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Iván Molina Jiménez Tipógrafo y ¿agente del Destino Manifiesto? Un francés en la Centroamérica de 1856 justificativo de la expansión territorial estado- unidense, en especial la efectuada a costa de sus vecinos latinoamericanos.' El nuevo signi- ficado fue consolidado por la competencia entre Washington y Londres por afirmar su suprema- cía comercial y geopolítica en todo el continente americano (sobre todo en el Caribe), y por la rápida multiplicación de expediciones militares privadas. Las prolongadas luchas por la indepen- dencia, libradas en toda América entre 1775 y 1824, condujeron a la creación de un mercado de mercenarios, el cual fue re activado y ampliado posteriormente por los enfrentamientos internos en las nuevas repúblicas, el conflicto estadouni- dense-mexicano y por la inmigración de mili- tares europeos que dejaron sus países de origen tras el fracaso de las revoluciones democráticas de 1848. 5 La palabra "filibustero", desde inicios de la década de 1850,6 se popularizó, por tanto, para referirse, de manera uniforme, a un conjun- to muy diverso de soldados de fortuna, confor- mado, entre otros, por católicos y protestantes, partidarios de la esclavitud y simpatizantes de la democracia? La temprana independencia de Estados Unidos convirtió su territorio en el epicentro de esas expediciones militares, las cuales contaron con el respaldo de algunas autoridades, sobre todo locales, aunque no del gobierno federal, el cual, pese a sus limitaciones y contradicciones, hizo bastante para obstaculízarlas.f La dificul- tad para diferenciar los distintos niveles de la administración estatal y para distinguir medidas esporádicas de corto plazo de las políticas de largo plazo facilitaron que, en el imaginario El término "Destino Manifiesto" fue dado a conocer por el periodista John L. O'Sullivan entre julio y agosto de 1845 para referirse al derecho de los estadounidenses blancos a espar- cirse "pacíficamente" por todo el continente norteamericano -de la costa este a la oeste- y a extender formas republicanas de gobierno. El contexto inmediato en que ese concepto fue elaborado se caracterizó por el debate público acerca de si la república de Texas, independi- zada de México desde 1836, debía ser incorpo- rada a Estados Unidos; y por la disputa entre Washington y Londres por el vasto territorio de Oregon, finalmente resuelta en 1846. 1 El "Destino Manifiesto" incorporaba, sin duda, algunos contenidos culturales, en parti- cular de carácter religioso, presentes en Estados Unidos desde la época colonial, entre los cuales destacaba el milenarismo de los puritanos; pero integraba también valores políticos provenientes del temprano republicanismo de finales del siglo XVIII e inicios del XIX. El término elaborado por O'Sullivan supuso, por tanto, una ruptura decisiva, dado su trasfondo secular, evidente en que su propósito principal era justificar la conso- lidación territorial de la joven democracia esta- dounidense.é Los protagonistas fundamentales de tal proceso, a su vez, no eran los gobernantes o los militares, sino pequeños y medianos agri- cultores, dispuestos a ocupar nuevas tierras (a expensas, por supuesto, de los indígenasj.' La guerra entre Estados Unidos y México (1846-1848), que supuso para este último país la pérdida de casi la mitad de su territorio, fue el contexto en que el término de O'Sullivan adquirió una connotación distinta, al considerársele como Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XLV (115/116), 109-120, Mayo-Diciembre 2007

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Iván Molina Jiménez

Tipógrafo y ¿agente del Destino Manifiesto?Un francés en la Centroamérica de 1856

justificativo de la expansión territorial estado-unidense, en especial la efectuada a costa desus vecinos latinoamericanos.' El nuevo signi-ficado fue consolidado por la competencia entreWashington y Londres por afirmar su suprema-cía comercial y geopolítica en todo el continenteamericano (sobre todo en el Caribe), y por larápida multiplicación de expediciones militaresprivadas.

Las prolongadas luchas por la indepen-dencia, libradas en toda América entre 1775 y1824, condujeron a la creación de un mercado demercenarios, el cual fue re activado y ampliadoposteriormente por los enfrentamientos internosen las nuevas repúblicas, el conflicto estadouni-dense-mexicano y por la inmigración de mili-tares europeos que dejaron sus países de origentras el fracaso de las revoluciones democráticasde 1848.5 La palabra "filibustero", desde iniciosde la década de 1850,6 se popularizó, por tanto,para referirse, de manera uniforme, a un conjun-to muy diverso de soldados de fortuna, confor-mado, entre otros, por católicos y protestantes,partidarios de la esclavitud y simpatizantes de lademocracia?

La temprana independencia de EstadosUnidos convirtió su territorio en el epicentro deesas expediciones militares, las cuales contaroncon el respaldo de algunas autoridades, sobretodo locales, aunque no del gobierno federal, elcual, pese a sus limitaciones y contradicciones,hizo bastante para obstaculízarlas.f La dificul-tad para diferenciar los distintos niveles de laadministración estatal y para distinguir medidasesporádicas de corto plazo de las políticas delargo plazo facilitaron que, en el imaginario

El término "Destino Manifiesto" fue dadoa conocer por el periodista John L. O'Sullivanentre julio y agosto de 1845 para referirse alderecho de los estadounidenses blancos a espar-cirse "pacíficamente" por todo el continentenorteamericano -de la costa este a la oeste- ya extender formas republicanas de gobierno.El contexto inmediato en que ese concepto fueelaborado se caracterizó por el debate públicoacerca de si la república de Texas, independi-zada de México desde 1836, debía ser incorpo-rada a Estados Unidos; y por la disputa entreWashington y Londres por el vasto territorio deOregon, finalmente resuelta en 1846.1

El "Destino Manifiesto" incorporaba, sinduda, algunos contenidos culturales, en parti-cular de carácter religioso, presentes en EstadosUnidos desde la época colonial, entre los cualesdestacaba el milenarismo de los puritanos; perointegraba también valores políticos provenientesdel temprano republicanismo de finales del sigloXVIII e inicios del XIX. El término elaboradopor O'Sullivan supuso, por tanto, una rupturadecisiva, dado su trasfondo secular, evidente enque su propósito principal era justificar la conso-lidación territorial de la joven democracia esta-dounidense.é Los protagonistas fundamentalesde tal proceso, a su vez, no eran los gobernanteso los militares, sino pequeños y medianos agri-cultores, dispuestos a ocupar nuevas tierras (aexpensas, por supuesto, de los indígenasj.'

La guerra entre Estados Unidos y México(1846-1848), que supuso para este último país lapérdida de casi la mitad de su territorio, fue elcontexto en que el término de O'Sullivan adquirióuna connotación distinta, al considerársele como

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político de la época, el filibusterismo fuera vistocomo una avanzada del expansionismo estado-unidense, oficialmente patrocinada por el PoderEjecutivo y una materialización de la doctrinadel Destino Manifiesto, especialmente dirigidacontra América Latina?

La experiencia de William Walker enCentroamérica fue interpretada, sobre todo porsectores nacionalistas y de izquierda a partirde inicios del siglo XX, como representativadel temprano imperialismo de Estados Unidos,asociado con la nueva connotación del DestinoManifiesto. La abundante evidencia que demues-tra que el gobierno federal estadounidense obs-taculizó -más que apoyó- las actividades deese filibustero.l? y que su ascenso al poder enNicaragua estuvo estrechamente vinculado conel respaldo de las elites de ese país,'! no ha sidodebidamente considerada en varios libros recien-temente publicados en Costa Rica, en los cualesse simplifica al máximo el concepto elaboradopor O'Sullivan.F

El Ateneo de El Salvador, de octubre de1926, publicó un artículo de Enrique D. Tovar yR., sobre un tipógrafo de origen francés avecin-dado en Lima, Carlos Prince (1836-1919), bajoel título "Un compañero de William Walker ensus aventuras en Nicaragua" (pp. 4391-4401).El artesano indicado, nacido en París, laboró enun taller en el que destacó como cajista y, segúnlo que él mismo contaba, conoció a Balzac y aDumas (hijo). El interés por viajar lo llevó en1854 a Estados Unidos y, en 1856, se alistó paracolonizar Nicaragua; tras su experiencia en esepaís, se trasladó a El Salvador, luego a Chile yfinalmente se asentó en Lima, donde se convirtióen un conocido impresor y librero.

El texto de Tovar, además de ser un docu-mento importante para la historia del libro y lalectura en la América Latina de inicios del sigloXX, contiene el testimonio que Prince dictó a untaquígrafo con la intención de que fuese publi-cado póstumamente. El relato, que versa sobresu participación en las fuerzas dirigidas porWalker, hasta ahora poco conocido, se reproduceaquí - transcrito por Daniel Pérez y sin alterarla ortografía ni corregir algunos ligeros erroresdel original- por considerarlo de interés para elpúblico costarricense. La narración confirma la

heterogeneidad de los filibusteros, los distintosmotivos que los llevaron a Nicaragua y su des-igual identificación con la connotación imperia-lista del Destino Manifiesto.

Ateneo de El Salvador.Sección Histórica.

Tercer Congreso Científico Pan Americano.

Un compañero de William Walker-en sus aventuras de Nicaragua-

Por Enrique D. Tovar y R.Delegado del Ateneo de El Salvador.

Dedicado a su esclarecido consocioy amigo,

Dr. Francisco A. Funes.

Lima: 20 de Diciembre de 1924 a 6 de Enerode 1926.

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A pesar de los muchos años transcurridos,recortaba yo las carátulas de textos escolares yde otras obras, con esta leyenda al pie: "Imprentay Librería de Carlos Prince -Lima- Calle tal. N°Stantos y cuantos".

Aquel nombre, Carlos Prince -como elBenito Gil y el de Primitivo Sanmartí,- sonabaen mis oídos con timbre simpático.

A SanmartÍ me lo figuraba calvo, grueso,bondadoso, llano en su trato y muy asceta en suvida. Creo no haberme equivocado al concebiralgunas cualidades del erudito gramático y anti-guo editor.

A Gil no llegué a alcanzarlo. Pero mi infantilfantasía identificó al antiguo librero de Lima, conel "Maestrito" que en los "catones" o silabariosimpresos por la hoy modernizada casa editora,figuraba en las cubiertas de papel rojo; un viejitocenceño, de faz avinagrada, cargado de espaldas,con amplio gorro provisto de borlas y mantenien-do en una de sus manos, no recuerdo si la robustapalmeta, o el arramalado látigo. Mi imaginaciónde niño, hízome consentir en que ese "maestritocuco" era nada menos que "Benito Gil editor" ....

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A Prince, no sé por qué razones me lo imagi-naba de pequeña estatura, miope, muy laborioso,muy amante de hurgar papeles antiguos, algoaficionado a escribir y.... de carácter suave, dulce,como un azucarillo.

No he conocido a Gil. Don PrimitivoSanmartí vive en Barcelona desde mucho antesde preocuparme por tratarle y conocerle. APrince si le conocí, y muy de cerca.

Cierto día, en 1911, obedeciendo á mi afán deadquirir libros baratos y substanciosos, fui a dara la calle de Polvos Azules, en Lima, a una vieja"casona"-como diría López Albújar- pues divisédesde la gran portada del antiguo caserón, un letre-ro que decía: Librería e Imprenta del Universo".

El gran patio descuidado, se hallaba lleno dedeshechos. Al fondo, el "principal", dividido endos compartimento s casi iguales, y bien a las cla-ras percibíase, desde la entrada, a los tipógrafosentregados a la silenciosa tarea de "componer"ante los chivaletes. A la derecha, una mulatagorda, vieja, de poco acogedor aspecto, se entre-tenía en hacer la toilette a un perrillo de aguas.Por el patio, gallos y gallinas, paseaban concierta pereza; fortificaban sus cuerpos, mediantela exposición, estudiada a los calientes rayos delsol. Hacia la izquierda, en una como covacha, ví aun anciano rubicundo, muy amable. Era D. CarlosPrince. ¡Más o menos el mismo Prince que miimaginación forjara!

Revisé buen lote de libros viejos, adquiríalgunos; y a través de la conversación con elanciano librero, pude percatarme de su cultura.

-Quiero que se lleve Ud. un recuerdo mío-díjome Prince al despedirme. Esta obrita queacabo de imprimir, y de la que soy autor. ¿Elnombre de Ud., caballero? ...

y me entregó, con dedicatoria simpática,un ejemplar de su libro "Causas favorables yadversas al desarrollo de la literatura colonial. - Biblioteca peruana de la Colonia", tomode competente volumen, y que revela estudio ypaciente búsqueda de datos.

Seguía acudiendo a la destartalada Libreríade Polvos Azules, y así estreché amistad conPrince, conociendo casi todas sus obras publica-das; algunas de las inéditas; estudié su carácter ysus virtudes, y pude informarme de secretos de suvida septuagenaria.

Había nacido en París en 1836, de legítimomatrimonio formado por Gustavo Prince, fran-cés, y Julia Leteher, alemana. Muerto su padre,cuando solo contaba dos años de edad el niño, laviuda envió a éste a una escuela de Batignolles(caserío inmediato a la capital francesa, peroque hoy se halla comprendido dentro de su radiourbano). Muy tierno aún, un tío suyo lo pusocomo aprendiz de tipografía en un taller de losmejores, resultando Prince un cajista experto.

De tal época de su vida, D. Carlos recordabacon placer, anécdotas interesantes del autor de"La Dama de las Camelias" y de Honorato deBalzac, pues se puso en contacto con esos escri-tores, gracias a la circunstancia de llevar a casa deambos las "pruebas" que debían corregir.

En 1854, murió su madre, y despertóselela idea de recorrer el mundo. Con unos pocosfrancos que tenía reunidos, tomó en el Havre unaembarcación y llegó a Nueva York, ciudad en laque encontró trabajo, pues empleóse como cajistaen los talleres de "Le Courrier des Etates-Unis".

Recorrió muchos estados de la UniónAmericana y algo del Canadá, y al volver a NuevaYork, se encontró sin recursos, y fue entoncescuando, seducido, por ofertas anónimas, perohechas con muchas promesas cautivantes, se con-trató para servir al lado del abogado, médico yaventurero norteamericano, William Walker.

Al separarse de las filas filibusteros, pasó aEl Salvador, y en la ciudad de Ahuachapán, entróa servir como ayudante de un antiguo farmacéu-tico, quien -según Prince me contara- pretendíacasarlo con una hija suya, lo que obligó al jovenparisiense a salir de esa ciudad salvadoreña, y deCentroamérica, para tomar rumbo a Valparaíso,puerto en el que actuó como cajista, reembarcán-dose a los dos años, para el Callao.

Llegó a Lima en 1862, y el propietario de laImprenta de "El Mercurio", Dr. Manuel AtanasioFuentes, brindóle un puesto de tipógrafo, aten-diendo a las cartas de recomendación que Princele entregara. Poco después, al morir el regente de"El Mercurio", ocupó este puesto; y al ser ven-didos los talleres al Gobierno del General Pezel,se separó, para servir en la tipografía de Huerta,donde se editaba el diario político "El Tiempo",redactado por el joven periodista D. Nicolás dePiérola.

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Las demás incidencias de su vida en lasimprentas de Lima, y sus estrechas vinculacio-nes con Piérola, D. Manuel Pardo, D. TrinidadPérez, el Dr. Fuentes y los señores Dr. JuanFrancisco Pazos, Román Vial, las he narrado yaen un artículo publicado el año último, en el 4°número del "Boletín Bibliográfico" que da a luzla Universidad Mayor de San Marcos de Lima.Baste saber que D. Carlos llegó a ser propietariode valiosos talleres, que poseyó regular fortuna,que formó una familia honorable, y que los azaresdel destino le amargaron los días últimos de suvida, pues especuladores profesionales lo pusie-ron al borde de la miseria.

El 28 de marzo de 1919, a los 82 años deedad, falleció el venerable anciano, que merecióel respeto de la sociedad de Lima y las considera-ciones de hombres sapientes de ambos mundos.

Antes de cerrar los ojos, tuvo derecho paraescribir estas declaraciones que figuran en sufolleto "Mi estancia de medio siglo en Lima";

"Hace ya más de cincuenta años que resi-do en este hospitalario suelo, de los cuales hededicado como cuarenta al servicio de este país,ocupándome constantemente en estudios sobre lahistoria antigua general de América y particulardel Perú, en cuyo largo lapso de tiempo he escritovarias obras que me han demandado mucha con-tracción y labor, a la vez que prolijas y constantesinvestigaciones".

"En otras épocas en que he estado en situa-ción desahogada, he publicado varias obras mías,unas cortas y otras extensas, que si bien no brillanpor su estilo correcto (pues el castellano no es miidioma propio) a lo menos son producciones queacreditan mucha paciencia y laboriosidad".

"No solamente creo haber prestado con mistrabajos intelectuales algún servicio al Perú, sinotambién con mi trabajo material y manual, puescuando llegué a este país, en 1862, encontré el artetipográfico en un estado de bastante atraso, debidoa la carencia de buenos operarios tipográficos enaquel tiempo. Los trabajos de imprenta ejecutadospor mí y que he dado a luz, despertaron el estímu-lo entre los operarios del país que paulatinamentehan ido perfeccionándose en el desempeño desus labores. Es para mí muy satisfactorio que latipografía peruana haya hecho con mis iniciativas,tan señalados progresos de cincuenta años a esta

parte, progresos tan gigantescos que hoy día enel país se elaboran trababajos [sic] de fantasía yediciones de libros y periódicos, con tal nitidez,que le hacen alto honor, y que no desdicen de lasproducciones tipográficas europeas y norteame-ricanas.

Las declaraciones que anteceden constituyenel mejor testamento de Prince.

No deseo juzgar su obra de publicista. Meconsta -porque en mis manos estuvieron muchascartas- que esa obra era bien estimada por JoséToribio Medina, por Mitre, por Lafone Quevedo,por Vergniaud, y por muchos otros hombres deestudio.

Publicó estos libros:"Los primeros ensayos de la Imprenta y los

incurables europeos", 287 p. (Lima 1907)."Idiomas y dialectos indígenas del Continente

Hispano-Sudamericano, con la nómina de tribusde cada territorio", 150 p. (Lima, 1905). Estevolumen se imprimió por cuenta del Ministeriode Fomento y se le concedió al autor un premiopecuniario de 60 libras peruanas,

"Vida edificante de la gloriosa Santa Rosade Lima, Patrona de América., Filipinas eIndias", 87 p. (Lima, 1886)

"Anuario de Efemérides peruanas" enAlmanaque Peruano /lustrado", 244 p. (Lima,1876).

Tres cuadernos llenos de ilustraciones man-dadas hacer en París: "Tipos de Antaño" Fiestasreligiosas y profanas y La limeña y más tipos deantaño, con un apéndice interesante, extractadode Córdova y Urrutia. (Lima, 1890)

"Libros doctrinarios y de enseñanza en idio-mas y dialectos índicos Sudamericanos, publica-dos a fines del siglo XVI y durante los siglos XVIIy XVIII", 61 p. Publicóse, en el quinto volumen delos Anales del Congreso Latino-Americano, cele-brado en Buenos Aires en 1898, a cuya sección deAntropología lo presentara Prince.

''Apuntes sobre la vida del Venerable PadreGuatemala (Fray José Ramón Rojas de JesúsMaría) Misionero Apostólico del Colegio dePropaganda Fido de Cristo, en la ciudad deGuatemala y Director de la Casa de Ejerciciosde la capital de lea", 56 p. (Lima, 1892).

"El Imperio de los Incas y relación crono-lógica de los soberanos que reinaron en el Perú

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desde su fundación por Manco Capac, 1018hasta la muerte de Atahualpa, en 1533", 43 p.con grabados mandados hacer en París. (Lima,1892).

"La Biblioteca Peruana en la ExposiciónUniversal de París." 117 p. (Lima, 1901). Estacolección de libros la envió Prince a la Exposiciónmencionada, por encargo de la Comisión Centraldel Instituto Técnico, y mereció ser premiada conmedalla de oro.

"Los peruanófilos anticuarios del sigloXIX", 284 p. (Lima, 1908). Fue publicado en la"Revista de Ciencia".

"Causas favorables y adversas al desarrollode la Literatura colonial. Biblioteca Peruana dela Colonia", 456 p. Lima, (1910-11.)

"Suplemento a la Biblioteca PeruanaColonial". 144 p. (Lima, 1912).

Origen de los indios de América.- Orígenes y civilizaciones de los indígenas

del Perú". 367 p. (Lima, 1916).Además de estas publicaciones de importan-

cia general, y propias para los intelectuales, D.Carlos Prince hizo tres ediciones de su NovisimoMosaico Peruano, o sea método fácil para ejer-citarse los niños a leer manuscritos y perfeccio-narse en la lectura de impresos", obra que fuepremiada con medalla de plata en la exposición deTextos que en 1890, inició el Concejo Provincialde Lima. Publicó también un diario de de supropiedad exclusiva y sin subvención de ningúngénero, llamado "El Progreso del Perú", del quefue redactor principal el mismo Prince, soste-niendo su aparecimiento, desde el 18 de Marzode 1895, durante ocho meses. En 1875, publicóel "Almanaque Comercial de Lima", constantede 196 p. Desde 1873, en forma de hojas sueltas,imprimió el "Calendario de Lima", que el mismoarreglaba y que llegó a ser muy difundido, pueslo remitía hasta a los más apartados rincones delpaís. Mensualmente, en sus tiempos de apogeo,dio a luz durante más de trece años, Enero de1888 a Julio de 1901, el "Boletín Bibliográfico",que circulaba gratis, con noticias de librería einteresantes trabajos históricos y literarios. Porúltimo, imprimió en 1913, su acerbo folleto "Miestancia de medio siglo en Lima (1862-1912)" 28p. con su retrato fotograbado; y varias monogra-fías de carácter histórico, en la [sic] "La Prensa",

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"El Tiempo" y La Unión", diario, este último, yadesaparecido.

Inéditas, en poder de la viuda, ha dejadoestas otras obras:

"Los incurables peruanos" (publicada, enparte, en el Boletín Bibliográfico)" - "Historiade la Conquista y de las revoluciones en elPerú (1502-1581)", traducción de la obra de M.Alphonse Beauchamp, en dos tomos, impresaen 1808". -"Monarcas y Mandatarios que handispensado su protección a las letras perua-nas". - "Notabilidades y esclarecidos ingeniosque han descollado en el Perú, durante la épocacolonial". -"La Monja-Alférez (Doña Catalinade Erauzo] reseña histórica del primer terciodel siglo XVII". -"El Gongorismo en el Perú".-t'Predominio del clero en el Perú, durantela época colonial". -"Universidades, EscuelasUniversitarias y Seminarios del Virreynatodel Perú". - "Grandeza del Imperio Peruanobajo el reinado delInca Huaina Capac". -"LasRelaciones Elegíacas y Plañideras, publicadasen la época colonial". -"Tratado de Tipografía".- "Instrucción Primaria: su organización ynecesidad de su reforma". -"Aritmética elemen-tal para el uso de los niños que concurren alas escuelas de instrucción primaria, dispuestabajo un método fácil y sencillo". -"Santo ToribioArzobispo de Lima", trabajo que fue presentado alcertamen histórico-literario promovido con opor-tunidad del aniversario tricentésimo del Santoarzobispo, y que le valió a Prince un lapicero conpluma de oro y con una esmeralda engastada,premio que el jurado le otorgó.

Listos para nuevas ediciones ampliadas yrectificadas, Prince ha dejado también: "Idiomasy dialectos indígenas del Continente HispanoSudamericano". -"Los peruanófilos anticua-rios del siglo XIX". -"Origen de los indios deAmérica". -y "Libros doctrinarios y de enseñan-za en idiomas y dialectos sudamericanos".

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Repito que no haré ninguna apreciaciónsobre la obra intelectual del malogrado Prince.Limítome a apuntar solamente su labor. Que otrosla juzguen. Declaro, sí, que encontraré admirable

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el esfuerzo desplegado por ese caballero francés,quién declaró en más de una ocasión: "Mis obraslas he escrito y las dedico al Perú, patria de mishijos, y mía adoptiva, a la que me ligan lazosafectuosos".

Estimé grandemente a D. Carlos. Su amistadme fue grata. Sus conversaciones las hallé siem-pre interesantes, pues era un archivo viviente.Recordaba hechos y frases ingeniosas de Castilla;episodios pintorescos de la vida de D. ManuelPardo y de D. Nicolas de Piérola. Trató muy decerca a todos los mandatarios que hemos teni-do desde 1862, y alternó con nuestros hombresrepresentativos. Prince me refirió muchas vecesmil detalles de su vida, desde que en París, siendoniño aún, acudía a la casa de Balzac y tenía queayudarle en su caprichosa manera de corregirpruebas de imprenta, hasta sus coincidencias conel Padre Cappa, la noche anterior a la expulsiónde los jesuitas; desde su visita, lleno de venera-ción, a los lugares recorridos en Norteamérica porel General Lafayette, hasta sus aventuras infaus-tas como empresario de teatro, en Lima; desdesu fuga de Francia a bordo de un bergantín quesalió para Nueva York, hasta su odisea cruel, casiincreíble, en tierra de Nicaragua. ¿Hombre inte-resante? ¡Ya lo creo que sí! Manejaba el castellanocon facilidad relativa, y su memoria reproductora,era admirable.

Es aquella faz anecdótica de Prince, la quehe querido dar a conocer en este trabajo.

III

En varias oportunidades me narró sus corre-rías por América Central, cuando -sólo condieciocho años a cuestas- se vió seducido por losgrandes carteles que, en las ciudades norteameri-canas, ofrecían tierras edénicas a todos aquellosque desearan trabajo seguro .... y fácil.

Novelesco era aquel relato, y como lo con-cibiese yo de interés para reproducirlo algúndía, Prince no tuvo inconveniente alguno enrepetir esa página de su vida, ante un taquígrafo.Cuando, corregida por él mismo la traducción mela entregó, díjome: "No sé por qué me parece queesto sólo debe ser publicado después que muera.Yo le ruego, mi querido D. Enrique, acceder a

este deseo. Hallándome vivo, algún malquerientepodría motejarme de filibustero, y yo me sentiríalastimado Tengo limpia mi conciencia. Elarma que Walker ordenó que me entregasen enNicaragua, no hizo daño a nadie. Fui filibusterosin quererlo, sin saberlo. Aquí, en el Perú, pocosconocen esta página de mi vida, y solamentesaben que soy y he sido librero, tipógrafo, anti-cuario, medio político, empresario de compañíasde zarzuela española, sincero americanista y .un verdadero peruano patriota". Los ojos se lehumedecieron a mi viejo amigo; y yo, silencio-samente, doblé los originales, que ahora publico,guardándolos en cartera.

IV

"Apenas llegué a dicha ciudad; lo primeroque atrajo mi atención, fue unos grandes cartelesfijos en los muros, solicitando emigrantes paraNicaragua y ofreciendo a cada cual un acre deterreno, herramientas y semillas, para efectuarla colonización de aquel territorio centroame-ricano.

"Me alucinó mucho la invitación, y resolvíinscribirme. Grande fue mi sorpresa, cuando víque el número de solicitantes que obraban en laoficina de inscripción era bastante crecido.

"Llegado el día de la partida hacia aquélmagnífico Edén, pude darme cuenta de que unos300 inmigrantes constituíamos otros tantos colo-nos, otros tantos propietarios de chacras.

"Se elevó el ancla en medio de atronadoreshurras del numeroso grupo de curiosos que,desde la bahía, agitaban al aire sus sombreros ypañuelos, despidiéndonos.

"Hízose la navegación sin novedad, y pocosdías más tarde, desembarcamos en el puerto deSan Juan del Norte, lado del Atlántico. Allí noshicieron trasbordar a un vaporcito que surcaba elrío del mismo nombre, cuyas orillas ofrecen her-moso espectáculo, tanto por su exhuberante vege-tación y bosques tupidos, como por las enormesbandadas de papagayos y loros que revoloteabanpor los aires, y muchos lagartos que salían a laarena para calentarse al sol. Ese río baña tambiénla costa del territorio de los Mosquitos, indiosque, a semejanza de los araucanos, han sabido

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TIPÓGRAFO Y ¿AGENTE DEL DESTINO MANIFIESTO?

conservar su independencia. Como a la hora deestar navegando, entramos en el extenso lago deNicaragua, y a las 6 p.m. fondeó en playas de laciudad de Granada.

"Aquí principió nuestra vía-crucis, pues ape-nas pusimos pie en tierra, quedamos desilusio-nados. Supimos, entonces, que las promesas deNueva York eran ilusorias, y que toda la gente queocupaba Granada era el ejército filibustero quemandaba el General William Walker.

"Como estábamos sin alimento desde lamañana en que dejamos la nave que nos trajesede Nueva York, nos dieron por toda comida unpequeño bollo de chocolate y una fría torta demaíz, que era el pan de los indígenas. Nos condu-jeron en seguida al antiguo convento de francis-canos, donde, en lugar de camas, hallamos unospellejos de res, tendidos en el suelo, y de almoha-da hubo de servir el atado de ropa que cada unotenía consigo. No hubo como protestar. Aquellospellejos, según parece, constituyen una especiede antídoto contra los alacranes, que caminabanen grandes tropas, por las paredes de las celdasconventuales abandonadas.

"La noche fue desastrosa, y al día siguiente,apenas rayó el alba, procedieron a inscribimos,tomando nuestra filiación. Entregáronnos sendosfusiles y una cartuchera con su dotación de tiros;y nos notificaron, irónicamente, que desde eseinstante teníamos que conquistar, por medio delas armas, la futura propiedad de tierras.

"Varios de los compañeros llevaban consigomujeres, con las que eran casados. Pero al des-embarcar en Granada, tuvieron que abandonarlas,pues no se consentía que ningún soldado, casadoo no, viviese con su mujer.

"Abandonadas esas desgraciadas, en paísdesconocido, sin facilidades para subsistir hon-radamente, entregáronse al vicio, al libertinaje,con los oficiales, celebrando diarias orgías. Unapobre niña, que en calidad de sirvienta se embar-có en Nueva York, con uno de los aspirantes acolonos, fue despedida por su patrona, y hubo deprostituirse, ya que no era posible hallar en esemedio y en ese instante, otro trabajo que el de lascaricias pagadas ....

"Todos los días, desde muy temprano,hacíamos ejercicios durante dos horas; después-y no siempre- nos daban el almuerzo, que solía

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consistir en una taza de sopa de plátanos verdes;un pequeño trozo de carne de asno o mula y unatorta de maíz. Descansábamos hasta las tres, horaen que salíamos por compañías, a la plaza prin-cipal, donde revistábamos al General Lainé, fran-cés, subordinado de Walker, de quien era conseje-ro. En seguida se distribuían las guardias.

"Las fuerzas filibusteras estaban formadaspor sujetos de Norteamérica, Alemania, Francia,Inglaterra, Irlanda, Italia, Bélgica, y hasta deRusia y de Cuba. Ninguno llevaba uniforme. Cadacual vestía sus propias ropas, distinguiéndose losoficiales por la espada ceñida; y los jefes no solopor la espada; sino por una cucarda roja puesta enel sombrero. El jefe de esa banda de filibusteros,William Walker, tirano astuto, había rec1utadogentes en Nueva York, Nueva Orleans y SanFrancisco, contando con el apoyo indirecto de sugobierno. De los dos primeros puertos habíamossalido los que bajamos en San Juan del Norte. Losde California bajaron en San Juan del Sur. Walkertenía también dos compañías de centroamerica-nos, cada una de cien hombres, mandadas por elGeneral nicaragüense Carascosa [sic]."

"A los primeros días de nuestro arribo, seordenó a la compañía N° 7, de la que yo formabaparte, que se trasladase a Masaya, situada a ocholeguas de Granada. Como a las nueve de la maña-na iniciamos la marcha, y a las cuatro de la tarde,cansados de caminar bajo los rayos del ardientesol del trópico que materialmente asábanos, lle-gamos a nuestro destino.

"Lo primero en que se pensó, fue en el ran-cho. En seguida nos pusieron sobre las armas,por temerse un ataque del enemigo. Un espía nosnotició que la tropas centroamericanos hallábansea dos leguas, en número muy crecido y que erapeligroso resistirles. Inmediatamente se tocó reti-rada, sin damos tiempo para sacar del cuartel laropa que de Granada habíamos traído.

"La retirada fue más una fuga. A fin de queel enemigo no nos persiguiera, tomamos por uncamino subterráneo, llevándonos un cañón debronce que encontramos en la Iglesia de Masaya,y el cual enterrámoslo como a una legua de laciudad. Casi toda la noche anduvimos bajo lalluvia, chapoteando sobre el fango, y a pesar delo cansados que estábamos por la caminata delmismo día.

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"Aquella terrible noche -la recuerdo conhorror aún-, varios de mis compañeros caye-ron muertos en el camino. Yo, al amanecer, merecosté sobre la yerba, con otros camaradas,que estaban, como yo, más muertos que vivos.Dormimos algunas horas bajo un corpulentoárbol que nos protegió con su sombra. Cuandodesperté, sólo ví a mi lado a mis amigos Dumasy Enrique Poux. Los demás, despiertos antes quenosotros, habían huido, temerosos de que fuerzasenemigas, al hacer un reconocimiento por allí,nos encontrasen. También nos fuimos Paux [sic],Dumas y yo.

"A dos y media leguas de la ciudad deGranada, llegamos a una hacienda, y pedimosalgún alimento, ofreciendo pagar su justo valor.Pero como el dueño desconfiase de nosotros,hubimos de anticiparle dinero por una gallina,que ligeramente frita en manteca, súponos agloria. No quiso de ningún modo damos hospita-lidad por esa noche, y reemprendimos la marchahacia Granada. Empero, la noche no nos permi-tió avanzar, y resolvimos, los tres, quedamos adormir en lo más espeso del monte. Dormimosa pesar de la lluvia; y todos empapados, aunquecon buen ánimo, nos pusimos en marcha nueva-mente, en cuanto clareó la aureola. Treinta minu-tos demoraríamos en llegar a Granada, dondenuestros compañeros nos recibieron con grandesmanifestaciones de júbilo, por haber tenido elconvencimiento de que nos habíamos extraviadoen el camino.

"A los pocos días se dispuso que toda lafuerza filibustera emprendiese ataque formal aMasaya. Se hicieron los preparativos. Formamosen la plaza principal; Walker nos pasó revista,iniciamos la marcha, llevando un par de obusesde campaña y unas veinte cargas de munición, Lagente que quedó en la ciudad, se ofreció a cuidarde los enfermos que dejamos allí.

"Flameaba a la cabeza de la columna, unabandera blanca, con esta inscripción en letrasrojas: "[Vencer o morir!" Detrás seguía la insig-nia nacional de Nicaragua. Penosa fue la marchade aquel día, por un camino lodoso. A eso delas seis de la tarde, llegamos a Masaya. Walkermandó en persona la columna. Iba a la cabeza,y fue el primero en descargar su revólver sobreel centinela más avanzado del campo enemigo,

dejándolo muerto. La caballería, montada enmulas, formaba la vanguardia, y cargó hasta laentrada de la ciudad.

"Pronto sintiéronse varios tiros de cañón,seguidos de repetidas descargas de fusilería. Deinmediato nada se pudo distinguir, debido alhumo; las balas silvaban por encima de nuestrascabezas. Hicimos algunos prisioneros, y a lamedia hora, sobrevino la calma, escuchándosesolo tiros aislados. Toda la noche pasamos a laspuertas de Masaya, sin dormir, sobre las armas.A la mañana siguiente, ocupamos el lado nortede la ciudad, que había desocupado el enemigo,el cual había reconcentrádose hacia el lado sur,fortificándose tras de las trincheras.

"Nuestro primer cuidado, al ocupar lasprimeras chozas, consistió en buscar alimento.Encontramos carne de res, aves, cerdos, tortas demaíz, tamales envueltos en hojas de plátano, queaún se hallaban al fuego, y hasta tabaco abundan-te. Así quedó compensada nuestra antigua ham-bruna. El transcurso del día tuvo importancia,pues aunque no hubo sino uno que otro tiro, cayóprisionero, a manos de los centroamericanos, elGeneral Lainé, de los nuestros, y lamentamostambién varios muertos y heridos.

"A la media noche, un espía llegó y díjoleWalker que el General enemigo, Zavala, atacabala ciudad de Granada. El Jefe filibustero ordenóentonces, el regreso inmediato de las fuerzas, a laciudad, a fin de proceder al rechazo de Zavala.Pero, mientras tanto, por orden del mismo Zavala,el General Belloso nos entretenía en Masaya,con escaramuzas. El audaz Walker, procedióa frustrar ese inteligente plan, y ordenó que amarchas forzadas, regresásemos sobre Granada.Cuando estábamos sólo a una legua de Granada,nos sorprendió el amanecer, y pudimos escucharcon toda claridad los tiros de cañón y fusil, distin-guiendo desde una eminencia las nubes de humoque ennegrecían la atmósfera.

"Comprendiendo WaIker el peligro en queGranada se hallaba, ordenó que atacásemos sinpérdida de tiempo. Zavala nos esperaba preve-nido. Teníamos que pasar por el desfiladero deun pequeño bosque, a la entrada de la capitalgranadina; y al llegar a ese sitio, la metralla ylas balas barrían de ambos lados, materialmente,nuestras filas.

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TIPÓGRAFO Y ¿AGENTE DEL DESTINO MANIFIESTO?

"Yo esperaba caer de un momento a otro,pues el peligro era inminente. Una descarga sali-da del lado izquierdo del bosque, hizo caer a milado a varios compañeros. Yo quedé en pie, sólopor milagro. Parecíame que de todos lados meapuntaban, y que iba a desplomarme sobre loscadáveres que estaban en torno mío. Me horro-rizó el espectáculo. Uno de mis amigos teníavaciado el cráneo; otro atravezado el vientre; untercero recibió un balazo en el corazón. En eseinstante, me sentí atolondrado, y no hice usode mi arma. Hubiesen podido victimarme, y yono habría hecho resistencia. Dios permitió quesaliera ileso.

"La derrota fue completa para los patriotascentroamericanos, y el bravo General Zavalahubo de retirarse con toda su gente.

"Cuando pasamos por las calles de Granada,hallamos cadáveres por todas partes, lo quedemostró que el combate había sido recio. Lostrofeos de nuestra victoria fueron tres cañones yalgunos prisioneros. Se nos dijo que el GeneralZavala tuvo el propósito de envenenar el agua,pero el tiempo no permitió efectuar tal cosa.

"Las dos compañías de centroamericanosque quedaron de guarnición en Granada, deser-taron durante el combate, llevándose municionesy fusiles. Carrascosa, que los mandada, perma-neció al lado de Walker, quien, sin embargo, encastigo, por haber dejado fugar a sus hombres,impúsole quince días de arresto.

Supimos que el General Lainé había sidofusilado por los centroamericanos. Walker, enrepresalias, ordenó el fusilamiento del Coronelguatemalteco Valderrama y de otros oficiales,que estaban en nuestro poder. La ejecución reali-zóse a la una de la tarde, hora de la revista, y enpresencia de toda la fuerza filibustera, formada enlínea de batalla en la plaza principal. Los senten-ciados salieron de su prisión, y llegaron al lugardel suplicio, acompañados del padre Vigil, nica-ragüense. Avanzaron Valderrama y su compañe-ro, con gran resolución. Antes de ser vendado,Valderrama pidió un vaso de vino, y pronuncióestas palabras: "Muero en defensa de mi patria, yme considero feliz de verter hasta la última gotade mi sangre por libertar a mi país. y a mi familiadel yugo enemigo". -La primera descarga mató alotro oficial. Valderrama quedó de pies. Cargaron

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otra vez los ejecutores, y Valderrama cayó exáni-me, en un lago de sangre.

"Ese cuadro lúgubre me impresionó tantísi-mo, que días después acepté la proposición quedos amigos y paisanos hiciéronme, para desertary poner término a nuestros padecimientos. El pro-yecto estaba lleno de peligros, pues Walker habíadictado una orden general, disponiendo que losdesertores fueran fusilados ipso-facto, sin fórmu-la de juicio. Empero, nada nos arredró.

"Para cobrar valor, mis compañeros EnriquePoux y Miguel Boulanger y yo, tomamos, despuésdel remedo de almuerzo que nos servían, unabuena copa de brandy; dirigiéndonos, en seguida,a una choza de aborígenes, ya conocidos nuestros,a fin de que nos orientasen para no ser descubier-tos si tomábamos las rutas ordinarias. Esas bue-nas gentes nos indicaron un camino subterráneo yllenaron con vino de Málaga nuestras calabazas.Seguimos por aquella estrecha zanja de más dedos metros de profundidad, hasta caer sobre elcamino real, casi a media legua de Granada.Como estábamos en plena carretera de Granada aMasaya, emprendimos a todo escape una carrerade no menos de diez kilómetros, pues temíamosser descubiertos y alcanzados. Tras brevísimodescanso, reemprendimos la marcha; no obstanteque ya nos caía sobre el cuerpo sudoroso copiosalluvia, y así llegamos a las puertas de Masaya,como a las ocho de la noche. Pernoctamos en laprimera choza que econtramos [sic], la que hallá-base abandonada, aunque con algunos muebles.La extenuación que sentíamos requería descanso,inmediato descanso; y así, mojados y sin comer,tomamos posesión de una hamaca, de un bancode madera y de una mesa. Dormimos tranqui-los, sobre tan excelentes "camas", pues ya nossentíamos a salvo de persecuciones y peligrosasasechanzas.

"Al día siguiente, proseguimos la marchahacia Masaya. El primer centinela avanzado nosdio el "quien vive", contestándole "gente de paz".Un oficial a quien hallamos más adentro, condú-jonos ante el Comandante en jefe del campamen-to, General Belloso. Este alto jefe nos recibió concariño, y conversó con Poux -único que mane-jaba el castellano, de los tres,- acerca del estadode las fuerzas de Walker, de los recursos con quecontaba, del quantum que recibía la tropa, etc.

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etc. Nos insinuó también el ingreso nuestro enla columna extranjera que tenía a sus órdenes,a lo que Poux repúsole que habíamos ido a esa[sic] país, engañados; que no teníamos propósitode tornar las armas contra nadie y que habiendoescapado, por fortuna, del yugo de un déspota,sólo deseábamos internamos en Nicaragua paraconseguir ocupación. El General Belloso nosinvitó a descansar en el campamento por todo eltiempo que quisiéramos y ofreció también damosfacilidades para trasladamos al interior del país.

"Quince días permanecimos en el campa-mento, recibiendo testimonios de cariño, de losjefes y oficiales. Nuestra holgada vida en Masaya,fue antítesis de la infernal que vivíamos al ladode Walker. Cuando nos despedimos del GeneralBelloso, éste ordenó que pusiesen a nuestradisposición una carreta con su yunta de bueyes,nos proporcionó cuatro soldados y un sargento,para que nos acompañasen y defendiesen; -pueslas gentes de esa época suponían que todos losextranjeros eran filibusteros, y por ende enemi-gos del país;- y tendiéndonos amistosamente lamano, nos obsequió a cada uno con una onza deoro española."

"Lentamente avanzamos en nuestro viaje,llegamos a la ciudad de León, que para entoncesera asiento del Gobierno, y demás autoridadesde la República. Nuestra llegada suscitó algúnalboroto, pues los naturales deseaban ver "comoeran los filibusteros". Sin embargo, el trato querecibimos fue muy cariñoso -Io mismo que enotras poblaciones de nuestro recorrido- y aún elPresidente de la República hízonos llamar, mos-trándose afectuosísimo.

"Largo sería repetir las peripecias que afron-tamos en Centroamérica mis compañeros y yo.Miguel Boulanger, atacado de fiebre tifoidea,falleció en el hospital de León. Con EnriquePoux, me dirigí al puerto de Realejo, donde nosembarcamos con destino a El Salvador, ya quedeseábamos pasar a Guatemala. Fue el cónsulfrancés quien nos dio pasajes para el puerto deLa Libertad.

"Mas ocurrió que el buque, un cascarónviejo, apenas si se movía, por lo que sólo al díaduodécimo de navegación, descendimos a tierra.Pasamos por Cojutepeque, Sonsonate, Santa Ana,hasta Ahuachapán, ya casi en los linderos de la

República Guatemalteca. Para traspasar ese lin-dero, se hacía necesario salvar un tupido bosque,habitado, según los ahuachapanecos nos decían,por indios bravos, ladrones, ofensivos. Los mis-mos centroamericanos, temían atravesarlo encaravanas. No dejaron de atemorizarme todasesas noticias, y resolví quedarme en Ahuachapán,aceptando empleo en la única farmacia del lugar,propiedad del Sr. Fabio Morán.

"Poux que en Guatemala tenía amigos, puesdebía haber estado ya en aquella nación y cono-cer a los indios del bosque temible, se obstinóen ir sólo [sic], y accedí a ello, en vista de nohaber logrado convencerle de lo contrario. A lospocos días súpose en la ciudad, por una caravanarecién llegada, que un indio, escondido tras uncorpulento árbol, había disparado un tiro por laespalda a mi infortunado compañero, matándoloinstantáneamente."

vRecuerdo aún como se enternecía Prince al

hacer este relato, pasando enseguida a referir losesfuerzos del dueño de la farmacia para conseguirque se enamorase de la propia hija, a fin de tener-le por yerno .

"No sé por qué me parece que esto sólo debeser publicado después de que muera. Yo le ruegoacceder a este deseo. Algún malqueriente puedemotejarme de filibustero, y yo me sentiría lasti-mado ...."

Así me dijo D. Carlos ¿Por qué?Maeterlinck le hubiese respondido: El hom-

bre fuerte examina con cuidado las alabanzas ylas ventajas que sus acciones le proporcionan, yrechaza en silencio todo lo que traspasa ciertalínea que él trazó en su conciencia.; y es tantomás fuerte cuanto que esa línea se acerque mása la verdad secreta, que vive en el fondo de todaslas cosas, y que ha trazado allí mismo.

En su apotegmático estilo hubiésele dichoel filósofo de Rocken: "Todo lo que no me hacemorir me hace más fuerte."

El espléndido Juan Montalvo, le habría alen-tado así: "El que no tiene algo de Don Quijote nomerece el aprecio ni el cariño de sus semejantes."Tú, muy muchacho, quisiste adquirir tierras.

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Supiste después que debías comprarlas a costa detu sangre. Luchaste. La vida es la guerra; cadadía una batalla; cada acción ordinaria una aco-metida." ¿Por qué, razón eludiste el calificativode filibustero, si en verdad los hombres no somoshermanos; somos enemigos; y si somos herma-nos, somos a lo Caín? ¿Por qué, si muchos de losque te rodearon fueron filibusteros, que se lla-maban hermanos tuyos para hacer alarde de tusdesgracias; se decían hermanos tuyos para que lesconfiases tus secretos, y divulgarlos en primeraoportunidad; hermanos tuyos, para cubrirte deira, de envidia, para beber tu sangre?

Anatole France habría exclamado: "He dichoque cuanto más pienso en la vida humana, máscreo que hay que darle por testigos y jueces laironía y la piedad, que son dos buenas consejeras.La una, sonriendo, nos hace amable la vida; laotra, llorando, nos la hace sagrada. La ironía queinvoco, no es cruel; no se burla ni del amor ni dela belleza. Es dulce y benévola. Su risa calma lacólera, y ella es quien nos enseña a burlamos delos malos y de los tontos, a quienes, sin ella talvez, tendríamos la debilidad de odiar."

y yo le decía a Prince, como en las estrofasde Martín Fierro: No tema Ud. Posee usted cora-zón, posee usted entendimiento, posee usted unalengua que habla, y valor para la defensa. ¿Quéteme? ¿Por qué ese encargo suyo?

Sin embargo de todo, cumplí la voluntad demi anciano amigo; y ahora, a los cinco años de sumuerte, hago pública la novelesca narración.

Enrique D. Tovar y R.Chimbote, a 17 de octubre de 1924.

Notas

* Penoso es ver que los mismos nicaragüenses,cooperasen también, con el filibustero a la escla-vitud de su patria!!. ... N. de la D.

** De relieve está la hidalguía salvadoreña, encar-nada en el ilustre general Belloso, de gran recor-dación. N. de la D.Pratt, Julios w., "The Origin of 'ManifestDestiny'". The American Historical Review. 32:4 (July, 1927), pp. 795-798. Linda S. Hudson, conbase en un aryílisis textual, afirma que el concep-to fue inventado por Jane McManus Storm, pero

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tal planteamiento ha sido impugnado por otrosinvestigadores. Hudson, Linda S., Mistress 01Manifest Destiny: A Biography 01Jane McManusStore Cazneau (Austin, Texas State HistoricalAssociation, 2001), pp. 45-68; Sampson, RobertD., John L. O'Sullivan and His Times (Kent: KentState University Press, 2003), pp. 244-245.

2 Zoysa, Richard de, "Arnerica's Foreign Policy:Manifest Destiny or Great Satan?" ContemporaryPotitics. 11: 2-3 (June-September, 2005), p. 134.Para un enfoque que enfatiza la dimensión teoló-gica del "Destino Manifiesto", véase: Rathbun,Lyon, "The Debate over Annexing Texas andthe Emergence of Manifest Destíny". Rhetoric &Pubtic Affairs. 4: 3 (2001), pp. 483-488.

3 Aikin, Roger Cushing, "Paintings of ManifestDestiny: Mapping the Nation", American Art. 14:3 (Autumn, 2000), pp. 78-89.

4 Rodríguez Díaz, María del Rosario, "México'sVision of Manifest Destiny during the 1847 War".The Journal 01 Popular Culture. 35: 2 (Fall,2001), pp. 44-45. O'Sullivan se opuso a la guerracon México y fue un promotor de los derechosde las mujeres y de los trabajadores, y favorecíala abolición de la pena de muerte; sin embargo,también fue un defensor de la esclavitud y par-ticipó en actividades filibusteras que promovíanla anexión de Cuba a Estados Unidos. Sampson,John L. O'Sullivan, pp. 90, 114, 146, 155, 196,201-202,212-218,227,230-231 Y 240-242.

5 May, Robert E., Manifest Destiny's Underworld.Fitibustering in Antebellum America (Chapel Hill,The University of North Carolina Press, 2002), pp.1-18 Y 98-99. Las experiencias europeas de 1848se analizan en: Sigmann, Jean, 1848. Las revo-luciones románticas y democráticas de Europa(Madrid: Siglo XXI Editores, 1977).

6 May, Manifest Destiny's Underworld, pp. 1-4.7 Gobat, Michel, Confronting the American Dream:

Nicaragua under U. S. Imperial Rule (Durham:Duke University Press, 2005), pp. 26-27.

8 La Neutrality Law de 1818 dispuso penas de cárcely elevadas multas contra quienes organizaran, desdesuelo estadounidense, expediciones militares contrapaíses que estaban en paz con Estados Unidos. May,Manifest Destiny's Underworld, p. 7.

9 Para un estudio reciente que sustenta este enfo-que, véase: Youngberg, Quentin, "Morphology ofManifest Destiny: The Justified Violence of JohnO'Sullivan, Hank Morgan, and George W. Bush",Canadian Review 01 American Studies/Revuecanadienne d'etudes armericaines. 35: 3 (2005),pp. 317-319.

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10 May, Manifest Destiny's Underworld, pp. 53, 133,136-137, 140-142, 146 Y 160.

11 Gobat, Confronting the American Dream, pp.29-40.

12 Quesada, Juan Rafael, Clarín patriótico: laguerra contra los filibusteros y la nacionali-dad costarricense (Alajuela, Museo HistóricoCultural Juan Santamaría, 2006), pp. 22-25;Vargas, Armando, El lado oculto del presidenteMora: resonancias de la guerra patria contrael filibusterismo de los Estados Unidos (1850-

/860) (San José, Editorial Juricentro, 2007), pp.85-94; Arias Sánchez, Raúl, Los soldados dela Campaña Nacional (1856-1857) (San José,Editorial Universidad Estatal a Distancia, 2007),pp. 16-27. Para una crítica más amplia de estasobras, véase: Molina Jiménez, Iván, "En defensadel análisis histórico. A propósito de algunasobras recientes sobre la guerra de 1856-1857contra los filibusteros", Revista de Historia deAmérica. México, No. 137 (enero-diciembre,2006), en prensa.

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