Triumph Tiger Explorer 1200 · R Prueba en Ruta Triumph Tiger Explorer 1200 tendría que dar media...

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Texto y fotos: JCP Prueba en Ruta R D esde entonces tenía una asignatura pendiente, quería rodar esta exploradora de largo alcance en nuestras carreteras, que distan mucho de las perfectas vías europeas, también quería sentirla con nuestra gasolina, de octanaje muy inferior a la que se utiliza hoy en día en casi todo el mundo y además quería rodarla a mi antojo, sin nadie que me limitara para hacer muchos kilómetros por toda clase de vías. Finalmente la ocasión llegó un año después del lanzamiento mundial que les compartimos en la edición 111, un día cualquiera recibimos una llamada de los representantes de Triumph, marca que por cierto va muy bien en nuestro mercado, abriendo por estos días su tercera vitrina en la ciudad de Cali, que se suma a las de Bogotá y Medellín. Era un viernes al final de la tarde y la voz al otro lado de la línea me ofrecía una Explorer para todo el fin de semana, pero había que salir de inmediato a recogerla. En realidad esto me tomó completamente por sorpresa, pero no dude un segundo en responder afirmativamente a la propuesta y poco después estaba firmando los respectivos documentos y saliendo con una imponente Explorer negra equipada con un mofle Arrow de titanio y carbono, cuyo magnífico sonido era imposible de ignorar, permitiendo disfrutar en su máxima expresión el sabor único del tricilíndrico inglés. Con tan poco tiempo no hubo forma de planear algo muy elaborado, decidí que viajaría en solitario y simplemente empaque lo esencial en una maleta de imanes para llevar encima del tanque, obviamente dándole priori- dad a la cámara y me fui a dormir con la idea de que al salir al día siguiente se me ocurriría alguna idea para lograr el objetivo que tenía pendiente. Cuando estaba en la ducha pensando en las posibilidades que tenía, extrañamente se me pasó por la mente un viaje a San Agustín que hicimos en el 2000 durante la Superprueba de la XT 225 (Revista No. El año pasado tuvimos el gusto de rodar esta moto durante su presentación al sur de España. Una experiencia maravillosa, con paisajes y carreteras de ensueño, pero faltaba terminar de hacer la tarea. 17), pero antes de pensar en el viaje como tal, lo que recordaba con mayor placer era un delicioso quesillo huilense que nos comimos en la plaza de mercado del Espinal, en el Tolima y el solo pensar en volver a probar semejante manjar ya fue un pretexto perfecto para enfilar con mi compañera de dos ruedas hacia ese punto de nuestra geografía, además era una ruta suficientemente larga y con diferentes posibilidades para tomar distintos caminos de ida y regreso que me llevarían por carreteras de todo tipo. Mientras llenaba el tanque, al que le caben 5,3 galones, en teoría suficientes para rodar más de 300km, decidí que tomaría la “autopista” Medellín - Bogotá hasta Honda y allí seguiría rumbo a Ibagué pasando por el desaparecido Armero. Desde los primeros kilómetros volví a per- cibir todas las cualidades que me impactaron el día del lanzamiento, un motor de una suavidad fuera de serie, cualidad que se extiende a la caja, a las suspensiones y a todos los controles, esto se suma a una posición de manejo demasiado cómoda y a una manejabilidad sorprendente que tan pronto comenzamos a movernos nos hace olvidar el tamaño y peso de la moto en que estamos subidos y por supuesto no se puede obviar un motor impresionante que se desborda en torque y que empuja con ganas casi desde marcha mínima, pero que además tiene la potencia de un misil en la zona alta, obsequiando a quien la maneja con aceleraciones tan fuertes como las que encontraría en una buena naked de litro. También recordé rápidamente, por cuenta de las turbulencias en el casco, que el parabrisas de serie se queda corto en altura, al menos para mí estatura, sin importar en qué posición lo ajuste, pero eso no fue problema para que los primeros 70km se fueran sin sentirlos, solo me di cuenta que ya había avanzado bastante cuando me detuvieron en el peaje de Santuario para darme la noticia de que en la noche un derrumbe había tapado por completo la vía más adelante y que inevitablemente Tiger Explorer 1200 Triumph Segundo asalto 38 39 www.demotos.com.co

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Texto y fotos: JCP

Prueba en RutaR

Desde entonces tenía una asignatura pendiente, quería rodar esta exploradora de largo alcance en

nuestras carreteras, que distan mucho de las perfectas vías europeas, también quería sentirla con nuestra gasolina, de octanaje muy inferior a la que se utiliza hoy en día en casi todo el mundo y además quería rodarla a mi antojo, sin nadie que me limitara para hacer muchos kilómetros por toda clase de vías.

Finalmente la ocasión llegó un año después del lanzamiento mundial que les compartimos en la edición 111, un día cualquiera recibimos una llamada de los representantes de Triumph, marca que por cierto va muy bien en nuestro mercado, abriendo por estos días su tercera vitrina en la ciudad de Cali, que se suma a las de Bogotá y Medellín. Era un viernes al final de la tarde y la voz al otro lado de la línea me ofrecía una Explorer para todo el fin de semana, pero había que salir de inmediato a recogerla. En realidad esto me tomó completamente por sorpresa, pero no dude un segundo en responder afirmativamente a la propuesta y poco después estaba firmando los respectivos documentos y saliendo con una imponente Explorer negra equipada con un mofle Arrow de titanio y carbono, cuyo magnífico sonido era imposible de ignorar, permitiendo disfrutar en su máxima expresión el sabor único del tricilíndrico inglés.

Con tan poco tiempo no hubo forma de planear algo muy elaborado, decidí que viajaría en solitario y simplemente empaque lo esencial en una maleta de imanes para llevar encima del tanque, obviamente dándole priori-dad a la cámara y me fui a dormir con la idea de que al salir al día siguiente se me ocurriría alguna idea para lograr el objetivo que tenía pendiente.

Cuando estaba en la ducha pensando en las posibilidades que tenía, extrañamente se me pasó por la mente un viaje a San Agustín que hicimos en el 2000 durante la Superprueba de la XT 225 (Revista No.

El año pasado tuvimos el gusto

de rodar esta moto durante su presentación al sur de España.

Una experiencia maravillosa,

con paisajes y carreteras de

ensueño, pero faltaba terminar

de hacer la tarea.

17), pero antes de pensar en el viaje como tal, lo que recordaba con mayor placer era un delicioso quesillo huilense que nos comimos en la plaza de mercado del Espinal, en el Tolima y el solo pensar en volver a probar semejante manjar ya fue un pretexto perfecto para enfilar con mi compañera de dos ruedas hacia ese punto de nuestra geografía, además era una ruta suficientemente larga y con diferentes posibilidades para tomar distintos caminos de ida y regreso que me llevarían por carreteras de todo tipo.

Mientras llenaba el tanque, al que le caben 5,3 galones, en teoría suficientes para rodar más de 300km, decidí que tomaría la “autopista” Medellín - Bogotá hasta Honda y allí seguiría rumbo a Ibagué pasando por el desaparecido Armero. Desde los primeros kilómetros volví a per-cibir todas las cualidades que me impactaron el día del lanzamiento, un motor de una suavidad fuera de serie, cualidad que se extiende a la caja, a las suspensiones y a todos los controles, esto se suma a una posición de manejo demasiado cómoda y a una manejabilidad sorprendente que tan pronto comenzamos a movernos nos hace olvidar el tamaño y peso de la moto en que estamos subidos y por supuesto no se puede obviar un motor impresionante que se desborda en torque y que empuja con ganas casi desde marcha mínima, pero que además tiene la potencia de

un misil en la zona alta, obsequiando a quien la maneja con aceleraciones tan fuertes como las que encontraría en una buena naked de litro. También recordé rápidamente, por cuenta de las turbulencias en el casco, que el parabrisas de serie se queda corto en altura, al menos para mí estatura, sin importar en qué posición lo ajuste, pero eso no fue problema para que los primeros 70km se fueran sin sentirlos, solo me di cuenta que ya había avanzado bastante cuando me detuvieron en el peaje de Santuario para darme la noticia de que en la noche un derrumbe había tapado por completo la vía más adelante y que inevitablemente

Tiger Explorer 1200Triumph

Segundo asalto

38 39www.demotos.com.co

Prueba en Ruta Triumph Tiger Explorer 1200Rtendría que dar media vuelta, deshacer mis pasos y replantear la ruta.

La opción más lógica era regresar hasta Me-dellín y tomar la vía que conduce al Eje Cafetero, lo que no me hacía gracia pensando en el tráfico que a esas horas ya estaría invadiendo la ciudad, pero mientras desayunaba recordé una carretera destapada que va desde El Retiro (oriente antio-queño) a Montebello y que me permitía salir a un pequeño pueblo colgado en el filo de una montaña llamado Versalles, ubicado justo en la carretera que desciende desde el Alto de Minas a La Pintada,

que era hacia donde debía dirigirme.Veintitantos kiló-

Al salir nuevamente al asfalto, volvió a escena la devoradora de kilómetros de alto confort, y así se fue yendo muy rápido el día mientras yo me dedicaba a disfrutar de cada recta y de cada encadenado de curvas que me ofrecía la ondulada geografía de la zona cafetera, hasta que llegue a Armenia, donde tome la vía que pasa por el alto de La Línea y en medio de un tráfico atiborrado de camiones que subían al ritmo lamentable en que se mueve el transporte terrestre en nuestro país, yo me dedique a disfrutar de la brutal aceleración del tricilíndrico, sobrepasándolos como si estuvieran pintados en el suelo.

Llegando a Ibagué se ocultó el sol y los últimos 75km que me faltaban para llegar a mi destino transcurrieron con la tranquilidad de contar con unas luces que junto con las de su hermana la Tiger 800, están encabezando la lista de las mejores que hayamos disfrutado encima de una moto. El balance del primer día fue totalmente positivo, casi 600km, una sola parada por combustible y el cuerpo bas-tante relajado gracias a la comodidad y a la suavidad de la moto, que indiscutiblemente cumple con la promesa de ser una viajera de largo alcance para todo tipo de carreteras.

Con la Medellín - Bogotá cerrada las opciones lógicas para el regreso se limitaban a la misma ruta

metros de destapado eran más llamativos que semáforos, congestiones, pitos y el caos de la ciudad un sábado en la mañana, además la curiosidad de ver que tal lo haría la Tiger en ese terreno era suficiente motivación para lanzarme a la “aventura”, algo que es normal en nuestro país cada que arranca el invierno y precisamente eso era lo que deseaba, sentir esta moto, bau-tizada como exploradora, en lo impredecible de nuestras vías.

Tan pronto pisé la tierra me sentí muy a gusto en ella, apagué el control de tracción, me paré sobre los posapiés y me dediqué a disfrutar del inmenso torque a bajas rpm, con alguna derrapada

intencional, pero atento a cualquier sorpresa, porque 250 kilos no perdonan

errores y no

dan mucho margen a improvisar. Manteniendo un ritmo conservador el destapado se convirtió en algo para disfrutar, especialmente si no tenemos que lidiar con pantano, para lo cual es casi obliga-torio tener unas ruedas de tacos. Afortunadamente todo el trayecto estaba muy seco y los pocos sitios donde encontré algo de lodo no suponían mayor dificultad, de manera que ni siquiera me vi en la necesidad de bajarle aire a las ruedas, que sería lo ideal para tener más tracción y un andar más sua-ve. De todo este tramo a baja velocidad me llamó la atención que el motor se mantuvo a un nivel de temperatura muy tolerable, que nunca llegó a ser molesto, por más que el ventilador se escuchaba funcionar constantemente, un buen punto para una moto pensada para rodar por toda clase de vías, desde las más lentas como la que me ocupaba, hasta las más rápidas autopistas.

que ya había tomado, pero haría una variación que me llevaría por Armero, cruzando Mariquita y de ahí comenzaría a ascender por una vía que siempre he considerado como uno de los mejores tramos de montaña que hay en Colombia para disfrutar en moto, ruta que pasa por las tierras cafeteras de Fresno, en Caldas y luego se encumbra hasta llegar al páramo de Letras, muy ceca del Nevado del Ruiz, rozando los 4 mil metros de altura, desde donde la carretera se descuelga en un entretenido descenso hacia Manizales, la Ciudad de las Puertas Abiertas. En todo el recorrido

abundan las curvas y el paisaje es poesía en forma de verdes montañas.

Pero antes de salir tenía que cumplir una cita con un delicioso quesillo envuelto en hojas de plátano que me había llevado hasta allí. En realidad fueron varios los que sirvieron como desayuno y una vez saciado el antojo, y cumplido el segundo objetivo del viaje, tomé rumbo a Ibagué y desde allí hacia Armero, un tramo donde abundan las rectas, en los fértiles valles del Magdalena, y que resultó

perfecto para dedicarme a experimentar con el control de crucero, un “gadget” muy útil para relajarse en carreteras de ritmo constante, que al comienzo resulta algo difícil de activar, por-que implica una maniobra poco natural de la mano derecha, pero una vez puesto funciona de maravilla, manteniendo la velocidad en el ritmo que uno escoja con gran precisión, inclusive en las bajadas, y tiene la ventaja de que en los momentos en que uno necesita acelerar, por ejemplo para un adelanta-miento, al volver a desacelerar se mantiene activado y la moto vuelve a la velocidad seleccionada, la cual se puede incrementar o reducir a nuestro antojo desde un botón situado en el mismo comando derecho. Y

ya que hablamos de esto, vale mencionar la gran suavidad del acelerador electrónico que prescinde por completo de las guayas y que llega incluso a

Si van al Espinal no olviden pasar por la plaza de mercado a comer

quesillo en hoja, seguro que no se arrepienten.

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Motor

CilindradaRel. compresiónTorque Máx.Potencia Máx.AlimentaciónEncendido TransmisiónSusp. Del.

Susp. Tra.

Freno Del. Freno Tra.Peso Capacidad TanquePrecioPara saber másFi

cha

Técn

ica

Tricilíndrico, 4T, 12 válvulas, DOHC, refrigeración líquida

1.215c.c.11.0 : 1

12.3 kg/m a 6.400rpm137 hp a 9.000rpm

Inyección electrónicaEléctrico

6 velocidades / CardánInvertida con barras de 46mm /190mm, ajustable en precarga

Monoamortiguador 194mm ajustable en rebote y dureza

Doble disco de 305mmDisco de 282mm

259kg en orden de marcha5.3 galones (20L)

No especificado www.triumphadventure.com

Rsorprender por su sensibilidad.

Cuando comenzó la montaña fue imposible contener las ganas de darle rienda suelta al tricilíndrico, que honestamente tiene mucha más potencia de la necesaria, pero en cualquier caso me apliqué una buena dosis de curvas a ritmo bastante alegre y aprovechando que la vía estaba cerrada por una carrera de ciclismo que ya había superado a la salida de Mariquita, fue ahí cuando realmente le busqué el lado más deportivo a la Explorer, que no lo hace nada mal, pero tan pronto comencé a profundizar un poco más las frenadas, gracias a un equipo de frenos de gran calidad, supe que tendría que detenerme a apretar los resortes delanteros, que sin embargo no fueron pensados para un manejo realmente fuerte, lo suyo es brindar una experiencia cómoda y sin sobresaltos con alguna excursión tranquila por fuera del asfalto y con una gran habilidad para ir a muy buen ritmo, algo que se le da con total naturalidad a la Explorer, pero de ahí a pretender manejarla como si fuera una deportiva ya es entrar en un terreno para el

que la suspensión delantera no está preparada, salvo que se le colocaran unos resortes de mayor dureza, que el mercado auxiliar ya debe ofrecer.

Este mismo tramo me permitió disfrutar del control de tracción, que tiene la virtud de interferir apenas lo justo, tolerando leves derrapes de la rueda trasera en su modo menos intrusivo, lo que resulta muy divertido a la salida de las curvas más cerradas, que abundan en esta vía, las mismas que me dejaron comprobar el excelente trabajo realizado por los ingleses en la caja de 6 marchas y su respectivo cardán, creando una transmisión de bajo mantenimiento, pero con las virtudes de un sistema por cadena, gracias a lo cual acepta de buen agrado un manejo muy deportivo, con rebajes rápidos de varias marchas y contando con la tranquilidad de que la rueda trasera no se bloquea gracias a la poca retención que ofrece el tricilíndrico, algo positivo en estos casos, pero no tanto cuando vamos bajando, situación en la que los frenos se usan bastante más de lo deseado. Tal vez lo único que desentona entre tanta suavidad es

el embrague un poco duro y con una manigueta pensada para manos talla XL, inclusive ajustándola en la posición más cercana.

Más allá de lo delicioso que resulta viajar sobre una máquina de estas características en una topografía que parece hecha a su medida, el resto de la jornada transcurrió sin novedad alguna, salvo un torrencial aguacero que me recibió a la llegada a la Capital de la Montaña. Importante decir que los promedios de consumo siempre estuvieron por arriba de 70km por galón, llegando hasta los 80km en parte del trayecto, inclusive cuando me vi obligado a usar gasolina corriente, la cual no evidenció ningún problema con el tricilíndrico, que por lo visto está tan bien preparado para rodar en las impredecibles condiciones de nuestras tierras, como en las impecables vías del primer mundo. El balance final fue totalmente satisfactorio, cerca de 1.200km en dos días y todas las ganas intactas para continuar la ruta al día siguiente (si no tuviera que devolverla) o para dejar todo atrás y salir en ella a darle la vuelta al planeta.

Prueba en Ruta Triumph Tiger Explorer 1200

La Explorer es una moto tan llamativa e imponente que resulta difícil resistirse a admirarla.

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R Prueba en Ruta Triumph Tiger Explorer 1200

La Explorer es capaz de llevarnos a disfrutar muchos paisajes en un solo día con el mínimo cansancio y el máximo disfrute.

R Prueba en Ruta Triumph Tiger Explorer 1200

Una parada para descansar camino al páramo de Letras, en

medio de una excelente carretera para disfrutar

encima de una moto.

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La inglesa, como buena viajera, se adapta perfectamente a las condiciones cambiantes de un país como el nuestro y en todas ellas pasa con nota sobresaliente.