TP Nº1-Per_Periodismo-y-narrración

download TP Nº1-Per_Periodismo-y-narrración

of 7

Transcript of TP Nº1-Per_Periodismo-y-narrración

  • 7/28/2019 TP N1-Per_Periodismo-y-narrracin

    1/7

    Periodismo y Narracin: Desafospara el siglo XXI

    Toms Eloy Martnez

    Conferencia pronunciada ante la asambleade la SIP el 26 de octubre de 1997, enGuadalajara, Mxico

    Los seres humanos perdemos la vida buscando cosas que ya hemos encontrado. Todas

    las maanas, en cualquier latitud, los editores de peridicos llegan a sus oficinaspreguntndose cmo van a contar la historia que sus lectores han visto y odo decenasde veces en la televisin o en la radio, ese mismo da. Con qu palabras narrar, por

    ejemplo, la desesperacin de una madre a la que todos han visto llorar en vivo delante

    de las cmaras? Cmo seducir, usando un arma tan insuficiente como el lenguaje, apersonas que han experimentado con la vista y con el odo todas las complejidades deun hecho real? Ese duelo entre la inteligencia y los sentidos ha sido resuelto hace variossiglos por las novelas, que todava estn vendiendo millones de ejemplares a pesar de

    que algunos tericos decretaron, hace dos o tres dcadas, que la novela haba muertopara siempre. Tambin el periodismo ha resuelto el problema a travs de la narracin,

    pero a los editores les cuesta aceptar que esa es la respuesta a lo que estn buscandodesde hace tanto tiempo.

    En The New York Times del domingo 28 de septiembre, cuatro de los seis artculos dela primera pgina compartan un rasgo llamativo: cuando daban una noticia, los cuatro

    la contaban a travs de la experiencia de un individuo en particular, un personajeparadigmtico que reflejaba, por s solo, todas las facetas de esa noticia. Lo quebuscaban aquellos artculos era que el lector identificara un destino ajeno con su propio

    destino. Que el lector se dijera: a m tambin puede pasarme esto. Cuando leemos quehubo cien mil vctimas en un maremoto de Bangla Desh, el dato nos asombra pero no

    nos conmueve. Si leyramos, en cambio, la tragedia de una mujer que ha quedado solaen el mundo despus del maremoto y siguiramos paso a paso la historia de susprdidas, sabramos todo lo que hay que saber sobre ese maremoto y todo lo que hay

    que saber sobre el azar y sobre las desgracias involuntarias y repentinas. Hegel primero,y despus Borges, escribieron que la suerte de un hombre resume, en ciertos momentos

    esenciales, la suerte de todos los hombres. Esa es la gran leccin que estn aprendiendo

    los peridicos en este fin de siglo.

    Volvamos ahora a esa primera pgina de The New York Times, el domingo 28 deseptiembre de 1997. Uno de los artculos a los que alud versaba sobre la situacin del

    Congo despus de la cada y la muerte de Mobutu. Empezaba de esta manera: "CuandoFrank Kumbu se levanta cada maana y observa el mundo desde el modesto escaln decemento que hay a la entrada de su casa, las imgenes de los chicos jugando en las

    calles enlodadas, del trnsito con sus estelas de humo, y el ruidoso desfile de soldados,mendigos y bohoneros, le recuerda cmo las cosas fueron durante, ms o menos, los

    ltimos veinte aos".

  • 7/28/2019 TP N1-Per_Periodismo-y-narrracin

    2/7

    El otro artculo, sobre llamadas telefnicas gratis en Europa, estaba fechado enViareggio, Italia, y estas eran sus primeras lneas: "Filippo Simonelli levanta el tubo de

    su telfono, pulsa algunas teclas y una voz ladra en su odo: Pizza recin hecha?Restaurante Buon Amico. Via dei Campi 24'. No, no se trata de una llamada a unapizzera. Es parte de un curioso experimento que ofrece a ciertos europeos llamadas de

    telfono gratis a cambio de que acepten or propagandas comerciales". Un tercero, sobrelas tensiones raciales en Estados Unidos, tena su origen en Durham, North Carolina, y

    este era su comienzo: "Para John Hope Franklin el problema era enloquecedor: lasorqudeas que estaba cultivando desde haca 37 aos en la ventana de su apartamento deBrooklyn moran o se negaban a florecer. Su solucin al problema fue tpica de su

    aproximacin al estudio sobre las relaciones raciales en Amrica al que le habadedicado toda la vida: ley todo lo que pudo sobre el tema".

    Cuatro de los seis artculos que The New York Times public en su primera pgina esedomingo comenzaban como dije con la historia de un individuo; el quinto artculo

    narraba la historia de una familia; el sexto daba cuenta de ciertos acuerdos sobreimpuestos entre los lderes republicanos del Congreso de los Estados Unidos. Si me

    detengo en esta caracterstica del periodismo es porque no se trata de algo inusual. Casi

    todos los das, los mejores diarios del mundo se estn liberando del viejo cors queobliga a dar una noticia obedeciendo el mandato de responder en las primeras lneas a

    las seis preguntas clsicas o en ingls las cinco W: qu, quin, dnde, cundo, cmo ypor qu. Ese viejo mandato estaba asociado, a la vez, con un respeto sacramental por la

    pirmide invertida, que fue impuesta por las agencias informativas hace un siglo,cuando los diarios se componan con plomo y antimonio y haba que cortar lainformacin en cualquier prrafo para dar cabida a la publicidad de ltima hora. Aunque

    en todas las viejas reglas hay una cierta sabidura, no hay nada mejor que la libertad conque ahora podemos desobedecerlas. La nica dictadura tcnica de las ltimas dcadas es

    la que imponen los diagramadores, y estos, cuando son buenos periodistas, entiendenmuy bien que una historia contada con inteligencia tiene derecho a ocupar todo el

    espacio que necesita, por mucho que sea: no ms, pero tampoco menos.

    De todas las vocaciones del hombre, el periodismo es aquella en la que hay menos lugar

    para las verdades absolutas. La llama sagrada del periodismo es la duda, la verificacinde los datos, la interrogacin constante. All donde los documentos parecen instalar unacerteza, el periodismo instala siempre una pregunta. Preguntar, indagar, conocer, dudar,

    confirmar cien veces antes de informar: esos son los verbos capitales de la profesinms arriesgada y ms apasionante del mundo.

    La gran respuesta del periodismo escrito contemporneo al desafo de los mediosaudiovisuales es descubrir, donde antes haba slo un hecho, al ser humano que est

    detrs de ese hecho, a la persona de carne y hueso afectada por los vientos de larealidad. La noticia ha dejado de ser objetiva para volverse individual. O mejor dicho:

    las noticias mejor contadas son aquellas que revelan, a travs de la experiencia de unasola persona, todo lo que hace falta saber. Eso no siempre se puede hacer, por supuesto.Hay que investigar primero cul es el personaje paradigmtico de que podra reflejar,

    como un prisma, las cambiantes luces de la realidad. No se trata de narrar por narrar.Algunos jvenes periodistas creen, a veces, que narrar es imaginar o inventar, sin

    advertir que el periodismo es un oficio extremadamente sensible, donde la ms ligerafalsedad, la ms ligera desviacin, puede hacer pedazos la confianza que se fue creandoen el lector durante aos. No todos los reporteros saben narrar y, lo que es ms

    importante todava, no todas las noticias se prestan a ser narradas. Pero antes de

  • 7/28/2019 TP N1-Per_Periodismo-y-narrracin

    3/7

    rechazar el desafo, un periodista de raza debe preguntarse primero si se puede hacer y,luego, si conviene o no hacerlo. Narrar la votacin de una ley en el Senado a partir de lo

    que opina o hace un senador puede resultar intil, adems de pattico. Pero contar elaccidente de la princesa Diana a travs de lo que vi o sinti un testigo suponiendo queexistiera ese testigo privilegiado sera algo que slo se puede hacer bien con el lenguaje,

    no con el despojamiento de las imgenes o con los sobresaltos de la voz.

    Sin embargo, no hay nada peor que una noticia en la que el reportero se finge novelistay lo hace mal. Los diarios del siglo XXI prevelacern con igual o mayor fuerza queahora si encuentran ese difcil equilibrio entre ofrecer a sus lectores informaciones que

    respondan a las seis preguntas bsicas e incluyan adems todos los antecedentes y elcontexto que esas informaciones necesitan para ser entendidas sin problemas, pero

    tambin o sobre todo un puado de historias, seis, siete o diez historias en la edicin decada da, contadas por reporteros que tambin sean eficaces narradores.

    La mayora de los habitantes de esta infinita aldea en la que se ha convertido el mundovemos primero las noticias por televisin o por Internet o las omos por radio antes de

    leerlas en los peridicos, si es que acaso las leemos. Cuando un diario se vende menos

    no es porque la televisin o el Internet le han ganado de mano, sino porque el modocomo los diarios dan la noticia es menos atractivo. No tiene por que ser as. La prensa

    escrita, que invierte fortunas en estar al da con las aceleradas mudanzas de laciberntica y de la tcnica, presta mucha menos atencin me parece a las ms sutiles e

    igualmente aceleradas mudanzas de los lenguajes que prefiere su lector. Casi todos losperiodistas estn mejor formados que antes, pero tienen -habra que averiguar por qu-menos pasin; conocen mejor a los tericos de la comunicacin pero leen mucho menos

    a los grandes novelistas de su poca.

    Antes, los periodistas de alma soaban con escribir aunque solo fuera una novela en lavida; ahora, los novelistas de alma suean con escribir un reportaje o una crnica tan

    inolvidables como una bella novela. El problema est en que los novelistas lo hacen ylos periodistas se quedan con las ganas. Habra que incitarlos, por lo tanto, a queconjuren esa frustracin en las pginas de sus propios peridicos, contando las historias

    de la vida real con asombro y plena entrega del ser, con la obsesin por el dato justo y lapaciencia de investigadores que caracteriza a los mejores novelistas. No estoypreconizando que se escriban novelas en los diarios, nada de eso, y menos an en el

    lenguaje florido y adjetivado al que suelen recurrir los periodistas que se improvisancomo novelistas de la noche a la maana. Tampoco estoy deslizando la idea de que el

    mediador de una noticia se convierta en el protagonista. Por supuesto que no. Unperiodista que conoce a su lector jams se exhibe. Establece con l, desde el principio,lo que yo llamara un pacto de fidelidades: fidelidad a la propia conciencia y fidelidad a

    la verdad. A la avidez de conocimiento del lector no se la sacia con el escndalo sinocon la investigacin honesta; no se la aplaca con golpes de efecto sino con la narracin

    de cada hecho dentro de su contexto y de sus antecedentes. Al lector no se lo distrae confuegos de artificio o con denuncias estrepitosas que se desvanecen al da siguiente, sinoque se lo respeta con la informacin precisa. Cada vez que un periodista arroja lea en

    el fuego fatuo del escndalo est apagando con cenizas el fuego genuino de lainformacin. El periodismo no es un circo para exhibirse, sino un instrumento para

    pensar, para crear, para ayudar al hombre en su eterno combate por una vida ms dignay menos injusta.

  • 7/28/2019 TP N1-Per_Periodismo-y-narrracin

    4/7

    Uno de los ms agudos ensayistas norteamericanos, Hayden White, ha establecido quelo nico que el hombre realmente entiende, lo nico que de veras conserva en su

    memoria, son los relatos. White lo dice de modo muy elocuente: "Podemos nocomprender plenamente los sistemas de pensamiento de otra cultura, pero tenemosmucha menos dificultad para entender un relato que procede de otra cultura, por extica

    que nos parezca". Un relato, segn White, siempre se puede traducir "sin menoscaboesencial", a diferencia de lo que pasa con un poema lrico o con un texto filosfico.

    Narrar tiene la misma raz que conocer. Ambos verbos tienen su remoto origen en unapalabra del snscrito, gna, conocimiento.

    El periodismo naci para contar historias, y parte de ese impulso inicial que era su raznde ser y su fundamento se ha perdido ahora. Dar una noticia y contar una historia no son

    sentencias tan ajenas como podra parecer a primera vista. Por lo contrario: en lamayora de los casos, son dos movimientos de una misma sinfona. Los primerosgrandes narradores fueron, tambin, grandes periodistas. Entendemos mucho mejor

    como fue la peste que asol Florencia en 1347 a travs del Decamern de Boccaccioque a travs de todas las historias que se escribieron despus, aunque entre esas historias

    hay algunas que admiro como A Distant Mirror de Barbara Tuchman. Y, a la vez, no

    hay mejor informe sobre la educacin en Inglaterra durante la primera mitad del sigloXIX que la magistral y caudalosa Nicholas Nickleby de Charles Dickens. La leccin de

    Boccaccio y la de Dickens, como la de Daniel Defoe, Balzac y Proust, pretende algomuy simple: demostrar que la realidad no nos pasa delante de los ojos como una

    naturaleza muerta sino como un relato, en el que hay dilogos, enfermedades, amores,adems de estadsticas y discursos.

    No es por azar que, en Amrica Latina, todos, absolutamente todos los grandesescritores fueron alguna vez periodistas: Borges, Garca Mrquez, Fuentes, Onetti,

    Vargas Llosa, Asturias, Neruda, Paz, Cortzar, todos, aun aquellos cuyos nombres nocito. Ese trnsito de una profesin a otra fue posible porque, para los escritores

    verdaderos, el periodismo nunca es un mero modo de ganarse la vida sino un recursoprovidencial para ganar la vida. En cada una de sus crnicas, aun en aquellas quenacieron bajo el apremio de las horas de cierre, los maestros de la literatura

    latinoamericana comprometieron el propio ser tan a fondo como en sus libros decisivos.Saban que, si traicionaban a la palabra hasta en la ms annima de las gacetillas deprensa, estaban traicionando lo mejor de s mismos. Un hombre no puede dividirse entre

    el poeta que busca la expresin justa de nueve a doce de la noche y el reporteroindolente que deja caer las palabras sobre las mesas de redaccin como si fueran granos

    de maz. El compromiso con la palabra es a tiempo completo, a vida completa. Puedeque un periodista convencional no lo piense as. Pero un periodista de raza no tiene otrasalida que pensar as. El periodismo no es una camisa que uno se pone encima a la hora

    de ir al trabajo. Es algo que duerme con nosotros, que respira y ama con nuestrasmismas vsceras y nuestros mismos sentimientos.

    Las semillas de lo que hoy entendemos por nuevo periodismo fueron arrojadas aqu, enAmrica Latina, hace un siglo exacto. A partir de las lecciones aprendidas en The Sun,

    el diario que Charles Danah tena en Nueva York y que se propona presentar, con elmejor lenguaje posible, "una fotografa diaria de las cosas del mundo", maestros del

    idioma castellano como Jos Mart, Manuel Gutirrez Njera y Rubn Daro se lanzarona la tarea de retratar la realidad. Daro escriba en La Nacin de Buenos Aires, GutirrezNjera en El Nacional de Mxico, Mart en La Nacin y en La Opinin Nacional de

    Caracas. Todos obedecan, en mayor o menor grado, a las consignas de Danah y las que,

  • 7/28/2019 TP N1-Per_Periodismo-y-narrracin

    5/7

    hacia la misma poca, estableca Joseph Pulitzer: saban cuando un gato en las escalerasde cualquier palacio municipal era ms importante que una crisis en los Balcanes y

    usaban sus asombrosas plumas pensando en el lector antes que en nadie.

    De esa manera, por primera vez, fundieron a la perfeccin la fuerza verbal del lenguaje

    literario con la necesidad matemtica de ofrecer investigaciones acuciosas, puestas alservicio de todo lo que sus lectores queran saber. Fue Mart el primero en darse cuenta

    de que escribir bien y emocionar al pblico no son algo reido con la calidad de lainformacin sino que, por lo contrario, son atributos consustanciales a la informacin.Tal como Pulitzer lo peda, Mart y Daro pero sobre todo Mart usaron todos los

    recursos narrativos para llamar la atencin y hacer ms viva la noticia. No importabacun larga fuera la informacin. Si el hombre de la calle estaba interesado en ella, la

    leera completa.

    Si hace un siglo las leyes del periodismo estaban tan claras, por qu o cmo fueron

    cambiando? Qu hizo suponer a muchos empresarios inteligentes que, para enfrentar elavance de la televisin y del Internet, era preciso dar noticias en forma de pldoras

    porque la gente no tena tiempo para leerlas? Por qu se mutilan noticias que, segn los

    jefes de redaccin, interesan slo a una minora, olvidando que esas minoras son, confrecuencia, las mejores difusoras de la calidad de un peridico? Que un diario entero

    est concebido en forma de pldoras informativas es no slo aceptable sino tambinadmirable, porque pone en juego, desde el principio al fin, un valor muy claro: es un

    diario hecho para lectores de paso, para gente que no tiene tiempo de ver siquiera latelevisin. Pero el prejuicio de que todos los lectores nunca tienen tiempo me pareceirrazonable. Los seres humanos nunca tienen tiempo, o tienen demasiado tiempo.

    Siempre, sin embargo, tienen tiempo para enterarse de lo que les interesa. Cuandoalguien es testigo casual de un accidente en la calle, o cuando asiste a un espectculo

    deportivo, pocas cosas lee con tanta avidez como el relato de eso que ha visto, odo ysentido. Las palabras escritas en los diarios no son una mera rendicin de cuentas de lo

    que sucede en la realidad. Son mucho ms. Son la confirmacin de que todo cuantohemos visto sucedi realmente, y sucedi con un lujo de detalles que nuestros sentidosfueron incapaces de abarcar.

    El lenguaje del periodismo futuro no es una simple cuestin de oficio o un desafoesttico. Es, ante todo, una solucin tica. Segn esa tica, el periodista no es un agente

    pasivo que observa la realidad y la comunica; no es una mera polea de transmisin entrelas fuentes y el lector sino, ante todo, una voz a travs de la cual se puede pensar la

    realidad, reconocer las emociones y las tensiones secretas de la realidad, entender el porqu y el para qu y el cmo de las cosas con el deslumbramiento de quien las estviendo por primera vez.

    Cada vez que las sociedades han cambiado de piel o cada vez que el lenguaje de las

    sociedades se modifica de manera radical, los primeros sntomas de esas mudanzasaparecen en el periodismo. Quien lea atentamente la prensa inglesa de los aos 60reencontrar en ella la esencia de las canciones de los Beatles, as como en la prensa

    californiana de esa poca se reflejaba la rebelda y el herosmo anrquico de los beatnikso la avidez mstica de los hippies. En el gran periodismo se puede siempre descubrir y

    se debe descubrir, cuando se trata de gran periodismo los modelos de realidad que seavecinan y que an no han sido formulados de manera consciente.

  • 7/28/2019 TP N1-Per_Periodismo-y-narrracin

    6/7

    Pero el periodismo, a la vez como lo saben muy bien todos los que estn aqu no es unpartido poltico ni un fiscal de la repblica. En ciertas pocas de crisis, cuando las

    instituciones se corrompen o se derrumban, los lectores suelen asignar esas funciones ala prensa slo para no perder todas las brjulas. Ceder a cualquier tentacin paternalistapuede ser fatal, sin embargo. El periodista no es un polica ni un censor ni un fiscal. El

    periodista es, ante todo, un testigo: acucioso, tenaz, incorruptible, apasionado por laverdad, pero slo un testigo. Su poder moral reside, justamente, en que se sita a

    distancia de los hechos mostrndolos, revelndolos, denuncindolos, sin aceptar serparte de los hechos.

    Responder a ese desafo entraa una enorme responsabilidad. Ningn periodista podracumplir de veras con esa misin si cada vez, ante la pantalla en blanco de su

    computadora, no se repitiera: "Lo que escribo es lo que soy, y si no soy fiel a m mismono puedo ser fiel a quienes me lean". Solo de esa fidelidad nace la verdad. Y de laverdad, como lo sabemos todos los que estamos aqu, nacen los riesgos de esta

    profesin, que es la ms noble del mundo.

    Un periodista no es un novelista, aunque debera tener el mismo talento y la misma

    gracia para contar de los novelistas mejores. Un buen reportaje tampoco es una rama dela literatura, aunque debera tener la misma intensidad de lenguaje y la misma capacidad

    de seduccin de los grandes textos literarios. Y, para ir ms lejos an y ser ms claro delo que creo haber sido, un buen peridico no debera estar lleno de grandes reportajes

    bien escritos, porque eso condenara a sus lectores a la saturacin y al empalagamiento.Pero si los lectores no encuentran todos los das, en los peridicos que leen, unreportaje, un solo reportaje, que los hipnotice tanto como para que lleguen tarde a sus

    trabajos o como para que se les queme el pan en la tostadora del desayuno, entonces notendrn por qu echarle la culpa a la televisin o al Internet de sus eventuales fracasos,

    sino a su propia falta de fe en la inteligencia de sus lectores.

    A comienzos de los aos 60 sola decirse que en Amrica Latina se lean pocas novelasporque haba una inmensa poblacin analfabeta. A fines de esa misma dcada, hasta losanalfabetos saban de memoria los relatos de novelistas como Garca Mrquez y

    Cortzar por el simple hecho de que esos relatos se parecan a las historias de susparientes o de sus amigos. Contar la vida, como queran Charles Danah y Jos Mart,volver a narrar la realidad con el asombro de quien la observa y la interroga por primera

    vez: esa ha sido siempre la actitud de los mejores periodistas y esa ser, tambin, elarma con que los lectores del siglo XXI seguirn aferrados a sus peridicos de siempre.

    Oigo repetir que el periodismo de Amrica Latina est viviendo tiempos difciles ysufriendo ataques y amenazas a su libertad por parte de varios gobiernos democrticos.

    En las dictaduras sabamos muy bien a qu atenernos, porque la fuerza bruta y elabsolutismo agreden con frmulas muy simples. Pero las democracias cuando son

    autoritarias emplean recursos ms sutiles y ms tenaces, que a veces tardamos enreconocer. Los tiempos siempre ha sido difciles en Amrica Latina. De esa carenciapodemos extraer cierta riqueza. Los tiempos difciles suelen obligarnos a dar respuestas

    rpidas y lcidas a las preguntas importantes. Cuando Atenas produjo las bases denuestra civilizacin, afrontaba conflictos polticos y padeca a lderes demaggicos

    semejantes a muchos de los que hoy se ven por estas latitudes. Y sin embargo,Aristteles imagin las premisas de la democracia a partir de los rasgos que tenaentonces Atenas. En el siglo XVII nadie poda imaginar tampoco hacia dnde se

    encaminaba Inglaterra. Se sucedan las guerras de religin y de conquista, los reyes iban

  • 7/28/2019 TP N1-Per_Periodismo-y-narrracin

    7/7

    y venan del cadalso, pero del magma de esas convulsiones brotaron las grandespreguntas de la modernidad y las geniales respuestas de Locke, de Hume, de Francis

    Bacon, de Newton, de Leibniz y de Berkeley. Del caos de aquellos aos nacieron lasluces de los tres siglos siguientes.

    Algo semejante est sucediendo ahora en Amrica Latina. Cuando ms afuera de lahistoria parecemos, ms sumidos estamos sin embargo en el corazn mismo de los

    grandes procesos de cambio. En tanto periodistas, en tanto intelectuales, nuestro papel,como siempre, es el de testigos activos. Somos testigos privilegiados. Por eso es tanimportante conservar la calma y abrir los ojos: porque somos los sismgrafos de un

    temblor cuya fuerza viene de los pueblos.

    Es preciso ponernos a pensar juntos, es preciso ponernos a narrar juntos. Lo que va aquedar de nosotros son nuestras historias, nuestros relatos. Es preciso renovar tambinlas utopas que ahora se estn apagando en el cansado corazn de los hombres. Una de

    las peores afrentas a la inteligencia humana es que sigamos siendo incapaces deconstruir una sociedad fundada por igual en la libertad y en la justicia. No me resigno a

    que se hable de libertad afirmando que para tenerla debemos sacrificar la justicia, ni que

    se prometa justicia admitiendo que para alcanzarla hay que amordazar la libertad. Elhombre, que ha encontrado respuesta para los ms complejos enigmas de la naturaleza

    no puede fracasar ante ese problema de sentido comn.

    Tengo plena certeza de que el periodismo que haremos en el siglo XXI ser mejor andel que estamos haciendo ahora y, por supuesto, an mejor del que nuestros padresfundadores hacan a comienzos de este siglo que se desvanece. Indagar, investigar,

    preguntar e informar son los grandes desafos de siempre. El nuevo desafo es cmohacerlo a travs de relatos memorables, en los que el destino de un solo hombre o de

    unos pocos hombres permita reflejar el destino de muchos o de todos. Hemos aprendidoa construir un periodismo que no se parece a ningn otro. En este continente estamos

    escribiendo, sin la menor duda, el mejor periodismo que jams se ha hecho. Ahorapongamos nuestra palabra de pie para fortalecerlo y enriquecerlo.