Tinta tres ed 22 Pueblo

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Medellín Colombia - Nº 22 Abril-Mayo de 2014 - 24 páginas - Comuna 3 Manrique - www.tintatres.co - Distribución gratuita Editorial / P. 2 Relato de viaje / P. 11 Reportaje Gráfico / P. 12 - 13 Reportaje Gráfico / P. 20 - 21 Reportaje / P. 22 Reseña / P. 14 Cultura - Música / P. 23 Cuento / P. 24 Noticia / P. 3 Perfil / P. 5 Noticia / P. 10 Denuncia P. 6 - 7 Reportaje gráfico/ P. 8-9 Informe / P. 4 Francisco Mosalve Paola Alarcón Alexánder Zuleta Alexánder Zuleta Alexánder Zuleta Paola Alarcón Paola Alarcón Alexánder Zuleta Paola Alarcón Oscar Cárdenas ARQUITECTURA sin arquitectos PACTO DE CONVIVENCIA VIRUS NxC LAS RANAS SÍ VAN AL CIELO EL COLECCIONISTA QUÉ PASA CON LOS ABUELOS de la comuna LA COMIDA ESCASA de los niños VIAJE A LAS COSAS CAÍDAS RETRATOS CON MIRADAS DE MUJER EMPRESAS POPULARES de Manrique LOA DEL BAILE A LA CULTURA EN LA LADERA UNA COLONIA PARA cada región EL CANTO DE LA MONTAÑA PRESUPUESTO PARTICIPATIVO en Manrique Pueblo... Foto: Leider Restrepo Photography Informe especial / P. 16-19 Redacción Tinta Tres ¿QUÉ PASA CON EL TRANSPORTE público en la comuna? Redacción Tinta Tres Paola Alarcón Oscar Cárdenas Luisa Fernanda Restrepo

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Medellín Colombia - Nº 22 Abril-Mayo de 2014 - 24 páginas - Comuna 3 Manrique - www.tintatres.co - Distribución gratuita

Editorial / P. 2

Relato de viaje / P. 11

Reportaje Gráfico / P. 12 - 13

Reportaje Gráfico / P. 20 - 21

Reportaje / P. 22

Reseña / P. 14

Cultura - Música / P. 23

Cuento / P. 24

Noticia / P. 3

Perfil / P. 5

Noticia / P. 10

Denuncia P. 6 - 7

Reportaje gráfico/ P. 8-9

Informe / P. 4

Francisco Mosalve

Paola Alarcón

Alexánder Zuleta

Alexánder Zuleta

Alexánder Zuleta

Paola Alarcón

Paola Alarcón

Alexánder Zuleta

Paola Alarcón

Oscar Cárdenas

ARQUITECTURAsin arquitectos

PACTO DE CONVIVENCIA

VIRUS NxC

LAS RANAS SÍ VAN AL CIELO

EL COLECCIONISTA

QUÉ PASA CON LOS ABUELOSde la comuna

LA COMIDA ESCASAde los niños

VIAJE A LAS COSAS CAÍDAS

RETRATOS CON MIRADAS DE MUJER

EMPRESAS POPULARES de Manrique

LOA DEL BAILE A LA CULTURA EN LA LADERA

UNA COLONIA PARAcada región

EL CANTO DE LA MONTAÑA

PRESUPUESTO PARTICIPATIVOen Manrique

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Informe especial / P. 16-19

Redacción Tinta Tres

¿QUÉ PASA CON EL TRANSPORTE público en la comuna?

Redacción Tinta Tres

Paola Alarcón

Oscar Cárdenas

Luisa Fernanda Restrepo

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Coordinación editorial: Andrea Aldana. Corrección de estilo: Francisco Monsalve. Redacción: Paola Alarcón, Óscar Cárdenas Avendaño, Francisco Monsalve, Alexander Zuleta. Colaboradores: Eulalia Borja, Carlos Orlas, Gertrudis Martín Laprade, Jorge Luis Valencia, Luisa Fernanda Restrepo. Ilustración: Andrés Sánchez. Asesoría Alcaldía de Medellín: Diana Carolina Zapata, Secretaría de Comunicaciones. Coordinación proyecto Escuelas de Comunicación, Comuna 3 Manrique: Johana Arboleda Taborda, Manuel José Bermúdez Andrade, Universidad de Antioquia. Año 4 número 22, Abril-Mayo de 2014. Distribución gratuita. 20.000 ejemplares. Impreso en: La Patria.

Tinta Tres es una publicación realizada por el Centro de Investigación y Extensión de Comunicaciones (CIEC), Universidad de Antioquia. www.tintatres.co

Contacto: [email protected]/tintatreswww.issuu.com/tintatrestwitter: @tintatreswww.youtube.com/periodicotintatres

»» Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura. (Artículo 20. Constitución Política de Colombia)

»» La actividad periodística gozará de protección para garantizar su libertad e independiencia profesional. (Artículo 73. Constitución Política de Colombia)

»» Las opiniones y afirmaciones expresadas en los artículos son responsabilidad exclusiva de los autores y no son representativos, necesariamente, de la línea de pensamiento del periódico, ni responden forzosamente a opinión de quién lo dirige.

sin arquitectosPor Francisco Monsalve

Arquitectura

Gertrudis Martín Laprade es una pintora de origen francés que vive en Medellín desde

hace unos 40 años. Desde su casa y es-tudio ubicado en el barrio Santa Cruz contempla y recorre la ciudad, para plasmar esa vitalidad en sus cuadros.

De ambas experiencia, la de habitar y la de pintar, surgió el siguiente mani-fiesto escrito por Gertrudis en octubre de 2010 y que presentó para la exposi-ción Medellín artey ciudad desde lo alto en el Centro Cultural El Pedregal.

“Vivir en los barrios altos de Mede-llín es estar sumergido continuamente en un modo de urbanizar y de cons-truir la ciudad, real, vivo, extenso.

El resultado de esta autoconstruc-ción -llevada por etapas y por años desde probablemente la fundación de Medellín- en estas pendientes, pen-dientes habitadas que son la mitad de Medellín, es la existencia de barrios con un entorno espacial y visual particular:

Desde adentro: arquitectura sin ar-quitectos, en pendientes fuertes y cons-tantes, que subimos y bajamos por todo

tipo de escaleras y calles; relieve interrumpido por quebradas, en orillas abandonadas o cuidadas, construidas o salvajes, con puen-tes o sin puentes, que ponen dis-tancias, senderos, espacios libres para la vista y para estar. Así que todo contribuye a la presencia de cualidades espaciales y visuales inesperadas, sorprendentes.

Hacia afuera: se multiplican las vistas limitadas e ilimitadas, hacia abajo, hacia arriba, al fren-te, a lo lejos y a lo muy lejos, des-de ventanas, balcones, planchas, calles, esquinas y miradores.

Mirar la ciudad y sus varia-ciones de cerca y de lejos, con sol, polvo y lluvia, con nubes y niebla hasta granizo, brillante o gris, es probablemente una actividad de todos los habitantes de todos los barrios altos. Manera de vivir, de habitar, de articularse y de apro-piarse de Medellín, una ciudad de más de dos millones de habitan-tes”.

San Blas, Gertrudis Martín Laprade, 1991.

La Salle, Gertrudis Martín Laprade, 1994.

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Año 4 edición 22 / Abril-Mayo de 2014 3

El pasado 29 de marzo se llevó a cabo el evento Un pacto de convivencia, realizado en torno a la paz, la educación y la no violencia en la Comuna 3.

Por Paola Alarcón

Pacto de convivenciaPor la no violencia y la solidaridad comunitaria

El evento estuvo asesorado por la psi-cóloga Ángely Rodríguez y contó con la participación de 20 estudiantes de

la I. E. Ramón Múnera Lopera, con quienes

Kelly Dulfary Rivillas Chavella, murió el 10 de febrero en un accidente de tránsito mientras iba al trabajo. En la

mañana de ese día la familia y la comunidad del barrio San José La Cima Dos recibieron la triste noticia. Tinta Tres hace parte del luto y, a petición de la familia y amigos, publica el mensaje de des-pedida:

“No tuve tiempo de decirles adiós porque la prisa del tiempo fue más rápida que mis deseos. En aquel duro momento mi pensamiento estuvo con todos ustedes; ya saben que mi partida fue triste, porque mis deseos, mi alegría y mis ganas de vivir se desvanecían en un instante. Nunca les fallé porque como, hija, hermana y amiga siempre tuve un lugar en mi corazón para todos ustedes.

Recuérdenme con la sonrisa y la alegría que me caracterizaba porque desde el cielo cuidaré de ustedes siempre”.

Con varias decenas de personas se celebró el sepelio de Kelly, quien falleció a los 22 años de edad. Su familia, por el acompañamiento “agra-dece a familiares, amigos y demás que nos acom-pañaron en este duro momento”.

se realizó una serie de talleres cuyo fin fue llegar a un pacto de convivencia en la Institución y generar un espacio que sir-viera de retroalimentación para mejorar las relaciones en el entorno comunitario.

En los talleres se trataron temas tales como pobla-ción LGTBIH, drogadicción, sexualidad, resolución de conflictos, manual de convivencia ciudadana e insti-tucional, mecanismos de participación ciudadana y los métodos que los jóvenes tienen dentro de la Institución para participar en sus gobiernos escolares. Todo este ejercicio permitió que los jóvenes conocieran cuáles derechos tienen, tanto en la Institución como por fuera de ella, teniendo en cuenta que la mayoría de partícipes en los talleres son mayores de 14 años y pueden tener participación activa en el tema de Presupuesto Parti-cipativo (PP) y demás procesos de liderazgo comunita-rio. Además, se les proporcionó herramientas para un mejor manejo de gobierno y se les dio una visión más amplia de todo lo relacionado con la convivencia.

En los talleres se mostró que en la diferencia existe un aliado para llegar a acuerdos que construyan, acla-rando que la mejor manera de encontrar soluciones es aceptando al otro y respetándolo, tanto en lo que piensa como en lo que dice individualmente.

En el encuentro, priorizado por la Comisión de Con-vivencia del programa de Planeación Local y Presu-puesto Participativo de la Comuna 3 Manrique, se firmó el pacto que se construyó durante los talleres; en éste los estudiantes se comprometieron con la Institución y con la comunidad a replicar lo aprendido, a tener un mejor comportamiento y a aceptar al otro acudiendo siempre al diálogo y a la solución.

Grupos artísticos como el dúo teatral Los Carán-ganos y el Coro de Sol Naciente, de la tercera edad, amenizaron el evento. También se presentaron algunos grupos de baile de estudiantes del lugar y se degustó la gastronomía de las madres a través de un bazar orga-nizado por los profesores y estudiantes.

El recuerdo de Kelly

Condolencias

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Año 4 edición 22 / Abril-Mayo de 20144

Presupuesto participativo en MariqueEntre la participación y la crísis de

representatividad

Informe

Por Alexánder Zuleta

En el año anterior se invirtieron por concep-to de Presupuesto Participativo (PP) 161 mil millones en las comunas de Medellín. Solo

en la comuna Tres la suma fue de 9 mil 783 millones que se invirtieron en proyectos de educación, salud y participación mayoritariamente. Las votaciones a las Asambleas Barriales tuvieron un saldo de 4 mil 296 personas participando en Manrique del total en

Medellín que fue de 62 mil 678.Para este período, que va hasta mitad del 2015,

no se ha definido presupuesto. Pero, según Catalina Lopera, presidenta de la JAL, “el presupuesto puede tender a disminuir”, pues este año se redujo a más de la mitad el número de delegados a las distintas comisiones.

Conformación de las comisionesPP en Manrique arrancó con una preocupación

generalizada debido a la poca cantidad de delegados elegidos. Algunos de los 24 barrios se quedaron sin representación este año. En el más reciente Concejo Comunal, celebrado el 22 de marzo, los 130 delegados discutieron el caso. Se hicieron varias propuestas. La ganadora fue la que sugería “que se mantengan las 7 comisiones con un mínimo del 10% de los de-legados”.

Así, Manrique quedó en firme con la Comisión de Educación, Salud, Recreo Deportes, Convivencia, Cultura, Obras públicas y Desarrollo económico. Por regla cada una deberá tener el 10% del total de los delegados, es decir, estará compuesta por 13 miem-bros.

La nueva dinámica se dio como resultado de la carente representatividad en algunas comisiones. Por ejemplo, Desarrollo económico, en el Concejo Comunal, contaba apenas con dos miembros y no alcanzaba un mínimo de integrantes para funcio-nar. Por eso los delegados tendrán que llenar los campos vacíos.

La Dinamizadora de PP Sandra Ríos, de la se-cretaría de Participación, se pronunció al respecto y dio su parte. Dijo que el consejo comunal logró los objetivos porque dio cum-plimiento al decreto 1205. Pero “si en una comisión hay más de dos o tres de-legados de un mismo ba-rrio, toca pasarlos para la comisión de Desarrollo Económico”.

PP ¿crisis de representatividad?

La actual situación in-terna de PP tiene raíces. Algunos culpan al desor-den administrativo en las

pasadas asambleas barriales del 5 y 6 de octubre del 2013. Otros lo afirman como triunfo de la participa-ción o apatía de la gente.

Armando Hernández, integrante de la JAL, dijo que el caso atípico lo vivió el barrio Versalles 1. Allí, dijo, “se presentaron 5 candidatos y ninguno quedó elegido” debido a que el listado de los ins-critos estaba perdido y no podían votar. Solo Edilma Ceballos “obtuvo 23 votos”, pero no alcanzó el umbral de 25. Arman-do calificó el proceso como un “desorden administrativo”.

El caso lo confir-ma la MOE (Misión de Observación elec-toral). En su informe sobre el proceso de-claró que, aunque las mesas de votación se

hicieron bajo lo previsto, un porcentaje significativo no pudo votar por problemas en el registro. Señaló el informe que en “el 25,6% de los puestos observa-dos no se encontró el Registro de Votantes que per-mitiera a los ciudadanos verificar si estaba inscrito o no para votar en ese puesto de votación”.

A causa de todo, reflexionó Armando, “estamos perdiendo el estatus que nos hemos ganado”.

Otras voces dicen lo opuesto. La presidenta de la JAL declaró que, la situación actual se debe al desinterés que ha tomado la gente ante PP. Para ella el problema no ha sido “mala participación o mala logística, el cambio se dio por iniciativa propia de los líderes”, que ya cansados, se alejaron del proceso.

La cuestión es si en verdad hay representación popular en PP, pues para una comuna de más de 150 mil habitantes se definirá un presupuesto de casi 10 mil millones con apenas 130 representantes. Esa es la preocupación que comparte Alexandra García, de-legada de la Comisión de Salud y Protección Social: “No podríamos decir que va a haber una participa-ción por barrio. Muchos líderes que tenían reco-nocimiento en sus barrios no pudieron llegar a ser delegados”.

Marzo y abril son las fechas en que la Alcaldía rinde informe sobre la ejecución de proyectos del año anterior. Las distintas secretarías y contratistas dicen a la comunidad en qué se invirtió la plata. Por lo pronto se definirá cómo y con quiénes esta-rán integradas las comisiones, y en junio se estarían priorizando las iniciativas a ejecutar en el próximo período.

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Esencias de los viejos tiemposPor Paola Alarcón

Para nadie es común que en estas épocas se escuchen tangos en tocadiscos, que aún suene el ring ring abrupto de un teléfono

de rueda, un radio de perillas o tener guardado el señor caído traído de Girardota en los años 70; co-leccionar para muchos es cuestión de locos, para Octavio Antonio Ruiz es una de las razones de su vida.

Se encontraba sentado en una acera buscando un número de teléfono, en sus manos portaba un cortavidrios. Con un gesto amable me saludó. Al lle-gar a su casa se inició la conversación y de repente los vi, arrumada en un cajón había gran cantidad de LP, bajo su cama guardaba más discos y en el suelo guardaba multitudes de casetes de época que llega-ron a sus manos durante toda su historia.

Vive en el barrio El jardín hace 50 años de los 60 que ya tiene, en su juventud aprendió el oficio de corta vidrio y con esto soluciona los problemas de las amas de casa que dañan sus espejos, quiebran sus comedores o son víctimas de los daños causados

“Lo más valioso es usted, el día más importante es hoy, ayer ya pasó y

mañana no sabemos si existirá pero ahí siempre estará mi colección”

por los niños juguetones de la vecindad. Mientras trabaja en esto decide escuchar sus LP de infini-dad de géneros: tangos, boleros, vallenatos, salsa, rancheras, música deportiva, villancicos, de semana santa, los himnos nacionales de todos los países en-tre otros muchos LP que han querido y admirado coleccionistas de esta ciudad.

Sus historias transcurren entre las labores que lo enorgullecen, como el ser vidriero. Cuenta que puso su arte en el salón de los espejos del Nutibara y que recorrió universidades arreglando vidrieras. Su casa se convirtió en un museo de objetos perdidos, regalados y encontrados en el camino junto a una armonía de vidrios de diferentes tamaños, colores y formas que han acompañado a este hombre solita-rio, testigo de todos los sucesos de Brisas del Jardín desde su fundación, como un luchador, artista y co-leccionista de barrio.

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La comida escasa El caso de los hogares

“La idea es nutrir los niños, no desnutrirlos pero ¡ay donde vengan a visitar y encuentren a un niño bajo de peso!”.

(Madre Comunitaria)

Hace más de 32 años que los hogares comu-nitarios del Instituto Colombiano de Bien-estar Familiar (ICBF) iniciaron en el barrio

La Cruz, e incluso funcionan antes de que muchos asentamientos pasaran a ser barrios legalmente constituidos y por tanto recibir inversión en todos los ámbitos.

Las fundadoras de los hogares comunitarios de La Cruz fueron tres mujeres: Carmenza en el sector La Torre, Ester en el sector La Ye y “Mencha” en el sector El Hoyo; mujeres que aún siguen prestan-do la labor de cuidar y alimentar a los trece niños que cada hogar alberga, y que hacen parte de la comunidad. No obstante, hace un tiempo se viene evidenciando un problema: el alimento que llegaba años atrás era bueno y alcanzaba, hoy ya no es así. “Anteriormente, cuando las guarderías empezaron, mandaban buena alimentación pero ahora la redu-jeron de una manera que no da”, afirma una de ellas.

Los hogares se distribuyen de la siguiente for-ma: en La Cruz existen 16 hogares tradicionales, es decir, casas de familia, en las cuales cada una de las 16 madres comunitarias le dan alimento y aten-ción a trece niños de la comunidad. También hay tres madres FAMI, que son las encargadas de pres-tar atención pedagógica a las madres en estado de gestación y lactancia, además de proveerles de un complemento cada mes.

Todas estas casas y las madres FAMI hacen parte de una asociación que integra todos los hogares del barrio. En Medellín las asociaciones oscilan entre 300 y 400 para el área metropolitana, en cada aso-ciación hay un número diferente de hogares, por ejemplo, la que más tiene, posee 26 madres comuni-tarias. Según las normas del ICBF, las asociaciones no pueden tener menos de 18 hogares y no pueden pasarse de los 26.

El alimento de los niños, lo que llega y no alcanza“El alimento de los niños que llega cada quince

días a los hogares, no alcanza, es poco, toca ajus-tar con lo que se compra para la casa. Toca ajustar arroz, panela, papa, arepas y parva del sueldo; en vez de beneficiar a los niños y a la madre comunita-ria, antes le quitan”. Así lo relata una madre comu-nitaria que lleva más de 22 años en esta labor. “Uno trabaja bajo una negociación con proveedores, la nutricionista entrega la relación hecha, lo único que uno hace ahí, como representante de la asociación, es negociar con el proveedor el producto y que nos

lo dé por debajo del costo. Es decir, ella nos da unos costos (la nutricionista) que ya vienen elaborados, nosotros solamente le colocamos los precios ¿Qué buscamos? que no nos pasemos del ‘costo ración’. Un ‘costo ración’ es de 2 mil 100 pesos, y el provee-dor tiene que sostenernos ese precio, por ejemplo, si el huevo subió el precio a nosotros nos debe quedar igual, él no puede aplicarnos ese cambio”, explica.

El alimento llega así: Cada quince días se recibe fruta; cada ocho días, verdura. De leche reciben 24 bolsas (de 1000 ml) y diez quesitos para 21 días tra-bajados. Es decir, un promedio de ocho bolsas de le-che y tres quesitos para los cinco días de la semana. Escasa ración para trece bocas que deben consumir lácteos mínimo dos veces al día, lo que equivaldría a una copita aguardientera llena de leche por niño. Por tal razón, las madres disminuyen la cantidad de aceite y piden más lácteos, no tienen para dar más plata sino que restan cantidades de una cosa para poder compensar la falta de otra.

El litro de aceite debe durarles quince días y sólo reciben tres latas de atún para una comida de trece niños; 26 huevos para la semana y también hígado, pescado y pollo para una comida cada día.

El ICBF destina 2 mil 129 pesos por niño, la repre-sentante de la asociación que es la que negocia, no puede excederse de ahí. “Esos son los dineros que pasa el Instituto, que son los que manda el gobierno para sostener a los niños. No sé si el Instituto tiene que sacar para otras cosas de lo que el gobierno pasa para las raciones, porque la ración es muy po-quita. O sea, si vamos a darles a los niños alimen-tación con lo que ellos nos mandan, quedarían con hambre. Aquí hay niños que se vienen sin desayu-nar y a uno le da tristeza porque llegan con mucha hambre y las dos galletas que se le dan no son sufi-

cientes para una media mañana, o un pan tajado, o un cuarto de arepa. Ahora llega el queso más gran-de, antes llegaba un queso pequeño que se repartía entre catorce si contábamos a la madre comunitaria; ahora no nos mandan ración a nosotras, que porque ya somos trabajadoras dependientes de un patrón y que ya ganamos todas las prestaciones”, dice.

La minuta (listado en que dividen el alimento por días y cantidades para media mañana, almuerzo y algo) la mandan del ICBF. Ésta es realizada por una nutricionista e incluso a veces no concuerda con lo que mandan, enfatiza la madre comunitaria: “di-cen que llega blanquillo y nunca llega, entonces el blanquillo le toca comprarlo a la madre comunitaria. Aquí es duro, aquí toca una situación difícil”.

Ante este panorama, a las madres comunitarias les toca trabajar con lo que envía el ICBF y repo-ner lo faltante sacándolo de su sueldo, un sueldo que hace poco subió al mínimo, pero que acabó con otras beneficios a los que accedían por derecho. “A mí me parece muy horrible, la situación me parece muy horrible. A uno le toca poner comida porque lo niños de acá comen mucho. ‘Me da más profe, me da más’, cómo les dice uno que no, uno no es capaz de decirles no”.

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de los niñoscomunitarios del ICBFPor Redacción Tinta Tres

Denuncia

¿Qué pasa cuando los hogares no tienen la totali-dad de la cobertura?

Lo que dicen las madres “Cuando los hogares no tienen la totalidad de la

cobertura (trece niños), quitan la comida. El sueldo no lo tocan pero tocan las raciones, para sacar la co-mida es mucho; para mandar es poca. Sacan mucha comida. Toca mandar un correo al Instituto con los ranes (listado de niños y sus datos actualizados) por-que él no consigna completa la plata de los hogares que no tienen toda la cobertura, y si uno no manda ese papel al proveedor para que descuente alimento entonces quedamos en saldo rojo, porque esa plata no entra. En estos momentos hay que sacar como diez niños de unas madres que no completan la co-bertura, póngale cuidado cuánto va a llegar, además entran a seguimiento”.

“Si uno no tiene toda la cobertura le rebajan mu-cho la alimentación, una vez por dos niños faltantes me rebajaron lo de una semana y eso me tocó repo-nerlo, según ellos la alimentación de esos niños hay que guardarla pero ellos no ven lo que uno tiene que reponer del bolsillo propio. Hombre, uno quiere hacer una sopita espesita, le echa leche y más papa, para que quede bien, pero ellos no ven eso”.

“Para nosotros ya no viene ración y si no tenemos toda la cobertura nos quitan mercado. Yo ya tengo toda la cobertura, a las que no la tienen les van a quitar. Supuestamente tenemos que haber guarda-do esa comida, empezamos en febrero y ya llevamos marzo y abril, y debimos haber guardado la comida de ese mismo mercado. Entonces les van a descontar el mercado de tres meses ¡Imagínese! Qué les va a llegar a esas pobres mamas, ya nos dijeron que iban a empezar a mermar”.

La situación de estos hogares comunitarios es alarmante. Sólo hasta este año se les reconoció un mínimo salarial pese a que ya llevan diez, quince o 30 años trabajando en esta labor. La inconformidad es general en las madres comunitarias de Manrique y cada día se inquietan más por su situación: “es duro, pero uno se acostumbra. Será, no sé, que ellos lo que pretenden es que las otras entidades nos saquen, como Buen Comienzo, esa es como la idea, terminar con los hogares de bienestar pero hay que esperar a ver qué pasa”.

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Por Alexánder Zuleta

El cantode la montaña

Quienes llegaron al barrio buscaron tierra, un hogar que les diera refugio en el seno de la mon-taña. Pronto la vegetación cambió por apertura de caminos, banqueos para casas y carreteras. En su aporte histórico Reina Misas y Eugenia Moreno di-cen que “entre los años 60 y 70 algunos propietarios de fincas empezaron a vender sus predios en pe-queños lotes, haciendo que aumentara el número de pobladores, hasta el punto de ser declarado barrio de invasión a finales de la década del 70”.

En el Diagnóstico comunitario del 2009 se identi-ficaron mil 200 familias y se dio cuenta de la colonia que pobló el barrio en el inicio del nuevo siglo. Las gentes vinieron de “Amaga, Amalfi, Andes, Apartado, Argelia, Briceño, Buriticá, Cañas Gordas, Caucasia, Dabeiba, Ebéjico, Uramita. Ahora encontramos fami-lias venidas de otros departamentos del país como Huila, Risaralda, Choco, Montería, Tolima, Buenaven-tura”, cuenta la historia.

El barrio La Cruz se hizo a pico y pala por los muchos intentos por desafiar la montaña. Desde los años 60 se asentaron los primeros pobladores provenientes

de municipios de Antioquia. Tinta Tres hace honor a los más de 50 años de historia y lucha del barrio y esboza unos de sus principales episodios.

El poblamiento.En el Diagnóstico Comunitario del barrio La

Cruz y La Honda, realizado en el 2009, los testi-monios hablan de una serie de eventos memorables de un pasado vivido por los primeros pobladores. Cuentan que “en los 70 es más claro el poblamien-to y sus orígenes son” de personas provenientes de “Peque, San Vicente, Santa Rosa, Caracolí, Muta-tá, Argelia, Bolívar, Abejorral, San Carlos. Además otros venían del Popular, Envigado y Bello”.

Servicios públicos: agua

En La Primera Historia del Barrio La Cruz del año 1994 cuentan que en los 80 el agua llegaba “por mangueras al tanque de almacenamiento” y de allí se distribuía “para varios sectores” intermitentemente; con tiempos “entre 35 a 45 minutos por casa”.

Con el tiempo, en el año 1992, “fue construida la red de agua potable con contadores individuales”. Las viviendas beneficiarias fueron las localizadas “cerca de la vía por los sectores la Ye, La torre, la capilla, subiendo por la calle 78 hasta el sector la escuela, por la 79c y por la sede comunal los rosales”.

Energía.Los años 70 y 80 fueron de luchas por la luz. Cuenta

el Primer Relato de La Cruz que el alumbrado se “traía la luz por la parte baja (Villa Roca) por medio de unas crucetas que consistían en enterrar un estacón y en la parte superior clavar un palo en forma de cruz para lue-go por cada punta de la cruz se pagaba con clavos el alambre que llevaría la corriente eléctrica a las casas”.

La problemática general de energía se resolvió en los años 90, cuando EPM inició la dotación de energía a las viviendas. Eugenia Moreno y Reina Misas manifiestan que la carencia de energía “se resuelve en 1996, lo que se ve recompensado con un mejor servicio de EPM y mayor durabilidad de los electrodomésticos, sin que sea óptimo el servicio. Este servicio fue gestionado por la JAC”.

Más tarde, cuentan ellas, “llega la red de teléfonos domiciliarios”, pues la demanda de los teléfonos públi-cos desbordaba la capacidad de estos. “A demás al ser La Cruz un barrio legalizado el servicio de telefonía no podía ser negado por empresas públicas”.

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Atentado a la dignidadEn junio de 2003 ocurrió uno de los hechos más

duros en la historia de la comunidad. La operación militar Estrella 6 tuvo como objetivo arrasar con las milicias urbanas en el territorio. Claudia Rengifo fue una de las pocas que pudo contar la crónica: “Una triste mañana, los televisores de las casas de la ciu-dad trasmitían la toma de una de las comunas más pobres, a sangre y fuego. Tanquetas, helicópteros, francotiradores. Un operativo sin precedentes contra una población inerme que se arrinconó en las ruinas de sus casas para no ser atravesada por las balas”.

La operación tuvo como efecto el miedo genera-lizado de los líderes comunitarios y la estigmatiza-ción por parte de la fuerza pública, además la des-integración de organizaciones como el Movimiento de Desplazados de Antioquia, que hacían presencia en la zona.

A través de la lúdica y el arte, niños y jóvenes recrean su territorio y la dura realidad que viven:

“Este es mi barrio, es mi sociedad. Aquí es donde estudio. Quiero felicidad. Se escuchan las balas, se escucha la violencia,

se escuchan los rumores de gente atenta. Yo quiero estudiar y mi madre ayudar.

Yo quiero trabajar para este mundo cambiar. Yo quiero sacar a mi familia adelante.

Yo quiero cuidar a la naturaleza. Yo quiero tener un futuro mejor.

Por favor, ayúdame Dios”

(Música Rap, niños de Bello Oriente).

El conviteA lo largo de la tradición en el trabajo comu-

nitario, el convite se convirtió en una institución social. De esta práctica se sustentaron un sinnú-mero de obras construidas en comunión que hoy se disfrutan. Eugenia Moreno dice que esta prác-tica ha sido interesante porque “en ese entonces cuando participaban tantas personas en el convi-te eran esas relaciones interpersonales con otras personas de conocer gente de otro sector, aunque ya se conocían desde antes pero cuando estamos el día domingo compartiendo trabajo, constru-yendo una calle”.

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¿Qué pasade la comuna?

Por Paola Alarcón

con los abuelos

¡Quien dice que nunca llegará a la vejez ignora la maravilla de

volver a ser niño!

Bailan, disfrutan, se ejercitan y discuten sus problemáticas, así encontré los abuelos, danzando al son de las risas en un mar

de historias; sus vidas se han cruzado en el vaivén de los desamparados, olvidados y desterrados donde han dejado sus huellas y sembrado sus semillas.

En Manrique existen 37 clubes de vida que aco-gen a los abuelos para mejorar sus días con dife-rentes actividades como los sancochos o ‘cuchute-cas’, a pesar de esto los abuelos son excluidos de un sistema que se planteó para determinar un estatus social o un puntaje de salud, según las encuestas del SISBEN, entidad que sistematiza la situación física, económica y social en la que se encuentra cada familia.

De acuerdo con la cabildante de la Comuna 3, Aura Oliva Vásquez, muchos de los adultos mayores que viven en las zonas altas de Manrique se en-cuentran en condiciones vulnerables, olvidados por los hijos, y sobreviven a las enfermedades refugia-dos en su soledad.

Muchos de estos adultos mayores, como el caso de Lucia del Socorro Álvarez, viven solos en con-diciones de vulnerabilidad y el puntaje del SISBEN la excluye de toda clase de subsidio para la tercera edad. También es el caso de Alfonso de Jesús Orte-ga, invidente del barrio La Cruz, con un puntaje de 42.23 en las encuestas del SISBEN, situación que lo llevó a perder las ayudas que necesita para su supervivencia.

Qué piensan los abuelos“El puntaje del SISBEN no puede subir de los 39

.032 porque si pasa de este puntaje se deduce que son personas muy solventes y no pueden obtener ningún beneficio de las entidades como Colombia Mayor o Presupuesto Participativo, las problemáti-cas más evidentes son la poca ayuda para los abue-los, además del olvido en el que se tienen”, dice Graciela García, fundadora de la Asociación Club de vida Atardecer Dorado.

María de Jesús Correa es otra adulta mayor del grupo Atardecer Dorado quien vive sola y tiene di-ficultad para hablar debido a un problema auditi-vo, conserva las esperanzas de poder acceder a las ayudas del Estado pero a ella también la excluyen por el alto puntaje en el SISBEN.

La cabildante de la tercera edad indagó en estos casos y los llevó al Cabildo Mayor y a la Secretaria de Salud para pedir nuevas encuestas a los adultos mayores con mayor vulnerabilidad y que no están beneficiados con las ayudas que se han brindado a la comunidad.

El pasado 5 de diciembre se entregó el reconocimiento a la cabildante Aura Oliva Vásquez por su sobresaliente labor en pro de los adultos mayores, por su gestión y su lucha, y porque se cumplan cada uno de sus derechos físicos, mentales y sociales. La mención fue otorgada

por la junta directiva del Concejo de Medellín.

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Por Alexánder ZuletaViaje a las cosas caídas

Amanece en Alejan-dría con la tran-quilidad con que

llegan al municipio los cam-pesinos de las veredas en caballos y motos a comprar alimentos. Los niños van a la escuela; el sol pega fuer-te desde temprano y, como efecto, el verde florece, los pájaros cantan, los perros se calientan y juegan al sol; los cafeteros secan café, las vacas rumian el pasto, el cura toca la campana, los de las oficinas a su lugar y el río Nare no cesa de pasar manso por su cauce.

Cogió el destino hacia la casa. Para llegar tuvo que andar hasta la vereda Las Cruces por trocha y carrete-ra. Cada vez en ese camino, cuando alcanzaba un filo, las montañas mostraban su imponencia haciéndose más infinitas en el horizonte y le daba la impresión de nunca llegar.

Danelia hablaba, contaba cosas de su vida en el trayecto, hablaba de su pa-sado cuando arreaba ganado y de cuando viajaba a la escuela. En esos viajes escolares y diarios decía que marcaban el barranco para indicar a los amigos de otras fincas que ya habían pasado por ahí, para impedir que los esperaran. La marca era una ins-cripción, con piedra o madera, sobre algún muro de barro que decía: “ya pasamos”.

— Yo creo que por aquí, hace unos añitos que no paso ¡uf! Por ahí unos 12 años (…) De después de que me fui, es primer vez que vuelvo a pasar por este camino —, dijo con la agitación calmada que produ-cía el andar.

Pronto alcanzó a entrar a un cañón, ella se de-tuvo con la intención de buscar algo. Miraba y daba pasos. Pensaba que en 12 años no es fácil encontrar un recuerdo en un camino, los cambios son muchos y la memoria se diluye cuando han pasado tantas cosas. Era un canalón estrecho, una masa de barro tapizada por cascos de caballo. Hacía un viento tan fuerte que le golpeaba incesantemente la cara.

— Fue por acá, lo tiraron de frente en esa ba-rranca.

Hubo silencio, solo el rozamiento del viento se escuchaba. Su llanto no era un escándalo sino algo callado. Allí había quedado muerto Alejandrino Gua-rín, un campesino y cultivador de café, que venía del pueblo a la vereda encima de su caballo. Los para-militares, dueños de todo en aquel año, gastaron su bala en él.

— Como que llenaron más el canalón de tierra, pero era así, era así de estrecho. La bestia cayó y él cayó adelante. A nosotros nos tocó pasarnos por encima. El venía del pueblo, del entierro de “Toño”, un trabajador.

— Es muy duro pasar por el lado de todo lugar así —, dije de consuelo cuando avanzaba el camino.

— Es primera vez —expresó.Siguió en silencio con las lágrimas envueltas en

un pañuelo.

*“La verónica enjuga el rostro de Jesús”, rezaba

una estación de viacrucis construida en mármol por donde iba Dabelia Guarín. Había muchas de ellas, el camino estaba lleno de altares separados a más de 200 metros cada uno. Eran de las pocas cosas que se conservaban de pie al pie del camino, mucho de lo otro era un paisaje de cosas caídas. «Este era un sitio muy grande, todo esto se cayó», dijo al descan-sar. Se trataba de un lugar que había sido estadero donde la gente paraba a conversar o refrescarse. Ahora, su cuerpo estaba semidesnudo, solo y aba-tido; al frente, quedaba el primer viacrucis de allí hasta el pueblo construido en 1985, “Jesús es conde-nado a muerte”.

Adelante Danelia paró de caminar cuando no llevaba más de 30 minutos de continuo recorrido. Lloró con más fuerza que antes, sin embargo su llanto era casi mudo, el ruido sonaba dentro de ella. Estábamos parados por donde, en su tiempo, descansaban caídas y muertas su hermana y una niña, su sobrina.

— Aquí las dejaron a las dos — expresó con voz quebrada —, mi hermanita murió como el 23 de abril del 2001. Mi hermano se llamaba Alejandrino, mi hermana Lucila y la niña Sandra

Siguió el camino hasta su antigua casa. A cada paso se inundaba más de bosque húme-do, atrás dejaba el camino y re-cobrado el recuerdo, lo que vino después solo fue trocha.

*— Ya no hay camino, que tris-

teza ¿no? Hay mucha tuna, ¿será que entramos por otro lado? —, afirmó Danelia después de varios intentos fallidos de hacer rendir el rastrojo y cuando estaba a pocos metros de llegar a su casa, el lugar que abandonó cuando fue desplazada.

— Pues por donde nos quede mejor —, concluí al ver que a nuestro alrededor no había más que ramas que sobrepasaban nuestra altura.

— ¡Vea la casa! —, esta-ba empinada, a varios me-tros era visible el entejado y nada más.

— ¡Ay no!, bendito sea Dios —, lamentó.

Hasta allí no había paso, ni siquiera camino definido. Las plantas hicieron su tra-bajo, recobraron su espacio en más de una década. En los años que lleva Danelia y su familia en Medellín, la vegetación creció tanto que pensó por un momento en

volver, no entrar, no desgastar esfuerzos.Pero no, a ello había venido y no fracasaría en el

sueño de entrar. Ingresó a la casa vecina abando-nada, había allí un colchón muerto: rajado, enmohe-cido; las partes de la cama estaban en otro lado. El piso era un reguero de casetes viejos. De esa casa, que eran solo dos cuartos y de la que había salido su gente huyendo de la violencia, quién sabe a dónde, Danelia sacó una tabla de cama con la que domaría la vegetación. Al salir se encontró la cabeza de lo que era un reloj de mano de mujer, con el vidrio quebrado y con el minutero quieto. Era como si el tiempo dijera que se había quedado quieto el mismo día en que quedó solo. Como si se hubiera vuelto remoto cuando nadie más podía quedarse a ver su duración en aquel lugar.

Entró a la casa, la tabla de madera sirvió para dominar la maleza luego de otros varios intentos. Encontró el patio invadido, cubierto de verde; el co-rredor avisó de la presencia en algún momento de un caballo que dejó su bien formada boñiga. Por último fue a las piezas y solo sintió el eco de ella misma. La casa tenía un aspecto triste, estaba domi-nada por plantas. Había una con aspecto de vejuco que caminó hasta el interior y que Danelia remo-vió. Las paredes continuaban de pie y firmes aún, el barro y la vara permanecían intactos. La cocina estaba afuera, en una sola pieza y sus adobes de cemento se conservaban. Lo demás vejez, silencio y cosas caídas.

El año pasado Danelia Guarín viajó a las entrañas de su pasado. Visitó su familia y su casa en Alejandría luego de haberlo dejado todo a causa de su desplazamiento

en el 2001 por la amenaza paramilitar. Este relato es un fragmento del viaje.

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RetratosManrique y sus mujeres

Por Alexánder Zuleta

En el territorio habitan mujeres diversas, de acción, crea-tivas. Las hay de toda clase, luchadoras, alegres, trabajadoras, recatadas, pudorosas, liberadas, jóvenes. En todo caso los rostros presentes son el agradecimiento a su presencia por sus ejemplos y conquistas, por el simple hecho de prestar sus placentas a los que llegan al mundo.

Tinta Tres resalta el rostro de la mujer y quiere significar su importante presencia en el desarrollo histórico de las comunida-des y barrios. Líderes, lideresas y amas de casa hacen parte del retazo femenino que cubre a la comuna.

con miradas de mujer

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Una colonia por cada regiónespacio para el reencuentro y la memoria

Por Oscar Cárdenas

Las colonias es el nombre que se le quiso dar a un reencuentro de vecinos, de amistades de diferentes regiones del departamento de

Antioquia que ahora están en la ciudad, en la Co-muna 3. El Encuentro de Colonias y Memorias es un espacio creado por las organizaciones de víctimas, para el recuerdo y las añoranzas, para la cercanía con la gente del pueblo y la vereda que tienen en común el desplazamiento forzado y que hoy habita las laderas. Este espacio es significativo porque re-clama el derecho a la memoria y al territorio des-pojado, pero también defiende el actual espacio, ese pedacito de tierra en la ciudad, por ello también es un espacio para reclamar el derecho a la ciudad.

El Encuentro de Colonias y Memorias ya lleva dos años consecutivos, 2012 y 2013, y es un espacio de gran importancia para la comuna, por ello, anual-mente se sortea el lugar de realización, con el fin de recorrer los barrios de la comuna, en su mayoría conformados por víctimas de desplazamiento forza-do de diferentes regiones y departamentos del país. El primer encuentro se hizo en el Barrio La Honda, histórico por su lucha por el territorio, rescate de la memoria colectiva y su tradición organizativa cam-pesina. El segundo fue en San José de la Cima I, ba-rrio que también luchó por hacer valer los derechos de las víctimas desde su organización.

Para este año, el tercer encuentro se realizará en el barrio Bello Oriente, barrio que, al igual que los otros, tiene una fuerte historia en la defensa de su territorio y su gente. En los encuentros se unen es-fuerzos no sólo de las víctimas, es necesario desta-car que en su realización se viene construyendo de la mano de las organizaciones el montaje del salón de la memoria, que además de ser un acto colectivo por la memoria y la reivindicación por el derecho al territorio, es un encuentro festivo alrededor de tol-dos, sancocho, chicha y parranda campesina. Todo

en un ambiente de domingo de pueblo, de reencuen-tro con las historias, la familia y las viejas amistades.

Este espacio también es posible gracias a varias organizaciones de la comuna que se vincularon a la realización del evento, así como a las organizacio-nes barriales que la reciben y animan, como los Ele-gidos de la Honda, las JAC, ASOLAVIDI, ASFADESFEL, y las redes barriales; también cuenta con acompa-ñamiento de instituciones como ACNUR, Fundación Sumapaz y la Unidad de Víctimas.

El encuentro de colonias es un volver, si bien ya no existe el tejido social que nació y se consolidó en las regiones de origen de las personas que asisten a las colonias, aún perdura la necesidad de recuperar algo de eso aunque se esté en la ciudad. Eso que era tan propio y necesario; las amistades, las relaciones de vecindad, las largas caminatas para llegar a don-de el vecino más cercano, el ambiente festivo y de pueblo. El arraigo a este encuentro es tanto que la gente y las organizaciones lo esperan con ansias, tal vez porque es una forma de que el reencuentro sea posible, o porque el espacio es místico, evocador de esa vida que se tenía pero que ya no va más; esas cosas hacen que sea importante ir al encuentro.

La memoria de los que ya no pueden volver a su tierra persiste en una ciudad muchas veces indife-rente a este tipo de acciones. Cuando se habla de reparación a las víctimas, necesariamente se piensa en cómo hacerlo y bajo qué forma, para las perso-nas de la Comuna 3 flageladas por la guerra, ésta es una de las formas de reparación. El reencuentro es sentir de nuevo la esencia y presencia que tenía la gente antes del destierro, una tarde es suficiente para ellos, por esto es necesario cuidar y no dejar que muera, porque es un aporte a la memoria en la comuna, un acto de reparación de las víctimas, desde ellas mismas.

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Por Alexánder Zuleta

“Uno no es discapacitadouno tiene alguna discapacidad”

Alexander Zuleta: ¿Cómo ve la situación de las personas con discapacidad en Manri-que?

Marisol Tuberquia: Se ven, no digamos que des-amparados, uno nota que siempre les dan el subsi-dio o algo así, pero hay otros que no han sido vi-sibilizados y se mantienen guardados en las casas.

Yo veo que falta mucho que orienten a los cui-dadores en cómo deben llevar el proceso con las personas con discapacidad, hay personas que de-ben saber cómo los sientan, cómo es el modo de levantarse. Yo, como doliente de las personas con discapacidad, me gustaría mucho que, ante todo, les dieran alguna capacitación a los cuidadores.

AZ: ¿Qué ha hecho y qué le faltaría por hacer al gobierno por personas en situación de discapacidad en la comuna?

M: Hasta el momento se ha estado teniendo en cuenta a las personas con discapacidad, pues en un tiempo ni siquiera se hablaba de la situación. Pero falta que haya una encuesta por toda la comuna para saber qué personas hay en sectores, ni el Es-tado sabe porque nunca ha llegado hasta esos luga-res. Eso faltaría, visibilizar más a las personas con discapacidad.

AZ: ¿Hay representación de las personas con dis-capacidad ante P.P?

M: La única representante en el momento de dis-capacidad soy yo. Yo soy de la mesa de Salud y estoy como en el momento ahí. Por P.P se han priorizado cosas como mercados y sillas de ruedas a quienes tienen limitaciones.

AZ: ¿Qué proyecto le gustaría a usted sacar ade-lante?

M: Me gustaría que las personas con discapaci-dad tuvieran la libertad de trasladarse de un lugar a otro. Los que viven en zonas con las escalas tienen que buscar quiénes los carguen, por eso hay que tener una rampa para que se puedan movilizar.

Otro es el estudio, es un problema que las per-sonas con discapacidad no han podido acceder fá-cilmente a un estudio por tener la limitación. Sería muy bueno que en esta comuna haya un profesor que enseñe lenguaje de señas para que la mayoría de los alumnos aprendan.

AZ: ¿Cuál es el papel suyo en la representación?

M: Orientar a las personas y, si hay alguna ayu-da, me ocupo de asesorar. Voy a las casas de las personas con discapacidad cuando se presenta una ayuda, un subsidio o algo así.

AZ: ¿Por qué la situación de las personas con discapacidad no ha cambiado mucho?

M: Eso es porque no hay personas que no sienten en carne propia la situación. Usted como no entra a las casas no sabe qué personas hay con discapaci-dad, qué personas recibe subsidio y cuál no, y quién de verdad lo necesita.

AZ: ¿A qué tienen derecho las personas con dis-capacidad?

M: A una buena educación, al respeto, a la no dis-criminación, a la salud, a una vida digna, a sentirnos acogidos a una comunidad, a la libre expresión, te-nemos derecho a muchas cosas, pero hay derechos que no nos los cumplen.

AZ: ¿Por qué es importante prestar atención a la discapacidad en la comuna?

M: Porque así ellos van a estar más visibilizados

y acogidos y no se van a sentir solos por la discapa-cidad que tienen. No irían a ser discriminados.

AZ: ¿Qué le diría al alcalde?

M: Una bendita encuesta en la comuna a las per-sonas con discapacidad porque así se hacen más visibles las personas.

AZ: ¿Qué es una persona con discapacidad?

MT: Es aquella persona que está, por ejemplo, en silla de ruedas, que puede movilizarse, se puede ba-ñar solo, puede comer solo. La palabra discapacita-dos hay que borrarla del cerebro, porque la persona que no lo es se siente mal. Uno no es discapacitado, uno tiene alguna discapacidad.

AZ: ¿Cuál es su discapacidad?

MT: Mi discapacidad es física, por el hecho de que yo cuando estaba muy mediana, como de 6 años, me resultó una enfermedad en la cadera, y eso hace que desde ahí no me sienta bien.

AZ: ¿Hace cuánto trabaja por las personas con discapacidad?

MT: Yo voy a ajustar dos años, lo que hace que se conformó el Comité de Discapacidad. Desde allí yo estoy apoyando y orientando a las personas.

AZ: ¿De qué se trata el comité?

MT: Se trata de que, si hay una problemática en el tema de discapacidad, nosotros conocemos los casos y llevamos las inquietudes a la alcaldía. El Comité está conformado por personas con diferentes tipos de discapacidad, entre ellas por talla baja, por limi-tados en la movilidad y otros.

Esto dijo la representante de discapaci-dad ante la Mesa de Salud de Presupues-

to Participativo y miembro del Comité de Discapacidad en la comuna, Marisol

Tuberquia. Para ella es tema urgente visibilizar las condiciones de vida de los

limitados físicos.

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en la

com

una?

Venimos presenciando con impotencia cómo, desde el principio de este año, se implementaron una serie de cambios en

la forma de transportarnos desde el centro de la ciudad hacia la Comuna 3 Manrique y parte de la Comuna 1. A los habitantes de los barrios de esta comuna, les es muy dificil llegar a sus lugares de trabajo o estudio a través de las nuevas rutas ur-banas de transporte.

Para Tinta Tres no fue posible una entrevis-ta oficial con la empresa transportadora o alguno de los choferes que trabajaban en estas rutas, la información que viene del Metro se consigue ago-tando recursos como el derecho de petición. Existe un hermetismo sobre el tema de la negociación que dio pie a que salieran las rutas de transporte tradicional y entraran las rutas alimentadoras del Metro de Medellín, que generan dificultades en la movilidad de los territorios.

Se siente un ambiente general de inconformi-dad en la comuna y los habitantes exijen algunas explicaciones.

Debe anotarse que la Mesa de Convivencia de la Comuna 3, viene preocupándose por el tema y demandando reuniones con las entidades res-ponsables de la intervención en la movilidad de la comuna, con el fin de generar claridades y buscar soluciones que reparen a la población afectada e inconforme, que viene siendo la mayoría; y al te-rritorio en sí, pues la infraestructura pesada de estos buses no está adecuada al territorio, tanto por peso como por tamaño: deterioran las calles por culpa del primero y entorpecen el tránsito fluido generando “tacos” por causa del segundo.

Margarita Duque, habitante del barrio Las Granjas, de la Comuna 3, ama de casa, madre y abuela, debe bajar al centro de la ciudad para ha-cerse sus controles médicos pues a su edad se le generaron múltiples dolencias. “Tengo que venir al centro al menos dos o tres veces por semana, a la clínica de Saludcoop, y antes era muy fácil: cogía el bus a dos cuadras de la casa y me dejaba a una cuadra de la clínica, ahora me toca venirme en el bus alimentador a tomar el Metroplus, luego al metro, bajarme en una estación cercana y luego caminar, lo cual me cuesta mucho trabajo y no tengo quien me acompañe a estas vueltas”, dice.

Carlos Marín vive en el barrio Guadalupe, Comuna 1, y trabaja como vocea-dor en un almacén de ropa cerca a El Hueco. “Antes era muy breve para mí porque el bus lo cogía en el parque de Guadalupe y me dejaba a unas pocas cuadras del camello; para regresar el bus salía a dos cuadras de ahí y, a veces, cuando estaba muy alcanzado, lo llevaban a uno por mil pesos. Eso ayudaba mucho pa’ no vararse por transporte antes de la quincena, ahora tengo que le-vantarme más temprano para coger un ‘taxi-colectivo’ más caro, y que me deja lejos del trabajo, y para subir tengo que caminar más y pagar más”, reclama.

Tinta Tres quiso averiguar un poco sobre la negociación para este cambio en el transporte público, porque no parece favorecer a la población del terri-torio, pero fue imposible obtener una entrevista oficial con las entidades res-ponsables. Algunos conductores de los taxis-colectivos, que solicitan reserva de nombre por cuestiones de seguridad, opinan que para que la negociación se diera, debió haber mucho dinero de por medio. “Los que se benefician son los duros, los dueños de los buses, porque a los choferes no les toca mucho. El Metro no los va a contratar porque la mayoría no tienen bachillerato, y pa’ ser chofer del Metro, al menos, hay que haber hecho un curso del Sena; para no-sotros hay más camello pero seguro que la policía nos va a empezar a multar porque este servicio es prohibido”.

Sólo busAunque mucha gente estuvo en desacuerdo con lo que consideraron im-

posición del Metroplus en la Comuna 3 Manrique, lo cierto es que ya está funcionando y la 45 se adecuó sólo para el tránsito de estos buses. Sin em-bargo, la vía, especialmente en horas nocturnas, parece la ruta favorita para �piques� de motos. Cientos de éstas circulan a gran velocidad sin precau-ción por los peatones que intentan cruzar la calle, lo que ya ha ocasionado accidentes en el sector.

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lAnte el evidente problema de movilidad en la Comuna 3, el periódico Tinta Tres quiso hacer un especial de que recogiera algunas inquietudes de la

comunidad y planteara algunas claridades de funcionamiento frente al nuevo sistema de transporte al que asistimos; haciendo una loa, y recordando ade-

más, lo que se perdió con la llegada del mismo.

Buses alimentadores son inadecuados para tamaño de las calles.

Antiguos choferes serán desempleados, el Metro no los recibirá. Muchos no son bachilleres y requisito mínimo es curso en el Sena.

Denuncia gráfica

»» Especial transporte

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en nuestra comuna“Y cómo me voy a montar con mi bulto de

papas, los huevos y el mercado para la casa, si nos quitan el transporte que te-

nemos, en el que nos permiten esto ¿Qué vamos a hacer con esos buses gordos en los que nos quieren obligar a transportar?”, dice un habitante de la Co-muna 3.

En nuestra comuna ronda un nuevo vecino, se trata de las nuevas rutas (buses) alimentadoras del Metro de Medellín. Dos posiciones se presentan al respecto: una, para el Metro está claro que será mas cómodo y se podrán conectar más los barrios gra-cias a las estaciones del Metroplus; dos, desaparece-rán algunas de las tradicionales rutas como la 063 Cootramo de La Cruz y la 065 y 069 Coopetransa, 080 Nueva Villa y Cootraganizal, que algunos ha-bitantes consideraban más efectivas y económicas para llegar a sus casas. También vendrán alianzas entre rutas como la ruta Cotracovi de La Honda, con Villa Hermosa, entre otras.

Lo que dice el MetroEn su página web, el Metro informa que son 253

vehículos nuevos con combustible a gas, amigables con el medio ambiente, y adaptados para el acceso de las personas con movilidad reducida, por medio de plataformas elevadoras. Los buses alimentadores miden 9 metros de largo y tienen capacidad para el transporte de 40 usuarios.

Tinta Tres contactó con el Metro para que nos brindara más información frente al funciona-miento de los alimentadores, esta fue su res-puesta:“Nos permitimos indicarle, que las rutas más re-presentativas en su comuna son las siguientes: La Ruta C6-020 San José de la Cima-Universi-dad inició servicios el día 5 noviembre, la Ruta C6-016 Santa Inés-Hospital inició servicios el pasado 27 de enero, la Ruta C6-019 El Pomar Gardel inicia servicios el próximo 10 de febrero, la Ruta C6-022 La Cruz-Gardel inicia operación el próximo 24 de febrero de 2014, los ruteros de cada servicio se ubican en las estaciones de integración para que los usuarios conozcan los recorridos.

Rutas alimentadoras

Vox popLa comunidad opina“Nosotros no quisimos aceptar esa ruta de alimen-

tadores porque muchos de los habitantes de nuestro barrio, y de la comuna, son estratos 0, 1, y 2, y muchos de ellos realizan “el recorrido”. Siempre traen paque-tes, costales y cosas que no podrían montar a la ruta y serían excluidos sin saber cómo volver a sus casas”. Darío Monsalve, presidente la JAC La Honda.

“Para la gente es útil y cómodo, pero para uno como conductor no. Las ganancias disminuyen y el trabajo tiende a desaparecer, pues en este momento la gente utiliza más las rutas alimentadoras del Metro y nuestra ruta, a futuro, va a salir de circu-lación. El Metro nos ofrece opciones pero nosotros toda la vida hemos trabajado como conductores de la forma tradicional”. Oscar Arcila, conductor ruta 069 Coopetransa.

“Yo ni siquiera lo he ocupado pues yo salgo es

para la minorista y la ruta del Metro no me sirve, no me dejarían traer los bultos. No me gusta, ellos tie-nen lugares estrictos para parar, no como los otros que paran afuera de la casas. Como comunidad nos perjudicaría que desapareciera las otras rutas por-que si vamos para otro lugar como La Piloto, La Oriental, no nos serviría si llevamos paquetes. El otro inconveniente es que esta vía donde reversan es muy pequeña y esos buses son muy amplios, casi no caben”, Gilberto Hernández, habitante barrio San Jose La Cima # 2.

El servicio se presta de lunes a sá-bado desde las 4:30 a.m. hasta las 11:00 p.m. Domingos y festivos des-de las 5:00 a.m. hasta las 10:00 p.m. La frecuencia de tránsito se estima entre 8 y 10 minutos en hora valle, mientras que en hora pico pasarán cada 5 o 6 minutos

El precio General es de mil.900; adul-to mayor mil .470, estudiantes mil 250 y Personas con Movilidad Redu-cida (PMR) mil.190 pesos, sólo con el sistema de tarjeta Cívica.

Los alimentadores serán operados por Masivo de Occidente SAS y Sistema Alimentador Oriental SAO6, durante quince años. La entrada en operación se desarrollará de manera gradual, son 26 las rutas previstas y siete serían las primeras en transitar Aranjuez-Manrique.

*Para mayor información consulte www.metro-medellin.gov.co

El nombre de cada servicio, representa el sector que atenderá y seguido de la esta-ción donde hará la integración, teniendo en cuenta que si la estación es de línea 1, o sea sobre el trazado de la 45, los usuarios pueden continuar su recorrido y hacer la integración al Metro, Metrocable ó línea 2”.Pie de foto 1. Los buses blancos de cin-tas amarillas y verdes, ya circulan por la comuna.Pie de foto 2. Los alimentadores conec-tan con el Metroplus.Pie de foto 3. Los recorridos sobre la 45 conectarán con el Metro.

»» Especial transporte

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La Cruz

El servicio de colectivo informal para La Cruz está en auge. En el an-tiguo paradero, en pleno Prado del centro de Medellín se detienen taxis y carros particulares que ofrecen el servicio de transporte a 2 mil 500 pe-sos. ¡Manrique La Cruz! ¡Manrique La Cruz!, es el grito del joven que da vo-ces a la clientela enfilada. Él es quien arregla el viaje, consigue los carros y organiza a los pasajeros, a cambio re-cibe una comisión.

El panorama de movilidad se debe al cambio de rutas por los alimenta-dores del Metro. Empresas como Coo-tramo y Coopetransa, parcialmente, dejaron de servir en los territorios y la gente acudió al transporte infor-mal. Por tanto, decenas de habitantes de La Cruz optaron por el servicio de Cotracovi que cubre La Honda o por montarse a los colectivos particulares.

Juan Preciado llega hasta la esta-ción Prado del metro desde Copaca-bana, en su cara lleva el sudor del día en el oficio de la construcción. Vive en La Cruz. Desde que las busetas cesa-ron la circulación paga el servicio de colectivo, su voz es de indignado. “El Gobierno nos dio en la cabeza porque ese transporte a la mayoría no nos

En el otro extremo, a partir de las 4 de la tarde, varios carros se pelean una fila de media cuadra en el viejo acopio céntrico de la ruta de Manrique Oriental; mientras eso pasa, otros tan-tos retornan en paquete por la monta-ña a decenas de obreros y oficinistas a sus hogares.

Milena Arcila es una rubia bella, treintona y está desesperada. “Es ho-rrible, mire como nos tienen”, mani-fiesta al referirse a la extinta ruta de Manrique Oriental. Se siente incómo-da, y dice que a veces llega muy tarde a su casa porque la fila está “muy lar-ga o no hay carros”.

Los “despachadores”Hay un problema: resulta que “des-

pachadores” se tomaron los puntos de acopio para cobrar comisiones a los conductores. Así, todos los pasajeros tienen que pagar 2 mil 500 pesos para volver a sus casas. Llegaron asumien-do la propiedad del aparcadero y el poder para coordinar el acopio de

del transporte en Manrique

por la buseta perdida

Nuevo negocio

Requiém

Busetas paran, colectivos circulanLa entrada del servicio de los alimentadores del Metro en la comuna atrajo negocio. Los colectivos

particulares empezaron a circular aprovechando la necesidad de la gente. Donde antes era parqueo de busetas ahora es un asentamiento de carros en las mañanas de Manrique Oriental.

sirve”, dice mientras espera el carro. Al llegar, se montaron él y otros, rá-pido, con la cautela para no ser vistos por el tránsito. Juan espera llegar a casa temprano porque a él ya “le toca madrugar más” todos los días.

Más que desabastecimiento de ca-rros por la entrada en vigencia de la línea Metro, hay desabastecimiento de rutas sobre las cuales se acostumbra-ba. También hay ausencia de prácticas como “montarse por la de atrás”; con el nuevo sistema, quien viaja es quien tiene su Cívica recargada.

Manrique OrientalTemprano hay una fila de perso-

nas y una oferta de carros particula-res y taxis que bajan al centro desde la carrera 32, en el antiguo paradero de Cootramo. Prometen cubrir la ruta de la extinta buseta, 2 mil pesos es el pago que enfrentan los que le apues-tan a este sistema de transporte.

Por lo general los colectivos circu-lan por la Avenida Oriental, la Mino-rista, Prado y Alpujarra. De 5 a 10 de la mañana y de 4 a 8 son las horas pico, una larga fila se va acortando de a cuatro, a veces de a cinco pasajeros. Que faltan tres, que dos, que uno; el grito a la ligereza con que se montan los viajeros; que listo, que arranque.

usuarios y el valor de la tarifa a quien conduce.

La Zona Nororiental tiene cuatro paraderos en el centro. Estos son los de San Pablo, Guadalupe, Manrique Oriental y La Cruz. Cada aparcadero tiene al menos un despachador y al-gunos denuncian que los despachos están controlados, en parte, por miem-bros de combos.

Una persona que trabaja como des-pachador informal de colectivos para La Cruz y Manrique Oriental puede ganar al día de 60 a 80 mil pesos. Los conductores que reciben pasajeros es-tán obligados a dar una suma de 500 pesos.

José Loaiza lleva más de 30 días en el despacho de colectivos y dice que “a las 4 de la tarde de cada día ya he hecho al menos 60 mil pesos”. Justifi-ca su trabajo cuando manifiesta que “esto es un bien que uno le hace a la comunidad”, pues desde la tarde “hay mucha gente que viaja para la comu-na” y necesitan apoyo.

El Sistema Integrado de Transporte (SITVA) y el colectivo alternan el transporte de trabajadores en Manrique.

Empresas como Cootramo se vieron obligadas eliminar parte de sus servicios, así los habitantes se muestren inconformes ante el cambio.

“Sale, sale hacia La Cruz, suban que hay puesto”, estas y otras expresiones eran las que se escuchaban antes o después

de abordar el servicio de transporte público hacia la parte alta de la comuna. La buseta tenía en el centro de la cuidad un pedacito de barrio, un lugar y este era en Prado, en el paradero frente al edificio Santa Clara. Hacer la fila allí se convirtió también en un espacio de socialización bastante productivo, era posible darse cuenta de lo que pasaba en los barrios

y fuera de ellos escuchando, a veces sin intención, la conversación de otros, o en el diálogo con un amigo. Era un sitio de encuentro con amistades cuyas vidas laborales sólo les daba tiempo de verse allí, un sitio de risas y de disgustos soportables; en nada compa-rable a lo que tenemos ahora.

Los choferes decidían a quién subir y por cuánto, tenían cierta autonomía y eran conocidos del barrio, como lo fueron Don Héctor, Bianor, El Burro yToño. Ellos facilitaban la vida y la subsistencia de muchos

habitantes de la comuna: en la minorista se subían los pequeños tenderos en las horas de la mañana, con el surtido para sus negocios, aprovechando que casi nadie viajaba a esa hora y así podían llevar sus cosas seguras, aunque costara uno o dos pasajes de más; se subían los vendedores de dulces y se les permitía hacer su trabajo; y algunas veces, devuelta a las laderas, el chofer de manera voluntaria movía un poco la registradora para que alguna anciana y un niño salido del colegio pudieran subirse, evitán-

»» Especial transporte

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doles la caminada para llegar a la casa. Hoy solo se escuchan expresiones de añoran-

zas sobre un transporte que ya no va más, muchos habitantes opinan que en vez de avanzar estamos retrocediendo en el tiempo, como cuando a La Cruz sólo llegaban “Los Chiveros”, como se denominó al transporte informal que funcionó en la comuna hasta el 2001, cinco carros conducidos por Don Jor-ge, Vitamina, Don Isidro, Don Juan -con un carro que parecía una nevera- y Don Toño.

Por medio del entonces presidente de la JAC de

La entrada en escena del sistema articulado de transponte en Medellín generó grandes cambios, hay una molestia generalizada porque el sistema no cumple por completo con las necesidades de trasporte de las personas. Fueron doce años en los que los habitantes crearon una cotidianidad alre-dedor de lo que la buseta les ofrecía, cotidianidad que ahora se pierde por la entrada de un sistema que, según algunos habitantes, se implementó sin ser concertado y sin tener en cuenta a los que, en últimas, van a hacer uso de él.

Los habitantes de La Cruz per-dieron a uno de sus antiguos conductores por el desempleo.

Llevaba “póngale entre 15 y 16 años”, dijo “toño”; un hombre de 1.70, con seis décadas encima y pocas canas; de ga-fas y delgado. Antonio Ruiz, conocido como “toño”, fue uno de los primeros fundadores de la ruta de buses hacia La Cruz a principios de la década. A su oficio se le deben cientos de kiló-metros de camino andado llevando a los habitantes a sus destinos diarios.

“Toño” perdió el trabajo el día en que los alimentadores del Metro llega-ron a la zona, el 12 de marzo. Más de 16 años de experiencia se le fueron en

quién le da trabajo a uno?”, es su gran pregunta.

El Metro ya no le da trabajo, no cumple con el rigor del protocolo para la contratación de conductores. Casi todo está en contra de él: la edad, que no debe pasar los 40; el título de ba-chiller; su dependencia a los lentes y otras prácticas, como conversar con amigos o vecinos en el trayecto, y con-ferir privilegios a aquellos sin el dine-ro completo del pasaje, a lo cual estaba acostumbrado en su buseta.

Sin jubilación, y sólo con el dinero que le dio la empresa Cootramo por su vida de entrega, piensa qué hará en los próximos meses cuando cumpla 61. Pero no está solo, muchos ex conduc-tores viejos están en las mismas, bus-cando qué hacer. Es el caso de Isidro, su amigo.

*

no hay camino al andarCaminante

La Cruz, Jorge Laguna, se gestionó que para el 2002 las busetas de Coo-tramo subieran al barrio. El primer trayecto que cubrieron fue desde la Minorista hasta el sector La Capilla, y para el 2007 se logró el tramo desde La Capilla hasta la Escuela, ahí es cuando comienzan a subir hasta el sector el tanque, donde hace poco quedaba la terminal de Cootramo y ahora queda la terminal de los buses del metro.

Muchos de los an-tiguos conductores de la ruta 063, que cubría el trayecto Prado Centro-Manrique Oriental-La Cruz, ahora viven del transporte informal, convirtiéndose en los nuevos chiveros. Este modalidad es más cara y genera un problema mayor, afecta la estabilidad económica de las familias perjudicando su canasta familiar, por un lado porque resta dinero para la alimentación; por otro, los precios de las tiendas au-mentaron porque ahora es más caro bajar a surtir el negocio

Así lo siente Don Manuel Cárdenas, un habitante del barrio que todos los días debe ir a trabajar, “En 25 minutos bajaba hasta la minorista, ahora, des-pués de las 5 todo mundo tiene que hacer fila para poderse montar, y para ir a la estación Gardel se demoran 40 y hasta 45 minutos, luego hay que hacer fila para montarse al Metroplus. Este transporte que hay ahora a mí no me sirve, me tengo que ir cami-nando hasta Trasmayo para poder llegar a tiempo al trabajo, yo salía antes a las 4:20 de la maña-na y ahora salgo a las 3:20 y allá cojo chivero. Hay tres rutas, tres filas de colectivos particulares con despachador y todo, hacia la minorista, la Oriental y la última hacia San Diego. Estamos peor a como estábamos, a nosotros en vez de beneficiarnos este transporte nos está haciendo daño”, se lamenta.Donde quedaba la terminal de Cootramo ahora queda la de los buses

del Metro.

Los chiveros, primer transporte del barrio La Cruz.

El pasado 12 de marzo dejaron de circular las busetas de la ruta Manrique-La Cruz. Los usuarios encontraron la sorpresa que en reemplazo llegaron los alimentadores del Metro, como producto muchos de los conductores antiguos dejaron de trabajar.

la liquidación de la empresa y el reco-nocimiento de sus vecinos, ahora se le ve nadando en el paso del tiempo y la quietud.

Vive en una casa blanca con su fa-milia, más abajo de “La Torre”. Vecinos y lejanos, todos, dan cuenta de él como un conductor de trayectoria, quien algún día los llevó por menos dinero, sabía huir fácil del trancón y bajaba veloz por la carretera culebreada de La Cruz, llegando rápido al centro.

Campesino de origen, llegó a Mede-llín. Primero trabajó “en un parquea-dero cuidando carros en barrio Santa Cruz”. Con el tiempo aprendió los gajes del oficio y adquirió el título de con-

ductor, luego vino el bautizo con el apodo, “toño”.

Hoy el camino laboral de “toño” es incierto, a su edad no encuentra trabajo fácilmente y le inco-moda estar quieto. “Ya llevo quince días vagando en la casa”, afirmó. Muestra áni-mos de trabajar por-que dice que su sa-lud es fuerte, “pero a ver ¿a dónde (…)

“Es que ‘toño’ y yo somos de la vie-ja guardia”, expresó Isidro. Él tiene 54 años y también quedó cesante de la conducción de busetas. Vive en el sec-tor de la iglesia y, según dice, se pro-yecta incursionar en el “negocio del turismo”.

En el 2001 empezó a trabajar en el transporte de la zona hasta este año. De todo el sudor transpirado por su trabajo, en el acto de subir, bajar y retroceder, le queda una sensación. Como conductor “yo subí los trans-formadores para este morro”, cuando apenas se instalaba luz eléctrica en la parte alta del barrio. Todo porque hace más de 15 años, “no había trans-porte” ni quien transportara.

En todo el paisaje los conductores desempleados no se adaptan fácil a su situación; lo mismo pasa con los usua-rios, pues desacomodaron sus rumbos y horarios. Muchos han recurrido al servicio informal de colectivo que está en auge. Antes la ruta de La Cruz era clara: bajaba a Transmayo, luego cogía Prado, pasaba por La Minorista y re-tornaba. Así, y siempre como en una fiesta cíclica. Ahora no, el alimentador va hasta la estación más cercana y los pasajeros quedan a la deriva, a la es-pera del Metro.

El Transporte Integrado acabó con la tradición de montar por menos precio y de llevar grandes volúmenes de mercancía.

No van más las rutas Cootramo, 065 Coopetransa, 080 Nueva Villa y Cootraganizal.

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de Manriqueo de cómo subsiste la gente en la comuna

Empresas pupularesPor Paola Alarcón

»» Reportaje gráfico

El artista de féretros Para muchas personas ver un ataúd es un tabú; pero para Gustavo Adolfo Vélez hacerlo se convir-tió en una profesión heredada. Una familia amiga fabricaba ataúdes desde generaciones atrás y el último de esa familia quiso expandir su saber a personas sin oficio o con vicios de la calle. Cuenta

Gustavo, quien fue uno de los beneficiados de este saber, que pinta, pule y decora féretros desde hace 37 años, arte que disfruta y que al mismo tiempo le permite generar empleo construyendo ecológica-mente los aposentos para los muertos.

Orgullo de madera

Hace 35 años se sintió atraído por la madera, en la niñez un amigo lo llevó a trabajar en la

carpintería donde le enseñaron a cons-truir sillas, mesas, camas, muebles y cuadros, entre otras cosas, con el tiempo fue que aprendió a fabricar casas y coci-nas. Siempre consideró, su trabajo como el arte que le enseñó a reciclar, pues to-das sus obras son fabricadas con made-

ra reciclada. Aunque hoy la carpin-tería no sea muy rentable, desde el año 95 sostiene los mismos precios, John Jairo Molina, quien ya tiene 47 años, no desiste de su oficio pese a que otros carpinteros ya lo hicie-ron, él sigue con su labor y con el sueño de crear una empresa que genere empleo para otras personas.

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Año 4 edición 22 / Abril-Mayo de 2014 21 »» Reportaje gráfico

Es un anciano de 77 años que, con una sonrisa de oreja a oreja, sale todos los

días a reciclar con su creación: un coche de bebé que amplió con unas tablas y unos plásticos que él mar-tilló, es éste recoge todos los tarros, archivos y latas que para muchos son basura. Su asma no le impide trabajar y su edad sólo le da más fortaleza para seguir con la labor, cuenta que hace unos días sufrió un ataque de asma pero sonrien-do agrega que San Pedro no quiso darle las llaves para que él entrara y que por eso se quedó aquí, con los mortales.

La puntada del sastre

Un mango para cada niño

Límpidaempresa

Coser el botón caído, arreglar el cierre malo o cogerle al pan-talón que quedó largo, entre

otras labores, son tarea de Humberto Giraldo hace 45 años, de los 66 que tie-ne. Cose prendas de todos los tamaños, colores y estilos, sin importar el géne-ro. Desde niño conoce el oficio, estudió en La Virginia, Risaralda, apoyado por

sus tíos quienes también eran sastres. Él observaba lo que hacían, cómo enhe-braban, cómo cosían y cómo remataban una prenda, así fue aprendiendo y hoy, desde La 45, cose a todas las damas y caballeros que soliciten sus servicios, aunque su trabajo se redujo por causa de la llegada del Metroplus.

¿Quién de niño no esperó el descanso o la salida del colegio para deleitarse con un mango, recubierto de sal y limón? Pues Evaristo Echavarría y su esposa llegaron desde Ebéjico, Antioquia, buscando mejor futuro y fue en la venta de mangos que encontraron una posibilidad de sostener a la familia. Todas las mañanas salen con sus mangos desde Brisas de Jardín para situarse en la entrada de la I.E. Montecarlo y deleitar a todos los niños que salen de estudiar y quieren calmar el antojo.

Liliana Oquendo es una madre cabeza de familia, tiene 38 años y encontró en la venta de límpido un ingreso económico

para ella y sus cinco hijos. Hace un año realiza este oficio, dos días a la semana camina hasta recorrer casi toda la comuna en busca de fa-milias que quieran despercudir sus prendas. No tiene un local pero es su empresa y visitando familia por familia logra sostener a la suya.

Reciclador de cepa pura cepa

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Loa del baile a la culturaen la ladera

Por Oscar Cárdenas

»» Reportaje

La cultura es arte, es calle, es cancha de barrio, es risas y carcajadas, es baile, actua-

ción y música, es el sanco y la pintu-ra; la cultura es, ante todo, expresión se lo surreal en lo real, es la esca-patoria fantástica de esos agujeros negros que existen en la cotidianidad barrial.

Por ello, la apuesta por los espa-cios culturales en nuestra comuna es promovida por personas y organiza-ciones que quieren que este tipo de expresiones se tomen las calles y, en el buen sentido, les roben a las es-quinas las vidas de jóvenes y niños de los barrios.

Bajo esta idea nació la compar-sa Fantasía Artística, en el barrio La Honda que en sólo cuatro años han logrado posicionarse en el medio cul-tural artístico y por tanto ya tienen un espacio ganado en la comunidad. Su coordinadora, Eyised Goez, rela-ta que: “Cuando llegué, vi cómo era la comunidad, el sector, el barrio y conseguí algunas personas que me ayudaran a ir a los colegios e invitar la gente a una comparsa, en donde se iban a dar talleres de danza, mú-sica, teatro, maquillaje artístico y de zancos. Muchos jóvenes llegaron al grupo, entonces desde ahí empeza-mos los ensayos y los talleres. Otras personas me apoyan, dan los talleres de música y otros los de teatro; yo me encargo de la parte de gestión de proyectos y también doy clases de maquillaje artístico y de danza a los muchachos. Ya llevamos cuatro años, trabajando, nos ha ido muy bien pero también he-mos tenido muchos problemas”.

La comparsa trabaja con jóvenes y también tiene a su cargo un semillero de niños que abarca entre 28 y 30 participantes, los cuales reciben clases de teatro, danza y música. Les gusta trabajar con los pequeños por dos razones: la primera porque ven que los niños pueden crecer, enamorarse del pro-ceso y seguir con ellos trabajando por la cultura; la segunda porque lo ven como una forma de alejar a la infancia de los posibles vicios que se puedan ad-quirir en las calles de la comuna, quieren que vean que “el arte también es una forma de vida y de ahí también se puede conseguir plata, del arte también se puede vivir”.

Los inconvenientes también se presentaron en el camino, formar un grupo cultural es complicado, más cuando la comparsa está en proceso de con-

solidación de sus integrantes. Se piensan como un movimiento artístico de ladera pero lo cierto es que requieren de voluntades para poder seguir traba-jando. “Ya se nos hace más difícil liderar un grupo allá y otro grupo acá, ya serían muchas personas las que colaborarían y no todas las personas quieren colaborar en estos procesos, aparte, digamos por el tiempo. Es donde se hace difícil decir ‘bueno, haga-mos un proceso también en La Cruz o en las otras laderas’”, dice Eyised.

Todo proceso cultural requiere de un tiempo de maduración para que sus integrantes alcancen un nivel propicio y puedan salir a liderar procesos e, inclusive, crear redes artísticas duraderas, en este sentido, dice Eyised, “no estamos en la etapa, en la que podríamos decir tantos líderes se pueden ir para estos barrio, en estos momentos todavía estamos un poco débiles. Hay quienes ya se están apropiando de la comparsa, que tienen sentido de pertenencia

por los enseres, por todas las cosas que tenemos y por el grupo como tal, que les duele lo que pasa acá, pero son muy pocos; muchos lo ven como ‘bueno, vamos y esta-mos un rato, hacemos ejercicio y pasamos rico con la comparsa’. Estamos en la etapa de formación de líderes, de fortalecimiento de la comparsa en La Honda, todavía no es tiempo de mandarlos a otras partes porque el proceso no sería tan fuerte y se caería fácilmente”.

Esto lleva a pensar que no hay oferta de propuestas culturales en la ladera, hay un déficit en este sentido. Por tal razón, es ne-cesario voltear la mirada hacia iniciativas que alimenten el arte y la cultura en nues-tras comunidades; los barrios parecen sin vida y los jóvenes y niños no tienen otros espacios diferentes de los que ofrece la ca-lle, acá es donde se requiere un esfuerzo para unir voluntades.

Los procesos culturales son mucho más que pintarse la cara, montarse a unos zan-cos, saber tocar un instrumento y sacarlo a la calle con el grupo; estos procesos se convirtieron en un actor de trasforma-ción de realidades en los barrios que ha-cen presencia, por ello son esenciales en las comunidades pues su ausencia podría contribuir a disminuir las posibilidades de cambio.

La idea es que esta forma de acción cul-tural se multiplique en toda la ladera pues son pocos los procesos culturales existen-tes, y no debe olvidarse que los bailes a la cultura son medios eficaces de resistencia, especialmente ahora, que se está pidiendo frenar la intervención que plantean algu-nos megaproyectos frente a la tierra de las laderas. Es hora de que las organizacio-

nes vuelvan a pensar, como hacían años atrás, en la defensa a la cultura porque ésta también es una oportunidad de crear mejor vida para los barrios y para los jóvenes y niños de la comuna.

La comparsa Fantasía Artística, del ba-rrio La Honda, se puede contactar en:

https://www.facebook.com/compar-safantasia.artistica

[email protected]

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Virus NxCPor Paola Alarcón

»» Cultura

Se hace de noche y las calles llevan al lugar don-de están ellos, sus risas se escuchan a lo lejos y llegan a invadir el espíritu juvenil, son un virus

que ha infectado de energía a muchos jóvenes tanto de la comuna como de la ciudad, son cuatro amigos que se unieron para conformar una banda de rock, que desde el 2010 compone críticas y sanadoras.

Inicialmente la idea surgió de un amigo que los llevó a pensarse como grupo musical. Entre ensayos, errores y sueños lograron crear una banda donde cada uno expresaba alegrías, tristezas y problemáticas sociales. Después de pasar por diferentes nombres como Des-orden y Nueva Criatura, decidieron llamarse Virus NxC que significa Virus Nueva Criatura , como una forma de reflejar un cambio en la sociedad.

Sus integrantes además de ser amigos son estudian-tes de medicina veterinaria, filosofía, publicidad y ani-mación, estos cuatro mosqueteros, aunque diferentes, están unidos de pasión, o hobby, por la música y por transmitir sus pensamientos.

Carlos Quiroz tiene 23 años, es el bajista, estudia animación y sueña ser reconocido en la ciudad, sin ne-cesidad de fanatismo, sólo quiere que la gente se repre-sente con sus canciones. Su espíritu soñador proyecta sus emociones y deseos, él representa el grupo y loca-liza diferentes eventos para hacer “los toques”, como ellos llaman a sus presentaciones.

El vocalista es Carlos Mejía, y también es guitarrista, tiene 21 años, estudia publicidad y considera que es un personaje risueño. Su mayor alegría es cantar, sentir como la gente se identifica con sus letras y despiertan emociones, para él su don es tener una voz fuerte con la que logra proyectar todas sus emociones.

El otro guitarrista es Julián Bisbicuth, de 19 años, es-tudiante de filosofía y quiere hacerse reconocer por sus buenas letras y su buen sonido, esa es su proyección. Su ambición no es vender, sino tocar para diferentes públicos con la mirada puesta en desarrollar un pensa-miento individual y crítico de sus vidas y de la sociedad, debido a su calma es el mediador de la banda.

El que estudia medicina veterinaria es Camilo blan-dón Martínez y su hobby es tocar la batería, en la ban-da siempre intenta liberar su energía, que sus toques transmitan a quienes escuchan un espíritu de liber-

tad sin represión. Es el más liberal de los cuatro pero también es el que pone orden y visibiliza las faltas cometidas, convirtiéndose en el equilibrio del grupo, opina que si uno de sus compañeros falta la banda terminaría.

Los cuatro se definen como uno y en el momento en que se desintegren, Virus NxC desaparecería.

Las cancionesNecesito adrenalina es una canción creada por

Camilo Blandón, cuenta que su inspiración llegó en un momento en que se hace una introspección de la vida y se concluye que la rutina es un laberinto sin salida, que lleva a no tener aventuras, experiencias, viajes y emociones fuertes, esto le hizo pensar que todos ne-cesitamos adrenalina y sentir que estamos vivos. “Hoy me levanté con ganas de ser alguien más, alguien que no tenga ningún problema, alguien que se pueda libe-rar, necesito un descanso, necesito dejar de pensar”.

Ciudad olvido se inspiró en los habitantes de la ca-lle, Carlos Quiroz sintió que muchas personas despre-cian a quienes están en esa condición y también son parte de la misma sociedad, aunque que la ambición los haya sumergido en aquella ciudad olvidada.

La pregunta ¿qué hay más allá después de la muer-te?, y la intención de hacer un homenaje a un padre asesinado un 31 de diciembre y a una abuela, conside-rada sabia, fallecida, fueron el motivo que originaron Ser inmortal, una canción que concluye que las per-sonas mueren sólo cuando el amor y el recuerdo se esfuman del corazón.

“Malditas explosiones no me dejan descansar”, dice una frase de Corre, canción que se refiere a las épo-cas de violencia y de enfrentamientos entre grupos armados, donde a diario se luchaba por la tranquili-dad y la libertad; las explosiones les impedían salir a compartir con sus amigos, temiendo la muerte.

Y así, logran de sus canciones la forma precisa de conectar con el mundo, haciendo que sus composicio-nes retraten un momento de sus vidas o de proble-máticas sociales que muchas veces son ignoradas. Ya son diez los temas compuestos por Virus NxC, en los cuales desbordan toda su energía e inspiración.

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25 de enero de 2013

Querida Familia:

Antes de llegar aquí encontré en el ilustrísimo dic-cionario de la RAE el siguiente significado: “Mujer: Persona del sexo femenino / que tiene las cualidades consideradas femeninas por excelencia”.

A veces los diccionarios me daban risa, ¿Quién diría que algo tan serio me parecería tan cómico?, su-pongo que no puedo juzgarlos a ustedes por su acos-tumbrada manera de pensar terriblemente sustentada, ya que han sido tal vez muchas las situaciones que los han llevado a razonar de esa manera o simple-mente la costumbre.

Es atroz que entre una bella familia llena de ga-lanes y estudiados hombres, y gobernada por feminí-simas y delicadas mujeres, tenga que haber existido un aparatoso intento fallido de una mujer, o sea yo.

Queridísima madre, nunca me acostumbré a le-vantarme en la mañana con un rostro pulidísimo para ir a darte sonriente los buenos días. ¿Qué culpa yo?, el maquillaje se me corría en la noche y no tenía ningún ungüento anti-lagañas. Tampoco pude acos-tumbrarme a levantarme temprano por mi cuenta, mi cama me seducía como no lo hacía ningún hombre, me cortejaba y yo lo disfrutaba, nadie me sedujo nun-ca tan bien como lo hacía ese madero con colchón, y todo era tan perfecto, hasta que una almohada asesi-na aterrizaba en mi cabeza fuertemente haciéndome retumbar el sueño y espantando lejos mi romance con la cama. Sí, esa eras tú, furiosa y armada con tu súper almohada.

Padre, sin intención de lastimar tus sentimientos que sé que escondes en algún lado, quiero decir que para mí eras como una máquina repetidora, eras la imitación perfecta de esas máquinas de CD’S que cuando se rayan, empiezan a repetir las cosas como por si uno no ha entendido el mensaje. Recuerdo que mi mamá siempre recurría a ti para quejarse de todo lo que yo hacía mal y tú siempre le respondiste lo mismo: “déjala, ya está grandecita”. Perdido en tu mecánico mundo, entre destornilladores, llaves, puli-doras, motores y tornillos. Ni modo, yo tenía un papá mecánico que a veces hacía el papel de máquina, pero… ‘dejémoslo’.

¿Cómo olvidar a mi hermana?, esa mujer perfecta a la que todo le salía de maravilla. Eras la típica mu-jer de la que su madre está orgullosa, ni modo de de-cir que el padre también, ya que lo más seguro es que ni se dio cuenta de las excelentes notas que a pesar de todo corrías a mostrarle. Siempre me pareció impre-sionante la manera tan sencilla en la que te adaptaste a ese mundo, nada parecía ponerse complicado para ti. Recuerdo que mamá siempre estuvo comparando mis comportamientos con los tuyos y tratando de moldearme a tu medida. Tu auge educativo, el per-fecto orden que tenías en todo, lo responsable que eras y sobre todo tu feminidad, eso que siempre me dio dolor de cabeza.

“Se entiende por feminidad un conjunto de atribu-tos asociados al rol tradicional de la categoría mujer. Algunos ejemplos de esos atributos son la compren-sión, la delicadeza y suavidad, la muestra de afecto, la educación y los cuidados de la descendencia, etc.” Este significado lo saqué de Wikipedia, porque el diccionario de la RAE me seguía produciendo risa, ni modo.

Cada vez que leí este significado estaba más se-gura de lo lejos que estaba yo de caber en él. Yo era la atípica mujer que salía de su casa tirando la puerta, sin maquillaje y sin peinarse, con mis audífonos más grandes que mi cabeza de los cuales salía el melodio-so y angelical canto de David Draiman o Matt Tuck. Yo no rezaba al levantarme y mucho menos al acos-tarme, los domingos siempre estaba en el Skatepark en vez de la iglesia y siempre llevaba a Edgar Allan Poe en mi bolso en vez de lo que normalmente debe-ría ir: maquillaje.

Esa era mi vida y me gustaba, diferente en cuanto a personalidad y costumbres, nada parecido a lo que ustedes mi familia y muchos diccionarios, piensan acerca de lo que debe ser una “mujer”, por lo que deduje: fui una rana.

¿Qué sentía?, ¿qué sentiría una rana?: La vida, sentía la vida y no los significados, pero ustedes fa-milia nunca se dieron cuenta de eso. Yo sentí cada cosa que escuché, cada cosa que viví, cada forma de ser, cada rechazo que recibí, cada postal que pegaba en mi cuarto la sentía. No viví la vida en significados y enmarcaciones, la viví en sentimientos. Viví tal vez en un mundo paralelo donde la definición de mujer

femenina no existía, donde sólo se sabe que hay un ser que siente, piensa y que nadie, por más humano que sea es igual a nadie, pero todos son importantes en la misma medida y todos tienen virtudes y defec-tos resaltables en proporciones equivalentes. Viví donde el sentimiento conexa con el pensamiento, pero aun así, sentir seguía siendo primero. Yo sentía que estaba sintiendo y esto no quiere decir que no pensara, pensar es importante pero cuando éste nos hace olvidar a nuestro corazón, es peligroso. Como decía cierto personaje: “Los grandes pensamientos vienen del corazón” y no piensen la frase, SIÉN-TANLA.

Les cuento que la verdad nunca quise casarme, nunca me llamaron la atención los cuentos de prin-cesas y príncipes que vivían “felices por siempre”, como nunca entré en la definición de princesa enton-ces decidí inventarme mis propios cuentos. Disney nunca logró atraparme, siempre me pareció más di-vertido mutilar las Barbies de mi hermana, o rayarles la cara para que parecieran “muñecas fenómeno”. Pensé en hacer una familia, pero me imaginé el final y ¡Era obvio!, ¿Quién hubiera podido dormir con un marido que aun creyéndose príncipe no dejaría de ser un sapo?, ¿Quién hubiera podido tener hijos con su falso hallazgo de princesa?, Aunque podríamos ser rana y sapo no perteneceríamos a la misma charca, él estaría en su castillo de algas y yo en mi pantano hongoso del Rock and Roll.

Pero bueno, dicen que los sapos mueren aplasta-dos y yo confirmé que las ranas también. Igual no culpo al tipo del carro, seguro él también venía es-cuchando a Megadeth o a Iron Maiden, así como yo en mis súper audífonos mientras pasaba la calle en la que moriría aplastada como un sapo o… como una rana, da igual. Yo les escribía querida familia (aun-que no sé si lleguen a leer esta carta), para contarles que fui feliz viviendo en mi mundo paralelo desor-denadamente sentimental, y para confirmarles que a pesar de todo, las ranas si podemos llegar al cielo.

PD: Por cierto mami, aprovecho para contarte que el dinero que me diste para pagarle a don Tulio, lo gasté en ruedas nuevas para mi Skateboard.

Cuento

Por Luisa Fernanda Restrepo Ilustración Andrés SánchezLas ranas si van al cielo