Tomo 11 - Economía y Sociedad desde 1930

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LESLIE BETHELL, ed.

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DE AMRICA LATINA11. ECONOMA Y SOCIEDAD DESDE 1930

CRITICAC1RIJAUU) M O N D A D O R I HARClil.ONA

HISTORIA DE AMRICA LATINA

SERIE MAYORDirectores:

FONTANA y (ON/AIX) PONTN

PorLESLIE BETHELL,

catedrlico cnu-iiio de historia de America Latina, Universidad de Londres, y snior ivsearcli fcllow. Si. Antony's College, Oxford >

catedrtico de economa, Queen Mary and Westfield College e Instilute o Latin American Studies, Universidad de Londres RICARDO FFRENCII-DAVIS, primer asesor regional, Comisin Econmica para Amrica Latina y el Caribe (CEPAL), Santiago, Chile NORMAN LONG, Departamento de Sociologa, Universidad Agraria de Wageningen, Pases Bajos Ti JOMAS W. MERRICK, asesor sobre poblacin, Banco Mundial, Washington, D.C. SCAR MUOZ, Corporacin de Investigaciones Econmicas para Latinoamrica (CIEPLAN), Santiago, Chile ORLANDINA DE OLIVBIRA, directora. Centro de Estudios Sociolgicos, El Colegio de Mxico, Mxico, D.F. JOS GABRIEL PALMA, Facultad de Economa, Universidad de Cambridge BRYAN ROBERTS, titular de la ctedra C.B. Smith de Relaciones entre Estados Unidos y Mxico, Universidad de Texas en Ausin ROSEMARY THORP, uniyersity reader en economa de Amrica Latina y fellow. S. Antony's College, OxfordVCTOR BULMER-TJOMAS,

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccin total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografa y el tratamiento informtico, y la distribucin de ejemplares de ella mediante alquiler o prstamo pblicos. Ttulo original: THE CAMBRIDGE HISTORY OF LATN AMERICA VI. LATN AMERICA SINCE 1930: ECONOMY, SOCIETY AND POLITICS Par I. Economy and Society Traduccin castellana de MAGDALENA CHOCANO Diseo de la coleccin y cubierta: Enric Satu 1994: Cambridge University Press, Cambridge 1997 de la traduccin castellana para Espaa y Amrica: CRTICA (Grijalbo Mondadori, S.A.), Arag, 385, 08013 Barcelona ISBN: 84-7423-435-2 obra completa ISBN: 84-7423-739-4 tomo 11 Depsito legal: B. 15.653-1997 Impreso en Espaa 1997. HUROPE, S.L., Recared, 2, 08005 Barcelona

PREFACIOLos primeros cuatro volmenes de la Historia de Amrica Latina de Cambridge se ocupan principalmente de los aspectos econmicos, sociales, polticos, intelectuales y culturales de los tres siglos de gobierno colonial espaol y (en el caso de Brasil) portugus, comprendidos entre el descubrimiento, la invasin, la conquista y la colonizacin del Nuevo Mundo por los europeos, a finales del siglo xv y comienzos del xvi, y la vspera de la independencia latinoamericana en las postrimeras del xvin y principios del x/x. Los volmenes quinto y sexto examinan el fracaso y el derrocamiento del rgimen colonial que tuvieron lugar en toda Amrica Latina (a excepcin de Cuba y Puerto Rico) durante el primer cuarto del siglo xix, y la historia econmica, social y poltica durante el medio siglo posterior a la independencia (entre aproximadamente 1820 y 1870). En los cuatro volmenes siguientes se analiza la situacin de Amrica Latina hasta 1930. Durante el primer medio siglo que sigui a la independencia, Amrica Latina experiment, en el mejor de los casos, nicamente unas tasas muy modestas de crecimiento econmico y, al menos en Hispanoamrica, violentos conflictos polticos e ideolgicos, as comb una considerable inestabilidad poltica. Aparte de la guerra entre Mxico y los Estados Unidos (1846-1848) y de frecuentes intervenciones extranjeras, especialmente britnicas, tambin hubo, al finalizar el perodo, dos conflictos importantes entre estados latinoamericanos: la guerra de la Triple Alianza (1865-1870) y la guerra del Pacfico (1879-1883). Contrastando con ello, el medio siglo siguiente, y sobre todo el perodo que concluy con la primera guerra mundial, fue para la mayora de los pases latinoamericanos una edad de oro caracterizada por el crecimiento econmico inducido de forma predominante por las exportaciones, de prosperidad material (al menos para las clases dominantes y las clases medias de las ciudades), de consenso ideolgico y, con algunas excepciones notables como Mxico durante la revolucin (IVI0-1920), de estabilidad poltica. Asimismo, aunque continuaron las intervenciones extranjeras principalmente las norteamericanas en Mxico, Amrica Central y el Caribe, no hubo importantes conflictos internacionales en Amrica Latina entre el fin de la guerra del Pacfico (1883) y el estallido de la guerra del Chaco (1932). El sptimo volumen lo forman nueve captulos de carcter general sobre la historia econmica y social del conjunto de Amrica Latina. Dos captulos examinan el crecimiento le las economas latinoamericanas, el primero en el pero-

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do 1870-1914, el segundo en los aos que van de la primera guerra mundial a la vspera de la depresin mundial del decenio de 1930. Este crecimiento fue en gran parte fruto de la gran aceleracin de la incorporacin de las economas latinoamericanas, como productoras bsicas, en la economa internacional en expansin, as como de significativas entradas de capital extranjero, particularmente britnico, y, en el siglo xx, norteamericano. Al mismo tiempo, no se pasan por alto los mercados nacionales y la acumulacin de capital igualmente nacional. Las relaciones de Amrica Latina con las principales potencias europeas y, sobre todo en Amrica Central y el Caribe, con los Estados Unidos, cada vez ms expansionistas, se tratan por separado. Otro captulo analiza el crecimiento de la poblacin latinoamericana (de 30 millones en 1850 a 105 millones en 1930), que en parte fue producido por la inmigracin en masa de europeos, singularmente en Argentina y Brasil. El profundo efecto de la penetracin capitalista en el mundo rural es la materia de que se ocupan dos captulos, uno de los cuales se concentra en las tradicionales tierras altas de Mxico, Amrica Central y los Andes, y el otro en el Caribe espaol. El primero de ellos, a la vez que afirma que las economas y sociedades rurales experimentaron mayores cambios en el perodo de 1870-1930 que en cualquier otra poca anterior exceptuando la conquista, tambin se propone demostrar que en muchas zonas rurales, especialmente en los Andes, las fuerzas de cambio encontraron resistencia y continuaron existiendo estructuras precapitalistas. La sociedad urbana tambin experiment cambios rpidos en este perodo, y hay captulos que examinan por separado el crecimiento de las ciudades latinoamericanas, en especial ciudades importantes como Buenos Aires, Ro de Janeiro y Ciudad de Mxico, todas las cuales ya tenan entre uno y dos millones de habitantes en 1930 y rivalizaban con las principales urbes de Europa y los Estados Unidos; los comienzos de la industria, sobre todo en Brasil, Argentina, Chile, Colombia y Mxico; y la aparicin de una clase trabajadora urbana como fuerza significativa en muchas repblicas, as como la historia de los primeros movimientos obreros de Amrica Latina. El octavo volumen examina la cultura y la sociedad en Amrica Latina durante el siglo que sigui a la independencia y especialmente en el perodo de 1870-1930. Empieza con un captulo que trata la evolucin de las ideas polticas y sociales (y en especial la adaptacin del liberalismo a unas sociedades muy estratificadas que tenan economas subdesarrolladas y una tradicin poltica de autoritarismo, as como la influencia del positivismo en las lites gobernantes e intelectuales). Un segundo captulo examina de qu modo la Iglesia catlica latinoamericana se adapt a la disminucin de su poder y sus privilegios en una era secular, al mismo tiempo que consenmba la adhesin de la inmensa mayora de los latinoamericanos. Finalmente, dos captulos hablan de movimientos importantes y de notables logros individuales en la literatura, la msica y el arte de Amrica Latina en este perodo. Los volmenes noveno y dcimo se componen de captulos sobre la historia econmica, social y, sobre todo, poltica de los distintos pases latinoamericanos desde c. 1870 hasta 1930. El volumen noveno se ocupa de la historia de Mxico, Amrica Central y el Caribe. En la primera parte, dedicada a Mxico, hay captulos sobre el Poifiriato (los treinta y cinco aos de dictadura de Porfirio Daz, 1876-1910), la revolucin y la reconstruccin bajo la dinasta sonorense durante el decenio de 1920. La segunda parte dedica un captulo nico a las cin-

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co repblicas de Amrica Central y captulos a Cuba, Puerto Rico, la Repblica Dominicana y Hait. El dcimo volumen est dedicado a Amrica del Sur. La primera parte consiste en cuatro captulos sobre la evolucin econmica, social y poltica de Argentina, que en muchos aspectos era ya la nacin ms avanzada de Amrica Latina en 1930, y captulos individuales sobre Uruguay y Paraguay. La segunda parte contiene captulos referentes a Chile, Bolivia y Per en el medio siglo que empez al concluir la guerra del Pacfico y captulos que hablan de Colombia, Ecuador y Venezuela. Finalmente, en la tercera parte, dedicada a Brasil, hay captulos que estudian su economa dominada por el caf en este perodo, el sistema poltico y la poltica reformista durante los ltimos tiempos del imperio (1870-1889) y la estructura social y poltica de la primera repblica (1889-1930). Los volmenes undcimo y duodcimo versan sobre economa, poltica y sociedad desde 1930. El volumen undcimo, Economa y sociedad desde 1930, comprende seis captulos. Los tres primeros examinan las economas latinoamericanas durante la dcada de 1930, tras la depresin de 1929, durante e inmediatamente despus de la segunda guerra mundial, y durante la nueva edad de oro de crecimiento econmico (1950-1980), impulsada esta vez principalmente por la ISI (industrializacin de sustitucin de importaciones) y a la que, no obstante, sigui la llamada dcada perdida de 1980. El cuarto aborda el cambio demogrfico durante el perodo 1930-1990, en que la poblacin de Amrica Latina se cuadruplic (de 110 a 450 millones). El quinto captulo analiza la rpida urbanizacin de Amrica Latina (menos del 20 por 100 de su poblacin estaba clasificada como urbana en 1930; en 1990, casi el 70 por 100) y el cambio social urbano, principalmente en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Mxico y Per. La transformacin de las estructuras agrarias es el tema del sexto captulo. El volumen duodcimo, Poltica y sociedad desde 1930, consta de cinco captulos. El primer captulo estudia el avance, y tambin los retrocesos, de la democracia en Amrica Latina, principalmente en Chile, Costa Rica, Colombia, Uruguay y Venezuela y, en menor grado, en Argentina, Brasil y Per. Los xitos y fracasos de la izquierda latinoamericana, la democrtica y la no democrtica, son material del segundo captulo. El tercer captulo se centra en la clase obrera urbana y el movimiento obrero urbano, subrayando su papel en la poltica. El cuarto captulo explica la movilizacin y la violencia rurales, especialmente en Mxico, Amrica Central y los Andes. El quinto se ocupa de los militares en la poltica latinoamericana: sus intervenciones y los golpes de Estado, as como los regmenes militares y los problemas de la transicin al gobierno civil. Estos dos volmenes, los ms problemticos de la Historia de Amrica Latina de Cambridge, ya que abordan la historia econmica, social y poltica de la regin en su conjunto desde 1930 hasta el presente, han requerido un largo tiempo i>ara ser escritos y editados. Algunos captulos fueron encargados hace quince anos. Aquellos autores que cumplieron con los plazos originales (estoy pensando puriicularnieiite en Thomas Merrick) han tenido que esperar ms de una dcada part ver sus trabajos publicados. Este es un lapso inaceptablemente largo desde < lutlqit'tcr puni de vista y les estoy agradecido por su paciencia. Ciertos autores desistieron u lo largo del camino; otros fueron abandonados; uno, Carlos DazAleaiidro. liiiieiiiablemciiie falleci: hubo que reemplazarlos. Algunos autores

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por ejemplo, Jos Gabriel Palma se unieron a aquellos (en este caso Ricardo Ffrench-Davis y scar Muoz) que haban estado ya trabajando en sus captulos por cierto tiempo. Convencimos a Guillermo de la Pea para que escribiera un captulo independiente sobre la movilizacin rural, tema que haba sido originalmente parte del captulo sobre las estructuras agrarias. Stephen Suffern asumi la tarea de sintetizar y corregir una traduccin poco satisfactoria del francs del cappilo de Alain Rouqui sobre los militares en la poltica latinoamericana y agreg una seccin final sobre la desmilitarizacin en los aos ochenta. Arturo Valenzuela y Jonathan Hartlyn aceptaron la invitacin a escribir el captulo sobre democracia en Amrica Latina cuando el resto del volumen estaba ya bastante avanzado. Muchos captulos fueron revisados ampliamente durante estos aos y reescritos en algunos casos ms de una vez. Al final todos los colaboradores fueron obligados _y aqu la demora de la publicacin ha tenido quiz algunos beneficios a tomar en cuenta los importantes cambios ocurridos en Amrica Latina en los aos ochenta. Una conferencia en la Universidad de California, San Diego, en febrero-marzo de 1986, organizada por Paul Drake, entonces director del Centro de Estudios Ibricos y Latinoamericanos y por m, brind la oportunidad inicial para que algunos colaboradores presentaran borradores preliminares de sus captulos a otros colaboradores y a un prestigioso grupo de no colaboradores. La conferencia fue financiada generosamente por la Fundacin Tinker. Durante mi perodo como director del Instituto de Estudios Latinoamericanos, tambin se realizaron dos seminarios en la Universidad de Londres en 1990 y 1991, con el apoyo financiero del Instituto y de la Cambridge University Press. Muchos de los colaboradores de estos volmenes: siete latinoamericanos (uno residente en Inglaterra), siete britnicos (dos residentes en Estados Unidos), dos norteamericanos (uno residente en Francia) y un francs, comentaron los captulos de sus colegas. Por ello expreso mi agradecimiento especialmente a Alan Angel, Vctor Bulmer-Thomas e lan Roxborough. James Dunkerley dio apoyo y aliento en varias etapas clave de la edicin de estos volmenes. Tom Passananti y Titn Girven, estudiantes de doctorado de historia latinoamericana en la Universidad de Chicago y la Universidad de Londres, respectivamente, fueron asistentes de investigacin en las etapas finales de la edicin de este volumen durante 1993. Haz.el Aitken, del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Londres (en el perodo 1987-1992), y Linnea Cameron, del Departamento de Historia de la Universidad de Chicago (en 1992-1993), brindaron su apoyo como secretarias. Una vez ms, debo expresar mi gratitud a Josep Fontana y Gonzalo Pontn por su inters y dedicacin en la presente edicin castellana.LESLIE BETHELL

Primera parte ECONOMA

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Captulo 1 LAS ECONOMAS LATINOAMERICANAS, 1929-1939Se ha descrito habitualmente la depresin de 1929 como el momento decisivo de la transicin de Amrica Latina de un crecimiento econmico hacia afuera, basado en la exportacin, a un desarrollo hacia adentro, sostenido por la industrializacin de sustitucin de importaciones (1SI). Tanto los estructuralistas, que generalmente consideran este cambio favorablemente, como los neoconservadores, que consideran los aos treinta como una dcada en que Amrica Latina extravi el camino, comparten por igual este anlisis. Es indudable que en este decenio surgieron en muchos pases nuevas fuerzas econmicas, sociales y polticas, que en ltima instancia daran un perfil muy diferente al modelo latinoamericano ce desarrollo econmico. Sin embargo, aunque el crecimiento tradicional basado en la exportacin se volvi muy difcil en los aos treinta, los vestigios de un compromiso con la produccin de bienes primarios y con el desarrollo hacia afuera sobrevivieron en toda la regin y el comercio exterior an desempe un papel importante en la recuperacin de la depresin. No fue sino hasta los aos cuarenta y cincuenta que un conjunto de pases latinoamericanos rechaz abiertamente el crecimiento basado en la exportacin, pero incluso entonces muchos pases (pequeos) se mantuvieron fieles a alguna forma de desarrollo hacia afuera.

D l i LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL A LA DEPRESIN DE 1929

El crecimiento basado en la exportacin haba sufrido cambios mucho antes de 1929. A comienzos del siglo XX, el estmulo que el crecimiento de la exportacin dio a los sectores no exportadores, como el manufacturero, ya haba alcanzado un grado tal que un grupo de pases (en particular Argentina, Brasil, Chile y Mxico) poda satisfacer una proporcin relativamente grande de la demanda interna con bienes locales, antes que con artculos importados. Este virtuoso ciclo, en el cual los rendimientos de la productividad del sector exportador se lianslenan a la eeonolna no expoliadora, no oper siempre con facilidad (por ejemplo, en l'erul y en aI;'unos casos apenas existi (por ejemplo, en Cuba), pero

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los elementos de un modelo ms sofisticado y equilibrado de desarrollo basado en la exportacin eran ya evidentes a comienzos del siglo xx. De modo cinc, en algunos pases, el crecimiento basado en la exportacin era bastante compatible con el crecimiento de las manufacturas orientadas al mercado interno y el reemplazo de la importacin de bienes de consumo. No obstante, el modelo dependa de un acceso relativamente libre a los merxados mundiales de factores y bienes, y el comienzo de la primera guerra mundial lo hizo peligrar. Cuando estall la guerra en Europa, el 2 de agosto de 1914, no slo quebrant el equilibrio internacional de poder: el sistema global de comercio y pagos, que haba surgido paulatinamente desde el fin de las guerras napolenicas, qued sumido en la desorganizacin. Con la firma del armisticio de 1919, se dio una buena apariencia a los intentos de reconstruir el sistema anterior a la guerra, pero el viejo orden econmico internacional haba perecido y el nuevo, inaugurado en la dcada de 1920, era peligrosamente inestable. Como dicha inestabilidad era apenas perceptible en el momento, las regiones perifricas tales como Amrica Latina quedaron en una situacin muy vulnerable frente al colapso del comercio internacional y de los flujos de capital a finales de los aos veinte. La principal caracterstica del viejo orden haba sido la existencia de un comercio internacional relativamente libre de restricciones un reflejo de los intereses del poder econmico dominante (Gran Bretaa) en el siglo xix; las pocas restricciones vigentes asumieron generalmente la forma de aranceles, que tenan la ventaja de ser evidentes para todas las partes interesadas. Tanto el capital como el trabajo eran libres de trasladarse a travs de las fronteras internacionales, y los pasaportes eran la excepcin antes que la regla. El patrn oro, adoptado por Gran Bretaa, se haba propagado en todos los principales pases industriales a finales del siglo xix, y proporcionaba un mecanismo bien establecido para el ajuste de la balanza de pagos. El equilibrio interno (pleno empleo e inflacin igual a cero) era considerado menos importante que el equilibrio externo, de modo que el ajuste a las coyunturas adversas se consegua generalmente por medio de la deflacin de los precios y el subempleo. Los pases latinoamericanos se haban ubicado en este esquema con relativa facilidad apoyndose en la exportacin de bienes primarios, la recepcin de capital y en el caso de Argentina, Brasil y Uruguay en particular la migracin internacional. El ajuste de la balanza de pagos nunca estuvo libre de tropiezos y los flujos de capital eran habitualmente procclicos, bajando justo en el momento en que eran ms necesarios, aunque las interrupciones eran raras (por ejemplo, la crisis de Baring) y tenan un reducido impacto en la dinmica del crecimiento econmico mundial. El ajuste interno era amortiguado por la existencia de un gran sector de agricultura no exportadora con baja productividad al cual muchos trabajadores podan desplazarse en el caso de descenso de la demanda de trabajo. En la cima, del sistema econmico internacional de la preguerra estaba Gran Bretaa. Aunque su posicin dominante en la exportacin de bienes manufacturados y su liderazgo en ciencia y tecnologa peligraban a finales del siglo xix, Inglaterra era an una potencia financiera mundial, una fuente de capital para la periferia y un gran importador de materias primas. La preponderancia financiera britnica reforzaba las reglas del sistema internacional y su flota estaba lista para

LAS ECONOMAS LATINOAMERICANAS, J 929-1939

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impedir todo intento de restringir la libertad de comercio y de movimiento del capital. La primera baja de la gran guerra fue el patrn oro y el movimiento de capital. La convertibilidad de la moneda fue suspendida por los pases beligerantes, se cancelaron las nuevas emisiones de capital y los antiguos prstamos fueron reclamados para equilibrar el balance de las instituciones financieras europeas. Las repblicas latinoamericanas sumamente dependientes de las finanzas de la balanza de pagos con el mercado europeo, tales como Argentina y Brasil, sufrieron especialmente cuando los bancos europeos demandaron el pago de los prstamos, lo que tuvo por efecto una crisis financiera interna. La guerra en Europa tambin ocasion el cese del flujo de inversiones extranjeras directas procedentes del Viejo Mundo. Estados Unidos, neutral en la primera guerra hasta 1917, aument su inversin directa en Amrica Latina, particularmente en la extraccin de materias primas estratgicas, pero no estuvo en condiciones de incrementar sus prstamos en cartera hasta la dcada de 1920. Sin embargo, los bancos estadounidenses, que haban tenido prohibido por ley invertir en filiales extranjeras hasta 1914, comenzaron a establecer sucursales en Amrica Latina: en 1919 el National City Bank, el primer banco multinacional de Estados Unidos, tena cuarenta y dos sucursales en nueve repblicas latinoamericanas.1 Las turbulencias en el mercado de capitales se reflejaron en la desorganizacin del mercado de bienes, pero en ste el impacto a corto plazo fue muy diferente al de largo plazo. La penuria de transporte martimo al comienzo de la guerra, conjugada con la ausencia de crdito comercial, interrumpi la oferta normal, pero la demanda descendi an ms rpido y desencaden una bajada de precios en muchos mercados. La cada de los ingresos de la exportacin a corto plazo, sumada al descenso de nuevos flujos de capital, redujo la demanda de artculos importados (la oferta de los cuales haba quedado, por lo dems, interrumpida por la dificultad del transporte). La cada de la importacin fue tan brutal que se estim que Amrica Latina en su conjunto tena un excedente en cuenta corriente en 1915, pero el rpido ajuste a corto plazo al desequilibrio externo produjo un gran descenso del ingreso fiscal real el cual dependa de los aranceles sobre la importacin. En Chile, por ejemplo, los ingresos fiscales cayeron en un tercio entre 1913 y 1915, lo cual contribuy ms que cualquier otro factor a la inestabilidad poltica en esa poca. El impacto a corto plazo de la desorganizacin del mercado de bienes fue pronto superado por el viraje hacia una economa de guerra en los principales pases industriales. La demanda de materias primas estratgicas (por ejemplo, cobre, petrleo) se dispar y los poderes aliados se ocuparon de dar facilidades para el transporte. Los precios de materiales estratgicos se elevaron abruptamente y los pases que exportaban una alta proporcin de los mismos por ejemplo, Mxico (petrleo), Per (cobre), Bolivia (estao) y Chile (nitratos) disfrutaron incluso de una mejora en los trminos netos de intercambio pese a la subida de los precios de importacin. Sin embargo, aunque la capacidad para importar aument pronunciadamente, el volumen de importaciones qued resI . VY-asc Haibara Stallings, Bunker to the 'lliird World: Portfolio Investment in Latn AmeII. o, l'KKI /'>,SY>, I t c i i r l c y , Cal., l ( )K7, p. Wi (hay liad, casi.: Haiu/ncro pora el Tercer Mundo: inversiones de eailem de l'stados I luidos en meriea Latino, l'XU) /vrrlin)\v l' llu- Sli'iK'ssnor Rcgiiue, Bullclin of l.alin ,;m AVv, ,,/(, X, .' ( l'IS't), p. I XX. Anwri-

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to de la participacin estatal en los beneficios netos de la produccin bananera, que promovi un cambio en el papel del Estado, y gradualmente una modificacin en el equilibrio de poder entre el Estado y las compaas extranjeras. Fuera de la produccin bananera, sin embargo, la mayora de compaas de propiedad extranjera no estuvieron sujetas a impuestos. El ejemplo ms importante de la diversificacin de exportaciones fue la expansin de la produccin algodonera, que tuvo gran importancia en El Salvador, Guatemala y Nicaragua. Era una industria de altsima concentracin y los cultivadores de algodn llegaron a conformar una clase social distinta y un grupo de presin semejante al de los caficultores (tanto el caf como el algodn estaban bajo control nacional en su mayor parte). Su influencia combinada era suficiente para distorsionar el sistema fiscal en su favor y negar al Estado una participacin equitativa en la expansin de ambas industrias.''2 La participacin de las bananas y el caf en la exportacin total se mantuvo muy alta en el decenio posterior a 1944. Sin embargo, los altsimos precios del caf ocultaban el hecho de que haba cierto grado de diversificacin agrcola tanto en la exportacin como en la produccin para el mercado interior. Hacia comienzos de los aos cincuenta, no obstante, la exportacin de abac (camo de Manila) haba cado a medida que se recuperaba la produccin del Lejano Oriente. Las exportaciones de caucho llegaron prcticamente a su fin, mientras que en 1946 ces el contrato para que las frutas y vegetales centroamericanos abastecieran la zona del canal de Panam. La cuestin de la reforma poltica, tan importante en otras partes de Amrica Latina, simplemente no era una cuestin aqu: el modelo econmico era slidamente abierto y favorable a la exportacin primaria. Slo en los aos sesenta la influencia cepalista promovera la idea de una industrializacin deliberada dentro del contexto de un Mercado Comn Centroamericano. Una economa de tamao intermedio que obedeci de forma tan completa al patrn centroamericano que la discusin sobre ella ha sido dejada para el final fue Cuba, que se mantuvo dentro del modelo de desarrollo de extrema dependencia de la exportacin que haba caracterizado a la economa desde la dcada de 1920. El azcar era incapaz de proporcionar un crecimiento satisfactorio basado en slidos precios internacionales; la tasa de crecimiento de la renta per cpita fue del 2,4 por 100 en 1946-1952, aunque haba poco desarrollo de actividades no azucareras. Se estima que la actividad manufacturera no azucarera creci un 6 por 100 al ao en 1946-1952, pero parta de un punto muy bajo.63 En los aos cuarenta, los buenos precios aliviaron los problemas de una maquinaria obsoleta y la baja productividad de la industria azucarera que seran una causa grave del estancamiento en la dcada de 1950. Hemos mencionado varias veces en esta exposicin de la economa poltica de la posguerra en Amrica Latina la discriminacin contra la agricultura implcita en las polticas de la ISI. Los dos casos extremos y espectaculares de tal62. Vase V . Bulmer-Thomas, The Political Economv of Central America since 920, Cambridge, 1987, p. 106. 63. Claes Brundenius y Mats Lundhal, eds., Development Strategies and Basic Needs in Latin America. Chenles for the 980s, Boulder, Col., 1982, p. 18.

LAS ECONOMAS LATINOAMERICANAS, 1939-C. 1950

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discriminacin son Mxico y Argentina. En ambos, por razones muy diferentes, el desarrollo agrcola constituye una cuestin poltica vital. En Mxico, la base agraria de la revolucin y las tendencias socialistas y cooperativistas de algunos elementos revolucionarios, aseguraban que la cuestin de cmo desarrollar la agricultura tuviera siempre prioridad en el temario poltico. En 1940 un grupo elitista y anticardenista accedi al poder, decidido a fortalecer los aspectos capitalistas modernos en el sector rural. La llegada del Instituto Rockefeller en 1941 y el notable esfuerzo investigador llevado a cabo estn totalmente documentados.64 La introduccin de variedades de trigo de alto rendimiento posibilit un aumento de la productividad. Pero la investigacin era accesible efectivamente slo a empresas irrigadas relativamente grandes. Incluso en este caso, como muestra el ejemplo de Sonora, se requeran previamente inversiones sustanciales en infraestructura y precios garantizados por el gobierno para que los grandes terratenientes salieran adelante. Adems, la investigacin benefici sobre todo al trigo, un cultivo de exportacin, mientras que las ventajas para el maz, cultivado por pequeos agricultores para consumo interno, fueron insignificantes. Sin embargo, no hay duda de que hubo un gran desarrollo agrcola, auxiliado por la expansin de tierras de regado a consecuencia de las inversiones en los aos treinta. Esto tuvo importantes efectos beneficiosos para el proceso de industrializacin. El caso de Argentina presenta un contraste total. La poltica de industrializacin de Pern estaba basada por razones polticas y econmicas en extraer excedentes de los productores de carne y trigo, lo que se realiz a travs del organismo comercializador estatal, I API. Los precios no lucrativos comenzaron rpidamente a matar a la gallina de los huevos de oro, cuya importancia Pern no parece haber captado nunca. En este caso la agricultura para la exportacin y para el consumo interno eran idnticas, y ambas sufrieron como resultado de la inflacin, de la carencia de divisas y hacia 1955 de una forma extrema de estrangulamiento externo. Aunque a inicios de la dcada de 1950, Pern comenz a tratar de cambiar sus polticas, los agricultores no confiaban en los mejores precios, y el impacto inflacionario llev rpidamente a justificar su desconfianza.65 La desinversin en la agricultura fue grave durante este perodo.66 En la mayora de pases, donde las polticas fueron menos extremas, la agricultura para el mercado interno sigui sufriendo el descuido que haba padecido siempre, y la agricultura de exportacin soport la discriminacin implcita en las polticas proteccionistas seguidas de modo general e incongruente, una situacin slo parcialmente resuelta por las devaluaciones de inicios y mediados de los aos cincuenta. El sector agrcola continu abrumado por las polticas que lo forzaban a vender por debajo del precio mundial. Las tasas de crecimiento variaron pero las tasas de crecimiento rpido se debieron a las buenas condiciones64. C. Hewitt de Alcntara, Modernising Mexican Agriculture, Ginebra, 1976, pp. 20-45. Vase tambin, Niblo, The Impact of War, p. 7, sobre el papel de Estados Unidos. 65. C. Daz-Alejandro, Essays on the Economic History of the Argentine Republic, New 1 laven, Conn., 1970, pp. 126 ss., 364 ss., 384; E. Eshag y R. Thorp, Economic and Social Conseqiicnces of Orlhodox Economic Policies in Argentina in the Post-War Years, Bulletin of the (>\ford llnivcrxily Instlale of Economic and Statixtics, 27, 1 (1965), pp. 3-44. (>. VriuiM' los i:iliiilos en ( T I ' A I , , El desarrollo econmico de la Argentina, Mxico, D.lv, I')')') l'.-nlc I . |>|). (.', '\

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del mercado mundial y a la posibilidad de expandir el rea de produccin HUS que a significativos aumentos de la ganancia. La nica excepcin a este patrn de discriminacin contra la agricultura parece haber sido Colombia, quiz porque los productores de caf eran casi siempre productores de alimentos, y a causa de su especial influencia en la direccin poltica. En este caso hubo una singular y clara percepcin de que el problema de la proteccin es que tenda a perjudicar a la agricultura. La concepcin impulsada por el gobierno de Ospina (1946-1949) era la proteccin integral: proleccin que estimulase tanto a la agricultura como a la industria. La compra de material local, es innecesario decirlo, era impopular con la industria, pero se logr una solucin: en 1948 las cuotas de importacin comenzaron a asignarse condicionadas a la compra de materias primas locales y a otras medidas para apoyar a la agricultura. A su vez, por ejemplo, el gobierno fortaleci el Instituto de Fomento Algodonero, una iniciativa de los productores textiles antioqueos. El ministro de Economa, Hernn Jaramillo Ocampo, al introducir ms drsticas restricciones a la importacin en 1949, cuenta que viaj personalmente a Medelln para garantizar a los productores que haba realmente suficientes sustitutos disponibles para sus necesidades y aprovech la oportunidad para recordarles las virtudes de comprar materias primas locales.67 Este ltimo punto ha sido referido con cierto detalle precisamente porque es excepcional. En otras partes, aunque el nuevo modelo comenz a funcionar bastante bien para los propsitos de acumulacin de capital, contuvo no obstante contradicciones y efectos secundarios nocivos que no fueron percibidos ni tenidos en cuenta de modo alguno. Los principales fueron los prejuicios contra la exportacin y la agricultura, as como tambin la excesiva dependencia de las importaciones y la tecnologa extranjera. Sera deseable concluir el anlisis del comportamiento reflexionando sobre los datos en relacin a la distribucin de la renta. No ser una sorpresa la carencia de datos sistemticos. La documentacin completa slo existe para Mxico,6* donde el empeoramiento de la distribucin es congruente con el acceso desigual a las ganancias de la mayor productividad agrcola descrita anteriormente. Conociendo los beneficios crecientes del salario bajo el gobierno de Pern, est claro, aunque no es asombroso, que hubo cierta redistribucin en Argentina a favor det trabajo. Sin embargo, podemos usar el argumento negativo con alguna confianza: para que la distribucin de la renta mejore, o el mercado de trabajo debe ajustarse significativamente o debe haber un acceso significativamente mayor a los medios de produccin, generalmente mediante la reforma de la propiedad o la educacin. El perodo que tratamos aqu es uno en el que la produccin estaba an en proceso de aceleracin, la industria comenzaba a reemplazar el sector artesanal y creaba una limitada nueva demanda neta de trabajo, y las reformas agraria y fiscal eran notorias por su ausencia, al menos hasta la revolucin boliviana de 1952, que sera una demostracin desafortunada de cmo no usar la67. H . Jaramillo Ocampo, 1946-1950: de la unidad nacional a la hegemona conservadora, Bogot, 1980, p. 270. 68. I . M . de Navarrete, La distribucin del ingreso v el desarrollo econmico de Mxico, Mxico, D.F., 1960, pp. 43-93.

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reforma agraria para conseguir la igualdad. Es, por tanto, bastante improbable que haya habido alguna mejora en la distribucin, y dada la continua y creciente discriminacin contra la agricultura para el mercado interno (el dominio tpico de los pequeos agricultores), y la represin del proletariado urbano, se dan todas las condiciones para suponer su empeoramiento.

CONCLUSIN

L a dcada de 1930 haba sido un perodo de crecimiento para Amrica Latina despus del desastre inicial de la depresin de 1929. El mayor grado de autonoma poltica que en la poca de la primera guerra mundial haba permitido escapar del cors del patrn oro y las polticas que estimulaban la demanda interna y la subida de aranceles haban permitido el crecimiento de bienes no comercializables en el exterior y de los bienes que competan con la importacin. A su vez, la depreciacin real sumada a la recuperacin de los trminos de intercambio haba permitido crecer a las exportaciones tradicionales una combinacin inusitada y fugaz. El listado haba comenzado a penetrar en nuevas reas de actividad, a veces emprendiendo directamente la actividad industrial, y nuevos intereses industriales haban adquirido una dimensin considerable. Hemos afirmado que la segunda guerra mundial ocasion efectos positivos y negativos. Contribuy a los ingresos de exportacin, pero haba poco en qu gastarlos, con lo que el efecto expansivo de las reservas acumuladas produjo un tipo de cambio sobrevaluado y la inflacin interna. El creciente papel de Estados Unidos fue paradjico: claramente, aument su influencia en la regin, con asesores y misiones en todas parles. Pero tambin estimul el papel desarrollista del Estado y el desarrollo de las industrias bsicas. A medida que el papel del Estado creci, tambin aument la intensidad de la relacin con el sector privado, cuya participacin creciente en el proceso de direccin poltica fue uno de los resultados ms interesantes de la guerra. En relacin a nuestra preocupacin principal, la tensin entre la necesidad constante de una fuente dinmica de divisas y la necesidad de diversificar la economa, de reducir la dependencia y desarrollar fuentes internas de dinamismo, la guerra dej una situacin particularmente desafortunada de tipos de cambio sobrevaluados y presiones inflacionistas aceleradas. E l miedo a la inflacin y a los efectos inflacionarios de la devaluacin en los inicios del perodo de posguerra llevaron, primero, al gasto de divisas acumuladas en importaciones y luego al empleo, bastante desorganizado, de controles para restringir la importacin. Lamentablemente, esta situacin ocurri justamente cuando todas las economas ms glandes se desplazaban hacia el punto en que, tanto respecto al macrofuncionamiento de la economa como al peso de los intereses polticos, pareca (por primera vez, excepto en Argentina) posible penalizar o incluso ignorar al sector expoliador tradicional. Cuando la poltica arraig, los costos del cambio tambin subieron en lrminos de la amenaza inflacionaria. A finales de la dcada de 1940, inipoi'lanlcs ajustes de la poltica eran urgentemente necesarios. I Irmos visto que dos modelos oslaban en juego para orientar la reforma. Por MILI paite, la concepcin eslmcliiralisla naciente propugnaba una industrializacin iniliii'ida por i'l lisiado, que utilizara una proteccin modesta y eficiente-

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mente dirigida y que confiara en los flujos de capital pblico extranjero para aliviar los obstculos y facilitar el proceso. Esta concepcin tenia una confianza algo ingenua en la capacidad y coherencia del sector pblico, y en que los prstamos extranjeros seran accesibles. La segunda visin responda a los intereses de Estados Unidos y a los intereses ms conservadores en Amrica I .atina, y buscaba un retorno radical hacia las fuerzas del mercado con poca proteccin y una posicin que favoreciera al capital privado extranjero. Cuando estuvo claro que el capital pblico extranjero no llegara en cantidades apreciables, y que las ventajas de complacer a Estados Unidos con una postura de libre comercio eran insignificantes, la poltica se consolid en una desafortunada mezcla de ambas posturas. Se busc enrgicamente el capital privado extranjero, que fue atrado por un mercado interno protegido y por una legislacin favorable. Cualquier sensibilidad previa a la deseabilidad de exportar nuevos bienes manufacturados desapareci rpidamente, y la eficiencia se convirti en un factor totalmente subordinado a la necesidad de crear oportunidades significativas de ganancia a corto plazo. La insistencia de la poca blica en las industrias bsicas desapareci ante el auge del inters en la produccin local de bienes de consumo duradero. Los dirigentes tendieron a descuidar el grado en que la sustitucin de importaciones estaba produciendo crecientes gastos en tecnologa importada inapropiada y grandes necesidades de importacin. El prejuicio implcito contra la agricultura y contra las exportaciones tampoco fueron advertidos ni discutidos, mientras el crecimiento fuera bueno y las nuevas oportunidades surgieran constantemente. El da del ajuste de cuentas llegara ms tarde. Hubo importantes contradicciones y tensiones incipientes en el nuevo modelo. Hemos observado el creciente papel del Estado y las crecientes demandas de nuevos grupos en la sociedad, con la aceleracin del crecimiento demogrfico y la urbanizacin e incluso con la misma industrializacin. Hemos visto cmo la actitud ambigua del sector privado fue resuelta a travs de una amplificada relacin clientelista. Hemos visto que las interesantes tendencias de la etapa blica de estmulo al comercio intraffegional y a la industria bsica desaparecieron prcticamente de la escena en la posguerra. Hemos observado que el capital pblico extranjero no lleg en cantidades adecuadas. Hemos notado las consecuencias iniciales de la deficiente conduccin de la ISI, de la inversin extranjera descontrolada, del creciente desequilibrio sectorial entre la agricultura y la industria, y de la fragilidad del modelo de acumulacin dependiente de una confianza casi siempre tenue entre el Estado y el sector privado. Hemos visto que algunas de estas tensiones se resolvieron como mnimo a finales de nuestro perodo, con cierta racionalizacin y la disminucin en los complejos controles comerciales, con una reduccin del sesgo antiexportador y con una aceptacin completa del capital extranjero privado. Lo lejos que estaba esto de una solucin real quedara encubierto, de hecho, por el crecimiento del mercado mundial durante el auge de los aos sesenta, e incluso por el crecimiento de la disponibilidad de los prstamos extranjeros durante los setenta. Finalmente, sin embargo, las tensiones se hicieron abrumadoras, cuando las implicaciones en el sistema fiscal y en la balanza de pagos del modelo subyacente se hicieron evidentes.

Captulo 3 LAS ECONOMAS LATINOAMERICANAS, 1950-1990*Una caracterstica histricamente relevante del desarrollo econmico de Amrica Latina ha sido la interaccin entre las estructuras externas e internas. La importancia de los vnculos entre las economas latinoamericanas y los mercados mundiales aument durante el auge del comercio internacional de finales del siglo xix, cuando se consolid la estructura de la produccin basada en materias primas para la exportacin (y la importacin de manufacturas). A l concluir la segunda guerra mundial, los esfuerzos de desarrollo de la regin se dirigieron a transformar la estructura de la produccin y a reducir la dependencia externa. La industrializacin por sustitucin de importaciones (ISI) produjo algunos resultados positivos. La economa del rea se expandi rpidamente: entre 1950 y 1981 el producto interior bruto (PB) creci a una tasa anual promedio del 5,3 por 100. Sin embargo, aunque el ingreso promedio per cpita creci a una tasa anual del 2,6 por 100, persistieron las enormes desigualdades en la distribucin de los beneficios del crecimiento econmico en toda Amrica Latina: desigualdades entre los grupos sociales, entre las reas urbanas y las rurales, entre las regiones de cada pas y entre los distintos pases. A su vez, surgieron nuevas formas de dependencia respecto de la economa internacional. La ISI y la diversificacin de los patrones de consumo en los aos cincuenta y sesenta dieron lugar a la adopcin de tecnologas importadas, cada vez ms complejas, intensivas en capital y dependientes de insumos importados. Asimismo, los^ aos sesenta vieron un significativo flujo de inversin extranjera directa (IED) concentrada en la produccin de.sustitutos de las importaciones de bienes manufacturados, que se beneficia* Estamos muy agradecidos al editor, a O. Altimir, V . Bulmer-Thomas, H . J. Chang, 1'. I ; ajn/.ylbcr, G. Harcourt, A . Hofman, J. Pincus, O. Sunkel, I . Sodre, A . Singh, V . Tokman y a los dems colaboradores de este volumen por sus comentarios, y a M . Cabezas, D. Hahn, K. I x w i s y A. Rcpetto por su asistencia en la investigacin. Las ideas de Carlos Daz-Alejandro y remando Fajnzylber influyeron mucho en algunas partes de este captulo. Tambin tenemos una deuda con C I E P L A N y la Universidad de Cambridge, donde se prepar la mayor parte de osle captulo, y con la Fundacin Ford y el Instituto de Cooperacin Iberoamericana (ICI) de I -.pana por su apoyo econmico. La Divisin de Estadstica de la CEP A L amablemente nos pcinniiii ulil/ai su banco \C datos. |lisia versin castellana ha sido corregida y actualizada por Mi: animes. (A/. Irl -_>

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A partir de 1981 el desarrollo econmico de los PMD asiticos (incluidos < 'luna, India y los PIR) se diferenci ntidamente del de frica y Amrica LaiIM.I. Asia en su conjunto super en ms del doble su tasa de crecimiento previa, con China, India y los PIR mostrando un crecimiento particularmente vigoroso. Por otra parte, frica y Amrica Latina experimentaron un descenso en su renta per cpita. De modo que la renta diferencial entre Amrica Latina y Asia descendi por primera vez desde 1820; los PIR especficamente (que ya haban superado la renta per cpita de Amrica Latina en los aos setenta), a finales de los aos ochenta lograron niveles dos veces y medio superiores a los de Amrica Latina. En Amrica Latina, el largo perodo de crecimiento sostenido desde 1950 lleg a un abrupto final en 1980-1981. Durante tres dcadas el PIB haba crecido a una tasa promedio del 5,5 por 100 anual, mientras que el producto per cpita se elevaba al 2,8 por 100. Sin embargo, durante los aos ochenta la regin logr un crecimiento del producto de slo el 1,2 por 100 anual, mientras que la renta per cpita descendi en casi la misma tasa. Casi todos los indicadores reflejan este cuadro general de estancamiento y decadencia. La produccin manufacturera, por ejemplo, que creci a una tasa del 6,5 por 100 anual entre 1950 y 1981, creci slo el 1,1 por 100 entre 1981 y 1990/' La inversin interna bruta per cpita descendi de 500 dlares estadounidenses en 1980 a 310 en 1990 (ambas cifras calculadas en precios de 1980). Asimismo, hubo una transferencia de recursos hacia el exterior de 25.000 millones de dlares anuales entre 1982 y 1990 (221.000 millones en total); en algunos momentos la tasa de desempleo urbano super el 20 por 100 en varios pases; muchos pases, incluyendo a Brasil, Mxico y Argentina, experimentaron tasas de inflacin de tres, cuatro y hasta cinco dgitos. De forma que, a finales de los aos ochenta, los PMD eran un grupo heterogneo: varios pases en Asia continuaban mostrando un dinmico crecimiento econmico, mientras que la mayora de pases de frica y Amrica Latina estaban sufriendo la peor crisis econmica desde los aos treinta.7

6. La excepcin ms significativa a esta regla de estancamiento y decadencia fue el comportamiento de las exportaciones, particularmente, el volumen de las manufacturas, para las cuales la tasa de crecimiento aument del 7,3 por 100 al 16,2 por 100, respectivamente. Esto refleja los desarrollos en muchos pases, lo que se analiza con ms detalle ms adelante. 7. La heterogeneidad del desarrollo de los P M D durante los aos ochenta puede verse a partir del hecho de que mientras en los aos sesenta y setenta las tasas de produccin anual de los P M D haban tendido a agruparse entre el 5-6 por 100, en los aos ochenta las fluctuaciones se hicieron ms amplias. Por ejemplo, durante los aos ochenta la tasa promedio de crecimiento anual de los pases exitosos (los P M D con tasas anuales de crecimiento per cpita del 2 por 100 o ms y niveles de inversin superiores a la tendencia media) era ms de cinco veces ms rpida que el promedio de los pases de rendimiento pobre (los P M D que no superaban ambas pruebas); el primer grupo inclua catorce pases y el segundo cuarenta y cinco ( i n cluidos la mayora de pases del frica subsahariana y los pases latinoamericanos). Haba un tercer grupo de P M D que se desenvolvan deficientemente respecto a slo uno de los dos criterios.

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AMRICA LATINA Y LA ECONOMA MUNDIAL

Amrica Latina interactuaba con la economa mundial a travs de los mercados de bienes y financieros principalmente. Respecto al comercio internacional, los factores de la demanda consistan en: a) el nivel de la demanda internacional para los bienes exportables de la regin; b) la estabilidad de dicha demanda; c) el grado de acceso de los productores latinoamericanos a los diversos mercados internacionales; y d) los trminos de intercambio, esto es, los precios de las exportaciones de Amrica Latina respecto a los de sus importaciones. Los factores de la oferta relacionados con los mercados internacionales de bienes se centraban en la capacidad de la regin de responder a la demanda internacional, esto es, la capacidad de movilizar factores de produccin (fsicos, humanos y financieros). Los vnculos de Amrica Latina con el mercado financiero internacional dependan principalmente de factores de oferta: a) el nivel de la liquidez internacional; b) las tasas de inters tanto para los prstamos bajo condiciones especiales como para los comerciales; c) el racionamiento del crdito; d) el tipo de condicionalidad ligado a los prstamos extranjeros; y e) el nivel de la fuga de capitales, que depende, entre otras cosas, del acceso a parasos fiscales extranjeros.8 La cronologa de la relacin de Amrica Latina con el mbito externo (y sus efectos en la economa y las polticas de la regin) puede dividirse en cuatro fases: primero, los aos cincuenta; segundo, los aos siguientes hasta 1973; tercero, la dcada entre la primera crisis del petrleo y la crisis financiera a inicios de los ochenta; y finalmente, los aos subsiguientes de ajuste recesivo. Los aos cincuenta Las principales caractersticas de este perodo fueron el pesimismo (justificable aunque exagerado) con queda regin consider las perspectivas para las exportaciones tradicionales de productos bsicos y su acceso a los mercados internacionales financieros, y el optimismo (tambin justificable aunque exagerado) referente a las perspectivas de la ISI. Por tanto, el perodo se caracteriza por una progresiva desvinculacin de la economa internacional y la puesta en marcha de ambiciosos programas de industrializacin. El escepticismo de Amrica Latina frente a la posibilidad de un acceso sostenido a los mercados financieros internacionales puede rastrearse hasta la depresin de los aos treinta. El colapso de la demanda de productos bsicos de las EMD8. Los prstamos extranjeros a Amrica Latina han estado determinados bsicamente por la nlcla. lisios pases parecen estar dispuestos a endeudarse tanto como les permitan los mercados linnik'kTos internacionales. De este modo, los cuatro perodos de grandes incrementos en los prstamos extranjeros que han tenido lugar desde la independencia (a finales de la dcada de 1810 y comienzos de la tic 1820, la dcada de 1860 e inicios de la de 1870, la dcada de 1920 y la de 1970) turrn posibles por los altos niveles de liquidez internacional. Vase C. Kindleberger, Mantua, l'anics rnnl Craslics: n llisloiy f Financial Clises, Londres, 1978 (hay trad. cast.: Manas, latineas v cititx: liisiaria Ir as crisis financieras, Barcelona, 1991). Lo mismo sucedi en el peroiln i n. r. 11-i unir i Ir nlliijn:, ile cap la I, 1990 I 99.1, a excepcin ilc lo:, casos i\c Chile V Colombia.

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(que hizo una gran contribucin a la produccin, a la renta fiscal, al empleo, a la inversin y al ahorro de la regin) y la repentina interrupcin del flujo de nuevos prestamos en 1929 sumi a la regin en un perodo de dificultades econmicas (|iie dur ms de una dcada. I Virante los aos cincuenta, la demanda de productos bsicos de las EMD cuvin lentamente, sobre todo durante la primera mitad de la dcada, en que promediaba menos del 2 por 100 anual. Adems, el efecto positivo sobre los precios \c expoliacin asociado a la guerra de Corea tuvo corta duracin; dichos precuis lliicluaron considerablemente durante esta dcada, y los trminos de intercambio cayeron en ms del 20 por 100. A su vez, los pases latinoamericanos continuaban teniendo dificultades para penetrar en muchos mercados de las lilvll), particularmente, los de productos bsicos ms elaborados. Amrica Latina no poda buscar en los mercados financieros alivio a la presin sobre su economa causada por la restriccin de divisas. Las moratorias de los aos treinta continuaron complicando los esfuerzos por obtener nuevos prstamos durante los aos cincuenta. A finales de los aos cuarenta el 53 por 100 de los bonos pendientes en dlares ofrecidos o garantizados oficialmente estaban todava impagados, el 45 por 100 estaban recibiendo un pago ajustado, y slo el 2 por 100 estaban siendo pagados plenamente.9 Incluso si Amrica Latina hubiera tenido un acceso normal a los mercados financieros internacionales, el costo de los nuevos prstamos los habra hecho muy caros. Durante los aos cincuenta, el tipo de inters real (deflacionado segn los cambios en los precios de las exportaciones no petroleras) subi rpidamente, alcanzando un mximo anual del 14 por 100 en 1958.10 La perspectiva pesimista de la regin hacia los mercados de bienes y financieros internacionales a comienzos de los aos cincuenta es, por tanto, comprensible. Sin embargo, la reaccin contra las exportaciones de productos bsicos fue tan desproporcionada que la participacin de stas en el PIB se redujo a la mitad durante los aos cincuenta (baj del 17,2 por 100 al 8,9 por 100). Este descuido del sector exportador fue llevado a tal extremo que, cuando los mercados internacionales para productos bsicos aumentaron finalmente hacia finales de los aos cincuenta, la oferta de Amrica Latina tena poca capacidad de respuesta (vase la figura 3.3, ms adelante). Es as que, cuando la tasa anual de crecimiento de las importaciones de productos bsicos de las EMD subi del 1,9 por 100 (primera mitad de los aos cincuenta) al 6 por 100 (desde mediados de los aos cincuenta hasta 1972), las exportaciones de productos bsicos de Amrica Latina slo crecieron de una tasa del 1,7 por 100 al 3,3 por 100 anual.

9. Vase Foreign Bond Holders Protective Council, Annual Reportfor the Years 1946-49, Nueva York, 1950. y R. Dornbusch, World Economic Issues of Interest to Latin America, en R. E. Feinberg y R. Ffrench-Davis, ed., Development and Externa! Debt in Latn America, Notre Dame, Indiana, 1988. 10. Esto ocurri pese al hecho de que los tipos de inters nominal alcanzaron slo el 5 por 100. Para obtener los tipos de inters real desde el punto de vista de Amrica Latina, hemos deflactado los tipos de inters nominal de los mercados financieros internacionales segn el ndice de precios de exportacin de los pases latinoamericanos no exportadores de petrleo. Hemos escogido este deflactor en lugar del ndice de precios que incluye a los pases exportadores de petrleo, porque el ndice no petrolero refleja mejor la situacin de una gran mayora de pases desde la crisis del petrleo de 1973. Vase la figura 3.4 para las fuentes y la metodologa.

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La combinacin de crecimiento lento del volumen de exportacin con trminos de intercambio en rpido deterioro signific que la capacidad de Amrica Latina para importar se mantuviera estancada durante los aos cincuenta." Por consiguiente, mientras la produccin de la regin creca al 5,1 por 100 anual, el poder adquisitivo real de las exportaciones en 1960 permaneca estancado en el nivel de 1950 (vase la figura 3.2, ms adelante). El deficiente desarrollo del sector exportador durante los aos cincuenta qued reflejado en el descenso del excedente comercial de la regin, del 3,9 por 100 del PIB en 1950 a slo el 0,7 por 100 en 1959 (ambas cifras son promedios trienales, vase la figura 3.5, ms adelante). Cuando el excedente comercial desapareci, el dficit por cuenta corriente subi de 1.400 millones de dlares estadounidenses en 1950 a 3.000 millones en 1959 (ambas cifras son promedios trienales en precios de 1980). Aunque esto represent slo un modesto 1-2 por 100 del PIB, los pases latinoamericanos se vieron incapaces de obtener prstamos de una cuanta significativa en los mercados financieros internacionales. En consecuencia, una restriccin externa comenz progresivamente a obstruir el crecimiento de la produccin, los ingresos fiscales, el empleo y la inversin. Muchos pases latinoamericanos (particularmente en Amrica del Sur) trataron de utilizar la financiacin del dficit para limitar los efectos desfavorables de esta naciente restriccin externa y tambin para financiar un ambicioso programa de inversin en infraestructura. Las necesidades de prstamos para el sector pblico crecieron (en trminos reajes) a una tasa del 12 por 100 al ao durante este perodo y en varios pases (particularmente en Argentina, Brasil y Chile) los excesivos prstamos al sector pblico generaron presiones inflacionistas. De modo que al desequilibrio externo naciente la mayora de pases latinoamericanos aadieron un tambin perjudicial desequilibrio interno. Las altas tasas de inflacin dieron pie a los primeros planes de estabilizacin de la etapa de posguerra, para los cuales se tena que buscar financiacin externa bajo la supervisin del Fondo Monetario Internacional (FMI). Unida a esta fuente de financiacin, estaba la condicin de que los pases latinoamericanos acosados por la inflacin adoptaran una serie de polticas macroeconmicas monetaristas que no tomaban en cuenta las fuentes estructurales de la inflacin. Estos planes monetaristas de estabilizacin fueron materia de gran debate en Amrica Latina y fueron duramente criticados por la Comisin Econmica para Amrica Latina (CEPAL) de las Naciones Unidas.12 Una de las principales preocupaciones de los economistas estructuralistas asociados a la CEPAL fue que las polticas ortodoxas de estabilizacin slo funcionaran a costa de aminorar la marcha del proceso de industrializacin, junto con el crecimiento de la inversin y el empleo. La insistencia excesiva de los monetaristas en la reduccin de la absorcin interna significara que el control de1 I . La capacidad de Amrica Latina para importar corresponde al volumen de exportaciones mulliplicdo por los trminos de intercambio (a partir de 1973 en adelante, por los ici'ininos de intercambio no petroleros); ello refleja la suma de bienes importados que pueden loiuprarsc con las exportaciones de Amrica Latina. I . ' . Vanse, por ejemplo, .1. Noyola, El desarrollo econmico y la inflacin en Mxico y "Iro;. [lai'.scs laliiioamcncanos. Investigacin Econmica, 4 trimestre, 1956; O. Sunkel, La nillai HU en ('hile: un enl'oi|ue heterodoxo, /'.'/ Trimestre Econmico, n. 100, 1958, y A. Pinto, Ni .Maliiliil.nl ni il.v.aiT.illo la poltica del L M I , Saiilao de Chile, I95X.

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la inflacin se conseguira a expensas de la inversin, una incmoda compensacin para pases empeados en un esfuerzo concertado para la industrializacin. De modo que desde un punto de vista estructuralista, estas polticas creaban un falso dilema entre la estabilizacin de los precios y el crecimiento. El enfoque estructuralista, por otra parte, trataba de reducir las presiones inflacionistas no reprimiendo la inflacin, sino atacando las causas fundamentales de la misma, que estaban asociadas principalmente a la escasez de ciertos productos clave que restringan el crecimiento de la produccin interna. Es as que se consideraban igualmente importantes en la lucha contra la inflacin, tanto la modernizacin de la agricultura (particularmente de los sistemas de tenencia de la tierra) y el fomento de la IST, como el control de los agregados monetarios. Bajo la presin de estos desequilibrios externos e internos y tambin motivados por consideraciones polticas e ideolgicas, la mayora de pases latinoamericanos intentaron diversificar sus economas fuera de las estructuras tradicionales de produccin. En este sentido, las polticas comerciales de este perodo no se orientaban prioritariamente al comercio, sino a los incentivos de produccin para promocionar el cambio estructural y a las necesidades financieras para estos cambios. Bajo la influencia intelectual de la CEPAL en particular, la de Ral Prebisch trataron de acelerar el crecimiento econmico sustituyendo a los productos bsicos en el papel de motor del crecimiento por el sector manufacturero. Los efectos de esta poltica quedan reflejados patentemente en la figura 3.1. De este modo, las polticas de comercio e industrializacin de los aos cincuenta deben evaluarse en el trasfondo de los desarrollos en la economa internacional durante los aos cuarenta y cincuenta, y de los cambios en los paradigmas intelectuales y polticos de la regin. Las restricciones de la oferta externa de bienes y de financiacin durante la guerra redujeron la disponibilidad de manufacturas importadas, promovieron la produccin interna de sustitutos de bienes importados y fortalecieron la influencia poltica de los empresarios industriales as como de la intelligentsia ms progresista. Este nuevo clima fue reforzado por el hecho de que cuando la oferta externa se normaliz despus de la guerra, Amrica Latina an afrontaba obstculos para expandir y diversificar sus exportaciones y para tener acceso a la financiacin internacional. Sin embargo, la ISI sufri mucho por el hecho de que las polticas de comercio y de industrializacin fueron realizadas mediante controles burdos, innecesariamente confusos y con bastante frecuencia peculiarmente ineficientes. Surgieron una gran variedad de restricciones arancelarias y cuantitativas a la importacin, mltiples tipos de cambio sumamente fluctuantes y diversos obstculos administrativos a la exportacin de productos bsicos; estos controles no slo eran muchas veces impredecibles y de una complejidad intil, sino que tambin, en algunos casos, estaban sujetos a manipulaciones burocrticas. Tal como Nicholas Kaldor coment en un artculo que analizaba las polticas econmicas de Chile en los aos cincuenta: El gobierno chileno ha ... seguido una poltica de intervencin con una multiplicidad de controles minuciosos y complicados ... sin una clara perspectiva global ni de los objetivos bsicos para los que estos instrumentos deben servir, ni un intento general de evaluar su eficacia en relacin a tales objetivos ... Todo esto no tiene el propsito de defender el libre

mercado o el laissez-faire ni es un argumento contra el planeamiento econmico: [se trata] de la pertinencia de los instrumentos escogidos.14 A finales de los aos cincuenta, varios pases estaban experimentando problemas con el desarrollo industrial, mientras persistan el desempleo y la pobreza, creando as mayor frustracin en amplios sectores sociales.13. Hay algunas discrepancias importantes entre distintas fuentes referentes a la participacin real de las exportaciones en el PIB (pero no respecto a su tendencia). Los datos para los aos 1950-1960 fueron tomados de CEP A L , External Financing in Latn America, Nueva York, 1965, y para 1960-1990, de F M I , Estadsticas financieras internacionales, Anuario, Washington, D.C., varios nmeros. Los datos de esta ltima fuente son parecidos a los de CEPAL, Balance preliminar ile la economa de Amrica Latina y el Caribe, Santiago, varios nmeros, y difieren de los (]iic aparecen en Naciones Unidas, Monthly Bulletin of Statistics, Nueva York, varios nmeros. Aunque esla discrepancia estadstica es importante, ambas series presentan una tendencia similar para el si-clor expoliador durante este perodo. Para un anlisis del problema, vase Wells, I.tiln Amcricti til llir Cro.s.s -liomls, p. 22. I I Niilinla'. kaldor, Lroiionc l'roMcms o Chile, /.'/ Trimestre Econmico (abril-junioilc l ' I V I ) , |> I . ' .

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Cuando esta frustracin con el lento ritmo del cambio se propag en diversos grupos, se desarrollaron una serie de crticas contra el diseo de las polticas industriales. La causa de tales crticas en las que CEPAL tuvo una influencia esencial fueron las dificultades asociadas a continuar la ISI en compartimientos estancos, esto es, dentro de las fronteras de cada pas. Dos cosas fueron cruciales en este intento de ajustar el proceso de la ISI hacia finales de los aos cincuenta. Primero, estaba claro que el tamao de los mercados internos era demasiado pequeo para sacar ventaja de las economas de escala en un gran nmero de actividades manufactureras. Segundo, despus de la normalizacin de la vida econmica en Europa, las EMD estaban dando un ejemplo de integracin comercial a travs de la constitucin del Mercado Comn Europeo y las rondas sucesivas para la liberalizacin de aranceles dentro del marco del GATT. Por tanto, creci el apoyo a la integracin regional latinoamericana, particularmente como un medio para acelerar el proceso de industrializacin. A comienzos de los aos sesenta, amplios grupos de pases estaban dando forma a la ALALC (Asociacin Latinoamericana de Libre Comercio) y al marco de integracin centroamericana, a lo que sigui el Pacto Andino a finales de los aos sesenta. Estas iniciativas lograron algunos resultados importantes, aunque modestos comparados con las expectativas originales (vase la seccin sobre la integracin econmica latinoamericana en este captulo). Tal como en el caso del pesimismo exportador del perodo, el optimismo frente a la industrializacin de los aos cincuenta, aunque exagerado, parece haber sido justificado. Amrica Latina consigui una tasa de crecimiento anual convincente en las manufacturas durante los aos cincuenta (6,6 por 100) con la produccin de acero creciendo el 13 por 100 al ao, la celulosa y los derivados del petrleo el 11 por 100 cada uno, y las exportaciones manufacturadas (durante la segunda mitad de los aos cincuenta) el 7 por 100. En consecuencia, la participacin de las manufacturas en el PIB creci del 18 por 100 al 21 por 100. Las manufacturas fueron tambin un efectivo motor de crecimiento para el conjunto de la economa, con la inversin interna bruta expandindose a una tasa anual del 7,8 por 100 y el PIB al 5,1 por 100. Sin embargo, la orientacin global de la poltica econmica y una desmedida cantidad de nuevos recursos fueron dirigidos hacia la ISI, con el consecuente descuido de las actividades tradicionales de exportacin y de la agricultura para el mercado interno; a su vez, la ISI estaba constantemente amenazada por una restriccin de divisas producida por el lento crecimiento de las exportaciones. A l mismo tiempo, muchos de los problemas sociales y polticos que se supona que la industrializacin resolvera permanecan sin solucin. Como es ahora obvio, retrospectivamente, los planificadores de los aos cincuenta eran excesivamente pesimistas en lo referente al potencial econmico del sector de productos bsicos e irrazonablemente optimistas en cuanto a la efectividad a largo plazo del nuevo motor del crecimiento. Irnicamente, algo similar ocurri a finales de la dcada de 1980, cuando el pesimismo sobre la ISI se mantuvo junto a exageradas expectativas en torno al nuevo motor de crecimiento, el sector exportador de productos bsicos. Esta excesiva confianza en el dinamismo econmico de una actividad econmica particular ha promovido muchas veces estructuras econmicas sumamente desequilibradas en las cuales el motor mismo tenda a perder su potencia. La creciente conciencia de estas deficiencias propici que se atenuara el sesgo antiexportacin durante los aos sesenla.

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1960-1973 Como hemos visto, el perodo de 1960 a 1973 constituye la fase ms dinmica nunca habida en la historia econmica de las E M D y de los P M D por igual. La liberalizacin comercial recproca entre las E M D fue una de las caractersticas centrales de la economa internacional durante este perodo y la fuerza impulsora del rpido cambio tecnolgico as como de la especializacin industrial. Las importaciones de manufacturas de las E M D crecieron el 12 por 100 y sus exportaciones el 8 por 100 al ao durante este perodo; como resultado, la participacin de las exportaciones en el P1B de las E M D subi del 10 por 100 en 1950 al 13 por 100 en 1960 y al 16 por 100 en 1973. L a creciente importancia de las corporaciones transnacionales era tambin favorable a un crecimiento comercial ms dinmico. Este ltimo desarrollo, sin embargo, presentaba oportunidades as como obstculos a los P M D ; aunque estas corporaciones contribuan al crecimiento de la productividad, en muchos casos controlaban los canales de comercializacin y los utilizaban para limitar el acceso al mercado de nuevos competidores de los P M D . Entre los P M D , el mayor desarrollo fue registrado por los PJR y algunos pases latinoamericanos (particularmente Brasil, Mxico y Colombia). E l primer grupo de pases se benefici enormemente de la demanda rpidamente creciente de bienes manufacturados importados por las E M D , las cuales, como muestra la figura 3.2, crecieron casi dos veces ms rpido que su demanda de productos bsicos durante este perodo. Desde este punto de vista, Amrica Latina cometi dos errores: continu confiando excesivamente en las exportaciones de productos bsicos que afrontaban una demanda que creca de forma lenta e inestable (en lugar de hacer un esfuerzo especial por dirigir las nuevas industrias hacia los mercados de exportacin), mientras que era incapaz de aumentar el volumen de las exportaciones n i aun al ritmo del crecimiento de la demanda (debido al sesgo antiexportador de su poltica comercial). Es as que su capacidad para importar creci ms lenta incluso que sus exportaciones (particularmente en la primera mitad de los sesenta). Por tanto, el crecimiento de la regin tuvo que continuar luchando contra las restricciones de la balanza de pagos. Durante este perodo, surgieron dos grandes circuitos regionales: uno dentro de Europa y entre Europa y Estados Unidos, y el otro formado por los pases del este asitico con el liderazgo de Japn. L a caracterstica principal de estos circuitos fue el efecto positivo del crecimiento de las exportaciones de manufacturas en el proceso de industrializacin. En el caso de las E M D ms avanzadas, los principales instrumentos fueron la reduccin de aranceles y otras barreras comerciales, y la transnacionalizacin del capital (que tambin alent la transferencia de tecnologa de Estados Unidos a Europa). En los pases del este asitico el instrumento ms importante relativo a la poltica industrial fue el papel activo del lisiado en definir los sectores prioritarios en los que estos pases realizaron grandes campaas para acelerar el aprendizaje tecnolgico. En el aspecto arancelario, antes que una liberalizacin uniforme de las importaciones, este segundo grupo de.pases u l i l i / la proleccin de una forma ms flexible y efectiva que los pases latinoamericanos. Tendan a garantizar una proteccin electiva semejante a

los productores para los mercados externos y los internos, pero con grandes variaciones entre los productos. Las experiencias de los PIR ejercieron alguna influencia positiva en la orientacin de las polticas industriales de Amrica Latina. La confianza inicial exclusiva de Amrica Latina en la ISI como va a la industrializacin se estaba agotando a finales de los aos cincuenta, cuando los coeficientes de importacin descendieron al mnimo y la proporcin de la exportacin de productos bsicos en el PIB cay a la mitad. De modo que, a inicios de los aos sesenta, este modelo haba dejado de servir, tal como lo demuestran los crecientes desequilibrios externos e internos que caracterizaron las economas latinoamericanas. Estos problemas y el xito de los PIR, llevaron a muchos pases latinoamericanos a tratar de complementar su patrn de industrializacin con muchas formas de promocin de la exportacin (subsidios, tipos de cambio duales, zonas francas indus-

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trales, integracin regional y as sucesivamente), pero no se consideraba que los mercados de exportacin fueran el principal motor para el crecimiento del sector manufacturero, como ocurra en el caso de los PR. Otro instrumento de poltica que fue utilizado en este intento de integrar ambas dimensiones de la poltica comercial (creando incentivos tanto para una ISI ms selectiva como para la exportacin) fue la reforma de los tipos de cambio que tuvo lugar primero en Chile (en 1965), seguido por Colombia (en 1967) y Brasil (en 1968). Estas naciones comenzaron a aplicar la llamada poltica de miniajustes peridicos de la paridad del cambio o tipo de cambio reptante que represent una importante innovacin de la poltica (vase ms adelante, p. 121). Pese a la expansin de la demanda de productos bsicos, los trminos de intercambio de Amrica Latina continuaron deteriorndose hasta 1967, en que cayeron a un nivel de casi el 30 por 100 por debajo del de 1950. Hubo una pequea recuperacin entre 1967 y 1972 (6 por 100) y despus, con la crisis de 1973 y sus repercusiones sobre los precios de otros productos bsicos, en slo dos aos, Amrica Latina se recuper temporalmente del descenso en sus trminos de intercambio sufrido desde 1950. El rpido crecimiento de a demanda mundial de manufacturas, el acceso ms fcil a los mercados de manufacturas de las EMD y la base industrial ms slida de varios pases latinoamericanos, se combinaron para producir un crecimiento significativo en las exportaciones de manufacturas. Entre 1960 y 1973, Amrica Latina expandi sus exportaciones de manufacturas a una tasa anual del 11 por 100; este rpido crecimiento aument la participacin de las manufacturas en el total de exportaciones del 9 por 100 en 1960 al 21 por 100 en 1973.15 Esto contrasta ntidamente con la baja tasa de crecimiento anual de las exportaciones de productos bsicos del 3,3 por 100, una tasa que era menos de la mitad del 7 por 100 de crecimiento de la demanda de las EMD por estos productos durante este perodo. Como resultado, la participacin de las exportaciones de productos bsicos en el PIB cay a un nivel ms bajo incluso, del 9 por 100 en 1960 al 6 por 100 en 1972, es decir, a slo un tercio del nivel de 1950 al 17 por 100. Como muestra la figura 3.3, dicho descenso en la participacin de las exportaciones en el PIB de Amrica Latina contrasta claramente con la experiencia de otros PMD y E M D durante este perodo de rpida expansin del comercio mundial. El lento crecimiento de las exportaciones de productos bsicos (que todava representaba el 80 por 100 de las exportaciones) tuvo un efecto negativo en la balanza comercial de Amrica Latina, que pas bruscamente de tener un pequeo excedente igual al 0,8 por 100 del PIB en 1960 a un dficit del 1,1 por 100 en 1971 (ambas cifras son promedios trienales, vase la figura 3.5, ms adelante). Cuando se deterior la balanza comercial, el dficit por cuenta corriente creci de 2.900 millones de dlares estadounidenses en 1960 a 8.600 millones en 1971 (ambas cifras son promedios trienales en precios de 1980).

l ' i . I ,;i coiilrihitcii'm positiva de la integracin latinoamericana al proceso de industrializa! mu de la regin ipirda lustrada con la lasa anual de crecimiento de casi el 15 por 100 regis11 iil.i pin la:. r\piiilatii)iu's inliai regionales de inamil'aclnras (luante este perodo.

En general, con la excepcin de las exportaciones de productos bsicos y la agricultura para el mercado interno (que de todos modos tuvieron una tasa de crecimiento del 3,3 por 100 anual en ambos casos), el perodo de 1960-1973 fue el ms dinmico de la historia econmica de Amrica Latina. La produccin manufacturera creci a una tasa anual del 6,8 por 100 y su participacin en el PIB pas del 21 por 100 al 26 por 100. La inversin bruta interna se expandi un 9 por 100 anual, con lo que el nivel de inversin en 1973 fue ms del triple que el de 1960. El PIB creci a una tasa anual del 5,9 por 100, lo que signific que el producto se duplic durante este perodo; y que, dado el crecimiento anual de la poblacin del 2,7 por 100, la renta per cpita subi al 3,2 por 100 anual. El abrupto fin de la edad de oro en las EMD, los lmites de la ISI (tal como se estaba implantando en Amrica Latina), las crisis del petrleo de 1973 y 1979, y las consecuencias negativas de la liberalizacin financiera a partir de 1973 (con los prstamos excesivos y su uso muchas veces ineficiente), alteraran radicalmente gran parte de este veloz proceso de desarrollo en Amrica Latina. 1973-1981 El acontecimiento econmico ms significativo de los aos setenta fue que el precio del petrleo se cuadruplic en 1973-1974, despus de varios aos de descenso en trminos reales. El momento para esta inesperada alza de precios fue sumamente desventajoso (econmica y polticamente) para las EMD, pues vino a sumarse a sus crecientes problemas econmicos. La crisis del petrleo y las subidas de los precios en otros productos que le siguieron, llegaron en un momento en que la edad de oro estaba mostrando claros sivuns de desgaste.

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El rgimen Bretton Woods haba sido socavado por el abandono unilateral de Estados Unidos de la convertibilidad del dlar en 1971 y su ulterior devaluacin. Hacia 1973 el nuevo sistema de tipos de cambio flotantes no estaba an firmemente asentado. Este nuevo sistema tena que luchar con los abruptos cambios en las balanzas de pagos de las E M D y de los P M D ; en slo un ao, la subida de los precios del petrleo hizo que las cuentas corrientes de las E M D pasaran de contar con un excedente de 10.000 millones de dlares estadounidenses a tener un dficit de 15.000 millones, y las de los P M D pasaron de un dficit de 9.000 millones a uno de 21.000 millones. Junto con los mercados financieros internacionales privados, el nuevo sistema de tipos de cambio flotantes se vio saturado por la transferencia comercial de recursos ms grande jams habida desde las E M D hacia un grupo de los P M D (OPEP), as como por el reciclaje de una gran proporcin de estos recursos que retornaban de los pases de la OPEP con baja absorcin hacia las E M D y a los P M D no exportadores de petrleo. En trminos de crecimiento econmico, la mayora de los P M D fueron capaces de ajustarse a la crisis de 1973-1974 mejor que las E M D . Sin embargo, la doble crisis, petrolera y financiera, de 1979 y 1982 afect a los P M D ms gravemente, con )a excepcin de algunos pases asiticos. De modo que, mientras la tasa promedio de crecimiento anual de las E M D cay de casi el 5 por 100 en los aos 1960-1973 al 2,8 por 100 en los aos transcurridos entre las crisis del petrleo, el crecimiento de los P M D descendi slo marginalmente de cerca del 6 por 100 al 5,2 por 100. Sin embargo, como veremos ms adelante, a partir de 1982 muchos P M D , particularmente en frica y Amrica Latina, experimentaron un drstico descenso en sus niveles de actividad econmica, del cual muchos no se haban recuperado an a comienzos de los aos noventa. L a crisis del petrleo de 1973-1974 tuvo obviamente un efecto diferente en los P M D exportadores de petrleo y en los P M D importadores. En el caso de Amrica Latina, las exportaciones netas de petrleo se elevaron (en precios de 1981) de 7.000 millones de dlares estadounidenses en 1973 a 23.000 m i llones en 1981. Sin embargo, como muestra la figura 3.4, las crisis del petrleo de los aos setenta alteraron los trminos de intercambio de los pases exportadores de petrleo y los de los pases importadores de la regin en formas contrarias. Entre los pases exportadores de petrleo de Amrica Latina, Ecuador, y ms tarde Mxico, fueron los principales beneficiarios de la crisis petrolera. Per tambin se convirti en un exportador de petrleo, pero las expectativas de grandes ganancias se frustraron cuando las reservas reales resultaron ser menores que las estimaciones previas. Muchos otros pases eran importadores netos, entre ellos Brasil, cuya cuenta petrolera llegaba al 54 por 100 de sus importaciones totales en 1983. Venezuela, entonces el principal productor de petrleo, experiment un i m portante aumento de las ganancias procedentes de la exportacin y en el ingreso interno disponible. Las exportaciones subieron de 3.100 millones de dlares estadounidenses en 1972 a 11.300 millones en 1974, mientras que la renta real suba en un cuarto debido solamente al efecto de los trminos de intercambio. Sin embargo, Venezuela sigui la poltica de la OPEP de reducir la produccin para mantener los precios; en consecuencia, las exportaciones cayeron un 20 por 100 en I')/'-) y no ice obraron su valor nominal (le l 7 l hasta la nueva serie de alzas

en 1979. Paradjicamente, el PIB a precios constantes (incluidos trminos de intercambio constantes) no subi despus de la crisis del petrleo. El sector no petrolero creci, pero esto fue equilibrado por la cada de la produccin de petrleo. Un fenmeno similar se dio en Ecuador, donde la produccin de petrleo se redujo mientras que el consumo interno aumentaba considerablemente, inducido en parte por los bajos precios internos del petrleo y sus derivados. El panorama era muy diferente en Mxico; este pas, que no era miembro de la OPEP, se benefici del descubrimiento de nuevas reservas incrementando sustancialmente su produccin. Como resultado de ello, la participacin de Mxico en la produccin petrolera de Amrica Latina se elev del 9 por 100 en 1973 al 44 por 100 en 1982. Los pases latinoamericanos exportadores de petrleo tambin elevaron significativamente el nivel de sus deudas con el extranjero. Su mejor solvencia incit a los bancos internacionales con exceso de liquidez a ejercer gran presin sobre los pases latinoamericanos para que aumentaran su endeudamiento exterior y para que liberalizaran sus mercados internos de capital. Los pases latinoamericanos importadores de petrleo reaccionaron ante la primera crisis del petrleo de diversas formas. Algunos, especialinciile Brasil, se

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comportaron como si el cambio en el precio internacional del petrleo fuera slo temporal, contrajeron fuertes deudas en el extranjero y mantuvieron un alto nivel de inversin, en un intento de sostener un crecimiento dinmico del P I B . Se llam a esto crecimiento basado en la deuda. Los prstamos externos no slo ayudaron a pases como Brasil a sostener el impulso del crecimiento, sino que tambin beneficiaron a la economa mundial al preservar la demanda agregada global despus de la masiva transferencia de recursos de pases de alta capacidad de absorcin hacia los pases de la OPEP que inicialmente tenan una baja absorcin. En otros pases latinoamericanos, como Chile, que afrontaban precios descendentes para sus exportaciones y un acceso restringido a la financiacin internacional, se implant un ajuste ms ortodoxo a la nueva estructura de precios relativos reduciendo bruscamente la actividad econmica. Despus de la crisis del petrleo de 1979, Brasil, que ya haba acumulado una gran deuda y tena algunas dificultades para rcinanciar la amortizacin, decidi reducir el nivel de actividad econmica. Sin embargo, los pases del Cono Sur importadores de petrleo como Chile, que desde 1976 haban conseguido un acceso cada vez ms fcil a la financiacin externa, aumentaron fuertemente sus emprstitos del exterior hasta el sbito cese de los prstamos voluntarios por los bancos comerciales ocurrido en 1982 (vase La financiacin externa y el ajuste interno, en este captulo, p. 140). L a mayora de los pases se vieron enfrentados as a una oferta excesiva de fondos extranjeros de bajo costo. L a reaccin normal al exceso de oferta de d i v i sas fue la creciente revaluacin real de los tipos de cambio. Este proceso fue ms intenso en los pases que haban emprendido experimentos neoliberales, tales como Argentina y Chile, y en los nuevos exportadores de petrleo como M x i co, cuya disponibilidad de divisas aument espectacularmente con los prstamos extranjeros y los ingresos de la creciente exportacin de petrleo. En consecuencia, entre 1973 y 1981, la importacin de bienes de Amrica Latina creci en trminos reales (a precios de 1980) de 44.000 millones de dlares estadounidenses a 93.000 millones y su dficit por cuenta corriente se elev de 10.000 m i llones a 40.000 millones. Los estrechos lazos financieros entre los pases latinoamericanos y los mercados financieros internacionales vincularon el destino econmico de la regin a las polticas econmicas y al desarrollo de las E M D . Tradicionalmente, los vnculos entre ambos haban funcionado principalmente mediante flujos comerciales, en los que el nivel de demanda de productos bsicos de las E M D era el factor decisivo. E n las nuevas condiciones, se aadi un fuerte e inestable vnculo financiero, caracterizado por tipos de inters flotantes y grandes sumas de prstamos con vencimientos a corto plazo. Dentro de este marco, la incapacidad de las polticas estbilizadoras de las E M D para contener las presiones inflacionistas y reactivar el crecimiento en la segunda mitad de los aos setenta contribuy a los desequilibrios externos de los pases latinoamericanos. Para ellos, la detonacin de las crisis estuvo asociada al impacto de tres shocks ligados, parcialmente, a la segunda crisis del petrleo, que se examinan en la seccin siguiente. Como haba ocurrido a menudo en el pasado en tiempos de crisis, las E M D transfirieron parte del coste de su ajuste a la periferia por medio de la combinacin de altas tasas nominales de inicies (esta ve/ tipos de hleles I luanles sobre la deuda), la nlcrnipcin de prs-

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(amos, la contraccin de importaciones y bajos precios para las importaciones de productos bsicos (vase La financiacin externa y el ajuste interno, en este captulo). Paradjicamente, a pesar del contexto externo negativo e inestable y los problemas creados por los experimentos neoliberales en los pases del Cono Sur (que mostraban una trayectoria bastante deficiente), la evolucin del crecimiento en Amrica Latina entre 1973 y comienzos de los aos ochenta era todava adecuada, particularmente en comparacin con el de las E M D (vase el cuadro 3.3, ms adelante). Las exportaciones de productos bsicos exhibieron un desarrollo deficiente, y algunos exportadores de petrleo redujeron drsticamente la produccin de petrleo para mantener el precio mundial alto. Esto se reflej en el hecho de que el volumen total de exportaciones de las naciones exportadoras de petrleo alcanz en 1980 un nivel semejante al de 1970. Sin embargo, los exportadores de manufacturas de toda la regin lograron un vigoroso crecimiento, con un volumen que promediaba una subida anual del 12 por 100 en la dcada de 1970, una cifra similar a la de los aos sesenta. L a inversin interna bruta (financiada parcialmente por la creciente deuda externa) aument un tercio (en trminos reales), mientras que la participacin de la inversin en el PIB aumentaba del 19 por 100 en los aos sesenta al 24 por 100 en la segunda mitad de los aos setenta. A su vez, el PIB creci a una tasa anual promedio del 5,2 por 100 en 1973-1980, aunque cay casi a cero en 1981, debido a la temprana llegada de la recesin a Argentina y Brasil. Puesto que las E M D slo lograron una tasa de crecimiento del PIB del 2 por 100 anual en este perodo, los diferenciales de renta entre Amrica Latina y las E M D se redujeron durante los aos setenta: segn las estimaciones del Banco Mundial, la proporcin de la renta per cpita de Amrica Latina respecto a la de la O C D E se elev del 17 por 100 en 1973 al 19 por 100 en 1981. Sin embargo, los crecientes dficits interno y externo no podan ser financiados para siempre con la deuda externa e interna. L a sbita interrupcin de los prstamos externos a mediados de 1982 signific que los pases latinoamericanos tenan que comenzar a pagar los servicios de la deuda externa con los ingresos de la exportacin y no con prstamos adicionales. De ese modo, Amrica Latina se v i o obligada a interrumpir su crecimiento basado en la deuda e implantar un proceso de ajuste drstico para recomponer los crecientes desequilibrios interno y externo. U n ajuste recesivo puso f i n al perodo ms largo de crecimiento econmico sostenido de la regin.

La dcada de 1980

,

L a regin afront una profunda crisis durante los aos ochenta, la que surgi de la gran deuda acumulada durante los aos setenta y de los efectos recesivos del peor contexto externo desde los aos treinta, tanto en el mercado de bienes como en el financiero. Durante esta dcada, la regin afront el impacto combinado del incremento masivo de la subida real en la tasa L I B O R del - 2,5 por 100 en 1979 al 22 por 100 en 1981, un cese total de prstamos voluntarios en los mercados financieros internacionales, el estancamiento de la demanda de productos bsicos por las E M D (que creci a una lasa anual de sitio el O, \ por 100

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entre 1980 y 1987) y una cada del 23 por 100 de los trminos de intercambio entre 1980 y 1990 (el 19 por 100 en los pases no petroleros). A consecuencia de la suspensin de los prstamos voluntarios, la subida de los pagos de intereses y la reduccin de la inversin extranjera, los flujos de capital procedentes de Amrica Latina superaron los flujos hacia la regin (vase La financiacin externa y el ajuste interno, en este captulo). El enorme esfuerzo requerido para generar las divisas necesarias para pagar la deuda externa se hizo ms difcil debido a la drstica cada de los precios recibidos por las exportaciones. As, por ejemplo, pese al aumento en el volumen de las exportaciones latinoamericanas en el 30 por 100 entre 1980 y 1986 (apoyado por la significativa devaluacin de la moneda nacional), el valor de las exportaciones baj en un 12 por 100. Sin embargo, haba una diferencia importante entre la actuacin del sector exportador de productos bsicos y el de bienes manufacturados. L a produccin de productos bsicos (excluido el petrleo) reaccion mejor y ms rpido a la recesin interna. Por ejemplo, la agricultura, la silvicultura y la pesca aumentaron su participacin en el PB (a precios constantes) del 9,6 por 100 en 1980 al 10,8 por 100 en 1985, y desde entonces fl