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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CRDOBA FACULTAD DE FILOSOFA Y HUMANIDADES MAESTRA EN ANTROPOLOGA TESIS

Boliviano, y qu?!Etnicidades e Identidades. Barrios, Familias y Fiestas: Hacia la construccin de espacios de migracin en la Crdoba de principios del siglo XXI.

Directora de Tesis: Dra. ALICIA GUTIERREZ Alumno: Lic. JOSE MARIA BOMPADRE AO 20071

A mi padre

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Agradecimientos Esta produccin es fruto de un proceso que empieza con mi niez. Quiero por ello agradecer una vez ms- y en forma general, a todos los que contribuyeron en la formacin acadmica, a lo largo de toda mi historia personal: mi familia, mis amigos, mis amigos del alma, los compaeros de estudio Particularmente quiero marcar las huellas conscientes de las personas que reconozco, y que de manera especial, inscribieron instancias significativas de aprendizaje, entramando la mirada cientfica sobre lo real, con las formas ms admirables de ser en el mundo. Profesionalismo, solidaridad y sensibilidad por la situacin del otro, se conjugan en estas personas, que ac hoy quiero nombrar. A Cristina Sabugo, que me revel la importancia de aprender a escribir A Edith Rivera, por hacerme saber que el conocimiento se matiza con vivencias mediadas de afecto A Susana Senz, por el compromiso y la responsabilidad frente a las obligaciones A Martha Pignatta, por incentivarme a crear... A Ana Emaides, por su incondicional apoyo y disposicin A Mnica Gordillo, por contribuir con su idoneidad y a travs de instancias participativas y democrticas de aprendizaje, en mi formacin como investigador A Alicia Gutierrez, por su acompaamiento, su profesionalismo, y su respeto por mis tiempos A los migrantes bolivianos que colaboraron en este trabajo, y a los que resisten desde el silencio las marcas de la discriminacin Quiero agradecer tambin a quienes colaboraron con bibliografa y sugerencias que permitieron enriquecer la mirada a la hora de realizar este trabajo. Ellos son: Carolina Massuh, Matas Delprato, Santiago LLorens, Adriana Gleser, Sergio Rodrguez, Erica Morelli, Laura Misetich, Claudia Ortiz y Milla.

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INDICE I - INTRODUCCIN: Tema, Problema y Metodologa de la investigacin: Hacia la construccin de los espacios de migracin. 1. El migrante boliviano . 2. La ciudad de Crdoba y los espacios concretos de socializacin .. La Metodologa . II PRIMERA PARTE Captulo I: A. Reconstruyendo los modelos explicativos: De los estudios clsicos a los enfoques actuales a. Las primeras sistematizaciones del siglo XX. b. Las nuevas miradas. B. De las identidades y etnicidades en los contextos migratorios.. (De) Construyendo la trama de las identidades y las etnicidades... Migraciones e identidades: entre las estrategias y la manipulacin Discutiendo categoras Captulo II: La Argentina hija de los barcos.. Visibilizando la bolivianidad La Crdoba boliviana Reconstruyendo la genealoga de los imaginarios

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17 19 22 29 31 38 41 46 52 58 63

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III SEGUNDA PARTE Captulo III: Acerca de las representaciones sobre el mundo social .. El barrio boliviano: la construccin de un tiempo y espacio particulares . Del estigma de los barrios marginales a los barrios estigmatizados de bolivianos ... El retiro del Estado y la aparicin de espacios de supervivencia Construyendo las marcas tnicas de la migracin: Los barrios de color Captulo IV: La familia migrante boliviana: hacia la reconstruccin de una trama de

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estrategias Presentacin de la unidad domstica: la familia QUISPE/APAZA. Funcionamiento de la economa domstica: a. Transferencia de la fuerza de trabajo de la unidad domstica a la economa de mercado... b. De los intercambios entre las familias. Reflexionando finalmente Captulo V: Urkupia: Del festejo religioso al refuerzo de los lazos identitarios.. Una fiesta por tres das ... La semntica de las prcticas festivas..... Danzar, comer y beber. Las marcas tnicas de la fiesta. Y cuando la fiesta se va apagando.. IV CONCLUSIONES

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V - FUENTES DOCUMENTALES Y BIBLIOGRAFIA.

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I - INTRODUCCIN Tema, problema y metodologa de la investigacin: Hacia la construccin de los espacios de migracin."Mi discurso sociolgico est separado de mi experiencia personal por mi prctica sociolgica, la cual es en parte producto de la sociologa de mi experiencia social. Y nunca he dejado de tomarme a mi mismo como objeto, no en un sentido narcisista, sino como representante de una categora" Pierre Bourdieu Respuestas por una Antropologa reflexiva

Elijo estas palabras de Bourdieu para iniciar este trabajo, para posicionarme de entrada como -al decir de l- "sujeto objetivante" y tambin pasible de ser objetivado. Estoy convencido de que una investigacin es una instancia de aprendizaje que permite -entre otras cosas- una reformulacin permanente del lugar que una persona ocupa -y/o pretende ocupar- en el espacio donde interacta. Hay una dimensin poltica que atraviesa todo el proceso investigativo, desde que uno hace sus primeras miradas en el -posible- campo de estudio, hasta que aprieta la tecla del punto final del trabajo. Nadie construye algo de la nada. Nuestras miradas se estructuran a partir de la historia social que portamos -an cuando no seamos conscientes de ella-, por lo que cuando uno inicia una investigacin, todo este capital opera como marco interpretativo, desde donde se generan los primeros interrogantes y especulaciones. Si una investigacin no opera

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como denuncia1 o bien, como aporte para transformar la realidad, adolece del sentido mismo que la da su propia existencia.2 Y este trabajo apunta en clave de pretensin- a cumplir con estos objetivos. Como dice Max Weber (1984: 140) al referirse acerca de la complejidad de lo real, "no existe ningn anlisis cientfico 'objetivo' de la vida cultural o bien de los 'fenmenos sociales', que fuese independiente de unas perspectivas especiales y 'parciales' que de forma expresa o tcita, consciente o inconsciente, las eligiese, analizase y articulase plsticamente". En este sentido se inscribe la formulacin del tema de investigacin, en tanto enunciado inscripto en un contexto socio histrico, que opera como condicionante de las formas de mirar y construir la realidad: La construccin de espacios sociales de migracin en la ciudad de Crdoba, a principios del siglo XXI. Partiendo de concebir que "los hechos no hablan por s mismos" (Bourdieu, P.; Chamboredn, J. C.; Passeron, J. C., 1975), sino que, por el contrario, son construidos por el investigador, es que cobra sentido el problema de investigacin, en tanto cuestionamiento sustancial -y provisorio- acerca de un aspecto del funcionamiento de lo real. Este trabajo es el resultante, por lo tanto, de una serie de investigaciones llevadas a cabo durante el cursado de la Maestra en Antropologa de la Universidad Nacional de Crdoba; de espacios de trabajo formulados desde el Instituto de Culturas Aborgenes, y de las producciones llevadas a cabo dentro del Proyecto Accin colectiva en la Crdoba de los 90 en el Centro de Investigacin de la Facultad de Filosofa y Humanidades de la Universidad Nacional de Crdoba (CIFFyH), dirigido por la Dra. Mnica Gordillo, entre los aos 2001 y 2004. El mismo, tiene como fin analizar la conformacin de espacios sociales urbanos donde los migrantes bolivianos se posicionan socialmente, en trminos de estrategia, y en el marco de su insercin social. Estos desplazados son considerados agentes socializados (dimensin ontolgica) y no como individuos-, o sea, histricamente determinados y donde su trayectoria social resulta fundamental para comprender formas de adscripcin tnica y estrategias de manipulacin de identidades, que intervienen a la hora de entramarse socialmente. En otras palabras, pretendemos responder al interrogante principal de cmo se formalizan1 2

En el sentido de hacer pblico lo no visible, muchas veces inscripto en marcos de injusticia. Particularmente me impact la obra de Todorov (1992) La conquista de Amrica. La cuestin del otro, en la que el autor, aparte de hacer un abordaje semiolgico -a mi criterio extraordinario- del proceso de conquista, cita inicialmente un fragmento de una crnica sobre una mujer maya comida por los perros, la que atraviesa todo el trabajo, como sentido omnipresente y disparador del trabajo cientfico. 7

los trayectos sociales de los migrantes bolivianos en espacios concretos barrios, hogares y fiestas-, en la ciudad de Crdoba, y a principios del siglo XXI. Importa sealar que esta pregunta relaciona una serie de aspectos -que a su vez, operan como categoras analticas y/o significativas- que, al analizarlos, deberan dar cuenta de la articulacin de las distintas partes del trabajo. Hay tres elementos a ser considerados en el problema: 1. Migrantes bolivianos; 2. La ciudad de Crdoba a principios del siglo XXI; 3. Espacios concretos de socializacin. Ahora bien, estos elementos no dicen nada por s mismos, si no se los resignifica en una trama de relaciones, en la que intervienen desde el tema mismo hasta su problematizacin, los supuestos que de ellos se tienen, la literatura existente, y la explicitacin que el investigador da acerca de lo que entiende por ellos, o sea, su posicionamiento, desde el cual construye el objeto.3 Al referirnos a la existencia de espacios de socializacin, nos remitimos a condiciones de insercin social, con el fin de desentraar las formas en que los agentes aludidos resignifican sus prcticas sociales, en tanto mecanismos de accin condicionados por un contexto socio-histrico concreto. Con esta afirmacin, pretendo dar cuenta de la relacin existente entre las tres variables enunciadas en el problema, las que no pueden analizarse separadamente. Ahora bien, Cmo se articulan las prcticas de los agentes con la estructura social y en los barrios, los hogares y las fiestas- en la que operan? Qu concepto de estructura social se considera, y cules se dejan de lado? Desde donde se construye el agente "migrante boliviano"? Pretendemos responder a estos interrogantes a lo largo de este trabajo, el que se estructura en cinco partes. La primera de ellas es introductoria, y aparece como un espacio donde se explicitan el problema de investigacin, la ontologa y epistemologa que lo atraviesan, y las estrategias metodolgicas que se tuvieron en cuenta a la hora de la investigacin. La segunda se compone de dos captulos. El primero, plantea el desafo de explicitar, por un lado, los enfoques tericos sobre migraciones, formalizando tanto los estudios clsicos sobre este fenmeno, como tambin las tendencias actuales. Se complementa con un abordaje acerca de las teoras de la identidad en el marco de los contextos migratorios, que sirve para analizar las identidades en juego que ponen los migrantes, a la hora de actuar estratgicamente. El segundo captulo, historiza brevemente el proceso3

Resulta importante aclarar que revisar lo mucho o poco que se ha dicho de un tema, como tambin desde donde se va a construir el objeto, resulta fundamental en toda investigacin, en tanto se precisan las dimensiones ontolgica, epistemolgica y metodolgica, que no pueden faltar en un trabajo con pretensin cientfica. 8

migratorio argentino en general, y la presencia de bolivianos en Crdoba, en particular, apuntando a construir las condiciones objetivas en la que operan los migrantes, y los imaginarios sociales existentes en tanto cristalizacin poltica- sobre la Argentina como pas de migracin europea y los estigmas acerca de los migrantes limtrofes y en particular- sobre los bolivianos. La tercera parte incluye el anlisis de los comportamientos estratgicos de los migrantes bolivianos en tres espacios sociales concretos de la ciudad de Crdoba, y a principios del siglo XXI. Se han elegido arbitrariamente tres de ellos (El barrio, la unidad domstica y la fiesta), aunque reconocemos la existencia de otros, debido a que los consideramos permeables a la hora de reconstruir la trayectoria migratoria de los sujetos sociales en consideracin, las identidades que se ponen en juego, las relaciones sociales que se operan en el contexto sociohistrico particular, y la articulacin entre espacios de visibilizacin pblica, como lo constituyen el barrio y la fiesta, con los de ndole privada, como lo son los hogares. En la cuarta parte, se consignan las conclusiones resultantes. Las mismas se construyen a partir de retomar el problema y los fines de la investigacin, y de su reinterpelacin en torno a los anlisis llevados a cabo en la segunda y tercera parte. Finalmente, en la quinta parte, se formulan la bibliografa y las fuentes documentales utilizadas a la hora de construir los enfoques tericos, las condiciones objetivas y las perspectivas metodolgicas. Ahora bien, y retomando los elementos consignados en el problema de investigacin, contextualizaremos brevemente, aspectos centrales para cada uno. 1. El migrante boliviano Al hablar de migrante boliviano, estamos circunscribiendo el tipo de agente social a ser analizado. Si bien resulta necesario definir qu es un migrante, tambin hay que dar cuenta de la dimensin tnica que lo califica rurales, urbanos, aborgenes, etc- para poder recin abordar el sentido de sus prcticas y su articulacin con la estructura social. El concepto migrante hace alusin a la movilidad de personas de un espacio geogrfico hacia otro, utilizado para dar cuenta del comportamiento poblacional que se opera entre Estados nacionales diferentes. Por lo tanto, el trmino remite a definir al "otro", a aqul que se va o que viene, pero que es ajeno al espacio social donde se

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inserta.4 No obstante, y en este caso particular, utilizaremos dos conceptos entendidos como sinnimos y usados indistentemente- para explicar los trayectos de los sujetos elegidos: migrantes y desplazados. En el trmino migrantes pretendemos referenciar a los bolivianos elegidos como unidad de anlisis, acentuando tanto el sentido de movilidad de un espacio a otro- a la que remite la palabra, como a su condicin de extranjero o no-,5 en tanto la identidad nacional, se ver interpelada por otras formas de identidades que emergen a la hora de la insercin social. Por ello, y en el mismo sentido, el concepto desplazados remitir al mismo fenmeno, acentuando la nocin de trayecto de los migrantes aludidos, como la del origen estatal diferente. Lo explicitado precedentemente, encuentra fundamento a la hora de analizar las identidades, sus formas de manipulacin y las relaciones con la estructura social. Hemos constatado, por ejemplo, casos de discriminacin similares dirigidos tanto a bolivianos como a jujeos, por portacin de rostros y no por lugar de origen migratorio, englobndolos en la misma categora nacional de boliviano. Por lo tanto, lo que aqu interesa es destacar que estamos frente a un migrante, o sea, a un agente que viene o ha venido y que, an cuando no fuera boliviano, se los construye socialmente como desplazado y bolita. 2. La ciudad de Crdoba y los espacios concretos de socializacin Hemos enunciado que, para reconstruir las formas de insercin social de los migrantes bolivianos, necesitamos dar cuenta de las condiciones objetivas donde se imbrican los mismos, y en este caso, de la Crdoba de principios del siglo XXI. Pero, cmo se explican las condiciones de insercin? Primeramente daremos cuenta de la situacin sociohistrica de la Crdoba de los 90 y los principios del siglo XXI, acentuando el impacto de las reformas neoliberales. A partir de ella, reconstruiremos desde la teora social de Pierre Bourdieu, las relaciones sociales que entablan los sujetos, sus posiciones en la estructura social y los conflictos emergentes en esas relaciones. Para ello, considero importante definir primeramente los campos sociales6,4

para poder

En la categora migrante englobamos las clsicas diferenciaciones entre emigrantes e inmigrantes. La decisin se inscribe en reforzar la idea de movilidad o desplazamiento de los agentes, ms que en destacar si viene o va hacia un lugar, que nos sirve en tanto importa sealar los sentidos construdos de pertenencia/no pertenencia. 5 Pretendemos dejar en claro, que la nocin de migrante boliviano no slo resulta de una constatacin emprica, que va desde la autoadscripcin hasta la formalizacin de documentos de identidad, sino que tambin es construida socialmente, y cuya designacin puede recaer, por lo tanto, en otras personas sean o no migrantes bolivianos-, imaginadas y referenciadas como tales, en la trama de las relaciones sociales. 6 Para Bourdieu definidos como "espacios de juego histricamente constituidos con sus instituciones especficas y sus leyes de funcionamiento propias" (1998:108). 10

identificar las luchas en que se ven envueltos los agentes y las estrategias por ellos utilizadas. De esta manera, se tendrn en cuenta la distribucin desigual de capital con que cuentan estos agentes, como tambin los intereses7 que mueven sus acciones. Y as, como forma de articulacin de lo individual y lo social -en este caso, de la trayectoria social del migrante boliviano y las relaciones sociales en las que se inserta-, se considerar el concepto de habitus, el que permitir relacionar "las estructuras internas de la subjetividad y las estructuras sociales externas, y comprender que tanto stas como aqullas, lejos de ser extraas por naturaleza y de excluirse recprocamente son, al contrario, dos estados de la misma realidad, de la misma historia colectiva que se deposita y se inscribe a la vez e indisociablemente en los cuerpos y en las cosas" (Accardo, A., Corcuff, P. 1986:55).8 Debe quedar claro adems, que el espacio social elegido -la ciudad de Crdoba y los tres mbitos mencionados- ser analizado como un lugar de recepcin de migrantes, inserto en una realidad mayor - la provincial y la nacional-. Para considerar la estructura demogrfica y ocupacional, se tendrn en cuenta censos nacionales y las estadsticas oficiales publicadas por diferentes organismos pblicos. Adems, se abordar la relacin entre las coyunturas econmica ("niveles de bienestar") y social a partir de los exhaustivos anlisis realizados por Susana Torrado (1992), Alicia Gutierrez (2004), A. Rofman y L. A.Romero (1998), y Cecilia Carrizo (1997; 2000), entre otros. En cuanto a los cambios en la estructura de oportunidad poltica, se tendr en cuenta el anlisis de Marcelo Cavarozzi (1997) y Marcos Novaro (1994), quienes describen el funcionamiento del sistema poltico (en funcin de la ampliacin de la ciudadana durante la transicin democrtica) y el agotamiento y crisis terminal de la Matriz Estado Cntrica (como denomina el primero al colapso del Estado de bienestar). Importa sealar, por ltimo, que la documentacin citada, tiene que ver, por un lado, con dar la voz a la estatalidad, a travs de los documentos pblicos considerados, y por otro, tener en cuenta la construccin y mirada de investigadores sociales con reconocimiento pblico.97

Estos se entienden como imperamentos objetivos que mueven las acciones de los agentes sociales, sin ser ellos necesariamente conscientes de esos mecanismos. A su vez, recordemos que los sujetos operan a partir de racionalidades limitadas, tanto por las condiciones objetivables de las posiciones ocupadas en los diferentes campos del espacio estratgico, cuanto por los habitus que fundan un sentido prctico, un sentido del juego. (Gutierrez, 2004:54) 8 Al respecto puede consultarse Bourdieu, P. (1988). Cosas dichas. Tambin, como excelentes interpretaciones sobre el socilogo francs: Gutierrez, A. (1997). Pierre Bourdieu. Las prcticas sociales; y Accardo, A. Y Corcuff, P. (1986). La Sociologie de Bourdieu. 9 En este caso, se siguieron algunos criterios de seleccin prescriptos por Valles (2000: 131-132), y relacionados con la autenticidad, credibilidad, disponibilidad, posibilidad de hacer inferencias... 11

La Metodologa La recoleccin de informacin sobre las trayectorias de los migrantes, se realiz con la tcnica 'historias de vida'. Seguramente aparece la pregunta: Pueden reconstruirse las condiciones de insercin social de los migrantes bolivianos, a partir de esta tcnica y slo con ella? Son cuantiosos los estudios construidos a partir de la narrativa de los En otras palabras -y ac imbricamos lo epistemolgico con lo agentes sociales.

metodolgico-, siempre "la perspectiva metodolgica debe plantearse, primero, preguntndonos qu significa en s la herramienta que vamos a utilizar, denominada mtodo biogrfico o historia de vida, o relatos de vida y, segundo, cmo se construye el objeto de estudio, aspecto interesante que parte de un problema que es desde luego terico" (Crdova 1990:21). Actualmente, la crisis del naturalismo, ha permitido replantear -metodolgica y ontolgicamente- el papel de las historias de vida. No obstante ello, existen diferencias que tienen que ver con las escuelas de pensamiento a las que nos refiramos (teora de los roles, neomaterialismo, marxismo sartreano, hermenutica, etc.); con el tipo de objeto social (lo vivido, los valores, la historia psicolgica, las estructuras de produccin...) y, por ltimo, con la poblacin interrogada (grupos tnicos, obreros, prostitutas...). Ahora bien, qu se entiende por historia de vida en este diseo de investigacin? Para responder a esta cuestin -y ser coherente con lo dicho hasta el momento-, hay que retomar el marco terico, del que se desprende la ontologa, la epistemologa y la metodologa, que atraviesan todo el trabajo y, por ende, las tcnicas de recoleccin de informacin. En "La ilusin biogrfica", Pierre Bourdieu analiza la utilizacin cientfica que se hace de las historias de vida, dejando claro que no constituyen o no deberan constituir- meros relatos (en tanto itinerario, viaje o trayectoria personal), sino que "no se puede eludir la cuestin de los mecanismos sociales que propician o permiten la experiencia corriente de la vida como unidad y como totalidad". Importa comprender que los agentes sociales se desenvuelven en diferentes campos, estratgicamente de acuerdo al capital que poseen y condicionados por la misma estructura social que los contiene, por lo que la conformacin de su Yo tiene que ver con una "personalidad socialmente constituida".10 El discurso del agente variar en su forma y contenido, ya10

Realizamos esta aclaracin en tanto Bourdieu alerta acerca de que el uso de las historias de vida, sin entramarlas en una estructura social particular, no explican nada por s mismas. 12

que emerge en un contexto de produccin donde se vinculan el habitus y la "calidad social" del mercado, por lo que las historias de vida pueden definirse como "inversiones a plazo y desplazamientos en el espacio social, es decir, con mayor precisin, en los diferentes estados sucesivos de la estructura de la distribucin de las diferentes especies de capital que estn en juego en el campo considerado". (1997:82. El subrayado pertenece al autor). Importa comprender en este posicionamiento, que las historias de vida sirven -en este caso- como tcnica capaz de desentraar las marcas sociales en la trayectoria personal de los migrantes aludidos, donde la subjetividad -su forma personal de decir lo vividotiene sentido en tanto stas pueden extraerse de ella. Pero para que esto tenga significacin, deberemos desnudar la trayectoria de cada uno, en tanto sujetos con capital diferente y que interactan en campos tambin diferentes; en ltima instancia, debemos comprender a los agentes como "totalidades concretas", o sea, socialmente determinados y con una identidad individual socialmente construida (Crdova 1990:71). Por lo tanto, se entramarn en esta construccin, los trayectos de los agentes y las condiciones objetivas que construimos a partir de fuentes documentales y la bibliografa referenciada. Al respecto, y sin esta relacin, las historias de vida, por s mismas, no podran dar cuenta de las condiciones de insercin de los sujetos considerados. Esta cuestin metodolgica remite a dos dimensiones estructurales a tener en cuenta en la construccin del objeto de estudio11, una que es socio-estructural (tiene que ver con lo econmico, poltico y social y sus relaciones) y la otra que es socio-simblica (tiene que ver con las subjetividades del agente social, sus representaciones y sus estrategias). En lo que refiere a las entrevistas utilizadas, se triangularon las focalizadas o dirigidas con las semidirigidas, especialmente cuando result necesario recabar informacin precisa. Los primeros contactos, con el objetivo de definir los puntos iniciales del diseo, se hicieron en base a entrevistas no dirigidas, que permitieron hacer un mapeo de las trayectorias narradas, operando como exploratorias y disparadoras de ideas e interrogantes, y cuyo contenido fue capitalizado como provisional. Qu aspectos aparecen como relevantes -entonces- a ser considerados en las entrevistas, y que permitieron obtener la informacin necesaria para dar respuesta al problema y los objetivos planteados? Enuncio a continuacin aqullos que -a prima facie- aparecieron como claves para cumplir con las metas propuestas: comunidad de

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Al respecto ver Crdova (1990:22-23). 13

origen; causas -probables- de la salida de su comunidad12; itinerario -tentativo- de migracin; tipo de migracin -individual o grupal-; imaginarios y sensaciones en los primeros momentos de la llegada a Crdoba; condiciones materiales durante las primeras instancias de insercin (vivienda, trabajo/ingresos, alimentacin); trama de relaciones durante los primeros meses (personas y/o grupos, instituciones); posibles mbitos de reubicacin; espacios de socializacin; situacin actual (autopercepcin sobre las condiciones materiales y el marco de relaciones). Por lo tanto, procesadas las narrativas de los migrantes, se procedi a resignificarlas en las condiciones objetivas, las que fueron construidas como afirmamos precedentemente-, a partir del anlisis de fuentes documentales y la bibliografa especfica para la temtica que aqu abordamos.

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Se enuncia de esta manera, ya que no siempre las personas son conscientes acerca de lo que hacen. Importa sealar, incluso, que no siempre la reconstruccin de la historia personal puede dar cuenta de ello. 14

PRIMERA PARTE El fenmeno migratorio nace con el hombre. Sin dudas, la especie humana ha caminado por el mundo buscando alimentos casi como una instancia natural, pero tambin, y al mismo tiempo, movido por la creencia de querer mejorar sus condiciones de existencia y de realizarse sociohistricamente en otros espacios. Si bien las migraciones comenzaron a estudiarse durante el siglo XIX, los estudios sobre los movimientos migratorios se fueron sistematizando durante el siglo XX. Las discusiones tericas, atravesadas por la epistemologa prescripta por cada uno de los paradigmas emergentes, intentaron dar cuenta, de la naturaleza de los desplazamientos humanos, en distintos momentos histricos. Es as como la Historia, la Sociologa y la Antropologa entre otras- discutieron acerca de las causas, caractersticas y modalidades que cobraron las migraciones en la historia humana. En esta primera parte, como hemos afirmado, pretendemos revisar, por un lado, las principales miradas sobre los fenmenos migratorios, profundizando, a su vez, los estudios que priorizaron los aspectos tnicos e identitarios, y al mismo tiempo, historizar dichos fenmenos para el caso Argentino. En el captulo 1, presentaremos someramente, las distintas miradas sobre las migraciones, su perspectiva epistemolgica y metodolgica, y las limitaciones principales que, a nuestro juicio, tienen algunos de los abordajes que se llevan a cabo en la actualidad. Complementaremos el captulo, discutiendo sobre los diferentes

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tratamientos de los conceptos etnicidades e identidades, necesarios para este trabajo, como hemos afirmado en la introduccin. En el captulo 2, pretendemos hacer un rpido repaso sobre el tratamiento de la cuestin migratoria desde la conformacin del Estado nacional Argentino, focalizando el anlisis, especialmente, por un lado, en la cristalizacin de los imaginarios sobre la migracin, y por otro, en el momento de la crisis terminal de la matriz estado-cntrica (Cavarozzi, 1997), y la implementacin de las reformas neoliberales que, desde la Escuela de Chicago, se prescribieron para todo los Estados capitalistas. Atenderemos, en este caso, lo referente a cmo los cambios operados en la Argentina en general, y en Crdoba en particular, influyeron en los fenmenos de desplazamiento humano, y modificaron, estratgicamente, el comportamiento de los sujetos sociales bolivianos. La creacin de las condiciones objetivas donde operan los migrantes, aparece como una instancia fundamental para poder dar cuenta de las formas permanentes de rearticulacin social de los agentes en cuestin.

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CAPTULO Iinmigracin aqu y emigracin all son las dos caras indisociables de la misma realidad, ellas no pueden explicarse, la una sin la otra Abdelmalek Sayad. La double absence. Des illusions de lemigr aus sonfrrances de limmigr.

A. Reconstruyendo los modelos explicativos: De los estudios clsicos a los enfoques actuales. Desde que Ernest Ravestein (1885; 1889) enunciara sus ya clsicas Leyes de la Emigracin, sosteniendo que el hombre se desplaza debido a disparidades econmicas en busca de bienestar, las investigaciones sobre los movimientos poblacionales se constituyeron como objeto de estudio en las ciencias sociales. Las tendencias aparecidas hacia mediados del siglo pasado que intentaban explicar los comportamientos demogrficos como un mecanismo autorregulador entre zonas pobladas y no pobladas del mundo (o sea, regulador de la presin demogrfica), se vieron complementadas por aquellos enfoques que acentuaban la lectura acerca de que la poblacin se desplazaba a partir de la disponibilidad de empleo y las condiciones diferenciales de los salarios, fortaleciendo la mirada sobre las condiciones econmicas (nivel de vida). Estas miradas sobre el fenmeno, estuvieron ligadas por sobre todo, a lecturas provenientes de la Economa y la Sociologa. Por lo tanto, y si atendemos a aspectos tericos, epistemolgicos y metodolgicos, bsicamente podemos observar tres modelos explicativos acerca del tratamiento de los

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fenmenos migratorios en las ciencias sociales, durante la segunda mitad del siglo XX. Estas formalizaciones, discuten y se interpelan, considerando las formas de funcionamiento del sistema capitalista internacional, y su influencia en el marco de las polticas migratorias dentro de los Estados nacionales. No obstante, importa destacar en este momento, que es recin hacia la dcada de 1970 cuando comienzan a visibilizarse los debates en torno a discutir acerca de los presupuestos tericos y metodolgicos sobre los movimientos poblacionales a nivel mundial. Esto permiti implicar a otras disciplinas que, si bien venan enriqueciendo las clsicas miradas provenientes de la Economa o la Sociologa, no tenan una intervencin decisiva en los estudios sobre el fenmeno. De hecho, y en el caso que nos toca, la Antropologa desde hace cuatro dcadas, ha comenzado a interpelar los discursos provenientes del campo sociolgico y econmico, desentraando que estos fenmenos alcanzan a otras problemticas no agendadas, al menos como importantes por estas disciplinas, como lo son las cuestiones tnico-nacionales. Los estudios antropolgicos han tenido repercusin en diferentes mbitos de las formaciones sociales actuales, provocando que los Estados nacionales los consideren como importantes dentro de sus agendas polticas. Bsicamente, como veremos en esta primera parte, a las nociones de identidad ms clsicos, ligadas a las formas de representacin emanadas durante los procesos de construccin de los estados nacionales, en tanto identidad nacional, se le contraponen identidades emergentes que interpelan las formas tradicionales de explicar los sentidos de pertenencias. Colectivos diferentes, entendidos desde las esferas oficiales como minoras, han cuestionado las formas estatales de estigmatizacin, a la vez que desafiaron al interior de las ciencias sociales, los debates tericos y metodolgicos, en torno a la complejidad a la hora de aprehender estos fenmenos contemporneos. La aparicin de las teoras neoliberales impulsadas por la Escuela de Chicago, cuyo referente ms importante fue Milton Fridman, implic un cambio fundamental en las miradas sobre las migraciones internacionales. Los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), condicionaron sus polticas financieras a las decisiones de llevar a cabo ajustes estructurales en las economas de los Estados nacionales. Al intervencionismo estatal prescripto por la teora keynesiana, se le antepuso la reduccin de la participacin del Estado en todos los mbitos, provocando profundas transformaciones sociales. Estos cambios implicaron un

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desafo en las ciencias sociales a la hora de explicar los fenmenos migratorios, apareciendo nuevos enfoques, que interpelaron a aqullos que hegemonizaron las explicaciones sobre desplazamientos poblacionales durante los primeros treinta aos de la segunda mitad del siglo pasado. Proponemos, a continuacin, esbozar rpidamente las tradiciones tericas que han formalizado producciones sobre el fenmeno migratorio y, seguidamente, las tendencias actuales acerca del mismo.

a. Las primeras sistematizaciones del siglo XX. Desde mediados de los aos cincuenta, y en el contexto de posguerra, comenzaron a aparecer los estudios sociales que fundaron sus explicaciones en los llamados modelos desarrollistas o modernizadores. Como alternativa al modelo socialista liderado por la Unin de las Repblicas Socialistas Soviticas (U.R.S.S.) y en el marco de la llamada Guerra Fra, desde los pases desarrollados se prescribieron recetas para aqullos que an no lo eran. En esta nueva perspectiva, los Estados nacionales que las abrazaran en trminos de polticas de Estado, dejaran de ser subdesarrollados, y la modernizacin de su economa, permitira alcanzar el desarrollo, entendido en trminos dinmicos, en tanto pases que aparecan enunciados como en vas de desarrollo. Es as como el Estado apareca como el sujeto social capaz de garantizar los cambios necesarios, coadyuvando al intenso esfuerzo de capitalizacin y concentracin econmica que se despliega, mediante sus funciones como productor de bienes y servicios y como agente distribuidor de los recursos sociales (Torrado 1992, 59). La creacin del Fondo Monetario Internacional, obedeci a la necesaria aparicin de un organismo internacional de crdito, capaz de financiar las reformas operadas en los pases an no desarrollados. Esta mirada, potenci el anlisis del funcionamiento de la economa en trminos nacionales, evaluando la capacidad de transformacin econmica de los Estados, y dejando de lado aspectos vinculados al funcionamiento mundial de la economa.1313

En nuestro pas, estas recetas tuvieron mucha aceptacin dentro de los economistas liberales, especialmente los que apoyaron las dictaduras militares que gobernaron el pas durante la segunda mitad del siglo pasado, y tambin el perodo presidencial de Arturo Frondizi (1958-62). Uno de los ms paradigmticos fue Alvaro Alsogaray. 19

En este contexto, las migraciones -especialmente las internas, del campo a la ciudad-, significaron la constitucin de una nueva sociedad en trminos modernos. Ya en los aos sesenta, la migracin se explic en trminos rural-urbano, basndose en la dada sociedad tradicional/sociedad moderna, valorizndose esta ltima como positiva, en tanto los agentes desplazados mejoraban sus condiciones de vida en los centro urbanos. La sociedad industrial apareca como el mbito para mejorar cualitativamente, y las decisiones de los migrantes, se entenda como racional en trminos estratgicos, dada la instancia de evaluacin en relacin a los costos/beneficios. Uno de los estudios explicativos ms representativos de este modelo lo representa Tradition, change and modernity de N. Eisenstadt, editada en Nueva York en 1973. Los aos sesenta y setenta vieron aparecer nuevas lecturas que cuestionaron las prescripciones de las teoras desarrollistas. Las mismas argumentaron que el desarrollo econmico sustentado por aqullas, slo fortaleca el crecimiento econmico de los pases ya desarrollados, en detrimento de los ms pobres, entendidos ahora no ya como en vas de desarrollo, sino como subdesarrollados, trmino complementario del primero. En otras palabras, el desarrollo no era inclusivo, sino que implicaba que su alcance por parte de los pases denominados centrales, implicaba al mismo tiempo, el estado de subdesarrollo y dependencia por parte de otros, entendidos como perifricos. Este anlisis, fortaleci su mirada sobre el funcionamiento mundial de la economa, ms que en los fenmenos al interior de los Estados nacionales. Entre los sostenedores de esta teora encontramos a Tehotonio Dos Santos14 (1970) con su obra Dependencia y cambio social; a su vez. Fernado Cardoso publica Problemas del subdesarrollo Latinoamericano en 1973, luego de la reconocida Dependencia y desarrollo en Amrica Latina, elaborada junto a Enzo Faletto en 1969. Otro exponente importante dentro de esta perspectiva es Celso Furtado (1964), con Desarrollo y subdesarrollo.15 Otra mirada sobre los fenmenos migratorios, lo constituy el enfoque llamado histrico-estructural, de raigambre marxista. En esta primera versin, los estudios hacan hincapi en las oportunidades laborales entre los lugares de origen y destino de los migrantes, potenciando aspectos relacionales y desatendiendo cuestiones personales o familiares. En su segunda versin, se analizaba la naturaleza del modo de produccin14

Actualmente sugiero consultar su nuevo trabajo Dos Santos, T. (2002). La teora de la dependencia. Balance y perspectivas. Plaza Jans, Mxico, donde repasa y reactualiza su mirada. 15 Slo mencionamos algunos trabajos fundamentales de esta teora, como lo venimos haciendo con las precedentes. De todos modos, esta perspectiva se retoma en las pginas siguientes, al explicar su mirada sobre las identidades tnicas dentro del sistema mundial. 20

donde se insertan los agentes sociales, y los condicionamientos en que se ven implicados los mismos, alcanzando la explicacin aspectos vinculados a las necesidades del sistema capitalista y la lgica de explotacin que conlleva. (Balibar, E. y Wallerstein, I., 1995). De esta manera, los inmigrantes son pensados como parte de la sociedad (mirada cualitativa), ms que como un simple nmero estadstico (mirada cuantitativa y descriptiva), como agentes transformadores que actan bajo condiciones sociohistricas concretas, y donde las historias particulares y colectivas se imbrican como formas explicativas del proceso. De esta manera, las migraciones son producto de los aspectos estructurales del sistema y los colectivos involucrados se explican en trminos de clase, por la posicin y relaciones sociales que tienen dentro de una estructura particular. Al potenciar aspectos estructurales, este modelo no siempre pudo dar cuenta de los movimientos migratorios al interior de los Estados nacionales. Una de las obras ms significativas de esta perspectiva terica es la de I. Wallerstein The modern world system. Capitalista agriculture and the origins of the european world economy in the sixteenth century, editada en Nueva York en 1974. Otro de los enfoques que ms han producido conocimiento en ciencias sociales en la segunda mitad del siglo XX, son los llamados estudios subjetivistas, provenientes de la economa y que tienden a mirar los fenmenos migratorios desde los objetivos que tienen los individuos en tanto estrategias para mejorar su calidad de vida. Basados en una racionalidad instrumental, los individuos actan a partir de la premisa costobeneficio, y el resultado de la especulacin racional, se entiende como comportamiento social. Estos estudios se fundan en las escuelas norteamericanas, que han prescripto una nueva epistemologa al analizar los comportamientos humanos.16 De hecho, las variables ms utilizadas se vinculan al considerar las tasas de crecimiento econmico de determinados pases o regiones que mueven a las personas a desplazarse, como tambin a las condiciones marcadas por la oferta (nivel salarial), la demanda (mercado de trabajo). Prevalece aqu la tendencia a desentraar los mbitos econmicos de atraccin-repulsin poblacional (push-pull), vigentes en los estudios clsicos del siglo XIX. De esta manera, el hecho migratorio se explica a partir de la suma de decisiones subjetivas e individuales, que impactan tanto a nivel nacional como inernacional. Aqu, las historias de vida cobran un papel fundamental como punto de partida, para explicar las decisiones de los actores involucrados, pero no se consideran16

Si se quiere ampliar acerca de los supuestos que esgrime la Teora de la Eleccin Racional (TER), puede consultar J. Elster (2006). 21

las condiciones socio histricas que las producen. Pensando en trminos asimilacionistas, los migrantes individuales- se conciben como integrados o no a la sociedad, en clave econmica, apelndose a un criterio reduccionista en trminos de calidad de vida. El criterio para definirla parte de concebir la estructura del mercado de trabajo, visibilizando bsicamente dos aspectos claves, como son los ndices de empleo y los niveles salariales. Este modelo de anlisis presenta al fenmeno migratorio como consecuencia de la crisis de formas particulares de produccin generalmente agrcolas- en los pases expulsores, atendiendo el fenmeno de desplazamiento en trminos de demandas en los Estados receptores. Los flujos se determinan, entonces, a partir de lgica del mercado de trabajo, oscilando a partir de la dinmica que cobren los mismos. De esta manera, la lgica migratoria queda supeditada al comportamiento del capital, en funcin de sus formas de concentracin en diversas zonas del planeta, las que generalmente se clasifican en trminos de desarrolladas y subdesarrolladas (Sassen, 1988). Entre las obras ms representativas de este enfoque encontramos la de S. Castles y G. Kosak Inmigrant workers and class in Western Europe de 1973, y ms recientemente los trabajos de G. Borjas Friendo of Strangers. The impact of immigrants on the U. S. Economy, publicados en 1990 y de Oded Stark The migration of labor, en 1991.

b. Las nuevas miradas Los cambios producidos a nivel mundial en el marco de una economa cada vez ms globalizada, han llevado a repensar las estrategias y agendas migratorias de los Estados nacionales, pero tambin, han interpelado a los tericos sobre migraciones, a elaborar nuevas formas de explicacin de los desplazamientos poblacionales, tanto a nivel internacional como hacia adentro de estos. Es as como la preocupacin migratoria en los pases de Europa por ejemplo-, se centra por un lado en regular el mercado de trabajo, a la par de que algunas minoras propician la no radicacin de desplazados, en base a posiciones nacionalistas y racistas, que se expresan en juicios xenfobos, especialmente dirigidos a personas de origen asitico y africano. El aumento de inmigrantes ilegales, especialmente provenientes desde reas caracterizadas como de extrema pobreza, alta desocupacin o profundas crisis polticas, ha llevado a impulsar, por parte de la Comunidad Europea y las Naciones Unidas en general, y de algunos pases en particular, polticas de cooperacin,

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tendientes a morigerar las supuestas causas de expulsin de personas, desde estos continentes.17 Los tericos sobre migraciones internacionales, desde la dcada del noventa, vienen advirtiendo sobre las limitaciones de estas polticas, en tanto la insuficiencia de recursos que aportan, no garantizan condiciones econmicas y sociales estables y duraderas (Wood, 1994; Breier, 1994), o bien, que estas polticas no son suficientemente explicadas a nivel terico, acentuando que el remedio a los problemas de la pobreza en los pases expulsores, resulta de insuflar recursos financieros, analizando las posibles soluciones, slo desde perspectivas macroeconmicas.18 Mirando los procesos migratorios como fenmenos complejos, donde las explicaciones no se agotan slo en argumentos economicistas (en clave nacional o internacional), recientes estudios se han preguntado acerca de por qu, en condiciones similares de desigualdad y pobreza, algunas personas migran, mientras otras permanecen en sus lugares de origen. Las respuestas parecen centrarse en la complejidad aludida, considerndose otros aspectos a la hora de explicar -tanto la migracin como la permanencia- como lo son lo social o lo cultural (Portes y Brcz, 1998; Hammar, 1995). Los mismos, en general, adoptan el desafo de articular pespectivas diversas, que permiten imbricar tanto las decisiones individuales de migrar, como las condiciones econmicas y estructurales que permiten explicar el fenmeno de desplazamiento. A continuacin, y atendiendo a los cambios sociohistricos que han impactado en las disciplinas sociales, vamos a sintetizar los principales enfoques actuales sobre los estudios migratorios.

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Estas polticas de cooperacin, encuentran obstculos dentro de las coyunturas polticas emergentes en diferentes pases europeos, especialmente cuando asumen representantes con ideas de derecha o extrema derecha (un caso paradigmtico es el de Nicols Sarkozy en Francia), presentando la migracin como un hecho histrico peligroso, que pone en riesgo la identidad nacional. No obstante ello, importa sealar tambin, que muchas de estas polticas de cooperacin, lejos de promover situaciones reales de mejora en los lugares expulsores de poblacin, enmascaran sus intenciones, impulsando la radicacin de empresas transnacionales, que eligen estos pases por la alta oferta de mano de obra, y la posibilidad concreta de bajar sus costos laborales. Al respecto puede verse lo sucedido en los aos 80 y 90 en el sudeste asitico, o actualmente en el este europeo. 18 Importa sealar y en consonancia con lo que venimos afirmando- que el neoliberalismo imperante promueve la libre circulacin de capitales (econmico y financiero), pero a la hora de definir el mercado de trabajo mundial, acuerda con los Estados nacionales, su regulacin y control represivo. A medida que se globaliza ms la economa, la tendencia de los Estados nacionales europeos, por ejemplo, es cerrar sus fronteras a la inmigracin, como forma de regulacin del mercado de trabajo, la que se formaliza en trminos jurdicos: se es legal (aceptado y apto para producir riqueza) o ilegal (no aceptado, porque sobra mano de obra o bien por las representaciones acerca de su peligrosidad, como es el caso de los migrantes provenientes de pases islmicos).

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Uno de los nuevos enfoques tiende a desentraar el papel que cumplen las redes sociales de migrantes, a la hora de dar cuenta de la complejidad del fenmeno. La definicin de las mismas, permite explicar, por ejemplo, la continuidad de los flujos, an cuando hayan desaparecido los factores que promueven el desplazamiento, y a la vez a comprender los comportamientos ms all de las decisiones racionales que toman los sujetos. Las redes permiten explicar las vinculaciones existentes entre las zonas de emisoras y las receptoras, en trminos de constitucin de verdaderas comunidades transnacionales (Benencia, 2006) o espacios sociales transnacionales (Gambea, S. y Herrera Lima, F. 1997). La aparicin de nuevas formas de relaciones entre migrantes, no migrantes y primeros migrantes aparece mediada no slo ya, por aspectos econmicos vinculados a las formas diversas de remisin de partidas de dinero a los lugares de origen, sino tambin, como maneras de perpetuar formas culturales y sociales que tienen que ver con lo lingstico, lo religioso, el parentesco Estas redes operan entonces- como una instancia de contencin de los migrantes internos y externos, posibilitando a corto plazo, formas de organizaciones nuevas, a partir de otras ya institucionalizadas (Gurak y Caces, 1998). De esta manera, las redes permitiran explicar aspectos cualitativos de los fenmenos migratorios, que tienen que ver con las nuevas formas que cobran las relaciones que entablan los sujetos sociales migrantes, con otros de su mismo origen nacional (tanto del lugar de procedencia como del de destino), pero tambin, con otros desplazados transnacionales y aqullos habitantes nativos del rea receptora. La constitucin de las redes implica adems, definir las condiciones socio-histricas en las que se insertan los sujetos en juego, como tambin desentraar aspectos vinculados a las posibilidades y/restricciones que los nuevos espacios localizables, presentan.19 La constitucin de colectivos migrantes implica tambin, formas de autorepresentacin y de percepcin de los no migrantes, a partir de la existencia de marcadores de las diferencias sociales (Monner Sans, 2005). As, las redes aparecen como una forma explicativa del entramado constituido por las formas de adaptacin de los migrantes; de visualizacin de los agentes sociales que entran en relaciones particulares; de los espacios geogrficos involucrados; de las condiciones socio-histricas y objetivas que modelizan las relaciones humanas.19

Para quienes quieran profundizar acerca de la constitucin de comunidades transnacionales de bolivianos vinculadas a la produccin hortcola en nuestro pas, sugiero consultar el trabajo de Roberto Benencia Bolivianizacin de la horticultura en la Argentina. Procesos de migracin transnacional y construccin de territorios productivos, compilado en Grimson, A. y Jelin, E. (2006). 24

Encontramos como exponentes de esta mirada los estudios de Larissa Lomnitz, quien explica en Como sobreviven los marginados, la constitucin de redes de intercambio en contextos de marginalidad, entendida como estructura social, redes que representan el mecanismo socioeconmico que viene a suplir la falta de seguridad social, reemplazndola con un tipo de ayuda mutua basada en la reciprocidad (1978:26). Desde una perspectiva ms poltica, y entendidas como instancias de solidaridad tnica, estas redes operan tambin para superar situaciones traumticas como las limpiezas tnicas, las guerras, aunque tambin las prcticas endogmicas como forma de fortalecimiento de grupo, instancias stas tratadas por autores como M. Hetcher en Principles of Group Solidarity, E. Bonacich y J. Modell en The Economic Basis of Ethnic Solidarity o R. Stavenhagen, en Ethnic Conflicts and The Nation State. Entre las limitaciones que encuentra este enfoque, podemos ver que en realidad no siempre se cuestionan las desigualdades sociales y las formas de explotacin que conllevan, sino que, ms atenta a la trama de relaciones entre los sujetos migrantes, la teora presenta casi- como natural el orden social. Si bien en algunos casos aparece el conflicto, no parece ser ste la clave de acceso para desentraar la naturaleza del funcionamiento de la sociedad, sino que, la explicacin se centra en la trama de relaciones en las que se ven vinculados los agentes, muchas veces reconstituda metodolgicamente a travs de las historias de vida. Estas ltimas, entendidas como meros relatos, no siempre se refuncionalizan ni se historizan dentro de las condiciones sociohistricas, como proponemos en la introduccin a esta investigacin, siguiendo la propuesta bourdieusiana. De todos modos, en este trabajo nos parece que esta perspectiva, salvando las limitaciones que presenta, y entramada en la coyuntura cordobesa, ofrece herramientas de anlisis muy valiosas, las que sern utilizadas en el captulo III. Vinculada a esta perspectiva, encontramos los enfoques que centralizan su anlisis en los flujos migratorios. Esta mirada, bsicamente se encuentra vigente desde los estudios que encargan organismos internacionales y estatales, especialmente europeos y norteamericanos. La problemtica migratoria en los pases de Europa se aborda desde la perspectiva de la gestin (Domenech, 2005:9), en tanto los flujos migratorios son atravesados por marcas concretas de valor, vinculadas a las necesidades econmicas, por cierto- que tiene el sistema a la hora de regularla. Al respecto, Miguel Pajares Alonso (2000:9) sostiene que como poltica migratoria, en Espaa y en la Europa

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occidental- no ha habido otra cosa, en los aos ochenta y noventa, que el cierre de las fronteras a la inmigracin laboral, o al menos, ste ha sido el eje central de dicha poltica (acompaado de cierta apertura para la reagrupacin familiar () y de la arbitraria potestad de la Administracin para ir permitiendo un goteo de entradas en funcin de las coyunturas que se presenten). El cierre de fronteras ha sido explcito en algunos pases europeos, que desde mediados de los setenta establecieron una poltica de "inmigracin cero" (referida a la inmigracin laboral), mientras que en otros, como Espaa, no ha sido tan explcito, pero tambin ha existido por la inaccesibilidad de las vas legales para la inmigracin. Este sistema ha entrado en crisis en los inicios de los aos dos mil.20 Los estudios, a su vez, que se promueven desde el Centro Europeo de Estudios sobre Flujos Migratorios creado en octubre de 2003, implican abordajes interdisciplinarios sobre el fenmeno migratorio, pero se centran en encontrar respuestas para con las permanentes oleadas de inmigrantes que especialmente desde el Africa Subsahariana-, arriban en embarcaciones de todo tipo.21 Los organismos internacionales dependientes de las Naciones Unidas, y dadas las crisis polticas que atraviesan algunos pases expulsores de migrantes, han creado instituciones encargadas de esta problemtica particular: Una de ellas es la OACNUR (Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), que trabaja en pos de asilar polticamente a los migrantes, definidos como refugiados.22 Podemos ver entonces, que en este enfoque resulta positiva la migracin controlada, regularizada en tanto buena o ventajosa (Sayad, 1999:192) para explicar los beneficios que le insume a la economa. La contracara del fenmeno refiere a las diversas formas que adquiere la migracin ilegal, en tanto no programada, o muchas veces masiva. El argumento cuantitativo aparece como falaz, no slo por las valoraciones en trminos contables, sino, y por sobre todo, porque en el fondo esconde,20

En los 80 (aunque se extendi a los aos 90), Inglaterra, Blgica, Francia, Suiza, Holanda, Luxemburgo, Suecia y la Repblica Federal Alemana utilizaron un sistema de reclutamiento temporal de trabajadores extranjeros de pases concebidos como perifricos. En una primera fase se dio preferencia a los trabajadores de pases "blancos" aunque posteriormente se recurri a inmigrantes turcos y magrebes. En Alemania se acu la expresin "trabajadores invitados" y en Suiza se estableci el "principio de rotacin" con el fin de impedir el asentamiento de estos trabajadores. Si se desea profundizar, consultar Horrmann-Nowotny (1995). Un trabajo interesante para analizar la problemtica migratoria en la frontera de Mxico y Estados Unidos es el de Manuel ngel Castillo, Los flujos migratorios en la frontera sur de Mxico , Amrique Latine Histoire et Mmoire, Numro 2-2001 Migrations: Guatemala, Mexique. URL : http://alhim.revues.org/document603.html. 21 Esta organizacin sin fines de lucro est inscripta en el Registro de Asociaciones de Canarias, archipilago con soberana espaola que es uno de los primeros destinos de llegada de los africanos. 22 Otra oficina importante es el OOPS (Organismo sobre Obras Pblicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente), que trabaja con la problemtica palestina en Medio Oriente. 26

o ms bien, no permite ver con claridad, las formas de discriminacin que conllevan, concibindose la migracin y el migrante, desde una perspectiva supuestamenteneutral o natural. La xenofobia pblica creciente en diversos sectores sociales y polticos, aparece no por el excedente migratorio en trminos de lo que necesita o no el mercado, sino y por sobre todo, por el carcter estigmatizado de determinados grupos de migrantes, en tanto portadores de marcas tnicas (Champagne, 1999:80) que operan como negativas en los imaginarios que transcurren entre lo que, verdaderamente la economa necesita, y la dimensin cualitativa en trminos raciales- deseable, y que no ponga en peligro la supuesta-identidad nacional. 23 De esta manera, queda claro que, los flujos por s mismos, no explican nada, sino que remiten a pensar, an cuando sean controlados o no, en la relacin permanente que mantienen con los imaginarios nacionales acerca de la construccin de un orden social, y por lo tanto, en aspectos que tienen que ver con instancias de legitimidad e ilegitimidad de los tipos de migraciones (Sayad, 1999:193). Otro de los enfoques actuales se vincula con las formas de definicin de los migrantes internacionales en clave ciudadana. La pertenencia en trminos nacionales permite significar formas de diferenciacin como lo son, por ejemplo, derechos, ciudadanos/extranjeros, legales/ilegales, derechos/no

documentos nacionales/permisos de residencia La ciudadana implica tambin remisin a aspectos comunitarios, que definen los sentidos de pertenencia y de membresa, mediados por los aspectos formales que cada Estado se da a la hora de prescribir las condiciones para los que vienen de afuera, ya sea por medio de las leyes migratorias, las formas de acceso a ser ciudadanos, las instancias del ejercicio de los derechos electorales, sociales, civiles-. Las formas que cobran estas modalidades se vinculan con aspectos histricos y culturales (Jelin, 2006:54). No obstante ello, y en el marco del proceso de globalizacin, diferentes organismos supranacionales prescriben polticas generales sobre los migrantes, interpelando las formas particulares que stas tienen en los Estados nacionales, apelando as a nuevas formas de repensar la ciudadana, vinculadas ms a una nocin de hombre y ciudadano universal, que a la que23

Mientras escriba este captulo asuma como presidente de Francia Nicols Sarkozy, quien a partir del recientemente creado Ministerio de Inmigracin y de la Identidad Nacional impulsa la expulsin de 25.000 inmigrantes ilegales y la restriccin a la entrada de legales. Debemos alcanzar cuatro objetivos: controlar los flujos migratorios, favorecer la integracin, promover la identidad francesa y alentar el codesarrollo, afirm Sarkozy al asumir, lanzando seales de tranquilidad a los sectores ms reaccionarios de la derecha y la izquierda francesa. Para ampliar sugiero consultar el artculo periodstico de Eduardo Febbro, aparecido en Pgina 12, el 3 de junio de 2007. 27

cada pas define hacia adentro de sus lmites (Soysal, 1994). Esta perspectiva puede encontrarse en The Politics of Ethnic Conflict Regulations de J. McGarry y B. OLeary, donde se plantean los trminos de la integracin cvica ms que en trminos tnicos (en alusin a la dimensin cultural que porta el concepto) o del Estado nacionalizador como lo presenta R. Brubaker en Nationalism and The State. Los migrantes, en este enfoque, se mueven en diferentes mbitos sociales. Estos, y desde algunas miradas particulares, se construyen como espacios pblicos de comunicacin (Grimson, 2005), donde es posible analizar aspectos como la inter y la intraculturalidad. En estos estudios, aparecen las identidades en una trama de relaciones y conflictos, y dentro de contextos construidos en las prcticas especialmente- urbanas, como pueden ser las fiestas o bien, la utilizacin de los medios masivos de comunicacin. De esta manera, las identidades se muestran de acuerdo a una praxis del imaginario coyuntural, donde entran en juego aspectos como las clases, los pases de origen, la adscripcin lingstica o religiosa Si bien estas miradas permiten desentraar, por un lado, los diacrticos particulares a la hora de concebir el otro diferente en trminos que abarcan las modalidades de adquisicin de la ciudadana (por sangre o por suelo), o bien las maneras que cobran las relaciones entre los diferentes, que consienten muchas veces instancias xenfobas y discriminatorias en trminos raciales y culturales, creemos que, si slo anclan el anlisis en que la discriminacin se produce en clave de diferencias culturales y no sociales-, no dan cuenta del alcance de los fenmenos en cuestin. Esta afirmacin se funda en una crtica a las concepciones que subyacen al concepto de ciudadana universal consagrado por la modernidad, y que tienen plena vigencia en estos estudios. La construccin histrica de la figura del individuo, remite inmediatamente a los conceptos de ciudadano en trminos polticos, y de consumidor en trminos econmicos, a la vez que racional, egosta en el sentido moral del trmino, y utilitarista, desconociendo otras formas de concepcin como la de sujeto comunitario (Dvalos, 2005:23). Cmo explicar, desde aqu, las formas de articulacin y reproduccin social que presentan los migrantes, estructuradas a partir de aspectos culturales y tnicos, como la religin, el parentesco, el padrinazgo? Cmo comprender las formas de adscripcin y prcticas de sujetos que se realizan socio-histricamente a partir de identidades y prcticas fundadas en otras formas de concebir el mundo? La falsa dicotoma entre los derechos tnicos entendidos como particulares, y los

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ciudadanos como universales debe ser sometidos a una revisin crtica (Daz Polanco, 2005) a la hora de explicar espacios sociales interculturales, en tanto falso dilema (Juliano, 2003), alimentado por formas particulares creadas por el multiculturalismo, 24 concepcin que escinde en su anlisis, las diversas formas que cobran las identidades. Otros enfoques que tienen impacto en la actualidad, en el marco de las migraciones contemporneas y en un mundo cada vez ms globalizado, son los que incluyen la dimensin tnica en sus anlisis. Sin dudas que, de alguna manera, se encuadran unas y otras en lo que se ha dado denominar paradigmas del consenso y del conflicto. No obstante ello, y por la importancia que tienen en nuestro trabajo los aspectos tnicos en tanto marcas identitarias en juego, es que vamos a historizar sucintamente los principales abordajes. B. De las identidades y etnicidades en los contextos migratorios Una de las formas de rechazo hacia los migrantes, en diferentes pases del mundo, tiene que ver con atacar o cuestionar prcticas, que no son constitutivas del ser nacional, imprimiendo sobre los diferentes, la idea primera que estos grupos constituyen una minora. Marcas como el color de la piel, la religin, la lengua, la vestimenta, atraviesan las relaciones sociales, produciendo en muchos casos-, contrastes y tensiones, entre las formas de adscripcin de los grupos en pugna. A las formas de autodefinicin de los migrantes, se le contraponen categorizaciones hechas por la sociedad nacional receptora, apareciendo configuraciones de otredad, en ambos grupos. Estas configuraciones, lejos de ser provisorias en tanto se entraman en la dinmica social, se cristalizan como estigmas, operando permanentemente como referentes a la hora de operar en la realidad, provocando una verdadera etnizacin en las relaciones de clase (Ballard, 1987). La historia humana est llena de ejemplos en los que podemos rastrear las maneras explcitas y solapadas que cobra la etnizacin, construida polticamente como forma de control de personas y recursos. En este caso, la unidad de anlisis elegida, los bolivianos en la ciudad de Crdoba a principios del siglo XXI, en tanto categora tnica, no constituye una excepcin. En general, los trabajos sobre bolivianos en nuestro pas apuntan a sealar a este colectivo como una totalidad. Esta forma de identificacin, a prima facie, tiende a24

Si se quiere profundizar acerca de los alcances y limitaciones de la perspectiva multiculturalista, tan de moda en los estudios sociales actuales y en las polticas estatales enunciadas como de diversidad, sugiero consultar el trabajo de Domenech (2003) y las miradas de Jameson, F. y Zizek (2003) 29

resaltar por oposicin, los aspectos de pertenencia nacionales, en clara diferenciacin con los lugares de asentamiento, en este caso, Argentina. Este tipo de designacin se ha naturalizado en los Estados modernos desde el siglo XIX. De hecho, si consultamos los llamados Censos nacionales, la formalizacin del otro que proviene de un pas o regin25 se define por los sentidos de pertenencia que las unidades polticas entendidas como Estados nacionales, prescriben. (Otero, 1996). Esta naturalizacin se hace habitualmente desde el lugar que aparece como receptor de la migracin, enunciando lo diverso a partir de categoras que engloban colectivos diferenciados. Si bien esta manera de hacer visibles a los migrantes transnacionales se funda en las formalizaciones que el positivismo prescribi en trminos demogrficos, en la actualidad, ver a estos colectivos como un todo homogneo capaz de ser enunciado como bolivianos, paraguayos, etc., requiere, al menos, tomar precauciones para no alimentar miradas esencialistas, que promueven estigmatizaciones en generalnegativas. Esta primera afirmacin, nos alert acerca de las perspectivas tericas y epistemolgicas a utilizar, pero a la vez, nos previno acerca de las estrategias metodolgicas a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo el trabajo de campo. En otras palabras, los bolivianos en este trabajo, estn lejos de ser considerados como una categora cerrada, o clausurada en el sentido de la semntica que refiere a la nacionalidad. Por no ser concebidos como un grupo homogneo, se utiliza su denominacin como categora provisoria de anlisis, intentndose demostrar cmo cambian estratgicamente- las formas que ellos mismos utilizan como autoadscripcin, o bien, las categoras con que se los designa: Si las estructuras de oportunidades son favorables, los grupos pueden llegar a la creacin de organizaciones polticas con el objetivo de mejorar sus condiciones sociales, fortaleciendo sus sentidos materiales y simblicos de pertenencia y, cuando no lo son, las fronteras pueden persistir por el inters de los otros dominantes en que as sea. En las entrevistas mantenidas con los migrantes bolivianos, las preguntas se orientaron a intentar obtener informacin acerca de la compleja trama que existe entre los aspectos vinculados a lo nacional, lo tnico y las clases. En otras palabras, alertados por la literatura antropolgica que advierte sobre las estrategias de manipulacin tnica (Cardoso de Oliveira, 1992; Bechis, 1992; Gorosito Kramer, 1992), nos propusimos25

Designamos como regin aqul espacio social que no se configura como un Estado moderno, pero donde es posible reconocer grupos humanos cuyas prcticas y sentidos de pertenencia no tienen nada que ver con aqul, y que mantienen con l relaciones intertnicas particulares. Un ejemplo lo constituyen las regiones de Pampa-Patagonia y Chaco antes de 1879, donde habitaban pueblos originarios independientes del Estado Argentino en conformacin. 30

desentraar aspectos vinculados a las identidades que se encuentran y/o tensionan en los contextos migratorios (entre desplazados y nativos, pero tambin entre desplazados entre s), y por sobre todo, como la materia prima para poder explicar los fenmenos migratorios y sus caractersticas, ms all de los aspectos econmicos que las modelizan, desde las perspectivas ms clsicas. Retomando lo dicho en la introduccin, y si pensamos los desplazamientos poblacionales en trminos de estrategia, echar luz en las formas de autoadscripcin y la adscripcin por otros (Juliano, 1987), no slo implica visibilizar las formas de presentarse en la trama de relaciones intertnicas sino, y por sobre todo, dar cuenta de stas dentro de la dinmica de un sistema social determinado. Pretendemos, entonces, superar cualquier intencin de proyectar como hechos sociales, los trayectos individuales de los desplazados (Bourdieu, 1997), como tambin suponer que los sujetos aparecen ubicados en posiciones similares dentro de la trama de relaciones en la estructura social (Trinchero, 1998). (De) Construyendo la trama de las identidades y las etnicidades Existen bsicamente dos perspectivas tericas a la hora de abordar los aspectos vinculados a la constitucin de las identidades y su correlato a la hora de definir los grupos tnicos. Podemos encontrar una nutrida literatura que desde hace ms de cien aos viene acentuando el carcter descriptivo de las caractersticas culturales de un grupo en particular, como elementos distintivos del mismo. A esta mirada, alimentada por corrientes que se fundan tanto en el difusionismo del siglo XIX enunciado por F. Ratzel o el evolucionismo morganiano de igual perodo, como tambin en las formas particularistas que Boas sistematiz durante la primera mitad del XX, se le opone otra perspectiva, fundada ms en aspectos dinmicos que encuentran en las relaciones sociales la explicacin para la conformacin de las identidades. Si bien los actuales estudios sobre identidad/identidades se estructuran a partir de los debates que se propician desde la dcada del 70, estamos en condiciones de afirmar que estos conceptos, en tanto objeto de estudio, son inherentes a la gnesis misma de la Antropologa como disciplina y la atraviesan en su corto perodo de constitucin como ciencia social. Max Weber, uno de los padres de la Sociologa, se ocupaba tambin en el siglo XIXde los grupos tnicos y sus identidades, afirmando que son aquellos grupos humanos31

que, fundndose en la semejanza del hbito exterior y de las costumbres, o de ambos a la vez, o en recuerdos de colonizacin o migracin, abrigan una creencia subjetiva en una procedencia comn, de tal suerte que la creencia es importante para la ampliacin de las comunidades; pero la designaremos as siempre que no representen clanes, aunque sin tener en cuenta si existe o no una verdadera comunidad de sangre. La colectividad tnica se distingue del clan en que, en s misma, no es ms que una o grupo (credo) y no efectiva como el clan, a cuya esencia pertenece una accin comunitaria efectiva. El grupo tnico (en el sentido en aqu se toma) no es en s mismo una comunidad sino tan slo un que facilita el proceso de comunizacin. Acta, fomentndolos, en los ms diferentes tipos de comunizacin, sobre todo en la poltica, segn nos muestra la experiencia (Weber 1979: 319). En este caso, el autor pone el nfasis en los caracteres externos del comportamiento humano. Un grupo tnico se define a la vez que se diferencia de otros- por sus prcticas sociales observables, ms que por las representaciones simblicas y los sentidos de incumbencia internos, que pueda caracterizarlo. El acento est puesto, entonces, en la dimensin poltica del trmino, o sea, en la capacidad de los grupos involucrados, a travs de un contacto permanente, de formalizar prcticas de pertenencia, que permitan definirlos como una nueva comunidad poltica. De esta manera, los lmites entre etnicidad y nacionalidad aparecen imprecisamente. Mientras que resalta para lo tnico la dimensin temporal, y por ende finita, para la nacin se reserva un sentimiento de pertenencia inclusivo de diferentes grupos que, pese a algunas diferencias formales, pueden articular una comunidad atravesada por instituciones, las que, integrante de un Estado, atraviesan las prcticas de los sujetos con el poder natural que de l emana. Es a partir de estas sistematizaciones weberianas, desde donde se construyen las primeras miradas que alimentaron los diferentes esencialismos funcionalistas, y desde donde se han enunciado los ms variados tipos de nacionalismos, tanto los de origen tnico como los emergentes como ideologa de Estado. Y ms all del caos terminolgico existente para esta cuestin, segn Connor (1998), creemos que es posible desentraar posiciones que insisten, por sobre todo, en resaltar diacrticos especficos de cada grupo, como si fueran stos acabados para siempre, o bien, que construyen la identidad restando importancia a la trama de relaciones que es posible definir en un sistema social determinado.32

No obstante ello, los estudios que aparecieron luego de la segunda guerra mundial, si bien mantienen todava- los sesgos esencialistas, iniciaron un camino de ruptura epistemolgica significativo, a la hora de definir las cuestiones identitarias y tnicas, en los Estados nacionales. Por un lado encontramos como fundamentales aquellos provenientes del estructuralismo de Levi-Strauss, que constituyeron una vuelta de tuerca para la Antropologa, en particular, y para las disciplinas sociales, en general. Sus formulaciones, provenientes del campo lingstico y lgico matemtico, fueron enriquecidos con relevamientos etnogrficos, que permitieron repensar las miradas y las metodologas con que la Antropologa construa conocimiento. Heredero del positivismo durkheimiano y de la etnologa francesa de Marcel Mauss, Levi-Strauss se preocup por repensar aspectos como la cohesin y la solidaridad social, los que propuso estudiar desde el lenguaje, puerta de entrada para comprender el mundo de la cultura, el que se funda en mecanismos inconscientes.26 Este abordaje, que puede rastrearse desde la publicacin en 1953 de Las estructuras elementales del parentesco, se completa con la propuesta metodolgica que plantea en Antropologa Estructural hacia 1958, donde afirma la existencia, en las sociedades humanas, de elementos estables propios del espritu humano universal y, a la vez, nicos para los diferentes grupos, los que son definidos arbitrariamente. Esta perspectiva se inscribe en los enfoques particularistas, que afirman la existencia de una dimensin nica de la cultura que, de naturaleza irreductible, hace que cada sociedad sea al mismo tiempo nica y permanentemente idntica a s misma. Esta dimensin especial transforma cada sociedad en una organizacin nica, (y es) empricamente localizable en las dimensiones ms diversas de la cultura observada por el etngrafo (Rubn, 1992:72). Este enfoque, propone una nueva teora de la identidad en la cual aparecen como clave las dimensiones culturales nicas y de carcter irreductible, que cada grupo humano define en sus estructuras, y a partir de las cuales, se reproduce. El afn por construir una teora de la identidad que permitiera explicar las consecuencias de las diferentes formas de dominacin que resultaron de las ms diversas maneras que cobr el colonialismo capitalista y especialmente en el siglo XXllev a elaborar las perspectivas de la aculturacin, que encontramos en las producciones antropolgicas, al menos, hasta los aos 70. Estas, basadas en la hiptesis26

En estos aspectos ejercieron influencia sobre l, la lingstica saussuriana y los aspectos inconscientes de la cultura, que Boas y la escuela Cultura y Personalidad desarrollan desde Estados Unidos, y que remite a los estudios sobre el inconsciente formulados por Freud. 33

de que las llamadas sociedades simples sucumbiran al contacto con la occidental, construyeron una mirada mecnica para explicar los alcances de las diferentes formas de opresin, al punto de afirmar la desaparicin de unas, por la accin continua y directa de las otras. Estas miradas desconocieron las lgicas de las transformaciones operadas en los contextos de dominacin, alimentando visiones esencialistas, que invisibilizaron, una vez ms, las identidades de grupos concretos, que resistieron estratgicamente. La emergencia de pueblos originarios, por ejemplo, considerados por la estatalidad como desaparecidos, cuestion fuertemente estas apreciaciones, y posibilit repensar otras lgicas de construccin, dentro de los procesos de etnicidad, e interpelando las formas diversas en que el discurso multiculturalista se present en las disciplinas sociales. No obstante ello, la mirada esencialista, se reposicion una vez ms, como una forma particular de definir la cultura, y tuvo impacto en la Antropologa contempornea, con los aportes realizados entre otros-, por Clifford Geertz. Este autor norteamericano, recientemente desaparecido, en su obra The Integrative Revolution: Primordial Sentiments and Civil Politics in the New States, publicada en 196327, pretende dar respuesta a los conflictos generados dentro de los Estados africanos y asiticos en el contexto de la descolonizacin. Su mirada intenta construir un concepto de ser nacional a partir de elementos objetivos tomados del aporte de las comunidades que integran la "pluralidad nacional", descuidando en el anlisis, las formas polticas con que el Estado redefine esa identidad plural. De esta manera, vemos cmo predomina una visin estructural-funcionalista que tiende a descomprimir los conflictos (o disfunciones) y refuncionalizarlos en el marco de un todo, que es la nueva unidad poltica surgida. As, y desde una perspectiva histrica, la identidad se presenta como un "proceso de construccin o invencin que, en todo caso, incorpora, adapta y amplifica solidaridades comunales preexistentes, atributos histricas" (Briones 1998: 62). Otras posturas ms radicales, se han centrado en resaltar los rasgos en tanto diacrticos objetivos- de los grupos humanos perpetuados en el tiempo y donde es posible encontrar los sentidos de pertenencia tnica (Armstrong, 1995; Isaacs, 1976). No ha escapado a esta concepcin el funcionalismo de Talcot Parsons (1976), quien afirma que un grupo tiene identidad cuando sus miembros se autorepresentan y son representados por otros, a travs de rasgos distintivos, inscriptos en el tiempo, o sea, en27

culturales y memorias

Connor (1998, 100) sostiene que Geertz ha reconocido que se lo debe a Edward Shils. En este trabajo, primordialismo y esencialismo se constituyen como sinnimos. 34

su historia. Su perspectiva se centra en superar las viejas prcticas asimilacionistas dentro de los Estados, sustituyndolas por aqullas que l llama de inclusin, en tanto preservacin de la identidad en un marco de pluralidad. Esta forma de multiculturalismo ha propiciado las formas ms diversas de tensiones en distintas sociedades, como por ejemplo la norteamericana, a la par que pretende la construccin de la pluralidad, slo desde las polticas que el Estado disea para los grupos tnicos, pero sin la participacin de ellos. A estas miradas que se centran en destacar aspectos vinculados al patrimonio cultural de un grupo en cuestin, debemos contraponerle aquellos estudios que priorizan una mirada dinmica acerca de las identidades, resaltando los sistemas de relaciones sociales en que se encuentran los colectivos estudiados, sus formas de reproduccin, y los sistemas sociales que es posible definir en trminos histricos. Uno de los precursores de esta postura es el noruego Frederik Barth quien en su clebre obra Los grupos tnicos y sus fronteras rompe con las visiones estticas explicitadas precedentemente. Para l, los grupos tnicos se definen por contraste, por un contacto particular que implica no slo criterios y seales de identificacin, sino tambin estructura de interaccin que permita la persistencia de las diferencias culturales. El aspecto organizacional que yo sostendr, deber ser general para todas las relaciones intertnicas, es un conjunto sistemtico de reglas que regula los encuentros sociales intertnicos. En toda vida social organizada, est prescrito aquellos que puede ser pertinente para la interaccin en cualquier situacin social particular. (1976:18) Los aportes centrales acerca del modelo de relaciones que propone, y la categora de lmites tnicos28 que concibe, revolucionaron los debates de las identidades hacia adentro de los Estados nacionales, al punto que las historias oficiales de stos fueron fuertemente cuestionadas, especialmente en Amrica Latina. An cuando esta perspectiva privilegia los aspectos subjetivos que provienen de las formas de adscripcin, sus estudios significaron un punto de partida para repensar las problemticas tnicas contemporneas, alimentando las discusiones tericas hacia adentro de los diferentes paradigmas que, desde una perspectiva materialista, conciben las relaciones sociales.2928

Seala que los lmites tnicos son, ante todo, lmites sociales, que se definen en la trama de interacciones, y puerta de entrada para determinar la pertenencia al grupo y los medios empleados para indicar afiliacin o exclusin (1976:17). 29 En nuestro pas, este enfoque se a formalizado a travs de los estudios que desde el Folklore, sistematiz Martha Blache (1989) 35

La perspectiva barthiana, que se centra en los enfoques interaccionistas, encuentra, no obstante, varias limitaciones. Siguiendo a Claudia Briones (1998), podemos aseverar que las mismas se fundan en que no tiene en cuenta -necesariamente- que la naturaleza de las relaciones que se presentan entre los grupos, no es siempre simtrica, o sea, que los sujetos sociales no ocupan posiciones iguales en el entramado social, no pudiendo dar cuenta, entonces, de las diferentes formas de poder -y del uso que de l hacen- los mismos. Tambin se le puede criticar la no superacin de la dicotoma subjetivismoobjetivismo30 en la que queda atrapado, por lo que las relaciones sociales que pretende explicar, quedan vaciadas de estructura, o sea, se dan en el aire, enfoque que, para nuestro trabajo, carece de operatividad. Una respuesta contundente a estas limitaciones lo constituyen, por ejemplo, los clsicos estudios de Darcy Ribeiro en Brasil, que dejaron en claro que, ms all de haber perdido su lengua y otras prcticas culturales, algunos pueblos originarios siguen reconocindose como tales, a la hora de definir el juego generalmente conflictivo- de la trama identitaria estatal. Al respecto, y en nuestro pas, existen varios estudios que dan cuenta de procesos significativos, de aquellos grupos que, habindose declarados como extinguidos por historiadores y antroplogos incluso por el mismo sistema educativo-, han cobrado visibilidad y siguen existiendo (Escolar, 2005). A la mitad entre una y otra perspectiva, encontramos tambin los estudios instrumentalistas. Retomando una vez ms a Briones (1998:79) vemos que stos tienen que ver con diferentes posiciones sobre la etnicidad entendida "como arma para la competencia social, como un factor que, por tanto, es poltico, contingente, situacional y circunstancial". En otras palabras, los grupos tnicos son entendidos como grupos de inters, y su estudio se vincula a las miradas multiculturalistas que emergen en la dcada de 1960 en los Estados Unidos. Uno de sus primeros y principales exponentes es Abner Cohen (1969). La mirada instrumentalista, al dotar a lo tnico de una dimensin poltica, no se pregunta ya 'cmo' se reproducen los lmites tnicos (al estilo formalista), sino 'cundo' y 'por qu' son activados. En algunos casos, se acenta el uso del trmino identidad, como concepto explicativo de una realidad (como diagnstico), mientras que etnicidad est dotado de la ideologa que sustenta una determinada accin. Las formas que ha cobrado el discurso multiculturalista en los ltimos tiempos, se embebe en esta postura. A la hora de analizar la cuestin nacional, son los Estados quienes prescriben unilateralmente o sea, sin participacin de los grupos no hegemnicos- los alcances de30

Acerca de la superacin de esta dicotoma, puede consultar Bourdieu (1991), Gutierrez (2000). 36

las prcticas, las relaciones y las representaciones sociales. A partir de un supuesto consenso, la estatalidad se erige como la instancia neutral para definir los trminos de las relaciones, posicionndose por encima de cualquiera de las identidades no hegemnicas que pugnan por el decir y hacer, dentro de ella. De esta manera, sus limitaciones principales estn dadas, por no poder explicar los conflictos tnicos en los viejos y nuevos Estados, y por no dar cuenta de la naturaleza de los vnculos denominados como tnicos. Actualmente estos enfoques se asocian tambin, con los estudios que se basan en la Teora de Movilizacin de Recursos (McAdam, McCarthy y Zald, 1999; Tarrow, 2000; Jenkins, 1994) y de la Eleccin Racional (Elster, 2006) quienes hacen hincapi en los componentes instrumentales de las identidades desde la revalorizacin del componente racional (la accin de los sujetos, por sobre sus identidades). Entre sus limitaciones encontramos que las acciones individuales de las personas tienden a ser generalizadas para explicar aspectos de tipo colectivo y, adems, que la etnicidad est limitada dentro del contexto del Estado y sta, muchas veces, encuentra espacios de construccin fuera de los marcos de control de ste. Por su parte, los enfoques materialistas vinculan los anlisis de lo tnico con la nocin de clase social. Desde el marxismo ms ortodoxo, se sostiene que lo tnico se disuelve en la estructura social, por lo que sera slo una forma de 'falsa conciencia' que opera en la superestructura. Otras perspectivas ms heterodoxas sostienen que clase y etnia son principios de diferenciacin social interrelacionados, importantes para comprender los mecanismos del 'colonialismo interno' como sostenan en la dcada del '70 las teoras de la dependencia. Si bien son numerosos los exponentes de esta perspectiva como hemos sealado-, queremos destacar la obra de Andr Gunder Frank (1970). Capitalismo y subdesarrollo en Amrica Latina; Dependencia y desarrollo en Amrica Latina de Fernando H. Cardoso y Enzo Faletto (1969), o las producciones de Tehotonio Dos Santos ya citadas. Esta mirada, se complementa con la de los 'sistemas mundiales' de Immanuel Wallerstein, (1974)31, en su famosa obra El moderno sistema mundial. . Por ltimo, importa sealar dentro de este enfoque, el que sostiene Stuart Hall, quien en The Question of Cultural Identity (1996), y retomando a Gramsci, sostiene la emergencia de la conciencia de clase ligada a prcticas 'racistas',31

A mediados de los '90, Rosana Guber retoma la postura de Wallerstein (sostiene que lo tnico remite a estructuras domsticas dentro de los Estados que propician la acumulacin de capital), poniendo el nfasis en explicar cmo la relacin entre raza y etnia en el marco de una nacin est atravesada por la nocin de clase. Al respecto ver Guber, R. (1995). "De la Etnia a la Nacin". En Cuadernos de Antropologa Social 8: 61-80. 37

capitalizando la especificidad histrica del contexto y las disparidades existentes en los espacios regionales y nacionales. No obstante, resulta fundamental citar la perspectiva sobre la etnicidad en Amrica Latina, entre ellas la de Daz Polanco (1988) con su trabajo La cuestin tnico nacional, en el que recupera la dimensin subjetiva de la etnicidad (identidad) y la vincula con la objetiva (situacin de clase), circunscribindolas en un contexto histrico cambiante, que pueda dar cuenta de una situacin regional o nacional. Tambin en Latinoamrica no podemos dejar pasar la mirada de los antroplogos brasileos, a travs de los estudios formalizados por Darcy Ribeiro en The Indians and civilization: The process of integration of indigenous populations in modern Brazil (1970) y Configuraciones Histrico Culturales Americanas (1975), donde analiza las relaciones intertnicas dentro del Brasil y las configuraciones culturales resultantes de los procesos colonizadores y migratorios, o bien de Cardoso de Oliveira, quien en Etnicidad y estructura social (1992) se ocupa de los procesos de articulacin tnica a travs de diferentes tipos de sistema intertnicos y su vinculacin con la estructura de clases, centrando gran parte de su anlisis en la situacin de los pueblos originarios dentro de los Estados nacionales. Migraciones e identidades: entre las estrategias y la manipulacin Las formas de visibilidad que cobran los sujetos (colectivos) en los contextos migratorios no son uniformes. La emergencia de las identidades referidas a pertenencias nacionales, aspectos de gnero, etarios, o bien de clase por nombrar slo algunos-, tienen que ver con la naturaleza en que se combinan el comportamiento estratgico de estos colectivos, dentro de las condiciones objetivas en las que ellos operan. Construir en trminos de estrategia aspectos concernientes a las identidades en contextos migratorios nos posiciona en la necesidad de dar cuenta de los complejos fenmenos sociales, y de las transformaciones que se pueden dar a corto y largo plazo. Pensar la migracin implica, por sobre todo, el desafo de cuestionar lo que se ha dicho y se dice, como instancia problematizadora sobre lo social, pero, por sobre todo, repensar este hecho social como una forma compleja como otras-, dentro de un sistema social determinado. Es as como tiempo y espacio, trayectorias particulares y colectivas, y estructura social, se conjugan dinmicamente, al punto que nos posiciona para abordar la migracin, como una construccin elaborada socialmente que est imbricada en las38

condiciones estructurales generales y particulares de la sociedad, tanto como en la organizacin de la vida cotidiana. Implica reflexibidad sobre las condiciones de vida locales y generales, decisiones que constituyen las prcticas y las conciencias. Es uno de los diversos procesos materiales que producen las lgicas prcticas con que las personas y los colectivos sociales producen, reproducen y transforman la vida (Belli, E. y Slavutsky, R., 2001:1) Pensar la migracin en trminos estratgicos implica, ante todo, historizar las acciones de los sujetos, los que ponen en juego todo lo que son y lo que ellos creen que son-, ya sea consciente o inconscientemente, y a partir de la trama de posibilidades que la estructura donde se mueven les da. Lejos de constituir un simple medio que les permita obtener determinados resultados o alcanzar un fin concreto, las estrategias y como las define Bourdieu (2006b:37) tienen por principio las disposiciones del habitus que tiende espontneamente a reproducir las condiciones de su propia produccin. La prctica se define entonces- tanto por las condiciones externas objetivas como por las internas, y en ellas entran en juego el volumen y estructura del capital con que cuentan los agentes ms all de las formas institucionalizadas o no, que tiene el lugar donde se mueven, y en referencia a las relaciones de fuerza que se manifiestan con los otros agentes, relaciones que