TIMONEDA, JUAN DE - Sobremesa y Aviso de Caminantes

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    JOANDE TIMONEDA

    Sobremesa y alivioSobremesa y aliviode caminantesde caminantes

    Edicin de Alberto Vidal Crespo

  • 8/2/2019 TIMONEDA, JUAN DE - Sobremesa y Aviso de Caminantes

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    Criterios de Transcripcin ......................................................................................................3Primera Parte deSobremesa y Alivio de caminantes,en el qual se contienen

    muy apacibles y graciosos cuentos,y dichos muy facetos..............................................................................................................4Segunda Parte delSobremesa y Alivio de caminantes,en el qual se contienenelegantsimos dichosy sabias respuestas,y exemplos agudssimos

    para saberlos contaren esta humana va............................................................................................................... 25

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    CRITERIOSDE TRANSCRIPCIN

    Se ha intentado reflejar al mximo el texto original. Sin embargo, para facilitar sucomprensin, se ha modernizado la puntuacin, se han aadido signos de interrogacin,de admiracin y comillas para indicar el estilo directo y se ha acentuado segn las normasactuales; tambin se han desarrollado las abreviaturas y se han aglutinado o separado loscomponentes de las palabras segn el uso actual (palabras como aunque o sino aparecenen el original como a un que y si no). Esto puede producir un poco de confusin alinterpretar los pronombres clticos, pues en el original se dobla la s del pronombre secuando va unido al verbo (encontramos puso se y arrimosse), de manera que hacemosadvertencia especial de ello para que no se deduzca vacilacin en la pronunciacin desordas y sonoras a causa de la alternancia en casos como psose y arrimsse en latranscripcin. En cambio, se han respetado las contracciones de la preposicin de con

    pronombres y adjetivos demostrativos y con pronombres personales como l o ella, paramantener una transcripcin fontica. En cuanto a las grafas, slo se ha modificado elempleo de u y v y de i y j, que se han distribuido segn tengan valor voclico oconsonntico, y el signo tironiano (que corresponde a la conjuncin et), se ha sustituido

    por e, puesto que siempre aparece ante i.

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    PRIMERA PARTEDE

    SOBREMESAY ALIVIODECAMINANTES,ENELQUALSECONTIENEN

    MUYAPACIBLESYGRACIOSOSCUENTOS,YDICHOSMUYFACETOS.

    Cuento Primero.

    EN tamborinero tena una mujer tan contraria a su opinin que nunca cosa que lerogara poda acabar con ella que la hiziesse. Una vez, yendo de un lugar para otro porquehava de taer en unos desposorios, y ella cavallera en un asno con su tamborino encima,al passar de un ro dxole: "Muger, catad no tangys el tamborino, que se espantar elasno." Como si dixera "taeldo": en ser en el ro son el tamborino, y el asno,espantndose, psose en el hondo, y ech vuestra muger en el ro. Y l, por bien quequiso ayudalle, no tuvo remedio. Viendo que se hava ahogado, fuela a buscar el roarriba. Dxole uno que lo estava mirando: "Buen hombre, qu buscys?" Respondi: "Ami muger, que se es ahogada, seor." "Y contrario la havys de buscar?" Dixo: "S,seor, porque mi muger siempre fue contraria a mis opiniones."

    Cuento IJ.

    A Un aldeano de Murcia trocvanle cierta heredad que tena a la orilla del ro con otraque estava dentro de un cercado. La muger rogvale que lo hiziesse, y el aldeano nuncaquiso conceder a su ruego. En este intermedio, vino el ro tan grande que huvieron dehuyr de la heredad, y sobre todas las lstimas que dixo la muger fue sta: "Dios hos lo

    perdone, marido, el no querer trocar la tierra. Agora conoscerys que vale ms un palmodentro que dos de fuera."

    Cuento IIJ.HAvindole cabido en suerte a un honrado mancebo de casarse con una biuda mal

    domada, y l le diesse del pan y del palo, ella fuese a quexar a sus parientes. Los parientesreprehendiendo al marido, que no hava de tratar ass a su muger, sino castigarla con

    buenas palabras. Offrescindoles que ass lo hara, la destravada biuda regase muy peor.El buen mancebo, por no quebrar su promessa, tom un palo y escrivi a la una parteestas palabras: Pater Noster, y a la otra: Ave Mara. Y como ella se desmandasse, diolecon l. Bolvindose a quexar, y venidos los parientes, dixronle que muy mal havacomplido su palabra. Respondi el mancebo: "Antes, seores, he complido lo que memandastes, que no la he castigado sino con buenas palabras; pero leed lo que he escripto."

    Viendo su agudeza, no tuvieron qu responder, sino bolverse a sus casas.

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    Cuento IIIJ.

    VIendo un labrador que en una higuera que tena en su heredad se havan desesperadoen ella (por discurso de tiempo) algunos hombres, tenindolo por mal agero, determin

    de cortalla; pero antes desto, presumiendo de gracioso hizo hazer un pregn por la ciudad:que si alguno hava que se quisiesse ahorcar en su higuera, que se determinasse dentro detres das, porque la quera cortar de su campo.

    Cuento V.

    ENcontrando un da el auctor un amigo suyo en el mercado, y como era por lamaana que atravessavan muchas bestias por l, le dixo: "Seor, desempachad decomprar, que van muchas bestias por el mercado." Entonces el auctor se par, diziendo:"No haze por cierto, porque yo parado s que estoy agora."

    Cuento VJ.

    VIngu a Valencia un chocarrero, fingint que sabia de alqumia, lo qual pos cartells:que al qui li donaria un ducat en or, ne tornaria dos, y al qui dos, quatre, y al qui tres, sis;en fi: tostemps al doble. La gent per provar-lo accudia en pochs ducats, y ell davant ells

    posava la cantitat de cada hu en sa cresola de terra, escrivint lo nom de quils portava enun paperet posat dins ella, y de all a pochs dies los tornava dobles.

    Cevant-los desta manera, acudiren molts ab grossa cantitat, y ell desaparegu ab msde mil ducats. Venint los burlats a regonxer les cresoles, trobaren-les buydes ab escritsque deyen: 'Plore casc son dol ab son cresol'. Y de llavs ens ha restat est refrany entrela gent.

    Cuento VIJ.

    EStando un gentilhombre en conversacin de muchas cortesanas, huvo una que portratalle de msero, le pidi de merced que le prestasse medio quarto. El gentilhombre,conociendo su malicia, y por affrentalla en el grado que meresca, dixo: "Medio no,seora, pero tome uno, y quedarn pagados los quatro."

    Cuento VIIJ.

    OYendo muchos estudiantes el curso de la Lgica, entr uno dellos, y no hallandolugar do assentarse, por ser grande en dos maneras, allegsse a otro menor, diziendo quele hiziesse lugar. El otro no queriendo, asile del brao, y quitle de donde estava, yassentsse diziendo: "Sede mayori." El menor al de presto la mano, diziendo: "Parceminori."

    Cuento VIIIJ.

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    UN chacotero, que por hablar demasiadamente y burlarse de todos llevava un Diosnos libre aposentado en su rostro, encontrndose con un tuerto en el mercado de Valenciay por burlarse dl le dixo: "Qu es la causa, hermano, que tan de maana haviscaminado veynte y quatro leguas?" Respondile de presto: "Por haverme embarcado en

    vuestro bergantin."

    Cuento X.

    UN mochacho, que su madre tena fama de hazer plazer y passar la deshonesta vida,tirava piedras hazia unos gentiles hombres que estavan parados al sol, por ser de invierno;al qual, por velle tan mal criado, dixo el uno dellos: "Est quedo, rapaz, que por dichadars a tu padre."

    Cuento XJ.EN el tiempo que Roma floresca, florescieron tres cortesanas dichas Layda, Lamia y

    Flor. A la Layda vino a ver una vez el philsopho Demstenes desde Grecia, o Corinto,por si era tan hermosa como le havan notificado, y queriendo rebolverse con ella, pidiletan gran cantidad que le respondi riendo: "Perdname, Layda, no permitan los dioses quecompre tan caro el arrepentimiento." Estrao dicho si el da de oy se notasse.

    Cuento XIJ.

    DE Lamia se dize que vino otro philsopho de Athenas para solamente vella, y nopara con ella ajuntarse, sino por ver si la poda apartar del mal camino que llevava, yviniendo a conversacin con ella, y contenta de hazer por l, que fingidamente la havareqestado, entrronse en un rico aposento que tena a la qual dixo el philsopho: "Dime,Lamia, no tienes otro lugar ms occulto y secreto que ste?" Dixo: "S tengo." Yentrndole en otro ms adentro, dixo el philsopho: "Otro ms escondido querra." Ellaentonces metile en otro que tena, dizindole: "Cata aqu lugar que no nos puede ver sinoDios." Respondi el philsopho: "Dios, tanto que peor, perdona, Lamia, que yo no harun peccado tan suzio delante de Dios." Si tal considerassen los christianos al da de oy no

    peccaran tan a rienda suelta.

    Cuento XIIJ.

    DE Flor se cuenta que, aunque mala, era muy honestssima, y saba tanto, quepreguntndole una muger que tena una hija qu le enseara para que fuesse buena,respondi: "Si quieres que tu hija sea buena, ensale desde nia que tenga temor de salirde casa y vergenza de hablar." Preguntle otra qu hara con una hija que tena que se lecomenava a levantar y a enamorar. Respondi: "El remedio para la moa alterada yliviana es no la dexar ociosa ni consentirle que ande bien vestida." Preguntle un hombrecasado que qundo se allegara a su muger. Respondi: "Quando querrs ser menos de lo

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    que eres." Y ms, en qu tiempo era bueno. Respondi: "Para el marido, siempre; para losestraos, en ninguno."

    Cuento XIIIJ.CIerto philsopho pobre gentlico, por ensear a pedir limosna a un hijo que tena,

    algunos das llevvalo a las estatuas de piedra y haza que les pidiesse con el bonete en lamano, y a cabo de rato, como no le respondiessen, bolva las espaldas. Visto esto por unciudadano, preguntle que por qu haza aquello. Respondi: "Porque aprenda a tener

    pasciencia, la qual ha de ser naturalmente de los pobres."

    Cuento XV.

    EStando en corrillo ciertos hidalgotes, vieron venir un pastor a cavallo con suborriquilla, y tomndolo en medio por burlarse dl, dixronle: "Qu es lo que guardys,hermano?" El pastor, siendo avisado, respondiles: "Cabrones guardo, seores."Dixronle: "Y sabys silvar?" Diziendo que s, importunronle que silvasse, por ver qusilvo tena. Ya que huvo silvado dixo el uno dellos: "Que no tenys ms rezio silvo queste?" Respondi: "S, seores, pero ste abasta para los cabrones que me oyen."

    Cuento XVJ.

    HAviendo perdido cierto gentil hombre gran cantidad de dinero a primera de

    Alemaa, levantsse muy ayrado de la mesa, y desembaynando de su espada, dixo: "Noay aqu ninguno que se mate conmigo?" Como todo hombre callasse, a cabo de rato, porser muy gran noche, assentsse en una silla a do luego fue adormido. Despuslevantndose otro desesperado, porque tambin hava perdido, y desembaynando suespada dixo: "Quin es el que buscava que se matassen con l? Salga si es hombre de su

    palabra." Como el otro se huviesse despertado y lo oyesse, respondile tomndole por lamano: "Hermano, dormid un poco sobre esse negocio como yo, que despus hablaremos."

    Cuento XVIJ.

    VIno un gentilhombre de la corte a pasar en una venta, que la ventera era biuda, laqual tena una hija de quinze aos, y como fuesse en invierno, ya despus de havercenado, estndose todos escalentando al derredor del fuego, dixo la ventera: "Qu ay denuevo en la Corte, seor? El gentilhombre por reyr le repondi: "Lo que ay de nuevo,seora, es que a mandado su Magestad, por falta que ay de gente para la guerra, que lasmugeres ancianas casen con mancebos, y las moas con hombres ancianos". "Ay," dixo lahija, "en verdad, seor, que su Magestad no haze lo que deve, ni paresce bien essemandamiento." Respondi la ventera: "Calla, rapaza, no digas esso, que lo que suMagestad manda est bien mandado, y parescer bien a todo el mundo, y Dios le alarguela vida."

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    Cuento XVIIJ.

    COmprado que hubo un notario a cierto labrador una carga de lea, descargndola ensu casa, a la rebuelta della estava una aada, y como la viesse el notario, dixo: "Buen

    hombre, sobre esta carga de lea veo grandssimo pleyto." Respondi el labrador: "Dequ suerte?" Dijo el notario: "De suerte que hos he comprado la carga ass como estava yno podys quitar el aada." Respondi el labrador: "En fin, que dezs que ay pleyto." "Sque lo ay," dixo el notario. "Oxte que lo ay," replic el labrador. "Vayan diez reales queno me la podys poner a pleyto." "Vayan," dixo el notario. "Y dos son," dixo el labrador:"Qu dize vuessa merced?" "Lo que digo es que por quanto hos he comprado la carga esma la aada y todo." "Vuestra," respondi el labrador, "salo mucho en hora buena,llvesela. Ha! Ve cmo no ay pleyto y son mas las apuestas y s ms que no vos?"

    Cuento XIX.

    A Un cierto viejo corranle los mochachos sobre cierta cosa que le dezan. El qual,astutamente, por desviar que los mochachos no se la dixessen, compr confites, y topandocon los que la dezan y los que no se acordavan dello, dvales confites, diziendo:"Mochachos, tomad, porque me digys esso que me solys dezir." De all adelante no lesquiso dar ms, y como los topava deza: "Mochachos, por qu no me dezs lo quesolades?" "No diremos si no nos days confites. Pensys que somos bovos?" Y de estasuerte hizo acallar los mochachos de lo que tanto se corra.

    Cuento XX.BIviendo marido y muger como perro y gato, a causa de haverse casado muy contra

    su voluntad, viniendo un da a tal estremo que el marido la huvo de abofetear, y como ellasupiesse que en das passados hava muerto un vezino suyo sin nadie haver sentimientodello, empe a desentonarle, diziendo: "A este traydor no ay justicia que le castigue, que

    piensa matarme, ass como a Hulano." No falt quien lo sintiesse, que luego fue acusado,y segn sus confessiones, condenado que lo ahorcassen. Ya que lo llevavan ahorcar,sopplic que le dexassen hablar con su muger. Venida, y parndose en el camino, por eldesseo que tena la buena muger de ver el fin de sus das, le dixo: "Marido, para qu hos

    parys? Andando y hablando, no perdamos tiempo."

    Cuento XXJ.

    ENtrando un vezino en casa de un compadre suyo para ampralle un ducado, que tenauna grandssima necessidad dl, y viendo que estava recostado en una silla mediodurmiendo, por ver si estava despierto o no, dixo: "Compadre, hazedme plazer dedexarme un ducado si no dorms." Respondi: "Duermo." "Pues quin me responde?"Replic: "Vuestro descuydo y mi provecho, pues no me bolvistes otro que el otro da os

    prest."

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    Cuento XXIJ.

    UN rstico labrador desseoso de ver el Rey, pensando que era ms que hombre,despidisse de su amo, pidindole su soldada. El qual, yendo a la Corte, con el largo

    camino acabronsele las blanquillas. Allegado a la Corte, y visto el Rey, viendo que erahombre como l, dixo: "O, psete a la puta que no me pari, que por ver un hombre hegastado lo que tena, que no me queda sino medio real en todo mi poder!" Y del enojo quetom le empe a doler una muela, y con la passin y la hambre que le aquexava no sabaqu medio se tomasse, porque deza: "Si yo me saco la muela y doy este medio real,quedar muerto de hambre. Si me como el medio real, dolerme ha la muela." E en estacontienda, arrimsse a la tabla de un pastelero, por yrsele los ojos tras los pasteles quesacava. Y acaso vinieron a passar por all dos lacayos, y como le viessen tan embevescidoen los pasteles, por burlarse dl, dixronle: "Villano, qu tantos pasteles te atreveras acomer de una comida?" Respondi: "Pardiez que me comiesse quinientos." Dixeron:"Quinientos! Libre nos Dios del diablo!" Replic: "Desso se espantan vuessasmercedes? Apost que me como mil dellos." Ellos que no y l que s, dixeron: "Quapostars?" "Qu, seores? Que si no me los comiere que me saquys esta primeramuela." El qual seal la muela que le dola. Contentos, el villano empe de jugar dediente con la hambre que tena, muy a sabor. Ya que estuvo harto, par, y dixo: "Yo he

    perdido, seores." Los otros, muy regozijados, y chacoteando, llamaron a un barbero, y sela sacaron, aunque el villano fingidamente haza grandes estremos. Y por ms burlarsedel, dezan: "Havys visto este nescio de villano, que por hartarse de pasteles se dexsacar una muela?" Respondi l: "Mayor necedad es la de vosotros, que me havysmuerto la hambre y sacado una muela que toda esta maana me dola." En oyr esto losque estavan presentes tomronse a reyr de la burla que el villano les hava hecho, y los

    lacayos pagaron, y de affrentados bolvieron las espaldas y se fueron.

    Cuento XXIIJ.

    ALlegndose a la ciudad de Sevilla un vizcayno y ms que hidalgo, con su pagedetrs y escobilla y todo, passendose por ella, encontr con un grande amigo suyo, elqual le conbid a comer, sirvindole a la mesa con escudilla y cuchareta de plata. Yadespus de haver comido, salindose de la posada, dxole el page: "A buena ce, seor,mucho honra tienes hecho este tu amigo." "Qu honra hecho, rapaz, qu honra comercon escudillo y cuchara plata? Desso espantas, villano? De terciopelo la meresca yo."

    Cuento XXIIIJ.

    PRegunt un mercader a un corredor de oreja: "Fulano, qu ay de nuevo en lonja?"Respondi: "Ninguna cosa ay, seor." Y havindoselo preguntado por diversas vezes y lsiempre acudiendo que no hava nada que contar, supplicle un da que le contasse algunamentira. Respondi: "Mentira, seor, quiere que se la diga? No se la dir que no me la

    pague muy bien." "Pagar? y por qu? Replic: "Porque en su casilugar me da decomer."

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    Cuento XXV.

    UNo que presuma de ser poeta, porque le tuviessen en reputacin de alguna cosa, enqualquier obra hallava reproche, y deza mal de un cierto componedor, al qual vinindole

    conferenciantes nuevos, respondi: "Fulano no es seor de su boca, pues yo puedo serseor de mis oydos, y el suffrir est en oyr, y no en dezir."

    Cuento XXVJ.

    HAblndole a un mancebo labrador si quera casarse con una moa del mismopueblo, respondi que no, porque le havan dicho que era gran comedora de pan y que nopodra l mantenerla, por no tener ms de lo que ganava cada da con sus manos. Sabidopor la moa, encontrse con l en la plaa, y dxole: "Sabido he que no querys casarosconmigo porque dizen que soy gran comedora de pan. Sabys qunto lo soy que meobligo con solo este mendruguillo de pan que traygo en el arremango de la saya, de

    beverme un cntaro de vino?" Respondi el mancebo: "Tanto peor, quedad con Dios."

    Cuento XXVIJ.

    EStava un astrlogo mirando al tiempo que su muger yva de parto en qu signonascera la criatura, y hall que le nascieron de un parto dos hijos, y que el primero havade ser un gran cortabolsas, y el segundo un gran matador, de lo qual rescibi tanta tristezael astrlogo que, no podiendo dissimularla, la conosci su muger y le dixo: "Seor,dadme parte de vuestra fatiga, porque yo la remedie." Dixo el marido: "Habys de saberque hallo segn mi setencia que el primero de nuestros hijos ha de ser cortabolsas, y elsegundo gran matador." Dixo entonces la muger: "En la mano est el remedio: al primero,hazeldo bolsero, y cortar bolsas, y al segundo carnicero, y matar carneros."

    Cuento XXVIIJ.

    UN vizcayno hizo una carta a su padre diziendo ass: "Seor padre, antes de hazercarta escrivo en ella un cruz, con un bsame las manos. Hgote saber que oficio queaprendido tienes es trasquiladero, xabonas barbas y cabeas, y a poco a poco mirando

    personas me hago persona. Al tiempo que no trabajas, por ocio no estar, aprendo xaques ymates, o me hallars rascando pana, torciendo oreja a la que bozes tienes y gritos como amosiquero. A seor madre dirs que embe un camisa con un moixcadero de moixcarnarizes. Escrita en ao de vij, i.dos.ff. y vii.z.en.r. y en.o. de mes de huvas si cuentassabes. Amn."

    Cuento XXVIIIJ.

    EN una villa, haviendo acabado un vizcayno de labrar el campanario de la yglesia, ylos dineros que dl huvo, acaesci que tenan un hombre para justiciar, y por no tener

    verdugo fueron al vizcayno a dezirle que si lo quera ahorcar que le daran un ducado y la

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    ropa, el qual fue contento. Y de ver en qun poco tiempo hava ganado tanto, y hallndoseun da sin dineros subisse al campanario, y a repique de campana acudi todo el pueblo,y en verlo junto assomsse, y dxoles: "Seores, yo llamado sus seoras. Has de saberque blanca no tienes; ya te acuerdas que por colgar hombre el otro da distes ducado;

    agora he pensado un cosa, y es que a chico con grande holgar de ahorcar todos los delvilla a medio ducado cada uno, pues no tienes haziendas."

    Cuento XXX.

    LLamava a la puerta de su dama un galn, y ella ya moyna, aunque lo conosca,dxole que quin era. Respondile l muy requebradamente: "Seora, es un servidorsuyo." Respondi ella entonces: "Y aun por esso hiede tanto."

    Cuento XXX J.NAvegando en una nave cierta compaa de soldados, tomles tan gran tormenta que,

    desconfiados de los remedios humanos, se pusieron todos en oracin, supplicando a Dioslos librasse de tanto mal. Y un soldado, en lugar de hazer lo mismo, fuese al aposento delcapitn, y comen de comer de lo mejor que all hall. Maravillado el sargento de veraquello, dxole:

    "Qu determinas, soldado,

    agora con tu comer?"

    Respondi: "Pese a mal grado

    bien es que coma un bocadoquien tanta agua ha de bever."

    Cuento XXXIJ.

    TEna un gran seor entre otros criados uno muy diligente en saber escrevir todo loque de nuevo acontesca, ass de burlas como de veras. Acontesci que estando el seorsobremesa, mandle que le truxesse el libro de las novedades, y trahdo, vio en el

    principio de una hoja que deza ass: "El duque mi seor hizo tal da una nescedad en darquinientos ducados a un alquimista para que con ellos fuesse a Ytalia a traher aparejos

    para hazer plata y oro." Dixo entonces el seor: "Y si buelve qu tal quedars t?"Respondi el criado: "Si bolviere, quitar a vuessa seora y porn a l."

    Cuento XXXIIJ.

    REquebrndose un galn con una dama le dixo: "Desde agora protesto, seora ma,de serhos muy servidor, pues a ms de dozientos aos que no he visto otra tan hermosacomo vos." Respondi ella: "No quiero servidor tan viejo."

    Cuento XXXIIIJ.

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    EStando dos mancebos esgrimiendo con las manos en una sala, el uno dellossintindose lastimado de un golpe que hava rescebido, bolvisse a un aparador queestava detrs y apa de un majadero que estava all para darle con l. Su contrario que lovido, dixo: "No, no, dos contra m?, yo me doy por vencido."

    Cuento XXXV.

    HAva un philsopho que tena por opinin que no hava ms de tres hed[a]des(3) enel hombre, que son infancia, juventud y senectud, y por esso saludava a la gente de tresmaneras. A la infancia deza: "En hora buena vengys;" a la juventud: "En hora buenaestys;" a la senectud: "En hora buena vays." Preguntado por un amigo suyo qusignificava aquello, respondi que al mochacho deza: "en hora buena vengas," porquevena al mundo, y al mancebo: "en hora buena ests," porque est en aquella hedad tanflorida, y al viejo: "en hora buena vays," porque va camino de la sepultura.

    Cuento XXXVJ.

    LLevavan aotando a un ladrn y rogava al verdugo que no le diesse tanto en unaparte, sino que mudasse el golpear. Respondi el verdugo: "Callad, hermano, que todo seandar."

    Cuento XXXVIJ.

    EStavan unos ladrones desquiciando una puerta para robar lo que hava en la casa.Sintindolo el dueo de la posada assomsse a una ventana y dixo: "Seores, de aqu a unrato venid, que an no somos acostados."

    Cuento XXXVIIJ.

    ANdava un pobre pidiendo por amor de Dios por los ropavegeros de Salamanca, y agrandes bozes deza: "Acordahos, seores, de la passin de Dios." Dxole un estudiante:"Hermano, passad vuestro camino, que aqu testigos son de vista."

    Cuento XXXVIIIJ.

    SUba un truhn delante de un rey de Castilla por una escalera y, parndose el truhna estirarse el borzegun, tuvo necessidad el rey de darle con la mano en las nalgas paraque caminasse. El truhn, como le dio, echsse un pedo. Y tratndolo el rey de vellaco,respondi el truhn: "A qu puerta llamara vuestra Alteza, que no le respondieran!"

    Cuento XXXX.

    http://var/www/apps/conversion/current/tmp/scratch27272/Notas.html#3http://var/www/apps/conversion/current/tmp/scratch27272/Notas.html#3
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    EStando sirviendo a la mesa de su seor un page gran trobista, no podiendo hazerms affloxsse por baxo, y porque no tuviesse dello su amo sentimiento, comen detorcer el pie por tierra haziendo ruydo. Pero el seor, sintiendo lo que passava, dxolegraciosamente: "Qu, bscasle consonante?"

    Cuento XXXXJ.

    UN mochacho llevava dos redomas de vino por la calle y, por apartarse de una bestia,quebr la una con la otra, y entrando llorando por su casa, preguntle su amo (que sedeza Beltrn) la causa porque llorava. Respondi: "He quebrado, seor, la una redoma.""Y de qu manera?" dixo el amo. Entonces el mochacho dio con la redoma que trahaquebrada en la sana e hzola pedaos, diziendo: "De esta manera la quebr, seor." Elamo, con paciencia respondi: "Habla Beltrn, y habla por su mal."

    Cuento XXXXIJ.

    UN cavallero entr en una venta solo, que llegava de camino, y uno de ciertosmercaderes que estavan comiendo dxole cmo se llamava. Respondi, pensando librarmejor, que don Joan Ramrez de Mendoza y de Guzmn. Dixo el mercader: "Si vinierasolo vuessa merced combidramosle, mas para tantos no ay aparejo."

    Cuento XXXIIIJ.

    UN padre embi a su hijo a Salamanca a estudiar, y mandle que comiesse de lo msbarato. El moo en llegando, pregunt qu vala una vaca. Dixronle que diez ducados, yque una perdiz vala menos de un real. Dixo entonces: "Segn esso, perdizes manda mi

    padre que coma."

    Cuento XXXXIIIJ.

    EStando en un sarao de damas ciertos cavalleros concertados de requebrarse cada unocon la suya, y como al ms galn le cupiesse la ms fea, echsse a sus haldas, y como nole dixesse ningn requiebro, preguntle otro cavallero qu era la causa. Respondi: "Hemiedo que me diga de s."

    Cuento XXXXV.

    COncert con un pintor un gentilhombre que le pintasse en un comedor la cena deChristo, y por descuydo que tuvo en la pintura, pint treze apstoles, y, para dissimular suyerro, aadi al trezeno insignias de correo. Pidiendo, pues, la paga de su trabajo, y elseor rehusando de drsela por la falta que hava hecho en hazer treze apstoles,respondi el pintor: "No resciba pena vuessa merced, que esse que est como correo no

    har sino cenar y partirse."

  • 8/2/2019 TIMONEDA, JUAN DE - Sobremesa y Aviso de Caminantes

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    Cuento XXXXVJ.

    FUe un amigo a visitar a otro que estava malo de unos palos que le havan dado, elqual era gran jugador del triumfo, y como entrasse y viesse a la cabecera una espada corta

    que siempre traha consigo, le dixo: "Cuerpo del diablo con vos, pues sali el triumfo debastos, atravessrades la espadilla!"

    Cuento XXXXVIJ.

    ERan dos amigos, el uno texedor y el otro sastre. Vinieron por tiempo a ser enemigos,de tal manera que el sastre deza en absencia del texedor mucho mal, y el texedor mucho

    bien en absencia del sastre. Visto por una seora lo que passava, pregunt al texedor quera la causa que deza bien del sastre, diziendo el otro tanto mal dl. Respondi: "Seora,

    porque mintamos los dos."

    Cuento XXXXVIIJ.

    UN tendero dava de menos en todo quanto venda y, acusndole por tiempo suconsciencia, comunic con su muger el remedio que le terna. Y ella respondi: "Elremedio ser que de aqu adelante tratemos en lana, y, ass como en las cosas de la tiendadvamos de menos, ass en el peso de la lana daremos de ms a las hilanderas."

    Entendido por el marido el mal consejo de la muger, dixo: "Doblado engao es esse."

    Cuento XXXXVIIIJ.

    HAviendo un cavallero muerto una grulla, mand a su cozinero que la assasse, y,como el seor tardasse, comisse el cozinero la una pierna. Y venido el seor, y puesta lagrulla en la mesa, dixo: "Qu es de la otra pierna?" Respondi el cozinero que no tenams que una. Call por entonces el seor, y cuando fue otro da a caa de grullas, dixo elcozinero: "Mire, seor, que no tienen ms de una pierna", (y es porque acostumbran detener la otra alada). Entonces el cavallero fue hazia ellas y dxoles: "Oixte!" Y bolaroncada una con sus dos piernas. Y dixo el cavallero: "Ves como tiene cada una dos

    piernas?" Respondi el cozinero: "Tambin si a la que estava en el plato dixera 'oixte',

    sacara su pierna."

    Cuento L.

    HUvo un apatero de muy flaca memoria llamado Pero Daz, el qual hava prestadoun ducado, y no se acordava a quin. Dvale tanta pena esta ymaginacin que lo dixo a sumuger. Y ella diole por consejo que a qualquiera que le dixesse 'Buenos das, Pero Daz',que le respondiesse: 'ms querra mis dineros', porque quando lo dixesse a quien no ledeva nada, passara adelante. Hazindolo ass, quando encontr con quien le deva elducado, dixo: "Yo hos lo dar sin que me lo pidys dessa manera." Y ass vino a saber

    quin le deva el ducado, y a cobrarlo.

  • 8/2/2019 TIMONEDA, JUAN DE - Sobremesa y Aviso de Caminantes

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    Cuento LJ.

    REscibi un cavallero por criado un moo, al parescer simple, llamado Pedro, y porburlarse dl, diole un da dos dineros, y dxole: "Ve a la plaa, y trheme un dinero de

    huvas y otro de aix." El pobre moo, comprado que huvo las huvas, se rean y burlavandl, viendo que peda un dinero de aix. Conosciendo que su amo lo hava hecho por burla,

    puso las huvas en la capilla de la capa, y encima dellas un manojo de ortigas, y llegado acasa, dxole el amo: "Pues, trahes recaudo?" Dixo el moo: "S, seor, ponga la mano enla capilla, y squelo." Puesta la mano, encontr con las ortigas, y dixo: "Aix!" Respondiel moo: "Tras esso vienen las huvas, seor."

    Cuento LIJ.

    COntendiendo un portugus y un castellano en Sevilla sobre qul era mejor rey, el deEspaa o el de Portugal, vino a desmentille el Portugus, por do el castellano le dio unacuchillada. Despus el mesmo castellano aport en Lisboa. El portugus, en verle, fue atomar parescer de un amigo suyo presidente que si le dara otra cuchillada al castellano.Respondile que no, pero que juntasse con l y le dixesse que qul rey le paresca mejor:el de Espaa o el de Portugal, y que si deza que el de Espaa, que le diesse unacuchillada, y si el de Portugal, que lo dexasse estar. Ydo el portugus interrog sudemanda, el qual respondi que el rey de Portugal era mejor rey. Dixo el Portugus: "Porqu no defendes tu rey, majadero?" Respondi el castellano: "Porque cada gallo canta ensu gallinero."

    Cuento LIIJ.

    CIerto seor de salva precivase tanto en dezir mentira, en especial en contar casoshazaosas(4) que le havan acontescido en la guerra, para lo qual allegava por testigo devista a un mayordomo suyo, hombre de mucho crdito. Una vez, el seor desbaratndoseen contar cierta mentira, dixo: "Mi mayordomo har fe que pass ass." Corrido elmayordomo, dixo: "Seor, no s tal cosa." Rescibi tanta affrenta el seor de su respuestaque lo mand poner en la crcel. Pero ya que lo hizo soltar, no dexando de hazer lomismo, tanto que, offrescindosele en otro caso semejante allegar con su mayordomo, y,

    preguntndole si era como l deza, le respondi: "Seor, a la crcel me voy."

    Cuento LIIIJ.

    HAva un tavernero muy diestro en baptizar el vino, con lo qual alleg a tenerquinientos ducados. Y tomando la dicha cantidad embuelta en un pao colorado, se fue acomprar vino fuera de la ciudad. Y por el gran calor que haza le fue forado apearse

    junto a una fuente, a do se assent, y sac los dineros y psolos cabe s. Viendo un guilaque yva bolando el pao colorado con que estavan atados, pensando que era algn pedaode carne, apa sbitamente dellos. El tavernero, siguindola de rastro, vido que se lecayeron, con el peso tan grande, en medio de una laguna de agua, do prov por diversas

    http://var/www/apps/conversion/current/tmp/scratch27272/Notas.html#4http://var/www/apps/conversion/current/tmp/scratch27272/Notas.html#4
  • 8/2/2019 TIMONEDA, JUAN DE - Sobremesa y Aviso de Caminantes

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    vezes de entrar por ellos. Y por ser tan sobrada el agua, determin dexarlos, diziendo:"Vaya en buena hora mi bien, que de donde sali se bolvi."

    Cuento LV.UN cavallero vino a posar en uno de dos mesones que estavan a los lados de una cruz

    de piedra, y pidi para su curtau medio celemn de cevada, y buelto a regonoscelle, hallque le havan quitado della. Sali a la puerta y dixo razonando con la cruz: "O, Seor, yhasta aqu hos havys puesto entre dos ladrones!" Respondi el mesonero del otro mesn,que estava a la puerta: "Seor, y qu merezco yo?" Dixo el cavallero: "Sed vos el que sesalv, y call."

    Cuento LVJ.

    VIniendo un soldado de Ytalia muy prspero, fue combidado por un grande amigosuyo. Estando en la mesa, hava un estrao dezidor, que tena fama de judo, el qual, portratar al soldado de puto, tom con la punta de un cuchillo el obispillo de la gallina y

    psoselo delante diziendo: "Xaque." Entonces el soldado de presto tom ass mesmo unalonja de tocino, y psosela delante diziendo: "Mate."

    Cuento LVIJ.

    TEniendo celos un viejo de su muger, por ser moa y hermosa, de un cierto amigo

    suyo mercader biudo, cay malo de cierta enfermedad, de la qual no dndole vida, llam asu muger, dizindole: "Ya sabys, seora ma, que no puedo escapar de aquella dolenciade muerte. Lo que hos supplico es (si plazer me havys de hazer) que no hos casys coneste amigo mo que suele venir a casa, de quien algunos celos he tenido." Respondi lamuger: "Marido, aunque quiera no puedo, porque ya estoy prometida con otro."

    Cuento LVIIJ.

    UNa muger de un rstico labrador tena amores con un licenciado, el qual eracompadre de su marido. Y el labrador combidle un da a un par de perdizes. Como lamuger las huviesse assado y se tardassen, y a ella le creciesse el apetito, se las comi.Venidos a comer, no tuvo otro remedio sino dar a su marido la cuchilla que la amolasse.Estndola amolando, acercsse al licenciado y dixo: "Yhos de presto, seor, que porquemi marido ha sabido de nuestros amores, hos quiere cortar las orejas. No veys cmoamuela la cuchilla?" l entonces dio de huyr. Dixo la muger: "Marido, el compadre selleva las perdizes." Saliendo el labrador a la puerta con la cuchilla en la mano, deza:"Compadre, a lo menos la una!" Respondi el licenciado: "O, hideputa! Ni la una, nilas dos!"

    Cuento LVIIIJ.

  • 8/2/2019 TIMONEDA, JUAN DE - Sobremesa y Aviso de Caminantes

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    ERan dos amigos, que el uno tena fama de ladrn y el otro de covarde. Y estandoentre muchos amigos en chacota, apostaron a correr con el covarde, y el que sola usar de

    presas dixo: "No corrys con l que perderys, porque es hombre que se vale mucho delos pies." Respondi el otro: "Ygual es de pies que de manos."

    Cuento LX.

    FUe un soldado muy feo, con un gurdenos Dios por la cara, que yva detrs de unamuger fea dizindole: "Perla graciosa, bolvehos, y vea yo este hermoso rostro." Bolvisela muger, y en verle, dixo: "Esso no puedo dezir yo de vuessa merced." Respondi l:"Bien podrades mintiendo como yo."

    Cuento LXJ.

    HUvo un galn gran componedor de versos y epitaphios para sepulturas que en otrono se occupava ni tena gracia. Este sirva una dama, y corriendo su cavallo delante della,cay sbitamente el cavallo en tierra y muri. La dama, por burlarse dl, dxole: "Seor,veamos qu epitaphio le pornys en su sepultura, por haverse muerto delante de m."Dixo: "Seora, ste: si los rocines se mueren de amores, hay, triste de m, qu harn loshombres!"

    Cuento LXIJ.

    EStando contendiendo muchos amigos y tratando de las rentas que los grandes tienenen Castilla, deza el uno: "Yo querra ser duque del Infantazgo;" el otro, "conde deBenavente;" el otro, "marqus del Vasto;" el otro, "arobispo de Toledo." Huvo unodellos que dixo: "Yo querra ser meln." Preguntado por qu, dixo: "Porque me olissedesen el rabo."

    Cuento LXIIJ.

    UNa moa aldeana llevava delante de s una burra que, por yr a su mismo lugar, dotena un pollino, caminava ms que la moa. Encontrndose con un cortesano, dxole:"Hermana, de dnde bueno soys?" Respondi ella: "Seor, de Xetafe." "Dezme,conoscys en esse lugar la hija de Lope Hernndez?" Dixo ella: "Muy bien la conozco.""Pues hazedme tan sealado plazer que de mi parte le llevys un beso." Respondi ellaldeana: "Seor, dlo a mi burra porque llegar antes que yo."

    Cuento LXIIIJ.

    UN villano yva cavallero en un rocn muy largo y flaco. En el camino encontrndosecon un cavallero, dxole, por burlarse con l: "Hermano, a qu precio vendys la vara de

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    rocn?" Respondi de presto el villano, alando la cola de su rocn: "Seor, entrad en labotica, y dezroslo han."

    Cuento LXV.UN caminante entr en una via por comer huvas. Estndolas comiendo, vino la

    guarda y pidile prenda. Respondi el caminante: "Hermano, yo no soy entrado aqu paracomer, sino para cagar." Dixo la guarda: "Pues mostr dnde havys cagado." Cansadosde yr los dos por la via, encontraron con un depsito de buey. Dixo el caminante: "Ha!Veys aqu dnde cagu?" Respondi la guarda: "No es verdad, porque essa mierda es de

    buey." Dixo el caminante: "Fuerte cosa es la vuestra: si quiero cagar mierda de bueyvedrmelo eys vos."

    Cuento LXVJ.UN collegiano del collegio del arobispo de Sevilla, estando comiendo a la mesa y el

    repartidor repartiendo sus raciones a cada uno, descuydsse de dar carne al dichocollegiano. l, no sabiendo de qu modo pedilla, vido que un gato le estava mahullandodelante. l entonces dixo a bozes bien altas que el mismo repartidor lo oyesse: "Qudiablos me ests moliendo? An no me han dado la carne y ya me pides los huessos."

    Cuento LXVIJ.

    EN un banquete que tena hecho un cavallero a ciertos gentiles hombres, serva unpage a la mesa muy goloso. Y como trahan al principio de la comida unos pedaos delonganiza a la mesa del seor, de presto se puso un pedao en el escarcella. Venidodelante de su seor y visto cmo le assomava la longaniza por la bolsa, dxole al page:"Di, page, qu moneda corre? Respondi, viendo que era descubierto: "Seor,longanizas."

    Cuento LXVIIJ.

    UN texedor de terciopelo, presumiendo de ser muy hidalgo, dex de seguir su officio,diziendo que hava hallado que era cavallero, y ass jams se parta de entre cavalleros.Vino una vez a hallarse en casa de una seora que se haza llamar doa Joana, la qualsecretamente haza plazer a sus amigos, y como ste le pidiesse celos de un gentilhombre,haziendo mil fieros que lo hava de matar, por tratalle de hombre de baxa mano, le dixoella: "Seor, si le matys no escaparys de ahorcado." Respondi l: "Antes s, con

    pedirme vuessa merced."

    Cuento LXVIIIJ.

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    TEna un aldeano una muger hermosa, la qual se rebolva con un criado de casa. Ycomo el marido lo sospechasse, ella, por deshazelle la sospecha, dxole un da: "Seormarido, havys de saber que por haverme requerido de amores mi criado, y porque vosveys si es ass, le he prometido esta noche de aguardarle junto de la puerta del corral; por

    tanto conviene que hos vistys de mis vestidos para aguardalle en el mismo lugar." Dichoesto, fuese al criado y, contado su negocio, dxole: "Toma un palo, y en venir que le veasvestido de mis vestidos, dale con l, diziendo: "Tan ligeramente me havas de creer, perratraydora, que esto no lo haza sino por provarte."" En fin venidos al puesto, haviendorescebido los palos el cornudo dixo a su criado: "A no ser t tan fiel como lo hasmostrado, se pudiera dezir por m cornudo y apaleado." "Mas no," dixo el criado, "sinosobre cuernos penitencia."

    Cuento LXX.

    PAssendose por fuera de la ciudad una tarde dos pacficos, honrados y buenoshombres que yvan en busca de sus mugeres, oyeron cantar un cuquillo, y dixo el unodellos: "Por vos ha cantado el cuquillo, compadre." "No, sino por vos," dixo el otro.Vinieron en tanta contienda sobre esto que fueron delante el juez para que lo averiguasse.Viendo el juez la locura dellos, dxoles formar processo, y al cabo de haver gastadoalgunas blanquillas, sentenci diziendo: "Havys de saber, buenos hombres, que por mha cantado el cuquillo; andad con Dios."

    Cuento LXXJ.

    EStando en Salamanca muchos estudiantes en chacota, el uno dellos tirsse un pedocallado, o de quistin, como suelen dezir. Escusndose todos de lo hecho, dixo el msressabido: "Hulano lo hizo; yo lo s cierto sin falta." Respondi el accusado: "Dizeverdad, porque l ya tiene gustados mis pedos."

    Cuento LXXIJ.

    COmiendo en una aldea un capelln un palomino assado, rogvale un caminante quele dexasse comer con l y que pagara su parte, y, no queriendo, el caminante comi su

    pan a secas, y despus dixo: "Havys de saber, reverendo, que vos al sabor y yo con elolor, entrambos havemos comido del palomino aunque no querys." Respondi elcapelln: "Si esso es, vuestra parte quiero que paguys del palomino." El otro que no y lque s, pusieron por juez al sacristn de la aldea, que estava presente, el qual dixo alcapelln que qunto le hava costado el palomino. Dixo que medio real. Mand quesacasse un quartillo el caminante, y el mismo sacristn lo tom, y, sonndole encima de lamesa, dixo: "Reverendo, tenehos por pagado del sonido, ass como l del olor ha comido."Dixo entonces el husped: "Al buen capelln mejor sacristn."

    Cuento LXXIIJ.

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    UN ciego escondi cierta cantidad de dineros al pie de un rbol en un campo que erade un labrador riqussimo. Un da, yendo a visitallos, halllos menos. Ymaginando que ellabrador los huviesse tomado, fuese a el mismo y dxole: "Seor, como me parescyshombre de bien, querra que me dissedes un consejo, y es que yo tengo cierta cantidad de

    dineros escondida en un lugar bien seguro; agora tengo otros tantos, y no s si los escondadonde tengo los otros o en otra parte." Respondi el labrador: "En verdad que yo nomudara lugar, si tan seguro es esse como vos dezs." "Ass lo pienso hazer," dixo elciego. Despedidos los dos, el labrador prestamente torn la cantidad que le hava tomadoen el mismo lugar por coger los otros. Buelto el ciego, cogi sus dineros, que ya perdidostena, muy alegre, diziendo: "Nunca ms perro al molino; de aquesta quedoescarmentado."

    Cuento LXXIIIJ.

    CIerto mercader psose en la faltriquera cincuenta reales para darlos a uno que losdeva. Acaso estando arrodillado oyendo missa, sinti cmo un ladrn le hurgava lafaltriquera, por do le dixo: "Cate, hermano, no de aquessos, que estn contados."

    Cuento LXXV.

    COm naturalment s de prctica, que quant porten a soterrar alg, demanar alscapellans qui s lo que porten, per saber si s home o dona, o persona coneguda, demanun dia a un capell, portant una dona a soterrar: "Diga, reverent, qui s lo cos."Respongu: "No s cos, sin faldetes."

    Cuento LXXVJ.

    ARrodillndose un aguazil real llamado Valdovinos delante un presidente deGranada, para que le firmasse cierta provisin, no pensndolo hazer, tirsse un pedo amedio tono, de lo qual huvo sentimiento un cavallero que estava en el mesmo aposento,apassionado del mesmo mal, y dixo: "Sospirastes, Valdovinos, las cosas que yo msquera." Oyendo la gracia, dixo el presidente: "Yo nunca he visto hasta agora que ningnaguazil tenga poder de soltar, sino de prender." Respondi el aguazil: "Pues sepa VuessaSeora que necessidad no tiene ley."

    Cuento LXXVIJ.

    PEda un labrador a otro amigo suyo, dentro en su misma casa, que le prestasse unasno que tena para ir con l a la ciudad. El otro, escusndose que no lo tena, que ya lohava prestado a otro, sucedi que en este medio comen de roznar el asno en el establo.Entonces dixo el que se lo demandava: "Dez, compadre, no es aquel que rozna vuestroasno?" Respondi el dueo: "Rezia cosa es la vuestra, compadre, que ms crdito tiene elasno que yo." "Ass me paresce." "Pues entrad por l."

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    Cuento LXXVIIJ.

    EStando en conversacin un rey de Aragn una noche con muchos grandes seores, ytratando de sueos, dixo un gentil hombre de su casa: "Pues sepa Vuessa Alteza que esta

    noche passada so que de su mano era armado cavallero, y me provey de muy buenasarmas y cavallo." A esto le respondi el rey: "Pues ass es, razn ser que se cumpla tusueo." Y all le arm cavallero y le dio largamente de comer. Oyendo esta grandeza otrocriado, hijo de un cavallero muy rico, desseoso de cierta villa, aguard que el reyestuviesse en semejante conversacin que la passada, y viendo su lance le dixo: "SepaVuessa Alteza que so la otra noche que me haza merced de tal villa." Conociendo elrey la trampa y cobdicia de este su criado, respondi: "And de ah, no creys en sueos."

    Cuento LXXVIIIJ.

    UNa cortesana, siendo poco su caudal y haviendo empleado todo su axuar enguadameciles para un pequeo aposento que tena, vino un galn a visitalla, y ella le dixo:"Qu le paresce, seor, de mi pobre posada?" Respondi: "Parsceme que es como ellechn, que lo mejor que tiene son los cueros."

    Cuento LXXX.

    BIviendo con un gran seor muchos criados, dvales tan poco salario, y tan malpagado, que passavan con harto trabajo. Dexado esto aparte, tena otro que, si acaso en sucasa se le mora alguno de sus criados, gastava tan largo en su enterramiento, que era cosade estremo. Visto esto por un truhn suyo, dixo: "Con este seor, mejor partido es morirque bivir."

    Cuento LXXXJ.

    EStavan en corte juntos en una posada por ciertos negocios un poeta y un msico, alos cuales serva un solo criado. Y estando los dos una noche platicando, dixo el uno alotro: "Qu hos paresce, seor, en qu reputacin tienen estos cortesanos a los poetas ymsicos, que nos llaman hombres sin seso?" "Para esso buen remedio," dixo el otro. "Ven

    ac, moo. Maana trayrs un par de cabeuelas de cabrito. Toma, ves ah los dineros." Elmoo, comprado que huvo por la maana las cabeuelas, y puestas en el punto paracomer, viendo que sus amos se tardavan de venir, aquexado de la hambre sac los sesos,y, comidos, atlas como se estavan. Puestos sus amos a la mesa, y ellas delante vazas,dixronle ass: "Ven ac, moo. Qu es esto?" "Seores msico y poeta, que carescen desesos."

    Cuento LXXXIJ.

    UN cavallero en Sevilla tena amores y acostamiento de una cortesana, la qual se

    rebolva con un mercader indiano muy mulato. Estando un da en conversacin entre

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    muchos cavalleros, dixo ste hablando de las cortesanas de Sevilla: "Hulana es hartohermosa, si no fuesse un poco suzia. Y Hulana desgraciada, y Hulana sobervia, y Hulanainteressada." Huvo uno dellos que le dixo: "La vuestra, seor, me paresce que por serhonesta se viste de negro."

    Cuento LXXXIIJ.

    ALlegando dos vizcaynos que venan de camino a una venta, preguntaron si havaalgo que cenar. Dixo la huspeda que no tena sino un panal de miel. Respondi el unodellos: "No entiendes, seora, qu cosa es panal de miel." Dixo el otro su compaero,

    presumiendo de muy agudo: "Dexa estar, seora, este mi compaero, que es asno; ponuna tajada a assar."

    Cuento LXXXIIIJ.UN cavallero dio a un criado suyo vizcayno unas turmas de carnero para que se las

    guisasse, y a causa de ser muy ignorante diole en un papel por escripto cmo las hava deguisar. El vizcayno psolas sobre un poyo. Vino un gato; llevsse las turmas. A la fin no

    pudiendo havellas, teniendo el papel en las manos, dixo: "A, gato, gato! Poco teaprovechas llevallas, que sin ste no sabrs guisallas."

    Cuento LXXXV.

    ENtr en los estrados con su espada un cavallero en la Chancillera de Granada, porsolicitar cierto pleyto que tena, y como en semajante lugar no se puede entrar con espada,llegsse a l un portero que tena unDios hos salve por la cara a tomrsela, el qual le rogque se la dexasse. No aprovechando nada, quitsela l mismo de la cinta, y dndosela,dixo: "Tomad, hermano, pero yo hos prometo a fe de quien soy que no tiene ella laculpa."

    Cuento LXXXVJ.

    PAssevase un galn delante unas damas que todas eran morenas, a las quales llegun pobre a pedir limosna, y ellas embironle al galn, el qual le dio medio quarto.Llamndole ellas al pobre, y sabiendo la ddiva que le hava dado, corranle, diziendo:"Pues cmo, seor, no hava un quarto en poder de vuessa merced?" Respondiles l:"No se maravillen vuessas mercedes que en m no aya un quarto, pues en vosotras no ayuna blanca."

    Cuento LXXXVIJ.

    PAssevase un msico tiple y capado por delante de un ropavegero, famosssimo

    judo, viejo y retajado, el qual, por burlarse del msico, le dixo: "Seor, cmo le va a su

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    gaviln sin cascaveles?" Respondi el capado: "Ass como al de vuessa merced sincapirote."

    Cuento LXXXVIIJ.PRegunt un trapacero al auctor un da: "Dezid, Hulano: ay algunas coplas nuevas

    para vender?" Dizindole que no, torn a replicar: "Pues que no ay alguna mentira quepodamos dezir por Valencia?" Respondi: "S, seor: Dezid que soys hombre de bien."

    Cuento LXXXVIIIJ.

    TEna un mercader un hijo muy prdigo que robava la casa de su padre quanto poda.Dndole un da reprehensin sobre ello, le dixo: "Hijo, ass como vendes mal vendido a

    otros lo que me quitas de casa, vndemelo a m." Respondi el hijo: "Pues, sus, padre,hazed cuenta que hos he hurtado ya aquellos cntaros de cobre; qu me darys porellos?" El padre dixo: "Ves aqu cinco reales por ellos." Respondi el hijo: "Ddmelosac; pero yo hos prometo que de aqu adelante no hos vender cosa, porque comprysmuy barato."

    Cuento XC.

    EStndose vistiendo un mancebo ladrn que acabavan de aotar, y dn[do]se(6)priessa por ahorrar la grita de los mochachos, dixo uno de dos hombres que lo estavan

    mirando al otro: "Havys visto y qu priessa se da en vestirse?" Respondi el otro:"Mirad que tanta, que se ha vestido primero el jubn que la camisa."

    Cuento XCJ.

    CAminando un caminante por su camino, encontr con dos hidalgos que llevavan dosperdizes; hzose con ellos y, en llegando a la posada, mucho como servicial adere lasperdizes, y, cortadas por sus manos, las puso en la mesa. Viendo su poquedad dellos enque no havan hecho proveher de otra cosa ms que las perdizes, us de esta maa conellos: y fue que, hazindole assentar para que comiesse con ellos, sacsse un cuchillo, ycon la punta dl tomava el pedao de la perdiz. Dixronle: "Comed con la mano, ydexahos de cerimonias." Respondi el caminante: "Haralo yo, seores, si lo suffriesse miofficio." Dixronle: "Cmo, qu officio tenys?" Respondi: "Verdugo, seores." "O,

    pese a tal!," dixeron ellos. "Cmete t solo las perdizes."

    Cuento XCIJ.

    UN gentilhombre, harto rico, yendo perdido por los amores de una cortesana, yhavindole escripto infinitas cartas y a ninguna le hubiesse respondido, supplicle que por

    uso de buena criana le respondiesse alguna cosa. La qual le escrivi desta manera:

    http://var/www/apps/conversion/current/tmp/scratch27272/Notas.html#6http://var/www/apps/conversion/current/tmp/scratch27272/Notas.html#6
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    "Seor, si tanto me querys como dezs, supplcohos que al presente me prestyscincuenta ducados, que tengo mucha necessidad dellos." Diole por respuesta: "Seora, aesso que dezs de dar, dardada, que amor con amor se paga."

    Cuento XCIIJ.

    HAva prometido un seor de salva una capa riqussima a un truhn, la qual havasacado en un rescebimiento del rey. Ya que huvieron dexado el rey en su posada,

    parndose el dicho seor a tener palacio con unas damas que estavan en una ventana,comen de lloviznar. El truhn, congoxado, dixo: "Aguige, seor, que llueve, y se moja."Respondile el seor: "Y qu se te da a ti que me moge?" "Dseme, porque se moja ygasta mi ropa."

    Fin de la primera parte del

    Sobremesa y Alivio de caminantes.

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    SEGUNDA PARTEDEL

    SOBREMESAY ALIVIODECAMINANTES,ENELQUALSECONTIENEN

    ELEGANTSIMOSDICHOSYSABIASRESPUESTAS,

    YEXEMPLOSAGUDSSIMOSPARASABERLOSCONTAR

    ENESTAHUMANAVA.

    Escrive el auctor por satisfacin de lo

    prometido, y emienda del Sobremesa.

    ESTANA.

    Aqu se cumple, amigos, la promesa

    que en el sarao de amor fui prometiendo;

    aqu se acaba y da fin Sobremesa,

    sus cuentos en dos libros repartiendo.

    Aqu se humilla y lleva por empresa

    a toda correccin y re poniendo;aqu pide y supplica a los lectores

    que emienden y perdonen sus errores.

    Comiena el segundo libro llamado

    Sobremesa y Alivio de caminantes.

    Cuento Primero.

    Aziendo un capitn cierta compaa de soldados, vino a recoger tantos que, haciendoressea de todos, despidi muchos. Viniendo a despedir un mancebo sin barbas, dxole elmancebo: "Mi seor capitn, qu es la causa que me despide vuessa merced?" Vindoletan bien criado, fuele forado responder, diziendo ass: "Mirad, amigo, no hos despidosino porque no tenys barba, que el soldado paresce mal sin ella." Dixo el mancebo: "Yqu tanta barba es menester que tenga, seor?" Respondi el capitn: "Quanta se puedatener un peyne en ella." Entonces el mancebo sac un peyne y metiselo por la carne en la

    barba. Maravillado el capitn de caso tan hazaoso, no solamente lo rescibi, mas hzolosu sargento.

    Cuento IJ.

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    DE Antgono rey escrive Sneca en el tercero libro de la yra que, como los mayoresde su reyno estuviessen juntos y hablassen mal dl y l los oyesse estando detrs de un

    paramento, les dixo: "Hablad quedo, cavalleros, que el Rey hos oye."

    Cuento IIJ.

    Lese de Vespasiano que, como un cavallero suyo le dixesse palabras pesadas y dereprehensin por ciertos descuydos en que hava cahdo, le respondi muy mansamente ycon gran pasciencia, diziendo: "Tus palabras son dignas de risa, y mis yerros deemienda."

    Cuento IIIJ.

    VEnido un embajador de Venecia a la corte del Gran Turco, y dndole audiencia a ljuntamente con otros muchos que hava en su corte, mand el Turco que no le diessensilla al embaxador de Venecia, por cierto respecto. Entrados los embaxadores, cada qualse assent en su devido lugar. Viendo el veneciano que para l faltava silla, quitsse unaropa de magestad que traha de brocado hasta el suelo y assentsse sobre ella. Acabandotodos de relatar sus embaxadas y hecho su devido acatamiento al Gran Turco, salisse elembaxador veneciano, dexando su ropa en el suelo. A esto dixo el Gran Turco: "Mira,christiano, que te dexas tu ropa." Respondi el embaxador: "Sepa su Magestad que losembaxadores de Venecia no acostumbran llevarse las sillas en que se assientan."

    Cuento V.EStando un gran seor comiendo a su mesa y los criados con las espaldas bueltas al

    aparador, entr un ladrn y tom uno de los mejores platos que hava. Y viendo el ladrnque el seor lo estava mirando, hzole seas que callasse, y fuese. Hallndose el platomenos al recoger de la plata, dixo el seor: "No hos lo cumple buscar, que un ladrn se loha llevado, que yo lo he visto." "Pues por qu no lo deza Vuestra Seora?" Respondiel seor: "Porque me mand que callasse."

    Cuento VJ.

    EN presencia del rey de Npoles y otros muchos cavalleros, truxo un lapidarioinfinitssimas piedras preciosas. Ya despus de haver vendido muchas, hall menos undiamante riqussimo, y dixo: "No creo yo que en presencia de Vuestra Alteza se me

    pierda un diamante que me falta." Entonces el rey, como prudente, mand traher un platolleno de salvado, y mand que todos pusiessen la mano cerrada en el plato, ass como lhara, y la sacassen abierta. Hecho esto, mand que mirasse el lapidario el plato, y hallsu diamante.

    Cuento VIJ.

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    EN un banquete, estando el seor que lo haza en la mesa, vido cmo uno de loscombidados se escondi una cuchareta de oro. l, por el consiguiente, se escondi otra.Viniendo por diversas vezes a la mesa el guardaplata, por buscar las cucharetas que lefaltavan, dixo el seor: "Toma, descuydado, toma esta cuchareta, que el seor Hulano te

    dar la otra, que no lo hazamos sino por provarte."

    Cuento VIIJ.

    A Una dama que era gran dezidora no hava persona que le hiziesse comer ajo ni cosaque supiesse a l. Un galn que la serva hzole un banquete, y dixo al cozinero que dequalquier manera que fuesse le hiziesse comer ajo. El cozinero, por ms disfrazar elnegocio, pic algunos ajos en el mortero, y, quitados de all, hizo una salsa verde en elmismo mortero, y llevndola delante de la dama, al primer bocado par y dixo: "O,hideputa el villano qual viene disfraado de verde, como si no le conoscissemos ac!"

    Cuento VIIIJ.

    UN ladrn vido a un clrigo tomar ciertos dineros y ponerlos en un saquillo.Siguindole de rastro, vido que se par y detuvo hablando con un hombre delante la casade un broslador que tena una casulla colgada a la puerta. Entonces dixo el ladrn al

    broslador: "Seor, qunto valdr esta casulla?, porque en mi lugar tienen necessidaddella." En fin, avenidos que fueron, dixo el ladrn: "Querra, seor, provarla en alguno."En esto el clrigo se hava despedido del hombre con quien hablava, y vena la calleabaxo, al qual dixo el ladrn: "Reverendo, hganos tan sealada merced, por cortesa, de

    entrar aqu a provarse esta casulla." Entrado el clrigo, y quitndose la clocha, dexencima della el saquillo de los dineros, y, puesta la casulla, dixo el ladrn: "BulvaseVuessa Reverencia de espaldas, por ver cmo assienta." Buelto, apa del saco el ladrny dio por la puerta afuera. El clrigo, ass como estava revestido, fue tras l diziendo: "Alladrn, al ladrn!" El broslador aguij tras el clrigo, pensndose si sera maa armadaentre los dos para llevarse la casulla, y asi della, por lo qual le detuvo. Entretanto, elastuto ladrn tuvo lugar de ponerse en salvo con su moneda.

    Cuento X.

    HAva un epitaphio scripto en latn en una pared, y parndose unos letrados a leerle,lehanlo tan raro que nadie lo oha. A la sazn parsse un soldado detrs dellos, y, con nosaber leer ni entender lo que deza, estava diziendo: "O, que bueno, lindo est porcierto!" Bolvindose un letrado de aquellos, dixo: "Y qu es lo que entendys vos desto,gentilhombre?" Respondi el soldado: "Nada, que por no entendello es bueno; que si loentendiesse, maldita la cosa que valdra."

    Cuento XJ.

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    FUe combidado un necio capitn que vena de Ytalia por un seor de Castilla acomer. Despus que huvieron comido, alable el seor al capitn un pagezillo que tenamuy agudo y gran dezidor de repente. Visto por el capitn, maravillado de su agudeza,dixo: "Ve vuessa merced estos rapazes quan agudos son? Pues sepa que quando grandes

    no ay mayores asnos en el mundo." Respondi el pagezillo al capitn: "Ms que agudodeva ser vuessa merced quando mochacho."

    Cuento XIJ.

    EStando affeytando el barbero a un gentilhombre en su casa, el qual estava muymohno dl por ser tan parlero, que, quando vino a hazerle la barba, dixo: "Seor, cmoquiere que le haga la barba?" Respondi el gentilhombre: "Callando."

    Cuento XIIJ.EN feria de Medina del campo entraron muchas damas y cavalleros en una botica

    destos que venden cabeones labrados de oro y seda y muchas otras delicadezas delienos de lavores, y despus de haver comprado muchas cosas, un gentilhombre deaqullos abrasse con un adereo de camisa labrado de oro y perlas. El mercader violo, y

    para cobrarlo us de esta maa: que ya que se queran yr, dixo altico, que bien lo oyessen:"En verdad, seor, que el caben y polaynas no las puedo dar por esse precio que me da;

    por esso perdone." El cavallero respondi: "Si no se pueden dar, veyslas ah."

    Cuento XIIIJ.SIendo un embaxador prolixo en su razonamiento delante un prncipe, al cabo que

    huvo hecho su embaxada, dixo: "Perdneme Vuestra Alteza si he sido largo en mirelatar." Respondi el prncipe: "No tenys de qu pedirme perdn porqueverdaderamente yo no s lo que hos havys dicho."

    Cuento XV.

    UN philsopho pobre vino una vez a pedir limosna a uno que era gran gastador ytena mucho dinero delante que jugando ganava, y pidile un ducado. Y como no seacostumbre de los pobres demandar la limosna tassada, dxole el jugador que por qu le

    peda ms a l que a ninguno de los otros que estavan all jugando. Respondile ass:"Hgolo porque de los otros pienso rescebir limosna muchas vezes, y de t, no ms deesta."

    Cuento XVJ.

    ACabando de hazer una hermosa casa un hombre de mala vida y fama, puso un

    escripto encima de la puerta que deza ass: 'No entre por esta puerta cosa mala'. Visto y

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    lehdo por un gran dezidor, dixo a bozes altas, porque algunos lo oyessen: "Pues, pordonde entrar el seor de la posada?"

    Cuento XVIJ.PRegunt un gran seor a ciertos mdicos que a qu hora del da era bien comer. El

    uno dixo: "Seor, a las diez;" el otro que a las onze; el otro que a las doze. Dixo el msanciano: "Seor, la perfecta hora del comer es, para el rico, quando tiene gana, y para el

    pobre, quando tiene de qu."

    Cuento XVIIJ.

    SAlindose el rey Chiquito de Granada y su madre con l con mucha morisma de

    estima, por entregar la ciudad al rey don Fernando, subidos en un recuesto, y bolvindosehazia Granada, tomronse todos a llorar. A lo qual dixo la madre del rey: "En verdad,seores, que hazys bien de llorar, que ya que no peleastes como hombres defendiendovuestra patria, que llorys agora como mugeres por dexarla."

    Cuento XVIIIJ.

    QUeriendo un rey hazer mercedes a un criado suyo, llamle y dxole ass: "Por losbuenos servicios que de ti he rescebido, he determinado y quiero que seas mi secretario."Respondile como sabio: "De buena gana rescibira, Rey, tus mercedes, con tal que no

    fuesse para descubrirme secreto tuyo, porque es pesada cosa en especial secretos de rey."

    Cuento XX.

    HAziendo alguna gente un capitn por mandado del rey para cierta parte, y que lotuviesse secreto, por bien que le fue preguntado por diversos amigos, jams pudieronsaber dl para dnde haza la gente. Concertaron que una amiga que l mucho quera se lo

    preguntasse. Hecho ass y preguntndoselo ella, respondi: "Mirad, amiga ma, en quntotengo yo los secretos del Rey, que si pensasse que mi camisa lo saba, luego la quemara."

    Cuento XXJ.

    DOs embaxadores del rey de Inglaterra, viniendo con embaxada al emperador deAlemania, despus de haver hecho su devido acatamiento, el ms avisado dellos hizo sudemanda tan breve y compendiosa qual hazer se poda. El otro fue tan importuno y largoque el emperador se enojava en gran manera. Conosciendo su compaero estedessabrimiento, hzole seal que abreviasse. Concluhido, dioles por respuesta elemperador que se mirara en ello. Respondi el avisado: "Supplico a Vuestra Magestadque nos conceda nuestra demanda, so pena que torne mi compaero a relatar su

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    embaxada." Fue tan sabroso esto para el emperador, que respondi: "Antes quieroconceder que obedescer."

    Cuento XXIJ.CIertos mancebos, estando cenando, con las demasiadas viandas y abundancia de

    vinos, dispararon las lenguas en dezir mal de su rey muy sueltamente, y no fue tan secretala pltica que el rey no lo supiesse el da siguiente. Mandles llamar a todos ante s, y,

    preguntndoles si era verdad que ellos havan dicho mal dl, apuntndoles palabrasconoscidas, respondi uno muy avisado: "Rey, de todo lo que dixeron que diximos de ti,es verdad, y aun ten por cierto que ms dixramos si no se nos acabara el vino."

    Cuento XXIIJ.

    VIniendo de Grecia un sabio greciano a visitar a un rey que tena divisin con sumuger e hijos, que no biva con ellos, le pregunt el rey al sabio si hava paz y concordiaentre las ciudades y repblica de Grecia. Por dezirle que s y que curasse dl, lerespondi: "Pregntalo a tu casa, y mira por ella."

    Cuento XXIIIJ.

    LLegndose al rey Philippe, padre del rey Alexandre, algunos familiares de su casa adezille que desterrasse ciertos maldizientes que dezan mal dl, respondi: "Esso sera

    aadir lea al fuego y que fuesse disfamado entre gentes estraas, quanto ms que ellos lohazen por una de dos cosas: o por provar mi paciencia, o porque emiende mi vida. Quantoa lo primero, si en m no ay esso que ellos dizen, en no querer castigallos se prueva mi

    paciencia, y si lo ay, tngoles que agradescer, pues procurar de emendar mi vida." O,sabia respuesta y mal usada entre christianos!

    Cuento XXV.

    UNa muger muy atrevida, natural de Macedonia, viniendo ante el rey Demetrio muyaquexada para pedir justicia, fuele respondido por el rey mismo que no poda porentonces que estava ocupado en ciertos negocios. Dixo ella: "Pues no puedes oyr, dexa deser rey." Por esta aguda respuesta fue oyda y le hizo luego justicia.

    Cuento XXVJ.

    SAbiendo Dionysio tyranno que por ser tan cruel todos le desseavan la muerte y queuna vejezuela rogava por su vida, maravillado desto mandla traher ante s, y preguntlequ era la causa que rogava por l. Respondi: "Has de saber, Dionysio, que siendo yomoa tuvimos un tyranno y cruel por seor. Rogu a Dios por su muerte y muri; despus

    tyranniz la tierra otro muy peor, y rogando que Dios se lo llevasse tambin muri. Agora

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    has venido t muy peor que los passados. Tengo temor que, si mueres, vern otro msmalo; por esso ruego a Dios que te d vida y te sostenga por muchos aos." A estarespuesta se sonri el rey y la dex yr libre, cosa fuera de su condicin.

    Cuento XXVIJ.

    UN seor de salva, para lavarse las manos, quitsse un riqussimo anillo que traha, y,alargando el brao, tomle el page que ms cerca le estava, sin l mirar quin fuesse.Havindose lavado no se acord ms dl, sino que otro da haziendo lo mismo, elcobdicioso page que ya tena el otro anillo alarg la mano para tomarle; por do le dixo:"No digo a vos que guardys mucho las cosas."

    Cuento XXVIIJ.

    YEndo una vez un embaxador del rey de Ungra con cierta embaxada al Gran Turco,un sabio suyo, con licencia del mesmo Turco, en la sala do hava de entrar el embaxadorchristiano, hizo pintar infinitssimas cruzes. Llamado el embaxador y vistas tantas cruzes

    por el suelo, quitse el bonete antes de entrar en la sala y arrodillsse, y a la primera besy ador, y de las otras no haziendo caso pass adelante, e hizo acatamiento al Gran Turco.Viendo esto el sabio, dixo: "Mal ha parescido, christiano, pisar las cruzes de tu Dios y noreverenciarlas." A lo qual respondi el embaxador: "Yo hize lo que deva y t no hablascomo sabio, porque en una sola creo y adoro: do muri mi redemptor Christo, que a lasotras no les hago desacato en pisallas."

    Cuento XXJX.

    EL duque de Calabria fue tan dado a la msica que no hava en Espaa quien tantos ytan buenos msicos tuviesse a causa de los grandes salarios que les dava. Viniendo ungran msico forastero al real para oyr la msica, el Da de los Reyes, que tanto le havanalabado, ohda e informado de la renta del duque, dixo: "Para tan chica capa gran capillaes esta."

    Cuento XXX.

    COmo el duque de Calabria dilatasse una vez la paga de sus cantores, importunvaleel maestro de capilla a pedrsela, diziendo: "Mire Vuestra Excellencia que se dilatanuestra paga." Responda l: "Mrese." Como por diversas vezes se la huviessedemandado con dezir: "Mire Vuestra Excellencia," y l le hava respondido: "Mrese,"dixo un da el maestro: "Contino se ha de estar Vuestra Excellencia en mi. Para ser buencantor digafa, fgase." Respondi el duque: "Perdonad, que vos me entonastes."

    Cuento XXXJ.

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    UN rey de Castilla, yendo camino solo con un page diligente que le hava seguido ymuy familiar suyo y desasortado en haver mercedes, acaso passando el rey por unriachuelo, parse el cavallo a mear, por do dixo el page, porque el rey lo sintiesse: "Estecavallo es de la condicin de su amo, que siempre da a quien ms tiene." Dixo el rey:

    "Calla, nescio, que mercedes de rey ms se alcanan por ventura que por diligencia.""Esso no creher yo," replic el page. A lo cual call el rey, y, venido a palacio, tom dosarcas, y la una inchi de plomo, y la otra de oro, y llam al page, y dxole: "Mira, cata ahdos arcas, la una llena de plomo y la otra llena de oro. Sin allegar a ellas, la que sealaresser para ti." Quando huvo sealado, acert con la de plomo. Entonces dixo el rey:"Agora bien crehers que las mercedes dependen de ventura."

    Cuento XXXIJ.

    EN Castilla un duque dio a un cierto mdico, por que le visitava y hava curado de

    cierta enfermedad, una loba de seda forrada de telilla de oro muy galana. Viniendo un daa visitalle y viendo el duque que no la llevava puesta, dixo: "Qu es esto, seor doctor?Qu es de mi loba? Por qu no la trahys?" Respondi: "Seor, come mucho, y no la

    puedo sustentar." Dixo el duque: "Pues sus, denhos cincuenta ducados de partido parasustentamiento della."

    Cuento XXXIIJ.

    EN cierta quistin, haviendo hecho correr y bolver las espaldas un animoso soldado aotro, y estndole preguntando al esforado ciertos amigos que conoscan a los dos si hava

    huydo el otro, como les hava dicho, acaso vino a passar el huydor, y dixronle: "Seor,no ve su contrario?" Respondi: "No le conozco, porque siempre le vi de espaldas."

    Cuento XXXIIIJ.

    UN maestro de escuelas estava enseando a un discpulo suyo todas las pruebas delas quatro reglas del aritmthica, y acaso los estava mirando un medio truhancillo, y dixo:"Maestro, la prueva del sabio, qul es?" Respondi el maestro: "El nescio." "Y delnescio?" "El dinero."

    Cuento XXXV.

    A Cierto capitn, el rey Alexandre, por gratificalle algunos servicios, mandle dar asu thesorero dos mil ducados. El thesorero, como estuviesse algo de punta con el capitn,en la maana, al tiempo que el rey se hava de levantar, mand poner en su aposento unamesa y los dos mil ducados encima della en plata, pensando que en ver el rey tanto dinerose arrepentira de la promesa. Pero como el rey presumi la malicia, dixo: "Qu es esto?"Respondi el thesorero: "Seor, los dos mil ducados que mand dar al capitn." "Qu?Tan poca cosa es? Denle otros tantos."

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    Cuento XXXVJ.

    SIendo un viejo demasiadamente avaricioso, en las cosas del servicio de su casa loera en estremo y fuera de comps, y era que, si veha encendidas dos lumbres, matava la

    una, y si candela fuera de la mesa arda, haza lo mesmo. Por tiempo vino que adolesci,y, no dndole vida y estando ya in extremis, encendile una candela un hijo suyo. Yestndole diziendo: "Padre, acordahos de la passin de Dios," le respondi: "Ya meacuerdo, hijo; pero, mira t, hijo mo, que te acuerdes que, en acabando que acabe yo dedar el alma a mi Dios, mates la candela."

    Cuento XXXVIJ.

    COmo estn las abilidades repartidas entre los hombres, era uno tan certero en ponergarvanos, tirando de lexos, por la boca de un cntaro, que una vez, estndolos tirandodelante de un prncipe, le pidi mercedes por ello, a lo qual le respondi, conosciendo ladesaprovechada abilidad: "Denle una hanega de garvanos."

    Cuento XXXVIIJ.

    UN cavallero fue muy enamorado y gran poeta. Por estas dos cosas, que la una erabastante, vino a ser loco en tanta manera que un hermano suyo le tena en su casaencerrado en un lugar apartado. Y como una vez viniesse a velle, vindole hazer cosas nodevidas, dxole: "Hermano, para qu hazys essas cosas? Mirad que soysincomportable." Respondile: "Y como es mucho que all donde yo toda mi vida hos hesuffrido de nescio, que me suffrys vos a m algunos ratos de loco."

    Cuento XXJX.

    SIendo preso y llevado un cossario delante el rey Alexandre, le dixo: "Ven ac,rebelde; no tienes vergena de yr ass robando por la mar?" A lo qual respondi:"Verdad es, Rey, que, por yr qual voy solo, me llaman ladrn; mas a t, que te usurpastodo el mundo por yr tan acompaado te llaman seor. Si fuesses qual yo voy, llamartehan como a m." Dixo el rey: "En fin, que yo robo." Respondi: "Tambin yo, seor,

    pero yo por pobreza y t por cobdicia." Viendo el rey su animosidad, no slo le perdon,mas hzole su capitn.

    Cuento XXXX.

    ASs como aquel philsopho nota tres nescedades en los hombres, que son yr por marpodiendo yr por tierra, y tomar dineros sin contallos, y comenar algn camino en ayunas,noto yo el da de oy otras tres nescedades. Y es la primera, estando en la cama con sumuger, para el multiplcate demandarle licencia, y en la mesa aguardar que le rueguen quecoma, y, teniendo sed, no pedillo.

  • 8/2/2019 TIMONEDA, JUAN DE - Sobremesa y Aviso de Caminantes

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    Cuento XXXXJ.

    EStando un poeta mostrando ciertas coplas a un otro amigo suyo y gran dezidor, vinoa leer un verso que deza ass: 'Ya parte la nave bien como sin freno'. Respondi el que lo

    escuchava por tratalle de bestia: "Esso no es maravilla; mayor fuera con l."

    Cuento XXXXIJ.

    FUe avisado un rey que un mancebo de su mesma estatura y hedad le paresca engrandssima manera. Desseoso el rey de ver si era ass, mandle llamar y, conosciendo serverdad, preguntle: "Dime, mancebo, acurdaste si por dicha tu madre por algn tiempoestuvo en esta mi casa?" Respondi: "Seor, mi madre no, pero mi padre s."

    Cuento XXXXIIJ.EStando jugando el rey Argiselao con sus hijos, llevando una caa entre las piernas

    como cavallo, por ensearlos a cavalgar, entr un amigo suyo y, como lo viesse, rogle elrey que no lo dixesse a nadie hasta que tambin l fuesse padre de hijos, para ensearleque aquello no era liviandad, sino puro amor y afficin.

    Cuento XXXXIIIJ.

    EN cierta batalla de Npoles, teniendo un soldado a su enemigo debaxo de s y con laboca en tierra para darle de pualadas, rogvale que le dexasse bolver de pechos arriba, yentonces que le matasse. Preguntle: "Por qu?" Respondi: "Porque si me hallaren misamigos muerto, no se avergencen de verme las heridas en las espaldas." Entonces, elvencedor, vindole en qunto preciava la honra el vencido, no slo le perdon, mas quisoque fuesse su amigo para siempre.

    Cuento XXXXV.

    POrque ciertos criados del presidente de Cliz llamavan traydores a unos

    reconciliados, furonse a quexar, y, en oyr la causa, respondi el presidente ass,mostrando que estava bien dicho: "No hos maravillys, amigos mos, que estos miscriados son tan torpes y rsticos de ingenio que no saben dezir sino al pan, pan, y al vino,vino. Yd con Dios, que yo los castigar."

    Cuento XXXXVJ.

    SIendo combidado un cavallero por un grande amigo suyo a cenar, de camino seencontr con otros dos hidalgos, que los huvo de llevar ms por fuera que de grado. Ycomo entrassen en casa del husped conosci que se hava turbado por no tener aparejado

    de cenar para tantos, por lo qual dixo a todos secretamente que no comiessen mucho de

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    las primeras viandas porque las hava para la postre preciosssimas. Persuadidos con estecomer poco, bastaron las viandas, y burl a sus amigos y socorri la falta de su husped.

    Cuento XXXXVIJ.HUrtaron a un capitn en Flandes de su aposento unos borzegues hechos de molde

    para sus pies, porque los tena lisiados y tuertos. Hallndolos menos, dixo: "Plegue a Diosque le vengan bien a quien me los hurt."

    Cuento XXXXVIIJ.

    VEndindose ciertos captivos en presencia de un rey que estava assentado en suthrono, el qual, por tener descosidas sus calas, mostrava sus vergenas sin haver

    sentimiento dello. Y un captivo de los que se vendan dixo a bozes muy altas:"Perdname, Rey: cata que yo buen amigo fui de tu padre." Respondi el rey: "Pordnde o de qu manera fue essa amistad?" Dixo el captivo: "Dame licencia que me lleguea ti, y yo te lo dir." Dexndole que llegasse, dxole en secreto: "Rey, cubre tusvergenzas." Luego el rey dissimuladamente se cubri, y dixo a bozes altas: "Dexaldolibre, pues tan servidor ha sido de mi padre."

    Cuento XXXXJX.

    COmbidado a comer cierto alcalde en Castilla por un grande amigo suyo y, por causa

    que hava de juzgar cierto negocio despus de haver comido, bevi muy templadamente.Conoscindolo el husped, dixo, ya despus de comer: "Si tan comedidamente beviessentodos los hombres del mundo, barato valdra el vino." Respondi el alcalde: "Antes hosdigo de verdad que ms caro, si cada uno beviesse lo que querra como yo, que he bevidolo que he querido, y no ms."

    Cuento L.

    INstituyendo el rey Philippo a un grande amigo suyo y letrado por principal juez desus yerros, este tal, siendo biudo y porque ya le salan canas, por parescer mancebodvase pedradas. Sabindolo el rey, quitle el officio, diziendo: "Quien con sus cabellosno es fiel, menos lo ser con el administracin del reyno." Quiso sentir que, puesengaava sus cabellos, tambin engaara la repblica.

    Cuento LJ.

    SIendo un philsopho muy templado en el bever, combidronle unos amigos suyos acenar, y en la cena emborrachronse todos. Y como sobremesa tratassen de algunasabilidades que saba hazer cada uno, dixo el philsopho por tratallos de borrachos:

    "Cubridme los ojos y llevadme a donde quisiredes, y que acierto adnde estoy." Hecho

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    esto, dixronle: "Dnde ests?" Respondi: "Entre tinajas." Dexndole caher, dixo:"Entre locos."

    Cuento LIJ.Lese de un seor de salva valenciano (que por humildad se calla su nombre) que

    rog a un camarero que secretamente le truxesse alguna seora que durmiesse con l. Alfin, siendo ya muy tarde, le truxo una muy hermosa. Dxole en verla: "Seora, cmohavys venido tan tarde?" Respondi ella: "Sepa Su Seora que la causa ha sido esperarque mi marido se acostasse." Respondile l: "Pues yd, buena muger, y aguardad que selevante." Y, bolvindose a su camarero, le ri, porque tena por muy grande peccadoecharse con muger agena.

    Cuento LIIJ.FAllesciendo un mercader que por muy rico era tenido, hallaron que era ms lo que

    deva que no lo que tena. Y, como los acreedores a quien l deva por justicia en pblicaalmoneda le vendiessen la ropa, el rey de aquella tierra mand a su mayordomo que lecomprasse una colcha con que dorma este mercader. Dixo el mayordomo: "BrlaseVuestra Alteza?" Respondi: "No me burlo, porque tengo necessidad dello para poderdormir." Quiso notar que cmo poda dormir un hombre que deviesse tanto, pues a l loscuydados le hazan estar desvelado.

    Cuento LIIIJ.VIniendo el rey Alexandre determinado de destruyr la ciudad de Lmsaco, y con

    juramento de no hazer cosa que le rogassen; sabindolo el philsopho Anaxmenes,maestro del rey, salile al encuentro y, postrndose por tierra, dixo: "Yo te supplico, o,Rey, que destruyas la ciudad de Lmsaco." Viendo el rey la cautela deste sabio, por noquebrar el juramento huvo de usar de misericordia.

    Cuento LV.

    PHiloxeno, famosssimo poeta, viendo que unos cantareros cantavan sus versostrastocando y quebrando algunos dellos, con un bculo que llevava dio en los jarros, ydiziendo: "Pues vosotros days mis obras, yo tambin daar las vuestras."

    Cuento LVJ.

    BEva un philsopho en una taverna, y de tal manera, que le vio otro amigo suyo quepassava por la calle. El que beva, por no ser visto, escondase hazia dentro. Visto esto porel que passava, dixo: "Esso es ponerte ms en ella."

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    Cuento LVIJ.

    UN ganapn, yendo cargado con una gran carga a cuestas, encontr con uno que yvapor la calle, y en havelle dado, dixo: "Guardahos, seor." Preguntle el que hava

    rescebido: "Que otra vez me quieres dar?"

    Cuento LVIIJ.

    A Un seor de salva en Castilla, un pobre escudero demandvale socorro para casaruna hija suya. El seor, haviendo compassin de su trabajo, aunque no era de sucondicin, le dixo que demandasse lo que hava menester. Pues conosciendo el escuderono ser el seor muy largo en hazer mercedes, pidile veynte y dos reales. Maravillado elseor desto, dixo a su camarero: "No mirys este peccador que, dizindole yo que

    pidiesse lo que menester hava, no ha querido pedir ms de veynte y dos reales?"Respondi el camarero: "No se maraville Vuestra Seora, que conosci la figura yquedsse con veynte y dos."

    Cuento LJX.

    ANtes que se baptizasse los moriscos del reyno de Valencia, a un morisco de un lugarllamado Alberique havale hurtado un ladrn no s qu ropa, el qual se lo negava.Venidos a juyzio, buenamente, delante de un juez para que lo averiguasse, antes de seroydos, dava tan grandes bozes el morisco contra el delinqente que el juez, viendo quinera, dixo: "Has de callar, perro. Por qu diablos ests ladrando?" Respondi: "Porqueveo un ladrn."

    Cuento LX.

    UN marqus, seor de salva, encontrndose un da con el bayle general de Valencia,no le quit el bonete, havindoselo quitado el bayle a l, de lo qual qued muy quexoso.Sabindolo el marqus, top un da con un page del bayle que llevava dos gorras nuevasen la mano. Preguntndole que cyas eran, respondi el page: "De mi seor el bayle."Tomsselas el marqus y dixo: "Dezid a vuestro seor el bayle que, porque no quede

    quexoso que el otro da no le quit una gorra, que agora le quito dos."

    Cuento LXJ.

    HAviendo librado de la muerte un soldado en una batalla al rey Cressa, y ya despusde ser vencidos los enemigos, y estando el rey en su tienda, quiso saber quin era elsoldado que tanto bien le hizo. Venido y trahdo que fue delante del rey con otrossoldados que le acompaavan, echsse la mano el rey a la bolsa y diole cinco talentos demerced. El soldado, muy affrentado, bax su cabea y psose a contar muchas vezes lostalentos, de manera que le dixo un compaero: "Andad ac, de qu sirve esso?"

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    Respondi el soldado: "Dexadme, que tal caso como ste nunca se ha de acabar decontar."

    Cuento LXIJ.UNa cierta dama valenciana, ultra que era muy sabia, tena una tacha: que hablava

    ms de lo que era menester. Un da, estando en un sarao, tomronle unos desmayos yfueron corriendo a dezillo a su marido, dizindole que su muger estava sin habla. El qual,como lo oyesse, dixo: "Dexalda estar, que si esso le dura, ser la ms acertada muger delmundo."

    Cuento LXIIJ.

    UN cavallero a quien no saba mal el vino, estando en conversacin despus de havercomido, parescile a l que fue affrentado de otro cavallero, y por esto le desafi que sematara con l y con las armas que quisiesse. Respondi su contrario que l acceptava eldesafo con tal que no fuesse en cueros.

    Cuento LXIIIJ.

    UNa seora que siempre quera saber a Hulana quin la sirve y Hulano a quin sirve,y Hulana en qu entiende y Hulano de qu bive, demand a un cavallero, estando enconversacin, que le prestasse un libro que tena de las vidas de los diez emperadores.

    Respondi: "Seora, ya le vend, porque soy muy enemigo de saber vidas agenas."

    Cuento LXV.

    TRahan a un sobrino de Garci Snchez dos mugeres en casamiento, de las quales launa era de muy buena parte, sino que hava hecho un yerro de su persona, y la otra eraconfessa, con la qual le davan un cuento en dote. Llegndose este sobrino a demandarconsejo y parescer a su to sobre qul de aquellas dos tomara por muger, le respondiass: "Sobrino, yo ms querra que me diessen con el cuento que no con el yerro."

    Cuento LXVJ.

    COmo se casasse un viejo al cabo de setenta aos, y reprochndoselo algunos amigossuyos que hava hecho gran locura, respondi que dezan verdad, que el hombre enhazerse viejo perda el seso, y que, mientras le tuvo siendo moo, nunca le pudieron hazercasar.

    Cuento LXVIJ.

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    A Un mancebo, trayndole para que escogiesse dos casamientos, el uno de unadonzella loca con cinco mil ducados de dote, y otra muy sabia con quatro mil, escogi laloca, diziendo: "Vengan los cinco mil ducados, que yo no he hallado un ducado dediferencia de la ms sabia a la ms loca."

    Cuento LXVIIJ.

    VIniendo a visitar un amigo a otro y demandndole en su posada, sinti cmo l dixoa su criado que le dixesse que no estava en casa. Fuese muy quexoso. Despus vino el quese hizo negar a visitar al quexoso, y entrando por casa dixo: "Quin est ac? Est elseor en la posada?" Respondi el otro, conoscindole, desde un entresuelo: "No est encasa." "Cmo no, si yo le siento hablar?" Tornle a responder, diziendo: "Fuerte cosa es,seor, la vuestra, que querys que tenga ms crdito vuestro criado que yo. Dgohos queno quiero estar en casa; andad con Dios."

    Cuento LXJX.

    OYendo un presidente fuera de juyzio a un querellante, ausente la parte contraria,atapsse con la mano el un oydo. Dixo el querellante, acabado que huvo de hablar:"Hame oydo bien Vuestra Seora?" Respondi: "Bien, por cierto, pues este otro oydo heguardado para vuestro contrario," dando a entender que el juez no ha de determinar causaninguna sin que primero oyga las dos partes para quedar satisfecho.

    Cuento LXX.HAviendo presentado a un cavallero un plato de cerezas por fruta nueva, estando

    sobremesa, el qual tena dos hijos, el uno bastardo y el otro ligtimo, que coman en otramesa apartados. Viendo el bastardo que no le davan dellas, al la mano y dio un bofetnal ligtimo. Vindolo el padre, dixo: "Ladrn, por qu has hecho esso?" Respondi:"Seor, porque me estava diziendo: "No te darn cerezas, no."" En gustar el caso el padre,dioles cerezas a los dos, pues el uno las demandava con astucia y el otro llorando.

    Cuento LXXJ.

    EStando el duque de Calabria en el castillo de Xtiva, vino a visitalle un da elmarqus de Zenete, y, al passar de una puerta, siguiendo el duque y el marqus susacostumbradas cortesas, dixo el duque al marqus: "Passe Vuestra Seora." Respondiel marqus: "Passar como a escudero por obedescer a Su Excellencia."

    Cuento LXXIJ.

    VIendo uno que era tan buen razonador que l mismo no se entenda, tanto que,

    estando en conversacin muchos amigos suyos sobremesa contando cuentos y que en

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    acabar de contallos todos se rehan, psose a contar un cuento que, quando le huvoacabado qued tan fro que ninguno se ri. Viendo que ninguno se commova a reyr, dixo:"Ya hos podys comenar de reyr, seores, que yo ya he acabado de contar mi cuento."

    Deo gratias.

    Fin de la segunda parte

    del presente libro llamado

    Sobremesa y Alivio de caminantes.