Terrassa en 1962

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a TERRASSA EN 1962 (según la revista “Gaceta ilustrada” de 1962)

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Terrassa en el peor año de su historia debido a las inundaciones, según la revista "Gaceta ilustrada".

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TERRASSA EN 1962

(según la revista “Gaceta ilustrada” de 1962)

La conocida tienda “Olivetti” en la Rambla.

La llegada de la ayuda desde toda España y desde el extranjero, en forma de alimentos, mantas y medicinas.

Mi padre volvía de Barcelona en el tren anterior y se salvó de la riada por los pelos. Muchas historias parecidas se oyeron en los días siguientes por parte de personas que se habían salvado de la fuerza de las aguas por muy poco.

El monumento a los caídos, delante de la Mutua de Terrassa, simbolizaba la Terrassa franquista.

Los inmigrantes que habían llegado en los últimos años no encontraron ninguna provisión para alojarlos y se vieron obligados a construir sus chabolas en los peores terrenos de la ciudad, al lado de las rieras.

Los problemas de conciencia de los periodistas, conscientes de que quizá han cargado demasiado las tintas y han caído en la morbosidad.

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Mientras ocurría todo esto, existía también la España negra de los años 60 con los peores instintos y las conductas más bestiales por parte de emigrantes del Sur que durante siglos habían malvivido odiándose y matándose por herencias, tierras y envidias familiares.

Los años 60 también fueron años de crímenes espantosos que traían lo peor de la España Negra a Cataluña, en forma de inmigrantes andaluces, murcianos o de otras regiones de bajo nivel cultural que llevaban siglos matándose entre ellos por tierras, aguas, lindes, herencias y todo tipo de motivos bestiales y que al ser trasplantados a Cataluña seguían manteniendo sus instintos más bajos.

Por supuesto la mayoría de los inmigrantes no era así, pero cuando aparecía un criminal entre ellos, los periódicos “ de sucesos” de la época, como “El Caso” ,hacían su agosto vendiendo miles de ejemplares que eran leídos por el mismo tipo de gente ,

demostrando lo cerca que se estaba del crimen en la vida diaria y por cualquier motivo en esa España degradada por la dictadura militar y el bajo nivel cultural.

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Un ejemplo de libro moralista publicado en esos años:
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Los años 60 estaban dominados por la moral ultracatólica, como vemos en estas páginas de un libro sobre la “buena educación” de los que se vendían en las librerías en esos años.

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Más mala conciencia por parte de los periodistas.

Este número tan tremendo de “Gaceta ilustrada” no se privó de incluir publicidad en él.

Mostramos las páginas de publicidad de “Gaceta ilustrada” para que todos nos demos cuenta de que nada ha cambiado: las empresas se siguen anunciando igual que hace 50 años.

Pocos meses después cayó una nevada histórica también sobre la ciudad. Fue un año de extremos meteorológicos.

Los que nacimos en esos años no nos enteramos de nada de lo que pasó. Como si fuéramos la nueva vida y la renovación que llegaba a la ciudad después de la tragedia y la muerte, nos trataban como a príncipes ynos regalaban todo tipo de juguetes de moda en la época.

Las ferias , los tiovivos y la visita al parque de Sant Jordi eran las distracciones más baratas y populares.

Otra distracción popular y barata en los domingos era la excursión al campo a hacer una “costellada”.

Las comidas en familia o con los amigos eran tradicionales y también una manera de pasar los domingos.

El estilo tradicional de derechas y católico impregnaba todos los asuntos sociales, desde los trajes hasta los casamientos.

Por supuesto había también gente que pasaba de todo esto ( mayormente los comunistas y los catalanistas) pero eran minoritarios , en la clandestinidad y muy ahogados por la mayoría franquista de entonces.

En la feria.

También los domingos en la playa , en verano; la más cercana y barata : Castelldefels.

Las tiendas se inauguraban con un cura que las bendecía (¿para que no se las llevara otra vez una inundación ?), como aquí la tienda Dalmau en la Rambla.

En la calle Torrella no nos enteramos de la gran inundación porque quedaba un poco elevada respecto a la Rambla ( que se ve al fondo).

Más regalos con los que nos abrumaban en esos años.

Las fiestas de barrio y de disfraces también eran baratas y populares.

Los primeros parques de atracciones de los años 60.

La mayoría de la gente de la ciudad era de clase obrera. Los ciudadanos ganaban sueldos bajos y trabajaban muchas horas a las órdenes de los típicos jefes que mandaban en los talleres y las fábricas con el estilo militar franquista de moda.

Sus preocupaciones eran las mismas que las de la gente actual: ahorrar para comprarse una casa modesta, vivir de realquilados en otra casa los primeros años, conservar el empleo.

Puede decirse que nada ha cambiado en los 50 años que han pasado.

La gente actual tiene los mismos problemas y España es la misma de siempre, aunque el decorado exterior ahora sea el de una democracia y entonces fuera el de una dictadura.

a

Así se veía España en los años 60:

según sus unidades geográficas naturales.

Otro plan de los gobiernos franquistas que

nunca tuvo éxito: el “contamos contigo” y

“mantente en forma”.

La mayoría de los españoles no conocía su

cuerpo ni le importaba.

La España de los años 60 también fue una

España higienista que continuaba la labor

de los higienistas españoles de finales del

siglo XIX

pero que debía enfrentarse diariamente al

bajo nivel cultural de los españoles de

entonces, que no sabían ni que existían

los microbios.

Otro concepto falangista utópico, el del

trabajo en equipo y solidario, que tampoco

se realizaba en la España real donde cada

uno iba a la suya.

La España del “Este” o mediterránea.

La España mediterránea tiene un cielo

demasiado claro y luminoso y por eso las

casas se pintan con cal blanca.

La evolución de la Historia es el

progresivo dominio de la Naturaleza,

una idea ampliamente compartida por la

gente de los años 60.

Una educación dura impuesta con mano

dura porque el niño no sabe “lo que le

conviene”

y sino , crece maleducado.

La inevitable lista de los reyes godos, que

siempre estaban peleados entre ellos y

tenían distintas leyes y costumbres

respecto a los españoles.

El patriotismo clásico español siempre

referido al Siglo de Oro , cuando todo lo

español era superior a todo lo demás en el

Mundo.

Un empeño que la derecha española

sueña para volver a conseguir la

superioridad mundial porque parece que

siempre necesita que lo español siempre

sea superior a todo lo demás en el mundo.

La dictadura de Franco era simplemente

“el gobierno de una persona militar que

asume todos los poderes”.

Los sueños utópicos de los falangistas

aliados con los tecnócratas ,

de un futuro de paz y felicidad por el

progreso humano.

Los deberes de cada ciudadano para

contribuir, no solamente al bien de la

patria ( como sería su obligación en una

dictadura militar) ,

sino para contribuir además al progreso

de la Humanidad.

Fe ciega en el progreso humano,

como era la moda en los años 60.

El concepto falangista del trabajo y del

servicio al país,

un concepto al que la mayoría de la gente

de esos años hacía nulo caso.

Fe ciega en la tecnología,

como era la moda en los años 60.

Las cooperativas que se mencionan aquí

son del tipo falangista

( las de los nuevos pueblos y los nuevos

colonos ).

El país quería ser “moderno” como los

otros países europeos avanzados

pero lo cierto es que la mayoría de las

leyes franquistas respecto a los derechos

del trabajador, la prevención de los

accidentes laborales y una buena vida de

calidad no se cumplían.

La gente se había acostumbrado a

“pasar” de las leyes oficiales y a no

cumplir ninguna.

Perder el tiempo viendo la televisión o

leyendo tebeos

estaba muy mal visto.

Más ejemplos de la ideología que estaba

de moda en esos años en el país

y que nosotros conocíamos a través de

los libros de primaria , como éste de la

Editorial Teide.

Esta ideología era una mezcla de

conceptos falangistas y de conceptos

tecnócratas.

En esos años la vida consistía en leer

cuentos tradicionales ,

ir a clase de parvulario (donde nos

enseñaban el abecedario , a sumar y a

restar )

y entretenernos con un lápiz , una goma y

una página en blanco .

En 1975 , toda esta ideología entra en

crisis por la muerte del dictador,

el aumento de la presencia de los

antifranquistas en la calle

y la crisis económica (“del petróleo”) de

finales de los años 70.

Entonces los franquistas, que son mayoría

en el país y controlan gran parte de su

aparato estatal, empresarial y

universitario,

empiezan a avisar de que si el país deja de

ser una dictadura militar de ultraderecha,

se va a convertir en una democracia

“degenerada” como la de los otros países

europeos y norteamericanos,

entrando la droga a saco en el país,

la pornografía, la delincuencia, los

casinos, la inmigración masiva, el

individualismo y el egoísmo

característicos de esas democracias

“vulgares”,

el partidismo de los partidos políticos que

solamente cuidan de sus intereses y de los

puestos de sus militantes,

el bipartidismo en que se convertirá la

vida política española como en los años de

Alfonso XII y Alfonso XIII,

el aumento del poder de las grandes

empresas privadas , de los bancos,

los franquistas avisan que los políticos

solamente van a buscar el colocarse en un

puesto y en afanar todo lo que puedan

mediante comisiones y sobornos ,

que los españoles liberados del yugo

militar y llenos ahora de libertad y de

derechos individuales , van a caer en

todos los vicios y defectos,

como los de la especulación viciosa con

los inmuebles

o la ambición sin freno

o el querer vivir sin trabajar

o trabajando lo mínimo posible pero

cobrando lo máximo del Estado ,

los franquistas decían que si el país se

dividía en autonomías, cada una iría a lo

suyo con total egoísmo sin importarle lo

que le pasara al conjunto del país

( como vemos que ocurre con los

catalanes que no quieren pagar impuestos

para que puedan vivir los extremeños)

en definitiva , los franquistas decían que

todo lo malo del resto del mundo iba a

entrar en España si se convertía en una

democracia

puesto que iban a desaparecer los

controles que habían mantenido desde

1939 en paz a España,

aislada respecto a todo lo malo del mundo

y con un estilo de vida tranquilo:

por “controles” se referían al ejército

franquista temido por todos, españoles y

extranjeros;

a la policía franquista que todos los

españoles temían también;

a la censura;

a un ambiente ultracatólico en el país que

“controlaba” el egoísmo y los vicios de los

españoles por el miedo al “qué dirán” y a

la mala fama pública

y a un estilo de vida conservador de

costumbres muy rígidas con muchos

obstáculos para acceder a cualquier

posición profesional o social.

Efectivamente, los franquistas decían que

el pueblo español era malo y que

solamente se le podía sujetar mediante la

mano dura , la disciplina y la fuerza ,como

solamente podía hacerlo una dictadura

militar.

Tenemos que reconocer, después de visto

lo que ha pasado en España desde 1975

hasta hoy en el 2013,

que los franquistas tenían razón,

puesto que lo que ha ocurrido es

exactamente lo que ellos habían predicho,

para nuestra desgracia.

¿Y ahora qué hacemos?

Conocemos muy bien ahora los defectos

de nuestra democracia después de 35

años de caer en todas las trampas en las

que caen todas las democracias jóvenes.

Ahora podemos reformarla con todo lo que

sabemos ahora

y todo lo que hemos aprendido

o podemos dejar que siga todo igual por

años y años,

sin que se nos deje reformarla,

por pura desidia.

En todo caso, repasar cómo era Terrassa

en 1962 nos ha hecho recordar cómo se

vivía en esos años, cómo era la mentalidad

de los españoles y cuáles eran las ideas

de moda en los años 60 en España :

una mezcla de conceptos utópicos e

ingenuos de los falangistas

y de conceptos tecnócratas.

En ese ambiente nos criamos . Ese

ambiente de trabajar y callar, de

desarrollismo tecnócrata, de una vida de

estudiar en el colegio y nada más, de poco

dinero en el país , de sueldos bajos y

pluriempleo , nos influyó mucho.

Lo suficiente para no creernos que ese

franquismo fuera tan malo como han dicho

los antifranquistas en los últimos 35 años

ni que la actual democracia sea tan buena

como dicen sus defensores

( la mayoría de sus defensores son ya

ancianos provenientes de la generación

que hizo la Transición y ya ha pasado su

época).

La actual democracia ha traído lo peor de

las democracias de allá fuera mientras ha

destruido lo mejor que había conseguido

el franquismo

( muchas veces sin que los franquistas se

lo propusieran expresamente , puesto

que se logró por casualidad, por el

aislamiento de España) .

Gracias a ese aislamiento durante el

franquismo, nos salvamos de mucha

mierda que había en esas democracias

“avanzadas” .

Nosotros los que nos criamos en los años

60 , lo sabemos porque podemos comparar

las dos épocas: la franquista y la

“demócrata”.

Los que son ahora jóvenes y no han vivido

los años 60 en España, no pueden

comparar y están obligados a creerse las

mentiras de la propaganda oficial que

siempre presenta a la Transición y a la

actual democracia española como “una

maravilla”.

En realidad lo que ha pasado en España

desde 1975 ha sido un desastre:

se ha eliminado lo bueno que se había

conseguido durante el franquismo

y se ha importado todo lo malo de las

democracias “avanzadas”.

LA TERRASSA CLÁSICA

Terrassa es actualmente una ciudad de

más de 200.000 habitantes y el

ayuntamiento socialista que gobierna

desde 1979 ha promovido a la gente de los

barrios ,

dejando a un lado a los “aristócratas” de

la ciudad

que en otras décadas anteriores habían

dado personalidad a esta parte del mundo,

especialmente en el centro de la ciudad.

Pero los que vivimos esas décadas

anteriores a la hegemonía socialista en

Terrassa

sabemos que se dieron muchos tipos

humanos únicos en esta ciudad,

que a veces encarnaban los valores

franquistas

y otras veces encarnando los valores de

la derecha salista ,

del catalanismo católico

o del empresariado textil señorial .

Estos tipos humanos daban personalidad a

esta ciudad ,

eran muy conocidos por la gente

y fácilmente visibles por las calles

egarenses .

Muchos de ellos promovieron la

construcción de edificios característicos

de la ciudad ,

así como de parques y fábricas con

arquitectura “especial”

y muchas actividades artísticas ,

deportivas y filantrópicas.

Por todo ello se puede decir que en el

siglo XX existió una “Terrassa clásica”

que,

por encima de dictaduras, guerras y

cambios políticos,

hizo su vida

dejando en la ciudad muchos recuerdos de

esas “belles epoques” que se vivieron en

Terrassa ,

especialmente en el centro de la ciudad,

unas “belles epoques” que se pudieron

dar gracias a la prosperidad y al nivel de

vida que la industria textil proporcionó a

Terrassa .

Gente corriente de la ciudad en 1962.

Las “fuerzas vivas “ de Terrassa en 1962 :

falangistas, franquistas, curas y militares.

El edificio modernista Torrella, que fue

derribado en 1969 por los desarrollistas

franquistas de la ciudad , a los que los

edificios modernistas siempre les habían

puesto nerviosos.

Un error enorme de esos años que ha

privado a la ciudad de otro de sus edificios

modernistas de interés artístico.

Una tienda tradicional catalana en la que

se vendía un poco de todo, bien ordenado

en sus cajones.

La calle Gutemberg en 1962 , con sus

pequeños talleres y comercios.

El Portal de Sant Roc en 1962, con su gran

café Polar.

Allí estaba también en los años 70 la

tienda de juguetes Felisa, la librería Moya

( donde comprábamos los tebeos de

Spiderman) y la librería de la estación de

los Catalanes con su Sr. Serra de

camarero en el bar y la máquina del

millón.

Había otro “salón” de máquinas del millón

en la calle de al lado, la Viñals, por donde

pasábamos cada día para ir al colegio Can

Colapi.

La Rambla a la altura del Mercado, en

1962.

Sigue siendo una riera cubierta y sigue

llena de microbios, como todas las rieras,

y se está muy mal, sobre todo en verano.

La estación de los Catalanes en 1962, con

su famoso bar. Allí nos pasábamos las

horas jugando con la máquina del millón ,

en 1975. También había una librería en la

que a veces te dejaban ojear los tebeos y

otras veces no.

El estilo neoclásico , favorito en la

Terrassa del franquismo .

Un despacho “tal com cal” en esa

Terrassa neoclásica.

Tecnócratas terrassenses de los años 60.

Las fábricas textiles y AEG funcionaban al

estilo típico tecnócrata de los años 60 y

contagiaban ese estilo a todo lo que se

hacía en la ciudad, desde cómo se

llevaban los comercios a cómo se

enseñaba en los colegios.

Otra muestra de despacho “neoclásico

franquista” de moda en esos años.

Este tipo de despachos los podías ver en

el Ayuntamiento, en los bancos, en las

empresas…

“Alegría”, una publicación de derechas

para niños , mostrando su típico estilo de

vida.

Por su parte , en la clandestinidad , más o

menos tolerada por el régimen , los

catalanistas mantenían vivo el catalán con

cursos y publicaciones.

De niño me conocía una ruta de las

librerías : la Moya en el Portal de Sant Roc,

Freixas en la calle Arquímedes, Riera

delante de mi casa, Grau y Atenea en la

calle Gavatxons, en la calle Fontvella

había dos y la de la estación dels

Catalans , siempre mirando los tebeos que

tenían.

En las empresas textiles se celebraban

comidas anuales de todos los empleados.

Los grandes cafés

como el Pompeya en la esquina de la

Rambla y la calle Torrella

continuaban con la tradición de los

casinos del siglo XIX

donde la gente pasaba la tarde jugando al

dominó

y hablando mal de los políticos.

Un concurso de belleza entre empleadas

de una fábrica textil.

Un colmado dentro de una fábrica textil,

para servicio de sus empleados.

Una fiesta para los hijos de los empleados

de la fábrica.

Un concurso de cantantes entre los

empleados de la fábrica textil. Como en

otras colonias textiles de Cataluña, casi

todos los empleados se conocían y hacían

vida en común .

Técnicos textiles de los años 40 y 50, de ese

tipo de gente que había vivido los horrores de la

Guerra Civil y no quería saber nada de política :

solamente quería trabajar y ahorrar.

La mayoría de gente de Terrassa de esa

época no quería saber nada de lo que

había pasado en la Guerra Civil y

solamente atendía a trabajar , salir

adelante y callar ,

obligando al resto de la gente a vivir

según el estilo de vida ultracatólico de

moda en el franquismo.

El Portal de Sant Roc en los años 60.

Los muebles de esos años también eran

de estilo “neoclásico franquista”.

La Plaça Vella en los años 60, antes de ser

destrozada por los arquitectos

posmodernos del ayuntamiento socialista,

empeñados en borrar todo lo que habían

hecho los franquistas en la ciudad en las

décadas anteriores.

Ancianas de la ciudad, que siempre

representan el inmovilismo y el odio a los

jóvenes a los que no dejan vivir ni

prosperar ni hacer nada.

Los viejos de Terrassa encajan

totalmente en los tópicos del anciano

amargado , lleno de enfermedades y

achaques,

que se pasa el día recordando su época

dorada ,

pretérita desde hace décadas,

hablando mal de la época actual y de los

jóvenes actuales ,

boicoteando cualquier cosa que éstos

pudieran hacer

y sin dejar que nada se mueva ni avance.

Como ya se ha estudiado y descrito en

muchos libros de sociología , los colegios

en el franquismo eran severos y con gran

disciplina,

estaba prohibido interrumpir al profesor o

dirigirle la palabra,

los días pasaban entre ejercicios de

caligrafía , de sumar y restar ,

de redacciones y ortografía.

Se ponía nota a la “buena conducta” en

clase.

Teníamos mucho miedo a los adultos,

entre los que se contaban nuestros

maestros.

La Fundación Busquets era un centro de

acogida para necesitados, dirigido por

monjas y financiado por filántropos

locales. A pesar de estar en el centro de

Terrassa, contaba con una vaquería y una

granja de cerdos.

Yo pasaba cada día por delante para ir a

Can Colapi, que casi como una burla se

levantaba majestuoso al lado de la

Fundación Busquets para los niños pobres

( Can Colapi era el colegio de la gente

bien de la ciudad) .

Los niños pobres iban a la Fundación

Busquets a que les dieran algunas clases y

los niños ricos íbamos a Can Colapi que

estaba justo al lado.

También había ido alguna vez a la

Fundación Busquets a comprar gusanos de

seda y hojas de morera que nos vendían

las monjas por una peseta.

La Fundación Busquets, con su

arquitectura neoclásica funcional .

Mostraba el deseo y el gusto de los

poderosos de la ciudad en aquellas

décadas , por vivir en una ciudad ordenada

según conceptos conservadores con un

estilo neoclásico como el más

conveniente.

Incluso los conventos de estilo modernista

fueron asimilados a los gustos dominantes

en la Terrassa franquista , aunque siempre

resultaran un tanto extraños por sus

formas en medio de la arquitectura

neoclásica franquista dominante. Así

pasaba en el Conservatorio de Música,

con un ambiente muy franquista pero en

un edificio “extraño “ ( la casa Freixa).

A veces los franquistas de la ciudad se

cargaban un edificio modernista entero,

como la Escuela Torrella en 1969,

seguramente porque los ponía nerviosos.

Convento modernista de las monjas

teresinas.

La entrada al Hogar de la Ancianidad, de

ordenación claramente neoclásica en sus

jardines y edificios.

El Hogar de la Ancianidad, otra muestra

del gusto por una vida ordenada que tenía

la gente de Terrassa en esos años, una

vida que debía ser ordenada también en la

vejez.

Una muestra de “damas de alta sociedad”

de Terrassa en la última época del

franquismo.

Este tipo de gente es la que estaba detrás

del estilo neoclásico franquista en la

ciudad durante varias décadas.

Una muestra de mujeres de clase media y

baja cuyos padres, muy machistas, les

habían prohibido estudiar carreras y

obligado a ser amas de casa,

dependientas o obreras textiles

y debían conformarse con aprender

oficios como costura y labores en las

escuelas de la ciudad.

Teníamos que entrar y salir del colegio en

fila casi militar.

Como en cada generación,

los jóvenes desprecian a las generaciones

anteriores

y se apuntan a la moda del momento,

sea en lucha política,

sea en grupo musical

o en ropa.

Joan Gunfaus y sus inventos.

Como en cada crisis, aparecen planes

para la formación y empleo de los jóvenes.

Dulcilandia con el Sr. Estranjer y sus tics.

Nuestro profesor de historia en el colegio,

el Sr. Viñas.

La empresa Agut, una de las más

importantes esos años.

Nadadores y waterpolistas del Club

Natació Terrassa.

Querol, campeón de tenis y amigo del

colegio.

El club de pesas de Terrassa,

promocionado por un industrial de la

ciudad.

Lluís Miravitlles acabaría su carrera

profesional

trabajando para CIRSA.

Terrassa cambia cada década

y los que vivieron bien en su juventud

en la Terrassa de otros tiempos,

siempre echan en falta

lo que ya no está en la ciudad ahora.

Cada década llega a Terrassa el político

de moda de Barcelona o de Madrid

prometiendo el paraíso a los terrassenses.

Típicos terrassenses de los años 60 y 70.

Si hay algo que la gente de Terrassa

valora por encima de todo es su salud

y no puede aguantar el dolor.

Por eso cuando algo va mal en una

operación o en un tratamiento,

los terrassenses lo cuentan a todo el

mundo , para que sepan quién es el

médico que los está tratando

o qué es lo que le han hecho mal en el

hospital.

Los terrassenses adultos y ancianos ,

todos tienen algún problema de salud que,

con frecuencia, no se resuelve bien con

algún tratamiento , volviendo a sus

sufridores unos seres amargados

y siempre quejosos : en este estado han

vivido y siguen viviendo muchos

terrassenses adultos y ancianos.

El Club Egara, club de la gente bien de

Terrassa, catalana y de derechas.

La librería Grau, única en el mundo.

La Casa Felisa , tienda de juguetes.

El Sr. Serra del bar de la estación dels

Catalans.

La horchatería Ribera, en la calle Galileo.

El arquitecto y cineasta Jan Baca.

El “ ser y no ser “ de Manuel Royes,

empresario textil

metido a líder socialista y alcalde.

La gente del karting de la carretera de

Viladecavalls.

El cine del Socialet donde pudimos ver

muchas películas de “arte y ensayo” y

otros cines de la ciudad, como el Regina

( dedicado a películas de Walt Disney), el

Principal ( dedicado a las clásicas como

“Lo que el viento se llevó”), Rambla

( dedicado a películas de aventuras) ,

Recreo ( igual) , Cataluña ( igual) y algún

cine de barrio como el Imperial ( que

pasaba las mismas películas que el

Rambla pero unas semanas después).

Perdiendo el tiempo en la Plaça Vella.

Teatro durante la Transición,

cuando se ponían en escena obras mucho

más atrevidas y polémicas que las

actuales .

La siempre discutida Mutua de Terrassa,

de la que algunos pacientes hablan muy

bien y otros muy mal, según cómo les haya

ido su tratamiento, su operación, el

compañero de la cama de al lado, la

infección hospitalaria o de quirófano que

hayan pillado o no hayan pillado y según el

médico que les haya tocado.

Los primeros extranjeros en Terrassa en

los años 70: los entrenadores de hockey

de la India.

La calle Mayor llena de bancos en los años

70, con la FIAC en un primer piso y delante

una pastelería y una tienda de mantas. Y

los fotógrafos Francino y Bros.

Iluminación por farolas que daban una luz

melancólica y floja por la noche.

Mucha gente se iba los fines de semana a

caminar

y buscar setas por la montaña.

El Gran Casino, el edificio para actos

públicos de más categoría en la ciudad.

Un poco como salido de una película de

Sissí.

El cine Regina, dedicado a películas

infantiles.

Corales Egara

y Santa Cecilia

y Esbart Egarenc,

dedicados todos a un arte más elevado.

El Centro Social Católico, guardián de un

estilo de vida conservador.

La musa de la industria.

La estatua a Fleming.

Y en medio de tanta gente de derechas,

sin saber cómo

aparecía también gente que mantenía viva

la ideología de antes de la Guerra Civil ,

respecto a la cual los que habíamos

nacido en los años 60 no sabíamos nada.

El Sr. Pérez, secretario del Ayuntamiento

en los años 70 que le debía dinero

a mi padre y siempre me daba largas

cuando iba con la factura a su despacho

para cobrar.

Plá y Boada, compañeros del colegio y

campeones de ping-pong.

Dos típicos empresarios y políticos de

principios de los años 70.

Típicos trabajadores de banca, obreros y

funcionarios de esos años.

Terrassa, ciudad de manifestaciones, cada

año con su tema: en 1982 era contra el

servicio militar.

Profesor Simó.

Los tuberculosos del Hospital del Tórax:

algunos se curaban, otros se suicidaban y

todos ellos sufrían la marginación por

parte de la gente “ sana”

( mi madre me prohibía jugar por los

alrededores del hospital en los años 60

porque decía que habían muchos

microbios).

Meler, campeón de atletismo

y compañero de colegio.

Los cursillos de natación en el Club

Natació Terrassa;

te ponían un salvavidas de corcho

y te echaban al agua

y … ¡ a nadar! .

Can Colapi en un día grande,

como ocurría algunos domingos cada año.

En una ciudad industrial , las tiendas de

arte eran algo “ extraño” ,

así como las exposiciones de pintura en

els Amics de les Arts

y algunas casas habitadas por pintores

“modernos” incomprendidos por la

mayoría franquista de la ciudad.

Las bibliotecas, como la de la Fontvella y

la del Major de Sant Pere,

estaban ubicadas en edificios antiguos

pero con mucho sabor de otras épocas

con más clase.

La estatua neoclásica que había en la

Plaça Vella y otras repartidas por la

ciudad, como en el Parc de Sant Jordi :

resultaban un tanto extrañas en esa

ciudad industrial.

El circuito de moto-cross.

Los historiadores locales,

con Xavier Marcet.

Xavier Mateu,

campeón de ajedrez y compañero del

colegio.

La señora Bartomeus,

que con su esposo el impresor

y sus hijas ( de apariencia tan germánica

como su madre)

estaban detrás de todo lo que se

organizaba en Terrassa durante la

Transición.

Las parroquias de los barrios y sus salidas

de acampada.

Los pesebres, que no podían faltar en

ningún hogar por Navidad.

Desde luego, el Monumento a los Caídos

era lo más surrealista que había en

Terrassa en esos años,

con estatuas de soldados con cascos

nazis,

esculpidas con el mismo estilo en que se

esculpían las estatuas en la Alemania

nazi.

El cementerio, que entonces quedaba muy

en las afueras de la ciudad.

La Rambla en los años 50.

Una dinastía de comerciantes de la Plaça .

Comerciante de muebles y de arte,

desarrollador en los años 60 de la

urbanización Les Pedritxes ,

el Sr. Lloberas.

Una típica parada de la Plaça donde

empezaron a trabajar muchas chicas de la

ciudad como dependientas

( por ejemplo, mi madre)

en una época en que no habían

supermercados

y la gente de la ciudad tenía que ir a

comprar si ó sí a la Plaça.

La farmacia Albiñana.

Los modelistas y pesebristas

que ganaban concursos cada Navidad.

Más gente de los años 40 y 50

con sus grandes abrigos.

En esos años no existían los

supermercados y la gente debía pasar por

la Plaça para comprar comida .

Los que trabajaban en la Plaça como

tenderos o como “peixateras” tenían

bastante mala fama de chismosos.

La fábrica AEG donde trabajaron muchos

terrassenses, como explica José Luís

Salillas en sus documentados libros sobre

la AEG.

Disponía de su propio generador de

electricidad porque no se fiaba de las

compañías de electricidad del país.

El abandono en el que se encontraban las

barriadas,

sin asfaltar, sin iluminación, sin servicios,

abandonados a la buena de Dios,

durante el franquismo

cuando el Ayuntamiento solamente se

preocupaba de tener bien administrado el

centro.

La casa Font,

donde jugábamos a saltar desde sus

escaleras

al salir de la FIAC.

En medio de las fábricas,

un campo de fútbol para los obreros de la

fábrica Agut.

Una de las tiendas de ropa de los años 70,

de estilo tecnocrático como todas las

tiendas de esos años.

Este era el núcleo de donde salía la

riqueza de la ciudad :

el trabajo en las fábricas textiles.

Alfons Sala, conde de Egara.

Los científicos, acorralados en sus

templos, como la Escuela Industrial y la

Facultad de Ingeniería,

mientras la gente de la ciudad adolecía de

bajo nivel cultural.

Bajar por la Fontvella viniendo desde la

Avenida Jacquard donde estaban las

escuela textiles y vivían los ingenieros,

era como bajar a los infiernos,

saliendo del barrio donde estaba la gente

con más cultura y cualificación de la

ciudad

para entrar en el inframundo que

descendía hacia la Rambla y sus barrios

como Can Aurell , poblados por gente

vulgar y sin cultura, mayormente

inmigrantes aragoneses.

La Masía Freixa con sus dos hectáreas de

terreno.

La calle Cisterna,

con Can Colapi a un lado y el asilo

Busquets al otro

y donde jugábamos al salir de clase.

Los lunáticos de la ciudad, que tampoco

faltaban.

Las pastelerías de la ciudad, otra tradición

en los domingos

entre la gente “com cal”.

Durante la Transición, la ciudad se llenó

de “chorizos”, drogadictos y delincuentes,

seguramente debido a las malas

condiciones de vida en las barriadas

durante el franquismo.

La discoteca Libens en la carretera de

Martorell, esquina Rambla.

Los genios que aparecen en la ciudad no

se acostumbran a quedar en ella,

emigrando a otros países o haciendo

carrera en Barcelona y residiendo en

Matadepera.

Edi, representante del humor de Terrassa:

provinciano, riéndose de todo como si no

le afectara a él y viendo las cosas del

mundo desde lejos.

Terrassa durante la Guerra Civil ,

controlada por los anarquistas.

Entrada de los soldados franquistas en

Terrassa en febrero de 1939.

El trabajo en las imprentas.

Los médicos “ de toda la vida” del centro

de la ciudad, a los que tenemos que

agradecer las vacunas que nos pusieron y

sus atenciones cuando teníamos “anginas”

en los años 60 .

En gran parte los que nacimos entonces

somos un producto de la medicina que

practicaban estos médicos y de sus

conceptos sobre cómo debería ser una

“buena vida”.

Salvador Alavedra.

El escultor Bach-Esteve,

cantor de la belleza de los adolescentes

de la ciudad.

En el patio de nuestras casas,

lejos del mundo,

donde leíamos novelas y tebeos.

Ferran Canyameres “El gran sapastre” ,

sobre la perdida de la amistad entre dos

amigos por razones políticas,

algo muy frecuente en la ciudad,

así como la pérdida de la amistad entre

antiguos amigos del colegio,

por los cambios que se dan en la vida,

por mejorar unos su situación económica,

por estudiar carreras que los otros no

pudieron estudiar,

por problemas de salud que dejan atrás a

los que no pueden seguir a los antiguos

amigos .

En cada década, músicos de la ciudad han

adaptado al gusto provinciano de aquí

a los grandes figuras de fuera,

como Duke Ellington por parte de la Hot

Club,

los genios del jazz por parte de la colla

del Jazz Cava

o los grupos pop y rock ingleses de moda,

por parte de muchos grupos de la ciudad.

Esquina de Portal de Sant Roc con la

Rambla.

Los Galí :

Dos niños de la clase alta de la ciudad que

sufrieron cruelmente la Guerra Civil.

Escritos de Alfons Sala, Conde de Egara.

La Guerra Civil vista por un anarquista de

Terrassa.

Emili Miró,

promotor dels “castellers” ,

y su bar.

Los aficionados al cine como cineastas

“amateur”, luego profesionalizados

que finalmente crearán la Escuela de Cine

y los estudios de cine en el antiguo

Hospital del Tórax.

El padre de Miquel Farre, inventor al estilo

de la ciudad,

adaptando inventos extranjeros,

con muchos proyectos fantasiosos

y algún ocasional éxito original .

Miquel Farré, niño prodigio de esos que

aparecen en Terrassa.

Los Ycart, cubanos exiliados de origen catalán,

con su estanco de la Rambla.

Burguesas catalanas de los años 60,

mayoritarias en Terrassa en esos años.

Las “collas” de amigos, jugando al dominó

o al futbolín, como un medio para iniciarse

en la vida adulta,

“collas” tradicionales en la ciudad,

aunque esos amigos de juventud luego se

pierdan

cuando sean adultos con familia

y una mejor situación social y profesional.

La poliomielitis, la enfermedad más

temida en los años 60, cuando veíamos a

niños en el colegio con hierros

torturadores en sus piernas

y no sabíamos por qué unos tenían

“ polio “ y otros niños no.

La Plaça del Progrés, urbanizada según el

gusto franquista, donde jugábamos y

leíamos tebeos los chicos de las calles

adyacentes y bebíamos agua de su fuente.

Ha sido destrozada recientemente por una

famosa arquitecta posmoderna a la que ,

por lo visto, la ponía enferma la

ordenación neoclásica franquista de esa

plaza.

Torrebonica, como salida de Suiza.

En este Banco de Bilbao nos regalaban

huchas de hojalata.

La pista de conducción vial de Can Colapi

a principios de los años 70.

Miguel Tapias, constructor de los karts

“Arisco”.

“Egarkart “ y “Hispakart” eran otros

fabricantes de Terrassa, donde no existía

un circuito de karts de nivel internacional,

a pesar de contar con varios fabricantes.

El Hospital del Tórax fue construido en los

años 40 como un establecimiento

modélico, en plena naturaleza

para la recuperación de los tuberculosos.

Las colecciones de fósiles, de minerales,

de plantas eran un entretenimiento barato

y propio de los mejores alumnos del

colegio.

Los oficios manuales daban trabajo a

mucha gente de la ciudad, a pesar de su

dureza . Hoy en día nadie quiere hacer

esos oficios.

En la clase, larga y aburrida, con los

mejores alumnos siempre haciendo lo que

decía el maestro

y los peores alumnos siempre haciendo el

tonto en clase.

Foto de principios de los años 40 cuando

se rendía culto a la Alemania nazi en

Terrassa.

Los pequeños comercios al estilo del “Sr.

Esteve”, pasando de padres a hijos ,

creando en sus propietarios una típica

personalidad de

“botiguers catalans “ . Parece que desde

la llegada al poder de Jordi Pujol, se ha

intentado acabar con ellos por razones

políticas ( “els botiguers” no eran

especialmente independentistas sino más

bien amantes de una vida tranquila ,

modesta y sin problemas ) mediante la

promoción de las grandes superficies

contra las que no podían competir los

pequeños comercios.

Otro de los juguetes de los años 60.

a

En los barrios “buenos” de Terrassa (desde la PlaÇa Vella

hasta Vallparadís) no se enteraron de la riada.

En estos barrios buenos, un poco más elevados que el resto de los

barrios (que estaban al mismo nivel que las rieras), se vivía mejor y

eran los barrios escogidos por la burguesía acomodada de la ciudad

para residir.

Esta burguesía terrassense se había acostumbrado desde el siglo XIX a

vivir con una buena calidad de vida, como muestran estos dibujos

sobre el estilo de vida cotidiano de este tipo de gente.

La riada se sufrió más en las partes bajas inundables de la

ciudad, como puede verse en estas fotos aéreas de las

fábricas numeradas , mezcladas con las viviendas de los

obreros en terrenos que habían sido anteriormente campos

de viñas y de olivos.

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Texto escrito a máquina
La Terrassa de esos años también se ve reflejada en el cine "amateur" que se hacía en la ciudad.
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“Bajo el puente “ ( 1958) de Pere Font Marcet .

Un empresario circula por una carretera cuando pincha un

neumático.

Pide a un vagabundo que toca la guitarra bajo un puente

que le ayude a cambiar la rueda.

El empresario se da cuenta de lo bien que vive el

vagabundo bajo el puente y en el campo y decide

proponerle que cambien sus vidas:

el vagabundo será ahora el empresario y éste se quedará

a vivir bajo el puente.

El empresario, cansado de su vida en la ciudad,

decide cambiar su posición con el vagabundo:

le ofrece todo su dinero y su empresa a cambio de

poder quedarse él bajo el puente y en el campo.

El empresario, convertido ahora en nuevo

vagabundo ,es feliz corriendo por el campo y

comiendo comida sana.

El vagabundo se va a la ciudad con el coche y saca de la

caja fuerte todo el dinero que hay.

El antiguo vagabundo se da la gran vida y derrocha su

dinero en manjares y fulanas.

Pero el antiguo vagabundo y ahora empresario no

puede dormir por las noches en la ciudad debido a

los ruidos de la gran urbe moderna.

El empresario por su parte, convertido ahora en un

vagabundo que vive bajo un puente y que disfruta del aire

libre y del campo,

no puede dormir por las noches debido al frío y a los

ruidos del bosque.

El antiguo vagabundo , ahora empresario, duerme

confortablemente en la ciudad pero por las noches tiene

pesadillas en las que se le aparece un fantasma:

es un inspector de Hacienda.

Las letras, los pagarés, la plantilla de los trabajadores, las

deudas, las hipotecas, los cobros y los impagados no le

dejan dormir tranquilo.

El vagabundo siente que las deudas y los pagos le

asfixian. Decide volver a su anterior vida bajo el puente,

donde era más feliz.

El vagabundo vuelve a su vida bajo el puente.

El empresario deja la vida en el campo y bajo el

puente, sube a su coche con la rueda ya cambiada

y se vuelve a la ciudad y a su vida de empresario.

FIN.

“El espantajo” (1963) de Pere Font Marcet.

Un vagabundo compra pájaros enjaulados a un

pajarero.

Libera a los pájaros de sus jaulas y les da de comer.

Quema las jaulas de los pájaros.

Los pájaros lo aman y no le tienen miedo.

Un día, el vagabundo muere en su barraca de

piedras.

Mucho tiempo después, unos niños encuentran la

ropa del vagabundo en la barraca abandonada.

Se les ocurre usar la ropa del vagabundo para hacer

un espantapájaros.

Pero los pájaros reconocen la ropa del vagabundo

que los liberaba y los alimentaba y

no tienen miedo del espantapájaros.

En la escena final de la película, los pájaros ven el rostro

del vagabundo , su benefactor , en la silueta del

espantapájaros y se posan sobre él agradecidos.

FIN

(Estas películas pueden verse en la Biblioteca

Central de Terrassa

y en la web “Internet archive” con el título de

“The scarecrow”).

a

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El cine "amateur· de Pere Font Marcet muestra el ambiente en Terrassa en esos años, desde su posición como empresario textil acomodado, con sus miedos de arruinarse, su cansancio por el "stress" de llevar su empresa con todos los pagos y las facturas, su visión acerca de muchos tipos humanos de la época en la ciudad y las ganas de irse al campo y de vivir libre como un vagabundo.
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La gente tenía un pequeño terreno en las afueras de la ciudad, como en Viladecavalls, que entonces era un pueblo de cuatro casas bastante aislado , y se construía una casa modesta allí o pasaba los domingos cultivando un pequeño huerto.
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Asçi pudo comprarse mi tía un terreno , pagando 1.500 pesetas al mes al propietario durante 6 años. Hoy en día ya no hay "buena gente" que te deje pagar así ni un terreno ni nada. En aquella época pasaba porque había
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poco dinero y más ayuda para salir adelante en la vida y más comprensión .