Textos didácticos para clase de español.

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TEXTOS DIDÁCTICOS PARA CLASE DE ESPAÑOL LENGUA EXTRANJERA https://marruecospanish.blogspot.com

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TEXTOS DIDÁCTICOS PARA CLASE DE ESPAÑOL

LENGUA EXTRANJERA

https://marruecospanish.blogspot.com

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Los europeos gastan 250 veces más en mascotas que la

comunidad internacional en Derechos Humanos

www.elmundo.es / viernes 01/07/2011

Los europeos gastan 250 veces más en mascotas que lo que desembolsa la

comunidad internacional para la protección y promoción de los derechos

fundamentales, según ha confirmado este jueves la Alta Comisionada de las

Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, que ha puesto en

duda "el compromiso internacional con los derechos fundamentales".

Asimismo, Pillay ha asegurado que lo que desembolsan los australianos en

huevos de pascua cada año o lo que cuestan tres aviones de combate F-16 es el

mismo montante que el presupuesto anual del Alto Comisionado, cifrado en 202

millones de dólares (139 millones de euros).

"Pido a todos los estados a dedicar mucho más (esfuerzo económico) en hacer de

los Derechos Humanos una realidad", ha manifestado Pillay en una rueda de

prensa, en una nueva petición de más fondos para financiar sus actividades y

operaciones a raíz del estallido de la 'Primavera Árabe'.

Al respecto, Pillay ha aseverado que el mensaje de los movimientos de protesta

han aumentado el entusiasmo por el respeto de los derechos fundamentales a

nivel global. "Seguro que tiene sentido invertir más contundentemente en

Derechos Humanos", ha dicho, "para apoyar a todos sus defensores y a los

valientes manifestantes de Oriente Próximo y el norte de África" en lugar de

"elogios y palabras bonitas".

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos ejecuta gran parte

de la actividad de las Naciones Unidas en derechos fundamentales, siendo

responsable desde los programas de entrenamiento policial en países emergentes

hasta la fundación de centros para la ayuda de víctimas de la tortura. Además,

está presente en 55 países distintos, en el marco de los pactos de control y

observación de la ONU previstos en la Declaración Universal de los Derechos

Humanos.

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¿Qué hacemos con los niños en vacaciones?

M. CARMEN TRIGO MÁRQUEZ / elpais.com 17/06/2011

Dentro de poco tendremos en casa a los niños para el período de vacaciones más

largo del curso. Hay otras vacaciones y puentes, y fines de semana, y tardes

libres. En esa línea va la docencia: menos horas de clase y más tiempo libre. En el

caso de los mayores, para que estudien, y en el caso de los pequeños....

Los profesores sabemos que tras cada periodo vacacional, cuesta retomar un

cierto ritmo de trabajo habitual. Por eso nos gustan y no nos gustan. En casa hay

conflictos. ¿Por qué? Seguramente porque no tenemos claro que el tiempo de

ocio -las vacaciones- no es tiempo de vagancia, de caos, de pereza, de no hacer

nada.

Lo primero es que los niños tienen que descansar al término del curso, sobre todo

si han estudiado y se han esforzado por alcanzar los objetivos de su nivel. Pero

nadie que no esté muy enfermo necesita descansar dos meses. Lo segundo es que

lo propio del ocio, lo que hace distinto y agradable ese tiempo es la posibilidad

de desligarse de lo obligatorio. Pero el descanso activo no lleva a apartarse del

cultivo de la inteligencia sino a hacerlo de otra manera: con juegos, fiesta,

entretenimiento...

Y ¿qué hacemos en casa? Algunos consejos, muy prácticos:

a) Disponer el horario de vacaciones, diferente del horario del curso, pero

horario, al fin y al cabo, porque los niños se desconciertan y se debilita su sentido

de responsabilidad.

b) Preparar actividades. Para eso las familias contamos ahora con bastante

ayuda, aunque quizás necesitaríamos algo más, porque los padres no tienen las

mismas vacaciones. Seguro que cerca de casa hay algún centro juvenil, un

Ayuntamiento o centro cultural con actividades. Si no, hay que crearlo. Ahí

podemos encontrar el lugar apropiado para que los niños desarrollen su

creatividad: pintura, dibujo, música, visitas... y, según van creciendo, aprendizaje

de idiomas, servicio a personas mayores, talleres literarios. Me ha llamado

mucho la atención cómo los padres matriculan de inglés, fuera de lo escolar, a

sus hijos, durante el curso, multiplicando así sus deberes y, a veces, dejan pasar

el verano, que es mejor oportunidad. O para estudiar otro idioma, que hay más

que inglés en este mundo. Siempre y para todos, lectura y actividades

deportivas. Haciendo en un club ejercicios de lectura comprensiva de Simbad el

marino se libró más de un alumno de primaria de repetir curso. Y ¿cómo no?: el

aprendizaje necesario para que puedan vivir alguna vez la experiencia de ¡Solo

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en casa! Según las edades: sacar la basura, ordenar armarios, poner la lavadora,

hacer una ensalada...

c) Cuando las vacaciones padres-hijos coinciden, ese es el momento de tener un

estilo familiar propio; y cada familia tiene que pensar cómo y cual va a ser el

suyo. Me he encontrado en tantos años de profesión docente, al hablar en tutoría

sobre qué hacer en vacaciones, familias con los más diversos estilos: reunirse con

parientes, hacer excursiones, un viaje -cada vez más corto con la crisis- a algún

lugar alejado, dentro o fuera de España, ir al pueblo, hacer fiestas, dar vía libre -

ordenada- a las aficiones de los niños... ¿Quiénes lo pasaban peor?: los que no

tenían ningún plan.

Si la edad lo permite, como intentamos educar a seres libres, lo bueno es que las

actividades sean de acuerdo entre padres e hijos. Y si es difícil, no viene mal

ejercer un poco la autoridad -de modo correcto- para que no se oxide por falta de

uso.

La cuestión es que la llegada de las vacaciones sea alegre y festiva para todos.

M. Carmen Trigo Márquez es catedrática de Enseñanza Secundaria y pertenece a

la Plataforma Mejora Tu Escuela Pública

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REPORTAJE

Si fumas no trabajas

La adicción se generaliza como causa de despido en EE UU - La lucha

antitabaco llega al límite con la exigencia de análisis de orina y sangre al

empleado

DAVID ALANDETE 19/02/2011

www.elpais.com

Es el peor temor de cualquier desempleado que, además, sea fumador. Desde el

próximo 1 de marzo, la red de hospitales de Franciscan Health System, del

Estado de Washington, no contratará a aquellas personas que tengan nicotina en

su cuerpo. "La nicotina se añade a la lista de sustancias que se tratarán de

detectar en el periodo que media entre el momento en que le ofrecemos a alguien

un trabajo y cuando el candidato se incorpora a la empresa", ha dicho la

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compañía en un comunicado oficial. "Si el candidato da positivo, sea cual sea la

fuente, será eliminado de la lista de candidatos a considerar". Franciscan Health

System es una de las mayores empresas de su área, y contrata a 8.100

trabajadores.

Después de que la Administración prohibiera el tabaco en espacios públicos

cerrados y compartidos; de que incrementara los impuestos sobre las cajetillas de

cigarrillos y restringiera la publicidad pagada por empresas tabacaleras, el nuevo

debate lo protagoniza el sector privado. ¿Tienen las empresas derecho a despedir

o rechazar candidatos que fumen? ¿Obedece esa campaña a motivos de salud o

de imagen? ¿Afecta en el puesto de trabajo que una persona consuma cigarrillos

en sus horas libres, en su residencia privada?

En Estados Unidos, estas prohibiciones son solo parcialmente legales. De los 50

Estados que conforman la Unión federal, 29 han aprobado leyes que impiden

discriminar a los fumadores. En el resto no se ha aprobado ninguna medida

semejante y es legal despedir o no contratar a los fumadores. Las empresas

alegan todo tipo de razones para tomar estas medidas: incremento de los gastos

de prevención, aumento de las bajas por enfermedad y descenso de la

productividad por parones en el trabajo para fumar.

El caso es que, a la larga, y en 21 Estados norteamericanos, es perfectamente legal

despedir o no contratar a fumadores. Llamó la atención sobre ello, en 2006, Scott

Rodrigues, cuando fue despedido de The Scotts Co., una empresa dedicada a la

jardinería, según dijo él en su demanda "por fumar en privado, nunca en horario

laboral, siempre fuera del lugar de trabajo". La empresa implementó, en 2005,

una nueva norma por la cual haría análisis de orina aleatorios a los empleados.

Los que dieran positivo, serían despedidos fulminantemente.

En agosto de 2006 se sometió a Rodrigues a uno de esos análisis, dio positivo y

fue despedido. En su demanda, presentada en 2007 en la corte federal del distrito

de Massachusetts, este admitió haber fumado. Pero, añadió, "nunca en el

trabajo... ni siquiera en los periodos de descanso en jornada laboral o en

presencia de otros empleados o clientes de Scotts". Destacó, además, que la

empresa se había centrado en combatir el tabaco pero no otras dolencias tan

costosas o más.

"Scotts no fuerza a sus empleados a evitar otras prácticas legales pero insanas,

incluidas la obesidad, el consumo de alcohol, no hacer deporte, paracaidismo,

exceso de horas ante el televisor, consumir demasiados productos azucarados,

ser dueño de mascotas peligrosas, volar en avionetas privadas, hacer

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montañismo, participar en carreras de esquí de descenso, manejar yates en

solitario o fumigar céspedes con químicos de composición tóxica", dijo.

Suena, es cierto, a broma. Pero para las personas afectadas no lo es. Rodrigues

perdió su trabajo y, eventualmente, la demanda, en 2009. No está solo. Su caso no

es único o aislado. Ni siquiera es de los más flagrantes porque él había trabajado

para su empresa dos semanas. ¿Qué sucede si, en lugar de 14 días, hubieran sido

más de 5.000, 14 años de leal servicio a una empresa? Podría responder Anita

Epolito, que en 2005 fue despedida por sus jefes de la empresa consultora de

seguros de Michigan Weyco. Había fumando ocasionalmente en los descansos de

su jornada laboral y fumaba en casa. El uno de enero de aquel año sus jefes

prohibieron el tabaco dentro y fuera de la oficina. Un análisis de orina reveló que

había fumado. En su casa. Fue despedida. "¿No significan nada mis 14 años de

servicio a la empresa?", le preguntó a su jefe. "Lo siento, pero no".

Con el nuevo año, la polémica la ha reavivado una agrupación de hospitales de

Massachusetts, que ha implementado una estricta política para efectuar análisis

de orina y rechazar a cualquier solicitante de trabajo que fume. Son malas

noticias para los fumadores en una economía difícil y en la que el paro, en EE

UU, ha alcanzado al 10% de la población activa. Se trata de la Asociación de

Hospitales de Massachusetts (MHA, por sus siglas en inglés), que engloba a más

de 90 centros médicos y hospitalarios en aquel Estado.

"En MHA y los hospitales que la conforman tenemos una larga tradición de

compromiso con las iniciativas que fomentan la salud y el bienestar de nuestros

pacientes", explica Lynn Nicholas, su consejera delegada. "Nuestra asociación

defiende el principio de que se debe trabajar a favor de la salud. Apoyamos el

derecho de todos nuestros trabajadores para desempeñar sus labores en un

medio ambiente sano, libre de humos. Y predicamos con el ejemplo".

Nicholas esgrime diversos datos: que cada año mueren en su Estado 80.000

personas por complicaciones relacionadas con el tabaco, como enfisema, cáncer

de garganta y pulmón o enfermedades cardiovasculares. Añade que, de

promedio, los fumadores viven 14 años menos que los no fumadores. Pero

¿dónde acaban los derechos de los no fumadores y comienzan los de los

fumadores? Y, como se preguntaba el jardinero Rodrigues, despedido en 2006,

¿por qué no perseguir otras conductas de riesgo?

"En MHA nos centramos exclusivamente en el consumo de tabaco. No podemos

considerar a los fumadores como una especie protegida, como sucede con otras

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adicciones. La del tabaco es una adicción que supone la mayor causa de muertes

prevenibles que se registra cada año. Los cigarrillos causan más muertes que

dolencias como el sida, accidentes de tráfico, asesinatos, suicidios y abuso de

drogas ilegales, combinados".

En EE UU, y a pesar de diversas políticas públicas en contra del tabaco por parte

de la Administración, sigue fumando uno de cada cinco ciudadanos, 42 millones

en total. El Instituto Nacional de Salud norteamericano (NIH, por sus siglas en

inglés) calcula que, solo en el siglo XX, el tabaco mató a más de 100 millones de

personas. Si las tasas de consumo de nicotina se mantienen como ahora, la cifra

puede ascender a los 1.000 millones durante el siglo XXI. Las políticas antitabaco

son comunes en ambas costas del país, en Estados como California o Nueva

York, pero la nicotina sigue campando a sus anchas en otros Estados centrales y

más rurales, en zonas económicas más depauperadas. Es allí, en Estados como

Virginia Occidental (donde fuma el 27% de los adultos), Indiana (el 26%) o

Kentucky (25%), donde el tabaco causa el 90% de casos de cáncer de pulmón,

según el NIH. Según estudios realizados en esos entornos, el humo del tabaco

mata en todo EE UU a unos 450.000 fumadores y a unos 38.000 fumadores

pasivos, aquellos que no fuman pero inhalan el humo de los que viven o trabajan

junto a ellos.

Pero, ¿cuánto cuesta el alcohol? ¿Y la obesidad? ¿Son equiparables al consumo de

nicotina o más caros? ¿Dónde acabará la lista de razones para no contratar a

alguien? Es lo que se preguntan otros expertos y defensores de lo que llaman

derecho del trabajador a la privacidad, como Lewis Maltby, presidente del lobby

Workrights Institute, que ha emprendido una campaña de dimensiones

nacionales contra el despido o la no contratación de fumadores. "Obviamente no

se están violando los derechos legales de los trabajadores porque no hay leyes al

efecto en 21 Estados, pero estoy seguro de que sí se están violando sus derechos

morales", afirma.

"No hay nada que haga del tabaco algo tan especial como para someter a los

fumadores a esta campaña", añade. "Hay una larga lista de cosas que hacemos en

nuestra vida privada que tienen efecto tarde o temprano en nuestra salud, sea

tabaco, sea cerveza o sea alimentación. ¿Se va a poner una empresa a averiguar si

hemos cumplido con nuestros impuestos? ¿O si tenemos multas de tráfico? ¿Van

a dejar de contratarnos por ello? Esas empresas hospitalarias que ahora no

contratan a fumadores no operan, como dicen, para ahorrar en gastos sanitarios.

Es más bien una cuestión de imagen. Lo hacen como un lavado de cara, porque

queda mejor ante la clientela".

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Para Maltby, el del tabaco es un episodio más en un largo serial de agravios al

trabajador: "En este país las empresas se han permitido despedir a personas por

casi cualquier motivo. Han despedido a trabajadores por beber cerveza, por tener

demasiado sobrepeso o por conducir mal. Cualquier razón es válida". Es cierto

que en 29 Estados hay leyes que protegen al fumador. Es el resultado de una

agresiva campaña por parte del lobby del tabaco, financiado por la empresa

Philip Morris (fabricante de Marlboro, Chesterfield y L&M, entre otras marcas) y

diversas asociaciones de defensa de los derechos civiles, como la American Civil

Liberties Union, que respondían al intento de diversas grandes empresas, como

Turner Broadcasting, de no contratar a fumadores hace dos décadas.

"Fue Philip Morris quien financió esas medidas, con cuantiosas contribuciones a

legisladores de aquellos Estados", explica el profesor de Práctica de Salud Pública

de la Universidad de Harvard Gregory N. Connolly. Este experto, director del

Centro para el Control Global del Tabaquismo, asegura que el esfuerzo de las

empresas por disuadir a los trabajadores de consumir nicotina es encomiable.

"No hay nada malo en ello. Los fumadores incrementan el gasto sanitario de esas

empresas, que son las que suelen pagar sus seguros médicos. Registran menos

productividad. Enferman más. Además, los fumadores nunca pagan el coste real

de consumir tabaco. Ellos compran sus cajetillas, pero el gasto sanitario lo

asumen otros, como sus empleadores. Es hora de que se den cuenta de ese coste

real".

El profesor Connolly también utiliza una lista de agravios comparativos para

defender la no contratación de fumadores. "Sucedería lo mismo con otras

adicciones. Si yo fuera empresario tampoco contrataría a adictos a otras

sustancias. Dudaría de la productividad de alcohólicos, consumidores habituales

de morfina o de cocaína. ¿Por qué debemos hacer una excepción con el tabaco?

¿Porque es legal? El alcohol también es legal". Añade que el caso de los

hospitales está, si cabe, más justificado: "¿Qué mensaje estamos mandando a los

pacientes de cáncer de pulmón si el médico o el enfermero que les cuida fuma?

Es, desde luego, un mal ejemplo".

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¿Eres adicto al Internet?

Un grupo de especialistas estadounidenses han considera que pasar horas

pegados a Internet puede ser un problema psiquiátrico.

Se considera que así como consumir drogas, fumar tabaco e ingerir alcohol son

adicciones, el pasar horas conectados a Internet también es un problema adictivo.

Se estima que entre el 6% y el 10% de los estadounidenses lo padecen.

Esta afición o adicción ha sido diagnosticada por ciertos expertos como Trastorno

Adictivo a Internet (TAI) y se estima que entre el 6% y el 10% de los

aproximadamente 189 millones de usuarios de EEUU lo padecen.

Una persona que pasa horas al día frente a la computadora navegando por

Internet, enviando correos electrónicos, negociando acciones, chateando o

jugando puede considerarse un “ciberadicto” y, por tanto, necesita ayuda.

Así lo consideran especialistas como la psiquiatra Hilarie Cash, cuyo Servicio de

Adicción a Internet y Ordenadores, en la Universidad de Pensilvania, es visitado

por pacientes diagnosticados con el TAI.

Cash ha identificado como síntomas del TAI la constante preocupación por

“estar conectado”, así como mentir acerca del tiempo que se pasa navegando por

Internet o sobre el tipo de contenido visto, además de aislamiento social, dolor de

espalda y aumento de peso.

“Si el patrón de uso de Internet interfiere con tu vida o tiene impacto en tus

relaciones de trabajo, familiares y de amistad, debes de tener un problema”,

anota otra experta, Kimberly Young, investigadora líder de las adicciones a

Internet.

Young es la fundadora del Centro para Adicciones en la Red, con sede en

Bradford, Pensilvania, donde funcionan grupos de apoyo a las “ciberviudas”,

esto es, las esposas de adictos a las relaciones amorosas, la pornografía o las

apuestas vía Internet.

En opinión de Young, los “ciberadictos” optan por el placer temporal en lugar de

las relaciones íntimas y profundas.

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Los enfermos cibernéticos entran en un círculo vicioso, ya que la pérdida de

autoestima crece a medida que aumenta su adicción a Internet, lo que a su vez

eleva su necesidad de escapar de la realidad y de refugiarse en la red.

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Adictos a Internet

Un estudio médico revela que el 8,8% de los usuarios sufre

una dependencia enfermiza de la Red

RAMÓN LOBO – elpais.com - 27/01/2002

Son los primeros datos sobre una muestra significativa dados a conocer en

España y demuestran que existe un problema en el uso de Internet. Un 8,8% de

los encuestados padece síntomas de una dependencia patológica de algunos de

los servicios de la Red. Los psiquiatras consultados aseguran que aún es pronto

para medir el impacto de esa adicción, pues los enfermos no son conscientes de

su situación y evitan las consultas médicas. La inmensa mayoría de ese 8,8% de

ciber-nautas acumula alguna otra dependencia, sea química o de

comportamiento, y sufre ciertos trastornos de la personalidad. Es en los chat y en

los juegos interactivos en Red donde se acumulan la mayoría de esos usos

patológicos.

Si dedica más de 30 horas de su ocio a navegar cada semana por Internet, siente

el impulso de conectarse al entrar en su casa, descuida relaciones personales que

antes le resultaban satisfactorias, pierde horas de sueño, no puede controlar el

tiempo que pasa conectado o sufre ansiedad cuando no está en la Red, usted

tiene problemas graves de adicción.

Un estudio, realizado por tres psiquiatras de Madrid y uno de Barcelona, revela

que el 30% de los internautas que respondieron a su encuesta están en riesgo de

dependencia y que el 8,8% sufre los síntomas de un uso problemático de alguno

de los servicios de Internet. 'Son unos datos preocupantes, que coinciden con

otros estudios, pero hay que tratarlos con mesura: las personas que contestaron a

los cuestionarios son usuarios medios-altos de la Red', aseguran Alberto

Fernández Liria y Lourdes Estévez.

Entre julio y septiembre, estos psiquiatras procesaron miles de respuestas a los

tres test colgados en la página web adictosainternet.com. Tras una criba inicial,

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acaban de reunir esta semana las primeras conclusiones significativas sobre una

muestra de 2.572 casos. 'La adicción es mayor de la que se pensaba', dice la

doctora Estévez con los gráficos en la mano. 'No es que Internet, en sí, la genere.

Toda conducta adictiva se calma con lo que está al alcance, por eso muchas de las

tendencias tienden a solaparse entre ellas', afirma Fernández Liria. 'Pensamos

que la mayoría de ese 8,8% acumula otras adicciones y sufre algún trastorno de

la personalidad'.

Enrique Echeburua, catedrático de Psicología Clínica en la Universidad del País

Vasco, asegura que es imprescindible diferenciar los adictos en la Red de los

adictos a Internet. 'Hay compradores compulsivos, ludópatas y enganchados al

sexo que han hallado en la Red un camino para calmar sus ansias, pero no son

parte de los adictos a Internet'.

La doctora Kimberley Young, de la Universidad norteamericana de Pittsburg, es

una de la pioneras en el estudio de la dependencia a Internet. Según sus

conclusiones, entre el 5% y el 10% de los cibernautas estadounidenses padecen

adicción a la Red. 'Estos datos no son extrapolables a España', dice Echeburua,

'pues aquí la penetración de Internet es menor. Nos faltan casos concretos en las

consultas para que se pueda definir la verdadera dimensión de esta

dependencia'.

Jesús de la Gándara, psiquiatra del hospital Divino Vallés de Burgos, sostiene

que la dependencia patológica a la Red 'será un problema grave en el futuro y

que ya afecta a los más jóvenes'. La doctora Ángeles González, de la unidad de

psiquiatría del hospital de Bellvitge, en Barcelona, y que desde 1986 trata los

casos de ludopatía, considera que la diferencia esencial entre el juego -que está

mal visto en la sociedad-, y la Red, es que ésta 'cuenta con un enorme prestigio'

por el supuesto nivel económico, educacional y de conocimiento en las nuevas

tecnologías de sus usuarios. 'La gente no es consciente de su dependencia y se

resiste a venir'. De los 350 casos tratados en el año 2001 en Bellvitge, tres o cuatro

han sido por adicción a la Red. 'Existe una muestra escasa como para sacar

conclusiones médicas', añade. La doctora González también destaca el hecho de

que los adictos a la Red tienen además otras dependencias, y ciertos trastornos en

el comportamiento, aunque existen excepciones. 'Tuvimos un caso de una chica,

de veintipocos años, universitaria y sin problemas psíquicos aparentes. Comenzó

a hacer un uso enfermizo de los chat, abandonó sus relaciones con los amigos,

comenzó a perder sueño por las noches y dejó de acudir a la facultad por las

mañanas. Fue ella quien nos pidió ayuda y en pocas sesiones mejoró. El caso se

produce cuando esa conducta es el reflejo de un desequilibrio; lo que hay que

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tratar es la causa, no sólo el efecto'. Fernández Liria es de la misma opinión: 'El

enfermo se encuentra feliz; ha abierto una puerta y no es consciente de su

adicción. Son las familias las que dan el primer paso'.

'Sucedió lo mismo con el juego, en 1986', dice la doctora González, 'y creo que

ésta va a ser la pauta en Internet en el futuro'. El catedrático Echeburua recuerda

a dos pacientes que habían incorporado a su patología un tic nervioso: un

tamborileo de los dedos, como si teclearan un ordenador.

Personas solitarias, aisladas, de baja autoestima, con dificultades para establecer

relaciones, ansiosas, que esquivan el riesgo y que necesitan una recompensa

inmediata. Éste es le perfil psicológico de los que se quedan enganchados al chat

(conversación), el servicio más adictivo junto a los juegos interactivos. Afecta,

sobre todo, a los jóvenes con estudios, urbanos y con conocimientos de inglés.

www.elpais.com

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LA NUEVA LEY ANTI-TABACO

La ley prohíbe fumar también en el portal y el pasillo de los edificios

Sanidad afirma que el tabaquismo cuesta 8.781 millones a los empresarios - El

ministerio calcula que la norma ahorrará 90 millones al año a los hosteleros.

EMILIO DE BENITO - Madrid - 24/12/2010

La ley sobre el tabaco que va a entrar en vigor el 2 de enero ha incluido un

punto que ha pasado casi inadvertido, pero que es una vuelta de tuerca más

sobre la legislación anterior. Se trata de que la prohibición de fumar no se

restringe a todos los espacios públicos cerrados. En el apartado X del artículo 7,

que es el que establece dónde está prohibido fumar, se incorpora una novedad:

después de enumerar todas las posibilidades (bares, restaurantes, espacios

educativos, sanitarios, paradas de autobús, estaciones, aeropuertos... etcétera), se

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añade que la restricción es de aplicación "en todos los demás espacios cerrados

de uso público o colectivo".

Es la última palabra de esta formulación la que añade a las prohibiciones unos

espacios que hasta ahora no se encontraban incluidos. Según un documento

interno del Ministerio de Sanidad para explicar la nueva normativa, en un

apartado de preguntas más frecuentes, esta definición incluye "los pasillos,

escaleras y portales de comunidades de vecinos".

También se refiere a todas las zonas cerradas de las comunidades de vecinos

(zonas de juegos, zonas comunes, piscinas, clubes sociales) salvo que sean

"espacios al aire libre y que no estén acotadas como zonas infantiles". Es decir, los

vecinos no se podrán poner de acuerdo para que una sala de reuniones o que

utilicen para otras actividades sea para fumadores. Tampoco podrán encenderse

pitillos en el portal o en la escalera común. En los ascensores ya estaba prohibido.

En este documento, al que ha tenido acceso EL PAÍS y que podría considerarse

un argumentario, también se explican los beneficios económicos para el Estado y

las empresas de las prohibiciones de fumar.

En estas cuentas -que no se sabe cómo se han hecho, pero que se refieren a

trabajos varios publicados por personas ajenas al ministerio-, se cifra el perjuicio

del tabaquismo en las industrias en 8.781 millones de euros cada año, lo que

quiere decir que "cada trabajador que fuma en España cuesta a su empresa unos

1.700 euros al año", con datos de 2008.

Esta cifra se debe a tres aspectos: "Costes sanitarios directos atribuibles a la

patología asociada a la exposición al humo ambiental de tabaco", descenso de la

productividad por el tiempo empleado en "los descansos para fumar" y el

"absentismo laboral por patología asociada a la exposición al humo ambiental de

tabaco" y los "costes de limpieza y mantenimiento de los edificios (lugares de

trabajo)".

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En respuesta a las críticas de los hosteleros, que insisten en que la ley supondrá

unas perdidas del 10% de su facturación y de 70.000 puestos de trabajo, el

Ministerio de Sanidad insiste en que "numerosos estudios realizados en países

donde las leyes de control del tabaquismo entraron en vigor antes que en España

han demostrado que estas no han tenido efectos negativos sobre el sector

hostelero y en algún caso el efecto ha sido positivo". Y el documento va más allá,

y calcula que este sector sufre aún más los efectos del tabaquismo, "ya que al

coste que genera el consumo de tabaco de los trabajadores, hay que sumarle el

derivado del consumo de tabaco de los clientes".

Eso quiere decir que en 2008 "el coste económico del tabaquismo en el sector

hostelero, ascendió a 447,2 millones de euros". Esta cifra se obtiene de la suma de

tres partidas: 10,7 millones por el "absentismo laboral por enfermedades

relacionadas con el consumo de tabaco"; 319 millones por la "pérdida de

productividad por el consumo de tabaco en el lugar de trabajo", y otros 117,4

millones de "costes adicionales de limpieza, mantenimiento y conservación de

instalaciones".

Lógicamente, que no se fume un año no querré decir que todos estos costes se

vayan a suprimir de golpe (los trabajadores seguirán enfermando si fuman, sea

en casa o en horas de trabajo fuera de las instalaciones), pero Sanidad aventura

que ya en el primer año "la aplicación de la ley, supondrá al sector hostelero, un

ahorro de 90 millones de euros por los costes totales del tabaquismo (por la vía

de los costes evitados)".

El informe también recoge que el coste de las cinco enfermedades más frecuentes

asociadas al tabaquismo (enfermedad coronaria, enfermedad pulmonar

obstructiva crónica, asma, cáncer de pulmón y enfermedad cerebrovascular)

asciende a 7.695 millones de euros anuales.

No se hace mención a lo que se recauda en impuestos especiales (7.718 millones

en 2009) o en IVA (1.728,4 millones el año pasado), pero está claro que si se

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suman los costes a las empresas y al Estado, el balance es negativo, sin contar el

ahorro en vidas. Cada año, más de 50.000 personas mueren por el tabaco, de las

que "una cuarta parte (26,5%) son muertes prematuras, ocurridas antes de los 65

años".

Por eso una de las grandes ventajas de la futura ley es que se espera que el

descenso del tabaquismo sea de entre el 3% y el 4%. En cambio, Sanidad admite

que con una ley de prohibiciones parciales, como la actual, este descenso

difícilmente podría pasar del 2%.

www.elpais.com

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Conversación telefónica

1-Lee estos diálogos :

*A-¿Díga?

B-¿Está Carolina?

A-Sí , soy yo .

*A-¿Díga?

B-¿Está Mar?

A-Sí , ¿De parte de quién?

*A-¿Dígame?

B-¿La señora García , por

favor?

A-No , no está en este

momento .

¿De parte de quién?

B-Soy Pilar Nuñez .

A-¿Quieres dejarle un recado?

B-No , luego la llamo .

*A-Empresa Vabién , ¿Dígame?

B-¿Me pone con el departamento de Marketing ,

por favor?

A-Sí , un momento .

*A-¿Díga?

B-¿Está Claudia?

A-Sí , pero no puede ponerse . ¿Quién es?

B-Soy Eduardo.

A-¡Hola , Eduardo! Mira , Claudia está en la

ducha .

2- Lee estos diálogos y fíjate en la estructura :

A-Sí¿Dígame?

B-¡Hola ¡ Soy Ana ,

¿Está Carlos?

A-¿Dígame?

B-He llamado esta mañana , ¿Podría hablar con Carlos?

A-Claro , ahora se pone . Carlos para ti .

B-¡Hola , Carlos¡ Soy Ana .

C-¿Qué tal , Anita? ¿Cómo estás? Me alegro de oírte .

Page 16: Textos didácticos para clase de español.

16

A-Pues no , no está

en este momento. ¿Le

digo algo de tu parte?

B-Sí , por favor , que

le llamo esta noche .

A-Y yo a ti . Mira , te llamo para saber si quieres venir el

sábado

al concierto de Alejandro Sanz , para sacar las entradas

.

C-Claro que quiero .

A-Entonces , nos vemos el sábado antes del concierto , a las

9,30

C-Fenomenal , el sábado a las 9,30 .

3-Lee y responde a las preguntas :

Recepcionista : Hotel Regina , ¿Dígame?

Sonia : Buenas Tardes , ¿tienen

habitaciones libres para el

fin semana.

Recepcionista : ¿Cuántas? ¿Una doble?

Sonia : No , dos .

Recepcionista : Vamos a ver . Sí , no hay

problema . Viernes y sábado,¿No?

Sonia : Eso es . Perdone ,

¿las habitaciones

tienen aire acondicionado?

Recepcionista :Sí , claro , aire

acondicionado

televisión , teléfono …

Sonia : Ah , perfecto .

Recepcionista :¿A nombre de quién?

Sonia : De Sonia Carrasco .

Recepcionista : Hasta el viernes ,

entonces .

Sonia : Adiós , buenas tardes .

Di si es verdadero o falso :

1-Sonia reserva una habitación doble .

2-No hay problema en el hotel .

3-Las habitaciones no tienen aire

acondicionado .

4-Sonia se apellida Carrasco .

4-LLama a un amigo tuyo por teléfono para quedar con él en una cafeteria .

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Confesiones de un ex fumador

Hace año y medio dejé de fumar. Nunca imaginé que escribiría esa frase, pero

ahí está: Hace año y medio dejé de fumar. Nunca lo imaginé porque fumo desde

los 13 o 14 años y porque siempre he pensado que fumar estaba tan unido a mi

identidad como mis huellas digitales, porque era incapaz de imaginarme a mí

mismo sin fumar, porque yo me sentía un fumador nato que había nacido en un

Page 17: Textos didácticos para clase de español.

17

país de fumadores natos, un país donde todo el mundo fumaba a todas horas en

todas partes, y adonde nunca llegaría la campaña antitabaquista desencadenada

en el mundo desde los años ochenta. Pero me equivoqué, me equivoqué de

arriba abajo: la campaña antitabaquista llegó, los antaño victoriosos fumadores

patrios se baten en retirada convertidos en apestados mientras el Congreso se

apresta a debatir un endurecimiento de la ley antitabaco que prohibirá fumar en

todos los bares y restaurantes, y hace año y medio yo dejé de fumar.

“Llevaba toda la vida haciendo algo que no me gustabahacer y que nadie me obligaba

hacer”

¿Qué ha ocurrido? No lo sé; lo único que sé es lo que me ha ocurrido a mí. A

continuación paso a contarlo, no porque aspire a emular a los grandes narradores

del vicio del tabaco –de Svevo a Ribeyro–, sino porque mi experiencia es más

bien rara, tan rara que, hasta donde recuerdo, no se parece a la de ninguno de

ellos. De entrada diré que empecé a fumar por la misma razón por la que he

hecho la mayor parte de las cosas que he hecho en mi vida: por mi falta absoluta

de personalidad. Quiero decir que empecé a fumar porque en mi adolescencia

fumar era un rito de paso y no se podía ser un hombre de verdad si no se

fumaba; esta idiotez se complementaba con otra idiotez según la cual era

imposible ligar sin fumar, lo que me convirtió a mis 15 años en una verdadera

chimenea, por cierto sin el menor éxito. A partir de entonces mi vida de fumador

transcurrió durante un tiempo con placidez. Sin embargo, en la segunda mitad

de los ochenta, cuando empezaba en USA la campaña antitabaquista, tuve la

ocurrencia peregrina de mudarme a ese país; allí no gané para disgustos, hasta el

punto de que más de una noche me sorprendí aferrado a mi cigarrillo en medio

de una tormenta de nieve y a 15 grados bajo cero, a la puerta de una fiesta

universitaria, sufriendo con la mayor entereza posible que en el interior de la

casa los varones no fumadores disfrutaran sin escrúpulos de abundante

compañía femenina y de vino abundante. Así que no me quedó más remedio que

volver a España, donde todo por fortuna seguía como siempre. La alegría no

duró: justo entonces empezó lo peor. Tuve un hijo, y lo primero que le oí a su

Page 18: Textos didácticos para clase de español.

18

pediatra fue que el humo del tabaco era una de las causas de la llamada muerte

súbita de los bebés, cosa que me provocó tal ataque de ansiedad que solo volví a

fumar en mi casa exiliándome en el balcón; luego, conforme en España los

fumadores nos convertíamos poco a poco en apestados, mi hijo se hizo mayor y,

totalmente intoxicado por la campaña antitabaquista, empezó a acosarme. Su

argumento era único aunque demoledor: no entendía que su padre se metiese

entre pecho y espalda dos paquetes diarios de veneno; yo traté de defenderme,

pero, pese a que desplegué toda mi capacidad dialéctica, al final no tuve más

remedio que aceptar una evidencia: o estrangulaba a mi hijo y lo tiraba por el

balcón o dejaba de fumar. Mi falta de personalidad hizo el resto, y prometí dejar

de fumar cuando terminara el libro que estaba escribiendo. Convencido de que

no merecía la pena vivir sin fumar, postergué al máximo el final de mi trabajo,

pero cuando ya no pude quitar ni añadir una coma tuve que entregar el libro y

afrontar mi compromiso. Como no me sentía capaz de cumplirlo, pedí ayuda a

un brujo, que me mostró una foto espeluznante de los pulmones podridos de un

fumador y me hipnotizó. Fue entonces cuando ocurrió.

Lo que ocurrió no fue solo que aquel mismo día dejé de fumar sin sufrir lo más

mínimo y sin sentir desde entonces la más mínima nostalgia del tabaco; eso quizá

no sería tan raro: lo raro es que aquel mismo día comprendí con una claridad por

completo exenta de dudas que nunca me había gustado fumar y que no era yo

quien había estado fumando tabaco durante más de 30 años sino el tabaco quien

me había estado fumando a mí. Ya lo sé: no me creen; creen que esa afirmación

es una chifladura fanática de converso al antitabaquismo; creen que fue el brujo.

Pero no fue el brujo, porque, salvo en las películas de Woody Allen, los brujos ya

no embrujan; tampoco es el antitabaquismo, porque yo sigo pensando que todo

el mundo tiene derecho a envenenarse como le venga en gana, y que los

fumadores no son una excepción. Esto es lo que es: el descubrimiento perplejo de

que llevaba toda la vida haciendo algo que no me gustaba hacer y que nadie me

obligaba hacer, algo que era facilísimo dejar de hacer y que me estaba matando.

Desde entonces me pregunto a menudo cuántas cosas como esa sigo haciendo.

Por supuesto me respondo que, si algún día puedo contestar a esa pregunta, ya

será tarde.

Page 19: Textos didácticos para clase de español.

19

El niño, el amor y la libertad

Gladys Elizabeth Hernández de Bravo, directora y fundadora del John Dewey

School de Bogotá, señala la gran diferencia entre el amor y la libertad; elementos

base en la educación de los hijos.

Por: Gladys Elizabeth Hernández, directora y fundadora del

John Dewey School de Bogotá.

Los hijos necesitan amor, mucho amor. Decir esto es

repetir una cosa más que sabia. Y, sin embargo, nunca se

insistirá bastante en ello. Si, desde luego, todos los

padres quieren a sus hijos. Pero no basta quererles. Hace

falta que ellos se den cuenta de que se les quiere, que se sientan en todo caso

protegidos por el amor de sus padres.

Si no hemos sido amados en casa, en la niñez, llegaremos al mundo con un gran

deseo de amor insatisfecho y solo buscaremos la manera de satisfacerlo. Si hemos

sido amados, si en vez de faltarnos nos sobra amor, seremos capaces de dar a los

otros, de satisfacer, aunque sea una pequeña parte, de la gran sed de amor que

padece el mundo.

Pero conviene que los padres tengan una idea clara de la no incompatibilidad del

amor y la libertad. Amar a un hijo no significa tenerle siempre intervenido, sujeto,

privado de iniciativa propia y de libertad de acción. Los padres deben favorecer la

libertad de sus hijos y hasta provocarla si ellos no la solicitan.

Las golondrinas son un buen ejemplo: la madre cuida a los pequeños y los calienta

mientras el padre les busca el alimento. Pero en el momento en que los hijos llegan a

la edad de volar, la misma madre les empuja fuera del nido. De esta manera, si han

crecido fuertes abren las alas y gozan por primera vez el placer de sentirse

suspendidos en el aire. Y si alguno ha crecido débil, cae al suelo y allí queda

expuesto a infinitos peligros de muerte, de los que difícilmente conseguirá salvarse.

Nada ayuda tanto a la formación de una personalidad humana como la plena

sensación de libertad, de una libertad sin límites impuestos, en la que se es dueño y

responsable único de todas las acciones. Una libertad que se usa muy a gusto

Page 20: Textos didácticos para clase de español.

20

cuando se sabe que, en todo caso, en el refugio de la casa los padres se encontrarán

un amor sin trampa.

A continuación menciono siete herramientas para formar hijos sanos, la

combinación de estas herramientas proporciona lo que sus hijos necesitan, una sola

no surte el efecto deseado.

1. Un buen mensaje de amor, que llegue a través de actos, palabras, gestos o caricias.

Asegurase de que su hijo se sienta amado.

2. Una disciplina afectiva, que no es más que una serie de reglas que ayudan al niño

a entender que es correcto y que no.

3. Poner límites, saber decir “no” cuando sea necesario.

4. Una comunicación clara, que implica decir y hacer lo que se dice.

5. Averiguar cuál es la causa que motiva el comportamiento inadecuado del niño.

Un niño no se porta mal porque si.

6. Establecer metas a corto plazo, con los hijos nada funciona a largo plazo.

7. Ser paciente y tolerante, pero firme. Esta combinación es la clave del éxito.

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ARTEMIO RALLO: RETOS DE LA EDUCACION

EN LA ERA DIGITAL

el pais.com 13/10/2010

Cada vez con mayor frecuencia se suceden informaciones en las que los

protagonistas son los menores e Internet. A finales de 2009, investigadores de la

Universidad de Navarra concluyeron que el 88% de los menores entre 10 y 18

años son usuarios de Internet y hasta un 71% de los niños de seis a nueve

podrían también serlo. En 2010, el informe "Generación 2.0" ha elevado esta cifra

al 93 % para edades comprendidas entre los dos y los dieciocho años. Lo más

preocupante de estos datos no radica en la condición de internautas de menores,

que son nativos digitales, sino en el hecho de que el primer contacto con este

medio se realiza a través de amigos, con desconocimiento de padres o

educadores y, lo que es más grave, con ignorancia de las consecuencias sobre la

propia identidad digital. Si a ello añadimos que mayoritariamente se usan

servicios como las redes sociales y que casi un 7% de los menores acepta como

amigos a desconocidos, el escenario que se dibuja es realmente preocupante.

Page 21: Textos didácticos para clase de español.

21

No se trata de demonizar a Internet. La red de redes ha transformado

profundamente la sociedad en la que vivimos. Es indiscutible que, gracias a los

recursos disponibles en Internet, la circulación de información, ideas y

conocimientos enriquece nuestra sociedad y el potencial educativo, formativo y

socializador del medio es incuestionable. Pero hay que tener presente que

Internet no solo ofrece oportunidades, también tiene riesgos que hay que saber

evitar.

Sin embargo, este fenómeno se desarrolla en una sociedad que carece de cultura

digital. Una gran parte de la población, incluidos muchos de los usuarios

habituales de Internet son analfabetos funcionales, respecto del funcionamiento

real de los servicios de la Red.

En primer lugar, se aprecia una absoluta falta de cultura sobre control de la

información personal. Los usuarios tienden a pensar que en Internet todo es

gratis y a aceptar sin dudar cuantas condiciones les impone el proveedor de

servicios. Con esta actitud el usuario desprecia absolutamente el valor que para

él posee su información personal y suele configurar sus espacios de Internet

permitiendo un acceso abierto. Paradójicamente, mientras en el mundo físico

exigimos cada vez mayores medidas de seguridad, en Internet no le concedemos

ningún valor. Esta situación se agrava en el caso de los menores que, por

naturaleza, adoptan una actitud confiada y curiosa ante todo lo que les rodea y

tienden a compartir información sensible sin filtro alguno.

A esta carencia se une la falta de conciencia del respeto que se debe a los otros, al

resto de personas con las que nos relacionamos. Así, por ejemplo, se publican,

cuelgan, etiquetan y comentan fotografías de otras personas sin su

consentimiento y sin su conocimiento. No importa si son o no adecuadas, no

importa si pueden afectar a la imagen pública o a las oportunidades laborales

futuras del menor o adolescente. Basta con que sean "divertidas".

En un contexto así, no se es consciente de que el acceso a datos personales

constituye, en muchas ocasiones, el primer paso de una cadena que puede

conducir a graves violaciones de la intimidad y de la integridad psíquica, e

incluso física, del menor.

El Derecho ofrece respuestas ante estos fenómenos tanto en el ámbito de la

protección de datos personales como en el de la legislación relativa a la

protección del menor. A través de las Agencias de Protección de Datos se

constatan, día a día, graves carencias en nuestra sociedad. Las Agencias de

Protección de Datos españolas han desarrollado una intensa actividad en su

ámbito de competencia. Se ha tratado de fomentar la conciencia social mediante

la elaboración de guías prácticas y de producciones multimedia, impulsando

estudios, proporcionando documentación en entornos educativos e incluso a

través de planes de voluntariado. Cuando ha procedido se han aplicado los

Page 22: Textos didácticos para clase de español.

22

mecanismos de sanción que la legislación ofrece. Asimismo, en los últimos años

se ha señalado la importancia del fenómeno ante los órganos legislativos y las

autoridades educativas.

También la sociedad civil ha participado intensamente en esta reivindicación de

la privacidad y la seguridad de los menores y, afortunadamente, comienza a

apreciarse el nacimiento de una cierta inquietud en nuestra sociedad. En

particular, hemos asistido en los últimos meses, a movimientos de los usuarios

de las redes sociales reivindicando su privacidad.

No obstante, todas estas iniciativas resultan manifiestamente insuficientes. Ha

llegado el momento del compromiso, no se trata de prohibir, ni de generar miedo

y desconfianza, se trata de educar y de enseñar desde el sistema educativo. La

cultura de la privacidad y de la seguridad en Internet debe ser promovida desde

la educación primaria, al menos desde los nueve años de edad, mediante la

inclusión en los planes de estudio de elementos de protección de datos y la

creación de herramientas educativas ad hoc, en las que se aprenda a comunicarse

con seguridad e independencia. Para ello, las autoridades educativas deben

abordar el reto de formar a los profesores a través de planes de formación

continuada. Las universidades no pueden formar psicólogos, pedagogos o

maestros sin competencias básicas en este ámbito. En todos los niveles debe

superarse la idea de la enseñanza de informática entendida como manejo de un

ordenador y de distintos programas para integrar en los currículos académicos

módulos con un contenido estructurado y comprensivo de todos los aspectos

básicos de protección de datos y de seguridad.

Internet, como la seguridad vial o la salud, forma parte la vida cotidiana de

nuestros menores. Ha llegado pues el momento de formar en una cultura de uso

positivo de Internet que debe comenzar por aprender cómo controlar nuestra

privacidad en la Red. Es por ello que, ante la incorporación a las aulas en estas

fechas de millones de alumnos en nuestro país, resulta necesario poner de

manifiesto que esta materia ineludiblemente debe incorporarse a los planes de

estudio, incluyendo un aprendizaje que ponga en valor el uso de la información

personal.

En esta línea ya están trabajando las autoridades educativas de países como

Alemania para impartir una asignatura sobre privacidad en la que se enseñe a los

jóvenes cómo manejar su identidad digital en la red. También habrá que abordar

la formación de padres, madres y personas adultas. No olvidemos que está en

juego la seguridad de nuestros hijos.

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Page 23: Textos didácticos para clase de español.

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CONFESIONES DE UN EX FUMADOR

JAVIER CERCAS PALOS DE CIEGO

Pais semanal , 17 / 10 / 2010

Hace año y medio dejé de fumar. Nunca imaginé que escribiría esa frase, pero

ahí está: Hace año y medio dejé de fumar. Nunca lo imaginé porque fumo desde

los 13 o 14 años y porque siempre he pensado que fumar estaba tan unido a mi

identidad como mis huellas digitales, porque era incapaz de imaginarme a mí

mismo sin fumar, porque yo me sentía un fumador nato que había nacido en un

país de fumadores natos, un país donde todo el mundo fumaba a todas horas en

todas partes, y adonde nunca llegaría la campaña antitabaquista desencadenada

en el mundo desde los años ochenta. Pero me equivoqué, me equivoqué de

arriba abajo: la campaña antitabaquista llegó, los antaño victoriosos fumadores

patrios se baten en retirada convertidos en apestados mientras el Congreso se

apresta a debatir un endurecimiento de la ley antitabaco que prohibirá fumar en

todos los bares y restaurantes, y hace año y medio yo dejé de fumar.

“Llevaba toda la vida haciendo algo que no me gustabahacer y que nadie me

obligaba hacer”

¿Qué ha ocurrido? No lo sé; lo único que sé es lo que me ha ocurrido a mí. A

continuación paso a contarlo, no porque aspire a emular a los grandes narradores

del vicio del tabaco –de Svevo a Ribeyro–, sino porque mi experiencia es más

bien rara, tan rara que, hasta donde recuerdo, no se parece a la de ninguno de

ellos. De entrada diré que empecé a fumar por la misma razón por la que he

hecho la mayor parte de las cosas que he hecho en mi vida: por mi falta absoluta

de personalidad. Quiero decir que empecé a fumar porque en mi adolescencia

fumar era un rito de paso y no se podía ser un hombre de verdad si no se

fumaba; esta idiotez se complementaba con otra idiotez según la cual era

imposible ligar sin fumar, lo que me convirtió a mis 15 años en una verdadera

chimenea, por cierto sin el menor éxito. A partir de entonces mi vida de fumador

transcurrió durante un tiempo con placidez. Sin embargo, en la segunda mitad

de los ochenta, cuando empezaba en USA la campaña antitabaquista, tuve la

ocurrencia peregrina de mudarme a ese país; allí no gané para disgustos, hasta el

punto de que más de una noche me sorprendí aferrado a mi cigarrillo en medio

de una tormenta de nieve y a 15 grados bajo cero, a la puerta de una fiesta

universitaria, sufriendo con la mayor entereza posible que en el interior de la

casa los varones no fumadores disfrutaran sin escrúpulos de abundante

compañía femenina y de vino abundante. Así que no me quedó más remedio que

Page 24: Textos didácticos para clase de español.

24

volver a España, donde todo por fortuna seguía como siempre. La alegría no

duró: justo entonces empezó lo peor. Tuve un hijo, y lo primero que le oí a su

pediatra fue que el humo del tabaco era una de las causas de la llamada muerte

súbita de los bebés, cosa que me provocó tal ataque de ansiedad que solo volví a

fumar en mi casa exiliándome en el balcón; luego, conforme en España los

fumadores nos convertíamos poco a poco en apestados, mi hijo se hizo mayor y,

totalmente intoxicado por la campaña antitabaquista, empezó a acosarme. Su

argumento era único aunque demoledor: no entendía que su padre se metiese

entre pecho y espalda dos paquetes diarios de veneno; yo traté de defenderme,

pero, pese a que desplegué toda mi capacidad dialéctica, al final no tuve más

remedio que aceptar una evidencia: o estrangulaba a mi hijo y lo tiraba por el

balcón o dejaba de fumar. Mi falta de personalidad hizo el resto, y prometí dejar

de fumar cuando terminara el libro que estaba escribiendo. Convencido de que

no merecía la pena vivir sin fumar, postergué al máximo el final de mi trabajo,

pero cuando ya no pude quitar ni añadir una coma tuve que entregar el libro y

afrontar mi compromiso. Como no me sentía capaz de cumplirlo, pedí ayuda a

un brujo, que me mostró una foto espeluznante de los pulmones podridos de un

fumador y me hipnotizó. Fue entonces cuando ocurrió.

Lo que ocurrió no fue solo que aquel mismo día dejé de fumar sin sufrir lo más

mínimo y sin sentir desde entonces la más mínima nostalgia del tabaco; eso quizá

no sería tan raro: lo raro es que aquel mismo día comprendí con una claridad por

completo exenta de dudas que nunca me había gustado fumar y que no era yo

quien había estado fumando tabaco durante más de 30 años sino el tabaco quien

me había estado fumando a mí. Ya lo sé: no me creen; creen que esa afirmación

es una chifladura fanática de converso al antitabaquismo; creen que fue el brujo.

Pero no fue el brujo, porque, salvo en las películas de Woody Allen, los brujos ya

no embrujan; tampoco es el antitabaquismo, porque yo sigo pensando que todo

el mundo tiene derecho a envenenarse como le venga en gana, y que los

fumadores no son una excepción. Esto es lo que es: el descubrimiento perplejo de

que llevaba toda la vida haciendo algo que no me gustaba hacer y que nadie me

obligaba hacer, algo que era facilísimo dejar de hacer y que me estaba matando.

Desde entonces me pregunto a menudo cuántas cosas como esa sigo haciendo.

Por supuesto me respondo que, si algún día puedo contestar a esa pregunta, ya

será tarde.