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PRINCIPALES PROBLEMAS AMBIENTALES. TRABAJO PRÁCTICO NÚMERO 2
PROFESORA: BACH, GUADALUPE.
ALUMNOS: DE SOUZA, AGUSTINA.
GAETAN, LUZ.
GALLO, GONZALO.
KAILICH, JULIAN.
CURSO: 5 COMPUTACIÓN.
26 DE JUNIO DE 2015
1
INDICE
Deterioro del suelo y producción agropecuaria ---------------------- 2
Deterioro del suelo en el área pampeana ----------------------------- 3
Degradación de suelos y labranza conservacionista -------------- 3
Desertificación en la estepa patagónica ------------------------------- 4
Salinización ------------------------------------------------------------------- 5
2
Producción agropecuaria y deterioro del suelo
La producción de bienes agropecuarios exige, fundamentalmente, tres
factores productivos: el suelo, recurso natural que provee el espacio físico para los
cultivos o el ganado y los elementos naturales para su desarrollo; el trabajo
humano para organizar y ejecutar las tareas productivas, y el capital en forma de
medios de producción, como maquinaria, herramientas e infraestructura.
La agricultura sufrió como solución a la escasez de alimentos en zonas en
las que una población en crecimiento había iniciado un asentamiento permanente.
Numerosos historiadores coinciden en que sucedió en Oriente Cercano.
El asentamiento permanente y la agricultura cambiaron decisivamente a la
humanidad, se conformaron los espacios rurales y las ciudades. Por el uso de la
tierra se comenzó a cobrar impuestos a ciertos sectores, esta modalidad permite
afirmar que la agricultura abrió el camino a la diferencia social.
Sigue dedicada a la agricultura entre el 75% y el 90% de los habitantes de
los países periféricos, aunque el excedente comercializable es pequeño y el
objetivo de la agricultura es la subsistencia. En los países industrializados, las
personas ocupadas en la agricultura comercial no sobrepasan el 10%, lo que
contrasta con el hecho de que sus cultivos se destinan a la alimentación de países
enteros. Esta situación es posible gracias a métodos modernos de cultivos de
base industrial y el uso de fertilizantes, pesticidas, etc.
Todo ecosistema posee un determinado grado de organización y
composición de los elementos que lo conforman: minerales, materia orgánica, aire
y agua. La degradación es el reemplazo de un ecosistema por otro que presenta
una menor cantidad y calidad de dichos elementos. Cuando el reemplazo de un
ecosistema por otro desencadena una pérdida de la productividad, se habla de
deterioro. Una de las formas de llegar al deterioro del suelo es el agotamiento,
esto es, la perdida de las propiedades químicas y físicas; este se produce por no
dejar descansar un tiempo el terreno para que recupere sus nutrientes, por no
alternar diferentes cultivos o no incorporar los nutrientes necesarios para
reemplazar los que se van perdiendo.
Los agentes erosivos son los factores naturales que deterioran los suelos.
Los principales son el agua y el viento, que desprenden remueven y transportan
las partículas del suelo y las depositan en otro lugar. Este proceso natural suele
ser acelerado por acciones como el sobrepastoreo y el desmonte, que disminuyen
la materia orgánica y los nutrientes, los cuales definen el grado de fertilidad, en
consecuencia, reducen la productividad por la pérdida de materia orgánica y
nutrientes, que definen su grado de fertilidad.
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Deterioro del suelo en el área pampeana.
Las causas del deterioro del suelo en el área pampeana se debe
especialmente al notable aumento de la superficie dedicada a la agricultura en
desmedro de la ganadería y al proceso de modernización de la producción
agropecuaria. Estos cambios son posibles por el uso de paquetes tecnológicos
altamente especializados y obedecen a nuevas demandas del mercado
internacional y al alza de los precios de algunos granos.
El monocultivo de soja altamente tecnificado predomina hoy en el núcleo
maicero. Exigió la incorporación de semillas mejoradas, de nuevos tipos de
herbicidas, plaguicidas y fertilizantes, así como la adquisición de herramientas y
maquinarias especializadas y grandes extensiones de tierra. Tales inversiones
redefinieron la organización de la producción. Los recolectores manuales de
granos y los pequeños productores se vieron expulsados por la falta de trabajo,
algunos productores alquilaron sus tierras a contratistas (administradores que
poseen los demás medios de producción), estos sobreexplotaron frecuentemente
el suelo para tener el máximo beneficio sin considerar el perjuicio ocasionado a los
propietarios. Los productores grandes priorizaron la maximización de las
ganancias en un tiempo inmediato para reducir el riesgo económico, esta
racionalidad los llevo a intensificar aún más el uso de sus suelos, lo que provocó
un deterioro. Este deterioro se produce generalmente por el agotamiento y por la
aplicación inadecuada de los paquetes tecnológicos: la soja consuma gran
cantidad de nutrientes y puede degradar gravemente el suelo cuando este no es
regenerado y fertilizado adecuadamente; disminuye la cantidad de poros, el suelo
se compacta, lo que reduce la capacidad de absorción de agua por parte de la
planta e incrementa la erosión hídrica, así caen los rendimientos.
La impermeabilización del suelo pampeano: desde fines del siglo XIX, la
Argentina es un país agroexportador. La totalidad de los productos agrícolas
exportables son generados en la llanura pampeana. Los productores están sujetos
a las condiciones de mercado externo: precio, demanda, competencia, y otras. Por
eso han sometido a los suelos a una explotación intensiva, realizando dos
cosechas anuales. Esta práctica degrada progresivamente gran cantidad de
hectáreas y también produce el endurecimiento de las capas poco profundas del
perfil del suelo o "piso de arado".
Degradación de suelos y labranza conservacionista.
En el área pampeana el principal recurso agrícola es el suelo. La intensa
utilización de este y el empleo excesivo de prácticas agrícolas con sistemas
tradicionales provocaron graves procesos de erosión y degradación de los suelos
en varios lugares de la región.
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Como respuesta a esto y para detener dichos procesos han surgido
prácticas de labranza conservacionista, que busca proteger, mejorar y hasta
renovar el suelo; es decir, se propone lograr una reconciliación con la naturaleza.
La siembra directa, conocida también como labranza cero, es un tipo de
agricultura conservacionista. Consiste en mantener el suelo cubierto con residuos
de cultivos anteriores para protegerlo del daño que produce la maquinaria agrícola
(especialmente el arado mecánico) y de los agentes erosivos (agua y viento),
requiere una utilización mínima o nula de maquinaria para labrar el suelo.
La siembra directa comenzó a aplicarse en nuestro país en la década del
’70 y adquirió un gran desarrollo. La mayor ventaja que presenta esta práctica es
la conservación del suelo; además es una agricultura productiva y sostenible en el
tiempo.
Desertificación en la estepa patagónica.
El proceso de desertificación de la estepa patagónica se originó por el
sobrepastoreo ovino, que se practica desde fines del siglo XIX, y, en menor
medida, por la extracción de leña. Los primeros siglos de erosión datan de 1940.
Con el tiempo, esa erosión se agravó y se difundió a gran parte del territorio
patagónico. La producción lanera se caracteriza por ser extensiva; por no pasar
por casi ningún proceso de elaboración (por lo que tiene bajo valor agregado y
aporta escasas ganancias a los productores); por contar con escasa
infraestructura y poco apoyo estatal y financiero; por estar orientada a la
exportación y sujeta a los vaivenes de la demanda y a los bajos precios
internacionales, y por desarrollarse en tierras de bajo valor y alta fragilidad
ecológica.
Los productores no participan de la etapa de comercialización externa, que
es la que mayores ganancias reportan, ya que está en manos de actores
extrarregionales. Por lo tanto, para aumentar sus ingresos, tienden a sobrecargar
sus campos de ganado ovino, lo que genera procesos de desertificación. Cuando
esto sucede, los productores pequeños y medianos suelen abandonar sus campos
o malvenderlos y migran hacia las ciudades u otras regiones del país. Los grandes
generalmente se dedican también a otras actividades fuera de la zona, por lo cual
tienen alternativas productivas y no quiebran económicamente. Muchos suelen
vender el ganado y dejar sus campos, de muy bajo valor y en los cuales han
hecho mínimas inversiones, por lo que no sufren grandes pérdidas.
El ganado ovino se alimenta de la escaza vegetación existente y deja el
suelo más desprotegido, aun frente a los fuertes y constantes vientos secos del
oeste y las lluvias cuy poder erosivo lo tornan improductivo. Además, consume las
especies de hojas más tiernas y su pisoteo remueve las partículas y las deja
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suelas y más propensas a su transporte por parte del viento y agua. Las
partículas suelas dañan las hojas de la vegetación por corrosión o se ubican entre
las ramas y se congelan y se dilatan con las bajas temperaturas; esto presiona y
daña los tejidos vegetales. También se depositan en forma de médanos, donde no
puede crecer vegetación, y entra la lana de los animales, lo que los desvaloriza
aún más. Disminuir la carga animal es un manejos sustentable que permitirá
prevenir o reparar los efectos de la erosión y evitar la desertificación, con la
consecuencia que la actividad se haría aún menos rentable a corto plazo, pero los
productores podrían manejar mejor a las majadas rotándolas por diferentes
predios. Este manejo generaría un aumento en la productividad lanera, pero
demandaría mayores inversiones (mano de obra e infraestructura).
Salinización.
Esta consiste en la acumulación paulatina de sales en el suelo, que originan
la pérdida de su fertilidad. Entre los factores que causan la salinización, se
encuentran el empleo de fertilizantes químicos, que aportan las sales directamente
al suelo; el mal drenaje de los campos por sistemas de riego inadecuados, que
producen el afloramiento de las sales desde el subsuelo, y el exceso de
evaporación en zonas muy áridas, que genera el ascenso de sales. En los suelos
altamente salinizados, llegan a formarse costras de sal en la superficie.
El problema de la salinización de los suelos en la Argentina es una cuestión
seria que afecta, especialmente, a las tierras bajo riego, como las de los valles de
producción frutihortícola de los ríos Negro y Colorado.
En el Alto Valle del Río Negro, existe una importante cantidad de parcelas
salinizadas que tuvieron que ser retiradas de la producción. Esto se produjo no
solo por el deficiente manejo del agua durante los periodos de riego sino, además,
por la instalación de las represas hidroeléctricas sobre el río Limay, que alteraron
el régimen de los ríos, aguas abajo, y provocaron la elevación del nivel de las
napas freáticas.