una gran promesa

16
UNA GRAN PROMESA por Ángel Díaz de la Torre

description

Un cuento escrito por Ángel Díaz

Transcript of una gran promesa

UNA GRAN PROMESA

por Ángel Díaz de la Torre

Este cuento se lo dedicó a todos mis amigos

Una gran promesa

El aprendiz. Capitulo 1 ace mucho tiempo, cuando existían los mundos de fantasía con dragones, magos, orcos, trolls, hechiceras…

había un muchacho que se llamaba Nicolás, solo creía en si mismo, por eso no veía a nadie, se creía que solo estaba él en el mundo, pero, un día, para divertirse creyó en magos y dragones y que él era el más poderoso de los magos y tenia al dragón más temible y fuerte de todos.

De eso va esta historia, de este juego.

En Torremolinos estaba él, vigilando la ciudad cuando de repente se le ocurrió robar, ya que es el más poderoso del mundo. Pero lo que no sabía era que hay más mundos, pero eso a él le daba igual: porque de su mundo no se iba a mover. Entró en el banco más importante de la ciudad. (Todo el mundo lo conocía).

-Hola mister Nicolás, ¿qué te trae por aquí?-preguntó el guardián.

-Nada, voy a sacar dinero que tengo cosas que comprar.-No mintió en nada ya que él era muy sincero.

Entró en el banco y de un hechizo paró el tiempo, duró cuatro minutos con cincuenta

H

segundos en atracarlo pero al salir tuvo que correr para irse con el dragón a otra ciudad ya que el hechizo duraba cinco minutos y solo funcionaba con los mortales, es decir, los humanos, los orcos y los trolls. Nicolás cometió un error, porque los guardianes eran magos y le estuvieron siguiendo hasta que le alcanzaron. No llegó a tiempo para acercarse al dragón para que los aniquilara, tenía que luchar él contra diez, por lo menos.

Le tenían rodeado, pero, Nicolás tenía un as en la manga, es decir, lo tenía todo controlado. Dijo una palabra en voz baja y de repente una llama de fuego salió de su mano, tocó a un guardia y cayó al suelo desmayado.

-Solo quedan nueve- pensó.

Gritó la misma palabra que antes y una llama alcanzó a los nueve guardias. Fue una llamarada de por lo menos diez metros.

Se fue al dragón y se montó en él. Se dirigían a Nuevawerty, una ciudad repleta de ratas, olor a cloacas y con muchos ladrones, pero también tenía su lado bueno, tenia la mejor comida de todo el planeta.

A los dos días, por fin llegaron a Nuevawerty. Allí lo primero que hicieron fue ir a Riostran, el mejor restaurante de la ciudad: era grande,

espacioso y no se notaba que había gente y te servían la comida en muy poco tiempo. Pero Nicolás no iba a comer, sino a destruir el local y quedarse con el dinero, Pero una fuerza relampagueante se lo impidió.

En ese mismo momento, se dio cuenta de que ya era viejo y tenía que haber alguien que le sucediera, pero no le quedaba ningún pariente así que, tenía que elegir a alguien. Empezó a buscar pensando que ese era el mejor sitio, porque de un don nadie se saca lo mejor del mundo, claro que esa persona quiera.

A la hora, más o menos, un niño, yo, Ángel, estaba en un callejón oscuro, helado de frío intentado ganarme el pan de cada día robando, cuando vi, a Nicolás.

-Genial, esta noche ceno-dije al verle con esas pintas de rico y con una bolsa gigante de dinero colgándole del cinturón.

Me acerque despacio muy despacio y sigiloso. Por fin, cogí la bolsa, corriendo me fui a un rincón, y camuflado en la oscuridad abrí el botín, estaba lleno de dinero y lo conté.

-¡Treinta monedas de oro, tengo suficiente para toda la vida!-se me escapó.

Nicolás miró su cinturón, vio que no tenia la bolsa, entonces se adentro en la callejuela.

Me di cuenta de que venía y me acurruqué en una esquina, vi como se acercaba más y más hasta que me encontró, me cogió de un hombro y me llevó a Riostran.

- Por fin te encuentro, quédate con la bolsa pero me ayudarás. Sino, te las verás conmigo, ¿entendido?- dijo Nicolás.

-Sí, pero dígame su nombre, si es tan amable señor.- Dije con voz tímida.

-Me llamo Nicolás, mister Nicolás, ¿y tú?-contestó.

- Mister Nicolás, perdón por no haberme presentado. Me llamo Ángel, pero me llaman Forgrof.-dije más confiado.

-Ya que nos conocemos, ¿Qué quieres cenar?-

-Unos canelones con bechamel, agua, calamares y mejillones.-

-Ya le ha oído, yo tomare un té.-dijo tan contento, no había visto a ninguna persona tan generosa, pero eso no era tan difícil, solo

conocía a gente agarrada. -Verás Forgrof, no te he traído aquí para que seas mi criado, sino para que seas mi aprendiz.-

-Yo, ¿un aprendiz, de qué?-

-¿No me conoces? Soy el mayor de los magos.-

-Vale me encantaría ser tu aprendiz- Dije encantado.

El Puente de Werty capitulo 2

espués de hablar con Nicolás nos dirigimos a Werty donde vivía él.

Es una ciudad grande, que la rodeaba un río, famoso por la pesca. Si no savias pescar allí, echas la caña y ya has aprendido y además allí se pescan los mejores peces. Hay de todas las clases. También era la ciudad con menos contaminación. Llegamos con su dragón que ya estaba viejo y al dejarnos murió.

-¿Cómo nos moveremos por el mundo?-. Dije sabiendo la respuesta.

-Con magia, muchacho. Por cierto ¿qué sabes hacer aparte de robar y forzar cerraduras?-. Dijo frunciendo el ceño

D

Se rascó la perilla mientras esperaba. Yo dije:

-Solo se leer y memorizar todo lo que me…-

No me dejó acabar.

-Con que leer ¿he? .Solo te falta el kiroku.-

-¿Cómo que un kiroku? ¿Qué es un Kiroku?-

-Un kiroku es una túnica del color de el que pertenece tu ser-

-¿Cómo se consigue esa túnica?-

-Cada mago se encuentra su kiroku cuando esté preparado para enfrentarse a los retos de la magia.-

-¿Cuándo encontrare mi kiroku?-

-Cuando estés preparado y te enseñe todo lo relacionado con la magia-

Mientras hablábamos yo iba corriendo y él iba andando tranquilamente ¡menudas zancadas pegaba! Al fin llegamos a un hostal. Era bastante grande con un color marón, con vistas al mar. Entramos: era moderno y espacioso. Pedimos una habitación, pero…no quedaban, era época de pescar y estaba todo lleno. Fuimos caminando y buscamos otro lugar

donde pasar la noche, pero caminando y caminando no encontramos nada; solo pillamos frío. Ese hostal era la única parte pública.

- ¿Por qué no usas la magia? -dije sin aliento de tanto correr por seguirle.

-Porque en esta ciudad no creen que haya magia-dijo bajando la voz. Yo casi no lo oía

-Pero no hay nadie.-

A mí me daba igual porque por una noche más no pasaba nada, pero sería duro para Nicolás.

-Tienes razón. Shijuy.-Dijo como si las palabras se las llevara el viento.

Shijuy. ¿Que querría decir? Al poco tiempo una tela y varios hierros aparecieron, de repente volaron y formaron dos tiendas una grande y otra un poco más pequeña. El dijo: tú la pequeña, y descansa, mañana viajaremos al puente de Werty. No podía pegar ojo, no estaba acostumbrado a los colchones, me levante, era media noche, estuve dando una vuelta y fui a el puente de Werty. Era grande, de metal excepto el suelo que era de madera, tenía muchos salientes para pescar. Un trozo de madera resaltaba…estaba mal puesto,

intente sacarlo pero era imposible, estaba atrancado.

Después, cuando me entro sueño, volví a la tienda de campaña. Hacia más frío que antes y empezaba a hacer viento. Para cuando llegue a la tienda estaba resfriado. Entré en la tienda, y me dormí.

Al día siguiente Nicolás me despertó. Me costaba levantarme, estaba muy cansado no había pegado ojo en toda la noche, estaba pensando en el tablón de madera. ¿Por qué estaba mal puesto? Me preguntaba una y otra vez.

Me levante de la cama y salí a tomar el aire fresco, allí me esperaba Nicolás con dos bollos.- ¿Son para mí?- dije-No, búscate tu propio desayuno…-y puso 2 monedas de oro en mi mano-esto es para todo el día. ¿Entendido?-dijo con voz grave. Yo asentí corriendo fui a una repostería, compre una palmera de chocolate y me la comí. Fui con Nicolás al puente de Werty. Por el camino unos guardias nos detuvieron.

-¿Qué hacéis vos aquí Mister Nicolás?- dijo un tipo alto y gordo. Otro dijo-¿quien es ese vagabundo Nicolás?

-Es un amigo y, por cierto he venido a mí casa, me he enterado del asunto.- Nos dejaron pasar.

Por fin llegamos al puente. Nicolás miró hacia todos los lados, vio que no había nadie. Pronunció una palabra y el tablón que no encajaba salió disparado. Una trampilla se abrió, Nos metimos en ella. Era unos pasadizos secretos que llevaban a muchas partes. Nos dirigimos a un callejón donde había una luz centelleante al final y una escalera de madera (Parecía rígida).

Entramos en el callejón, cuanto más nos acercábamos más brillaba la luz. Llegamos a la escalera de madera, la subimos y estábamos en una isla desconocida donde brillaba el sol como en verano. En la isla había una mansión. -¿Viviremos aquí Nicolás?- contesté entusiasmado.

-En parte sí, viviremos en esa mansión pero… solo en los dos pisos más altos.

-¿Porque?- dije muy sorprendido

-Por que esta muy sucio, eso me recuerda que, necesito un ayudante-lo ultimo lo dijo pensativo, no sé por que.

- Yo puedo ser tu ayudante, ¿no?- dije emocionado

- No, tu tendrás que estar conmigo para aprender los conjuros y conseguir tu kiroku- baje la cabeza decepcionado, pero sin embargo estaba contento. No quería estar de un lado a otro todo el día.

Entramos en la mansión, era grande, con muchas obras de arte y sucia, con mucho moho, por lo menos las dos primeras plantas. En el último piso estaba el despacho antes de llegar a un pasillo largo y estrecho con dos habitaciones: un cuarto de baño y una habitación. En el tercer piso había otro pasillo, un cuarto de baño y una habitación, pero no había un despacho, sino un taller. Suponía que el dormiría en el cuarto piso y yo en el tercero, y así fue.

Entré en mi cuarto y vi lo que había en él: había una cama grande y alta pegada a la pared con una ventana detrás, una mesita al lado con una lámpara, en otra pared había una mesa muy grade con libros y libretas. Esa es mi habitación.

Al salir Nicolás me dijo que maña estaríamos de viaje todo el día para contratar al ayudante.

La librería

os dormimos. Al día siguiente nos tele transportamos a una ciudad que no conocía, era grande con muchos edificios y la mayor gente de la ciudad era

maga (eso creo, eso eran túnicas como la de Nicolás) primero nos dirigimos a una calle tenebrosa, oscura y parecía peligrosa, la atravesamos y llegamos a un edificio muy alto de color blanco, que ponía SABER Y APRENDER así se llamaba.

Entramos estaba todo el mundo en silencio, subimos unos cuantos piso, cada piso era más grande y de distinto color, el primero rojo el segundo verde el tercero amarillo el cuarto azul…

Subimos hasta el último piso era tan grande como una mansión y era de color negra (¿las paredes significaban el estilo de magia?)

Pasamos por un pasillo lleno de estanterías con libros gordos cuando de repente un hombre con capucha nos envistió, a mi me tiró al suelo, pero el tropezó conmigo y se cayó.

N

El hombre sacó una barita mágica y me iba a lanzar un hechizo cuando Nicolás fue más rápido y le inmovilizó. Corriendo cogí uno de los libros de los que había en las estanterías y recité un hechizo ¨adretim burtyerambustrateri hsvicoratimawer ¨ leí el primero que vi, pero funcionó, el hombre se quedo como pasmado, como si tuviera un derrame cerebral que durase 4 segundos y lo matase, Nicolás había usando toda su maná con un hechizo que era menos poderoso que el que yo había lanzado y por eso quedo sorprendido.

Ese fue nuestro ayudante ya que al fin, no se había muerto solo que hacia todo lo que se le decía Nicolás me enseño más magia la puse en práctica en la calle (cuando termine los estudios me iré a my sitio) pensé.

Y tal y como lo pensé lo hice pero despidiéndome, además con regalos a Nicolás le domé a un dragón y al hombre misterioso le di una cocina. Cuando le di la cocina al hombre misterioso me dijo su nombre se llamaba: José María.

Me fui a my tierra natal una calle, pero con lo que había aprendido ya tenía una mansión y así fue my vida, después escribí este libro y ya te he contado todo lo que ha pasado en mi

vida, te contare más dentro de unos años, hasta entonces.