Chemistry of 1,3-dioxepins. XII.' 4,7-dihydro-5-nitro- 1,3 ...
Turner. La Selva de los Símbolos. Caps. 1,3 y 4
-
Upload
rafael-claver -
Category
Documents
-
view
11.775 -
download
5
description
Transcript of Turner. La Selva de los Símbolos. Caps. 1,3 y 4
,
t
I
1. SIMBOLOS EN EL RITUAL NDEMBU *
La importancia del ritual en la vida de los poblados ndembude Zambia (antes Rodesia del Norte), en 1952, resultaba asombrosa. En cualquier pequeña vecindad era difícil pasar unasemana sin oír batir algún tambor ritual en uno u otro de suspoblados.
Entiendo por ritual una conducta formal prescrita en ocasiones no dominadas por la rutina tecnológica, y relacionada conla creencia en seres o fuerzas místicas. El símbolo es la máspequeña unidad del ritual que todavía conserva las propiedades específicas de la conducta ritual; es la unidad última de estructura específica en un contexto ritual. Dado que este ensayoes básicamente una descripción y un análisis de la estructura ylas propiedades de los símbolos, por el momento bastará quedigamos, con el Concise Oxford Dictionary. que un «símbolo»es una cosa de la que, por general consenso, se piensa que tipifica naturalmente, o representa, o recuerda algo, ya sea por laposesión de cualidades análogas, ya por asociación de hecho ode pensamiento. Los símbolos que yo observé sobre el terrenoeran empíricamente objetos, actividades, relaciones, acontecimientos, gestos y unidades espaciales en un contexto ritual.
Siguiendo el consejo y el ejemplo de la profesora MónicaWilson, yo pedí a los ndembu, tanto a los especialistas religiosos como a los simples fieles, que interpretaran los símbolos desu ritual. Como resultado de ello obtuve un importante material exegético. Me pareció que era metodológicamente importante --por razones que en seguida se verán- mantener separados los materiales de la observación y los de la interpretación. Me encontré también con que no podía analizar los símbolos rituales sin estudiarlos en una secuencia temporal en surelación con otros acontecimientos, porque los símbolos están
* Leído en marzo de 1958, en una reunión en Londres de la Associationof Social Anthropologists of the Commonwealth. Publicado por primeravez en elosed systems and open minds: The limits ot naivety in socialscience, M. Gluckman (ed.) (Edimburgo: Oliver and Boyd, 1964).
22 l'ictor Turner
rSímbolos en el ritual ndembu 23
esencialmente implicados en el proceso social. Así llegué a verlas celebraciones rituales como fases específicas de los procesos sociales por los que los grupos llegaban a ajustarse a suscambios internos, y a adaptarse a su medio ambiente. En estaperspectiva, el símbolo ritual se convierte en un factor de la acción social, una fuerza positiva en un campo de actividad. Elsímbolo viene a asociarse a los humanos intereses, propósitos,fines, medios, tanto si éstos están explícitamente fonnuladoscomo si han de infcrirse a partir de la conducta observada. Laestructura y las propiedades de un símbolo son las de una entidad dinámica, al menos dentro del contexto de acción adecuado.
ESTRUCTURA y PROPIEDADES DE LOS SíMBOLOS RITUALES
La estructura y las propiedades de los símbolos rituales pueden deducirse a partír de tres clases de datos: 1) forma externay características observables; 2) interpretaciones ofrecidas porlos especialistas religiosos y por los simples fieles; 3) contextossignificativos en gran parte elaborados por el antropólogo.
Daré ·un ejemplo. En el I1kwlg'a, el ritual de la pubertad delas muchachas, la novicia, envuelta en una manta, yacl~ al piede un vástago de 71ll1dyi. El árbol nwdyi, Diplorrhyncus cOl1dylocarpon, es notable por su látex blanco, que exuda en gotas lechosas cuando se araii.a su delgada corteza. Para los ndembu,ésta es la más importante de su; características observables, por'lo que a panir de aquí me propongo llamarlo «árbol de la leche». La mayor parte de las mujeres ndembu atribuyen variossen lidos a este árbol. En primer lugar, dicen que el árbol de lall'<.:hc es el «más anciano» (lnllklllllmpi) del ritual. Cada tipo deritual tiene su símbolo «nlás anciano», al que yo voy a llamar«dominante.>, Esos símbolos constituyen una clase especial dela que luego me ocuparé más extensamente, Aquí basta con anticipar que los símbolos dominantes no son considerados comomeros medios para el cumplimiento de los propósitos expresos de un ritual determinado, sino también, y esto es más importanll', se refieren a valores que son considerados como finesen sí mismos, es decir, a valores axiomáticos. En segundo lugar,refiriéndose a sus características observables, las mujeres dicenque el árbol de la leche está por la leche humana y también porlos pechos que la producen. Este significado lo ponen en relación con el hecho de que el nkml¡::'u se celebra cuando empiezana formarse los pechos de la niñn, y no con su primera menstrua-
dón, que es ocasión de otro x:itual menos elaborado. Efectivamente, el tema central del nkang'a es el vínculo de la lactanciaentre la madre y el hijo, no el vínculo del nacimiento. Este temade la lactancia se expresa en el nkang'a por varios símbolos suplementarios indicativos del acto de la alimentac!ón y de la .materia de los alimentos. En tercer lugar, las mUjeres descnbenel árbol de la leche como «el árbol de una madre y de su hijo».Aquí el referen te se ha desplazado de la descripción de un actobiológico, el amamantamiento, a un vínculo social de profundaimportancia tanto para las relaciones domésticas como para laestructura de la sociedad ndembu. Este último sentido se expresa con la mayor claridad en un texto que recogí de un especialista ritual varón. Lo traduzco literalmente:
El ár'bol de la leche es el lugar de todas las madres del linaje (ivumu,literalmente «matriz» o «estómago»). Representa a la antepasada de mujeres Y hombres. El árbol de la leche es donde durmió nuestra antepasada Cl1ando fue iniciada. Una antepasada después de otra durmió aqui hastanuestra abuela, hasta nuestra madre, hasta nosotros mismos los hijos.Este es el lugar de nuestra costumbre tribal (muchidi)', donde empezamosincluso nosotros los hombres, porque a los hombres se les hace la circuncisión bajo un árbol de la leche.
Este texto resalta claramente los sentidos del árbol de la lecheque se refieren a los principios y a los valores de la organización social. A determinado nivel de abstracción, el árbol de laleche está por la matrilinealidad, el principio del que dependela continuidad de la sociedad ndembu. La matrilinealidad gobierna la sucesión en los cargos y la herencia de la propiedad, einviste con los derechos dominantes de residencia en las unidades locales. Más que cualquier otro principio de la organización social, la matrilinealidad confiere orden y estructura a lavida social ndembu. Sin embargo, según este mismo texto ysegún otros muchos informes que pude recoger, el mudyi significa más que la matrilinealidad. Significa la costumbretribal (nzuchidi wetu) en sí misma. El principio de la matrilinealidad, piedra angular de la organización social ndembu, comoun elemento de la estructura semántica del árbol de la leche,simboliza en sí mismo el sistema total de las interrelacionesentre los grupos y las personas que componen la sociedad ndemhu. Aigunos de los sentidos de los símbolos más importantespueden ser ellos mismos símbolos, cada uno con su propio sistema de sentidos. Así, al más elevado nivel de abstracción, elárbol de la leche está por la unidad y la continuidad de la so-
1 MucJridi quiere decir también «categoría», «género», «especie» y «tribu».
24 Victor Turner Símbolos en el ritual ndembu 25
ciedad ndembu. Hombres y mujeres son componentes de esecontinuo espacio-temporal. Tal vez por esto un ndembu instruido, tratando de tender un puente entre nuestras dos culturas,me explicaba que el árbol de la leche era como la bandera británica que ondeaba sobre los edificios de la administración. «Elmudyi es nuestra bandera», me dijo.
Al hablar del simbolismo del árbol de la leche en el contextodel ritual de la pubertad de las muchachas, mis informantestendían a subrayar sus aspectos armónicos, cohesivos. Insistíantambién en el aspecto de la dependencia. El niño depende de sumadre para su nutrición; y similarmente, dicen los ndembu,el miembro de la tribu bebe de los pechos de la coslumbre tribal. De este modo, en el contenido de sentido del árbol de laleche, la nutrición y el aprendizaje se hacen equivalentes. Confrecuencia oí comparar el árbol de la leche con la escuela; delniño se dice que ingiere la instrucción como el bebé ingiere laleche y el kapudyi, unas gachas de cazabe, muy aguadas, quelos ndembu comparan con la leche. ¿No decimos nosotros mismos «sed de conocimientos»? Aquí el árbol de la leche es unaespecie de cifra y compendio del proceso de instrucción en lascosas de la tribu que sigue a los episodios críticos d~ la iniciación, tanto de los varones (el episodio de la circuncisión).como de las muchachas (el largo episodio durante el que hande yacer inmóviles). El rol de la madre es d arquetipo delprotector, nutridor y maestro. Con frecuencia, por ejemplo, sehabla del jefe llamándolo «madre de su pueblo», igual que al.doctor cazador que inicia a un novicio en un culto de caza se lellama «madre del arte de la caza» (mama dawuvang'a). El aprendiz de circuncisor es «hijo de la medicina de la circuncisión» ysu instructor la «madre de la medicina de la circuncisión». Entodos los sentidos hasta aquí descritos, el árbol de la leche representa los aspectos armoniosos, benevolentes de la vida doméstica y tribal.
Sin embargo, si se aplica el tercer modo de interpretación,el análisis con textual, las exégesis de los informantes se contradicen con las conductas que~ las gentes adoptan realmente ensu relación con el árbol de la leche. Es evidente que el árbolde la leche representa aspectos de diferenciación e incluso deoposición social entre los componentes de esa misma sociedada la que idealmente se supone que simboliza como un todo armonioso. El primer contexto significativo que examinaremos esel papel del árbol de la leche en una serie de situaciones de acción en el marco del dtual de la pubertad de las muchachas.Los símbolos, como he dicho. generan la acción, y los símbolos
dominantes tienden a convertirse en focos de interacción. LosgrupOS se movilizan en torno a ellos, celebran sus cultos anteellos, re~lizan otras actividades simbólicas cerca de ellos y, confrecuencla, para organizar santuarios compuestos, les añadenotros objetos simbólicos. Habitualmente, esos grupos de participantes representan ellos también importantes componentesdel siste~a s~cial secular, componentes que pueden ser gruposcorporatIvos, tales como familias o linajes, o meras categoríasde personas q~e posee~_características similares, por ejemplo,anCIanos, o mUJeres, o nmos, o cazadores, o viudas. En cada tipode ritual ndembu es un grupo o una categoría diferente de personas la que se convierte en el elemento social central. En elnkang'a este elemento central es la unidad de las mujeres ndembu. Son las mujeres las que danzan en torno al árbol de laleche e inician a la novicia yacente haciendo de ella el centrodel círculo que gira. El árbol de la leche no es sólo la «bandera de los ndembu»: en las primeras fases del nkang'a es másespecíficamente la bandera de las mujeres ndembu. En esa situación hace más que dotar de un cen tro a la exclusividad delas ~ujeres: las moviliza en oposición a los hombres, pues lasmUjeres e~tonan. cantos en los q1;1e se mofan de los hombres ydurante CIerto tiempo no les dejan que dancen en su mismocírculo. Por tanto, si hemos de tomar en cuenta el aspecto operacional de ese símbolo que es el árbol de la leche, considerando no sólo lo que los ndembu dicen sobre él, sino también 10que hacen con él en su sentido, tendremos que conceder quedistingue a las mujeres como categoría social e indica su solidaridad.
El árbol de la leche introduce aún otras discriminaciones,P?r eje~plo, en ciertos contextos de acción representa a la propIa noVICIa. Un contexto así es el de la sacralización inicial deun vástago concreto del árbol de la leche. Aquí la propiedad natural significativa es la inmadurez del árbol. Los informantesaseguran que se escoge un árbol joven porque la novicia es joven. El árbol particular de una muchacha simboliza su nuevapersonalidad social como mujer madura. En el pasado (y ocasionalmente también hoy), el ritual de la pubertad de unam~chacha formaba parte de su ritual matrimonial, y el matrimonio marcaba su transición de muchacha a mujer. Granparte del aprendizaje a que se la somete en el nkang'a y casitodo el simbolismo de la ceremonia apun tan a hacer de lamuchacha una esposa sexualmente adecuada, una mujer fecunda y una madre capaz de producir una generosa provisión deleche. Para cada muchacha hay una ceremonia. Se la inicia a
ella sola y ella. sola se convierte en el centro de la atención y delcuidado de todos. Desde su punto de vista, el nkang'a es suyo,y constituye el acontecimiento más excitante y gratificante desu vida. La sociedad reconoce esos sentimientos y los fomenta,aunqu~ impone a la novicia pruebas y penalidades que ella tieneque sufrir antes de ser glorificada en el último día del ritual.Así, el árbol de la leche celebra la mayoría de edad de unanueva personalidad social, a la que en ese único momento de suvida distingue de todas las otras mujeres. En términos de estecontexto de acción, el árbol de la leche, pues, expresa aquí elconflicto entre la muchacha y la comunidaq moral de las mujeres adultas en la que ella va a entrar. No sin razón, el lugardel árbol de la leche se conoce con los mismos términos quese aplican al sitio en que se circunda a los muchachos, a saber,«lugar de morin. o «lugar de sufrir», pues la muchacha tieneque pasar en él un día entero, y un día caluroso, sin mover niun solo músculo.
En otros contextos, el lugar en que está el árbol de la lechees escenario de la oposición entre la madre de la novicia y elgrupo de las mujeres adultas. La madre es excluida del círculode la danza. En ese momento está perdiendo una hija, aunqueluego la recobre como nuevo miembro adulto de su propio linaje. Se manifiesta aquí el conflicto entre la familia matricéntrica y la sociedad más amplia, articulada fundamentalmente,como ya he dicho, por el principio de la matrilinealidad. La relación entre la madre y la hija persiste a lo largo de todo elritual, pero su contenido cambia. Vale la pena señalar aquí queen una fase del nkang'a la madre y la hija intercambian prendas de su vestimenta. Esto podría guardar relación con la costumbre ndemb'u de que las personas en duelo lleven sobre sípequeñas porciones de la vestimenta de su pariente muerto.Cualquiera que sea el significado que este intercambio de ropas pueda tener para un psicoanalista -yen este punto tocamos uno de los límites de nuestra actual competencia antropológica- no parece improbable que los ndembu traten de simbolizar la terminación, para la madre y la hija a la vez, de unimportante aspecto de su relación. Esta es una de las accionessimbólicas, una de las muy pocas, sobre las que no conseguíque me dieran una interpretación en el ritual de la pubertad.Por eso me parece legítimo inferir que en ella se expresan poderosos deseos inconscientes de un tipo que los ndembu consi-deran ilícito. •
La oposición entre las mujeres de la tribu y la madre de 1a ~novicia se representa mímicamente junto al árbol de la leche I
f
al terminar el p~imer día del ritual de pubertad. La madre dela. muchacha cocma una gran cantidad de cazabe y habas -dosalImentos que e~. el nkang'a son símbolos con muchos sentid?s---:- p~ra las VISItantes, que comen por grupos de aldea y no~IstnbUldas al azar. Antes de comer, las mujeres se acercan alarbol de la leche, ~ pocos metros de allí, y giran procesionalmente ~n torno a el. La madre va la última llevando un grancucharon lleno de cazabe y habas. De pronto grl'ta' 'Q". b . . «e ulenqUIere caza e de chzpwampwilu?» y todas las mujeres correnp~ra ap~derarse del cucharó~ y comer de él. «Chipwampwilu»p~re~e ser una palabr~. arcaica y nadie sabe lo que significa.MIs. I~formantes me dijeron qut:: el cucharón representa a lanovI~la e~ su papel de mujer casada, mientras que el alimento ~lmbolIza su ~oder reproductivo (lusemu) y su papel comoagncultora y cocmer.a. Una mujer le dijo a mi esposa: «Traesuerte que el cucharon lo coja una persona que sea del .
bl d 1. . mIsmo
po ~~u que a nOVICia. Si no ocurre eso, la madre piensa quesu ~Ija s,e separará de ella para irse a un poblado lejano ymon: ~llI. La madre desea que su hija se quede cerca de ella.»ImphcIto en estas palabras la.t~ un conflicto más profundo queel que en~renta a la famllIa matricéntrica con la socie~ad femenma. adulta: tiene que ver con otro principio artJ~ulad?r d?~mante en la sociedad ndembu, a saber, el matnmomo ~Inlocal, según el cual las mujeres, después decasarse,. viven en los poblados de sus maridos. Como consecuenc,lu, m.uchas veces las hijas pasan a vivir a conside:able ~lstanC:Ia de sus madres. En el episodio descrito, las muJeres SImbolIzan los núcleos matrilineales de los poblados. Todos los poblados desean ganar a través del matrimonio el control sob~e la capacidad de. ~rabajo de la novicia, e igualmenteesper~n mcorp~r~rse los ~IjOS que ella pueda criar, aumentan~o ~Sl s~ pr:eStlglO y el n,umero de sus miembros. En un episod~o po.,tenor del nkang a hay una lucha simbólica entre lospanentes matrilineales de. la novicia y los de su novio, luchaque s~ca a la luz el conflIcto entre la virilocalidad y la matriImealIdad.
Finalmente, en el contexto de la acción, los informantes habl~~ a. veces del árbol de la leche como representante del ma~~Ihnaje de la novicia. De hecho, ésta es la significación queI~n~ en la competencia por el cucharón que se acaba de des
cnblr, puesto que las mujeres del poblado de la novicia tratan?e apoderarse del cucharón antes de que puedan hacerlo mu~eres. ~e otros ~~)bl~dos. Incluso si esas mujeres no pertenecen
I mIsmo matnhnaje que ella, sí están casadas con miembros
26 Victor TurnerSímbolos en el ritual ndembu
27
28 Victor Turner Símbolos en el ritual ndembu 29
varones de ese matrilinaje, y se piensa que actúan a su favor.Así el árbol de la leche, en uno de sus aspectos de acción, representa la unidad y exclusividad de un único matrilinaje, concentro local en un poblado, frente a los otros grupos corporativos del mismo tipo. De esta manera, recibe forma dramáticay simbólica el conflicto entre otro subsistema y el sistema total.
A estas alturas resultará evidente que existen considerablesdiscrepancias entre las interpretaciones que del árbol de la leche ofrecen los informantes y la conducta que exhiben losndembu en situaciones dominadas por el simbolismo del árbolde la leche. Por ejemplo, se nos dice que el árbol de la lecherepresenta el estrecho vínculo entre la madre y la hija, pero enrea~idad separa a la hija de la madre. Se nos dice también queel arbol de la leche está por la unidad de la sociedad ndembu,pero en la práctica nos encontramos con que separa a las mujeres de los hombres, a unas categorías y grupos de mujeres deotras c~te!?orías y otros grupos. ¿Cómo hay que explicar esascontradIccIOnes entre los principios y la práctica?
UNOS PROBLEMAS DE INTERPRETACIÓN
Yo estoy convencido de que mis informantes creen sinceramente que el árbol de la leche sólo representa los aspectos cohesivos, unificadores de la organización social ndembu. Igualmenteestoy convencido de que el papel del árbol de la leche en situaciones de acción, en las que representa un centro de grupos~specfficos ~n oposición a otros grupos, forma un componenteIgualmente Importante de su sentido total. Llegados aquí, hemosde plantear una cuestión esencial: sentido, ¿para quién? Si losndell~bu n? reconocen la discrepancia entre su interpretacióndel sImbolIsmo del árbol de la leche y su conducta en relacióncon él, ¿significa esto que tal discrepancia carece de interés parael antropólogo social? De hecho, algunos antropólogos sostienen con Nadel (1954, p. 108) que «los símbolos no comprendidos no tienen sitio en la encuesta social; su efectividad socialestá en su capacidad para indicar, y si no indican nada a los actores son, desde nuestro punto de vista, irrelevantes: de hecho,ya no son símbolos (cualquiera que pueda ser su significaciónpara el psicólogo o el psicoanalista)>>. La profesora Mónica Wilson (1957, p. 6). adopta un punto de vista parecido: asegura queella subraya «las interpretaciones nyakyusa de sus propios ri~uales po:que la literatura antropológica está salpicada de conJeturas sImbólicas, interpretaciones de los etnógrafos de los
ritos de otros pueblos». De hecho, llega al extremo de basartodo su análisis del ritual nyakyusa en la «traducción o interpretación nyakyusa del simbolismo». En mi opinión, estos investigadores van más allá de los límites de una cautela saludable Y se imponen a sí mismos limitaciones muy serias, e incluso arbitrarias. Aunque yo estoy en completo desacuerdo consu postulado fundamental de que el inconsciente colectivo esel principio formativo básico del simbolismo ritual, creo queCarl Jung (1949, p. 601) abrió el camino a las ulteriores investigaciones al introducir precisamente esta distinción: «un signoes una expresión análoga o abreviada de una cosa conocida.Mientras que un símbolo es siempre la mejor expresión posiblede un hecho relativamente desconocido, pero que a pesar deello se reconoce o se postula como existente». Nadel y Wilson,al tratar a la mayoría de los símbolos rituales como signos, parecen ignorar o considerar irrelevantes algunas de las propiedades esenciales de esos símbolos.
CAMPO DEL RITUAL Y PERSPECTIVA ESTRUCTURAL
¿Cómo puede el antropólogo social justificar su pretensión deser capaz de interpretar los símbolos rituales de una sociedad,más profunda y más comprensivamente que los propios actores? En primer término, el antropólogo, usando sus técnicasy sus conceptos especiales, es capaz de contemplar la celebración de un ritual determinado como «ocurrida en e interpretadapor una totalidad de entidades sociales coexistentes, tales comovarios tipos de grupos, subgrupos, categorías o personalidades,y también las barreras entre ellos y sus modos de interconexión» (Lewin, 1949, p. 200). Con otras palabras, puede colocarese ritual en el marco de su campo significante, y describir laestructura y las propiedades de ese campo. Por otro lado, cadaparticipante en el ritual lo contempla desde su peculiar ángulode visión. Tiene lo que Lupton ha llamado «su propia perspectiva estructura!». Su visión está limitada por el hecho de queél ocupa una posición particular, o incluso un conjunto de posiciones situacionalmente conflictivas, tanto en la estructurapersistente de su sociedad, como en la estructura de roles delritual en cuestión. Además es probable que las acciones delparticipante estén regidas por intereses, propósitos, sentimientos, dependientes de su situación específica y que pueden obstaculizar su comprensión de la situación total. Un obtáculo aunmás serio para que él consiga ser objetivo lo representa el he-
30 Victor Turner Símbolos en el ritual ndembu 31
cho de que, al ser un participante en el ritual, propenderá aconsiderar como axiomáticos y primarios los ideales, los valores, las normas abiertamente expresados o simbolizados en elritual. Así, en el ritual nkang'a, cada persona. o cada grupo veel árbol de la leche en los sucesivos contextos de acción comosi sólo representara sus propios intereses y valores específicosen esos momentos. En cambio, el antropólogo, que previamenteha hecho un análisis estructural de la sociedad ndembu, que haaislado los principios de su organización, que ha disJinguido susgrupos y sus relaciones, no tiene prejuicios particulares y puede observar las interconexiones y los conflictos reales entrepersonas y grupos, y la medida en que reciben representaciónritual. Aquello que para un actor que desempeña un rol específico parece insignificante, puede resultar altamente significativo para un observador y analista del sistema total.
Por estas razones, en consecuencia, considero legítimo incluir en el sentido total de un símbolo ritual dominante, aspectos de conducta asociados con él, que los propios actores son inpaces de interpretar, y de los que de hecho pueden no ser conscientes, si se les pide que interpreten el símbolo fuera de su contexto de actividad. Con esto, sin embargo sigue planteado el problema de la contradicción entre los sentidos expresos del árbolde la leche y el sentido de las formas estereotipadas de conductaestrechamente vinculadas con él. En abstracto, las interpretaciones indígenas del simbolismo del árbol de la leche parecen indicar que no hay incompatibilidad ni conflicto entre las personas y los grupos a que se refiere. Y sin embargo son justamenteesas personas yesos grupos los que representan mímicamentesus conflictos al pie del árbol de la leche.
TRES PROPIEDADES DE LOS SfMBOLOS RITUALES
Antes de que estemos en condiciones de interpretar, tenemosque seguir clasificando los datos descriptivos recogidos con losmétodos descritos más arriba. Esa clasificación nos permitiráformular algunas de las propiedades de los símbolos rituales.La propiedad más simple es la de condensación: muchas cosasy acciones representadas en una sola formación. En segundolugar, un símbolo dominante es una unificación de significatadispares, interconexos porque poseen en común cualidades análogas o porque están asociados de hecho o en el pensamiento.Esas cualidades o esos vínculos de asociación pueden en sí mismos ser totalmente triviales o estar distribuidos al azar o muy
ampliamente por todo un ancho abanico de fenómenos. Su misma generalidad les permite vincular las ideas y los fenómenosmás diversos. Así, como hemos visto, el árbol de la leche representa, inter alia, los pechos de las mujeres, la maternidad, lanovicia en el nkang'a, el principio de la matrilinealidad, cualquier matrilinaje concreto, el aprendizaje y la unida~ ~. persistencia de la sociedad ndembu. Los temas de la nutnclOn y ladependencia pasan a través tie todos estos significara diversos.
La tercera propiedad importante de los símbolos rituales dominantes es la polarización de sentido. No sólo el árbol de laleche, sino todos los símbolos dominantes ndembu poseen dospolos de sentido claramente distinguibles. En un polo se encuentra un agregado de significata que se refieren a componentes de los órdenes moral y social de la sociedad ndembu, a principios de la organización social, a tipos de grupos corporativosy a normas y valores inherentes a las relaciones estructurales.En el otro polo, los significata son usualmente fenómenos y procesos naturales y fisiológicos. Llamaré al primero de éstos el«polo ideológico» y al segundo el «polo sensorial». En el polosensorial, el contenido está estrechamente relacionado con laforma externa del símbolo. Por ejemplo, un significado del árbol de la leche -leche materna- está estrechamente relacionado con la exudación del látex lechoso propio del árbol. Unsignificado sensorial de otro símbolo dominante, el árbol mukull1., es la sangre: es un árbol que segrega una goma de colorrojo oscuro.
En el polo sensorial se concentran significata de los cualespuede esperarse que provoquen deseos y sentimientos; en elideológico se encuentra una ordenación de normas y valores queguían y controlan a las personas como miembros de los gruposy las categorías sociales. Los significata sensoriales, emocionales, tienden a ser «groseros» en una doble acepción. En primerlugar, son groseros en la acepción de toscos, es decir que notoman en cuenta los detalles ni las cualidades precisas de laemoción. No se puede insistir bastante en que esos símbolosson hechos sociales, «representaciones colectivas», aunque tales que apelan al más bajo denominador común del sentimiento humano. La segunda acepción de «groseros» es «abiertamente y hasta flagrantemente fisiológicos». Así el árbol de la leche tiene el sentido grosero de los pechos, la leche de los pechos y la acción de amamantar. Estos significados también sonademás groseros en la medida en que representan aspectos dela experiencia universal ndembu. Otros símbolos ndembu, en suspolos sensoriales de significado, representan temas tales como
32 Victor Turner Símbolos en el ritual ndembu 33
la sangre, los genitales masculinos y femeninos, el semen, la orina y las heces. Esos mismos símbolos, en sus polos ideológicosde sentido representan la unidad y continuidad de los grupossociales, primarios, domésticos, políticos.
REFERENCIA y CONDENSACIÓN
Desde hace mucho tiempo se admite en literatura antropológica que los símbolos rituales son estímulos de emoción. Tal vezla formulación más explícita de esta posición sea la que hizoEdward Sapir en la Encyclopaedia of the Social Sciences (XIV,
pp. 492-493). Sapir distingue, de una manera que recuerda ladistinción de Jung, dos clases principales de símbolos. A la primera la llama de símbolos referenciales. Incluye en ésta la lengua oral, la escritura, las banderas nacionales, las señales debanderas y otras organizaciones de símbolos convenidos comoartificios económicos con fines de referencia. Como el «signo»de Jung, el símbolo referencial es predominantemente cognitivoy se refiere a hechos conocidos. La segunda clase, en la que seincluye la mayoría de los símbolos rituales, es la de los símbolos de condensación, definidos por Sapir como «formas Sumamente condensadas de comportamiento sustitutivo para expresión directa, que permiten la fácil liberación de la tensión emocional en forma consciente o inconsciente». El símbolo de condensación está «saturado de cualidades emocionales». La principal diferencia en el desarrollo de estos dos tipos de simbolismo, en opinión de Sapir, es que «mientras el simbolismo referencial se forma a través de una elaboración formal en el dominio de lo consciente, el simbolismo de condensación hundesus raíces profundamente en lo inconsciente, e impregna con sucualidad emocional tipos de conducta y situaciones aparentemente muy alejados del sentido original del símbolo».
La formulación de Sapir resulta muy clarificadora. Subrayaexplícitamente cuatro atributos básicos de los símbolos rituales: 1) condensación de muchos significados en una forma única; 2) economía de referencia; 3) predominio de la cualidademocional; 4) vínculos de asociación con regiones de lo inconsciente. Sin embargo, tiende a subestimar la importancia de loque yo he llamado el polo ideológico ( y me gustaría añadir, normativo) de sentido. Los símbolos rituales son a un mismo tiempo símbolos referenciales y símbolos de condensación, aunquecada símbolo es multirreferencial, más que unirreferencial. Sucualidad esencial consiste en su yuxtaposición de lo groseramen-
te físico con lo estructuralmente normativo, de lo orgamco conlo social. Esos símbolos son coincidencia de cualidades opuestas, uniones de lo «alto» y lo «bajo». No es nece"sario un conocimiento detallado de ninguna de las psicologías profundas actuales para sospechar que tal yuxtaposición, o incluso interpenetración de opuestos en los símbolos, guarda conexión con sufunción social. A Durkheim le fascinaba el problema de por quémuchas normas Y muchos imperativos sociales son considerados por quienes tienen que observarlos al mismo tiempo como«obligatorios» Y como «deseables». Los estudiosos están dándose cuenta de que el ritual es precisamente un Inecanismo queperiódicamente convierte lo obligatorio en deseable. Dentro desu trama de significados, el símbolo dominante pone a las normas éticas y jurídicas de la sociedad en estrecho contacto confuertes estímulos emocionales. En el ritual en acción, con la excitación social y los estímulos directamente fisiológicos -música, canto. d8nL.a, alcohol, drogas, incienso-, el símbolo ritual efectúa, podríamos decir., un intercambio de cualidades entre susdos polos de sentido: las normas y los valores se cargan deemoción, mientras que las emociones básicas y groseras se ennoblecen a través de su contacto con los valores sociales. El fastidio de la represión moral se convierte en el «amor a la virtud».
Antes de seguir adelante con nuestro análisis, tal vez seaconveniente formular de nuevo las principales propiedades empíricas de los símbolos dominantes, derivadas de nuestra clasificación de los datos empíricos pertinentes: 1) condensación;2) unificación de significados dispares en una única formaciónsimbólica; 3) polarización de sentido.
SIMBOLOS DOMINANTES E INSTRUMENTALES
,Como ya dije, los ndembu consideran que ciertos símbolos rituales son símbolos dominantes. En los rituales celebrados parapropiciar a los espíritus de los antepasados que afligen a susparientes vivos con trastornos reproductivos, enfermedades omala suerte en la caza, hay dos clases principales de símbolosdominantes. La primera clase está representada por el primerárbol o planta de la serie de árboles o plantas que los practicantes y los adeptos del culto curativo buscan para recoger sus hojas, cortezas o ¡'aíces. Con ellas y con agua se preparan pociones que se clan a beber a los sujetos del ritual, o con las quese les marca. El primer árbol así tratado recibe el nombre ele<<lugar de salutación» (is/¡ikcllll) o «~1I1ciano» (1II1fkllllllllpi). Losadeptos lo rodean varias veces para consagrarlo. Luego el prac-
34 Victor Turner
If'
Símbolos ~n el ritual ndembu 35
ticante más antiguo reza al pie de él y lo salpica con arcillablanca pulverizada. La plegaria se dirige bien al espíritu concreto que se cree aflige al principal sujeto del ritual, bien alárbol mismo que de alguna manera se identifica con ese espíritu. Los adeptos pueden atribuir varios significados a cadaislúkenu. La segunda clase de símbolos dominantes en los rituales curativos consiste en altares junto a los que los sujetosde esos rituales se sientan mientras los practicantes los lavancon sustancias vegetales mezcladas con agua y para ayudarlosrealizan acciones de naturaleza simbólica o ritual. Esos altares son frecuentemente compuestos y consisten en varios ob·jetos combinados. Ambas clases de símbolos dominantes estánestrechamente vinculados a seres no empíricos, unas veces comosus soportes, otras como su representación y otras por fin sonidentificados con ellos. En los rituales de las crisis vitales, porotra parte, en lugar de seres no empíricos, los símbolos dominantes parecen representar fuerzas, tipos de eficacia, igualmen.te no empíricos. Por ejemplo, en el ritual de la circuncisiónde los muchachos, el símbolo dominante de todo el ritual esuna medicina (yitumbu), llamada nfunda, compuesta por muchos ingredientes, v. gr., la ceniza del pabellón quemado, quesignifica la muerte, y la orina de un aprendiz de circuncisorque significa «virilid~d». Cada uno de estos ingredientes, igualque todos los demás, tiene muchos otros significados. El símbolo dominante en el campamento donde los padres de los novicios se congregan, y preparan la comida para los muchachos,es el árbol clúkoli que representa, entre otras cosas, un faloerecto, la masculinidad adulta, la fuerza, la destreza en la caza,y la salud hasta la vejez. El símbolo dominante durante el proceso de circuncisión es el árbol de la leche junto al que se circuncida a los novicios. El símbolo dominante en la fase inmediatamente posterior a la circuncisión es el árbol rojo mukuLa;sobre un tronco de mukula se sientan los novicios hasta quesus heridas dejan de sangrar. En las diversas fases de la reclusión hay otros símbolos dominantes. A cada uno de estossímbolos se le llama mukulumpi, anciano, viejo. Símbolos dominantes los hay en muchos contextos rituales diferentes: unasveces presiden toda la ceremonia, otras sólo fases particulares.El contenido de sentido de ciertos símbolos dominantes poseeun alto grado de consistencia y constancia a través del sistemasimbólico total, ilustrando la proposición de Ratlcliffe-BrowIlde que un símbolo recurrente en un ciclo de rituales probablemente tendrá la misma significación en todos ellos. Tales símbolos poseen también considerable autonomía con respecto a
las fines de los rituales en que aparecen. Precisamente por estas propiedades, los símbolos dominantes son fáciles de analizar dentro de su marco cultural de refen:ncia. A .este propósitopueden ser considerados con10 «objetos eternos», en el sentidoen que Whitehead usaba esta expresión 2. Son puntos relativamente fijos tanto eH la estructura cultural como en la social,y de hecho constituycn puntos de unión entre esos dos tipos deestructura. Sin que importe el Ol den de su aparición en un ritual determinado, se les puede considerar como fines en sí mismos, represcntativos de los valorcs axiomáticos de la sociedadndembu. Lo cual no quierc decir que no puedan también ser estudiados como factores de la acción social (y de hecho así loshemos estudiado en el marco de referencia de la acción), sinoque por sus propiedades sociales son objetos Inás apropiadosdd estudio morfológico que la clase de símbolos que a continuación pasamos a considerar.
A estos símbolos puede llamársc1es «símbolos instrumentales». A un símbolo instrumental hay que contemplarlo en términos de su contexto más amplio, es dccir, en términos del sistema total de símbolos que constituye un ritual dado. Cada tipode ritual tiene su propia manera de interrelacionar símbolos,manera que con frecuencia depende de los propósitos ostensibles de ese tipo de ritual. Con otras palabras, cada ritual tienesu propia teleología, tiene sus fines explícitos, y los símbolosinstrumentales pueden ser considerados como medios para laconsecución de esos fines. Por ejemplo, en rituales celebradoscon el propósito explícito de hacer fecundas a las mujeres, entre los símbolos instrumentales que se usan aparecen porcionesde árboles que dan múltiples frutos o de árboles que poseeninnumerables raicillas. Los ndembu dicen que esos frutos y esasraicillas representan niños. Por eso se les atribuye eficacia enla consecución de la fertilidad de la mujer. Son medios para elfin principal del ritual. Quizá hubiera que considerar a esossímbolos como meros signos, o símbolos referenciales; perocontra eso está el hecho de que los significados de cada uno deellos están asociados a poderosas emociones y deseos conscientes e inconscientes. Al nivel del análisis psicológico sospechoque esos símbolos se aproximarían a la categoría de los símbolos de condensación; pero con esta afirmación llegamos a loslimites actuales de la competencia antropológica, un problemadel que enseguida vamos a ocuparnos.
2 Es decir. no objetos de indefinida duración. sino objetos a los que lacategoría del tiempo no resulta aplicable.
36 Victor Turner Símbolos en el ritual ndembu 37
Los LiMITES DE LA INTERPRETACIÓN ANTROPOLÓGICA
Llegamos ahora al aspecto más difícil del estudio científico delsimholismo ritual: el análisis. Usando conceptos antropológicos ¿hasta dónde podemos llegar en nuestra interpretación deestas enigmáticas formaciones? ¿En qué momento alcanzamoslas fronteras de nuestra competencia explicativa? Consideremosprimero el caso de los símbolos dominantes. He sugerido queéstos tienen dos polos de sentido, uno sensorial y otro ideológico. He sugerido también que los símbolos dominantes tienen lapropiedad de unificar significata dispares. Yo me atrevería aafirmar que en ambos polos de sentido se apiñan significata dispares e incluso contradictorios. En el transcurso de su desarrollo histórico, la antropología ha adquirido técnicas y conce'ptosque la capacitan para manejar bastante adecuadamente el tipode datos que hemos clasificado como pertenecientes al poloideológico. Como vimos, esos datos incluyen componentes dela estructura social y fenómenos culturales, tanto ideológicoscomo tecnológicos. Pienso que el estudio de esos datos en términos de los conceptos de las tres principales subdivisiones dela antropología -antropología cultural, teoría estructunüistay dinámica social- resultaría muy provechoso. Enseguida dirécómo pienso que pueden hacerse esos análisis e interrelacionarse esas tres perspectivas, pero primero tengo que plantear lacuestión de hasta qué punto y en qué aspectos es oportuno someter al polo sensorial de significados a un análisis intensivo,y lo que aún es más importante, en qué medida estamos losantropólogos calificados para realizar ese análisis. Es evidenteque, como Sapir dice, los símbolos rituales, como todos los símbolos de condensación, «hunden sus raíces profundamente enlo inconsciente». Una mínima familiarización con la psicologíaprofunda basta para convencer al investigador de que los símbolos rituales, en lo que respecta a su forma externa, a su contexto de conducta y a las varias interpretaciones que los indígenas dan de ellos, están parcialmente modelados bajo la influencia de motivaciones y de ideas inconscientes. El intercambio de vestidos entre la madre y la hija en el ritual nkang'a; lacreencia en que la novicia se volvería loca si en el día de suseparación ritual viera el árbol de la leche; la creencia en que sila novicia levantara la manta que la cubre durante la reclusióny mirara hacia su aldea, la madre de la novicia moriría; todosestos son fragmentos de una conducta simbólica para la que lospropios ndembu no pueden ofrecer una interpretación satis-
factoria. Porque esas creencias sugieren que en la relación madre-hija hay un componente de' mutua hostilidad que va contralas interpretaciones ortodoxas del simbolismo del árbol· de laleche en lo referente a esa relación madre-hija. Una de las principales características de las interpretaciones ideológicas es quetienden a subrayar los aspectos armoniosos y cohesivos de lasrelaciones sociales. El idioma exegético pretende que las personas y los grupos actúan siempre de acuerdo con las normasideales de la sociedad ndembu.
PSICOLOG1A PROFUNDA Y SIMBOLISMO RITUAL
Cuando los psicoanalistas como Theodore Reik, Ernest Joneso Bruno Bettelheim, analizan el simbolismo ritual de las sociedades primitivas y antiguas, tienden a considerar irrelevante elpolo ideológico de sentido y a centrar su atención en la formaexterna y en los significados sensoriales de los símbolos. La mayoría de las interpretaciones indígenas de los símbolos, queforman el principal componente del polo ideológico, son paraesos psicoanalistas prácticamente idénticas a las racionalizaciones con las que los neuróticos explican y justifican su conductaaberrante. Aún más, para ellos los símbolos rituales son idénticos a los síntomas neuróticos y psicóticos o tienen las mismaspropiedades que los símbolos oníricos de los individuos de Europa occidental. De hecho, este procedimiento es exactamenteel inverso del que aplican los antropólogos sociales que comparten las opiniones de Nadel y Wilson. Se recordará que esta escuela de antropólogos considera que sólo las interpretacionesindígenas de los símbolos conscientes y verbalizadas son sociológicamente pertinentes. El método de los psicoanalistas, porotra parte, consiste en examinar la forma, el contenido, el modode interconexión de los actos y de los objetos simbólicos descritos por los etnógrafos, e interpretarlos por medio de conceptos formulados en la práctica clínica europea occidental. Pretenden los psicoanalistas que en la estructura del contexto dela acción de los símbolos rituales pueden reconocerse materiales derivados de lo que se consideran ser experiencias universales de la infancia humana en el contexto de la familia. Fenichel (1946, p. 302), por ejemplo, afirma que en la relación padrehijo existen universalmente dos tendencias psíquicas contrarias,a saber: sumisión y rebelión, y que las dos se derivan del complejo de Edipo. De aquí pasa luego a argumentar:
3 Nadel escribe: .Podemos decir que la misma fluidez del formalismoes parte de la forma típica del ritual nupe,..
Como la mayoría de las religiones patriarcales, también oscilan· entre lasumisión a una figura paternal y la rcbelión (las dos, sumisión y rebclión,scxualizauas) y todo dios, como un super-ego compulsivo, promete prolección bajo la condición de sumisión, son muchas las semcjanzas en el cuadro manifiesto de los ceremoniales .::ompulsivos y los rituales religiosos,dcbidas a la semejanzas de los conflictos subyacentes.
Contra este punto de vista ya hemos demostrado antes cómolos sucesivos actos simbólicos de muchos rituales ndembu están ordenados y estructurados por los fines explícitos de esosrituales. Para explicar su evidente regularidad no necesitamosrecurrir a la noción de conflictos subyacentes. Los psicoanalistas pueden argüir que en las sociedades patriarcales el ritualmuestra mayor rigidez y un carácter más compulsivo que entrelos ndembu, que son matrilineales. Con otras palabras, el patrón formal puede venir sobredeterminado por el conflicto inconsciente padre-hijo. La comparación etnográfica, empero, parece refutar esta opinión, ya que el más rígido formalismo queconocen los estudiosos de las religiones comparadas es el delos indios pueblo, más marcadamente matrilineales que losndembu, mientras que los nigerianos nupe, con una sociedadfUertemente patrilineal, poseen rituales con una forma «fluida»,y de ninguna manera «excesivamente estricta» (Nadd, 1954,p. 101) J.
Otros psicoanalistas aseguran que en las formas simbólicashan encontrado rasgos de ideas y de impulsos oralmente agresivos, oralmente dependientes, sádico-anales y masoquistas.Efectivamente, varios antropólogos, lectores de literatura psi~
coanalítica, han sentido la tentación de explicar los fenómenosrituales de esta lnanera.
Quizá el más espectacular de los intentos recientes de llegara una interpretación comprensiva del simbolismo ritual usando conceptos psicoanalíticos sea el libro de Bruno Bettelheim,Simbolic WOllnds. Bettelheim, tras observar la conducta de cuatro adolescen tes esquizoides que habían formado una sociedadsecreta, consideró que su conducta daba la clave para una comprensión de muchos rasgos del ritual de las iniciaciones primitivas. De la observación de sus esquizoides dedujo que uno delos fines (inconscientes) de los ritos de iniciación masculinospuede ser el de afirmar que también los hombres pueden parir hijos, y que «con operaciones tales como la subincisión, loshombres pueden tratar de adquirir el aparato y las funciones
39Simbolos en el ritual ndembu
sexuales de las mujeres» (1954, pp. 105-123). En opmlOn de Bettelheim, la envidia de la matriz y una identificación infantil inconsciente con la madre, serían poderosos factores formativostanto del ritual ad hoc de sus cuatro esquizoidcs como de losrituales de circuncisión masculinos de todo el mundo.
La opinión de Bettelheim se opone en puntos importantes ala de muchos freudianos ortodoxos, quienes sostienen que losacontecimientos simbólicos que conforman estos rituales sonfundamentalmente un resultado de los celos que al padre leinspiran sus hijos, y que su propósito es el de generar UI~a ansiedad sexual (de castración) par~ asegu.rar la observancl~ d~l
tabú del incesto. Si los psicoanahstas dIscrepan ¿con que cnterio puede el desventurado antropólogo social, que en ese campo de investigación carece de entrenami~nto sistem~tico y deexperiencia práctica, escoger entre sus dIvergentes mterpretaciones?
COMPETENCIAS DE EXPLICACIÓN
Pienso que el conceptualizar los símbolos dominantes ~o~o d?tados de dos polos de sentido puede ayudarnos a dehmr masexactamente los límites dentro de los cuales el análisis antropológico puede aplicarse con ~ás prov~cho. Los p.sicoan~lis,tas
que consideran que la mayona de las mterpretaclOnes mdl~e
nas de los símbolos son irrelevantes, se hacen culpables de mgenuidad y unilateralidad en el enfoqu,e del proJ;>lema. Porqu~
esas interpretaciones, que muestran como los slmbolos domInantes expresan importantes componentes de los órdenes social y moral, no son en modo alguno equivalentes a las «rac~o
nalizaciones» o a las «elaboraciones secundarias» del matenalque se deriva de los conflictos endops!quicos, P,u~s se ref~eren
a hechos sociales que tienen una reahdad emplnca extenor alas psiques de los individuos. Por otra parte, los antropólogosque sólo consideran relevantes las interpretaciones indígenas,son igualmente unilaterales, en la medida en que tienden a estudiar los símbolos dentro de dos marcos analíticos únicamente, el cultural y el estructural. Esta es una aproximación. ese~cialmente estática que no se ocupa de los procesos que lmph-can cambios temporales en las relaciones sociales. .
y sin embargo, las propiedades cruciales de los símbolos. ntuales incluyen estos desarrollos dinámicos. Los sím~olos l~S
tigan la acción social. En un contexto de campo po~namos .mcluso llamarlos «fuerzas», en la medida en que son mfluenclas
Víctor Turner38
40 Victor Turner Símbolos en el ritual ndembu 41
determinables que inducen a las personas y a los grupos a laacción. En ese mismo contexto de campo es además donde laspropiedades que hemos descrito. a saber. la polarización de sentidos. la transferencia de cualidades afectivas. la discrepanciaentre sentidos y la condensación de sentidos. resultan más importantes. El símbolo como una unidad de acción que poseetodas esas propiedades se convierte en objeto de estudio tanto de la antropología como de la psicología. Las dos disciplinas.en la medida en que se interesan por las acciones humanas. tienen que conceptualizar el símbolo ritual de la misma manera.
Las técnicas y los conceptos del antropólogo le capacitanpara analizar competentemente las interrelaciones entre los datos asociados al polo ideológico de sentido. Igualmente le capacitan para analizar la conducta social dirigida hacia el símbolodominante total. Lo que no puede hacer en cambio. con su preparación actual. es discriminar entre las fuentes precisas de lossentimientos y deseos inconscientes que determinan en granparte la forma externa del símbolo. seleccionan unos objetosnaturales con preferencia a otros para servir como símbolos yexplican ciertos aspectos de la conducta asociada a los símbolos. Para él. es suficiente con decir que el símbolo evoca emociones. Lo que le interesa es el hecho de que la emoción seaevocada y no las cualidades específicas de sus constituyentes.De hecho, puede considerar situacionalmente relevante para susanálisis el distinguir si la emoción evocada por un símbolo específico posee el carácter grosero de, por ejemplo. agresión. temor, amistad, ansiedad o placer sexual; pero más allá de estono necesita pasar. Para él el símbolo ritual es en primer término un factor en una dinámica de grupos. y en consecuenciasus aspectos de mayor interés son sus referencias a los grupos,las relaciones, los valores, las normas y las creencias de unasociedad. Con otras palabras. el antropólogo trata el polo sensorial de significado como si fuera una constante. mientras quelos aspectos sociales e ideológicos los trata como variables cuyas interdependencias tiene que explicar.
Por otra parte. yo pienso que en su análisis del simbolismor~tual los psicoanalistas tendrían que conceder más importancia de la que ahora dan a los factores sociales. Deberían dejarde considerar las interpretaciones. las creencias y los dogmascomo meras racionalizaciones. pues con suma frecuencia se refieren a realidades sociales y naturales. Porque, como Durkheimescribió (1954, pp. 2s), «las religiones primitivas se afirman en~a realidad y la expresan. Hay que aprender a mirar por debaJO del símbolo a la realidad que el símbolo representa, la que le
da su se~tido. Ninguna religión es falsa: todas responden, aunque de diferentes maneras, ~ las condiciones dadas de la existencia humana». Entre esas condiciones dadas el ordenamientode la sociedad en grupos estructurados, las discrepancias entrelos principios que organizan a esos grupos, la colaboración yla competencia económica, el cisma dentro de los grupos y laoposición entre los grupos. en resumen, todas aquellas cosascon las que se relaciona el aspecto social del simbolismo ritualtienen sin duda cuando menos igual importancia que los impul~sos biopsíquicos y el condicionamiento precoz en el seno de lafamilia elemental. Después de todo, el símbolo ritual tiene encomun con el símbolo onírico la característica. descubierta porFreud, de ser una formación del compromiso entre dos tendencias básicamente opuestas. Es un compromiso entre la necesidad de control social y ciertos impulsos humanos innatos yuniversales de c~ya completa gratificación se seguiría la ruptura de es.e l:ontrol. Los símbolos rituales se refieren a lo quees normativo, general y característico de individuos únicos. Así,por ejemplo, los símbolos ndembu se refieren, entre otras cosas, a las necesidades básicas de existencia social (caza, agricultura, fertilidad de las mujeres, condiciones climáticas favorables. etc.) y a los valores compartidos de que depende la' vidacomunitaria (generosidad, camaradería, respeto a los mayores,importancia del parentesco. hospitalidad. etc.). Para distinguirlo entre símbolos rituales y símbolos psíquicos individuales,quizá podamos decir que mientras los símbolos rituales son medios groseros de manejar la realidad social y natural, los símbolos psíquicos se forman fundamentalmente bajo la influencia de impulsos internos. Al analizar los primeros, la atencióndebe centrarse principalmente en las relaciones entre los da-
·tos externos y la psique; al analizar los segundos, en datos endopsíquicos.
. Por esta razón, el estudio del simbolismo ritual queda másbien dentro de la competencia del antropólogo social que nodentro de la competencia del psicólogo o del psicoanalista.aunque estos últimos puedan ayudar al antropólogo examinando la naturaleza y las interconexiones de los datos agrupadosen el polo sensorial del simbolismo ritual. Puede también meparece, esclarecer algunos aspectos de la conducta estereo'tipana asociada con los símbolos en contextos de campo, aspectosque los actores mismos son incapaces de explicar. Porque, comohemos visto. es mucho lo que en esa conducta sugiere actitudes que difieren radicalmente de las que se consideran adecuadas en términos de la exégesis tradicional. De hecho, ciertos
42 Victor Turner Símbolos en el ritual ndembu 43
conflictos par~cen ser tan básicos que bloquean totalmente laexégesis.
LA INTERPRETACIÓN DE LAS EMOCIONES OBSERVADAS
Pero ¿podemos realmente decir que la conducta que expr~sa
conflictos entre personas y grupos, representados por los SImbolos como unidos en armonía, sea conducta inconsciente en elpleno sentido freudiano de esa palabra? Los mismos ndembu,en muchas situaciones ajenas al nkang'a, tanto seculares comorituales, se muestran perfectamente conscientes y dispuestos ahablar de hostilidad en las relaciones entre madres e hijas concretas, entre sublinajes concretos y entre muchachas concretasy las mujeres adultas de sus poblados. Parece más bien como sien ciertas situaciones públicas exactamer. L'~ definidas, y usualnIente de tipo ritual o ceremonial, rigiera una norma contra laexplicitación verbal de conflictos de algún modo relaci.onadoscon los principios y las reglas que se celebran o dramatIzan enesas situaciones. Cuando la ocasión se consagra a la conmemoración y reanimación pública de normas y de valores en su abstracta pureza, sencillamente no se mencionan las evidencias dela pasión y de la fragilid~d humanas.
Sin embargo, como hemos visto, hay tipos de conflictos recurrentes que pueden ser representados en forma ritual o ceremonial. En las grandes ocasiones rituales, la práctica comúnrecibe expresión simbólica o estereotipada, igual que los máselevados principios; pero la práctica, que está casi en su totalidad bajo el imperio de lo que todas las sociedades considerancomo la «naturaieza inferior» del hombre, está saturada de expresiones de conflicto. Los intereses egoístas y de facción, laruptura de los juramentos, la deslealtad, los pecados de omisión tanto como los de comisión, contaminan y desfiguran losprototipos ideales de conducta que el precepto, la plegaria, lafórmula y el símbolo presentan ante la asamblea reclamandosu exclusiva atención. En la interpretación ortodoxa del ritualse pretende que la práctica común no tiene importancia y quelos hombres y las mujeres son realmente como idealmente tendrían que ser. Pero, como más arriba sostuve, la «energía» requerida para reanimar los valores y las normas consagradasen los símbolos dominantes y expresados en varios tipos decomportamiento verbal, se toma «prestada», por decirlo metafóricamente, de la representación mímica de conflictos perfec-
tamente conocidos y normalmente mencionables. Las energíasbrutas del conflicto se domestican al servicio del orden social.
Aquí tengo que decir que me parece posible, e incluso necesario, analizar los símbolos en el contexto de las emociones observadas. Si el investigador está familiarizado con el idiomacomún en el que una sociedad expresa emociones, tales comola amistad, el amor, el odio, la alegría, la pena, el contento oel temor, no puede dejar de observar que en las situaciones rituales se experimentan esas emociones. Así, en el nkang'a cuando las mujeres se ríen y se burlan de los hombres, o importunan a la novicia y a su madre o se pelean entre sí por el cucharón de chipwampwilu, y así sucesivamente, difícilmente puedeel observador dudar de que esas emociones se despierten realmente en los actores además de ser representadas formalmente en la costumbre ritual (¿Qué es Hécuba para él, o él para Hécuba. que tenga él que llowr por ella?).
Esas emociones se representan y evocan en estrecha relación con los símbolos dominantes de la cohesión y continuidadtribal, frecuentemente por la ejecución de una conducta instrumentalmente simbólica. Sin embargo, como con frecuencia están asociadas con la mimesis del conflicto interpersonal e intergrupal, a esas emociones y a esos actos de conducta no se lesda entrada entre los sentidos oficiales, verbales, atribuidos alos símbolos dominantes.
LA SUPRESIÓN SITUACIONAL DEL CONFLICTO
EN l.A INTERPRETACIÓN
La emoción y la praxis, efectivamente, dan vida y colorido a losvalores y a las normas, mas la conexión entre la expresión conductal del conflicto y los componentes normativos de cada tipode ritual y de sus símbolos dominantes, rara vez la formulanexplícitamente los actores participantes. Sólo personificando lasociedad, considerándola como un tipo de entidad supraindividual, podríamos hablar aquí de «inconsciente». Cada individuoparticipante en el ritual nkang'a es plenamente consciente deque los parientes se pelean enconadamente por los derechos ylas obligaciones que confiere el principio de la matrilinealidad,mas la expresión verbal de esa conciencia está situacionalmente reprimida: los participantes tienen que comportarse como silos conflictos generados por la matrilinealidad fueran irrelevantes.
44 Victor Turner 51mbolos en el ritual ndembu 45
Esto no significa, como cree Nadel, que lo que no llega a serverbalizado carezca efectivamente de importancia ni para losparticipantes ni para el antropólogo. Antes al contrario, en lamedida en que el antropólogo considera de su incumbencia losproblemas de la acción social, la supresión verbal de lo que puede llamarse el «sentido conductual» de ciertos símbolos dominantes tiene la mayor importancia. El hecho es que cualquiertipo de vida social coherente, organizada, resultaría imposiblesin la suposición de que ciertos ,'alares y normas tienen carácter axiomático y son obligatorios para todos. Ahora bien, pormuchas razones, la cualidad axiomática de esas normas es difícil de mantener en la práctica, puesto que en la infinita variedad de situaciones reales, normas que en abstracto se consideran igualmente válidas, frecuentemente resultan ser incoherentes e incluso entran en conflicto.
Además, las normas sociales, por su propia naturaleza, imponen represiones no naturales a aquellos que por sus disposiciones biopsíquicas tienden a adoptar ocasional o habitualmente formas de conducta supranormal o anormal. En todos losgrupos organizados la vida social parece manifestar un ciclo,una oscilación entre períodos en los que se· observa un conjunto de normas axiomáticas y períodos dominados por otro conjunto diferente. Así como los diferentes aspectos o sectores dela conducta social están gobernados por normas diferentes y,lo que es más importante, en la realidad esos sectores se solapan e interpenetran, dando origen a conflictos de normas, sehace necesario reafirmar la validez de ciertas normas fundamentales, aislándolas de las otras y separándolas de los contextos en que se producen pugnas y conflictos cn conexión conellas. Por est0 és por lo que con tanta frecuencia nos encontramos en el ritual con que el énfasis dogmático y simbólico sepone en una única norma, o en un agregado de normas que enun determinado rito aparecen estrechamente, y en conjunto armoniosamente interrelacionadas.
Ahora bien, como a las principales reuniones de este tipo lagente acude no como agregados de individuos sino como personalidades sociales ordenadas y organizadas por muchos principios y normas de agrupamiento, no resulta en absoluto fácilafirmar la clara primacía situacional de las normas que han deser conmemoradas y enaltecidas. Así, en el ritual de la circuncisión de los muchachos ndembu, las relaciones entre las categorías sociales tales como hombres y mujeres, viejos y jóvenes,circuncisos e incircuncisos, y las normas que gobiernan todasesas relaciones, son objeto de representación formal; pero los
it
j
participantes en la asamblea ritual asisten como miembros degrupOS corporativos, tales como los poblados y los linajes, queen la vida secular rivalizan los unos con los otros. La gran cantidad de riñas y peleas que pueden observarse durante las danzas y libaciones públicas, en los intervalos entre las fases delritual propiamente dicho, demuestran abundantemente que elritual de la circuncisión no disipa misteriosa ni milagrosamente aquella rivalidad. Aquí las personas pelean como miembrosde agrupaciones que no están reconocidas en la estructura formal del ritual.
Cabe decir que cualquier ritual mayor que subraye la importancia de un único principio de organización social, sólo puedehacerlo bloqueando la expresión de otros principios importantes. Algunas veces esos principios bloqueados, y las normas ylas costumbres a través de las cuales se hacen efectivos, reciben una representación velada y disfrazada en el patrón simbólico del ritual. Otras veces, como en el ritual de la circuncisiónde los muchachos, irrumpen y se expresan en los intersticiosespaciales y temporales del procedimiento. En este ensayo loque nos interesa principalmente son los efectos que su supresión tiene en la estructura de sentido de los símbolos dominantes.
Por ejemplo, en el ritual nkula frecuentemente celebrado, lossímbolos dominantes son un conjunto de objetos rojos, en especial la arcilla roja (mukundu) y el árbol mukula ya antesmencionado. En el contexto del nkula se dice de los dos que representan la sangre menstrual y la sangre del parto, la sangreque acompaña el nacimiento de un niño. La finalidad ostensivadel ritual es hacer que la sangre menstrual de la paciente, sangre que ha estado perdiéndose en la menorragia, se coagule entorno al feto para alimentarlo. Para conseguir este fin se realiza una serie de actos simbólicos. Por ejemplo, los doctores, queson varones, cortan un árbol mukula joven y tallan una partede él para darle la forma de un niño; luego introducen esa tallaen una calabaza redonda medicada con la sangre de un gallo sacrificado con arcilla roja y con algunos otros ingredientes decolor rojo. Aquí las medicinas rojas, dicen los ndembu, representan la deseada coagulación de la sangre menstrual de la paciente, y la calabaza es una matriz simbólica. En el polo ideológico de sentido, los dos, el árbol mukula y la calabaza medicada, representan (corno lo hace también el árbol de la leche)el matrilinaje de la paciente, y, a un nivel más elevado de abstracción, el principio mismo de la matrilinealidad. Esta significación es coheren te con el hecho de que ..ivumu, la palabra que
hemos traducido por «matriz», significa también matrilinaje.En este simbolismo, más que los aspectos nutritivos de la maternidad, los que se subrayan son los aspectos procreativos. Sinembargo, el simbolismo ndembu del rojo, a diferencia del simbolismo del blanco, del que tenemos un caso en el simbolismodel árbol de la leche, casi siempre hace referencia explícita a laviolencia, a la muerte, y en su nivel de sentido más general, a laruptura, tanto en el orden social como en el natural. Aunquelos informantes, al referirse concretamente al ritual nkula, tienden a insistir en los aspectos positivos femeninos del parto yla reproducción, puede ,demostrarse que la influencia de otrossignificados de los símbolos rojos, formulados explícitamenteen otros contextos rituales, se hace sentir en el nkula. Por ejemplo, tanto la arcilla roja como el arbol mukula son símbolos dominantes en el culto de los cazadores, en el que significan lasangre de los animales, la carne roja del animal cazado, la herencia, a través de cualquiera de los padres, de la destreza enla caza, y la unidad de todos los cazadores iniciados. Tambiénrepresenta el poder de matar que tiene el cazador. Los mismossímbolos rojos, en el contexto del ritual wubanji, celebrado parapurificar a un hombre que haya matado a un pariente oa unleón o a un leopardo (animales de los que se cree que son reencarnaciones de cazadores emparentados con los vivientes), representan la sangre del homicidio. De parecida forma, en el ritual de la circuncisión de los muchachos, esos mismos símbolos representan la sangre de los circuncisos. 0, lo que todavíatiene más importancia, en rituales de adivinación y en los quese celebran contra la brujería, representan la sangre de las víctimas de los brujos que éstos muestran en sus fiestas necrófagas.
La mayoría de estos significados están implícitos en el nku.la. Por ejemplo, en una fase del ritual la paciente, vestida conpieles como un cazador y llevando un arco y una flecha, bailauna danza especial de cazadores. Mientras lo hace lleva además clavada entre sus cabellos, coronando su frente, una plumaroja· de un pájaro. Es una pluma que sólo los que han derramado sangre, los cazadores, los homicidas y los circuncisorestienen derecho a llevar. Por otra parte, tras recibir la talla delniño en aquella matriz simbólica, la paciente danza con ella enun estilo que es característico de los circuncisores cuando blanden en alto la gran medicina nfunda del pabellón de la circuncisión. Mas ¿por qué esta identificación de la paciente con hombres que derraman sangre? El contexto de campo de estos ob.
4746 Victor Turner Símbolos en el ritual ndembu
'etos y de estas formas de 70nducta simbólicas sl~~iere que los~dembu piensan que la mUJer, a~ no eng~ndrar hIJ?S y desperdiciar su sangre menstrual, esta renuncIando aC~Ivamente ,alrol que la espera de mujer madura y casada. Est~ comPC:>drtandose como un hombre matador y no co~u una nluJ~r nutr.I .ora.Es una situación análoga, aunque modIfIcada por la matnllnea-
l'dad a la de esta declaración del antiguo código judío de Qaro:1 , •«Todo hombre está obligado a casarse con una mUjer para en-gendrar hijos; y aquel que no cumple con este deber es comouno que derrama sangre.» .
No hace falta ser psicoanalista, basta con buena formaclónsociológica, con una cierta familiaridad co~ el conj~nto del sistema simbólico ndembu, y con algo de sentIdo comun, para darse cuenta de que uno de los fines del ritual e.s lo.~rar que. lamujer acepte su destino en la vida, q~e es panr hIJ~s y crIar:las para su linaje. El simbolismo sugIere qu~ la paCIente ~sta
rechazando inconscientemente su rol femen~no; que e~ectlVa
mente es culpable. De hecho, mbayi, un térmmo que deSIgna lasangre menstrual, está etimol?gicament~ relacionado con kubaya, ser culpable. No tengo tiempo aquI para presentar otraspruebas de símbolos y de interpretaciones, tant? en el n~ula
como en los rituales afines, que .corroboran esta mterpretacIón.En la situación del nkula, los principios dominantes celebra~?s
y reanimados sen los de la mat:ilinealidad, e~ ~ínc~lo madre-hIJo,y la continuidad tribal a traves de la matnlmealIdad. Las normas en las que se expresan son las que rigen la conducta de lasmujeres maduras y les adscriben el papel apropiado a su s~x~.
En esta situación, los principios y las normas SUprImIdos son 101> que conciernen y controlan la conducta personal y cooperativa que se considera apropiada par~ los hombres.
El análisis del simbolismo nkula pone de relIeve otra función importante del ritual. El ritual adapta y re~d.apta pe,ri?dicamente a los individuos biopsíquicos a las condICIones basIcasy a los valores axiomáticos de la vida humana social. En los~ituales de reparación, categoría a la que pertenece el nkula, elindividuo eternamente rebelde se convierte por cierto tiempoen un ciudadano leal. En el caso del nkula, una mujer cuyaconducta es considerada como una muestra de su rebelión con·tra, o por lo menos de su resistencia a cumplir con, las pautasde la vida biológica y social propias de su sexo, se v~ a la vezinducida y obligada por medio de precept~s y de .suubolos aaceptar el destino que culturalmente le esta prescnto.
Cada tipo de ritual ndembu, como el nkula, tiene sentidos y finesque los informantes no formulan explícitamente, pero que elinvestigador tiene que inferir basándose en el patrón simbólico y en la conducta. El investigador no será capaz de hacer esasdeducciones. más que si ha estudiado previamente las configuraciones simbólicas de muchos otros tipos de ritual en el mismo sistema total, así como los sentidos que a los símbolos componentes de esas configuraciones atribuyen los informantes expertos. Dicho de otro modo: tiene que estudiar los símbolos nosólo en el contexto de cada tipo concreto de ritual, sino en elcontexto del sistema total. Puede incluso resultarle útil, si unmismo símbolo se encuentra por doquier en un área culturalextensa, estudiar sus cambios de significado en las diferentessociedades de esa área. .
Prescindiendo del tamaño, hay dos tipos fundamentales decontexto. Uno es el contexto del campo de acción, del que noshemos ocupado con cierto detalle. Otro es el contexto cultural,dentro del cual los símbolos son considerados como agregadosde sentidos abstractos. Al comparar los diferentes tipos y tamaños de contextos en que se presenta un símbolo dominante,comprobamos con frecuencia que los significados que «oficialmente» se le atribuyen en un tipo concreto de ritual pueden sermutuamente consistentes. En cambio, cuando consideramos esesímbolo dominante como una unidad del sistema simbólico total, puede haber considerables discrepancias e incluso contradicciones entre los significados facilitados por los informantes.Yo no creo que esta discrepancia sea resultado de simple descuido e ignorancia ni del desigual reparto de la capacidad decomprensión. Creo que es una propiedad esencial de los grandes dominantes simbólicos en todas las religiones. Símbolos asíllegan con el paso del tiempo a absorber en su contenido desentidos la mayoría de los aspectos principales de la vida socialhumana, y hasta cierto punto llegan a representar a la sociedadhumana en sí misma. En cada ritual afirman la primacía situacional de un solo aspecto, o de sólo unos pocos aspectos; perocon su mera presencia aseguran para esos aspectos el reverentetemor que sólo la totalidad humana puede inspirar. Todas lascontradicciones de la humana vida social, contradicciones entresociedad e individuo, o entre grupos, se condensan y se unifican en una sola representación, los símbolos dominantes. Tarea
4948
MODOS DE INFERENCIA EN LA INTERPRETACIÓN
Victor Turner Símbolos en el ritual ndembu
del análisis es desmenuzar esta amalgama en sus constituyentes primarios.
LA «PROFUNDIDAD» RELATIVA
Como mejor puede llevarse a término esta descomposición talvez sea dentro de diferentes marcos de análisis. Yo era antespartidario de hablar de «diferentes niveles de análisis», pero eltérmino «nivel» contiene una implicación de profundidad quehoy me parece equívoca, a menos que acordemos que «nivel»significa cualquier clase de abstracción. La cuestión de la profundidad relativa de las diferentes vías de interpretación de lossímbolos sigue siendo una cuestión disputada. Los psicoanalistas, por ejemplo, afirman que sus interpretaciones de los símbolos rituales son más profundas que las de los antropólogossociales. Por otro lado, los antropólogos, como Monica Wilson,sostienen que en' su nivel más profundo los rituales revelan valores que son hechos socioculturales.
En este ensayo he sugerido que diferentes aspectos del simbolismo ritual pueden analizarse unos en el marco de la teoríaestructuralista y otros en el de la antropología cultural. Comodije, esto equivale a tratar los símbolos rituales como entidadesintemporales. Por la aplicación de esos métodos es posible llegar a muchas conclusiones útiles. Pero la naturaleza esencialtanto de los símbolos dominantes como de las constelacionesde los símbolos instrumentales es dinámica. Un análisis estático aquí presupondría un cadáver y, como dice Jung, «los símbolos están vivos». Están vivos sólo en la medida en que están«preñados de significado» para los hombres y para las mujeres que interactúan observando, transgrediendo y manipulandopara sus fines privados las normas y los valores que expresanlos símbolos. Si el símbolo ritual se conceptualiza como unafuerza en un campo de acción social, sus propiedades críticasde condensación, polarización y unificación de disparidades sehacen inteligibles y explicables. En cambio, conceptualizar elsímbolo como si fuera un objeto y olvidar su importancia parala acción lleva con frecuencia a insistir sólo en aquellos aspectos del simbolismo que pueden ponerse en relación lógica y coherentemente los unos con los otros para formar un sistemaabstracto unitario. En una situación de campo, la unidad de unsímbolo o de una configuración simbólica es la resultante de muchas tendencias convergentes entre sí desde diferentes áreas dela vida biofísica y social. El símbolo es una fuerza independiente, en sí misma producto de muchas fuerzas opuestas.
50 Victor Turner
,,
Símbolos en el ritual ndembu 51
CONCLUSIÓN: EL ANÁLISIS DE LOS SíMBOLOS
EN LOS PROCESOS SOCIALES
Esbuzaré brevemente la forma en que creo que los símbolosrituales pueden analizarse fructíferamente. Las celebracionesdel ritual son fases de amplios procesos sociales cuyo alcancey complejidad son más o menos proporcionales al tamaño y algrado de diferenciación de los grupos en los que se prese.ntan.Una clase de rituales se sitúa cerca del vértice de toda la Jerarquía de instituciones reparadoras y reguladoras que corrigenlas desviaciones de la conducta prescrita por la costumbre. Otraclase previene las desvjaciones y los conflictos: en ésta se incluyen los rituales periódicos y los rituales de las crisis vitales.Cada tipo de ritual es ~n proceso pautado en el tiempo, cuyasunidades son objetos simbólicos y aspectos serializados de laconducta simbólica.
Los constituyentes simbólicos en sí mismos pueden clasificarse en elementos estructurales o «símbolos don1Ínantes»,que tienden a ser fines en sí mismos, y elementos variables o«símbolos instrumentales», que se usan como medios para losfines explícitos o implícitos de cada ritual determinado. Para llegar a dar una explicación adecuada del sentido de un símboloparticular, lo primero necesario es examinar el contexto más amplio del campo de acción del que el mismo ritual es simplementeuna fase. Aquí hay que considerar qué tipo de circunstancias danmotivo a la celebración del ritual, si son circunstancias relacionadas con lus fenómenos naturales, o con los procesos económicos y tecnológicos, o con las crisis vitales humanas, o conla ruptura de relaciones sociales cruciales. Las circunstanciasdeterminarán probablemente la clase de ritual que se celebra.Los fines del ritual guardarán relación abierta e implícitamentecon las circunstancias antecedentes y a la vez ayudarán a determinar el sentido de los símbolos. Luego hay que estudiar lossímbolos en el contexto concreto de ese ritual. Es aquí dondese recurre a la ayuda de los informantes indígenas. y es aquítambién donde podemos hablar legítimamente de «niveles» deinterpretación, porque los simples creyentes facilitarán al investigador significados simples y exotéricos, mientras que losespecialistas le proporcionarán explicaciones esotéricas y textosmás elaborados. Luego hay que atender a la conducta dirigidaa cada símbolo, porque esa conducta es un importante compOnente de su significado total.
Con ello estaremos en condiciones de presentar el ritualcomo un sistema de significados. Mas ese sistema adquirirá adi·
cional riqueza y profundidad si lo contemplamos como un sector constituyente del sistema ritual ndembu tal y como lo interpretan los informantes y como lo podemos observar en acción. Estableciendo su comparación con otros sectores del sistema total y su relación con los principios articuladores dominantes de ese sistema, nos daremos cuenta muchas veces de quelas fines y propósitos abiertos y ostensibles de un ritual dewrminado. emnascaran deseos y metas inconfesados e inclusoinconscientes., También nos daremos cuenta de la compleja relación que eXIste. ~ntre las pautas de significado abiertas y lasocultas, las mamhestas y las latentes. Como antropólogos sociales, somoS potencialmente capaces de analizar el aspecto social de esta relación. Podemos examinar, por ejemplo, las relaciones de dependencia e independencia entre la sociedad totaly sus partes, y las relaciones entre los diferentes tipos de partes y entre las diferentes partes del mismo tipo. Podemos vercómo el mismo símbolo dominante, que en un tipo de ritualrepresenta a un tipo de grupo social o a un principio de organización, en otro tipo de ritual representa a otro tipo de grupoo de principio, y en su agregado de sentidos representa la unidad y continuidad de la sociedad ndembu más amplia, incluyendo sus contradicciones.
LfMITES DE LA COMPETENCIA ANTROPOLÓGICA ACTUAL
Cuando pasamos a considerar la relación entre los elementosnormativos de la vida social y el individuo, nuestro análisis tiene necesariamente que quedar incompleto. Esa relación entratambién en el sentido de los símbolos rituales. Pero con ellallegamos a los confines de nuestra actual competencia antropológica, en cuanto ahí tratamos de la estructura y las propiedades de las psiques, un campo científico tradicionalmente estudiado por disciplinas distintas de las nuestras. En el otro extremo del espectro de sentidos del símbolo nos encontramos,pues, con el psicólogo individual y con el psicólogo social, emduso, más allá de ellos (si se me permite esta broma a unarni!!u envidiado), blandiendo su cabeza de Medusa, está el psicoanalista, preparado para convertir en piedra al temerario intruso en las cavernas de su terminología.
Estremecidos y agradecidos regresamos Q la luz del día social. Aquí los elementos significativos del sentidu de un símbolu guardan relación con lo que ese símbolo hace y con lo quecon él se hace, por quienes y para quienes. Esos aspectos no
BlBUOCRAl'1A
Bettelheim, Bruno ,1954: Symbolic wounds: Puberty rites and the envious male, Glencoe, Ill., Free Press. [Heridas simbólicas, Barcelona,Barral, 1973).
Durkheim, B., 1954: Elementary lorms 01 the religious lile, Londres, Allen& Unwin. [Las formas elementales de la vida religiosa, B. Aires, Schapiro).
Fenichel, Otto, 1946: The psychoanalytic theory 01 neuroses, Londres,Routiedge & Kegan Paul.
Junng., Carl G., 1949: Psychological types, Londres, Routiedge & KeganPaul.
Lewin, K., 1949: Field theory in social science, Londres, Tavistock Publi·cations.
Nadel, S. F., 1954: Nupe religion. Londres, Routiedge & Kegan Paul.Sapir, E.•Symbols», Encyclopedia 01 the Social Sciences, XIV, Nueva York,
Macmillan.Wilson, M., 1957: Ritual 01 kinship among the Nyakyusa, Londres, Oxford
University Press.
pueden ser entendidos más que si se toma en cuenta desde elprincipio, y se representa por los constructos teóricos adecuados, la situación total del campo en que se representa el símbolo. Esa situación tendría que incluir la estructura del grupoque celebra el ritual que observamos, los principios básicos desu organización y sus relaciones perdurables, su actual divisiónen alianzas y facciones transitorias sobre la base de sus intereses y ambiciones inmediatas; porque las dos cosas, la estructura permanente y las formas recurrentes de conflictos y de intereses egoístas están estereotipadas en el simbolismo ritual.Cuando hemos recogido las interpretaciones que nuestros informantes dan de un determinado símbolo, nuestro trabajo deanálisis no ha hecho más que empezar. A continuación tenemosque aproximarnos gradualmente al sentido de acción de nuestro símbolo a través de lo que Lewin (1949, p. 149) llama «unacreciente especificación» del contexto significativo de acciónmás amplio al más estricto. Sólo en el curso de este procesoanalítico adquieren sentido comO objetos de estudio científicolos "significados» de nuestros infonnantes.
52 Victor Turnerr,
2. SIMBOLISMO RITUAL, MORALIDADY ESTRUCTURA SOCIAL ENTRE LOS NDEMBU *
En este artículo me propongo discutir la estructura semánticay las propiedades de algunos de los principales símbolos delritual ndembu. Cada tipo de ritual puede ser considerado comouna configuración de símbolos, una especie de pentagrama enel que los símbolos serían las notas. El símbolo es la más pequeña unidad con estructura específica en el ritual ndembu. El término vernáculo equivalente a símbolo es chinjikijilu, de ku-jikijila, «marcar el rastro», arrancando con el hacha pedazos de lacorteza de los árboles, o rompiendo y doblando ramas para quesirvan de guía desde lo desconocido de la selva hasta los caminoS conocidos. Un símbolo es, pues, una marca, un mojón, algoque conecta lo desconocido con lo conocido. El término ndembu pertenece al vocabulario de la caza e ilustra el elevado valor ritual que se concede a esa actividad. Por otra parte, aldiscutir sus símbolos con los ndembu se advierte enseguidaque usan constantemente el término ku-solola, «hacer visible»,.revelar», y que también ese término lo asocian con aspectosde la caza. De hecho, en su vocabulario ritual los derivadosde es.e verbo son frecuentes. Por ejemplo, el altar temporal quese en.ge en el ritual para propiciar a los espíritus de los parientes dIfuntos del cazador, muy frecuentemente consiste en· unarama ahorquillada tomada del árbol musoli. Los ndembu me dijeron que ese árbol se usaba como símbolo en el ritual del cazador porque sus frutos y sus brotes jóvenes son muy apreciados por el antílope duiker y por otros animales de la selva, queabandonan sus escondrijos para comerlos, momento en el quepueden ser fácilmente abatidos por un cazador oculto, o en otrocaso pueden caer en las trampas que los cazadores hayan preparado. El árbol, dicen los ndembu, hace la caza «visible». Poreso, usan trozos de ese árbol como medicinas (yitumbu) en los
• Leído en diciembre de 1960 en Salisbury, Rodesia (Third International African Seminar). Publicado originalmente en Fortes, M., y Dieterlen,G. (comps.). Alrican system of though, Londres, OlCford University Press.
BmLI OGRA.F1A
Fortes, Meyer, 1949: The web 01 kinship among the Tallensi, Londres,Oxford University Press.
tos morales de la blancura. El árbol de la leche, que representala matrilinealidad, es uno de ellos. Para los ndembu, la matrilinealidad es lo que el profesor Fortes ha llamado (1949, p. 344),aunque en un contexto más bien diferente, un «principio irreductible» de la organización social, mediador entre el orden moral, con todas sus prescripciones y prohibiciones, y el individuo.La matrilinealidad es el armazón de aquellos aspectos de la moralidad ndembu que la gente considera como inmutables y comopuntos nodales armoniosamente interrelacionados..Sería posible demostrar que las normas y los valores que controlan lasrelaciones derivadas del vínculo de la leche, forman la «matriz»del orden moral e idealmente tienen la cualidad de la «blancura». La matrilinealidad da forma específica y acuña como moralidad lo que sin ella se quedaría en principios imprecisos ygenerales.
3. LA CLASIFICACION DE COLORES EN EL RITUAL NDEMBU: UN PROBLEMA DE CLASIFICACION PRIMITIVA *
En los últimos tiempos viene observándose un notable resurgir del interés por lo que Durkheim (1963) denominaba <<formas de clasificación primitiva», un resurgir en el que destacanlos nombres de Lévi-Strauss, Leach, Needham y Evans-Pritchard.Se ha prestado una gran atención a la clasificación dicotómicaen los sistemas religiosos y de parentesco, así como a otrasclases de formaciones isométricas de tipo cuaternario u octádica. La resurrección por obra de Needham de los trabajos deRobert Hertz (1960) y los recientes estudios de Needham (1960)V Beidelman (1961) sobre el simbolismo de la lateralidad, y deia oposición entre derecha e izquierda y sus implicaciones. sociológicas, son buena muestra de este interés. A lo largo demis propias investigaciones sobre el simbolismo del ritual ndembu tuve ocasión de encontrar múltiples ejemplos de simbolismolateral y otras formas de clasificación dual, correspondientes,a veces, y otras no, con la oposición entre izquierda y derecha.Puesto que una de mis líneas fundamentales de investigaciónera la relacionada con el problema del conflicto social y su resolución, me hallaba al mismo tiempo interesado por la simbolización y formalización de dicho conflicto. Gran parte de losenfrentamientos implicaban oposiciones entre los principios matrilineales y los virilocales, por lo que parecería razonable suponer que la oposición entre sexos tuviera una representaciónsimbólica y ritual. Descubrí que, en efecto, así era, pero notardé en descubrir al mismo tiempo que, no sólo el simbolismode los sexos, sino también cualquier otra forma de dualismo sehallaba integrada en un modo de clasificación más amplio,de carácter tripartito.
Victor Turner64
* Conferencia leída en una reunión de la Association of Social Anthropologist of the Conmmowealth, en Cambridge, en julio de 1963. Publicadooriginalmente en Anthropological .1pproaches to the Stud.v 01 Religion,A.S.A., Monograph n.O 3 (Londres. Tavistock Publications, 1965).
LA CLASIFICACIÓN DE COLORES EN EL RITUAL AFRICANO
Dicha clasificación tripartita se relaciona con los colores blanco, rojo y negro. Son éstos los únicos colores para los que lalengua ndembu posee términos primarios. Los términos paradenominar los restantes colores son, o bien derivados de éstos-como en el caso de citookoloka, «(gris», derivado de too ka,«blanco»-, o consisten en frases descriptivas o metafóricas,como en el caso del «verde», mejí amatamba, que significa«agua de hojas de batata». Con mucha frecuencia, los coloresque nosotros podríamos considerar distintos del blanco, el rojoy el negro, para los ndembu se identifican lingüísticamentecon ellos. La tela azul, por ejemplo, es descrita como «negra»,y los objetos color naranja o amarillo se reúnen indistintamente bajo el rubro «rojo». A veces determinados objetos amarillospueden ser descritos coma neyi nsela, «similares a cera de abeja», pero el amarillo en general es considerado como ritualmente equivalente al rojo.
Cuando por primera vez observé los ritos ndembu, quedéimpresionauo por el uso frecuente de la arcilla roja y blancacomo decoración ritual. Supuse de inmediato que sQlo estosdos colores eran ritualmente significativos y que me encontrabaante una clasificación dual. Había ciertamente una base de apoyo para esta suposición en la literatura antropológica sobre losbantú centro-occidentales. Por ejemplo, Baumann, escribiendosobre los chokwe de Angola Oriental, afirma que para estasgentes: « El blanco es el color de la vida, de la salud, de la luzlunar y de las mujeres. El rojo, en cambio, tiene que ver conla enfermedad, con el sol, y con los hombres» (1935, pp. 40-41).Luego intenta establecer una posible equivalencia de la oposición entre colores con la oposición entre izquierda y derecha,asociando el rojo con la derecha y el blanco con la izquierda.Baumann admite igualmente que la arcilla blanca «representa elprincipio de vida», viéndose forzado por la misma lógica de suesquema dual a considerar el rojo como el color de la «muerte».No obstante, cuando analiza la ornamentación roja de los novicios en la ceremonia de la circuncisión, escribe: «Es como siel color rojo fuera en sí mismo no sólo el color de la enfermedad, sino también el color que conjura la enfermedad.» Losdemás especialistas en los bantú centro-occidentales se muestran en total desacuerdo con la interpretación de Baumann.C.M.N. White, por ejemplo, sostiene que «el rojo simboliza lavida en diversos contextos luvale» (1961, p. 15), Y los chokwe
6766 Víctor Turner Clasíficación de colores
y los luvale son culturalmente muy semejantes. Escribe también White que diversos frutos y árboles de color rojo se hallan «constantemente asociados con la fertilidad "y la vida».
Mis propias observaciones entre los ndembu tendían a confirmar la interpretación de White antes que la de Baumann,aunque es cierto que existen toda una serie de contextos rituales en los que el rojo se encuentra asociado con la masculinidad, como ocurre con la ornamentación ritual roja de los jefes guerreros (twnbanjiJ, <;:ircuncisores, y cazadores, y el blancO con la femir.idad, como en el caso del árbol mudyi, que secreta un látex blanco y es el símbolo supremo de la feminidau yla fertilidad. Por lo demás, podía contar un número, al menosigual, de ocasiones en que el blanco representaba la masculinidad y el rojo la feminidad. Por ejemplo, en el rito nkula, ejecutado para librar a las mujeres de un desarreglo menstrual,la arcilla roja y 'otros símbolos rojos representan la sangremenstrual, «la sangre del parto», y la matrilinealidad -todasellas cosas femeninas. En el rito wubwang'u, ejecutado en favor de las madres de mellizos o de las mujeres que esperan tenerlos, el polvo blanco de arcilla contenido en un recipientecon forma de falo, que se sopla sobre la paciente a la orillade una corriente de agua, está explícitamente vinculado con el«semen». En cambio, el polvo de arcilla roja, contenido en unaconcha de molusco de río, y soplado sobre ella después del polvo blanco, dentro del mismo rito, se dice que representa «lasangre de la madre». La arcilla blanca es aplicada por un doctor de sexo masculino, y la roja por un doctor de sexo femenino. No existe una correlación fija entre colores y sexos. Elsimbolismo del color no tiene connotaciones directamente sexuales, aunque en situaciones específicas el rojo y el blanco pueden representar la oposición de los sexQs.
Es evidente que el intento de, Baumann de polarizar los valores simbólicos del blanco y el rojo es artificial y forzado. Quiere decir esto que nos enfrentamos con algo más amplio queuna clasificación dual. El blanco y el rojo aparecen ciertamente como opuestos en determinadas situaciones, pero el hecho deque cada uno de ellos pueda representar al mismo objeto -enotras palabras, el hecho de que sus significados se interpenetren- indica que hay que tomar en cuenta más de un par deopuestos. De hecho, como ya se ha indicado, existe un tercerfactor o término. Se trata del color negro, en algunos aspectosel más interesante de los tres.
LA CLASIFICACIÓN DE COLORES EN LOS RITOS DE PASO NDEMBU
Examinemos ahora algunos contextos en los que los. tres colores aparecen juntos, antes de contemplar cada uno de ellos porseparado o por pares opuestos. Los ndembu. ase~uran que .l~srelaciones entre colores «comienzan con el mIsteno (o acertIJo,mpang'u) de los tres ríos: los ríos de.!a bl~nc~ra, la rojez y lanegrura (u oscuridad) ». Esta expreslOn cnptIca hace ~~feren.cia a una parte de la enseñanza secreta qu~ es t~a~,smItIda enla choza iniciática durante los ritos de la CIrcunCISIon (mukanda) y durante la fase de reclusión de los ritos propios de lassociedades funerarias chiwila y mung'ong'i. Se dice que hastaépocas recientes las muchachas recibían tam?ién la enseñanzade este misterio (mpang'u) durante sus ntos de pubertad(nkang'a), pero no he podido encontrar prueb~s de el~~.
Personalmente no he podido observar la mstrucClOn de losnovicios en el misterio de los tres ríos, pero he podido recogerdatos de ella a través de algunos informantes fiables. La~ pri- ¡meras informaciones proceden de un miembro de la socIedad ti:
chiwila, que ejecuta elaborados ritos de iniciación para los.jóvenes cada vez que se produce la ~u~rte de ~no desus miembros femeninos. La sociedad chlwlla ha dejado de iexistir en Zambia en la actualidad, pero mi informante ,había sido iniciada de niña entre los ndembu de Ango- Ila. Me describió el modo cómo los novicios recibían la enseñanza del misterio de uno de los «ríos» (tulong'a), en este casoconcreto el «río de la sangre» (kalong'a kamashi), o «río de larojez» (kachinana). El prefijo ka- significa a veces que ~l término a que se añade es líquido, agua genera.lmente.: ASI, po~
ejemplo, ku-chinana significa «ser rojo (<;> a~.anllo)>>,. sIend<:> Chlnana el radical; ka-chinana, entonces, sIgmfIca «flUIdo rOJo» o«río rojo» y keyila, el «río negro».
Mi informante me dijo que los novicios, tanto niños comoniñas, eran conducidos a un refugio alargado, techado, pero desprovisto de paredes, llamado izembi. El celebr~mte de mayoredad titulado Samazembi (<<padre del mazembl»), tomaba entonc~s una azuela y cavaba un foso en el interior del refugio.El foso tenía forma «como de cruz» (neyi mwambu), peropodía tener también la forma de un h~cha ndembu (~hizemba) o de una azada (itembwa). CogIa entonces canasaguzadas, como las que se emplean para hacer esterillas,y las plantaba a todo lo largo y lo ancho de la fosa. Acontinuación plantaba pequeños cuernos de antílope rellenosde hojas medicinales machacadas (nsompu), en hileras por cada
uno de los lados de la fosa. Luego rellenaba ésta de agua. Lasiguiente tarea del Samazembi consistía en decapitar (el términoku-ketula, «cortar», es el empleado siempre para designar estaacción) un ave y verter su sangre en el «río» para teñirlo derojo. y no contento con esto, añadía aún polvos colorantes, dearcilla roja generalmente (mukundu o ng'ula) , y goma en polvodel árbol mukula. El Samazembi, a continuación, lavaba su cuerpo con medicina hecha de raíces raspadas y remojadas en aguaque trasportaba en su calabaza personal. Lo que de este lavadoquedaba sobrante, lo arrojaba igualmente al «río de la rojez».Luego tomaba polvo de arcilla blanca (mpemba o mpeza), sedirigía a los espíritus de los que «habían pasado por el chiwila mucho tiempo ha», ungía sus propios ojos y el templocon mpemba, ungía a los novicios, y los arengaba con las siguientes palabras
¡Prestad atención! Este río es sangre. Es muy importante (literalmente:muy .pesado»). Es muy peligroso. No debéis hablar de él en la aldeacuando volváis. ¡Cuidado! Este no es un río corriente. Dios (Nzambi) lohizo mucho, mucho tiempo ha. Es el río de Dios (kalong'a kaNzambi). Nodebéis provar la sal durante muchos días, ni nada que sea salado o dulce(-towala significa ambas cosas). No habléis de estas cosas en público, enla aldea: es malo. .
69Clasificación de colores
Terminada esta exhortación, cada novicio se inclinaba y cogía con los dientes, sin usar las manos, uno de los cuernos plan.tados en la fosa. Con el cuerno entre los dientes salían fuera delrefugio e intentaban ejecutar la difícil hazaña de doblarse haciaatrás y arrojar el cuerno, cogido de esa manera, a los adeptos situados a su espalda, sin derramar la medicina contenida en suinterior.
El samazembi recogía \uego todos los cuernos y los ocultabaen su choza de las medicinas (katunda). La medicina recibía elnombre de nfunda, un nombre aplicado también al pabellón iniciático del mukanda o ritual de circuncisión de los varones. Además de otros ingredientes, dicha medicina contenía cenizas delas cabañas quemadas de los difuntos. La nfunda nunca se tiraba, sino que los restos de cada ceremonia chiwila o 1J1ung'ong'ise conservaban para la siguiente, mezclándose con la nueva medicina preparada al efecto. La nfunda usada en los ritos de circuncisión, al contrario que la de los ritos chiwila, contiene cenizas y polvo de carbón tomados de los restos del pabellón deretiro, ritualmente quemado al final de cada período de reclusión, así como también cenizas y carbón de los fuegos sagrados extinguidos al concluir los ritos. Se consideraba que todosestos restos eran símbolos de lo «negro•. Es interesante la ob-
Victor Turner68
I Es interesante observar que el arte de la herrería es una.ocupac!ónexclusivamente masculina y que el uso del hacha en los trabajOS de limpieza del bosque se halla restringido a los hombres. Por ot,ro lado, lainmensa mayoría de las tallas de madera tienen forma fememna.
servación que Baumann (1935, p. 137) hace respecto al términofunda entre los chokwe, que quiere decir «entierro, i~hu~a
ción» y se deriva del verbo ku-funda, «enterrar». El termmofunda, que parece estar emparentado con nfunda, según Baumann, significa «fardo» o «hato» y «parece estar conec~ad.o cunla idea del cadáver envuelto en un fardo y atado a la pertlga detransporte». La nfunda, tal como aparece en los ritos mukal1.dll,mung'ong'í y chív.'íla de los ndembu, es ciertamente un hato·medicina; pero su posible conexión etimológica con la muerteresulta sugerente con vistas a ponerla en relación con los ritossagrados funerarios, la destrucción de edificios sagrados y lossímbolos negros.
Mi informante de las costumbres chíwíla fue incapaz de entrar en detalle acerca de su interpretación, o tal vez no quisohacerlo. Otros informantes, de los que extraje datos sobre elritual mukanda y mung'ong'í, me proporcionaron ulteriores exégesis. En dichos ritos, me dijeron, aparecen «tres ríos», «El ríode la sangre», habitualmente excavado en forma de hacha, re·presenta «un hombre con una mujer» (iyala namwnbanda) o lacopulaciun (kudisunda), El hombre está representado por la cabeza del hacha y su espiga, la mujer por el mango de madera I
El «río» principal, «receptor» o «mayor», como dicen losndembu es el «río de la blancura» (katooka). Dicho río «correa todo l~ largo del cobertizo izembí», «El río de aguas rojas esmenor, y lo sigue el río de aguas negras. El río rojo es unamujer y su marido,» El cruce de las sangres del padre y la madre significa la aparición de un niño, de una nueva vida (kabu.bu kawumi -kabubu quiere decir organismo de pequeño tamaño, del tamaño de un insecto; se aplica también para designa,ral cordón umbilical; wunzí quiere decir vida en sentido generico, más que principio vital personal-, así, los niños antes deser destetados se considera que tienen wwni, pero no mwevulu,«sombra-alma», que t.ras la muerte se convierte en espíritu-ancestro de los mukishi). Uno de los informantes me contó queel katooka es blanqueado con polvo de arcilla blanca (mpemba),«representa el wumi» y es el «cauce al que los ríos rojo y negrose hallan atados como afluentes». El río negro (kcyila), ennegrecido con carbón (makala) representa la muerte (kllfwa).
Durante la celebración del mung'ong'i, los novicios tienen quecontestar a una serie de acertijos (jipang'u). Uno de ellos es,
Katooki meji kansalu keltmg'i chimbungu chelung'a belal1g' ante-e doBlanco riega la escasa hierba del país, monstruo caníbal (o hiena) delpaís.. ,Mukyande-e he-e kateti kasemena nwikindu mwini kumwalula hinyi? Alsufrir (?) la pequeña punta que engendra en la cesta ritual (?), el propietario ¿quién lo encontrará?Apika kapumbi mujintiki sama;:adi ye·e (significado desconocido).
«¿ Cuál es el agua que se muestra inquieta por las noches?»(katooka kusaloka). La respuesta correcta es «semen» (matekela). Así pues, uno de los sentidos del «río blanco» es el poder generativo masculino. Dicho río suele describirse tambiéncomo "un río de Dios».
En el mung'ong'i, como anteriormente en el mukanda, losnovicios aprenden a cantar una canción, o más bien un conjuru, lleno de términos arcaicos y extraños. He transcrito el texto, pero no puedo traducir algunas de las palabras.
71Clas.ificación. de colores
«La pequeña punta que engendra» es probablemente el pene;«mwini», el propietario, puede referise al nombre del espírituterritorial o semidiós propiciado en el rito musolu para traerlluvias benefactoras y sin duda conectado con el motivo acuático. Podemos observar de paso que los ndembu describen el semen como «sangre blanqueada (purificada) por el agua». El verbo «orinar» tiene el mismo radical -tekela que el sustantivo metekela, «semen», Por otro lado, la orina de los aprendices decircuncisor es uno de los ingredientes de la medicina nfunda.Claramente se deduce de esto que el río de la blancura no estácorrompido, mientras que el río de la sangre contiene impu:ezas. La diferencia se verá aún más clara cuando muestre las mterpretaciones de los informantes sobre los colores individuales.
Mientras analizaba el «río blanco» con uno de los informantes, éste !TIe introdujo en una corta disquisición sobre la teoríandembu de la procreación, refiriéndola de manera directa a losmisterios iniciáticos. «Los niños», dijo, «quieren decir buenasuerte (wutooka, que también significa «blancura»). Ya que losniños dan cosas, en primer lugar a sus padres, que antes losengendraron, La madre es como una maceta tan sólo, el cuerp?y el alma del niño proceden de su padre. Pero es Nzambl,Dios, quien da la vida (wumi) a los niños». Le ~regunté en,tonces por qué los ndembu seguían la descendencIa por la lmeamaterna. Y él replicó: «El hombre es el que engendra a lo.shijos, pero éstos son de la madre porque es ella la que los CUl
da y los amaman tao La madre alimenta a los niños con sus pechos; sin ella los niños morirían.» Y citó entonces el proverbIO:
r~t
r.
Víctor Turner70
«El gallo fecunda, pero los polluelos son de la gallina (kusemakwandemba nyana yachali).» Llegó incluso a indicar que la lechede la mujer (mayeli) es «blanca» también, una «corriente blanca», y que el árbol mudyi, símbolo dominante de los ritos depubertad de las muchachas, es un símbolo blanco, porque exuda un látex de color blanco. En realidad, el significado primordial de mudyi es leche de mujer. Resulta así que el katooka o«río blanco» tiene una significación bisexual, representando a lavez el semen y la leche. Los símbolos blancos, pues, pueden referirse por igual a objetos masculinos o femeninos, según cualsea el contexto, o la situación, y no se hallan reservados, comodice Baumann hablando de los chokwe, a los objetos femeninos.
Finalmente, en el rito mrmg'ong'i los novicios cantan unacanción cuyo estribillo reza: Yaleyi Nyameya lupemba lufundaantu wafunda nimumi niwayili, que literalmente quiere decir:«Tú, oh hombre Nyameya, tú gran mpemba que trazas líneassobre las gentes, tú trazas líneas sobre los vivos y sobre los quehan partido (es decir, los muertos).» Yaleyi es un término encierto modo familiar de tratamiento que se aplica por igual apersonas de ambos sexos, comO ocurre con la palabra «man»en inglés sudafricano. Nyameya significa al pie de la letra «la'madre de la blancura» en lengua luvale, pero el prefijo nya·,«madre de», puede ser aplicado como título honorífico a determinados hombres importantes, como grandes jefes o grandescazadores, implicando, en cierto modo, la idea de «aquel que alimenta». Lujemba es mpemba o pemba cOn el prefijo adicional,lu-, que denota generalmente tamaño. Los sustantivos a los quedicho prefijo se añade son generalmente inanimados e incluyenmuchas cosas largas. Aquí, no obstante, me inclino a pensarque la ,egrandeza» de mpemba no hace sino acentuar la «blancura .. que representa. Ku-funda, en lengua lunda, significa «trazar líneas» con arcilla roja o blanca, o con carbón. Cuando elpadre o la madre mueren se les dibuja sobre el pecho con arcillablanca una línea que llega hasta el ombligo, para indicar queel difunto es deseado como dador de nombre para sus descendientes. Dar a alguien el propio nombre, para los ndembu, implica una especie de reencarnación parcial de ciertos rasgos corporales o de carácter. Cuando una persona estéril muere, encambio, se le dibuja una raya negra desde el ombligo hasta elsacro, pasando por entre las piernas. Significando con esto queel muerto no debe volver a visitar el mundo de los vivos, que«ha muerto para siempre», como dicen los ndembu.
También los vivos son marcados con arcilla blanca en unagran cantidad de ritos. Por poner un ejemplo, cuando los ndem-
LA CLASIFICACIÓN DE COLORES EN LOS RITOS DE PASO NGONDE
bu se dirigen a los espíritus de sus antepasados ante los árboles-altar plantados en su honor en las aldeas, toman arcilla blanca, marcan con ella el árbol, trazan una, tres o cuatro rayas sobre tierra, desde la base del árbol hasta el lugar donde se encuentran ellos colocados, y se ungen con este mpemba alrededorde los ojos, en los parietales y sobre el ombligo. El mpembase dice que representa un estado de benevolencia o de bienes.tal' entre vivos y muertos. Supone que no existen «resentimientoS secretos» (yitela) entre ellos, que «ennegrezcan» (kwiyilisha)los hígados, sede de los sentimientos.
73Clasificación de colores
Algunas otras descripciones de los ritos de iniciación del AfricaCentral mencionan muchos de los elementos que acabamos dereseñar. Por ejem'plo, Lyndon Harries (1944) recoge varios textos de los ngonde del sur de Tanganika, que hacen referenciaal significado de la tríada del color, tanto en la iniciación delos varones como en la femeilina. Harries pidió a los informantes nativos que le interpretaran algunas de las canciones secretas del pabellón de retiro. Una de las explicaciones decía lo siguiente: «Las mujeres conciben mediante el semen de los hombres. Si el hombre tiene semen negro no puede producir hijos.Pero si tiene semen blanco, habrá hijos» (p. 19). La enseñanzaesotérica que reciben los novicios incluye la revelación por par-te de un iniciado de «las tres cosas simbólicas, que son la pureza sexual, la enfermedad sexual debida a la impureza y la menstruación». Los símbolos de estas tres cosas son la harina blanca, el carbón negro y la medicina inumbati, respectivamente.«Los muchachos reciben la enseñanza a través de estos símbolos» (p. 23). Digamos de paso que la medicina inumbati se emplea para «ungir a los recién nacidos», y la canción de noviciado que comienza «Yo quiero medicina inumbati», Harries considera que quiere decir «quiero tener un niño». La medicinainumbati se hace a partir de la goma o la corteza de árboles dela especie Pterocarpus, convertidas en polvo; la especie Pterocarpus angolensis juega un papel fundamental en el ritual?~embu, donde figura como símbolo rojo. Harries nos informa,Igualmente, de que los niños se embadurnan con arcilla negra(cikupi), de modo que «no puedan ser vistos por los extrañosque pasen por la espesura» (p. 16). La negrura entre los ndembu se halla también conectada con el ocultamiento y con la oscuridad. Representa no sólo la muerte actual, sino también la
Victor Turner72
74
rVictor Turner l' Clasificación de colores 75
muerte simbólica o ritual entre los ndembu, y muy posiblemente tiene este mismo significado en la práctica ngonde queacabamos de mencionar. .
En los ritos de pubertad femeninos de los ngonde, las muchachas recién iniciadas «son conducidas por otra muchachaanteriormente iniciada al pozo. Cada vez que llegan a una encrucijada, la muchacha mayor se agacha y traza sobre el suelotres rayas, una roja hecha con ocre que representa la J:?enstruación, otra negra hecha con carbón que representa la Impurezasexual, y una blanca hecha con harina de cazabe, para repres~n
tal' la pureza sexual» (p. 39). Aquí de nuevo encontramos relacIOnados el agua, el motivo de la cruz y la tríada de col~res. Audr~yRichards en su libro Chisungu (1956), habla de la ImportancIaque el si~lbolismo del color tiene en los ritos d~ iI?-iciación fem~ninos de los bembas. Así, los emblemas de ceramIca mbusa empleados para instruir a las novicias en los secret~ rituales «cstán habitualmente pintados en blanco, negro Y rOJo» (p. 59). Losmodelos de mayor tamaño de cerámica sin cocer se ?allan decorados con habas, hollín, tiza y tinte de madera rOJa (p. 60).El polvo de madcra roja «es la sangre», según averi~uó Richardsa través de sus informantes (p. 66). Se frota con el a aquellosque han pasado por un gran peligro, como pueden ser los matadores de leones, o los que han superado con éxito. la p~uebadel veneno. El polvo de madera roja es, en algunas SItuacIOnes,claramente un símbolo masculino, como cuando las hermanasdel novio, pintadas de rojo, simulan ser novios (p. 73). Tam~)Íénel mulombwa el árbol de madera dura que segrega un Jugorojo, «represe'nta al macho, al león y en algunos casos al jefe»(p. 94). El rojo entre los bemba, al igual que entre los ndembu, ~tiene también connotaciones femeninas, ya que en muchos contextos rituales representa igualmente la sangre menstrual. Entre los bemba, el blanco representa el lavado de la san.gre me.nstrual (p. 81). Los tres colores aparecen reunidos en el nto de lImpieza llamado ukuya ku mpemba «dI' al lavado blanco»), .en el quelas novicias son lavadas y limpiadas y sus cuerpos cubIertos deblanco. Al mismo tiempo, se coloca sobre sus cabezas un amasijo de barro negro, en forma de cruz, que s~ ~dorna con. ,semillas y tinte rojo. Entretanto se entona la sIgUIente canCIOn:«Volvemos a las muchachas blancas (como garzas). Las volvemos hermosas ... se hallan ahora blancas de la impureza de lasangre... se acabó lo que antes era rojo.» Este rito marca unestadio determinado en los ritos de pubertad (pp. 88-90). Enotro episodio de este ritual, las cuentas blancas representanla fertilidad (como también ocurre en los ndembu) (p. 72).
I¡\I¡í!i
II
En su libro Les rites secrets des primitifs de l'Dubangui(1963), A. M. Vergiat analiza el simbolismo de los colores, talcomo él lo recogió de los ritos de circuncisión de los manja10 mand Id) L')I I()'> ... i~lIiL'llll·'> l01'11lillO'> Ip. 9:»,
El negro (en forma de polvo de carbón) se halla dedicado a la muerte. Losguerreros se embadurnan de hollín cuando parten para la guerra, Las gentes que guardan luto permanecen sucios, y no se lavan ya más. El negroes el símbolo de la impureza. El blanco es el símbolo del renacer. Protegede la enfermedad. Al final de los ritos, los muchachos recién iniciados sepintan de blanco. Son hombre~ nuevos. En la ceremonia del duelo, los parientes del muerto hacen lo mismo. El blanco purifica. El rojo es el símbolo de la vida, de la alegría y de la salud. Los nativos se untan de rojopara danzar y los que están enfermos cubren frecuentemente de rojo suscuerpos.
LA CLASIFICACIÓN .DE COLORES Y EL DIOS SUPREMO
EN ArRICA CENTRAL
No hace falta traer a colación más citas de este tipo: están adisposición de cualquiera que quiera leerlas en la literatura sobre iniciaciones africanas. Merece tal vez la pena mencionarque Baumann (1935, p. 12) penetró en un refugio ritual (izembi)-llamado por él «zemba»- del culto mung'ong'i, en una aldeachokwe situada al norte del Alto Kasai, en donde se le informóque las dos grandes hogueras que ardían en su interior «reciben el nombre de Kalunga (que significa Dios); y llegan 'hastael cielo' ». Encontramos así pues a los tres colores asociados demanera bastante general con los ritos de iniciaciones y los ritosde paso, y entre los ndembu y los chokwe, asociados igualmentecon el dios supremo. De los tres colores, el blanco parece serel dominante y el más unitario, el rojo parece ambivalente, porque es a la vez fecundo y «peligroso», mientras que el negroparece ocupar el papel del compañero silencioso, «el tercero enla sombra», opuesto en cierto sentido tanto al rojo como alblanco, en tanto que representa «la muerte», la «esterilidad» yla «impureza». Con todo, veremos que el negro, en el conjuntode sus significados, comparte determinados sentidos tanto conel blanco como con el rojo, y no siempre se le considera maléfico. Los colores son concebidos como si se tratara de ríos depoderoso flujo, que toman su fuente en el dios supremo y penetran todo el mundo de los fenómenos sensibles con sus cualidades específicas. Más aún, se piensa que tiñen la vida social ymoral de la humanidad/de su peculiar eficiencia, de modo quese dice, por ejemplo, «es un buen hombre porque tiene un hí-
76 Victor Turner Clasificación de colores 77
gado blanco»,.o «es malo; tiene negro el hígado», cuando en larealidad física el hígado es color rojo-oscuro. Aunque los ndembu, como tantas otras sociedades simples, se supone que tienenun dios ocioso, dicho dios debe ser considerado, no obstante,como activo, en tanto que de él brotan incesantemente los tresprincipios del ser, que son simbolizados y reciben forma sensible mediante la tríada blanco-rojo-negro. La materialización deestos principios o poderes, suponen los ndembu, se encuentradesparramada por la naturaleza en los objetos que presentandichos colores, tales como los árboles, que tienen savia rojao blanca, o los que tienen frutos blancos o negros, en la tierraque contienen caolín o la arcilla con óxido de hierro, en el barro aluvial negro, en el carbón, en el sol y la luna, en la oscuridad de la noche o la rojez de la sangre, en la blancura de laleche, en el color oscuro de las heces, etc. Los animales y lospájaros adquieren significado ritual según sus pieles o plumaspresenten dichos tonos. Y hasta los seres humanos, aun siendotodos negros, se clasifican como «blancos» o como «negros»,según sus diferentes matices de pigmentación. Implícita en estaclasificación está una diferencia moral, por lo que la mayorparte de la gente se resiste a ser clasificada como «negro».
LA I"'TERPRETACIÓN NDEMBU DE LA TRÍADA DEL COLOR
¿Qué es lo que se enseña a los novicios acerca del significadode la tríada? He recogido un considerable número de textos demis informantes ndembu sobre el simbolismo del color, enlos que éstos transmiten lo que aprendieron, durante la iniciación y en ritos de diversos tipos, sobre la significación de los colores. Empecemos mencionando los sentidos básicos de cadauno de ellos
Blanco
Los informantes se muestran de acuerdo en que la arcilla blanca (mpemba o mpeza) y otras «cosas blancas» (yuma yitooka)representan la «blancura» (wutooka), que es:
1. bondad (ku-waha);2. 10 que hace fuerte o sano (ku-koleka o ku-kolisha);3. pureza (ku-tooka) [esto significa sencillamente «ser blan·
co», pero en el contexto adquiere el significado de pureza];4. carecer de (estar sin) mala suerte o infortunio (ku-bula ku
halwa);
Itf
II
!I
5. tener poder (kiwikala nang'ovu) [al pie de la letra, «estarcon poder»];
6. estar sin muerte (ku-bula ku-twa) [es decir, no tener muer-tes en el propio grupo de parentesco];
7. estar sin lágrimas (k-bula madilu) [igual que lo anterior];8. jefatura o autoridad (wanta);9. cuando la gente se reúne con los espíritus de los antepa-
sados (adibomba niakishi);10. vida (wumi);11. salud (ka-handa);12. engendrar o criar jóvenes (lusemu);13. dedicación a la caza (wubinda);14. dadivosidad o generosidad (kwinka);15. recoI."dar (kwanuka) [es decir, recordar a los antepasados
llevando ofrendas a sus altares (muyombu)];16. reír (ku-sela) [muestra de sociabilidad amistosa];17. comer (ku-dya) [los ndembu subrayan que tanto la leche
materna como la comida de cazabe, su principal manjar,son de color blanco];
18. multiplicar (ku-seng'uka) [en el sentido de la fertilidad delos humanos, de los animales y de las cosechas];
19. hacer visible, o revelar (ku-solola);20. madurar o hacerse mayor (ku-Js.ula) [los ndembu comentan
el hecho a este respecto de que los ancianos tienen elcabello blanco -es su «blancura» que se hace «visible»-];
21. barrer (ku-komba) [es decir, en el sentido de deshacerse deimpurezas] ;
22. lavarse (ku-wela) [como en el punto anterior];23. estar libre de ridículo -«la gente no se ríe de ti por haber
hecho algo malo o loco».
Rojo
«Las cosas rojas (yuma yachinana)>>, dicen los informantes,«son de sangre (mashi) o de arcilla roja (ng'ula). Hay diferentes.categorías (nyichidi) de sangre. Estas son:
1. la sangre de animales (nashi atunyama o mashi anyama)[que representa el arte de la caza (wubinda o wuyang'a), ytambién la carne (mbiji)];
2. la sangre del parto, de las madres (mashi alusemu amama);3. la sangre de todas las mujeres (mashi awambanda ejima)
[es decir, la sangre menstrual (mbayi o kanyanda)];4. la sangre de muerte, apuñalamiento o asesinato (mashi awu
banji hela kutapana) [la sangre derramada durante la cir·
cuncisión se coloca también en este capítulo, al igual que laornamentación en rojo empleada durante los ritos para purificar un homicidio o la caza de un león, un leopardo o unbúfalo];
5. La sangre de brujería o hechicería (mashi awuloji) [para losndembu la brujería y la hechicería son necrófagas y en losritos para conjurar la brujería el rojo representa la sangre derramada en estas fiestas].
7978 Victor Turner Clasificación de colores
dehi); en cambio, cuando uno tiene el hígado blanco, e.sbueno, ríe con los amigos, se comparte la fuerza, se partIcipa y colabora con los demás para hacer lo que en aisladosería imposible hacer;
6. muerte (ku-fwa);7. deseo sexual (wuvumbi);8. noche (wukufu) u oscuridad (mwidima).
«Las cosas rojas pertenecen a dos categorías actúan tanto ensentido bueno COmo malo; ambas cosas se hallan combinadas(Yuma yachinana yakundama kuyedi, yela nikuwaha nukatama,yadibomba).» Esta afirmación expresa perfectamente la ambivalencia del simbolismo del rojo.
6. «Las cosas rojas tienen poder (yikweti ng'ovu),' la sangre espoder, ya que los hombres, los animales, los insectos y lospájaros tienen que tener sangre, o mueren. Las figurillas demadera (nkishi) no tienen sangre y por eso no pueden respirar, hablar, cantar, reír o conversar entre sí -son tansolo tallas de madera. Pero si a las figurillas empleadaspor los hechiceros (aloji) se les da sangre, pueden moversey matar gente.»
7. «El semen (matekela) es blanca (afortunada, pura) buenasangre (mashi attoka amawahi). Si es roja o negra, no puedehaber fecundación (neyi achinana eyila kusema nehi). El semen rojo es inefectivo o impotente (azeka), no puede penetrar con eficacia. (ku-dita).»
Negro
Las cosas negras incluyen el carbón (makala), el barro de río(malowa), el tinte de los árboles mapuchi y musamba (wulombu, palabra que actualmente se emplea para designar la «tinta»), y los frutos negros del árbol muneku. La negrura (wuliya) es:
1. maldad o mal (ku-tama), cosas malas (yuma-yatama);2. carecer de suerte, pureza o blancura (ku-bula ku-tooka);3. tener sufrimientos (yihung'u) o infortunio (malwa);4. padecer enfermedades (yikweti yikatu),'S. brujería o hechicería (wuloji); cuando uno tiene el hígado
negro puede matar a las demás personas, es malvado (muchima neyi wuneyili wukutwesa kujaha muntu, wunatami
Comentario sobre el simbolismo del negro
El inventario de atributos del negro que aqlfí he recogido podría dar una falsa idea del modo como los ndembu considera?este color, si omitiera toda referencia al concepto de muerte. :1tual o mística y a los conceptos conectados con ella de paslOny hostilidad. El concepto ndembu de ku-fwa ~m~e~te) no poseeel carácter de Hnalidad que, a pesar del cnstlanISmO, pareceposeer la ~u~~te en Occidente.. Para los ndembu, ~eneralment~,«morir» sIgnIfIca alcanzar el fmal de un ~etermmado.e~tadlOde desarrollo, alcanzar el término de un cIclo de crecImIento.Cuando una persona muere permanece activa. ya sea con:o espíritu de antepasado que vigila la conducta de sus pa~Ier:~esvivos y se manifiesta a ellos en los diveros modos de .afhcclOn,ya en cuanto parcialmente reencao:ado en un determ~nado pariente en tanto se reproducen en este sus característIcas mentales ~ físicas. Dicha persona ha experimentado no sólo ,un ca~bio en su status social, sino también en su modo de eXIstencIa;no se trata de aniquilación en este caso. El término ku-fwa seemplea también para designar el «desvanecimien.to» y, cie~tamente en diversas ocasiones oí a los ndembu deCIr que hablan«mue:to» y se habían recuperado gracias al tratamiento deldoctor (chimbuki). La expresión castellana que quizás capta mejor el sentido ndembu del término ku-fwa es la ~xpresió~ «sufrir un apagón». La muerte es un apa~ón, un ~enodo d~. impotencia y pasividad entre dos estados VIVOS. EXIste tam?Ien unaconexión entre los conceptos de «muerte» y «maduraclOn» (kukula) entre los ndembu. Los hombres suelen crecer pasandopor estadios concretos, cada· uno de los cuales supone la muerte de los anteriores, ocurriendo así una serie de «m~ertes eingresos». Así, por ejemplo, cuando. una muchac~a tI~ne suprimera menstruación, los ndembu dIcen «wunakult dehl>l, «hamadurado», y la misma observación se ~ace cU,~ndo ocurre. ~uprimer embarazo y cuando da a luz su prImer hIJO. La cone~lOnentre ku-fwa y ku-kula queda claramente ilustrada e~. los n~osde la circuncisión, en los que el lugar de la operaclOn recibe
Tú destruyes las líneas (bandas). ¡Oh mangosta! es tu vestido el que tehace rechazar a los hombres, tú destruyes las líneas.(Wakisa nyilen;i nakala chaku chey'ochu chiwalekelang'a amayala, wakisanyilen;i),
Pude saber por los informantes que la mangosta de la especie nkala muestra «en el lomo rayas de colores blanco, negroy rojo». La canción quiere significar que «la mujer que pasa elrito es mala, es una mujer inútil, sin poder (hawaheta ng'ovuku)-te estás destruyendo a ti misma, mujer; deberías tener hijos,eres indigna (hawatelalaku), culpable. Eres una mujer frígida
el nombre de ifwilu, «sitio de la muerte», mientras que el lugardonde los muchachos se sientan sangrando a recobrarse de laoperación es un largo madero de mukula, árbol de savia rojacuyo nombre deriva de ku-kula, «madurar». «Por la muerte ala maduración» podría ser la divisa de los ritos de circuncisiónmukanda. El lugar donde la muchacha permanece inmóvil, cubierta con una manta, para la prueba de doce horas del primerdía del ritual de su pubertad (kang'a), recibe también el nombre de ifwilu o chilung'u, lugar del sufrimiento (cf. simbolismodel negro, apartado 3), siendo el objetivo de estos· ritos el dedotar <lo la novicia de madurez sexual.
El simbolismo del negro juega un papel importante, aunquediscreto, en los ritos de circuncisión de los varones. Ya he ob·servado que determinados artículos simbólicos negros constituyen importantes ingredientes de la medicina nfunda. Asimismo,cuando los novicios vuelven con sus madres tras el período dereclusión, golpean sus cabezas con dos varas mIentras son conducidos por sus guardianes rituales (yilombola). Estas varas están decoradas con bandas alternas blancas y negras, que segúnlos informantes representan «la vida y la muerte». El simbolismo del negro aparece también a veces en las máscaras fáciales de los enmascarados makishi, que los muchachos creensurgidos de debajo de tierra en el ifwilu. En ellas pueden observarse tres bandas rectangulares superpuestas parecidas apequeñas banderas. Una es de color blanco, la otra roja y laotra negra, siendo la blanca la que ocupa el lugar superior, yla negra el inferior. Dichos colores son descritos como «muy importantes». Para su explicación, los informantes me remitierona la canción de los ritos nkula, interpretada, entre otras cosas,para curar la frigidez de las mujeres, que les impide, según losndembu, concebir hijos, y se encuentra asociada con desórdenesmenstruales, tales como la menorragia y la dismenorrea. Lacanción dice así:
81Clasificación de colores
(wafwa nwitala, literalmente, muerta en la choza). La mangostatiene rayas, pero esta mujer, aunque está dotada de sus partessecretas no las usa para nada». Digamos de pasó que el tocónde madera que los novicios deben llevar consigo todo el tiempo durante el período de reclusión del mukanda y que representa su membrum virile, es también llamado nkala, «mangos·ta», Y que este animal constituye uno de los alimentos tabúesdel pabellón iniciático. Parece pues constituir un símbolo bisexual del poder generativo y representar la acción simultáneade los tres principios del color. ¿Qué otra cosa puede significar el negro en esta combinación sino el mal o las cosas desgraciadas?
Existe indudablemente una conexión entre el color negro yla pasión sexual (wuvumbi). Por ejemplo, durante el período dereclusión las mujeres de más edad toman la corteza ennegrecida de determinados árboles, tales como el árbol mudyi, y pintan de negro con' ella la vulva de las novicias. Las mujeres quetienen la piel muy negra son consideradas al parecer entre loshombres ndembu como amantes muy codiciadas, aunque nocomo esposas. La pasión sexual se halla asociada con la oscuridad y también con el secreto. De aquí que el negro represente lo que está oculto (chakusweka, chakujinda) y es además objeto de deseo. La noción wagneriana del amor ligado con lamuerte, tal como se representa en Tristán e 1solda, viene inmediatamente a la mente a este respecto.
El negro se halla conectado también con el amor lícito, y endeterminados contextos representa el matrimonio. Por ejemplo, nada más concluir los ritos de pubertad femeninos, la novicia pasa la noche con su novio (que recibe el nombre de kalemba). La pareja tiene múltiples contactos sexuales, y si la novia se siente satisfecha hace secretamente una seña afirmativaa su instructora ritual (nkong'u), que la visita a primera horade la mañana. Esta se dirige de puntillas a coger una ciertacantidad de malowa, barro aluvial negro, que ha recogido dellecho del río el día anterior a la caída de la tarde, y «ha guardado lejos de la vista de cualquier hombre~. Con él recorretodas las chozas del poblado, depositando un poco en cadapuerta. Esto me fue explicado por un informante ndembu dela manera que sigue: «el malowa es un símbolo (chinjikijilu)del amor (nkeng'i). La muchacha y su marido se aman, perotodo el mundo en la aldea debe entrar en contacto con ese amor.El malowa se usa también porque es frío procedente del río.Su matrimonio debe mantenerse en paz. El malowa, aunque esnegro, no representa aquí la mala suerte, sino la paz y la feli-
r~
f•
Victor Turner80
LA OPOSICIÓN BLANCO/NEGRO
cidad maritales (wuluwi)>>. Aquí, negrura y frialdad parecen representar el cese de hostilidades entre los grupos de intercambio matrimonial, hostilidad que previamente ha sido mimadapor los ritos. El negro, por tanto, puede representar a veces la«muerte» de una condición de mal augurio o indeseable.
Características de los colores blanco y rojo
1) La blancura. Aunque cada. uno de los colores rituales tieneun amplio abanico de referentes, no obstante, cada uno de ellostiene sus propias cualidades distintivas, que pueden expresarse en pocas palabras diciendo que el blanco es positivo, el rojoes ambivalente y el negro es negativo. Ser «blanco» significa estar en correcta relación con los vivos y con los muertos, y estaren correcta relación con ellos significa estar sano y entero.No se incurre entonces en la ira o en la envidia de los otros,ni tampoco se siente animosidad hacia ellos. De aquí que no setenga miedo a la hechicería ni a la brujería, ni se sienta tentación de practicarla. En tales condiciones la persona se hallaadmirablemente capacitada para ejercer la autoridad (wanta),ya que no abusará de su poder. Será generosa con los dones ymagnánima con la hospitalidad. Barrerá lo «malo» de la aldeay también a los malos jefes, del mismo modo que piadosamen-
Una breve investigación de los sentidos atribuidos por los informantes al «blanco» y al «negro», respectivamente, indica queen la mayor parte de los casos pueden ordenarse en una serie depares antitéticos, del tipo: bondad/maldad; pureza/falta de pureza; falta de mala suerte/falta de suerte; falta de infortunio/infortunio; estar sin muerte/muerte; vida/muerte; salud/enfermedad; reír con los amigos/brujería; ser visible/oscuridad, etc.
Este tipo de disposición revela claramente que cuando seconsidera a los colores abstrayéndolos de su contexto social yritual, se manifiestan como las antítesis suprema en el esquemadel pensamiento ndembu. No obstante, según veremos, en muchos de los ritos por separado, el rojo y el blanco aparecenen frecuente conjunción y el ~egro raramente aparece expresado de manera directa. Haciendo abstracción de las situacionesconcretas, el rojo parece compartir las cualidades tanto delnegro como del blanco; si bien en los contextos reales apareceregularmente emparejado con el blanco.
83Clasificación de colores
te barre el polvo y las impurezas que se amontonan al pie delárbol muyombu, donde ofrece libaciones en honor de sus antepasados (con cerveza de maíz blanco o de mijo) e invoca suayuda en nombre de su gente. Conseguirá comida para su gentey los alimentará con prudencia. Ya que el blanco es, inter alia,el símbolo de la ali.mentación. Dicha cualidad se «hace visible»,como dicen los ndembu, en formas materiales, tales como la leche materna, el semen y el pan de cazabe. Representa la tranquila continuidad entre generaciones, y se halla asociada conlos placeres del comer, el engendrar y el mamar. Generacióny "limentación son procesos que suelen generalmente identificarse en el pensamiento ndembu. Por ejemplo, una vez sabido que una mujer se halla embarazada, su marido continuaráteniendo relación sexual con ella «para alimentar al niño» consu semen. El mismo término se emplea por igual para designar el «estómago» y el «seno materno», y las mujeres que llevan a cabo un trabajo largo y laborioso ingieren alimentos confrt:cuencia para «fortalecer al niño».
Otro aspecto del simbolismo blanco es el tipo de relaciónentre personas que representa. Se trata de una relación entrealimentador y alimentado. El dominio y la subordinación sehallan ciertamente implicados en ello, dominación y sumisión,pero se trata de un dominio benevolente y una sumisión leve.La persona de mayor edad en la relación alimenta a la menor.La blancura expresa la generosidad de la persona dominantey, al mismo tiempo, la gratitud del subordinado. La situaciónde veneración al antepasado ilumina del modo más claro estetipo de relaciones. El vivo trae madera, bebida y alimento simbólico en forma de mpemba, que es el símbolo de lo blanco porexcelencia, ante el árbol-altar del antepasado, que es un árbolde madera blanca. En esta fase de la relación, pues, los muertos dependen de los vivos. Por su parte, los vivos dependen delos muertos en lo que respecta a la salud a largo plazo, asícomo la felicidad, la fertilidad y la suerte en la caza, ya quelos antepasados se supone que tienen poder para conceder estetipo de bendiciones y también para «restringir» (ku-kasila) lafertilidad y la buena caza (wubinda) de sus parientes vivos, siéstos descuidan el cumplimiento de estas ofrendas. Por otrolado, para lograr ser escuchados por los antepasados, el conjunto de la parentela, cuyo núcleo está formado por el vínculomatrilineal. debe mantenerse formalmente entre sí en concordia y en paz. Esta armonía entre vivos y muertos, y de los vivosentre sí, se representa mediante las marcas efectuadas sobreel árbol muyombu, las líneas blancas trazadas entre el árbol y
rr~¡<•f
¡!.,
I¡II!,,(,.
Víctor Turner82
84r
Victor Turner ~Clasificación de colores 85
el invocante, y las que recibe todo el resto de la congregación. Una vez establecido el circuito de la blancura, se suponeque el alimento y los beneficios materiales, así como las virtudes invisibles, empiezan a fluir por entre todos los miembrosdel grupo, incluidos los difuntos.
Lo blanco no sólo connota cohesión social y continuidad, sinoque simboliza también lo que puede ser visto por el ojo, loabierto, 10 no oculto. La moral ndembu es esencialmente corporativa; lo privado es sospechoso, probablemente peligroso, yhasta posiblemente mortal. Las personas que comen o trabajansolas, corno ciertos jefes o grandes cazadores, son siempre sospechosas de poseer poderes mágicos. En una sociedad que vivea nivel de simple subsistencia, todos deben llevar abiertamentesus cargas, y compartir sin recelos bienes y servicios. El egoísmo contumaz puede llegar a poner en peligro la supervivenciamisma del grupo y debe, por tanto, ser condenado. Se reconoceque puede haber personas que viven la mayor parte de su vidade manera totalmente pública y, no obstante, mantienen aún secretas reservas en 10 que respecta a asistir a sus prójimos.Pueden alimentar resentimientos y acariciar ambiciones. Talespersonas, corno ya he mostrado en un artículo sobre la adivinación ndembu (Turner, 1961, pp. 61-62), son desenmascaradas mediante la adivinación, y consideradas corno hechiceros.Lo blanco, pues, es la luz del conocimiento público, del reconocimiento abierto. Representa de hecho la luz del día, y tanto elsol corno la luna son considerados «símbolos» suyos (yijikijilu),al contrario de 10 que Baumann dice de los chokwe, quienes,según él, consideran al blanco corno «el color de la luna» y al rojo como «conectado con el sol» (1935, p. 40). Sol y luna son, asimismo, considerados corno símbolos de Dios (Nzambi), con lo quevolvemos a la noción antes mencionada de que la blancura,más que ningún otro color, representa a la divinidad en tantoque esencia y fuente, así corno en tanto que fundamento. Elblanco en tanto que luz que fluye de la divinidad tiene, en elsentido que aquí estamos considerando, un carácter de confianza y veracidad, ya que los ndembu creen que 10 que puedeser visto con claridad puede ser aceptado como base válida deconocimiento.
El blanco es también 10 inmaculado y 10 impoluto. Estecarácter de exención de toda mancha tiene un sentido, tantomoral corno ritual. Así pude oír en una ocasión a un dependiente despedido, acusado por su patrón de hurto: «mi hígadoes blanco», corno pudiera decir cualquiera de nosotros, «tengola conciencia limpia•. Por otro lado, existen determinados es-
tadOs o status que producen mancha ritual. Los niños incircuncisos son llamados entre. los ndetnbu wunabulakutooka, «el. quecarece de pureza ~. de blancura»,.y no pueden comer, en elmismo recipien.te en que- lo hacen los hombres' mayores. Si 'lohicieran, creen los pdembu todos, los poderes ad'Lúiridos porel hombre ~ayor como c:onsecqencta de los mucQ.os ritos a quese ha so~etI~o~ tales .como el poder de matar gacelas, perderían su efIcaCIa. ·Es creencia que ·la (,suciedad de debajo de fapiel» (wanza, regularmente empleado corno término de ofensa)de los muchachos incircuncisos es en extremo contaminantesin perjuicio de sus cualidades morales corno individuos. Elagua es considerada «blanca», debido a 'que limpia la suciedaddel cuerpo, pero más concretame~teporque el lavado simboliza·la remoción de todas las impurezas inherentes a la condiciónbiológica o al status social, 'que se deja atrás con la iniciación. Por ejemplo, los novicios; en las,' iniciaciones tantomasculinas como femeninas, son 'concienzudamente lavadosantcs de volver a la vida social, tras el período de reclusiónDe igual modo, al finalizar los ritos funerarios, el viudo o l~viuda son lavados, ungidos con aceite, afeitados alrededor dela línea del cabello, vestidos con un vestido nuevo y blanco,y adornados con cuentas de color blanco, todo lo cual demuestra la estrecha conexión entre el lavado y el simbolismo del blanco. Lo que pretende lavarse en estos ritos de paso es el estadode muerte ritual, la condición liminar entre dos períodos devida social activa. La blancura o «pureza» equivale, en ciertosaspectos, a una legitimación del status socialmente reconocido.Comportarse de una manera que vaya contra las normas de esestatus, por inocuo que este comportamiento pueda ser para losque se encuentran en otros status, constituye materia de impureza. Particularmente impuro resulta comportarse de maneraregresiva, es decir, de acuerdo con las normas que regían paralos estadios anteriores de su ciclo de vida individual. Esto sedebe a que los sucesivos estadios de la vida son consideradoscomo una escala ascendente que va de la impureza de los incircuncisos a la pureza de los hombres de edad, entre los varones,y de la impureza de las muchachas menstruantes, a través dela pureza creciente de las madres de muchos hijos, hasta elstatus post-climatérico de kashinakaji o líder de las mujeres delpoblado..Los ancestros son más puros todavía y los albinosson co~sIderados como seres especialmente propicios, debidoa que tIenen «la blancura de los espíritus de los antepasados»(wutooka wawakishi).
86 Victor Turnerrr Clasificación de colores 87
Tras el simbolismo del blanco, pues, se encuentran las nociones de armonía, continuidad, pureza, lo manifiesto, lo pú-blico, lo apropiado y lo legítimo. .' .
2) Lo rojo. ¿Qué podemos hacer con el slm~~hsmo del rOJ?que, en su forma arquetípica, tal como se mamf1es~a en los. ~ltos de iniciación, aparece representado como la mter~ecclOn
de «dos ríos de sangre»? Esta dualidad, esta ambivalencIa, estaposesión simultánea de dos valores o cualidades contrarios,es totalmente característica de la consideración en que los ndembu tienen al rojo. Como ellos dicen: «lo rojo actúa tanto parael bien como para el mal». Así, mientras que es buena cosacombinar la sangre del padre con la de la madre, es m~la.cosapracticar la brujería necrófaga. Tanto la sangre del naclm~ento
como la saboreada por los brujos son representadas ~edlantearcilla o tierra con óxidos rojos (mukundu, ngula). El rOJo es enparticular el color de la sangre o la carne, el color carn~l. Deahí su carácter evocador de la agresividad y las angustlas dela carne. Representa la muerte y el descuartizamiento de los animales y las fatigas del trabajo. Hay también en el rojo algoimpuro. Un homicida tiene que ser purificado de la mancha desangre que ha derramado, aunque tiene derecho a lle\'a~ lapluma roja de Livingstone (nduwa), una v~z pasad~s lo~ n~ospurificatorios, en las siguientes ocasiones ntuales. El rOJo SImboliza también la menstruación de la mujeres en ritos talescomo, por ejemplo, el nkula, término que a veces es empleadocomo sinónimo de la menstruación. El término común para elflujo menstrual es mbayi, que puede ponerse en relación con
. ku-bava «ser culpable)) aunque también se emplea a veceskany;nda. El kasheta r~presenta un período menstrual, perola circunlocución ku-kiluka kwitala dikwawu, «saltar a la otrachoza» es también bastante corriente. Hasta épocas recientes,cada poblado tenía al menos una choza de paja cerca del límite del bosque, donde las mujeres se alojaban ~urante. eltiempo de la menstruación. Allí se preparaban su p.ropla c~mlda,ya que tenían prohibido dar de comer a sus proplOs mandos ehijos o compartir con ellos la comida durante esos períodos detiempo. Otra mujer de la aldea las sustituía en estos menesteres. La sangre menstrual y la sangre de asesinato son, por tanto, «malas» y se hallan conectadas, para los ndembu, con lonegro 2, Sin embargo, la sangre derramada por los cazadores y
2 Los demonios familiares de las brujas, llamados tuyubela, andumba.o tushipa, según la creencia común, suelen permanecer escondidos en lachoza de las menstruantes.
ofrendada en los altares y las tumbas de los antepasados cazadores era considerada «buena)) sangre, y se hallaba ritualmenteasociada con el simbolismo del blanco. La mayor parte de losritos de los cazadores se caracterizan por la conjunción delrojo y el blanco.
Parece existir una cierta correlación entre el papel masculino y el arrebatamiento de la vida, por un lado, y el papel femenino y la donación de vida, por otro, aunque tanto una comootra de estas actividades se hallan colocadas bajo el signo delrojo. El hombre mata, la mujer da a luz, y ambos procesos sehallan asociados con el simbolismo de la sangre.
El semen, como ya antes hemos indicado, es sangre «purificada por el agua». La contribución del padre al niño se hallapor tanto libre de las impurezas que comporta la sangre femenina. Puesto que el blanco se halla estrechamente asociadocon el espíritu de los antepasados y con Nzambi, el dios supremo, podria decirse que la «sangre del padre» es más «espiritual»y menos «carnal» que la sangre de la madre. Esta mayor pureza se encuentra probablemente ligada con la universal creencia ndembu en que la relación padre-hijo es la única relaciónque está totalmente libre de la amenaza de brujería o hechicería. La relación madre-hijo, por el contrario, se halla muy lejosde estar libre de dicha amenaza, y hasta se piensa que lasbrujas matan a sus propios hijos para proporcionar «carne»para sus pactos. Asimismo, mientras que con la familia de sumadre el individuo tiene vínculos de tipo jurídico, a su padrey a su línea paterna, según los ndembu, les debe importantesrasgos de su personalidad. Ya que es el padre quien recurrea la adivinación para encontrar un nombre para el hijo, pocotiempo después del nacimiento, y es de entre la parentela difunta del padre de donde habitualmente se obtiene dicho nombre. Lo que hace que, según la creencia, $é reencarnen en lapersona de que recibe el nombre determinados rasgos de carácter y físicos del espíritu que dona el nombre. El padre, además, juega un importante papel en el mukanda o rito de la circuncisión de los jóvenes, proporcionando cuidado, instruccióny protección (contra los descuidos de los circuncisores) a suhijo durante la reclusión, mientras la madre queda por su propia condición excluida del pabellón iniciático. Menciono aquítodas estas prácticas y creencias para subrayar la naturaleza«pura» del vínculo padre-hijo. Es bien sabido entre los ndembuque las relaciones con la parentela materna se ven con hartafrecuencia deteriodadas, debido a la competencia que suele desarrollarse entre los miembros por cuestiones de herencia y
88Victor Turner Clasificación de colores 89
sucesión. Las disputas sucesorias en la .sociedad tri?al, africana suelen a la larga degenerar en acusaCIOnes d~ bruJena y hechicería, y las brujas y hechiceros, según la !eona nde~bu, songente «que tiene el hígado negro», que persIgue «la rOJa c.a:nehumana» y alimcnta «envidias» (yitela) que se hallan clasIfIcadas entre las «cosas negras». Así, mientras que los lazos arm?,niosos se sitúan del lado «blanco» del padre, la competencIase halla del lado «rojo» de la madre (cf. Beihlelman, 1961, pp.253-54) -al menos a nivel de los valores, si no de los hechos.
EL BLANCO Y EL ROJO COMO SISTEMA BINARIO
El análisis de la vinculación sexual del blanco y el rojo enla teoría ndembu de la procreación conduce inevitablemente ala consideración de dichos colores en tanto que pareja de op.uestos, o sistema binario. Puesto que el negro es ~ menudo el mIembro olvidado de la tríada. Hay toda una sene de razones ~ueexplican esto. En primer lugar, los ndembu c?~templan los SImbolos como artículos o acciones que «hacen vISibles» o ponen enjuego los poderes inherentes a los objetos que representan J. Así;por ejemplo, emplear un símbolo negro es evocar la muerte,la esterilidad y la brujería. Aquellos contextos en los que elnegro se muestra abiertamente, por ejemplo en las varas decoradas con bandas negras Y blancas usadas en el mukan.da o ~lrectángulo negro de la máscara ikishi, hacen referencIa habItualmente a la muerte ritual y están estrechamente conecta~oscon la noción opuesta de regeneración. Cuando se e~plean sI~nbolos de lo negro, como en el caso del malowa, o tIerra aluvIalnegra, tienden a ser apartados de la vista o ente~rados. El l,;alowa, por ejemplo, se emplea en varias clases de. ntos (kayong u,chihamba, wubwa17g'tl) para propiciar los espíntu~ de lo.s antepasados, bien aplicándolo en la base de ciertos, objetos ntl.;lales,tales como los árboles-santuario o bien enterrandolo dcbaJo delos símbolos de la enfermedad, «para enfriarlos», es decir, pa:aprovocar la muerte de los aspectos «calientes» Y po: tanto mISticamente peligrosos del dolor. Se dice que los hechIceros hacenuso de materiales considerados «negros» e <<Ímptll·os», como heces de sus futuras víctimas, prepucios carbonizados robados alos circuncisores, y cosas similares, como ingredientes. ~e sumortal «medicina» (wang'a). Esta idea ilustra a la perfecClon las
J Es éste un punto que he anali7.ado ampliamente en otro lugar. enconcreto en Ndembu Divinatiun (1961). p. 4.
..
estrechas conexiones del simbolismo de lo negro con las conductas socialmente indeseables o con la privación de la vida o delbien. Significa la extinción, querida o no, de todo lo que se mueve, respira y tiene autodeterminación.
El blanco y el negro, por el contrario, se hallan asociadoscon la actividad. Ambos son considerados como «dotados depoder». La sangre, principal denotación de lo «rojo"'- se identifica en sí misma como el poder. Igualmente, el blanco simboliza los fluidos vitales; representa a la leche materna y el semen. El negro, por el contrario, simboliza los desechos corporales, la suciedad corporal y los fluidos en putrefacción, a::>ícomo los productos de catabolismo. Existe no obstante una importante diferencia entre el blanco y el rojo, ya que el primerorepresenta la preservación y continuación de la vida, mientrasque el último representa el despojamiento de la vida, e inclusoen aquellos casos! como en el del árbol mukula, en que representa la conLinuidad a través del parto, no deja de tener unaconnotación de peligro y discontinuidad. El asesinato es unaactividad de los vivos, el dar a luz es también una actividad deeste tipo. De ahí que, tanto el rojo como el blanco, caigan bajo larúbrica general de la «vida». Cuando se encuentra asociado con lapureza, podemos pensar que el rojo actúa como sangre vertidaen favor del bien común. El rojo puede estar teñido de blanco, según el pensamiento ndembu, como en el caso del semennormal, «sangre blanqueada por el agua», o de negro, comoen el caso del semen del hombre impotente, o «semen muerto».Cuando llega a desarrollarse una doble clasificación de las cosas en «blancas» y «rojas», con lo negro bien sea ausente, o escondido, sucede a veces que el rojo adquiere muchos de losatributos negativos e indeseables del negro, sin conservar encambio sus aspectos buenos. Está, por supuesto, en la esenciade la polaridad que las cualidades contrarias queden asignadasa los polos. Por tanto, cuando la triple clasificación del colordeja su sitio a una clasificación doble, vemos que el rojo seconvierte, no sólo en el complemento, sino también, en determinados contextos, en la antítesis del blanco. Puede resultarapropiado citar aquí a A. B. Kempe, el lógico simbólico, queescribía: «Es característico del hombre pensar en términos derelaciones diádicas; lo habitual es que rompamos las relacionestriádicas, convirtiéndolas en un par de díadas. En realidad estadisposición está tan arraigada en los humanos que algunos dirían incluso que la relación triádica no es más que un par dedíadas. Sería exacto, desde un punto de vista lógico, decir quetodas las relaciones diádicas son tdadas que constan de un
ALGUNOS DATOS COMPARATIVOS
Puesto que no he tenido oportunidad de repasar la literatura.etnológica de manera sistemática, lo que sigue está reunidoun tanto al azar. Comienzo este informe comparativo con datosetnográficos procedentes de los contemporán~os primitivos,agrupándolos por vastas regiones.
miembro nulo» (1890). En los casos en que el blanco y el rojoson considerados complementarios, más que como pares antitéticos, es muy fácil que estemos tratando con un caso de relación triádica, en la que el negro es el «miembro nulo». Puestoque, debido a las ideas ndembu acerca de la naturaleza de larepresentación, resulta difícil representar visiblemente el negrosin evocar su poder funesto, su falta de visibilidad no necesariamente implica su ausencia real en el pensamiento. En realidad, su misma ausencia puede resultar significante en tantoque emblema de lo oculto, lo secreto, lo oscuro, lo desconoci·do -y tal vez también la potencialidad en tanto que opuestaa la actualidad. El blanco y el rojo, emparejados bajo losdiversos aspectos de lo masculino y lo femenino, la paz y laguerra, la leche y la carne, representan conjuntamente «vida»(wumi); ambos se oponen al negro en tanto que muerte y negatividad.
91Clasificación de colores
bras como las que siguen: inferior, molesto, malvado, sospechoso, desagradab~e, indeseable. Con blanco: luz, esperanza, alegría,pureza. Con rOJo: poder, potencia, riqueza.»
Ya he mencionado la ambivalencia del simbolismo de lo negro entre los n.d~mbu. La arcilla aluvial negra (malowa) es símbolo de la fertihdad y el amor marital. Ahora bien en inuchassociedades africanas el negro tiene connotaciones' auspiciales.Entre los shona de Rodesia del Sur, el negro representa, interalia, las nubes cargadas de lluvia, que se acumulan en la estac~ón húmed.a, y los sa~rificios a los espíritus guardianes que en.VIan la l~u~Ia se efectuan con ganado, cabras o gallinas negras,y los medmms o sacerdotes de los espíritus aparecen revestidos con ropas negras. Igualmente, en las sociedades bantú contiguas, el negro puede representar fertilidad en unas y esterilidad ez,t otra~. Según Huntingford (1953a, p. 52), entre los kukude Ban, un JoveI1 toro es degollado sobre la tumba de un haced~r de lluvia, mientras en las ceremonias para propiciar lallUVIa que se celebran entre los lokoya, se sacrifica un chivo negro y sus vísceras son desparramadas sobre las piedras de latumba del padre del hacedor de lluvia. Es también Huntingford quien nos informa de que entre los sandawe de Tanganika «los sacerdotes (o adivinos) son también hacedores de lluviay ofrecen sacrificios con bueyes, chivos y ovejas negros, paraatraer la lluvia» (1953b, p. 138).
A menudo se ha dicho que los sandawe tienen afinidades conlos bo~ql;limanos. Resulta, por tanto, interesante ver que entreestos ultlmos, según Bleek y Lloyd (1911), un polvo lustroso decolor negro, hecho de mica ferrosa machacada y conocido conel nombre de / /hara por los bosquimanos del Cabo, era usadocomo adorno corporal y capilar, estando al parecer dotado decualidades mágicas. Así, por citar uno de los textos de Bleek:
Se untan las cabeza con / /hara muy cuidadosamente cuando quieren queel pelo les cuelgue (es decir, les crezca). y crece ab~dantemente graciasal /jhara; .porque han untado su cabeza, deseando que el pelo les cuelguehaCia abaJO, y sus cabezas se vuelvan negras con lo negro... el / /harace~teJlea; P?r tanto nuestras cabezas brillan gracias a él... por eso los bosqUlI~anos tienen costumbre de decir... cese hombre es un hermoso joven,gracias a su cabeza, que luce sorprendentemente hermosa con la negruradel / /hara ... (pp. 375, 377).
M.erece la pena subrayar, adelantándonos a los hechos, quela mIca era al parecer «en el Paleolítico superior del área delC~bo un elemento muy codiciado para pintar, a juzgar por laspIezas encontradas en los yacimientos de este período» (Clark,1959, p. 244). Mi propia hipótesis es que el negro tiende a con-
¡rf
t~¡¡.
I!
f
Ii
r
I
Victor Turner90
Africa
M. Griaule (1950, pp. 58-81) describe la relación que los dogondel Africa Occidental establecen entre, por un lado, un mito cosmológico, las máscaras, las estatuillas, los ritos y las pinturasrupestres, y los rubros de color, blanco, rojo y negro, por otro.El negro aquí se halla asociado con la contaminación ritual, elrojo con la sangre menstrual de la tierra madre, que cometióincesto con su primogénito, el chacal, y el blanco con la pureza.Una imagen de gran, tamaño de una serpiente, que representala muerte y el renaciminto, se halla consagrada por la sangrede los sacrificios y decorada con los tres colores. Los varonesiniciados llevan máscaras coloreadas de blanco, negro y rojo.Las pinturas rupestres usadas en los ritos, por su parte, sonperiódicamente renovadas con pigmentos de dichos tonos. Elrojo está también asociado con el sol y el fuego.
Arthur Leib (1946, pp. 128-33) resume lo que llama «el significado mítico» de los colores entre los pueblos de Madagascarde la siguiente manera: «Con negro se hallan asociadas pala-
vertirse en color de buen augurio en las regiones donde el aguaes escasa, debido a que son las nubes negras las que traenfertilidad y crecimiento (¡al parecer, tanto en el pelo como enlas plantas!). En las regiones donde el agua abunda, y la comida más o menos también, el negro puede convertirse en uncolor funesto. Así, no es solamente entre los pueblos bantú dela selva y entre los malgaches donde el negro se ha convertidoen color funesto. Por ejemplo, en un artículo reciente de JoanWescott (1962, p. 346), escribe ésta: «el negro se encuentra asociado (entre los yoruba) con la noche, y ésta se encuentra asociada ... con el mal. Es durante la noche cuando la brujería y lahechicería se muestran más poderosas y los hombres más vul·nerables. Algunos yoruba dicen simplemente que Elegba (ladeidad «trickster») está pintado de negro debido a su perversidad».
La Península Malaya
Los bosquimanos emplean ritualmente los tres colores. Otrotanto hacen los semang, sakai y jakun de la Península Malaya. Aligual que los bosquimanos, estos pueblos son cazadores y re·colectores. Skeat y Blagden (1906, p. 31) escriben que los sakaipintan sus cuerpos de «blanco, negro y rojo y a veces de amarillo, teniendo al parecer estos dos últimos colores un valorequivalente desde el punto de vista mágico» -dicho sea de paso,lo mismo que entre los ndembu. Cuando nacen los niños,entre los sakai, la partera aplica tiras de pigmento sobre lacara del recién nacido, que van desde la cejas hasta la punta dela nariz, de color negro en el caso de las niñas, y rojo para'losniños p. 48). La línea negra de la nariz se dice que protege alas niñas del «demonio de la sangre» (han tu darah) que detienelas reglas de la mujer, y le impide traer hijos sanos al mundo.El blanco es, en general, un color de buen augurio, tanto paralos sakai, como para otros pueblos de la Península Malaya.
Australia
Charles P. Mountford (1962. p. 215) menciona el hecho de quelos tres colores son empleados en el arte rupestre de los aborígenes australianos --el negro en forma de óxido de manganesoo alguna de las minas ferruginosas, el blanco extraído de losdepósitos de arcilla o caolín, y el ocre-rojo que pu~de conseguirse mediante extracción o comercio- en realidad, llegan aveces a recorrer centenares de millas para recoger estos ocresde determinados lugares concretos (tales como Wilgamia, en
El Mundo Antiguo
,Tal vez la exégesis más sofisticada de la tríada del color, y lamas elaborada en la deducción de todas sus implicaciones, es
Australia Occiden tal, y Blinman en las North Flinders Rangesde Australia del Sur) (p. 210).
Mounford describe el modo como los pigmentos blancos yrojos son empleados en las pinturas rupestres de los wandjinas_altas figuras sin boca y con una especie de aureola en tornoa la cabeza; a veces, llegan a tener seis metros de alto--.La cara aparece siempre pintada de blanco y rodeada por uno,y a veces dos, arcos en forma de herradura, presentando en ocasiones estos arcos unas líneas que irradian de ellos. El color quese da a éstos suele ser rojo. «Los aborígenes creen -dice Mountford-' que las pinturas están llenas de esencia, tanto de aguacomo de sangre; el agua, tan necesaria para todas las cosasviventes, está simbolizada por la cara blanca, y la sangre, quehace fuer,tes a animales y hombres, por los arcos de color rojoocre.» Nótese, una vez más, la estrecha afinidad con la exégesis ndembu del blanco y el rojo. El agua, para los ndembu, es«blanca", y la sangre, por supuesto, «roja».
93Clasificación de colores
Los indios de Norteamérica
Mi último ejemplo tomado de fuentes etnográficas procede delNuevo Mundo, de las Sacred Formulas of the Cherokees, deMooney (citado por Lewis Spence en su artículo sobre los cherokee en la Hastings Encyclopaedia of Religion and Ethics).Mooney muestra cómo, entre los cherokee, el blanco representala paz, la felicidad y el sur; el rojo se identifica con el éxito,el triunfo, y el norte; el negro con la muerte y el oeste; y el azulcon la derrota, el desorden y el este. Estos significados probablemente indican que el azul, como en algunas partes de Africa, se considera que tiene afinidades con el negro. Determinadasdivinidades y espíritus cherokee presentan el color correspondiente a las cualidades que se les atribuyen. Los espíritus blan·cos y rojos, combinados entre sí, son habitualmente considerados como los que distribuyen la paz y la salud. Los espíritusnegros son invocados para aplastar al enemigo. Es interesanterecordar aquí que el blanco y el rojo, en el ritual ndembu, sonusados para proporcionar poderes que pueden combinarse enbeneficio del sujeto de los ritos (sobre todo, en los ritos decaza y ginecológicos), mientras que el negro es el color de labrujería y la hechicería.
IltI
¡¡¡1
I
Victor Turner92
El color rojo del fuego (común) es el color (del fuego originario); el colorblanco del fuego (común) es el color del agua (original) [recuérdense aquílos usos de los ndembu y de los aborígenes australianos]; el color negrodel fuego (común) es el color de (la tierra originaria). Así desaparece delfuego lo que comúnmente es llamado fuego, siendo la modificación sóloun nombre, producto del lenguaje, mientras que sólo los tres colores (formas) son verdaderos.
la que encontramos en el Chandogya Upani~ada del .antiguo hinduismo, y en el comentario a este texto debido a Sri Sankaracharya, el gran filósofo del siglo XIII. Swami Nikhilananda hatraducido recientemente los Upani~adas, añadie.ndo a la traducción notas basadas en las explicaciones de Sankaracharya.Citaré algunos pasajes del Chandogya Upani~ada (VI, IV, 1), colocando a continuación del texto el comentario de Nikhilananda:
Comentario:
Los tres colores, o formas, constituyen el fuego visible. Cuando los trescolores son explicados como pertenecientes al fuego originario, el fuegoen su forma comúnmente conocida desaparece, y también la palabra «fuego». Ya que el fuego no tiene existencia indepediente de la palabra y laidea denotada por esa palabra. Por tanto, lo que el ignorante denota me·diante la palabra «fuego» es falso, siendo la única verdad los tres colores (cursiva mía, v. T.).
El mundo en su conjunto es tripartito. Por tanto. como en el caso delfuego (o los casos del sol, la luna, la luz, etc.), la única verdad sobre elmundo son los tres colores. Siendo la tierra sólo un efecto del agua,la única verdad es el agua; la tierra es sólo un mero nombre. De igualmodo, siendo el agua sólo un puro efecto del fuego, es un mero nombre,siendo el fuego la única verdad. Y siendo también el fuego un efecto deSalo el puro ser, es un mero nombre, siendo la única verdad el puro ser.
En este Upani~ada, los colores son a veces designados como«deidades». Y se dan ejemplos del modo como se manifiestanen los fenómenos. Así, «la comida, cuando es ingerida, se convierte en triple. Lo más burdo de ella (la parte negra) se convierte en heces, lo intermedio (la parte roja) se convierte ensangre, y lo más sutil (la parte blanca) se convierte en espíritu» (V, VI, 1).
Igualmente, «el agua, al ser bebida, se hace triple. Lo másbasto de ella (o negro) se convierte en orina, lo intermedio (orojo) se convierte en sangre, y lo más sutil (o blanco) se convierte en prana (= el aliento vital que sostiene en vida al cueropo físico, o la energía o fuerza primigenia de la que todas lasdemás fuerzas son meras manifestaciones)>>.
Los tres colores parecen ser idénticos a los gunas o «hilos»de existencia (metáfora tomada del arte de tejer) que aperecenen el Samkya-Karika, obra atribuida al sabio Kapila. Dichos hi-
95
Junto con la hembra no nacida, blanca, roja y ~egra [«simbolizand? losgunas» dice Zaehner] que produce muchas CrIaturas como ella mIsma.
tres, . "d 1 d'Yace el varón no nacido. deleItándose: otro varan no naCI o a eJacuando ella ha obtenido de él su placer.
Parece probable que la noción de los colores sea herenciade un pasado remoto (tal vez pre-indoeuropeo) y que los .textosde los Upani~ada que hacen referencia a ellos no sean. s~no ~s
peculaciones filosóficas posteriores sobre ese legado pnmlgemo.Merece la pena recordar de nuevo, llegados aquí, que los
tres colores o formas del antiguo hinduismo son, en último té~mino reducibles a una naturaleza única o ser, el Sat o Praktn,ya q~e la noción ndembu de que los «tres ríos» de c~lor brotande la divinidad no es muy disímil. Encontramos Igualmenteen ambas culturas la noción de que el blanco está conectadocon la pureza y la paz, y es el «más sutil» y «espiritual» de loscolores.
Similar abanico de sentidos parece poseer el blanco en lasreligiones semíticas, ya que, según Robertson Smith (1912, pp.590, 583), entre los árabes, cuando un homb~e.causa su propIadesgracia rompiendo alguna costumbre tradICIonal o regla deetiqueta, su cara se vuelve negra, mientras que cuando reparala omisión o pone fin a una querella, se vuelve blanca de nu.eva. Existen también semejanzas entre los significados del ;0)0entre los hindúes y las culturas semíticas. La palabra habItualhebrea para designar la pasión (quin'ah) deriva de una ~aíz ,:erhal que primordialmente significa «ser de color c~rmesI; ra¡as,el segundo «hilo», o hilo «rojo», es a veces. tradUCIdo co~o «pasión» por los estudiosos ingleses y amencanos. MaurIce Farbridge (Hastil1gs Encyclopaedia) dice que para los hebreos delAntiguo Testamento, «el rojo, en tanto que color de la sangre,representaba el derramamiento de sangre, la guerra y la culpa».
Clasificación de colores
los son descritos por R. C. Zaehner (1962, p. 91) como «atravedo el ser de la naturaleza toda» (praktn)>>. Los tres se deno-
san d . 1minan sattva, rajas y tarr;as, que pue?en tra UClrse como «?-lidad del ser, la energla y la oscurIdad». Sattva es la cuah-
eua . . ( d' 'n 1dad de la pureza y la t.ra~q~llhda~ y pue e eqUIpararse ca eblanco); ·rajas es el pnnclpIO. actlv~ que da lugar al karma (':1
de identificarse con el rOJo), mIentras que tamas «constn-pue d'd T- empuja Y conduce a la apatía letárgica (y puc e 1 entI Icar-~:'con el negro)>>. Zaehher cita del libro 4, cap. 5 de! Mahabharata algunos versos que arrojan luz sobre las relacIOnes entregunas y colores:
,I~t¡
Victor Turner94
96 Victor TurnerClasificación de colores 97
Los TRES COLORES EN LA LITERATURA ARQUEOLÓGICA
Muchos yacin:ientos paleolíticos en Africa, en lugares muy distantes entr~ SI, dan fe d~l uso del blanco, el rojo y el negro encontextos rItuales. Por cItar sólo algunos ejemplos al azar: Rog~r ~ummers (1958, p. 295) excavó un refugio en Chitura Rocks,dIStrItO de Inyanga, cerca de la frontera oriental de Rodesia~e.1 Sur, y.encontró asociados con utensilios Stillbay del PaleoIItICO MedIo, e~ la parte trasera del refugio, num~rosos pedazos de ocre rOJO, mezclados con piezas de similar tamaño decarbón. Leakey (1931, p. 109) descubrió en Gamble's Cave II
en Elmenteita, Kenia, varios esqueletos esterrados en posició~fetal, los varones sobre el costado derecho y las hembras sobre el costado ~zquierdo, todos ellos generosamente espolvoreados de ocre. DIChos esqueletos se asemejaban bastante al esqueleto descubierto en 1913 en Olduwai, Tanganika del Norte.Hombres de este tipo han sido encontrados también asociadoscon utensilios chelenses y prechelenses-achelenses tales como
. hachas de piedra y lascas. ':Van Riet Lowe (citado por Desmond Clark, 1959, p. 249) d~s
CrIbe l~s ~nterramientos bosquimanos del Paleolítico Superiord~ SmlthfIeld, Estado Libre de Orange, en los siguientes térmmos: «La mitad invertida de una cáscara de huevo de avestruz aparece bajo los brazos del esquelto doblado, pintada pordentro de especularita (negra) (que, como se recordará, es usada por los bosquimanos para el adorno capilar) y por la partede fuera d~ ocre rojo.» En Wiltson, en la región meridional,Clark mencI~na que había un número casi invariable de piedrasde enter-:amlento, .algunas de ellas hechas gravilla, cubiertas deo~re, e mcluso pmtadas. El cuerpo estaba «liberalmente cub~erto de ocre rojo, como también lo estaban algunos de losbIenes enterrados».
Tambi~n el blanco aparece usado en el primitivo arte rupestre afrIcano. Por ejemplo, C. K. Cooke, hablando del material y las técnicas del artista prehistórico en Matabele del SurRodesia (en Clark, 1957, p. 284), describe cómo los detritus d~pájaro (llamados .todavía hoy mpemba, «arcilla blanca» por losndembu), deter~madas sustancias vegetales, y el caolín eranusados pa~a fabrIcar pigmentos blancos, que luego se utilizabanpara las pmturas de rocas y cuevas.
N<;> puedo discutir aquí la rica literatura que existe sobrepráctIcas de enterramiento y arte rupestre en el Paleolítico europeo, pero par~ce claro. ql;le la tríada blanco-negra-rojo ocupa un lugar emmente, SI bIen también se encuentran usados
otrOS colores, como el marrón y el amarillo. Los arqueólogosse muestran aún indecisos sobre la significación de los colores.Sus puntos de vista pueden muy bien quedar ejemplificados porlos comentarios de Annette Laming (1959, p. 112) sobre las pinturas de Lascaux:
Los colores varían de un grupo a otro: a veces un color parece habersido prderido a otros. Dichas pref<;:rcndas pueden muy bien haberse debido a la necesidad de economizar algún material bruto de costosa obtención Y altamente apreciado; o pueden también haber sido inspirados porla fe religiosa -por la creencia en la mayor eficacia de un determinadotipo de rojo, o un negro particularmente intenso, por ejemplo; o pueden,sin más, ser resultado de un cambio en los gustos estéticos.
La hipótesis que yo formulo a este respecto es que fuerondeterminadas ideas mágico-religiosas las que provocaron la elección de la tríada básica del color, impulsando así a la búsqueday preparación asidua de los colores constituyentes. No es escasez de pigmentos lo que hace a éstos tan apreciados, sino elhecho de ser apreciados por razones mágico-religiosas el queimpulsa a los hombres a vencer todo tipo de dificultades parallegar a elaborados. Podría aportar múltiples ejemplos que prueban las grandes distancias que se llegan a recorrer en algunassociedades para conseguir pigmentos blancos, rojos y negros.A veces, para preparar un color puro se emplean varios elementos, algunos de ellos probablemente con intencion~s rituales.Así, por ejemplo, para fabricar pintura blanca para las máscaras dogon, se mezcla caliza molida con árroz cocido y excrementos de lagarto o serpiente. Entre los luluba, pueblo nilotocamita del Norte, existe un amplio comercio de sustanciarojo-ocre, hecha de gneis de bitotita, que es primeramente molido, luego enterrado durante dos meses, hasta que, después devarias cocciones, se mezcla con aceite «simsim». Incluso el pigmento negro puede implicar un alto grado de complejidad en suelaboración, como ocurre entre los dogon, quienes lo obtienende semillas quemadas de vitex pach:vph)'la, mezclando luego lascenizas con un cocimiento de tanino. Existen múltiples pruebas, tanto en las culturas prehistóricas como en las sociedadespreindustriales actuales, de largas expediciones comercialesrealizadas con el solo fin de obtener rojo-ocre.
EL SIGNIFICADO BÁSICO DE LA TRíADA DEL COLOR
En la literatura etnográfica. hay que señalar que en las sociedades que hacen un uso ritual de los tres colores, la situación
1. Entre los símbolos primordiales producidos por el hombre están los tres colores que representan productos del cuerpo humano, cuya emisión, expulsión o producción se encuentran asociados con un incremento de las emociones. En otraspalabras, la cultura, lo superorgánico, tiene una íntima conexión con lo orgánico en sus estadios más tempranos, con la conciencia de experiencias físicas poderosas.
2. A estas experiencias corporales de gran tensión se lesatribuye un poder que excede del que normalmente poseen losindividuos; su fuente tiende a localizarse en el cosmos o en lasociedad; se encuentran ejemplos análogos de estas experienciasfísicas dondequiera que sus mismos colores aparecen en lanaturaleza; o bien, la experiencia de las relaciones sociales en
crítica en la que los tres aparecen conjuntamente es la iniciación. Cada uno de ellos puede aparecer por separado como signo de carácter general de un rito concreto; así, por ejemplo,el rojo puede aparecer como motivo constante en los ritos decaza ndembu, y el blanco en los ritos que tienen que ver conla lactancia o el culto de los antepasados. En la iniciación delos muchachos en los derechos y deberes y en los valores de losadultos, sin embargo, los tres colores reciben un idéntico énfasis. En mi opinión, esto es debido a que los tres colores resumen los tipos fundamentales de la experiencia universal humana de lo orgánico. En muchas sociedades, dichos colores hacen referencia explícita a determinados fluidos, secreciones o desechos del cuerpo humano. El rojo es un símbolo universal dela sangre, el blanco es generalmente símbolo de la leche materna y del semen (y algunas veces del pus), mientras, como hemosvisto, el Chandogya Upani~ada relaciona el color negro con lasheces y la orina (aunque otras culturas conectan la orina conel semen y ambos por igual con el blanco). Cada uno de loscolores, en las diferentes sociedades, es multívoco, y dispone deun amplio abanico de connotaciones, y sin embargf) donde ycuandu podemos recurrir a una exégesis nativa confiable encontramos que el componente fisiológico humano rara vez estáausente. Los ritos de iniciación generalmente extraen su simbolismo del parto y de la primera lactancia, situaciones en lasque, de manera natural, se hallan persentes la sangre, el agua,las heces y la leche.
Voy a tirar por la borda cualquier tipo de cautela, y conánimo de estimular la controversia, diré con la mayor audaciaque:
circunstancias altamente emocionales se clasifica bajo los rubroS de un color.
3. Los colores representan experiencias físicas de gran tensión que trascienden las condiciones de experimentación normales; se conciben, por tanto, como deidades (hinduismo) o poderes místicos, como lo sagrado, en tanto que contrapuesto alo profano.
4. Las experiencias físicas asociadas con los tres coloresson al mismo tiempo experiencias de relaciones sociales: elblanco=semen,'se halla ligado a la relación sexual entre hombrey mujer; el blanco=leche, se encuentra ligado a la relación madre-hijo; el rojo=sangre materna, se halla ligado al vínculo madre-hijo e igualmente a los procesos de reclutamiento de losgrupOS y de locación social; el rojo=derramamientu de sangrese halla conectado con la guerra, las riñas, el conflicto, y todotipo de discontinuidad socinl; el rojo=obtención y preparaciónde alimento animal, con el status de cazador o ganadero, papelproductivo del varón en la división del trabajo social, etc.; elrojo = transmisión de la sangre de generación en generación ==índice de la pertenencia al grupo corporativo; el negro =l;'(crementas o disolución corporal=transición de un status social aotro, considerado como una muerte mística; el negro=nubes de lluvia o tierra fértil=unidad de los grupos más extensosque comparten los mismos valores.
5. Mientras que en el simbolismo del rojo y el blanco síresulta posible encontrar múltiples referencias a los fluidoscorporales, pocas sociedades conectan de manera específica elnegro con los procesos y productos del catabolismo o la disolución corporal, como por ejemplo la sangre pútrida o coagulada. Es posible que el negro que a menudo, como hemos visto,significa «muerte», «desmayo», «sueño» u «oscuridad» represente primariamente una pérdida de la conciencia, la experienciade un «apagón». Entre los ndembu y en muchas otras sociedades, tanto el blanco como el rojo representan la vida. Cuandoambos se encuentran emparejados en el ritual. el blanco puederepresentar un polo explícito de la vida, tal como la masculinidad o la comida vegetal, mientras que el rojo representa suopuesto, tal cama pueda ser la feminidad o la carne. Por otrolado, el blanco puede representar igualmente «la paz» y elrojo «la guerra»; ambas son actividades conscientes, en tantocontra-distintas. del negro, que representa la inactividad y la cesación de la conciencia.
6. No sólo representan los tres colores las experiencias humanas básicas del cuerpo (asociadas con la gratificación de la
98 17ictor Turnerff
tI,ttf
If1
I
Clasificación de colores 99
libido, del hambre, de las tendencias agresivas y excretoras,así como con el miedo, la ansiedad y la sumisión: además deesto, proporcionan una especie de clasificación primordial dela realidad. Este punto de vista contrasta con la noción duro,kheimiana de que las relaciones sociales del hombre no estánbasadas en las relaciones lógicas de las cosas, sino que han servido como prototipo a éstas. Ni ha sido tampoco la sociedad,según DUI1kheim, tan sólo el modelo del pensamiento clasificato·rio, sino que la trama de la sociedad forma el entramado realdel sistema que forman las cosas. Los hombres se constituyeron primeramente como grupo, y a partir de ahí pudieron empezar a pensar mediante agrupaciones. El centro del más antiguo sistema de la naturaleza no es el individuo, sino la sociedad.Contra esto yo postularía que el organismo humano y sus ex·periencias cruciales son la fans et origo de toda clasificación.La biología humana exige determinadas experiencias de relación intensas. Si hombres y mujeres tienen que engendrar yparir, amamantarse y efectuar determinadas excreciones, debenentablar entre sí relaciones, relaciones que quedan impregna.das por la tensión afectiva de esas experiencias. Estos y nootros son los procesos que los ndembu denominan «ríos».~ue
fluyen de la naturaleza interna del hombre. La tríada delcolor blanco-roja-negro representa al hombre arquetipico en tanto que proceso de placer-dolor. La percepción de estos coloresy de las relaciones triádicas y diádicas del cosmos y de la saciedad, tanto directas como metafóricas, derivan de la experiencia psicabiológica primordial -experiencia que sólo puede alcanzarse desde la inter-mutualidad humana. Se necesitan dospara copular, dos para mamar, dos para luchar y matar, y trespara formar familia. La multitud de clasificaciones entrelazadasque constituyen los sistemas ideológicos que controlan las relaciones humanas derivan, mezcladas con afectos, de las dualida·des y tríadas primordiales. La tríada básica es sagrada porquetiene poder para «arrastrar al hombre», para superar sus paderes de resistencia normales. Aunque inmanente a su cuerpo,parece transcender su conciencia. Al representar estas «fuerzas» o «hilos de la vida» mediante los símbolos del color encontextos rituales, los hombres han debido sentir que podíancontrolar o domesticar esas fuerzas con fines sociales, pero lasfuerzas y símbolos son biológica, psicológica y lógicamente anoteriores a las clasificaciones sociales en mitades, clanes, tótemssexuales y demás. Puesto que las experiencias que los tres colores representan son comunes a toda la humanidad, no tenemos que echar mano del difusionismo para explicar su amplia
BIBLIOGRAFtA
distribución. Sí tenemos que invocar la difusión, en cambio,para explicar otros colores, como el amarillo, el azafrán, el oro,e! azul, el verde, el púrpura, etc., y su importancia ritual endeterminadas culturas. Tenemos también que analizar los procesos de contacto cultural para explicar las diferencias de sentido atribuidos a los colores básicos en las distintas regiones.Lo que estoy intentando demostrar aquí es que la tríada del color blanco-roja-negro para las sociedades simples no es sólo unacuestión de distinta percepción de parte del espectro, sino quese trata de condensaciones o abreviaturas de zonas enteras dela experiencia psicobiológica, que implican a la razón y al conjunto de los sentidos, y se hallan afectadas por los grupos derelación primarios. Sólo a través de la abstracción, a partir deestas configuraciones primarias, han podido surgir los restantesmodos de clasificación empleádos por la humanidad.
Baumann, H., 1935: Lunda: Bei Bauern und Jagern in lnner Angola, Berlín,Würfel-Verlag.
Beildelman, T., 1961: «Right and left hand among the Kaguru", AfricaXXXI, n." 3.
Bleek, W. H. l., y Lloyd, L. C., 1911: Specimens of Bushman folklore,Londres, George AlIen.
Clark, J. D., 1959: The Prehistory of Southern Africa, Harmondsworth,Penguin Books.
Cooke, C. K., 1957. En J. Desmond Clark (comp.), Prehistory (Third PanAfrican Congress, 1955), Londres, Chatto & Windus.
Durkheim, E. y Mauss, M., 1963: En R. Needham (comp.) Primitive classification, Londres, Cohen & West; Chicago, University of ChicagoPress.
Farbridge, Maurice, 1922: Artículo «Symbolism (Semitic)>>, Hastings Enoyclopaedia of Religion and Ethics, XII, 150, Edimburgo, T. & T.Clark.
Griaule, M., 1950: Arts of the African native, Londres, Thames & Hudson.
Harries, Lyndon, 1944: «The initiation rites of the Makonde tribe», Comomunications from the Rhodes-Livingstone lnstitute, n." 3.
Hcrtz, Robert, 1960: Death and the right hand, Londres, Cohen & West.Huntingford, G. W. B., 1953a: The Northern Nilo-Hamites. «Ethnographic
Survey of Africa, East-Central Africa", Part. 6. Londres, InternationalAfrican Institute.
- 1953b: The Sout11ern Nilo-Hamites. «Ethnographic Survey of Africa,East-Central Africa», Parto 8. Londres, Intcrnational African Institute.
Kempe, A. B., 1890: «On the relation between the logical theory ofclasses and geometrical theory of points», Proceedings of the LondonMathematical Society, XXI.
Laming, Annette, 1959: Lascaux, Harmondsworth, Penguin Books.Leakey, L. S. B., 1931: The Stone Age cultures of Kenya colony, Londres,
Oxford University Press.
101Clasifiucación de colores'(
II>
itI
Victor Turner100
Leib, Arthur, 1946: Folklore, LVII, pp. 128.133.Mountford, Charles, P., 1962: Oceania and Australia (Art of the World
Series, VIII). Londres, Methuen.N~ed!I.am, Rodney, 1960: cThe Left Hand of the Mugwe», Alrica, xxx, n.~ 1.N~khI1mananda, Swaml, 1963: Upanishads, Nueva York, Harper, Row.Rlchards, A. l., 1956: Chisungu, Londres, Faber & Faber.Skeat, W. W. y Blagden, C. O., 1906: Pagan raees 01 the Mala}' Peninsula
Londres, Macmillan. 'Smith, Robertson W., 1912: cA Journey in the Hedjaz». En J. S. Black y
G. Crystal~ comps., Lectures and essays, Londres, A. & C. Black.Spenc~, .Lewls, 1911: Artículo «CherokeeslO, Hastings Encyclopaedia 01
Relzglon and Ethics, 111, pp. 506-507.Summers, . Roger, 1958: lnyanga, Londres, Cambridge University Press.Tur~er, Vlctor W., 1961: Ndembu divination: Its symbolism and tech
nl51ues (Rhodes-Livingstone Paper 31). Manchester University Press.Verglat, A. M., 1936: Les rites secrets des primitils de l'Oubangui París
Payot. ' ,Wescott, Joan, 1962: cThe sculpture and myths of Eshu-Elegba The
?,oruba TricksterlO, Alrica, XXXII, n.O 4. 'Whl~e,. C. M. N., 1?61: Elements in Luvale beliefs and rituals (Rhodes
L1Vmgstone lnstltute Paper 32). Manchester University Press.Zaehner, R. C., 1962: Hinduism, Londres, Oxford University Press.
102 Victor Turner 4. ENTRE LO UNO Y LO OTRO: EL PERIODO LIMINAR ENLOS «RITES DE PASSAGE,. *
Quiero considerar en esta ponencia algunas de las propiedadessocioculturales del «período liminar» en el tipo de rituales quehan sido caracterizados de manera definitiva por Arnold vanGennep con el nombre de «rites de passage». Si es cierto quenuestro modelo d~ sociedad básico es el de una «estructura deposiciones», debemos considerar el período marginal o de «liminaridad» como una situación interestructural. Lo que aquíharé será tomar en cuenta, fundamentalmente en lo que a losritos de iniciación respecta, algunas de las principales características que presenta la instrucción en las sociedades simplesTomaré, asimismo, nota de determinados temas simbólicos queexpresan de manera concreta las concepciones indígenas sobrela naturaleza de los seres humanos «interestructurales».
Rites de passage pueden encontrarse en cualquier sociedad,pero tienden a alcanzar su más completa expresión en las sociedades de carácter estable, cíclico y de pequeña escala, enlas que los cambios se encuentran ligados más a los ritmos y alas recurrencias biológicas o metereológicas que a las innovaciones técnicas. Dichos ritos indican y establecen transiciones en·tre estados distintos. Y con «estado» quiero aquí decir «situación relativamente estable y fija», incluyendo en ello constantes sociales como puedan ser el status legal, la profesión, el oficio, el rango y el grado. Pretendo, igualmente, designar coneste término la situación de las personas, en tanto que determinada por su grado de madurez socialmente reconocido, almodo como se habla de «estado matrimonial», «estado de soltería» o «estado de dependencia». El término «estado» puede tamobién aplicarse a las condiciones ecológicas, o a la situación física, mental o emocional en que una persona o un determinadogrupo puede encontrarse en un momento concreto. Una deter-
* Ponencia leída en la reunión anual de la American EthnologicalSociety, de Pittsburgh, en marzo de 1964. Publicada originalmente enThe proceedings 01 the American Ethnological Society (1964).
104 Victor Turner Entre lo uno y lo otro 105
minada persona puede, así, hallarse en estado de buena o malasalud; una sociedad, en estado de guerra o de paz, de hambreo de abundancia. «Estado», en definitiva, es un término muchomás amplio que «status» o que «oficio», y hace referencia acualquier tipo de situación estable o recurrente, culturalmentereconocida. Puede, supongo, hablarse también de «estados detransición», puesto que J. S. Mills, después de todo, ha habladode «estados de movimiento progresivo», aunque yo personalmente prefiero considerar la transición como un proceso, un llegara ser, y, en el caso de los rites de passage, incluso como unatransformación. Una analoO'ía adecuada al caso sería la del amahirviendo, o la de la crisálida que de capullo se convierteb enmariposa. De todos modos, las transiciones tienen propiedadesculturales diferentes a las del estado, coma espero poder mostrar aquí.
El mismo van Gennep ha definido los «rites de passage»como «ritos que acompañan a cualquier tipo de cambio de lugar, de posición social, de estado o de edad». Para marcar elcontraste entre transición y «estado», yo empleo aquí «estado»en un sentido que abarca todos sus otros términos. Van Geimepha mostrado que todos los ritos de paso incluyen tres fases:separación, margen (o limen) y agregación. La primera fase, ofase de separación, supone una conducta simbólica que signifique la separación del grupo o el individuo de .su anterior situación dentro de la estructura social o de un conjunto de condiciones culturales (o «estado»); durante el período siguiente,o período liminar, el estado del sujeto del rito (o «pasajero»)es ambiguo, atravesando por un espacio en el que encuentramuy pocos o ningún atributo, tanto del estado pasado como delve?idero; en la tercera fase, el paso se ha consumado ya. ElsUjeto del rito, tanto si es individual como si es corporativo, alcanza un nuevo estado a través del rito y, en virtud de esto,adquiere derechos y obligaciones de tipo «estructural» y claramente definido, esperándose de él que se comporte de acuerdocon ciertas normas de uso y patrones éticos. El tipo más importante de rites de passage tiende a acompañar a lo que LloydWarner (1959, p. 303) ha llamado «la trayectoria del hombrea lo largo de su vida, desde la sitúación placeq.taria en el senode su madre, hasta su muerte y último emplazamiento en sutumba como organismo muerto -punteada por toda una seriede momentos críticos de transición que todas las sociedadessuelen ritualizar y marcar públicamente, mediante observanciasadecuadas que dejen grabado en los' miembros de la comunidadel significado del individuo y el grupo. Son estos los impor-
tantes momentos del nacimiento, la pubertad, el matrimonio yla muerte». No obstante, como van Gennep, Henri Junod y otroshan mostrado, los rites de passage no se encuentran confinadosa determinados momentos críticos culturalmente definidos, sinoque pueden acompañar a cualquier cambio entre estados distintos, tales como la entrada en guerra de un pueblo, o el pasode la escasez a la abundancia, celebrando las fiestas de los primeros frutos o de la cosecha. Los rites de passage tampoco sehallan, sociológicamente hablando, restringidos a cambios entre status adscritos. Se usan también para marcar el acceso aun nuevo status adquirido, tanto si se trata de una posiciónpolítica coma de la pertenencia a determinado club exclusivoo sociedad secreta. Pueden servir para marcar la admisión deuna persona en un determinado grupo religioso que no abarcaal conjunto de I~ sociedad, o para cualificar a alguien para eldesempcflO de los deberes de un culto, y a veces pueden escalonarse en una serie de ritos graduados.
Puesto que el problema principal de este estudio es la naturaleza y las características de la transición en las sociedadesrelativamente estables, centraré mi atención en aquellos rite~
de passage que tienden a mostrar períodos liminares bien desarrollados. En su conjunto, los ritos de iniciación, tanto si loson para la madurez sexual, como para el ingreso en algúnculto particular, re.sultan ser los que mejor ejemplifican latransición, dado que incluyen fases liminares y marginales amplias y bien marcadas. Sólo brevemente prestaré atención aquía los ritos de separación y agregación, puesto que están más estrechamente implicados en la estructura social que los ritosliminares. La liminaridad durante la iniciación es, pues, el ob·jeto primario de este estudio, aunque incidiré igualmente enotros aspectos de los ritos de paso, cuando el desarrollo lorequiera. Quiero decir, de paso, que considero que el término«rito» resulta mucho más adecuado cuando se aplica a formasde la conducta religiosa que se hallan asociadas a transicionesso.:::iales, mientras que el término «ceremonia» tiene· un sentidomás ajustado a aquellas conductas religiosas asociadas a estados sociales, y en las que las instituciones político-legales tienen una mayor importancia. El ritual es transformatorio, laceremonia confirmatoria.
El sujeto de los ritos de paso, estructural, si no físicamente,es «invisible» durante el período liminar. En cuanto miembrosde la sociedad, ll:i mayor parte de nosotros vemos sólo lo queesperamos ver, y lo que esperamos ver no es otra cosa queaquello para lo que estamos condicionados, una vez hemos apren-
dido las definiciones y clasificaciones de nuestra cultura. Lasdefiniciones seculares de cada sociedad no permiten la existencia de seres que a la vez no sean ni niños, ni hombres, es decir,justamente aquello que son los novicios en los ritos de iniciación masculinos (por decirlo de alguna manera). Todo un conjunto de definiciones esencialmente religiosas coexisten conaquellas que sirven para definir el «ser transicional» que estructuralmente resulta indefinible. El ser transicional o «persona liminar» se halla definido por un nombre y un conjuntode símbolos. El mismo nombre se emplea muy a menudo paradesignar por igual a personas que están siendo iniciadas a estados de vida muy diferentes entre sí. Por ejemplo, entre losndembu de Zambia el término mwadi puede significar variascosas: puede servir para designar al «novicio de los ritos decircuncisión», o al «jefe recién designado que está pasando susritos de instalación», o incluso a «la primera esposa, o esposaritual», que tiene importantes funciones rituales en el interiorde la familia doméstica. Nuestros propios términos de «iniciado» y «neófito» tienen idéntica amplitud de sentidos. Podríaparecer a partir de esto que el énfasis tiende a ponerse en latransición misma, en vez de en los estados particulares entrelos que esa transición tiene lugar.
El simbolismo que rodea a la persona liminar y se halla vinculado a ella es extraño y complicado. Buena parte de él hasido modelada a imagen y semejaza de los procesos biológicoshumanos, a los que se considera, como diría Lévi-Strauss, «isomorfos» con los procesos culturales y estructurales, dando asíforma exterior y visible a un proceso interno y conceptual. La«invisibilidad» estructural de las personas liminares tiene undoble carácter. Ya· no están clasificados y, al mismo tiempo,todavía no están clasificados. En la medida en que ya no estánclasificados, los símbolos que los representan se toman, en muchas sociedades, de ]a biología de la muerte, la descomposición,el catabolismo y otros procesos físicos que tienen un matiz neogativo, tales como la menstruación (frecúentemente considerada como la ausencia o pérdida del feto). Así, en algunas iniciaciones de muchachos, los jóvenes recién circuncidados son explícitamente comparados con las mujeres menstruantes. Entanto que los neófitos se encuentran estructuralmente «muertos», pueden ser tratados, durante LID período más o menoslargo, del mismo modo que son tratados los cadáveres en susrespectivas sociedades (cf. la cita de Stobeo, probablementetomada de una obra perdida de Plutarco, «la iniciación y lamuerte se corresponden palabra por palabra· y cosa por cosa»
107106 Victor Turner Entre lo uno y lo otro
[James, 1961, p. 132]). Los neófit~s pueden ser ent~rrad?~, obligados a yacer inmóviles en la ~Isma postura y _~IreccIOn queloS cadáveres en los ritos funerarIOs, pueden ser temdos de negrou obligados a vivir durante algún tiempo en compañía de momiasenmascaradas y monstruosas, que representan, inter alia, a lo.smuertos, o peor aún, a los no-muertos. La metáfora de la dIsolución se aplica con bastante frecuencia a los neófitos; se lespermite andar sucios y se les identifica con la tierra, la mate-ria general a la que cada individuo concreto retorna. La formaparticular se convierte aquí en materia general; a menudo susmismos nombres propios se toman de esta materia general ycada uno de ellos no lleva otro nombre que el término genéri-co de «neófito» o «iniciado», (útil neologismo que es empleadopor muchos antropólogos contemporáneos).
El otro aspecto, el de no estar todavía clasificados, se expresaa mcnudo mediante símbolos que se modelan sobre los procesos de la gestación y el parto. Los neófito.s son equiparados alos embriones y tratados como tales, como niños recién nacidos o crías de teta, por medios simbólicos que varían según lasculturas. Volveré más tarde sobre este tema.
• El rasgo principal de estas simbolizaciones es que los neófitos no están ni vivos ni muertos, por un lado, y a la vezestán vivos y muertos, por otro. Su condición propia es la dela ambigüedad y la paradoja, una confusión de todas las categorías habituales. Jak.ob Boehme, el místico alemán ~uyos ~scuras escritos dieron a Hegel la idea de su célebre «triada» dIaléctica, gustaba decir: «De Sí y No se compone todo.» Lo liminarpuede tal vez ser considerado como el No frente. a todc;>s losasertos estructurales positivos, pero también al mIsmo tle~po
como la fuente de todos ellos, y, aún más que eso, como el remode la posibilidad pura, de la que surge toda posible configuración, idea y relación. No llevaré más allá este punto por el ~omento, pero después de todo, Platón, el filósofo especulatIVOpor excelencia, reconoció su deuda filosófica para con las enseñanzas de las iniciaciones órficas y eleusinas. No tenemos modode saber si las iniciaciones primitivas meramente conservabanla tradición. Tal vez también generaban nuevos pensamientos ynuevas costumbres.
La doctora Mary Douglas, del University College, de Londres,ha expresado recientemente (en su magnífico libro Puri~Y and /Danger [1966]) el muy interesante y luminoso p':lnto de VIsta. deque el concepto de contaminación o mancha n,tual no .es .s~o«una reacción que sirve para proteger categonas y prmcIpIOsaltamente estimados contra la contradicción». La doctora Dou-
108 Victor Turner Entre 10 uno y 10 otro 109
glas sostiene que, en efecto, lo poco claro y contradictorio (desde el punto de vista de la definición social) tiende a ser considerado cama (ritualmente) sucio. Lo poco claro es lo sucio:como ejemplo examina, a la luz de estas hipótesis, las prohibiciones del Levítico referentes a la ingestión de determinados animales y crustáceos (al ser éstas criaturas que no pueden serclasificadas de manera tajante según los criterios tradicionales). Desde este punto de vista habría que considerar que losseres transicionales resultan ser particularmente contaminantes, puesto que no son ni una cosa ni otra; o tal vez son ambasal mismo tiempo; o quizás no están aquí ni allí; o incluso noestán en ningún sitio (en el sentido de las topografías culturales reconocidas), y están, en último término, «entre y en mitadde» todos los puntos reconocibles del espacio-tiempo de la clasificación estructural. De hecho, y como confirmación de la hip.ótesis de la doctora Douglas, las personae liminares son casiSIempre y en todas partes consideradas como contaminantespara aquellos que, por decirlo de alguna manera, no han sido«vacunados» contra ellas, pasando por el mismo período iniciático que ellas. Creo que tal vez sería útil distinguir aquí ctltrela estática y la dinámica de las situaciones de contaminaciónritual. En otras palabras, quizás debiéramos distinguir entreaquellas nociones de contaminación que hacen referencia a estados que han sido definidos de manera ambigua o contradictoria, y las que derivan de transiciones ritualizadas entre estados diferentes. En el primer caso, nos enfrentamos con algo queha sido definido u ordenado de manera imperfecta, en el segundo con algo que no es posible definir en términos estáticos.No estamos tratando con contradicciones estructurales cuandoanalizamos la liminaridad, sino con lo esencialmente no estructurado (que, al mismo tiempo, está destructurado y pre-estructurado), y con frecuencia los propios participantes en los ritosc:~en que lo que éstos hacen es poner a los neófitos en coneXlon con una deidad o poder sobrehumano, o sea, con aquelloque, de hecho, es considerado como lo Cilimitado, lo infinito.Puesto que los neófitos no sólo son estructuralmente «invisibles» (aunque sean físicamente visibles) y ritualmente contaminantes, sino que generalmente se los recluye, de manera totalo parcial, lejos del ámbito de los estados y de los status culturalmente definidos y ordenados. Con frecuencia el término indígena para designar el período liminar es, como entre los ndembu, la forma locativa de un nombre que significa «lugar de rec!usión» (kun-kunka, kung'ula). Generalmente' 'se dice de los neófItos que se encuentran «en otro lugar». Tienen una «realidad»
física, pero no social, de ahí que tengan que permanecer escondidos, puesto que sería un escándalo, una paradoja, tenerante la vista lo que no debería tener existencia. Cuando no seles traslada a un escondite sagrado, se los disfraza, colocándoles máscaras o extrañas vestimentas, o pintándolos con rayasde arcilla blanca, roja y negra, y así por el estilo.
En las sociedades dominantemente estructuradas por instituciones de parentesco, las distinciones sexuales tienen unagran importancia estructural. Las mitades y clanes patrilinealesy matrilineales, las reglas de exogamia y demás instituciones conexas, se hallan construidas a partir de tales distinciones. Totalmente coherente con esto resulta ver que en las situacionesliminares (en estas sociedades de dominio del parentesco) los'neófitos son a veces tratados, o representados simbólicamente,como si no fueran ni varories ni hembras. De manera alternativa, pueden írseles atribuyendo simbólicamente característicasde uno u otro sexo, sin importar cuál sea su sexo biológico.(Bruno Bettelheim [1954] ha reunido un amplio material ilustrativo a este respecto, tomado de los ritos de iniciación.) Sonsimbólicamente o asexuales o bisexuados, y pueden ser considerados como una especie de prima materia humana -comomaterial bruto indiferenciado. Fue tal vez a partir de los ritosde las religiones mistéricas· griegas de donde Platón tomó suidea, expresada en el Banquete, de, que los primeros seres humanos fueron andróginos. Si consideramos el período liminarcomo una fase interestructural de la dinámica social, el simbolismo, tanto de la androginia como de la asexuación resultainmediatamente inteligible en términos sociológicos, sin necesidad de echar mano de explicaciones psicológicas (y, en concreto, de la psicología profunda). Puesto que las distinciones sexuales son importantes componentes del status estructural, nadatienen que hacer en un ámbito carente de estructura.
Otra característica negativa de los seres transicionales esque no tienen nada. No tienen ni status, ni propiedad, ni insignias, ni vestidos normales, ni rango o situación de parentesco,nada que Jos deslinde estructuralmente de sus compañeros.Su condición es en verdad el prototipo mismo de la pobrezasagrada. Los derechos de propiedad, los bienes y los servicios,hacen referencia a posiciones concretas en la estructura políticojurídica, y puesto que carecen de tal posición, los neófitos noejercen tales derechos. En palabras del rey Lear, representan«al hombre desnudo y sin acomodo».
No dispongo aquí de suficiente espacio para analizar otrostemas simbólicos que expresen los atributos de la «invisibilidad
110 Victor Turner Entre lo uno y lo otro 111
estructural», de la ambigüedad y la neutralidad. Quiero ahora,más bien, llamar la atención hacia ciertos aspectos positivos dela liminaridad. Ya hemos observado que determinados procesosliminares son consideradus análogos a los de la gestación, elparto y el amamantamiento. Destrucción, disolución y descomposición se ven acompañados por procesos de crecimiento, transformación y reformulación de los viejos elementos según patrones nuevos. Es interesante subrayar que, por el principio deeconomía (o parsimonia) de la referencia simbólica, los pro·cesas lógicamente antitéticos de la muerte y el crecimientopueden ser representados por idénticos signos, por ejemplo, mediante cabañas y túneles que son a la vez tumbas y senos,mediante el simbolismo lunar (porque la propia luna decrece ycrece), mediante el simbolismo de la serpiente (ya que la ser·piente parece morir, pero lo único que hace es cambiar de piel),mediante el simbolismo del oso (que «muere» en otoño y «renace» en la primavera), mediante la desnudez (que es al mismotiempo la marca del recién nacido y del cadáver), y mediantemuchas otras formaciones y acciones simbólicas. Esta coincidencia de procesos y nociones opuestos en una misma representación es propia de la peculiar unidad de lo liminar: lo que noes ni una cosa ni otra, y al mismo tiempo es ambas.
He hablado del carácter interestruqural de lo liminar. Noobstante, entre los neófitos y sus instructores (donde los hay),y en la conexión de los neófitos entre sí, existe toda una seriede relaciones que forman .una «estructura social» de carácteraltamente específico. Se trata de una estructura de· tipo muysimple: entre instructores y neófitos se da una autoridad y unasumisión plenas; los neófitos entre sí mantienen una igualdadabsoluta. Entre los ocupantes de las distintas posiciones de lossistemas político-jurídicos seculares se establecen determinadasredes de derechos y deberes proporcionadas al rango, status oinserción corporativa de cada individuo dentro del sistema. Existen diferentes clases de privilegios y. obligaciones, diversos grados de superordinación y subordinación: En el período liminartales distinciones y gradaciones tienden a ser eliminadas. Noobstante, hay que entender que la autoridad de los ancianossobre los neófitos no se funda en sanciones legales, sino quees, en cierto sentido, la personificación de la autoridad autoevidente de la tradición. La autoridad de los ancianos es absoluta, porque representa los valores absolutos y a"tiomáticos dela sociedad, en los que se expresan el «bien común» y el interés general. La esencia de la completa obediencia de los neófitos radica en su sometimiento a los ancianos, pero sólo en
I
fI
It
1
II
cuanto que éstos, por así decir, representan el bien común yresumen en sus personas al total de la comunidad. Que la autoridad en cuestión es la quintaesencia de la tradición es algoque se ve claramente en aquellas sociedades en las que la iniciación no es colectiva, sino individual, y en las que no existeninstructores o gurus. Por ejemplo, los muchachos omaha, comotambién ocurre en otras tribus de Norteamérica, se dirigen ala espesura a rezar y ayunar solos (Hocart, 1952, p. 160). Esteperíodo de soledad marca el límite entre la infancia y la edadviril. Si sueñan que reciben una cinta de cuévano femenina sesienten compelidos a vestir y actuar en adelante como las mujeres. Dichos hombres son conocidos como mixuga. La autoridadde tal sueño en semejante situación es absoluta. Alice Cummingham Fletcher cuenta de un omaha que se había visto forzadode esta manera a vivir como una mujer, pero cuyas inclinaciones naturales le llevaron a formar una familia y a seguir lasenda de la guerra. El mixuga en' este caso no era un invertido,sino un hombre atado por la autoridad de las creencias y delos valores tribales. En muchas de las tribus de las praderas,los muchachos, en su solitaria búsqueda de la visión se sorne·tían a veces a ordalías y a pruebas que llegaban a ser verdaderas torturas. Tampoco éstas pueden ser consideradas como autotorturas de carácter masoqui.sta, sino expresión de la obediencia a la autoridad de la tradición en la situación liminar -untipo de situación en que no hay sitio para el compromiso, laevasión, la casuística o el maniobrerismo que suelen darse en elcampo de las normas, las reglas y las costumbres seculares.De nuevo aquí la explicación cultural parece preferible a lapsicológica. Los hombres normales actúan de manera anormalen tales circunstancias por obediencia a la tradición tribal,no por desobediencia hacia la misma. Con ello no se evaden,sino que cumplen sus deberes como ciudadanos.
.si la relación del neófito con los ancianos está caracterizadapor la más completa obediencia, hay que decir que las relaciones entre neófitos están generalmente presididas por la másplena igualdad y camaradería, siempre que los ritos sean colectivos. Este tipo de camaradería es distinto del que crea lahermandad o el parentesco, ya que en este último la relaciónes siempre desigual, entre jóvenes y mayores, lo que generalmente se refleja en la representación lingüística y se mantienemediante sanciones legales. El grupo liminar es una comunidado comitiva de camaradas y no una estructura de posicionesjerárquicamente dispuestas. Dicha camaradería trasciende lasdistinciones de rango, edad, parentesco, e incluso, en determi-
112 Victor Turner Entre lo uno y lo otro 113
nados grupos culturales, de sexo. Gran parte de las conductasrecogidas por los etnógrafos en las situaciones de reclusión caenbajo el principio: «uno para todos, todos para uno». Entre losndembu de Zambia, por ejemplo, toda la comida que aportanlas madres de los neófitos durante la reclusión que precede ala circuncisión es repartida a partes iguales entre éstos. Loshijos de los jefes o cabecillas no gozan de ningún favor especial. Las provisiones conseguidas por los novicios en la malezason recogidas por los ancianos e igualitariamente repartidasentre el grupo de iniciandos. Se fomenta la creación de lazosprofundos de amistad entre los novicios, y duermen por gruposde cuatro o cinco en cercados particulares construidos cadauno en torno a un fuego. Todos, no obstante, se suponen ligados entre sí por lazos especiales que persisten aún después detenninados los ritos, y se mantienen hasta la vejez. Esta amistad, que recibe el nombre de wubwambu (derivado de un sustantivo que significa «mama») o wulunda, permite a cada unode los vinculados por ella reclamar privilegios de hospitalidadde muy largo alcance. No hace falta que insista aquí en .loslazos duraderos que unen en estrecha amistad a todos los iniciados de la misma clase de edad en las sociedades niloto-camitas y bantú del Africa Oriental, misma fraternidad que une alas promociones del bachillerato americano, o en una mismaclase a las promociones de las academias navales o militaresde Europa Occidental.
Este tipo de camaradería, con toda su familiaridad, desenfado y, yo diría franqueza mutua, es una vez más fruto de laliminaridad interestructural, con su escasez de relaciones jurídicamente sancionadas y su énfasis puesto en aquellos valoresque representan el bien común. La gente, suele decirse, es más«ella misma» cuando no actúa dentro de su rol institucionalizado. Los roles, por su parte, implican responsabilidades, y enla situación liminar el peso fundamental de las responsabilidades recae sobre los ancianos, dejándose ,a los neófitos plena libertad para desarrollar sus relaciones interpersonales. Estosse confrontan entre sí, tal como son, de manera integral y nocompartimentados como actores de roles.
La pasividad de los neófitos para con sus instructores, sumaleabilidad, que se ve incrementada por el sometimiento a laspruebas y su reducción a una condición unifonne, son signosdel proceso mediante el cual se les tritura, para ser moldeadosde nuevo y dotados de nuevos poderes con lo que enfrentar sunueva situación en la vida. La doctora Richards,' en su soberbioestudio sobre el Chisungu, o ritos de pubertad femeninos de
iiI
i¡J!
I
los bemba, emplea la expresión «cultivar una mna» para referirse a su iniciación (1956, p. 121). Este ténnino, «(cultivar», expresa perfectamente la idea que muchos pueblos se hacen delos ritos de transición. Como sociólogos que somos, nos inclinamos generalmente a reificar nuestras propias abstracciones(artificio éste que, por otro lado, nos ayuda a entender un buennúmero de interconexiones sociales) ya hablar de personas «quecambian de posiciones estructurales dentro de un marco jerárquico» y cosas por el estilo. No hacen lo mismo los bembani los shillUlk, que consideran el status como una incorporacióno una encarnación, si se quiere, de éste en la persona. «Cultivar»a una muchacha para convertirla en mujer es llevar a cabouna transformación ontológica; no se trata tan sólo de trasladaruna sustancia inmutable de una posición a otra, de manera cuasi-mecánica. Howitt vio a los kuringal en Australia, y yo hevisto a los ndembu en Africa alejar a hombres adultos de unaceremonia de circuncisión, porque no habían sido iniciados.También he visto expulsar de una ceremonia, entre los ndembu, a hombres maduros porque habían sido circuncidados enel hospital de la misión, sin pasar por el período de reclusiónen la espesura, según el rito ndembu ortodoxo. Estos hombresbiológicamente maduros no habían sido «hechos hombres» porel procedimiento ritual adecuado. Es la enseñanza ritual yesotérica la que cultiva muchachas y hace hombres. Es tambiénel ritual el que, entre los shilluk, convierte en rey a un príncipeo, entre los luvale, a un agricultor en cazador. El conocimientode lo arcano, la gnosis obtenida durante el período liminar, seconsidera que cambia la más intima naturaleza del neófito, imprimiendo en él, como se imprime un sello en la cera, las características de su nuevo estado. No se trata de una mera ad·quisición de conocimientos, sino de un cambio ontológico. Lapasividad aparente se revela como una absorción de poderes,que empezarán a ser activos una vez su status social haya quedado redefinido en los ritos de agregación.
La simplicidad estructural de la situación liminar en muchasiniciaciones está compensada por su complejidad cultual. Aquísólo puedo tocar un aspecto de tan vasta problemática y plantear tres problemas conectados con ella. Dicho aspecto es elpunto vital de la comunicación de los sacra, núcleo fundamentalde la cuestión liminar.
Jane Harrison ha mostrado que en . los misterios órficos yeleusinos dicha comunicación tiene tres principales componentes (1930, pp. 144-160). En sentido lato, esta triple clasificaciónpuede aplicarse a todos los rit<;>s de iniciación existentes. Los
114 Victor Turner Entre lo uno y lo otro 115
sacra pueden comunicarse por: 1) exhibiciones, «lo que se mues.tra»; 2) acciones, «lo que se hace», y 3) instrucciones, «lo quese dice».
El capítulo «exhibiciones» incluiría los instrumentos eVOca·torios o artículos sagrados, tales corno reliquias de deidades,héroes o antepasados, churinga australianos, tambores sagrados u otros instrumentos musicales, el contenido de las bolsas·medicina de los indios americanos, yel cedazo, la cesta y el tímpano de los cultos mistéricos griegos y próximorientales. Enlos misterios eleusinos menores de Atenas, los sacra consistíanen un hueso, una peonza, una pelota, una pandereta, manzanas,un espejo, un cedazo y una madeja de lana. Otros sacra incluyenmáscaras, imágenes, figurillas y efigies; los emblemas de' cerámica (mbusa) de los bemba pertenecen a este tipo de objetos.En algunos tipos de iniciación, como por ejemplo en la iniciación para adquirir el status de chamán-adivino entre los saorade la India Central, tal como nos la describe Verrier Elwyn(1955), suelen mostrarse a los iniciandos pinturas e iconos querepresentan el viaje de los muertos y las aventuras de los seressupranaturales. Un sorprendente rasgo de estos artículos' es ge·neralmente el de su simplicidad formal. Es su interpretación laque es compleja, no su forma exterior.
Entre las «instrucciones» que reciben los neófitos puedencontarse cuestiones tales como la revelación de los nombresreales, pero secretos para los profanos, de las deidades y espíoritus que se cree presiden los ritos -trámite éste muy frecuente en las asociaciones cultuales o secretas africanas (Turner,1962a, p. 36). Se les enseña también las líneas fundamentalesde la teogonía, la cosmogonía y la historia mítica de las sacie·dades y cultos respectivos, generalmente conectados con lossacra exhibidos. Gran importancia se otorga a guardar el secreto en torno a la naturaleza de los sacra, las fórmulas recitadasy las instrucciones que se dan acerca de ellos. Este secretoconstituye el punto crucial de la situación liminar, ya que también se imparte instrucción sobre las 6bligaciones éticas o morales, sobre las reglas legales y del parentesco y sobre cuestiones de tecnología, para capacitar a los neófitos para su futurooficio, pero en ninguno de estos casos se impone interdicción alguna a los conocimientos recibidos, que tienden a hacerse comunes hasta entre las personas no iniciadas.
Quiero tomar en consideración ahora tres problemas queafectan a la comunicación de los sacra. El primero de ellos hacereferencia a su general desproporción, el segundo a su caráctermonstruoso, y el tercero a su misterio.
Cuando se examinan las máscaras, vestidos y figurillas exhibidas en las situaciones iniciáticas, sorprende ver generalmente, como me sorprendió a mí al observar las máscaras empleadas en los ritos de iniciación y funerarios de los ndembu, elmodo cómo determinados rasgos culturales y naturales recioben representaciones desmesuradamente grandes o pequeñas.Cabezas, narices o falos, azadas, arcos o morteros aparecenrepresentados con proporciones excesivas, tanto por lo grandescomo por lo pequeñas, con respecto a los otros rasgos del mismo contexto, que mantienen su tamaño normal (un buen ejemplo de esto es el «hombre sin brazos» que aparece en Chisungu [Richards, 1956, p. 211], figurilla que representa a un hombreperezoso con un enorme pene, pero sin brazos). A veces las cosas presentan su tamaño habitual pero se hallan decoradas concolores inusuales. ¿Qué significa esta exageración que a vecesllega hasta la caricatura? Creo que este tipo de agrandamientos,disminuciones o cambios de color son una forma primordialde abstracción. El rasgo exagerado en exceso se convierte enobjeto de reflexión. Habitualmente lo que así se representa noes un símbolo unívoco, sino multívoco, una molécula semántica que consta de múltiples componentes. Un ejemplo es elemblema cerámico bemba Coshi wa ng'oma, la «madre criando» descrita por Audrey Richards en Chisungu. Se trata de unafigurilla de barro, de veintitrés cms. de altura, que representa a una madre exageradamente embarazada, que lleva consigoal mismo tiempo cuatro criaturas, una al pecho y las otrastres a la espalda. Vinculada a esta figurilla se encuentra unacanción en forma de acertijo:
¡Mi madre me engañólCoshi wa ng'oma;Así me engañaste tú;De nuevo he quedado preñada.
Las mujeres bemba dieron a Richard la siguiente interpretación de la canción: ,
Coshi wa ng'oma fue una partera de fama legendaria, y la canción selimita a mencionarla. La muchacha se queja porque su madre le dijo que~estetara a su hijo antes de tiempo y éste murió; o bien le dijo al mismotiempo que ella tomaría a su cargo el primer hijo si su hija tenía otro.Pero sólo prentendía engañarla y ahora la muchacha tiene dos hijos quecuidar. La moraleja que se acentúa es el deber de negarse al coito conel marido antes de haber destetado al hijo, es decir, antes del segundoo tercer año. Esta es una práctica común entre los bemba (1956, pp. 209-10).
En esta figurilla los rasgos que se acentúan son el númerode niños transportados al mismo tiempo por la mujer y su
vientre extraordinariamente distendido. Asociada con la canción,equivale a una exhortación a la novicia a reflexionar sobreaquellas relaciones de parentesco que le son vitales, su madrey su marido. A menos que la novicia observe la costumbre deldestete bemba, el deseo de nietos de su madre para aumentarsu matrilinaje, y el de su marido por volver a tener relaciones se.xuales con ella, acabarán por matar a sus retoños. Subyacente aesto se halla la más profunda moraleja que dice que observar lascostumbres de la tribu y no pecar contra ellas ni por excesoni por defecto es vivir satisfactoriamente. Incluso el complacera aquellos a quienes se ama puede traer la calamidad, si estacomplacencia supone un desafío a la sabiduría de los ancianosresumida en la mbusa. Esta sabiduría se halla garantizada porla mítica y arquetípica partera Coshi wa ng'oma.
y si la exageración de rasgos particulares no resulta irracional, sino inductora del pensamiento, otro tanto puede decir·se de la representación de monstruos. Los estudiosos anteriores -como J. A. McCulloch (1913), en su artículo «Monsters»,de la Hastings Enyclopaedia ot Religion and Ethics- se incli·nan a considerar las máscaras y figuras extrañas y monstruosas,como las que frecuentemente aparecen en el período liminarde las iniciaciones, como producto de «alucinaciones, terroresnocturnos y sueños». McCulloch llega a afirmar que «puesto queel hombre (de la sociedad primitiva) establece pocas distinciones entre él y los animales, y puesto que piensa que las transformaciones de unos en otros son sencillas, fácilmente empare·ja animales y humanos. Esto explica en parte los dioses concabeza de animal o los dioses-animales con cabeza humana». Mipunto de vista es justamente el opuesto: que los monstruosse manufacturan precisamente para enseñar a los neófitos adistinguir claramente entre los distintos factores de la realidad,tal como la concibe su cultura. Aquí, creo yo, lo que W. Jamesllamaba la «ley de la disociación» puede ayudarnos a clarifi·car el problema de los monstruos. Lo.que puede formularse dela manera siguiente: cuando a y b dan juntos como parte delmismo objeto total, sin que exista diferenciación entre ellos,la aparición de uno de ellos, a, en una nueva combinación, ax,favorece la discriminación de a, b y x entre sí. Como el mismoJames decía, «lo que unas veces aparece asociado con una cosa,y otras con otra, tiende a aparecer disociado de ambas, y aconvertirse en un objeto abstracto de contemplación para elespíritu. Podríamos llamar a esto ley de la disociación mediante variación de los concomitantes» (1918, p. 506).
117116 Victor Turner Entre lo uno y lo otro
A partir de esto puede verse que gran parte. del caráctergrotesco y monstruoso de los sacra liminares está destinado, notanto a aterrorizar o desconcertar a los neófitos para doblegarlos, como a hacerlos rápida y vívidamente conscientes de loque podríamos llamar los distintos «factores» de su cultura.Yo mismo he podido ver máscaras ndembu y luvale que combinan rasgos de ambos sexos, tienen atributos a la vez humanosy animales, y unen en una misma representación características humanas con las procedentes del entorno natural. Las máscaras ikishi, por ejemplo, son, en parte humanas, y en parterepresentan una pradera. Los elementos aparecen separados desu contexto usual y combinados entre sí en una configuracióntotalmente única, el monstruo o el dragón. Los monstruos incitan a los neófitos a pensar acerca de los objetos, personas,relaciones y rasgos de su entorno que hasta entonces habíantomado sin más como dados.
Al hablar del aspecto estructural de la situación liminar, hemencionado el modo como los neófitos son separados de sus respectivas posiciones estructurales y, consecuentemente, de losvalores, normas, sentimientos y técnicas asociadas con dichasposiciones. Igualmente se ven despojados de sus anteriores hábitos de pensamiento, sentimiento y acción. Durante el período liminar, los neófitos son alternativamente forzados y animados a pensar sobre su sociedad, su universo y los poderesque los generan y sostienen a ambos. La situación liminar puedeser en parte definida como un estadio de reflexión. Duranteella, las ideas, sentimientos y hechos que, hasta entonces, hanconfigurado el pensamiento de los neófitos, y que éstos hanaceptado de manera inmediata, se ven, por así decir, disueltosen sus partes componentes. Dichos componentes son separadosuno a uno y convertidos en objetos de reflexión para los neófitos, mediante un proceso de exageración componencial y disociación de las variantes concomitantes. La comunicación de lossacra y otras formas de instrucción esotérica implican en realidad tres distintos procesos, que no deben ser concebidos comosituados en serie, sino en paralelo. El primero de ellos es lareducción del ámbito cultural a sus componentes o factoresreconocibles; el segundo es su recomposición según patronesy formas monstruosos, y el tercero su reformulación segúnmodos que puedan adquirir sentido en la perspectiva del nuevo estado y status en que el neófito va a ingresar.
El segundo de estos procesos, la construcción monstruosa ofantasiosa, orienta la atención haCIa los componentes de lasmáscaras y efigies, tan radicalmente descolocados que puedan
s
permitir su aislamiento y contemplación consiguiente. La monstruosidad de la configuración pone de relieve cada uno de suselementos. Póngase una cabeza humana en un cuerpo de leóny se pensará sobre la cabeza humana en abstracto. Tal vez paraalguno, en tanto que miembro de una cultura dada y con unaguía conveniente, dicha cabeza así colocada se convertirá enun emblema de la jefatura; o puede ser) tal vez explicada comola representación del alma en tanto que enfrentada al cuerpo;el intelecto contrastado con la fuerza bruta, o muchas otras cosas más. Se suscitaría menos interés por reflexionar sobre lacabeza y la jefatura si la cabeza apareciera firmemente asentada sobre su familiar, su excesivamente familiar, cuerpo humano.El monstruo que es el hombre-león anima asimismo al observa.dar a reflexionar sobre los leones, sus hábitos, cualidades, propiedades metafóricas, significado metafórico, etc. Y, aún másimportante que esto, sobre tal base es posible especula!," sobrelas relaciones empíricas y metafóricas entre hombre y león, ydesarrollar nuevas ideas sobre este tema. La situación liminar,en este sentido, y por así decir, .rompe la fuerza de la costum·bre y abre paso a la especulación. Esta es la raZÓn de que antesmencionara la deuda de Platón para con los misterios griegos.La situación liminar es el ámbito de las hipótesis primitivas, elámbito en que se abre la posibilidad de hacer juegos malabarescon los factores de la existencia. Como ocurre en las obras de Ra-.belais, se da aquí una mezcla y una yuxtaposición promiscuas delas categorías del evento, la experiencia y el conocimiento, conintención pedagÓgica.
Esta libertad, no obstante, tiene unos límites bastante estrechos. Los neófitos retornan a la sociedad secular con las facultades quizás más alerta y con un conocimiento realzado delas cosas, pero deben someterse de nuevo a la costumbre y a laley. Al igual que a la muchacha bemba de que antes hablaba,se les muestra que los modos de actuar y pensar distintos delos establecidos por las deidades y los antepasados son, en último extremo, impracticables y pueden' tener consecuencias desastrosas.
Por otro lado, se supone habitualmente que deben existir enla iniciación unos ciertos principios de construcción axiomáticos, y determinados bloques constructivos básicos que funda·mentan el cosmos y sobre cuya naturaleza ningún neófito puedepreguntar. Determinados sacra, habitualmente exhibidos en losmomentos más arcanos del período liminar, representa, o pueden ser interpretados en el sentido de dichos principios ~xiomáticos o constituyentes fundamentales. Podemos dar tal vez a
119118 Victor Turner Entre lo uno y lo otro
estoS principios el nombre de sacerrima, o «las cosas más sagradas». A veces reciben su sentido de mitos acerca de l.asactividades creadoras de los seres sobrenaturales «en el pnncipio de las cosas». Los mitos pueden, no obstante, faltar porcompleto, como ocurre entre los ndembu con el «misterio delos tres ríos» (que ya he descrito en las pp. 68-72). Dicho misterio (mpang'u), es exhibido durante el rito de la circuncisióny en los ritos de la asociación del culto funerario. Se excavantres surcos en un lugar consagrado y se rellenan, respectivamente, con agua blanca, roja y negra. De estos ríos se dice que«manan de Nzambi», el Gran Dios. Los instructores dicen a losneófitos, en parte en forma de canciones-acertijo, y en partede manera directa, lo que dichos ríos significan. Cada «río» esun símbolo multívoco con un abanico de referentes que abarcadesde los valores vitales, las ideas étieas y las normas socialeshasta procesos Y fenómenos fisiológicos en sentido lato. Parecen ser considerados como poderes que, según combinacionesdive'rsas, subyacen a lo que los ndembu conciben que es la realidad. En ningún otro contexto es tan completa la interpretación del rojo, el blanco y el negro; ni tampoco en ningún otrocontexto aparece tan clara la estrecha relación, la identidad in·cluso entre dichos ríos y los fluidos y emisiones corporales:blanco = semen, leche materna; rojo=sangre menstrual, sangrede nacimiento, sangre vertida con un arma, etc.; negro=heces,productos corporales de desecho, etc. Este uso de un aspectode la fisiología humana como modelo de las ideas y procesossociales, cósmicos y religiosos, es una variante de un tema iniciático ampliamente extendido: el de que el cuerpo humano esun microcosmos del universo. El cuerpo puede ser representadocomo un andrógino, como macho o hembra, o en términos dealguno de sus estadios de desarrollo, como niño, adulto maduro o anciano. Igualmente, como en el caso de los ndembu, pueden abstraerse algunas de sus propiedades. Cualquiera que seael modo de representación, el cuerpo es siempre consideradocomo un lugar privilegiado para la comunicación de las gnosis,del conocimiento místico sobre la naturaleza de las cosas y elmodo como éstas llegan a ser lo que son. El universo, en algunoscasos, puede ser considerado como un vasto cuerpo humano;en otros sistemas de creencias, las partes visibles del cuerpopueden ser utilizadas para figurar las facultades invisibles, tales como la razón, la pasión, la sabiduría, etc.; en otros casos,las diferentes partes del orden social aparecen dispuestas segúnla forma del paradigma anatómico humano.
· 120 Victor Turner Entre lo uno y lo otro 121
Cualquiera que sea el modo concreto de explicar la realidadmediante los atributos del cuerpo humano, los sacra que ilustran esto jamás dejan de ser considerados como absolutamente sacrosantos, como misterios últimos. Nos encontramos aquíen el ámbito de lo que Warner (1959, pp. 3-4) llamaría «símbolos no racionales o no lógicos,), que
surjen de presupuestos básicos individuales o culturales, generalmenteinconscientes, a partir de los cuales toma cuerpo la mayor parte de laacción social. Son ellos los que proporcionan el núcleo sólido de la vidamental y emocional de cada individuo y grupo. No significa esto que seanirracionales o incapaces de adaptarse, o que sea imposible pensarlos demanera razonable, sino más bien que no tienen su origen en procesosracionales. Cuando ellos entran en juego, los factores, tales como datos,.evidencias, pruebas, y los hechos y procedimientos del pensamiento racional, resultan ser secundarios y carentes de importancia.
El racimo central de los sacra no lógicos constituye pues elnúcleo simbólico de todo el sistema de valores y creencias enuna cultura dada, su paradigma arquetípico y su medida ,últi·ma, Los neófitos a quienes esto se muestra oyen decir que sehallan ante formas establecidas desde el comienzo de las cosas(véase el comentario de Cicerón [De lego II, 14] sobre los misterios eleusinos: «reciben el adecuado nombre de iniciaciones[comienzos] porqt,le por ellos hemos aprendido los primerosprincipios de la vida»). He usado antes la metáfora del sello alhablar del carácter ontológico atribuido en muchas iniciaciones al conocimiento de los arcanos. El término «arquetipo» de·nota en griego el sello o la impresión maestra, y los sacra, alser presentados en su numinosa simplicidad, imprimen en losneófitos los prespupuestos básicos de su cultura. Los neófitosaprenden que están llenándose de un poder místico a partirde lo que ven y de lo que acerca de ello se les dice. De acuerdocon el propósito de la iniciación, dicho poder les confiere losmedios de afrontar exitosamente las tareas de su nuevo estadou oficio, en este mundo o en el otro. .
Así, la comunicación de los sacra enseña a los neófitos a pensar con un cierto grado de abstracción sobre su medio cultural, al tiempo que les proporciona los patrones últimos de referencia. A la vez, esta comunicl;lción, según se cree, cambia sunaturaleza, los transforma de un tipo de ser humano en otro.Une de la manera más íntima al hombre con su oficio. Pero,durante un tiempo variable, antes de eso ha habido un hombrecarente de compromisos, un individuo más que una personasocial, viviendo en una comunidad sagrada de individuos.
No es solamente durante el período liminar de las iniciaciones cuando se acentúa simbólicamente la desnudez y vulnerabilidad del sujeto ritual. Me permitiré citar aquí la descripción que Hilda Kuper hace de la reclusión del jefe swazidurante lagran ceremonia incwala (1961, pp. 197-225). El incwalaes un rito nacional de consagración de los primeros frutos, quetiene lugar en mitad del verano, cuando empiezan a madurarlas cosechas. Los regimientos de la nación swazi se reúnen enla capital para celebrar este rito «mediante el cual la naciónrecibe fuerzas para el nuevo año». El incwala es al mismo tiempo«una representación de la realeza». El bienestar del rey se iden·tifica con el de la nación, y ambos a la vez requieren periódicos fortalecimientos rituales. El simbolismo lunar ocupa unlugar eminente en los ritos, como veremos, y el rey, personificación de la nacióh, representa durante su reclusión a la lunaen su fase invisible de luna nueva. La doctora Kuper, el profesor Gluokman (1954) y el profesor Wilson (1961) han analizado los aspectos estructurales del incwala, que se hallan presentes de manera clara en los ritos de separación y agregación.Lo que aquí vamos a analizar son los aspectos interestructurales.
Durante su día y noche de reclusión, el rey, pintado de negro, permanece, según Kuper, «teñido de negro» y «en la oscuridad»; nadie debe acercarse a él, so pena de peligro para élmismo y para otros. Esa noche debe cohabitar con su primeraesposa ritual (una especie de «matrimonio místico» --esa esposa ritual está, por decirlo así, consagrada para las situaciones liminares).
La población entera se encuentra también temporalmente en estado detabú y reclusión. Quedan suspendidas las actividades y la conducta ordi·naria; las relaciones sexuales están prohibidas, nadie puede dormir lamañana siguiente hasta tarde, y cuando se levantan no se les permitetocarse entre sí, lavarse el cuerpo, sentarse en los petates, clavar nadaen tierra, o incluso rascarse la cabeza. Los niños son castigados si seponen a jugar o se muestran alegres. El sonido de los cantos que duranteun mes han mecido la capital se ve abruptamente detenido; es el díade la bacisa (obiigación de esconderse). El rey permanece recluido; ... durante todo el día permanece sentado en total desnudez sobre una piel deleón en la choza ritual del harén o en el cercado sagrado del ganadoreal. Los hombres de su círculo íntimo cuidan de que nadie rompa ninguno de los tabúes... durante este día la identificación del pueblo con surey aparece muy marcada. Los espías (que vigilan para que el pueblorespete los tabúes) no dicen «estás durmiendo tarde" o «estás rascándote". sino «tú obligas al rey a dormir», «tú le rascas (al rey)", etc. (Kuper, 1947, PP. 219-220).
122 Victor Turner Entre lo uno y lo otro 123
Se ejecutan asimismo otros actos simbólicos que ejemplifican los temas de la «oscuridad» y de «la luna creciente y la lunamenguante», por ejemplo, el degüello de un buey negro, la pintura de la reina madre con una mezcla negra ~se la comparacon la media luna, mientras que el rey representa a la lunallena, y ambos permanecen eclipsados hasta que la pintura eslavada con agua lustral, y el sujeto ritual «vuelve de nuevo ala luz y la normalidad».
En este corto pasaje encontramos un buen cúmulo de riquezas simbólicas. Me limitaré aquí a mencionar sólo unos pocostemas que inciden en la línea argumental de este artículo. Veamos primero la posición del rey. Este es simbólicamente invisible, «negro», una luna entre dos fases. Se halla además sometido a la obediencia de las reglas tradicionales, y «los hombres de su círculo íntimo» se encargan de que las guarde. Sehalla ignalmente «desnudo», despojado de todos los ornamentosde su oficio. Permanece apartado de los escenarios de su práctica política habitual, en un santuario o choza ritual. Pareceademás que se identifica con la tierra, a la que, durante este período, no le es permitido al pueblo trabajar, so pena de dañar alrey. Se halla «escondido». El rey, en una palabra, ha sido despojado de todos sus atributos extedores, de todos los «accidentes» de su realeza, y se ve reducido a su sustancia, a la «tierra» y a la «oscuridad»', a partir de las cuales el orden estructurado del reino swazi volverá a «la luz».
Durante este período entre lo uno y lo otro, con su fructífera oscuridad, rey y pueblo se hallan estrechamente identificados. Hay entre ellos una solidaridad mística, que contrasta demanera aguda con la estructura jerárquica habitual de la vidaswazi. Sólo en medio de la ausencia de alegría y movimiento,en medio de la oscuridad, el silencio y la abstinencia,_ puedenrey y pueblo ser una sola cosa, ya que en la actividad normallos derechos y obligaciones implicados en los respectivos status establecen distancias entre los hombres. Sólo mediante estesabbath -trapense de la transición pueden los swazi regenerarel tejido social deteriorado por los conflictos surgidos de lasdistinciones de status y de las discrepancias de las normas estructurales.
Terminaré este estudio con una invitación a los investigadores del ritual para que centren su atención en los fenómenos yprocesos relacionados con los períodos de transición. Son éstos,en mi opinión, los que de manera paradójica exponen los fundamentos de la cultura justamente en el tiempo que transcurreentre la salida y el reingreso en el ámbito estructural. En los
sacerrima Y sus interpretaciones podemos encontrar tipos dedatos que pueden ser útilmente manejados mediante las nuevasy sofisticadas técnicas de la comparación intercultural.
BIBLIOGRAFU
Bettelheim, B., 1954: Symbolic wounds, Glencoe, Free Press [Heridas simbólicas, Barcelona, Barral, 1973].
Cicero, M. Tullius, 1959: De Legibus. Ed. de Plinval, París, Les BeHesLettres [Las leyes, Madrid, Inst. de E. Políticos, 1970].
Douglas, Mary, 1966: Purity and danger, Londres, Routledge & KeganPaul [Pureza y peligro, Madrid, Siglo XXI, 1974].
Elwin, Verrier, 1955: The religion 01 an Indian tribe, Londres, GeoffreyCumberlege.
Gennep, A. van, 1960: The rites 01 passage, Londres, Routledge & KeganPaul.
Gluckman, Mu, 1954: Rituals 01 rebellion in South-East Africa, Manchester University Press.
Harrison, Jane E., 1903: Prolegomena to the study 01 Greek religion,Londres, Cambridge University Press.
Hocart, A. M., 1952: The lile-giving myth, Londres, Methuen [Mito, ritualy costumbre: Ensayos heterodoxos, Madrid, Siglo XXI, 1974].
James, E. O., 1961: Comparative religion, Londres, Methuen.James, William, 1918: Principles 01 psychology. VoL l, Nueva York, H.
Holt.Kuper, Hilda, 1947: An Alrican aristocracy, Londres, Oxford University
Press.McCuiloch, J. A., 1913: cMonsters», en Hastings Encyclopaedia 01 Reli
gion and Ethics, Edimburgo, T. & T. Clark.Kichards, A. l., 1956: Chisungu, Londres, Faber & Faber.Turner, V. W., 1962: Chihamba, the white spirit (Rhodes-Livingstone Pa
per 33). Manchester University Press.Warner, W. L., 1959: The living and the dead., New Haven, Yale Univer
sity Press.Wilson, Monica, 1959: Divine kings and the breath 01 men, Londres,
Cambridge University Press.