Un paseo chiloteTres españolas en la isla de Chiloé

Caminante, no hay camino,se hace camino al andar.Al andar se hace el camino,

y al volver la vista atrásse ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar

A. Machado

En toda escapada que se precie hay uno de los viajeros que se encarga de tomar nota de toda la aventura. Desde las fotos y vídeos, hasta las notas escritas. Cualquier documento gráfico o verbal que guarde cada uno de nuestros recuerdos es poco. En la aventura que estamos a punto de narrar, fue una servidora la encargada de vivir y guardar la aventura en la retina para así almacenarla para mi misma y para las demás acompañantes.

Esta es la historia de tres amigas cuyos caminos se cruzan en un momento dado de su vida, y deciden caminar juntas por un tiempo.

Encontrar hospedaje, un hogar

tranquilo y caliente, como sus inquilinos artesanos chilotas

Llegada a un precioso mirador, tras muchos conductores amables, horas de caminos y conversaciones. Nosotras tres y nuestras sonrisas satisfechas. En paz.

Incluso a los que no nos gusta el

marisco, no pudimos escapar del Curanto, los

porotos, los caldos y la

magia de las cocinerías y sus

cocineras y comensales a la orilla del mar de

Dalcahue

Chiloé es historia, que cuentan sus

iglesias de madera tan originales como

llamativas. Ellas marcan una de las

rutas que más hacen los viajeros

por la isla

Atardeceres mágicos, pocas palabras pueden describir lo que algo así nos hizo sentir

Papas de la tierra, navegao y cena con dos grandes chilotes en la capital de la Isla, en un restaurante-palafito

La vida sencillamente bonita, y una despedida inmejorable

Hicimos la vuelta en camión, compartiendo

horas de viaje, recuerdos y kilómetros con un gran

hombre.

Chiloé, o como reconciliarse con el género humano