Gentrificación y Resistencia

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INSTITUTO DE CULTURAS ABORÍGENES PROFESORADO DE HISTORIA MATRIZ DE PENSAMIENTO LATINOAMERICANO PROFESORES: Santiago Llorens ASIGNATURA: Geografía Sociocultural ALUMNOS: ANABEL MACERATA, PABLO GONZÁLEZ, VIRGINIA MUÑOZ, CAROLINA TABORDA, TERESITA MOYANO, ANDRÉS SINI, CARLOS ROMERO Agosto de 2015

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Milton Santos, Barrio Alberdi, Renato Rosaldo, Martin Hollis, Daniel Hiernaux,

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INSTITUTO DE CULTURAS ABORÍGENES

PROFESORADO DE HISTORIA

MATRIZ DE PENSAMIENTO LATINOAMERICANO

PROFESORES: Santiago LlorensASIGNATURA: Geografía SocioculturalALUMNOS: ANABEL MACERATA, PABLO GONZÁLEZ, VIRGINIA MUÑOZ, CAROLINA TABORDA, TERESITA MOYANO, ANDRÉS SINI, CARLOS ROMERO

Agosto de 2015

Ilustración de la Portada

Elegimos esta imagen porque anuncia la posibilidad de “personalizar” un barrio multiplicando las construcciones edilicias. En este juego, el Monopoly, hay un solo

ganador. Hay que comprar cada espacio y cobrar por el uso de los espacios que antes eran para todos porque no eran de nadie. Hay que mandar a los demás a la quiebra y erigir tantas construcciones como se pueda para lucrar al máximo. ¿Cuánto de esto se ve en Alberdi?

Justificación del Título del Trabajo

Gentrificación (del inglés, gentrification) es un proceso de transformación urbana en el que la población original de un sector o barrio deteriorado y paupérrimo es progresivamente desplazada por otra de un mayor nivel adquisitivo a la vez que se renueva.1

El término es un neologismo que procede del inglés «gentrification». Deriva de «gentry», una clase social histórica inglesa de composición mixta entre la baja y media nobleza que viene a ser equivalente a la hidalguía española, y los propietarios de tierra plebeyos.

Consideramos –tomando distancia respecto de la definición antes citada- que la gentrificación no es un proceso espontáneo, natural ni mucho menos neutro. Sino una política deliberada que se opera desde los sectores económicos hegemónicos que mediante negocios con el Estado buscan detentar el monopolio territorial urbano.Para este fin se sirven de estrategias de precarización o abandono de los barrios a los cuales dejan de brindar los servicios públicos, estigmatizando y criminalizando a los jóvenes, sembrando sensación de inseguridad, comprando inmuebles a bajos costos para, finalmente, expulsar a los vecinos originarios por convenios o por la fuerza. Así es como se cotiza el lugar con edificios y la comercialización de la zona.

I. INSTANCIA AULA-TALLER

a) Análisis de la frase de Milton Santos: El espacio es un hecho social ya que es una construcción histórica. Cada objeto tiene que ver más con las relaciones sociales que con lo físico propiamente; por ejemplo, la chimenea de la cervecería que se demolió además de ser una “rugosidad” (que representaba un modo de producción, que existía en un momento histórico y en un lugar: Bº Alberdi) representaba mucho más que el objeto físico, era el sonido de la sirena que despertaba a los vecinos, eran los obreros que trabajaban allí que eran parte de los vínculos sociales del barrio, era el color de la ropa de los obreros, eran los olores de la fábrica, las historias, los significados … El modo de producción construye espacio y ese espacio construido va a ser un factor que condiciona procesos posteriores. El espacio, según M. Santos, es una estructura o instancia como las económicas, sociales, políticas; que va a ser condicionado por ellas pero puede a su vez condicionarlas.

1 Tomado de Wikipedia, https://es.wikipedia.org/wiki/Gentrificaci%C3%B3n. Entendemos oportuno, al ser tan consultada esta enciclopédia, referir y discutir con esta postura.

II. ACTIVIDAD POST-ENCUENTRO

“Cuando era chico jugábamos con el carrito de rulemanesy nos tirábamos por la barrancas…

los chicos en la calle jugando a la pelota,todavía vemos a algunos…”.

“…Te acordás de lo que veías antesy lo que ves ahora

y te pega visualmente”.2

a) Para entender los enunciados y actitudes de los miembros de la multisectorial no se puede apelar a una explicación causal, como puede ser una lógica utilitarista, estas personas no son objetos, son sujetos y por lo tanto se debe tratar de interpretar, de comprender las razones que motivan su comportamiento pues para Hollis una práctica en un sistema de valores tiene un valor en sí mismo. En el caso analizado hay razones, motivos, no causas, ello no obsta, lógicamente, de que haya habido un detonante, un disparador que los aglutinó, que en este caso fue la demolición de la chimenea. Cuando Pablo y Dante, activistas de la Multisectorial Defendamos Alberdi, sostiene en la entrevista de la revista Matices: “Los desarrollistas tenían un plan: allí donde el eterno Deodoro dijo/ecribió/rezó/mandó a la posteridad que las resonancias del corazón nos lo advierten/estamos pisando sobre una revolución/estamos viviendo una hora americana. En la cuna de esas palabras había un plan: hacer un edificio de siete pisos […] el patrimonio no es sólo la casa inmueble: es también lo que no se ve. Lo intangible, las historias, los chicos jugando a la pelota en la calle…” da cuenta de que los vecinos no son objetos como los inmuebles sino sujetos. Nos preguntamos ¿Quiénes detentan el saber?, ¿el saber tecnócrata legitimado por la educación formal de la universidad o el saber de la experiencia, del habitar? Pensamos entonces en la contraposición deontológica entre los valores activistas, por un lado, y los beneficios inmobiliarios, por el otro, más próximos al utilitarismo de los saberes del urbanismo hegemónico.

b) En parte hemos interpretado los procesos sociales con la óptica de Milton Santos, en el punto uno trabajado en clase, sin embargo, podemos completarlo con algunas reflexiones más.Santos veía cómo el espacio está cada vez más socializado pero a la vez está cada vez en menos manos, esto sucede claramente en Bº Alberdi donde hay una socialización muy grande del espacio, donde los vecinos se organizan, valoran y se apropian del espacio. Hay lugares simbólicos muy importantes como la cervecería, la cancha de Belgrano, la Isla de los Patos, el Hospital Clínicas, la casa de la reforma… pero a la vez, las constructoras tratan de mercantilizar el espacio con sus proyectos inmobiliarios.Para Milton Santos, cada formación social construye un espacio y va a transformar al entorno natural, en socializado, ejemplo de esto es en Alberdi el río Suquía con su costanera, sus puentes, su Isla de los Patos y sus significados para el barrio. En este sentido se trata del espacio entendido como hecho social, entendiendo que no está basado meramente en percepciones individuales sino que se trata de un producto, “el resultado de una producción […] un objeto social como cualquier otro”. Esta producción por sus propios ritmos y formas impone ritmos y formas a la

2 Dante Martínez, Vecino de Alberdi y Ex trabajador de la Cervecería Córdoba.

vida y a las actividades humanas, generando prácticas colectivas con tendencia a repetirse. Esta disciplina implica un uso disciplinado del tiempo y del espacio, así cada actividad tiene un lugar propio en el tiempo y también en el espacio, un orden espacio-temporal resultante de las necesidades de producción.Según el autor, el espacio termina siendo una mercancía y esto es una verdad de Perogrullo para el barrio, donde los intereses económicos lo tratan de esa manera por eso sus vecinos resisten y dicen: “Los que tenemos que decidir, son los vecinos”. Con el espacio hay una relación necesariamente monopólica y por lo tanto van a aparecer desigualdades, por ello Santos pregona la intervención del Estado y vemos que los vecinos de Alberdi piden que intervenga el Estado regulando, como en el caso de la “Piojera”, no como árbitro sino como promotor, liderando proyectos y valiéndose de normas para “restringir la intensidad de uso, la altura, la ocupación”, porque no existe una paridad de condiciones entre los vecinos y el lobby de las corporaciones inmobiliarias para negociar directamente entre ambos. Vemos así al espacio en tanto factor es decir, la tendencia a la reproducción de las principales líneas de fuerza, en este caso el desarrollismo inmobiliario, hacia la reproducción del patrón social existente, así como líneas de fuerza contrahegemónicas como la autoorganización de sectores vecinales, los reclamos comechingones que se articulan con el apoyo de otras comunidades desde el ICA por el despojo histórico e invisibilización de su cultura e identidad. Mientras que el espacio entendido como instancia social está determinado por la totalidad capitalista pero posee una cierta autonomía respecto a otras instancias como ser la económica. Es por ello que en Alberdi pueden advertirse resabios de modos de producción anteriores devenidos en paisajes es decir, rugosidades, que perviven pese a las nuevas fases capitalistas, son espacios construidos que condicionan nuevas organizaciones del espacio, que son reapropiadas en disputa por lógicas anticapitalistas y al margen de la especulación económica, como La Piojera, mientras que otras sí son objeto de esa captura como la Vieja Usina.

c) Tomando a Hiernaux, podríamos dar como ejemplo de espacio-tiempo circular al pueblito comechingón de la Toma: su gente, sus creencias, su isla de los Patos, su río Suquía, su ritual de Inti Raymi, de la Pachamama… El e/t lineal, lo podemos encontrar en la cervecería, en sus fábricas, exponentes del fordismo, en sus horarios de trabajo, sirenas, obreros, así como su memoria de alianza obrero-estudiantil es decir, el Cordobazo con los lugares específicos del barrio donde aconteció, todo “lo intangible, las historias”…Finalmente podemos ver a las empresas constructoras representando al e/t simultáneo, tales como Regam Pilay (Santa Fe), Gamma (Mar del Plata, GNI Propietarian (Córdoba), Euromayor (Córdoba), multinacionales que cotizan en bolsa, que están conectadas por internet y haciendo negocios en el mundo.

d) Rosaldo nos dice que la cultura es una formación de intersecciones en donde los procesos heterogéneos se entrelazan y nosotros, en tanto individuos investigadores o sujetos investigados, somos seres ubicados/situados, observamos, interpretamos, construimos la realidad desde ángulos particulares. Como consecuencia de esto se desprende que términos como objetividad, neutralidad e imparcialidad hacen referencia a una idea de legitimación de determinados sujetos y de su discurso antes que a una real posibilidad de existencia de una interpretación o aprehensión de la realidad despojada de las intersecciones y las heterogeneidades que nos atraviesan. Estas interpretaciones situadas nos dice que hay una dimensión que algunos pueden llamar “irracional”,

los vecinos pueden entender la idea de “progreso” que se les quiere imponer con sus supuestos beneficios pero lo que no pueden es sentirla como propia, pues hay cosas que se han hecho parte de su vida y no quieren perderlas, las han aprehendido afectivamente. Para ellos, estos objetos que para las empresas son sólo eso, son mucho más que lo material: “Porque el patrimonio no es sólo la casa inmueble: es también lo que no se ve. Lo intangible, las historias, los chicos jugando a la pelota en la calle...” así lo expresa Pablo Charras. Los vecinos de Barrio Alberdi reclaman para sí el derecho de determinar qué es lo importante y valioso del barrio. Denuncian la intervención de distintos actores como el Estado o los capitales inmobiliarios que pretenden disfrazar sus intereses en pos de la mejora del barrio y del bien común. Muchos de los habitantes de Alberdi comprenden que es difícil de entender para quienes no estén atravesados por las prácticas cotidianas, los rituales, las costumbres y la historia compartida pero sostienen su autoridad de poder decidir el presente y futuro del espacio que habitan y que los habita.

Por otro lado, y en relación a la experiencia que narra Rosaldo, ante el avance de las empresas sobre su territorio, los vecinos han ido acumulando frustraciones y en un momento esa acumulación de energía estalló, cuando los vecinos protestaron por la demolición de la chimenea y fueron reprimidos por la policía, cuando decidieron visibilizar su descontento manifestando en contra de los planes para el ex teatro Colón y cuando decidieron reapropiarse del mismo y rebautizarlo como “La piojera”.

¿Cómo sería Barrio Alberdi en el 2030?