Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

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Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle Laura Andrea Zaraza Martínez Universidad Nacional de Colombia Facultad de Artes, Maestría en Hábitat Bogotá, Colombia 2020

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Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de

calle

Laura Andrea Zaraza Martínez

Universidad Nacional de Colombia

Facultad de Artes, Maestría en Hábitat

Bogotá, Colombia

2020

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Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de

calle

Laura Andrea Zaraza Martínez

Tesis presentada como requisito parcial para optar al título de:

Magister en Hábitat

Directora:

PhD. Alice Amandine Beuf

Línea de Investigación:

Dinámicas económicas y socio espaciales en la producción de hábitat

Universidad Nacional de Colombia

Facultad de Artes, Maestría en Hábitat

Bogotá, Colombia

2020

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Dedicado a todas aquellas personas

que hoy habitan en las calles, cuyas historias

recorren y construyen nuestra ciudad cada

día. A quienes me compartieron sus vidas y

experiencias, prestando su voz para este

proyecto. A aquellos que no lograron seguir

habitando la calle y fueron olvidados y

sepultados bajo el cemento.

A mis padres que fueron mi apoyo

más constante, sin quienes nada de esto

habría podido ser.

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Agradecimientos

En primer lugar, quiero agradecer a la Fundación Procrear, principalmente a Juan Carlos

Celis, ya que pusieron a mi disposición sus instalaciones y me permitieron contactar a las

personas que prestaron sus voces para este trabajo. También, por supuesto, a estas

personas, cuyas historias resultaron fundamentales para la construcción de este relato, en

quienes logré reconocer una gran fuerza de vida, así como la capacidad de conocer y

analizar esta ciudad como ningún otro habitante.

Agradezco, además, al Instituto para la Protección de la Niñez y la Juventud, porque las

labores que desempeñé allí me permitieron reflexionar, como parte de mi cotidianidad,

sobre la realidad de las calles de las ciudades; al gran equipo de trabajo que tuve allí,

especialmente a Andrey Farfán y a Harrison Lopéz, con quienes discutí y descubrí, cada

día, algo más de esta ciudad oculta. A Alice Beuf, mi directora, por acompañarme en todo

este proceso, escuchando mis inquietudes y guiándome por nuevos caminos, ella

representó un apoyo fundamental para caminar a través de esta investigación. A Ángela

Abril, por ayudarme en el trayecto, su lectura y apreciaciones resultaron fundamentales.

Finalmente, a mi familia y a mi compañero de vida, quienes estuvieron tras de mí,

respaldando cada paso y decisión tomada en este proceso, cuidándome durante el camino

y levantándome cada vez que desfallecí.

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Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle IX

Resumen

Este trabajo de investigación aborda el proceso de producción espacial que se desarrolla

al momento de realizar intervenciones de renovación urbana y su consecuente

gentrificación, tomando como referencia la renovación urbana del Cartucho y el Bronx en

Bogotá. El análisis toma como base el proceso de habitar de habitantes de calle, quienes

son sujetos clave, capaces de narrar el deterioro de los espacios antes de ser intervenidos,

así como el proceso de renovación, los desplazamientos y cambios en la ciudad que

suceden a raíz de estos proyectos. El proyecto invita a considerar la gentrificación como

un proceso complejo, en donde el análisis del desarrollo de producción espacial resulta

clave para entenderlo, pues permite introducir a los habitantes y su habitar como elementos

fundamentales para entender los cambios que suceden en el espacio.

Palabras clave: Gentrificación, Producción espacial, Habitante de calle, Renovación

urbana, ollas.

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X Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

Abstract

This thesis addresses the process of spatial production that constitutes the moment of

realization of urban renovation projects, with the consequent gentrification that happens

behind them, taking as a reference the urban renovation of the Cartucho y the Bronx in

Bogotá. This analysis is based on the process of inhabiting of the homeless people, as a

key subject capable of narrating the deterioration of the spaces before being intervened,

the renovation process and the displacements and changes in the city that occur at the root

of these projects The project makes an invitation to consider the gentrification as a complex

process, where the analysis of spatial production processes is key to understanding it, as

it allows the inhabitants and their inhabitment to be introduced as fundamental elements to

understand the changes that occur in space .

Palabras clave: Gentrification, Spatial production, Homeless people, Urban

renovation, narcotics sell

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Contenido XI

Contenido

Pág.

Resumen ........................................................................................................................ IX

Lista de Mapas.............................................................................................................. XII

Lista de Gráficos ......................................................................................................... XIII

Lista de Símbolos y abreviaturas ............................................................................... XIV

Introducción..................................................................................................................... 1 ¿Qué son El Cartucho y El Bronx? ............................................................................. 4 Herramientas teóricas y conceptuales ........................................................................ 6

Gentrificación ...................................................................................................... 7 Control socio-espacial ......................................................................................... 9 Relaciones entre el cuerpo y el territorio ........................................................... 10

Propuesta metodológica: Una apuesta desde el configuracionismo para abordar la producción espacial .................................................................................................. 12

Técnicas empleadas ......................................................................................... 15 Plan de exposición ................................................................................................... 16

Capítulo 1. Renovación urbana: los discursos y sus efectos. .................................. 19 Política Urbana ......................................................................................................... 23 Política Social ........................................................................................................... 28 Política de seguridad ................................................................................................ 36 Después del desalojo ............................................................................................... 47

Capítulo 2 ¿Cómo se producen las ollas? .................................................................. 59 Gentrificación y deterioro ............................................. ¡Error! Marcador no definido. La economía de las ollas .......................................................................................... 62 Los habitantes de calle y las ollas ............................................................................ 67 Las ollas y la ciudad ................................................................................................. 74

Capítulo 3 Los cuerpos en la olla ................................................................................. 79 Los cuerpos y el espacio .......................................................................................... 80 Las ollas y sus cuerpos ............................................................................................ 82 Agencia en la olla ..................................................................................................... 90

Capítulo 4 Reflexiones finales ...................................................................................... 95

Bibliografía .................................................................................................................. 101

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XII Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

Lista de Mapas

Pág.

Mapa 1 Distribución geográfica de habitantes de calle - 1999 ........................................ 50

Mapa 2 Distribución geográfica de habitantes de calle - 2001 ........................................ 51

Mapa 3 Distribución geográfica de habitantes de calle - 2004 ........................................ 52

Mapa 4 Distribución geográfica de habitantes de calle – 2007 ........................................ 53

Mapa 5 Distribución geográfica de habitantes de calle - 2011 ........................................ 54

Mapa 6 Distribución geográfica de habitantes de calle - 2017 ........................................ 55

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Lista de Gráficos XIII

Lista de Gráficos

Pág.

Gráfico 1 Tasa de habitantes de calle en Bogotá ...........................................................30

Gráfico 2 Homicidios de habitantes de calle en Bogotá 2004-2014 ................................41

Gráfico 3 Habitantes de calle desaparecidos en Bogotá 1992-2015 ...............................41

Gráfico 4 Variación de proporción de CHC en localidades críticas .................................56

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Contenido XIV

Lista de Símbolos y abreviaturas

Abreviaturas Abreviatura Término

BID ESMAD FMI IDIPRON SPA PNUD UPJ MRI CHC CAMAD ICBF

Banco Interamericano de Desarrollo Escuadrón Móvil Antidisturbios Fondo Monetario Internacional Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud Sustancias Psicoactivas Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Unidad Permanente de Justicia Movimiento de Recicladores Independientes Censo de Habitantes de Calle

Centros de Atención Médica a Drogodependientes Instituto Colombiano de Bienestar Familiar

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Contenido XV

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Introducción

La inmersión de las ciudades en un mundo globalizado, donde las políticas de corte

neoliberal priman, ha puesto sobre estas una serie de presiones que, en muchos casos,

entre ellos gran parte de las ciudades latinoamericanas, han conllevado a un deterioro de

las condiciones de vida de sus habitantes, que de por sí ya eran precarias. En estos

lugares, el descuido por parte del Estado, como premisa del neoliberalismo, supone no

solo el retroceso de derechos y medidas que aseguren la mejora de la calidad de vida de

los habitantes de las ciudades sino, además, la desfinanciación de proyectos necesarios

para el mejoramiento y adecuación de las ciudades por parte de los gobiernos centrales.

Por esta razón, los gobiernos locales se han visto obligados a insertarse en las dinámicas

de mercado para buscar inversión en el suelo urbano, lo que los ha llevado a competir para

asegurarse de una mayor atracción de grandes capitales dispuestos a invertir en este.

Esta corriente económica, posicionada a nivel global desde la década del 70, tiene como

principal exponente a Friedman y la Escuela de Chicago. Uno de sus principales

planteamientos expone la necesidad de asegurar una menor intervención por parte del

Estado en las políticas económicas, de tal manera que el mercado pueda autorregularse.

Este enfoque resalta el papel que juegan los territorios en el marco de una economía

global, especialmente las ciudades, dando paso a procesos de producción espacial que

buscan ajustar los lugares a las necesidades de circulación del capital. En el ciclo de

circulación del capital, la urbanización juega un papel fundamental en el momento de

absorción del capital excedente. Y dado que, a su vez, el proceso de urbanización depende

de la movilización del capital excedente, ya que este permite el desarrollo de procesos de

construcción, el urbanismo y el desarrollo del capitalismo guardan una íntima relación, en

la que los recursos que viabilizan la ejecución y planeación de proyectos se concentran en

pocas manos. Vista la ciudad desde esta perspectiva, es posible entender la urbanización

como un fenómeno de clase que tiende a traducirse en condiciones de expulsión,

desigualdad y segregación (Harvey, 2013). Este proceso se ha caracterizado por

desarrollar una red global de producción cada vez más interconectada, en la cual las

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2 Introducción

ciudades se posicionan como nodos fundamentales en el desarrollo de las operaciones

necesarias para el funcionamiento de dicho modo de producción. En este marco, se

posiciona, en el discurso político, la idea de proyectar las urbes como ciudades globales,

esta se propone como una necesidad para asegurar que estos lugares sean competitivos

y logren atraer capitales; lo cual es menester para los gobiernos locales debido a la

creciente desatención financiera por parte de gobiernos centrales, producto del proyecto

neoliberal. De esta manera, se posiciona un modelo de ciudad que permita la eficaz

circulación de capital a través de sus espacios, lo que sitúa a los espacios urbanos,

especialmente a los centros urbanos, como nodos estratégicos y principal objeto de

intervención en el neoliberalismo.

Por otro lado, los procesos de crecimiento de las ciudades latinoamericanas,

particularmente de Bogotá, han propiciado el deterioro del centro de estas. Esto contrasta

con la creciente valorización de esta zona de las ciudades, que por su centralidad cobra

importancia estratégica para capitales locales y globales, dando como resultado un

conflicto latente entre las personas que hoy habitan el centro deteriorado y los proyectos

urbanísticos que buscan renovarlo o recuperarlo. Este tipo de conflictos suelen terminar en

el desplazamiento de los habitantes originales y la llegada de personas con mayor poder

adquisitivo, de modo tal que las expectativas de renta que se posee en la zona pueda ser

usufructuada. Varios autores definen este proceso como la gentrificación de los centros

urbanos, que se caracteriza por el ciclo de deterioro, su renovación y el consecuente

desplazamiento de sus habitantes originales (Contreras, Lulle, & Figueroa, 2016).

Los procesos de gentrificación, en su gran mayoría, parten por identificar en el discurso

público factores de deterioro en los lugares que se desean intervenir. En muchas

ocasiones, principalmente cuando estas intervenciones suceden en los centros, la

identificación de zonas deterioradas pasa por evidenciar y resaltar una gran concentración

de habitantes de calle, los proyectos planteados se limitan a considerar la salida de estas

personas de los lugares a renovar. Cabe resaltar que los habitantes de calle y el deterioro

de los lugares guardan una fuerte relación con procesos socio espaciales, que no

desaparecen con la intervención física. Ante esto resulta pertinente preguntarse por los

procesos de deterioro, cómo suceden, qué papel juegan sus principales actores y qué

ocurre tras la intervención urbana. Es por esta razón que el habitante de calle resulta un

sujeto esencial al momento de analizar los procesos de gentrificación, su habitar tiene la

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Introducción 3

capacidad de narrar los lugares objeto de renovaciones urbanas, su permanencia en el

espacio público permite dotar a la calle de significados particulares que se construyen en

la cotidianidad de los sujetos que la habitan. Considerar a los habitantes de calle como

sujetos productores de espacialidades permite evidenciar las lógicas que constituyen de

facto el espacio público, también permite observar los procesos simbólicos y discursivos

que se producen en y sobre estos lugares, y que terminan por servir de sustento para su

mantenimiento o reformulación.

La ciudad de Bogotá cuenta con una alta población de habitantes de calle. Según el último

CHC de Bogotá, realizado en 2017, hay 9.538 personas habitando en la calle, la mayoría

de estas se encuentran ubicadas en el centro. Los procesos de habitabilidad de estas

personas en la ciudad han estado marcados fuertemente por las dinámicas del

microtráfico, el cual ha permitido la concentración de esta población alrededor de las

llamadas “ollas” o lugares de expendio que, a su vez, permiten el desarrollo de actividades

como rumba, prostitución, ventas de armas, artículos robados e incluso casas para la

desaparición de cuerpos. Bogotá ha tenido dos ollas históricas que concentraron por largo

tiempo a la población habitante de calle: el Cartucho y el Bronx. Ambos lugares fueron

intervenidos por la administración local, generando fuertes críticas, protestas y el

desplazamiento en masa de esta población a otras zonas de la ciudad y, en algunos casos,

del país. A finales de la década de los 90 se realizó la primera intervención: en la Calle del

Cartucho. Los desplazamientos de habitantes de calle que siguieron a la intervención

dieron pie a la consolidación de una nueva olla en la ciudad, que logró tener el estatus que

en algún momento tuvo El Cartucho, así el Bronx se constituyó como el nuevo nodo del

microtráfico en la ciudad. Tras la intervención en el antiguo Cartucho, se efectuó un plan

de renovación urbana que dejó como resultado el parque Tercer Milenio. Recientemente,

en el 2016, se realizó una intervención en “el Bronx” y, repitiendo la historia, se generó el

desalojo de los habitantes de calle que allí se ubicaban, obligándolos a desplazarse a lo

largo de la ciudad, algunos llegaron a migrar a municipios cercanos. Nuevamente, sobre

el lugar se plantearon proyectos de renovación urbana, aun no realizados. Los balances

realizados no son suficientes, surgen nuevos lugares aledaños a las zonas intervenidas,

presentando los mismos problemas que pretendían ser solucionados, surge la pregunta

por los desplazamientos de habitantes de calle afectados con la intervención: ¿A dónde se

dirigieron? ¿Qué factores los atrajeron a estos lugares?.

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4 Introducción

Por ello, esta investigación busca ahondar en la forma de habitar la ciudad que desarrollan

los habitantes de calle cuando se ven afectados por proyectos de intervención de los

lugares en los cuales permanecen y como este proceso incide en la producción de los

espacios que habitan. Es así como la pregunta de investigación que buscaré desenvolver

a lo largo de este trabajo será ¿Cómo se desarrollan los procesos de deterioro, renovación,

nuevas ocupaciones y desplazamientos en los procesos de renovación urbana en el centro

de Bogotá, analizados desde las formas de habitar de los habitantes de calle que

frecuentaron la calle del Cartucho y el Bronx? Así, se buscará entender desde la óptica

del habitante de calle las formas como se producen espacialidades urbanas, cómo se

construyen subjetividades alrededor de estos procesos y qué papel juegan estos sujetos

en dicha producción.

¿Qué son El Cartucho y El Bronx?

Durante los últimos 30 años, el Bronx y el Cartucho se consolidaron como los principales

puntos de expendio de sustancias psicoactivas ilegales en Bogotá. Posibilitando en su

interior diversas actividades ilícitas alrededor del mercado de drogas, además de la

concentración de consumidores, principalmente, habitantes de calle. En Colombia, a

lugares con estas características se les conoce como ollas.

El Cartucho y el Bronx se ubicaban en el centro de la ciudad, el primero en la localidad de

Santa Fe y el segundo en Los Mártires. Desde la década de los 90, estos lugares fueron

posicionándose como objeto de intervención urbanística, por lo que ambos resultaron

intervenidos para desalojar la población que allí habitaba e iniciar procesos de renovación

urbana. La primera intervención del Cartucho con esta finalidad sucedió en el año 1998,

época en que Enrique Peñalosa era el alcalde de la ciudad. En el caso del Bronx, el

desalojo sucedió en el 2016, cuando el mismo alcalde logró retomar la alcaldía tras una

fuerte campaña de desprestigio a las administraciones que le antecedieron. Hoy, lo que

fue conocido como el Cartucho es un gran parque, y lo que fue el Bronx se proyecta como

un gran centro cultural con espacios dedicados a las economías de emprendimiento. Pese

a esto, el recuerdo de estos lugares sigue presente, siendo una gran influencia en la forma

como se piensa la ciudad.

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Introducción 5

La ubicación de las ollas en el centro de la ciudad no es una circunstancia fortuita; esta

responde a los procesos que han dado vida al centro de la ciudad como lo conocemos hoy

en día. Ambos lugares se ubican en dos barrios antiguos de la ciudad -Santa Inés en 16451

y Voto Nacional en 1850- su aparición se vio fuertemente influenciada por el modelo de

ciudad colonial que rigió hasta entrado el siglo XX, por lo que podían apreciarse las

características de la ciudad de entonces: casonas grandes, alta mezcla social y

centralidades constituidas alrededor de las iglesias.

Durante la primera mitad del siglo XX el centro de Bogotá siguió una tendencia de

migración de las clases altas y deterioro de su infraestructura, que encontró su punto

máximo en 1948, cuando en medio del Bogotazo gran parte del centro de la ciudad fue

destruido. Con la salida de la población de mayores recursos, en gran medida propietarios

de las viviendas del centro, se dio paso a un proceso de deterioro. Un rasgo particular de

este es la transformación de las antiguas casonas en inquilinatos, los cuales comenzaron

a recibir a aquellos migrantes que ingresaban por la Estación de la Sabana y el Terminal

de Transportes, cercanos a los barrios Santa Inés y Voto Nacional. La población que

repobló el centro no tenía los recursos con que contaban aquellos que les antecedieron,

además, al no ser propietarios de las viviendas, estas fueron degradándose cada vez más

(Cardeño, 2007). Posteriormente, el lugar aumentó su criminalidad y llegó la venta de

sustancias psicoactivas, que encontraron en las ollas su germen.

Las ollas surgen en el centro de la ciudad impulsadas por la criminalidad de la zona y el

narcotráfico en Colombia. Uno de los factores que Morris y Garzón (2010) resaltan como

detonante de este proceso es la construcción del terminal de transportes en las

inmediaciones de la plaza España. Este hecho permitió que la población migrante más

pobre se hospedara en las inmediaciones del terminal, en donde ya se encontraban varios

inquilinatos y los hoteles comenzaban a adoptar dinámicas de pagos por días.

Posteriormente, llegó la criminalidad al sector, atraída por las dinámicas comerciales del

centro y, finalmente, las drogas se empezaron a consumir en el lugar, dando paso a la

territorialización de este mercado en el centro de la ciudad.

1 Cabe aclarar que si bien para esta fecha se presentaban asentamientos, con una fuerte actividad comercial, no fue sino hasta mediados del siglo XIX que el barrio adquirió un carácter residencial y adoptó el nombre de Santa Inés. Antes de esta fecha este lugar pertenecía al barrio San Victorino.

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6 Introducción

Para la década del 80, la principal olla era El Cartucho y concentraba la mayor parte del

tráfico de sustancias psicoactivas de la ciudad (Góngora & Suarez, 2008). En 1998, el

alcalde Enrique Peñalosa decide intervenirla, determinando que en este lugar se

construiría el Parque Tercer Milenio, lo que causó la diáspora de las actividades y de los

habitantes de calle que vivían allí a otros lugares de la ciudad. Uno de los principales

puntos a los que llegó la población fue al Bronx, ubicado a pocas cuadras del antiguo

Cartucho. Casi 20 años después, Peñalosa reafirmaría su agenda de renovación con la

intervención del Bronx en el año 2016.

Herramientas teóricas y conceptuales

Como punto de partida, se entiende que la renovación urbana es un proceso propio del

hábitat, uno que busca transformarlo y moldearlo, en esa medida, es preciso ahondar sobre

qué es el hábitat. Heidegger lo entendía como la forma como somos en el mundo, dando

con esto un papel central a las comunidades en su proceso de habitar, para entender los

cambios y las formas como se construye el espacio, en ese sentido expresa:

No habitamos porque hemos construido, sino que construimos y hemos construido

en la medida en que habitamos, es decir, en cuanto que somos los que habitan

(Heidegger, 2001, p. 56).

De esta manera, se resalta que todo proceso por medio del cual se produce el hábitat no

puede desligarse de los sujetos que lo habitan. Tratando de explicar más claramente el

hábitat, Jorge Sánchez afirma que este debe ser entendido como la relación que se

produce entre las cosas, acciones, ideas y pensamientos presentes en un espacio,

teniendo en cuenta que estos se desarrollan de manera interconectada e interdependiente.

Con estos elementos, el autor retoma la triada, planteada por Lefebvre, que reivindica la

unidad teórica entre campos físico – mental - social, para explicar la producción espacial y

busca desarrollarla, de manera particular, para trazar conceptos claves al momento de

acercarse al hábitat. Sánchez propone la triada Hábitat – Habitar – Habitante (Sánchez,

2009), con la cual se destaca que el hábitat está compuesto por un habitáculo o espacio

físico; por el habitante, que significa y produce los espacios y por el habitar, como proceso

que relaciona estos elementos y dota al hábitat de un carácter dinámico e histórico,

marcado por la existencia de un proceso social que le da vida.

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Introducción 7

Teniendo en cuenta estos elementos, vale la pena profundizar en el planteamiento de

Lefebvre. Este autor expone que el hábitat se forma a través de un proceso histórico,

enmarcado en relaciones de producción propias de la sociedad que le da vida. Alejándose

de las definiciones que consideran el espacio como un vacío que se colma de cosas o una

colección de ellas, el autor afirma que el espacio social contiene y asigna lugar a las

relaciones de producción y reproducción, los entrecruzamientos entre ellas y, por tanto,

sus contradicciones. En esa medida, el espacio debe ser entendido como un proceso, que

se produce a través de las relaciones que van desarrollando la historia de las sociedades.

Es allí donde surge el concepto que guiará esta investigación: la producción espacial. El

autor, siguiendo a Marx, propone pasar del estudio del producto a los procesos de

producción, entendiendo que el espacio, en comparación con la mercancía, tiene un

alcance similar en el mismo proceso global, aunque sea una realidad claramente distinta

(Lefebvre, 2013). Es decir, que todo proceso de producción espacial se enmarca en los

modos de producción específicos de cada sociedad, que pretenden dar un ritmo y asegurar

un determinado proceso de valorización, así entran en juego los sujetos que habitan estos

espacios, sus proyectos y representaciones, quienes evidencian en el espacio social las

contradicciones que resultan inherentes al modo de producción.

Para desarrollar el problema planteado, se busca entender la renovación urbana como un

proceso de producción del espacio, idea que parte de entender que el espacio es social,

significado y producido en el marco de modos de producción específicos y por sujetos

concretos. En esa medida, la renovación urbana debe estudiarse de la mano del contexto

social que la posibilita y, a su vez, expresa las múltiples contradicciones que suceden

alrededor de él. Para ahondar en este concepto se proponen tres ejes conceptuales de

partida, con los cuales se espera evidenciar cómo suceden los procesos de renovación

urbana: la gentrificación, el control socio espacial y la relación entre cuerpo y territorio.

Gentrificación

La conceptualización de la gentrificación se remonta a Ruth Glass (1964), quien, al estudiar

las transformaciones de barrios obreros en Londres, definió este proceso como la invasión

de barrios tradicionalmente obreros por parte de clases medias y altas, “subiendo de

categoría” casas que se encontraban degradadas, causando el desalojo de sus habitantes

originales y la transformación completa del lugar.

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8 Introducción

Posteriormente, este planteamiento se va nutriendo y se genera un debate alrededor de la

gentrificación, el principal eje del debate giraba alrededor de las formas como esta sucedía,

sus causas y consecuencias. Pese a ello, es posible afirmar la existencia de unos puntos

comunes que permiten definirla. En primer lugar, es un proceso que va acompañado de

mejoras físicas, por renovación o regeneración de los espacios; segundo, se generan

desplazamientos de la población pobre; por último, estas transformaciones generan

cambios en la estructura de clase social (Van Wessep, 1994). Ante estas generalidades,

vale la pena considerar lo que apunta Contreras al reflexionar sobre la gentrificación en

América Latina: ella señala cómo los cambios sociodemográficos de las sociedades

latinoamericanas, junto al surgimiento de una nueva clase media, desde la década de los

90, dificultan el manejo del concepto de clase tras el proceso de gentrificación (Contreras

& Venegas, 2016). Sin embargo, tal como lo señala Jaramillo (2016), es posible, en todo

caso, apreciar un reemplazo poblacional: de una población más pobre a otra con mayores

recursos.

Retomando el debate de las causas de la gentrificación, este se desarrolló durante la

década de los 80 alrededor de dos posturas. La primera, de herencia marxista, liderada

por Neil Smith (1979), explica que este proceso se presenta gracias a la existencia de una

brecha de renta. Esta idea expone cómo, a partir del valor del suelo de lugares aledaños,

comparados con algunos deteriorados, se posicionan lugares de los cuales se podría

obtener un mayor beneficio económico. Esto estimula a inversores inmobiliarios, que

encuentran un aliado en el Estado, para promover proyectos encaminados a la

rehabilitación de estos lugares. El segundo enfoque, de corte más liberal, cuyo principal

exponente es David Ley (2016), asume que son la demanda y el consumo los que

potencian la gentrificación. Tal postura, de corte más culturalista, afirma que la emergencia

de patrones de consumo posmodernos genera una clase económica emergente,

generalmente clase media, que busca ubicarse en lugares centrales, que con su llegada y

la exigencia de mayores consumos culturales, entre otros, aumentan el nivel de vida del

lugar, tendiendo a desplazar a la población original que no puede mantenerse bajo las

nuevas condiciones. Estas dos posturas desarrollaron una fuerte discusión a la que Smith

califica como “un campo de batalla teórico e ideológico clave”, los primeros, haciendo

énfasis en la necesidad de transformar la estructura de producción y, los segundos, la

decisión cultural individual. De hecho, esta segunda postura se vio muchas veces

acompañada de un discurso conservador que exaltaba la emergencia de la clase media

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Introducción 9

como la población urbana más apreciada, pues mostraba la superación de los problemas

urbanos, además, intentaban calificar la gentrificación como algo deseable en las

ciudades, gracias a que permitía la mixtura de clases. Con el tiempo, este debate se fue

decantando, al punto que los principales representantes reconocieron la necesidad de

integrar las explicaciones culturales con las centradas en el capital (Smith, 2012).

Para esta investigación resulta relevante la teoría de brecha de renta propuesta por Neil

Smith, debido a las condiciones que propiciaron el desplazamiento de la población

habitante de calle: la intervención de desalojo con miras a implementar una renovación

urbana en el lugar. Este es un proceso donde la intervención del gran capital es evidente,

el cual llega a ser el principal móvil. Esto sin desestimar los procesos y justificaciones

culturales, que también serán abordados.

Control socio-espacial

Producir espacios que se ajusten al modo de producción capitalista implica la existencia

de mecanismos que aseguren la reproducción del mismo, esto conlleva a la existencia de

procesos que permitan el control de espacios y sujetos, de tal manera que se ajusten a las

necesidades propias del modo de producción y permitan que se mantengan las relaciones

de poder y dominación. En esa medida, los modos de producción de cada sociedad están

determinados por una serie de relaciones que le son características, a las que Foucault

determina como saber poder, a saber: “el nombre que se presta a una situación estratégica

compleja en una sociedad dada” (Foucault, 1998, p. 55). La reproducción de estas

relaciones, que asegura que las líneas de fuerza mantengan sus direcciones y

organización, está mediada por dispositivos de control.

Foucault (2011) realiza una reconstrucción genealógica de las formas como se ha

organizado el poder, señalando en cada uno de los momentos históricos que identifica

cuáles son los procesos de control que aseguran el mantenimiento de las relaciones de

fuerza, cada uno posee un régimen de verdad, con técnicas y efectos específicos. Es así

como define los regímenes soberano, pastoral, disciplinario y de seguridad. Dado que cada

una de estas configuraciones son propias de un momento histórico, el autor las define

como el resultado del refinamiento de los procesos de control y subjetivación que le

antecedieron, de manera que el ejercicio de poder de cada régimen es cada vez más sutil

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1

0

Introducción

y más efectivo. Para efectos de este trabajo, vale la pena resaltar algunos elementos del

poder disciplinario y del de seguridad.

El régimen disciplinario es el que corresponde a la alta modernidad. Se caracteriza por

situar los elementos que sentaron las bases para el surgimiento del Estado moderno. Con

el posicionamiento de la estadística se posibilita la clasificación de individuos y con ello su

calificación como sujetos normales o anormales. De tal modo, se crean los espacios de

aislamiento: el asilo, el hospital, la cárcel, entre otros (Foucault, 2003). Por otro lado, el

poder gubernamental se fundamenta en el gobierno del territorio, en esa medida, el

individuo se difumina para centrar el ejercicio de poder en la población, siendo esta una

masa homogénea que se sitúa en el lugar gobernado (Foucault, 2011). Este último

mecanismo destaca un mayor énfasis en el aseguramiento de control del espacio social.

Se caracteriza por trazar las rutas de lo posible en el territorio, los flujos y formas posibles,

sometiendo a las poblaciones a las posibilidades del lugar gobernado; mientras que el

primero se centra en el control de individuos aislados en un lugar de reclusión.

Relaciones entre el cuerpo y el territorio

Los dispositivos de control incluyen líneas de subjetivación que se valen de los procesos

mencionados, para asegurar sujetos que posibiliten la reproducción del modo de

producción y la extracción de su fuerza de trabajo. El hecho de que las estructuras

espaciales, como el territorio o los espacios de aislamiento, se constituyan como

escenarios y procesos que aseguran la sujeción de los individuos hace preciso estudiar las

formas en que se tejen las relaciones entre los cuerpos y los territorios. Desde la tradición

posestructuralista se expone una relación clave para el análisis de este problema. Foucault

(2003) plantea cómo los cuerpos se constituyen en receptáculos de las relaciones de

saber-poder que dan forma a los dispositivos sociales, es decir, para el caso a estudiar, de

las relaciones que dan forma a las ciudades desde los mecanismos de control socio-

espacial. De esta manera, en los cuerpos de las personas que habitan la ciudad es donde

es factible encontrar los efectos de las relaciones de saber-poder que pesan sobre la

ciudad. A través de las transformaciones de los cuerpos es posible analizar cómo operan

las relaciones que construyen las ciudades.

Page 27: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Introducción 11

Entender el cuerpo como el receptor de los mecanismos de disciplinamiento que se

efectúan sobre la ciudad supone la existencia de una relación unidireccional, en donde

este representa solo el punto de llegada final de los procesos que producen la ciudad. Sin

embargo, al contemplar otras visiones sobre la relación existente entre el cuerpo y el

territorio, podemos encontrar posturas que la asumen como un proceso dialéctico,

posicionando el cuerpo como parte del análisis necesario para asegurar el entendimiento

de los procesos espaciales. Como punto de partida, vale la pena resaltar la postura de

algunos geógrafos que reconocen en el cuerpo una escala de estudio, entendiéndola como

la frontera entre lugares de distinto tipo (Smith, 2005). Esta aclaración permite a McDowell

definirlo de la siguiente manera:

(…) el cuerpo es una construcción de los discursos y las actuaciones públicas que

se producen a distintas escalas espaciales. El estudio del cuerpo ha transformado

también la comprensión del espacio, porque ha demostrado que las divisiones

espaciales –en la casa o en el puesto de trabajo, en el plano de la ciudad o del

Estado-nación- reflejan y se ven reflejadas en las actuaciones y relaciones sociales

de carne y hueso (McDowell, 2000).

En esa medida, es posible afirmar que el cuerpo se configura como un territorio escalar

que entra a tener relación con los otros niveles espaciales. Así, los procesos que suceden

en el territorio guardan una fuerte relación con los cuerpos y, visceversa, la forma como se

construyen los cuerpos y sujetos inciden en la producción espacial. Tal como afirma Grozs

(2017), la ciudad y el cuerpo se recrean en conjunto.

Es preciso enfatizar cómo el cuerpo al ser entendido como un espacio no se concibe como

un simple receptor de externalidades, sino que en sí mismo desarrolla procesos que lo

constituyen como sujeto. En esa medida, se atiende al llamado de Foucault de no separar

mente-cuerpo (1998), más bien entenderla como un proceso que configura al sujeto en

relación con su entorno.

Page 28: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

1

2

Introducción

Propuesta metodológica: Una apuesta desde el configuracionismo para abordar la producción espacial

Esta investigación parte de reconocer las falencias y dificultades presentes en la forma de

acercarse a entender la realidad desde corrientes dominantes. Se pretende, entonces,

asegurar una metodología de investigación que logre incluir al sujeto como agente y que,

en esa medida, permita la vinculación entre ontología y epistemología. Con esto, la

propuesta que se esboza a continuación busca superar el relativismo que se posiciona con

la emergencia del giro discursivo, sin retornar al estructuralismo del positivismo.

De tal forma, se pretende realizar una relectura de la propuesta dialéctica marxista,

tomando como base dos referentes enmarcados en la tradición del materialismo histórico:

Enrique de la Garza y Henri Lefebvre. El primero permite un acercamiento actualizado a la

propuesta de totalidad concreta, el segundo posibilita una aproximación desde la

existencia de los sujetos y los procesos en el espacio social. Con lo que se asegura un

planteamiento metodológico que posibilita el conocimiento del hábitat, entendido como la

interacción entre sujetos, hábitat y procesos que conforman el espacio social.

Enrique de la Garza desarrolla la propuesta configuracionista que recoge las discusiones

planteadas por la Escuela de Frankfurt y Hugo Zemelmann, realizando un rescate del

método dialéctico planteado por Marx y poniéndolo en diálogo con las diferentes

discusiones metodológicas planteadas por las teorías contemporáneas, lo que permite

obtener una riqueza que logra recoger en su perspectiva las relaciones entre estructuras,

subjetividades y acciones en los procesos de producción de conocimiento. Este enfoque

propone vincular la epistemología y la ontología, dando un nuevo giro ontológico,

posibilitando la integración de las relaciones que se presentan entre estructuras,

subjetividades y acciones en la producción de conocimiento, como elementos

determinantes en el desarrollo de la relación sujeto-objeto (De la Garza, 2018, p. 21). La

propuesta enfatiza que no se trata de volver a concebir una totalidad estructurada, como

sucede en el positivismo. Se considera así un objeto parcialmente estructurado, lo cual

sucede de manera fuerte y débil. Esto no descarta las discontinuidades que suceden, lo

que permite y obliga la introducción de un sujeto con capacidad de acción. De esta manera

se producen “sujetos no sujetados, pero sí vinculados por estructuras” (ibíd., p. 21).

Page 29: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Introducción 13

Esta propuesta parte de realizar una relectura del concepto de totalidad concreta,

entendiéndola como un proceso en movimiento continuo, donde el cambio social debe

considerar lo objetivo y lo subjetivo en su producción. De tal modo, la realidad se estructura

y reestructura por niveles de realidad que permiten la definición de niveles de abstracción

en la formulación de teoría. En esa medida, la configuración se propone como una

traducción metodológica y actualizada del concepto de totalidad concreta, en donde se

pretende ver las relaciones entre estructuras, subjetividades y acciones como una

configuración de configuraciones, formadas por redes sociales con códigos subjetivos,

estructuras continuas y discontinuas, además de funcionalidades y contradicciones,

presentes en distintos niveles de realidad. Esta es una relectura de la relación sujeto-objeto

en donde su dinamismo resulta fundamental al momento de intentar entender los procesos.

De esta manera, se presentan relaciones en un momento histórico dado, lo que implica

que están situadas e interactúan en la medida que se encuentran en el mismo espacio.

Frente a esto señala Hugo Zemelman:

Como la relación con el objeto está mediada por un momento del cual surge esta

necesidad en la que el sujeto se descubre a sí mismo en su relación con otros (los

que están ocupando el mismo momento), se incorpora a la relación con el objeto

un espacio donde el significado del objeto, leído desde la relación del sujeto con

otros sujetos, refleja además el para qué de su apropiación (Zemelman, 2005,

p.126).

La idea de la relación sujeto-objeto desarrollada en y por el espacio es ampliada por Henri

Lefebvre, quien al entenderlo como aquel que contiene y desarrolla los procesos de

producción y reproducción, sus estructuras y las subjetividades que lo alimentan, propone

entender el espacio social como totalidad concreta. Este planteamiento cobra especial

relevancia pues realiza una crítica a los modos usuales y hegemónicos de leer el espacio

de manera fragmentada, asumiendo espacios ideales que se distanciaban del espacio real

o el de la práctica social (Lefebvre, 2013). En esa medida, comprender el espacio real

como totalidad concreta implica reconocer que en este se entrecruzan discursos globales

que buscan darle sentido, así como las prácticas de vida cotidiana de los sujetos, sus

proyectos y diferentes procesos de producción y reproducción; por tanto, el espacio social

alberga y desarrolla las contradicciones propias del modo de producción. El autor entiende

el espacio urbano como contradicción concreta y el estudio de su lógica, de su producción,

Page 30: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

1

4

Introducción

conduce al análisis dialéctico de sus contradicciones (Lefebvre, 1980). Frente a esto

Lefebvre afirma:

Lo ‘real’ social cambia porque las actividades productoras y las formas de esas

actividades se van modificando. De la producción de cosas en el espacio (de tal

suerte que el espacio, indirectamente producido, se constituía en colección, suma

conjunto de objetos), se pasa a la producción directa del espacio en su condición

de tal (Lefebvre, 1976, p. 94).

Asumir que la categoría de totalidad es dinámica implica admitir que la realidad está

incompleta y requiere completarse continuamente, es decir, que el movimiento resulta una

dinámica constituyente de la misma. En esa medida, a fin de poder captar lo dado dándose,

se exige un proceso de razonamiento que permita captar la reconfiguración constante de

lo real. Por lo que la investigación, entendida como el proceso de reconstrucción en el

pensamiento de la realidad en su movimiento mediante la recuperación del principio

teórico-metodológico de “totalidad concreta”, obliga a la necesaria reconstrucción de los

encadenamientos y elementos pertinentes en cada situación concreta y no la simple

aplicación de un modelo teórico general (De la Garza, 1997). Al entender la realidad como

algo incompleto que se está completando se debe asumir en el análisis el par categorial

de la determinación – indeterminación, por lo tanto, la construcción de conocimiento debe

estar abierto para captar los diferentes modos de concreción de la realidad histórica. Dado

que lo real no puede entenderse en un solo nivel, es menester articular los diferentes

planos de realidad presentes en un mismo momento o espacio social, captando lo

heterogéneo y mediato que, en conjunto, hacen lo real de los fenómenos (Zemelman,

2005).

Lefebvre, al realizar su propuesta trialéctica, propone una triada conceptual que permite

tener un acercamiento a lo que De la Garza y Zemelman entienden como niveles de

realidad. Los tres espacios que propone Lefebvre (2013), que articulados configuran el

espacio social, pueden ser entendidos como aquellos procesos que pueden parecer

contradictorios entre sí pero que configuran lo real. El autor parte de asumir la unidad

teórica entre los campos físico, mental y social para proponer tres tipos de espacio: el

percibido, el concebido y el vivido. Estos tres, con los procesos que subyacen a cada uno

Page 31: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Introducción 15

de ellos, conforman el espacio social. El espacio percibido es el de las prácticas espaciales,

refiriendo principalmente a aquellos métodos clásicos de la geografía empleados para

entender e intervenir el espacio. El espacio concebido alude a las representaciones del

espacio, aquellas que buscan direccionar y ordenar el espacio para ajustarlas a lógicas

determinadas del modo de producción y asegurar su reproducción. Finalmente, el espacio

vivido o el espacio de representación resulta subterráneo a los anteriores y es el de la vida

social, en donde se desarrollan los proyectos de los sujetos.

Contemplar el papel que juega el sujeto en la construcción de una realidad en movimiento

hace que se pase de una función deductiva de la teoría a una reconstructiva, posibilitando

la construcción de conocimiento como la reconstrucción teórica de lo dado dándose. La

verificación debe, entonces, desenvolverse también en un proceso reconstructivo, que

contempla una verificación interna, dada por la forma y articulación histórico-lógica, y por

una verificación externa, que procede en la praxis histórica transformadora.

De esta manera, la investigación entiende el hábitat como una realidad en movimiento, en

la cual el espacio social se construye y modifica mediante los procesos relacionales de

quienes la habitan. La apuesta reconstructiva busca captar, a través de la teoría, las

relaciones y procesos sociales que desarrollan el espacio y no solo entenderlo como un

recorte de la realidad carente de relaciones que lo potencian y dinamizan.

Técnicas empleadas

Para el desarrollo de esta investigación se recurrió a la realización de entrevistas

semiestructuradas con habitantes de calle, atendiendo a la definición de estos que adopta

el Estado colombiano, según la cual:

Hoy en día un habitante de la calle es todo aquel que, sin distinción de sexo, raza

o edad, hace de la calle su lugar de habitación, ya sea de forma permanente o

transitoria, y no cuenta con la totalidad de los elementos para solventar las

necesidades básicas de un ser humano (Corte Constitucional, Sentencia T92 de

2015).

En esa medida, las personas que fueron entrevistadas habitaron de manera transitoria o

permanente los lugares estudiados: el Cartucho, el Bronx y, en algunos casos, en ambos

Page 32: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

1

6

Introducción

lugares. El proceso de contacto de estas personas se realizó por medio de instituciones

que atienden habitantes de calle y por bola de nieve.

Se resalta como la realización de entrevistas representa una apuesta para poder analizar

el hábitat desde la cotidianidad de las personas que lo habitan, en este caso los habitantes

de calle, razón por la cual estas representan la principal fuente de información para esta

investigación.

También se realizaron algunas entrevistas a expertos para reforzar el análisis de la política

de seguridad y los procesos relacionados con el cuerpo y el territorio. Para esto, se

contactó a Luis Berneth Peña Reyes, experto en estudio de seguridad en la ciudad de

Bogotá; a Sebastián Lanz y Emilia Márquez de la organización Temblores, quienes

realizaron acompañamiento a la población habitante de calle tras la operación de desalojo

del Bronx; a algunos funcionarios del Distrito que solicitaron mantenerse anónimos y a

Rodrigo Meléndez, quien trabajó en el proyecto de los CAMAD y actualmente hace parte

del área de salud del IDIPRON.

Finalmente, para el análisis de la política pública implementada alrededor de los proyectos

de renovación urbana, se recurrió al análisis documental, contemplando decretos y

documentos institucionales referentes a los proyectos de intervención y a las políticas en

materia social y de seguridad implementadas. Cabe anotar que este análisis fue

complementado con un análisis de prensa centrado temporalmente en las noticias

producidas con temática de habitante de calle, cercanas a la fecha del suceso.

Plan de exposición

Para desplegar el tema propuesto se presentarán tres capítulos encaminados a presentar

el desarrollo del proceso de renovación urbana y cómo a partir de este se produce la

gentrificación, desde la perspectiva del habitar de los habitantes de calle en las ollas. En

esa medida, los capítulos están planeados buscando poner énfasis en cada uno en los

elementos que constituyen el hábitat, en el primero se analizará el habitáculo, en el

segundo, el proceso y en el tercero, el habitante. Aclarando que, si bien se centrará la

mirada en cada uno de estos elementos, al ser el hábitat un proceso integral se

encontraran elementos de estos tres componentes en los diferentes capítulos.

Page 33: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Introducción 17

El primer capítulo expone cómo sucedió la renovación urbana desde lo proyectado por el

Distrito. Para esto, se aborda el análisis de las políticas urbana, social y de seguridad

implementadas. Se finaliza con un esbozo inicial de las consecuencias de esta

intervención, atendiendo a los objetivos propuestos por la administración, que concluye

con los procesos de desplazamiento y reasentamiento que sucedieron después del

desalojo.

El segundo apartado busca presentar cómo se produce el deterioro de los espacios,

entendiéndolo como momento inicial de la gentrificación, en esa medida, se realiza un

recorrido histórico de estos para entender cuáles son las prácticas espaciales que permiten

que una olla surja y se mantenga en un lugar, para así comprender cuál es el papel que

estos lugares juegan en los procesos de producción de la ciudad.

El tercer capítulo enfatiza en la relación existente entre los cuerpos que habitan la olla y el

territorio, cuáles son los efectos que tienen las prácticas de control sobre estos lugares en

los cuerpos de los sujetos, es decir, los procesos de mímesis que se generan entre cuerpos

y territorio, para finalizar con los procesos de subjetivación y campos de acción de los

habitantes de calle.

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Page 35: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 1. Renovación urbana: los discursos y sus efectos

El 28 de mayo de 2016 el centro de la ciudad de Bogotá amaneció envuelto en estallidos

y gases, provenientes de una de las zonas que, hasta entonces, había sido considerada

la más problemática de la ciudad, una tierra de nadie. Ese día, bajo la administración del

alcalde Enrique Peñalosa se realizó un operativo cuyo objetivo fue desalojar el principal

centro de expendio de sustancias psicoactivas ilegales de la ciudad: la calle del Bronx.

Posteriormente, una gran cantidad de habitantes de calle que se encontraban en este lugar

fueron desplazados alrededor del centro de la ciudad.

Este hecho traía a la memoria, cual déjà vu, un suceso muy similar ocurrido en 1998, el

desalojo de la que, en otrora, antes de posicionarse el Bronx, fue la olla más importante

de la ciudad. La coincidencia no es gratuita, el operativo se realizó bajo el mandato del

mismo alcalde, afectando la misma población y, de hecho, con casi los mismos objetivos.

Entre tanto, con el transcurso del tiempo, las consecuencias de aquella intervención se

convirtieron en esa segunda gran olla que el presente obliga a recordar: el Bronx. Ambas

intervenciones representaban el inicio de proyectos de renovación urbana o la destrucción

de lo que se encontraba deteriorado, para construir una nueva y embellecida

infraestructura.

Para entender qué significa la renovación urbana vale la pena remontarse a los desarrollos

de los geógrafos marxistas que proponen entender el espacio a través de lo que

denominaron economía política del espacio. Este enfoque resalta el papel que juegan los

territorios en el marco de una economía global, especialmente las ciudades, dando paso a

procesos de producción espacial que buscan ajustar los lugares a las necesidades de

circulación del capital. En esa medida, la producción de espacios busca que los flujos del

Page 36: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

20 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

capital sean posibilitados mediante la construcción de espacios isotrópicos, que pueden

verse replicados con grandes similitudes entre sí en el marco de una economía global2

(Lefebvre, 1980). De esa manera, los flujos de capital pueden desenvolverse en los

diferentes territorios sin verse obstruidos por barreras locales, pues estos espacios se

moldean de acuerdo con las necesidades de flujo de capitales.

El ciclo de circulación del capital contempla a las ciudades y los procesos de urbanización

como parte esencial del control del proceso de valorización del capital. Esta necesidad se

ha visto impulsada y profundizada por los procesos de gobierno que hoy imperan en las

ciudades. La adopción global de políticas neoliberales, por las cuales la financiación estatal

de proyectos es cada vez menor, ya que se da una fuerte prelación a los grandes

capitalistas en la definición de la política, ha impuesto a las ciudades un ritmo de

competición en el cual, para asegurarse la consecución de recursos, se ven obligadas a

competir en el mercado global, viendo sus proyectos de ciudad supeditados a las

necesidades de circulación del capital (Harvey, 1985). La meta de las ciudades, en el

marco de economías neoliberales, es convertirse en ciudades globales competitivas. En

este marco, los proyectos de renovación urbana resultan de vital importancia, a fin de

ajustar la producción de las ciudades a las necesidades de circulación del mercado.

Este proceso supone a las ciudades una fuerte carga, pues implica que la valorización de

sus territorios entra a jugar como un indicador de buena gestión. Las ciudades se ven

obligadas a competir por recursos de inversores globales y la alta o baja atracción de ellos

se ve mediada por la cantidad de espacios isotrópicos que las ciudades son capaces de

2 Lefebvre define los espacios isotrópicos como: “(…) lo que constituye un mismo lugar. Si en otra parte existe un lugar homólogo o análogo, dicho lugar pertenece a la isotropía” (Lefebvre, 1980). En otro apartado extiende este concepto sobre los espacios homólogos afirmando: “"La conversión de bienes muebles del espacio presenta exigencias muy severas. Se inicia con el suelo que, como primera providencia, se debe sustraer al influjo de los propietarios de bienes raíces tradicionales. No sin dificultades y conexiones (las rentas). La conversión en bienes muebles se extiende luego a la totalidad del espacio. Este debe recibir un valor de intercambio (...). Ahora bien, el intercambio implica y supone intercambiabilidad. La cambiabilidad que hace de él una mercancía análoga a una cantidad de azúcar o acero, exige que sea comparable a otros lugares, e incluso a todos los lugares de las mismas características"(Lefebvre, 1976). En esa medida se entiende que la gran mayoría de espacios urbanos tienden a ser isotrópicos en el marco del proceso de globalizar lo urbano que planea el autor y opone al concepto de Isotropía el de heterotropa, como espacios otros que en cierta medida logran escapar a las imposiciones del capitalismo. Sobre este último concepto vale la pena revisar el prólogo de Ciudades rebeldes, de David Harvey, en donde el autor hace énfasis en el carácter político de estos espacios.

Page 37: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 1. Renovación urbana: los discursos y sus efectos 21

ofrecer. Sin embargo, la búsqueda por asegurar espacios estratégicos para la captación

de capitales se enfrenta con una realidad latente en las ciudades latinoamericanas.

Los centros urbanos se caracterizan por estar poblados por clases bajas y media bajas, lo

que representa una barrera al momento de atraer grandes capitales que inviertan en la

ciudad. En el caso bogotano, el centro de la ciudad, antiguamente habitado por clases

altas, se fue despoblando de estas a medida que se seguían tendencias de habitar zonas

alejadas del centro, siendo rematados tras los escenarios de violencia y destrucción de

infraestructura vividos durante el Bogotazo. Esto condujo a la disminución y anulación de

inversión en mejoras por parte de los propietarios y, por tanto, al deterioro de estos lugares.

En este marco entran a jugar un importante papel los procesos de renovación urbana

impulsados por los gobiernos, con el fin de recuperar o renovar ciertas zonas de la ciudad

consideradas como deterioradas. Estos procesos buscan asegurar la captación de renta

potencial en tales lugares mediante la construcción de mejoras. El problema que surge de

estos proyectos es que traen implícita la lógica de desplazamiento de la población que se

encuentra viviendo en estos lugares, pues ella no se ajusta a las nuevas exigencias que el

mercado de tierras y consumo le imponen. Para explicar este proceso resulta útil el

entendimiento de la gentrificación como un proceso en el cual una clase resulta por

expulsar a otra de su territorio original.

Neil Smith (2012) propone la teoría de la brecha de renta para entender por qué se

producen los procesos de gentrificación. Esta es la diferencia que existe entre la renta

potencial y la renta actual que se obtiene en un lugar específico. Si bien el autor resalta

cómo es posible que este diferencial se produzca por otros mecanismos, para los casos

estudiados en la presente investigación se considera que el diferencial deriva de procesos

de desvalorización del suelo urbano, causados por el deterioro, la expansión de la ciudad

y la reconfiguración de las centralidades urbanas, que hace de estas zonas objeto de gran

valorización potencial debido a su ubicación estratégica. De esta manera, la existencia de

un diferencial de renta provoca el interés de agentes que invierten en suelos,

urbanizadores e inmobiliarios, entre otros, quienes encuentran en estos lugares la

posibilidad de realizar desarrollos urbanísticos a un bajo costo y con un gran margen de

ganancia. En este marco surgen los proyectos de renovación urbana.

Page 38: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

22 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

Para el caso de las ciudades latinoamericanas esa tendencia es clara al momento de

considerar las políticas urbanísticas frente a los centros históricos. La renovación como

tendencia urbanística surge ante el deterioro de los centros urbanos y el creciente interés

económico sobre los mismos, la premisa es asegurar la valorización de lugares que, por

su centralidad, valor histórico, ente otros, se sitúan como potenciales atractores de

proyectos urbanísticos que pueden considerarse de lujo. Esta tendencia hace énfasis en

elementos de paisaje sin considerar las relaciones sociales que se tejen en los territorios

o las condiciones de existencia de los habitantes originales y resulta, usualmente, en la

expulsión de los habitantes originales, quienes no son capaces de asumir las nuevas

condiciones. Es preciso aclarar que la renovación urbana no es un tratamiento urbanístico

que tenga su origen en el neoliberalismo, sin embargo, con la entrada de estas políticas a

las ciudades latinoamericanas este tipo de intervenciones se posicionó como la posibilidad

de establecer nuevos nodos en la ciudad, especialmente en los centros urbanos, que

permitieran posicionar a la ciudad como competitiva y global.

Los casos del Cartucho y del Bronx son dos ejemplos significativos de este tipo de

intervenciones. Ambas zonas se situaban en el centro de Bogotá y eran conocidas como

las ollas más grandes de la ciudad; la primera existió hasta el año 1998 y la segunda hasta

2016, momento en que fueron intervenidas por decisión distrital. Los lugares denominados

“ollas” se caracterizan por concentrar puntos de expendio de sustancias psicoactivas

ilegales, mercado alrededor del cual se desarrollan otro tipo de actividades ilegales como

lo son la venta de armas, el tráfico de personas, las falsificaciones, entre otros. Estos

lugares suelen permitir el consumo de las sustancias que allí se venden, lo que da pie a

una alta presencia de habitantes de calle, especialmente si se expende bazuco. Este hecho

permite, en algunos casos, que en el lugar también se concentren actividades propias de

la cotidianidad de habitantes de calle, como el alquiler de piezas, negocios cartoneros o

recicladoras.

La relación entre el Cartucho y el Bronx suele ser entendida como una relación directa: la

segunda olla surge a partir del desalojo que sucedió en la primera; de este modo, el Bronx

es la consecuencia de una política urbana mal implementada. El desalojo del Cartucho

sucedió en el año 1998, durante el primer año de la alcaldía de Enrique Peñalosa, proceso

que terminó en el 2004 con la entrega del Parque Tercer Milenio. A partir de allí, el Bronx

se posiciona como la olla de mayor importancia de la ciudad. Tiempo después, en el 2016,

Page 39: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 1. Renovación urbana: los discursos y sus efectos 23

el mismo alcalde decide repetir la fórmula de intervención y decide desalojar lo que se

conocía como la L o el Bronx.

Este capítulo pretende analizar la implementación de las políticas que rodearon los

procesos de renovación urbana, centrándose en los efectos acarreados por la población

habitante de calle. Para este fin se analizarán las políticas urbana, social y de seguridad,

implementadas por el Distrito en el periodo 1998 – 2016, en la medida en que estas tres

políticas influyen en los procesos de renovación. Posteriormente, se analizarán las

trayectorias de la población habitante de calle tras los procesos de intervención, con el fin

de evidenciar los efectos a nivel de la ciudad que se presentaron a raíz de estas políticas.

Política Urbana

Para analizar la política urbana se recurrirá principalmente a aquellos instrumentos que

refieren específicamente a los procesos de intervención y renovación de las zonas

estudiadas, a saber, el Decreto 88 de 1998, "por medio del cual se adopta el programa de

Renovación Urbana para la recuperación del sector comprendido por los barrios San

Bernardo y Santa Inés y su área de influencia y se establecen normas específicas para

algunos de los sectores dentro del área de Renovación Urbana"; el Decreto 145 de 2013,

"por medio del cual se anuncia la puesta en marcha del componente urbanístico del

proyecto de iniciativa pública denominado El Bronx" y el Decreto 396 de 2016, que modifica

el Decreto 145.

Los decretos mencionados se enmarcan en un conjunto normativo compuesto por los

planes de ordenamiento territorial y planes parciales de las zonas contempladas y sus

alrededores. Estos conjuntos no se analizarán en su totalidad, ya que no contienen una

mención específica respecto a la población que se está estudiando ni arrojan elementos

diferentes de los especificados en los decretos que se mencionaron como relevantes. Sin

embargo, es preciso aludir algunos elementos generales que servirán a modo de contexto.

La primera mención en la normatividad urbana que ubicó los barrios de Santa Inés y Voto

Nacional como zonas susceptibles de recibir tratamiento de renovación urbana se realiza

en el Decreto 333 de 1992, el cual define el plan operativo del centro como plan general

de renovación urbana. A partir de allí, las diferentes normativas que definen lo que se

conoce como Plan Centro han variado respecto a la delimitación de la zona considerada,

Page 40: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

24 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

pese a ello los barrios en cuestión se han mantenido de manera constante en estos planes

como zonas a renovar. Cabe anotar la transformación que ha sufrido la regulación acerca

del uso que debe adoptar este sector. El Decreto del 92 hacía énfasis en la necesidad de

rehabilitar el espacio público como forma de asegurar armonía y continuidad en el espacio

urbano. Esto contrasta con lo estipulado en el Decreto 492 de 2007, el cual define el Plan

Centro que hoy está vigente, en donde se afirma la tendencia que se venía desarrollando

de considerar esta zona como un lugar estratégico para el consumo de los residentes,

proyectados con un poder adquisitivo medio y alto. En un texto que analiza los procesos

de renovación urbana del centro de Bogotá, Pérez y Velázquez afirman que la definición

del Plan Centro vigente consolida al centro como un espacio destinado a atraer mercados

de consumo, en esa medida, se convierte al centro tradicional en una oportunidad para la

especulación urbanística, dando lugar a prácticas predatorias que fomentan el deterioro

del sector (Pérez & Velásquez, 2013). Por otro lado, María Clara Vejarano, urbanista que

estudió los procesos de transformación del centro de Bogotá, muestra cómo la

especulación en las zonas centrales es posibilitada y fomentada desde la entrada en

vigencia del Acuerdo 7 de 1979. Esta norma que aprobó el plan de desarrollo integral

integró los tratamientos de redesarrollo, rehabilitación, conservación y desarrollo, muy

similares a los definidos en la actualidad. De esta manera los barrios de la periferia del

centro tradicional fueron catalogados como zonas de redesarrollo, creando una distinción

de los espacios del centro de la ciudad. De este modo, los que se destinaron a

conservación son protegidos por sus poseedores y políticas urbanas, mientras los otros se

condenaron al deterioro, potenciando así la especulación, pues sus poseedores solo

daban espera a los proyectos que intervendrían estas zonas (Vejarano, 2019). De esta

manera, es posible afirmar que la normatividad urbanística es la que ha abierto la puerta

para la especulación del suelo en zonas centrales y la que ha posibilitado la ejecución de

prácticas espaciales que fomentan el deterioro de los espacios urbanos, lo que también

implica la disminución en la calidad de vida de sus habitantes y el sometimiento a prácticas

que refuerza en ellos la idea de la imposibilidad de habitar estos lugares, haciéndoles

suponer que no les pertenecen, tal como se verá más adelante.

Al referir la normativa específica que reglamenta las intervenciones de los barrios Santa

Inés y Voto Nacional, la primera disposición que se debe mencionar es el Decreto 880 de

1998, que fue expedido tras la intervención del Cartucho. Con él, se buscaba establecer

los parámetros para la renovación urbana de este lugar y de las zonas circundantes. Así,

Page 41: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 1. Renovación urbana: los discursos y sus efectos 25

se proponía realizar la intervención de los barrios San Bernardo, Santa Inés, La Capuchina,

Eduardo Santos, Voto Nacional y San Victorino. Como se evidencia, por su área de

influencia, este era un plan ambicioso que se proponía como objetivos la recuperación y el

mejoramiento del sector, haciendo énfasis en la habitabilidad social, el equilibrio de usos,

la protección del espacio público, la arquitectura y el sentido simbólico del centro de la

ciudad como patrimonio cultural, social y económico; la reorganización de la estructura

urbana con la definición de espacio público y la creación del Parque Tercer Milenio,

proyectándolo como un elemento urbano importante que posibilitara la articulación de la

estructura urbana (Alcaldía Mayor de Bogotá, Decreto 880 de 1998).

Este decreto solo logró ejecutarse de manera parcial con la construcción del parque Tercer

Milenio y la renovación de San Victorino, sin embargo, estas intervenciones no lograron

alcanzar su propósito plenamente, lo que se evidencia con las posteriores intervenciones

propuestas para estos sectores, especialmente el Parque Tercer Milenio, que fue

nuevamente renovado en el 2019, bajo el amparo del mismo decreto, buscando una mayor

afluencia de personas hacia este. El principal impacto conseguido con el proyecto tiene

que ver con la valorización de los predios del sector, llegando a alcanzar variaciones de

valor de hasta 1000% en el transcurso de los 10 años siguientes a la realización del

desalojo (CPAT & Parces ONG, 2017). Cabe anotar que muchos de los que resultaron

beneficiados con la compra de predios por parte del Estado fueron los jíbaros o

expendedores que controlan el tráfico de sustancias. Ellos, ante la inminencia de la

demolición del Cartucho, aprovecharon la ocupación de las casas que habían sido

abandonadas para apoderarse y cobrar por ellas (Morris & Garzón, 2010).

Cabe anotar que ni el decreto ni los documentos de soporte de la intervención contemplan

alguna propuesta específica respecto a la población habitante de calle que fue desalojada.

Esta es mencionada únicamente en dos ocasiones, por un lado, se la contempla como una

de las amenazas al proyecto de renovación propuesto, por otro, esta población se

especifica como el objetivo de desarrollo social, que explícitamente se limita a brindar

programas asistenciales, los cuales se evaluarán más adelante. Pese a ello, esta es

mencionada continuamente en el discurso público permitiendo asociarla como un elemento

de deterioro urbano. Sin embargo, en términos urbanísticos, no se contempla la solución

a la habitabilidad que le es negada mediante el desalojo realizado. Desde un inicio, no se

les reconoce como habitantes válidos del espacio en cuestión, los objetivos propuestos

Page 42: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

26 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

solo contemplan su desplazamiento y eliminación de la zona que se interviene, por lo cual

tampoco se menciona o proyecta un espacio en el que les sea posible permanecer.

Posteriormente, en el 2013, la alcaldía de Gustavo Petro expidió el Decreto 145, con el

cual se buscaba consolidar, espacialmente, una serie de medidas de política social

implementadas durante esta administración. La normativa buscaba realizar las

actuaciones necesarias para dar inicio a un proyecto de renovación del barrio Voto

Nacional, en la zona de El Bronx, con el fin de desarrollar vivienda y equipamientos para

la atención de población habitante de calle, el decreto cita:

El proyecto buscará la dignificación de la vida del habitante de calle y, en general,

el mejoramiento de las condiciones de vida en el sector, a través de distintas

actuaciones que incluirán vivienda transitoria, localización de dotacionales y

equipamientos y recuperación de espacios públicos (Alcaldía Mayor de Bogotá,

Decreto 145 de 2013).

Esto representa un gran contraste con el proyecto que posibilitó la renovación del

Cartucho: la mención de la población habitante de calle se realiza de manera explícita,

reconociendo su existencia en el espacio intervenido, no solo como un factor problemático

a expulsar o eliminar sino en una dimensión que les considera como sujetos con posibilidad

de ser en el espacio. Sin embargo, este proyecto de renovación no llegó a ser ejecutado.

En el año 2016, tras la realización de la intervención del Bronx, se aprobó el Decreto 397,

que plantea los nuevos lineamientos para el proyecto de renovación de esta zona,

realizando modificaciones al Decreto 145. De los cambios realizados resulta relevante

mencionar dos. El primero elimina de manera tajante el objetivo relacionado con la

dignificación de la vida de habitantes de calle, dejando únicamente como propósito el

mejoramiento de la infraestructura urbana en la zona de intervención. El segundo es el

cambio de usos de suelo posibilitados a través del proyecto de renovación. El Decreto 397

elimina el uso destinado a viviendas de interés social, restaurando los usos que fueron

planteados en el Decreto 880 de 1998, que estipuló los lineamientos de la renovación de

lo que en algún momento fue El Cartucho, estableciendo el uso comercial como el principal

para la zona a intervenir. Estos cambios significan la restauración, sin mayores

Page 43: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 1. Renovación urbana: los discursos y sus efectos 27

modificaciones, del proyecto inconcluso que propuso la alcaldía de Enrique Peñalosa en

1998.

En la actualidad este proyecto se encuentra en ejecución, realizada la demolición de lo que

en otrora fue El Bronx. Cabe resaltar que la alcaldía ha expresado su interés por desarrollar

industrias culturales en este lugar como parte de la economía naranja, la cual es uno de

los pilares del plan de gobierno del presidente Iván Duque; esto puede ser entendido como

un guiño de la alcaldía para asegurar el apoyo del gobierno nacional en el proyecto a

ejecutar, así se realizan visitas conjuntas a la zona acompañadas de una fuerte difusión

en medios, que buscan mostrar los resultados tras las críticas recibidas por el desalojo

sucedido.

Desde el sitio que en el pasado fue el mayor centro de tráfico de drogas y armas

del centro de Bogotá, tanto el presidente Iván Duque como el alcalde de Bogotá,

Enrique Peñalosa, lanzaron la convocatoria para construir un escenario cultural en

el antiguo Bronx, ubicado entre las calles 9 a 10 y entre las carreras 15 y 15ª (El

Tiempo, 19 de octubre de 2018).

Impulsar este tipo de proyectos económicos en el sector no responde solamente a un

propósito de impulso, valga la redundancia, de determinado sector desde el gobierno

central; este interés debe ser entendido también como una búsqueda por asegurar la

inserción de los espacios urbanos renovados dentro de las exigencias de las ciudades

globales, donde el discurso de promoción de este tipo de economía encuentra un fuerte

impulso. De esta forma, se refuerza la idea según la cual los proyectos urbanos buscan

asegurar la producción de espacios isotrópicos que se inserten en economías globales,

para garantizar así la circulación de capitales (Lefebvre, 1976).

La estrategia mediática ha sido acompañada de un intento de posicionar el lugar como un

escenario cultural, con la realización de festivales, conciertos y eventos impulsados por el

Distrito. Estas acciones pueden ser entendidas como una tentativa de consolidar un

proceso de gentrificación por la vía de una modificación de las prácticas culturales que se

desarrollan en el sector, entendiendo los procesos de gentrificación, según las posturas

más liberales, como benéficos, pues posibilitan la atracción de capitales y suceden gracias

a transformaciones en los hábitos de quienes frecuentan y viven en los lugares (Ley, 2016).

Page 44: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

28 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

Sin embargo, la forma en que se desarrolló el desalojo a la par del desconocimiento de la

población que fue desplazada pone en evidencia los límites de este enfoque y la necesidad

de considerar los procesos económicos que subyacen a la gentrificación.

Política Social

El reconocimiento del habitante de calle como un sujeto de derechos se hace posible

después de la Constitución Colombiana de 1991. Esta carta, al tener una orientación

filosófica que hace énfasis en la dignidad humana, permitió considerar al habitante de calle

como un ciudadano que escoge la habitanza en calle en el ejercicio de su derecho al libre

desarrollo de la personalidad. Este tránsito significó un giro importante respecto a la

normatividad existente anteriormente, la cual consideraba la indigencia como un problema

de seguridad y la sancionaba en los códigos penales (Lozano & Santamaría, 2017).

Es preciso señalar que Bogotá es pionera en la creación de programas de atención a

población habitante de calle. Desde la década de los 70 se creó el Instituto Distrital para la

Protección de la Niñez y la Juventud –IDIPRON, este se centraba en brindar asistencia a

lo que se denominó “gaminismo”, entendido como niños y niñas que habitaban la calle,

conformando combos y acudiendo a la mendicidad y al robo (Farfán, López, & Martínez,

2018). Estos programas estaban centrados específicamente en niños y niñas, hasta la

década del noventa se empiezan a desarrollar programas para la atención de la población

adulta.

Desde antes que se realizara la intervención del Cartucho el Distrito tenía algún nivel de

acercamiento a esta población, ya que el IDIPRON contaba con algún tipo de

reconocimiento entre habitantes de calle. De hecho, este instituto fue el que buscó realizar

ejercicios de caracterización, permitiendo la realización de un primer censo piloto a

habitantes de calle en el año 1997. Pese a esto, es preciso aclarar que los funcionarios de

la administración distrital tenían vedada la entrada al Cartucho, por lo que estos

organismos debían desarrollar estrategias de atención en las afueras de la olla. Así lo

evidencian los registros de los cuatro primeros censos realizados a habitantes de calle –

CHC, donde se relata que para realizar el conteo y caracterización de habitantes del

Page 45: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 1. Renovación urbana: los discursos y sus efectos 29

Cartucho se debió recurrir a paseos con algunos de sus integrantes o conteos no

detallados (DANE & IDIPRON, 1999, 2001, 2004; IDIPRON, 1997).

Para entender el proceso de atención social que se dio alrededor de la intervención del

Cartucho es preciso estimar cómo, desde inicios de la década del 90, se inició una

visibilización de la habitabilidad en calle, desde el ámbito académico y por parte de líderes

pertenecientes a esta comunidad. Así, se aseguró la presión suficiente para permitir la

creación de programas específicos para atender a esta población. Ejemplos de ello son,

por un lado, el programa de atención al adulto mayor indigente, lanzado en 1995, hecho a

resaltar ya que hasta el momento la oferta institucional se centraba en menores de edad;

por otro lado, el establecimiento de un comité interinstitucional con participación de

habitantes de calle, donde se impulsaron propuestas para la dignificación de la vida de

estas personas, espacio que duró solamente un año, entre 1994 y 1995. Estos elementos

cobran vital importancia dado que implican un viraje en el tratamiento de esta población,

antes de ello sus integrantes eran denominados como vagos o mendigos. A partir de estos

procesos el habitante de calle es reconocido como tal y se da inicio a una serie de medidas

para su protección (Farfán et al., 2018, p. 180).

Por otro lado, es preciso resaltar que la intervención realizada en el Cartucho inició en

1998, pero permanecieron asentamientos allí hasta el año 2004 cuando se entregó el

parque Tercer Milenio. Para el momento del primer desalojo, realizado en 1998, el Distrito

contaba con una casa de atención a habitantes de calle en las inmediaciones del Cartucho.

Tras la realización de la intervención, el IDIPRON se vio en la necesidad de crear dos

nuevos patios temporales en los alrededores, para atender a quienes desearan acceder a

los servicios del Distrito. Posteriormente, se creó una nueva sede, ubicada en Puente

Aranda, previendo que los patios temporales se encontraban en la zona que sería

demolida. Así se aseguró una ampliación de la estructura institucional destinada a la

atención a habitantes de calle. Cabe aclarar que, si bien el IDIPRON se especializa en la

atención de niños, niñas y jóvenes, la atención ofrecida en ese momento se extendió

también a adultos, con el fin de poder atender la emergencia social generada (ibíd., p. 175).

Pese a la ampliación de programas de atención, estos se limitaron a brindar ayuda

asistencial a los afectados mientras que los programas que buscaban salidas a mediano y

largo plazo continuaron centrándose en la población menor de edad. La atención en estos

Page 46: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

30 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

casos consistía en internarse en los patios y atravesar una serie de pasos al interior de la

institución para asegurar un proceso de resocialización. Los principales resultados de

estos programas se vieron reflejados en la población menor de edad, con quienes se logró

una fuerte disminución, mayor en comparación con los habitantes mayores de edad. Pese

a los esfuerzos realizados, la atención dada a habitantes de calle no fue suficiente y esta

población continuaba creciendo (Ver gráfico 1). Según los datos del segundo CHC,

realizado un año después de iniciada la intervención al Cartucho, solo el 8,8% de

habitantes de calle recibían ayuda institucional (DANE & IDIPRON, 1999, p. 42). Con el

tiempo y las mejoras realizadas en los programas de atención esta cifra logró

incrementarse, sin embargo, la población atendida continuaba siendo baja. Para el 2004,

fecha en que se entregó el parque Tercer Milenio, 24% de los habitantes de calle afirmaban

recibir apoyo institucional (DANE & IDIPRON, 2004, p. 59) mientras que el total de esta

población se había incrementado en un 200% durante el periodo de la intervención.

Gráfico 1 Tasa de habitantes de calle en Bogotá

En ese sentido, si bien se posibilitaron algunos logros para los menores de edad que

habitaban la calle, los demás integrantes de la población, que iban aumentando, no

encontraban en la institución algún elemento que les posibilitara transformar sus vidas. Tal

como afirma una ex recicladora que se vio afectada por la intervención al Cartucho:

Nos prometieron muchas cosas, como un famoso ecoparque de reciclaje para los

recicladores, un famoso barrio para las personas que no teníamos casa, ¡que no

1213

16

13

7

21

7

12

16

21

12 11 12

1997 1999 2001 2004 2007 2011 2017Tasa

po

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10

.00

0 h

abit

ante

s

Censo

Menores de edad

Total POBL

Fuente: Elaboración propia a partir de los siete censos realizados a habitantes de calle

Page 47: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 1. Renovación urbana: los discursos y sus efectos 31

tenemos! (…) y solo nos dieron capacitación a los bodegueros para aprender a

reciclar, pero nosotros ya sabíamos reciclar (Entrevista a Olga Lucía Pico, citada

en: Morris & Garzón, 2010).

Otro elemento que resalta la imposibilidad del Distrito de atender de manera efectiva a la

mayor parte de la población tiene que ver con el traslado indiscriminado de varias personas

que se negaron a recibir servicios de atención, estas, tras una valoración de la Secretaría

de Salud, fueron llevadas a clínicas psiquiátricas. Queda la voz de una de ellas afirmando

“nosotros no somos locos sino marihuaneros” (Quintero, 2008, p. 108).

De este proceso cabe señalar cómo, a raíz de la intervención y dada la necesidad de dar

atención a la población desplazada, el Distrito se vio en la obligación de asegurar un

fortalecimiento de su infraestructura para dar cabida a la emergencia social generada. Por

otro lado, también se evidencia la emergencia de un sujeto de control, cada vez más

caracterizado, en el ámbito de lo público, en un intento de asegurar su control mediante el

tratamiento institucional, el cual consistía en el aislamiento de la población en vía a realizar

procesos que posibilitaran su funcionalidad en la sociedad. Este procedimiento resulta

característico de los regímenes disciplinarios descritos por Foucault, que buscan asegurar

la separación de lo normal de lo anormal en la sociedad, mediante el aislamiento. En esa

medida, la construcción de nuevos espacios destinados a tal fin responde a la necesidad

de arquitecturar un espacio y asignarle un lugar en la ciudad para erigir los monumentos

de la separación (Foucault, 2011). La política social implementada durante este primer

periodo se veía en consonancia con la política urbana que consideraba al habitante de

calle como un problema de paisaje que, en consecuencia, debía aislarse de los espacios

destinados a la población normal. Pese a los esfuerzos realizados, las personas que se

lograban atender por las vías institucionales continuaban siendo muy pocas y la población

habitante de calle continuaba creciendo.

A partir del 2004, con la llegada de gobiernos de corte social a la ciudad, se inició un

periodo en que la política social que ya existía se complementó con diferentes programas

de prevención, enfocados en atender la población más vulnerable de la ciudad. El efecto

de esta decisión puede registrarse a través de la disminución de habitantes de calle que

ocurrió a partir del año 2004 (Ver gráfico 1). Esta tendencia se vio consolidada en el 2011,

durante la alcaldía de Gustavo Petro, quien realizó algunos cambios en la forma como se

Page 48: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

32 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

atendía a la población habitante de calle. En primer lugar, se dio un viraje al instituto que

tradicionalmente había atendido a niños y niñas en situación de calle para centrarse en

actividades de prevención. De esta manera, el IDIPRON define como parte de su población

objetivo a “trapecistas”, entendidos como aquellos que se encuentran en fuertes

condiciones de vulnerabilidad y con alto riesgo de habitar la calle. Por otro lado, se inició

una estrategia de mitigación para la población consumidora, haciendo un fuerte énfasis en

entender este problema como uno correspondiente a la salud pública e introduciendo a la

Secretaría de Salud como una de las encargadas de atender a los habitantes de calle. En

este marco se crean los Centros de Atención Médica a Drogodependientes –CAMAD, los

cuales atendían a la población en las inmediaciones de las ollas con el fin de mitigar los

efectos del consumo de bazuco (CPAT & Parces ONG, 2017). En este periodo también se

emite el Decreto 560 de 2015, que establece la política pública distrital para el fenómeno

de habitabilidad en calle. Este documento, emitido antes de acabar el periodo de Gustavo

Petro, reúne las experiencias recogidas en los procesos de atención a habitantes de calle

y establece las rutas necesarias para asegurar la resignificación del fenómeno y la

dignificación de estos. Las experiencias y procesos desarrollados en materia de política

social enfocada a habitantes de calle en la ciudad de Bogotá han significado un punto de

partida para la formulación de políticas en el resto del país. Aquí resaltan las reflexiones y

caracterización de esta población, que contribuyeron a la construcción de su definición por

parte de la Corte Constitucional y a la formulación de la política pública de habitante de

calle, vigente a nivel nacional.

El segundo periodo de la alcaldía de Enrique Peñalosa tuvo un viraje en la política social y

significó un retroceso en algunos aspectos. En primer lugar, el alcalde decidió reasignar el

presupuesto que se tenía destinado para la atención de esta población, dejó como principal

responsable a la Secretaría de Integración Social y eliminó de esta labor a la Secretaría

de Salud, que anteriormente tenía el mayor peso en esta tarea. Tal como explica el médico

Rodrigo Méndez, quien trabajó en los CAMAD y ahora hace parte del área de salud del

IDIPRON, con esta decisión se desestimuló de manera significativa la posibilidad de

entender los problemas asociados a la habitabilidad en calle como problemas de salud

pública, afectando así el derecho a la salud, ya que delegar esta atención a los organismos

encargados de atención social hace que no sea posible asegurar la implementación de

muchas medidas para mejorar la salud de habitantes de calle (Entrevista a Rodrigo

Méndez, 28 de noviembre de 2019). Esta transformación presupuestal se vio reflejada en

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Capítulo 1. Renovación urbana: los discursos y sus efectos 33

la capacidad de acción de las instituciones, tal como relata un funcionario de la Secretaría

de Integración Social; además de la salida de la Secretaría de Salud de estos programas,

otros organismos distritales se vieron afectados. Por un lado, el IDIPRON se enfrentó a

una fuerte disminución presupuestal y, con ello, de los equipos territoriales encargados de

realizar contactos con la población vulnerable. Por otro lado, aunque se vio un ligero

aumento presupuestal en la Secretaría de Integración Social, este no fue significativo

respecto a aquel que se le quitó a la Secretaría de Salud, además, los equipos territoriales

y de atención se vieron afectados por un recambio del personal, eliminando la experiencia

que esta entidad adquirió en las anteriores administraciones (Entrevista a Santiago3,

Agosto 13 de 2019).

Para el momento de la intervención al Bronx, la alcaldía buscó asegurar la atención por

medio de la estructura existente, sin embargo, las entidades encargadas de prestar

atención no fueron avisadas de la operación que se realizaría hasta el momento en que

esta había iniciado. La Personería llegó a acompañar el procedimiento cinco horas

después de haber iniciado y la Secretaría de Seguridad afirma que el operativo no contó

con sus equipos de Derechos Humanos (CPAT & Parces ONG, 2017). Por su parte, la

Secretaría de Integración Social expone que no obtuvo información de cómo se planeó la

intervención y, por tanto, no le fue posible diseñar estrategias adicionales:

Los datos base para tomar la decisión de la intervención fueron consolidados a

partir de un proceso de inteligencia realizado en la zona, a cargo de la Policía

Metropolitana y la Secretaría Distrital de Gobierno. Esta información en ningún

momento fue compartida con los demás sectores de la Administración Distrital,

teniendo en cuenta la importancia de la reserva para evitar que se filtrara la

información sobre la intervención a realizar, lo cual ponía en riesgo la efectividad

del operativo.4

3 La persona entrevistada prefirió mantenerse anónima, por lo cual se ha cambiado el nombre. 4 Respuesta dada en un derecho de petición realizado por la UTL de la Senadora Ángela María Robledo a la Secretaría de Integración Social.

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34 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

Esto evidencia una prelación del enfoque de seguridad en el desarrollo del operativo por

sobre el deber del Distrito de garantizar los derechos de las personas que serían afectadas.

Como no fue posible realizar una planeación previa de las actividades a realizar durante la

intervención, la atención social se vio limitada y tuvo que actuar de manera contingente.

Durante la intervención se denunció el abuso de la fuerza por parte de la policía y la

negación de servicios a los afectados, especialmente de salud, como una estrategia que

buscaba inducir a las personas a acudir a los centros de atención (CPAT & Parces ONG,

2017). Posteriormente, esta premisa se posicionó en el Distrito como un mecanismo para

disuadir a habitantes de calle de permanecer en ella, esto queda registrado en una frase

emitida por el alcalde al iniciar una campaña para que los ciudadanos no le brinden ayuda

a los habitantes de calle, en la que afirma que “no hay que hacerle la vida fácil a los

habitantes de calle” (El Espectador, 29 de agosto de 2016). Con esto se les negaba su

condición de vulnerabilidad, el derecho al libre desarrollo que ejercen al permanecer en la

calle y el hecho de que a muchos de ellos no les interesa recibir atención dentro de las

instituciones. Así lo atestigua Ricardo5 al referirse a los programas institucionales, quien

frecuentaba El Bronx:

Esos programas son una mierda, se queda uno encerrado y no se puede fumar ni

un cigarrillo, yo estoy acá porque quiero consumir, no más. Igual tengo la casa de

mi mamá a la que voy de vez en cuando, yo solo vengo acá cuando quiero fumar

tranquilo, no por eso me tienen que encerrar (Ricardo, entrevista realizada el 4 de

septiembre de 2019).

Ante la imposibilidad de atender a toda la población con las condiciones planteadas y dada

la presión ciudadana por el aumento de habitantes de calle en distintos lugares de la

ciudad, tres meses después de realizado el desalojo, el alcalde propuso revisar la

sentencia de la Corte Constitucional. En ella se establece el acto de habitar la calle como

un ejercicio del libre desarrollo de la personalidad, en el marco de la autodefinición de su

plan de vida, por lo cual no es posible obligar a estas personas a ser intervenidas mediante

programas de rehabilitación de manera forzada (Corte Constitucional, Sentencia T 043 de

5 Este nombre fue cambiado para proteger al entrevistado.

Page 51: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 1. Renovación urbana: los discursos y sus efectos 35

2015). La intención del alcalde era hacer uso de la fuerza de la policía para trasladar a los

habitantes de calle que se habían desplazado y se negaban a internarse en alguna

institución (El Espectador, 16 de agosto de 2016).

Finalmente, es preciso señalar que uno de los objetivos planteados por la alcaldía, tal vez

el punto en que se hizo más énfasis en términos mediáticos, era posibilitar la atención a la

población menor de edad que se encontraba en el lugar. Tal como afirma la Secretaría de

Gobierno, con esta intervención se buscaba:

Restablecer los derechos de las niñas, niños y adolescentes y los habitantes de

calle, procurando prevenir nuevas vulneraciones en esta zona de la ciudad.

Como se expuso anteriormente, la vulneración de derechos de habitantes de calle se vio

profundizada debido a la intervención. Por otro lado, respecto a los y las menores de edad,

al analizar los datos de desplazamientos ocurridos a raíz del desalojo, se evidencia que

hubo un significativo aumento de la población que habita la calle en la localidad de Puente

Aranda, lugar al que se movilizaron mayoritariamente quienes habitaban el Bronx, siendo

más fuerte el incremento en la población menor de edad. Mientras para el 2011 en esta

localidad se ubicaba el 6% de la población total de habitantes de calle y el 2% de los

menores de edad, para el 2017, un año después de la intervención, se encontraba allí el

17% del total y el 30% de niños, niñas y adolescentes. Es decir, mientras el total de la

población se incrementó en un 11% en esta localidad, para el caso de los menores de

edad el aumento fue de 28%6. Estos datos evidencian que una de las poblaciones más

afectadas por la operación realizada en el Bronx fue aquella que se pretendía proteger de

manera prioritaria.

Si bien en términos formales la política implementada por Peñalosa no presentó

variaciones fuertes en el modelo de atención, la desfinanciación de la misma y los

procedimientos empleados durante la intervención hicieron evidente la intención de la

6 Fuente: VI y VII censos sectoriales a habitantes de calle (DANE & Secretaría de Integración Social, 2012, 2017)

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36 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

alcaldía de tratar la habitabilidad en calle como un problema de seguridad, en tanto que

los derechos de estas personas solo son válidos cuando se comportan como sujetos

dóciles en disposición de asumir un proceso institucional específico. De acuerdo con esto,

el programa social de dicha alcaldía solo concibe la posibilidad de ser del habitante de

calle mientras este se encuentre recluido, en caso contrario será objeto de la política de

seguridad.

Política de seguridad

Las primeras políticas de seguridad urbana en Bogotá se instauran durante la alcaldía de

Antanas Mockus, así fue la ciudad pionera en dar inicio a este tipo de políticas en las urbes

colombianas. Antes de este giro, las políticas de seguridad eran de corte nacional y se

enfocaban en los grupos armados del país (Ávila, 2014). Con esta tendencia, se inicia un

proceso de visibilización de conflictividades propias de las ciudades que debían ser

tratadas por los gobiernos locales.

La primera política de seguridad urbana de Bogotá se basaba en el impulso de una cultura

ciudadana, que buscaba homogenizar las prácticas urbanas para poder proscribir las

acciones delictivas. Posteriormente, con la llegada de Peñalosa a la alcaldía, se

mantuvieron algunos preceptos de la cultura ciudadana, en tanto este gobierno se

presentaba como la continuación de su antecesor. Sin embargo, esta alcaldía introdujo un

fuerte énfasis en el desarrollo urbanístico como estrategia de seguridad, de esta manera

es posible encontrar en el plan de desarrollo, correspondiente al periodo, como una

estrategia de seguridad el “fomento del buen uso del tiempo libre y el espacio público”

(Alcaldía Mayor de Bogotá, 1998). Esto se vio acompañado de un aumento del pie de

fuerza de la policía, que buscaba asegurar una mejor percepción de seguridad en la

ciudad. Posteriormente, con la llegada de gobiernos de izquierda, se produce un viraje

radical, centrado en la implementación de políticas sociales como estrategia para reducir

la criminalidad, bajo la premisa de que al disminuir los factores de exclusión social se

atacan los factores que producen la criminalidad. De este modo, se implementaron

programas para asegurar la alimentación, comedores comunitarios y refrigerios escolares,

adicionalmente, en el último gobierno de este periodo, el de Gustavo Petro, se

desarrollaron proyectos que buscaban incrementar la empleabilidad de jóvenes en zonas

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Capítulo 1. Renovación urbana: los discursos y sus efectos 37

marginales (Ávila, 2014). Finalmente, al retornar Enrique Peñalosa a la alcaldía, se

retoman los preceptos de la seguridad a través del desarrollo urbanístico, nuevamente, el

espacio público es un elemento de especial atención y se plantea como necesaria su

recuperación (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2016). Esto se complementa con el aumento de

los videos de vigilancia y de la fuerza pública (Secretaría de Seguridad convivencia y

justicia, 2017).

Hasta aquí es posible evidenciar que las políticas de seguridad urbana de la ciudad de

Bogotá se han situado en dos tipos de corrientes, concordantes con las principales

tendencias acerca de la seguridad a nivel internacional. La primera de ellas, de corte

tradicionalista, asume la seguridad como un asunto que se resuelve con la fuerza pública;

la segunda, que reúne a los ampliacionistas, sigue el discurso de la seguridad humana y

busca situar diversas aristas sociales en la construcción de seguridad (Bárcena, 2000). A

la primera tendencia corresponde la teoría de las ventanas rotas, la cual ha guiado

principalmente las disposiciones que ha presentado Enrique Peñalosa. Esta corriente nace

de un experimento realizado por Philip Zymbardo, psicólogo estadounidense que ubicó dos

vehículos en el espacio público, uno en un lugar con altos índices de criminalidad y el otro

en un barrio de clases altas. El resultado inmediato fue la vandalización del carro ubicado

en la zona de mayor peligrosidad, sin embargo, como continuación del experimento, se

decide romper uno de los vidrios de un auto ubicado en el barrio rico, a los pocos días el

vehículo se encontraba igual de vandalizado que el ubicado en otra zona de la ciudad. Esto

le permitió concluir que la criminalidad tiene una fuerte relación con las condiciones del

paisaje, ya que algo que visiblemente se encuentra abandonado tiene mayores

posibilidades de atraer actos criminales. Posteriormente, esta teoría fue adoptada por el

alcalde Giuliani de Nueva York, quien implementó estrategias de embellecimiento urbano,

acompañadas por un uso intensivo de la fuerza policial, encargada de realizar controles

individuales para prevenir el surgimiento de nuevos posibles focos de criminalidad. Desde

ese momento el modelo se exportó como política urbana a distintas ciudades del mundo.

Este modelo ha sido fuertemente cuestionado, ya que las condiciones de éxito del

programa implementado en Nueva York fueron bastante específicas y no respondieron

únicamente a los factores previstos desde su formulación, además, se critica la

discrecionalidad en el actuar de la policía, debido a que con tal enfoque los límites en el

papel que esta juega respecto a la ciudadanía tienden a difuminarse (CPAT & Parces ONG,

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38 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

2017). Esta es la corriente que asume Enrique Peñalosa en sus dos administraciones, su

política de seguridad tiene un fuerte componente policivo y otro urbanístico.

La otra tendencia, de seguridad humana, puede describir la política implementada por las

alcaldías entre el 2004 y el 2015. Esta doctrina es propuesta por las Naciones Unidas en

el informe sobre desarrollo humano de 1994 del PNUD, atendiendo a la tendencia de

planeación por necesidades que se posicionaba y a los discursos de Derechos Humanos.

El documento introduce diferentes dimensiones de lo humano que se deben asegurar para

garantizar el bienestar de las personas, se proponen siete aspectos: económico,

alimentario, sanitario, medioambiental, personal, comunitario y político. Los puntos varían

de acuerdo con quienes teorizan sobre este planteamiento de la seguridad, introduciendo

o eliminando algunos elementos. Encontramos que este discurso también cuenta con

varias críticas, por un lado, la imprecisión del problema de la seguridad, ya que los distintos

ejes se presentan de manera inconexa, dejando elementos a atacar muy amplios y

dispersos; por otro lado, al ser tan variados los temas y partir de agendas propias de los

derechos humanos, se tiende a generar una secularización de las agendas sociales, lo que

posibilita la realización de intervenciones que, aunque se presentan como humanitarias,

se realizan mediante el uso de la fuerza (Peña, 2010).

Es de resaltar que, en el gobierno urbano, este giro hacia la seguridad se da paralelamente

a la inserción de las ciudades en las economías globales, siendo un factor que se establece

como exigencia para el posicionamiento de ciudades globales. Los capitales que invierten

en las ciudades buscan garantizar que estos espacios, que son construidos para favorecer

la circulación de capitales, les aseguren procesos económicos con riesgos bajos, de este

modo, la seguridad se convierte en una de las premisas de la ciudad global. Frente a las

políticas de seguridad, el experto en seguridad Luis Berneth asegura:

Por lo general no son solo producto de procesos locales sino procesos globales,

por ejemplo, el Banco Mundial, la cooperación internacional financia proyectos

específicos, el Banco de Reconstrucción financia productos de seguridad urbana

que tienen que ver con la rehabilitación física de lugares y lo que han hecho las

administraciones locales es que a estos proyectos cuando llegan no los nombran

solo rehabilitación física sino añaden en el discurso la rehabilitación social, la

reintegración social.

Page 55: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 1. Renovación urbana: los discursos y sus efectos 39

(…) ese régimen de seguridad neoliberal pone énfasis en articular el control de

ciertos espacios centrales, en todos los lugares del mundo, en los países del sur

global, el tema del centro se volvió muy importante, es la época de un régimen de

seguridad donde la mafia se vuelve el elemento central de la controversia sobre

cómo tratar la seguridad, entonces la seguridad urbana ya no es solamente un tema

de la micro ciudad, de atracos, sino de la seguridad del Estado (Entrevista a Luis

Berneth Peña, Realizada el 12 de septiembre de 2019).

De acuerdo con esto, el proyecto de seguridad se posiciona como un objetivo nacional,

dando paso a la existencia de presiones sobre las administraciones locales que, en

algunas ocasiones, lleva a desencuentros entre ambas instancias. Más aún, cuando se

considera que el principal órgano de seguridad con el que cuentan las ciudades es la

policía, al ser esta de orden nacional. En algunas ocasiones, esto se hizo evidente durante

las administraciones que tuvieron su enfoque centrado en la seguridad humana, ejemplos

de ello son el desencuentro que sucedió en el 2008, entre el entonces ministro de defensa

Juan Manuel Santos y el alcalde Samuel Moreno (El Espectador, 19 de agosto de 2008),

así como las ocasiones en que la policía parecía no acatar las instrucciones de Gustavo

Petro cuando este era alcalde de Bogotá. Estos desencuentros evidencian que existen

temas propios de la seguridad urbana que son de interés nacional y que, pese a la

existencia de administraciones que no son completamente favorables a las nacionales, se

busca la forma en que estos procesos continúen andando. Ejemplo de ello fue la

intervención por parte de la policía y la administración distrital realizada en el Bronx en el

2013, que respondió al asesinato de un policía a finales de 2012 al interior de esta olla y a

una directriz presidencial de acabar con las 25 ollas más importantes del país. Estos dos

elementos hicieron que la alcaldía se viera obligada a realizar el operativo (Vargas &

Martínez, 2013). Cabe aclarar que si bien este hecho cambió las condiciones de

funcionamiento de la olla por algún tiempo, no logró desarticular las redes de narcotráfico

que funcionaban allí y tampoco terminó con el expendio que se llevaba a cabo.

Teniendo este marco, vale la pena analizar cuál es el papel que ha jugado el habitante de

calle en materia de seguridad. En primer lugar, cabe señalar que existe un fuerte proceso

de estigmatización hacia los habitantes de calle, produciendo un imaginario negativo sobre

ellos, lo que tiene un efecto directo en la profundización de su exclusión y segregación.

Dicho proceso se evidencia incluso en aquellos organismos institucionales encargados de

Page 56: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

40 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

brindar asistencia a esta población, haciéndose presente a través de la interacción directa

con los funcionarios encargados de atenderlos (Suárez, 2017) (Nieto, 2016). El estigma

que pesa sobre esta población cuenta con una fuerte trascendencia en la historia, en donde

es posible evidenciar la existencia de raíces de exclusión desde la instauración misma de

las ciudades y encontrar la idea del vago o mendigo que se contrapone a la de ciudadano

(Robledo & Rodríguez, 2007). Es así como desde el inicio de las ciudades se crea este

sujeto excluido de las mismas y, por tanto, despojado de su estatus de ciudadano. Esta

situación no ha sido ajena al ordenamiento normativo y al cuerpo de políticas que han

versado respecto a esta población. Es posible identificar cómo se han transformado las

leyes y demás documentos normativos en relación al tratamiento de las personas que

habitan la calle, son evidentes las primeras menciones donde es explícito el tratamiento

criminal que se les daba.

Al analizar la evolución del régimen legal colombiano en materia de habitantes de calle,

Lozano y Santamaría (2017) identifican cómo, antes de la expedición de la Constitución

de 1991, esta población era objeto de una fuerte represión. En ese momento se

evidenciaba una tradición cultural según la cual era menester excluir a estos sujetos. Este

imaginario se ve reafirmado por la expedición de diversas regulaciones, donde es usual

encontrar que organismos como el Congreso de la República hacían referencia a esta

población como “vagos, maleantes y rateros”, considerándoles como elementos

perjudiciales para la sociedad. La mendicidad era considerada como una conducta

antisocial que atentaba contra la propiedad, que debía ser defendida, de tal forma, estaba

contemplada como una actividad merecedora de contravenciones, cuyas sanciones

incluían la expulsión de los habitantes de calle de sus lugares de residencia y su reclusión

en colonias agrícolas. No es si no hasta el Código Penal de 1980 que se deja de considerar

como peligrosa esta actividad.

Como se mencionó anteriormente, la década de los 90 inicia con una serie de políticas

sociales dirigidas a la población habitante de calle, sin embargo, distintas actuaciones

desde diversos organismos institucionales reflejan una actitud que mantiene y reproduce

los imaginarios negativos hacia esta. La situación de alta vulnerabilidad de tales personas

no se ha disminuido, las agresiones que sufren hace que se cuenten altos índices de

homicidios y desapariciones forzadas, tal como se evidencia en los siguientes gráficos que

reflejan la situación en la ciudad de Bogotá:

Page 57: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 1. Renovación urbana: los discursos y sus efectos 41

Gráfico 2 Homicidios de habitantes de calle en Bogotá 2004-2014

Gráfico 3 Habitantes de calle desaparecidos en Bogotá 1992-2015

Resulta especialmente preocupante la información acerca de las desapariciones en esta

población. Si bien es posible y necesario identificar que existe un fuerte subregistro y

dificultad para la medición de estos eventos, se puede afirmar que existe un crecimiento

de las desapariciones de que son víctimas los habitantes de calle. Por otro lado, los CHC

evidencian que el principal agente del que reciben agresiones es la Policía. El último censo,

realizado en el 2017, muestra que el 57,1% de los habitantes de calle han sido agredidos

por miembros de esta institución, cifra que es muy similar en los anteriores censos. La

situación descrita y la evidencia de un agente institucional como principal agresor lleva a

preguntarse por las divergencias existentes entre la política normada para la población

habitante de calle y las acciones que, en efecto, se llevan a cabo. Teniendo en cuenta

estos aspectos, vale la pena poner sobre la mesa la lectura que hace la Policía Nacional

acerca del papel que juega el habitante de calle en la ciudad:

Lo que se puede observar es que cuando hay personas sin hogar y que se

encuentran en condición de habitabilidad de calle, la comunidad, por lo general,

010203040506070

2002 2004 2006 2008 2010 2012 2014 2016

Fuente: elaboración propia a partir de información obtenida en Medicina Legal

0

20

40

60

80

1992 1995 1996 1997 1998 2000 2002 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015

Fuente: elaboración propia a partir de información obtenida en Medicina Legal

Page 58: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

42 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

percibe un alto grado de inseguridad, y no quieren ver a estas personas frente a su

residencia y acuden a la policía para que sean retirados.

Más adelante, al referirse a las actuaciones que realizan ante la presencia de habitantes

de calle, afirman:

(…) la verificación de los lugares donde habitan, verificación de los puntos de

principal foco de inseguridad al parecer por habitantes de calle7

Estos elementos expresan con claridad que la institución que efectúa la política de

seguridad de manera más directa aún considera al habitante de calle como un sujeto

relacionado con la criminalidad, siendo este el principal elemento que se emplea en su

descripción. Entonces, si bien existe un aparato normativo e institucional que busca la

protección de los derechos de esta población, los órganos encargados de efectuar las

políticas de seguridad mantienen posturas criminalizantes que terminan por negar su

condición ciudadana.

Tales diferencias se hacen evidentes en los casos de estudio específicos de esta

investigación: las intervenciones realizadas en la calle del Cartucho y en el Bronx.

Ambos operativos sucedieron de formas similares en lo que respecta a los objetivos que

se planteaban. En el primer caso, el gerente del proyecto Tercer milenio afirmaba que:

El objetivo de la intervención urbanística en ese sector es desarticular la economía

del Cartucho, la mayor parte de la cual gira alrededor de la venta de droga y del

mercado de lo ilícito (El tiempo, 17 de febrero de 2002).

En el desalojo sucedido en el Bronx, la respuesta por los objetivos del desalojo es muy

similar a lo afirmado por la Secretaría de Gobierno, que indica como segundo y tercer

objetivo:

7 Apartados tomados de un derecho de petición dirigido a la Policía Nacional de Colombia.

Page 59: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 1. Renovación urbana: los discursos y sus efectos 43

Desarticular las organizaciones criminales que operaban y controlaban esta zona

de la ciudad.

Garantizar y mantener la presencia institucional amplia para las poblaciones

vulnerables que habitan y transitan por esta zona, y recuperar el control territorial

del sector8

Aunque en ambos proyectos se planteaban objetivos enfocados a la atención de las

personas que habitaban la calle, en el primer caso, haciendo énfasis en los recicladores y,

en el segundo, en los menores de edad, estas poblaciones resultaron fuertemente

afectadas a raíz de que estos proyectos incumplieron dichos objetivos. Por esta razón se

prescinde de mencionarlos, con el fin de hacer énfasis en aquellos que tuvieron mayores

resultados, razón que hace, en términos prácticos, prevalecer los objetivos citados.

Además, en ambos casos se denuncia el uso excesivo de la fuerza pública, dejando como

saldo varios heridos. En el caso del Cartucho, la entrada se realizó con la policía y el

ejército, resaltando el uso de armamento de guerra. En el Bronx entró el Escuadrón Móvil

Antidisturbios – ESMAD, el cual está equipado con armamento no letal. Respecto a esto

Camilo9, quien solía frecuentar el Cartucho, relata:

Cuando entra este loco del Peñalosa, empieza a hacer sus operativos poquito a

poco, comienza a decomisar drogas, empieza a decomisar la de cosas, hasta que

el man ya llega un punto en que se mete es con toda, en esa época yo me acuerdo

que el güevón ese se metió con petardos y todo. Yo al otro día llegué allá, claro eso

estaba vuelto nada, es más todavía había morracos10 botados por el piso, porque

el man entró fue a matar no como en la L, yo digo que lo hizo mejor porque no hubo

muertos, no hubo bajas de nada, en esa época sí hubieron muchos muertos

(Camilo, entrevista realizada el 29 de junio de 2019).

8 Respuesta obtenida a través de un derecho de petición dirigido a la Secretaría de gobierno, a través de la UTL de la senadora Ángela María Robledo 9 Este nombre fue modificado para proteger a la persona entrevistada. 10 Expresión callejera para referirse a los cadáveres.

Page 60: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

44 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

Pepe relata su experiencia del desalojo en el Bronx de la siguiente manera:

El desalojo del Bronx, eso fue puño, pata, bolillo y coger lo que se encontrara. Yo

estaba sano, llegaron y eso nadie los esperaba, llegaron en la madrugada cuando

todo el mundo estaba en lo suyo; lanzaron gases y aturdidoras, después nos

pusieron en fila y se llevaron un montón de gente a la UPJ. A un man que estaba

al lado mío en la fila le cascaron en las piernas porque no se podía parar (Pepe,

entrevista realizada el 11 de julio de 2019).

A partir de esto, es preciso prestar especial atención al papel que jugó la Unidad

Permanente de Justicia - UPJ en este proceso. La alcaldía presenta como uno de los logros

del operativo realizado el traslado de 508 personas a este lugar (El Tiempo, 28 de mayo

de 2016), por lo que vale la pena profundizar en el papel que desarrolla este centro en el

marco de la política de seguridad urbana. La UPJ11 está diseñada como una unidad de

reclusión transitoria, según el Código de Policía, allí son llevadas personas con alto “grado

de excitación”, sin embargo, este documento no especifica lo que esta expresión significa,

dejando su definición a discrecionalidad del agente de policía, quien en últimas decide

trasladar a alguna persona a dicho lugar. Esta arbitrariedad ha dado pie a que ciertas

personas sean vistas como indeseables en el espacio público, los afectados son,

principalmente, jóvenes pobres y habitantes de calle (Lemaitre & Albarracín, 2011). Por

otro lado, el traslado de alguien a este lugar no supone que este haya cometido algún

delito, razón por la que la permanencia allí está limitada a un rango de máximo 72 horas.

Esto permite afirmar que las personas que fueron trasladadas a la UPJ a raíz de la

intervención no habían cometido delitos ni hacían parte de las redes criminales del lugar.

Frente a lo sucedido en este lugar, Sebastián Lanz, defensor de derechos humanos, quien

realizó seguimiento al operativo, afirma:

después de esta conducción hicieron la oferta de servicios que el Estado tiene que

hacer al interior de un centro casi penitenciario de atención penitenciaria, preventiva

y transitoria que es algo, además de inconstitucional, completamente macabro,

conducir a 508 personas para poderles hacer la atención psicosocial y la oferta de

11 La UPJ fue transformada en el 2017, un año después del desalojo del Bronx, pasó a llamarse Centro de traslado por protección, sin embargo, la función que cumple y las condiciones por las cuales una persona puede ser trasladada allí se mantienen.

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Capítulo 1. Renovación urbana: los discursos y sus efectos 45

servicios sociales al interior de un centro penitenciario cuando no habían cometido

ninguna contravención ni ningún delito (Entrevista a Sebastián Lanz, realizada el 1

de octubre de 2019).

Este resultado puede haberse presentado ante los números de capturas poco

favorecedores. Si bien se dio el informe de 20 personas capturadas (CPAT & Parces ONG,

2017), solo fue posible judicializar a dos de ellas por ser cabezas de las organizaciones

delincuenciales al interior del Bronx. Al respecto, Emilia Márquez -defensora de derechos

humanos- afirma que, ante la gran cantidad de críticas recibidas tras el operativo, el Distrito

inició una campaña mediática donde se buscaba posicionar la operación como exitosa,

acompañada de visitas de personas importantes al sector y la realización de eventos en

él, pretendiendo mostrar a la intervención como la gran salvadora del habitante de calle,

cuando es bien sabido que en esta materia fue un fracaso (Entrevista realizada el 1 de

octubre de 2019). Sin embargo, este discurso se centra únicamente en mostrar el lugar

intervenido, desconociendo las posteriores trayectorias de quienes se vieron afectados.

En este operativo también sale a relucir el papel que tuvo la policía a la hora de cercar a

los habitantes de calle, apenas estos salían del Bronx. Tras el desalojo sucedieron varios

enfrentamientos con la fuerza pública que se fueron desplazando hasta llegar al caño de

la sexta, en la localidad de Puente Aranda. Una vez allí, los policías obligaron a los

habitantes de calle a mantenerse en este lugar, impidiendo su salida por medio de golpizas.

Es decir, la policía actuó como un agente que direccionó el desplazamiento de las personas

desalojadas a lugares específicos de la ciudad. Algunas personas pertenecientes a la

organización Parces, que se encontraban acompañando a la población en ese momento,

relatan esta acción de la policía, afirmando que a los pocos días de desarrollado el

operativo, en inmediaciones del caño:

Comenzó a perseguirlo (el policía) alzando el palo alto con el brazo derecho, lo

persiguió incluso en medio de la calle Sexta mientras pasaban carros, poniendo en

riesgo su vida. Finalmente, el habitante de la calle volvió a entrar al caño (…) Luego

vimos cuando a otro habitante de la calle que salió del caño, cruzó corriendo la

calle hacia el norte y cogió por la carrera 24, un policía, también con un palo en la

mano, salió corriendo detrás a perseguirlo y otros dos policías, en motos, que

Page 62: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

46 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

estaban en la otra esquina también arrancaron y se metieron a toda velocidad por

el andén en donde estábamos paradas para perseguirlo. Había unos ocho policías

amenazando a los habitantes de la calle y arreándolos con palos o con los bolillos.

Pudimos ver que tres policías tenían palos y los demás usaban el bolillo. Fueron

siempre muy violentos, golpeando el piso o las cosas que tenían, rompiéndoles las

pipas y los objetos que tuvieran con ellos (CPAT & Parces ONG, 2017, p. 48).

Resulta pertinente preguntarse cómo es posible que dos políticas de Estado -la distrital

urbana y la social- resulten tan distantes la una de la otra, hasta llegar al punto en que la

política que rige las intervenciones urbanas desconoce la política social respecto a la

población que se está afectando.

Para responder a esta inquietud es bastante útil el planteamiento de Michel Foucault

(2011), quien expone cómo en el régimen de gobierno, que caracteriza la forma actual de

organización de poder que rige en las sociedades neoliberales, se ha desarrollado una

fuerte sofisticación de los mecanismos y dispositivos de control, permitiendo el traslado del

objeto a gobernar. Este autor afirma que las formas de gobierno contemporáneas crean

una suerte de espacios de seguridad, correspondientes a las ciudades, en los cuales se

garantiza el buen curso del ejercicio de gobierno y el control de la población. Estos

espacios se crean con el fin de organizar los flujos que constituyen la ciudad, suprimiendo

los aspectos peligrosos y distinguiendo entre buenas y malas circulaciones -maximizando

las buenas y minimizando las malas-. Este tipo de gobierno resulta mucho más efectivo al

momento de realizar medidas de control sobre la población que aquellos disciplinarios

basados en el encierro. Ya que no buscan reglamentar la totalidad, las medidas de

gobierno tienden a ampliar sus efectos, pues permiten la integración constante de nuevos

elementos, bajo la idea de reglamentación. Esto no quiere decir que los mecanismos

disciplinarios dejen de existir, sino que estos quedan restringidos a aquellos que no se

ajusten a la noción de población supuesta por las disposiciones de gobierno sobre el

territorio. Este proceso parte de desarrollar un gobierno sobre la población a través de la

regulación del territorio, aduciendo como principio la protección y aseguramiento del

mismo, proceso que supone una disociación entre el acontecimiento a regular y el “hombre

como individuo” (Foucault, 2011, p. 63). Esto significa, en primer lugar, la existencia en la

praxis de una supremacía de la política urbana sobre la social, so pretexto de garantizar la

seguridad de las ciudades. En segundo lugar, la securitización de los diversos aspectos

Page 63: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 1. Renovación urbana: los discursos y sus efectos 47

de la política urbana, ya que cualquier elemento va a tener que enfrentarse primeramente

ante las definiciones de la política de seguridad urbana. Y en tercer lugar, la creación de

sujetos abstractos callejeros, quienes asumen una mimetización de las diversas personas

y relaciones que habitan el espacio público en un elemento cuya única característica es la

criminalidad, que se refleja en la ocupación y apropiación ilegal de la ciudad; lo que lleva

a asumir como conclusión que todo aquel que ocupe la calle de manera inadecuada es

criminal.

Después del desalojo

Afirmar que estos procesos de renovación urbana responden a lógicas de gentrificación no

solo implica que se presenta una valorización del lugar, con el fin de lograr captar el

diferencial de renta tal y como sucedió en estos lugares. También significa que a raíz de

esta fase se desarrolla un proceso de despojo del lugar, pues se impide a las personas

continuar habitando el lugar que ocupaban para ser reemplazadas por personas con mayor

poder adquisitivo (Harvey, 2008). Para los dos casos estudiados, esto significó un

procedimiento de expoliación de sobremanera violento, en el que, desde un inicio, a los

habitantes de calle les fue negada su pertenencia al lugar y el papel que habían

desarrollado como habitantes de este lugar, considerando que simplemente no debían

estar allí. Al asumir que no existe una relación de posesión directa sobre estos lugares,

desconociendo el papel que juegan tales personas en la producción de estos espacios a

través de sus vivencias cotidianas, y al no contemplar ni proponer solución alguna que

permitiese su permanencia en la calle, se termina por desconocer su existencia como

ciudadanos y como habitantes de la ciudad. Esta expoliación, sin consideración de la

existencia de los habitantes, conlleva a un proceso de desplazamiento de la población

desalojada, recreando así un ciclo de destrucción-creación, donde lo único que se logra es

la recreación de los espacios, con sus correspondientes problemas, en otros lugares de la

misma ciudad, es decir, el desplazamiento del problema inicial (Brenner & Theodore,

2002). La continuación de este ciclo responde al desconocimiento, de entrada, de los

procesos de producción espacial que constituyen estos lugares, ya que en el desarrollo de

la operación no son tenidos en cuenta, por lo que únicamente se realiza una intervención

de los aspectos paisajísticos localizados en un espacio físico específico. En efecto, con

estas acciones se consigue cambiar la presentación de lugares puntuales pero, dado que

Page 64: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

48 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

no se consideran las demás dinámicas que subyacen a estos espacios y no se realiza

algún tipo de acción sobre los procesos mismos de producción, estos continuarán

existiendo en otros lugares. Siguiendo esta línea, a continuación, se busca exponer los

desplazamientos sucedidos a raíz de las intervenciones del Cartucho y el Bronx, para así,

en el próximo capítulo, presentar cuáles son los procesos de producción de este tipo de

lugares.

Para iniciar, es preciso resaltar que en el caso de estos desplazamientos, los habitantes

de calle entran en un estado total de desprotección y aumenta su vulnerabilidad, que de

por sí ya era extrema, situación que al presentarse de manera masiva produce nuevas

aglomeraciones de personas en un alto grado de emergencia social; a diferencia de los

procesos de gentrificación en donde las personas desplazadas cuentan en alguna medida

con medios de subsistencia.

Por otro lado, para entender los desplazamientos y nuevos asentamientos generados tras

las intervenciones, es preciso aclarar cómo este tipo de ollas, al estar pobladas

principalmente por habitantes de calle, mantienen dinámicas donde la población no

establece ritmos de permanencia constantes, pues esta subsiste gracias al

desplazamiento cotidiano dentro de la ciudad. En esa medida, aunque estos lugares

siempre se encuentren colmados, es posible considerar que cuentan con una amplia

población flotante que permanece al interior por largos periodos pero que, de igual manera,

habitan de manera recurrente y prolongada otros espacios de la ciudad. Esta situación la

ejemplifica la historia de Camilo, quien habitaba con su familia en el Bronx, también

conocido como la L o la Letra, pero pasaba gran parte de su tiempo en el Cartucho:

Pues, prácticamente como yo nací ahí en la L, pues yo me la pasaba allá metido

todo el tiempo con amiguitos, yo me salía de la L y me iba pa allá, pal cartucho y

allá nos íbamos a jugar con los caballos, a jugar un rato, molestar, después nos

íbamos por allá para la Letra, en esa época casi no habían tombos, no jodían tanto,

y joda por todo ese centro (…) Yo allá (en el cartucho) no dormía como tal, pero sí

a veces pasábamos noches enteras allá, toda la noche callejeando y callejeando,

pero dormir como tal nunca, nunca (Entrevista a Camilo, realizada el 29 de junio de

2019).

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Capítulo 1. Renovación urbana: los discursos y sus efectos 49

De esta forma es posible entender por qué con la operación realizada en estos lugares no

fue posible asegurar un acercamiento, por parte del Distrito, a todas las personas que

habitaban en estos lugares. Varias de las personas que fueron entrevistadas y que

habitaban allí se encontraban en otros lugares en el momento de la intervención. Estas

personas, posteriormente, fueron agrupándose en otros lugares de la ciudad, incluyendo

como destinos otras ollas ubicadas en el sector. Tal como es el caso de Ernesto12, quien

vivía en el Bronx en la época de la intervención:

Yo no me quedé esa noche porque me farrié en otro lado, llegué cuando un parcero

me dijo ¡Se metieron!, pero paila, no había forma de entrar, había policía y ESMAD

por todos lados, allá se quedaron mis cosas encerradas. Yo tenía un cuarto, con

mi ropa, mi colchón y un radio, lo perdí. Me tocó coger para el Sanber13 mientras

todo se calmaba. Perdí todo porque así paila acercarse, quien intentara meterse un

poquito allá le iban dando bolillo (Entrevista a Ernesto, realizada el 25 de

septiembre de 2019).

Para iniciar con los desplazamientos sucedidos en la intervención al Cartucho, hay que

aclarar que, si bien la primera operación se realizó en el año 1998, este proceso se

extendió hasta el 2004, cuando se entregó finalmente el Parque Tercer Milenio. Durante

ese periodo permanecieron en el lugar carpas hechizas donde se expendían sustancias

psicoactivas. En esa medida, los desplazamientos se produjeron de manera paulatina

durante ese periodo, estos están representados en los mapas 1, 2, 3 y 4.

El primer mapa representa la distribución en el año 1999, cuando se realizó la primera

demolición, un año después de la primera intervención. En este momento la concentración

de habitantes de calle se mantenía en las zonas aledañas al Cartucho, ubicado en la

localidad 3, Santafé, mostrando claramente un área de incidencia alrededor de este sector.

Para este momento, las localidades periféricas aún mantenían concentraciones bajas de

12 Este nombre fue cambiado por seguridad de la persona entrevistada. 13 Este es el nombre con el que los habitantes de calle designan a la olla ubicada en el barrio San Bernardo, en la localidad de Santa fe.

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50 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

habitantes de calle, algunas con presencia de menos del 1%, como era el caso de Ciudad

Bolívar y Usme.

Mapa 1 Distribución geográfica de habitantes de calle - 1999

Con el tiempo, ante la inminente destrucción y demolición del Cartucho, las personas que

se encontraban allí comenzaron a desplazarse, así fueron ganando peso otras ollas

aledañas del sector, como el Bronx, ubicado en la localidad número 14 -Mártires-, como lo

muestra el Mapa 2. Sin embargo, la presencia de habitantes de calle en el Cartucho

continuaba siendo fuerte. Resalta también el surgimiento de puntos de expendio en el

Barrio San Bernardo, dando lugar a lo que posteriormente sería conocido como el Sanber.

Este suceso quedó documentado en periódico El Tiempo:

¿Qué va a pasar con esta gente cuando tumben todos los edificios? El interrogante

que lanza el vocero de los indigentes desde el edificio en ruinas es el mismo que -

palabras más, palabras menos- se hacen los líderes comunales y algunos

habitantes y comerciantes de los barrios vecinos.

Page 67: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 1. Renovación urbana: los discursos y sus efectos 51

Estos últimos temen que los ocupantes del Cartucho salgan disparados, como

esquirlas de granada, hacia las calles cercanas e intenten formar docenas de

Cartuchitos.

De hecho, ese fenómeno ya está ocurriendo. En el barrio San Bernardo, el más

cercano a este sector, los habitantes denuncian la aparición de tres o cuatro ollas

(expendios) de bazuco en los últimos seis meses, la llegada de prostitutas de baja

prosapia, de atracadores y de ñeros que consumen vicio en la calle. Todo esto, en

inmediaciones de cuatro colegios (El Tiempo, 17 de febrero de 2002).

También es de resaltar, en contraste con el primer mapa, el hecho de que todas las

localidades de Bogotá cuentan ahora con presencia de habitantes de calle, lo que se

corresponde con el surgimiento de puntos de expendio a lo largo de la ciudad. Entre ellos

se destaca lo que posteriormente sería conocido como el Cartuchito, ubicado en las

inmediaciones de la plaza de Corabastos. Esto marcaría la expansión del microtráfico en

la ciudad, generando diversos puntos en las localidades (Góngora & Suarez, 2008).

Mapa 2 Distribución geográfica de habitantes de calle - 2001

Page 68: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

52 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

Para el año 2004, cuando se entregó el Parque Tercer Milenio, aún existían asentamientos

en las inmediaciones del Bronx, que llegaban a concentrar el 22% de la población habitante

de calle, según los datos del IV CHC. Es preciso señalar que en este periodo, tras algunos

intentos fallidos de reubicar a esta población, varias personas fueron trasladadas al antiguo

Matadero Distrital, ubicado en la localidad de Puente Aranda. También se debe mencionar

que el denominado Cartuchito, en la localidad de Kennedy, tomó fuerza, lo que explica el

incremento de población en estados dos localidades, como lo muestra el Mapa 3.

Mapa 3 Distribución geográfica de habitantes de calle - 2004

Una vez el Cartucho fue desalojado completamente e inaugurado el Parque Tercer Milenio

se produjo una inversión entre las dos localidades con mayor presencia de habitantes de

calle. La localidad de Santafé continuó teniendo una alta concentración debido a las otras

ollas que se ubican en este lugar, principalmente San Bernardo y La Favorita. Por otro

lado, para el 2007 la olla del Bronx se posicionó como la más grande y la principal de la

ciudad. Esto correspondió con la desmovilización de los paramilitares y la llegada de ellos

a las grandes ciudades. Como, claramente, lo relata Jorge, quien habitaba el Sanber y

frecuentaba constantemente el Bronx:

Page 69: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 1. Renovación urbana: los discursos y sus efectos 53

La estructura de seguridad se vino a afianzar a lo último, yo le digo como cuando

cogieron más poder (…). Yo creo que entre 2005 y 2007-2008, sobre todo en el

mando de Uribe, no, es que los paramilitares ahí se cogieron de todo, se afianzaron,

entonces yo creo que a partir de como 2007 en el mando de Uribe y todo eso, la L

se estructura a nivel militar de una manera muy fuerte, porque yo siento que ellos

eran muy vulnerables en ese sentido y se hicieron tan fuertes que mira, casi no se

puede intervenir, una locura (Entrevista a Jorge, realizada el 3 de octubre de 2019).

Mapa 4 Distribución geográfica de habitantes de calle – 2007

Con el tiempo, los efectos de dispersión causados por la renovación del Cartucho se fueron

revirtiendo, evidenciando una reconcentración de población de habitantes de calle en los

lugares centrales de la ciudad, siendo su presencia más fuerte en las localidades de

Mártires y Santafé, las cuales concentraban un poco más del 50% de estos habitantes.

Este proceso evidencia la corta duración que puede llegar a tener la renovación urbana

cuando no se tienen en cuenta los procesos que producen el deterioro de los lugares.

Page 70: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

54 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

Mapa 5 Distribución geográfica de habitantes de calle - 2011

La intervención del Bronx, a diferencia de la del Cartucho, ocurrió en un breve periodo de

tiempo, a los pocos días de realizado el operativo el lugar se encontraba completamente

desalojado, de forma tal que todos los habitantes de calle que se encontraban allí se vieron

inmersos en una gran diáspora alrededor de la ciudad. El suceso marcó un punto de

inflexión en la distribución de habitantes de calle en la ciudad, como lo muestra el Mapa 6,

con lo que la localidad de Puente Aranda fue la más afectada.

Es preciso señalar que, pese al desalojo total del Bronx, la localidad de Mártires continúa

presentando altos niveles de concentración de habitantes de calle, debido a que los

primeros movimientos que se presentaron incluyeron concentraciones en la olla ubicada

en las inmediaciones de la Plaza España y la conocida como 5 huecos, ubicada cerca de

San Andresito de San José. Además, tal como señala el informe Bogotá sin el Bronx

(Escobedo, Ramírez, & Sarmiento, 2017), muchos de los habitantes de calle que no

dormían en este lugar pero que lo frecuentaban permanecieron por un tiempo dispersos

en las calles del centro de la ciudad.

Page 71: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 1. Renovación urbana: los discursos y sus efectos 55

Mapa 6 Distribución geográfica de habitantes de calle - 2017

El gráfico 4 permite analizar con mayor detalle, a lo largo del tiempo, los desplazamientos

de habitantes de calle en las tres localidades que se presentan como más críticas. El primer

momento, que significó un fuerte proceso de reorganización de esta población, se ubica

con la entrega del Parque Tercer Milenio, como hito que significó el fin del desalojo del

Cartucho. Tras este momento se evidencia un fuerte ascenso de la localidad de Mártires,

llegando a posicionarse por encima de Santafé. Otra pequeña inflexión se presenta

alrededor del 2007, momento en que se inicia un proceso de reconcentración en las dos

localidades más críticas, seguramente impulsado por el ascenso del paramilitarismo en la

ciudad, que significó la reorganización y concentración de la economía del narcotráfico.

Finalmente, el último punto de inflexión se presenta en el 2016, con la intervención del

Bronx. Este momento tuvo efecto en la pérdida de población en las localidades que

históricamente han tenido mayor concentración de habitantes de calle, sin embargo, lo más

significativo es el fuerte ascenso que se presentó en la localidad de Puente Aranda, que

tuvo un aumento poblacional del 11%, llegando incluso a posicionarse por encima de

Santafé.

Page 72: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

56 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

Gráfico 4 Variación de proporción de CHC en localidades críticas

Para concluir este análisis, luego de evaluar el alcance de los objetivos de estos proyectos,

se evidencia que la especulación y desarrollo de proyectos inmobiliarios en las zonas

específicas que fueron intervenidas son los únicos elementos conseguidos, lo que se

evidencia con la valorización de los terrenos ubicados en las antiguas ollas. Sin embargo,

las intenciones de realizar una intervención integral del sector se vieron frustradas ya que

no se aseguró un plan de intervención social claro que posibilitara opciones de vida digna

a aquellos que habitaban estos lugares. Por tal razón, la mayor parte de la población

habitante de calle que no fue contemplada en el marco de estas intervenciones tuvo como

única opción el reubicarse en zonas aledañas, aumentando la densificación de otras zonas

de concentración de habitantes de calle en la ciudad o generando nuevos asentamientos.

A partir de este elemento es necesario resaltar la importancia que cobran los análisis

complejos al estudiar el hábitat. Ya que esta mirada permite entender los procesos urbanos

trascendiendo el enfoque clásico urbanístico, en donde el factor social resulta secundario.

En esa medida, analizar los procesos de renovación desde los procesos sucedidos con los

habitantes permite hacer énfasis en las trayectorias de estos y como ellas transforman la

ciudad, permitiendo una mirada que trasciende a los polígonos de intervención y permite

entender el hábitat como un proceso multiescalar con un papel preponderante de sus

habitantes.

37%

43%

38%

15%

21%

16%

8%10%

12%

30%33%

24%

5%3% 5% 5% 6%

17%

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

40%

45%

50%

1999 2001 2004 2007 2011 2017

Santa Fe

Los Mártires

Puente Aranda

Entrega parque Tercer MIlenio

Intervención al Bronx

Fuente: Censos realizados a población habitante de calle en Bogotá

Page 73: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 1. Renovación urbana: los discursos y sus efectos 57

También es posible afirmar que gracias a las intervenciones desarrolladas se consolidó

como sujeto público al habitante de calle, principalmente como un sujeto territorializado,

cuando es necesario llevar a cabo alguna intervención en algún lugar en donde habitan.

De tal forma, se hace una asociación directa entre habitante de calle y deterioro urbano, lo

que contrasta con la inexistencia de programas de política urbana en lugares con alta

concentración de habitantes de calle, dado que estos no se encuentran dentro de los

intereses de urbanistas y capitalistas inmobiliarios. Tal proceso va de la mano con el

aseguramiento de una caracterización del sujeto público que se ha constituido, esto se

cumple en la medida en que, desde la primera intervención en el cartucho, se da un

fortalecimiento y especialización de los programas de habitante de calle, los cuales

permiten construir a este sujeto de manera clara y definir alrededor de él un problema

público, elemento que se complementa con la asignación de una población específica a

intervenir en el problema del deterioro urbano. De esta manera es posible afirmar que se

ha configurado una fuerte asociación del habitante de calle con los procesos de deterioro

urbano al momento de definir políticas urbanas, lo que implica no solamente considerar a

esta población como deteriorada, sino que, además, la mímesis que se produce entre el

sujeto y su entorno justifica su asociación a los múltiples problemas presentes en estos

lugares. En esa medida, al ser un sujeto que se entiende como territorializado en las ollas,

al habitante de calle se le asignan en el discurso características como la criminalidad y, por

tanto, la imposibilidad de habitar o ser en el espacio público. Se presenta entonces una

dualidad en la que se asume al habitante de calle en dos extremos, por un lado, como el

sujeto institucionalizado que ingresa a programas de asistencia del Distrito, en cuyo caso

se busca el restablecimiento de sus derechos. En el caso contrario, como aquel que decide

permanecer en la calle es visto como un sujeto que ocupa de manera indebida el espacio

público, llegando incluso a concebírsele como criminal, se le niega así su condición como

ciudadano, sujeto de derechos, por lo cual también es posible negarle su permanencia en

el espacio público y, en la medida que no acepta la disciplina ciudadana, omitir los

derechos que le debe garantizar el Estado.

Finalmente, se evidencia que la presencia de habitantes de calle se encuentra fuertemente

relacionada con la ubicación de ollas en la ciudad, por lo cual resulta pertinente analizar

los procesos por medio de los cuales se producen estos espacios y el papel que esta

población juega en ellos, elementos que serán abordados en el siguiente capítulo.

Page 74: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...
Page 75: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 2. ¿Cómo se producen las ollas?

La presencia de habitantes de calle en la ciudad se encuentra fuertemente relacionada con

la existencia de lugares de expendio, también conocidos como ollas. Con esto no se

pretende afirmar que esta población se ubica exclusivamente en estos lugares, sino que

estos se configuran como puntos nodales. De la misma manera, es posible afirmar que la

relación de habitantes de calle con las ollas no se limita únicamente al consumo o a un

lugar de pernoctación; estas personas al ser habitantes de tales espacios desarrollan roles

específicos y su ser en estos lugares hace de ellos agentes productores de las relaciones

que constituyen las ollas. Por esta razón vale la pena profundizar en los procesos por los

que se producen estos lugares en la ciudad.

Resulta pertinente retomar la propuesta de Lefebvre (1976) para entender la producción

espacial a través de la economía política del espacio, con el fin de entender los

mecanismos de valorización del espacio producido y el control de los mismos. Al respecto,

es posible afirmar que en la estructuración de las ollas se presentan dos procesos con un

peso importante: la gentrificación y el narcotráfico. A continuación, se buscará presentar la

manera en que estos dos elementos generan estructuras que se sitúan como cimientos en

la producción de las ollas, para así poder comprender cómo se ubican los sujetos que las

habitan en la producción y reproducción de estas.

Deterioro y Gentrificación

Neil Smith explica la gentrificación como un proceso que se produce debido a la existencia

de diferenciales de renta en las ciudades. Este autor identifica algunos momentos

característicos, iniciando por aquel en que se constituyen los barrios con la construcción

de nuevas viviendas. Con el tiempo los dueños de estas viviendas deciden alquilarlas,

creando una forma de ocupación dominante, lo que cambia el patrón de mantenimiento de

Page 76: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

60 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

las construcciones que con el tiempo tienden a la ausencia del mismo, esto deja

infraestructuras de alto costo sin los procesos que se requieren para mantenerlo,

encareciendo la inversión en la zona. A esto se suma el acoso inmobiliario y la expulsión,

que se produce cuando nuevos propietarios de las viviendas no logran soportar los costos

de las hipotecas y deciden dejarlas; con una parte de las casas abandonadas, los dueños

restantes se encuentran presionados para salir del lugar, normalmente por sentimientos

racistas o clasistas. Una vez esto ha sucedido se ven reflejadas las consecuencias en la

depreciación de la zona, lo que desestimula la inversión por parte de propietarios,

acompañado de la desinversión por parte de instituciones financieras, quienes dejan de

otorgar créditos que se destinen a estos lugares. Esto tiene como consecuencia que se

tome la decisión de subdividir las estructuras originales para obtener más unidades de

alquiler, sin que esto suponga la implementación de mejoras de la infraestructura.

Finalmente, cuando los beneficios no logran ser suficientes se termina por abandonar los

lugares (Smith, 2012, p. 120).

El deterioro producido a través de este proceso posibilita el planteamiento de proyectos de

renovación urbana que buscan revalorizar los lugares y así ajustar la renta captada a la

que se esperaría del lugar en que está ubicada. Esto termina por desplazar a la población

restante en el lugar, dándole paso, con la llegada de los nuevos proyectos, a personas con

mayor poder adquisitivo. Estos últimos momentos ya fueron analizados en el capítulo

anterior, evidenciando la revalorización que tuvieron los lugares intervenidos, además de

presentar cómo se desarrollaron los desplazamientos posteriores a los desalojos,

incidiendo así no solo en la transformación de los lugares renovados sino también de toda

la ciudad. A fin de complementar este análisis y profundizar en los procesos de producción

de las ollas, el interés en este apartado es detallar el desarrollo del procedimiento de

deterioro de los barrios Santa Inés y Voto Nacional, el cual se presentó de manera paralela

en ambos barrios, correspondiendo en gran medida el relato acerca de lo acontecido con

el centro de la ciudad. Es preciso aclarar que los momentos mencionados por Smith se

presentan en este proceso, sin embargo, no suceden de manera lineal y muchos suceden

de manera paralela.

Los primeros rastros del sector de Santa Inés datan de 1645, año de construcción de la

iglesia con este nombre (Mejía, 2000), mientras el Voto Nacional se constituyó como tal a

mediados del siglo XVII. Ambos lugares heredaron en su estructura la arquitectura colonial,

Page 77: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 2. ¿Cómo se producen las ollas? 61

de la que no se desprendió la ciudad de Bogotá hasta mediados del siglo XX. Era

característico de ellos su constitución alrededor de una iglesia, que bordeaba una plaza,

donde se albergaban las principales actividades desarrolladas por los habitantes por fuera

de sus hogares. Para inicios del siglo XX, con la construcción de la estación de La Sabana,

el Voto Nacional contaba con una alta actividad comercial, además era un punto de entrada

de migrantes, lo que impulsó la construcción de hoteles en el lugar (Alcaldía Mayor de

Bogotá, 2004); mientras que Santa Inés se consolidaba como un barrio tradicional,

destacando la población de clases altas. Con el advenimiento del discurso modernizador

llega también la intención de los sectores con mayor poder adquisitivo de diferenciarse del

resto de la población, lo que inició una oleada de migración de este sector hacia el norte

de la ciudad, creando nuevos barrios de ricos y destinando las antiguas casonas al alquiler

o cambiando por propietarios con menor capacidad económica (Cardeño, 2007). Este es

el primer factor que da inicio al proceso de deterioro de los barrios del centro de la ciudad,

ya que estas casas, por su estructura arquitectónica, antigüedad y tamaño, contaban con

altos costos de mantenimiento, difíciles de cubrir en estas nuevas condiciones.

En 1948 la ciudad de Bogotá sería testigo de un hecho que marcaría un punto de inflexión,

que significó el paso de la ciudad colonial a la moderna. El Bogotazo, hecho que

convulsionó la ciudad, implicó la destrucción de gran parte del centro a raíz de las revueltas

y los incendios sucedidos, lo que impulsó a migrar a la población pudiente que restaba en

el sector. A su vez, la destrucción causada sirvió de excusa a diversos urbanizadores, que

desde hacía algún tiempo habían tratado de impulsar un proyecto modernista, para

posicionar y dar desarrollo a este modelo.

Para la ciudad de Bogotá una serie de cambios arquitectónicos y urbanísticos sí

están más directamente emparentados con el 9 de abril: las grandes zonas

centrales destruidas abrieron la posibilidad de una remodelación sustancial del

centro de la ciudad, donde habría de manifestarse sin reticencias toda una nueva

ideología urbana. El centro de Bogotá actual es en su gran mayoría, construido

después de 1950 (Arango, 1979, p. 121).

Este hecho también implicó el triunfo del modelo de buses sobre los trenes, que se

consolidó con la construcción de las principales vías con las que hoy cuenta el centro de

la ciudad, la Carrera 10° y la Caracas. Estas dos separaron geográficamente los barrios

Page 78: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

62 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

Santa Inés y Voto Nacional del resto de la ciudad, segregándola también de las dinámicas

de lo que después sería conocido como Centro Histórico. Cabe anotar que la construcción

de la 10° incluyó la demolición de la antigua iglesia de Santa Inés, símbolo que al caer se

llevó todo el rastro de resplandor que en alguna ocasión tuvo el barrio:

A mi abuela y a mi madre no les temblaba la voz: desde que tumbaron la iglesia de

Santa Inés, en febrero de 1957, el barrio se comenzó a dañar. Eso fue como una

maldición por el sacrilegio cometido. No hay duda que la construcción de la carrera

décima, que conllevó a la demolición de tantas construcciones patrimoniales, partió

en dos el barrio Santa Inés, lo aisló del resto de la ciudad y trajo consigo el deterioro

de este espacio (Morris & Garzón, 2010).

En la década del 70, en inmediaciones de la Plaza España, se construyó el terminal de

transportes que, junto a la estación de la sabana y la principal plaza de mercado que se

encontraba en la carrera 10°, se convirtió en un gran potenciador económico del sector;

sin embargo, con la construcción de los patios de buses y de bodegas para almacenar las

mercancías entrantes, llegó también el establecimiento de pequeños puntos de expendio,

principalmente de marihuana (Cardeño, 2007). La transformación final se dio en los años

80, cuando se decidió trasladar la plaza a Paloquemao y el terminal de transportes al

Salitre, lo que generó un cambio comercial en el sector, mudando hacia la compraventa de

autopartes y posibilitando el intercambio de artículos robados. Adicionalmente, el cierre del

terminal redujo la demanda de hoteles que se encontraban en el lugar, obligando a sus

propietarios a transformarlos en un modelo de inquilinatos y pago por días para asegurar

sus ganancias, estos inmuebles se suman a los inquilinatos que ya habían comenzado a

constituirse en las antiguas casonas. Este momento coincidió con el posicionamiento de la

cocaína en el mercado del narcotráfico colombiano, dejando abierta la posibilidad al

comercio de los residuos de su producción, con lo que llegó el bazuco a la ciudad (Góngora

& Suarez, 2008). Hecho que terminó por consolidar la formación de las ollas del centro de

Bogotá.

La economía de las ollas

El narcotráfico se ha posicionado en las últimas décadas como una economía con gran

capacidad de crecimiento. Su expansión ha sido tal que se ha situado como la principal y

Page 79: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 2. ¿Cómo se producen las ollas? 63

más rentable economía criminal del mundo, permitiéndole incluso competir con las

industrias más rentables del planeta (Pontón, 2013). Dado que es una economía que se

basa en el consumo de bienes que resultan adictivos, su demanda no se ve afectada

considerablemente por variaciones en la oferta. Esta economía cuenta con una demanda

inelástica que hace que los controles que se le efectúan en la producción no tengan mayor

incidencia en la disminución de su magnitud, por el contrario, se generan posibilidades de

obtener una mayor ganancia a partir de ella (Sarmiento, 1990). En el marco del

neoliberalismo, que se nutre de economías que buscan cada vez menores controles

económicos con el fin de asegurarse su expansión alrededor del mundo, el narcotráfico

encuentra el caldo de cultivo ideal para poder crecer y sortear los controles que se le

pretenden imponer. Si bien su magnitud es cuestión de debate, y sus estimaciones varían

considerablemente, no hay duda de que el narcotráfico cuenta con un gran peso, en el que

Colombia ocupa un lugar central como productora. En esa medida, para asegurar su

expansión y crecimiento, de la misma manera que lo hacen todos los capitales, el

narcotráfico, como proceso económico y social, procurará asegurarse lugares que le

permitan su existencia en el espacio social, además de maximizar su circulación a través

de ellos. Esto es la producción de sus propios espacios isotrópicos, es decir, lugares

homólogos distribuidos en el espacio, que facilitan la circulación de capitales en el espacio

(Lefebvre, 1980).

Al analizar cómo funciona el microtráfico en la ciudad, nos encontramos con un estudio de

la Fundación Ideas para la Paz, en el que se buscaba realizar un balance de la operación

desarrollada en el Bronx en 2016, en este se afirma:

“El microtráfico en Bogotá hace rato dejó de concentrarse en las tradicionales ollas

en las que se vendía desde una vivienda, para pasar al expendio callejero, cada

vez más disperso e invisible” (Escobedo et al., 2017, p. 11).

Con esta premisa el informe hace parecer que las ollas en la ciudad han tendido a perder

importancia, ubicándose el microtráfico por encima de ellas. Sin embargo, un examen más

detallado, que concibe las diferentes relaciones que se constituyen en el espacio urbano

permite evidenciar el papel central que tienen las ollas en la economía del narcotráfico en

las ciudades. Si bien es cierto que tras la intervención realizada al Cartucho el microtráfico

cobró mayor fuerza en la ciudad, esto solo se dio gracias a la posibilidad de articularse

Page 80: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

64 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

alrededor de nodos locales. Una muestra de esta relación la expresa un funcionario de la

Secretaría de Seguridad, quien afirma:

Nosotros en la secretaría tenemos informes de la existencia de conexiones que van

desde la localidad de Santafé y conecta con la de Mártires. Entonces tenemos que

traen niños, drogas o lo que sea, vienen desde lo que son Cruces, San Bernardo,

Canal de la 6ª, pasan por la 19, la Favorita, la Estanzuela y llegan hasta el barrio

Santa Fe (Entrevista a Diego14, realizada el 20 de agosto de 2018).

Es preciso aclarar que el narcotráfico no es la única economía ilegal que se presenta al

interior de las ollas, alrededor de este se desarrollan otros intercambios que resultan siendo

subsidiarios o complementarios de él. Es así como, además del narcotráfico, se da el

tráfico de armas, la explotación sexual de menores de edad, entre otras actividades

ilegales. De este modo, es posible afirmar que las ollas constituyen los espacios

isotrópicos, no solo del narcotráfico, sino también de las economías ilegales de la ciudad

(Zaraza, Farfán, & López, 2019, p. 36). Por otro lado, la afirmación anteriormente citada

permite evidenciar los flujos existentes entre estos nodos, de tal manera que el microtráfico

es la expresión visible de la expansión del mercado de narcotráfico en la ciudad, a través

de los procesos de territorialización de esta economía.

Como se mencionó anteriormente, el Cartucho y el Bronx contaban con estructuraciones

internas difrentes, así como con formas distintas de relacionarse con el resto de la ciudad.

Por esta razón, vale la pena profundizar en los procesos que dieron surgimiento a estos

lugares, para poder evidenciar los cambios que ha presentado la territorialización del

narcotráfico en la ciudad.

Según algunos de sus antiguos habitantes, el Cartucho surgió cuando unos policías

encontraron una caleta de marihuana en el llano y decidieron comercializarla en Bogotá

(Morris & Garzón, 2010). Esta olla fue creciendo y los mandos internos fueron cambiando

de mano. Para 1990 este era el principal punto de expendio de la ciudad y el microtráfico

no era algo común en las calles, tal actividad se concentraba en este lugar y algunas

14 La persona entrevistada prefirió permanecer anónima, por lo que su nombre ha sido cambiado.

Page 81: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 2. ¿Cómo se producen las ollas? 65

pequeñas zonas de expendio aledañas. En ese momento el control que se ejercía al

interior de la olla era también distinto, las estructuras criminales convivían en un mismo

espacio sin ningún nivel de cordinación entre ellas y los diferentes jíbaros tenian medidas

de seguridad, las cuales incluían personas encargadas de este aspecto.

La intervención del cartucho varió el panorama, a raíz de este suceso el lugar de las ollas

cambió, no solo como ubicación física sino también en el rol que juegan en la ciudad. Se

crearon nuevas ollas en las localidades que permitieron ampliar la capacidad de influencia

de este negocio en el espacio urbano. Posteriormente, el posicionamiento del

paramilitarismo en las ciudades tuvo como efecto una reorganización de la economía del

narcotráfico urbano, ampliando su influencia y asegurándole rutas de circulación en el

espacio urbano. Este proceso se dio gracias a lo que Ariel Ávila llama una racionalización

del crimen, que le permitió al aparato económico asegurar un panorama de mayor control

territorial mediante la tercerización del aparato de seguridad:

Es decir, que una estructura organizada contrate pequeñas pandillas u

organizaciones de la delincuencia común y juvenil para que trabajen para ella.

(…) Lo que fue una estructura u organización criminal se convirtió en una compleja

red que se articula a través de nodos criminales (Ávila, 2014, p. 23 y 24).

La preponderancia de la subcontratación lleva a Ávila a afirmar que el control territorial se

vuelve menos importante para estas estructuras, ya que no se evidencian grandes

enfrentamientos entre ellas. Sin embargo, al considerar que la olla se configura como el

espacio isotrópico del narcotráfico urbano, es posible concluir que el control del territorio

se vuelve un elemento fundamental, que se realiza de una manera más racional y eficiente,

gracias a las nuevas formas organizativas. El proceso de reorganización de las estructuras

criminales y económicas del narcotráfico en forma de red urbana permite asegurar una

mayor incidencia en la ciudad, lo que se logra mediante la existencia de nodos territoriales,

que se encuentran en total control y se convierten en los espacios de menor riesgo para el

desarrollo de las actividades que se mueven alrededor de esta economía en la ciudad. De

hecho, el Cartucho contaba con mecanismos de control menos estructurados que el Bronx,

lo que evidencia el aumento de importancia estratégica de estos lugares, una mayor

Page 82: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

66 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

organización permitía una mayor evasión a los controles estatales y, por tanto, un mayor

control del territorio. Esto se evidencia en las historias de Pepe y Jorge:

En el cartucho tampoco es que hubiera un control central, pues habían duros,

habían jíbaros duros, estaba el Bayona es que le decían, el Negro; estaba

Calderón, ese loco era el líder del cartucho, el velaba por el cartucho, daba la vida

por el cartucho, hasta que lo mataron. La diferencia entre la estructura de seguridad

de la L y del cartucho, es que el cartucho era una vaina más de locura, más de

droga, más de que los Gomelos15 se tomaban sus pepas y se fumaban sus baretos

y cascaban al que fueran, en cambio la L sí era una estructura además comandada

por los paramilitares que saben de estructuras militares (Pepe, entrevista realizada

el 11 de Julio).

En la L los manes tenían una estructura central, claro, porque los turnos de

vigilancia en las terrazas con los fusiles, con todo eso, correspondía a una

estructura centralizada, claro, donde había de mayor a menor grado, pero ahí si no

había un solo saya que estuviera por fuera de la estructura o que no correspondiera

a la vigilancia de mando central de la L. No, se le dice saya a cualquiera de

cualquier estructura que responda por seguridad. No hay una organización como

tal que se llame los sayayines. Los Sayas, mal llamados, eran los paracos, y

algunos delincuentes que llegaban a la zona traídos de otras regiones, porque la

mayoría de los sayas no eran de por aquí, venían de otras regiones, de la costa,

del valle (…) Los traían las mismas estructuras de droga, es que quién va a creer,

pero en las estructuras de droga hay muchas que funcionan en varias ciudades y

eso sí es una organización (Jorge, Entrevista realizada el 3 de octubre de 2019).

Así mismo, se evidencia que la nueva forma organizativa viene acompañada de una mayor

articulación a nivel nacional, entrando en una dinámica en la que el narcotráfico de la

ciudad responde también a las estructuras nacionales que aseguran el control de rutas y

de la producción de cocaína y marihuana en el país, esto se evidencia en la influencia del

15 Los Gomelos era el nombre que se le daba a las personas encargadas de la seguridad en el Cartucho.

Page 83: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 2. ¿Cómo se producen las ollas? 67

paramilitarismo sobre los procesos de control, así como en la migración laboral de

personas con experiencia en brindar seguridad a este tipo de estructuras desde otros

lugares del país.

Los habitantes de calle y las ollas

La permanencia de habitantes de calle en las ollas hace que se constituyan como uno de

los actores principales de este espacio social, de tal modo que su proceso de habitar en él

tiene efectos en su producción, por lo que vale la pena ahondar sobre el papel que tienen

los habitantes de calle en las ollas. Tal como se ha mencionado, estos lugares surgen

principalmente alrededor de dos procesos relacionados, el primero de ellos es el

narcotráfico, el segundo el consumo. Por lo tanto, es posible pensar la relación que tiene

el habitante de calle alrededor del consumo que realiza en este lugar; es recurrente

encontrar en los relatos de habitantes de calle que la principal razón por la cual llegan a

estos lugares es porque tienen la posibilidad de adquirir y consumir sustancias psicoactivas

en ellos, siendo esta, en muchos casos, la única razón para permanecer allí.

Llegué… pues por consumo, porque consumíamos en el barrio, pero en el barrio

se acababa la bazuca a determinada hora, entonces ya el jíbaro no tenía más,

bueno entonces a dónde nos vamos, vámonos al centro, que al cartucho, bueno,

entonces ahí uno empezaba a conocer (Entrevista a Jorge, realizada el 3 de

octubre de 2019).

Yo llegué a la L porque ahí se conseguía fácil de todo, pepas, marihuana, bazuco,

y uno pues con ganas de farrearse, allá podía. Pero igual, si me hubieran llevado

al Sanber también habría terminado ahí. Mejor dicho, pude terminar en cualquier

lugar que me vendieran y me dejaran consumir ahí, tal vez me fui allá porque era

la más grande, la más conocida (Entrevista a Ricardo, realizada el 4 de septiembre

de 2019).

El consumo más representativo para los habitantes de calle es el bazuco, el último CHC

muestra como el 72% de esta población lo ha consumido (DANE & Secretaría de

Integración Social, 2017). Esta sustancia, residuo de la producción de pasta base de coca,

es altamente adictiva, de tal manera que cuando se suspende su consumo por largos

Page 84: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

68 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

periodos causa cuadros de abstinencia con temblores, sudoración, confusión y una gran

ansiedad (Tellez & Cote, 2005). Los consumidores quedan en una situación de alta

vulnerabilidad cuando no tienen la posibilidad de conseguir esta sustancia, lo que los lleva

a someterse a diversas condiciones impuestas por los jíbaros, para poder asegurarse de

ella cuando desean obtenerla y se encuentran al interior de la olla. Es así como muchos

de los habitantes de calle terminan por servir en algunas labores a los jíbaros a cambio de

bazuco, principalmente en aquellas actividades que realizan los eslabones más bajos en

la jerarquía organizacional y de producción.

Para entender este punto vale la pena precisar sobre la organización de las labores al

interior de las ollas, en estos lugares existen jerarquías claras que permiten definir quiénes

son las personas que ejercen mayor poder en su interior. Toda persona que habita una

olla puede claramente definir quiénes son “los duros con los que no hay que meterse”. Por

un lado, están los distribuidores, los ganchos y los jíbaros, la diferencia entre ambos es

que los primeros son los encargados de traer las mercancías a las ciudades, normalmente

ocupan una casa al interior de la olla; mientras los segundos la distribuyen, es decir, un

gancho puede tener varios jíbaros. Alrededor de ellos está la estructura de seguridad,

encabezada por los denominados Sayayines, encargados de organizar las estructuras de

seguridad al interior de las ollas, quienes significan el principal eje de control al interior y

normalmente cuentan con armamento para asegurar su posición. Subordinados se

encuentran los campaneros, que son aquellos que se encargan de dar aviso de

circulaciones extrañas a la olla: sujetos que no son comunes, movimientos de policías,

entre otros. Estas personas forman una red de control que se asegura de mantener un

orden específico de las circulaciones al interior de las ollas.

Teniendo en cuenta los tratos que efectúan los habitantes de calle con los jíbaros a cambio

de bazuco, es usual además que habitantes de calle realicen transportes de mercancías

entre las ollas de la ciudad o cumplan labores de campaneros, entre otras labores, que

contribuyen al mantenimiento de la economía de la olla. Cabe resaltar que los habitantes

de calle no consideran estos intercambios como la realización de un trabajo, principalmente

porque a cambio no reciben dinero sino una mercancía, desestimando de esta manera la

labor que realizan y su status como trabajadores de estas estructuras. Este se convierte

en uno de los mecanismos de control que pesa sobre esta población, ya que venden su

Page 85: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 2. ¿Cómo se producen las ollas? 69

fuerza de trabajo sin establecer una relación laboral que les permita entenderse a sí

mismos como parte del proceso de producción que se lleva a cabo en estos lugares.

Para analizar este proceso resulta pertinente retomar a Enrique de la Garza, quien señala

cómo en trabajos que no se realizan al interior de una fábrica y no responden a los

parámetros industriales de los trabajos clásicos, los cuales denomina atípicos, es usual

que los clientes se vean inmersos en los procesos de trabajo. Este autor plantea que esta

relación se da principalmente al efectuar un control directo sobre el proceso de producción,

al tener un papel directo en el momento de adquirir las mercancías o de consumo,

introduciendo exigencias sobre la forma en como desean ser atendidos o los productos

que desean obtener. Este proceso se da principalmente debido a la coexistencia de los

consumidores y trabajadores en el mismo espacio, que para el caso de estudio es el

espacio público (De la Garza, Garabito, Hernandez, Rodriguez, & Olivo, 2009). Sin

embargo, en las ollas las relaciones de inmersión del cliente son tales que este supera su

pertenencia en el proceso de consumo, para sumarse a la cadena de producción en otros

momentos, como el de distribución.

Por otro lado, el autor señala que el control de los procesos laborales que suceden en

espacios públicos tienden a verse afectados por los diferentes procesos de control que son

propios a estos lugare, en tanto, es posible afirmar que los elementos que cercan y

aseguran la reproducción en el proceso de producción espacial se sitúan también como

medidas de control, que pesan sobre los trabajos que se desarrollan al interior de las ollas.

Así, los habitantes de calle terminan por envolverse en los procesos laborales de

producción económica de estos lugares y, a la par, en los procesos de producción espacial,

en la medida en que se ven afectados por los mecanismos de control y seguridad al interior

de las ollas. Esto implica también las medidas de control estatales, exteriores a las ollas,

principalmente, por parte de la policía.

Entendiendo estos elementos, a continuación se profundizará en los procesos de control

que existen en estos lugares y que aseguran la reproducción de este tipo de espacios en

la ciudad, al igual que el mantenimiento de las relaciones y jerarquías de las ollas. El primer

elemento que resalta es una norma tácita que asume toda persona que decide habitar la

olla: el silencio. Para sortear las condiciones adversas al interior de la olla, quienes solian

permanecer en ella adoptaban la principal norma para habitarla y tratar de mantenerse a

Page 86: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

70 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

salvo. La ley del silencio se impone en estos lugares como exigencia tácita para estar en

estos lugares:

uno se dedicaba a sus socios, uno no se mezclaba con nadie más sino solamente

con sus compais, trataba prácticamente de evitar mucho la gente, sí, se mezclaba

no más con los compañeros, con la gente conocida que uno tenía allá adentro, no

más, de resto uno no se metía con nadie, porque sabía que eso allá adentro era

muy peligroso y si veía uno algo, mire shhh, calladito (Entrevista a Camilo, realizada

el 29 de junio de 2019).

Esta norma no solo se impone como un deber ser para los habitantes del lugar sino que,

además, sirve para crear el rumor que pesa sobre la olla, haciendo que los relatos de

ejecuciones, golpizas, desapariciones y violaciones se conviertan en historias no contadas

que rondan sin poderse afirmar como certeras ni asignar rostros a ellas (Vargas &

Martínez, 2013). La ley del silencio que da paso al rumor se constituye como el primer

mecanismo de control de los sujetos que habitan la olla a través del miedo, pues da a

entender que suscitar algún roce con alguna de las personas con mayor poder en este

lugar asegurará violencia sobre la persona que realice tal acto. Este mecanismo va de la

mano con los agentes de control armados al interior de las ollas, las estructuras

encargadas de mantener la seguridad de estos lugares se constituyen como un gobierno

interno, ya que en las ollas la policía no tiene acceso ni margen de acción. Estas personas

se encargan de asegurar un disciplinamiento físico ejemplarizante, que contempla desde

golpizas hasta asesinatos. Tal proceso de control se basa en mantener el miedo

permanente de los habitantes, para asegurar su disciplinamiento mientras se encuentran

en la olla.

El consumo al interior de las ollas también juega un papel importante al momento de incidir

en procesos de control sobre quienes habitan en ellas; el hecho de que se permita

consumir distintas sustancias psicoativas al interrior de estos lugares posibilita la

producción de un espacio-tiempo particular que resulta bastante utilitario al funcionamiento

de la olla.

Eso es muy particular, sabes, yo descubrí ahora último una cosa muy particular y

es que en las ollas no se sabe qué día es, date cuenta y verás que la gente de la

Page 87: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 2. ¿Cómo se producen las ollas? 71

olla nunca sabe qué día es, porque todos los días son iguales (Entrevista a Jorge,

realizada el 3 de octubre de 2019).

Las dinámicas de consumo al interior de la olla permiten que las personas que habitan este

lugar perciban el tiempo y el espacio de manera que no puedan apreciar diferencias que

les posibiliten poner un ritmo diferente a sus dinámicas de consumo. Entender todos los

días de la misma manera hace que la permanencia en estos lugares resulte atemporal, por

lo que las personas no tienen realmente en cuenta el tiempo pasado en la olla. Este

elemento permite asegurar un consumo constante al interior y mantener dinámicas que

impiden a sus habitantes considerar otros momentos temporales más allá del continuo

presente vivido. En esa medida, se crea un tiempo propicio a los procesos productivos

propios de la olla, tal como afirma Lefebvre (1980) el tiempo se convierte en “tiempo-

mercancía (…) la calle reglamenta el tiempo más allá del tiempo de trabajo y lo somete al

sistema, el del rendimiento y el beneficio”. En otras palabras, se asegura una temporalidad

que permita potenciar el modo de producción que sucede en el lugar. Para el caso de estas

ollas, la permanencia aparentemente atemporal posibilita, por un lado, la regularización y

normalización de las acciones, en muchos casos violentas, que suceden al interior de las

ollas y, por otro, asegura la permanencia de los consumidores en estos espacios, para

quienes resulta lo mismo estar tres días o tres semanas en ellos.

Finalmente, es preciso mencionar un mecanismo de control que resulta ser externo a la

olla: la policía. En primer lugar, resalta el papel de complicidad que termina por adoptar

esta institución ante la imposibilidad de asumir un control efectivo de este espacio. Su

control al interior pesa sobre aquellas personas que manejan las principales redes, así

realizan cobros a jíbaros y ganchos a cambio de información sobre eventuales operativos;

esto permite a las instancias de seguridad internas de las ollas mantener el control

territorial y a la policía mostrar algún mínimo de resultados, que en realidad no afectan a

la economía ni a las estructuras de la olla. Esta relación se presenta como un vox populi,

tanto afuera como adentro de la olla, sus habitantes la conocen al igual que los organismos

institucionales que trabajan con esta población, sin embargo, estos últimos no se atreven

a rendir declaración alguna frente a este hecho. En todo caso, las evidencias de esta

relación no pueden escapar al ojo público. Un hecho bastante mencionado ocurrió tras las

intervenciones en el Sanber, que siguieron al desalojo del Bronx, allí se denunció una red

de policías que se encontraban en la nómina de las redes de microtráfico de esta olla.

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72 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

Entre 300.000 y 700.000 pesos semanales habrían recibido los uniformados

vínculados a la red de microtráfico, todo para que omitieran su deber constitucional

de perseguir la venta al menudeo de marihuana, cocaína, bazuco y Rivotril, una

pastilla que se usa en tratamientos de pacientes con problemas psiquiátricos.

(…) Las líneas también manejaban una nómina ilegal a la que estaban vinculados

los policías señalados, de manera que pudieran vender ‘descaradamente’ –como

lo calificó la Fiscalía–, las drogas a plena luz del día en ese sector (El Tiempo, 15

de abril de 2016).

A partir de esto se evidenció que entre los policías se establecían relaciones de matoneo

para aquellos que no adoptaban estas prácticas, hasta el punto de causar su traslado. Es

así como la policía, en las ollas, representa simplemente el cobro de un impuesto de

operación, que termina por brindar información útil para asegurar el mantenimiento de las

actividades. Mientras que al exterior de estas, tal institución representa un papel muy

diferente, en donde los habitantes de calle asumen las golpizas como parte de la

contidianidad, razón adicional por la que buscan refugio en estos lugares. De hecho, la

policía ha jugado en muchas ocasiones el papel de cercar a esta población, obligándola a

concentrarse en las zonas de expendio. Existen testimonios que relatan cómo la población

que fue desalojada del Bronx se vio cercada por el accionar de esta, la cual se encargó de

desplazarlos, en medio de enfrentamientos, hasta que los habitantes de calle no tuvieron

otra opción que refugiarse en el caño de la calle 6ª. Una vez allí, la policía se encargó de

que estas personas no pudieran salir y las mantuvo concentradas en este lugar. La

organización Parces relata cómo quienes pretendían salir del caño eran objeto de golpizas,

de tal manera que no tuvieron más opción que mantenerse en este lugar (CPAT & Parces

ONG, 2017). Este accionar genera un fuerte rechazo por parte de habitantes de calle hacia

la policía, quienes por lo general consideran su accionar como algo completamente

ilegítimo. Al respecto, Jorge afirma:

el papel que juegan ellos siempre, el papel del payaso, el papel del payaso de mal

gusto, además, el policía, ahora no tanto, ahora han cambiado un poco las

convenciones, pero por lo general el policía es el que está pago por el jíbaro, el que

hace aspavientos pegándole al habitante de calle y llevándoselo con una papeleta

a la UPJ, pero tú lo veías tomando tinto con el jíbaro y cobrándole el impuesto al

Page 89: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 2. ¿Cómo se producen las ollas? 73

jíbaro y pegándole al muchacho que lleva una papeleta, ese era como el papel de

la policía, esa es la imagen y esa es la rabia de la policía, entonces tomaba tinto

con el hijueputa que tiene 10mil papeletas de bazuco pero le rompe el alma al pobre

marica que le encuentra una que es un enfermo adicto, que pide moneditas para

comprarse una bicha, entonces a ese lo cascan, lo llevan a la UPJ, lo mojan, le

quitan la traba, le hacen la vida imposible, pero toma tinto y cerveza de civil con los

dueños de la olla, esa es la rabia con la policía, esa es la rabia del habitante de

calle o del consumidor, toda su permisividad y toda su actitud bonachona y corrupta

frente al consumo, frente a la venta, frente al poder del jíbaro, su actitud servil, esa

es la rabia que da (Entrevista a Jorge, realizada el 3 de octubre de 2019).

Siguiendo esta lógica, varias organizaciones criminales territoriales actuaban de manera

similar, sumando las desapariciones y homicidios a la población habitante de calle, como

parte de su repertorio. En muchos barrios la presencia de estas personas se encuentra

proscrita por parte de bandas criminales, que en muchas ocasiones suscriben su accionar

como parte de organizaciones paramilitares. Es posible rastrear esta práctica desde hace

mucho tiempo en la ciudad, no en vano los habitantes de calle son una de las principales

víctimas de lo que fue denominado limpieza social, llegando a ocupar el segundo lugar de

afectación. Se debe precisar que el momento de mayor victimización a esta población por

parte de estas estructuras sucedió a finales de los años 80 e inicios de los 90 (Perea,

2015). Este periodo coincide con el momento de mayor crecimiento del Cartucho, lo que

permite inferir que la disuación de permanencia en la calle a estos habitantes por medio

de tales acciones tendía a aumentar la concentración en las zonas de expendio,

principalmente en el cartucho. Esto concuerda con lo mencionado por López, quien afirma

lo siguiente sobre el proceso de concentración de habitantes de calle en este lugar:

La ciudadanía quería mantener al margen de la ciudad al nuevo tipo de sujetos, no

se acostumbraba a verlos deambulando por un sector diferente al Cartucho, de esta

manera, todo habitante de la calle que era sorprendido en otro lugar era trasladado

al antiguo Santa Inés (López, 2013, p. 9).

Como puede apreciarse, las diferentes acciones que pesan sobre los habitantes de calle

en lugares externos a las ollas se encuentran justificadas en un estigma que se supone

por parte de la ciudadanía. Esto indica, en primer lugar, que se asume a estas personas

Page 90: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

74 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

como no ciudadanos, lo que los imposibilita para habitar el espacio público que sí es

permitido a los ciudaddanos normalizados. En esa medida, la posibilidad de habitar de

estas personas se ve limitada a las ollas, lugar en donde su visibilidad no es posible. Dicha

representación tiene su correlato en el encierro de habitantes de calle en zonas específicas

de la ciudad, de tal manera que aquellas personas que no se reconocen como parte de la

ciudad se encuentran invisibilizadas en medio de la normalización del espacio público

urbano.

El papel de los habitantes de calle en los procesos de producción de las ollas permite

evidenciar una realidad que tiende a suceder en los espacios isotrópicos, que resultan

siendo completamente utilitarios al capital y a las economías a las cuales responden. La

existencia de procesos de control sobre los procesos productivos de las economías de las

ollas, fuertemente relacionados con los controles sobre los procesos de producción

espacial, muestran la íntima relación que se desarrolla entre el mundo del trabajo, que

produce la economía del lugar, y los procesos de producción espacial. En la medida en

que estos procesos de control tienden a situarse sobre la vida de cada uno de los

habitantes de estos lugares, el mundo laboral y el urbano terminan por converger en tales

espacios. De tal modo que las relaciones que se desarrollan en su interior se ven

supeditadas a las lógicas de producción de un espacio que existe por y para una economía

específica y todas las personas que allí habitan se van a ver inmersos en los procesos

productivos de esta economía, reproduciendo, a su vez, un espacio utilitario para dicho

capital.

Las ollas y la ciudad

Los elementos expuestos hasta ahora permiten entender que las ollas no solamente

significan un lugar isotrópico, utilitario para la economía del narcotráfico, su existencia en

la ciudad representa, además, la posibilidad de mantener bajo un orden específico a

algunas personas que no adoptan los esquemas de normalización de la ciudadanía. Este

lugar, de la misma manera en que antaño hacian los sitios de reclusión, permite asegurar

el encierro de las personas indeseables para el gobierno urbano, aquellas que logran

escapar a los controles establecidos a la población de ciudadanos que habitan las urbes.

Page 91: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 2. ¿Cómo se producen las ollas? 75

En esa medida, las ollas se institucionalizan en la ciudad para encerrar a los sujetos no

deseados y, por su lado, el accionar de las estructuras de gobierno urbano aseguran que

esta separación del espacio público se cumpla. Foucault, al realizar una genalogía del

poder, pudo identificar diferentes momentos en la historia que han correspondido a formas

de gobierno de los sujetos particulares. Para el caso de análisis vale la pena centrarse

principalmente en dos de ellas. La primera corresponde a los gobiernos disciplinarios,

propios de la modernidad temprana. En este régimen la individuación, la clasificación y

separación de los individuos representaban piezas clave para asegurar el ejercicio del

poder, de esta manera se permitía la separación de los ineptos e incapaces para separar

lo normal de lo anormal. Esto implicaba una estrategia espacial que consistía en la

localización elemental o división en zonas, con el fin de separar a aquellos sujetos que no

les significaban útiles, lo que suponía una ruptura en el espacio a través de construcciones

monumentales apropiadas para la separación: los asilos, los hospitales, las cárceles, entre

otros. Sin embargo, este autor afirma que con el paso del tiempo las técnicas y

mecanismos se fueron refinando, gracias a la existencia de sujetos cada vez más

amoldados a las estructuras de control. De esta manera, el régimen disciplinario se

transformó en un régimen gubernamental, que eliminaba las distinciones socioespaciales

para crear sujetos que aparentemente eran cada vez más libres, lo que implicó un cambio

de régimen de verdad que pasa de ocultar y recluir los conflictos a visibilizarlos en el

espacio de lo común, el régimen de seguridad se impone como interés colectivo y, en esa

medida, el objeto de control se transforma. El énfasis de este nuevo discurso supone el

ejercicio de poder para para la protección de territorios, los cuales corresponden a

poblaciones específicas. De esa manera, las medidas de control, que pesan ahora sobre

los territorios, se traducen en formas de control poblacional. Así, los sujetos ya no se

encuentran individualizados y separados, sino se conciben como cuerpos colectivos que

habitan un territorio controlado (Foucault, 2003, 2007, 2011).

El planteamiento de Foucault supone la transformación de una configuración determinada

de las estructuras de poder para dar paso a una nueva. Sin embargo, el espacio social,

más concretamente la ciudad, se comporta como un palimpsesto, guardando rastros de

sus estruturas anteriores para dar paso a las nuevas, sin que las antiguas dejen de

recordar su existencia permanente en el espacio. De esta forma, la población habitante de

calle inició siendo el objeto del control disciplinario mediante su encierro en asilos,

hospitales, cárceles y centros de atención. Con el tiempo, su transformación en el discurso

Page 92: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

76 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

público obligó a un cambio en su tratamiento, las nuevas normativas impedían, como

medida de control, regular su encierro como sujetos que podían afectar la cotidianidad de

la ciudad, impedian su conducción a lugares de clausura si estas personas no se

encontraban de acuerdo. Por esta razón se hizo perentorio desarrollar nuevos mecanismos

de control para ellos; en ese marco, la policía y bandas criminales que actúan en el territorio

urbano ejercen procesos de control a esta población bajo discursos que afirman encontrar

en ellos fuentes de inseguridad, lo que los hace no aptos para habitar el espacio urbano.

Pese a ello, estas intancias no son capaces de asegurar la eliminación total de estos

individuos, razón por la cual emergen otros procesos para su disciplinamiento, los cuales

escapan a los mecanísmos propios del poder gubernamental. Las ollas suponen los

espacios de reclusión de esta población, en donde el poder disciplinario se conjuga con el

gubernamental para asegurar que los espacios públicos urbanos logren alcanzar las

exigencias del poder gubernamental, y se asuma en estos únicamente la permanencia de

la ciudadanía que se somete a los controles territoriales. El poder que se ejercer al interior

de las ollas es claramente disciplinario, el castigo y el miedo son los principales

mecanismos de control hacia individuos que saben que no encajan por fuera de allí. En

esa medida, es posible afirmar que la biopolítica necesita adoptar formas de control que le

preceden de maneras subterráneas, pero que le resultan funcionales, para así poder

asegurar espacios en los que las formas de control se tornan tan sútiles, que el ideal de

libertad que se posiciona en este dispositivo puede llegar a ser posible.

Por lo tanto, es posible afirmar que las ollas tienen el papel de ocultar elementos que

resultan problemáticos para la construcción de una ciudadanía, entendida esta como los

sujetos pertenecientes a un territorio que asumen su pertenencia y, por tanto, adoptan las

formas de control propias de estos. Quienes escapan a estos procesos son relegados a la

exclusión en lugares específicos de la ciudad, cuyas dinámicas internas suelen pasar

desapercibidas. Sin embargo, resta la pregunta por lo que sucede cuando estos lugares

son intervenidos, si estos procesos pasan por un momento previo de visibilidad de estos

espacios y de los problemas que se viven en su interior. Es posible afirmar, como ya se

mencionó anteriormente, que estos espacios entran a ser parte de la política urbana en el

momento en que se presenta una brecha de renta que los hace deseables para el capital

inversor de la ciudad, en este momento, dada su ubicación estratégica, las ollas pasan del

régimen de invisibilidad urbano para situarse en el espacio de lo visible. Para desarrollar

mejor esta idea resulta preciso referirse a la relación de visibilidad e invisibilidad en un

Page 93: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 2. ¿Cómo se producen las ollas? 77

dispositivo. Para Foucault lo visible es una condición para el comportamiento de lo que es

posible, lo que es visible determina en gran medida el régimen de verdad que define las

posibilidades para los sujetos en un dispositivo (Deleuze, 2013), por lo que la

invisibilización de espacios y de sujetos hace posible que la idea de ciudadanía, junto a la

de sujetos deseables, sea posible dentro de lo que se considera normal en la ciudad; en

este caso, lo normal entra a ser la imposición o la posibilidad única que le queda a los

sujetos para habitar en la ciudad sin llegar a ser excluidos o invisibilizados para el resto de

la sociedad. Del mismo modo, este autor plantea que en el momento en que aquello que

se mantiene invisible se devela se genera un cambio en el régimen de verdad, lo que

produce una transformación de las estructuras mísmas de poder (Foucault, 1999),

entiéndase, del espacio social. Así, con cada intervención, con cada proceso de

visibilización previo de los problemas de olla se da inicio a un momento de cambio, no solo

de la olla, sino también de la dinámica misma de la ciudad. Es por esto que, como se

mencionó anteriormente, al intervenir el Cartucho, el narcotráfico pudo territorializarse en

toda la ciudad, en igual medida que la intervención al Bronx desarrolló una reorganización

de esta economía en la ciudad, donde quedan efectos por visualizar. En cada uno de estos

casos se dio primero un proceso de visibilización para intervenir los lugares específicos,

para despues invisibilizar los nuevos lugares de asentamiento. Del Bronx no se habló de

manera certera hasta cerca de una década después de su crecimiento y posicionamiento

en la ciudad, tras la destrucción del Cartucho. De igual manera, tras el desalojo del Bronx

poco fue lo que se habló de los nuevos asentamientos, hoy es prácticamente nula la

información que se presenta sobre los habitantes de calle que se ubican en Puente Aranda.

Así, el papel que juegan las ollas en la invisibilización se rehacen, dando paso a la

continuidad en la negación de sujetos urbanos y posibilitando la reorganización del poder

urbano, eso sí, sin llegar a destruir estos espacios, pues en definitiva ocupan un lugar en

la producción de la ciudad.

A modo de conclusión, es posible afirmar como en este análisis se evidencia como el

habitante de calle juega un papel fundamental en la producción de las ollas, no solo como

consumidor, sino también al verse envuelto en las distintas dinámicas económicas que son

centrales en estos espacios. En tanto el habitante de calle habita la olla este se convierte

en un sujeto central de ella, a su vez que esta también se vuelve un elemento fundamental

en la construcción de estos sujetos. Al ser la olla uno de los lugares principales de

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78 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle

permanencia hace que se convierta en su hábitat principal, desde donde recoge elementos

para significar su vida, lo que se analizará más a fondo en el siguiente capítulo.

De esta manera, el habitante de calle encuentra en las ollas la posibilidad de una

permanencia relativamente segura en donde le es posible consumir y encontrarse con sus

amigos, en donde se constituye el parche, que es el nucleo principal de la vida en calle. Es

en medio de estas actividades que, gracias a los procesos de control socioespacial,

termina por verse envuelto en las dinámicas de producción y reproducción de estos

espacios.

Finalmente, se debe resaltar como a través de los procesos de control socioespacial el

habitante de calle termina por verse enajenado del espacio producido, es decir, no cuenta

con conciencia del papel que juega en los procesos de producción. Esto no quiere decir

que en su vivencia cotidiana en la olla no genere significaciones de este espacio, sino que

pierde la posibilidad de evidenciar con calridad como su habitar en ella contribuye en

cosntituir este lugar como uno centrado en la economía del narcotráfico, razón por la cual,

su papel en este proceso es más fácil de controlar, posibilitando la reproducción de estas

lógicas.

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Capítulo 3. Los cuerpos en la olla

Habitar la calle implica desarrollar un proceso muy particular en el espacio público, las

personas que se encuentran en esta situación asumen una relación directa con el espacio

en el que viven, no en vano es usual que en el discurso público se describa a los habitantes

de calle de la misma forma que el espacio que ocupan, describiendo el deterioro físico

como un correlato de la apariencia de estos (Suárez, 2017). Considerar el cuerpo y, con

él, la producción de subjetividades como un proceso ligado a la espacialidad es un

imperativo cuando se parte de un concepto como el de hábitat, el cual concibe el cuerpo

como una confluencia entre el proceso social, el sujeto y el espacio físico (Sánchez, 2009);

o de un concepto como el de espacio social, que lo entiende como un proceso que deviene

de los relacionamientos y procesos sociales de los sujetos que lo habitan. Si se asume

este proceso de producción espacial como una relación dialéctica, es posible suponer que

las relaciones que dan cabida al espacio social tienen efectos que transforman las

subjetividades que alimentan estos procesos y, junto con ellos, a sus corporalidades.

En este capítulo se pretende abordar la forma en que los procesos de producción espacial

de las ollas y los procesos de intervención, que se analizaron en esta investigación, tienen

efectos en los cuerpos que habitan estos lugares. De tal modo, se busca identificar cómo

aquellos elementos que controlan la producción espacial aseguran, tambien, la existencia

de sujetos específicos. A su vez, se presenta cómo las prácticas adoptadas por habitantes

de calle tienden a reproducir las representaciones que se ciernen sobre estos lugares.

Sumado a este anális se introduce una discusión acerca de los horizontes de posibilidad

en la acción del habitante de calle, entendido como agente capaz de transformar su

existencia y, con ella, el territorio que habita.

Page 96: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

80 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle Título de la tesis o trabajo de investigación

Los cuerpos y el espacio

Para abordar esta discusión vale la pena profundizar en el debate que versa sobre la

relación que existe entre el cuerpo y el territorio, para lo cual es necesario comprender qué

se entiende con cuerpo: se reconoce como una espacialización del sujeto, que resulta

indivisibe de la producción de subjetividades a los que se ve sometido, las cuales se ven

reflejadas en la corporeidad. Esto implica asumir el cuerpo como un proceso dinámico,

inscrito en procesos sociales e históricos, lo que también quiere decir que debe

considerársele como productor y producto de estos, a su vez, que se encuentra enmarcado

en las diferentes contradicciones que de estos devienen. Neil Smith propone entender el

cuerpo como una escala, que establece una frontera física y social entre el yo y el otro; a

partir de la cual se generan una gran serie de diferenciaciones, como el género, el sexo,

la raza, la edad, entre otras, que en otras escalas producen procesos característicos de

las distintas sociedades (Smith, 2005). Esto último también puede entenderse como la

construcción de procesos identitarios en escalas locales a partir de un nivel personal, que

incide en la territorialización que realizan los sujetos al habitar un espacio colectivo. Una

síntesis de este planteamiento se puede encontrar en McDowell:

(…) el cuerpo es una construcción de los discursos y las actuaciones públicas que

se producen a distintas escalas espaciales. El estudio del cuerpo ha transformado

también la comprensión del espacio, porque ha demostrado que las divisiones

espaciales —en la casa o en el puesto de trabajo, en el plano de la ciudad o del

Estado-nación— reflejan y se ven reflejadas en las actuaciones y relaciones

sociales de carne y hueso (McDowell, 2000, p. 61).

Al respecto, es posible afirmar que existe una relación dialéctica entre los cuerpos y su

entorno, al ser estos un componente claro del todo social, es decir, del espacio social. Esta

relación adopta unas características específicas cuando el lugar en cuestión es la ciudad.

Elizabeth Grozs (2010) analiza las principales posturas que se han construido en las

ciudades con relación a los cuerpos, distanciándose de aquellas que asumen el cuerpo

únicamente como un elemento que transforma la ciudad, en donde este se entiende de

manera lineal y totalmente subordinado a los procesos de producción subjetiva, siendo la

transformación del cuerpo un elemento que no logra desarrollar alguna agencia respecto

a la realidad socioespacial ni a la personal. Estas posturas asumen una relación lineal entre

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Capítulo 3. Los cuerpos en la olla 81

el cuerpo (subjetividad) y la ciudad (espacio), de tal manera que la ciudad se posiciona

como receptora de procesos sociales, sin reconocerle la complejidad como espacio social.

De otro lado, esta autora analiza aquellas posturas que realizan un paralelismo o

isomorfismo entre la ciudad y el cuerpo. Modelos como este caen en la naturalización del

cuerpo y de procesos sociales, a su vez, no reconocen la relación mencionada más que

como una metáfora, en donde ambos elementos son completamente equiparables.

Atendiendo a estos problemas y reconociendo que el cuerpo se consituye en parte del

desarrollo de los procesos de producción espacial, la autora aboga por una postura que

reconozca el papel del cuerpo en la formación de espacios y de subjetividades,

reconociendo un papel activo, como agente político, del sujeto. En este sentido, esta autora

afirma:

(…) la ciudad es también, desde luego, el sitio para la saturación cultural del cuerpo,

donde se da su adquisición y transformación por imágenes, sistemas

representacionales, medios masivos y las artes – el lugar donde el cuerpo es

representacionalmente reexplorado, transformado, disputado, reinscrito. Por otro

lado, el cuerpo (como producto cultural) transforma, reinscribe el paisaje urbano de

acuerdo a sus necesidades de cambio (demográfica, económica y

psicológicamente). Extendiendo los límites de la ciudad a lo suburbano, incluso a

las zonas rulares que la rodean. Como una bisagra entre la población y el individuo,

el cuerpo, su distribución, hábitos, alineaciones, placeres, normas e ideaes, son el

objeto ostentable de la regulación gubernamental, y la ciudad es una herramienta

clave16 (Grosz, 1995, p. 249).

Con este planteamiento, al exponer que el cuerpo es un objeto de regulación y la ciudad

la herramienta en este proceso, se retoma el postulado de Foucault, según el cual la

regulación territorial busca asegurar el control de la población, logrando así el

disciplinamiento y conducción de los cuerpos, los sujetos y, con ellos, de su fuerza de

trabajo. En esa medida, los procesos de producción espacial, a fin de asegurar su

reproducción, deben pasar por el control de los sujetos que habitan el territorio, del tal

16 Traducción propia

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82 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle Título de la tesis o trabajo de investigación

manera que su acción y agencia se encauce en el mantenimiento de las relaciones de

poder que dan forma al espacio social.

El capítulo anterior hizo énfasis en los procesos de producción espacial y los mecanismos

de control que se implementan en las ollas para asegurar la reproducción de este espacio

social. Teniendo en cuenta la relación planteada entre el cuerpo y la ciudad, es posible

afirmar que existen particularidades en la producción de subjetividades habitantes de un

espacio que cuenta con niveles de control como los que suceden en las ollas,

subjetividades que tienden a contribuir en la forma como estas ollas se desarrollan en la

ciudad. A continuación se presentarán los principales elementos que parten de los

procesos de producción espacial y sus efectos en los sujetos, a su vez, de algunos

elementos particulares del habitar de estos que inciden en la forma de entender la olla.

Las ollas y sus cuerpos

El proceso de control más directo y evidente que se presenta en la producción espacial de

las ollas son las golpizas y agresiones físicas. Estas suceden tanto al interior como al

exterior de las ollas; en lo que respecta al exterior son más recurrentes las golpizas,

principalmente por miembros de la policía. A partir de estas acciones que suceden por

fuera de las ollas los habitantes de calle prefiren permanecer en los lugares que escapan

al control policial; de hecho, como se describió anteriormente, con este mecanismo se

aseguró, en muchas ocasiones, el cercamiento de habitantes de calle en lugares

específicos de la ciudad, ya que al ser encontrados en lugares aledaños a ollas eran

golpeados y después conducidos a estas. Gracias a tales acciones se genera una fuerte

ruptura entre estas personas y la institución estatal que se plantea como instancia de

protección al ciudadano

Yo trabajaba y ellos comían a costillas mías, por eso no le tengo confianza a la

policía, son unos corruptos de esos bravos, como el Estado, todos esos son

corruptos (Entrevista a Ricardo, realizada el 4 de septiembre de 2019).

La afirmación de Ricardo pone en evidencia uno de los elementos que tiende a fundar la

relación del habitante de calle con respecto a las instituciones estatales, el recelo que se

Page 99: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 3. Los cuerpos en la olla 83

crea con la acción policial tiende a transpolarse a las demas instancias, generando una

fuerte desconfianza de las mismas, esta idea se refuerza a partir de las malas experiencias

que en muchos casos han vivido las personas antes de habitar la calle. El relato de Sandra

es ejemplo de ello, esta historia la han vivido varias de las personas que se encuentran en

la calle:

Yo dejé el bienestar familiar por desesperación, necesitaba conseguir mis cosas,

no quería estar en el Bienestar, violaciones fueron dos veces, una persona mayor

dentro del ICBF, mucho maltrato psicológicamente, golpizas también las recibí y

por parte de un internado recibí un puntazo (...) Yo no quiero volver por allá, se

quedaron con mis cosas y me dejaron así, nunca me volvieron a buscar (Entrevista

a Sandra, realizada el 8 de julio de 2018).

Estos elementos pueden incidir en que exista un amplio sector de esta población al que no

le agrada acceder a ningún tipo de los servicios que presta la administración local. Cabe

anotar que puede encontrarse un avance respecto a esta situación, impulsado por las

mejoras implementadas en la política social; para el año 2000 cerca del 90% de la

población afirmaba no haber accedido nunca a apoyos institucionales, mientras que en el

2019 esta cifra era inferior al 40% (Zaraza & López, 2018). Pese a tales esfuerzos la

reticencia es aún alta y es muy probable que la desconfianza hacia las instituciones del

Estado, reforzada por el trato cotidiano que se tiene con la policía, incida en esta relación.

La otra cara de la moneda de las agresiones de las que son objeto las personas que

habitan la calle se encuentra al interior de las ollas, en donde, si bien en ocasiones suceden

golpizas, el mayor temor al que se ven sometidas es la muerte y la desaparición. Este

temor que asegura el disciplinamiento de las personas que habitan la olla se ha

posicionado como una de las principales tecnologías de control del espacio. Es preciso

resaltar cómo las técnicas empleadas han variado en el tiempo, en el Cartucho por

ejemplo, es recurrente escuchar del temido container que se encontraba a la entrada del

lugar, en donde se depositaban los cuerpos de las personas que resultaban muertas en la

olla.

Eso echaban a todos los morracos en la entrada, en los containers, después, a la

madrugada llegaban los de medicina legal a recoger todos los cuerpos, aunque eso

Page 100: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

84 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle Título de la tesis o trabajo de investigación

a veces no pasaba y se perdían en la basura. Es que definitivamente el cartucho

era un camposanto (Entrevista a Pepe, realizada el 11 de julio de 2019).

Con la transformación que sufrieron las ollas de la ciudad y el consecuente

posicionamiento del Bronx se fueron modificando las técnicas de desaparición, también el

refinamiento de los procesos de control de las ollas se vió reflejado en este aspecto. Por

algún tiempo, después de la intervención realizada al lugar, fue frecuente encontrar en la

prensa relatos sobre las casas de pique que fueron encontradas al interior de la olla, las

cuales se habían especializado en desaparecer cuerpos con el fin de no dejar rastro (El

espectador, 3 de junio de 2016). Los relatos de quienes habitaron el lugar afirman que

existía una gran caneca con ácido para desaparecer cuerpos, otros rumores, que pocos

se atreven a confirmar, dicen que los sayayines tenían un cocodrilo para desaparecer los

cuerpos.

Allá (en la olla) mataron a mi socia, me dijeron, si usted no nos hace caso a usted

le va a pasar lo mismo que a su socia, cuando fue lo del Bronx alguien me dijo:

“encontraron a su socia, estaba enterrada en una casa, toda picada” (Entrevista a

Sandra, realizada el 8 de julio de 2018).

El refinamiento de las técnicas de desaparición es reflejo del poder conseguido en estos

lugares tras las intervenciones, impulsado, por un lado, por la reorganización que se

posibilitó en el espacio -la facultad de organizarse como una red-, pero también por la

llegada de agentes de control externos, mayormente cualificados para las labores de

control y seguridad, quienes se encontraban relacionados con estructuras criminales y

paramilitares del pais, permitiendo traer y transformar las técnicas que hasta ese momento

se empleaban.

Otro de los procesos de control que tiene un fuerte efecto en el cuerpo es el consumo. La

sustancia que mayoritariamente consume la población habitante de calle es el bazuco, sin

embargo, esto no siempre ha sido así. Este es otro de los procesos en donde la

transformación de las ollas en la ciudad tuvo un gran impacto en las personas que habitan

la calle; las primeras sustancias que se distribuyeron en las calles del centro de la ciudad,

particularmente en el Cartucho, fueron la marihuana y las pepas, distintos relatos afirman

que la degradación de las prácticas en el espacio se consolidó con la llegada del bazuco

Page 101: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 3. Los cuerpos en la olla 85

(Góngora & Suarez, 2008; Morris & Garzón, 2010). Cabe resaltar que esta sustancia, pese

a ser un residuo de la pasta base, puede llegar a tener distintas calidades al ser rendida

con distintos elementos para obtener mayores ganancias. En el momento del surgimiento

del Cartucho esta no era una práctica usual, posteriormente se empezó a implementar por

algunos ganchos. Uno de los efectos más visibles del consumo de bazuco es el desgaste

al que se ve sometido el cuerpo, reflejado en la pérdida de masa corporal, desnutrición,

problemas psiquiátricos y deterioro del sistema nervioso (Rosselli, Rico, Sandoval, Sierra,

& Adriana, 1994). En la medida en que la calidad de las sustancias disminuye, los cuerpos

de habitantes de calle se van a ver mayormente afectados por estos problemas.

Eso ahora está muy dificil conseguir bazuca del bueno, cuando pasan cosas como

las del Bronx la bazuca sube de precio y además se comienza a rendir más, ahorita

es difícil encontrar buenos ganchos, solo dos en el Sanber son buenos, el resto re

rendida y eso así es una cosa muy paila, le cae a uno muy mal (…) Eso fue lo

mismo cuando el proceso de paz, como entregaron unos laboratorios la bazuca se

puso muy cara (Entrevista a Jorge, realizada el 3 de octubre de 2019).

El relato de Jorge evidencia cómo al estar estas sustancias sometidas a lógicas de

fluctuación del mercado ilegal, la calidad y precios son potestad de las redes que la

producen y distribuyen, en tanto se ven fácilmente afectados por hechos que tiendan a

dificultar el flujo de mercancias. En este proceso, los habitantes de calle resultan presos

de los vaivenes económicos y únicamente pueden consumir lo que se ofrece sin importar

la calidad de la sustancia.

Otro de los efectos frecuentes del consumo de esta sustancia son los delirios paranoides,

no en vano suele llamarse al bazuco como “susto”. Dicha afectación puede verse

disminuida o potenciada según el entorno y las situaciones que se experimenten durante

el consumo. Si se presentan situaciones tensas las posibilidades de desatar episodios de

paranoia se aumentan. En esa medida, habitar en una olla, donde el miedo se constituye

como uno de los elementos constantes, pues por medio de este se asegura el control de

las personas que se encuentran en ella, significa permanecer y consumir en un lugar en

donde la tensión resulta ser un elemento constitutivo.

.

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86 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle Título de la tesis o trabajo de investigación

Lo más difícil de vivir en la olla son los riesgos, no se sabe a qué hora lo achaquen

a uno (…) vive uno a la expectativa, con delirios de persecución. Y si uno ha fumado

cualquier cosa, peor (Pepe, Entrevista realizada el 11 de julio de 2019).

De tal forma, la construcción de la olla como un espacio de miedo se ve reforzada por el

acto de consumo, permitiendo con mayor facilidad la reproducción de este proceso y el

control de sus habitantes.

Otro de los elementos que incide fuertemente en la construcción de cuerpos en las ollas

es la exposición a ciertas enfermedades características de la vida en calle. El Doctor

Rodrigo Meléndez relata que las principales afectaciones que suelen tener los habitantes

de calle tienen que ver con problemas cutaneos, dados los contextos de desaseo en los

que se encuentran, por lo que frecuentemente se ven perjudicados por laceraciones o

parásitos en la piel. La otra enfermedad que suele afectarles, en su gran mayoría, está

relacionada con problemas respiratorios, consecuencia del consumo, principalmente de

bazuco, a esto se le suman lesiones ocasionales por riñas, golpizas o accidentes que, ante

las dificultades de acceso a salud para habitantes de calle, pueden llegar a devenir en

problemas más graves y enfermedades de transmisión sexual (Entrevista realizada el 28

de noviembre de 2019).

En todo caso, el tratamiento de las enfermedades de habitantes de calle es un proceso

bastante complejo, estos no suelen contar con identificaciones que les permitan acceder

con facilidad a centros de salud y en muchos casos no desean tenerlos. Hasta hace muy

poco, gracias a la gestión del Distrito, les fue reconocida la pertenencia a un nivel 0 del

Sisbén para poder acceder a las instituciones prestadoras, aún así se les continúa

exigiendo múltiples requisitos con los que no cuentan, por lo que los habitantes de calle no

tienen acceso a prácticas de prevención o detección temprana de enfermedades, y tan

solo las brigadas de salud, que fueron disminuidas en la última administración, resultan

fundamentales para mejorar las condiciones de vida de estas personas.

Una barrera adicional que suelen tener frente al acceso es la debilidad de los tratamientos

para la desintoxicación, el Doctor Meléndez relata que muchas de las personas que

requieren mantenerse incapacitadas e internadas en centros de salud tras intervenciones

Page 103: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 3. Los cuerpos en la olla 87

quirúrgicas suelen escapar, dada la gran ansiedad a la que se ven sometidas,

posicionándose esto como una barrera adicional para el acceso a salud.

Tengo un caso de un muchacho que tuvo una intervención a raíz de una puñalada

y se le puso una bolsa para recoger la materia fecal de manera temporal, el hombre

se escapó al poco tiempo por la ansiedad que tenía y no se le pudo retirar la bolsa.

Posteriormente el volvió a ser atendido en varias ocasiones, en todas ellas se

escapaba, ya no por la ansiedad sino porque había descubierto que con eso la

gente le daba plata más fácil, ¡claro!, no lo querían tener cerca por el olor y la forma

más rápida de alejarlo era dándole dinero (Entrevista al Doctor Rodrigo Meléndez,

realizada el 28 de noviembre de 2019).

La historia relatada evidencia la forma como los habitantes de calle terminan por adoptar

la relación de enfermedad con su cuerpo, aceptan los problemas que pueden llegarles

como parte normal de la vida en calle y asumen su aspecto físico como una forma para

poder enfrentarse al resto de los habitantes de la ciudad. Pierre Bourdieu describe la hexis

corporal como el conjunto de posturas, ademanes y presentación corporal que termina por

distinguir a una clase, este es un proceso que se transmite a partir del habitus, la vivencia

cotidiana que permite la transmisión de estos comportamientos entre personas que pueden

considerarse pares (Bourdieu, 2000). Sin embargo, además de la reproducción que se da

en el proceso de socialización en la práctica cotidiana, el habitante de calle adquire las

prácticas corporales de manera consciente y direccionada, con el fin de distinguirse de la

ciudadanía que lo repele, esto resulta explícito en la afirmación de Ernesto:

Yo era uno de los verraquitos de la zona, es que mire, a uno lo tratan de todo en la

calle, entonces pues que lo hagan con razón, prefiero dar miedo o asco a que

cualquiera llegue y me haga cualquier cosa (Entrevista a Ernesto, realizada el 8 de

julio de 2018).

Así, la apariencia descuidada, que en muchas ocasiones se asocia de manera directa con

aquellos que habitan la calle, resulta ser un elemento que se asume, en cierta medida,

como una característica del habitante de calle desde estos sujetos mismos. De esta

manera, se da un proceso de aceptación y adopción en la forma de ser en el mundo de los

sujetos que habitan estos lugares, permitiéndoles construir identidades a partir de allí. En

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88 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle Título de la tesis o trabajo de investigación

todo caso, es preciso resaltar que dichas identidades resultan ser parte del proceso mismo

de reproducción de las ollas, al permitir la mímesis entre los espacios deteriorados y

quienes los habitan.

Finalmente, es preciso resaltar una diferenciación marcada que sucede en la producción

de cuerpos en las ollas. Ser mujer y habitar la calle supone una serie de procesos

diferenciales que repercuten fuertemente en la producción de subjetividades. Para exponer

este punto vale la pena indicar la gran diferencia, en términos proporcionales, entre

hombres y mujeres, para el 2017 solo el 11% de la población que habitaba la calle se

identificaba como mujer. Esto permite inferir que la calle se constituye como un espacio en

donde las prácticas que priman son aquellas que realizan los hombres, haciendo del

habitar la calle una experiencia mediada por relaciones de poder patriarcales. En este

contexto, es usual encontrar que las mujeres se vean sometidas frecuentemente a

violaciones o que sean inducidas a la prostitución. El hecho de permanecer en la olla

significa para la mujer encontrarse expuesta en todo momento a cualquiera de estos dos

elementos.

Ruth Martinez, quien fue funcionaria del Distrito, relata que uno de los principales temores

que tenía la primera vez que entró al Bronx era que alguien la arrastrara a alguna de las

casas y la violara, al contarle esto a uno de sus compañeros él le expresó:

así es… de hecho, uno de los principales riesgos, me dijo, es que un sayayin se

enamore de ti (enamorar como verbo que se usa para decir que alguien pone el ojo

en uno y luego no lo suelta) y que lo diga en voz alta: si eso sucede no hay forma

de que salgas del Bronx porque todo el mundo va a entrar en la cacería (Vargas &

Martínez, 2013, p. 9).

El hecho de que la persona que relata esta historia fuese, en cierta medida, ajena a la

existencia cotidiana de la olla pone en evidencia la extensión de las relaciones de

dominación que pesan sobre las mujeres en las ollas. Las relaciones de poder que pesan

en este espacio son capaces de cobijar a toda aquella que se encuentre en la olla, por el

simple acto de estar.

Page 105: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 3. Los cuerpos en la olla 89

Esta relación se extiende a lo que puede ser entendido como otro tipo de violación: la

inducción a la prostitución. Esta actividad es recurrente en las ollas y, de la misma forma

que se describió anteriormente, el hecho de permanecer en este lugar hace que la mujer

sea propensa a desarrollarla, este es el caso de Sandra, quien siendo menor de edad fue

obligada a prostituirse por parte de un jíbaro en el Bronx:

Ella nos dijo – marica mire que estos pirobos nos necesitan para ir a trabajar – yo

ahí le dije – ¿trabajar en qué ?- me dijo – lo que pasa es que nos están explotando,

nos están obligando a prostituirnos, hasta con manes de la calle-. Nosotras nos

sentíamos como sucias (Entrevista a Sandra, realizada el 8 de julio de 2018).

Rita Segato (2010) expone que en contextos de violencia, la violación es entendida como

uno de los elementos que permite reafirmar el poder sobre los otros. De esta forma, es

posible afirmar que la mujer es considerada como una extensión del territorio dominado,

un elemento más de este espacio, al cual es posible acceder siempre que se cuente con

algún nivel de control en la olla. Frente a esto, muchas mujeres optan por adoptar algún

“marido” que le permita protegerse de otros hombres o adoptar actitudes y apariencia

masculinas y ser reconocida como “chachito” (Rodríguez, 2014). La tutela masculina para

poder vivir en la calle o la negación de los cuerpos femeninos, en la que se ven obligadas

a esconderlo, evidencian la calle como un territorio de lo masculino, en donde el cuerpo

preferente es el masculino, traduciéndose en la producción de espacios patriarcales en

que la vida y existencia de las mujeres no está considerada más allá que como un objeto

para el usufructo.

Estos procesos sobre el cuerpo guardan una relación muy cercana con la forma como se

produce el hábitat. Maria Clara Echevarría señala la recurrencia como uno de los

elementos principales que constituye el hábitat, esto es formación de un hábitus que

permite la reproducción de prácticas y hábitos, que a su vez, posibilitan la reproducción del

hábitat (Echeverria, 2009). El hábitus actúa como estructura estructurante, es decir,

aquellos principios a partir de los cuáles se generan prácticas recurrentes que se efectuan

muchas veces sin que se sea plenamente consciente de su finalidad; sin embargo, estas

tienen como funcionalidad el permitir la adaptación del sujeto a su entorno (Bourdieu,

2007). En esa medida, es posible identificar, partiendo de lo anterirmente expuesto, dos

elementos que constituyen el habitus del habitante de calle. El primero de ellos se

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90 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle Título de la tesis o trabajo de investigación

caracteriza por la aceptación del malestar como elemento constitutivo de su vida, lo que

se expresa en la normalización de las golpizas y de las enfermedades propias de su

entorno. En segundo lugar, se resalta la hexis corporal. Estos elementos resultan

adoptandose como estrategias que permiten a los habitantes de calle la permanencia y

supervivencia en el entorno urbano. Sin embargo, estos elementos también cumplen el

papel de asegurar el posisicionamiento de sí como otredad, la aceptación de estos

procesos como elementos de distinción hace que el habitante de calle asuma que su papel

secundario en la sociedad y normalice los procesos de aislamiento y segregación de los

que son víctimas.

Agencia en la olla

Los elementos mencionados permiten evidenciar las relaciones existentes entre la

producción de espacios, cuerpos y subjetividades. Los procesos mediante los cuales se

construyen los cuerpos y los sujetos tienen como efecto la deshumanización del habitante

de calle, por un lado, las agresiones externas evidencian el desconocimiento de ciudadanía

de estos sujetos, al verse afectados por la institución que debería protegerles, lo que hace

que el habitante de calle se entienda como un sujeto no deseado por los demás

ciudadanos, a los que constitucionalmente se les establece como iguales. Por otro lado,

las agresiones internas ponen de presente la imposibilidad de acceso a la justicia, la

posibilidad latente de desaparecer sin dejar rastro alguno. De esta manera el habitante de

calle se entiende como un sujeto cuya existencia carece de valor y decide adoptar en su

hexis corporal elementos de distinción que le permitan protegerse de la ciudadanía por la

cual se ven negados y rechazados. Este proceso de distinción implica también el

desconocimiento de la corporalidad propia de los sujetos, pues pasa por la aceptación de

cuerpos sometidos a adicciones y enfermedades que afectan fuertemente la vida cotidiana

de estas personas, pero que a su vez consideran elementos necesarios para asegurar la

pervivencia en la calle. La negación de sí mismo termina por reforzar el sometimiento que

viven estos cuerpos, lo que termina reflejándose en el rechazo a construir procesos que

disputen la producción del espacio en el que habitan y, con esto, la transformación de sus

condiciones de vida.

Pese a esto, existen algunos testimonios que permiten encontrar algunos procesos y

acciones por parte de estos sujetos con los que buscan alguna mejoría en sus condiciones

Page 107: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 3. Los cuerpos en la olla 91

de vida. Para iniciar, vale la pena retomar las estrategias de las mujeres para lograr sortear

las situaciones de dominación a las que se ven sometidas. Como se mencionó

anteriormente, la principal estrategia de las mujeres para sortear la vida en calle consiste

en someterse a un hombre en particular para no quedar a la merced de todos los hombres

que habitan la olla, sin embargo, este sometimiento no elimina ni modifica la dominación

existente, solo la particulariza. Pese a ello, vale la pena mencionar un elemento de la vida

en calle de las mujeres que pueden llegar a establecer caminos que permitan la

transformación de la vida en calle, así como los procesos de sometimiento que ella implica.

Para poder desarrollar este punto es preciso mencionar una fuerte diferencia en la forma

de habitar la calle entre hombres y mujeres, los primeros tienden a vivenciarla de manera

solitaria y aislada, las segundas, por el contrario, procuran crear y fortalecer lazos que le

sirvan de apoyo para habitar estos lugares. Estos puntos de apoyo resultan fundamentales

para las mujeres, pues aseguran algunos mecanismos de protección frente a las

agresiones de personas externas al círculo creado (Rodríguez, 2014). Aunque este

proceso de creación de redes comunitarias no asegura per se la transformación de lo que

significa habitar la calle para las mujeres, ni la transformación de las relaciones de

dominación a las que se ven sometidas, sí denota el reconocimiento de un otro en el

espacio que se comparte, paso inicial para generar procesos basados en la solidaridad y

el apoyo mutuo, que pueden tomarse como punto de partida para el autoreconocimiento

como sujetos y como colectividad.

Pese a esto, los procesos colectivos que buscan dignificar a las personas que habitan la

calle son escasos, siendo la mayor parte de ellos organizados por fundaciones o

instituciones estatales, que terminan por presentarse como procesos asistenciales o, en

los casos más exitosos, como procesos individuales de superación, siendo estos úlimos

aquellos en los cuales la persona deja la calle para formar parte de una institución en la

cuál se busca transformar su vida. Pese a ello, los casos exitosos que suceden en

instituciones implican, de entrada, una fuerte barrera para los sujetos que habitan la calle.

Para acceder a estos lugares es pertinente que los cuerpos callejeros asuman procesos

de disciplinamiento específicos, ya que estos se plantean únicamente como puentes para

sacar a las personas de la habitanza en calle. Es decir, los procesos institucionales se

plantean como momentos de paso que implican la transformacion de cuerpos calllejeros

en lo que estas instituciones consideran cuerpos ciudadanos. En esa medida, los cuerpos

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92 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle Título de la tesis o trabajo de investigación

que ingresan a estos procesos se enfrentan a negaciones constantes de la construcción

de sus cuerpos callejeros, por tanto, de su subjetividad actual. Razón por la que estos son

muchas veces rechazados por quienes habitan la calle o resultan en procesos fallidos.

En este panorama las posibilidades de agencia de los cuerpos callejeros parecen ser

escasos o nulos. Sin embargo, en los relatos que recuerdan los habitantes de calle existen

referentes de estos procesos, dados a través de la memoria de sujetos significativos de la

vida en calle, reconocidos como aquellos que buscaron dignificar su vida y la de aquellos

con quienes vivían. El primer personaje que resalta es el poeta, se narra de él que era un

estudiante de literatura de la Universidad Javeriana que, ante la adicción, terminó por

asumir la vida en calle. El poeta era llamado así pues escribía poesías y se las regalaba a

sus compañeros del cartucho para que estos las vendieran en las calles y buses de la

ciudad y así evitar que resultaran siendo víctimas de jíbaros o tuvieran que robar para

conseguir las sustancias que consumían. Tras su muerte, ocurrida en el cambuche que

habitaba en el puente de las Américas con 30, varios habitantes de calle organizaron una

marcha para exigir que la policía respetara sus derechos (Morris & Garzón, 2010). Otro

personaje que muchos recuerdan es a Comanche, quien fue bastante reconocido en los

procesos de intervención del Cartucho, él solía interlocutar y liderar acciones para exigir

que se brindaran soluciones de habitación a las personas desalojadas. En un momento

decidió tomarse la antigua bomba de gasolina del Cartucho para exigir que fueran

escuchados. Finalmente, terminó muerto en extrañas circunstancias.

Él peleaba, pues, porque las personas tuvieran como (…), les respetaran sus

derechos, sí, como que el habitante de calle allá tuviera una mejor vida. Sí, que

tuviera comida, tuviera una forma de estar bien.

A él finalmente lo asesinaron, lo mataron allá adentro, quién sabe quién lo mataría,

porque es que en esa época los rayas también eran bravos, los rayas son

prácticamente los policías de civil, que son manes asesinos (…) (Entrevista a

Camilo, realizada el 8 de julio de 2018).

Una última historia que resalta es la del Loco Calderón. Este personaje fue reciclador en

el Cartucho y se encargó de organizar a las personas que reciclaban con él, formando lo

que llamaron el Movimiento de Recicladores Independientes, MRI. Ellos lograron tener una

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Capítulo 3. Los cuerpos en la olla 93

sede en esta olla, a donde llegaban distintos recicladores. Calderón también fue

reconocido por ayudar a personas que buscaban a sus familiares en el Cartucho. Cuando

las personas buscadas deseaban encontrarse con ellos se encargaba de organizar los

encuentros, en caso contrario les solicitaba retirarse (Farfán et al., 2018).

Estos tres casos evidencian procesos de acción colectiva iniciados por habitantes de calle,

a partir de los cuales se aseguró la visibilización de esta población, que buscaba el

reconocimiento de sus derechos. Adicionalmente, se logró establecer algunos encuentros

con la alcaldía, a partir de lo cual se instaló una mesa de habitante de calle con

participación de esta población. Estos logros tuvieron repercusiones en las políticas

públicas implementadas, de tal manera que desde la administraación local se iniciaron y

reforzaron los procesos de atención, poniendo como punto central la dignificación de estas

personas.

A pesar de los logros obtenidos, estos procesos no continuaron y tras la desaparición del

cartucho no se volvió a encontrar este tipo de historias en las ollas de la ciudad, vale la

pena preguntarse ¿Qué cambió?. El primer elemento que resalta es el fortalecimiento

institucional para la atención en calle; a raíz de estos procesos de acción colectiva se logró

un reconocimiento de los derechos del habitante de calle, lo que decantó en la

implementación de programas dirigidos a esta población. Pese a esto, los problemas que

tenían los habitantes de calle del cartucho continuan vigentes en las ollas de la ciudad, por

lo que no es posible asumir que se hayan eliminado las condiciones que dieron paso a

estos procesos organizativos. Ante esto, cabe afirmar que los programas implementados

se basaban en el reconocimiento de individuos que habitaban la calle, en esa medida, la

institución empezó a ofrecer a estas personas la construcción de proyectos de vida

individuales, que partian de la eliminación de los lazos existentes en la calle, con lo que se

minaban las relaciones de colectividad que se pudieran crear en la calle. De esta manera,

desde la institución se profundizó en un modelo ideal para el habitante de calle basado en

un individuo liberal, en donde la autosuperación y el esfuerzo personal primaban sobre la

construcción de procesos colectivos.

Por otro lado es preciso resaltar, como se ha mencionado anteriormente, la transformación

vivida respecto a las técnicas de control en las ollas. Proceso caracterizado por una mayor

especialización para asegurar mayor eficacia. Esto implicó la implementación de

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94 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle Título de la tesis o trabajo de investigación

mecanismos cada vez más rigurosos haciendo de la muerte una amenaza cada vez más

cotidiana y latente. En este marco, es preciso tener en cuenta que dignificar la vida en calle

pasa por reconocer las relaciones de sometimiento que producen quienes controlan los

espacios callejeros, lo que implica enfrentar estas estructuras. El crecimiento de los

procesos de control que subsisten hoy y su posicionamiento en las ollas ha pasado

necesariamente por la desarticulación de los tejidos sociales existentes y todo proceso

colectivo que pueda llegar a significar algún tipo de confrontación con las estructuras de

control.

Ante estos elementos, la vida en calle cada vez se presenta con menos posibilidades de

acción colectiva y más limitada frente a la construcción de lazos comunitarios. Lejos de

desestimular la vida en calle, esta transformación ha repercutido en el recrudecimiento de

las condiciones para que habiten estos espacios quienes han decidido adoptarlo como su

hogar, limitando así las posibilidades de transformación de sus vidas y, con ello, del

espacio social que producen cotidianamente.

Page 111: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 4. Reflexiones finales

La gentrificación se presenta en la actualiad como un tratamiento urbano recurrente, siendo

un punto de discusión necesario en la planificación urbana. Pese a ello, aunque existen

claridades frente a su existencia y desarrollo, los procesos de renovación urbana de las

ciudades continuan teniendo efectos devastadores en las personas que habitaban estos

espacios. Analizar la gentrificación desde una perspectiva de hábitat posibilita la inclusión

de diversas dimensiones que permiten no concentrarse exclusivamennte en el aspecto

urbanístico y de valorización. De esta manera se introducen aristas claves para el álisis

como los habitantes, las distintas escalas y temporalidades.

Estudiar la gentrificación implica analizar un proceso histórico que inicia con el deterioro

de espacios urbanos, sin embargo, no todo espacio urbano deteriorado es objeto de este

proceso, ni toda renovación urbana lleva necesariamente a la gentrificación. Por esta

razón, analizar estos procesos implica la comprensión de un proceso histórico en el que

intervienen diferentes factores, es decir, entender los procesos de producción de un

espacio social y su transformación a través del tiempo, a la luz de las intervenciones

realizadas.

En esa medida, el análisis que se llevó a cabo permitió realizar una trazabilidad entre los

procesos de deterioro del centro de la ciudad de Bogotá, la formación de las ollas, su

intervención y la producción de nuevos espacios que serían nuevamente objeto de

renovaciones. En otras palabras, se evidenció que los procesos de gentrificación de las

antiguas ollas del Cartucho y el Bronx encuentran un punto de partida inicial que les es

común: su proceso de deterioro urbano; trayectorias que se encuentran, ya que las

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96 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle Título de la tesis o trabajo de investigación

consecuencias de la renovación urbana del Cartucho fue la que permitió poner en el foco

de la mirada pública al Bronx, con miras a la realización de nuevas intervenciones.

Una conclusión que resalta de este hecho es la necesidad de ampliar la comprensión del

deterioro como un proceso que lleva renovación. El interés por generar intervenciones que

reconstruyan ciertos lugares no puede ni debe ser entendido únicamente a través de los

movimientos del mercado inmobiliario. Las relaciones y procesos de producción de

espacios deteriorados contemplan un gran número de procesos urbanos que juegan un

papel en la ciudad. No todo espacio urbano deteriorado tiene las mismas características y

causas, ni termina siendo objeto de intervención. En la investigación realizada, al incluir un

análisis de los procesos de producción espacial de los lugares que se intervienen, surge

la necesidad de contemplar la relación y posicionamiento que tienen en el marco del

conjunto de las relaciones urbanas. Es decir, en la misma medida que la brecha de renta

es un proceso fundamental para constituir espacios que serán objeto de intervención, los

procesos que pruducen estos espacios y las relaciones que se tejen con otros escenarios

en la ciudad son primordiales para comprender la forma en que se crean representaciones

que situan estos espacios como un objeto de lo público en las ciudades.

Por otro lado, una mirada desde el hábitat obliga a comprender que el habitante de calle

constituye un ujeto urbano que tiene las ollas, estos lugares que fueron intervenidos como

los lugares en donde habitan, donde construyen y desenvuelven sus vidas. En esa medida

su incorporación al análisis en este proceso permite evidenciar los problemas a los que

esta población se ve expuesta, la relación de ellos con la forma como se constituyen los

espacios que habitan y así poder concebir en los tratamientos urbanísticos mecanísmos

que contemplen la dignificación de las vidas de estos habitantes que normalmente no son

tenidos en cuenta. Para este efecto, incluir el análisis de trayectorias de los habitantes de

estos lugares permitió poner el foco en los procesos de producción espacial, evidenciando

sus transformaciones en el tiempo y los cambios surgidos a través de las intervenciones

de renovación que se realizaron. Lo que permitió tratar la gentrificación como un proceso

que responde al desarrollo de un modelo de ciudad específico que, como tal, repercute no

solamente en la transformación del polígono intervenido sino en el conjunto de la ciudad.

A través de la gentrificación se producen nuevas estructuras urbanas, cambiando algunas

ya existentes, que modifican la forma que tenía la ciudad antes de que se realizaran las

intervenciones. Lo que resalta la necesidad de concebir la ciudad como un todo articulado

Page 113: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 4. Reflexiones finales 97

y no como la sumatoria de pequeños segmentos, ya que las políticas e intervenciones que

se desarrollan en algún lugar particular tienen incidencias en los diferentes espacios que

conforman la urbe.

Al concebir de esta modo el análisis de la gentrificación, la comprensión de los procesos

de producción de los espacios intervenidos es un punto obligado para poder explicar las

afectaciones que suceden a raíz de los proyectos de renovación, reflejadas en el lugar

intevenido, en el conjunto de la ciudad y sus poblaciones. Luego de realizar este análisis

con los espacios que fueron intervenidos, conocidos como el Cartucho y el Bronx, es

posible concluir que estos escenarios se comportan en la ciudad como espacios isotrópicos

en función de la economía del narcotráfico y, en esa medida, responden a la necesidad de

esta economía de territorializarse y asegurar nodos que posibiliten la circulación del capital

en la ciudad.

Cabe anotar que las intervenciones realizadas en estos lugares, al no haber contemplado

los procesos de producción espacial que sucedian y asumir el problema como una

localización puntual en la ciudad, restaron historicidad y trascendencia a los mismos, en

tanto procesos urbanos constituido por sujetos. Omitir estos elementos implicó su no

intervención, dado que no fueron considerados, terminaron por desarrollarse en nuevos

lugares. Dicha reorganización de los procesos de producción de las ollas en la ciudad dio

pie a la expansión de este fenómeno a lo largo del territorio, permitiendole crear y

posicionar nuevos nodos y generando una red inerconectada que se comportará de

manera mucho mas resiliente ante nuevas intervenciones. Este proceso resulta ser

característico del capital en el espacio urbano, que suele desarrollar lo que se denomina

destrucción creativa, en donde la creación de nuevos viejos escenarios posibilita la

reorganización de los procesos de producción de la economía que se relocaliza. De esta

manera, surge en la ciudad una red inteconectada de ollas que funcionan como espacios

isotrópicos. Esta nueva forma de territorialización también permitió el desarrollo de

dinámicas nuevas de control en las ollas, nuevas formas de captación de personal, como

el traslado desde zonas de conflicto o la tercerización del crimen urbano por fuera de los

nodos, permitiendo así la disminución de conflictos y, por ende, la reducción del riesgo en

el proceso de circulación del capital.

Page 114: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

98 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle Título de la tesis o trabajo de investigación

Frente a la producción de las ollas es preciso anotar que al constituirse como espacios

isotrópicos y desarrollar una funcionalidad completamente utilitaria al capital al que

responden, los escenarios y relaciones de la vida cotidiana que se desarrollan en su interior

terminan por ser absorbidas por los procesos de producción propios de un espacio utilitario,

es decir, se conjugan para formar parte de los procesos económicos que rigen en este

lugar. De esta manera, es posible ver cómo los habitantes de calle, por el hecho de habitar

la olla, terminan por verse envueltos en la cadena de producción de la economía ilegal del

lugar, no solo en el proceso de consumo, sino tambien en la producción y distribución, por

tanto, entran a formar parte de los procesos laborales que allí se desarrollan, consolidando

con esto el aporte del habitante de calle en el proceso de producción y reproducción de la

olla como espacio y como economía.

Por otro lado, al concebir el hábitat como una relación en constante desarrollo entre el

habitáculo, el habitar y el habitante, se resalta cómo el sujeto entra a formar una parte

activa del espacio social, siendo la producción espacial un proceso dialéctico que tiene

como resultado los lugares que se habitan y los habitantes como sujetos. Por esta razón

es posible encontrar que la producción espacial y los procesos que se implementan para

asegurar su reproducción tienen un correlato visible en la forma como se producen las

corporaleidades que habitan estos lugares, lo que incide también en la forma como se

configuran los sujetos en este espacio, en tanto que el habitar de estas personas lo

transforma o reproduce.

En este proceso, el hábitus juega un papel fundamental, ya que este posibilita la

recurrencia del hábitat, permite que los sujetos incorporen no únicamente las prácticas,

sino también los procesos que son fundamentales en la reproducción del espacio. Se esta

manera se evidencia una relación intrínsica entre el hábitus y el hábitat, ya que el proceso

de producción espacial tiene también efectos en la forma como se constituye dicho hábitus.

En esa medida, retomando los planteamientos de Bourdieu, la transformación del hábitus,

mediante la concienciación de prácticas y su transfomación posibilita la transformación del

hábitat. Por otro lado, profundizar en la relación hábitat – habitus posibilitaría dar una

mirada central del sujeto en un entorno, para entenderlo como producto y productor de

este.

Page 115: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

Capítulo 4. Reflexiones finales 99

Alrededor de esto, es posible ver cómo los habitantes de calle se ven envueltos en un

proceso de negación de sí, que parten del enfrentarse a los procesos de negación en los

que se ven rodeados en los espacios cotidianos, los controles al interior y exterior de las

ollas, los procesos de institucionalizadión del habitante de calle y la complejidad de los

espacios que habitan. Esto los lleva a generar mecanismos de distinción que pasan por

asumirse como otro, que es negado en la ciudad por aquellos que son considerados como

ciudadanos. Lo que implica, a su vez, la construcción de una representación hegemónica

del ciudadano, el cual considera al habitante de calle como un sujeto no deseado, por lo

tanto, no se le permite encontrar un espacio en la ciudad que pueda permitirse como

propio. La omisión del habitante de calle por la mirada pública es lo que conlleva a su

concepción de ciudadano, únicamente, en la medida en que es potencialmente

transformable en un sujeto válido. Es decir, el habitante de calle es considerado como

ciudadano únicamente porque tiene la posibilidad de transformarse, por lo que la atención

que se le ofrece se concibe como un proceso para convertirlo en un ciudadano válido que

ya no vive en la calle. Esta es la razón por la cual la planeación urbana lo ha excluido de

todo espacio que está bajo su control. Negar al sujeto en estas condiciones es relegar su

posibilidad de existir solo en aquellos espacios que escapan al control de lo público, lo que

termina, como se mencionó anteriormente, por reforzar y dar soporte a las estructuras de

los espacios ocultos en términos formales para la ciudad. En este marco, los habitantes de

calle se presentan como sujetos urbanos negados históricamente, su construcción como

ciudadanos ha partido de la premisa del deber ser de su inexistencia; de ahí que su

derecho de habitar también les sea negado, el lugar que ocupan nunca les pertenece. Sin

embargo, allí se encuentran, como un resultado visible y latente de las violencias

estructurales que conforman la ciudad, violencia que en los procesos de renovación urbana

y de gentrificación no les es ajena.

Al relegar al habitante de calle a las ollas, sus posibilidades de existencia también se

encontrarán completamente limitadas. El hecho de que el espacio de las ollas se fuese

transformando, para desarrollarse como un nodo cada vez más utilitario, implicó la

emergencia de procesos de control más rigurosos y tecnificados, reduciendo los horizontes

de posibilidad de estos sujetos al imposibilitar la construcción de tejidos y procesos

colectivos en los nodos que habitaban. En esa medida, se eliminó de la cotidianidad de las

ollas la posibilidad de generar acciones colectivas que se encaminaran a la transformación

de las condiciones de vida de los sujetos que las habitaban, ya que desarrollar este tipo

Page 116: Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y ...

100 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle Título de la tesis o trabajo de investigación

de acciones, necesariamente entrarían a confrontar los procesos de producción

hegemónicos de las ollas.

En esa medida, es posible afirmar que para asegurar la existencia de procesos de

renovación que resulten benéficos para la ciudad es preciso considerar la totalidad de

relaciones y procesos socio espaciales que se están interviniendo. Esto implica, por un

lado, considerar al habitante de calle como un sujeto urbano que existe en la ciudad y que

continuará habitándola. Por esta razón las políticas que se implementen para la atención

a esta población deben situarse más allá de la prevención del fenómeno o la eliminación

del mismo, a través del tratamiento en instituciones para sacar a estas personas de la calle.

Estas medidas deben contemplar, además, mecanismos que garanticen la dignificación

del sujeto que decidió no dejar de habitarla. Por otro lado, al considerar las relaciones que

se producen en los espacios que se intervienen, es necesario comprender su

trascendencia en la ciudad. De tal manera que, si se pretende transformar un proceso

propio de la ciudad, entren en consideración las manifestaciones que este tiene en todo el

territorio urbano y las relaciones que estas guardan entre ellas. De no realizarse de esta

manera puede llegar a omitirse la incidencia del problema que se busca solucionar en la

ciudad y, por tanto, la forma como este puede llegar a transformarse y resposicionarse.

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noviembre de 2019.

Santiago, Funcionario de la Secretaría de Integrción Social, 13 de agosto de

2019.

Sebastián Lanz, Defensor de Derechos Humanos, 1 de octubre de 2019.

Camilo, Habitante de calle, 29 de junio de 2019.

Ernesto, Habitante de calle, 25 de septiembre de 2019.

Jorge, Habitante de calle, 3 de octubre de 2019

Pepe, Habitante de calle, 11 de julio de 2019.

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108 Trayectorias en la gentrificación: Renovación urbana y habitantes de calle Título de la tesis o trabajo de investigación

Ricardo, Habitante de calle, 4 de septiembre de 2019.

Sandra, Habitante de calle, 8 de julio de 2018.