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UN GRAN ACONTECIMIENTO EN LA VIDA PARROQUIAL Y FAMILIAR

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UN GRAN ACONTECIMIENTOEN LA VIDA PARROQUIAL Y FAMILIAR

GUION PARA LOS CATEQUISTAS,sobre la carta, escrita por D. Santiago,

a los responsables de la preparación de los niños

para recibir la Primera Comunión.

INTRODUCCIÓN Los catequistas son “hombres y mujeres que, llenos de espíritu apostólico, prestan con grandes sacrificios una ayuda singular y enteramente necesaria para la propagación de la fe y de la Iglesia” (AG.17). Dada la complejidad de los tiempos en que vivimos, y considerando que la catequesis forma parte del proceso de iniciación cristiana, que ha de acercar a Cristo intelectual y vivencialmente, es necesario que los catequistas:

Sean maestros, educadores y testigos, que se esfuercen por crecer ante todo, como personas como creyentes y como apóstoles; han de ser personas dotadas de una fe profunda, de una clara identidad cristiana y eclesial y de una honda sensibilidad social. Deben conocer muy bien el contenido de la catequesis, transmitiendo el mensaje integro sin selecciones arbitrarias ni reducciones basadas en criterios personales o de oportunidad. Sean capaces de ofrecer una catequesis plena con todos los momentos que deben de integrarla como la doctrina la exhortación a la conversión, la oración, la integración en la comunidad, la celebración litúrgica y la disposición al apostolado. El catequista debe de mantener una relación personal con los catequizando, al modo como lo requiera la edad y las condiciones de cada uno.

El obispo, en esta carta que escribe a los responsables de la preparación de los niños para recibir la Primera Comunión, se plantea si, ante el tema de la educación cristiana de los niños, todos los responsables implicados en este proceso estamos desarrollando en nuestras comunidades parroquiales o en nuestros colegios religiosos, y de forma coordinada, un camino que lleve a los niños a una verdadera iniciación cristiana y que los conduzca en el futuro a ser unos verdaderos adultos en la fe. A nosotros, catequistas, insertos

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en una pastoral diocesana, nos incumben directamente estos planteamientos, estas inquietudes y estos proyectos. El contenido de esta carta no puede quedar en un escrito sin más, sino que es preciso que sea leído, estudiado, reflexionado y compartido por todos sus destinatarios, pues está en juego el estructurar bien la iniciación cristiana de los niños y la catequesis al servicio de ésta. Así pues, después de una serena lectura y una reflexión personal de la carta pastoral de Don Santiago, os invitamos a abordarla en un trabajo conjunto en una reunión establecida específicamente para ello, en la que se proponen dos momentos: un roll-playing y una reflexión conjunta en la que puede servir este sencillo guión que se os presenta. SESIÓN DE TRABAJO CONJUNTO (Esta parte se le facilitara solamente a los que intervengan como voluntarios)

ROLL-PLAYING

Se pedirán voluntarios para representar una situación que se comentará después. Como la preparación de la escenificación requerirá un tiempo, los que no participen pueden ir leyendo y pensando acerca de las preguntas que se han propuesto para la posterior reflexión conjunta.

ORIENTACIÓN EN CUANTO A LOS PERSONAJES Y SITUACIONES

o Padre y madre de una hija única, María, que va a hacer la Primera Comunión. Se muestran emocionados ante semejante acontecimiento social. Investigan cómo llevan los preparativos otros amigos suyos y lo planean todo de modo que su celebración sea más espectacular que la de los demás. Diálogo acerca de regalos y del presupuesto

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que van a invertir en todo lo que se refiere a la celebración.

o Padres de otros niños. Son interrogados por los padres de María acerca de los preparativos. Todos se muestran preocupados por lo material, excepto los padres de otra niña, Elena.

o Matrimonio que tiene que solicitar un préstamo para celebrar la Primera Comunión de su hijo.

o Matrimonio que tiene una gran finca con capilla, un amigo sacerdote y quiere que la comunión de su hija se celebre allí. Diálogo con las catequistas, que posteriormente los derivan al sacerdote.

o Padres de Elena. Católicos practicantes con una vida de fe coherente. Se niegan a entrar en el juego del materialismo desenfrenado en que se está convirtiendo este acontecimiento religioso. Deciden implicarse en la preparación de la celebración litúrgica e irse luego a comer sólo con sus hijos y los abuelos. El traje es de una prima suya mayor que ella y es corto. Dan indicaciones a los amigos de que no regalen nada a Elena y ellos tan sólo le harán un regalo no muy ostentoso. Acuerdan con Elena que, si recibe algún regalo, irán a entregarlo al Centro de Menores de la ciudad en el que hay niños de su edad.

o María. Se muestra emocionada ante un acontecimiento tan importante para ella y no entiende el espectáculo que están montando sus padres en torno a él, tan diferente a lo que ha ido aprendiendo con su catequista y profesor de religión.

o Elena. Está triste porque se siente inferior a sus amigas; le parece muy pobre todo lo referente a la celebración familiar de su Primera Comunión en comparación con la de los demás.

o Catequistas. Aunque algunas se rebelan en su interior y en pequeños corrillos, al final tienen que entrar en el

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juego de las familias: flores, colocación de la Iglesia con lacitos, niñas y niños que quieren ser protagonistas en determinados actos de la celebración litúrgica (son los padres los que se empeñan en ello) e incluso un niño que no ha asistido a las catequesis tal y como estaba establecido y sus padres quieren que haga la Primera Comunión este año.

o Sacerdote. Situación embarazosa ante todo lo descrito anteriormente, a lo que se suma el hecho de que hay padres que quieren que la Primera Comunión se celebre un sábado por la mañana para facilitar la asistencia de familiares que vienen de lejos.

o Profesor de religión. Dialoga con algunos padres a título personal acerca de toda la parafernalia que están montando en torno a este acontecimiento al que están vaciando de significado. Colabora con las catequistas en la preparación de todo lo que se refiere a la celebración litúrgica.

o Los padres de una niña Síndrome de Down acuden a preguntar al sacerdote acerca de cómo sería el proceso para que su hija pudiera recibir la Comunión. Tiene ya 8 años y aún no ha iniciado la catequesis. Poner énfasis en la necesidad de preparación y de que el proceso de catequesis se desarrolle en su totalidad y proponer consultar al profesor de religión a la hora de adaptar los aprendizajes (en cuanto a conceptos, procedimientos y actitudes) a las características de la niña.

o Joven que frecuenta la parroquia. Es amigo del profesor de religión, acaba de realizar el curso de animador de ocio y tiempo libre y se acerca a proponer al sacerdote la posibilidad de organizar juntos algún tipo de actividad en el ámbito parroquial con los chicos que van a recibir la Primera Comunión. Así se establecerá una continuidad y se ofrecerá un seguimiento a los chavales.

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A la hora de la representación, se pueden omitir algunos personajes y situaciones o añadir otros, según parezca a los dinamizadores o a los propios participantes.

Después de la escenificación se pueden comentar diferentes aspectos: actitudes que nos han llamado la atención, acuerdo o desacuerdo con determinados planteamientos, diálogo acerca de la necesidad de coordinación y unión entre los distintos implicados en el proceso de formación de los niños (tanto a la hora de la celebración de la Primera Comunión como durante la catequesis preparatoria y la proyección posterior), propuestas para mejorar situaciones planteadas… El encargado de desarrollar la dinámica, encauzará el diálogo de manera provechosa.

PARA UNA REFLEXIÓN CONJUNTA

(Este apartado lo tendrán todos los asistentes)

Si se considera que son muchos los participantes, se harán pequeños grupos para favorecer la participación y, posteriormente, se pondrán en común las conclusiones generales y relevantes.

- Para alcanzar con éxito el objetivo de la educación en la fe y en los valores cristianos, está claro que hemos de aunar esfuerzos e ilusiones en esta tarea que requiere la implicación de muchos agentes: familia, catequistas, sacerdotes, profesores de religión y cuantos inciden sobre los niños en su proceso educativo. La Primera Comunión es un acontecimiento que destaca en el transcurso de la vida familiar y de la acción pastoral. Como catequista,

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¿creo que es necesaria una mayor coordinación entre todos estos agentes para preparar convenientemente a los niños en un momento tan decisivo? ¿Veo realmente necesaria y lógica mi implicación en este aspecto o considero que no entra dentro de mis funciones? ¿Por qué? En concreto, ¿qué puedo aportar yo desde mi ámbito a este momento tan importante en la vida del niño?¿Qué preocupa actualmente en el acontecimiento de la primera comunión?¿Cual debería ser el compromiso para superarlo? Lanzamos propuestas concretas para que se pueda ir materializando esta coordinación entre familias, catequistas, sacerdotes y profesores de religión y creando espacios de reflexión compartida.

- Resulta evidente que la Primera Comunión se está convirtiendo en una fiesta social en la que se da una desproporcionada importancia a lo material frente al sentido religioso y profundo de lo que significa recibir a Jesús y pertenecer a una gran familia junto a la que celebramos la fe. Como catequistas, ¿qué podemos aportar para devolver el sentido auténtico a esta celebración y a su preparación? ¿Qué medidas y decisiones concretas podríamos adoptar conjuntamente para conseguirlo? Reflexionar sobre su viabilidad y necesidad o no de radicalidad.

- ¿Percibimos que muchos de los niños que se preparan para recibir la Primera Comunión proceden de familias con poca formación cristiana y con un ambiente religiosamente frío o incluso negativo? ¿Qué podemos aportar nosotros para ayudar a los padres, teniendo en cuenta que la tarea de la educación es principalmente suya, o de qué forma podemos “suplir” estas carencias?

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- La catequesis ha de iniciar en cuatro aspectos fundamentales: el conocimiento, la celebración cristiana, la vida moral y la oración. Todas estas dimensiones son igual de importantes según el Directorio General para la Catequesis. ¿Cómo podríamos hacer para que los niños conocieran mejor la fe, la celebraran, la vivieran y la oraran?. ¿Cómo podríamos trabajarlo para que pudiéramos hacerlo esto correctamente?.

- En las edades a las que nos estamos refiriendo, la Iglesia nos pide que iniciemos a los niños en los sacramentos de la eucaristía y de la penitencia. ¿De qué forma podemos nosotros, como catequistas, contribuir a esta preparación? Podríamos analizar este tema y llegar a algunas conclusiones.

- En la carta a los responsables de la preparación de los niños para recibir la Primera Comunión, nuestro arzobispo aborda otros temas mas específicos como la catequesis para niños con deficiencias. Como catequistas, debemos tener una formación completa y ser conocedores de las características, capacidades y formas adecuadas de tratamiento de estos niños, ¿de qué forma podemos colaborar con los padres para concretar los contenidos básicos que deben aprender, las actitudes fundamentales que deben cultivar y la forma concreta de ayudarles a adquirir todo ello?¿Cuál seria la preparación mas idónea para estos niños con limitaciones y minusvalías?

- Además de las verdades que debe ir aprendiendo el niño que se prepara para recibir la Primera Comunión, también ha de familiarizarse con determinadas oraciones, irse introduciendo en las celebraciones e ir adquiriendo una forma de vida, unas actitudes, acordes con la fe en la que

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van creciendo. ¿Qué podemos aportar concretamente nosotros a este proceso y en estos ámbitos determinados?

- ¿De qué modo concreto podemos animar y motivar para que los niños se vayan incorporando a la vida de la Iglesia y se establezca una continuidad entre la preparación y celebración de la Primera Comunión y la vida cristiana a la que ella nos invita (cantos, ceremonias, intervenciones propias de la participación infantil en los actos sagrados, textos a recitar, explicaciones de la Palabra de Dios, etc.)? ¿Deberíamos implicarnos mas en el seguimiento de estos niños, ilusionándonos en una acción pastoral continuada de trabajo con niños, adolescentes y jóvenes en nuestras parroquias (campamentos, jornadas, peregrinaciones, encuentros, etc.)?

- El proceso de la catequesis de infancia, según leemos en la carta, seria de tres cursos: en el primero se llevará a cabo el despertar en la fe y se utilizaría el catecismo “Los primeros pasos en la fe”, en los dos años posteriores se desarrollará la catequesis teniendo como instrumento el catecismo “Jesús es el Señor” y la guía pedagógica. ¿De qué manera podríamos estructurar este proceso y sus etapas en nuestra parroquia? ¿Qué necesitaríamos para que nosotros, los catequistas, pudiéramos saber utilizar bien estos materiales catequéticos?.

CONCLUSIÓN

Afrontar este tema de la iniciación cristiana de los niños desde la catequesis de la primera comunión y hacerlo juntos padres, catequistas, profesores de religión y sacerdotes, es una tarea posible. Cada uno no debemos estar solos en nuestro campo de batalla, sino que en los tiempos en los que corren, es preciso que unificando criterios, afrontemos la evangelización de los niños, todos los que estamos poniendo

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nuestro granito de arena, pero que hemos de hacerlo en la misma dirección para que pueda dar los frutos que esperamos, siempre bajo la acción del Espíritu Santo, el verdadero protagonista de la catequesis.

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