TeoricoCARACTERIZACINDEPERSONAJES

Diseño de Imagen y Sonido Teórico Guión 1 Cátedra: Schrott

Teórico de Personajes - Investigación y redacción: Paula I. Arella 1 - Dictado: Rodolfo Servino

CARACTERIZACIÓN DE PERSONAJES

Contenidos: Los personajes – Repetición y Anticipación - Parejas de personajes – Técnica del Carácter Dominante - Cómo construir un personaje fascinante – Fin y Motivación – Vínculo con el problema – Antagonista – Identificación – Personajes secundarios.



Los personajes Toda historia, sea para televisión o para cine, se construye sobre una línea argumental que cuenta las peripecias -el devenir dramático que avanza de situación en situación- de unos personajes, sobre los que recae la encarnación del tema. La acción y el personaje son complementarios en el desarrollo de la ficción, por lo tanto, el personaje debe ser personaje-individuo y fuerza generadora de una acción. Porque las acciones se evidencian a través de los personajes, y los personajes están en función de una acción, o sea que los personajes son construcciones propias del texto al que pertenecen y que conocemos por la caracterización (conjunto de elementos que determinan su carácter), y que el espectador va a reconstruir a partir de la historia. Armar el personaje es armar el sistema nervioso del guión, porque –como ya se dijo- sin personaje no hay acción; si no hay acción difícilmente haya conflicto; sin un conflicto no tenemos historia para contar; y sin una historia... no hay guión.

Repetición y Anticipación El personaje televisivo tiene la misma característica del pitch, o sea que debe mantener la unidad y sostenerse en el tiempo, temporada tras temporada. Es así como llegamos al principio de la repetición y el mecanismo de anticipación. Desde nuestra más tierna infancia gozamos con la repetición, nos produce un gran placer escuchar una y mil veces la misma historia contada por nuestros mayores, y es común que un niño pida que se le cuente otra vez el mismo cuento que acaba de escuchar, atendiendo a cada palabra hartamente conocida con el entusiasmo de la primera vez. La televisión hace uso de la repetición, generando en el espectador el mismo placer que el del niño que vuelve a escuchar una historia, haciendo repetir a los personajes las mismas frases –un ejemplo claro es El Chavo del 8, donde todos los personajes tienen sus frases características- o la misma manera de entrar a escena –el Profesor Jirafales yendo a ver a Doña Florinda, el señor Barriga yendo a cobrar la renta, el Chapulín Colorado acudiendo al llamado de auxilio de alguna joven en problemas, Niles (el mayordomo de La Niñera) entrando siempre con un comentario sarcástico, etc.-. Lo mismo pasa con el mecanismo de anticipación, según el cual, el espectador cuenta con los elementos necesarios para anticipar el accionar del personaje, elementos que se desprenden de la propia caracterización del personaje en cuestión. Un ejemplo es Mac Gyver, que siempre que se encuentra en graves problemas, encerrado en algún lugar, recorre con su mirada las cosas que tiene a su alrededor, anticipándole al espectador que con esos elementos y su cortaplumas multifunción logrará fabricar algo para salir victorioso de la situación. Al personaje se lo conoce por lo que hace, es decir, por lo que se ve de él.



Definir a un personaje, requiere del guionista una gran capacidad de observación, para identificar en la gente o situaciones que nos rodean aquellos elementos que ayuden a lograr una buena caracterización de personajes, por sobre todas las cosas verosímil; tiempo para realizar la investigación necesaria si contamos con personajes que pertenecen a mundos diferentes de los que estamos acostumbrados a vivir (prefesionalmente, psicológicamente, originariamente, sexualmente...); y por supuesto, el trabajo de aglutinar y moldear los conocimientos que adquirimos para definir a nuestros personajes.

Parejas de personajes Es común encontrar en la televisión (tanto como en el cine) parejas de personajes, en las que uno estará caracterizado como complemento del otro. Un buen ejemplo de esto son Molder y Scully de Los expedientes secretos X, donde ella es una científica extremadamente cientificista a la que le cuesta creer en la existencia de hechos y seres sobrenaturales, y él, que no solamente cree, sino que sufrió la desaparición de su hermanita al ser abducida por extraterrestres. Es fundamental establecer la relación de la pareja protagónica de manera tal que su vínculo sea lo suficientemente fuerte e inamovible a lo largo de todas las temporadas. No podemos permitir que ese vínculo se modifique ni se rompa, porque perderíamos un factor determinante en la construcción de la serie.

Técnica del Carácter Dominante Cada uno de los personajes debe tener en la historia un lugar definido y un peso específico, pero también, un carácter. Llamamos carácter dominante a ese rasgo que diferencia a un personaje de otro. Es de alto contraste y permanece inmutable a lo largo de la serie. Se desprende directamente del pitch, porque es ahí donde se hace evidente la necesidad de determinadas características de los personajes que les permitan protagonizar esta historia, y, al mismo tiempo, es indicador de la manera en la que el personaje actúa, habla, piensa, siente y se mueve, es decir que todo lo referente al personaje va a estar teñido por ese rasgo que lo identifica del resto. Podemos no saber mucho de él, pero su acción dramática es muy eficaz por su alta definición: es único. Un buen ejemplo son los protagonistas de las sagas de aventuras, de quienes no sabemos demasiado sobre su vida, pero nos alcanza con saber que tienen esa característica necesaria para convertirse en aquel que va a llevar la acción adelante (James Bond, Indiana Jones...) El carácter dominante tiene que poder ser enunciado en dos o tres palabras, adjetivos. Esta técnica, se usa especialmente para la creación de personajes secundarios: da una actitud o punto de vista clara y siempre tiene su entrada con similar tono (ejemplo de Niles en Repetición).



Cómo construir un personaje fascinante Para que un personaje resulte interesante tenemos que cuidar los detalles que forman parte de su caracterización, es decir, dotarlo de cualidades, defectos, costumbres, etc... Un buen punto de partida, necesario para entender mejor a quien va a hacer avanzar nuestras historias, es la construcción del pasado o historia del personaje. Conocer de dónde viene, lo que hizo y le pasó, va a darle consistencia y carnadura a las acciones que realice en el presente. Un buen ejemplo lo constituye Mónica de Friends. De ella sabemos que siempre fue la gordita del grupo. Aunque en el presente Mónica mantiene una figura delgada, es un personaje que carga con el peso de haber sufrido los problemas de la obesidad en su adolescencia: los chicos no se le acercaban, era blanco de bromas, etc. Es importante tener en cuenta sólo aquellos elementos de su historia que sean necesarios para entender y justificar a nuestro personaje en el presente. No tiene sentido contar anécdotas que, aunque divertidas o interesantes, desvíen la atención de aquellas cosas que realmente son las generadoras de acciones o ideologías fundamentales del personaje. Además, una buena construcción del pasado, suele dar origen a capítulos o secuencias enteras, utilizando personajes del pasado que hacen su aparición para reforzar alguna cuestión directamente relacionada con la historia actual. Siguiendo el ejemplo antes dado de Mónica en Friends, hay un capítulo entero dedicado al reencuentro entre Mon y un compañero del secundario que reconoce que el encuentro romántico que tuvo con ella fue producto de haber perdido una apuesta con sus amigos. El presente o mundo actual, se conforma de las relaciones con el resto de los personajes. Hay que lograr definir sus tres componentes básicos: Vida Personal: tiene que ver con las relaciones personales del personaje. ¿Cómo se relaciona con la gente que lo rodea cotidianamente? Es importante hacerse preguntas sobre su estado civil, sus amistades, su familia... Vida Profesional: Tenemos que poder responder a cuestiones sobre la manera de ganarse la vida, su posición en su trabajo (si lo tiene), sus ambiciones o expectativas profesionales, el tipo de relación que mantiene con la gente de este ámbito, etc... Vida Privada: Es lo que llamamos “alma del personaje” y es todo aquello que nos da la idea más exacta de su personalidad: ¿Qué hace cuando está solo y nadie lo ve? ¿a qué aspira? ¿cuáles son sus necesidades? ¿qué cosas de las que enfrenta lo asustan, lo conmueven, lo irritan? etc... Conocer estos aspectos nos posiciona frente a un personaje multidimensional. Ya quedaron atrás las épocas de buenos y malos absolutos, ahora somos espectadores de las peripecias de personajes cada vez más humanos, con sus virtudes y defectos, con diferentes maneras de actuar dependiendo de la situación y de los otros personajes a los que se enfrenta.



Esta multidimensionalidad, tiene sus componentes, además de los mencionados anteriormente, fisiológicos (sexo, edad, altura, peso, color de piel, cabello, ojos, aspecto, defectos, factores genéticos...), sociológicos (clase social, ocupación, educación, hogar, religión, ideas políticas, raza, nacionalidad, aficiones...) y psicológicos (vida sexual, normas morales, desengaños, temperamento, actitud ante la vida, complejos, facultades, cualidades...). Otro elemento importante es el contexto en el que el personaje se mueve. Contextualizarlo ayuda a entenderlo a él y su conflicto. Es fundamental, cuando diseñamos personajes o historias que se alejan de la realidad actual, poder explicar cuál es el contexto que lo contiene para facilitar la comprensión del accionar del personaje.

Fin y Motivación Pero, ¿cómo darle coherencia al personaje dentro de la trama? Dotándolo de un fin u objetivo y de una motivación para alcanzar ese fin. Un personaje protagonista tiene que tener un fin, que es aquello que mueve la acción y marca la dirección de la historia. Es lo que quiere lograr, lo que aspira a conseguir. El conflicto entre dos personajes suele surgir del hecho de que ambos persiguen un mismo fin o que el logro de uno de ellos impide la consecución del otro. También existe la posibilidad de que un mismo personaje se sienta llamado a la conquista de dos objetivos contradictorios, es decir que tenga que elegir entre dos cuestiones de suma importancia para su vida. Para que un objetivo funcione como tal dentro de la historia, necesita:

• Que este en juego algo importante para el protagonista. Algo se va a perder si no alcanza la meta propuesta.

• Que la consecución del objetivo sea lo suficientemente difícil para el protagonista como para que en el camino el personaje crezca.

• Que su objetivo se encuentre en oposición al de su antagonista. El esqueleto de la historia, está determinado por la motivación, que es aquella fuerza que empuja al personaje dentro de la trama. Es conveniente que el espectador conozca los motivos que mueven a los personajes a actuar porque ayuda a generar identificación entre ambos. Si un personaje carece de motivación o no es lo suficientemente claro por qué quiere alcanzar la meta, es inevitable una pérdida de interés por parte del espectador sobre el devenir de la acción. No está de más decir que tanto la meta como la motivación, se ponen en evidencia a través de la acción, que es lo que el personaje hace para alcanzar su meta, la manifestación física del camino que recorre.



Vínculo con el problema Un personaje puede vincularse con el problema desde tres aspectos: Uno personal, es decir que el conflicto llega de la mano de algo relacionado con el mismo personaje o su entorno. Uno emocional, donde lo que lo involucra está directamente relacionado con aspectos emocionales inherentes al personaje. Uno ético, según el cual el personaje se ve incitado a actuar para resolver alguna cuestión del tipo ética, generalmente relacionada con el ámbito laboral.

Antagonista El antagonista, en su condición de coprotagónico, necesita un diseño similar al del protagonista, en cuanto a dimensiones, lo que quiere, su pensamiento, punto de vista, aquellas acciones que es capaz de hacer, su psicología, las emociones que lo impulsan, etc.

Identificación El personaje debe establecer un vínculo con el espectador. La mejor manera de lograrlo es poniendo en evidencia la manera de pensar, los sentimientos, las actitudes, las decisiones, las acciones y los motivos del personaje. Y por supuesto, construir personajes atractivos, sin olvidar que no resulta mejor la identificación con los santos que con los sinvergüenzas.

Personajes secundarios Dijimos anteriormente que para definir a un personaje secundario se suele utilizar la técnica del carácter dominante. Las funciones que desempeñan son:

• Ayudar a clarificar el tema: son personajes temáticos que transmiten y hacen inteligible el tema.

• Vehículo activo de la información: muchas veces son estos personajes los que transmiten información sustancial, incluso al mismo protagonista.

• Añadir color y textura a la historia: son los que dan nuevas dimensiones, enriqueciendo la trama.

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