Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

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El Perdón

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Cuaderno de estudio UCDM - PerdónEl propósito de los cuadernos de estudio, es compilar los términos más importantes de UCDM, retomando los tres libros del Curso. Cuando leemos cada uno de estos textos compilados, nuestro conocimiento y entendimiento de cada uno de ellos nos posibilita una mayor comprensión y asimilación, que nos brinda certeza de estar embarcados en un plan de estudios plenamente coherente.Si tenemos en cuenta que los términos que usa UCDM, son muy diferentes a como los conocemos usualmente, compilarlos en un solo texto, nos permite reprogramarnos en un nuevo contexto, más claro y menos denso. Es una experiencia de reprogramación, que nos brinda mayor libertad y nos conduce a nuestra propia realidad y reconocimiento de estar en un plan perfecto.

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El Perdón

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UCDM Perdón

PERDÓN: Mirar nuestro especialismo en unión del Espíritu Santo o de Jesús, sin culpa o sin juicio; nuestra función especial la cual cambia la percepción que tenemos de otro como "enemigo" (odio especial) o como "ídolo-salvador" (amor especial) a una percepción de hermano o amigo, y le quita todas las proyecciones de culpa; la expresión del milagro o visión de Cristo, que ve a toda la gente unida en la Filiación de Dios, y que mira más allá de las aparentes diferencias que reflejan la separación: así pues, el percibir el pecado como real hace imposible el verdadero perdón; el perdón reconoce que lo que pensamos que nos hicieron nos lo hicimos nosotros mismos, puesto que somos responsables de nuestros guiones, y por lo tanto sólo nosotros podemos privarnos de la paz de Dios: así pues, perdonamos a los demás por lo que no nos han hecho, no por lo que han hecho. (Glosario de Términos – UCDM)

Los milagros son expresiones naturales de perdón. (T.1.I.21.1)

Por medio de los milagros aceptas el perdón de Dios al extendérselo a otros. (T.1.I.21.2)

Los milagros son parte de una cadena eslabonada de perdón que, una vez completa, es la Expiación. La Expiación opera todo el tiempo y en todas las dimensiones del tiempo. (T.1.I.25.1)

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Un milagro es una bendición universal de Dios a todos mis hermanos por mediación mía. Perdonar es el privilegio de los perdonados. (T.1.I.27.2)

Los perdonados son el medio de la Expiación. Al estar infundidos por el espíritu, perdonan a su vez. Aquellos que han sido liberados deben unirse para liberar a sus hermanos, pues ése es el plan de la Expiación. Los milagros son el medio a través del cual las mentes que sirven al Espíritu Santo se unen a mí para la salvación o liberación de todas las creaciones de Dios. (T.1.III.3.1)

El vacío que el miedo engendra tiene que ser substituido por el perdón. Eso es lo que la Biblia quiere decir con "Ya no habrá muerte", y por lo que yo pude demostrar que la muerte no existe. Vine a dar cumplimiento a la ley al re-interpretarla. La ley en sí, si se entiende correctamente, sólo ofrece protección. Son los que aún no han cambiado su manera de pensar quienes han introducido en la ley la idea de "las llamas del infierno". Te aseguro que daré testimonio a través de todo aquel que me lo permita, y en la medida en que me lo permita. Aquello de lo que das fe demuestra tus creencias, y de esta manera las refuerza. Aquellos que dan testimonio de mí están expresando, por medio de los milagros que obran, que han dejado de creer en la carencia en favor de la abundancia que han aprendido les pertenece. (T.1.IV.4.1)

Tú que quieres la paz sólo la puedes encontrar perdonando completamente. (T.1.VI.1.1)

El poder del milagro para ajustar niveles genera la percepción correcta que da lugar a la curación. Hasta que eso no ocurra será

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imposible entender lo que es la curación. El perdón es un gesto vacío a menos que conlleve corrección. Sin ella, lo que hace es básicamente juzgar, en vez de sanar. (T.2.V.A.15.3)

El perdón que procede de una orientación milagrosa tan sólo ofrece corrección. No posee elementos de juicio en absoluto. La frase "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen" no evalúa en modo alguno lo que las personas en cuestión estén haciendo. Es una petición a Dios para que sane sus mentes. En ella no se hace referencia al resultado del error, pues eso es irrelevante. (T.2.V.A.16.1)

La oración es una forma de pedir algo. Es el vehículo de los milagros. Mas la única oración que tiene sentido es la del perdón porque los que han sido perdonados lo tienen todo. Una vez que se ha aceptado el perdón, la oración, en su sentido usual, deja de tener sentido. La oración del perdón no es más que una petición para que puedas reconocer lo que ya posees. Cuando elegiste la percepción en vez del conocimiento, te colocaste en una posición en la que sólo percibiendo milagrosamente podías parecerte a tu Padre. Has perdido el conocimiento de que tú mismo eres un milagro de Dios. La creación es tu Fuente y es también la única función que verdaderamente tienes. (T.3.V.6.3)

El perdón es lo que sana la percepción de la separación. (T.3.V.9.1)

Por lo tanto, aquellos que han sido perdonados deben dedicarse en primer lugar a curar, pues al haber aceptado la idea de la curación, deben compartirla para así conservarla. (T.5.IV.7.2)

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Los errores que tu hermano comete no es él quien los comete, tal como no eres tú quien comete los tuyos. Considera reales sus errores, y te habrás atacado a ti mismo. Si quieres encontrar tu camino y seguirlo, ve sólo la verdad a tu lado, pues camináis juntos. El Espíritu Santo en ti os perdona todo a ti y a él. Sus errores le son perdonados junto con los tuyos. La Expiación, al igual que el amor, no opera aisladamente. La Expiación no puede operar aisladamente porque procede del amor. Cualquier intento que hagas por corregir a un hermano significa que crees que puedes corregir, y eso no es otra cosa que la arrogancia del ego. La corrección le corresponde a Dios, Quien no conoce la arrogancia. (T.9.III.7.4)

El Espíritu Santo lo perdona todo porque Dios lo creó todo. No trates de asumir Su función, o te olvidarás de la tuya. Acepta únicamente la función de sanar mientras estés en el tiempo porque para eso es el tiempo. Dios te encomendó la función de crear en la eternidad. No necesitas aprender cómo crear, pero necesitas aprender a desearlo. Todo aprendizaje se estableció con ese propósito. Así es como el Espíritu Santo utiliza una capacidad que tú inventaste, pero que no necesitas. ¡Ponla a Su disposición! Tú no sabes cómo usarla. Él te enseñará cómo verte a ti mismo sin condenación, según aprendas a contemplar todas las cosas de esa manera. La condenación dejará entonces de ser real para ti, y todos tus errores te serán perdonados. (T.9.III.8.1)

La Expiación es para todos porque es la forma de desvanecer la creencia de que algo pueda ser únicamente para ti. Perdonar es pasar por alto. Mira, entonces, más allá del error, y no dejes que tu percepción se fije en él, pues, de lo contrario, creerás lo que tu percepción te muestre. Acepta como verdadero sólo lo que tu hermano es, si quieres conocerte a ti mismo. Percibe lo que él no es, y no podrás saber lo que eres porque lo estarás viendo falsamente. Recuerda siempre que tu Identidad es una Identidad compartida, y que en eso reside Su realidad. (T.9.IV.1.2)

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El ego tiene también un plan de perdón porque estás pidiendo uno, aunque no al maestro adecuado. El plan del ego, por supuesto, no tiene sentido y nunca será viable. Al seguir su plan te pondrás simplemente en una situación imposible, que es adonde el ego siempre te conduce. El plan del ego consiste en que primero veas el error claramente, y en que luego lo pases por alto. Mas ¿cómo ibas a poder pasar por alto aquello a lo que has otorgado realidad? Al verlo claramente, le has otorgado realidad y no lo puedes pasar por alto. En este punto es donde el ego se ve forzado a recurrir a misterios, insistiendo en que para salvarte tienes que aceptar lo que no tiene sentido. Son muchos los que han tratado de hacer esto en mi nombre, olvidándose de que mis palabras tienen perfecto sentido porque proceden de Dios. Son tan sensatas ahora como lo fueron siempre porque expresan ideas que son eternas. (T.9.IV.4.1)

El perdón que se aprende de mí no se vale del miedo para deshacer el miedo. Ni tampoco otorga realidad a lo que es irreal para más tarde destruirlo. Perdonar a través del Espíritu Santo consiste simplemente en mirar más allá del error desde un principio, haciendo que, de esta manera, nunca sea real para ti. No dejes que ninguna creencia que afirme que el error es real se infiltre en tu mente, o creerás también que para poder ser perdonado tienes que deshacer lo que tú mismo has hecho. Lo que no tiene efectos no existe, y para el Espíritu Santo los efectos del error son inexistentes. Mediante la cancelación progresiva y sistemática de los efectos de todos los errores, en todas partes y con respecto a todo, el Espíritu Santo enseña que el ego no existe y lo demuestra. (T.9.IV.5.1)

Sigue, pues, las enseñanzas de perdón del Espíritu Santo porque el perdón es Su función y Él sabe como llevarla a cabo perfectamente. Eso es lo que quise decir cuando dije que los milagros son naturales, y que cuando no ocurren es que algo anda mal. Los milagros son simplemente la señal de que estás dispuesto a

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seguir el plan de salvación del Espíritu Santo, y de que reconoces que no sabes lo que dicho plan es. La función que a Él le corresponde llevar a cabo no es la que te corresponde a ti, y a menos que aceptes esto no podrás saber cuál es tu función. (T.9.IV.6.1)

El plan de perdón del ego se utiliza mucho más que el de Dios. Esto se debe a que lo ponen en práctica sanadores que no han sanado, y pertenece, por lo tanto, al ámbito del ego. Consideremos ahora con más detenimiento al sanador no sanado. Por definición, está tratando de dar lo que no ha recibido. Si un sanador no sanado es un teólogo, por ejemplo, puede que parta de la premisa: "Soy un miserable pecador, y eso es lo que eres tú también". Si es un psicoterapeuta, es más probable que parta de la creencia igualmente absurda de que el ataque es real tanto para él como para su paciente, aunque eso es algo que a ninguno de los dos debiera importar. (T.9.V.1.1)

Todos los sanadores no sanados siguen de una u otra forma el plan de perdón del ego. (T.9.V.3.3)

Mientras de algún modo creas que está justificado considerar a otro culpable, independientemente de lo que haya hecho, no buscarás dentro de ti, donde siempre encontrarías la Expiación. A la culpabilidad no le llegará su fin mientras creas que está justificada. Tienes que aprender, por lo tanto, que la culpabilidad es siempre demente y que no tiene razón de ser. El propósito del Espíritu Santo no es desvanecer la realidad. Si la culpabilidad fuese real, la Expiación no existiría. El propósito de la Expiación es desvanecer las ilusiones, no considerarlas reales y luego perdonarlas. (T.13.X.6.6)

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Si perdonas completamente es porque has abandonado la culpabilidad, al haber aceptado la Expiación y haberte dado cuenta de que eres inocente. (T.14.I.1.7)

No hay nada que perdonar. (T.14.III.7.5)

Cuando hayas permitido que todo lo que empaña a la verdad en tu santísima mente sea des-hecho y, consecuentemente, te alces en gracia ante tu Padre, Él se dará a Sí Mismo a ti como siempre lo ha hecho. Darse a Sí Mismo es lo único que Él sabe, y así, todo conocimiento consiste en eso. Pues lo que Él desconoce no existe, y, por consiguiente, no se puede dar. No pidas ser perdonado, pues eso ya se te concedió. Pide, más bien, cómo aprender a perdonar y a restituir en tu mente inmisericorde lo que siempre ha sido. La Expiación se vuelve real y visible para los que la ponen en práctica. Ésa es tu única función en la tierra, y debes aprender que eso es lo único que te interesa aprender. Hasta que no lo aprendas te sentirás culpable, pues en última instancia y sea cual fuere la forma en que tu culpabilidad se manifieste, ésta procede de no llevar a cabo tu función en la Mente de Dios con toda tu mente. ¿Cómo ibas a poder escapar de esa culpabilidad si dejas de cumplir tu función aquí? (T.14.IV.3.4)

El perdón se hace imposible, pues el ego cree que perdonar a otro es perderlo. De la única manera en que el ego puede asegurar la continuidad de la culpabilidad que mantiene a todas sus relaciones intactas es atacando y negando el perdón. (T.15.VII.7.7)

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El perdón radica en la comunicación tan inexorablemente como la condenación radica en la culpabilidad. La función docente del Espíritu Santo consiste en enseñar que la comunicación es la salvación a aquellos que creen que es condenación. Y Él llevará a cabo Su función, pues el poder de Dios en Él y en ti están unidos en una relación real tan santa y tan poderosa, que puede superar incluso esa creencia sin temor alguno. (T.15.VII.13.1)

El instante santo no es un substitutivo de tu necesidad de aprender, pues el Espíritu Santo no puede dejar de ser tu Maestro hasta que el instante santo se haya extendido mucho más allá del tiempo. A fin de llevar a cabo Su tarea docente, el Espíritu Santo tiene que valerse de todo lo que hay en este mundo para tu liberación. Tiene que aprovechar cualquier señal o indicación de que estás dispuesto a aprender de Él lo que es la verdad. No se demora en utilizar cualquier cosa que le ofrezcas en favor de eso. Su interés por ti y el cuidado que te profesa son ilimitados. En vista del miedo que tienes del perdón, que Él percibe con la misma claridad con la que sabe que el perdón libera, Él te enseñará a recordar que el perdón no conlleva ninguna clase de pérdida, sino que, por el contrario, es tu salvación. Y te enseñará asimismo que perdonando completamente, es decir, reconociendo que no hay nada que necesite ser perdonado, quedas completamente absuelto. (T.15.VIII.1.6)

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El instante santo no es un substitutivo de tu necesidad de aprender, pues

el Espíritu Santo no puede dejar de ser tu Maestro hasta que el instante santo

se haya extendido mucho más allá del tiempo. A fin de llevar a cabo Su tarea

docente, el Espíritu Santo tiene que valerse de todo lo que hay en este mundo para tu liberación. Tiene que aprovechar cualquier señal o indicación

de que estás dispuesto a aprender de Él lo que es la verdad. No se demora en

utilizar cualquier cosa que le ofrezcas en favor de eso. Su interés por ti y el cuidado que te profesa son ilimitados. En vista del miedo que tienes del

perdón, que Él percibe con la misma claridad con la que sabe que el perdón

libera, Él te enseñará a recordar que el perdón no conlleva ninguna clase de

pérdida, sino que, por el contrario, es tu salvación. Y te enseñará asimismo que perdonando completamente, es decir, reconociendo que no hay nada que

necesite ser perdonado, quedas completamente absuelto. (T.15.VIII.1.7)

No hay nada por lo que tengas que guardarle rencor a la realidad. Lo

único que debes perdonar son las ilusiones que has albergado contra tus hermanos. Su realidad no tiene pasado, y lo único que se puede perdonar son

las ilusiones. Dios no le guarda rencor a nadie, pues es incapaz de albergar

ningún tipo de ilusión. Libera a tus hermanos de la esclavitud de sus

ilusiones, perdonándolos por las ilusiones que percibes en ellos. Así aprenderás que has sido perdonado, pues fuiste tú quien les ofreció ilusiones.

En el instante santo esto es lo que se lleva a cabo por ti mientras estés en el

tiempo, para de este modo brindarte la verdadera condición del Cielo. (T.16.VII.9.2)

Libera a tus hermanos de la esclavitud de sus ilusiones, perdonándolos

por las ilusiones que percibes en ellos. (T.16.VII.9.5)

Busca y encuentra Su mensaje en el instante santo, en el que se perdonan

todas las ilusiones. (T.16.VII.11.1)

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El instante santo no es un substitutivo de tu necesidad de aprender, pues

el Espíritu Santo no puede dejar de ser tu Maestro hasta que el instante

santo se haya extendido mucho más allá del tiempo. A fin de llevar a cabo

Su tarea docente, el Espíritu Santo tiene que valerse de todo lo que hay en

este mundo para tu liberación. Tiene que aprovechar cualquier señal o

indicación de que estás dispuesto a aprender de Él lo que es la verdad. No

se demora en utilizar cualquier cosa que le ofrezcas en favor de eso. Su

interés por ti y el cuidado que te profesa son ilimitados. En vista del miedo

que tienes del perdón, que Él percibe con la misma claridad con la que sabe

que el perdón libera, Él te enseñará a recordar que el perdón no conlleva

ninguna clase de pérdida, sino que, por el contrario, es tu salvación. Y te

enseñará asimismo que perdonando completamente, es decir, reconociendo

que no hay nada que necesite ser perdonado, quedas completamente

absuelto. (T.15.VIII.1.7)

No hay nada por lo que tengas que guardarle rencor a la realidad. Lo

único que debes perdonar son las ilusiones que has albergado contra tus

hermanos. Su realidad no tiene pasado, y lo único que se puede perdonar

son las ilusiones. Dios no le guarda rencor a nadie, pues es incapaz de

albergar ningún tipo de ilusión. Libera a tus hermanos de la esclavitud de

sus ilusiones, perdonándolos por las ilusiones que percibes en ellos. Así

aprenderás que has sido perdonado, pues fuiste tú quien les ofreció

ilusiones. En el instante santo esto es lo que se lleva a cabo por ti mientras

estés en el tiempo, para de este modo brindarte la verdadera condición del

Cielo. (T.16.VII.9.2)

Libera a tus hermanos de la esclavitud de sus ilusiones, perdonándolos

por las ilusiones que percibes en ellos. (T.16.VII.9.5)

Busca y encuentra Su mensaje en el instante santo, en el que se

perdonan todas las ilusiones. (T.16.VII.11.1)

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Perdónanos nuestras ilusiones, Padre, y ayúdanos a aceptar nuestra

verdadera relación Contigo, en la que no hay ilusiones y en la que jamás

puede infiltrarse ninguna. Nuestra santidad es la Tuya. ¿Qué puede haber

en nosotros que necesite perdón si Tu perdón es perfecto? El sueño del

olvido no es más que nuestra renuencia a recordar Tu perdón y Tu amor.

No nos dejes caer en la tentación, pues la tentación del Hijo de Dios no es

Tu Voluntad. Y déjanos recibir únicamente lo que Tú has dado, y aceptar

sólo eso en las mentes que Tú creaste y que amas. Amén. (T.16.VII.12.1)

El sueño del olvido no es más que nuestra renuencia a recordar Tu

perdón y Tu amor. (T.16.VII.12.4)

La traición que el Hijo de Dios cree haber cometido sólo tuvo lugar en

ilusiones, y todos sus "pecados" no son sino el producto de su propia

imaginación. Su realidad es eternamente inmaculada. El Hijo de Dios no

necesita ser perdonado, sino despertado. En sus sueños se ha traicionado a

sí mismo, a sus hermanos y a su Dios. Más lo que tiene lugar en sueños no

tiene lugar realmente. Es imposible convencer al que sueña de que esto es

así, pues los sueños son lo que son debido a la ilusión de que son reales.

Sólo al despertar se libera uno completamente de ellos, pues sólo entonces

resulta perfectamente evidente el hecho de que no afectaron en modo

alguno la realidad y de que no la han cambiado. Las fantasías cambian la

realidad. Ése es su propósito. En realidad no lo pueden hacer, pero sí

pueden hacerlo en la mente que quiere que la realidad sea diferente.

(T.17.I.1.3)

Procura estar dispuesto, pues, a entregarle todo lo que has ocultado de la

verdad a Aquel que la conoce, y en Quien todo se lleva ante ella.

Lograremos salvarnos de la separación completamente, o no lo lograremos

en absoluto. No te preocupes por nada, excepto por estar dispuesto a que se

logre. Él será Quien lo logre, no tú. Pero no te olvides de lo siguiente:

cuando te alteras y pierdes la paz porque otro está tratando de resolver sus

problemas valiéndose de fantasías, estás negándote a perdonarte a ti mismo

por haber hecho exactamente lo mismo. Y estás manteniéndoos a ti y al

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otro alejados de la verdad y de la salvación. Al perdonarlo, restituyes a la

verdad lo que ambos habíais negado. Y verás el perdón allí donde lo hayas

otorgado. (T.17.I.6.5)

¡Imagínate cuán hermosos te parecerán todos aquellos a quienes hayas

perdonado! En ninguna fantasía habrás visto nunca nada tan bello. Nada de

lo que ves aquí, ya sea en sueños o despierto, puede compararse con

semejante belleza. Y no habrá nada que valores tanto como esto ni nada

que tengas en tanta estima. Nada que recuerdes que en alguna ocasión

hiciera cantar a tu corazón de alegría te brindó ni una mínima parte de la

felicidad que esta visión ha de brindarte. Pues gracias a ella podrás ver al

Hijo de Dios. Contemplarás la belleza que el Espíritu Santo adora

contemplar, y por la que le da gracias al Padre. Él fue creado para ver esto

por ti hasta que tú aprendas a verlo por tu cuenta. Y todas Sus enseñanzas

conducen a esa visión y a dar gracias con Él. (T.17.II.1.1)

¡Imagínate cuán hermosos te parecerán todos aquellos a quienes hayas

perdonado! (T.17.II.1.1)

Este paso, el más corto que jamás se haya dado, sigue siendo el mayor

logro en el plan de Dios para la Expiación. Todo lo demás se aprende, pero

esto es algo que se nos da, y que es completo en sí mismo y absolutamente

perfecto. Nadie, excepto Aquel que planeó la salvación, podría completarlo

tan perfectamente. El mundo real, en toda su belleza, es algo que se

aprende a alcanzar. Todas las fantasías se desvanecen y nada ni nadie

continúa siendo prisionero de ellas, y gracias a tu propio perdón ahora

puedes ver. Lo que ves, sin embargo, es únicamente lo que inventaste,

excepto que ahora la bendición de tu perdón descansa sobre ello. Y con

esta última bendición que el Hijo de Dios se da a sí mismo, la percepción

real, nacida de la nueva perspectiva que ha aprendido, habrá cumplido su

propósito. (T.17.II.3.5)

El mundo real se alcanza simplemente mediante el completo perdón del

viejo mundo, aquel que contemplas sin perdonar. (T.17.II.5.1)

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Esta belleza brotará para bendecir todo cuanto veas, conforme

contemples al mundo con los ojos del perdón. Pues el perdón transforma

literalmente la visión, y te permite ver el mundo real alzarse por encima del

caos y envolverlo dulce y calladamente, eliminando todas las ilusiones que

habían tergiversado tu percepción y que la mantenían anclada en el pasado.

La hoja más insignificante se convierte en algo maravilloso, y las briznas

de hierba en símbolos de la perfección de Dios. (T.17.II.6.1)

Desde el mundo perdonado el Hijo de Dios es elevado fácilmente hasta

su hogar. (T.17.II.7.1)

¿Cuánto deseas la salvación? Pues ella te dará el mundo real, el cual está

esperando ansiosamente ese momento. Las ansias del Espíritu Santo por

dártelo son tan intensas que Él no quisiera esperar, si bien espera

pacientemente. Une Su paciencia a tu impaciencia para que tu encuentro

con Él no se demore Más. Ve gustosamente a encontrarte con tu Redentor,

y con absoluta confianza abandona con Él este mundo y entra al mundo

real de belleza y perdón. (T.17.II.8.5)

Perdonar no es otra cosa que recordar únicamente los pensamientos

amorosos que diste en el pasado, y aquellos que se te dieron a ti. Todo lo

demás debe olvidarse. El perdón es una forma selectiva de recordar que no

se basa en tu propia selección. Pues las tenebrosas figuras que quieres hacer

inmortales son "enemigos" de la realidad. Procura estar dispuesto a

perdonar al Hijo de Dios por lo que él no hizo. Las tenebrosas figuras son

los testigos que traes contigo para demostrar que el Hijo de Dios hizo lo

que no hizo. Puesto que las traes contigo, las oirás. Y tú que las conservas

porque tú mismo así lo elegiste, no puedes entender cómo llegaron hasta tu

mente ni cuál es su propósito. Representan el mal que crees que se te

infligió. Las traes contigo sólo para poder devolver mal por mal, con la

esperanza de que su testimonio te permita pensar que otro es culpable sin

que ello te afecte a ti. Hablan tan decididamente en favor de la separación

que nadie que no estuviese obsesionado por perpetuar la separación podría

oírlas. Te ofrecen las "razones" por las cuales deberías entablar alianzas no

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santas a fin de apoyar los objetivos del ego y hacer de tus relaciones

testimonios de su poder. (T.17.III.1.1)

Pues el presente es perdón. (T.17.III.8.2)

Nunca solicites el instante santo después de haber tratado de eliminar

por tu cuenta todo odio y temor de tu mente. Ésa es su función. Nunca

intentes pasar por alto tu culpabilidad antes de pedirle ayuda al Espíritu

Santo. Ésa es Su función. Tu papel consiste únicamente en estar dispuesto,

aunque sea mínimamente, a que Él elimine todo vestigio de odio y de

temor y a ser perdonado. Sobre tu poca fe, unida a Su entendimiento, Él

establecerá tu papel en la Expiación y se asegurará de que lo cumplas sin

ninguna dificultad. Y con Él construirás los peldaños, tallados en la sólida

roca de la fe, que se elevarán hasta el Cielo. Y no serás tú el único que se

valga de ellos para ascender hasta él. (T.18.V.2.5)

Este mundo de luz, este círculo de luminosidad es el mundo real, donde

la culpabilidad se topa con el perdón. Ahí el mundo exterior se ve con ojos

nuevos, libre de toda sombra de culpabilidad. Aquí te encuentras

perdonado, pues aquí has perdonado a todo el mundo. He aquí la nueva

percepción donde todo es luminoso y brilla con inocencia, donde todo ha

sido purificado en las aguas del perdón y se encuentra libre de cualquier

pensamiento maligno que jamás hayas proyectado sobre él. Ahí no se ataca

al Hijo de Dios, y a ti se te da la bienvenida. Ahí se encuentra tu inocencia,

esperando para envolverte, protegerte y prepararte para el paso final de tu

viaje interno. Ahí se dejan de lado los sombríos y pesados cortinajes de la

culpabilidad, los cuales quedan dulcemente reemplazados por la pureza y el

amor. (T.18.IX.9.1)

Pero ni siquiera el perdón es el final. El perdón hace que todo sea bello,

pero no puede crear. Es la fuente de la curación; el emisario del amor, pero

no su Fuente. Se te conduce ahí para que Dios Mismo pueda dar el paso

final sin impedimentos, pues ahí nada se opone al amor, sino que le permite

ser lo que es. Un paso más allá de este santo lugar de perdón paso éste que

te lleva aún más adentro pero uno que tú no puedes dar, te transporta a algo

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completamente diferente. Ahí reside la Fuente de la luz; ahí nada se

percibe, se perdona o se transforma, sino que simplemente se conoce.

(T.18.IX.10.1)

Tu relación con tu hermano ha sido extraída del mundo de las sombras,

y su impío propósito conducido sano y salvo a través de las barreras de la

culpabilidad, lavado en las aguas del perdón y depositado radiante en el

mundo de la luz donde ha quedado firmemente enraizado. Desde allí te

exhorta a que sigas el mismo camino que tu relación tomó, al haber sido

elevada muy por encima de las tinieblas y depositada tiernamente ante las

puertas del Cielo. El instante santo en el que tú y tu hermano os unisteis no

es más que el mensajero del amor, el cual se envió desde más allá del

perdón para recordarte lo que se encuentra allende el perdón. Sin embargo,

es a través del perdón como todo ello se recordará. (T.18.IX.13.3)

Y cuando el recuerdo de Dios te haya llegado en el santo lugar del

perdón, no recordarás nada más y la memoria será tan inútil como el

aprendizaje, pues tu único propósito será crear. (T.18.IX.14.1)

El perdón deshace únicamente lo que no es verdad, despejando las

sombras del mundo y conduciéndolo -sano y salvo dentro de su dulzura- al

mundo luminoso de la nueva y diáfana percepción. (T.18.IX.14.3)

La fe es el regalo de Dios, a través de Aquel que Él te ha dado. La falta

de fe contempla al Hijo de Dios, y lo juzga indigno de perdón. Pero a través

de los ojos de la fe, se ve que el Hijo de Dios ya ha sido perdonado y que

está libre de toda culpa que él mismo se echó encima. La fe lo ve sólo

como es ahora porque no se fija en el pasado para juzgarlo, sino que

únicamente ve en él lo mismo que vería en ti. No ve a través de los ojos del

cuerpo, ni recurre a cuerpos para darse validez a sí misma. La fe es el

heraldo de la nueva percepción, enviada para congregar testigos que den

testimonio de su llegada, y para devolverte sus mensajes. (T.19.I.11.2)

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En el instante santo tú y tu hermano os encontráis ante el altar que Dios

se ha erigido a Sí Mismo y a vosotros dos. Dejad a un lado la falta de fe y

venid a él juntos. En él veréis el milagro de vuestra relación tal como fue

renovada por la fe. Y en él os daréis cuenta de que no hay nada que la fe no

pueda perdonar. Ningún error puede obstruir su serena visión, la cual lleva

el milagro de curación con la misma facilidad a todos ellos. Pues lo que se

les encomienda hacer a los mensajeros del amor, ellos lo hacen, y regresan

con las buenas nuevas de haberlo consumado en ti y en tu hermano, que os

encontráis unidos ante el altar desde donde ellos fueron enviados.

(T.19.I.14.4)

Se me da la bienvenida en un estado de gracia, lo cual quiere decir que

finalmente me has perdonado. (T.19.IV.A.I.17.1)

Perdóname por todos los pecados que crees que el Hijo de Dios

cometió. (T.19.IV.B.6.2)

Deja que yo sea para ti el símbolo del fin de la culpabilidad, y

contempla a tu hermano como me contemplarías a mí. Perdóname por

todos los pecados que crees que el Hijo de Dios cometió. Y a la luz de tu

perdón él recordará quién es y se olvidará de lo que nunca fue. Te pido

perdón, pues si tú eres culpable, también lo tengo que ser yo. Mas si yo

superé la culpabilidad y vencí al mundo, tú estabas conmigo. ¿Qué quieres

ver en mí, el símbolo de la culpabilidad o el del fin de ésta? Pues recuerda

que lo que yo signifique para ti es lo que verás dentro de ti mismo.

(T.19.IV.B.6.3)

Gracias a tu perdón puede escapar de la sentencia que el pecado quería

imponerle. (T.19.IV.C.2.7)

Page 18: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

¿Qué peligro puede asaltar al que es completamente inocente? ¿Qué

puede atacar al que está libre de culpa? ¿Qué temor podría venir a perturbar

la paz de la impecabilidad misma? Si bien lo que se te ha concedido

todavía se encuentra en su infancia, está en completa comunicación con

Dios y contigo. En sus diminutas manos se encuentran, perfectamente a

salvo, todos los milagros que has de obrar, y te los ofrece. El milagro de la

vida es eterno, y aunque ha nacido en el tiempo, se le da sustento en la

eternidad. Contempla a ese tierno infante, al que diste un lugar de reposo al

perdonar a tu hermano, y ve en él la Voluntad de Dios. He aquí el bebé de

Belén renacido. Y todo aquel que le dé abrigo lo seguirá, no a la cruz, sino

a la resurrección y a la vida. (T.19.IV.C.I.10.7)

No olvides que tú y tu hermano habéis llegado hasta aquí juntos. Y

ciertamente no fue el ego el que os guió. Ningún obstáculo a la paz se

puede superar con su ayuda. El ego no revela sus secretos, ni te pide que

los examines y los transciendas. No quiere que veas su debilidad, ni que te

des cuenta de que no tiene poder alguno para mantenerte alejado de la

verdad. El Guía que os condujo hasta aquí aún está con vosotros, y cuando

alcéis la mirada estaréis listos para mirar cara a cara al terror sin temor

alguno. Pero primero, alza la mirada y mira a tu hermano con inocencia

nacida del completo perdón de sus ilusiones, y a través de los ojos de la fe

que no las ve. (T.19.IV.D.I.8.7)

Hacerle frente al temor a Dios requiere cierta preparación. Sólo los

cuerdos pueden mirar de frente a la absoluta demencia y a la locura

delirante con piedad y compasión, pero sin miedo. Pues sólo les podría

parecer temible si la comparten, y tú la compartes mientras no contemples a

tu hermano con perfecta fe, con perfecto amor y con perfecta ternura.

Mientras no lo perdones completamente, tú sigues sin ser perdonado.

Tienes miedo de Dios porque tienes miedo de tu hermano. Temes a los que

no perdonas. Y nadie alcanza el amor con el miedo a su lado.

(T.19.IV.D.I.11.4)

Temes a los que no perdonas. (T.19.IV.D.I.11.6)

Page 19: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Este hermano que está a tu lado todavía te sigue pareciendo un extraño.

No lo conoces, y la interpretación que haces de él es temible. Y lo sigues

atacando, para mantener a salvo lo que tú crees ser. Sin embargo, en sus

manos está tu salvación. Ves su locura, que detestas porque la compartes

con él. Y toda la piedad y el perdón que la curaría dan paso al miedo.

Hermano, necesitas perdonar a tu hermano, pues juntos compartiréis la

locura o el Cielo. Y juntos alzaréis la mirada con fe o no la alzaréis en

absoluto. (T.19.IV.D.I.12.7)

A tu lado se encuentra uno que te ofrece el cáliz de la Expiación, pues el

Espíritu Santo está en él. ¿Preferirías guardarle rencor por sus pecados o

aceptar el regalo que te hace? ¿Es este portador de salvación tu amigo o tu

enemigo? Decide cuál de esas dos cosas es, sin olvidar que lo que has de

recibir de él dependerá de lo que elijas. Él tiene el poder de perdonar tus

pecados, tal como tú tienes el de perdonar los suyos. Ninguno de vosotros

puede conferirse ese poder a sí mismo. Vuestro salvador, no obstante, se

encuentra al lado de cada uno de vosotros. Deja que él sea lo que es, y no

trates de hacer del amor tu enemigo. (T.19.IV.D.I.13.5)

Contempla a tu Amigo, al Cristo que está a tu lado. ¡Qué santo y

hermoso es! Pensaste que había pecado porque arrojaste sobre Él el velo

del pecado para ocultar Su hermosura. A pesar de ello, Él te sigue

extendiendo el perdón para que compartas con Él Su santidad. Este

"enemigo", este "extraño" te sigue ofreciendo la salvación por ser Su

Amigo. Los "enemigos" de Cristo, los adoradores del pecado, no saben a

Quién atacan. (T.19.IV.D.I.14.4)

Éste es tu hermano, que ha sido crucificado por el pecado y que aguarda

para ser liberado del dolor. ¿No le concederías tu perdón, cuando él es el

único que te lo puede conceder a ti? A cambio de su redención, él te dará la

tuya, tan indudablemente como que Dios creó cada cosa viviente y la ama.

Y te la dará de verdad, pues será ofrecida así como recibida. No hay gracia

del Cielo que no puedas ofrecerle a tu hermano, y recibir de tu santísimo

Page 20: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Amigo. No permitas que te la niegue, pues al recibirla se la ofreces a él. Y

él recibirá de ti lo que tú recibiste de él. La redención se te ha concedido

para que se la des a tu hermano, y para que de esta manera la recibas.

Liberas al que perdonas, y participas de lo que das. Perdona los pecados

que tu hermano cree haber cometido, así como toda la culpabilidad que

crees ver en él. (T.19.IV.D.I.15.2)

Liberas al que perdonas, y participas de lo que das. (T.19.IV.D.I.15.9)

Pero un Cristo resucitado se convierte en el símbolo de que el Hijo de

Dios se ha perdonado a sí mismo; en la señal de que se considera a sí

mismo sano e íntegro. (T.20.I.1.5)

Ni tampoco puede consumarse la resurrección hasta que tu perdón

descanse sobre Cristo, junto con el mío. (T.20.I.2.10)

La Pascua no es la celebración del costo del pecado, sino la celebración

de su final. Si al mirar entre los níveos pétalos de las azucenas que has

recibido y ofrecido como tu regalo vislumbras tras el velo la faz de Cristo,

estarás contemplando la faz de tu hermano y reconociéndola. Yo era un

extraño y tú me acogiste, a pesar de que no sabías quién era. Mas lo sabrás

por razón de tu ofrenda de azucenas. En el perdón que le concedes a ese

forastero, que aunque es un extraño para ti, es tu Amigo ancestral, reside su

liberación y tu redención junto con él. La temporada de Pascua es una

temporada de júbilo, no de duelo. Contempla a tu Amigo resucitado y

celebra su santidad junto conmigo. Pues la Pascua es la temporada de tu

salvación, junto con la mía. (T.20.I.4.5)

Ves cada instante santo como un punto diferente en el tiempo. Mas es

siempre el mismo instante. Todo lo que jamás hubo o habrá en él se

encuentra aquí ahora mismo. El pasado no le resta nada, y el futuro no le

añadirá nada más. En el instante santo, entonces, se encuentra todo. En él

se encuentra la belleza de tu relación, con los medios y el fin perfectamente

Page 21: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

armonizados ya. En él se te ha ofrecido ya la perfecta fe que algún día

habrás de ofrecerle a tu hermano; en él se ha concedido ya el ilimitado

perdón que le concederás; y en él es visible ya la faz de Cristo que algún

día habrás de contemplar. (T.20.V.6.7)

Ten piedad de ti mismo, tú que por tanto tiempo has estado esclavizado.

Regocíjate de que los que Dios ha unido se han juntado y ya no tienen

necesidad de seguir contemplando el pecado por separado. No es posible

que dos individuos puedan contemplar el pecado juntos, pues nunca

podrían verlo en el mismo sitio o al mismo tiempo. El pecado es una

percepción estrictamente personal, que se ve en el otro, pero que cada uno

cree que está dentro de Sí mismo. Y cada uno parece cometer un error

diferente, que el otro no puede comprender. Hermano, se trata del mismo

error, cometido por lo que es lo mismo, y perdonado por su hacedor de

igual manera. La santidad de tu relación os perdona a ti y a tu hermano, y

cancela los efectos de lo que ambos creísteis y visteis. Y al desaparecer

dichos efectos, desaparece también la necesidad del pecado. Hermano, se

trata del mismo error, cometido por lo que es lo mismo, y perdonado por su

hacedor de igual manera. (T.22.IN.1.6)

Lo único que necesitas hacer para morar aquí apaciblemente junto a

Cristo, es compartir Su visión. Su visión se le concede inmediatamente y de

todo corazón a todo aquel que esté dispuesto a ver a su hermano libre de

pecado. Y tienes que estar dispuesto a no excluir a nadie, si quieres

liberarte completamente de todos los efectos del pecado. ¿Te concederías a

ti mismo un perdón parcial? ¿Puedes alcanzar el Cielo mientras un solo

pecado aún te tiente a seguir sufriendo? El Cielo es el hogar de la pureza

perfecta, y Dios lo creó para ti. Contempla a tu santo hermano, tan libre de

pecado como tú, y permítele que te conduzca hasta allí. (T.22.II.13.4)

¡Pensad en la hermosura que veréis, vosotros que camináis a Su lado!

¡Y pensad cuán bello os parecerá el otro! ¡Cuán felices os sentiréis de estar

juntos después de una jornada tan larga y solitaria en la que caminabais por

separado! Las puertas del Cielo, francas ya para vosotros, las abriréis ahora

para los que aún sufren. Y nadie que mire al Cristo en vosotros dejará de

regocijarse. ¡Qué bello es el panorama que visteis más allá del velo y que

ahora llevaréis para iluminar los cansados ojos de aquellos que todavía

Page 22: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

están tan extenuados como una vez lo estuvisteis vosotros! ¡Cuán

agradecidos estarán de veros llegar y ofrecer el perdón de Cristo para

desvanecer así la fe que ellos aún tienen en el pecado! (T.22.IV.4.7)

Cuando hayas contemplado a tu hermano con absoluto perdón, del que

no se haya excluido ningún error ni nada se mantenga oculto, ¿qué error

podría haber en cualquier parte que tú no pudieses pasar por alto?

(T.22.VI.7.1)

Extender el perdón es la función del Espíritu Santo. (T.22.VI.9.2)

Abre la puerta de Su santísimo hogar y deja que el perdón elimine todo

vestigio de la creencia en el pecado, la cual priva a Dios de Su hogar y a Su

Hijo con Él. (T.23.I.10.3)

Niégale el perdón a tu hermano y lo estarás atacando. No le estarás dando

nada y sólo recibirás de él lo que le diste. Niégale el perdón a tu hermano

y lo estarás atacando. (T.23.III.2.5)

El perdón no se puede negar sólo un poco. (T.23.III.4.5)

Tampoco es posible atacar por una razón y amar por otra, y entender lo

que es el perdón. (T.23.III.4.6)

Mas aún no puede asumir la sagrada función que Dios le encomendó a

Su Hijo, puesto que todavía no has perdonado a tu hermano

Page 23: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

completamente, y, por ende, el perdón no se puede extender a toda la

creación. (T.23.IV.4.2)

Piensa en la hermosura que verás dentro de ti cuando lo consideres tu

amigo. Él es enemigo de tu deseo de ser especial, pero amigo de lo que es

real en ti. Ni uno solo de los ataques que pensaste haber lanzado contra él

lo ha despojado del regalo que Dios quiere que él te dé. Su necesidad de

dártelo es tan imperiosa como la tuya de recibirlo. Permítele que te perdone

tu deseo de ser especial, y que restaure la plenitud de tu mente y te haga

uno con él. Él está en espera de tu perdón, pero únicamente para poder

devolvértelo a ti. No fue Dios Quien condenó a Su Hijo, sino tú, para salvar

su especialismo y matar a su Ser. (T.24.II.8.5)

El perdón pone fin al deseo de ser especial. (T.24.III.1.1)

El perdón pone fin al deseo de ser especial. Lo único que se puede

perdonar son las ilusiones, que entonces desaparecen. El perdón es lo que

te libera de todas las ilusiones, y por eso es por lo que es imposible

perdonar sólo parcialmente. Nadie que se aferra a una sola ilusión puede

considerarse a sí mismo libre de pecado, pues en tal caso aún está

afirmando que un error acerca de sí mismo es hermoso. Y de este modo, lo

califica de "imperdonable" y lo convierte en un pecado. ¿Cómo iba a poder

entonces conceder perdón de manera total cuando aún no lo quiere aceptar

para Sí mismo? Pues es seguro que lo recibiría completamente en el

instante en que así lo concediese. Y de esta manera, la culpabilidad que

mantiene oculta desaparecería, al él mismo haberla perdonado.

(T.24.III.1.3)

Dios te pide que perdones. (T.24.III.5.1)

¿De dónde podría proceder tu paz sino del perdón? (T.24.V.3.1)

Page 24: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

El Cristo en ti contempla solamente la verdad y no ve ninguna

condenación que pudiese necesitar perdón. (T.24.V.3.2)

Perdona a tu hermano, y no podrás separarte de él ni de su Padre. No

necesitas perdón, pues los que son totalmente puros jamás han pecado. Da,

entonces, lo que Él te ha dado, para que puedas ver que Su Hijo es uno, y

dale gracias a su Padre como Él te las da a ti. No creas que Sus alabanzas

no son para ti también. Pues lo que tú das es Suyo, y al darlo, comienzas a

entender el don que Él te ha dado. Dale al Espíritu Santo lo que Él le ofrece

al Padre y al Hijo por igual. Nada tiene poder sobre ti excepto Su Voluntad

y la tuya, la cual no hace sino extender la Suya. Para eso fuiste creado, al

igual que tu hermano, quien es uno contigo. (T.25.II.10.2)

En Su percepción del mundo, no hay nada que no justifique el perdón y

la visión de la perfecta impecabilidad; nada que pueda ocurrir que no

encuentre perdón instantáneo y total, ni nada que pueda permanecer un solo

instante para empañar la impecabilidad que brilla inmutable más allá de los

fútiles intentos del especialismo de expulsarla de la mente -donde no puede

sino estar- e iluminar al cuerpo en su lugar. (T.25.III.5.2-4)

Este mundo tiene mucho que ofrecerle a tu paz y son muchas las

oportunidades que te brinda para extender tu perdón. (T.25.III.7.8)

El Hijo de Dios sólo te pide esto: que le devuelvas lo que es suyo, para

que así puedas participar de ello con él. Por separado ni tú ni él lo tenéis. Y

así, no os sirve de nada a ninguno de los dos. Pero si disponéis de ello

juntos, os proporcionará a cada uno de vosotros la misma fuerza para salvar

al otro y para salvarse a sí mismo junto con él. Si lo perdonas, tu salvador

te ofrece salvación. Si lo condenas, te ofrece la muerte. Lo único que ves en

cada hermano es el reflejo de lo que elegiste que él fuese para ti. Si decides

contra su verdadera función -la única que tiene en realidad- lo estás

privando de toda la alegría que habría encontrado de haber podido

desempeñar el papel que Dios le encomendó. Pero no pienses que sólo él

Page 25: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

pierde el Cielo. Y éste no se puede recuperar a menos que le muestres el

camino a través de ti, para que así tú puedas encontrarlo, caminando con él.

(T.25.V.4.5)

Al perdonar entenderás cuánto te ama Dios, pero si atacas creerás que te

odia, al pensar que el Cielo es el infierno. (T.25.V.6.4)

La gracia de Dios descansa dulcemente sobre los ojos que perdonan, y

todo lo que éstos contemplan le habla de Dios al espectador. (T.25.VI.1.1)

El perdón es la única función que tiene sentido en el tiempo.

(T.25.VI.5.3)

El perdón es para todos. (T.25.VI.5.5)

Sólo el perdón ofrece milagros. (T.25.IX.8.5)

Y el perdón tiene que ser justo con todo el mundo. (T.25.IX.8.6)

Por eso es por lo que tu única responsabilidad es aceptar el perdón para

ti mismo. (T.25.IX.9.6)

En este mundo el perdón es el equivalente de lo que en el Cielo es la

justicia. (T.26.IV.1.1)

Page 26: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

El perdón transforma el mundo del pecado en un mundo simple, en el

que se puede ver el reflejo de la justicia que emana desde más allá de la

puerta tras la cual reside lo que carece de todo límite. (T.26.IV.1.2)

En este mundo el perdón es el equivalente de lo que en el Cielo es la

justicia. El perdón transforma el mundo del pecado en un mundo simple, en

el que se puede ver el reflejo de la justicia que emana desde más allá de la

puerta tras la cual reside lo que carece de todo límite. No hay nada en el

amor ilimitado que pudiese necesitar perdón. Y lo que en el mundo es

caridad, más allá de la puerta del Cielo pasa a ser simple justicia. Nadie

perdona a menos que haya creído en el pecado y aún crea que hay mucho

por lo que él mismo necesita ser perdonado. El perdón se vuelve de esta

manera el medio por el que aprende que no ha hecho nada que necesite

perdón. El perdón siempre descansa en el que lo concede, hasta que

reconoce que ya no lo necesita más. De este modo, se le reinstaura a su

verdadera función de crear, que su perdón le ofrece nuevamente.

(T.26.IV.1.3)

El perdón convierte el mundo del pecado en un mundo de gloria,

maravilloso de ver. (T.26.IV.2.1)

Sin embargo, en cada acto o pensamiento que aún no hayas perdonado,

en cada juicio y en cada creencia en el pecado, se evoca ese instante, como

si se pudiese volver a reconstruir en el tiempo. (T.26.V.5.5)

El perdón es lo que nos libera totalmente del tiempo y lo que nos

permite aprender que el pasado ya pasó. (T.26.V.6.1-2)

Page 27: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Lo que no se ha perdonado es una voz que llama desde un pasado que

ya pasó para siempre. (T.26.V.8.1)

El Hijo que Dios creó sigue siendo tan libre como Dios lo creó. Renació

en el mismo instante en que eligió morir en vez de vivir. ¿Y te negarías

ahora a perdonarlo porque cometió un error en un pasado que Dios ni

siquiera recuerda y que no existe? Estás ahora oscilando entre el pasado y

el presente. A veces el pasado te parece real, como si fuese el presente.

Oyes voces del pasado y luego dudas de que las has oído. Eres como

alguien que aún tiene alucinaciones, pero que no está seguro de lo que

percibe. Ésta es la zona fronteriza entre los dos mundos, el puente entre el

pasado y el presente. Aquí todavía ronda la sombra del pasado; sin

embargo, se vislumbra ya la luz del presente. Una vez que esta luz se ve, es

imposible olvidarse de ella. Y esa luz te rescatará del pasado y te conducirá

al presente, donde realmente te encuentras. (T.26.V.11.3)

Perdona el pasado y olvídate de él, pues ya pasó. Ya no te encuentras en

el espacio que hay entre los dos mundos. Has seguido adelante y has

llegado hasta el mundo que yace ante las puertas del Cielo. Nada se opone

a la Voluntad de Dios ni hay necesidad de que repitas una jornada que hace

mucho que concluyó. Mira a tu hermano dulcemente, y contempla el

mundo donde la percepción de tu odio ha sido transformada en un mundo

de amor. Perdona el pasado y olvídate de él, pues ya pasó. (T.26.V.14.1)

Perdonar es la única función que se puede tener aquí, y su propósito es

llevarle la dicha que este mundo niega a cada aspecto del Hijo de Dios allí

donde parecía reinar el pecado. (T.26.VII.8.5)

Tal vez no comprendas el papel que juega el perdón en el proceso de

poner fin a la muerte y a todas las creencias que surgen de las brumas de la

culpabilidad. (T.26.VII.8.6)

Page 28: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

El perdón elimina lo que se interpone entre tu hermano y tú. El perdón

es el deseo de estar unido a él y no separado. Lo llamamos "deseo" porque

todavía concibe otras opciones, y aún no ha transcendido enteramente el

mundo de las alternativas. Aun así, está en armonía con el estado celestial y

no se opone a la Voluntad de Dios. Y aunque no llega a darte toda tu

herencia, elimina los obstáculos que has interpuesto entre el Cielo donde te

encuentras, y el reconocimiento de dónde estás y de lo que eres. Los hechos

no cambian. Sin embargo, se pueden negar y así desconocerse, si bien se

conocían antes de que fueran negados. (T.26.VII.9.1)

¿Qué es el perdón, sino estar dispuesto a que la verdad sea verdad?

(T.26.VII.10.3)

La crucifixión se abandona en la redención porque donde no hay dolor

ni sufrimiento no hay necesidad de curación. El perdón es la respuesta a

cualquier clase de ataque. De esta manera, se cancelan los efectos del

ataque, y se responde al odio en nombre del amor. Gloria eterna a ti que se

te ha encomendado salvar al Hijo de Dios de la crucifixión, del infierno y

de la muerte. Pues tienes el poder de salvar al Hijo de Dios porque su Padre

así lo dispuso. Y en tus manos yace la salvación, para ser ofrecida y

recibida como una. El perdón es la respuesta a cualquier clase de ataque.

(T.26.VII.17.2)

El único problema pendiente es que todavía ves un intervalo entre el

momento en que perdonas y el momento en que recibes los beneficios que

se derivan de confiar en tu hermano. Esto tan sólo refleja la pequeña

distancia que aún deseas interponer entre vosotros para que os mantenga un

poco separados. Pues el tiempo y el espacio son la misma ilusión, pero se

manifiestan de forma diferente. Si se ha proyectado más allá de tu mente,

piensas que es el tiempo. Cuanto más cerca se trae a tu mente, más crees

que es el espacio. (T.26.VIII.1.1)

Page 29: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Las huellas de tus pasos iluminan al mundo, pues por donde tú caminas,

el perdón te acompaña jubilosamente. (T.26.IX.7.2)

Los que no han sanado no pueden perdonar. Pues son los testigos de que

el perdón es injusto. Prefieren conservar las consecuencias de la

culpabilidad que no reconocen. No obstante, nadie puede perdonar un

pecado que considere real. Y lo que tiene consecuencias tiene que ser real

porque lo que ha hecho está ahí a la vista. El perdón no es piedad, la cual

no hace sino tratar de perdonar lo que cree que es verdad. No se puede

devolver bondad por maldad, pues el perdón no establece primero que el

pecado sea real para luego perdonarlo. Nadie que esté hablando en serio

diría: "Hermano, me has herido. Sin embargo, puesto que de los dos yo soy

el mejor, te perdono por el dolor que me has ocasionado". Perdonarle y

seguir sintiendo dolor es imposible, pues ambas cosas no pueden coexistir.

Una niega a la otra y hace que sea falsa. (T.27.II.2.1)

Nadie sobre quien el verdadero perdón descanse puede sufrir, pues ya

no exhibe la prueba del pecado ante los ojos de su hermano. (T.27.II.3.6-7)

El perdón no puede ser para uno y no para el otro. (T.27.II.3.9)

El que perdona se cura. (T.27.II.3.10) Y en su curación radica la

prueba de que ha perdonado verdaderamente y de que no guarda traza

alguna de condenación que todavía pudiese utilizar contra sí mismo o

contra cualquier cosa viviente. (T.27.II.3.11)

El perdón no es real a menos que os brinde curación a tu hermano y a ti.

(T.27.II.4.1)

Page 30: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

El perdón no es real a menos que os brinde curación a tu hermano y a ti.

(T.27.II.4.1)

Tu función no es corregir. La función de corregir le corresponde a Uno

que conoce la justicia, no la culpabilidad. Si asumes el papel de corrector,

ya no puedes llevar a cabo la función de perdonar. Nadie puede perdonar

hasta que aprende que corregir es tan solo perdonar, nunca acusar. Por tu

cuenta, no podrás percatarte de que son lo mismo, y de que, por lo tanto, no

es a ti a quien corresponde corregir. Identidad y función son una misma

cosa, y mediante tu función te conoces a ti mismo. De modo que si

confundes tu función con la función de Otro, es que estás confundido con

respecto a ti mismo y con respecto a quién eres. ¿Qué es la separación sino

un deseo de arrebatarle a Dios Su función y negar que sea Suya? Mas si no

es Su función, tampoco es la tuya, pues no puedes por menos que perder

aquello de lo que te apoderas. (T.27.II.10.3)

Cuando percibas que la corrección es lo mismo que el perdón, sabrás

también que la Mente del Espíritu Santo y la tuya son una. (T.27.II.12.2)

La corrección debe dejarse en manos de Uno que sabe que la corrección y

el perdón son lo mismo. (T.27.II.16.1)

Y cada uno perdona al otro, a fin de poder aceptar su otra mitad como

parte de sí mismo. (T.27.II.16.7)

El perdón es el medio que representa a la verdad temporalmente.

(T.27.III.5.5)

Page 31: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

El milagro perdona porque representa lo que yace más allá del perdón,

lo cual es verdad. (T.27.VI.6.2)

Sueña dulcemente con tu hermano inocente, quien se une a ti en

santa inocencia. Y el Mismo Señor de los Cielos despertará a Su Hijo

bienamado de este sueño. Sueña con la bondad de tu hermano en vez

de concentrarte en sus errores. Elige soñar con todas las atenciones

que ha tenido contigo, en vez de contar todo el dolor que te ha

ocasionado. Perdónale sus ilusiones y dale gracias por toda la ayuda

que te ha prestado. Y no desprecies los muchos regalos que te ha hecho

sólo porque en tus sueños él no sea perfecto. Él representa a su Padre,

a Quien ves ofreciéndote tanto vida como muerte. Perdónale sus

ilusiones y dale gracias por toda la ayuda que te ha prestado.

(T.27.VII.15.5)

Cuando le perdones al mundo tu culpabilidad, te liberarás de ella.

(T.27.VIII.13.2)

No te pide que concibas otro sueño, sino sólo que te des cuenta de que

inventaste el que quieres intercambiar por los de perdón. (T.28.II.5.8)

En Sus sueños de perdón, los efectos de tus sueños quedan des-hechos,

y aquellos que eran tus enemigos acérrimos se perciben ahora como amigos

que te desean el bien. (T.28.II.10.3)

El sueño de curación reside en el perdón, que dulcemente te muestra que

nunca pecaste. (T.28.III.8.4)

Page 32: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Si perdonas al soñador, y percibes que él no es el sueño que él mismo

tejió, no estás compartiendo con él su nefasto sueño. Por lo tanto, él no

puede ser parte del tuyo, del cual ambos os liberáis. El perdón separa al

soñador del sueño nefasto, y así, lo libera. Recuerda que si compartes un

sueño de maldad, creerás ser ese sueño que compartes. Y al tener miedo de

él, no desearás conocer tu verdadera Identidad porque pensarás que es

temible. Y negarás tu Ser, y caminarás por tierras extrañas que tu Creador

no creó, donde parecerás ser algo que no eres. Lucharás contra tu propio

Ser, el cual parecerá ser tu enemigo, y atacarás a tu hermano, como parte de

lo que odias. En esto no hay términos medios. O bien eres tu Ser o bien una

ilusión. ¿Qué puede haber entre la ilusión y la verdad? Creer que hay un

lugar intermedio donde puedes ser algo que no eres, no puede ser la verdad,

sino un sueño. (T.28.V.3.1)

El perdón separa al soñador del sueño nefasto, y así, lo libera.

(T.28.V.3.3)

A todo aquel que perdonas se le concede el poder de perdonarte a ti tus

ilusiones. (T.29.III.3.12)

En la tierra eso quiere decir perdonar a tu hermano, para que las

tinieblas desaparezcan de tu mente. (T.29.III.4.2)

Una vez que la luz haya llegado hasta tu hermano a través de tu perdón,

él no se olvidará de su salvador ni lo dejará sin absolver. (T.29.III.4.3)

Los sueños de perdón son medios para dejar de soñar con un mundo

externo a ti. (T.29.V.8.5)

Page 33: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

¿Cuán dispuesto estás a perdonar a tu hermano? ¿Cuán dispuesto

estás a perdonar a tu hermano? ¿Hasta qué punto deseas la paz en lugar de

los conflictos interminables, el sufrimiento y el dolor? Estas preguntas son

en realidad la misma pregunta, aunque formuladas de manera diferente. En

el perdón reside tu paz, pues en él radica el fin de la separación y del sueño

de peligro y destrucción, de pecado y muerte, de locura y asesinato, así

como de aflicción y pérdida. Éste es el "sacrificio" que pide la salvación, y,

a cambio de todo ello, gustosamente ofrece paz. (T.29.VI.1.1)

No obstante, el tiempo sólo está a la espera del perdón para que las

cosas del tiempo puedan desaparecer, ya que no son de ninguna utilidad.

(T.29.VI.2.14) Pues el perdón no se propone conservar el tiempo, sino

abolirlo una vez que deja de ser de utilidad. (T.29.VI.4.5)

¡Qué bello es el mundo cuyo propósito es perdonar al Hijo de Dios!

¡Cuán libre de miedo está, y cuán repleto de bendiciones y felicidad! ¡Y

qué dicha es morar por un tiempo en un lugar tan feliz! Mas no debemos

olvidarnos de que en un mundo así, no transcurre mucho tiempo antes de

que la intemporalidad venga calladamente a ocupar el lugar del tiempo.

¡Qué bello es el mundo cuyo propósito es perdonar al Hijo de Dios!

(T.29.VI.6.1)

No es necesario que los sueños de perdón sean de larga duración. No se

concibieron para separar a la mente de sus pensamientos, ni intentan probar

que el sueño lo está soñando otro. En ellos se puede oír una melodía que

todos recuerdan, si bien no la han oído desde antes de los orígenes del

tiempo. El perdón, una vez que es total, hace que la intemporalidad esté tan

cerca que entonces se puede oír el himno del Cielo, no con los oídos, sino

con la santidad que nunca se ausentó del altar que se encuentra eternamente

en lo más profundo del Hijo de Dios. Y cuando éste vuelve a oír este

himno, se da cuenta de que nunca había dejado de escucharlo. ¿Y adónde

va a parar el tiempo una vez que se han abandonado los sueños de juicios?

(T.29.IX.8.1)

Page 34: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Los sueños de perdón te recuerdan que estás a salvo y que no te has

atacado a ti mismo. (T.29.IX.10.1) Los sueños de perdón son benévolos

con todo aquel que forma parte de ellos. (T.29.IX.10.3)

Y ahora Dios ha sido perdonado, pues decidiste ver a tu hermano como

amigo. (T.30.II.5.4)

¡Qué paradójica es la salvación! ¿Qué otra cosa podría ser, sino un

sueño feliz? Lo único que te pide es que perdones todas las cosas que nadie

jamás hizo, que pases por alto lo que no existe y que no veas lo ilusorio

como si fuese real. Se te pide únicamente que permitas que se haga tu

voluntad y que dejes de buscar las cosas que ya no deseas. Y se te pide

también que permitas que se te libere de los sueños de lo que nunca fuiste y

desistas de tu empeño de querer substituir la Voluntad de Dios por la fuerza

de los deseos vanos. (T.30.IV.7.3)

El mundo real es el estado mental en el que el único propósito del

mundo es perdonar. El miedo ha dejado de ser el objetivo, pues

escapar de la culpabilidad se ha convertido ahora en la meta. Se

reconoce el valor del perdón, que pasa a ocupar el lugar de los ídolos,

los cuales dejan de perseguirse porque ya no se les atribuye ningún

valor a sus "regalos". No se establecen reglas fútiles, ni se le exige a

nada ni a nadie que cambie y se amolde al sueño de miedo. Por el

contrario, hay un deseo de querer comprender todas las cosas creadas

tal como realmente son. Y se reconoce que todas las cosas tienen que

ser primero perdonadas, y luego comprendidas. (T.30.V.1.1)

Aún no se recuerda el Cielo totalmente, pues el propósito del perdón

todavía necesita alcanzarse. (T.30.V.3.1)

Page 35: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Sin embargo, todo el mundo está seguro de que irá más allá del perdón y

de que sólo seguirá aquí hasta que éste se perfeccione en él. (T.30.V.3.2)

Y el perdón purifica felizmente todo lo que se interponía entre tu

imagen de ti mismo y lo que realmente eres. (T.30.V.6.2)

La faz de Cristo se ve antes de que el Padre se pueda recordar, pues Éste

permanece en el olvido hasta que Su Hijo haya llegado más allá del perdón

hasta el Amor de Dios. (T.30.V.7.5-6)

El perdón está siempre justificado. Sus cimientos son sólidos. Tú no

perdonas lo imperdonable, ni pasas por alto un ataque real que merece

castigo. La salvación no reside en que a uno le pidan responder de una

manera antinatural que no concuerda con lo que es real. En lugar de ello, la

salvación sólo te pide que respondas adecuadamente a lo que no es real, no

percibiendo lo que no ha ocurrido. Si el perdón no estuviese justificado, se

te estaría pidiendo que sacrificases tus derechos cuando devuelves perdón

por ataque. Mas se te pide simplemente que consideres el perdón como la

respuesta natural ante cualquier aflicción basada en un error que, por ende,

no es más que una petición de ayuda. El perdón es la única respuesta

cuerda, pues impide que tus derechos sean sacrificados. El perdón está

siempre justificado. (T.30.VI.2.1) El perdón que no está justificado es un

ataque. (T.30.VI.3.5)

Mientras creas que el perdón es un regalo inmerecido, ello no podrá sino

reforzar la culpabilidad que quieres "perdonar". (T.30.VI.3.4)

Si puedes darte cuenta de que tu hermano es digno de perdón, es que has

aprendido que tú tienes el mismo derecho a ser perdonado que él.

(T.30.VI.4.7)

Page 36: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Tienes que perdonar al Hijo de Dios completamente, pues, de lo

contrario, conservarás una imagen de ti mismo fragmentada, y seguirás

temiendo mirar en tu interior y encontrar allí tu liberación de todos los

ídolos. (T.30.VI.7.5-6)

Sólo los sueños de perdón se pueden compartir, pues significan lo

mismo para ti que para tu hermano. (T.30.VII.6.17-18)

Nuestro idioma común nos permite hablar con todos nuestros hermanos,

y entender con ellos que el perdón se nos ha otorgado a todos, y que, por lo

tanto, podemos comunicarnos nuevamente. (T.30.VII.7.8)

Perdona a tu hermano por todo lo que aparenta ser, lo cual procede de

las viejas lecciones que te habías enseñado a ti mismo acerca de tu

pecaminosidad. Oye únicamente su petición de clemencia y liberación de

todas las pavorosas imágenes que tiene con respecto a lo que él es y a lo

que tú no puedes sino ser también. El teme caminar a tu lado, y cree que tal

vez si se atrasa o se adelanta un poco será menos peligroso para él. ¿Cómo

ibas a poder progresar tú si piensas lo mismo, y avanzas únicamente

cuando él se rezaga y te quedas atrás cuando él se adelanta? Pues al hacer

esto, te olvidas del objetivo de la jornada, que no es otro que la decisión de

caminar a su lado, de modo que ninguno sea ni líder ni seguidor. Se trata,

por lo tanto, de que caminéis juntos y no cada uno por separado. Y

mediante esta decisión, el resultado del aprendizaje cambia, pues Cristo

habrá vuelto a nacer para vosotros dos. (T.31.II.9.1)

Perdónate a ti mismo tu locura, y olvídate de todas las jornadas fútiles y

de todas las metas sin objetivo. No significan nada. No puedes dejar de ser

lo que eres. Pues Dios es misericordioso, y no permitió que Su Hijo lo

abandonara. Siéntete agradecido por lo que Él es, pues en ello reside tu

escapatoria de la locura y de la muerte. No puedes estar en ningún lugar,

Page 37: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

excepto donde Él está. Y no hay camino que no conduzca a Él.

(T.31.IV.11.1)

¿Perdonas? (T.31.VI.6.3) Entonces el mundo es misericordioso, pues

le has perdonado sus ofensas, de modo que te contempla tal como tú lo

contemplas a él. (T.31.VI.6.4)

Vives en ese mundo tanto como en éste, pues los dos son conceptos de ti

mismo que se pueden intercambiar, pero que jamás pueden albergarse

simultáneamente. El contraste es mucho mayor de lo que te imaginas, pues

amarás ese otro concepto de ti mismo porque no se concibió sólo para ti.

Aunque nació como un regalo para alguien a quien no percibías como tu

propio ser, se te ha dado a ti. Pues el perdón que le concediste a él ha sido

aceptado ahora para los dos. (T.31.VII.4.5)

Ten fe en aquel que camina a tu lado, para que tu temeroso concepto de

ti mismo pueda cambiar. Y contempla lo bueno en él, para que tus "malos"

pensamientos no te asusten al no poder nublar la manera en que lo ves. Y lo

único que se requiere es que estés dispuesto a que este feliz cambio tenga

lugar. No se te pide nada más. En apoyo de ese cambio, recuerda lo que el

concepto de ti mismo que ahora abrigas te trajo en su estela, y dale la

bienvenida al grato contraste que se te ofrece. Extiende la mano y recibe el

regalo de dulce perdón que le ofreces a aquel que tiene tanta necesidad de

él como tú. Y permite que el cruel concepto que tienes de ti mismo sea

intercambiado por otro que te brinda la paz de Dios. (T.31.VII.5.6)

De todas las ideas que hemos presentado hasta ahora, ésta es la primera

que está relacionada con una de las fases principales del proceso de

corrección: la inversión de la manera de pensar del mundo. Parece como si

fuese el mundo el que determina lo que percibes. La idea de hoy introduce

el concepto de que son tus pensamientos los que determinan el mundo que

ves. Alégrate en verdad de practicar la idea en su forma original, pues en

esta idea reside la certeza de tu liberación. La llave del perdón se encuentra

en ella. (L.PI.11.1.5)

Page 38: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Una percepción que ha sanado se convierte en el medio por el que el

Hijo de Dios perdona a su hermano, y, por ende, se perdona a sí mismo.

(L.PI.43.2.7)

Dios no perdona porque nunca ha condenado. Y primero tiene que haber

condenación para que el perdón sea necesario. El perdón es la mayor

necesidad de este mundo, y esto se debe a que es un mundo de ilusiones.

Aquellos que perdonan se liberan a sí mismos de las ilusiones, mientras que

los que se niegan a hacerlo se atan a ellas. De la misma manera en que sólo

te condenas a ti mismo, de igual modo, sólo te perdonas a ti mismo.

(L.PI.46.1.1)

Aquellos que perdonan se liberan a sí mismos de las ilusiones, mientras

que los que se niegan a hacerlo se atan a ellas. (L.PI.46.1.4)

Pero si bien Dios no perdona, Su Amor es, no obstante, la base del

perdón. (L.PI.46.2.1)

El miedo condena y el amor perdona. (L.PI.46.2.2)

El perdón, pues, des-hace lo que el miedo ha producido, y lleva de

nuevo a la mente a la conciencia de Dios. (L.PI.46.2.3)

Pero si bien Dios no perdona, Su Amor es, no obstante, la base del

perdón. El miedo condena y el amor perdona. El perdón, pues, des-hace lo

que el miedo ha producido, y lleva de nuevo a la mente a la conciencia de

Dios. Por esta razón, al perdón puede llamársele verdaderamente salvación.

Es el medio a través del cual desaparecen las ilusiones. (L.PI.46.2.4)

Page 39: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

[Nombre], Dios es el Amor en el que te perdono. (L.PI.46.4.4)

Dios es el Amor en el que me perdono a mí mismo. (L.PI.46.5.3)

Cuando me haya perdonado a mí mismo y haya recordado Quién soy,

bendeciré a todo el mundo y a todo cuanto vea. (L.PI.52.2.5)

A medida que el perdón permita que el amor retorne a mi conciencia,

veré un mundo de paz, seguridad y dicha. (L.PI.55.3.4)

Habiendo perdonado, ya no me considero culpable. (L.PI.58.1.3)

Con todo, el perdón es el medio por el cual reconoceré mi inocencia.

(L.PI.60.1.4)

No es con mi propia fortaleza con la que perdono. (L.PI.60.2.2) Es

con la fortaleza de Dios en mí, la cual recuerdo al perdonar. (L.PI.60.2.3

Perdono todas las cosas porque siento Su fortaleza avivarse en mí.

(L.PI.60.2.5)) ¿Qué puedo temer en un mundo al que he perdonado y que

a su vez me ha perdonado a mí? (L.PI.60.3.6) No hay un solo momento

en el que la Voz de Dios deje de apelar a mi perdón para salvarme.

(L.PI.60.4.2)

Para ello, el ataque tiene que ser reemplazado por el perdón, de manera

que los pensamientos de vida puedan reemplazar a los pensamientos de

muerte. (L.PI.62.2.5)

Page 40: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Recuerda que en todo ataque apelas a tu propia debilidad, mientras que

cada vez que perdonas apelas a la fortaleza de Cristo en ti. ¿Te vas dando

cuenta, pues, de lo que el perdón hará por ti? Eliminará de tu mente toda

sensación de debilidad, de tensión y de fatiga. Arrasará con todo vestigio

de temor, culpabilidad y dolor. Reinstaurará en tu conciencia la

invulnerabilidad y el poder que Dios le confirió a Su Hijo. (L.PI.62.3.1)

Perdonar es mi función por ser la luz del mundo. (L.PI.62.5.2)

La luz del mundo le brinda paz a todas las mentes a través de mi perdón.

(L.PI.63.3.4)

El propósito del mundo que ves es nublar tu función de perdonar y

proveerte de una justificación por haberte olvidado de ella. (L.PI.64.1.2)

Para el Espíritu Santo el mundo es un lugar en el que aprendes a perdonarte

a ti mismo lo que consideras son tus pecados. (L.PI.64.2.3) La salvación

del mundo aguarda tu perdón porque a través de él el Hijo de Dios se libera

de todas las ilusiones y, por ende, de toda tentación. (L.PI.64.3.3)

Déjame perdonar y ser feliz. (L.PI.64.6.4)

Es tan cierto que aquellos que abrigan resentimientos sentirán

culpabilidad, como que los que perdonan hallarán la paz. (L.PI.68.3.2) Y

es igualmente cierto que aquellos que abrigan resentimientos se olvidarán

de quienes son, como que los que perdonan lo recordarán. (L.PI.68.3.3)

El perdón despeja las tinieblas, reafirma tu voluntad y te permite

contemplar un mundo de luz. (L.PI.73.5.4)

Page 41: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Ya no quedan sombras del pasado que puedan nublar nuestra vista y

ocultar el mundo que el perdón nos ofrece. (L.PI.75.3.2) He perdonado

al mundo. (L.PI.75.5.5) Date cuenta de que tu perdón te hace acreedor a

la visión. (L.PI.75.7.1) Entiende que el Espíritu Santo jamás deja de

darles el don de la visión a los que perdonan. (L.PI.75.7.2) Regocíjate de

que el perdón tenga el poder de sanar completamente tu vista. (L.PI.75.9.4)

Manténla en la conciencia que tienes de ti mismo y contémplala en todas

partes hoy, según celebramos el comienzo de tu visión y del panorama que

ofrece el mundo real, el cual ha venido a reemplazar al mundo que no

habías perdonado y que pensabas era real. (L.PI.75.11.2)

Pidámosle entonces a Aquél que conoce la realidad y la verdad de este

Hijo de Dios, que se nos conceda poder contemplarlo de otra manera y ver

a nuestro salvador resplandeciendo en la luz del verdadero perdón que se

nos ha concedido. (L.PI.78.7.1)

Perdonar es mi función por ser la luz del mundo. (L.PI.81.3.1)

Mi perdón es el medio por el que la luz del mundo se expresa a través de

mí. (L.PI.82.1.2) Mi perdón es el medio por el que cobro conciencia de

la luz del mundo en mí. (L.PI.82.1.3) Mi perdón es el medio por el que el

mundo sana, junto conmigo. (L.PI.82.1.4) Permítaseme, entonces,

perdonar al mundo para que éste pueda sanar junto conmigo. (L.PI.82.1.5)

Mediante mi perdón puedo ver esto tal como es. (L.PI.82.2.4)

Resolvamos, por consiguiente, especialmente durante los próximos siete

u ocho días, estar dispuestos a perdonarnos a nosotros mismos nuestra falta

de diligencia y el no seguir al pie de la letra las instrucciones que se nos

dan para practicar la idea del día. (L.PI.95.8.3)

Page 42: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Espíritu soy, un santo Hijo de Dios; libre de toda limitación, a salvo,

sano y pleno. Libre para perdonar y libre para salvar al mundo.

(L.PI.97.7.2)

La salvación y el perdón son lo mismo. Ambas cosas implican que algo

anda mal, algo de lo cual es necesario que se nos salve y se nos perdone;

algo impropio que necesita corrección; algo aparte o diferente de la

Voluntad de Dios. Ambos términos, por lo tanto, implican algo totalmente

imposible, pero que, sin embargo, ha ocurrido, dando lugar a un estado de

aparente conflicto entre lo que es y lo que nunca podría ser. (L.PI.99.1.1)

Perdona todo pensamiento que se oponga a la verdad de tu compleción,

unidad y paz. (L.PI.99.10.1) Perdónate a ti mismo la que crees haber

inventado. (L.PI.99.10.5) El perdón y la salvación son lo mismo.

(L.PI.99.10.6) Perdona lo que inventaste y te habrás salvado.

(L.PI.99.10.7)

Esto es lo mismo que decir que una sola corrección bastará para que

todo quede corregido, o que perdonar a un solo hermano completamente es

suficiente para brindarle la salvación a todas las mentes. (L.PI.108.5.2)

La salvación es mi única función aquí. Mi función aquí es perdonar al

mundo por todos los errores que yo he cometido. Pues así me libero de

ellos junto con él. (L.PI.115.1.2)

Hoy lo perdonaré todo, para así poder aprender a aceptar la verdad

acerca de mí, y llegar a reconocer mi impecabilidad. (L.PI.119.2.2)

Page 43: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

La mente que no perdona vive atemorizada, y no le da margen al amor

para ser lo que es ni para que pueda desplegar sus alas en paz y remontarse

por encima de la confusión del mundo. (L.PI.121.2.1) La mente que no

perdona está triste, sin esperanzas de poder hallar alivio o liberarse del

dolor. (L.PI.121.2.2) La mente que no perdona vive atormentada por la

duda, confundida con respecto a sí misma, así como con respecto a todo lo

que ve; atemorizada y airada. La mente que no perdona es débil y

presumida, tan temerosa de seguir adelante como de quedarse donde está,

de despertar como de irse a dormir. Tiene miedo también de cada sonido

que oye, pero todavía más del silencio; la obscuridad la aterra, mas la

proximidad de la luz la aterra todavía más. (L.PI.121.3.1) ¿Qué puede

percibir la mente que no perdona sino su propia condenación?

(L.PI.121.3.2) La mente que no perdona no ve errores, sino pecados.

(L.PI.121.4.1) Desea el perdón, sin embargo, ha perdido toda esperanza.

(L.PI.121.4.4) La mente que no perdona vive desesperada, sin la menor

esperanza de que el futuro pueda ofrecerle nada que no sea desesperación.

(L.PI.121.5.1) El perdón es algo que se adquiere. (L.PI.121.6.1) Del

mismo modo en que el pecado es una idea que te enseñaste a ti mismo, así

el perdón es algo que tienes que aprender, no de ti mismo, sino del Maestro

que representa a tu otro Ser. (L.PI.121.6.3) A través de Él aprendes a

perdonar al ser que crees haber hecho, y dejas que desaparezca.

(L.PI.121.6.4) Cada mente que no perdona te brinda una oportunidad

más de enseñarle a la tuya cómo perdonarse a sí misma. (L.PI.121.7.1)

La mente que no perdona tiene que aprender, mediante tu perdón, que se ha

salvado del infierno. (L.PI.121.7.5) Nuestra práctica de hoy consiste en

aprender a perdonar. (L.PI.121.8.1) La mente que no perdona no cree

que dar y recibir sean lo mismo. (L.PI.121.9.1) Ahora te has perdonado a

ti mismo. (L.PI.121.13.3) No te olvides a lo largo del día del papel que

juega la salvación en brindar felicidad a todas las mentes que no perdonan,

incluyendo la tuya. (L.PI.121.13.4) El perdón es la llave de la felicidad.

(L.PI.121.13.6)

¿Qué podrías desear que el perdón no pudiese ofrecerte? ¿Deseas paz? El

perdón te la ofrece. ¿Deseas ser feliz, tener una mente serena, certeza de

propósito y una sensación de belleza y de ser valioso que transciende el

mundo? ¿Deseas cuidados y seguridad, y disponer siempre del calor de una

protección segura? ¿Deseas una quietud que no pueda ser perturbada, una

mansedumbre eternamente invulnerable, una profunda y permanente

sensación de bienestar, así como un descanso tan perfecto que nada jamás

Page 44: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

pueda interrumpirlo? (L.PI.122.1.1) El perdón pone un destello de luz en

tus ojos al despertar, y te infunde júbilo con el que hacer frente al día.

(L.PI.122.2.2) El perdón te ofrece todo esto y más. (L.PI.122.2.5) El

perdón permite que se descorra el velo que oculta la faz de Cristo de

aquellos que contemplan el mundo sin piedad. (L.PI.122.3.1) ¿Qué

podrías desear que el perdón no pudiese darte? (L.PI.122.3.3) ¿Qué

imaginado valor, efecto trivial o promesa pasajera que nunca se ha de

cumplir puede ofrecerte más esperanza que la que te brinda el perdón?

(L.PI.122.3.5) Perdona y serás perdonado. (L.PI.122.6.3) El perdón es

el medio por el que este mundo feliz viene a ocupar el lugar del infierno.

(L.PI.122.8.2) Teniendo presente los regalos que el perdón concede,

emprenderemos nuestra práctica de hoy con la esperanza y la fe de que éste

será el día en que alcanzaremos la salvación. (L.PI.122.9.1) Hoy se te

concederá experimentar la paz que ofrece el perdón y la dicha que te

proporciona el descorrimiento del velo. (L.PI.122.11.2) El perdón te

ofrece todo lo que quieres. (L.PI.122.13.1) El perdón me ofrece todo lo

que quiero. (L.PI.122.14.3)

Y el verdadero perdón, que es el medio por el que se alcanza la

salvación, no puede sino sanar a la mente que da, pues dar es recibir.

(L.PI.126.7.5)

Repasemos hoy lo que significa "perdonar", ya que es algo que puede

tergiversarse muy fácilmente y percibirse como que entraña un sacrificio

injusto de la justa indignación, como una dádiva injustificada e inmerecida

y como una total negación de la verdad. (L.PI.134.1.1) Esta perspectiva

distorsionada de lo que significa perdonar puede corregirse fácilmente, si

puedes aceptar el hecho de que no se te está pidiendo que perdones lo que

es verdad. (L.PI.134.2.1) El perdón se limita únicamente a lo que es

falso. (L.PI.134.2.2) La verdad es la creación de Dios, y perdonar eso no

tiene sentido. (L.PI.134.2.4) La mayor dificultad a la que te enfrentas

para poder perdonar realmente, es que todavía crees que tienes que

perdonar lo que es verdad, no lo que es ilusorio. (L.PI.134.3.1) El perdón

no apoya las ilusiones, sino que, riendo dulcemente, las congrega a todas

sin muchos aspavientos y las deposita tiernamente ante los pies de la

verdad. (L.PI.134.6.2) El perdón es lo único que representa a la verdad

en medio de las ilusiones del mundo. (L.PI.134.7.1) La fuerza del perdón

estriba en su honestidad, la cual es tan incorruptible que ve las ilusiones

Page 45: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

como ilusiones y no como la verdad. (L.PI.134.8.1) Por eso, en presencia

de las mentiras, el perdón se convierte en aquello que desengaña; en el gran

restaurador de la simple verdad. (L.PI.134.8.2) Ahora eres libre para

recorrer el camino que al perdonar de verdad se despliega ante ti.

(L.PI.134.8.4) Hay una manera muy sencilla de encontrar la puerta que

conduce al verdadero perdón y de percibir que está abierta de par en par en

señal de bienvenida. (L.PI.134.9.1) El perdón se alza entre las ilusiones y

la verdad; entre el mundo que ves y lo que se encuentra más allá; entre el

infierno de la culpabilidad y las puertas del Cielo. (L.PI.134.10.4) El

perdón tiene que practicarse, pues el mundo no puede percibir su

significado ni proveer un guía que muestre su beneficencia. (L.PI.134.13.1)

No hay un solo pensamiento en todo el mundo que conduzca a un

entendimiento de las leyes que rigen el perdón o del Pensamiento que

refleja. (L.PI.134.13.2) El perdón es algo tan ajeno al mundo como lo es

tu propia realidad. (L.PI.134.13.3) Hoy vamos a practicar el verdadero

perdón, para que el momento de la unión no se demore más.

(L.PI.134.14.1) A tal efecto, dediquemos hoy un cuarto de hora en dos

ocasiones a pasarlo con el Guía que entiende el significado del perdón y

que nos fue enviado para enseñárnoslo. (L.PI.134.14.4) Permítaseme

poder percibir el perdón tal como es. (L.PI.134.14.6) Debes practicar el

perdón a lo largo del día, pues todavía habrá muchas ocasiones en las que

te olvidarás de su significado y te atacarás a ti mismo. (L.PI.134.17.1)

Así como el perdón pasa por alto todos los pecados que nunca se

cometieron, la curación desvanece las ilusiones que jamás tuvieron lugar.

(L.PI.137.5.2) Así como el perdón desvanecerá con su luz todo pecado y

el mundo real ocupará el lugar de lo que has fabricado, asimismo la

curación reemplazará las fantasías de enfermedad con las que nublas la

simple verdad. (L.PI.137.7.1) La curación, el perdón y el feliz

intercambio del mundo del dolor por uno en el que la tristeza no tiene

cabida, son los medios por los que el Espíritu Santo te exhorta a que lo

sigas. (L.PI.137.9.1)

Los sueños que el perdón le permite percibir a la mente no inducen a

otra forma de sueño, a fin de que el soñador pueda soñar otro sueño.

(L.PI.140.3.2)

Page 46: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Hay un tema central que unifica cada paso del repaso que ahora

emprendemos, el cual puede enunciarse de manera muy simple con estas

palabras: Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios. Esto es un hecho,

y representa la verdad de lo que eres y de lo que tu Padre es. Éste fue el

pensamiento mediante el cual el Padre creó a Su Hijo, estableciéndolo así

como co-creador con Él. Éste es el pensamiento que garantiza plenamente

la salvación del Hijo. Pues en su mente no puede haber otros pensamientos,

salvo los que su Padre comparte con él. La falta de perdón es lo que impide

que este pensamiento llegue a su conciencia. No obstante, es verdad

eternamente. (L.PI.R4.IN.2.7) Comencemos nuestra preparación tratando

de entender las múltiples formas tras las que se puede ocultar muy

cuidadosamente la falta de verdadero perdón. Puesto que son ilusiones, no

se perciben simplemente como lo que son: defensas que te impiden ver y

reconocer tus pensamientos rencorosos. Su propósito es mostrarte otra cosa

y demorar la corrección mediante autoengaños diseñados para que ocupen

su lugar. (L.PI.R4.IN.3.1)

El perdón es la llave de la felicidad. (L.PI.141.0.2) El perdón me

ofrece todo lo que deseo. (L.PI.141.0.3)

Permítaseme poder percibir el perdón tal como es. (L.PI.147.0.3)

Así es como aprendes a dar tal como recibes. Y así es como la visión de

Cristo te contempla a ti también. Esta lección no es difícil de aprender si

recuerdas que en tu hermano te ves a ti mismo. Si él se encuentra inmerso

en el pecado, tú también lo estás; si ves luz en él, es que te has perdonado a

ti mismo tus pecados. Cada hermano con quien hoy te encuentres te brinda

una nueva oportunidad para dejar que la visión de Cristo brille sobre ti y te

ofrezca la paz de Dios. (L.PI.158.10.4)

Aceptas que el perdón se ha consumado en ti cuando perdonas.

(L.PI.159.2.2)

Page 47: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

La visión de Cristo es el puente entre los dos mundos. Y tú puedes tener

absoluta confianza de que su poder te sacará de este mundo y te llevará a

otro que ha sido santificado por el perdón. Las cosas que aquí parecen

completamente sólidas, allí son meras sombras, transparentes, apenas

visibles, relegadas al olvido a veces e incapaces de poder opacar la luz que

brilla más allá de ellas. A la visión se le ha restituido la santidad, y ahora

los ciegos pueden ver. (L.PI.159.5.2) La visión de Cristo es la tierra

santa donde las azucenas del perdón echan raíces. (L.PI.159.8.1) Cristo

ha soñado el sueño de un mundo perdonado. (L.PI.159.10.4)

Nos alzamos perdonados ante los ojos de Cristo, tal como el mundo se

alza perdonado ante los nuestros. (L.PI.164.7.5)

Esto está más allá de la experiencia que estamos tratando de acelerar.

No obstante, cuando se enseña y se aprende lo que es el perdón, ello trae

consigo experiencias que dan testimonio de que el momento en que la

mente misma decidió abandonarlo todo excepto esto, está por llegar. No es

que realmente lo podamos acelerar, toda vez que lo que vas a ofrecer es

algo que simplemente se había ocultado de Aquel que enseña el significado

del perdón. (L.PI.169.7.2)

El perdón es el eje central de la salvación, pues hace que todos sus

aspectos tengan una relación significativa entre sí, dirige su trayectoria y

asegura su resultado. (L.PI.169.12.1)

El perdón es una forma terrenal de amor, que, como tal, no tiene forma

en el Cielo. (L.PI.186.14.2) La salvación del mundo depende de ti que

puedes perdonar. (L.PI.186.14.5)

Page 48: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Ninguna forma de sacrificio o de sufrimiento puede prevalecer por

mucho tiempo ante la faz de uno que se ha perdonado y bendecido a sí

mismo. (L.PI.187.8.6)

Tal vez parezca que el mundo te causa dolor. Sin embargo, al no tener

causa, no tiene el poder de ser la causa de nada. Al ser un efecto, no puede

producir efectos. Al ser una ilusión, es lo que tú deseas que sea. Tus vanos

deseos constituyen sus pesares. Tus extraños anhelos dan lugar a sus

sueños de maldad. Tus pensamientos de muerte lo envuelven con miedo,

mientras que en tu benévolo perdón halla vida. (L.PI.190.7.7)

El Hijo de Dios ha venido radiante de gloria a redimir a los que estaban

perdidos, a salvar a los desvalidos y a darle al mundo el regalo de su

perdón. (L.PI.191.8.3)

192

Tienes, por lo tanto, una función en el mundo de acuerdo a sus

propias normas. Pues, ¿quién podría entender un lenguaje que está

mucho más allá de lo que buenamente puede entender? El perdón es tu

función aquí. No es algo que Dios haya creado, ya que es el medio por

el que se puede erradicar lo que no es verdad. ¿Pues, qué necesidad

tiene el Cielo de perdón? En la tierra, no obstante, tienes necesidad de

los medios que te ayudan a abandonar las ilusiones. La creación

aguarda tu regreso simplemente para ser reconocida, no para ser

íntegra. El perdón es tu función aquí. (L.PI.192.2.3) Lo que la

creación es no puede ni siquiera concebirse en el mundo. No tiene

sentido aquí. El perdón es lo que más se le asemeja aquí en la tierra.

Pues al haber nacido en el Cielo, carece de forma. Dios, sin embargo,

creó a Uno con el poder de traducir a formas lo que no tiene forma en

absoluto. Lo que Él hace es forjar sueños, pero de una clase tan similar

al acto de despertar que la luz del día ya refulge en ellos, y los ojos que

ya empiezan a abrirse contemplan los felices panoramas que esos

sueños les ofrecen. (L.PI.192.3.3) El perdón contempla dulcemente

todas las cosas que son desconocidas en el Cielo, las ve desaparecer, y

deja al mundo como una pizarra limpia y sin marcas en la que la

Page 49: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Palabra de Dios puede ahora reemplazar a los absurdos símbolos que

antes estaban escritos allí. (L.PI.192.4.1) El perdón es el medio por el

que se supera el miedo a la muerte, pues ésta deja de ejercer su

poderosa atracción y la culpabilidad desaparece. (L.PI.192.4.2) El

perdón permite que el cuerpo sea percibido como lo que es: un simple

recurso de enseñanza del que se prescinde cuando el aprendizaje haya

terminado, pero que es incapaz de efectuar cambio alguno en el que

aprende. (L.PI.192.4.3) Sólo el perdón puede liberar a la mente de la

idea de que el cuerpo es su hogar. (L.PI.192.5.5) Sólo el perdón

puede restituir la paz que Dios dispuso para Su santo Hijo.

(L.PI.192.5.6) Sólo el perdón puede persuadir al Hijo a que

contemple de nuevo su santidad. (L.PI.192.5.7) No obstante,

necesitamos el perdón para percibir que esto es así. Sin su benévola

luz, andamos a tientas en la obscuridad usando la razón únicamente

para justificar nuestra furia y nuestros ataques. Nuestro entendimiento

es tan limitado que aquello que creemos comprender no es más que

confusión nacida del error. Nos encontramos perdidos en las brumas

de sueños cambiantes y pensamientos temibles, con los ojos

herméticamente cerrados para no ver la luz, y las mentes ocupadas en

rendir culto a lo que no está ahí. (L.PI.192.7.1) ¿Quién puede nacer

de nuevo en Cristo sino aquel que ha perdonado a todos los que ve, o

en los que piensa o se imagina? (L.PI.192.8.1) Sé misericordioso hoy.

El Hijo de Dios es digno de tu misericordia. Él es quien te pide que

aceptes el camino de la libertad ahora. No te niegues a ello. El Amor

que su Padre le profesa te lo profesa a ti también. Tu única función

aquí en la tierra es perdonarlo, para que puedas volver a aceptarlo

como tu Identidad. Él es tal como Dios lo creó. Y tú eres lo que él es.

Perdónale ahora sus pecados y verás que eres uno con él. Tu única

función aquí en la tierra es perdonarlo, para que puedas volver a

aceptarlo como tu Identidad. (L.PI.192.10.6)

193

Éstas son las lecciones que Dios quiere que aprendas. Su Voluntad

se refleja en todas ellas, y ellas reflejan Su amorosa bondad para con el

Hijo que Él ama. Cada lección encierra un pensamiento central, que se

repite en todas ellas. Su forma es lo único que varía, según las

circunstancias, los acontecimientos, los personajes o los temas, los

cuales parecen ser reales, pero no lo son. Su contenido fundamental es

el mismo y es éste: Perdona, y verás esto de otra forma. (L.PI.193.3.5-

7) Es cierto que no parece que todo pesar no sea más que una falta

de perdón. (L.PI.193.4.1) Perdona, y verás esto de otra forma.

Page 50: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

(L.PI.193.5.1) ¿Cómo puedes saber cuándo estás viendo

equivocadamente o cuándo no está alguien percibiendo la lección que

debería aprender? ¿Parece ser real el dolor en dicha percepción? Si lo

parece, ten por seguro que no se ha aprendido la lección, y que en la

mente que ve el dolor a través de los ojos que ella misma dirige

permanece oculta una falta de perdón. (L.PI.193.7.3-4) Dios no

quiere que sigas sufriendo de esa manera. Él quiere ayudarte a que te

perdones a ti mismo. Su Hijo no recuerda quién es, y Dios no quiere

que se olvide de Su Amor ni de todos los dones que Su Amor trae

consigo. ¿Renunciarías ahora a tu propia salvación? ¿Dejarías acaso

de aprender las sencillas lecciones que el Maestro celestial pone ante ti

para que todo dolor desaparezca y el Hijo pueda recordar a su Padre?

(L.PI.193.8.2) Hoy, y en los días venideros, dedica un poco de tiempo

cada hora a practicar la lección del perdón tal como se indique.

(L.PI.193.12.1) Perdonaré, y esto desaparecerá. (L.PI.193.13.3)

Cuando tu perdón sea total tu gratitud lo será también, pues te darás

cuenta de que todas las cosas son acreedoras al derecho a ser amadas por

ser amorosas, incluyendo tu propio ser. (L.PI.195.8.6)

He aquí el segundo paso que damos en el proceso de liberar a tu mente

de la creencia en una fuerza externa enfrentada a la tuya. Tratas de ser

amable y de perdonar. Pero si no recibes muestras de gratitud procedentes

del exterior y las debidas gracias, tus intenciones se convierten de nuevo en

ataques. Aquel que recibe tus regalos los tiene que recibir con honor, o de

lo contrario, se los quitas. Y así, consideras que los dones de Dios son, en

el mejor de los casos, préstamos; y en el peor, engaños que te roban tus

defensas para garantizar que cuando Él dé Su golpe de gracia, éste sea

mortal. (L.PI.197.1.2) Dios bendice cada regalo que le haces, y todo

regalo se le hace a Él porque sólo te los puedes hacer a ti mismo. Y lo que

le pertenece a Dios no puede sino ser Suyo. Pero mientras perdones sólo

para volver a atacar, jamás te darás cuenta de que Sus regalos son seguros,

eternos, inalterables e ilimitados; de que dan perpetuamente, de que

extienden amor y de que incrementan tu interminable júbilo. (L.PI.197.5.3)

Retira los regalos que has hecho y pensarás que lo que se te ha dado a ti se

te ha quitado. Mas si aprendes a dejar que el perdón desvanezca los

pecados que crees ver fuera de ti, jamás podrás pensar que los regalos de

Dios son sólo préstamos a corto plazo que Él te arrebatará de nuevo a la

Page 51: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

hora de tu muerte. Pues la muerte no tendrá entonces ningún significado

para ti. (L.PI.197.6.2)

Condena y te vuelves un prisionero. Perdona y te liberas. Ésta es la

ley que rige a la percepción. No es una ley que el conocimiento entienda,

pues la libertad es parte del conocimiento. Por lo tanto, condenar es en

realidad imposible. Lo que parece ser su influencia y sus efectos jamás

tuvieron lugar en absoluto. No obstante, tenemos que lidiar con ellos por un

tiempo como si en realidad hubiesen tenido lugar. Las ilusiones forjan más

ilusiones. Excepto una. Pues el perdón es la ilusión que constituye la

respuesta a todas las demás ilusiones. Perdona y te liberas. (L.PI.198.2.2)

El perdón desvanece todos los demás sueños, y aunque en sí es un

sueño, no da lugar a más sueños. (L.PI.198.3.1) El perdón representa

el fin de todos los sueños, ya que es el sueño del despertar.

(L.PI.198.3.4) El perdón es el único camino que te conduce más allá

del desastre, del sufrimiento y, finalmente, de la muerte. (L.PI.198.4.1)

Sólo mi propio perdón me puede liberar. (L.PI.198.9.4) No olvides

hoy que toda forma de sufrimiento oculta algún pensamiento que niega

el perdón. (L.PI.198.9.5) Nuestras prácticas de hoy consisten en

dejar que la libertad venga a establecer su morada en ti. La verdad

deposita estas palabras en tu mente, para que puedas encontrar la

llave de la luz y permitir que a la obscuridad le llegue su fin: Sólo mi

propia condenación me hace daño. Sólo mi propio perdón me puede

liberar. No olvides hoy que toda forma de sufrimiento oculta algún

pensamiento que niega el perdón. Y que el perdón puede sanar toda

forma de dolor. (L.PI.198.9.6) Acepta la única ilusión que

proclama que en el Hijo de Dios no hay condenación, y el Cielo será

recordado instantáneamente, el mundo quedará olvidado y todas sus

absurdas creencias quedarán olvidadas junto con él, conforme la faz de

Cristo aparezca por fin sin velo alguno en este sueño de perdón.

(L.PI.198.10.1) ¿A quién podría ocurrírsele ofrecer perdón al Hijo

de la Impecabilidad Misma, tan semejante a Aquel de Quien es Hijo,

que contemplar al Hijo significa dejar de percibir y únicamente

conocer al Padre? (L.PI.198.12.5)

De este modo se convierte en un vehículo de ayuda para que el perdón

se extienda hasta la meta todo abarcadora que debe alcanzar, de acuerdo

con el plan de Dios. (L.PI.199.4.5)

Page 52: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Perdónate a ti mismo tus vanas imaginaciones y deja de buscar lo que

no puedes encontrar. (L.PI.200.3.5) En realidad no tiene ninguna, ni hace

nada, pues es desconocido en el Cielo. Es sólo en el infierno donde se le

necesita y donde tiene una formidable función que desempeñar. ¿No es

acaso un propósito loable ayudar al bienamado Hijo de Dios a escapar de

los sueños de maldad, que aunque son sólo fabricaciones suyas, él cree que

son reales? ¿Quién podría aspirar a más, mientras parezca que hay que

elegir entre el éxito y el fracaso, entre el amor y el miedo?¿Qué función

tiene el perdón? (L.PI.200.6.1)

El perdón reconoce que lo que pensaste que tu hermano te había hecho en

realidad nunca ocurrió. El perdón no perdona pecados, otorgándoles así

realidad. Simplemente ve que no hubo pecado. Y desde este punto de vista

todos tus pecados quedan perdonados. ¿Qué es el pecado sino una idea

falsa acerca del Hijo de Dios? El perdón ve simplemente la falsedad de

dicha idea y, por lo tanto, la descarta. Lo que entonces queda libre para

ocupar su lugar es la Voluntad de Dios. (L.PII.Preg1.1.1) Un

pensamiento que no perdona es aquel que emite un juicio que no pone en

duda a pesar de que es falso. (L.PII.Preg1.2.1) Un pensamiento que no

perdona hace muchas cosas. (L.PII.Preg1.3.1) El perdón, en cambio, es

tranquilo y sosegado, y no hace nada. (L.PII.Preg1.4.1) El que no

perdona se ve obligado a juzgar, pues tiene que justificar el no haber

perdonado. (L.PII.Preg1.4.4) Pero aquel que ha de perdonarse a sí mismo

debe aprender a darle la bienvenida a la verdad exactamente como ésta es.

(L.PII.Preg1.4.5) No hagas nada, pues, y deja que el perdón te muestre lo

que debes hacer a través de Aquel que es tu Guía, tu Salvador y Protector,

Quien, lleno de esperanza, está seguro de que finalmente triunfarás. Él ya te

ha perdonado, pues ésa es la función que Dios le encomendó. Ahora tú

debes compartir Su función y perdonar a aquel que Él ha salvado, cuya

inocencia Él ve y a quien honra como el Hijo de Dios. (L.PII.Preg1.5.1)

La salvación es un des-hacer en el sentido de que no hace nada, al no

apoyar el mundo de sueños y de malicia. De esta manera, las ilusiones

desaparecen. Al no prestarles apoyo, deja que simplemente se conviertan

en polvo. Y lo que ocultaban queda ahora revelado: un altar al santo

Nombre de Dios donde Su Palabra está escrita, con las ofrendas de tu

perdón depositadas ante él, y tras ellas, no mucho más allá, el recuerdo de

Dios. (L.PII.Preg2.3.4)

Page 53: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Cuando el pensamiento de separación haya sido substituido por uno de

verdadero perdón, el mundo se verá de una manera completamente distinta;

de una manera que conduce a la verdad en la que el mundo no puede sino

desaparecer junto con todos sus errores. (L.PII.Preg3.1.4) No nos

quedemos tranquilos hasta que el mundo se haya unido a nuestra nueva

percepción. No nos demos por satisfechos hasta que el perdón sea total. Y

no intentemos cambiar nuestra función. Tenemos que salvar al mundo.

Pues nosotros que lo fabricamos tenemos que contemplarlo a través de los

ojos de Cristo, de modo que aquello que se concibió para que muriese

pueda ser restituido a la vida eterna. (L.PII.Preg3.5.2)

¡Qué alegría tan grande la de hoy! Éste es un día de una celebración

especial. Pues este día le ofrece al mundo de tinieblas el instante que se fijó

para su liberación. Ha llegado el día en que todos los pesares se dejan atrás

y el dolor desaparece. La gloria de la salvación alborea hoy sobre un

mundo que ha sido liberado. Éste es un tiempo de esperanza para millones

de seres. Ahora ellos se unirán conforme tú los perdones a todos. Pues hoy

tú me perdonarás a mí. (L.PII.241.1.7) Ahora nos hemos perdonado

los unos a los otros, y así podemos por fin regresar a Ti. Padre, Tu Hijo,

que en realidad jamás se ausentó, retorna al Cielo y a su hogar. ¡Qué

contentos estamos de que se nos haya restituido la cordura y de poder

recordar que todos somos uno (L.PII.241.2.1)

Pues el perdón es el único medio por el que puedo alcanzar la visión de

Cristo. El pecado es el símbolo del ataque. Si lo veo en alguna parte,

sufriré. Pues el perdón es el único medio por el que puedo alcanzar la

visión de Cristo. Permítaseme aceptar que lo que Su visión me muestra es

la simple verdad y sanaré completamente. Ven hermano, déjame

contemplarte. Tu hermosura es el reflejo de la mía. Tu impecabilidad, la

mía propia. Has sido perdonado, y yo junto contigo. (L.PII.247.1.3)

El perdón nos ofrece un cuadro de un mundo en el que ya no hay

sufrimiento, es imposible perder y la ira no tiene sentido. (L.PII.249.1.1)

Page 54: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

La única manera de llegar a Dios aquí es mediante el perdón.

(L.PII.256.1.1) Pero podemos soñar que hemos perdonado a aquel en

quien todo pecado sigue siendo imposible, y esto es lo que elegimos soñar

hoy. (L.PII.256.1.8) Dios es nuestro objetivo, y el perdón, el medio por

el que nuestras mentes por fin regresan a Él. (L.PII.256.1.9)

Padre, el perdón es el medio que Tú has elegido para nuestra salvación.

(L.PII.257.2.1)

La paz llena mi corazón e inunda mi cuerpo con el propósito del perdón.

(L.PII.267.1.3)

Padre, la visión de Cristo es el don que me has dado, el cual tiene el

poder de transformar todo lo que los ojos del cuerpo contemplan en el

panorama de un mundo perdonado. (L.PII.270.1.1)

Un mundo perdonado significa que Tu Hijo reconoce a su Padre,

permite que sus sueños sean llevados ante la verdad y aguarda con gran

expectación el último instante de tiempo en el que éste acaba para siempre,

conforme Tu recuerdo aflora en su memoria. (L.PII.270.1.4)

Pues cuando el perdón descanse sobre el mundo y cada uno de los Hijos

de Dios goce de paz, ¿qué podría mantener las cosas separadas cuando lo

único que se puede ver es la faz de Cristo? (L.PII.Preg6.4.3)

Page 55: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

El Espíritu Santo es el mediador entre las ilusiones y la verdad. Puesto

que tiene que salvar la brecha entre la realidad y los sueños, la percepción

conduce al conocimiento a través de la gracia que Dios le ha dado para que

sea el regalo que le hace a todo aquel que acude a Él en busca de la verdad.

A través del puente que Él tiende se llevan todos los sueños ante la verdad

para que la luz del conocimiento los disipe. Allí los sonidos y las imágenes

se descartan para siempre. Y donde antes se percibían, el perdón ha hecho

posible el tranquilo final de la percepción. (L.PII.Preg7.1.5)

Desde el conocimiento, donde Dios lo ubicó, el Espíritu Santo te

exhorta a dejar que el perdón repose sobre tus sueños para que puedas

recobrar la cordura y la paz interior. (L.PII.Preg7.4.1) Sin el perdón, tus

sueños seguirán aterrorizándote. (L.PII.Preg7.4.2)

Y así, le ofrecemos nuestra bendición a todas las cosas y nos unimos

amorosamente al mundo, el cual nuestro perdón ha hecho que sea uno con

nosotros. (L.PII.283.2.2)

Padre, mi santidad es la Tuya. Permítaseme regocijarme en ella y

recobrar la cordura mediante el perdón. Tu Hijo sigue siendo tal como Tú

lo creaste. Mi santidad es parte de mí y también de Ti. Pues, ¿qué podría

alterar a la Santidad Misma? (L.PII.285.2.2)

Perdóname hoy. Y sabrás que me has perdonado si contemplas a tu

hermano en la luz de la santidad. Él no puede ser menos santo que yo, y tú

no puedes ser más santo que él. (L.PII.288.2.1)

A menos que el pasado se haya borrado de mi mente, no podré

contemplar el mundo real. Pues en ese caso no estaría contemplando

nada, sino viendo lo que no esta ahí. ¿Cómo podría entonces percibir el

mundo que el perdón ofrece? El propósito del pasado fue precisamente

Page 56: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

ocultarlo, pues dicho mundo sólo se puede ver en el ahora. No tiene

pasado. Pues, ¿a qué se le puede conceder perdón sino al pasado, el

cual al ser perdonado desaparece? (L.PII.289.1.3)

El mundo real sólo lo pueden percibir los ojos que han sido bendecidos

por el perdón, los cuales, consecuentemente, ven un mundo donde el terror

es imposible y donde no se puede encontrar ningún testigo del miedo.

(L.PII.Preg8.1.4) El mundo real te ofrece una contrapartida para cada

pensamiento de infelicidad que se ve reflejado en tu mundo, una corrección

segura para las escenas de miedo y los clamores de batalla que pueblan tu

mundo. El mundo real muestra un mundo que se contempla de otra manera:

a través de ojos serenos y de una mente en paz. Allí sólo hay reposo. No se

oyen gritos de dolor o de pesar, pues allí nada está excluido del perdón. Y

las escenas que se ven son apacibles, pues sólo escenas y sonidos felices

pueden llegar hasta la mente que se ha perdonado a sí misma

(L.PII.Preg8.2.4) El Espíritu Santo no tiene necesidad del tiempo una

vez que éste ha servido el propósito que Él le había asignado. Ahora espera

un sólo instante más para que Dios dé el paso final y el tiempo desaparezca

llevándose consigo la percepción y dejando solamente a la verdad para que

sea tal como es. Ese instante es nuestro objetivo, pues en él yace el

recuerdo de Dios. Y al contemplar un mundo perdonado, Él es Quien nos

llama y nos viene a buscar para llevarnos a casa, recordándonos nuestra

Identidad, la cual nos ha sido restituida mediante nuestro perdón.

(L.PII.Preg8.5.4)

Mi mente se aquieta hoy, para recibir los Pensamientos que Tú me

ofreces. Y acepto lo que procede de Ti, en lugar de lo que procede de mí.

No sé cómo llegar hasta Ti. Mas Tú lo sabes perfectamente. Padre, guía a

Tu Hijo por el tranquilo sendero que conduce a Ti. Haz que mí perdón sea

total y completo y que Tu recuerdo retorne a mí. (L.PII.291.2.6)

El miedo ya se acabó porque su fuente ha desaparecido, y con ella,

todos sus pensamientos desaparecieron también. El amor sigue siendo el

único estado presente, cuya Fuente está aquí para siempre. ¿Cómo iba a

parecerme el mundo claro y diáfano, seguro y acogedor, cuando todos mis

errores pasados lo oprimen y me muestran manifestaciones distorsionadas

de miedo? Mas en el presente el amor es obvio y sus efectos evidentes. El

Page 57: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

mundo entero resplandece en el reflejo de su santa luz, y por fin percibo un

mundo perdonado. (L.PII.293.1.5)

El perdón es el único regalo que doy, ya que es el único regalo que

deseo. Y todo lo que doy, es a mí mismo a quien se lo doy. Ésta es la

sencilla fórmula de la salvación. Y yo, que quiero salvarme, la adoptaré,

para regir mi vida por ella en un mundo que tiene necesidad de salvación y

que se salvará al aceptar yo la Expiación para mí mismo. (L.PII.297.1.1)

Mi gratitud hace posible que mi amor sea aceptado sin miedo. Y, de esta

manera, se me restituye por fin mi Realidad. El perdón elimina todo cuanto

se interponía en mi santa visión. Y me aproximo al final de todas las

jornadas absurdas, las carreras locas y los valores artificiales. En su lugar,

acepto lo que Dios establece como mío, seguro de que sólo mediante ello

me puedo salvar, y de que atravieso el miedo para encontrarme con mi

Amor. (L.PII.298.1.3)

El Segundo Advenimiento de Cristo, que es tan seguro como Dios, es

simplemente la corrección de todos los errores y el restablecimiento de la

cordura. Es parte de la condición que reinstaura lo que nunca se perdió y

re-establece lo que es eternamente verdad. Es la invitación que se le hace a

la Palabra de Dios para que ocupe el lugar de las ilusiones: la señal de que

estás dispuesto a dejar que el perdón descanse sobre todas las cosas sin

excepción y sin reservas. (L.PII.Preg9.1.3) La naturaleza totalmente

inclusiva del Segundo Advenimiento de Cristo es lo que le permite

envolver al mundo y mantenerte a salvo en su dulce llegada, la cual abarca

a toda cosa viviente junto contigo. La liberación a la que el Segundo

Advenimiento da lugar no tiene fin, pues la creación de Dios es ilimitada.

La luz del perdón ilumina el camino del Segundo Advenimiento porque

refulge sobre todas las cosas a la vez y cual una sola. Y así, por fin, se

reconoce la unidad (L.PII.Preg9.2.3)

Padre, amenos que juzgue no puedo sollozar. Tampoco puedo

experimentar dolor o sentirme abandonado o creer que no se me necesita en

Page 58: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

este mundo. Éste es mi hogar Porque no lo juzgo, y, por lo tanto, es

únicamente lo que Tú quieres que sea. Hoy lo quiero contemplar sin

condenarlo, a través de ojos felices que el perdón haya liberado de toda

distorsión. Hoy quiero ver Tu mundo en lugar del mío. Y me olvidaré de

todas las lágrimas que he derramado, pues su fuente ha desaparecido.

Padre, hoy no juzgaré Tu mundo. (L.PII.301.1.4)

Padre, por fin estamos abriendo los ojos. Tu santo mundo nos espera,

pues por fin hemos recobrado la visión y podemos ver. Pensábamos que

estábamos sufriendo. Pero era que nos habíamos olvidado del Hijo que Tú

creaste. Ahora vemos que las tinieblas son el producto de nuestra propia

imaginación y que la luz está ahí para que la contemplemos. La visión de

Cristo transforma las tinieblas en luz, pues el miedo no puede sino

desaparecer ante la llegada del amor. Déjame perdonar hoy Tu santo

mundo, para poder contemplar su santidad y entender que no es sino el

reflejo de la mía. (L.PII.302.1.7)

Sólo puedo nublar mi santa vista si permito que mi mundo se entrometa

en ella. Y no puedo contemplar los santos panoramas que Cristo contempla

a menos que utilice Su visión. La percepción es un espejo, no un hecho. Y

lo que contemplo es mi propio estado de ánimo reflejado afuera. Quiero

bendecir el mundo contemplándolo a través de los ojos de Cristo. Y veré

las señales inequívocas de que todos mis pecados me han sido perdonados

(L.PII.304.1.6) Tú me conduces de las tinieblas a la luz y del pecado a la

santidad. Déjame perdonar y así recibir la salvación del mundo. Ése es Tu

regalo, Padre mío, que se me concede para que yo se lo ofrezca a Tu santo

Hijo, de manera que él pueda hallar Tu recuerdo, y el de Tu Hijo tal como

Tú lo creaste. (L.PII.304.2.2)

El concepto que yo he forjado del tiempo impide el logro de mi

objetivo. Si elijo ir más allá del tiempo hasta la intemporalidad, tengo que

cambiar mi percepción acerca del propósito del tiempo. Pues su propósito

no puede ser que el pasado y el futuro sean uno. El único intervalo en el

que puedo librarme del tiempo es ahora mismo. Pues en este instante el

perdón ha venido a liberarme. Cristo nace en el ahora, sin pasado ni futuro.

Él ha venido a dar la bendición del presente al mundo, restaurándolo a la

Page 59: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

intemporalidad y al amor. Y el amor está siempre presente, aquí y ahora.

(L.PII.308.1.5)

Nuestro Padre nos llama. Oímos Su Voz y perdonamos a la creación en

Nombre de su Creador, la Santidad Misma, Cuya santidad Su creación

comparte con Él; Cuya santidad sigue siendo todavía parte de nosotros.

(L.PII.Preg11.5.2)

Ésta es la clave de la salvación: lo que veo es el reflejo de un proceso

mental que comienza con una idea de lo que quiero. A partir de ahí, la

mente forja una imagen de eso que desea, lo juzga valioso y, por lo tanto,

procura encontrarlo. Estas imágenes se proyectan luego al exterior, donde

se contemplan, se consideran reales y se defienden como algo propio de

uno. De deseos dementes nace un mundo demente, y de juicios, un mundo

condenado. De pensamientos de perdón, en cambio, surge un mundo

apacible y misericordioso para con el santo Hijo de Dios, cuyo propósito es

ofrecerle un dulce hogar en el que descansar por un tiempo antes de

proseguir su jornada, y donde él puede ayudar a sus hermanos a seguir

adelante con él y a encontrar el camino que conduce al Cielo y a Dios.

(L.PII.325.1.6)

Aceptemos hoy que el perdón es nuestra única función. ¿Por qué atacar

nuestras mentes y ofrecerles imágenes de dolor? ¿Por qué enseñarles que

son impotentes, cuando Dios les ofrece Su poder y Su Amor y las invita a

servirse de lo que ya es Suyo? La mente que ha llegado a estar dispuesta a

aceptar los regalos de Dios ha sido reinstaurada al espíritu, y extiende su

libertad y su dicha tal como dispone la Voluntad de Dios unida a la suya

propia. El Ser que Dios creó no puede pecar, por lo tanto, no puede sufrir.

Elijamos hoy que Él sea nuestra Identidad, para poder así escapar para

siempre de todas las cosas que el sueño de miedo parece ofrecernos.

(L.PII.330.1.1)

El perdón nos muestra que la Voluntad de Dios es una sola y que la

compartimos. Contemplemos los santos panoramas que hoy nos muestra el

Page 60: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

perdón, de modo que podamos encontrar la paz de Dios. Amén

(L.PII.331.2.1). El perdón nos muestra que la Voluntad de Dios es una

sola y que la compartimos. Contemplemos los santos panoramas que hoy

nos muestra el perdón, de modo que podamos encontrar la paz de Dios.

Amén. (L.PII.331.2.2)

El ego forja ilusiones. La verdad desvanece sus sueños malvados con el

brillo de su fulgor. La verdad nunca ataca. Sencillamente es. Y por medio

de su presencia se retira a la mente de las fantasías, y así ésta despierta a lo

real. El perdón invita a esta presencia a que entre, y a que ocupe el lugar

que le corresponde en la mente. Sin el perdón, la mente se encuentra

encadenada, creyendo en su propia futilidad. Mas con el perdón, la luz

brilla a través del sueño de tinieblas, ofreciéndole esperanzas y

proporcionándole los medios para que tome conciencia de la libertad que es

su herencia. (L.PII.332.1.6)

Padre, el perdón es la luz que Tú elegiste para que desvaneciese todo

conflicto y toda duda, y para que alumbrase el camino que nos lleva de

regreso a Ti. Ninguna otra luz puede dar fin a nuestro sueño malvado.

Ninguna otra luz puede salvar al mundo. Pues dicha luz es lo único que

jamás ha de fallar, ya que es el regalo que le has hecho a Tu Hijo

bienamado. (L.PII.333.2.1)

Perdonar es una elección. Nunca veo a mi hermano tal como es, pues

eso está mucho más allá de la percepción. Lo que veo en él es simplemente

lo que deseo ver, pues eso es lo que quiero que sea verdad. A eso es a lo

único que respondo, por mucho que parezca que es a los acontecimientos

externos. Elijo lo que deseo contemplar, y eso, y sólo eso, es lo que veo. La

impecabilidad de mi hermano me muestra que quiero contemplar la mía

propia. Y la veré, puesto que he decidido ver a mi hermano en la santa luz

de su inocencia. Perdonar es una elección. (L.PII.335.1.1)

El perdón es el medio a través del cual a la percepción le llega su fin. El

conocimiento es restituido una vez que la percepción ha sido transformada

y ha dado paso enteramente a lo que por siempre ha de estar más allá de su

Page 61: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

más elevado alcance. Pues las imágenes y los sonidos tan sólo pueden

servir, en el mejor de los casos, para evocar el recuerdo que yace tras todos

ellos. El perdón elimina las distorsiones y revela el altar a la verdad que se

hallaba oculto. Sus blancas azucenas refulgen en la mente, y la instan a

regresar y a mirar en su interior para encontrar lo que en vano ha buscado

afuera. Pues ahí, y sólo ahí, se restaura la paz interior, al ser la morada de

Dios Mismo. (L.PII.336.1.1) El perdón es el medio a través del cual a la

percepción le llega su fin. El conocimiento es restituido una vez que la

percepción ha sido transformada y ha dado paso enteramente a lo que por

siempre ha de estar más allá de su más elevado alcance. Pues las imágenes

y los sonidos tan sólo pueden servir, en el mejor de los casos, para evocar

el recuerdo que yace tras todos ellos. El perdón elimina las distorsiones y

revela el altar a la verdad que se hallaba oculto. Sus blancas azucenas

refulgen en la mente, y la instan a regresar y a mirar en su interior para

encontrar lo que en vano ha buscado afuera. Pues ahí, y sólo ahí, se restaura

la paz interior, al ser la morada de Dios Mismo. (L.PII.336.1.4) Que el

perdón elimine en la quietud mis sueños de separación y de pecado. Y que

entonces pueda mirar, Padre, en mi interior y descubrir que Tu promesa de

que en mí no hay pecado es verdad; que Tu Palabra permanece inalterada

en mi mente y que Tu Amor reside todavía en mi corazón. (L.PII.336.2.1)

Padre te doy las gracias por el día de hoy y por la libertad que estoy

seguro me ha de brindar. Hoy es un día santo, pues hoy Tu Hijo será

redimido. Su sufrimiento ha terminado. Pues él oirá Tu Voz exhortándole a

que busque la visión de Cristo a través del perdón y se libere para siempre

de todo sufrimiento. Gracias por el día de hoy, Padre mío. Vine a este

mundo sólo para llegar a tener este día, así como la alegría y libertad que

encierra para Tu santo Hijo y para el mundo que él fabricó, el cual hoy se

libera junto con él. (L.PII.340.1.4)

En el milagro reside el don de la gracia, pues se da y se recibe como

uno. Y así, nos da un ejemplo de lo que es la ley de la verdad, que el

mundo no acata porque no la entiende. El milagro invierte la percepción

que antes estaba al revés, y de esa manera pone fin a las extrañas

distorsiones que ésta manifestaba. Ahora la percepción se ha vuelto

receptiva a la verdad. Ahora puede verse que el perdón está justificado.

(L.PII.Preg13.2.5) El perdón es la morada de los milagros. Los ojos de

Cristo se los ofrecen a todos los que Él contempla con misericordia y con

Page 62: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

amor. La percepción queda corregida ante Su vista, y aquello cuyo

propósito era maldecir tiene ahora el de bendecir. Cada azucena de perdón

le ofrece al mundo el silencioso milagro del amor. Y cada una de ellas se

deposita ante la Palabra de Dios, en el altar universal al Creador y a la

creación, a la luz de la perfecta pureza y de la dicha infinita.

(L.PII.Preg13.3.1)

Te doy gracias, Padre, por el plan que ideaste para salvarme del infierno

que yo mismo fabriqué. No es real. Y Tú me has proporcionado los medios

para comprobar su irrealidad. Tengo la llave en mis manos, y he llegado

hasta las puertas tras las cuales se halla el fin de los sueños. Me encuentro

ante las puertas del Cielo, sin saber si debo entrar y estar en casa. No dejes

que hoy siga indeciso. Quiero perdonar todas las cosas y dejar que la

creación sea tal como Tú quieres que sea y como es. Quiero recordar que

soy Tu Hijo, y que cuando por fin abra las puertas, me olvide de las

ilusiones ante la deslumbrante luz de la verdad, conforme Tu recuerdo

retorna a mí. (L.PII.342.1.7)

Hermano, perdóname ahora. Vengo a llevarte a casa conmigo. Y según

avanzamos, el mundo se une a nosotros en nuestro camino a Dios.

Hermano, perdóname ahora. (L.PII.342.2.1)

Lo que perdonamos se vuelve parte de nosotros, tal como nos

percibimos a nosotros mismos. Tal como tú creaste a Tu Hijo, él encierra

dentro de sí todas las cosas. El que yo Te pueda recordar depende de que lo

perdone a él. Lo que él es no se ve afectado por sus pensamientos. Pero lo

que contempla es el resultado directo de ellos. Así pues, Padre mío, quiero

ampararme en Ti. Sólo Tu recuerdo me liberará. Y sólo perdonando puedo

aprender a dejar que Tu recuerdo vuelva a mí, y a ofrecérselo al mundo con

agradecimiento. (L.PII.350.1.3)

Somos los portadores de la salvación. Aceptamos nuestro papel como

salvadores del mundo, el cual se redime mediante nuestro perdón conjunto.

Y al concederle el regalo de nuestro perdón, éste se nos concede a nosotros.

Page 63: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Vemos a todos como nuestros hermanos, y percibimos todas las cosas

como buenas y bondadosas. No estamos interesados en ninguna función

que se encuentre más allá del umbral del Cielo. El conocimiento volverá a

aflorar en nosotros cuando hayamos desempeñado nuestro papel. Lo único

que nos concierne ahora es dar la bienvenida a la verdad.

(L.PII.Preg14.3.2)

El perdón ve sólo impecabilidad, y no juzga. Ésta es la manera de llegar

a Ti. Los juicios me vendan los ojos y me ciegan. El amor, que aquí se

refleja en forma de perdón, me recuerda, por otra parte, que Tú me has

proporcionado un camino para volver a encontrar Tu paz. Soy redimido

cuando elijo seguir ese camino. Tú no me has dejado desamparado. Dentro

de mí yace Tu recuerdo, así como Uno que me conduce hasta él. Padre, hoy

quiero oír Tu Voz y encontrar Tu paz. Pues quiero amar mi propia

Identidad y encontrar en Ella el recuerdo de Ti. (L.PII.352.1.1)

El perdón -el reflejo de la verdad- me enseña cómo ofrecer milagros y

así escapar de la prisión en la que creo vivir. Tu santo Hijo me es señalado,

primero en mi hermano, y después en mí. Tu Voz me enseña con gran

paciencia a oír Tu Palabra y a dar tal como recibo. Y conforme contemplo a

Tu Hijo hoy, oigo Tu Voz indicándome la manera de llegar a Ti, tal como

Tú dispusiste que ésta debía ser. "Contempla su impecabilidad y sé

curado". (L.PII.357.1.1)

Padre, hoy vamos a perdonar Tu mundo y a dejar que la creación sea

Tuya. Hemos entendido todas las cosas erróneamente. Pero no hemos

podido convertir a los santos Hijos de Dios en pecadores. Lo que Tú

creaste libre de pecado ha de permanecer así por siempre jamás. Ésa es

nuestra condición. Y nos regocijamos al darnos cuenta de que los errores

que hemos cometido no tienen efectos reales sobre nosotros. El pecado es

imposible, y en este hecho descansa el perdón sobre una base mucho más

sólida que el mundo de sombras que vemos. Ayúdanos a perdonar, pues

queremos ser redimidos. Ayúdanos a perdonar, pues queremos estar en paz.

(L.PII.359.1.1)

Page 64: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

El pecado es imposible, y en este hecho descansa el perdón sobre una

base mucho más sólida que el mundo de sombras que vemos.

(L.PII.359.1.7)

Consagremos nuestras mentes a este propósito, poniendo todos

nuestros pensamientos al servicio de la salvación. La meta que se nos

ha asignado es la de perdonar al mundo. Ésa es la función que Dios nos

ha encomendado. Y lo que buscamos es el final del sueño, no como

nosotros queremos que dicho final sea, sino como lo quiere Dios. Pues

no podremos sino reconocer que todo aquello que perdonamos es parte

de Dios Mismo. Y así, Su recuerdo se reinstaurará en nosotros

completamente y en su totalidad (L.PII.IN.3.2) Nuestra función es

recordarlo a Él aquí en la tierra, tal como se nos ha dado ser Su Propia

compleción en la realidad. No nos olvidemos, por lo tanto, de que

nuestro objetivo es uno que compartimos, pues en ese recordar es

donde radica el recuerdo de Dios y lo que nos señala el camino que

conduce hasta Él y hasta el Remanso de Su paz. ¿Cómo no vamos a

perdonar a nuestro hermano, que es quien nos puede ofrecer esto? Él

es el camino, la verdad y la vida que nos muestra el sendero. En él

reside la salvación, que se nos ofrece a través del perdón que le

concedemos. (L.PII.IN.4.3) No terminaremos este año sin el regalo

que nuestro Padre le prometió a Su santo Hijo. Hemos sido

perdonados. Y nos encontramos a salvo de toda la ira que le

atribuíamos a Dios y que después descubrimos no era más que un

sueño. Se nos ha restituido la cordura, en la que comprendemos que la

ira es una locura, el ataque algo demente y la venganza una mera

fantasía pueril. Nos hemos salvado de la ira porque nos dimos cuenta

de que estábamos equivocados. Eso es todo. ¿Y se encolerizaría un

padre con su hijo porque éste no hubiese comprendido la verdad?

Hemos sido perdonados. (L.PII.IN.5.2)

He aquí la base sobre la que descansa su capacidad para llevar a cabo su

función. La percepción es el resultado de lo que se ha aprendido. De hecho,

la percepción es lo que se ha aprendido, ya que causa y efecto nunca se

encuentran separados. Los maestros de Dios tienen confianza en el mundo

porque han aprendido que no está regido por las leyes que el mundo

Page 65: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

inventó. Está regido por un Poder que se encuentra en ellos, pero que no es

de ellos. Este Poder es el que mantiene todas las cosas a salvo. Mediante

este Poder los maestros de Dios contemplan un mundo perdonado.

(M.4.I.1.7)

El papel central que ocupa la mentalidad abierta -quizá el último de los

atributos que el maestro de Dios adquiere- puede entenderse fácilmente

cuando se reconoce la relación que guarda con el perdón. La mentalidad

abierta procede de una ausencia de juicios. De la misma manera en que los

juicios cierran la mente impidiéndole la entrada al Maestro de Dios, de

igual modo la mentalidad abierta lo invita a entrar. De la misma manera en

que la condenación juzga al Hijo de Dios como malvado, de igual modo la

mentalidad abierta permite que sea juzgado por la Voz de Dios en Su

Nombre. De la misma manera en que la proyección de la culpabilidad sobre

él lo enviaría al infierno, de igual modo la mentalidad abierta permite que

la imagen de Cristo le sea extendida. Sólo aquellos que tienen una

mentalidad abierta pueden estar en paz, pues son los únicos que ven

razones para ello. (M.4.X.1.1)

¿Cómo perdonan los que tienen una mentalidad abierta? Han renunciado

a todas las cosas que les impediría perdonar. Han abandonado realmente el

mundo, y han permitido que éste les sea restaurado con tal frescura y en

júbilo tan glorioso, que jamás hubiesen podido concebir un cambio así.

Nada es ahora como era antes. Todo lo que antes parecía opaco y sin vida,

ahora no hace sino refulgir. Lo que es más, todas las cosas les dan la

bienvenida, ya que ha desaparecido toda sensación de amenaza. Ya no

quedan tinieblas que oculten la faz de Cristo. Ya se ha logrado el objetivo.

El perdón es la meta final del programa de estudios, pues allana el camino

para lo que se encuentra más allá de todo aprendizaje. El programa de

estudios no hace ningún esfuerzo por excederse de su verdadero objetivo.

El perdón es su único objetivo, en el cual converge en última instancia todo

aprendizaje. Ciertamente eso es suficiente. (M.4.X.2.1)

Habrás notado que la lista de atributos de los maestros de Dios no

incluye las características que constituyen la herencia del Hijo de Dios.

Términos tales como amor, inocencia, perfección, conocimiento y verdad

Page 66: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

eterna no aparecen en este contexto, pues no serían apropiados aquí. Lo que

Dios ha dado está tan remotamente alejado de nuestro programa de

estudios, que el aprendizaje no puede sino desaparecer ante su presencia.

Sin embargo, mientras su presencia esté velada, el enfoque ha de centrarse

necesariamente en el programa de estudios. La función de los maestros de

Dios es llevar al mundo el verdadero aprendizaje. Propiamente dicho, lo

que llevan es un des-aprendizaje, que es a lo único que se le puede llamar

"verdadero aprendizaje" en este mundo. A los maestros de Dios se les ha

encomendado la función de llevar al mundo las buenas nuevas del

completo perdón. Bienaventurados son en verdad, pues son los portadores

de la salvación. (M.4.X.3.8)

Los maestros de Dios van a estos pacientes representando otra

alternativa que dichos pacientes habían olvidado. La simple presencia del

maestro de Dios les sirve de recordatorio. Sus pensamientos piden el

derecho de cuestionar lo que el paciente ha aceptado como verdadero. En

cuanto que mensajeros de Dios, los maestros de Dios son los símbolos de la

salvación. Le piden al paciente que perdone al Hijo de Dios en su Nombre.

Representan la Alternativa. Con la Palabra de Dios en sus mentes, vienen

como una bendición, no para curar a los enfermos sino para recordarles que

hay un remedio que Dios les ha dado ya. No son sus manos las que curan.

No son sus voces las que pronuncian la Palabra de Dios, sino que dan

sencillamente lo que se les ha dado y exhortan dulcemente a sus hermanos

a que se aparten de la muerte: "¡He aquí, Hijo de Dios, lo que la Vida te

puede ofrecer! ¿Prefieres elegir la enfermedad en su lugar?" (M.5.III.2.5)

Donde se requieren cambios es en las mentes de los maestros de

Dios. Esto puede entrañar o no cambios en las condiciones externas.

Recuerda que nadie está donde está por casualidad y que nada en el

plan de Dios es al azar. Es bastante improbable que en la formación

del nuevo maestro de Dios, los primeros pasos a dar no sean cambios

de actitud. No hay, sin embargo, una norma fija al respecto, toda vez

que el entrenamiento es siempre altamente individualizado. Hay

quienes son llamados a cambiar las circunstancias de sus vidas casi de

inmediato, mas éstos son generalmente casos especiales. A la gran

mayoría se les proporciona un programa de entrenamiento que

evoluciona lentamente, en el que se corrigen el mayor número posible

de errores previos. Las relaciones personales, en especial, tienen que

percibirse debidamente, y se tiene que eliminar la piedra angular de la

Page 67: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

falta de perdón. De lo contrario, el viejo sistema de pensamiento

mantendrá aún una base a donde poder regresar. (M.9.1.8)

Mientras el perdón no sea completo, el mundo seguirá teniendo un

propósito. Es el hogar donde nace el perdón, donde crece y donde se vuelve

más fuerte y abarcador. Aquí se le alimenta, pues es aquí donde se le

necesita. Un benévolo Salvador, nacido donde el pecado fue concebido y

donde la culpabilidad parecía real. Éste es Su hogar porque aquí

ciertamente se le necesita. Él trae Consigo el fin del mundo. Es a Su

llamada a la que los maestros de Dios responden, dirigiéndose a Él en

silencio para recibir Su Palabra. El mundo acabará cuando todas las cosas

que hay en él hayan sido correctamente juzgadas mediante Su juicio. El

mundo acabará con la bendición de la santidad sobre él. El mundo

desaparecerá cuando ya no quede ni un solo pensamiento de pecado. No

será destruido, ni atacado y ni siquiera sufrirá el más mínimo rasguño.

Simplemente dejará de parecer que existe. (M.14.2.1) Ciertamente

parece que esto se encuentra muy, pero que muy lejos en el futuro.

"Cuando ya no quede ni un solo pensamiento de pecado" parece ser, en

efecto, un objetivo a largo plazo. Pero el tiempo se detiene y sirve al

objetivo de los maestros de Dios. En el instante en que cualquiera de ellos

acepte la Expiación para sí mismo, no quedará ni un solo pensamiento de

pecado. Perdonar un solo pecado no es más fácil que perdonarlos todos. La

ilusión de que hay grados de dificultad es un obstáculo que el maestro de

Dios tiene que aprender a pasar de largo y dejar atrás. Un pecado que un

maestro de Dios perdone completamente, puede consumar la salvación.

¿Puedes comprender esto? No; esto no tiene ningún sentido para los que

están aquí. Sin embargo, es la lección final con la que se restaura la unidad.

Esto va en contra de la manera de pensar del mundo, pero recuerda que el

Cielo también va en contra. (M.14.3.7) El mundo acabará con alegría

porque es un lugar triste. Cuando la alegría haya llegado, el propósito del

mundo habrá terminado. El mundo acabará en paz porque es un campo de

batalla. Cuando la paz haya llegado, ¿qué propósito podrá tener el mundo?

El mundo acabará entre risas porque es un valle de lágrimas. ¿Quién puede

seguir llorando allí donde hay risa? Y sólo el completo perdón da lugar a

todo esto para bendecir el mundo. El mundo partirá en bendiciones, pues

no acabará como comenzó. Convertir el infierno en Cielo es la función de

los maestros de Dios porque lo que enseñan son lecciones que reflejan el

Cielo. Siéntate ahora por un momento con verdadera humildad y date

cuenta de que puedes hacer todo lo que Dios desea que hagas. No seas

arrogante ni digas que no puedes aprender Su programa de estudios. Su

Page 68: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Palabra afirma lo contrario. Su Voluntad se hará. No puede ser de otra

manera. Y da gracias de que así sea. (M.14.5.7)

Para que el maestro de Dios pueda curar, es esencial, pues, que permita

que sus propios errores le sean corregidos. Si siente la más leve irritación al

responder a otro, que se dé cuenta de inmediato de que ha hecho una

interpretación falsa. Que se dirija entonces a su Eterno Guía interno y deje

que sea Él Quien juzgue cuál debe ser su respuesta. De este modo, el

maestro de Dios se cura y en su curación su alumno se cura con él. La

única responsabilidad del maestro de Dios es aceptar la Expiación para sí

mismo. La Expiación es sencillamente la corrección o anulación de los

errores. Cuando se haya alcanzado, el maestro de Dios se habrá convertido,

por definición, en un obrador de milagros. Sus pecados le habrán sido

perdonados, y él ya no se condenará a sí mismo. ¿Cómo podría entonces

condenar a otros? ¿Y habría alguien al que su perdón no pudiese curar?

(M.18.4.8)

¿Cómo se encuentra esta quietud? Nadie que busque únicamente sus

condiciones puede dejar de encontrarla. La paz de Dios no puede hacer acto

de presencia allí donde hay ira, pues la ira niega forzosamente la existencia

de la paz. Todo aquel que de alguna manera o en cualquier circunstancia

considere que la ira está justificada, proclama que la paz es una insensatez,

y no podrá por menos que creer que no existe. En esas condiciones no se

puede hallar la paz de Dios. El perdón es, por lo tanto, la condición

indispensable para hallarla. Lo que es más, donde hay perdón tiene que

haber paz. Pues, ¿qué otra cosa sino el ataque conduce a la guerra? ¿Y qué

otra cosa sino la paz es lo opuesto a la guerra? Aquí el contraste inicial

resalta de una manera clara y evidente. Cuando se halla la paz, no obstante,

la guerra deja de tener sentido. Y ahora es el conflicto el que se percibe

como inexistente e irreal. (M.20.3.6)

Vivir es júbilo, pero la muerte no es sino llanto. Ves en la muerte tu

escapatoria de lo que has hecho. Pero lo que no ves es que tú mismo

inventaste la muerte, la cual no es más que la ilusión de un final. La muerte

no puede ser una escapatoria porque el problema no radica en la vida. La

vida no tiene opuesto, pues es Dios. La vida parece ser lo opuesto a la

muerte porque tú has decidido que la muerte acaba con la vida. Perdona al

Page 69: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

mundo y comprenderás que nada que Dios creó puede tener fin, y que nada

que Él no haya creado es real. Con esta frase se resume nuestro curso. Con

esta frase se le da a nuestras prácticas el único objetivo que tienen. Con esta

frase se describe el programa de estudios del Espíritu Santo exactamente

como es. (M.20.5.7)

La curación y la Expiación no están relacionadas: son lo mismo. No hay

grados de dificultad en los milagros porque no hay grados de Expiación.

Éste es el único concepto total que es posible en este mundo porque es la

fuente de una percepción completamente unificada. La idea de una

Expiación parcial no tiene sentido, del mismo modo como es imposible que

haya ciertas áreas en el Cielo reservadas para el infierno. Acepta la

Expiación y te curarás. La Expiación es la Palabra de Dios. Acepta Su

Palabra, y ya no quedará nada que pueda dar lugar a la enfermedad. Acepta

Su Palabra y todo milagro se habrá realizado. Perdonar es curar. El maestro

de Dios ha decidido que aceptar la Expiación para sí mismo es su única

función. ¿Qué puede haber, entonces, que él no pueda curar? ¿Qué milagro

se le podría negar? Perdonar es curar. (M.22.1.9)

Para que el maestro de Dios progrese, necesita comprender que

perdonar es curar. (M.22.3.1)

La resurrección, al ser la afirmación de la vida, es la negación de la

muerte. De esta manera, la forma de pensar del mundo se invierte por

completo. Ahora se reconoce que la vida es la salvación, y cualquier clase

de dolor o aflicción se percibe como el infierno. Ya no se le teme al amor,

sino que se le da jubilosamente la bienvenida. Los ídolos han desaparecido

y el recuerdo de Dios brilla en el mundo sin ninguna obstrucción. Se ve la

faz de Cristo en toda cosa viviente, y no se mantiene nada en la obscuridad,

excluido de la luz del perdón. Ya no quedan pesares sobre la tierra. El

júbilo del Cielo ha descendido sobre ella. (M.28.2.6)

Ahí termina el programa de estudios. De ahí en adelante no habrá

necesidad de más instrucciones. La visión ha sido totalmente corregida y

Page 70: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

todos los errores han sido des-hechos. El ataque no tiene sentido y la paz ha

llegado. Se ha alcanzado la meta del programa de estudios. Los

pensamientos se dirigen hacia el Cielo y se apartan del infierno. Todo

anhelo queda satisfecho, pues, ¿qué queda ahora que no tenga respuesta o

que esté incompleto? La última ilusión se extiende sobre el mundo,

perdonándolo todo y substituyendo todo ataque. Se ha logrado la inversión

total. No queda nada que contradiga la Palabra de Dios. No hay nada que se

oponga a la verdad. Y ahora, por fin, la verdad puede llegar. ¡Cuán pronto

vendrá cuando se la invite a entrar y a envolver semejante mundo!

(M.28.3.8)

Éste no es un curso de especulación filosófica, ni está interesado en una

terminología precisa. Se orienta únicamente hacia la Expiación o

corrección de la percepción. El medio de la Expiación es el perdón. La

estructura de la "conciencia individual" es esencialmente irrelevante,

puesto que es un concepto que representa el "error original" o "pecado

original". Estudiar el error en sí no conduce a la corrección, si es que en

efecto quieres tener éxito en poder pasarlo por alto. Y es precisamente este

proceso de pasar por alto lo que el curso se propone enseñar. El medio de

la Expiación es el perdón. (C.IN.1.3)

La mente puede gozar de rectitud o estar errada, dependiendo de la voz

que escuche. La mentalidad recta escucha al Espíritu Santo, perdona al

mundo, y en su lugar ve el mundo real a través de la visión de Cristo. Ésta

es la visión final, la última percepción, la condición en la que Dios Mismo

da el paso final. Ahí, al tiempo y a lo ilusorio les llega su fin. (C.1.5.2)

La mentalidad errada escucha al ego y teje ilusiones; percibe el pecado,

justifica la ira, y considera que la culpabilidad, la enfermedad y la muerte

son reales. Tanto este mundo como el mundo real son ilusorios, pues la

mentalidad recta simplemente pasa por alto -o perdona- lo que nunca

ocurrió. Por lo tanto, la mentalidad recta no es la Mentalidad-Uno de la

Mente de Cristo, Cuya Voluntad es una con la de Dios. (C.1.6.2)

El milagro perdona; el ego condena. No se necesita ninguna otra

definición para ninguno de ellos excepto ésta. Mas ¿qué definición podría

ser más cierta, o estar más a tono con lo que es la salvación? Con esto el

problema y la respuesta se llevan uno al lado del otro, y al estar finalmente

Page 71: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

juntos, la elección es obvia. ¿Quién elegiría el infierno de reconocer que

eso es lo que está eligiendo? ¿Y quién no seguiría adelante un poco más,

cuando le ha sido dado comprender que el camino es corto y que el Cielo es

su meta? (C.2.10.1)

El perdón es el medio que nos lleva a Dios y que nos permite alcanzarle,

mas es algo ajeno a Él. Es imposible concebir que algo creado por Él pueda

necesitar perdón. El perdón, entonces, es una ilusión, pero debido a su

propósito, que es el del Espíritu Santo, hay algo en ella que hace que sea

diferente. A diferencia de las demás ilusiones, nos aleja del error en vez de

acercarnos a él. (C.3.1.1)

Al perdón podría considerársele una clase de ficción feliz: una manera

en la que los que no saben pueden salvar la brecha entre su percepción y la

verdad. No pueden pasar directamente de la percepción al conocimiento

porque no creen que ésa sea su voluntad. Esto hace que Dios parezca ser un

enemigo en lugar de lo que realmente es. Y es precisamente esta

percepción demente la que hace que no estén dispuestos a simplemente

ascender y retornar a Él en paz. (C.3.2.1)

Antes de que el recuerdo de Dios pueda retornar es necesario ver la faz

de Cristo. La razón es obvia. Para ver la faz de Cristo se requiere

percepción. El conocimiento no es algo que se pueda ver. Pero la faz de

Cristo es el gran símbolo del perdón. Es la salvación. Es el símbolo del

mundo real. El que la ve, deja de ver el mundo. Está tan cerca ya del

umbral del Cielo como es posible estar mientras aún esté afuera. Mas desde

ahí, un paso más basta para entrar. Es el paso final. Y ése se lo dejamos a

Dios. Pero la faz de Cristo es el gran símbolo del perdón. (C.3.4.5)

El perdón es un símbolo también, pero en cuanto que símbolo exclusivo de

la Voluntad del Padre, no puede ser dividido. (C.3.5.1)

El conocimiento no es el remedio para la percepción falsa, puesto que al

proceder de distintos niveles, jamás pueden encontrarse. La única

Page 72: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

corrección posible para la percepción falsa es la percepción verdadera. Ésta

no perdurará. Pero mientras dure, su propósito será sanar. La percepción

verdadera es un remedio que se conoce por muchos nombres. El perdón, la

salvación, la Expiación y la percepción verdadera son todos una misma

cosa. Son el comienzo de un proceso cuyo fin es conducir a la Unicidad

que los transciende a todos. La percepción verdadera es el medio por el que

se salva al mundo de las garras del pecado, pues el pecado no existe. Y esto

es lo que la percepción verdadera ve. El perdón, la salvación, la

Expiación y la percepción verdadera son todos una misma cosa.

(C.4.3.6)

Un mundo perdonado no puede durar mucho. Era la morada de los

cuerpos. Pero el perdón mira más allá de ellos. En eso radica su santidad;

así es como sana. El mundo de los cuerpos es el mundo del pecado, pues

sólo si el cuerpo existiese sería posible el pecado. El pecado acarrea

culpabilidad, tan irremediablemente como el perdón acaba con ella. Y una

vez que ha desaparecido todo rastro de culpabilidad, ¿qué queda que pueda

seguir manteniendo al mundo separado y fijo en su lugar? Pues la idea de

lugar habrá desaparecido también, junto con el tiempo. El cuerpo es lo

único que hace que el mundo parezca real, pues, al ser algo separado, no

puede permanecer donde la separación es imposible. El perdón prueba que

es imposible porque no lo ve. Y lo que entonces pasas por alto, deja de ser

comprensible para ti, tal como una vez estabas seguro de su presencia.

(C.4.5.3)

Este es el cambio que brinda la percepción verdadera: lo que antes se

había proyectado afuera, ahora se ve adentro, y ahí el perdón deja que

desaparezca. Ahí se establece el altar al Hijo, y ahí se recuerda a su Padre.

Ahí se llevan todas las ilusiones ante la verdad y se depositan ante el altar.

Lo que se ve como que está afuera no puede sino estar más allá del alcance

del perdón, pues parece ser por siempre pecaminoso. ¿Qué esperanza puede

haber mientras se siga viendo el pecado como algo externo? ¿Qué remedio

puede haber para la culpabilidad? Mas al ver a la culpabilidad y al perdón

dentro de tu mente, éstos se encuentran juntos por un instante, uno al lado

del otro, ante un solo altar. Ahí, por fin, la enfermedad y su único remedio

se unen en un destello de luz curativa. Dios ha venido a reclamar lo que es

Suyo. El perdón se ha consumado. (C.4.6.1)

Page 73: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Y ahora el conocimiento de Dios, inmutable, absoluto, puro y

completamente comprensible, entra en su reino. Ya no hay percepción, ni

falsa ni verdadera. Ya no hay perdón, pues su tarea ha finalizado. Ya no

hay cuerpos, pues han desaparecido ante la deslumbrante luz del altar del

Hijo de Dios. Dios sabe que ese altar es el Suyo, así como el de Su Hijo. Y

ahí se unen, pues ahí el resplandor de la faz de Cristo ha hecho desaparecer

el último instante del tiempo, y ahora la última percepción del mundo no

tiene propósito ni causa. Pues ahí donde el recuerdo de Dios ha llegado

finalmente, no hay jornada, ni creencia en el pecado, ni paredes, ni cuerpos.

Y la sombría atracción de la culpabilidad y de la muerte se extingue para

siempre. (C.4.7.3)

Todos tus pecados, por lo tanto, te han sido perdonados, ya que jamás

tuvieron consecuencia alguna. Y así, no fueron más que sueños. Levántate

con aquel que te mostró esto, ya que se lo debes por haber compartido

contigo tus sueños para que pudieran ser disipados. Y todavía los comparte,

para mantenerse en unión contigo. (C.5.4.1)

¿Es él el Cristo? Por supuesto que sí, junto Contigo. Su vida en la tierra

no fue lo suficientemente larga como para poder enseñar la poderosa

lección que aprendió por todos vosotros. Mas él permanecerá contigo para

conducirte desde el infierno que tú hiciste hasta Dios. Y cuando unas tu

voluntad a la suya, verás a través de su visión, pues los ojos de Cristo se

comparten. Caminar con él es algo tan natural como caminar con un

hermano al que conoces desde que naciste, pues eso es en verdad lo que él

es. Se han hecho amargos ídolos de aquel que sólo quiere ser un hermano

para el mundo. Perdónale tus fantasías, y comprende lo mucho que amarías

a un hermano así. Pues él por fin le brindará descanso a tu mente y la

llevará contigo ante tu Dios. (C.5.5.8)

Al Espíritu Santo se le describe como el último vínculo de

comunicación que queda entre Dios y Sus Hijos separados. A fin de llevar

a cabo esta función especial, Él ha asumido una doble función. Goza de

conocimiento porque es parte de Dios; percibe porque fue enviado para

Page 74: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

salvar a la humanidad. Él es el gran principio corrector, el portador de la

verdadera percepción, el poder intrínseco de la visión de Cristo. Él es la luz

en la que se percibe el mundo perdonado, en el que solamente puede verse

la faz de Cristo. Él nunca se olvida del Creador ni de Su Creación. Él nunca

se olvida del Hijo de Dios. Él nunca se olvida de ti. Te brinda el Amor de

tu Padre en un eterno resplandor que nunca será extinguido porque Dios

Mismo lo depositó ahí. (C.6.3.5)

¿Qué mejor propósito podría una relación tener que el de invitar al

Espíritu Santo a entrar en ella y dar Su Propio gran regalo de regocijo?

¿Qué más alta meta podría haber para cualquiera que la de aprender a

invocar a Dios y escuchar Su Respuesta? ¿Y qué objetivo más trascendente

puede haber que el de evocar el camino, la verdad y la vida, y recordar a

Dios? Ayudar en esto es el propósito correcto de la psicoterapia. ¿Podría

algo ser más santo? Pues la psicoterapia, entendida correctamente, enseña

el perdón y ayuda al paciente a reconocerlo y a aceptarlo. Y en su sanación

el terapeuta se perdona junto con él. (P.1.2.6)

Para ser un maestro de Dios, no es necesario ser religioso o creer

siquiera en Dios de modo reconocible. Es necesario, sin embargo, enseñar

perdón en lugar de condenación. Aún en esto no se requiere completa

consistencia, puesto que cualquiera que haya alcanzado ese punto podría

enseñar la salvación completamente, en un instante y sin una palabra. No

obstante, quien ha aprendido todas las cosas no necesita maestro, y los que

han sanado no tienen necesidad de terapeuta. Las relaciones son aún el

templo del Espíritu Santo, y se perfeccionarán en el tiempo y se restituirán

a la eternidad (P.2.II.1.2)

Nadie que aprenda a perdonar puede dejar de recordar a Dios. El

perdón, pues, es todo lo que necesita enseñarse, pues es todo lo que

necesita aprenderse. Todos los obstáculos al recuerdo de Dios son formas

de falta de perdón, y nada más. Esto nunca está claro para el paciente, y es

muy raro que lo esté para el terapeuta. El mundo ha enfilado todas sus

fuerzas contra esta conciencia específica, pues en ella radica el fin del

mundo y todo lo que representa. (P.2.II.3.1)

Page 75: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Sin embargo, la conciencia de Dios no constituye una meta razonable

para la psicoterapia. Ésta llegará cuando se complete la psicoterapia, puesto

que donde hay perdón la verdad tiene que llegar. Sería injusto en verdad si

la creencia en Dios fuera necesaria para el éxito terapéutico. La creencia en

Dios tampoco es un concepto significativo, puesto que a Dios sólo puede

conocérsele. La creencia implica que la no creencia es posible, pero el

conocimiento de Dios no tiene opuesto verdadero. No conocer a Dios es no

tener ningún conocimiento, y es a esto a lo que conduce toda falta de

perdón. Y sin el conocimiento uno sólo puede tener creencia. (P.2.II.4.2)

El proceso de la psicoterapia, pues, se puede definir simplemente como

perdón, pues no hay sanación que pueda ser otra cosa. Los que no perdonan

están enfermos, pues creen que ellos no han sido perdonados. El asirse a la

culpa, el abrazarla estrechamente y cuidarla, el protegerla con amor y el

mantener en alerta su defensa, todo esto no es otra cosa que una implacable

negativa a perdonar. "Dios no puede entrar aquí" repiten los enfermos, una

y otra vez, mientras lamentan su pérdida y, sin embargo, se regocijan en

ella. La sanación ocurre a medida que un paciente comienza a escuchar el

canto fúnebre que entona y a cuestionar su validez. Hasta que no lo

escuche, no puede entender que es él quien se lo canta a sí mismo.

Escucharlo es el primer paso en la recuperación. Cuestionarlo tiene que

convertirse entonces en su elección. (P.2.VI.1.1)

La enfermedad toma muchas formas, y lo mismo hace la falta de

perdón. Las formas de una sólo reproducen las formas de la otra, pues son

la misma ilusión. Tan fielmente la una se traduce en la otra, que un estudio

cuidadoso de la forma de una enfermedad revelará con bastante claridad la

forma de falta de perdón que representa. Sin embargo, ver esto no efectuará

una sanación. Eso se logra mediante un solo reconocimiento: que sólo el

perdón sana una falta de perdón, y sólo una falta de perdón puede ser el

origen de cualquier clase de enfermedad. (P.2.VI.5.1)

Page 76: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Esta comprensión es la meta final de la psicoterapia. ¿Cómo se alcanza?

El terapeuta ve en el paciente todo lo que no ha perdonado en sí mismo, y

de esta manera se le da otra oportunidad de mirarlo, someterlo a una nueva

evaluación y perdonarlo. Cuando esto ocurre, ve cómo desaparecen sus

pecados en un pasado que ya no está aquí. Hasta que lo haga, tiene que

pensar que el mal lo asedia aquí y ahora. El paciente es la pantalla para la

proyección de sus pecados, lo cual hace posible que se deshaga de ellos.

Pero si llega a retener una mancha de pecado en lo que mira, su liberación

es parcial y no será segura. (P.2.VI.6.3)

En el proceso que tiene lugar en esta relación, en realidad, el terapeuta

en su corazón le dice al paciente que todos sus pecados han sido

perdonados, junto con los propios. ¿Qué diferencia podría haber entre la

sanación y el perdón? Sólo Cristo perdona, pues conoce Su impecabilidad.

Su visión sana la percepción y la enfermedad desaparece. Y no regresará de

nuevo, una vez su causa se ha eliminado. Esto, sin embargo, necesita la

ayuda de un terapeuta muy avanzado, capaz de unirse con el paciente en

una relación santa en la cual todo sentido de separación, finalmente, se

supera (P.2.VII.3.1)

La desaparición de la culpa es el verdadero objetivo de la terapia y el

evidente objetivo del perdón. (P.2.VII.5.1)

Piensa lo que en realidad significa la unión de dos hermanos. Y

entonces, olvídate del mundo y de todos sus pequeños triunfos y sus sueños

de muerte. Los mismos son uno, y nada puede ahora recordarse del mundo

de la culpa. La habitación se transforma en un templo, y la calle en una

corriente de estrellas que pasa rozando levemente, más allá de todos los

sueños enfermizos. La sanación se ha realizado, pues lo que es perfecto no

necesita sanación, y ¿qué queda para ser perdonado donde el pecado no

existe? (P.2.VII.8.5)

Page 77: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Se dice que Dios contempló todo lo que había creado y lo declaró

bueno. No, Él lo declaró perfecto, y así fue. Y como Sus creaciones no

cambian y duran para siempre, así es ahora. Pero no puede ser posible que

exista un perfecto terapeuta ni un perfecto paciente. Ambos tienen que

haber negado su perfección, pues su misma necesidad del otro implica un

sentimiento de carencia. Una relación de uno-a-uno no es Una Relación.

Sin embargo, es el medio de retorno: el camino que Dios escogió para el

regreso de Su Hijo. En ese extraño sueño tiene que entrar una extraña

corrección, pues sólo eso es la llamada a despertar. Y ¿qué otra cosa debe

ser la psicoterapia? Despierta y alégrate, pues todos tus pecados te han sido

perdonados. Éste es el único mensaje que dos personas deben darse

mutuamente para siempre. (P.3.II.4.10)

Los terapeutas de este mundo son ciertamente inútiles para la salvación

del mundo. Hacen exigencias, y por tanto, no pueden dar. Los pacientes

pueden pagar solamente por el intercambio de ilusiones. Esto, en verdad,

tiene que exigir pago, y el costo es grande. Una relación "comprada" no

puede ofrecer el único regalo por el que se consigue toda sanación. El

perdón, el único sueño del Espíritu Santo, no debe tener costo. Puesto que

si lo tiene, simplemente crucifica de nuevo al Hijo de Dios. ¿Puede ser esta

la manera en que se le perdone? ¿Puede ser así como termine el sueño del

pecado? (P.3.III.3.6)

Hay una regla que siempre debe observarse: no debe rechazarse a nadie

porque no pueda pagar. Nadie es enviado a otro por accidente. Las

relaciones siempre tienen un propósito. Cualquiera que pueda haber sido el

propósito antes de que el Espíritu Santo entrara en ellas, son siempre Su

templo potencial; el lugar de descanso de Cristo y el hogar de Dios Mismo.

Quien quiera que llegue, ha sido enviado. Tal vez ha sido enviado a dar a

su hermano el dinero que necesita. Ambos serán bendecidos de este modo.

Tal vez fue enviado a enseñar al terapeuta cuánto necesita el perdón, y cuán

poco valor tiene el dinero al compararlo con éste. De nuevo, ambos serán

bendecidos. Sólo en términos de costo podría uno tener más. Al compartir,

todos deben ganar una bendición sin costo alguno. (P.3.III.6.8)

Page 78: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

Que nunca se olvide que la oración en cualquier nivel es siempre por ti

mismo. Si te unes a cualquiera en oración, lo haces parte de ti. El enemigo

eres tú, lo mismo que el Cristo. Antes de que pueda tornarse santa, pues, la

oración se vuelve una decisión. Tú no decides por otro. Sólo puedes

escoger por ti mismo. Ora verdaderamente por tus enemigos, puesto que

aquí radica tu salvación. Perdónalos por tus pecados, y serás realmente

perdonado. (S.1.II.6.8)

El perdón le ofrece alas a la oración, para hacer fácil su elevarse y

rápido su progreso. Sin su fuerte apoyo sería vano tratar de elevarse por

encima del escalón inferior, e incluso tratar de elevarse en absoluto. El

perdón es el aliado de la oración; hermano en el plan para tu salvación.

Ambos deben llegar a sostenerte y conservar seguros tus pies; tu propósito

firme e incambiable. Contempla la más grande ayuda que Dios ordenó que

estuviera contigo hasta que Lo alcances. El fin de la ilusión vendrá con

esto. Contrario a la naturaleza intemporal de su hermana, la oración, el

perdón tiene un final. Pues se hace innecesario cuando la elevación

termina. Pero ahora tiene un propósito más allá del cual no puedes ir, ni

necesitas ir. Logra esto y te has redimido. Logra esto y te has transformado.

Logra esto y salvarás el mundo. No hay regalo del cielo que haya sido más

incomprendido que el perdón. Se ha convertido, de hecho, en un azote; en

una maldición donde debía bendecir, en una cruel burla de la gracia, en una

parodia de la santa Paz de Dios. Pero aquellos que aún no han elegido

comenzar los pasos de la oración no pueden sino usarlo así. La bondad del

perdón es oscura al comienzo, puesto que la salvación no se comprende, ni

se busca en realidad. Lo que se hizo para sanar se usa para herir pues el

perdón no se quiere. La culpa se convierte en la salvación, y el remedio

parece ser una terrible alternativa a la vida. (S.2.IN.1.1)

¿Te perdonarías a ti mismo por hacer esto? Aprende entonces que Dios

te ha dado los medios con los cuales te es posible regresar a Él en paz. No

veas el error. No lo hagas real. Selecciona lo amoroso y perdona el pecado

al elegir en su lugar la faz de Cristo. ¿De qué otra manera puede la oración

regresar a Dios? Él ama a Su hijo. ¿Puedes Recordarlo a Él y odiar lo que

Él creó? Odiarás a su Padre si odias al Hijo que Él ama. Pues como ves al

Hijo te ves a ti mismo, y como te ves a ti mismo es Dios para ti. (S.2.I.3.1)

Page 79: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

De la misma manera en que la oración es siempre por ti, así te es siempre

concedido el perdón. Es imposible perdonar a otro, porque son sólo tus

pecados lo que ves en él. Quieres verlos allí, y no en ti. Es por eso por lo

que el perdón a otro, es una ilusión. Sin embargo, es el único sueño feliz en

todo el mundo; el único que no conduce a la muerte. Sólo en otro puedes

perdonarte a ti mismo, pues lo has hecho culpable de tus pecados, y en él

tienes que hallar tu inocencia. ¿Quién sino el pecador necesita que se le

perdone? Y no pienses jamás que puedes ver pecado en nadie excepto en ti.

(S.2.I.3.1)

Cristo te ha perdonado, y en Su visión el mundo se torna tan santo como

Él mismo. (S.2.I.7.5)

El perdón es la llamada a la cordura, porque ¿quién si no un demente

podría fijarse en el pecado cuando podría ver en su lugar la faz de Cristo?

(S.2.I.8.1)

Este es el mundo de los opuestos. Y tienes que escoger entre ellos cada

instante mientras este mundo conserve realidad para ti. Pero tienes que

aprender alternativas de elección, o no serás capaz de lograr tu libertad.

Que te sea entonces claro lo que el perdón significa exactamente para ti, y

que aprendas lo que debe ser para que te liberes. El nivel de tu oración

depende de ello, pues aquí espera su libertad para ascender desde el mundo

del caos a la paz. (S.2.I.10.4)

Otra forma, muy parecida a la anterior si se comprende, no se manifiesta

con tan flagrante arrogancia. El que quiere perdonar a otro no proclama ser

mejor. En su lugar, ahora dice que aquí hay alguien cuya pecaminosidad él

comparte, pues ambos han sido indignos y merecen la retribución de la ira

de Dios. Esto puede parecer un pensamiento humilde, y puede ciertamente

inducir a una competencia en pecaminosidad y culpa. ¿No es el amor por la

creación de Dios y la santidad lo que constituye Su regalo para siempre?

Page 80: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

¿Puede Su Hijo condenarse a sí mismo y aun así Recordarlo? El que

quiere perdonar a otro no proclama ser mejor. (S.2.II.3.2)

¿Qué le mostrarías a tu hermano? ¿Intentarías reforzar su culpa y así

también la tuya? El perdón es el medio para tu escape. Cuán lastimoso es

hacer de él un medio para más esclavitud y dolor. En el mundo de los

opuestos hay una manera de utilizar el perdón para la meta de Dios, y

encontrar la paz que Él te ofrece. No tomes otra cosa, o has buscado tu

muerte y orado por tu separación de tu Ser. Cristo es para todos porque está

en todos. Es Su rostro lo que el perdón te permite ver. Es en Su rostro en el

que ves el tuyo. El perdón es el medio para tu escape. (S.2.II.7.3)

El perdón-para-salvar tiene una forma, y sólo una. No pide prueba

alguna de inocencia, ni paga de ninguna clase. No discute, ni evalúa los

errores que desea pasar por alto. No ofrece regalos traicioneros, ni promete

libertad mientras reclama muerte. ¿Te engañaría Dios? Él sólo pide la

confianza y la buena voluntad de aprender cómo ser libre. Él le da Su

Maestro a quien quiera que lo pide, y a quien busca comprender la

Voluntad de Dios. Su disposición para dar está más allá de tu comprensión

y de tu simple alcance. Sin embargo, es Su Voluntad que aprendas el

camino hacia Él, y en Su Voluntad hay certeza. (S.2.III.1.1)

Tú, Niño de Dios, los regalos de Dios son tuyos, no por tus planes sino

por Su santa Voluntad. Su Voz te enseñará lo que es el perdón, y cómo

darlo como Él quiere que lo des. No busques, entonces, comprender lo que

aún está más allá de ti, sino deja que sea un camino que te ascienda donde

los ojos de Cristo se convierten en la visión que escoges. Abandona todo lo

demás, pues no hay nada más. Cuando alguien pide ayuda en alguna forma,

Él es el Único que responde por ti. Lo único que necesitas es hacerte a un

lado y no interferir. El perdón para-salvar es Su tarea, y es Él Quien

responderá por ti. (S.2.III.2.2)

No establezcas qué forma debe tomar el perdón de Cristo. Él conoce la

manera de convertir cada llamada en una ayuda para ti, mientras te levantas

Page 81: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

de prisa para marchar por fin a casa de tu Padre. Ahora Él puede hacer

seguros tus pasos, sinceras tus palabras; no con tu propia sinceridad, sino

con la Suya Propia. Deja que Él se haga cargo de cómo perdonarías, y cada

ocasión será entonces para ti un nuevo paso hacia el Cielo y hacia la paz.

(S.2.III.3.1)

"¿Qué debo hacer por él, Tu santo Hijo?" debe ser lo único que

preguntes siempre que se necesite ayuda y se busque el perdón. No

necesitas juzgar la forma que adopte la búsqueda. Y que no seas tú quien

establezca la forma en la que el perdón viene a salvar al Hijo de Dios. La

luz de Cristo en él es su liberación, y es ésta la que responde a su llamada.

Perdónalo como el Cristo decide que debes hacerlo, y que sea a través de

Sus ojos que lo mires, y que hables por Él también. Él conoce la necesidad;

la pregunta y la respuesta. Él dirá exactamente qué hacer, en palabras que

puedes entender y usar. No confundas Su función con la tuya. Él es la

Respuesta. Tú el que escucha. (S.2.III.5.3)

Y ¿acerca de qué te habla Él? Acerca de la salvación y del regalo de

paz. Acerca del fin del pecado y de la culpa y de la muerte. Acerca del

papel que el perdón ocupa en Él. Sólo escucha. Pues Él será escuchado por

quien quiera que invoque Su Nombre, y ponga su perdón en Sus manos. El

perdón se Le ha dado para que lo enseñe, para que lo salve de la

destrucción y para que haga que los medios para la separación, el pecado y

la muerte se conviertan de nuevo en el santo regalo de Dios. La oración es

Su Propia Mano derecha, liberada para salvar cuando se le permita al

verdadero perdón provenir de Su eterno amor y cuidado. Escucha y

aprende, y no juzgues. Es hacia Dios que te vuelves para oír lo que debes

hacer. Su respuesta será clara como la mañana, y Su perdón no es lo que tú

crees que es. (S.2.III.6.4)

Pero Él sabe, y eso deberá ser suficiente. El perdón tiene un Maestro

Que no fallará en nada. Descansa un poco en esto; no intentes juzgar el

perdón, ni limitarlo a un marco mundano. Deja que se eleve hacia Cristo,

Quien le da la bienvenida como un regalo para Él. Él no te dejará sin

consuelo, ni dejará de mandar Sus ángeles a que desciendan para

responderte en Su Propio Nombre. Él está junto a la puerta para la cual el

perdón es la única llave. Dásela a Él para que la utilice en tu lugar, y verás

Page 82: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

la puerta abrirse silenciosamente sobre el radiante rostro de Cristo.

Contempla allí a tu hermano más allá de la puerta; el Hijo de Dios tal como

Él lo creó (S.2.III.7.2)

El cuerpo se puede sanar como efecto del verdadero perdón. Sólo eso

puede brindar recuerdo de inmortalidad, la cual es el regalo de la santidad y

del amor. El perdón tiene que ser concedido por una mente que entienda

que debe pasar por alto todas las sombras de la faz de Cristo, entre las

cuales debe considerarse la enfermedad. Nada más que eso: la señal del

juicio hecho de hermano a hermano, y del Hijo de Dios sobre sí mismo.

Pues ha condenado su cuerpo a ser su prisión, y olvidó que fue él quien le

adjudicó semejante papel. (S.3.I.3.1)

Este suave pasaje a una oración más elevada, a un amable perdón de las

maneras del mundo, sólo puede recibirse con agradecimiento. Pero primero

la verdadera sanación tiene que haber llegado a bendecir la mente con

amoroso perdón por los pecados con los que soñó y puso sobre el mundo.

Ahora sus sueños se desvanecen en tranquilo descanso. Ahora su perdón

viene a sanar el mundo y está lista para partir en paz, el viaje concluido y

las lecciones aprendidas. (S.3.II.4.4)

El perdón es el único regalo que tú das y que quieres recibir.

(S.3.II.5.11)

¿Existe, entonces, un papel para la sanación que uno pueda usar para

ofrecer ayuda a otro? Para la arrogancia la respuesta debe ser "no". Pero en

la humildad existe verdaderamente un lugar para los que ayudan. Es como

el papel del que ayuda en la oración, y deja que el perdón sea lo que está

destinado a ser. No te haces a ti mismo el portador del regalo especial que

trae la sanación. Sólo reconoces tu unidad con aquel que pide ayuda. Pues

en esta unidad desaparece su sentido de separación, y es éste lo que lo

enfermó. No hay sentido en dar remedio apartado de donde radica la fuente

de la enfermedad, pues de esa forma nunca puede sanarse verdaderamente.

(S.3.III.4.4)

Page 83: Un Curso de Milagros - Cuaderno de Estudio 10 - Ucdm. Perdon

¡Cuán santos son los que se han sanado! Pues en su visión sus hermanos

comparten su sanación y su amor. Portadores de paz, -la voz del Espíritu

Santo, a través de los cuales Él habla por Dios, Cuya Voz Él es,- tales son

los sanadores de Dios. Ellos sólo hablan por Él y nunca por ellos mismos.

No tienen más regalos que los que reciben de Dios. Y éstos los comparten

porque saben que esta es Su Voluntad. No son especiales. Son santos. Han

optado por la santidad, y han desistido de todos los sueños separados de

atributos especiales que les permiten otorgar regalos desiguales a los menos

afortunados. Su sanación ha restaurado su totalidad así que pueden

perdonar, y unirse al canto de oración en el cual los que se han sanado

cantan su unión y agradecimiento a Dios. (S.3.IV.1.10)

¡Piensa en lo que significa ayudar al Cristo a sanar! ¿Puede algo ser más

santo que esto? Dios agradece a Sus sanadores, pues Él sabe que la Causa

de la sanación es Él Mismo, Su Amor, Su Hijo, restituido como Su

compleción y quien ha regresado a compartir con Él la santa alegría de la

creación. No pidas sanación parcial, ni aceptes un ídolo en lugar del

recuerdo de Aquél Cuyo Amor nunca ha cambiado ni cambiará jamás. Eres

tan querido por Él como lo es la totalidad de Su creación, pues ésta radica

en ti como Su regalo eterno. ¿Qué necesidad tienes tú de sueños cambiantes

en un mundo triste? No olvides la gratitud de Dios. No olvides la santa

gracia de la oración. No olvides el perdón del Hijo de Dios. (S.3.IV.3.9)

Primero perdonas, luego oras, y te sanas. Tu oración se ha elevado y ha

invocado a Dios, Quien escucha y responde. Has comprendido que

perdonas y oras tan solo por ti mismo. Y en esta comprensión eres sanado.

En la oración te has unido a tu Fuente, y has comprendido que jamás te

fuiste. Este nivel no se puede alcanzar hasta que ya no quede odio en tu

corazón, ni deseo de atacar al Hijo de Dios. (S.3.IV.4.1)

La creación se inclina a través de las barreras del tiempo para levantar

del mundo la pesada carga. Eleven sus corazones para acoger su

advenimiento. Miren las sombras desvanecerse en la bondad; las espinas

caer suavemente de la frente sangrante de aquel que es el santo Hijo de

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Dios. ¡Cuán bello eres, Hijo de Santidad! ¡Cuán parecido a Mí! Cuán

amorosamente te sostengo en Mi corazón y en Mis brazos. Cuán querido es

para Mí cada regalo que Me has hecho, tú que sanaste a Mi Hijo y lo

bajaste de la cruz. Levántate y deja que te dé Mis gracias. Y con Mi

gratitud vendrá el regalo primero del perdón, y luego de la eterna paz. Y

con Mi gratitud vendrá el regalo primero del perdón, y luego de la eterna

paz. (S.3.IV.9.9)