UFO Magazine nº1 interior

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Uno de los grandes retos de las actuales ciudades es convertirse en un espacio urbano sostenible. Desde las instituciones nos proponen dejar el coche en casa y utilizar medios de transporte alternativos como la bicicleta, el metro, el tranvía o el autobús aunque, en ocasiones, el servicio público pueda convertirse en un verdadero infierno. En este sentido, traemos el videojuego Bus Driver, un titulo para PC y MAC que pone al jugador al volante de un autobús de línea. Desarrollado por el estudio checo SCS Software en el año 2007, Bus Driver es un juego con un gran componente de simulación. Incluye seis líneas, 36 rutas y 13 tipos de autobuses que van desde el clásico autobús de la escuela americano de color amarillo hasta los más modernos con doble piso. El objetivo es sencillo: realizar una ruta en un tiempo estimado deteniendo el autobús en las paradas incluidas en el recorrido para que suban y bajen los pasajeros. Todo esto, cumpliendo a rajatabla el código de circulación. Parece sencillo pero nada más lejos de la realidad. Desde el primer momento el jugador tiene que cam- biar el chip y mimar la conducción. Deberá saber jugar con el acelerador, aprovechar la energía cinética del vehículo, usar el freno del motor y tener en cuenta la escasa maniobrabilidad del autobús a la hora de hacer giros o incorporarse a un carril. Un juego sencillo de aprender pero complicado de controlar. Así que mejor no emular a Keanu Reeves en la película Speed. Los volantazos, acelerones y frenazos ponen a los pasajeros muy, pero que muy nerviosos. Y no digamos cruzar los semáforos en rojo a toda velocidad o golpear al resto de vehículos. Además no servirá de nada, ya que deberemos ser puntuales. Estas faltas graves penalizarán al jugador una ver que finalice totalmente la ruta. Al principio las rutas serán cortas y sencillas. El jugador recorrerá zonas urbanas poco pobladas, con tres o cuatro paradas y límites de velocidad muy restrictivos y poco tráfico. Según se vayan desbloqueando las nuevas líneas y rutas, Bus Driver se irá complicando pasando a realizar servicios en zonas interurba- nas y comarcales, donde las distancia entre paradas aumenta y el tráfico se convierte en un engorro. En más de una ocasión el jugador hará esperar a los usuarios en la parada. El lado positivo es que el jugador tendrá a su disposición autobuses más modernos, con mayor velocidad punta y mejor control. Pero no todo será transportar pasajeros en una línea regular. El juego incluye algunos servicios especia- les como el traslado a turistas del centro de la ciudad al aeropuerto o llevar a diversos prisioneros de una comisaría hasta un centro penitenciario. Gráficamente cumple con escenarios realistas pero con pocos detalles. Esto permite que el juego pueda funcionar en ordenadores que ya tienen algunos años a sus espaldas. En pos del realismo, en Bus Driver variará la luz diurna según vayan pasando las horas e, incluso, las condiciones meteorológicas. Aunque esto último no afecta al asfalto ni la conducción del vehículo. El juego está en castellano. SOBREVIVIENDO AL TRÁFICO DE LA CIUDAD BUS DRIVER SCS Software. 2007 La evolución de la música popular en el siglo XX ha estado vinculada a las ciudades. La prolifera- ción de clubs y salas de conciertos fue contribuyendo a la aparición de nuevos estilos musicales y grupos que se dieron a conocer gracias al nacimiento del circuito musical. Sólo por poner un ejemplo, e Beatles probablemente no hubiera alcanzado su gran repercusión sin pasar antes por e Cavern, sala que les vio nacer en Liverpool y que uniría a la banda para siempre con la ciudad británica. No son el único caso, pero sí uno de los más paradigmáticos. Tres ciudades han sido las principales protagonistas de la historia musical en las últimas décadas del siglo XX: Manchester, Seattle y Bristol. En los años 80 Manchester se convirtió en ciudad de referencia. Dos factores clave contribuyeron a que este hecho se hiciese realidad: la apertura del club Fac 51 e Haçienda y el Festival of the Tenth Summer (Festival del Décimo Verano), que tuvo lugar en 1986. Ambas fueron iniciativas de Factory Records, sello independiente que publicó los discos de Happy Mondays, Joy Division o New Order. Por e Haçienda pasaron los citados New Order, e Smiths o Culture Club, entre otros, e incluso fue el primer recinto londinense que vio actuar a Madonna. En los sucesivos años se formaron las dos bandas más representativas del sonido Manchester: e Stone Roses (que han vuelto recientemente a los escenarios) y Happy Mon- days. El lanzamiento de sus respectivos singles y, especialmente, el debut de e Stone Roses, fueron los hechos que pusieron sobre el mapa a la ciudad de Manchester a finales de los 80. La prensa musical especializada se lanzó de cabeza a escuchar a los grupos surgidos en la ciudad, y a partir de ahí bandas como James o e Charlatans firmaron su primer contrato discográfico. Su estilo musical, también conocido como baggy, resultaba de la mezcla de la psicodelia, el funk, el rock y la música house, y había sido influenciado por la música indie surgida en el Reino Unido en los años ochenta (e Smiths, New Order o incluso James, que ya existían antes del movimiento). “Madchester”, como se ha dado en llamar al movimiento, comenzó su declive cuando e Stone Roses decidieron cancelar su gira por EEUU en el verano de 1990 argumentando que “América todavía no nos merece”. Habían sido el grupo clave de la escena y de la noche a la mañana desaparecieron del primer plano público y dejaron de tocar en directo (tanto es así que no volvieron hasta 1994). Todo esto unido al hecho de que e Haçienda se convirtió en un “paraíso” de las drogas de diseño (una joven de 16 años falleció por una sobredosis de éxtasis en 1989), hizo que “Madchester” se fuese apagando poco a poco, al tiempo que surgían nuevas propuestas musicales en otras ciudades del mundo. Seattle fue la siguiente. En este caso, fue el sello independiente Sub Pop el que abrió las puertas al movi- miento grunge con la publicación de los primeros trabajos de bandas como Mudhoney, Soundgarden o Nirvana. Precisamente fue esta última la banda la que dio el pelotazo al publicar “Nevermind” (1991), al amparo ya de una gran discográfica como Geffen Records. La proliferación de grandes grupos como Pearl Jam, Alice In Chains, Mudhoney, Soundgarden, Screaming Trees o los propios Nirvana, por citar sólo unos pocos, contribuyó a que se bautizase a Seattle como “la nueva Liverpool”. Aquel sonido que mezclaba punk, rock alternativo y metal, con unas letras llenas de angustia existencial, apatía, frustración y depresión, cautivó a toda una generación de jóvenes (conocida como la Generación X) que veían cómo toda la extraor- dinaria vida que les habían prometido el cine o la publicidad simplemente no llegaba. El grunge se extendió además a la moda, ya que muchas firmas decidieron sacar colecciones inspiradas en los jeans rotos, las camisas de franela y el pelo largo y descuidado. El suicidio de Kurt Cobain, convertido en mito, en 1994 fue el principio del fin de la escena musical más pujante dentro de la cultura popular en los años noventa. La atención y el éxito obtenidos por la escena de Seattle volvieron a centrarse en el Reino Unido, donde bandas como Oasis y Blur publicaban sus debuts y comenzaba a hablarse del brit pop. Al mismo tiempo que se publicaba “Nevermind”, la obra maestra de Nirvana, en Bristol surgía también un nuevo sonido. De la mano de un grupo de dj’s y cantantes que tomaba su nombre de un famoso western de Sam Peckinpah, “Wild Bunch”, empezaba a fraguarse el llamado “sonido Bristol”. Todo comenzó con “Blue Lines”, el álbum de debut de Massive Attack, que se ha convertido en pieza clave para entender su música. La canción “Unfinished Sympathy” fue al sonido Bristol lo que “Smells Like Teen Spirit” fue al movimiento grunge, y todavía hoy se considera como una de las mejores canciones de todos los tiempos. No todo giraba, sin embargo, en torno a la música. Además del nacimiento de géneros como el trip-hop o el drum and bass, el graffiti formaba parte de la escena underground y urbana de Bristol (tanto es así que Robert Del Naja, miembro de Massive Attack, era también graffitero y de aquella comunidad salió el popular Banksy). Si algo caracterizó la escena de Bristol fue, además de la rica combinación de sonidos (reggae, punk, R&B, hip hop...), el uso artístico que tanto graffiteros como músicos hicieron de la oscuridad, la infelicidad o la frustración del individuo en la ciudad. Las letras de los mencionados Massive Attack, Portishead o Tricky hablan de tristeza, de personas infelices y relaciones sentimentales a menudo obsesivas. Probablemente el sonido Bristol haya sido el movimiento musical más urbano surgido en las últimas dé- cadas (si exceptuamos el hip hop, muy anterior en el tiempo) y quizás incluso el último que ha surgido asociado a una ciudad y a un tiempo concretos. Sólo ese tiempo nos dirá qué ciudad acogerá la próxima escena musical en este siglo XXI. MUSIC AND THE CITY Publicados como tres volúmenes independientes, La Trilo- gía de Nueva York se convirtió en la obra que despertó el interés en Europa de un Auster que ya se había labrado una buena repu- tación en su país de origen. La Ciudad de Cristal, Fantasmas y La Habitación Cerrada suponen un buen catálogo de los lugares comunes del autor, es decir, la inquietud por el proceso creativo, la alteridad o la perpetua confusión entre realidad y ficción. En los tres relatos de la Trilogía de Nueva York se establece un auténtico ejercicio de canibalismo literario. Se trata de tres historias en las que los personajes se ven devorados por la propia ciudad. Ésta juega un papel clave en la literatura de Auster ya que se convierte en una entidad orgánica que saborea con pasión salvaje a esos seres humanos a la deriva colocados en el dispa- radero, en una pieza imprescindible tanto por su belleza como por su indiferente crueldad. Y si por alguna cosa admiramos al autor de Brooklyn es por la manera de esconder a esos personajes entre los inextricables laberintos de avenidas y callejones o por como son aplastados ya sea por la canícula estival como por el implacable peso de la nieve. En la Trilogía de Nueva York, los protagonistas vuelven a recorrer los rincones de la ciudad en busca de esa identidad rocambolesca que el propio Auster se esmera en hurtarles en cada relato. La urbe es el oráculo donde encontrar su pasado o su futuro, en medio de un presente sin sentido, atemporal, fuera de contexto. Nueva York, la ciudad, la madre que alimenta a sus cachorros pero también la perturbada que los abandona a su suerte en medio de la sabana, esperando que algún depredador los devore. Nueva York, el enorme lienzo en blanco donde los pasos de un anciano harapiento trazan un destino común: el de un individuo aislado en la multitud. TRILOGIA DE NUEVA YORK. (City of Glass (‘85) Ghosts (‘86) e Locker Room (‘86)) Auster, Paul. Anagrama 2010 Léelo mientras escuchas. I Speak Because I Can. Marling, Laura Virgin Records(2010) NY,identidad, relatos,confusión Manchester, Bristol, Seattle, Generación X Juégalo mientras escuchas. Speed (BSO) Mancina , Mark (1994) Este reportaje emitido por el programa Tres 14 de La 2 de TVE nos ofrece una interesante reflexión sobre el futuro modelo de ciudad. Uno de los aspectos más llamativos del trabajo, dirigido por Ana Montserrat Rosell, es el derribo de algunos de los grandes mitos que persiguen a la urbe. En palabras del arquitecto Luis Fernández, el hormigón es mucho más ecológico que el césped ya que fomenta un modelo de ciudad concentrada (NY, por poner un ejemplo) que consume los recursos energéticos de un modo mucho más racional que la estructura de ciudad dispersa (el caso paradigmàtico de la cual podría ser LA). A pesar de ello, los 28 minutos de duración de éste reportaje nos ofrecen una conclusión bien clara de la verdadera naturaleza de la urbe: no debemos caer en el error de pensar que crear una ciudad de la nada y domesticarla a nuestro antojo es realmente posible. Esa ciudad pro- gramada se suele de dar de bruces con la cruda realidad de una organización urbanística como una entidad orgánica. A través del ejemplo de Brasilia, proyectada bajo los ideales del prestigioso arquitecto Óscar Nie- meyer, comprobamos como la ciudad, indepen- dientemente de encaminarse hacia un paradigma más sostenible, es una entidad incontrolable que escapa a cualquier imposición dictada desde un taller de arquitectura. ecología, dispersión, caos, naturaleza JARDINES DE HORMIGÓN Reportaje emitido por el programa Tres14 de RTVE , el día 19/12/10 http://www.rtve.es/television/20101213/arquitectura-tres14/385937.shtml Si hay algo que define al arte es su capaci- dad para rebasar los contenedores que hemos habilitado para embalsamarlo. La mayoría de las personas entendemos los resultados del proceso de creación artística enlatados en su correspon- diente envoltorio, ya sea un marco, una pista de audio, la medida de las páginas de un libro, la pantalla de nuestra consola o el escenario de un teatro. Pero, ¿y si generáramos un envase unitario para todas esas disciplinas artísticas? ¿y si trasladáramos ese escenario teatral y las diferentes expresiones artísticas al entorno con el que convivimos cada día? Eso es justamente lo que Antoine Viviani y Amelie Florent han conseguido con Insitu, un documental producido por el canal franco-alemán ARTE que documenta un buen número de acciones artísticas indisociables del concepto urbano. La ciudad deja de ser continente para convertirse en parte del contenido artístico. A través de numerosas perfomances oníri- cas, el arte consigue darle la vuelta a la ciudad como si de un calcetín se tratara, asistiendo a un curioso fenómeno. Todo lo que horas atrás nos parecía monótono toma un cariz mágico. Parece que la ciudad empieza a hablar o, mejor dicho, que empezamos a prestar atención a esa voz que nunca deja de hablarnos pero a la que no solemos hacer caso. En palabras de Llorenç Barber, uno de los artistas que conforman el elenco de participantes de Insitu, “la ciudad resuena, como el rumor de una ballena”. Quizá sea un buen momento para escucharla y disfrutar del sonido de nuestros pasos por sus calles nocturnas. LA CIUDAD RESUENA ARTE, intervención, redescubrir DE AMOR Y CENTRIFUGADO MI HERMOSA LAVANDERÍA. My Beautiful Laundrette. Frears, Stephen. UK 97' (1985) No elegí mudarme porqué fuera “muy guay” vivir en este barrio. No me decidí por sus tiendas bonitas, ni por sus comercios de toda la vida, ni por las bodegas resucitadas. Ni siquiera me fijé en esos hipsters amantes del vintage que siempre ocupan las terrazas. Lo que más me llamó la atención fueron las lavanderías. Sí, hay algo romántico en ellas. Nada más entrar, ya esperas que llegue ese tipo alto e interesante que te comentará lo mucho que le gusta esa camiseta que acabas de introducir en el tambor y que mejor lavarla con agua fría. Un par de meses después podréis comprar una lavadora a medias y juntaréis, felicísimos, vuestra ropa blanca y de color… La culpa de este efecto no sólo la tiene la Coixet, ni Friends. La culpable definitiva es Mi hermosa La- vandería (1985), una historia de amor entre dos hombres dirigida por Stephen Frears (Las Amistades Peligrosas, Alta Fidelidad) que parece absurda de tan imposible que es. Omar (Gordon Warnecke) vive en Londres con su padre, un prestigioso periodista pakistaní ahora enfermo a consecuencia del alcohol. Antes de ingresar en la universidad o de casarse de manera concertada, decide aceptar una oferta de su tío para reflotar una vieja lavandería en declive. Casualmente, se reencuentra con un an- tiguo amante del colegio, Johnny (Daniel Day-Lewis), ahora hooligan, ladrón y “saldador” de cuentas ocasional. Juntos conseguirán dar un giro al negocio que cambiará sus vidas. Los protagonistas tendrán que decidir si quieren apostar por seguir un camino juntos, sin miedo y con varios finales posibles, o subsistir en un proyecto vital predeterminado por la familia, por los amigos y por la sociedad al fin y al cabo. Pero ese es el secreto: ¿vivir o sobrevivir? Mi hermosa Lavandería es una historia sobre las diferencias. Las obvias entre sus protagonistas, la de los inmigrantes y sus hijos ya nacidos en Inglaterra y las que aparecen en la pandilla de hooligans donde un homosexual deja de ocultarse. Ante esta amalgama de situaciones tendientes al desastre, lo fácil hubiera sido que Frears adoptase un tono de lagrimilla pero no. El reto es situarse durante los 90 minutos entre la comedia y el drama, saltando de un lado al otro rápidamente y no dejando espacio para el desasosiego en el espectador. Y esa chispa inglesa se agradece. Otra visión sobre las lavanderías es la de Clara Tanit en Wassalon (Astiberri Ediciones, 2008). Se trata de una novela gráfica corta en donde una lavadora decide abandonar su trabajo monótono y aburri- do para correr detrás de sus sueños de libertad. Wassalon habla, camina, fuma, bebe, siente y padece. Tiene amigos, conocidos y sale con un conejo que no le acaba de llenar. Aunque puede parecer una historia trivial, ante la obsolescencia programada, todos deberíamos reaccionar como ella. Magistral. lavanderia, workclass, Wassalon WASSALON Tanit, Clara. Astiberri Ediciones (2008) TODO LO QUE HAY EN TI SE ESCONDE ENTRE LAS CALLES http://insitu.arte.tv/en/#/home www.arte.tv SIN CITY. Miller, Frank. Norma Editorial (2010) crudeza, b/n, corrupción UN OSCURO E INQUIETANTE ANIMAL Léelo mientras escuchas. Blood Money Waits, Tom. Anti (2002) LAS CIUDADES OSCURAS Les Cités obscures. Peetres, Benoit y Schiuten, François Norma Editorial (2005) La ciudad es generalmente el decorado en el que se desarrollan las historias. Excepcionalmente, en algunas, toma protagonismo y participa de la trama tanto o más que el resto de personajes. Esto sucede, sin duda, en la magistral serie “Sin City” de Frank Miller. Toda la saga está dominada por la atmósfera inquietan- te y oscura de la Ciudad del Pecado donde reina la corrupción y la violencia. Los personajes y las historias varían pero todos se comportan según los dictados de la ciudad en la que viven. Oficialmente clasificada como género negro, ésta serie de 7 tomos se caracteriza por la crudeza de su guión y su dibujo. Mientras el primero recoge todos los estereotipos y clichés del género, es el dibujo el que más sorprende. Frank Miller se permitió experimentar y se nota. Las viñetas siguen un ritmo absolutamente original y se caracterizan por su expresividad, dando la impresión de ser imágenes de una película. El autor saca el mayor partido del blanco y negro introduciendo de vez en cuando algún color. Las mejores son “Sin City” y “Ese cobarde bastardo”. En la primera Marv, un fracasado feo, musculoso, violento, borracho y desequilibrado, es acusado de asesinato y busca su redención. El protagonista tiene tantos defectos que resulta sorprendentemente entrañable. El éxito de esta historia permitió continuar con la saga que tiene a la ciudad de Basin City como hilo conductor. La segunda combina con grandes resultados el amarillo, el blanco y el negro. Hartigan, detective a punto de jubilarse, arriesga su vida y reputación por salvar a una niña de las garras del hijo de uno de los hombres más poderosos de la ciudad: el senador Roark. Simple y llanamente un héroe que lo pierde todo por hacer lo correcto. La saga “Las Ciudades Oscuras”, con guión de Benoît Peeters y dibujo de François Schuiten pone en escena un mundo paralelo en el que las ciudades, su arquitectura y urbanismo adquieren una especial relevancia influenciando a las personas que en ellas viven o que, con ellas toman contacto. Las historias, muchas veces absurdas, caricaturizan defectos de nuestra sociedad y tienen lugar en las ciudades oscuras relacionadas en “El archivista”. El dibujo recuerda a los grabados de los siglos XIX y XX y dota a las historias de una estéti- ca modernista con reminiscencias al universo de Julio Verne que resulta mágica. En total han sido publicados 18 títulos pero no son todos fáciles de conseguir. De aquellos a los que hemos tenido acceso la ciudad tiene más protagonismo en “La fiebre de Urbicanda” y “Brüsel”. En ambas historias las instituciones están renovando las ciudades, destruyendo lo viejo para reconstruir de nuevo. En ese contexto, Urbicanda deberá adaptarse al desarrollo espontáneo de un entramado de material desconocido que la invade de repente. En Brüsel el afán desmedido de progreso de sus mandatarios y sus científicos lleva a un ciudadano a peregrinar por administraciones y hospitales para evitar quedarse sin casa y trabajo y recuperar la salud.

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Uno de los grandes retos de las actuales ciudades es convertirse en un espacio urbano sostenible. Desde las instituciones nos proponen dejar el coche en casa y utilizar medios de transporte alternativos como la bicicleta, el metro, el tranvía o el autobús aunque, en ocasiones, el servicio público pueda convertirse en un verdadero infierno. En este sentido, traemos el videojuego Bus Driver, un titulo para PC y MAC que pone al jugador al volante de un autobús de línea. Desarrollado por el estudio checo SCS Software en el año 2007, Bus Driver es un juego con un gran componente de simulación. Incluye seis líneas, 36 rutas y 13 tipos de autobuses que van desde el clásico autobús de la escuela americano de color amarillo hasta los más modernos con doble piso. El objetivo es sencillo: realizar una ruta en un tiempo estimado deteniendo el autobús en las paradas incluidas en el recorrido para que suban y bajen los pasajeros. Todo esto, cumpliendo a rajatabla el código de circulación.

Parece sencillo pero nada más lejos de la realidad. Desde el primer momento el jugador tiene que cam-biar el chip y mimar la conducción. Deberá saber jugar con el acelerador, aprovechar la energía cinética del vehículo, usar el freno del motor y tener en cuenta la escasa maniobrabilidad del autobús a la hora de hacer giros o incorporarse a un carril. Un juego sencillo de aprender pero complicado de controlar.

Así que mejor no emular a Keanu Reeves en la película Speed. Los volantazos, acelerones y frenazos ponen a los pasajeros muy, pero que muy nerviosos. Y no digamos cruzar los semáforos en rojo a toda velocidad o golpear al resto de vehículos. Además no servirá de nada, ya que deberemos ser puntuales. Estas faltas graves penalizarán al jugador una ver que finalice totalmente la ruta.

Al principio las rutas serán cortas y sencillas. El jugador recorrerá zonas urbanas poco pobladas, con tres o cuatro paradas y límites de velocidad muy restrictivos y poco tráfico. Según se vayan desbloqueando las nuevas líneas y rutas, Bus Driver se irá complicando pasando a realizar servicios en zonas interurba-nas y comarcales, donde las distancia entre paradas aumenta y el tráfico se convierte en un engorro. En más de una ocasión el jugador hará esperar a los usuarios en la parada. El lado positivo es que el jugador tendrá a su disposición autobuses más modernos, con mayor velocidad punta y mejor control.

Pero no todo será transportar pasajeros en una línea regular. El juego incluye algunos servicios especia-les como el traslado a turistas del centro de la ciudad al aeropuerto o llevar a diversos prisioneros de una comisaría hasta un centro penitenciario.

Gráficamente cumple con escenarios realistas pero con pocos detalles. Esto permite que el juego pueda funcionar en ordenadores que ya tienen algunos años a sus espaldas. En pos del realismo, en Bus Driver variará la luz diurna según vayan pasando las horas e, incluso, las condiciones meteorológicas. Aunque esto último no afecta al asfalto ni la conducción del vehículo. El juego está en castellano.

SOBREVIVIENDO AL TRÁFICO DE LA CIUDAD

BUS DRIVER SCS Software. 2007

La evolución de la música popular en el siglo XX ha estado vinculada a las ciudades. La prolifera-ción de clubs y salas de conciertos fue contribuyendo a la aparición de nuevos estilos musicales y grupos que se dieron a conocer gracias al nacimiento del circuito musical. Sólo por poner un ejemplo, The Beatles probablemente no hubiera alcanzado su gran repercusión sin pasar antes por The Cavern, sala que les vio nacer en Liverpool y que uniría a la banda para siempre con la ciudad británica. No son el único caso, pero sí uno de los más paradigmáticos.

Tres ciudades han sido las principales protagonistas de la historia musical en las últimas décadas del siglo XX: Manchester, Seattle y Bristol.En los años 80 Manchester se convirtió en ciudad de referencia. Dos factores clave contribuyeron a que este hecho se hiciese realidad: la apertura del club Fac 51 The Haçienda y el Festival of the Tenth Summer (Festival del Décimo Verano), que tuvo lugar en 1986. Ambas fueron iniciativas de Factory Records, sello independiente que publicó los discos de Happy Mondays, Joy Division o New Order.

Por The Haçienda pasaron los citados New Order, The Smiths o Culture Club, entre otros, e incluso fue el primer recinto londinense que vio actuar a Madonna. En los sucesivos años se formaron las dos bandas más representativas del sonido Manchester: The Stone Roses (que han vuelto recientemente a los escenarios) y Happy Mon-days. El lanzamiento de sus respectivos singles y, especialmente, el debut de The Stone Roses, fueron los hechos que pusieron sobre el mapa a la

ciudad de Manchester a finales de los 80. La prensa musical especializada se lanzó de cabeza a escuchar a los grupos surgidos en la ciudad, y a partir de ahí bandas como James o The Charlatans firmaron su primer contrato discográfico. Su estilo musical, también conocido como baggy, resultaba de la mezcla de la psicodelia, el funk, el rock y la música house, y había sido influenciado por la música indie surgida en el Reino Unido en los años ochenta (The Smiths, New Order o incluso James, que ya existían antes del movimiento).“Madchester”, como se ha dado en llamar al movimiento, comenzó su declive cuando The Stone Roses decidieron cancelar su gira por EEUU en el verano de 1990 argumentando que “América todavía no nos merece”. Habían sido el grupo clave de la escena y de la noche a la mañana desaparecieron del primer plano público y dejaron de tocar en directo (tanto es así que no volvieron hasta 1994). Todo esto unido al hecho de que The Haçienda se convirtió en un “paraíso” de las drogas de diseño (una joven de 16 años falleció por una sobredosis de éxtasis en 1989), hizo que “Madchester” se fuese apagando poco a poco, al tiempo que surgían nuevas propuestas musicales en otras ciudades del mundo.

Seattle fue la siguiente. En este caso, fue el sello independiente Sub Pop el que abrió las puertas al movi-miento grunge con la publicación de los primeros trabajos de bandas como Mudhoney, Soundgarden o Nirvana. Precisamente fue esta última la banda la que dio el pelotazo al publicar “Nevermind” (1991), al amparo ya de una gran discográfica como Geffen Records. La proliferación de grandes grupos como Pearl Jam, Alice In Chains, Mudhoney, Soundgarden, Screaming Trees o los propios Nirvana, por citar sólo unos pocos, contribuyó a que se bautizase a Seattle como “la nueva Liverpool”. Aquel sonido que mezclaba punk, rock alternativo y metal, con unas letras llenas de angustia existencial, apatía, frustración y depresión, cautivó a toda una generación de jóvenes (conocida como la Generación X) que veían cómo toda la extraor-dinaria vida que les habían prometido el cine o la publicidad simplemente no llegaba. El grunge se extendió además a la moda, ya que muchas firmas decidieron sacar colecciones inspiradas en los jeans rotos, las camisas de franela y el pelo largo y descuidado.

El suicidio de Kurt Cobain, convertido en mito, en 1994 fue el principio del fin de la escena musical más pujante dentro de la cultura popular en los años noventa. La atención y el éxito obtenidos por la escena de Seattle volvieron a centrarse en el Reino Unido, donde bandas como Oasis y Blur publicaban sus debuts y comenzaba a hablarse del brit pop.Al mismo tiempo que se publicaba “Nevermind”, la obra maestra de Nirvana, en Bristol surgía también un nuevo sonido. De la mano de un grupo de dj’s y cantantes que tomaba su nombre de un famoso western de Sam Peckinpah, “Wild Bunch”, empezaba a fraguarse el llamado “sonido Bristol”. Todo comenzó con “Blue Lines”, el álbum de debut de Massive Attack, que se ha convertido en pieza clave para entender su música. La canción “Unfinished Sympathy” fue al sonido Bristol lo que “Smells Like Teen Spirit” fue al movimiento grunge, y todavía hoy se considera como una de las mejores canciones de todos los tiempos.No todo giraba, sin embargo, en torno a la música. Además del nacimiento de géneros como el trip-hop o el drum and bass, el graffiti formaba parte de la escena underground y urbana de Bristol (tanto es así que Robert Del Naja, miembro de Massive Attack, era también graffitero y de aquella comunidad salió el popular Banksy). Si algo caracterizó la escena de Bristol fue, además de la rica combinación de sonidos (reggae, punk, R&B, hip hop...), el uso artístico que tanto graffiteros como músicos hicieron de la oscuridad, la infelicidad o la frustración del individuo en la ciudad. Las letras de los mencionados Massive Attack, Portishead o Tricky hablan de tristeza, de personas infelices y relaciones sentimentales a menudo obsesivas.

Probablemente el sonido Bristol haya sido el movimiento musical más urbano surgido en las últimas dé-cadas (si exceptuamos el hip hop, muy anterior en el tiempo) y quizás incluso el último que ha surgido asociado a una ciudad y a un tiempo concretos. Sólo ese tiempo nos dirá qué ciudad acogerá la próxima escena musical en este siglo XXI.

MUSIC AND THE CITY

Publicados como tres volúmenes independientes, La Trilo-gía de Nueva York se convirtió en la obra que despertó el interés en Europa de un Auster que ya se había labrado una buena repu-tación en su país de origen. La Ciudad de Cristal, Fantasmas y La Habitación Cerrada suponen un buen catálogo de los lugares comunes del autor, es decir, la inquietud por el proceso creativo, la alteridad o la perpetua confusión entre realidad y ficción.

En los tres relatos de la Trilogía de Nueva York se establece un auténtico ejercicio de canibalismo literario. Se trata de tres historias en las que los personajes se ven devorados por la propia ciudad. Ésta juega un papel clave en la literatura de Auster ya que se convierte en una entidad orgánica que saborea con pasión salvaje a esos seres humanos a la deriva colocados en el dispa-radero, en una pieza imprescindible tanto por su belleza como por su indiferente crueldad. Y si por alguna cosa admiramos al autor de Brooklyn es por la manera de esconder a esos personajes entre los inextricables laberintos de avenidas y callejones o por como son aplastados ya sea por la canícula estival como por el implacable peso de la nieve. En la Trilogía de Nueva York, los protagonistas vuelven a recorrer los rincones de la ciudad en busca de esa identidad rocambolesca que el propio Auster se esmera en hurtarles en cada relato. La urbe es el oráculo donde encontrar su pasado o su futuro, en medio de un presente sin sentido, atemporal, fuera de contexto.

Nueva York, la ciudad, la madre que alimenta a sus cachorros pero también la perturbada que los abandona a su suerte en medio de la sabana, esperando que algún depredador los devore.Nueva York, el enorme lienzo en blanco donde los pasos de un anciano harapiento trazan un destino común: el de un individuo aislado en la multitud.

TRILOGIA DE NUEVA YORK.(City of Glass (‘85) Ghosts (‘86)

The Locker Room (‘86))Auster, Paul. Anagrama 2010

Léelo mientras escuchas.I Speak Because I Can.Marling, Laura Virgin Records(2010)

NY,identidad, relatos,confusión

Manchester, Bristol, Seattle, Generación X

Juégalo mientras escuchas.Speed (BSO)

Mancina , Mark (1994)

Este reportaje emitido por el programa Tres 14 de La 2 de TVE nos ofrece una interesante reflexión sobre el futuro modelo de ciudad.

Uno de los aspectos más llamativos del trabajo, dirigido por Ana Montserrat Rosell, es el derribo de algunos de los grandes mitos que persiguen a la urbe.

En palabras del arquitecto Luis Fernández, el hormigón es mucho más ecológico que el césped ya que fomenta un modelo de ciudad concentrada (NY, por poner un ejemplo) que consume los recursos energéticos de un modo mucho más racional que la estructura de ciudad dispersa (el caso paradigmàtico de la cual podría ser LA).

A pesar de ello, los 28 minutos de duración de éste reportaje nos ofrecen una conclusión bien clara de la verdadera naturaleza de la urbe: no debemos caer en el error de pensar que crear una ciudad de la nada y domesticarla a nuestro antojo es realmente posible. Esa ciudad pro-gramada se suele de dar de bruces con la cruda realidad de una organización urbanística como una entidad orgánica.

A través del ejemplo de Brasilia, proyectada bajo los ideales del prestigioso arquitecto Óscar Nie-meyer, comprobamos como la ciudad, indepen-dientemente de encaminarse hacia un paradigma más sostenible, es una entidad incontrolable que escapa a cualquier imposición dictada desde un taller de arquitectura.

ecología, dispersión, caos, naturaleza

JARDINES DE HORMIGÓN

Reportaje emitido por el programa Tres14 de RTVE , el día 19/12/10 http://www.rtve.es/television/20101213/arquitectura-tres14/385937.shtml

Si hay algo que define al arte es su capaci-dad para rebasar los contenedores que hemos habilitado para embalsamarlo. La mayoría de las personas entendemos los resultados del proceso de creación artística enlatados en su correspon-diente envoltorio, ya sea un marco, una pista

de audio, la medida de las páginas de un libro, la pantalla de nuestra consola o el escenario de un

teatro. Pero, ¿y si generáramos un envase unitario para todas esas disciplinas artísticas? ¿y si trasladáramos

ese escenario teatral y las diferentes expresiones artísticas al entorno con el que convivimos cada día?

Eso es justamente lo que Antoine Viviani y Amelie Florent han conseguido con Insitu, un documental producido por el canal franco-alemán ARTE que documenta un buen número de acciones artísticas indisociables del concepto urbano. La ciudad deja de ser continente para convertirse en parte del contenido artístico. A través de numerosas perfomances oníri-cas, el arte consigue darle la vuelta a la ciudad como si de un calcetín se tratara, asistiendo a un curioso fenómeno. Todo lo que horas atrás nos parecía monótono toma un cariz mágico. Parece que la ciudad empieza a hablar o, mejor dicho, que empezamos a prestar atención a esa voz que nunca deja de hablarnos pero a la que no solemos hacer caso.

En palabras de Llorenç Barber, uno de los artistas que conforman el elenco de participantes de Insitu, “la ciudad resuena, como el rumor de una ballena”. Quizá sea un buen momento para escucharla y disfrutar del sonido de nuestros pasos por sus calles nocturnas.

LA CIUDAD RESUENA

ARTE, intervención, redescubrir

DE AMOR Y CENTRIFUGADO

MI HERMOSA LAVANDERÍA. My Beautiful Laundrette. Frears, Stephen. UK 97' (1985)

No elegí mudarme porqué fuera “muy guay” vivir en este barrio. No me decidí por sus tiendas bonitas, ni por sus comercios de toda la vida, ni por las bodegas resucitadas. Ni siquiera me fijé en esos hipsters amantes del vintage que siempre ocupan las terrazas. Lo que más me llamó la atención fueron las lavanderías. Sí, hay algo romántico en ellas. Nada más entrar, ya esperas que llegue ese tipo alto e interesante que te comentará lo mucho que le gusta esa camiseta que acabas de introducir en el tambor y que mejor lavarla con agua fría. Un par de meses después podréis comprar una lavadora a medias y juntaréis, felicísimos, vuestra ropa blanca y de color…

La culpa de este efecto no sólo la tiene la Coixet, ni Friends. La culpable definitiva es Mi hermosa La-vandería (1985), una historia de amor entre dos hombres dirigida por Stephen Frears (Las Amistades Peligrosas, Alta Fidelidad) que parece absurda de tan imposible que es. Omar (Gordon Warnecke) vive en Londres con su padre, un prestigioso periodista pakistaní ahora enfermo a consecuencia del alcohol. Antes de ingresar en la universidad o de casarse de manera concertada, decide aceptar una oferta de su tío para reflotar una vieja lavandería en declive. Casualmente, se reencuentra con un an-tiguo amante del colegio, Johnny (Daniel Day-Lewis), ahora hooligan, ladrón y “saldador” de cuentas ocasional. Juntos conseguirán dar un giro al negocio que cambiará sus vidas. Los protagonistas tendrán que decidir si quieren apostar por seguir un camino juntos, sin miedo y con varios finales posibles, o subsistir en un proyecto vital predeterminado por la familia, por los amigos y por la sociedad al fin y al cabo. Pero ese es el secreto: ¿vivir o sobrevivir?

Mi hermosa Lavandería es una historia sobre las diferencias. Las obvias entre sus protagonistas, la de los inmigrantes y sus hijos ya nacidos en Inglaterra y las que aparecen en la pandilla de hooligans donde un homosexual deja de ocultarse. Ante esta amalgama de situaciones tendientes al desastre, lo fácil hubiera sido que Frears adoptase un tono de lagrimilla pero no. El reto es situarse durante los 90 minutos entre la comedia y el drama, saltando de un lado al otro rápidamente y no dejando espacio para el desasosiego en el espectador. Y esa chispa inglesa se agradece.

Otra visión sobre las lavanderías es la de Clara Tanit en Wassalon (Astiberri Ediciones, 2008). Se trata de una novela gráfica corta en donde una lavadora decide abandonar su trabajo monótono y aburri-do para correr detrás de sus sueños de libertad. Wassalon habla, camina, fuma, bebe, siente y padece. Tiene amigos, conocidos y sale con un conejo que no le acaba de llenar. Aunque puede parecer una historia trivial, ante la obsolescencia programada, todos deberíamos reaccionar como ella. Magistral.

lavanderia, workclass, Wassalon

WASSALONTanit, Clara.

Astiberri Ediciones (2008)

TODO LO QUE HAY EN TI SE ESCONDE ENTRE LAS CALLES

http://insitu.arte.tv/en/#/homewww.arte.tv

SIN CITY.Miller, Frank.

Norma Editorial (2010)

crudeza, b/n, corrupción

UN OSCURO E INQUIETANTE ANIMAL

Léelo mientras escuchas.Blood Money

Waits, Tom. Anti (2002)

LAS CIUDADES OSCURASLes Cités obscures.

Peetres, Benoit y Schiuten, FrançoisNorma Editorial (2005)

La ciudad es generalmente el decorado en el que se desarrollan las historias. Excepcionalmente, en algunas, toma protagonismo y participa de la trama tanto o más que el resto de personajes.

Esto sucede, sin duda, en la magistral serie “Sin City” de Frank Miller. Toda la saga está dominada por la atmósfera inquietan-te y oscura de la Ciudad del Pecado donde reina la corrupción y la violencia. Los personajes y las historias varían pero todos se comportan según los dictados de la ciudad en la que viven. Oficialmente clasificada como género negro, ésta serie de 7 tomos se caracteriza por la crudeza de su guión y su dibujo. Mientras el primero recoge todos los estereotipos y clichés del género, es el dibujo el que más sorprende. Frank Miller se permitió experimentar y se nota. Las viñetas siguen un ritmo absolutamente original y se caracterizan por su expresividad, dando la impresión de ser imágenes de una película. El autor saca el mayor partido del blanco y negro introduciendo de vez en cuando algún color. Las mejores son “Sin City” y “Ese cobarde bastardo”. En la primera Marv, un fracasado feo, musculoso, violento, borracho y desequilibrado, es acusado de asesinato y busca su redención. El protagonista tiene tantos defectos que resulta sorprendentemente entrañable. El éxito de esta historia permitió continuar con la saga que tiene a la ciudad de Basin City como hilo conductor. La segunda combina con grandes resultados el amarillo, el blanco y el negro. Hartigan, detective a punto de jubilarse, arriesga su vida y reputación por salvar a una niña de las garras del hijo de uno de los hombres más poderosos de la ciudad: el senador Roark. Simple y llanamente un héroe que lo pierde todo por hacer lo correcto.

La saga “Las Ciudades Oscuras”, con guión de Benoît Peeters y dibujo de François Schuiten pone en escena un mundo paralelo en el que las ciudades, su arquitectura y urbanismo adquieren una especial relevancia influenciando a las personas que en ellas viven o que, con ellas toman contacto. Las historias, muchas veces absurdas, caricaturizan defectos de nuestra sociedad y tienen lugar en las ciudades oscuras relacionadas en “El archivista”. El dibujo recuerda a los grabados de los siglos XIX y XX y dota a las historias de una estéti-ca modernista con reminiscencias al universo de Julio Verne que resulta mágica. En total han sido publicados 18 títulos pero no son todos fáciles de conseguir. De aquellos a los que hemos tenido acceso la ciudad tiene más protagonismo en “La fiebre de Urbicanda” y “Brüsel”.En ambas historias las instituciones están renovando las ciudades, destruyendo lo viejo para reconstruir de nuevo. En ese contexto, Urbicanda deberá adaptarse al desarrollo espontáneo de un entramado de material desconocido que la invade de repente. En Brüsel el afán desmedido de progreso de sus mandatarios y sus científicos lleva a un ciudadano a peregrinar por administraciones y hospitales para evitar quedarse sin casa y trabajo y recuperar la salud.