Tomás. jn 19

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¡Que vivamos con alegría nuestro ser cristianos, testigos suyos en medio del mundo!

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¡Que vivamos con alegría nuestro ser cristianos, testigos suyos en medio del

mundo!

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Lectura del Evangelio

Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: «¡La paz esté con ustedes!». Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: «¡La paz esté con ustedes!

Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes». Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: «Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan».

Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: «¡Hemos visto al Señor!». Él les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré». Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!». Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe». Tomás respondió: «¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!».

Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.

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“LAS PUERTAS CERRADAS”

El relato de Juan describe con rasgos precisos el estado en el que se encontraban los primeros cristianos. La luz se apaga y llega la noche; los discípulos quedan paralizados por «el miedo a los judíos»; la comunidad permanece encogida y acobardada, con «las puertas cerradas», sin fuerza para la misión. Falta vida, vigor, vitalidad. Todo es miedo, cobardía, oscuridad.

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La llave del corazón Más de una vez, sobre todo cuando

las cosas se tuercen o nos envuelve la oscuridad, la figura de santo Tomás se nos hace muy próxima, casi simpática porque “empatiza” con lo que nos está aconteciendo. Tomás no quiere vivir de lo que le cuentan. Quizá los que le transmitieron el acontecimiento de la Resurrección no fueron lo suficientemente convincentes para él.

Necesita tener la experiencia del encuentro con el Resucitado. El propio Jesús le concederá tocar sus manos y su costado. Con esa experiencia, Jesús abrirá con su Amor la llave del corazón de Tomás, de nuestro corazón, y nos transformará.

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Tocar, ver, oír… MEJOR SENTIR

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…OS ENVÍO YO A VOSOTROS.

El Evangelio de Juan dice que el primer día de la semana, estaban los discípulos con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Pero una nueva experiencia con Jesús los llenó de paz, alegría, esperanza, perdón y ganas de seguir luchando por su vida. Jesús les ofrece la paz seguida de un envío: “Así como el Padre me envió, os envío yo a vosotros”. Les tocaba hacer a sus discípulos.

Pero no nos va a dejar solos, nos enviará su Espíritu, no sólo para que nos refresque la memoria, sino para que contemos con su fuerza y podamos dar testimonio ante los demás, de manera que crean en Jesús y tengan vida en su nombre. Sabemos que la fe no se impone, se transmite, se testimonia.

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…OS ENVÍO YO A VOSOTROS.

El Evangelio de Juan dice que el primer día de la semana, estaban los discípulos con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Pero una nueva experiencia con Jesús los llenó de paz, alegría, esperanza, perdón y ganas de seguir luchando por su vida. Jesús les ofrece la paz seguida de un envío: “Así como el Padre me envió, os envío yo a vosotros”. Les tocaba hacer a sus discípulos.

Pero no nos va a dejar solos, nos enviará su Espíritu, no sólo para que nos refresque la memoria, sino para que contemos con su fuerza y podamos dar testimonio ante los demás, de manera que crean en Jesús y tengan vida en su nombre. Sabemos que la fe no se impone, se transmite, se testimonia.