Texto: Miguel Ángel Mesa. Presentación: Asun Gutiérrez. Música: Aita gurea. Orfeón Donostiarra.
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Texto: Miguel Ángel Mesa.Texto: Miguel Ángel Mesa.Presentación: Asun Gutiérrez. Música: Aita gurea. Orfeón Donostiarra. Presentación: Asun Gutiérrez. Música: Aita gurea. Orfeón Donostiarra.
Felices quienes han comprendido que Dios está más allá de los nombres, las imágenes, las afirmaciones de la fe. Pero le sentimos: nos mira, nos respira, nos envuelve.
Felices a quienes cada mañana les despierta el mismo sol y les acuna por la noche la luna de siempre y en ello comprenden que Dios se mantiene día y noche cuidándonos, esperándonos.
Felices quienes han llegado a descubrir que Dios es como un Padre lleno de bondad, ternura y misericordia, con un corazón de Madre.
Felices quienes anuncian con su vida que el buen Padre Dios lo único que desea es nuestra felicidad..
Felices quienes han abandonado todos sus miedos y temores sobre Dios, al comprender que sólo puede ser delicadeza, sensibilidad, belleza, comprensión, cuidado y amor.
Felices quienes creen como contrario a la verdad
y a un Dios de bondad, al Dios justiciero, al Dios
castigador, al Dios a quien debemos aplacar su ira con nuestros sacrificios.
Felices quienes van dejando en el olvido
a un Dios Padre de imposiciones y obediencia deshumanizante,
para dejar su lugar a un Dios Madre de la libertad y la responsabilidad.
Felices quienes ayudan a los demás a
descubrir
lo que han vislumbrado bajo la inmensa luz del
misterio de Dios, e intentan expresarlo con profunda
humildad, desde sus palabras y, sobre todo, con sus
hechos diarios.
Felices quienes han comprendido que Dios está más allá de los nombres, las imágenes,
las afirmaciones de la fe. Pero le sentimos: nos mira, nos respira, nos envuelve.Felices a quienes cada mañana les despierta el
mismo sol y les acuna por la noche la luna de siempre y en ello comprenden que Dios se mantiene día y noche
cuidándonos, esperándonos.Felices quienes han llegado a descubrir que Dios es como un Padre lleno de bondad, ternura y misericordia,
con un corazón de Madre. Felices quienes anuncian con su vida que el buen
Padre Dios lo único que desea es nuestra felicidad.
Felices quienes han abandonado todos sus miedos y temores sobre Dios, al comprender que sólo puede ser delicadeza, sensibilidad, belleza, comprensión, cuidado y
amor.
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…/…Felices quienes creen como contrario a la
verdad y a un Dios de bondad, al Dios justiciero,
al Dios castigador, al Dios a quien debemos aplacar su ira con nuestros sacrificios.
Felices quienes van dejando en el olvido a un Dios Padre de imposiciones y
obediencia deshumanizante, para dejar su lugar a un Dios Madre de la libertad y la
responsabilidad.Felices quienes ayudan a los demás a
descubrir lo que han vislumbrado bajo la inmensa luz
del misterio de Dios, e intentan expresarlo con profunda humildad, desde sus palabras
y, sobre todo, con sus hechos diarios.Miguel Ángel Mesa