Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.. Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la...

19
Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.

Transcript of Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.. Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la...

Page 1: Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.. Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la Iglesia. Cristo no vino a dictarnos una planificación.

Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.

Page 2: Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.. Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la Iglesia. Cristo no vino a dictarnos una planificación.

Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la Iglesia.

Cristo no vino a dictarnos una planificación de las estructuras financieras, económicas o políticas.

Page 3: Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.. Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la Iglesia. Cristo no vino a dictarnos una planificación.

El Reino de Dios inaugurado en la Resurrección de Cristo es el corazón de nuestro mundo.

No es una nueva estructura caída del cielo y que compite con las estructuras elaboradas por nuestras culturas y sociedades.

Page 4: Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.. Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la Iglesia. Cristo no vino a dictarnos una planificación.

En la Iglesia, sólo hay estructuras sacramentales, es decir, que ella es el signo, el sacramento a través del cual el Cristo vivifica este mundo.

La humanidad de Cristo Resucitado no es una estructura de este mundo y no se puede deducir de ella ningún programa técnico.

Page 5: Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.. Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la Iglesia. Cristo no vino a dictarnos una planificación.

Jesús viviente y la Iglesia, sus sacramentos, no son otra "masa" lanzada a este mundo, sino la "levadura" de la incorruptibilidad que debe transformar la masa de este mundo.

Page 6: Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.. Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la Iglesia. Cristo no vino a dictarnos una planificación.

Todo lo anterior no significa salir del combate social. Se trata de un combate, pero del combate para el hombre, como prisionero y esclavo de la injusticia, mentira, opresión, dinero, desprecio de la persona.

Entonces Cristo resucitado, como hombre verdaderamente liberado, deificado, será no sólo la luz de nuestro discernimiento y nuestros criterios sino también la fuerza de nuestro compromiso.

Page 7: Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.. Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la Iglesia. Cristo no vino a dictarnos una planificación.

Este nivel, de visión propiamente cristiana nos lleva muy lejos. No basta con participar, con nuestros hermanos, cualquiera sea su religión, en un análisis crítico de las condiciones de trabajo y de intercambio comercial, por ejemplo; nuestra fe en Cristo no nos confiere ningún diploma de economista o sociólogo y no nos dispensa de ninguna capacitación en estas disciplinas. Pero nuestra visión cristiana de los hechos debe ir más lejos.

Page 8: Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.. Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la Iglesia. Cristo no vino a dictarnos una planificación.

Primero, en las causas de la situación; debemos ir hasta las últimas consecuencias a las motivaciones reales y a menudo inconscientes de la corrupción.

Page 9: Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.. Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la Iglesia. Cristo no vino a dictarnos una planificación.

Luego, en la búsqueda de soluciones, El Evangelio no da ninguna receta de economía política, pero nos impone una exigencia realmente revolucionaria frente a todos los egoísmos individuales y colectivos.

Nunca podremos descansar en soluciones hechas y elaboradas antes de nosotros, sino que en el momento propicio el Espíritu de vuestro Padre os inspirará lo que tenéis que decir y hacer.

Page 10: Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.. Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la Iglesia. Cristo no vino a dictarnos una planificación.

Debemos Ser los testigos de la Resurrección, con todo lo que eso significa. "Testimonio", "martirio" de toda la vida, que, como lo muestra la historia reciente.

Eso exige que tengamos siempre los ojos vueltos hacia Cristo, Señor de la historia, y que no apaguemos su Espíritu.

Page 11: Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.. Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la Iglesia. Cristo no vino a dictarnos una planificación.

La relación entre la Resurrección y nuestros problemas socio-políticos se hace bajo el signo evangélico de la superación de la Ley por la gracia.

Mientras busquemos en el Evangelio una ley adaptada a las situaciones de la historia, estaremos atrasados, y finalmente surge de eso un cierto complejo de inferioridad que nunca es buen consejero.

Page 12: Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.. Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la Iglesia. Cristo no vino a dictarnos una planificación.

Pero no estamos ya bajo la Ley, no debemos olvidarlo, y ésa es la libertad para la cual el Cristo nos liberó y resucitó.

Es decir que aun en nuestros problemas más complejos debemos dar prueba de inventiva, de esa imaginación nueva que sólo el Espíritu de Dios puede suscitar en nosotros. Para el que vive del Espíritu, ninguna ley, ningún orden puede dar la vida.

Page 13: Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.. Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la Iglesia. Cristo no vino a dictarnos una planificación.

Puesto que la Resurrección del Señor es el acontecimiento siempre presente por el cual El entra en una comunión sin fronteras con todos los hombres, podemos concluir que el mismo misterio debe actualizarse en nuestra sociedad. La Iglesia, irradiación de la Gloria del Resucitado, no tiene más sentido en el mundo que ser signo viviente de Comunión.

Page 14: Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.. Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la Iglesia. Cristo no vino a dictarnos una planificación.

Se puede decir, en un plano más ético, que esto exige en el comportamiento socio-político del cristiano una superación continua de todas las susceptibilidades y una capacidad renovada de suscitar el diálogo. Los cristianos deberían ser, en este sentido, reservas inagotables de esperanza. Solo con esta esperanza se destruye la muerte.

Page 15: Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.. Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la Iglesia. Cristo no vino a dictarnos una planificación.

La novedad de la Resurrección introduce en nuestras estructuras sociales un nuevo principio de comunidad: la Comunión Divina.

Esta no es un programa que se difunde por adoctrinamiento: es una Vida, la Vida trinitaria que se difunde por contagio del Espírito Santo.

Nada espectacular hay en esto, como no lo hubo en el acontecimiento mismo de la Resurrección; pero la potencia de esta Comunión es invencible: La victoria que triunfó en el mundo es nuestra fe (I Juan 5,4).

Page 16: Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.. Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la Iglesia. Cristo no vino a dictarnos una planificación.

Parecería que debemos ver nuestro combate cristiano en este mundo como vemos el combate pascual de Cristo en el Evangelio de la Pasión y de la Resurrección.

Notemos el contraste entre la descripción detallada de su pasión y la discreción misteriosa de los evangelistas sobre su Resurrección.

Page 17: Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.. Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la Iglesia. Cristo no vino a dictarnos una planificación.

El Espíritu Santo nos mantiene atentos a las circunstancias dramáticas de la Pasión del hombre, desfigurado y aplastado por la muerte y por Satanás, Príncipe de este mundo; por ello nuestra participación en este drama no puede ser la de los testigos pasivos del Calvario y no debe ser en ningún caso la de los autores del sufrimiento del hombre.

Page 18: Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.. Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la Iglesia. Cristo no vino a dictarnos una planificación.

Nuestra participación debe ser la de Juan, de la Virgen, de las mujeres que llevan los perfumes, la de la iglesia, que no solo comprende el sentido del don de su Señor que va libremente a la muerte para liberar a los hombres, sino sobre todo que vive ahora en su carne el mismo misterio pascual de solidaridad y de redención.

Page 19: Texto del Patriarca Ignacio IV, de Antioquía.. Hablando estrictamente, no hay doctrina social de la Iglesia. Cristo no vino a dictarnos una planificación.

La Resurrección ilumina desde adentro el drama de la Pasión, tanto en el Evangelio como en nuestro combate social actual.

Allí se encuentra el verdadero compromiso "místico" de los cristianos.