Tras Una Experiencia No Dominadora Del Mundo Técnica Moderna y Serenidad

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147 Tras una experiencia no dominadora del mundo: técnica moderna y “Serenidad” (Gelassenheit) Revista e Filosofia,v. 18 n.22, p. 147-160, jan./jun. 2006 TRAS UNA EXPERIENCIA NO DOMINADORA DEL MUNDO: TÉCNICA MODERNA Y “SERENIDAD” (GELASSENHEIT) Traz uma experiência não dominadora do mundo técnico moderno e “serenidade” (Gelassnheit) Diego A. Mauro 1 Lo extraño en este pensar del ser es su simplicidad. Precisamente éste nos aparta de él. Pues nosotros buscamos el pensar que con el nom- bre de Filosofía [...] simultáneamente nos representamos el pensar a la manera del conocer científico [...] Pero el actuar del pensar no es ni teórico ni práctico, ni tampoco el ayuntamiento de ambos modos de comportarse. Martin Heidegger, Carta sobre el Humanismo 2 Resumen El presente ensayo se propone a partir de algunos de los textos de Martin Heidegger, una recuperación más o menos directa de sus planteos acerca de la técnica. Esto supone una exploración, que relegando a segundo plano el problema de las herramientas y los dispositivos, se pregunte por las maneras en que ontológicamente opera una relación de dis-posición entre el hombre y el mundo. Perspectiva que no evade la pregunta por la acción y que intentará transitar tras la “esencia” de la técnica, la propuesta heideggeriana de deconstrucción de la metafísica occidental hasta los umbrales intuitivos de un nuevo pensar. Palabras clave: técnica, serenidad, Heidegger, metafísica. 1 Becario doctoral del CONICET. Doctorando en Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario, Argentina. E-mail: [email protected] 2 HEIDEGGER, Martín, Carta sobre el Humanismo, Ediciones del 80, Buenos Aires, 1993, p. 117.

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Revista e Filosofia,v. 18 n.22, p. 147-160, jan./jun. 2006

TRAS UNA EXPERIENCIA NODOMINADORA DEL MUNDO: TÉCNICA

MODERNA Y “SERENIDAD” (GELASSENHEIT)

Traz uma experiência não dominadora domundo técnico moderno e “serenidade” (Gelassnheit)

Diego A. Mauro1

Lo extraño en este pensar del ser es su simplicidad. Precisamente éstenos aparta de él. Pues nosotros buscamos el pensar que con el nom-bre de Filosofía [...] simultáneamente nos representamos el pensar a lamanera del conocer científico [...] Pero el actuar del pensar no es niteórico ni práctico, ni tampoco el ayuntamiento de ambos modos decomportarse.Martin Heidegger, Carta sobre el Humanismo2

ResumenEl presente ensayo se propone a partir de algunos de los textos deMartin Heidegger, una recuperación más o menos directa de susplanteos acerca de la técnica. Esto supone una exploración, querelegando a segundo plano el problema de las herramientas y losdispositivos, se pregunte por las maneras en que ontológicamenteopera una relación de dis-posición entre el hombre y el mundo.Perspectiva que no evade la pregunta por la acción y que intentarátransitar tras la “esencia” de la técnica, la propuesta heideggeriana dedeconstrucción de la metafísica occidental hasta los umbrales intuitivosde un nuevo pensar.Palabras clave: técnica, serenidad, Heidegger, metafísica.

1 Becario doctoral del CONICET. Doctorando en Humanidades y Artes, UniversidadNacional de Rosario, Argentina. E-mail: [email protected]

2 HEIDEGGER, Martín, Carta sobre el Humanismo, Ediciones del 80, Buenos Aires,1993, p. 117.

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ResumoO presente ensaio se propõe, a partir de alguns textos de MartinHeidegger, uma recuperação mais ou menos direta de suas colocaçõespróximas da técnica. Isto supõe uma exploração que relegando, asegundo plano, o problema das ferramentas e dos dispositivos,perguntam-se pelas maneiras em que ontologicamente opera umarelação de disposição entre o homem e o mundo. Perspectiva que nãoevade a pergunta heideggeriana de desconstrução da metafísicaocidental até os limites intuitivos de um novo pensar.Palavras-chave: Técnica; Serenidade; Heidegger; Metafísica.

Introduccíon

El problema de la técnica, el de sus alcances y peligros, el desus modos y el de su esencia constituyen una cuestión cuanto menosintrincada y de difícil tratamiento. Los notables desarrollos de la biotec-nología, con los consabidos peligros que tales desarrollos conllevan parala preservación de la biodiversidad de los eco-sistemas, así como los dela genética, que tanto han estimulado la narrativa de la literatura deciencia ficción, son circunstancias que hoy se nos imponen como dispa-radores ineludibles para la reflexión filosófica. En alguna medida vienena ocupar el lugar que medio siglo atrás ostentaban la energía nuclear, laindustria bélica y al decir de Herbert Marcuse, la unidimensionalizaciónsocial, como acicates para un filosofar sobre la técnica.

El vertiginoso derrumbe de la URSS y el reordenamiento geopo-lítico de los años 90 quitó relevancia a las perspectivas catastrofistasvigentes durante la guerra fría, aún cuando tanto el peligro nuclear comola industria de armamentos siguieran claramente vigentes.

El presente ensayo se propone modestamente una recuperaci-ón de la reflexión heideggeriana sobre la técnica, intentando seguir susesquivos pasos, abriendo “sendas” que sirvan para un pensar radical-mente desarticulador, que potencie la capacidad de pensar más allá de loque como veremos, Heidegger ha dado en llamar el “pensamiento calcu-lador”.

Esto supone una exploración, que relegando a segundo planoel problema de las herramientas y dispositivos, se pregunte por las ma-neras en que ontológicamente opera una relación de dis-posición entre

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el hombre y el mundo. Perspectiva que no puede evadir la pregunta porla acción, tratando de discernir su “origen” y poniendo en evidencia suimpronta moderna así como su potencia claramente demandante.

A partir de algunos de los textos de Heidegger, La pregunta porla técnica, La Superación de la Metafísica y Carta sobre el Humanismointentaremos transitar tras la “esencia” de la técnica, la propuesta heide-ggeriana de deconstrucción de la metafísica occidental hasta los umbra-les intuitivos de otro pensar.

La pregunta por la técnica

Hace aproximadamente unos cincuenta años, en 1953, MartinHeidegger pronunciaba en la Academia Bávara de Bellas Artes su célebreconferencia La pregunta por la técnica. Esta aparición pública fue tal vez,como señala Rüdiger Safranski, su intervención mediática más exitosa.

Por entonces el problema de la “esencia” de la técnica, desper-taba como ahora fuertes controversias y circulaba y atraía tanto en elmundo académico como en una sociedad que asistía con asombro a lavorágine de transformaciones de la posguerra.

La publicación de Un mundo feliz de Aldous Huxley en 1953,seguida por la de La perfección de la técnica de Friedrich Georg Jüngery El tercer o el cuarto hombre de Alfred Weber y precedida en 1951 porla crítica metafísica de la técnica y del mundo burocratizado de GüntherAnders a través de su ensayo Kafka, pro y contra habían puesto el pro-blema de la técnica en el seno de las preocupaciones de los intelectualesde la época.

En este contexto la conferencia de Heidegger se propuso parti-cipar de un debate que ya estaba en curso y al que, como veremosaspiró a refundar desde su propio lugar filosófico. Intentar asir esa refun-dación será la tarea del presente artículo.

—-En Introducción a la metafísica Heidegger entiende la técnica

griega como violencia constitutiva de la forma del ser del hombre y de laapertura esencial de la physis. Técnica (techne) no es la habilidad calcu-ladora de la forma moderna sino “saber” en el sentido de traer a la luz,de poner en obra. Por ello, entiende Heidegger, los griegos designabanal arte con la palabra techné. La obra de arte es un hacer surgir lo nuevo,

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un desocultar. Se trata de sacar los entes y dimensiones o aspectos de losentes a la luz, en otras palabras, de un emerger que está plenamentedentro de la physis. Es una violencia que no lastima, que no hiere sinoque posibilita el surgimiento.

En su ya célebre conferencia La pregunta por la técnica desar-rolla con exhaustividad la diferenciación entre técnica y técnica moder-na. En ella es claramente conciente de los límites de las miradas antropo-lógico-instrumentales cuando señala que “la esencia de la técnica no esnada técnico”; lo que se propone es develar sus alcances ontológicos,heideggeriamente diríamos llegar a su verdad (HEIDEGGER, 1994, p.19).

Entiende que se trata de algo más “originario” que una disposi-ción (hexis) al decir aristotélico, instrumental. De algo que concierne a larelación ontológica misma del Dasein con el Sein. La técnica es el saberhacer que pone en obra, que trae a la presencia, que desoculta (Un-verborgenhait) el ser de la cosa. La palabra poíesis se refiere a esto, entanto se trata de un traer desde lo no presente a lo presente, en un ad-venir de lo que es. Poíesis es alumbrar, producir, abrir el ser trayendo a laluz. En otras palabras: fundar. La physis es entonces el ámbito ontológicoabsoluto para el advenir de la presencia, el sitio del saber hacer técnico,de la desocultación.

Esta perspectiva le permite a Heidegger sostener la mutua imbricaci-ón entre poíesis y physis. El obrar conforme a la physis es un dejar ser. Producir(erwirken) significa poner en obra (ins Werk bringen) a la physis. La técnica entanto poíesis pertenece a la physis, se cumple en ella como uno de sus modosde “presenciarse”, como una forma de traerse a luz. Esta relación de mutuapertenencia, de circularidad ontológica la llamó Heidegger “necesitar” (brau-chen), en el sentido de un hacer falta tanto como un deberse a.

Por su parte, la técnica moderna trae consigo un cambio cuali-tativo en esta relación. El producir de la modernidad ya no respeta esacircularidad ontológica. Es de todos modos técnica, es decir un desocul-tar, sólo que se trata de un producir que se desarrolla dentro de losmárgenes de la potencia de la causalidad racional tendiendo no ya a unponer en obra sino a la concreción eficiente, a la plasmación de un plan.Es un producir-desocultante en el que también acaece la violencia peroen una forma particular, única. Heidegger entiende que esa violenciaadopta la forma de un “desafío” (Herausforderung). El “desafío” es laprovocación exigente que la técnica moderna despliega sobre la vida, elmundo y los hombres. Es un exigir (fordern) para abrir y poner fuera.

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La esencia de la técnica moderna pone al hombre en camino de aquelhacer salir de lo oculto por medio del cual lo real y efectivo, de unmodo más o menos perceptible, se convierte en todas partes en exis-tencias [...]. desde el momento en que lo no oculto aborda al hombre,no ya siquiera como objeto, sino exlusivamente como existencias, ydesde el momento en que el hombre, dentro de los límites de lo noobjetual, es ya sólo el solicitador de existencias, entonces el hombreanda al borde de despeñarse, de precipitarse allí donde él mismo va aser tomado sólo como existencia. Sin embargo, precisamente estehombre que está amenazado así se pavonea tomando la figura delseñor de la tierra (HEIDEGGER, 1994, p. 23-25).

El desafío se manifiesta en la forma de la relación ontológica“demandante/dispuesto” (Besteller/Bestandt), modo de acaecer del de-socultamiento para el que Heidegger acuñara la noción de Ge-stell. Conella se refiere a la totalidad de los modos del poner (stellen) técnico.Estos modos se integran en un armazón o estructura (ge–stell) que orde-nan lo real como stock (bestellt das Wircliche als Bestand), “producién-dolo” como un fondo de disponibilidades.

En otras palabras la técnica moderna necesita detener el fluiroriginario de ciertas unidades para disponer de ellas, ocasionando asíemplazamientos (Stellungen): reservas. Para ello reontologiza lo real comoexistencias, como objetos dispuestos a través de una serie de dispositi-vos (Ge-stell). Es por ello que podemos decir que la Ge-stell es la estruc-tura de dispositivos y emplazamientos de la técnica moderna que partici-pa de todas las dimensiones del mundo moderno, lo penetra y permeapara emplazarlo, pre-disponiéndolo como materiales2 .

En términos epocales el emplazamiento de la modernidad es elmodo “técnico”. Ahora bien, dicho emplazamiento no es técnico porquehaya máquinas de vapor y posteriormente motores de explosión y com-putadoras sino al contrario: lo que quiere decir Heidegger es que si haytales cosas es porque la época, como razón de posibilidad es “técnica”.

3 En leguaje cotidiano Gestell significa emsamblaje, agrupamiento, juntura. En la termi-nología heideggeriana Gestell es la reunión, a través del radical “Ge” de todos losmodos del “Stellen” (poner, colocar, provocar y exigir, según Heidegger). La Ge-stellreúne todas las posibilidades del requerir, la modalidad según se devela lo real comostock (Bestand). Heidegger desarrolla en torno a Gestell una serie de juegos etimoló-gicos. Lo ubica en cercanía de Her-stellen (producir), de Vorstellen (representar) y debe-stellen (encargar).

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No es sólo una herramienta, un medio en contraposición al cual el hom-bre actual pudiese ser amo o esclavo; previamente a todo ello y sobreesas actitudes posibles, es esa técnica un modo ya decidido de interpre-tación del mundo que no sólo determina los medios de transporte, ladistribución de alimentos y la industria del ocio por ejemplo, sino todaactitud del hombre en sus posibilidades; esto es: acuña previamente suscapacidades de equipamiento.

La Ge-stell, como sistema de dispositivos, provocan al Da-seinal desocultamiento del mundo como disposiciones. Así se obliga a todolo existente/ec-sistente a una existencia. Podría decirse que la aperturadel Dasein se obtura técnicamente en la demanda de lo dispuesto y queel ser del ente acontece (ereignet) en la época moderna como el ensam-ble entre el sujeto y lo disponible (en sentido objetivista). Todo ente esdispuesto, capturado y ensamblado. Y en este camino “unidimensional”también el Dasein ve como su apertura se cierra en tanto demandante delo dispuesto, soldado de la Ge-stell.

La usura de todas las materias primas, incluida la materia prima “hom-bre”, para producir técnicamente la posibilidad incondicionada deproducirlo todo, está determinada en lo oculto por le vacío total en elque está suspendido el ente, las materias de lo real. [...] Vista desdeesta perspectiva, la técnica, por estar referida sin saberlo al vacío delSer, es la organización de la carencia. Dondequiera que falte ente –ypor la voluntad de voluntad que se afirma cada vez más siemprefalta- la técnica tiene que salir al quite recambiando lo que falta yconsumiendo materia prima (HEIDEGGER, 1994, p. 70).

La perspectiva heideggeriana va conduciendo lentamente comovemos a la idea de la “técnica” como “destino” (Geschick). El dispositivo,el armazón (Ge-stell) adquiere prontamente las características de un des-tino, esto es más bien, de un modo de destinarse el ser al Dasein. De undestino que sin embargo no responde a la arquitectura lógica de unateleología metafísica: no hay en él fatalidad histórica. Se trata de un apriori ontológico y no antropológico. Es un estar dispuesto en “libertad”porque el destino es producido en la apertura, en el poder recibir de laapertura.

La técnica que como destino es acogida en la libertad de laapertura del Dasein pone entonces todo bajo el principio de razón sufi-ciente. Por ello la técnica no es la totalidad de instrumentos o artefactos

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sino una visión del mundo, es decir un modo de desocultación por elcual la “verdad” se ha constituido en lo calculable en la producción, elconsumo y la demanda controladora. El ente en su totalidad es ordena-do como dispuesto por la Ge-stell.

Gestell significa lo coliganbte de aquel emplazar que emplaza al hom-bre, es decir, que lo provoca a hacer salir de lo oculto lo real y efecti-vo en el modo de un solicitar en cuanto un solicitar de existencias.Gestell significa el modo de salir de lo oculto que prevalece en laesencia de la técnica moderna, un modo que el mismo no es nadatécnico (HEIDEGGER, 1994, p. 18).

El humanismo y la técnica

La lectura heideggeriana de la esencia de la técnica como Ge-stell se conecta con la crítica que su proyecto de deconstrucción de lametafísica occidental ha tendido sobre el humanismo. Como sabemos,en lineamientos generales el sujeto cartesiano, cuyo modelo es la auto-conciencia, proporcionó las bases para la fundación del humanismomoderno y para la planetarización de la técnica.

Sin embargo el encuentro entre técnica y humanismo no estemporal o espacial en sentido “vulgar” sino epocal en la medida en queel humanismo puede ser entendido como corsé técnico, como expresiónde la disposición del Dasein que deja crecer en la forma del humanismouna metafísica tecnológica u onto-técnica que lejos de emancipar en la“dignidad de lo humano” cierra las llaves de paso a las fuentes de la vida.Reflexiona Heidegger al respecto: “todo humanismo se funda sobre unametafísica o se convierte en fundamento de la metafísica”(HEIDEGGER,1997, p. 89). Esto quiere decir que implica una naturaleza determinadapara el hombre en el todo del ser, como telos de su formación, o bienposiciona al hombre en arche de la determinación de todo sentido yvalor. Así de lo que se trata es de encerrar las posibilidades de la ek-sistencia en el cerco técnico de lo disponible, como “stock”.

El paso de la sustancia al sujeto, es decir de la idea griega dehipokeimenon (lo que está por debajo, el fundamento) a la de sub-iec-tum es para Heidegger la mutación del permanecer por la del producir,en ella se da la emergencia de la voluntad de sí. El cogito es en definitiva

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voluntad de proponer para disponer, emplazar. En esta dirección es po-sible pensar la representación como un mega-dispositivo de emplazami-ento. Es decir, la modernidad y con ella el humanismo apuntan a re-construir/re-producir el mundo como Bild (representación) como siste-ma de representaciones para la demanda del sujeto, dispuesto a su vezcomo sujeto de un mundo de disponibles.

Así la autodeterminación del sujeto, indeterminada, sin nadaque la defina o demarque se pierde en la Ge-stell puesta y dispuestacomo exigencia de ser fundamento y eje de valoración. El sujeto acabaconvertido en material disponible o materia prima de los procesos deproducción. El Dasein queda así dispuesto en el dispositivo como objetode demanda y planificación. El humanismo se muestra entonces comodispositivo técnico, como “engranaje”. La autodeterminación del sujetocartesiano es la libertad que se pierde en un destino que no puede sercalculado ni objetivado. Se pierde en una dimensión que el pensamientocalculador no puede penetrar.

En algún sentido el desafío técnico encubre el ser a tal punto enque sólo puede ser evocado como lo dispuesto; se trata de un desocul-tamiento que se enmascara en un doble olvido. En este sentido Heide-gger se deja perder en la ambigüedad. Ambigüedad que la Ge-stell inten-ta neutralizar aprehendiéndola como “irracional” a través de la imposici-ón de las coordenadas calculadoras.

Como modo de acaecer de la verdad, la Gestell se mueve entredos polos ontológicos: la ocultación/sustrayente (Verbergung/Entzug) yla desocultación (Entbergung).

El humanismo participa así de la técnica que se ha convertidoen un modo aletológico de la poíesis extremo en el que la vieja unidadgriega entre arte y poesía ha sucumbido. Mundo en el que la técnica haproducido su más notable desarrollo en la forma del humanismo.

El encuentro entre humanismo y técnica nos muestra así, lavoluntad estrechamente asociada a la técnica cautiva de la estructuraprevia de los dispositivos. La voluntad es un demandar que está ahícomo dispuesto, como emplazado, como trampolín ontológico del deso-cultamiento técnico.

Ahora bien esta sociedad que conlleva el reinado de la técnicano debe ser pensada como una desviación aberrante que tuviera su ori-gen en el olvido del Ser. Olvido que Heidegger entiende no como “des-cuido” sino como retirada: es decir el Ser es su propio olvido. Su retirada

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deja al hombre con el ente, librado a su manipulación. Tanto la manipu-lación metafísica (ens summuns) como la técnica (ge –stell) son formasdel olvido del ser. Por ello para Heidegger metafísica y técnica son en elfondo el ser mismo. De lo que se trata es, como en el proyecto trunco deSein und Zeit, de desenmarcararla para hacer presencia del olvido.

Metafísica y técnica

Toda la filosofía de Heidegger con sus giros (Kehre), curvassinuosas y difusos senderos podría ser leída como un preguntar por elser/Ser como espejo de percepción de la esencia de la metafísica. En estesentido la pregunta por la técnica se inscribe en la historia de las retira-das del Ser como olvido, esto es en el curso de la metafísica occidental.En otras palabras la preocupación por la técnica moderna es la preocu-pación por el modo actual de la retirada.

Según Heidegger la metafísica es la afirmación absoluta del enteen el olvido de su fundamento, salvándolo de la indisponibilidad de suorigen para asegurarlo como Idea. Tal como la ve el filósofo de la SelvaNegra este olvido da paso al nacimiento de la lógica platónica por la cuallo que es (aprehendido por el logos en la presencia) pasa a ser encerra-do en una forma predicativa. Es decir, ya no es importante que algo sea,sino que sea esto o aquello. La verdad deja entonces de ser el develami-ento del ente en la palabra, para convertirse en una cuestión de propo-siciones y significados. El Ser es así enlazado en los términos y coorde-nadas de una proposición correcta. Sencillamente “es” lo que la lógica(predicación) permite que sea.

Como consecuencia inmediata la idea de ousía se afirma en elhorizonte de los posibles. La ontología es ahora teoría categorial. En laMetafísica de Aristóteles la corrección de las proposiciones lógicas setransfiere al ente mismo y queda ónticamente inscripta; el ente, ahorasubstancia (hipokeimenon) es el sujeto de la predicación y su esencia oousía la garantía de corrección. La lógica se instala en el ente.

El siguiente “gran” paso vendrá con el cartesianismo. El funda-mento después de todo seguía estando en la ontología. Con la duda metó-dica se rompe toda referencia de la verdad lógica a cualquier ser concretopara colocar el fundamento en la certeza subjetiva. Ya no es el ente queaparece en la proposición sino el sujeto mismo que predica (el “yo”).

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El sujeto es ahora sólo el hombre, frente a él el mundo en elque todo es convertido en objeto. Así con la modernidad continúa lareducción metafísica del ser del ente que se convierte en representaciónsubjetiva como aquello de que podemos disponer y controlar como re-presentación. La espontánea y esquiva presencia del ente en su Ser esdomesticada, controlada a través de la reproducible representación sub-jetiva dando paso a un pensamiento que hemos conocido como “calcu-lador”. El cálculo prontamente se convierte en medida del ser. La síntesisentre lógica y subjetivismo se expande de manera planetaria y da lugar aldominio de la técnica moderna. Como hemos dicho la esencia de latécnica consiste en la planetaria interpretación del Ser del ente como loreproducible en su representabilidad.

Como vimos, Heidegger llamó a esto, es decir a la copertenenciaentre lógica, subjetivismo, objetivación científica y dominio técnico dasGestell. El ente convertido en producto se entrega como lo disponible.

La técnica introduce entonces la valoración en el ente entendi-do en su degradación metafísica como valor. Así la Gestell se afirma encuanto valorar. ¿Qué es valorar después de todo sino calcular el ser dealgo en su reproducibilidad? Valor y voluntad se asocian y la técnica semanifiesta como voluntad de poder: controlar, disponibilizar. El cálculose convierte así en la base del asegurar de la voluntad. El ente como lodisponible se conecta con una voluntad demandante que lo reclama yque es a su vez reclamada. Él mismo es mercancía, recurso humano.Sólo es ontológicamente visible lo disponible, lo lógicamente codifica-ble, lo calculable, lo dominable por la voluntad de poder.

La deconstrucción heideggeriana de la metafísica occidental nosmuestra así en grandes trazos, como el Ser del ente tiene que ser domesti-cado lógicamente, para dar paso a su “estabilización técnica”, en casocontrario, todo dominio, todo control subjetivo sería ontológicamente im-posible y estaría sujeto a la espontaneidad del aparecer y de la presencia.

Técnica y Gelassenheit: ¿Qué hacer?

Heidegger entiende que no es posible controlar la técnica por-que todo intento de acción/interacción supondría una subjetividad ex-terna que como tal entraría bajo el dominio de la Gestell. El control esaún como oposición, demanda y disposición, es decir dispositivos técni-

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cos. En esa dirección parece sugerir que sólo es posible esperar unanueva forma de retirada del ser que inaugure una nueva época.

Parece que sólo nos es posible aguardar como “serenidad”.Pero...¿qué? evidentemente nada ... o mejor dicho nada en particular, esosupondría un emplazamiento. Se trata simplemente de “esperar”.

La lógica heideggeriana parece conducir por una senda imposi-ble. Todos los caminos se cierran y devuelven un aparente sin sentido.Aunque es preciso tener en cuenta que la ansiedad transformadora quela filosofía de Heidegger parece despertar pertenece también al pensa-miento técnico, esto es al pensamiento calculador que se intenta comba-tir y no al otro pensar.

El pensar está en el descenso a la pobreza de su esencia provisioria. Elpensar recoge al habla al simple decir [...] este pensar no es ni téoriconi práctico. Acontece antes de esa diferencia. [...] El pensar sobrepasael obrar y el producir [...] por lo diminuto de su consumación despro-vista de buen éxito (HEIDEGGER, 1997, p. 111;119).

El problema está en ver si es posible desarrollar algún tipo de“relación” no emplazadora. Heidegger no está muy seguro de ello yevidentemente rechazaría toda pregunta formulada en términos de via-bilidad o plausibilidad.

Entiende de todos modos que puede darse un tipo de relacióncon el mundo más allá de la Gestell y a esa relación que es en realidad unpaso atrás en la relación, la evoca con la palabra Gelassenheit (sereni-dad).

Heidegger distingue dos momentos en ella, uno negativo y otropositivo. El momento negativo, aprehendido por la palabra Abgeschiede-nheit, se refiere a la separación respecto de los entes para un “acercami-ento” al Ser mismo. Algo así como una epoché ontológica. El segundomomento supone un estar abierto al Ser. El primer momento supone unanegatividad (un querer no querer representar). El segundo es sólo dejarser al Ser como apertura.

Ahora bien tampoco en este punto Heidegger es del todo claro.Como en otras ocasiones se vale de una cierta ambigüedad para darmayor libertad a un pensamiento que intenta “meditar” allí dónde latécnica exige “cálculo”. En Carta sobre el Humanismo sugiere un segun-do olvido que concibe como obstáculo: un olvido que impide al hombreser “pastor del Ser”. Se trata de un olvido que deja de estar inscripto en

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el Ser para pasar a constituirse en algo exterior, como algo a supe-rar. Esta veta parece reintroducir una subjetividad antimodernistaque se pretendería más allá de la ge-stell. Se trata de un combate nodel olvido de la técnica para la que sólo es posible dejar ser conserenidad, sino para el olvido que olvida el olvido y se instala en él.“Olvido del olvido pues, que redobla el olvido del Ser y lo radicali-za, puesto que pensar el Ser sería pensar su olvido como retirada(diferencia), lo cual supondría que el olvido fuera por lo menospercibido y tomado en consideración, La historia del Ser es así lahistoria de un doble olvido, un olvido que se redobla con su propioolvido”(FERRY;RENAULT, 2001, p. 112).

Este planteo no cambia en todo caso su apreciación gene-ral. Es más bien una forma del pensar meditativo, un intento tal vezpor no cerrar su pensamiento en torno a la serenidad. El peligro areproducir lo calculador siempre está presente. El pensamiento deHeidegger se mueve por estos senderos sinuosos y diversos que pormomentos se confunden unos con otros.

La cuestión de la Gelassenheit introduce de forma directa lapregunta por el ¿qué hacer? Hemos aprendido que el poder técnicoes incondicionado, que no se somete a nada exterior; que es unproceso sin fin, que no puede además ser interrumpido, y que porel adviene la dominación incondicionada de la tierra por la metafísi-ca que se ha consumado. ¿Qué hacer entonces? ¿Es posible intentaralgo? O ¿es toda forma del hacer un emplazamiento de la Gestell?

Evidentemente toda ideología de transformación, en tanto yen cuanto constituyen desprendimientos prácticos de soportes hu-manistas constituyen sub-productos de la metafísica de la edad téc-nica. No es posible, aunque las ambigüedades heideggerianas dejenuna puerta abierta, hacer nada en la medida en que todo hacersupone una decisión y la emergencia de una subjetividad. Todo estáen manos de la estructura misma del ser. La filosofía final de Heide-gger intenta, a los tumbos, proporcionar así hendiduras para unaexperiencia no dominadora del mundo.

Heidegger sólo ve en la Gelassenheit un modo de evadir eldominio de la voluntad. Se trata de hacer lo que hace la presencia:dejar ser. Dejar ser parece ser la única salida fuera de los dominiosde la razón calculadora. El conflicto es desplazado, porque toda

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reacción sería para él la misma cosa. La Gelassenheit no es hacernada, no es enfrentar como subjetividad lo disponible, es dejar quelas cosas vengan a la presencia liberando el pensamiento de la fina-lidad. Apartado de las premisas del cálculo y la legalidad ontológi-ca, de la teleocracia metafísica, avocado simplemente a seguir lascosas en su aparecer sin telos. Se trata al decir Reiner Schürman del“pasaje de substancias determinadas por un arché y un telos ideales,a las cosas emergentes con precariedad en su mundo, él mismoprecario” (SCHÜMANN, 1993, p. 39).

La Gelassenheit supone un pensamiento sin proyección sub-jetiva: es una meditación que acoge la espontaneidad del ser. Hei-degger ilustra esto reflexionando en torno a un verso del PeregrinoQuerubínico de Ángelus Silesius “La rosa no tiene por qué, floreceporque sí”. El porque sí pone el fundamento en el florecer mismopero sin entificar metafísicamente. La rosa “está ahí”, es. El “porque”suple al fundamento allí donde el “por qué” lo reclamaba. Un pen-samiento de la Gelassenheit tiene que dejarla ser en su presenciacomo es porque la rosa no busca el fundamento de su florecer. El“por qué” está desterrado y con su destierro se prohíbe la entradadel pensamiento calculador: no hay objetivación, investigación yexplicación. No hay fundamento más que el florecer mismo. Lo abi-erto del ser es su discurrir (das Ereignis, das Geschik). Sólo es loque pasa, es decir nada. Semejante a la rosa, el Ser es el simpleproceso de salir fuera de sí. De ahí que el ser sea como un abismo(abgrund). Es como si el Ser fuera el “porque” de toda interrogaci-ón, de todo pensamiento.

Si el Ser es un inexorable “porque”, todo cuanto podemoshacer es dejarlo ser, libre de la razón, del cálculo, de la objetivación,de la técnica.

Será después de todo posible preguntarse con DominiqueJanicud, “¿somos aún capaces de pensar en esta rosa, de evocar suencarnación, sin transgredir inmediatamente su fragilidad? ¿Nos havuelto la metafísica tan ingenuamente complicados, tan natural-mente violentos y apresurados que toda rosa, que todo signo, sonintegrados en un campo de objetivación, descuidadamente o bienclasificándolos, pero en absoluto liberados en lo Abierto?(JANICUD,1993, p. 65).

Tras una experiencia no dominadora del mundo: técnica moderna y “Serenidad” (Gelassenheit)

Revista e Filosofia,v. 18 n.22, p. 147-160, jan./jun. 2006

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Diego A. Mauro

Revista e Filosofia,v. 18 n.22, p. 147-160, jan./jun. 2006