro del nuevo iniciado Kin-Fo. El discí-pulo, preparado en la teoría, carece aún de experiencia y sensaciones profundas de la vida. El maestro, por su parte, está dispuesto a hacer lo

74 Julio Verne. LIM, p. 79975 Michel Lamy: op. cit., p. 25876 ibid., p. 25077 Tai-ping. “Gran armonía”, movimiento político y religioso chino conducido por Hong

Xiuquan (1814-1864). A partir de 1850, sus adeptos se rebelan contra la dinastía Man-chú de los Qiung. Finalmente son eliminados en 1864.

78 Julio Verne. Las Tribulaciones de un Chino en China. París: Le Livre de Poche, 1995, p. 28

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imposible para que Kin-Fo experimente el interés por la vida ¡Y cómo son de sorprendentes las lecciones de Wang! Nos preguntamos si su nombre tiene alguna relación con Wang Yan Ming, el filósofo refor-mador chino del siglo XVI, cuya doctrina es un desarrollo personal del confucionismo. Según Wang, el verdadero Confucio no es el que se encuentra en los libros, sino en el alma de cada cual. Según él, hay que buscar la verdad en el saber personal y no en los textos. Conocerse equivale a conocer los principios fundamentales de toda existencia. ¿Y no es esto lo que en cierto sentido desea Wang para Kin-Fo?

Por su parte Kin-Fo, a pesar de su inmensa riqueza material, no manifiesta ningún interés ni por su vida ni por lo que acontece a su alrededor. Es un indiferente sin padre ni madre y con treinta y un años de edad. Bien cultivado, Kin-Fo es un hombre que no conoce la miseria y, sin embargo, no es feliz. Su única preocupación es el dinero. Repentinamente en la ruina, pide a Wang que le quite la vida. Es aquí donde comienza un doble viaje iniciático: Uno hacia la muerte, ya que el maestro -que ha desaparecido- mantendrá su palabra, y el otro hacia la vida puesto que, habiéndose enterado de que su ruina era temporal, Kin-Fo desea vivir y disfrutar plenamente de la vida.

la iniciación de Verne

“La iniciación es el proceso por el cual el hombre es puesto en contacto con los secretos del Universo y accede a las ciencias de las verdades superiores. Es comparable a un viaje del alma…y a la obra alquímica de la que describe las mismas etapas: pruebas y muerte de sí mismo para transformarse interiormente y renacer en la luz del espíritu”.79 Ella asciende a lo más alto de la historia y subsiste siempre en las sociedades esotéricas.

Los Viajes Extraordinarios, para Simone Vierne, pueden clasificarse según el grado iniciático al cual corresponden:

79 Enciclopedia de los Símbolos, p. 323

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iniciación de pubertad, iniciación heroica e iniciación superior. Los viajes de exploración y de búsqueda forman parte de la primera categoría (Viaje al Centro de la Tierra). Al segundo grado corresponderían las luchas contra los monstruos (Veinte Mil leguas de Viaje Submarino, El Castillo de los Cárpatos). Finalmente, la iniciación superior, aquella que pone directamente en contacto a los héroes con lo sagrado (La Isla Misteriosa, Las Indias negras).80

Una buena parte de las aventuras presentes en las novelas de Julio Verne puede ser estudiada como relato iniciático. Con bastante frecuencia sus novelas cuentan la historia del iniciado y no la del iniciador: En Viaje al Centro de la Tierra, el centro de interés es Axel y no Lidenbrock; en Las Tribulaciones de un Chino en China es alrededor de Kin-Fo que se desarrolla la historia, puesto que el filósofo Wang es un punto móvil de referencia hacia el que corre el discípulo para salvar su propia vida…

Nell, en Las Indias negras, tiene su propia iniciación solar. Nunca ha visto ni la superficie de la Tierra ni el Sol. Harry se siente, en consecuencia, feliz de hacer “vidente” a esta criatura “ciega”, de darle la luz, de iniciarle. Harry se acuerda de una época en la que la gente jamás dejaba la mina: “Las comunicaciones con el exterior eran difíciles y yo conocí a más de un muchacho o muchacha (dirigién-dose a Nell) que a tu edad ignoraban lo que tú ignoras de las cosas de arriba. Tengo, pues, prisa, Nell, de oírte decir: ¡Sí, ven Harry, mis ojos pueden soportar la luz del día y quiero ver el sol! Quiero ver la obra de Dios”.81 En efecto, Harry prepara a su discípula al espectá-culo maravilloso de la luz: “¡Deseo que sus ojos se hayan abierto al fin a la luz del día!, le dice a su camarada Jack Ryan…Es una prepa-ración. ¡Dentro de un mes, así lo espero, ella habrá visto la tierra y sus maravillas, el cielo y sus esplendores! ¡Ella sabrá que la natura-

80 Michel Lamy. op. cit., p 3881 Julio Verne. LIN, p. 159

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leza dio a la mirada humana horizontes más alejados que los de una hullera oscura! Ella verá que los límites del universo son infinitos”.82 Entonces Harry dedica todo su tiempo libre a la educación de Nell: le enseña a leer y escribir como lo haría todo francmasón para liberarle de la ignorancia.

las prUebas

Las pruebas permiten establecer los atributos del discípulo. Hoy en día no son sino una manera simbólica de apreciar el valor del adepto, de constatar si ha alcanzado la madurez natural y si puede franquear los grados iniciáticos. Tienen como objetivo despertar las facultades espirituales.83 Durante su camino iniciático el héroe verniano pasa diferentes pruebas que le conducen por derroteros cercanos a la muerte. Siempre logra su objetivo y, consecuentemente, otro grado logrando así una transformación profunda: “El iniciado se transforma en otro hombre, que no será sometido al destino común, al de la condición mortal”.84 En Viaje al Centro de la Tierra el propósito de Axel es, al principio, el centro de la tierra. De una u otra forma, trasciende las pruebas del viaje, excepto la de la paciencia, de lo que también adolece su maestro, el profesor Lidenbrock. El grado iniciá-tico de Axel es inferior al de Saknusemn, razón por la cual no alcanza el centro del planeta. Si no llega al centro no es solamente a causa de una impaciencia poco iniciática que lo hace querer “quemar las etapas” (recuérdese la explosión-violación de la Madre-Tierra), sino también porque ha olvidado el mundo profano.85 Incluso olvida a su encantadora Grauben, quien lo espera como recompensa a su esfuerzo: “Olvidé el pasado y desdeñé el porvenir. Ya nada existía para mí en la superficie de este esferoide en cuyo seno estaba encajonado, ni las ciudades, ni los campos, ni Hamburgo, ni la Konigstrasse, ni mi

82 ibid, p. 16783 Jean-Pierre Bayard. op. cit., p.2084 Simone Vierne. op. cit., p. 120 85 ibid, p. 159

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pobre Grauben, quien me creería perdido por siempre en las entrañas de la tierra”.86 Es el acto de renunciación simbólica del iniciado que le prepara a la recepción de los secretos de la natura. Cerca de la muerte, de la angustia, de un sufrimiento enorme, Axel va a renacer más humano que nunca.

Desesperado, experimenta una prueba difícil: la falta de agua. Son tan serios los obstáculos y la sed tan intensa en Axel que es invadido por el deseo de regresar, pero la tajante voz del maestro convence al discípulo de continuar. Para completar este ritmo creciente de sufri-miento, al principio del capítulo XXVIII Axel se da cuenta de que está perdido: “No puedo describir mi desesperación. Ninguna palabra de cualquier lengua podría describir mis sentimientos. Estaba enterrado vivo sólo con la perspectiva de morir torturado por el hambre y la sed”.87 He aquí la soledad total para Axel, el desierto esotérico de los iniciados. El renacer de Axel, después del cambio de carácter que se manifiesta luego del desmayo y del despertar a orillas del mar interior haciéndole un adulto cada vez más entusiasta, se manifiesta, según Simone Vierne, de una manera “burguesa”, casi caballeresca: “Axel se casa con la dama elegida que lo había enviado - al principio y muy a pesar suyo – a conquistar sus galardones de caballero con la promesa de su recompensa al regreso”.88

En El Castillo de los Cárpatos, Nick Deck representa al iniciado de primer grado. Queriendo develar el misterio de la humareda del castillo, Nick Deck hace una primera y única tentativa de acercarse, pero la fortaleza, protegida, no le revela su secreto. Hay que esperar a un iniciado superior capaz de franquear todas las pruebas que rodean el misterioso castillo. Si Nick Deck, casi fulminado por una fuerza desconocida, no puede penetrar en el castillo (en su misterio), es Franz de Telek, el iniciado superior, quien sigue el camino que le conducirá

86 Julio Verne. VCT, p. 33187 ibid, p. 21288 Simona Vierne. op. cit., p. 127

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hasta el final, hasta el misterio de los Cárpatos. El fracaso de Nick Deck juega aquí un doble papel: Hacer más misterioso el lugar (más codiciado) y protegerlo contra cualquier otra intervención. Franz, por su parte, va al castillo no por curiosidad sino motivado por el amor que siente por Stilla.

El precio de toda iniciación es muy elevado, incluso a veces el iniciado paga con su vida el hecho de haber osado incursionar en lo desconocido. Franz de Telek hace que las fuerzas del mal se levanten en su contra arriesgando su vida, pero sale vencedor. Sin embargo, la victoria para Franz de Telek no es gratuita ya que al final pierde la razón. Ése es el precio de su conquista. Nadie en el pueblo de Weist tiene el coraje de vencer el miedo causado por la humareda de la torre del Castillo de los Cárpatos. “En este país…nadie osaría guiar a ningún viajero, ni al precio que sea, hacia El Castillo de los Cárpatos…un espanto contagioso, unido a la superstición, lo protegía…”89 Es pues, el miedo, una de las más difíciles pruebas de todo iniciado. No obstante, el miedo no es obstáculo ni para Nick Deck ni para el conde Telek; para el doctor Patak es, al contrario, una barrera infranqueable a pesar de que en la teoría se muestra valiente. Él, al igual que su compañero Nick, no llegará muy lejos. El difícil camino de la iniciación no está hecho para todos, en especial para aquellos espíritus llenos de duda como el del propio Patak. Encerrado en el castillo, Franz, cansado, experimenta dos pruebas muy simbólicas (recordemos aquí a Axel): la sed y el hambre. ¿No tendrá sed de conocimientos al querer salir de la oscuridad de la celda o desea calmar su hambre buscando la verdad?

A pesar de que las experiencias de los héroes de La Isla Misteriosa no sean las mismas vividas por Franz, ellas acercan, con todo, a los personajes a experiencias completamente iniciáticas. Muerte simbó-lica y renacimiento marcan el principio de la novela y nos preparan a esta aventura de iniciación en la que Cyrus Smith tiene la ardua tarea de guiar al grupo de aprendices hacia la esperanza y la vida. Despo-

89 Julio Verne. ECC, p. 20

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seídos de todo, sólo el valor y el espíritu de cooperación permiten a los náufragos sobrevivir. Al llegar a la isla enfrentan la furia de los elementos: una horrenda tempestad exige a los sobrevivientes una lucha contra la lluvia y el viento. Es la prueba de los elementos que se debe superar en los rituales de iniciación.

En Las Indias negras, también Nell debe pasar la prueba de los elementos, ritual característico de las disciplinas esotéricas. Primero el elemento de los sífides: “La primera impresión física que experi-mentó la joven fue la del aire puro que sus pulmones aspiraron con avidez. “Respira bien Nell, dijo James Starr, ¡respira este aire cargado de todos los olores vivificantes del campo!”.90 Cuando la joven y sus compañeros llegan al margen septentrional del Golfo Forth, las ondinas vienen a su encuentro. Segunda prueba: “Nell vio el agua brillante que ondulaba a sus pies bajo la acción de la resaca que parecía una conste-lación de estrellas titilantes…La joven se agachó, introdujo sus manos al agua y la llevó a sus labios”.91 Era agua salada, signo del bautismo en la simbología cristiana, por el cual se renuncia a Lucifer al recibir la luz divina. En una frase de doble lectura para la tercera prueba, Verne nos habla del Tercer elemento: “Nell se despertó desde el momento en que tocó tierra”.92 El momento solemne llega al fin (último elemento). “El sol va a mostrarse en el horizonte; la gama de colores se disponía poco a poco siguiendo el orden que da el aspecto solar… El rosado se hacía rojo, el rojo se hacía fuego… Finalmente, un primer rayo alcanzó el ojo de la joven. Era ese rayo verde que en la tarde o en la mañana se desprende del mar cuando el horizonte es puro93…el sol se desbordó. Su resplandor, pronto inaguantable, era como la boca de un horno que hubiera encontrado el cielo”.94 Nell, impregnada de la luz

90 Julio Verne. LIN, p. 17591 Julio Verne. LIN, p. 17592 ibid, p. 17893 En esoterismo se dice que sólo los iniciados pueden ver este rayo verde, tema bastante

explorado por Verne en una obra homónima.94 Julio Verne. LIN, p. 186

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del día, cae de rodillas exclamando: “¡qué hermoso es tu mundo!”.95 Verne no economiza palabras para descubrir este momento glorioso para Nell. Ella no puede hablar, sus labios apenas murmuran palabras aisladas, sus brazos tiemblan, padece vértigos y repentinamente se debilita y cae inconsciente en los brazos de Harry. “Este episodio se corresponde exactamente con la postura de la venda en los ojos del neófito después de que se le presenta una luz incandescente durante la iniciación masónica”.96 Dejemos hablar a Verne de Nell después de este instante maravilloso: “Esta joven cuya vida había transcu-rrido hasta entonces en las entrañas de la Tierra, había contemplado al fin lo que constituye casi todo el universo, tal como lo hicieron el Creador y el hombre. Su mirada, después de pasearse por la ciudad y los campos, venía a extenderse, por vez primera, sobre la inmensidad del mar y el infinito del cielo”.97 Acababa pues de iniciarse.

el ViaJe

El Viaje constituye por sí mismo una forma de iniciación, más aun si se trata de ir hacia lo desconocido. Él es fuente de pruebas y camino abierto hacia la reflexión. No hay iniciación sin viaje. El viaje, en el esoterismo, no implica solamente la acción de desplazarse hacia un lugar más o menos alejado, sino especialmente un recorrido hacia el interior de uno mismo.

En El Castillo de los Cárpatos hay varios viajes. El más impor-tante es, sin duda alguna, el de Franz de Telek hacia el Castillo, quien (el que ha realizado previamente el personaje hacia Italia es un viaje de iniciación hacia la luz) supera el recorrido de Nick Deck. Listo a desentrañar el misterio, Franz pasa el puente, símbolo del paso de un mundo a otro: al más allá, al infierno, al mundo del “chort” (el diablo). Para los mazdeístas, aquél que es injusto cae al inferno al

95 ibid, p. 18796 Michel Lamy. op. cit., p. 5297 Julio Verne. LIN, p. 188

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atravesar el puente, mientras que aquél que pasa la prueba gracias a la pureza de su corazón y a su cumplimiento espiritual es recibido por su “fravarti”, criatura femenina y celeste, quien es el doble angélico de su alma. El nombre de Stilla no está muy lejos de corresponder a esta descripción. Es ella, trasmutada en imagen y voz, la que espera a Franz. El Conde Franz de Telek es Teseo en la Conquista de Ariadna. El autor mismo nos lo dice: “Tal cual Teseo para conquistar a la joven Minos era el sentimiento intenso, irresistible, que atraía al joven conde hacia los meandros infinitos de este castillo. ¿Encontraría el hilo de Ariadna que sirvió para guiar a los héroes griegos? (…) Sacri-ficaría la vida para llegar hasta ella”.98 El hilo de Ariadna, la voz de Stilla y el puente luminoso que le guían emerge de la oscuridad del pasillo. “Todo estaba oscuro casi infranqueable y era en vano que él buscara orientarse en medio de este laberinto, verdadero trabajo de topos.99 Franz desciende setenta y siete escalones, doble afirmación de la búsqueda espiritual y de la batalla contra sí mismo (7+7 en la interpretación cabalística de los arcanos mayores).

Largo y difícil es también el camino de Axel en el Viaje al Centro de la Tierra. En primer lugar debe dejar su hogar en Hamburgo para llegar hasta Islandia cumpliendo de esta manera con la primera parte del viaje sin sufrir casi ningún peligro. La verdadera iniciación comienza con el primer paso en su descenso al centro de la Tierra. Aquí, a la noción de laberinto habría que agregar la de abismo. Está bien claro que Axel recorre un camino que lleva a todas direcciones haciendo, de manera notable, un movimiento de descenso oblicuo. Las circunstancias dan pues al neófito una “lección de abismo” (a este punto es necesario recordar que Axel sufre de vértigo y en conse-cuencia debe superar esta prueba).

98 Julio Verne. ECC, p. 19299 ibidem. El Laberinto simboliza el largo y difícil camino hacia la iniciación. En al aven-

tura de Teseo, hijo de Egeo, el minotauro se encontraba en el centro del laberinto. Esta aventura es interpretada como la afirmación del héroe delante de la muerte y el caos.

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El viaje de los cinco náufragos de La Isla Misteriosa es muy particular. Prisioneros, los héroes escapan de la ciudad de Richmond para llegar a ser, en algún sentido, prisioneros de una isla. El globo les llevará de un continente conocido a una isla desconocida. Con el paso de los años, su periplo les conducirá por senderos diferentes: la selva, la playa, la montaña, el volcán, el río, el lago, las cavernas; lugares todos en estrecha relación con las pruebas de los elementos de las iniciaciones esotéricas.

El viaje del profesor Aronnax en Veinte mil leguas de Viaje subma-rino es uno de los más largos e interesantes en Julio Verne. A nuestro parecer, la excursión clave del relato se encuentra en el capítulo IX de la segunda parte de la novela. Se trata de un largo paseo que solamente los iniciados de a bordo, Nemo y Aronnax, tendrán la ocasión de emprender. Parten a medianoche, hora de la oscuridad y los peligros, hacia una montaña bajo los mares… Guiado por Nemo, Aronnax contempla un espectáculo maravilloso: Un volcán en plena erupción justo antes de hacer el descubrimiento de una ciudad destruida por el agua, con sus templos y murallas sumergidos. Nemo revela el secreto: Se trata de la Atlántida que, según Platón, era una isla del Atlántico tragada alguna vez por las aguas. Al ver al capitán Nemo, inmóvil y callado como en éxtasis, Aronnax se pregunta si el capitán piensa en las generaciones desaparecidas o por el contrario trata de encontrar el secreto del destino humano.

Demos ahora una rápida mirada al viaje de Phileas Fogg, quien con su doméstico da la vuelta al mundo. A nuestro parecer, este viaje no es en realidad un viaje completamente iniciático. Tenemos que recordar que el propósito de Fogg es ganar a todo precio la apuesta. Veremos que participa de los eventos un tanto por inercia. Por su lado, Passepartout resulta, en cuanto a la acción, más importante que su maestro. Por ejemplo el rescate de Auda se debe a la intervención directa del humilde Passepartout. Diríamos el caballero que lucha por

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los débiles. Verne nos muestra a un Phileas Fogg silencioso. Cuando este personaje toma la palabra, creemos escuchar a un maestro rosa-cruz: “Los imprevistos no existen”100; “Un mínimo bien empleado es suficiente para todo… Un buen inglés nunca bromea cuando se trata de un asunto tan serio como una apuesta”101; “Estoy siempre listo”.102 Todas son frases que salen del casi inmutable inglés. Hay bastantes obstáculos en el sendero de este “caballero moderno”, utili-zando los términos de Simone Vierne. La palabra “caballero” es aquí totalmente compatible con la naturaleza simbólica de las pruebas: “El puente destruido…se corresponde bastante con la prueba carac-terística del ‘puente de la Espada’, pasaje únicamente posible a través de medios mágicos en las epopeyas medievales”.103 En el siglo XIX son la ciencia y sus máquinas las que realizan los prodigios. Y este caballero, tan puntual y honesto, salvará a “su dama” (Auda), y también partirá a la búsqueda de su doméstico respetando el código de caballería que le exige salvar a las mujeres y ayudar a los desfa-vorecidos. Cabe señalar como ingrediente medieval que en el “amour courtois” todo caballero debe conquistar a una dama de mayor rango o condición. Aunque casada con un príncipe, la condición de Auda no es forzosamente superior a la de Mr. Fogg, por lo que sería consi-derada como una mujer desfavorecida, una viuda desamparada que necesita ser socorrida.

Volvamos ahora nuestros pasos sobre los guías y maestros en la obra Verniana. De manera sencilla se define a un guía como la persona que acompaña a alguien para indicarle el camino, entendamos aquí, el camino espiritual. En el gnosticismo, está representado por la figura del padrino. El maestro, por su parte, implica la autoridad y el conoci-miento; es un sabio gurú. En Viaje al Centro de la Tierra, Liden-brock (lid: párpado y brocken: romper) “el que abre los ojos”, juega

100 Julio Verne. LVM, p. 36101 ibid, p. 38102 ibid, p. 39103 Simone Vierne. «le poète autour du Monde». En: RLM, vol. 1, p. 93

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el rol de maestro, ya que es poseedor del conocimiento. “Que se trate de su tío es bastante simbólico. En las iniciaciones, jamás el padre biológico sirve de guía para un nuevo nacimiento puesto que preci-samente no se trata de un nacimiento biológico, marca de un destino perecedero”.104 Para Lidenbrock, su sobrino Axel, futuro iniciado, es un “ignorante”. Sin embargo, es Axel quien proporciona la clave para descifrar el pergamino que da inicio a la aventura; en otras palabras, Axel está listo para recibir la iniciación. Cuando el discípulo está listo el maestro aparece, dice un viejo adagio. Hay que señalar además que el mensaje del peregrino está escrito en caracteres rúnicos, los cuales, según la tradición, tienen un significado simbólico y mágico.

En La Isla Misteriosa el guía es el propio Nemo, ya que él mismo muestra el camino hasta el Nautilus gracias a un cable eléctrico. El cable va a guiar pues a los náufragos hasta el mar, exactamente hacia una caverna donde se encuentra el maestro desde antes de su desaparición.

En Las Indias negras, la iniciación de Nell se hace bajo la obser-vación del ingeniero Starr. Él es el maestro formador, quien también vigila al aprendiz Harry: “James Starr iba como observador, como filósofo, muy curioso”.105 En caso de dudas en el discípulo, el buen maestro estará para aclararlo todo y dar su consejo:

Niña mía, dijo entonces James Starr, comprendo tus temores, pero es bueno que vengas con nosotros. A quienes tú amas te acompañan y ellos te llevarán. Que luego quieras continuar viviendo en la hullera…es cosa tuya. Dudo que sea así y lo apruebo. Pero al menos podrás comparar con lo que tú dejas y actuar con plena libertad. ¡Ven pues!106

104 Simone Vierne. op. cit., p. 123. Como coletilla, en ninguna de las obras estudiadas de Verne el padre biológico funge de iniciador.

105 Julio Verne. LIN, p. 174106 ibid, p. 175

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Convencida, Nell se dirige a su guía en estos términos: “Harry, estoy dispuesta a seguirte”. Es la aceptación voluntaria antes de toda ceremonia de iniciación. Tal ceremonia tiene lugar durante la noche para que a la hora del alba Nell pueda habituarse a la luz. Acto seguido, pasa la prueba de los elementos y finalmente todos regresan a la mina.

En Las Tribulaciones de un Chino en China, Wang guía a Kin-Fo en un viaje iniciático que no permite el contacto asiduo entre maestro y discípulo. Las circunstancias así lo exigen. Kin-Fo debe prepararse para recibir una importante lección de filosofía, emprendiendo así un doble viaje: uno real y uno simbólico, lo que podríamos comparar en sentido literal con un viaje hacia la “China interior”. Si bien Wang no lo acompaña, los dos agentes de la compañía aseguradora “La Cente-naria”, Craig y Fogg, están siempre a su lado, como ángeles guardianes. Como si perteneciera a una orden (o como si hubiera encontrado su nombre iniciático), Kin-Fo cambia de identidad: “Viajo con el nombre de Ki-Nan, dijo Kin-Fo a sus compañeros, y quiero que mi verdadero nombre no sea pronunciado jamás y bajo ningún pretexto”.107 Huyendo de la muerte, Kin-Fo está siempre en peligro. “El mejor tirador tiene también posibilidades de no dar en el blanco, y Kin-Fo quiere ser ese blanco que no se inmoviliza nunca”.108 En este infatigable escape, atraviesa los lugares más recónditos de la China, como si se tratara de hacernos entrar en una hermenéutica exhaustiva de un tema aparen-temente capital para Verne: El Viaje. En esta novela, el autor describe minuciosamente el paso de Kin-Fo por los lugares religiosos y sagrados a los que el autor consagra múltiples referencias:

En el centro de la ciudad tártara, la Ciudad amarilla (…) punto culminante de la capital, un hermoso canal llamado “Mar del Medio”, al que atraviesa un puente de mármol, dos conventos de bonzos, una pagoda, el Pei-Tha-Sse, una

107 Julio Verne. LTCC, p.142108 ibid, p. 148

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bonzoría construida en una especie de isla y que parecía suspendida sobre las aguas claras del canal, el Pen-Tang, establecimiento de los misionarios católicos, la pagoda imperial, espléndida y con su techo de campanillas sonoras y lapislázuli , el gran templo dedicado a los ancestros de la dinastía reinante, el templo de los espíritus, el templo del genio de los vientos…109

Abandonado por Craig y Fogg y por su guía, Kin-Fo vive los momentos más difíciles de su búsqueda. Después de esta soledad está la dicha que lo espera en Shangai. Es el premio que merece después de tanto esfuerzo.

Acercándonos ya al final, hablaremos entonces del premio, visto en la iniciación como la recompensa a la adquisición del saber y la ascensión espiritual. Según lo piensa Grauben, el hombre mejora su vida interior después de semejante experiencia en la que el viaje pondrá a flote las cualidades de un joven como Axel. Dirigiéndose a él exclama: “Al regreso serás un hombre, su igual – hablando del sabio Lidenbrock-, libre de hablar, actuar…”110 En efecto, Grauben es la recompensa para Axel; se casará con él a su regreso. El matrimonio va a coronar también los esfuerzos de Nick Deck, de Harry Ford, de Kin-Fo,111 y por qué no del excéntrico Fogg, como lo dice Daniel Compère, a quien el matrimonio le permite descubrir el día ganado y, en consecuencia, la apuesta. El matrimonio en las iniciaciones de pubertad representa la entrada al mundo de los adultos, responsables de la perpetuación de la especie. Dicho de otro modo, el matrimonio es un símbolo de lucha contra la muerte.

109 ibid, p. 183110 Julio Verne. VCT, p. 59111 En LTCC el autor explica con detalles la ceremonia del matrimonio en China (pp.

204, 205, 206, 209,213). Para Jean –Paul Dekiss, en la obra de Julio Verne las mu-jeres, o son totalmente ausentes, o son idealizadas o inaccesibles. Ausentes en LIM, inaccesibles como la Stilla. Nosotros no diríamos idealizadas sino ordinarias y acce-sibles, lo que podemos constatar en los ejemplos de matrimonio citados.

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Otro de los premios puede condensarse en la figura del oro, metal asociado por sus características al sol en casi todas las civilizaciones. Esta figura no sólo representa el metal sino el saber esotérico, el estadio más elevado de la evolución espiritual. En la antigüedad el oro era considerado como el símbolo de las fuerzas terrestres a la vez que se lo asociaba con poderes superiores y al mundo de las divini-dades.112 Puede deducirse entonces que la búsqueda del oro es con frecuencia más espiritual que material.

Los tesoros representan ciertas facultades espirituales que adquiere el hombre cuando busca la verdad y el conocimiento. El oro (o el tesoro) son cuidadosamente vigilados por un animal simbólico. La conquista del tesoro también representa la prueba iniciática que debe pasar el héroe para descubrir su verdad interior, o más aun, la verdad arrancada al mundo regido por los dioses.113 Los héroes de La Isla Misteriosa son observados por Nemo durante largo tiempo. Al darse cuenta de que entre ellos reina bondad, decide entonces mostrarse a los colonos pues su comportamiento merece un buen premio:

Este cofrecillo…contiene diamantes por valor de muchos millones. La mayor parte son recuerdos de la época en que, padre y esposo, casi llegué a creer en la felicidad; pero hay también una colección de perlas recogidas por mis amigos y por mí en el fondo de los mares. Con este tesoro algún día podrán ustedes hacer buenas cosas. En manos como las de ustedes y de sus compañeros, Señor Smith, la riqueza no puede ser peligrosa; y yo, desde allá arriba, me veré asociado a sus obras, sin que me dé recelo esta asociación.114

El rito iniciático prepara al hombre a la adquisición de conoci-mientos. Sirve de elemento propiciador de un mecanismo de reflexión y de trabajo interior. La iniciación es la herencia de una Gnosis y de

112 Enciclopedia de los símbolos, p. 480113 ibid, p. 690114 Julio Verne. LIM, p. 815

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una tradición alquímica donde el esoterismo, la simbología y la religión se mezclan para asegurar el paso del profano hacia lo sacro e integrar al individuo a una sociedad determinada.

No podríamos poner punto final a este largo ensayo sin dejar de hablar de la alquimia en la obra verniana.

El viaje de Axel es el renacimiento de la búsqueda alquímica de Arne Saknusemn, un alquimista y sabio islandés del siglo XVI.115 “Estos alquimistas – nos dice Verne en la voz de Lidenbrock – Avicena, Bacon, Lulle, Paracelso, eran los verdaderos, los únicos sabios de su época. ¿Por qué este Saknusemn no habría de esconder en este incomprensible criptograma alguna invención sorprendente? Debe ser así. Así es”.116

Axel va a forjarse en el calor del volcán simbolizando la trans-formación de los metales de la mística experimental. No hay azar: el nombre del hotel en el que Axel y su tío se albergan en Copen-hague es bastante revelador: “El Fénix”, ave imaginaria símbolo de la inmortalidad y la resurrección, cuyo nombre, de origen griego, designa el color rojo (color del fuego), un ave ampliamente conocida por la leyenda de su muerte y de la resurrección en el fuego purifi-cador. La muerte simbólica de Axel es también anunciada en el “Walkyria” (nombre del barco tomado para Reykiavik) y, sobreen-tendida, su resurrección espiritual.

La búsqueda alquímica es explícita en Viaje al Centro de la Tierra: Hans, el guía, recibe su salario puntualmente durante el viaje, hecho sobre el que insiste sin cesar el narrador a todo lo largo del relato. En esoterismo se dice que el oro (el dinero) hay que moverlo (hacerlo circular) para lograr su transmutación. Verne nos habla pues de dinero

115 En realidad, Saknusemn era un sabio del siglo XVII, Arn Magnusson, quien se entre-tenía coleccionando manuscritos antiguos para el rey de Dinamarca y conseguirá la muerte en la hoguera. Julio Verne lo hace alquimista del siglo XVI (Simone Vierne. op. cit., p. 85)

116 Julio Verne. VTC, p. 18

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(“Argent”, que también en francés significa “plata”) en casi todas sus novelas: Sus personajes son muy ricos y gastan el dinero sin piedad. Nemo colecta tesoros del fondo de los mares y los reparte entre las gentes de los países oprimidos; Fogg es tan pródigo que el agente Fix queda atónito con cada desembolso que hace el particular inglés. Y no es para menos, pues la riqueza es la clave de su éxito. Kin-Fo es riquí-simo y toda su aventura está ligada al dinero. El conde Franz de Telek es heredero de un castillo (sin cesar, el oro circula en El Castillo de los Cárpatos y las “minas” se encuentran en sus propios personajes: Orfanik, Orlando, Gortz, le “Chort”. ¿Coincidencia?). El oro repre-senta el estadio más elevado de la evolución espiritual. ¿No es signifi-cativo, pues, que Axel consiga el precioso metal en las entrañas de la tierra, bien protegido de la codicia humana? Muy alegórico también es el descubrimiento del diamante, piedra asociada a la perfección y a la pureza intacta. Ya preparado e iniciado, Axel es expulsado como resultado de una alquimia terrestre.

En La Isla Misteriosa, es Cyrus Smith el alquimista moderno y el sabio del grupo, quien transforma los metales con sus combinaciones químicas produciendo glicerina, ácido sulfúrico y ácido azótico. Al hablar del método Catalán utilizado por Smith para tratar al hierro, nos dice Verne: “Era el procedimiento empleado, sin duda alguna, por Tubal-Caín y los primeros del mundo habitado, herreros. Ahora bien, lo que había funcionado con los nietos de Adán y que todavía da buenos resultados en lugares ricos en minerales y combustibles, no podía dejar de funcionar en las circunstancias en las que se encon-traban los colonos de la Isla Lincoln”.117

Para Michel Serres, Las Indias negras es una alquimia “de cuatro elementos”: telúrico, por la tierra y lo subterráneo, las galerías y las rocas; acuático, por los lagos, los “lochs”, los barcos y las inundaciones.

117 Julo Verne. LIM, p. 200

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En el aire se encuentra el misterioso pájaro volador de Silfax. La hullera es también una tierra de fuego. “No es raro pues que un viaje se termine con una mezcla de esta alquimia: El mar irrumpe en un volcán en erupción… El grisú hace volar las rocas negras, el ave portadora de fuego vuela bajo la bóveda y, sobre las aguas del lago interior, cada quien espera la conflagración final: el fin del mundo de este microcosmos de las Indias resultaría la tetralogía de los elementos”.118

Sabedores de que apenas hemos ofrecido al lector un abrebocas en lo que respecta a la cuestión religiosa en la Obra de Julio Verne, y que además hemos dejado de lado todavía una buena parte de temas y ejemplos relacionados, queremos concluir con algunas reflexiones, a manera de resumen, sobre este autor, quien, por cierto, ha sido selec-cionado para 2005, año del centenario de su muerte, como el “escritor homenajeado” en la tradicional fiesta literaria anual “Lire en Fête” que se celebra en Francia.

Leer a Verne significa transportarse hasta los confines de mundos alejados y desconocidos en un viaje donde la ciencia juega un rol capital. Este viaje extraordinario puede conducirnos a través del mundo de la espiritualidad de sus personajes. Como perlas, hermosos tesoros esotéricos se esconden en sus novelas, y para apoderarnos de ellos hay que sumergirse en la reflexión y la apertura del espíritu.

Ya dijimos que la concepción religiosa en Verne es muy personal. De hecho, los paradigmas de tal concepción están encarnados en ciertos personajes con grandes cualidades humanas. En ellos hemos descubierto diferentes aspectos que conciernen notablemente a la iniciación y al esoterismo. Por otro lado, las numerosas citas de sus novelas y las diferentes opiniones de los autores que hemos consul-tado pueden probar fácilmente que hay en Verne una dimensión religiosa innegable. Sin embargo, no hemos pretendido demostrar

118 Michel Serres: op. cit., p. 33

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que Verne haya pertenecido a alguna doctrina esotérica en particular. Hay, con todo, suficientes elementos que demostrarían que al menos tuvo nexos estrechos con francmasones y rosacruces. En tal sentido, hemos mostrado que algunos personajes tienen características de tipo rosa-cruz y que su descripción nos ha permitido estudiarles desde la óptica esotérica.

Nuestras últimas consideraciones ponen de relieve la impor-tancia que Verne concede al hombre como motor de transformación del mundo gracias a su espíritu de búsqueda infatigable. Todas las lecturas y reflexiones hechas para dar forma a este ensayo nos han proporcionado suficientes pistas para comprender mejor al hombre en su eterno periplo entre la desesperanza y la alegría de vivir.

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Una mirada al mundo religioso de Julio Verne, de José Gregorio Parada,terminó de imprimirse en XXX