Un Enfoque Por Competencias

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UN ENFOQUE POR COMPETENCIAS ¿HACIA UNA FORMACIÓN DE CIUDADANOS O DE FUERZA LABORAL? Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México MAESTRÍA EN INVESTIGACIÓN DE LA EDUCACIÓN SEMINARIO BÁSICO HISTORIA Y POLITICA DEL SISTEMA EDUCATIVO MEXICANO MTRA. MAYRA ROJAS RODRÍGUEZ INTRODUCCIÓN Recientemente, en México se comenzó hablar sobre competencias en el campo de la educación básica, con el objetivo de atender los retos que enfrenta el país y para lo cual se realizó una Reforma Integral de Educación Básica (RIEB). Ésta le apuesta a un enfoque por competencias, con el que habrá de elevar la calidad educativa. …se ha desarrollado una política pública orientada a elevar la calidad educativa, que favorece la articulación en el diseño y desarrollo del currículo para la formación de los alumnos de preescolar, primaria y secundaria; coloca en el centro del acto educativo al alumno, al logro de los aprendizajes, a los Estándares Curriculares establecidos por periodos escolares, y favoreciendo el desarrollo de competencias que le permitirán alcanzar el perfil de egreso de la Educación Básica. (SEP, Plan de Estudios 2011, Educación Básica, 2011, pág. 9) Ante esto, el plan y programas de educación básica se han elaborado bajo un enfoque por competencias. Sin embargo, hay evidencia en la literatura de que el concepto “competencias” es originalmente contextualizado en el campo

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Análisis del enfoque por competencias en educación en el sistema educativo mexicano

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UN ENFOQUE POR COMPETENCIAS

¿HACIA UNA FORMACIÓN DE CIUDADANOS O DE FUERZA LABORAL?

Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México MAESTRÍA EN INVESTIGACIÓN DE LA EDUCACIÓN

SEMINARIO BÁSICOHISTORIA Y POLITICA DEL SISTEMA EDUCATIVO MEXICANO

MTRA. MAYRA ROJAS RODRÍGUEZ

INTRODUCCIÓN

Recientemente, en México se comenzó hablar sobre competencias en el campo de la

educación básica, con el objetivo de atender los retos que enfrenta el país y para lo cual

se realizó una Reforma Integral de Educación Básica (RIEB). Ésta le apuesta a un

enfoque por competencias, con el que habrá de elevar la calidad educativa.

…se ha desarrollado una política pública orientada a elevar la calidad educativa, que favorece la articulación en el diseño y desarrollo del currículo para la formación de los alumnos de preescolar, primaria y secundaria; coloca en el centro del acto educativo al alumno, al logro de los aprendizajes, a los Estándares Curriculares establecidos por periodos escolares, y favoreciendo el desarrollo de competencias que le permitirán alcanzar el perfil de egreso de la Educación Básica. (SEP, Plan deEstudios 2011, Educación Básica, 2011, pág. 9)

Ante esto, el plan y programas de educación básica se han elaborado bajo un enfoque

por competencias. Sin embargo, hay evidencia en la literatura de que el concepto

“competencias” es originalmente contextualizado en el campo empresarial y después

adoptado por el campo educativo. De ahí que haya incertidumbre en la delimitación de

dicho concepto y con ello, a qué necesidades responde, entre lo educativo y lo

empresarial. Es decir, si verdaderamente será pertinente para educar y formar a las

personas.

Por tal motivo es urgente preguntarse ¿Este enfoque por competencias contribuye a la

formación integral de los alumnos o a la capacitación laboral de los futuros

trabajadores?

La hipótesis que defiende este ensayo es que el enfoque por competencias al cual le

apuesta la RIEB como la opción a la mejora de la formación educativa en México,

responde principalmente a necesidades económicas del sector empresarial.

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Este texto está compuesto por cuatro secciones. En la primera sección revisa el origen

del enfoque por competencias. En la segunda sección se ubican las competencias en el

contexto internacional. En la tercera sección refiere a la formación en competencias en

México.

Finalmente, el escrito concluye que el enfoque por competencias obedece al mercado

laboral, dejando de lado la formación integral.

ORIGEN DEL ENFOQUE POR COMPETENCIAS

Para iniciar con la discusión es preciso decir que el término competencia en su uso

cotidiano parece no producir algún conflicto. Es común escucharlo en expresiones que

refieren rivalidad, (dos atletas compiten en la pista), incumbencia (no es de su

competencia...) y aptitud. Pero también forma parte de los discursos educativos actuales.

Díaz Barriga (2006) refiere que “…resulta conveniente clarificar la genealogía de

conceptos como el de competencia para comprender la manera como reconstruyen

ciertos aspectos de un momento histórico específico, esto es su pregnancia social” (pág.

12).

Cabe entonces mencionar que dicho término adquiere significados según las disciplinas

o ámbitos por los cuales ha transitado. Y son dos campos los que lo han influenciado,

uno es el de la lingüística “…el concepto de competencia fue planteado en la lingüística

por primera vez por Noam Chomsky en 1965 (…), bajo el concepto de competencia

lingüística (…)” (Tobon, 2013, pág. 60) y el otro del mundo laboral con un sentido

utilitario.

Y es bajo éste último campo que en la década de los años setenta -con un enfoque

laboral- en Estados Unidos el concepto de competencias se ubica, como una nueva

forma de organización laboral la cual requería que los empleados tuvieran los

conocimientos y las habilidades necesarias para poder llevar a cabo los procesos de

producción que generarían la mejora del desarrollo nacional, a partir de las ideas de

eficiencia, eficacia, productividad, ganancia, oferta, demanda y utilidades. Factores que

sólo se conseguirían proporcionando a los trabajadores una serie de destrezas y saberes

que los hicieran competentes para desempeñarse de manera adecuada a sus funciones y

tareas asignadas. Tobón al respecto de este enfoque señala:

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…se inicia la estructuración académica del concepto en el área de la gestión del talento humano en las organizaciones a través de los estudios de McClelland (1973) sobre los desempeños que tienen los trabajadores exitosos respecto a los trabajadores menos exitosos y las estrategias más pertinentes de selección de personal. (Tobón, 2013, pág. 56)

Así la noción de competencia laboral, comenzó a ser empleada como una designación

muy clara de aquellas tareas y actividades que debían realizar los trabajadores, desde la

perspectiva de tener que demostrar y manifestar de manera constante un mejor

desempeño y un rendimiento con calidad en los productos obtenidos.

Después en 1983 pero en el ámbito educativo, también en Estados Unidos, a partir de un

informe denominado A nation at risk (Una nación en peligro) realiza un debate sobre la

deficiente calidad del sistema educativo estadounidense, acerca de los pobres resultados

que se obtienen, manifestando el temor a la pérdida del liderazgo económico, científico

y tecnológico de ese país. El informe desbordó las fronteras y se convirtió en una

referencia para el pensamiento y las políticas conservadoras; cuyos promotores vieron la

razón de la falta de eficacia de una escolaridad tan costosa en la ausencia de un control

riguroso sobre el para qué sirve la educación que se financia. Esta demanda estaba

ligada a la petición de cuentas y el establecimiento de la competencia entre lo público y

lo privado y entre los centros públicos para captar clientes.

A partir de ese informe -diagnóstico- se recomendaba una vuelta atrás, a los métodos y

contenidos tradicionales y que cualquier política o programa se sometiera a los tests

externos, cuyos resultados legitimaban lo que era o no bueno, sustancial, relevante y

deseable.

No sólo Estados Unidos comenzó y siguió con el auge de esta orientación laboral, sino

también países como Canadá, Inglaterra y la Unión Europea con el objetivo de mejorar

en el futuro su economía. Argudín (2005) afirma: “Se requería, entonces, un sistema

educativo que reconociera la capacidad de desempeñarse efectivamente en el trabajo y

no solamente de adquirir conocimientos” (pág. 30).

LAS COMPETENCIAS EN EL CONTEXTO INTERNACIONAL

En los años 90´s (S. XX), se realizan dos foros internacionales de gran magnitud, en los

cuales se presenta un discurso que cambiaría el enfoque educativo internacional.

Primero se llevó a cabo la “Conferencia Mundial sobre Educación para todos en

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Jomtien, Tailandia en 1990, promovida por la Organización de las Naciones Unidas

para la Educación, la Ciencia y la Tecnología (UNESCO, siglas en inglés) donde se

definieron entre otras metas, universalizar el acceso al aprendizaje y prestar atención

prioritaria a los resultados del aprendizaje (UNESCO, 1990). Posterior a esto, en 1996,

se continuaba perfilando el enfoque de competencias en el discurso presidido por

Jacques Delors en el Informe de la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la

Educación para el siglo XXI. En éste se mencionó la importancia de trascender a una

educación basada  en cuatro pilares del conocimiento: aprender a conocer, aprender a

hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser (Delors, 1997, pág. 91). Finalmente en

1999, está la propuesta de Edgar Morín por encargo de la UNESCO, para contribuir a

reflexionar sobre cómo educar para un futuro sostenible, la cual está contenida en la

publicación Los siete saberes necesarios para la educación del futuro.

Este tipo de informes por un lado mueven a la reflexión sobre los problemas e

insuficiencias de los sistemas educativos y sugieren las orientaciones que se deberían

seguir, pero por otro lado propician una visión globalizada de los diagnósticos sobre los

sistemas y favorecen la globalización de las posibles soluciones, cuando las realidades

son tan diversas. Además de que no descienden a proponer o dar prescripciones

concretas ni inciden en las prácticas escolares.

De esta manera, pude suponerse que, efectivamente, las competencias han estado

presentes a través de la historia y cada una con una tendencia específica, respecto tanto

al sujeto como al tipo de sociedad que se pretende, aunque, en definitiva, no se le había

considerado como un modelo educativo a seguir sino como medio para el desarrollo del

sujeto.

MÉXICO, HACIA UNA FORMACIÓN EN COMPETENCIAS

En 1992 el presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari firmó con el presidente

estadounidense George H.W. Bush, y el primer ministro canadiense Brian Molroneysus

el Tratado de Libre Comercio (TLC), acuerdo comercial para crear una zona de libre

comercio, el cuál entró en vigencia a partir del 1º de enero de 1994. Uno de sus

objetivos fue promover condiciones de competencia leal en la zona de libre comercio

Para la educación y en especial para la educación superior, el TLC representó retos

importantes en cuanto a la forma de concepción, funcionamiento y desarrollo de las

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instituciones de educación superior (IES), ya que la mayor liberación comercial y la

competencia incrementada por lograr una participación creciente en el flujo comercial

del bloque de América del Norte requería acelerar la modernización de la educación

superior y replantear la forma en que se pudiera ejercer una profesión en el mercado de

trabajo. Es cierto que con tratado o sin él, este era un requisito impostergable, pero el

TLC ejerció presión sobre los plazos y las formas para realizar dicha modernización.

Ante estos cambios, nuestro país no podía permanecer al margen, por ello el Colegio

Nacional de Educación Profesional Técnica (CONALEP) adoptó un enfoque por

competencias. “En 1994 de acuerdo a las necesidades del país, el Colegio adopta el

esquema de Educación Basada en Normas de Competencia (EBNC), iniciando la

reforma de su Modelo Educativo en congruencia con dicho enfoque” (SEP,

CONALEP). Institución creada con el interés fundamental de crear un vínculo entre el

sector educativo y el productivo, es decir, la preparación profesional para el empleo.

Es así que en Latinoamérica, la formación laboral por competencias se inicia en

México, implementando en 1995 el Consejo Nacional de Normalización y Certificación

de Competencias Laborales, a partir de un diagnóstico del sector, donde se había

encontrado el requerimiento por parte de las empresas de tener personal capacitado para

responder a las demandas del mercado y posibilitando la certificación de la experiencia

e idoneidad de los trabajadores adquirida en el contexto laboral. Es decir, la formación

también habría de darse a las personas que ya se encontraban laborando.

Por lo tanto el sector educativo inicia a involucrarse con las cuestiones productivas y

económicas del país, teniendo ya el compromiso de diseñar programas educativos que

coadyuvaran en al desarrollo de competencias en pro de aspectos laborales.

Comenzará entonces a hablarse del lenguaje de las competencias en la educación, pero

como siempre de arriba hacia abajo y es en los discursos de la educación superior donde

comienzan a gestarse los proyectos.

Es entonces que se han hecho cambios para satisfacer las exigencias de aquellos

organismos internacionales que están promoviendo este nuevo modelo de formación.

De ahí que las dos propuestas más importantes que marcan la educación por

competencias surgen en Europa, primero el proyecto Tuning, impulsado por la Unión

Europea y posteriormente el proyecto DeSeCo (Definición y Selección de

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Competencias) (DeSeCo, 2000 y 2005), que promueve la Organización para la

Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Propuestas que han sido retomadas y

utilizadas como modelo para la elaboración del curriculum de educación básica.

Por ello, a partir de que en 1994 México ingresa a la OCDE, ha estado sujeto a las

políticas y directrices que en materia de educación (por ejemplo, el Programa para la

Evaluación Internacional de Alumnos, PISA por sus siglas en inglés) este organismo

internacional establece para sus países miembros, esto explica, en parte, el impulso del

enfoque de educación por competencias, más allá de los argumentos que buscan

convencernos de la importancia que tiene el desarrollo de competencias en un sociedad

globalizada y compleja que nos ha tocado vivir.

Para continuar con la discusión es importante mencionar que hay tres razones que

apoyan mi hipótesis que es: El enfoque por competencias, más que contribuir a la

formación integral de los alumnos, responde a un modelo laboral que favorece el

desarrollo económico empresarial, donde la inmediatez de la capacitación laboral es

una urgencia para competir en el mercado global de las economías dominantes.

Por un lado “La Reforma Integral de la Educación Básica es una política pública que

impulsa la formación integral de todos los alumnos (…)” (SEP, 2011, pág. 20). No

obstante en todo el plan de estudios de educación básica se hace alusión una sola vez a

los términos formación integral; Ante esto Vargas (2010) afirma: “Al parecer, el fin

sobredeterminante es el práctico-utilitario descuidando los aspectos culturales y

humanísticos que, paradójicamente, serían necesarios para un mejor desempeño de

cualquier actividad” (pág. 20).

Más adelante en el mismo texto del plan de educación básica 2011 se afirma “…con el

objetivo de favorecer el desarrollo de competencias para la vida y el logro del perfil de

egreso, a partir de aprendizajes esperados y del establecimiento de Estándares

Curriculares (…)” (pág. 20). Donde el término perfil aparece 17 veces, estándar 71

veces. Es decir, el objetivo de la RIEB es formar a todos los alumnos y alumnas con

rasgos peculiares -encaminados al ámbito laboral- sin tomar en cuenta sus diferencias y

además aquellos que no alcancen el nivel deseado no tendrán mayores oportunidades de

incursionar en dicho ámbito laboral, es decir, no serán competentes. Lejos de ser un

modelo enriquecedor, por el contrario empobrece a la educación reduciéndola a una

racionalidad instrumental, que deja de lado la educación crítica, científica y moral que

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se necesita para hacer frente a los problemas sociales y ambientales que urge resolver.

Gimeno Sacristán (2008) refiere que un contexto puede ser determinado de cuerdo al

discurso que se utiliza.

Por otro lado, el plan de estudios de educación básica 2011 define “Una competencia es

la capacidad de responder a diferentes situaciones, e implica un saber hacer

(habilidades) con saber (conocimiento), así como la valoración de las consecuencias de

ese hacer (valores y actitudes)” (pág. 33). Aunque la educación en competencias

consiste fundamentalmente en adecuar los contenidos y los procesos educativos a las

necesidades del trabajo. Esto implica poner énfasis en la formación práctica y

procedimental, reduciendo los contenidos teóricos y filosóficos, por considerarlos

innecesarios.

“La prioridad de integrar al individuo al sistema productivo lleva a otorgar un lugar privilegiado a los aspectos técnicos frente a los humanísticos convirtiendo a éstos últimos en prescindibles. Esta concepción es la que llevó a eliminar, en la primera versión de la reforma educativa (y esto no es producto de un “olvido”) al campo de las humanidades como innecesario en la formación básica de los estudiantes. (Torres & Vargas, 2010, pág. 17)

Además de que se refuerza una falsa dicotomía entre el saber y el saber hacer, como si

se tuviera que elegir entre uno de ellos, descuidando el otro, lo cual resulta muy parcial.

Aunado a esto, las competencias requieren ser evaluadas mediante indicadores de logro,

es decir, el fin último es el que importa -la culminación del producto-.

Todo lo anterior se apoya en lo siguiente “…la OCDE es ahora, la organización

internacional que decide los cambios que deben realizar sus países afiliados de acuerdo

a las necesidades del capitalismo mundial” (Torres & Vargas, 2010, pág. 15). Donde

capitalismo humano remite a la productividad de los trabajadores en función de su

formación y experiencia de trabajo. Díaz Barriga (2006) enfatiza que “La novedad

con el enfoque por competencias radica en una puntualización minuciosa de los

aspectos en los cuales se debe centrar el entrenamiento o la enseñanza” (pág. 14). En

otras palabras, la propuesta se origina en intereses industriales extra-educativos y no de

los desarrollos de la pedagogía.

También Gimeno Sacristán (2008) refiere que las políticas educativas han tenido como

señas de identidad el control, competitividad, libertad de elección de los consumidores,

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fijación del currículum en unos contenidos básicos, así como un sometimiento de la

educación subordinada a las demandas del mundo laboral o al éxito en los mercados

abiertos, y que para ello han necesitado de lenguajes y discursos que legitimen su

credibilidad; lo cual dificulta el entendimiento de la educación.

Por último, en el discurso del plan de estudios de educación básica 2011 se alude a

términos de carácter empresarial tales como calidad (35 veces), producción (10 veces),

economía (siete veces), y económico (12 veces); Torres y Vargas (2010) al respecto

dicen: “Al parecer la retórica empresarial estaría intentando convencernos de las

bondades de un lenguaje mercadotécnico en el plano educativo (…) solo los aptos, los

que aprendan tal lenguaje, podrán emerger en una realidad compleja y altamente

competitiva” (pág. 31)

Es claro el sometimiento de la educación subordinada a las demandas del mundo laboral

o al éxito de los mercados, son señales de identidad de las políticas educativas que

necesitan otro lenguaje, otros discursos, para legitimarse y hacerse más presentables y

creibles.

Ante lo ya mencionado, no se han encontrado objeciones debido a que este enfoque por

competencias no se considera un paradigma ni una teoría, es decir, aun no se ha

reconstruido desde una perspectiva pedagógica, filosófica, psicológica o sociológica. Si

bien estas disciplinas han intentado clarificar o por ende a contribuir en su definición,

pero no han llegado a un constructo del mismo.

CONCLUSIÓN

En síntesis, el enfoque por competencias carece de un sustento teórico en el ámbito

educativo, ya que éste tiene sus orígenes en el ámbito laboral y por consiguiente

responde a intereses internacionales y nacionales de aquellos que controlan un mercado

global. De tal manera que las escuelas están supeditadas a contribuir a este cometido,

capacitando a los ciudadanos de tal forma que sean competentes para incursionar al

mercado laboral. Es decir, éstos han de tener ciertas características que cumplan con el

tipo de ciudadano que requiere el mercado laboral para ser productivo y para lo cual la

OCDE ha determinado aquellos estándares curriculares que lo definen como tal.

Estándares que además son equiparables para todos aquellos países que son miembros

de la misma, sin importar sus diferencias socioculturales y económicas. Ante este

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panorama es que se desdibuja una formación integral de los y las estudiantes de las

escuelas en México. Y por supuesto, los dirigentes de este país no desean ser excluidos

de los beneficios económicos que esto les trae.

BIBLIOGRAFÍA

Argudín, Y. (2005). Educación Básica en Competencias, Nociones y antecedentes. México: Trillas.

Delors, J. (1997). La Educación Encierra un Tesoro. México: UNESCO.

Díaz Barriga, Á. (2006). El enfoque de competencias en la educación. ¿Una alternativa o un disfraz de cambio? Perfiles Educativos, vol. XXVIII, NÚM. 111, 7-36.

Gimeno Sacristán, J. (2008). Educar por competencias ¿Qué hay de nuevo? Madrid: Morata.

SEP. (2011). Plan de Estudios 2011, Educación Básica. México: SEP.

SEP. (s.f.). CONALEP. Recuperado el 13 de Noviembre de 2014, de Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica: http://www.conalep.edu.mx/quienes-somos/Paginas/Que-es-el-CONALEP.aspx

Tobon Tobon, S. (2013). Formación Integral y competencias: Pensamiento complejo, curriculo, didáctica y evaluación. Bogota, Colombia: ECOE.

Torres, J. A., & Vargas, L. G. (2010). Educación por competencias. ¿Lo idóneo? México: Torres Asociados.

UNESCO. (5-9 de MARZO de 1990). Educación. Recuperado el 14 de Noviembre de 2014, de Educación: http://www.unesco.org/new/es/education/themes/leading-the-international-agenda/education-for-all/the-efa-movement/jomtien-1990/