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Lo que se conoce como Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS) trata sobre esos tres concep- tos: ciencia, tecnología y sociedad, con lo que se podría decir que CTS no aporta nada nuevo sobre las propias disciplinas resumidas por las tres palabras que componen el acrónimo. Incluso, cuando CTS forma parte de los currí- culos educativos como contenido o materia diferenciada, podría considerarse como redun- dante. ¿No hay ya materias o asignaturas de ciencias en el sistema educativo? ¿No se enseña también tecnología? ¿No se estudian además diversas materias de ciencias sociales o huma- nidades que se centran en la comprensión de eso que llamamos sociedad? ¿Qué aporta de nuevo entonces CTS? Si CTS fuera solamente la suma de unos resúmenes comprimidos de esos tres conceptos, las objeciones anteriores estarían justificadas y no tendría, quizá, sentido su presencia educativa diferenciada. Sin embar- go, CTS es algo más que la suma de esos tres términos. Supone una nueva aproximación o perspectiva sobre esos conceptos que pone el acento en sus relaciones recí- procas, en las complejas inter- acciones que, especialmente en la actualidad, se dan entre la sociedad, la tecnología y la ciencia. Nuestro mundo es muy dife- rente al de hace cien o quinien- tos años. Esto es algo obvio y comúnmente aceptado. Pero lo verdaderamente distinto, lo que hace nuestro mundo y nuestro tiempo diferente de los ante- riores, es el grado de desarrollo que ha alcanza- do la ciencia (hay quien habla del siglo XX como el siglo de la ciencia) y la tecnología, o, para ser más exactos, la tecnociencia o el com- plejo científico-tecnológico, como también se las conoce hoy. Bueno, ¿y qué? Alguien podría decir que en nuestro tiempo la ciencia y la tec- nología han avanzado mucho, pero que eso es lo normal. Eso es lo que le ha sucedido a todas las ramas del saber y a otras muchas actividades humanas como la música, la pintura, el cine, la arquitectura, la poesía, etc. Que la ciencia y la tecnología modernas hayan avanzado mucho no debería extrañarnos, es lo normal cuando va pasando el tiempo; y no debería ser considera- do como algo singular, sucede en todos los ámbitos de la actividad humana. Sin embargo, en el siglo XX ha sucedido algo muy especial con la ciencia y la tecnología que no ha pasado con el resto de las actividades humanas. El des- arrollo tecnocientífico ha sido de tal magnitud y naturaleza que ha afectado radicalmente a las formas de vida social. Alguien podría obviar el desarrollo en los diversos ámbi- tos del arte a lo largo del siglo XX considerando que no ha afectado a su vida y quizá podría tener razón. Pero nadie podría decir que no ha sido influido por el desarrollo de la ciencia y la tecnología, porque éstas, a diferencia de otras acti- vidades humanas, se imponen a todo el mundo. Nadie que viva en sociedad puede escapar a los efectos del desarrollo que se ha producido en la ciencia y la tec- nología a lo largo del siglo XX. Independientemente de que haya o no mate- rias de ciencias y de tecnologías en las institu- CIENCIA, TECNOLOGÍA Y SOCIEDAD Argo 2 UNIDAD 4 4.1 ¿QUÉ ES CTS?

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Lo que se conoce como Ciencia, Tecnologíay Sociedad (CTS) trata sobre esos tres concep-tos: ciencia, tecnología y sociedad, con lo quese podría decir que CTS no aporta nada nuevosobre las propias disciplinas resumidas por lastres palabras que componen el acrónimo.Incluso, cuando CTS forma parte de los currí-culos educativos como contenido o materiadiferenciada, podría considerarse como redun-dante. ¿No hay ya materias o asignaturas deciencias en el sistema educativo? ¿No se enseñatambién tecnología? ¿No se estudian ademásdiversas materias de ciencias sociales o huma-nidades que se centran en la comprensión deeso que llamamos sociedad? ¿Qué aporta denuevo entonces CTS? Si CTS fuera solamentela suma de unos resúmenes comprimidos deesos tres conceptos, las objeciones anterioresestarían justificadas y no tendría, quizá, sentidosu presencia educativa diferenciada. Sin embar-go, CTS es algo más que la suma de esos trestérminos. Supone una nuevaaproximación o perspectivasobre esos conceptos que poneel acento en sus relaciones recí-procas, en las complejas inter-acciones que, especialmente enla actualidad, se dan entre lasociedad, la tecnología y laciencia.

Nuestro mundo es muy dife-rente al de hace cien o quinien-tos años. Esto es algo obvio ycomúnmente aceptado. Pero loverdaderamente distinto, lo que hace nuestromundo y nuestro tiempo diferente de los ante-riores, es el grado de desarrollo que ha alcanza-do la ciencia (hay quien habla del siglo XX

como el siglo de la ciencia) y la tecnología, o,para ser más exactos, la tecnociencia o el com-plejo científico-tecnológico, como también selas conoce hoy. Bueno, ¿y qué? Alguien podríadecir que en nuestro tiempo la ciencia y la tec-nología han avanzado mucho, pero que eso es lonormal. Eso es lo que le ha sucedido a todas lasramas del saber y a otras muchas actividadeshumanas como la música, la pintura, el cine, laarquitectura, la poesía, etc. Que la ciencia y latecnología modernas hayan avanzado mucho nodebería extrañarnos, es lo normal cuando vapasando el tiempo; y no debería ser considera-do como algo singular, sucede en todos losámbitos de la actividad humana. Sin embargo,en el siglo XX ha sucedido algo muy especialcon la ciencia y la tecnología que no ha pasadocon el resto de las actividades humanas. El des-arrollo tecnocientífico ha sido de tal magnitud ynaturaleza que ha afectado radicalmente a lasformas de vida social. Alguien podría obviar el

desarrollo en los diversos ámbi-tos del arte a lo largo del sigloXX considerando que no haafectado a su vida y quizápodría tener razón. Pero nadiepodría decir que no ha sidoinfluido por el desarrollo de laciencia y la tecnología, porqueéstas, a diferencia de otras acti-vidades humanas, se imponen atodo el mundo. Nadie que vivaen sociedad puede escapar a losefectos del desarrollo que se haproducido en la ciencia y la tec-

nología a lo largo del siglo XX.

Independientemente de que haya o no mate-rias de ciencias y de tecnologías en las institu-

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4.1 ¿QUÉ ES CTS?

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ciones escolares y de que existan o no en loscurrículos educativos contenidos específicos deCTS, todas las formas de vida humana están yvan a seguir estando afectadas por la tecnocien-cia. Por ello, las relaciones entrela ciencia, la tecnología y lasociedad deberían importar deuna forma muy directa a todoslos ciudadanos al margen de lasinclinaciones o afinidades per-sonales que puedan sentirse antelos contenidos que tratan.

La sociedad está invadidapor los productos de la cienciay tecnología. De entrada, lavida social está afectada por lomás obvio, lo que se ve todoslos días y a todas horas: los arti-lugios. El horno microondas, elteléfono celular, la televisión, la Internet, lasnaves espaciales, los medicamentos, los auto-móviles, como tantas otras cosas, son ejemplosde artefactos tecnológicos actuales. En esto delos cacharros es donde quizá sea más evidenteuna de las ideas predominantes en nuestrotiempo: la sociedad, o sea la gente, avanza.Suele considerarse que cada vez se vive mejorporque cada vez se tienen más y mejores arte-factos que liberan a los seres humanos de lostrabajos más duros y monótonos. De hecho, losgrandes avances tecnológicos de la medicinahacen que hoy se viva más y mejor que antes(o, al menos, así es en las sociedades más des-arrolladas, porque en el tercer mundo, al queesos progresos de la tecnología sanitaria no lle-gan en el mismo grado, se sigue viviendo igualde poco e igual de mal; incluso dentro de lospaíses más ricos sigue habiendo quienes vivenen su particular tercer mundo, sin que les lle-guen los dones benefactores del progreso tec-nocientífico). Pero, además de los artefactos yproductos materiales derivados del desarrollo

de la ciencia y la tecnología que proporcionanbienestar a las sociedades (o a algunas socieda-des) existen también otros efectos de la tecno-logía y de la ciencia, no por menos visibles

menos importantes para la vidaen sociedad. Hay también otrasmáquinas y otros artefactostecnológicos que no tienen unanaturaleza material, pero queson tan artificiales y tan cons-truidos como los artilugios quese pueden ver y tocar. Las lla-madas máquinas sociales sontambién productos tecnológi-cos (en este caso, de las tecno-logías de organización social)que afectan a la vida en socie-dad de manera tanto como losartefactos tangibles. En unafábrica o en un ejército, ade-

más de las máquinas diseñadas para la produc-ción y la destrucción, respectivamente, hayotras máquinas también artificiales y no menosimportantes que las cadenas de montaje o lasarmas para el logro de los fines de cada una deesas instituciones. El reparto de jerarquías y laorganización de las funciones entre obreros,ingenieros, supervisores y administradores enel caso de la fábrica o entre soldados, mandosy estrategas en el del ejército, son tan impor-tantes o más que la calidad de los artilugiosmateriales de los que se disponga. Pero no sonéstos los únicos ejemplos de máquinas socialeso tecnologías de organización social que afec-tan cotidianamente a nuestras vidas. Los res-taurantes de comida rápida, las iglesias, loslugares de diversión, los centros comerciales yhasta las mismas escuelas son escenarios artifi -ciales en los que las tecnologías de organiza-ción social producen notables efectos sobre lasformas de vida de los seres humanos. Esta fron-tera difusa entre las tecnologías materiales y lavida social sólo se percibe cuando se amplían

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los conceptos de tecnología y de artefacto tec-nológico a las diversas formas posibles deorganización social, las cuales son tan artificia-les, tan artefactuales, como los objetos materia-les. Así, lo tecnológico es también lo que trans-forma y construye la realidad social.

La importancia de la tecnociencia en la vidasocial actual podría seguir mostrándose indefi-nidamente a través de numerosos ejemplos máso menos evidentes para todos. ¿Quién no haoído hablar de clonación, de alimentos transgé-nicos, de vacas locas, de viajes espaciales o degenes que supuestamente determinan la obesi-dad o la inteligencia? Los periódicos sorpren-den todos los días con noticias sobre estas cues-tiones y tanto la televisión como el cine prome-ten mundos futuros donde todo será transforma-do por los efectos del desarrollo de la ciencia yla tecnología.

Sin embargo, al mismo tiempo que hay quie-nes auguran el adveni-miento en el futuro deun mundo feliz graciasal progreso tecnocientí-fico, cada vez másgente es partidaria deuna vuelta a la naturale-za prescindiendo detodo lo artificial y lotecnológico. En el cinehay muchas películasfuturistas en las queaparecen fantásticas tecnologías que soluciona-rán todos los problemas, pero también enmuchas otras películas se presenta, de formamás pesimista, un futuro en el que las tecnolo-gías provocarán graves catástrofes como gue-rras hipertecnológicas o desastres naturales pro-vocados, voluntaria o accidentalmente, por laactividad tecnológica descontrolada o por eldesmedido afán de algunos científicos locos.

Lo único que parece unir a esos dos puntosde vista, optimista y pesimista, sobre la tecno-ciencia es que tanto los tecnófilos (que piensanque todos los problemas serán resueltos por losavances científico-tecnológicos) como los tec-nófobos (que consideran que todos los proble-mas son provocados por las tecnologías) entien-den que la sociedad y los individuos poco pue-den hacer ante la ciencia y la tecnología, comono sea admirarlas o detestarlas. Así, tecnoapo-calípticos y tecnointegrados coinciden en quelos ciudadanos no pueden intervenir en la orien-tación del desarrollo de la ciencia y la tecnolo-gía ya que tales decisiones están en manos delos expertos en ciencia y tecnología.

Frente a estas imágenes tópicas y radicaliza-das de la ciencia y la tecnología, la perspectivaCTS defiende que las relaciones de la sociedadcon ellas no deben reproducir las tradicionalesrelaciones de los profanos con la sagrada divi-nidad (sea ésta un dios -para los tecnófilos- o un

demonio -para los tec-nófobos). La aproxima-ción CTS a las relacio-nes entre ciencia, tec-nología y sociedad pre-tende introducir unaracionalidad laica alanalizar la interacciónentre esos tres ámbitos.

Favorecer una per-cepción más ajustada y

crítica de los temas de ciencia y tecnología, asícomo de sus relaciones con la sociedad, será elprimer objetivo de la perspectiva CTS. Elsegundo, de carácter más práctico, será promo-ver la participación pública de los ciudadanosen las decisiones que orientan los desarrollos dela ciencia y la tecnología a fin de democratizary acercar a la sociedad las responsabilidadessobre su futuro.

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Es algo comúnmente aceptado que entre laciencia, la tecnología y la sociedad se dandiversas relaciones. De hecho, los tópicos tec-nófilos o tecnófobos muestran algunas de laspercepciones más habituales sobre esas relacio-nes. La perspectiva CTS pretende superar esasvisiones maniqueas de la ciencia y la tecnologíaacercándolas a la sociedad para promover laparticipación ciudadana en las decisiones másimportantes sobre las controversias relaciona-das con estos temas. Sin embargo, los enfoques

CTS son relativamente recientes, de las ultimasdécadas del siglo XX. Antes de aparecer unareflexión en clave social sobre la ciencia y latecnología había ya un gran desarrollo tecno-científico que apenas era analizado desde elpunto de vista de sus relaciones con la sociedadque lo propicia y sobre la que tiene tan impor-tantes efectos. Con anterioridad a los estudiosCTS ha habido muchos estudios dedicados aaclarar en qué consiste la actividad científica,qué se entiende por método científico, en qué se

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Por encargo del Presidente Roosevelt, Vannevar Bush, un científico norteamericano que dirigió laOficina de Investigación y Desarrollo, elaboró en 1945 un informe titulado "Ciencia. La última frontera". Enél puso las bases de lo que sería la política científica de su país durante la segunda mitad del siglo XX. Coningenuo optimismo Vannevar Bush defendía el modelo lineal de las relaciones entre ciencia, tecnología ysociedad: más ciencia implica más tecnología y más tecnología implica más progreso nacional y bienestarsocial. Es la famosa política del cheque en blanco a la ciencia por la que los políticos deben conceder auto-nomía completa a la ciencia e invertir en ella para esperar que, como fruta madura, se desarrollen los avan-ces tecnológicos que siempre conducirán al progreso del país. Sin duda, Vannevar Bush encarna los plan-teamientos ideológicos de muchas personas que, dentro y fuera de ella, consideran que cualquier activi-dad científica será siempre socialmente beneficiosa y por ello debe ser apoyada sin pedir cuentas sobresus resultados.

Pocos años antes de que Vannevar Bush elaborara su informe nacía Theodore Kaczynski quien llegaríaa ser profesor de matemáticas en la Universidad de Berkeley y el modelo más emblemático del científicorenegado. A finales de los años setenta abandona su brillante carrera científica y emprende otra carrerapública que le hace más famoso: la del terrorista anticiencia conocido como Unabomber. Entre 1978 y 1996envía bombas a diferentes personalidades de la universidad con el resultado de 3 muertos y 23 heridos.Los motivos de su campaña terrorista los expone en un manifiesto de 67 páginas titulado "La sociedadindustrial y su futuro" que consigue que sea publicado en 1995 por el New York Times y el WashingtonPost. En dicho manifiesto Unabomber considera que la sociedad actual vive en un estado de frustración,incertidumbre y pérdida de libertad provocado por la ciencia y la tecnología ya que las decisiones sontomadas por una élite con poder tecnológico que está muy alejada de la mayoría social. Frente a esta situa-ción Unabomber propone como única solución una revolución que acabe con esta sociedad tecnológica.Coherente con sus planteamientos tecnófobos vivió durante casi veinte años, hasta su detención y con-dena a cadena perpetua, como un ermitaño con una única relación con la actividad técnica: la preparaciónde bombas caseras que enviaba a investigadores universitarios y grandes empresas tecnológicas.

Vannevar Bush y Unabomber compartían una visión radicalizada acerca de las implicaciones socialesde la ciencia y la tecnología. El primero consideraba que se debía invertir en ciencia y tecnología con laseguridad de que esa inversión produciría siempre el progreso nacional y social con sólo dejar hacer a loscientíficos su propio trabajo. El segundo consideraba que la ciencia y la tecnología eran el principal ene-migo de la sociedad y por ello emprendió una alocada carrera en la que intentó no dejar hacer a los cien-tíficos su trabajo enviándoles bombas. Es evidente que la conducta de Unabomber es completamente repu-diable, de hecho cumple condena a cadena perpetua por ella. Pero ¿lo es menos la de Vannevar Bush? Latecnofobia de Unabomber le convirtió en un terrorista, pero la tecnofilia de Vannevar Bush le llevó a parti-cipar activamente en el Proyecto Manhattan con el que se preparó la bomba atómica.

DOCUMENTO 1: VANNEVAR BUSH Y UNABOMBER, DOS ACTITUDESDIFERENTES HACIA LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA

4.2 LAS RELACIONES ENTRE CIENCIA, TECNOLOGÍA Y SOCIEDAD

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distingue una ciencia de algo que no lo es, cómoavanza el conocimiento científico, etc.Seguramente las ideas más o menos intuitivasque comúnmente se tienen sobre lo que es laciencia, tienen mucho que ver con lo que esosestudios han planteado, aunque generalmenteno se sepa concretamente quién lo dijo ni cuán-do. En realidad esta visión de lo que es la cien-cia es la más extendida entre los medios decomunicación, es la que inspira muchas de lasnoticias relacionadas con estos temas que apa-recen en la televisión y en los demás medios.Este conjunto de ideas suele ser conocido comovisión tradicional de la ciencia, concepciónheredada o positivismo por quienes gustan delos nombres más técnicos.

La concepción heredada sobre la cienciaconsidera, en primer lugar, que la actividadcientífica es de carácter cognoscitivo, es decir,que su único fin es producir nuevos conoci-mientos para ampliar el campo estudiado porcada ciencia. Al identificarse la ciencia con eldesarrollo de conocimientos, la actividad cien-tífica tendría dos elementos esenciales: el suje-to que conoce (el científico) y el objeto de eseconocimiento (la realidad en cada campo deconocimiento). Se entiende que la labor delcientífico consistiría en descubrir o desvelarnuevas verdades en el campo de la realidadsobre el que trabaja su ciencia. El científico es,por tanto, un descubridor, alguien que con susintuiciones, sus métodos y sus experimentos escapaz de desvelar y mostrar aquello que hasta elmomento ha permanecido ignorado: los ele-mentos de la naturaleza y las leyes que gobier-nan su funcionamiento. En la medida en que elcientífico descubre la realidad, su actividad seráobjetiva. Es decir, los conocimientos aportadospor los científicos no estarán influidos por susubjetividad como individuos pertenecientes auna sociedad concreta (con sus intereses, opi-niones o ideologías) sino que serán objetivos, al

proceder del propio objeto de su trabajo: de lapropia realidad.

Esta manera tradicional de entender la acti-vidad científica supone que la evolución o lahistoria de la ciencia no es más que la descrip-ción de cómo se han ido acumulando conoci-mientos objetivos. Por ello, los filósofos tradi-cionales de la ciencia no han prestado demasia-da atención a las cuestiones históricas o a lasrelaciones entre la actividad científica y loscontextos sociales en los que se desarrolla,suponiendo que la ciencia es neutra en relacióncon los factores ideológicos presentes en loscontextos históricos y sociales. La historia de laciencia no depende, según estos planteamien-tos, más que de ella misma, con lo que la socie-dad no es motivo de estudio en relación con laciencia. De hecho, ni siquiera la tecnologíamerecería una reflexión específica según estaperspectiva tradicional. A lo largo del siglo XXha habido muchas más ideas para entendercómo funciona la ciencia que reflexiones paracomprender la esencia de la actividad tecnoló-gica. La filosofía de la ciencia está incompara-blemente más desarrollada que la filosofía de latecnología. Y ello es así porque tradicionalmen-te se ha considerado que la tecnología es sim-plemente la aplicación a la actividad productivade los conocimientos desarrollados en el ámbi-to científico. La tecnología no sería más queciencia aplicada y, por tanto, la reflexión teóri-ca sobre la actividad científica serviría tambiénpara entender la actividad tecnológica.

Frente a este punto de vista tradicional, loque se conoce como perspectiva CTS suponeuna ruptura con estas ideas habituales sobre laciencia y la tecnología. J. A. López Cerezoresume el carácter de los estudios CTS en unsilogismo que se basa en tres supuestos o pre-misas principales de las que se deriva una con-secuencia práctica:

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� En primer lugar, se considera que el des-arrollo tecnocientífico depende no sólo de lapropia ciencia o tecnociencia sino que tambiénhay que tener en cuenta factores culturales,políticos, económicos, etc. En relación con estose afirma también que no hay dentro de las tec-nociencias algo así como un saber oculto oinaccesible al no experto.

� En segundo lugar, se afirma que la polí-tica científico-tecnológica, es decir, el conjuntode decisiones sobre cuestiones tecnocientíficas(por ejemplo, la autorización para utilizar unnuevo medicamento, la construcción de un tipodeterminado de central energética en ciertolugar, la posibilidad de establecer un mapagenético de una especie, etc.) es algo que con-tribuye esencialmente a modelar las formas devida y la organización institucional. Todas estascuestiones son un asunto público de primeramagnitud.

� En tercer lugar, se supone que se com-parte un compromiso democrático básico, en elsentido de admitir el juego de las mayorías y

asumir el diálogo como forma de relaciónsocial.

� La consecuencia que se sigue de estasafirmaciones es que se debería procurar y favo-recer la valoración y el control públicos porparte de los ciudadanos sobre el desarrollo tec-nocientífico. Esto significa proporcionar lasbases educativas para una participación socialformada y también crear los mecanismos insti-tucionales que hagan posible tal participación.Éste es uno de los objetivos básicos de los estu-dios CTS.

La primera premisa ha sido más intensamen-te desarrollada por los estudios CTS que tienenun mayor componente teórico y que se handedicado a investigar los aspectos socialesimplícitos en la actividad de la ciencia y la tec-nología. La segunda premisa se refiere a aspec-tos más prácticos, a los temas derivados de losmovimientos sociales que han reivindicado enlos últimos años una mayor participación públi-ca y democratización de las decisiones sobre lostemas tecnocientíficos.

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CONCEPCIÓN HEREDADA

PERSPECTIVA CTS

* La ciencia es una forma de conocimiento que desvela o descubre la realidad

* La ciencia es objetiva y neutral. No hay intereses o factores subjetivos entre sus contenidos

* La historia de la ciencia consiste en la acumulación de conocimientos objetivos al margen

de condicionantes externos

* La tecnología es la aplicación práctica de los conocimientos científicos

Premisa 1 : El desarrollo tecnocientífico es un proceso social como otrosPremisa 2 : El cambio tecnocientífico tiene importantes efectos en la vida social y en lanaturalezaPremisa 3 : Compartimos un compromiso democrático básicoConclusión: Se debe promover la evaluación y control social del desarrollo tecnocientífico

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4.2.1 LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL CONOCIMIENTO.EL ASPECTO TEÓRICO DE LOS ESTUDIOS CTS

Desde los estudios más académicos o teóri-cos de la perspectiva CTS se ha planteado unanueva consideración acerca del conocimientocientífico. Se han puesto en un primer plano lascuestiones relativas a las condiciones sociales ypolíticas que hacen que se acabe aceptandocomo verdadera una determinada teoría científi-ca frente a otras propuestas alternativas. Que laTierra se mueve alrededor del Sol y que no es elSol el que se mueve en torno a la Tierra no fuealgo que se aceptara a partir del Renacimientosimplemente porque era lo verdadero. Tambiénera verdad muchos siglos antes cuando en elmundo griego otros autores defendieron esamisma idea, pero su planteamiento quedó rele-gado al olvido e incluso fueron prohibidas susteorías. En la determinación de la verdad o fal-sedad de las teorías científicas e, incluso, en laconsideración de qué hechos pueden conside-rarse relevantes para la construcción de las mis-mas entran en juego factores que no son mera-mente cognoscitivos. Intereses, opiniones, pre-juicios y, en suma, relaciones de poder, explicanmuchas veces la evolución de los problemasteóricos y experimentales, es decir, el sentido

de los desarrollos de las ciencias. Desde estepunto de vista, tanto interés merece saber porqué se rechazó una teoría que se considera falsaen la actualidad como saber por qué llegó aaceptarse otra que es considerada como verda-dera. Si tradicionalmente se suponía que loscientíficos actúan siempre siguiendo las reglasdel llamado método científico, desde el enfoqueCTS se considera que para comprender adecua-damente la actividad tecnocientífica se debentener en cuenta también los factores sociales, esdecir, los intereses, opiniones y valores (políti-cos, éticos o estéticos) que aparentemente nopertenecen al quehacer científico cotidiano,sino que habitualmente se presentan comoexternos a él.

Con los planteamientos CTS se intenta mos-trar que la interpretación científica de cualquierfenómeno siempre se produce dentro de undeterminado contexto (histórico, social, cultu-ral, político... ) y está sujeta a los intereses yvalores predominantes. En definitiva, se insisteen que los debates sobre las teorías científicasno pueden ser comprendidos de forma comple-ta sin atender al contexto social en el que surgeny se desarrollan.

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Alta Iglesia y Baja Iglesia es la distinción propuesta irónicamente por Steve Fuller en una animada dis-cusión con Juan Ilerbaig que tuvo lugar durante 1992 en las páginas de la revista norteamericana Science,Technology and Society. Fuller hacía referencia a las que nosotros hemos llamado tradición europea y tra-dición americana, respectivamente. Ilerbaig comenzó distinguiendo entre dos subculturas CTS: una cultu-ra académica, con sus propias revistas y congresos, y rígidos estándares académicos definidos discipli-narmente (en tanto que nueva disciplina resultante del cruce multidisciplinar bajo orientación de la socio-logía); y una cultura activista, también con sus revistas, asociaciones y congresos, pero concebida másbien como un movimiento social en sentido amplio, centrado en una reforma política y educativa. Una his-toria comienza con Thomas Kuhn, la otra, con la guerra de Vietnam. Una ha escrito para los altos estratosde la academia, la otra ha desempeñado un papel misionero.

GONZÁLEZ GARCÍA, M., LÓPEZ CEREZO, J. A. y LUJÁN LÓPEZ, J. L.: Ciencia, Tecnología y Sociedad.Una introducción al estudio social de la ciencia y la tecnología, Tecnos, Madrid, 1996, p. 95.

DOCUMENTO 2: ALTA IGLESIA Y BAJA IGLESIA ENLOS ESTUDIOS DE CTS

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Los estudios CTS se han centrado tambiénen el trabajo real que los científicos hacen enlos laboratorios. Para ello, no se analiza sólo loque los científicos dicen que hacen en ellos,sino que se ha ido a los laboratorios para obser-var directamente su actividad. En este sentido,los sociólogos que han estudiado la organiza-ción y el desarrollo de la ciencia lo han hechode manera parecida a como lo hacen los etnólo-gos que describen y analizan las conductas deuna tribu. Con estos enfoques se ha podidocomprobar que los científicos y tecnólogos nosólo construyen artefactos (máquinas, instru-mentos...) sino que también, y fundamental-mente, construyen los propios hechos que sonlos contenidos básicos de su quehacer científi-co. Esa construcción de los hechos y las teoríasno es únicamente de carácter cognitivo, sinoque también es social. El propio conocimientopuede ser considerado, por tanto, como unaconstrucción social similar a las demás activi-dades humanas (el arte, la política...)

Los laboratorios según estos estudios no sonesos lugares imaginados en los que cada inves-tigador trabaja de forma planificada siguiendolos pasos del método científico para desvelarlos enigmas de las diversas dimensiones de larealidad. Los científicos, por el contrario,luchan entre si en campos de batalla no muydiferentes a aquéllos en los que se desarrollanlas luchas políticas. La ciencia es tan socialcomo la propia actividad política. Y es social,en primer lugar, porque la mayor parte de laciencia actual se realiza en equipo. No existe yala figura del científico o el inventor solitario.

En segundo lugar, también es social porque loscientíficos, como los otros ciudadanos, estáncondicionados por los prejuicios del grupo en elque se encuentran. Finalmente, la actividadcientífica es social porque, contra lo que puedaparecer a primera vista, el trabajo de los cientí-ficos no está dirigido principalmente a la natu-raleza (a su estudio o manipulación), sino a losargumentos y operaciones de otros científicoscon los que trabajan o frente a los que compi-ten.

También hay estudios CTS que han demos-trado cómo es prácticamente imposible quehaya un conjunto de instrucciones que permitaasegurar universalmente y sin problemas el des-arrollo de una tarea tecnocientífica específica.Es decir, que si hay dos laboratorios que traba-jan sobre hipótesis opuestas difícilmente sepondrán de acuerdo sobre cómo ha de realizar-se un experimento crucial que pudiera demos-trar cuál de las dos es la correcta. Siempre sepodrá decir que el otro laboratorio no ha hechobien el experimento.

De estos estudios se sigue que los descubri-mientos científicos y los resultados experimen-tales pueden ser interpretados de más de unaforma, es decir, que la actividad científica estásometida a la flexibilidad interpretativa. A par-tir de esta constatación de lo que se tratará es deinvestigar cómo se clausuran los debates tecno-científicos, cómo se decide quién tiene razón.En la medida en que los datos pueden serentendidos de manera flexible, conviene ponerde manifiesto los mecanismos sociales, retóri-

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EL CONOCIMIENTO

CIENTÍFICO ES UNA

CONSTRUCCIÓN

SOCIAL

r La actividad científica se realiza en equipor Los científicos no están libres de opiniones, intereses yprejuicios en su trabajor La actividad científica no tiene sólo en cuenta a la natura-leza sino principalmente a la propia comunidad de científicos

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cos, institucionales, etc. que se utilizan en laclausura de las controversias. Y los mecanismosque las cierran se encuentran habitualmenterelacionados con el concepto de poder.

Por ejemplo, una determinada interpretaciónde un experimento puede ser favorecida pordiversas prácticas: intro-ducción sistemática deinformes selectivos en lasrevistas científicas, com-promisos derivados delprestigio de los científi-cos, gestión congresos uotros encuentros profesio-nales, presiones de loseditores de revistas paraque ciertos artículos seanrechazados, desigualcapacidad de acceso arecursos financieros quesufraguen la investiga-ción, divulgación y mag-nificación de los pequeñoserrores de los adversariosy ocultación de los pro-pios. Además de todos losanteriores, el mecanismomás importante de cierre de una controversia loconstituye el papel jugado por los grupos deexpertos en el campo en el que surge la contro-versia.

Finalmente, hay otros estudios CTS segúnlos cuales la dinámica de la ciencia se puededefinir como una red de actores. Todos losimplicados en una controversia científica sonactores de la misma. Sus relaciones se entien-den como una red. En este sentido, serían acto-res los científicos, los afectados por una enfer-medad que se investiga, una comunidad quetiene que decidir sobre la instalación de unaantena para telefonía celular, y hasta incluso los

instrumentos, chips, antenas... A partir de aquílos desarrollos científicos y tecnológicos pue-den ser analizados en términos de luchas entrelos diferentes actores para imponer su defini-ción y su propuesta de solución del problemasobre el que se discute.

Sintetizando, las apor-taciones de los estudiosCTS desde la perspectivateórica frente a la concep-ción heredada o tradicio-nal de la ciencia son lassiguientes:

· Prestan una mayoratención a la práctica efec-tiva de los científicos quea la racionalidad de suselecciones y decisiones.

· Desvelan la funcióndesempeñada por las insti-tuciones científicas en larecepción y promoción delas nueva teorías y descu-brimientos.

· Muestran el funcionamiento de la investi-gación en los laboratorios y de los procesos deconstrucción de consensos entre los investiga-dores a la hora de experimentar y de seleccionarlos hechos y los términos con los que aludir aesos hechos.

· Destacan la importancia de los aparatosexperimentales y de medición, y de la elabora-ción de diversas representaciones científicaspara los conceptos y teorías científicas.

· Evidencian los modos en que las comuni-dades científicas reciben los nuevos hechos yteorías científicas.

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· Ponen de manifiesto el carácter de las polé-micas y los debates entre los científicos e insti-tuciones que defendían propuestas o teoríasalternativas.

· Suponen una redefinición de las interrela-ciones entre ciencia y tecnología, abandonando

la idea positivista de que las tecnologías no sonmás que las aplicaciones de la ciencia.

· Analizan la incidencia de la política cientí-fica, tanto pública como privada, sobre la pro-pia actividad científica.

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La visión del laboratorio como un instrumento tecnológico para ganar fuerza multiplicando los errores,se hace obvia si se considera la diferencia entre un político y un científico. Normalmente se contraponensobre una base cognitiva o social. Se dice que el primero es avaro, interesado, corto de vista, poco claro,siempre dispuesto a comprometerse e inestable. Del segundo, se dice que es desinteresado, mira a largoplazo, honesto, o por lo menos riguroso, habla con claridad y exactitud, y busca la certeza. Todas estasdiferencias no son más que proyecciones artificiales de una única cosa simple y material. El político notiene laboratorio y el científico sí. De este modo, el político trabaja a escala real, con un solo disparo decada vez, y es siempre centro de atención. Ataca, y gana o pierde "ahí fuera". El científico trabaja conmodelos a escala, multiplicando los errores dentro del laboratorio, alejado del escrutinio público. Puedeintentar algo tantas veces como quiera, y sólo sale cuando ha cometido todos los errores que le han ayu-dado a ganar "certeza". No es sorprendente que uno no "sepa" y el otro "sepa". La diferencia, sin embar-go, no está en el "conocimiento". Si, por casualidad, pudiéramos invertir las posiciones, el mismo político,avaro y corto de vista, una vez situado en un laboratorio, produciría una avalancha de hechos científicos,y el honesto, desinteresado y riguroso científico colocado al timón de una estructura política a escala real,donde no está permitido cometer errores, se convertiría en tan poco claro, incierto y débil como cualquie-ra. La especificidad de la ciencia no se encontrará en cualidades cognitivas, sociales o psicológicas, sinoen la especial construcción de los laboratorios, donde se invierte la escala de los fenómenos para que lascosas puedan leerse, y después acelerar la frecuencia de las pruebas, permitiendo que se cometan y regis-tren muchos errores. (...)La única forma que tiene un científico de retener la fuerza ganada dentro de sulaboratorio gracias al proceso que he descrito, no es salir al exterior, donde la perdería toda de golpe. Denuevo la solución es muy simple. La solución nunca está en salir fuera. ¿Significa esto que están conde-nados a permanecer en los pocos lugares en que trabajan? No. Significa que harán todo lo que puedanpara extender a todos los escenarios algunas de las condiciones que hacen posible la reproducción de lasfavorables prácticas de laboratorio. Como los hechos científicos se hacen dentro de los laboratorios, parahacer que circulen es necesario construir costosas redes dentro de las cuales puedan mantener su frágileficacia. Si esto significa transformar la sociedad en un inmenso laboratorio, hagámoslo. La proliferaciónde laboratorios pasteurianos en todos los lugares que pocas décadas antes no tenían nada que ver con laciencia es un buen ejemplo de la construcción de una de estas redes. Pero una ojeada a los sistemas dePesos y Medidas Estandarizados, llamados "métrologie" en francés, aún es más convincente. La mayorparte del trabajo hecho en un laboratorio permanecería allí para siempre si las principales constantes físi-cas no pudieran hacerse constantes en ningún otro lugar. Tiempo, peso, longitud, longitud de onda... seextienden aún a más lugares y con mayores grados de precisión. Entonces, y sólo entonces, los experi-mentos de laboratorio pueden ocuparse de problemas que tienen lugar en fábricas, la industria de herra-mientas, la economía o los hospitales. Pero si simplemente se intenta, mediante un experimento mental,extender la ley más simple de la física "fuera", sin haber previamente extendido y controlado todas lasconstantes, no será posible verificarla; del mismo modo que habría sido imposible conocer la existenciadel ántrax y comprobar la eficacia de la vacuna sin las estadísticas sanitarias. Los sociólogos de la cien-cia ignoran esta transformación de toda la sociedad de acuerdo con los experimentos de laboratorio.

LATOUR, B.: “Dadme un laboratorio y levantaré el Mundo”, en http://www.campus-oei.org/salactsi/latour.htm)

DOCUMENTO 3: EL LABORATORIO Y LA POLÍTICA

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4.2.2 LA PARTICIPACIÓN PÚBLICA EN LA

EVALUACIÓN DEL DESARROLLO TECNOCIENTÍFICO.EL ASPECTO PRÁCTICO DE LOS ESTUDIOS CTS

Como se ha visto, los planteamientos funda-mentales del movimiento CTS pueden serexpresados como un razonamiento en el cual laspremisas o puntos de partida conducen a unaconclusión necesaria. Esta es la idea a la que sellega: el público debería tener un papel másactivo en la gestión de las políticas científico-tecnológicas. ¿Por qué? ¿Cómo? A continua-ción se intentará responder justificadamente aesas dos preguntas mostrando toda la fuerza queposee esta conclusión.

Anteriormente se ha analizado cuál es ycómo se justifica la primera premisa de esterazonamiento. La innovación técnica es un pro-ducto social que no sólo es accesible al especia-lista sino que también debe ser accesible a todo

el mundo. ¿Cuál es la razón de la extrañeza quese produce al leer esta frase por primera vez? Laeducación convencional, de carácter positivistay vinculada a la visión tradicional de la ciencia,lleva a pensar que todos los problemas se iránconvirtiendo en científicos y resolublesmediante experimentos que los dejarán definiti-vamente aclarados. Se supone que hay un tipode problemas científicos, llamados problemascerrados, cuyas características fundamentalesson que requieren descubrimientos y producendatos. Ni son accesibles a la mayoría (suponendescubrimientos que muy pocos están capacita-dos para diseñar y comprender), ni son discuti-bles (producen datos y los datos no entran endebate). Frente a estos problemas cerrados quemanejan los científicos y cuya resolución sesupone clara e indiscutible, se encuentran otros,llamados problemas abiertos, cuya solución noestá tan clara, pero sobre los que hay que tomardecisiones. El positivismo ha enseñado que este

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En las ciencias sociales parece que los factorespolíticos son más frecuentes. De hecho parece quecuando más sociales son las ciencias, más ideologíapuede haber en ellas, mientras que cuando se ocu-pan de los aspectos naturales no caben los intereseso prejuicios. La cartografía física podría ser conside-rada como la más natural de las ciencias sociales, alfin y al cabo sólo pretendería reflejar fielmente larealidad de la superficie del planeta. Además, por sugran utilidad práctica, la cartografía no es menosuna tecnología que una ciencia. La cartografía pare-ce tener una finalidad muy objetiva: reflejar fielmen-te la superficie terrestre. Sin embargo, incluso enesta disciplina que, por definición, debería ser muyobjetiva aparecen subjetividades y prejuicios. Al pro-

yectar sobre un plano una superficie esférica como es la del planeta se dan necesariamente distorsionesque desfiguran la proporción de las superficies reales entre los diferentes territorios. La presentación máshabitual suele dejar por debajo de la línea del ecuador, un tercio de la superficie terrestre, haciendo que elhemisferio Norte parezca ocupar dos tercios de la superficie total, cuando, obviamente, los dos hemisfe-rios tienen la misma extensión. En el mapa habitual Europa aparenta ser tan grande como América Latina,cuando ésta duplica la superficie de aquélla, y Norteamérica aparenta ser mayor que África, cuando nollega a los dos tercios de ella. A pesar de que Arno Peters advirtió ya hace mucho tiempo este error, su pro-yección es mucho menos popular y sigue pareciendo bastante extraña.

DOCUMENTO 4: LA CARTOGRAFÍA Y LA POLÍTICA

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tipo de problemas abiertos son sencillamenteproblemas cerrados mal planteados. La visiónCTS es la contraria: los problemas cerrados noson más que problemas abiertos clausuradospor acuerdo de las comunidades científicas, esdecir, por una decisión social.

Para que la visión anterior tenga sentido hayque tomar conciencia de que, aunque la cienciase presenta como el saber acabado y perfectoque se puede encontrar en los manuales, lo cier-to es que el noventa por ciento de la produccióncientífica se publica en revistas especializadas yes conocimiento controvertido, fronterizo y noun conocimiento nuclear y acabado.

La segunda premisa del silogismo CTS, laque más interesa ahora, plantea que la políticatecnológica es un determinante fundamental denuestra forma de vida y, por tanto, es un asuntode interés general.

Para comprender el sentido de la anteriorsentencia hay que concebir la palabra tecnolo-gía en toda su amplitud. Como se ha visto, no serefiere sólo al conjunto de artilugios materiales,máquinas y mecanismos que proliferan en elentorno modificando y condicionando las for -mas de vida de un modo tan cotidiano que suelepasar desapercibido. La tecnología se refieretambién al conjunto de mecanismos sociales deorganización de la existencia, a los sistemas derelaciones que preceden al individuo y en loscuales éste tiene que sumergirse para que suvida sea socialmente admitida. Los sistemassanitarios, educativos, impositivos, son ejem-plos de estas tecnologías sociales a las que obli-gadamente se ha de hacer referencia también alhablar de tecnología en sentido amplio.

Si la educación, la sanidad, los impuestos, lacomunicación, el ocio, el consumo, etc. no inte-resan a la gente, entonces lo que habría que

plantearse son los propios conceptos de interésy de gente. En un mundo de ciudadanos libres yracionales, es obvio que, entre todos los ele-mentos hacia los cuales esa libertad debe diri-girse y en los cuales esa racionalidad debe ejer-citarse y compartirse, debería ser habitual elanálisis y la discusión de la política tecnológicaque condiciona todas las parcelas de la existen-cia humana.

Pero, si esto es obvio, ¿por qué resulta tanextraño hablar de participación pública en lasdecisiones tecnocientíficas? Porque existen unaserie de ideas preconcebidas sobre esta cues-tión, comunes a la mayoría de la gente que, sinembargo, son falsas. De un modo ingenuo sepiensa que la tecnociencia es determinista, o seaque tiene que ser como es, y que la tecnocienciaes omnipotente y teleológica, o sea que lo aca-bará abarcando todo y dirigirá nuestras formasde vida. Según esta forma de pensar, la tecnolo-gía es como es y esto no se puede evitar ni diri-gir, sólo queda aceptarla e ir dejándole el sitioque exige. La tecnología se ha convertido, así,en el destino del ser humano contemporáneo.

Hay múltiples ejemplos de esta apreciación.La perversión de este argumento y su acepta-ción acrítica por la sociedad ha llevado, incluso,a muchos políticos a desarrollar mecanismospara despolitizar sus propias decisionesmediante su transformación en necesidades téc-nicas. Conscientes de que el mejor medio de notener que dar cuenta del factor de decisiónimplícito en la vida política es haciéndolo des-aparecer, enmascaran sus decisiones políticas(ideológicas y, por tanto, discutibles) dándolesla forma de supuestas resoluciones técnicas(aparentemente neutras y, por tanto, indiscuti-bles). Esto que es tan común (según las justifi-caciones técnicas que aportan ciertos políticospara la resolución de licencias para obras públi-cas parecería que éstas son tan naturales como

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los propios valles que atraviesan) afecta a lasmás variadas esferas de la vida política.

Un ejemplo, entre otros muchos, podemosencontrarlo en la regulación legal de ciertasactividades tecnológicas que suscitan debateséticos. La primera ley elaborada en España parala regulación de la reproducción asistida fueencargada a una comisión de expertos entre loscuales sólo había una mujer.Podemos interpretar esta tec-nología, que abarca desde lainseminación artificial a lafecundación in vitro, demuchas maneras: puede serun instrumento neutro pararesolver los problemas de lasparejas estériles, tal y comopensaría cualquier personade la calle, o puede ser unmecanismo de reproducción del dominiopatriarcal sobre el cuerpo femenino, como pien-san las feministas más radicales. Pero lo ciertoes que la discusión pública sobre este asunto secentra en estas dos cuestiones: ¿existen riesgospara la vida?, ¿se trata realmente de una tecno-logía que produce éxitos? Dos preguntas apa-rentemente técnicas y cuya respuesta pareceríaque sólo la podrían dar claramente los técnicos(si bien es cierto que produce muchas sorpresasescarbar en las dificultades inmensas con quelos médicos se encuentran a la hora de decidirqué es un éxito en el terreno de la reproducciónasistida). Pues bien, desde la perspectiva CTSla cuestión debería ser por qué la polémica secentra en preguntas que parecen exigir una res-puesta que sólo estaría al alcance de los técni-cos. La capacidad reproductiva puede plantear-se de muchos modos, preguntarse por cómoayudar técnicamente a la reproducción biológi-ca de las parejas, es todo un planteamiento quedeterminará las respuestas que se consideraránválidas: las técnicas. Muchos factores valorati-

vos, en los cuales intervendrá el modelo delmundo de los participantes en el debate, deberí-an ser planteados con anterioridad a la formula-ción de esa pregunta, si es que finalmente tienesentido hacerse una pregunta como esa.

Hay que tener en cuenta, además, que lamayor parte de la tecnología moderna no essimple y única sino que implica varios tipos

interdependientes, lo que sellama conglomerados, y dalugar al fenómeno de atrin-cheramiento tecnológico,que sucede cuando unadeterminada tecnología hacreado a su alrededor talentramado de intereses yactividades tecnológicasque, en la práctica, es impo-sible deshacerse de ella. Las

tecnologías bélicas son uno de los casos másclaros de lo que se denomina atrincheramientotecnológico, cuanto más me armo frente al ene-migo más se armará él y, por tanto, más metengo que armar yo. Los automóviles, los telé-fonos celulares y los ordenadores podían serotros ejemplos más populares de atrinchera-miento tecnológico. Actualmente, la relevanciadel desarrollo tecnocientífico para el futuro deun país ha llevado a promover desde los depar-tamentos gubernamentales de ciencia y tecnolo-gía la organización de planes nacionales I+Dpara fortalecer la innovación tecnológica decada país en relación con sus necesidades prio-ritarias. Pero, pese a las dificultades, si la técni-ca ha de interesar y si la técnica no está previa-mente determinada, no debería olvidarse quelos sistemas técnicos dependen de los sujetoshumanos, que los seres humanos son los verda-deros sujetos de la técnica.

Hasta aquí se ha intentado justificar lasegunda premisa del silogismo CTS, dado que,

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seguramente puede darse por supuesto el com-promiso democrático, entonces debería captarsela fuerza de su conclusión: el público deberíatener un papel más activo en la gestión de laspolíticas científico-tecnológicas. La cuestiónconsiste en decidir sobre la evaluación y controlde las tecnologías, es decir, sobre el quién y elcómo de esas decisiones. Para responder a lapregunta por el cómo, podrían distinguirse dostipos de evaluaciones.

Una primera evaluación sería interna.Habitualmente tiende a identificarse con lavaloración de la eficacia de un sistema tecnoló-gico, es decir, del cumplimiento de los objeti-vos para los que ha sido diseñado. También laevaluación interna suele referirse a su eficien-cia, es decir a la reducción de los costes paraconseguir los mismos objetivos. Con ello tiendea reducirse la evaluación de tecnologías a suscomponentes económicos, cuando entre losobjetivos, los resultados y los costes de una tec-nología hay también elementos que no son sus-ceptibles de una reducción a lo económico.

Otro tipo de evaluación sería externa. Tieneque ver con la valoración de los resultados delas tecnologías. De esto se empieza a tomarconciencia en EE.UU. a partir de la SegundaGuerra Mundial y, en concreto, tras el desarro-llo y los efectos del proyecto Manhattan para laproducción de la bomba atómica. En este con-texto van cristalizando en los años sesenta losprimeros estudios de impacto ambiental. En losaños setenta se crea la Oficina de Valoración dela Tecnología (OTA) para hacer valoracionestecnológicas al servicio del Congreso deEE.UU. Esta Oficina hace informes que hablande impacto social y que sirven de referencia aquienes luego van a hacer las leyes. Así se ini-ció una metodología de la evaluación social delas tecnologías y se amplió el espectro de lavaloración social a otros grupos de trabajo. En

Europa aparecen más recientemente oficinasdel mismo tipo, aunque planteadas de un mododiferente, intentando implicar a muchas perso-nas en la evaluación de las alternativas técnicas.Pero las oficinas europeas rinden menos.Ejemplos de este tipo de evaluación son los lla-mados congresos de consenso, iniciados enEE.UU. en los años setenta y extendidos poste-riormente a Europa, especialmente enDinamarca y Holanda. En ellos se trata de for-mar algo parecido a un jurado que tendrá quedecidir sobre una cuestión tecnocientífica. Loque se pretende es incorporar el conocimientono experto, con sus valores, intereses, etc. a latoma de decisiones sobre cuestiones tecnocien-tíficas. Hay que decir que a pesar de lo intere-sante de las experiencias llevadas a cabo enmuchos casos la incidencia de los veredictos deestos congresos ha sido mínima sobre los orga-nismos legislativos, gubernamentales o empre-sariales que tenían que tomar la decisión sobrela tecnología en cuestión. También deben desta-carse las afinidades entre los congresos de con-senso, como mecanismos para la participaciónsocial en la evaluación constructiva de tecnolo-gías, con los estudios de casos a partir de simu-laciones educativas sobre controversias tecno-científicas de relevancia social, como fórmulasidóneas para propiciar el aprendizaje social deesa participación pública en los espacios edu-cativos.

En todo caso, en la evaluación externa de lastecnologías, se deben tener en cuenta, al menos,los siguientes ámbitos valorativos diferencia-dos: un ámbito ético (en el que se discuta sobrelo bueno), un ámbito político (en el que se dis-cuta sobre lo justo) y un ámbito estético (en elque se discuta sobre lo bello).

Si nos preguntamos por el quién, debemosresponder que, aunque habitualmente estas eva-luaciones son promovidas directamente por las

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El control cultural de la reproducción humana no es en absoluto una novedad de las modernas tecno-logías biológicas. De hecho, los propios conceptos de paternidad y maternidad están muy lejos de las cate-gorías estrictamente naturales y forman parte del conjunto de aspectos sociales y culturales que, delibe-rada o inconscientemente, han construido los seres humanos.

La utilización de técnicas diversas para el control de la reproducción, tanto en sus términos absolutoscomo en la preferencia de un sexo sobre el otro, es tan antigua como la propia hominización. Por ello, yfrente a lo que pudiera parecer, éste no es un asunto que surja con el desarrollo de las modernas tecnolo-gías biomédicas sino que, más bien, cabría considerar a esas tecnologías como nuevas variantes de unalarga historia de construcción y control social de la reproducción humana.

Lo novedoso no es, por tanto, que la reproducción humana esté sometida a mecanismos de regulaciónsocial y no sea un mero proceso determinado por la naturaleza o los dioses, sino el carácter que en losúltimos tiempos ha adoptado esa regulación social de la reproducción por medio de las nuevas tecnologí-as reproductoras. Tanto una mujer yanomamo que practica el infanticidio femenino como una mujer euro-pea que toma la píldora o aborta están ejerciendo un control sobre su reproducción cuya explicación estámás en lo social que en lo biológico (aunque obviamente la segunda consideraría que la primera practicaun asesinato -si bien ella misma es considerada tan asesina como la mujer yanomamo desde terceras pers-pectivas-).

El control de la reproducción está además asociado a planteamientos valorativos de tipo moral muycontrovertidos. De hecho, los asuntos que tienen que ver con la reproducción son temas estrella en la listade éxitos de los debates morales Y quizá aquí sea donde radique la novedad de las tecnologías de la repro-ducción. Al presentarse como instrumentos con los cuales los individuos pueden decidir deliberadamentesobre su reproducción, plantean problemas morales nuevos que no podrían estar presentes en la mente dela mujer yanomamo.

Las tecnologías del control de la reproducción han traspasado la barrera de su utilidad negativa (comolimitadoras de la natalidad) para convertirse en procedimientos que permiten tener hijos a personas quehabían sido declaradas infértiles por la naturaleza. Las madres-abuelas, los litigios por el control deembriones congelados cuyos padres biológicos se han separado o han muerto, la posibilidad de seleccio-nar el sexo del hijo, los embarazos múltiples convertidos en culebrones televisivos, etc., plantean nuevassituaciones sobre las que se dan valoraciones morales diversas.

Evidentemente, el recurso a los expertos no permite evaluar la moralidad de cada planteamiento. Lastecnologías de la reproducción son, a la vez, denunciadas por monstruosas y adoradas como solución atodos los problemas de las parejas desahuciadas para su reproducción biológica hace sólo unos años.

Estos nuevos casos plantean dilemas morales apenas se profundiza un poco más allá de la sensiblerapresentación que suelen hacer los medios de comunicación y los profesionales que viven de ellos. Haceunos años fue famoso el caso de una madre que se negaba a una antinatural intervención tecnológica deaborto selectivo sobre algunos de los ocho fetos que estaba gestando. Pero, curiosamente, su argumentode que se cumpla la voluntad de Dios había sido negado por ella misma tan sólo unos meses atrás ya quetenía su útero tan poblado debido a una no menos antinatural intervención tecnológica con fármacos esti-muladores de la ovulación. Las denuncias a la impiedad que supone que en los países subdesarrollados lanatalidad explosiva y la pobreza extrema conduzcan a la muerte segura a millones de niños, conviven conel aplauso por el logro tecnológico de que parejas de otros lugares puedan tener su propio hijo con unoscostes económicos y emocionales (para quienes no lo logran) que resultarían sobrados para salvar la vidaa esos otros niños, con sólo asumir que la paternidad/maternidad tiene más que ver con una relación realentre seres humanos que con la transmisión de un material genético determinado.Las decisiones científi-co-técnicas sobre el control de la reproducción no pueden ni deben restringirse al ámbito de los expertosen esos temas, ni mucho menos al debate entre supuestos expertos en temas bioéticos. Porque se tratade temas en los que los seres humanos están, y tienen que estar, vitalmente implicados, es necesario elconocimiento y la participación pública en los debates sobre esos asuntos. La redefinición del conceptode paternidad/maternidad es uno de los elementos singulares en estas polémicas. Y ese es un conceptoque a nadie puede resultar ajeno, tanto porque la paternidad/maternidad propia empieza a ser un temaconscientemente decidido (o evitado), como por el hecho de que todos los seres humanos son productode la idea que de ese concepto tuvieron sus antepasados.

DOCUMENTO 5: EL VALOR DE LAS TECNOLOGÍAS DELA REPRODUCCIÓN

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empresas y los gobiernos, la práctica de estosdebates en los países en los que son una reali-dad social implica a un gran número de actoressociales, que pueden incluir todo tipo de aso-ciaciones implicadas o afectadas por el desarro-llo de la tecnología objeto del debate. Aunquees fácil pensar en los grupos ecologistas comounos actores relevantes, no hay que perder devista el papel de las asociaciones de consumi-dores, de vecinos, los grupos profesionales, lossindicatos, las academias de artes, etc. , inclusolas iglesias. De hecho, el grado de legitimidaddemocrática de la decisión final dependerá delgrado de participación pública que haya desen-cadenado la controversia y del grado de con-senso alcanzado en la decisión final.

Para que la participación pública en la eva-luación de tecnologías sea efectiva y las deci-siones sobre su desarrollo sean realmente

democráticas, es indudable que deben ponerseen marcha acciones educativas que permitan laformación de un público preparado para la par-ticipación en estos asuntos. Sólo la existenciade una población culta en relación con estostemas puede garantizar un control efectivo deldesarrollo tecnocientífico. Lo que persiguenlos planteamientos CTS en educación es la for-mación de ciudadanos críticos y activos, capa-ces de participar conscientemente en las com-plejas controversias sobre las implicaciones ylas repercusiones sociales de la tecnociencia.

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La región de América Latina y el Caribe enfrenta la imperiosa necesidad de avanzar en su proceso dedesarrollo económico y social sustentable. En ese proceso la ciencia, la tecnología y la innovación debencontribuir a: elevar la calidad de vida de la población; acrecentar el nivel educativo y cultural de la pobla-ción; propiciar un genuino cuidado de calificación de los recursos humanos; aumentar la competitividadde la economía, y disminuir los desequilibrios regionales. (...)

Un nuevo compromiso (contrato) social de la ciencia deberá basarse en la erradicación de la pobreza,la armonía con la naturaleza, y el desarrollo sustentable. (...)

Resulta indispensable mejorar el conocimiento y análisis, y contribuir a armonizar las complejas inte-rrelaciones entre la ciencia, la tecnología y la sociedad.

Los sistemas políticos democráticos deben valorar y apoyar decididamente el desarrollo de la cienciay la tecnología, en tanto fuentes de progreso social y de enriquecimiento cultural.

Por su parte, las comunidades de investigadores deben: (i) contribuir, especialmente en el caso de pro-blemas en los que están involucradas, a la presentación de alternativas sobre las cuales la ciudadaníapueda informarse y pronunciarse, (ii) tener en cuenta las opiniones de la sociedad y dialogar efectivamen-te con ella; (iii) luchar contra el entronizamiento de tecnocracias amparadas en conocimientos científicosy tecnológicos, reales o supuestos.

La conjugación de los esfuerzos de distintos actores sociales debería posibilitar la elaboración en cadapaís de una agenda prioritaria de grandes temas de investigación.

Declaración de Santo Domingo: "La ciencia para el siglo XXI: una nueva visión y un marco de acción",Marzo de 1999. Http://www.campus-oei.org/salactsi/santodomingo.htm

DOCUMENTO 6: LA CIENCIA PARA EL SIGLO XXI

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