Teoría y Métodos de La Ciencia Política

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Teoría y métodos de la Ciencia Política BLOQUE I. Enfoques de la Ciencia Política. Introducción . Los politólogos han ido adoptando enfoques cada vez más diversos y definiendo áreas de investigación cada vez más especializadas. Se da una tendencia a apartarse del tradicional estudio de las ideas en beneficio de una disciplina más variada, influida por los estudios de la conducta y las técnicas cualitativas. ¿Qué es la ciencia política? Nos referimos a la ciencia política en el sentido de que existe una tradición académica de estudio de la política, una disciplina que se transmite de profesor a alumno, a través del discurso y la escritura. La disciplina no copia los métodos de las ciencias naturales porque no serían apropiadas. Presentan un “conocimiento estructurado” y exige que quienes la practican respeten ciertas normas intelectuales a la hora de debatir. La ciencia política descansa en el principio de que todo conocimiento es público y cuestionable, por lo tanto exige a los que la practican que aporten argumentos y datos que puedan convencer a otros. La ciencia política exige una coherencia lógica. Esto implica definiciones claras y precisas tanto de los argumentos como de los conceptos principales y de sus derivaciones. El desarrollo de la ciencia política se ha visto acompañado del deseo de ampliar su área de estudio. Lo que los métodos conductistas han hecho es desarrollar el estudio del comportamiento político de las masas y ampliar la definición de los elementos que integran la política. El conductivismo ha abierto una brecha que han aprovechado otros enfoques metodológicos más generales. En los años ´70 y ´80 lo que se planteaba era una ciencia política que se ocupara de un mayor número de instituciones y que se relacionara el análisis 1

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Bloque I y II. UNED.Castellano

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Teoría y métodos de la Ciencia PolíticaBLOQUE I. Enfoques de la Ciencia Política.

Introducción .

Los politólogos han ido adoptando enfoques cada vez más diversos y definiendo áreas de investigación cada vez más especializadas. Se da una tendencia a apartarse del tradicional estudio de las ideas en beneficio de una disciplina más variada, influida por los estudios de la conducta y las técnicas cualitativas. ¿Qué es la ciencia política? Nos referimos a la ciencia política en el sentido de que existe una tradición académica de estudio de la política, una disciplina que se transmite de profesor a alumno, a través del discurso y la escritura. La disciplina no copia los métodos de las ciencias naturales porque no serían apropiadas. Presentan un “conocimiento estructurado” y exige que quienes la practican respeten ciertas normas intelectuales a la hora de debatir.

La ciencia política descansa en el principio de que todo conocimiento es público y cuestionable, por lo tanto exige a los que la practican que aporten argumentos y datos que puedan convencer a otros. La ciencia política exige una coherencia lógica. Esto implica definiciones claras y precisas tanto de los argumentos como de los conceptos principales y de sus derivaciones.

El desarrollo de la ciencia política se ha visto acompañado del deseo de ampliar su área de estudio. Lo que los métodos conductistas han hecho es desarrollar el estudio del comportamiento político de las masas y ampliar la definición de los elementos que integran la política. El conductivismo ha abierto una brecha que han aprovechado otros enfoques metodológicos más generales. En los años ´70 y ´80 lo que se planteaba era una ciencia política que se ocupara de un mayor número de instituciones y que se relacionara el análisis político con los intereses de otras disciplinas como la economía y la sociología.

Desde una perspectiva feminista, la política trata de todas las decisiones que configuran nuestra vida. Los asuntos privados pueden convertirse en asuntos públicos. La política se entiende como un aspecto de las relaciones sociales, más que como una actividad que tiene lugar en las instituciones de la administración pública. La política entraña enfrentamiento y colaboración, refleja la estructura de la sociedad e influye en ella.

La política es una actividad colectiva. Actuamos políticamente siempre que tomamos decisiones en nombre de otros y no sólo para nosotros mismos. La política conlleva una organización y planificación de los proyectos comunes, fijar reglas y normas que definan las relaciones entre las personas, y asignar recursos a las diferentes necesidades y deseos humanos (política de la vida cotidiana). La política tiene de carácter especial en el ámbito de los asuntos y de la administración pública. El carácter singular de la administración se hace evidente si se considera como parte del Estado moderno. Es mejor considerar el Estado no tanto como un conjunto de instituciones sino como una clase específica de asociación política que establece su jurisdicción soberana dentro de unos límites territoriales definidos.

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Gran parte de la actividad política tiene lugar allí donde interaccionan el Estado y la sociedad. Sin embargo, la política no siempre genera acuerdos o consenso. La ciencia política debería dar cabida a todas las formas de la política y al estudiar su forma constitucional no debería olvidarse de la posibilidad de que de lugar a manifestaciones más violentas.

a) Los diversos enfoques de la ciencia política. La ciencia política es un área invariable de estudio cuyo carácter e intereses se dan por hechos, o se presupone que son inmutables o permanentes. La ciencia política como disciplina la definen aquellos que la practican. Se caracteriza por la variedad de sus enfoques:

a- la teoría normativa. Descubrir conceptos morales y aplicarlos al ámbito de las relaciones y de la práctica política. Se dedica a analizar el “deber ser”.

b- Estudios institucionalistas. Interesan las reglas, los procedimientos y las organizaciones formales del sistema político, así como su impacto en la práctica política.

c- Conductismo. Procura explicar el comportamiento político en los niveles individual y agregado. Se le da una gran importancia a la necesidad de separar los hechos de los valores; sin embargo, actualmente se reconoce que los hechos no hablan por sí mismos y que solo tienen sentido dentro del marco de una investigación.

d- Teoría de la elección racional. Su presupuesto implícito es el comportamiento político puede entenderse como el resultado de las decisiones de individuos que actúan según su propio interés.

e- Feminismo. Ha sido decisivo en la ampliación de los horizontes de la ciencia política, y en la comprensión de su propia naturaleza.

f- Análisis del discurso. Considera que estructurar el significado de lo social es el principal hecho político. La producción, el funcionamiento y la transformación de los “discursos” deberían ser objeto de estudio ya que constituyen una herramienta útil para entender la articulación y el carácter de la política en las sociedades complejas.

b) Aspectos metodológicos y los retos que plantean. Un punto de vista ontológico hace referencia a una idea de la naturaleza de la existencia y del ser social. La epistemología expresa un punto de vista sobre como sabemos lo que sabemos y sobre lo que constituye una explicación adecuada de los acontecimientos o procesos políticos.

Los positivistas mantienen que es posible conocer el mundo mediante la experiencia y la observación empírica y sistemática. La ciencia política positivista suele analizar los datos disponibles y afirmar que produce postulados generales y sólidos acerca del comportamiento político. Los realistas críticos creen que el conocimiento tiene carácter universal. Los individuos actúan en un mundo que no han elegido y, con frecuencia, sus acciones tienen efectos estructurales no deseados. El papel del observador político es explicar los acontecimientos en relación con las acciones de los individuos y de las organizaciones en un contexto estructural. Por el contrario, los relativistas rechazan la idea de que sea posible un conocimiento objetivo, universal e inmutable, porque los criterios para valorar la verdad se relacionan con el tiempo, el lugar y la ciencia. La comprensión de un acontecimiento.

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Hay una distinción que se refiere al modo en que el observador elabora teorías. El método deductivo recalca el valor de sacar conclusiones de los principios básicos a través de un proceso de análisis y reflexión conceptuales. Las conclusiones del método inductivo proceden de la observación empírica y de la búsqueda de modelos y generalizaciones. En términos generales, los enfoques b, e, f son los que utilizan más frecuentemente los métodos cualitativos. Los enfoques cuantitativos se asocian más con c y d. Estas preferencias muestran diferencias significativas en el enfoque del estudio y en su orientación metodológica. La comparación es una herramienta esencial de descubrimiento; constituye un elemento primordial en los métodos de aprendizaje de los politólogos.

c) El papel de la teoría en la ciencia política. El propósito fundamental de la teoría es explicar, comprender e interpretar la “realidad” La ciencia política como cualquier otra disciplina del conocimiento, no puede basarse únicamente en la observación. Las teorías muestran a aquellos que quieren explicar un fenómeno sus factores más importantes. Las teorías estructuran la observación:

o Orienta sobre que investigar

o Funciona como un “sistema de clasificación”, un marco donde situar la observación de la realidad

o Posibilita el desarrollo de modelos

o Tiene coherencia lógica y profundidad

o Facilita el debate y el aprendizaje dentro de la ciencia política.

Las teorías normativas tratan de cómo debería ser el mundo; mantener o promover normas, entendidas como valores. Se encuentran dos clases de teorías que intentan relacionar los valores con los hechos. Las teorías prescriptitas son instrumentales: se interesan por los métodos más apropiados para alcanzar un sistema deseable. La teoría evaluativa valora un sistema dado en función de un conjunto de conceptos y valores. La teoría empírica desarrolla explicaciones basadas en hechos. Pretende establecer relaciones causales: que factores (variables independientes) explican un fenómeno dado (variables dependientes). La teoría causal debería formularse de forma que posibilitara una “falsación” empírica. La teorización predictiva funciona con criterios deductivos en vez de inductivos y establece una serie de premisas para extraer de ellas conclusiones relativas al comportamiento.

En un sentido más amplio, la teoría empírica lo que pretende es entender la realidad y, en este sentido, puede manifestarse como un modelo o marco conceptual. Los modelos son representaciones o descripciones estilizadas y simplificadas de esa realidad, que identifican los componentes importantes de un sistema pero no contemplan las relaciones entre variables. Los marcos e perspectivas conceptuales aportan una terminología general y un método de referencia con los que puede analizarse la realidad, mientras que, por lo que respecta a la interpretación de las relaciones entre variables, van más allá de los modelos y alcanzan una mayor profundidad y amplitud.Las teorías del Estado (pluralista, elitista, marxista) se han revelado como un elemento de cohesión crucial y han favorecido la aparición de un

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considerable cuerpo teórico que ha orientado la investigación de un amplio espectro de campos dentro de la ciencia política contemporánea.

Tema 1. La teoría normativa.

La teoría política normativa supone toda teorización de carácter prescriptivo o recomendatorio; es decir, toda teorización política interesada en lo que debe ser, en tanto a lo que es en la vida política. El pensamiento político normativo se expresa a través de razonamientos morales abstractos pero también a través de un análisis detallado de las instituciones y políticas existentes. Si desde el punto de vista filosófico estas teorías buscan preceptos morales, en su aplicación más concreta investiga las repercusiones. La teoría normativa sigue siendo importante, pese a las descalificaciones de algunos. Desde los setenta con Rawls y Nozick tienen un resurgimiento.

a) Cuestiones y métodos clave. La teoría política normativa es una forma de analizar tanto las instituciones sociales y las relaciones individuales con estas, y examina de qué modo se justifican los acuerdos existentes y cómo se justificarían otros posibles. Los seguidores de esta teoría utilizan varios métodos, tres son especialmente habituales. En primer lugar, a los teóricos normativos lo que les importa por encima de todo es la coherencia interna de los argumentos morales y para sopesarla se sirven de la lógica formal y la filosofía analítica. En segundo lugar, utilizan disciplinas de las ciencias sociales como la antropología social y la historia para comprobar si son correctas las premisas empíricas de los argumentos o descubrir los problemas de los argumentos morales que el razonamiento abstracto no revela fácilmente. Finalmente, los teóricos normativos contrastan las conclusiones de sus argumentos con sus propias intuiciones morales.

Las cuestiones sustantivas clave de la teoría política desde los setenta se pueden clasificar en dos grupos. El primero se centra en la existencia y propósito de las instituciones públicas del Estado. Un segundo grupo de cuestiones sustantivas se ocupa de la justicia distributiva y finalmente de sus consecuencias para la libertad. Estos teóricos tienden a ocuparse de asuntos elementales o fundacionales de la ciencia política.

b) Principales corrientes de la teoría política normativa. Desde su revitalización en los setenta se han desarrollado en diversas direcciones: reformulando las posiciones tradicionales y buscando nuevos territorios. Han existido tres corrientes dominando el debate: el utilitarismo, liberalismo deontológico y el comunitarismo.

- Utilitarismo. El utilitarismo se vincula especialmente a Bentham, reformador radical del XIX, que recurría a lo que consideraba las características elementales de la naturaleza humana por la observación empírica, el deseo de la felicidad y no sufrir. Creía, que las decisiones políticas moralmente correctas eran aquellas que buscaban más felicidad para un mayor un número de personas en la sociedad. Esta felicidad podía medirse como una utilidad y el objetivo que diseñan las políticas debía ser maximizar la utilidad social agregada. No trató de prescribir las acciones que producían una mayor felicidad, pues los miembros de definir lo que consideraban

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utilidad y cada individuo definen su bien y en un proceso de cálculo entre los individuos debían sacar la utilidad social.

Esta forma clásica ha sufrido críticas. Suele considerarse inverosímil que se puedan cuantificar los placeres y que los deseos puedan compararse de forma impersonal. A muchos críticos les preocupan las posibles consecuencias para las minorías y los derechos individuales que pueden tener la utilidad social. Aún más inquietante les parece la confianza del utilitarismo en las preferencias individuales, dado que algunas (racismo) son antisociales; y por otro lado, este modelo podría llevar a una aplicación del mercado libre más extremo. Además, para algunos sectores la equiparación de los deseos le resta valor a algunos deseos más elevados.

J.S. Mill criticó a Bentham, Mill daba cabida a apreciaciones cualitativas prefiriendo las experiencias intelectuales o estéticas. Mill también defendió un utilitarismo que considerara un derecho la protección de ciertos intereses elementales o vitales de todos los individuos. Los derechos, en sí, contribuyen a la utilidad general al afianzar los propios cimientos de nuestra existencia. Los derechos son inviolables frente a los diversos imperativos de tipo utilitario no está del todo clara. Cuando unos derechos entran en conflicto con otros y que sólo un cálculo de utilidad relativa puede señalar cuáles deben prevalecer. Los argumentos de Mill se acercan a un utilitarismo de las reglas, que preservaría sistemas enteros de normas coactivas en virtud de los beneficios que producen para el conjunto de la sociedad. Muchos autores han intentado plantear el utilitarismo de forma más aceptable y el utilitarismo ha seguido desarrollándose con diferentes denominaciones.

- El liberalismo deontológico. La teorización política resurgió en los años setenta como oposición a este legado utilitarista y a toda ética teleológica. Por ética teleológica entendemos toda moral que juzga el valor de la conducta humana basándose en si logra un determinado propósito o alcanza un determinado fin o telos. Varios pensadores han dicho que aplicar una ética teleológica a la vida política es perjudicial para la ciudad humana por dos razones. En primer lugar, estos autores señalan que el utilitarismo no tiene en cuenta la pluralidad de los fines individuales, bien porque indica que hay un solo fin de mayor entidad que los otros, bien porque lo juzga lo que es bueno para el ser humano, o el bienestar, desde la posición estratégica del conjunto de la sociedad, sin tener en cuenta cada individuo. En segundo lugar, la ética teleológica concede mayor importancia a los fines que a los medios, se niega a admitir que la búsqueda de objetivos sociales está supeditada a los derechos individuales.

Los autores que defienden estos están conocidos como liberales deontológicos o kantianos. Apuestan por la deontología, la ética de los derechos y las obligaciones, tomando como referencia a Kant. Éste era contrario a toda concepción que sacrificara a los individuos, que eran fines inviolables y los liberales kantianos creen que los individuos deben ser libres para decidir y perseguir sus propios fines. Aunque los deontologistas tienen una idea plural de los fines humanos no son relativistas: el comportamiento humano debe tener ciertos condicionantes, que han de convertirse en derechos y deberes, que van unidos a los individuos y que no pueden ser anulados. Los individuos son seres libres y autónomos pero no para vulnerar la libertad y la autonomía de los otros. Pueden perseguir diferentes bienes pero deben respetar el marco de derechos, y donde el derecho y el bien entren en conflicto prevalece el primero.

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Los liberales insisten en que la acción social colectiva también debe respetar los derechos individuales. Al mismo tiempo, se distinguen de los anarquistas en que aceptan la necesidad de que exista un organismo que asegure los derechos. Incluso los liberales que están más decididamente a favor del libre mercado reconocen que tal organismo público, para que desempeñar sus funciones más esenciales, debe someter a los individuos a leyes que regulen el comportamiento y reclamarle algunos recursos. El papel del Estado resulta más controvertido en el sentido del bienestar. Los que defienden unos derechos humanos de validez universal despiertan algo más que un debate académico. Los defensores de la universalidad insistirán en que la actual proliferación de conflictos entre comunidades pone de manifiesto la necesidad de criterios consensuados que sirvan para mediar entre reivindicaciones étnicas o culturales enfrentadas.

- Comunitarismo. Los comunitaristas parten de la crítica del concepto liberal del yo individual, que puede ponerse al margen de la sociedad y redefinir sus propósitos y compromisos sin condiciones heredadas u objetivos compartidos. Los derechos y deberes de forma abstracta no tienen en cuenta las relaciones personales y sociales, y los comunitaristas creen que el yo individual del liberalismo es sólo dominante allí donde los vínculos comunitarios se han corroído y los individuos se encuentran alienados y a la deriva, aunque, incluso así, la vida en común es un punto fundamental para la disidencia individual. Prefieren un yo situado que se enraíza en la comunidad y se define en función a los vínculos y la interpretación de uno mismo. Los derechos y deberes que nos conforman provienen de nuestra comunidad y nos encontramos implicados en sus bienes y fines.

Una concepción de los derechos y los deberes que dependa de cada comunidad y otra de los propósitos, choca con el liberalismo. Los comunitaristas recelan de la insistencia de los deontologistas en que el derecho debe constreñir la búsqueda del bien colectivo, y exponen que la convivencia crea ciertas interpretaciones del yo comunes y objetivos compartidos no impuestos. Existe la posibilidad de que todos puedan trabajar juntos en pos de un bien común moralmente aceptable.

Aunque los comunitaristas recelan del liberalismo, se han unido a ellos en diversos proyectos. El conservador Oakeshott atraído por la defensa del particularismo y la tradición frente al racionalismo, o Arendt, simpatizando por una vida participativa son ejemplos. Aunque el Comunitarismo procede de la crítica del liberalismo no es invulnerable a la objeción de que salvaguarda suficientemente individual y que no sirve de protección frente a la tiranía tradicionalista. Algunas corrientes del pensamiento comunitarista están cerca del conservadurismo mientras que otras favorecen la idea de una comunidad participativa, estas últimas tienen problemas para responder como se solucionaría en sociedades tremendamente dividas el problema de lograr consenso. Algunos plantean una inviable democracia consensuada frente al gobierno de la mayoría.

El comunitarismo ofrece explicaciones de cómo las tradiciones configuran nuestro universo moral, por lo que para enfrentarnos a éste en muchas ocasiones utilizamos su terminología. La renuncia a acatar obligaciones morales puede hacernos parecer resentidos o insensibles, al tiempo que afectan a nuestros seres más próximos, pero el ideal comunitarista de solidaridad social se enfrenta a una auténtica carencia en la atomizada vida moderna.

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c) Principales objeciones a la teoría normativa.

- El positivismo lógico. El positivismo lógico es una escuela que se inspira en Wittgenstein, que estudia la lógica del lenguaje, es decir, lo que posibilita que este comunique la verdad. Concluye que las unidades elementales que le confieren dicho poder son los nombres porque sólo estos se refieren directamente al mundo que está fuera del lenguaje. El significado de los no está mediatizado sino que los constituyen los objetos del exterior y sólo las proposiciones que se refieren a objetos del exterior pueden ser lógicas. La única excepción son las definiciones tautológicas, que son ciertas por definición, y las contradictorias, que son falsas. No especificó la naturaleza de los objetos a los que se refieren las proposiciones verdaderas pero otros positivistas han dicho que deben ser materiales o experiencias sensoriales directas y Wittgenstein creía que la filosofía debía limitarse al lenguaje factual y descriptivo de las ciencias naturales.

Esto sentó las bases para que las dos escuelas que los positivistas creían capaces de decir verdades, el conductismo y el análisis lingüístico, condenaran la metafísica. Tanto unos como otros se esforzaron en separar en función de los hechos las proposiciones verdaderas de los valores frutos de sentimientos y emociones.

Los normativos han reconocido que las proposiciones morales no son hechos, pero afirman que esto no perjudica a las posibilidades de una teoría normativa rigurosa. La teoría normativa puede hacer uso de los hechos que proceden de las disciplinas descriptivas y no son ajenos a la naturaleza de la realidad. Aunque la teoría normativa no pueda inferir valores de los hechos puede revelar las relaciones lógicas implícitas en un determinado discurso moral. Por otra parte, afirman que pueden mostrar las bases objetivas de las verdades morales. Gewirth indica que el derecho a la libertad y al bienestar, pueden deducirse lógicamente de ciertos requisitos genéricos de la acción humana. Esto último resulta dudoso, porque aunque se puedan demostrar que existe un vínculo lógico entre el derecho a la libertad y el bienestar y ciertos hechos referidos a los requisitos de la acción humana, alguien que no acepte los métodos utilizados puede rechazar la coherencia racional entre una proposición moral y un hecho.

- El relativismo. Los relativistas morales afirman que los principios morales si no pueden derivarse de los hechos son completamente relativos. Y por esto, ningún punto de vista respecto a los valores puede considerarse mejor que otro, y la teoría normativa no tiene sentido.

Los comunitaristas responden que ciertas cosas pueden ser correctas dentro de una comunidad y de sus juegos de lenguaje, aunque no se consideren en términos generales incorrectas o correctas. Para que existiera un relativismo puro los individuos deberían ser islas, pero no lo somos y los contenidos morales se establecen mediante relaciones. Esta respuesta no es del todo válida porque aunque los lenguajes morales se solapen y se mezclan al sufrir presiones externas. Un comunitaristas podría señalar que al aumentar esta relación y la posibilidad colisión entre juegos de lenguajes morales, es cada vez más necesario respetar los diferentes lenguajes para evitar conflictos. Sin embargo, este razonamiento es plausible hasta cierto punto, pues puede legitimar la opresión dentro de una comunidad desbarantando los objetivos pluralismo comunitario o si el lenguaje de una comunidad avala la conquista de un territorio de otra comunidad. Al menos se podría decir que las comunidades morales que

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comparten espacios deberían aclarar cuáles son los criterios comunes razonables que pueden utilizar a la hora de mediar entre posiciones.

Por otro lado, es difícil definir una comunidad moral, existiendo grupos disidentes dentro de un Estado o grupos que atraviesan fronteras de varios. Quizás sólo pueda serlo una comunidad auténticamente voluntaria, compuesta por adultos que eligen libremente, pero incluso esta comunidad moral participaría de un universo moral más amplio al relacionarse con otras personas ajenas a la asociación. La réplica más contundente de la teoría normativa al relativismo es que ciertos preceptos básicos reconocidos como moralmente correctos, existiendo juegos de lenguajes morales que transcienden las comunidades y son universales. Esto quiere decir que la relatividad cultural no sirve para justificar un ultraje en el que suscribimos ciertos valores morales comunes.

- Determinismo. Estos niegan que los seres humanos ejerzan el poder de actaución que es condición para la elección moral y no tiene sentido juzgar moralmente una acción si el que la hace no tiene alternativa.

Existen varias clases de determinismo. Algunos piensan que el individuo está muy constreñido por fuerzas externas que no controla, pueden estar sometidos a estas fuerzas ocultas o ser objeto de procesos que se desarrollan con una lógica impersonal. En general las fuerzas mencionadas son las económicas, pero otros hablan de la ecología, tradiciones nacionales o incluso fuerzas sobrenaturales. Un segundo tipo sostiene que estamos condicionados por fuerzas que están dentro de nosotros, como el subconsciente o la genética.

La primera cuestión que surge al respecto es si el determinismo es amoral. Un marxista puede considerar que el capitalismo es injusto y el socialismo es justo, y este investigador puede hacer juicios normativos e incluso dirigir su investigación hacia un fin normativo. La presencia de presupuestos relativos en un trabajo no demuestra que las conclusiones de éste sean falsas, pero, deberíamos estar atentos a estos valores pues no facilitan observar los puntos fuertes y débiles de un proyecto. La segunda cuestión es si se considera que el razonamiento moral determina los resultados. Si realmente elegimos entre algunas cuestiones parece que el lenguaje moral influya en las elecciones. El discurso moral es parte de de nuestro medio cultural, una parte de la manera que tienen las culturas de comunicarse y reproducirse.

d) La teoría normativa aplica: justicia y libertades. Una de las esferas más importantes para la teoría normativa es la que plantea la distribución de los bienes. Los normativistas han protagonizado en muchas ocasiones la pugna sobre si el Estado debe intervenir o un fijar un modelo de distribución. Uno de los contendientes de esta polémica puede llamarse socialdemócrata, y que presupone que existen razones morales para que el Estado participe de alguna forma en la prestación de servicios sociales o en la redistribución. La pregunta es si respetando la autonomía de los ciudadanos y la libertad es posible esto. Una respuesta es la utilitarista, que defiende el Estado del Bienestar porque proporciona más felicidad a un mayor número de personas. La objeción deontológica se basa en que subordinan los derechos individuales a un único concepto de bienestar dejándolo en un equilibrio inestable. Los liberales socialdemócratas deontologistas disponen de alguna estrategia para contrarrestar esto. Rawls defiende la “posición original”, proponiendo que imaginemos a los fundadores de un Estado que no tienen conocimiento de sus capacidades ni de sus posibilidades en el nuevo

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orden y partiendo de esta ignorancia deben elegir los principios de justicia que regirán los bienes sociales. Rawls cree que elegirán dos principios: uno de igualdad en cuanto a las libertades, que tiene prioridad, y un segundo que propone que sólo sean permitidas aquellas desigualdades en la distribución que favorezcan a los más desfavorecidos. Esto permite que existan una pluralidad de fines en la distribución de los bienes y son teóricamente compatibles con muchos sistemas socioeconómicos.

Una segunda estrategia autoriza la intervención en el mercado en virtud de un principio fundacional y categórico que no necesita justificación. Dworkin pregunta qué significa un trato equitativo para todos los ciudadanos, y cree que un gobierno liberal se tomaría todos los fines igualmente en serio y esto no se puede hacer desde distribuyendo los bienes de forma centralizada por lo que debería existir el mercado. Por otro lado, las preferencias y fines no son lo único que importa sino también las capacidades que provocan desigualdades que los liberales no pueden defender, siendo necesaria una reforma del mercado y un sistema mixto. Los servicios del Estado pueden justificarse por una razón que procedería de las necesidades básicas y universales. El problema es que apenas hay acuerdo en torno a estas. Gewirth afirma que cualquiera que sea la variedad de fines que los seres humanos puedan elegir, siempre habrán de cumplir ciertos requisitos antes de ni siquiera comenzar a actuar como agentes morales. En estos requisitos se encuentran el derecho a la libertad y el bienestar con carácter universal. Sin embargo, el segundo no se puede satisfacer ilimitadamente sin dañar al primero, por lo que al igual que Dworkin propone una economía mixta.

En tercer lugar el enfoque comunitarista. Walzer señala que los criterios propiamente distributivos varían según las culturas y según las esferas de justicia (seguridad, bienestar, dinero, amor, gracia divina, etc.), y defiende una igualdad compleja destinada a garantizar que los criterios distributivos más destacados de una determinada esfera no choquen con otras en las que sean apropiados criterios diferentes. En una sociedad de mercado esto puede suponer que se haga lo posible para que aquellos que legítimamente poseen dinero no lo utilicen para comprar personas. En las esferas de seguridad y bienestar debe haber un sistema amplio de servicio a la comunidad que responda a la necesidad de sus miembros, pero al existir diversas definiciones de necesidad, no puede existir un derecho universal a la tenencia de un conjunto de bienes que sobrepase el derecho a la vida y a la mera subsistencia.

Todas estas posturas admiten que la distribución puede ser moralmente legítima. Los libertarios sin embargo ven en esto una licencia para ejercer el totalitarismo. Los libertarios de derechas, partidarios del mercado libre han sido los combativos con los socialdemócratas y su ámbito va desde los anarquistas hasta los que justifican la idea de un Estado mínimo. La creencia de que la distribución amenaza viene de la idea de Berlin de que existe una libertad negativa definida por la ausencia de condicionantes coactivos sobre la acción, y una positiva definida por el poder de alcanzar los bienes deseados; pero sólo la primera es una libertad propiamente dicha. Las políticas que hacen posible que los individuos alcancen sus fines pueden ser justificables pero no debe considerarse que aumentan la libertad.

Los partidarios del mercado libre coinciden en la definición de las libertades completamente negativa. Son reacios a renunciar a sus libertades cambio de otro bien social. Hayek cree que la libertad social sólo puede fundamentarse en el individuo autónomo. Los individuos deben

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acceder igualmente a las libertades negativas, garantizadas por leyes y reglamentos de carácter impersonal que les permitiera perseguir sus propios fines legalmente. La distribución por parte del Estado de las rentas o la riqueza vulnera las libertades y la igualdad y supone que el Estado fije las normas de la distribución que discrimina a unos para favorecer a otros. La distribución de bienes no se puede justificar tampoco por la justicia social, porque decir que una distribución es injusta implica que constituye un resultado deliberadamente buscado que hay que corregir. Sin embargo, en una sociedad de mercado la distribución es el resultado de una serie de transacciones aleatorias y no es legítimo exigir que nadie las corrija.

Nozick desarrolla su discurso libertario, favoreciendo que exista un Estado mínimo que se limite a mantener el orden y la ley. Rechaza cualquier otro tipo de intervención, alegando que va en contra de la autonomía individual y que no trata a los individuos como fines en sí mismos, utilizando algunos de ellos sin su consentimiento como para alcanzar un fin elevado. Afirma que si los bienes han llegado a una persona de forma justa por medio de adquisición, ningún gobierno puede justamente transferir parte de estos bienes a otra persona. La idea de una distribución diseñada vulnera los títulos heredados. Por supuesto, todo esto nos lleva a plantearnos como se obtienen originariamente los títulos de propiedad, adoptando la versión lockeana de que se obtienen por la conjugación de fuerza de trabajo con otros factores que no nos pertenecen. Esta adquisición primera es justa si no perjudica la situación de otros en ese momento y toda desigualdad que surja de la posterior utilización de dichos bienes es justa si está adquisición originaria es justa.

A modo de conclusión, podemos decir que todos los autores mencionados plantean problemas, especialmente los libertarios. Hayek exagera al considerar que determinadas distribuciones de bienes tienen resultados imprevistos; bien pudiera ser que los resultados no igualitarios fueran resultado de un tipo de sistema de intercambio y que los participantes tengan consciencia de los resultados de sus transacciones. Nozick puede explicar por qué todos los intercambios voluntarios de propiedades justamente adquiridas son justos, aunque sean estructuralmente desiguales; o por qué los mercados libres favorecen más a los pobres.

Tema 2. El institucionalismo.

El institucionalismo ha sido la corriente dominante en EEUU y GB, pero existen pocos acerca de él porque a nuestros antecesores no les interesaba la metodología.

a) Definición del institucionalismo.

- El objeto de estudio. El estudio de las instituciones políticas es esencial para la identidad de la ciencia política. Eckstein señala que la ciencia política surgió como un campo de estudio separado y autónomo, divorciado de la filosofía, la economía e incluso la sociología puede que haya tendido a insistir en el estudio de los acuerdos de tipo formal-legal. Si hay algo que es objeto de estudio propio de la ciencia política, que se puede estudiar con sus propias

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herramientas de otras disciplinas y que sigue reivindicando una existencia autónoma, éste es, la estructura de tipo formal. El interés por las instituciones fue importante en GB donde Wallas se lamenta de que todos los politólogos evitan el análisis del hombre.

- Método. Aunque el objeto de estudio del institucionalismo son las instituciones, ha habido un ominoso silencio sobre la forma en que dicho estudio debe producirse. El método institucionalista tradicional o clásico es descriptivo-inductivo, formal-legal e histórico-comparativo.

El enfoque descriptivo es conocido como historia contemporánea, emplea las técnicas de historiador e investiga acontecimientos, épocas, personas e instituciones, produciendo estudios que describen y analizan fenómenos que han ocurrido en el pasado y que explican acontecimientos políticos contemporáneos a partir de otros anteriores. El énfasis se pone en explicar y en comprender, no en producir leyes. El estudio de la historia amplía el horizonte, mejora la perspectiva y desarrolla una actitud hacia los acontecimientos que podríamos llamar sentido histórico. Nos hacemos conscientes de las relaciones entre hechos que parecen aislados. Como las instituciones han crecido a partir de una acumulación, el enfoque histórico es esencial. El sello del enfoque es descriptivo es el hiperfactualismo, primero la observación y los hechos son lo más importante. La gran virtud de las instituciones era que eran concretas y podían examinarse sus operaciones. El enfoque es inductivo porque las diferencias se extraen de una repetida observación. El punto clave es que el estudio de las instituciones muestra una preferencia por dejar que los hechos hablen por sí mismos sólo comparable a su desprecio por la teoría, especialmente la moderna teoría social y política.

Formal-legal. Hace hincapié en dos aspectos. El primero es el estudio del derecho público y el segundo es el estudio de las organizaciones formales de la administración pública. Este doble énfasis confluye en el estudio del derecho público que afecta a las organizaciones formales de dicha administración, en el estudio de la estructura constitucional. El término constitución a menudo se refiere a la constitución escrita y a un relato histórico del desarrollo de las constituciones escritas, pero este uso es demasiado estricto. Finer afirma que el institucionalismo va más allá de las constituciones escritas. Mackenzie señala que antes de 1914 hubiera sido inconcebible que se discutieran los sistemas políticos sin hacerlo también de los marcos legales, y esta tradición mantiene vigencia en Francia, Alemania e Italia.

Histórico-comparativo. El estudio de las instituciones políticas es también comparativo. Finer comparó las instituciones de varios países y su contexto económico e histórico. Examina las principales instituciones políticas no sólo en lo tocante a su estructura legal sino en cuanto a su funcionamiento y en su evolución por etapas. Finer afirma que su enfoque es científico y que explica objetivamente el cómo y el porqué de las cosas. Examina las principales instituciones políticas no sólo en lo tocante a su estructura legal sino en cuanto a su funcionamiento y en su evolución. Para Finer lo esencial del Estado es su monopolio del poder de coacción, declarado e implantado como el único monopolio legítimo. Las instituciones políticas son instrumentos y el análisis de Finer se refiere a la organización del Estado. Finalmente, se ocupa de las

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partes principales de la política moderna, analizando las instituciones y su funcionamiento.

- Teoría. El institucionalismo se pronuncia sobre las causas y consecuencias de las instituciones políticas y adopta valores políticas de la democracia liberal.

Enunciados causales. El enfoque formal-legal aporta un marco teórico general como explicaciones prescriptivas. En primer lugar, sus defensores consideran las reglas y procedimientos legales como la variable independiente fundamental y el funcionamiento y destino de las democracias como la variable dependiente. Duverger critica las leyes electorales proporcionales porque fragmentan el sistema de partidos y socaban la democracia representativa. En segundo lugar, las normas dictan el comportamiento y esto es una de las razones para estudiar las instituciones políticas. Sin embargo, este punto de vista respecto a las instituciones que las considera una causa de la acción política es demasiado estrecho. También existe un importante argumento normativo.

Valores políticos. Aunque el hiperfactualismo es una característica del estudio de las instituciones políticas, una de las grandes ventajas que este enfoque se atribuye es la de ofrecer la oportunidad de integrar el estudio empírico de la política y el análisis de los valores de ésta. Y los valores normativos más comúnmente aceptados son los de la democracia liberal, por ejemplo en GB los del modelo de Westminster que incluye varias características sobre un acuerdo limitado (bipartidismo, mayoría parlamentaria y programa, gobierno sólido, oposición institucionalizada o funcionariado neutral y profesional). Este modelo se exportó a las colonias y su influencia a varios lugares. La preocupación por el mantenimiento de la tradición y la defensa de cambios graduales aún persiste. Por lo tanto, el institucionalismo es un objeto de estudio que se ocupa de las reglas, procedimientos y organizaciones formales para el gobierno, que utiliza el utillaje tanto del jurista como del historiador.

b) Los críticos. El estudio de las instituciones políticas tiene numerosos críticos, muchos de los cuales son más apasionados que precisos. Easton fue el más influyente crítico de los institucionalistas tradicionales y cuyo propósito principal era desarrollar un marco conceptual sistemático que identificara las variables políticas significativas y las relaciones que se establecían entre ellas. Al tener estas ambiciones teóricas, se dio cuenta de que el estudio de las instituciones era insuficiente en dos sentidos. En primer lugar, el análisis de las leyes e instituciones, al no ocuparse de todas las variables relevantes no podría explicar consecuentemente el poder o las políticas. En segundo lugar, el hiperfactualismo o la veneración de los hechos implica una desnutrición teórica al rechazar el marco general en el que estos adquirían significados.

Otros críticos conductistas fueron más exagerados. Macridis afirmaba que la comparación entre gobiernos no abordaba la complejidad de los acuerdos sociales informales ni del papel de éstos en la formación de decisiones y en el ejercicio del poder; que era insensible a los condicionantes no políticos del comportamiento político y descriptiva, en vez de centrarse en la solución de los problemas; que no tenía en cuenta ni hipótesis ni verificaciones y que era incapaz de formular una teoría política dinámica de tipo comparativo.

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Las críticas se extendieron también la metodología pues el conductismo logró muchos adeptos por sus métodos. Macridis propugna una investigación que elabore un esquema de clasificación, conceptualice un enfoque cuyo fin sea la resolución de un problema y formule una hipótesis o un conjunto de ellas, contrastándolas con datos empíricos para eliminar las que sean insostenibles y formular otras nuevas. Esta nueva ciencia de la política no cuenta los métodos de la historia por su atención a lo particular y por no poder explicar la estructura; y los métodos jurídicos son rechazados por la distancia entre los enunciados formales y la práctica de los gobiernos.

Los problemas de estas críticas son evidentes. En primer lugar, en muchos estudios institucionalistas se contextualizan las instituciones, se indaga en las relaciones y en el comportamiento informal. Por lo que la principal objeción que se puede hacer por ejemplo a Finer es que utiliza un enfoque anticuado. En segundo lugar, se convierten en algunos casos las críticas en la metodología en una condena del institucionalismo en su conjunto. Los métodos históricos y jurídicos tienen sus límites pero también el conductismo. El tercer problema, es que las críticas teóricas están fuera de lugar. Un punto de vista organizativo aporta un mapa del objeto de estudio, indicando cuáles son sus cuestiones principales. En cuarto lugar, el institucionalismo y determinados valores o propuestas de reforma no están necesariamente relacionados. Pero aunque en algunos lugares no se aplique el sistema de Whitehall, tiene fundamento porque se están redactando constituciones en todo el mundo. Para terminar, la crítica vincula el estudio de las instituciones políticas con sus fundadores y desprecia este enfoque porque no se encuentra en la vanguardia de la disciplina. Aparte de modas pasajeras, el estudio de las instituciones sigue siendo un pilar fundamental.

Algunas críticas están justificadas ya que, el institucionalismo no explica su punto de vista organizativo o su teoría causal, y no analiza los límites del enfoque que prefiere. Si se diferencia objeto, método y teoría es muchos más fácil identificar las partes que hay conservar y cual no, aún así es importante centrarse en las instituciones y utilizar los métodos del historiador y del jurista.

c) Los diversos institucionalismos. A pesar de todo el estudio de las instituciones políticas en GB no es la continuidad ni la tradición sino la fragmentación en diversos enfoques nuevos.

- El constitucionalismo. La característica clave del constitucionalismo es que aún sigue dando cabida tanto al enfoque formal-legal como al reformismo liberal-democrático. Esta área ha seguido siendo productiva después de los setenta, y aunque el enfoque tradicional ya no es el dominante no se puede hablar de decadencia cuando casi todos los trabajos tienen docenas de notas a pie de página con trabajos de este tipo. Esta ingente bibliografía tiene su epicentro en GB, donde se ocupan principalmente de la reforma de la constitución, es decir, observar los cambios en la política, comparar la práctica con las convenciones constitucionales, observar la protección de las libertades o el poder creciente del ejecutivo. Se reclama un nuevo acuerdo y una declaración de derechos. Oliver denuncia que los acuerdos actuales son defectuosos por su incapacidad para asegurar la responsabilidad del gobierno, su eficacia y la carta de ciudadanía.

Al ser un ejemplo de la vigencia de los antiguos métodos formal-legales, es blanco de las mismas críticas, que es formalista excesivamente y que no presta atención al comportamiento.

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Para estas críticas existen una serie de respuestas. Para la segunda, se afirma que si presta atención al comportamiento de las instituciones, pues estudia las intenciones puestas en las instituciones y las normas, por lo que un análisis puramente formal sería una mala interpretación. En segundo lugar, debe considerarse un punto de partida explicativo dentro de un análisis más amplio del Estado.

- La ciencia de la administración. Se centra especialmente en las instituciones, y sobre todo en los acuerdos institucionales para la provisión de los servicios públicos. En los estudios tradicionales se ponía el énfasis en la estructura formal, pero tras la IIGM el énfasis se trasladó al estudio de las decisiones en las organizaciones y a las propias decisiones consideradas como sistemas que se relacionan entre sí dentro de otros ambientes mayores.

La principal característica de la teoría de las organizaciones es que siempre ha mantenido el interés por la organización formal. Los primeros teóricos discutieron la importancia de ésta en comparación con la organización informal. Las teorías acerca de las redes se centran en políticas públicas y los teóricos de la contingencia han investigado el ajuste entre la estructura de una organización y su medio. En consecuencia, las políticas surgen de de la interacción entre las organizaciones gubernamentales y una red de organizaciones de otro tipo. Aparte de la ciencia de la administración, la teoría de las organizaciones tuvo poco impacto en la ciencia política porque sublimaba las organizaciones.

- El nuevo institucionalismo. Según March y Olsen las instituciones políticas clásicas han perdido la importancia que tenían en las primeras teorías de los politólogos. Estos autores critican la ciencia política contemporánea por ser contextual y porque quita importancia al Estado como causa independiente; es reduccionista porque interpreta la política como un resultado de las acciones individuales y utilitarista porque explica éstas en función del interés racional propio. Por el contrario el nuevo constitucionalismo subraya el papel más autónomo que tienen instituciones. Las instituciones son lugares de confrontación para las fuerzas sociales, pero también son conjuntos de procedimientos operativos normalizados y de estructuras que definen y defienden intereses. Son actores políticos por derecho propio.

Hall afirma que su enfoque se aparta del primer institucionalismo porque su definición de institución se refiere no sólo a la constitución y a las prácticas formales sino también a redes organizativas menos formales. El nuevo institucionalismo es fruto de un encuentro de la historia con la teoría de las organizaciones con el fin de estudiar las instituciones políticas. Aunque estos ingredientes estén ya bastante vistos la mezcla resulta novedosa. Es difícil no estar de acuerdo con Jordan cuando afirma que el nuevo institucionalismo suscitó tanto interés porque se anunciaba como un enfoque que tenía la intención de oponerse a la corriente dominante en la ciencia política y porque ponía de manifiesto el cambio de orientación de algunos de los interesados en el Estado. En realidad, dado que el estudio de las instituciones siempre había formado parte de la corriente dominante en la ciencia política, sólo podía ser nuevo para los defensores del conductismo que lo había minusvalorado.

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Tema 3. Conductismo.

El conductismo intenta descubrir por qué la gente se comporta de una determinada manera. Insistiendo en el comportamiento observable y partiendo de que cualquier explicación debe poder someterse a una comprobación empírica. Los conductistas han estudiado una múltiple cantidad de problemas, desde las razones del voto a los orígenes de las movilizaciones políticas, pasando por el comportamiento de las élites hasta el comportamiento de actores estatales y no estatales.

a) Orígenes del enfoque Conductista en Ciencia Política. Hasta antes de la mitad del siglo pasado, el enfoque predominante en la investigación en Ciencia Política era el Institucionalismo, cuyo centro de atención recaía sobre las reglas, los procedimientos y las organizaciones formales del sistema político, y cuyos referentes de fundamentación estaban dados por básicamente por la Filosofía, el Derecho y la Historia. Se caracterizaba por una marcada abstracción y atención en la teoría, por encima de ejercicios empíricos del estudio de la política. En complemento de lo anterior, el Institucionalismo, además, centraba su atención en la reflexión del “deber ser” de la política, a partir de conceptos morales y juicios de valor, discusión normativa e información descriptiva, elementos que más tarde van a ser el detonante para el surgimiento de una nueva corriente: el Conductismo (Marsh y Stoker, 1997).

El Conductismo nace precisamente como movimiento de reacción ante los cortos alcances de la Ciencia política tradicional (lente sobre las instituciones) y ante la insuficiencia de los métodos usados por ella (“histórico, filosófico y descriptivo institucional”, ver Dahl, 92), para explicar fenómenos y dinámicas diferentes en el tema de lo político. Se puso en evidencia la necesidad de empezar a mirar las realidades y dinámicas de interés, haciendo uso de estrategias de contrastación con la realidad y los hechos 1 Vale la pena precisar que, para Dahl, más que hablar de “método” conductista, éste debería plantearse en términos de “postura” o “perspectiva”. Señala Darhendorf que las corrientes antecesoras son “todas las escuelas concebibles del análisis político y especulación”. Además, rigurosamente controlados.

En este mismo sentido, para Dahrendorf, el nacimiento del Conductismo se da como rechazo, principalmente a las formas de actuar (pensar) de la Ciencia política de ese momento, centradas en la “especulación filosófica y argumentos legales, teoría de los juegos y Sociología de las instituciones, descripción histórica”. Con todo ello, el Conductismo también surge ante el interés de los politólogos por mostrar una aproximación que pudiera ser identificada con dicha disciplina y que le otorgara el carácter de “científica” a la Ciencia política. En oposición al Institucionalismo, el Conductismo centró su mirada en las personas, y su análisis apuntó, entre otros temas, al estudio de los procesos de elección y toma de decisiones. Si bien, el Conductismo en la Ciencia Política alcanzó su auge entre las décadas del 50 y el 60, sus orígenes se encuentran mucho antes. La literatura señala que fueron los trabajos de Comte y los aportes del Círculo de Viena sobre el Positivismo lógico (finales del siglo XIX), los que dieron la base para el nacimiento de este enfoque. El naciente Conductismo tomó del Positivismo el reconocimiento de la existencia de conceptos o apreciaciones del mundo social, en el sentido de las teorías empíricas y la necesidad de contar con explicaciones que aportaran a la comprensión sobre la causalidad de un fenómeno o hecho (Marsh y Stoker). Como es de notar, los positivistas enfatizaron en la observación empírica (uso de la totalidad de los datos

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empíricos correspondientes, consideración de todos los casos enunciados en el planteamiento) y en su comprobación (teorías o explicaciones “falsables” que, según los argumentos positivistas, diferencian la investigación científica de la pseudocientífica). Frente a esto último, es necesario recalcar que los conductistas “todos aceptan inequívocamente el principio de la falsabilidad (…) toda teoría explicativa debe engendrar proposiciones falsables del tipo si hay A, también hay B; si no hay A, tampoco hay B” (Marsh y Stoker, 73); aunque no se debe perder de vista que, desde el mismo positivismo “no todos los aspectos de la teoría deben ser falsables” (73). Para 1920, aunque aun de manera incipiente, la literatura reportaba los primeros estudios derivados de una mirada Conductista.

Con todo ello, el verdadero impulso del concepto se daría más tarde, al encontrar el caldo de cultivo, de un lado, en la cultura norteamericana marcada por el pragmatismo y el realismo y, de otro, en los aportes del Departamento de Ciencia política de la Universidad de Chicago, en cabeza de Charles Merriam. Los orígenes del Conductismo se remontan a la Psicología con los trabajos de J. Watson y de E. Thorndike (inicios del siglo XX). Para más detalle ver Vargas-Mendoza. (con el equipo de H. Laswell; V. Key; D. Truman; H. Simon; G. Almond). Otros hechos que marcaron la consolidación del enfoque en Estados Unidos (y de allí, a las demás latitudes) fueron el influjo académico europeo, con la llegada de este trabajo quería poner en evidencia las distinciones entre la “realidad” del comportamiento político, reportada por periodistas, y no como se suponía que se daban las cosas. Otros estudios de la etapa embrionaria del Conductismo son The People’s Choice (1940, sobre las elecciones presidenciales) y The American Voters (1956).

Estudiantes de ese continente que se alejaban de la guerra, y que traían consigo una mirada sociológica de la política; el mayor contacto que se venía dando con la realidad política y administrativa, lo cual obligaba a contrastar la teoría y la realidad; los esfuerzos y llamados del Social Sciences Research Council –SCRC (a mediados de los 40’), respecto a la necesidad de “desarrollar un nuevo método para el estudio del comportamiento político, enfocado sobre el comportamiento de los individuos en situaciones políticas (…) con objeto de formular y comprobar hipótesis en relación con uniformidades de comportamiento en diferentes escenarios institucionales” (Informe anual del SCRC 1944-1945; referenciado por Dahl, 88); la creación en 1949 de un nuevo Comité para el estudio del comportamiento político (dependiente del SCRC), encargado de aportar en la construcción de teorías y métodos que permitan desarrollar investigación social sobre procesos políticos; el auge de los métodos para el abordaje directo de los individuos, con la intención de conocer sus preferencias, características y actitudes frente al voto. Poco a poco, y ante la presión de ciertas coyunturas, el Conductismo se fue tomando cada vez más campo en la Ciencia política.

En la década del 50, la Teoría política puso en evidencia la crisis que, en términos de Laslett, mostraba que “la tradición de la Teoría política estaba rota, y la práctica muerta”. En respuesta a esta preocupación y, más tarde, por la coyuntura del Movimiento de derechos civiles, las manifestaciones en contra de la guerra de Vietnam, entre otras, cada vez más se ponía sobre la mesa la necesidad de contar con respuestas concretas a los problemas –ya no solo soluciones desde la teoría-, alrededor de los tópicos en cuestión: “la legitimidad del Estado, los límites de la obligación, la naturaleza de la justicia y las reivindicaciones de conciencia en política (…) la desobediencia civil fue elevada a la agenda de la teoría política”. Así, el Conductismo se

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configuró como paradigma dominante en las décadas de mitad del siglo pasado, como se ha mencionado, en reacción a los reducidos postulados y alcances del Institucionalismo que se enfocaban en las “estructuras formales del gobierno”, desde un “énfasis formal, legal e histórico”, sin proporcionar atención o respuesta más concreta a las coyunturas.

Antes del Conductismo, la Ciencia política era poco sistemática y descriptiva de las estructuras políticas, por lo cual, este nuevo enfoque intenta remediar las debilidades mediante el reconocimiento de la teoría, pero también con la incorporación y rigurosidad del método científico (este aumento en la rigurosidad metodológica se verá reflejado en el Nuevo Institucionalismo, al plantearse como más cuidadoso en este sentido). El cambio de perspectiva que se estaba dando conllevó la amplitud del mismo concepto de política, asociado hasta ese momento a las instituciones públicas y, con posterioridad, cubriendo más ampliamente las dinámicas de la vida en sociedad. Reflejo de ello son los planteamientos de Leftwich, cuando señala que “la política no está separada de la actividad y de la vida pública. Por el contrario, comprende todas las actividades de cooperación y de conflicto, dentro de las sociedades y entre ellas, allí donde la especie humana organiza el uso, protección y distribución de los recursos humanos, naturales y de otro tipo en el proceso de producción y reproducción de su vida biológica y social”. Pero el remezón del Conductismo llegó más allá, pues, según Sartori, la transición entre una Ciencia política precientífica y otra de orden científico, se dio precisamente en función de la revolución conductista, con la introducción de técnicas cuantitativas. Es decir, permitió dimensionar la investigación como vinculante del “trabajo de escritorio y el trabajo de campo” (249).

Para reafirmar lo anterior, afirma Harrison, “es esta aproximación, la que marca la diferencia entre los estudios políticos y la Ciencia. La investigación, más ampliamente, cambió la forma de acercarse a los individuos y a la información (de la indagación histórica a la observación de los hechos-sujetos en campo) y también moldeó el lenguaje, al obligar a los conceptos a transformarse en elementos observables.

b) Postulados centrales y rasgos del enfoque Conductista. A lo largo de los párrafos anteriores ya se han dejado entrever algunos de los matices que el conductismo le imprimió a la Ciencia política, con su aparición el siglo pasado. De todas maneras, es necesario retomar y explicitar cuáles fueron, efectivamente, los aportes del Conductismo a la Ciencia política con el objetivo de tener mayor claridad sobre ello. El enfoque Conductista no solo está asociado a conceptos o ideas que reaccionan al Institucionalismo, también tiene sus particularidades en materia de instrumentos, metodologías y técnicas, las cuales son transversales a todo el proceso investigativo: definición del tema, su delimitación, desarrollo de análisis e interrelaciones (Harrison). Vale la pena mostrar que las indagaciones o análisis desarrollados desde este enfoque apuntan, grosso modo, a contestar el interrogante, “¿por qué la gente se comporta como lo hace?”.

En ese intento de respuesta, los planteamientos más representativos del Conductismo son que el centro de análisis debe ser en el comportamiento observable de individuos y colectivos, y que la explicación o interpretación propuestas debe ser susceptible de comprobación empírica. En este mismo sentido, dice Dahl, “el método Conductista es un intento de mejorar nuestra comprensión de la política buscando una explicación a los aspectos empíricos de la

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vida política por medio de métodos, teorías y criterios de prueba que resulten aceptables de acuerdo a los cánones, convenciones y presunciones de la moderna ciencia empírica”.

En esta misma línea de análisis, frente a las teorías explicativas que se utilicen –y en concordancia con los fundamentos positivistas-, se deberán cumplir ciertos criterios, para que éstas sean aceptadas: a) contar con coherencia interna (la presencia o no de ciertos factores que pueden generar el hecho); b) estar en concordancia con teorías homólogas, en cuanto a fenómeno en estudio; y c) proporcionar predicciones empíricas, comprobables por observación (Marsh y Stoker). Para complementar, las explicaciones conductistas de los fenómenos están acompañadas de relaciones de causalidad (Marsh y Stoker). Los autores coinciden en señalar que el Conductismo se caracteriza por el interés que le confiere al comportamiento político, individual y de grupo, abordado de manera empírica (Marsh y Stoker; Harrison; ver también Arnoletto). También se atribuye relevancia a la diferenciación entre los hechos y los valores, especialmente porque se consideran irrefutables los primeros, en oposición a los segundos; sin embargo, actualmente, este último debate parece superado, pues los conductistas admiten que los hechos deben interpretarse en el contexto de una investigación. Otra de las principales fortalezas que se atribuye al enfoque en cuestión, es la constante intención de utilizar estrategias de análisis rigurosas, que sean reproducibles. Dicho de otra forma, las investigaciones enmarcadas en el Conductismo procuran al máximo tener claridad sobre el fenómeno a analizar, el marco o referente teórico para su interpretación y el abordaje operativo –metodológico- de los datos empíricos.

Se hace referencia a que ningún otro paradigma fue tan incontrovertido y gozó de mayor aceptación por los intelectuales de la Ciencia política norteamericana, que el Conductismo; incluso se dice que, para su época de auge, siete de los diez politólogos más destacados de ese país, eran explícitamente conductistas (Arnoletto). Según Dahl, “(…) la postura conductista (…) desaparecerá gradualmente. Con esta opinión quiero significar solamente que tal postura decaerá lentamente como actitud y perspectiva diferenciadas. Se incorporará, y realmente se está incorporando ya, al cuerpo principal de la disciplina. La postura conductista no desaparecerá, pues, porque haya fracasado. Desaparecerá porque ha tenido éxito. Como perspectiva separada, ligeramente sectaria y matizada de facción, será la primera víctima de su propio triunfo”. Es así como los vaticinios de Dahl, de hace casi cinco décadas, ya presagiaban que este enfoque sobreviviría. De ello dan cuenta varios autores cuando, hoy día, el Conductismo es señalado como “el esquema conceptual y metodológico predominante en la Ciencia política actual”; más aun, de él se reconoce que en la actualidad prevalece en los desarrollos investigativos de la Ciencia política de esas latitudes.

c) Aplicación del enfoque Conductista. Este tercer aparte del trabajo muestra los resultados de la indagación bibliográfica frente a los temas que han captado la atención de parte del Conductismo en la Ciencia política. También, frente a las técnicas investigativas que se han aplicado en nombre del Conductismo y, finalmente se muestran algunos casos de aplicación del enfoque.

- Los temas: Según Marsh y Stoker, son amplias las opciones temáticas abordadas desde el Conductismo, entre las cuales cuentan las formas de participación como el voto, las huelgas, las manifestaciones, y las razones que conllevan a su ejercicio por parte de individuos y grupos;

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el comportamiento de los líderes políticos, sus decisiones versus sus actitudes y valores; el comportamiento de los grupos y partidos políticos; los Estados- nación y los actores no estatales, también están en la mira. Lo anterior, principalmente respondiendo a los interrogantes de ¿qué hacen? y ¿por qué lo hacen?. En consonancia con lo anterior, según Burnham, el tema de la decisión electoral –reitera que es uno de los más trabajados desde el enfoque en cuestión-, ha querido identificar uniformidades y tendencias en la conducta política a partir de los datos sistemáticamente recolectados y analizados, de manera tal, que puedan replicarse.

De su parte, para Dahl, son varios les temas que han captado la atención de parte del Conductismo en Ciencia política. La participación política da cuenta de un amplio repertorio de investigaciones desde esta mirada, especialmente, en lo relacionado con participación electoral, injerencias (presiones) sobre funcionarios, discusión política, también lo étnico. Otro de los temas señalados es el de las características psicológicas de los actores políticos (“homo politicus), precisamente en lo relativo a “actitudes, creencias predisposiciones, factores de la personalidad”.

Un tercer tema señalado por Dahl, corresponde a los sistemas políticos, al indagar sobre la manera como las decisiones de individuos se transforman en colectivos. 3.2.Las técnicas: El enfoque antecesor del Conductismo, el Institucionalismo, se caracterizaba por ser alejado de los fenómenos políticos no institucionalizados, a pesar de la trascendencia que ellos hubieran podido tener; estaba marcado por el legalismo, lo jurídico, sustentado metodológicamente en la revisión documental y de archivos. El Conductismo, por su lado y en oposición, se apropia de nuevas estrategias: la observación estructurada, el sondeo, las entrevistas, cuestionarios y las encuestas, empiezan a figurar como herramientas, importadas de las Ciencias sociales (Somekh). También los grupos focales son señalados como estrategias para identificar los posibles indicadores o variables en la recolección de los datos (Harrison). El enfoque objeto de análisis, según Marsh y Stoker, “suele utilizar datos agregados y análisis cuantitativos. En su versión moderna se reconoce el papel de la teoría en la producción de hipótesis. Insiste en que el propósito principal de la investigación es explicar lo que se observa: transfondo positivista” .

El Conductismo se apoya en técnicas cuantitativas, mantiene en uso las técnicas cualitativas (siempre y cuando le proporcionen datos para valorar los supuestos teóricos y permitan una evaluación sistemática de los mismos) y considera con mayor frecuencia el método inductivo (Marsh y Stoker). Este creciente uso de información cuantitativa motivó el entrenamiento de los investigadores en análisis estadístico, herramienta constante en los trabajos alrededor de conductas de voto y opinión sobre elecciones (como se vio, temas clave del conductismo) (Burnham). Así, se encuentra en la literatura especializada la descripción de metodologías que llegan a poner en marcha análisis cuasiexperimentales, con explícita intención de establecimiento de causalidades (o por lo menos asociaciones entre estímulo-factor y posibles cambios en el individuo). Esta nueva mirada en la forma de manejar la información trajo la ventaja de requerir suficiente claridad en cuanto a los datos a considerar en el proceso, así como frente a los criterios o categorías para su análisis (Marsh y Stoker). Con el pasar de los años y las numerosas experiencias de aplicación del enfoque, progresivamente los estudios conductistas en Ciencia política se han perfeccionado en cuanto a “calidad, amplitud y profundidad”, aportando también al fortalecimiento de la unidad en las Ciencias sociales, en

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sus teorías, perspectivas y métodos, desde las miradas múltiples de la Sociología, la Antropología, la Psicología y la Economía (Dahl).

- Las experiencias: Para la revisión de algunas experiencias de aplicación del enfoque Conductista, en el ámbito de la Ciencia política, se tuvieron en cuenta reportes correspondientes al periodo de auge del Conductismo, referenciados en la literatura (por ejemplo, en los trabajos de Marsh y Stoker; y de Dahl), así como reportes de investigación reciente, en fuente primaria (American Journal of Political Science y reportes investigativos), los cuales se muestran de manera resumida, en las siguientes tablas.

Frente a posibles experiencias de aplicación del Conductismo en la Ciencia política Latinoamericana, algunos trabajos sobre el tema dan cuenta de una tendencia hacia el desarrollo de estudios enmarcados principalmente en el Institucionalismo. A nivel temático, se han orientado a responder, casi de manera constante, a las inquietudes de la agenda doméstica, al problema de la consolidación democrática (acceso al poder y proceso político), a las instituciones de la democracia, la forma de gobierno, el sistema electoral y el sistema de partidos políticos (su estructura y funcionamiento). Se insiste, desde una mirada institucionalista. A nivel operativo, según lo reportado, América Latina conserva un fuerte arraigo en el método histórico. “Es la opción consecuente para explicaciones genéticas, en la medida en que los politólogos se encierran en lo monográfico nacional (…) encuentra su explicación en la evolución histórica, cuya exposición favorece la descripción cronológica.

Siendo tal trabajo muy valioso, este no se corresponde bien con las aspiraciones de la C.P. consistentes en análisis sistemáticos y conocimientos generalizables” (subrayado fuera de texto) (Nohlen). Respecto a esto último llama la atención que, a pesar de que el autor expone su preocupación ante la carencia de estudios latinoamericanos alrededor de otros tópicos, enfoques y metodologías, asume que aquellas intenciones que se pongan en práctica deberán responder a una sistematicidad y a la posibilidad de realizar generalizaciones. Aunque no lo menciona de manera explícita, la invitación extendida por el autor podría asumirse como un intento de motivar, bien estudios conductistas o, en su defecto, aquellos que posteriormente siguieron su ejemplo en los aspectos resaltados (rigurosidad metodológica, generalización de resultados). Esto lleva a deducir que los posibles desarrollos regionales del conductismo o desde enfoques diferentes al institucionalista son bastante incipientes.

Finalmente, para aportar elementos de contrastación a este interrogante (¿hay, o no, desarrollos del Conductismo en la Ciencia política latinoamericana?) es importante traer a colación el trabajo de Bejarano y Wills. En este análisis, las autoras plantean que, en el programa de Ciencia política de la Universidad de Los Andes, “los primeros proyectos de investigación realizados por el departamento pueden calificarse, con unas pocas excepciones, como mainstream, tanto por los temas abordados (comportamiento legislativo, partidos políticos y grupos de presión, elecciones y participación electoral, por ejemplo), como por el enfoque utilizado, inspirado fundamentalmente en el funcionalismo y el conductismo en boga por entonces en los Estados Unidos (…) por esa misma época12, otras cuantas instituciones de carácter privado le dieron un gran impulso a los estudios electorales en Colombia” (113). Sin embargo, a diferencia de las épocas pasadas, parece que a partir de la década del 90’, la Ciencia política colombiana se volcó hacia otros enfoques previamente ensayados (el

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Institucionalismo, o su nueva versión, el Neo institucionalismo), los cuales ganaron terreno, donde antes se vislumbraba el Conductismo: “el estudio de las elecciones y los partidos políticos se hace ahora incorporando la teoría neo–institucional y herramientas como la teoría de juegos”.

b) Críticas y dificultades del enfoque Conductista. Las críticas del Conductismo en Ciencia política, según Marsh y Stoker, pueden responder a tres grandes categorías:

a) “Objeciones a la idea positivista de que los enunciados que no son ni definiciones (tautologías útiles), ni tienen carácter empírico, carecen de sentido” (74). Esto se traduce en una posible subvaloración o desconocimiento del potencial de los argumentos o teorías no estrictamente empíricas, que pueden estar aportando a la comprensión de fenómenos: lo normativo, lo estético, lo moral, lo hermenéutico.

b) La tendencia a un “empirismo ciego” (74). Ello significa que, al centrarse el Conductismo en una búsqueda de fenómenos fácilmente medibles (más que teóricamente relevantes), se desconocen elementos que, aunque discretos, podrían tener un impacto más profundo.

c) “La supuesta independencia de la teoría y la observación” (76). En este sentido, al proponer que la teoría explicativa es producto de una observación imparcial de los hechos, se desconoce la posibilidad de contar con referentes teóricos previos. En concordancia con lo anterior, “al hacer hincapié en la descripción y explicación del comportamiento observable, tanto individual como colectivo, subestiman la importancia de los cambios sociales y políticos “más profundos que pudieran estar teniendo lugar” (77).

d) El mismo proceso de operacionalización de los conceptos de los estudios conductistas puede criticarse, debido a que los indicadores operacionales13 establecidos no llegan a reflejar fielmente los conceptos teóricos que representan. Incluso, en este aspecto, la literatura llama la atención frente al riesgo de quedarse en la acumulación de hechos fragmentados que no llegan, después, a armar un cuerpo coherente y sólido de explicaciones.

Relacionado con estos puntos, Sartori critica el énfasis cuantitativo del enfoque, debido a que, en su concepto, esa búsqueda puede trivializar la indagación, “en la medida en que la naturaleza de los datos (si serán cuantitativos o no), determina cuáles son los problemas. La misma corriente de los posconductistas plantea una serie de diferencias acerca de los postulados del Conductismo, los cuales se traducen en posibles desventajas. Se cuentan entre ellos, la toma de distancia de la supuesta realidad objetiva en el mundo observable; si bien reconoce la importancia de la teoría en el análisis social, de hecho, también asume que las observaciones de la realidad están matizadas por la teoría desde la cual se plantee el abordaje (Marsh y Stoker).

Según Shively, debido a que el Conductismo está influenciado por las Ciencias sociales, solo en determinados casos puede medir directamente los conceptos objeto de análisis. Por ejemplo, conceptos tales como clase social, poder de la comunidad, intención de voto. Al indagar acerca de las “intenciones” o lo que “sienten” los individuos, sin embargo, pueden darse respuestas poco precisas (incluso por el mismo hecho de que el individuo no sabe claramente lo que quiere). Plantea, igualmente, la existencia de una serie de aspectos, de tipo ético, que también

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pueden estarse convirtiendo en limitantes del enfoque Conductista. Señala, por ejemplo, los potenciales efectos o aplicaciones de los estudios (tal es el caso de técnicas de persuasión política que podrían ser empleadas con fines discutibles). Podrían darse también, resultados investigativos de índole “degradante o deshumanizante” (11); ejemplo de ello serían los planteamientos expuestos desde estudios psicológicos según los cuales hay “comportamientos que son genéticamente controlados”, relacionados con temas tales como la libertad de las personas (“humanos como agentes libres”), con las consecuentes implicaciones que ello pueda tener a nivel de determinados grupos étnicos minoritarios.

Según Burnham, una de las críticas hechas al Conductismo es su “indebido énfasis en el proceso” (21), por encima de otros aspectos de gran relevancia como los eventos y sistemas políticos. Se señala que la exigencia metodológica restringe los ámbitos o temas en los cuales podría estar interviniendo. Al asumir una mirada diferente de la historia, y centrarse principalmente en lo que puede ser susceptible de observar, los estudios conductistas dejan de lado aquellos cambios o variables que escapan a su periodo de observación, en el afán por verificar las hipótesis de la teoría definida. Al respecto, las teorías que llegan más allá de la realidad, pueden tener serias dificultades de contrastación empírica y de establecimiento del rigor metodológico, según la disponibilidad de datos.

Tema 3. La teoría de la elección racional.

a) Postulados centrales y rasgos de los enfoques. Este enfoque encuentra sus orígenes en la Economía (ver Burnham, 24), desde donde se fue abriendo camino hacia diferentes disciplinas que analizan la toma de decisiones de parte de actores sociales tales como Sociología, Psicología, Biología. Influenciada por los planteamientos de la Teoría de los juegos, principalmente en cuanto a que “la elección estratégica óptima por parte de un individuo se hace en función de lo que elijan los demás y viceversa” (Marsh y Stoker, 86). Particularmente, para la Ciencia política comenzó a ser un enfoque representativo a partir de la década de los

50’, con los aportes de A. Downs2 sobre comportamiento electoral.

Grosso modo, este enfoque plantea que los individuos tienden a elegir lo que, a su parecer, les genere mayor provecho, a menor costo. Así, en palabras de Marsh y Stoker (87), el pensamiento central de la Teoría de la Elección racional es “la existencia de importantes formas de comportamiento político que son producto de elecciones hechas con vista a lograr, de la mejor manera posible, determinados fines”. Es decir, se presume la condición humana de saber escoger “lo mejor”, independientemente de la complejidad de la situación, y con “el tiempo y la independencia emocional” para elegir la opción óptima.

Plantea que, entre otros asuntos, “el individuo vota por el partido que, en caso de llegar al poder, cree que será más útil. Se parte del supuesto de que la única motivación de los partidos es el deseo de llegar al poder, disputándose los votos por medio de sus programas de acción”

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(Marsh y Stoker, 85). En este sentido, dicha Teoría se refuerza la idea de un individualismo en las decisiones que, como se analizará posteriormente, se convierte en un talón de Aquiles para esta propuesta metodológica. En este sentido, por ejemplo, Vidal (224), señala como postulado de la Teoría de la Elección racional “la premisa del interés propio como motivo fundamental de la acción humana y el individualismo metodológico”.

En palabras de Harrison (7), este enfoque “explora cómo las decisiones políticas son tomadas”, es decir, reflexiona y aporta elementos metodológicos para el análisis del proceso de toma de decisiones, de parte de los actores políticos, asumiendo que la intención de éstos es elegir lo que les redunde en una mayor conveniencia. Otros rasgos de la Teoría de la Elección racional, son aportados por diferentes autores. Por ejemplo, para Abitbol y Botero (134), son tres los referentes que identifican la estructura conceptual de la Teoría de la Elección racional: el individualismo metodológico, es decir, se parte de atribuir a las acciones humanas individuales el poder de explicar los fenómenos sociales; la intencionalidad, donde las razones se asumen como causas y los “resultados de la acción son indeterminados”; y racionalidad, relacionada con la maximización de la utilidad esperada de parte de los actores políticos. Adicionalmente, dicen Marh y Stoker (88), que para esta Teoría uno de los casos típicos responde a la aplicación de una “decisión paramétrica sin incertidumbre”, es decir, donde se conocen las consecuencias de cada una de las posibles decisiones y donde los demás individuos no influencian dicha secuencia causal.

b) Aplicación de los enfoques: temáticas abordadas y técnicas. Según Vidal, la Teoría de la Elección racional (224) “ofreció un sustento metodológico tan sólido como pudiera imaginar cualquiera. La Ciencia política podía asentarse en fundamentos lógicos y matemáticos”. Ello rompía con una tradición descriptiva y de fundamentos en la filosofía política normativa, a la vez que ratificaba la intencionalidad de la época, frente al alcance de una mayor precisión y generalización en sus investigaciones y análisis.

Para esta Teoría, según Marsh y Stoker, algunos de los temas más frecuentemente desarrollados son los relacionados con comportamiento electoral y competencia entre partidos. De otro lado, según Burnham como ejemplo de los temas trabajados desde la Elección racional se cuenta el de las preferencias que se generan debido a la interacción entre las instituciones y los individuos. La toma de decisiones políticas, por parte de los diferentes actores: candidatos, partidos y votantes es un ejemplo adicional de las temáticas que han venido caracterizando la investigación política, a partir de la Teoría de la elección racional.

c) Críticas y dificultades de los enfoques. La Sociología se enfrenta al planteamiento de la Teoría de la Elección racional en cuanto a supuesto principio del individualismo metodológico que transfiere a nivel de fenómenos sociales las creencias identificadas individualmente (Marsh y Stoker; ver también el análisis de Burnham, 25). Al igual que el Conductismo, este enfoque reconoce a los individuos como actores políticos, a la vez que reduce las conductas colectivas a individuales (Burnham).

Las críticas a la Teoría de la elección racional, según Marsh y Stoker, pueden agruparse en varios tipos. La primera de ellas se da alrededor de la insuficiencia y ambigüedad del enfoque para definir lo que considera un comportamiento racional ante situaciones relevantes. En otras

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palabras se cuestiona el concepto de equilibrio, que esgrime la Teoría frente a que “la elección de estrategias de los jugadores concuerda con sus esperanzas” (89).

La segunda de las críticas cuestiona la menor relevancia que se le da a la estructura social y a las interpretaciones más amplias de las decisiones políticas. “Los que critican la elección racional pueden aceptar que, en algunos casos, el voto se base en el interés personal pero afirman que lo que genera los intereses del individuo es su ubicación en la estructura” (91). Los individuos no gozan de una total autonomía y sus decisiones no están determinadas inequívocamente por la estructura social y a partir de unas preferencias e ideologías bastante delimitadas y definidas.

La tercera categoría de críticas, corresponde a aquellas que paradas en la Psicología argumentan que los individuos “no actúa racionalmente en el sentido habitual y son complejos en cuanto a sus motivaciones y psicológicamente” (Marsh y Stoker, 89). Las críticas desde esta mirada consideran que la Teoría de la Elección racional desconoce los sentimientos altruistas y la posibilidad de elecciones que, más que responder a un interés o beneficio personal, se ocupen del bienestar ajeno o colectivo. “Del mismo modo, cuando los individuos se comportan de acuerdo con las normas sociales parece que se sacrifica el interés personal”.

Finalmente, la otra categoría de críticas que se hacen a la Teoría de la Elección racional corresponde a aquellas que “rechazan la utilidad (…) basándose en que sus presupuestos son inverosímiles y sus predicciones fallidas” (Marsh y Stoker, 99). Otras dificultades son la poca importancia que los teóricos de la elección racional le otorgan a las categorías como valores sociales, la historia o la cultura, al no considerarlos referentes esenciales del análisis (Burnham). Así mismo, para Vidal (226), una limitante de esa Teoría, es que “se refiere tanto al observador como a los sujetos observados. Con frecuencia ambas dimensiones se confunden”.

Tema 5. La perspectiva feminista.

a) Postulados centrales y rasgos de los enfoques. Este enfoque surge en el marco del movimiento feminista de la década del 60’. Sus planteamientos centrales explican que el género es comprendido, más allá de la dualidad hombre-mujer, como una relación jerárquica en la cual prima lo masculino (valores, actividades relacionadas con competencia, logro de objetivos y superioridad), sobre lo femenino (valores relacionados con la reproducción). Así, dicho enfoque entra a confrontar los valores patriarcales tradicionales que han caracterizado el escenario político (y, más aun la dimensión de la vida privada), en detrimento de la participación e igualdad de la mujer.

El Feminismo, con sus postulados iniciales (Feminismo radical) partía de reconocer que “si los roles y valores de género eran constructos culturales (en otras palabras, no naturales e inamovibles) era posible cambiarlas”. Lo que hizo el Feminismo radical fue transformar la Teoría de género en una teoría política, sustituyendo el “logro de objetivos” y la “superioridad”, por el “poder” y la “dominación” en la explicación de los valores masculinos, traduciendo la posición desigual de la mujer y sus restringidos papeles a términos políticos como “subordinación, impotencia y opresión” (Marsh y Stoker, 106).

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Este movimiento retomó entonces el ideal de que “lo personal es político”, como manera de evidenciar que las desigualdades entre géneros no respondían a la culpa individual de la mujer, sino a la relación política entre ambos sexos, a la naturaleza del sistema político de género, así como a las estructuras sociales, económicas, culturales, que reforzaban el poder patriarcal. En este sentido, las intenciones del Feminismo apuntaban a poner en evidencia la discriminación de esas estructuras y, en consecuencia, a promover la construcción de políticas “no jerárquicas, no estructuradas y basada en relaciones que reflejaran la red de vínculos particulares y responsabilidades personales presentes en el papel asistencial de la mujer, sentando así, las bases de una democracia feminista” (Marsh y Stoker, 109). En complemento de lo anterior, según Harrison (7) el Feminismo apunta a la “redefinir la política desde una perspectiva no patriarcal”.

Según Dryzek, Honig y Phillips, el Feminismo da cuenta de una serie de rasgos en el análisis e investigación política, los cuales, brevemente, ponen en evidencia la ausencia o precariedad de la figura femenina en las discusiones políticas; la necesidad de promoción de la inclusión de la mujer como categoría de actor político; y la relevancia de evidenciar las consecuencias de esta exclusión en las diferentes categorías políticas. Según Reinharz (referenciado por Burnham, 330) otros rasgos del feminismo son el que se define como perspectiva de investigación (no método), emplea un amplio abanico de metodologías de estudio, está abierto a la interdisciplinariedad e incentiva el cambio social. Según Somekh y Lewin (99), el Feminismo se centra en “cómo el género permea las categorías de análisis en la política y los contextos organizacionales en los cuales las políticas son producidas, la necesidad de interdisciplinariedad y las múltiples aproximaciones teóricas y metodológicas”.

b) Aplicación de los enfoques: temáticas abordadas y técnicas. Según Marsh y Stoker (119), el interés político en la perspectiva feminista se ha materializado a través de varios temas de interés, entre los cuales cuentan “la representación de las élites, las políticas de igualdad, la reproducción, el cuidado de los hijos y la violencia masculina. La socialización y la brecha de género en la participación política, así como una copiosa recogida de datos acerca del reclutamiento político, las candidaturas feministas y la composición de las élites”.

Otros temas preferidos por los estudios políticos de la corriente feminista son el de ciudadanía contemporánea, cuestionada como categoría supuestamente universal, pero en realidad sustentado en valores masculinos. Más aun, como categoría que excluye a la mujer, debido a su condición relegada a la esfera privada y sometimiento al hombre. Otros temas mencionados en la literatura, como de preferencia desde enfoques feministas, son el del aborto y la participación política de la mujer.

Este enfoque, además, reporta la aplicación de técnicas que responden tanto a miradas cualitativas, como a otras de tipo cuantitativo en ejercicios empíricos. A pesar de ello, según Marsh y Stoker, aun son incipientes las experiencias de utilización del enfoque feminista como referente conceptual. Estos autores, también señalan la importancia y la necesidad de utilizar la complementación de las técnicas cualitativas, con las cuantitativas, a la vez que hacen claridad frente a que no hay técnicas que sean particulares de la investigación feminista. A manera de ejemplos, según Burnham, algunos de los métodos de investigación empleados desde el enfoque feminista son diálogos grupales, exposición de experiencias de vida, juegos de rol y entrevista.

c) Críticas y dificultades de los enfoques. Según Marsh y Stoker (115), “el feminismo ha avanzado más como un área de análisis político (para las feministas) que una influencia viva dentro de éste”. La Ciencia política, vista como campo mayoritariamente masculino, puede

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resultar insensible a los avances o referentes de teorías feministas. La investigación empírica, desde el enfoque feminista, se ha ido debilitando, como resultado, entre otros, del cambio en el centro de interés de este tipo de estudios. Más aun, debido a que este enfoque investigativo está configurándose como una categoría “transversal” de los estudios políticos.

Tema 7. La teoría del discurso.

a) Postulados centrales y rasgos de los enfoques. Esta es una de las nuevas aproximaciones o enfoques en la investigación política, cuyo centro de atención es “el rol que el lenguaje y las comunicaciones tienen en la formación del mundo social” (Burnham, 248). Según Burnham (250), el discurso se refiere a “las prácticas de hablar y escribir (...) el discurso se define como la interrelación de textos, conversaciones y prácticas, asociadas con un objeto en particular”. En consecuencia, según este mismo autor, el análisis del discurso consiste en “el rol que el lenguaje, textos, conversaciones, los medios y aun las investigaciones académicas tienen en los procesos de creación de instituciones y formación de conducta”; adicionalmente, otros insumos con los cuales se trabaja en este enfoque son artículos de prensa, programas de televisión, trabajos académicos y debates.

Según Marsh y Stoker (125), la Teoría del discurso es aquella que “analiza de qué manera los sistemas de significado o discursos configuran la comprensión que las personas tienen de sus propios roles sociales y cómo influyen en sus actividades políticas (…) los discursos no son ideologías en el sentido tradicional o estricto de la palabra (…) incluye en su marco de referencia todo tipo de prácticas sociales y políticas, así como instituciones y organizaciones”. Dicho de otro modo, su mirada recae sobre el análisis de textos, experiencias y objetos a la luz del significado que adquieren; es por ello que debe retomar diversos elementos interpretativos de campos tales como la hermenéutica o la deconstrucción, que le permitan acercarse a la comprensión de cómo se afecta la conducta a partir de las estructura de significado en juego.

Son varios los postulados característicos de este enfoque. Uno de ellos es que “todos los significados o identidades diferentes (…) dependen del tipo de discurso concreto y de las circunstancias específicas que dan significado o “ser” al objeto” (Marsh y Stoker, 129). Otro planteamiento es que el contexto determina el significado social de las instituciones, acciones y “discursos”. A su vez, Somekh y Lewin plantean dos nociones alrededor del Análisis del discurso: la política como texto y la política como discurso. La primera, referida a interpretación de los textos, escritos a la luz de los actores políticos; la segunda, relacionada con la interpretación de la política, en la dimensión del pensamiento y el diálogo de los actores sociales. Para Harrison (7), este enfoque considera la “estructuración del significado social, el lenguaje y los símbolos en el debate político”.

Sumado a la anterior explicación, en la Teoría del discurso cobran vigencia algunos conceptos clave que permiten su comprensión (ver Marsh y Stoker, 132): a) la construcción de antagonismos sociales, ya que resulta de interés para la definición de la identidad discursiva y de los mismos agentes sociales; b) subjetividad y actuación, desde cuya óptica “el modo en que los seres humanos entienden y viven sus vidas como sujetos concretos (…) es una influencia ideológica que se centra en los agentes sociales y les otorga una identidad imaginaria según sean condiciones de vida reales”; c) hegemonía, en razón a que dichas prácticas son básicas en cualquier proceso político y, este último, a su vez, fundamental para la

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“formación, funcionamiento y disolución de los discursos” (133). Según Phillips y Hardy (referenciados por Burnham, 252) existen cuatro tipos de análisis de discurso, diferenciados según el énfasis en textos o en el contexto; también, según si están enfocados en la construcción de la realidad social, o en ideologías o relaciones de poder.

b) Aplicación de los enfoques: temáticas abordadas y técnicas. Desde el punto de la vista de la técnica, el análisis del discurso retoma elementos de la lingüística. Y “se refiere a un conjunto neutro de recursos metodológicos que sirven para analizar alocuciones, escritos, entrevistas, conversaciones, etc” (Marsh y Stoker, 126). Entre los temas abordados está la indagación alrededor de los discursos y lenguajes empleados para la manipulación y “engaño”. Desde este enfoque, y haciendo uso de los recursos lingüísticos, son varias las formas con que cuenta la Ciencia política para acercarse a este tipo de ejercicios analíticos. Para retomar solo

algunos de ellos, y a partir del trabajo de De la Fuente se puede dar cuenta de estudios textuales como los propuestos por J. S. Petöfi (el TestWesT), T. Van Dijk (el Modelo textual) y los trabajos de M. A Halliday y R. Hasan (sobre la Teoría textual). De ellos, no sobra decir, los aportes de Van Dijk, han marcado la pauta para un más amplio reconocimiento del Análisis del discurso en los diferentes campos del saber, a partir de sus avances en la fundamentación de ese enfoque, así como en las experiencias prácticas de aplicación a diferentes casos.

c) Críticas y problemas de la teoría del discurso. Según Marsh y Stoker, algunas de las principales críticas a la Teoría del discurso son: su mirada reducida del análisis político a partir de variables como pensamiento y lenguaje; la excesiva indeterminación y posibilidades de cambio al interior del enfoque; el analista del discurso parte de una carga valorativa del discurso, así como de subjetividad; limitado para el análisis de instituciones y organizaciones políticas; y debido a sus sesgo positivista. Según Burnham, otra dificultad del análisis del discurso es la gran cantidad de información e insumos que requiere para lograr un análisis preciso. Además, requiere una alta inversión de tiempo, de manera que se pueda analizar el cúmulo de documentos e insumos, así como verificar la veracidad de ellos.

Bloque II. Cuestiones metodológicas.

Tema 7. Los métodos cualitativos.

Los métodos cualitativos son técnicas entre las que se encuentran la observación participante y las entrevistas en profundidad. Los métodos cualitativos han contribuido al estudio del comportamiento político colectivo, intentando que se considere a los actores políticos como seres sociales conscientes que configuran el mundo de la política a la vez que son configurados por él.

a) El papel de los métodos cualitativos en la ciencia política. Aunque el papel que han representado los métodos cualitativos en la ciencia política haya sido subestimado, su importancia ha sido enorme: desde el estudio de individuos o grupos dentro del escenario político formal al de las actitudes políticas y comportamiento de las personas que están fuera de él. Las diversas técnicas se originaron en la antropología y la sociología. La observación participante, que se utilizó por primera vez en la antropología para estudiar otras culturas, supone la inmersión del investigador en el escenario social que le interesa, observando a la

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gente en su ambiente habitual, participando en actividades y tomando constantes notas sobre el terreno. Para el observador son importantes las relaciones de larga duración con sus informantes y las conversaciones. Éstos son los datos brutos que se analizan e interpretan, conllevando dificultades acceder a un escenario.

Las técnicas para realizar entrevistas en profundidad han tenido una aplicación constante en sociología. Este tipo de entrevista se basa en un guión, en preguntas abiertas y en un sondeo informal que facilita la discusión de forma estructurada o libre. Al contrario que en un cuestionario fijado de antemano, el guión se utiliza como una lista de control de los temas que hau que tratar, aunque el orden en que se abordan no se ha determinado previamente. Las preguntas abiertas se utilizan diversas formas de sondeo para pedirle que se extienda más sobre lo que ha dicho. Finalmente, se utilizan diversas formas de sondeo para pedirle que se extienda más sobre lo que ha dicho. Por lo tanto, las entrevistas en profundidad son conversaciones guiadas. En general, estas entrevistas largas sólo se llevan a cabo con un pequeña muestra de informantes y las transcripciones de las conversaciones son los datos que se analizan e interpretan. Los entrevistadores también observan al entrevistado y contrario que la entrevista de las encuestas, estructurada según cuestionario muy rígido y con preguntas cerradas, la que se hace en profundidad tiene un carácter abierto y flexible que permite al informante extenderse sobre sus valores y explicar su comportamiento.

Estos métodos son más apropiados cuando el objetivo de la investigación es la experiencia subjetiva y el significado que cada persona le da. También son apropiados para el estudio de los procesos porque las entrevistas en profundidad dan a las personas la oportunidad de contar su propia historia con las palabras que utilizan cada día. Finalmente, estos métodso prestan una especial tención a los factores ambientales, situando las actitudes y comportamiento del entrevistado tanto en el contexto de su propia biografía como en el de su situación social.

Estos métodos se han utilizado en varias subáreas porque los integrantes de la vida política están dispuestos a hablar de sus experiencias en diversos grupos. Los estudios cualitativos hjan sido importantes en la política británica y en las políticas urbanas estadounidenses, pero no con los gobiernos centrales por el limitado acceso. La investigación cualitativa está ausente de los estudios electorales, cuyo principal método de investigación ha consistido de tomar una muestra representativa de todos los estratos sociales a escala nacional, práctica que se ha complementado recientemente con encuestas panel, llevadas a cabo después de las elecciones.

El uso de los cualitativos están vinculados a una determinada posición epistemológica. Por lo tanto, las cuestiones de métodos suscitan debate entre positivistas y relativistas acerca de las diferencias metodológicas. Las críticas al positivismo han planteado que no hay realidad externa si no una realidad construida socialmente y las personas configuran el mundo tanto como éste las configura a ellas. El mundo del significado, que está construido socialmente, es frágil y muta continuamente, por lo que no se pueden establecer valores universales ni una verdad objetiva y todas las teorías son interpretaciones del mundo igualmente válidas.

El problema del relativismo es que conduce a la paradoja de que se refuta a sí mismo; digamos que si el relativismo es verdad, su verdad es relativa. Para no caer en esta trampa relativista,

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pocos politólogos han señalado que exista una realidad objetiva ni criterios con los que evaluar teorías opuestas. El mundo de lo social no se compone exclusivamente de significados comunes o de un círculo inabarcable de negociaciones e interpretaciones. Es posible evaluar teorías contrapuestas y determinar la verdad, aunque ésta no pueda probarse de forma concluyente porque sólo hay grados diferentes de confirmación positivia. Sin embargo, el papel de una ciencia racional objetiva no es el de hacer predicciones sino el de idear explicaciones causales acerca del mundo que describan tanto los procesos observables como lo no observables que vinculan los fenómenos. Explicar también supone describir y entender, tanto a las personas, como sus motivos, experiencias e interpretaciones.

La posición epistemológica se asocia con los métodos de investigación cualitativos. Las entrevistas en profundidad son adecuadas para comprender los motivos e interpretaciones de las personas ya que escuchándolas se puede uno hacer una idea de sus puntos de vista acerca del mundo y ver las cosas tal como ellas las ven. Se insiste mucho en la descripción del contexto en el que viven los seres humanos, dónde forman sus opiniones, actúan, etc. Por consiguiente, no se insiste en hacer predicciones sino en captar lo que de único tienen las experiencias humanas. Explicar supone comprender e interpretar las acciones, más que establecer leyes generales sobre el comportamiento. La comprensión a través de la explicación sólo se da en las ciencias sociales y esto justifica que sus métodos sean distintos a los de las ciencias naturales. Aunque la elección de un método se asocia con una posición epistemológica, la distinción entre investigación cuantitativa y cualitativa no debería hacerse de forma rígida ya que esto equivaldría a señalar que los diversos métodos son mutuamente excluyentes y que no pueden utilizarse de forma complementaria. Se debe elegir el método en función de lo apropiado que sea para responder a una determinada pregunta de investigación. Tanto los métodos cuantitativos como los cualitativos entrañan una recogida de datos que se realiza de diversas maneras y la pregunta clave es si la elección de un método es apropiada para los interrogantes teóricos o empíricos que el investigador se plantea.

b) Críticas a los métodos cualitativos. Los métodos cualitativos han recibido varias críticas y la mayoría como parte del debate con los cuantitativos. Los análisis cuantitativos se consideran representativos y fiables. La investigación cuantitativa puede reproducirse, compararse y producir generalizaciones con un alto grado de certeza. Las encuestas generan datos científicos duros. Por el contrario, la investigación cualitativa se considera no representativa y atípica y no pueden generalizarse. Las principales críticas dirigidas a los datos cualitativos son que no resultan fiables, que las interpretaciones de sus hallazgos son difíciles de evaluar y que no es fácil que sirvan de base para generalizaciones.

La fiabilidad está relacionada con la forma de diseñar y producir una muestra de posibles encuestados. Obtiene una muestra representativa y las características de los encuestados se definen en función del objeto y sus nombres se obtienen al azar de un marco muestral. La fiabilidad de las muestras se revisa para asegurarse de que la muestra no está sesgada. Sin embargo, las entrevistas cualitativas son largas y laboriosas. No es deseable entrevistar a muchas personas, lo que no quiere decir que los cualitativos no se ocupen de los sesgos y de la influencia. La forma de selección es importante, pero los cualitativos son más flexibles para incluir una gama de personas más amplia. El muestreo bola de nieve es la forma más habitual de obtener la muestra, a cada entrevistado se le pide que dé nombres de otras personas a las

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que podría entrevistar, que se prolonga durante todo el estudio y se logra penetrar en los círculos de los entrevistados. Esto presenta problemas porque puede limitar las entrevistas a círculos reducidos, por lo que los estudios dedican gran parte de su tiempo a definir su muestra.

La segunda crítica se refiere a la recogida de datos. Los estudios cuantitativos evitan preguntas largas para no tener sesgos y desaparecen las ambigüedades, al tiempo que las interacciones que entre entrevistador y entrevistado. Los estudios cualitativos utilizan un guión de entrevistas con preguntas abiertas y discusiones con el entrevistado participando activamente. El entrevistador debe dar confianza (pudiendo ser un problema la proximidad). No es fácil representar un papel activo que haga más fluida la conversación. A menudo los entrevistados están deseosos de complacer y de dar respuestas que creen adecuadas. Si las respuestas no son francas el entrevistador deberá indagar en las primeras respuestas y hacer que se extienda en el relato de una situación. El sondeo tiene lugar de manera más espontánea y puede ocurrir que el entrevistador aporte sus puntos de vista. La naturaleza del entrevistador es crucial a la hora de crear el ambiente adecuado.

La tercera crítica se refiere al análisis e interpretación de los datos de entrevistas. La validez de los datos presentados es a menudo cuestionable, todos los datos pueden interpretarse de diferente manera y no hay una interpretación definitiva. El investigador cualitativo necesita establecer la validez de su explicación. Existen varias formas de incrementar la validez de las interpretaciones. Cuando se trata de entrevistas, un grupo de investigadores puede discutir hasta que se llega a una interpretación consensuada. Se puede preguntar al entrevistado que opina de la interpretación de los datos de una entrevista y su respuesta puede llevar a una revisión. Finalmente, la coherencia interna de una explicación puede evaluarse para establecer si un análisis se corresponde con los temas que se han identificado, mientras que la validez externa se puede comprobar contrastando los hallazgos con otros estudios.

Finalmente, la investigación cualitativa se enfrenta al problema de la generalización. Al contrario que con los datos cuantitativos, es imposible hacer generalizaciones sobre las actitudes y el comportamiento a partir de entrevistas en profundidad. Los investigadores cualitativos tienen que ser cautelosos si pretenden inferir de un número reducido de casos algo aplicable al conjunto de la población. Sin embargo, sí pueden diseñar investigaciones que faciliten la comprensión de otras situaciones. Los hallazgos de un estudio en profundidad pueden corroborarse con otras investigaciones para hallar regularidades y variaciones. La investigación puede centrarse en fenómenos que se cree serán más comunes en el futuro. Para acabar podemos decir que muchos estudios cualitativos sirven de base a cuantitativos.

c) Ejemplos de investigación cualitativa. Los métodos cualitativos se han utilizado para investigar uno de los principales problemas de la ciencia política, que es el del poder. El estudio de Heclo y Wildavsky sobre el gobierno central será el primer ejemplo de la utilización de estos métodos. Se ha elegido este ejemplo por dos razones. En primer lugar, porque resulta interesante el enfoque de sus autores a la hora de estudiar el poder: su punto de partida es un fenómeno complejo que entraña un estudio de las relaciones. En segundo lugar, las cuestiones metodológicas se abordan de forma explícita en la introducción de esta monografía, especialmente las dificultades que los autores han encontrado al estudiar las relaciones del

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gobierno central. Los objetivos de este trabajo eran: describir el proceso de gasto, haciendo referencia a la cooperación y al conflicto, así como a las relaciones entre los departamentos que efectúan dicho gasto y el Ministerio de Hacienda, y entre los funcionarios y políticos; en segundo lugar, pretendían utilizar el proceso de gasto como ejemplo de las prácticas habituales del gobierno central en GB. Su estudio está empapado de lenguaje antropológicoy los puntos de vista del entrevista se consideran de capital importancia en un estudio del poder que se refiere a una comunidad de relaciones personales que operan dentro de un marco compartido.

Los autores hicieron entrevistas en profundidad a unos doscientos funcionarios y cargos políticos. Se enfrentaron directamente a los problemas de entrevistar a personas poderosas que pueden hablar sólo con cautela. Los autores solventaron este problema entrevistándose primero con ex-ministros y ex-funcionarios que les informaron de cómo se gestionaba el gasto público. Había límites respecto a lo que se podía preguntara personas destacadas sobre las políticas del gobierno de entonces. Por lo tanto, no se habló de situaciones y personalidades de ese momento sino que se pidió a los entrevistados que describieran las negociaciones referentes al gasto público, sin concretar. La mayoría de los funcionarios y políticos estaban dispuestos a participar en la investigación, aunque algunos se planteaban si los autores podrían entender el proceso y un número reducido parecía creer que un poco de atención y mucho encanto les daría buena prensa. Los autores estaban seguros de haber captado a la comunidad que iban a investigar. Escuchaban diferentes puntos de vista, observaban a la gente en su trabajo y preguntaban a los entrevistados cuando no tenían tiempo ni ganas de reflexionar las respuestas. La recogida material les dio una visión más amplia.

Por lo que respecta a los temas sustantivos, profundizaron el funcionamiento del proceso de gasto, analizando las relaciones internas de la comunidad del gasto, las normas y valores que dominaban el comportamiento de los funcionarios, así como la cultura y el clima de conjunto en el que operaban éstos y los ministros. Dedicaron un esfuerzo considerable a exponer las negociaciones entre funcionarios y tipos de regateo que tenía lugar entre ellos. Así lograron identificar las normas que imperaban en el Ministerio de Hacienda en el que incurrían los departamentos dentro del proceso decisorio. La conclusión fue que el ministerio dispone de un poder sutil que se basa en determinar lo que suponen los jefes del departamento. Las políticas sociales se conciben en función de la gestión económica y no de cuestiones redistributivas. Sin embargo, el ministerio no es todopoderoso ya que existe dependencia, y la influencia del ministerio depende de redes personales, negociaciones cuidadosas e información actualizada. Hacienda tiene control por la forma que tienen los departamentos de prever su reacción a las solicitudes de más dinero y de justificar los gastos adicionales.

El segundo ejemplo es uno que se dedica al comportamiento electoral. Es un estudio compuesto de entrevistas en profundidad a los trabajadores de la fábrica de Vauxhall que vivían en Luton a mediados de los ochenta y a sus esposas. El primer objetivo de la investigación era analizar si los miembros de la clase trabajadores tenían un modo de vida más individualista en los ochenta. En seguno objetivo era examinar hasta qué punto la forma de vida influye en las actitudes y comportamientos sociopolíticos. Se realizaron entrevistas en profundidad para dictaminar si los hallazgos de esta obra podían mantenerse.

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No fue fácil hacer una muestra de los trabajadores de Vauxhall en Luton y de sus esposas. Al ser malas las relaciones laborales, las empresa no estaba dispuesta a proporcionar una lista de empleados con sus direcciones que sirviera para confeccionar una muestra aleatoria. En lugar de esto la lista se elaboró con ayuda de los sindicatos y no de ofrma aleatoria haciendo entrevistas a pocos. A cada uno se les pedían más contactos. La muestra incluía cinco líderes sindicales y se hicieron comprobaciones para asegurarse que no fuera un grupo diferenciado dentro de la muestra. Por eso se aseguraron que sólo dos se conocieran y que tenían puntos de vistas políticos muy diferentes. Primeramente, se entró en contacto con los posibles entrevistados a través de una carta, seguida de una breve visita a sus hogares para explicarles la investigación y lo que suponía, y se concertaba día y hora para la entrevista, en casa del informante y con una duración de dos horas. Se discutían gran cantidad de temas y las entrevistas eran grabadas y se clasificaban en diferentes grupos.

Se invitaba a los entrevistados a que se extendieran sobre sus puntos de vista sociales y políticos. El asunto más discutido dentro del debate sobre la reestructuración de las clases en los ochenta ha sido si los miembros de clase obrera son más individualistas. Se les hicieron preguntas sobre las clases en GB y la inmensa mayoría creía que sí había clase, una pequeña que trabajaba para vivir y otra los ricos de herencia y pobres subvencionados que no trabajaban. La estructura de clase había cambiado, habían menos diferencias entro clase media y trabajadora, pero la conciencia de clase era alta. En relación con las ideas políticas, se preguntó a los entrevistados si tenían interés en la política, si apoyaban a algún partido y por qué. Existían tres grupos los laboristas, los laboristas decepcionados y no simpatizantes de este partido. Los dos primeros grupos eran los más interesantes.

Los entrevistados simpatizantes señalaban el laborismo como los representantes de los trabajadores, buscaban una sociedad igualitaria. Otros ponían un mayor acento en los ideales relaticos a las oportunidades o la independencia, centrándose en la mejora del nivel de vida de los entrevistados. El laborismo era el único que subía el nivel de vida de la gente. Los entrevistados querían igualdad y redistribución. El grupo de los laboristas recordaban el invierno del descontento del 79, y los entrevistados recordaban la incapacidad del Gobierno y los sindicatos, pero a pesar de esto pensaban que era el partido que podían votar como representantes de los trabajadores. Los laboristas decepcionados eran el grupo crítico que habían abandonado el laborismo, siendo un grupo que identificaba el laborismo con la clase trabajadora y su descontento seguía pautas parecidas a los leales. La mitad de los entrevistadostenían intención de no votarlos, mientras que en algunos distritos eran minoría los que se mantenían fieles y optaban por el SPD y los conservadores. Los entrevistados votaban al conservadurismo porque tenían miedo de cambiaran las cosas a peor y apoyaban las políticas económicas de los conservadores.

En general, había pocos datos que hicieran pensar en un cambio de las clases trabajadoras en los ochenta, indicando el descontento laborista, tanto en el gobierno como en la oposición.

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Tema 8. Los métodos cuantitativos.

Lo principal de los métodos cuantitativos es su interés por la cantidad.

a) Tipos de datos cuantitativos. Existen diferentes maneras de presentar los datos. Es importante distinguir entre los datos experimentales y los que son simplemente fruto de la obnservación. Los experimentos, conllevan observación y manipulación, así que no sólo se basan en la observación. A escala reducida, puede darse un cierto carácter experimental en el estudio de la opinión pública, cambiando la redacción de las preguntas y haciendo que las personas se imaginen a sí mismas en diversos escenarios, comprobando previamente las reacciones que suscita un anuncio político o manipulando la información que se da a un pequeña muestra de ciudadanos que deseen elaborar.

La segunda diferencia importante se refiere a si llevamos a cabo un análisis primario de nuestros propios datos o un análisis secundario de los de otros. Las desventajas del análisis secundario son evidentes: limita la libertad y responsabilidad del investigador que, que obligado a utilizar los que ya existen tienen problemas para librarse del marco conceptual, la forma de pensar, las prioridades y los puntos de vista. Los investigadores pueden incluso caer en la tentación de afirmar que los datos disponibles miden lo que ellos quieren analizar aunque esto no sea cierto. Por otra parte, el análisis secundario tiene importantes ventajas. La más evidente es que está a disposición del investigador y que suele ser barato. Quizás no exista otra alternativa y el analista no tiene que hacer la considerable inversión del tiempo y de dinero que se necesita para recogerlos.

Otra diferencia es la que se establece entre los datos agregados y los datos individuales. Los primeros, sólo están disponibles en agregados espaciales y temporales. El resultado del voto en los distritos electorales en unas elecciones generales es un buen ejemplo de agregado espacial, y los porcentajes de opinión mensuales son temporales. La importancia de la diferencia entre datos individuales y agregados procede del teorema de la falacia ecológica, que demuestra que una relación estadística entre agregados no tiene por qué parecerse en absoluto a la correspondiente relación entre individuos.

Otra diferencia es entre enumeración y muestreo. La enumeración es como los censos un recuento del total, pero que en la práctica no garantizan precisión. Para que una enumeración sea completa y exacta se precisa más cooperación por parte de los ciudadanos y más imparcialidad por parte del gobierno de la que dispone actualmente. La idea de utilizar una pequeña muestra, elegida cuidadosamente, para representar a una población mucho mayor, fue revolucionaria. El muestreo era barato, ampliando la variedad y el ámbito de la información, haciendo posible que investigadores independientes los hagan. Estas muestras presentan numerosos problemas.

Existen cuatro niveles de medición, que van desde los datos cuantitativos a los datos ordinales o de rango, pasando por los nominales, que ni siquiera indican un rango dentro de un espectro. Los datos ordinales y de categoría son sólo semicuantitativos y analizarlos conduce a

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conclusiones relativamente débiles o depende de supuestos convincentes pero no siempre de peso.

b) El proceso de análisis de datos. El análisis de los datos debería realizarse mediante un diálogo permanente entre la teoría y esos mismos datos que transcendieran al mundo que hay más allá de éstos. Es muy poco probable que los conocimientos que los investigadores tienen de su materia se limite a la investigación concreta que están llevando a cabo. Se enfrentan al diálogo bastante conscientes del otro interlocutor. La investigación está dominada por los investigadores que hacen las preguntas y al definir las respuestas aceptables, es, en definitiva, un diálogo amistoso. Por lo tanto, gran parte del valor de los datos proviene de la aclaración de los conceptos y a distinguir entre lo sutil y lo complejo. El razonamiento que se hace sobre la estructura de tales relaciones es más importante que la elección de los procedimientos estadísticos que las cuantificarán. Este razonamiento puede representarse mediante un diagrama de flechas que representan las concatenaciones de influencias.

- Análisis univariante. En su forma más simple, el análisis puede que no implique relación alguna. Su propósito puede ser tomar de la forma más literal la pregunta fundamental ¿cuántos? Centrándose en un único concepto. Aquí no hace falt diagrama causal de ningún tipo. Para analizar una variable de categoría basta con contar los datos, pero con variables ordinales hay más probabilidades de análisis. Habitualmente nos interesa mediar de alguna manera la tendencia central, o sea, el valor medio o típico y calcular cómo se extienden los valores dentro de la media. A los politólogos les suele interesar aún más la medida de la extensión o distribución de los datos, que los datos medios.

- Modelos bivariantes. Dos variables A y B pueden relacionarse de diversas maneras, según corresponda a un modelo causal y a métodos analíticos asociados. Podríamos tener hipótesis de que A produce B o B produce A, o que cada uno de ellos influye sobre el otro simultáneamente, o que parece que están relacionados pero sólo porque ambos dependen parcialmente de un tercer factor no especificado. En todos estos casos las tabulaciones cruzadas, los diagramas de dispersión y las correlaciones son métodos de análisis apropiados. Si hay una vinculación causal directa y unidireccional entre A y B, y se conoce esa dirección, el análisis de regresión puede cuantificar hasta qué punto depende una variable de otra. En los estudios políticos suele haber una variable dependiente clara: una opinión política o incluso la elección de un partido.

Si A y B están unidos por su común dependencia de un tercer factor desconocido, el análisis factorial puede utilizarse para hacer un cálculo aproximado de la naturaleza de ese factor. Si sólo hay dos indicadores, no es probable que el análisis factorial sea muy diferente de lo que indica el sentido común, según el cual tomaríamos simplemente la media de A y B como el factor desconocido subyacente.

- Modelos multivariantes. Cuando hay dos o más variables existen más posibilidades analíticas, incluyendo modelos regresión múltiple, de interacción, análisis de senderos y multifactoriales. Las diferencias estructurales entre estos modelos son mucho más importantes que los métodos estadísticos específicos que se utilizan para analizarlos, algo que los entusiastas de ciertas técnicas estadísticas o programas informáticos pueden pasar por altos. En el esquema básico de regresión múltiple dos variables llamadas independientes ejercen cierta influencia en

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una variable dependiente. Pero cada una de las variables independientes influye en la dependiente de forma que ésta no se ve afectada por las influencias simultáneas de otras variables independientes. Si la influencia de la clase en la elección de partido. Si la influencia de la clase en la elección del partido es igual con diferentes religiones. Sin embargo, s la clase y la religión tienen una influencia variable, en función de la edad. Estos datos pueden analizarse añadiendo términos de interacción a un modelo de regresión múltiple convencional o utilizando un programa específico como AID (detector de interacción inmediata). Existe una variante de los métodos de regresión múltiple llamada análisis lineal logarítmico que se programa habitualmente para hacer que sea más fácil añadir términos de interacción.

Los modelos de análisis de senderos contienen redes y concatenaciones causales. Son de dos tipos: modelos de senderos recurrentes, que carecen de curvas causales, y no-recurrentes, que sí las tienen. Los primeros pueden analizarse mediante un uso constante de regresiones múltiples pero los segundos son muchos más difíciles de analizar estadísticamente. Por desgracia para los cuantitativistas, es bastante plausible que haya curvas causales en los estudios políticos. La identificación psicológica con un partido y la aceptación de políticas; evidentemente, es probable que el segundo factor aumente la identificación general con un partido, pero lo contrario también lo es: la mayoría de las personas está vinculada a un partido mucho antes de que aparezcan los problemas específicos del momento y tienen buena disposición ante las nuevas políticas que propone su partido y mala disposición frente a las propuestas por sus rivales. Si la influencia fluye simultáneamente en dos direcciones opuestas es my difícil calcular las cantidades que fluyen en cada dirección. Una de las posibilidades es utilizar métodos econométricos.

Los modelos multifactoriales se diferencian sustancialmente de los factoriales bivariantes. Si hay tres o más variables podemos preguntarnos si la correlación entre ellas refleja una dependencia común respecto a dos o más factores subyacentes, y no sólo respecto a un factor general. Pocas veces es el objetivo descubrir un único factor general pero tampoco es frecuente que se pretenda revelar más de un reducido número de factores subyacentes. Uno de los objetivos más clásicos ha sido el de encontrar una dimensión izquierda/derecha en las actitudes políticas y otra que las atravesara de forma transversal. La acción política también se han intentado clasificar, dividiéndola entre las llamadas formas convencionales y las no convencionales, mostrando que las actitudes hacia una amplia gama de actividades políticas presentan un componente subyacente que sólo se dirige a dos tipos generales de actividad: la expresiva y perturbadora.

Los factores subyacentes que pone de manifiesto el análisis multifactorial consisten simplemente en medias ponderadas de las variables originales. Lo ideal sería que las ponderaciones se acercaran a uno o a cero para que cada factor consistiera en la media simple de uno de los subconjuntos de las variables originales. Por lo tanto, el análisis agrupa eficazmente las variables originales en unos pocos subconjuntos que se corresponden con cada uno de los factores subyacentes. Posteriormente, los analistas examinan las variables dentro de un subconjunto e inventan un nombre, o etiqueta, que describe sucintamente lo que dichas variables parecen tener en común.

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- Los modelos de series temporales. Gran parte de la investigación cuantitativa en los estudios se basa en datos individuales o agregados espaciales, aunque se le puede dar un carácter temporal limitado mediante la comparación de unos pocos momentos, haciendo gráficos de tendencias o utilizando paneles. Por el contrario, el análisis a través de series temporales generalmente se centra en ciertos agregados temporales, como estadísticas económicas mensuales y sondeos de opinión publicados que cubran un período de diez años, veinte o treinta. Hay que recordar que el teorema de la falacia ecológica demuestra que el análisis de individuos sólo justifica las conclusiones que se refieren a éstos, el de lugares las que se refieren a lugares y el de momentos concretos las referidas de este factor. Sin embargo, las frecuencias tienen importancia y sus tendencias se pueden comprender analizándolas; no pueden inferirse de un conocimiento de los individuos o de los lugares.

La forma que tienen las series temporales de abordar datos es sustancialmente diferente a la de otros métodos. Aunque los modelos concretos de este tipo de series son muy variados, todos se basan en ideas fundamentalmente dinámicas, como que el apoyo a un partido tenderá de forma automática a volver a su antiguo nivel natural, a menos que haya una fuerza que lo aparte de ese nivel; que el impacto de un acontecimiento crítico sobre la opinión pública alcanzará su punto álgido inmediatamente después del acontecimiento, para ir desvaneciéndose claramente en los meses siguientes hasta perder completamente su influencia; que, por otra parte, la influencia política de un condicionante no se manifiesta hasta que pasa un cierto tiempo desde su aparición, ya que si no transcurre ese período las personas no son conscientes del asuntos y no responden políticamente; finalmente, el apoyo político en un mes determinado no dependerá en exclusiva de las influencias presentes en ese período sino también del nivel de apoyo previo, de forma que, incluso la combinación de todas las influencias activas en el momento, sólo producirá un cambio definido, sin llegar a fijar un nivel de apoyo claro.

- Modelos contextuales o multinivel. Se puede combinar el análisis de individuos con el de agregados espaciales y temporales. Los análisis contextuales o de multinivel sitúan a los individuos en un contexto espacial y/o temporal. Para el análisis contextual se precisa que los conjuntos de datos brutos sean muy grandes o que estén especialmente diseñados, ya que se debe situar a cada individuo en el contexto correcto. Sin embargo, a pesar de las dificultades, los modelos contextuales son importantes porque hay datos que indican claramente que la misma persona se comportará de modo diferente en diversos momentos o lugares. El comportamiento político tiene mucho que ver con la respuesta individual a un medio que se compone de familia, amigos, vecinos y entorno laboral, el contenido de los medios, la situación de la economía y las opciones locales y nacionales.

- Otros métodos. Los métodos cuantitativos se han asociado con el análisis estadístico pero abarcan mucho más. Los gráficos no están diseñados para analizar sino para facilitar la comunicación, sino que son para comunicarse. Las simulaciones por ordenador no se realizan ni para analizar ni para mostrar hechos conocidos sino para hacer extrapolaciones para ellos. La simulación no es un análisis sino una especulación controlada y disciplinada que generalmente se basa en una mezcla de explicación histórica, intuición e imaginación. La idea debería quedar después de esta discusión de los métodos es la de su riqueza y diversidad. Hay muchos datos que se pueden analizar de diversas maneras.

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c) Críticas. Se ha criticado los métodos cuantitativos por oscuros e imprevisibles. También se dice que tergiversan el objeto del que se ocupan. Si los datos cuantitativos están deteriorados, son irrelevantes o engañosos, no es probable que mejoren al ser tratados estadísticamente. Al menudo se cometen errores elementales al recoger o presentar datos. En las muestras rusas normalmente sólo se refieren a las ciudades y a la zona europea. A veces, las encuestas se realizan en semanas e incluso meses después de unas elecciones se utilizan para explicar el voto, lo cual significa que las actitudes y opiniones que se recogen después de la votación sirven para predecir el comportamiento en la misma, de forma que parece ser un proceso causal con efectos retroactivos. Los grupos de personas con combinaciones de características especialmente interesantes suelen ser bastantes pequeños, lo cual hace que existan posibilidades de error. Las estadísticas de gobierno pueden ser incorrectas o estar sesgadas, incluso a propósito.

Además, es posible que el sesgo no sea el mismo con el paso del tiempo. Por ejemplo, se pueden tergiversar los recuerdos para acomodarlos a las preferencias actuales. El contexto social y político en el que se recogen los datos puede no ser representativo de aquel en el que destacan ciertas opiniones o en el que se actúa; el contexto de una tranquila entrevista frente a frente en casa es mu diferente al de una manifestación. Por el contrario, los experimentos que pretenden valorar el poder de la propaganda pueden centrarse en ésta de forma más explícita y medir sus efectos en un punto demasiado inicial de su curva descendente. Pero si estmaos atentos a estas tergiversaciones, debería ser posible reducir los problemas desde el mismo momento en que se diseña la muestra y/o tenerlos en cuenta a la hora de intepretar los resultados. Podemos ampliar el alcance de la recogida de datos o describir con exactitud que se ha logrado.

También se critica por tener un enfoque demasiado estrecho, con cuestionarios muy específicos a las que únicamente se puede responder mediante un número de respuestas que pueden evitar que los entrevistados digan lo que piensan. Esta crítica también presupone en ocasiones que los estudios los llevan a cabo personas que no saben nada de la materia de la que se ocupan, cosa que en pocas ocasiones llegan a ser ciertas. Además, lo que es más importante, las preguntas suelen ser específicas y las respuestas fijadas surgen de la nada. Las preguntas pueden provenir de estudios cualitativos o preguntas planteadas en otros estudios.

Los métodos también les falta supuestamente idoneidad causal. Sin una explicación plausible el vínculo estadístico puede descartarse como mera coincidencia. En sentido inverso, una teoría plausible que no se apoye en datos estadísticos es en el mejor de los casos, especulativa, y paradójica. Los modelos causales tienen que ver con influencias y valores, a menudo débiles.

A veces se critica que la correlación no significa causalidad, porque pueden ser correlaciones de naturaleza dudosa. Incluso en una muestra representativa de diferentes estratos sociales es posible sacar ciertas conclusiones de tipo causal. En primer lugar, un grupo de teorías diferentes puede predecir una correlación pero si ésta se acerca a cero hau un problema con todas ellas. Por lo tanto, una correlación puede corraborar, aunque no probar la causalidad de

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una teoría. En segundo lugar, la posibilidad de correlación espuria, o sea, aquella que se produce entre dos variables, únicamente como resultado de la común dependencia de ambas respecto a una tercera, puede controlarse mediante métodos de regresión múltiple, siempre que la tercera haya sido medida e incluida en los datos brutos. En tercer lugar, aunque el sentido de la relación causal entre la preferencia por un partido y la elección de periódico no sea evidente, en otros muchos pares no se discute. En cuarto lugar, se pueden recoger algunos datos acerca del pasado así como del presente.

Se critican los métodos cuantitativos porque no logran mostrar significados. Es decir no ofrecen explicaciones sobre las causas, pero esta crítica carece de validez, pues siempre que las cuestiones sean adecuadas pueden mostrar razones. La investigación cuantitativa pretende calcular pretende calcular la frecuencia relativa de las diferentes posibilidades y puede juzgar qué motivaciones son minoritarias, mayoritarias o preponderantes y cuáles son improbables. Aunque preguntar directamente por las motivaciones es posible en todos los métodos, este sistema sigue siendo sospechoso porque a las personas no se les suele dar bien analizarse a sí mismas. Tienden a refugiarse en explicaciones socialmente aceptables y la descripción retrospectiva de las propias motivaciones nunca debe tomarse al pie de la letra.

d) Logros y posibilidades. Los métodos cuantitativos dependen más que otros enfoques de los estudios de la tecnología, por lo que la utilización de ésta se ha visto favorecida tanto por un deseo de innovar como por una justificación filosófica. Desde principios de siglo el positivismo lógico y el conductismo han defendido la ciencia basada en la observación empírica y en teorías comprobables. Dos importantes avances tecnológicos impulsaron especialmente la utilización de métodos cuantitativos. En primer lugar, el desarrollo de las encuestas basadas en muestras, con las que las estadísticas dejaron de ser oficiales. En segundo lugar, la difusión la difusión del ordenador permitió en los cincuenta a la que siguieron los paquetes de análisis estadísticos programados.

Los más grandes logros de esta revolución de postguerra en la tecnología de la investigación se encuentran en el estudio de los ciudadanos. Al haber muy pocas leyes, instituciones importantes y líderes en el ámbito político, siempre había sido posible analizar estos factores mediante métodos cuantitativos relativamente rudimentarios, pero se sabía poco de los ciudadanos y de los miembros de las elites intermedias porque eran numerosos, aunque esta ignorancia nunca evitó que se especulara o se hicieran aseveraciones sobre ellos. La revolución informática sigue ganando terreno, con las entrevistas controladas por ordenador, que introduce variaciones dependiendo de los sujetos. Además, los CD-Rom han puesto ha disposición de la mayoría los datos de las encuestas.

Tema 9. Estructura y actuación.

Nuestra manera de formular las explicaciones refleja un conjunto más profundo de formas de entender la autonomía de los actores en los medios en los que se encuentran. La estructura y

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la actuación precisan una de otra, o sea, que una estructura social o política sólo existe en la medida en que constriñe la actuación o le concede oportunidades para que se produzca. Por lo tanto, no tiene sentido concebir la estructura sin plantear, al menos hipotéticamente, la existencia de algún tipo de actuación. Además, en cada contexto social y político presenciamos diversos alardes de actuación competentes, complejos y sofisticados. Éstos son productos de una acción intencionada, basada en algún conocimiento de las estructuras que definen el medio en el que se desarrolla tal acción sea eficaz. La orientación produce una estrategia, seleccionando objetivos y buscando medios para llevarlos a cabo. La actuación por tanto, es producto de estrategia e intención. Una concepción de estructura y de actuación está implícita en toda explicación causal de los actores sociales y/o políticos y en el componente causal que les atribuimos. Por consiguiente, puede ser muy provechoso hacer explícitas las concepciones a las que necesariamente apelamos y plantearnos varias preguntas relacionadas con este tema, interrogando de este modo, a las nociones de causalidad que formulamos.

Además, las ideas tanto de de estructura como de actuación son claves en cualquier concepción del poder. El poder está ligado intrínsecamente a la idea de de victoria de un agente o sujeto sobre otro. El poder está relacionado con la actuación, con influir o producir un efecto en las estructuras que configuran los contextos y definen el número de posibilidades de los otros. Esto indica que es necesaria una concepción relacional tanto de la estructura como de la actuación pues lo que para unos es actuación para otros es estructura. Atribuir actuaciones es atribuir poder.

Este asunto es inherente a la división fundamental entre ciencias naturales y sociales. La diferencia estriba en que las ciencias que tratan de la sociedad y de la política han de ocuparse de agentes activos que tienen sus intenciones, independientemente de lo condicionados que estén. Por el contario, a las naturales les interesa esclarecer las estructuras que no están sujetas a contexto histórico, las metaestructuras.

b) Posiciones en el debate sobre estructura y actuación. Al estar los conceptos de estructura y de actuación tan profundamente ligados a los de poder, causalidad y explicación política, el debate que suscitan es inherente a la filosofía de las ciencias sociales y políticas y en consecuencia ha despertado una atención intensa y minuciosa. La forma que tienen los politólogos de abordar estos temas refleja los presupuestos filosóficos que subyacen en:

Ka naturaleza del mundo social y político, y del ser social objeto del que se ocupa la teoría o filosofía denominada ontología.

La naturaleza de lo que constituye una explicación válida y adecuada de un acontecimiento político, efecto o proceso, es decir, una teoría del conocimiento o epistemología.

Podemos distinguir entre diferentes enfoques basándonos en las respuestas que dan a las preguntas clave y aparecen varios enfoques como: estructuralismo, intencionalismo, teoría de la estructuración y realismo crítico.

- El estructuralismo. El estructuralismo y el funcionalismo son cai palabras malsonantes para la teoría social y política. Muy pocos teóricos contemporáneos utilizarían la etiqueta estructuralista para definir su trabajo, pero aún representa un punto de inicio clave para

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enfoques actuales. Un punto de vista estructuralista preferencia a la estructuram con el propósito de explicar los fenómenos sociales observables, los procesos y resultados teniendo en cuenta el funcionamiento de las estructuras sociales y políticas inobservables de las que los actores son meros portadores. La estructura determina el comportamiento por lo que se puede denominar un punto de vista monocausal. El estructuralismo no pretende explicar las cosas basándose en las motivaciones, las intenciones, las estrategias y las acciones de los agentes, ya que éstos son considerados como meros mecanismos de lo que son estructuras determinantes. En realidad las nociones de causalidad deben partir de una valoración de la compleja interacción que existe entre la superdeterminación de las estructuras y sistemas que tienen su propia independencia relativa.

El estructuralismo está bastante relacionado con el determinismo, el funcionalismo y con todas las formas de teleología (la idea de que los procesos sociales y políticos, especialmente los de cambio, pueden explicarse en función de una meta histórica definitiva hacia la que se cree que evolucionan inexorablemente. En el funcionalismo, los resultados sociales y políticos concretos no se explican en función de las motivaciones e intenciones de los actores sino en función de las consecuencias que tienen los efectos de sus acciones. El problema con estas explicaciones es que los mecanismos que garantizan tales efectos nunca están claros. El funcionalismo a veces convierte el sucedáneo en explicación. El funcionalismo ha sufrido varias críticas devastadoras.

Subestima sistemáticamente de la actividad de los individuos, quitando a su autonomía real y negando que sus actos tengan alguna consecuencia o puedan modificar algo.

De este modo, el estructuralismo describe un mundo social y político en el que todos somos meros autómatas, víctimas pasivas e ingenuas de unas estructuras que estñan más allá de nuestro entendimiento y en las que no podemos influir. Por consiguiente, es incapaz de distinguir entre autoritarismo fascista por una parte y democracia liberal, los dos se consideran malos. Esta concepción tan poco matizada no resulta muy práctica y no ofrece bases que inspiren la intervención política.

En relación con esto, se acusa al punto de vista determinista y teleológico del desarrollo social y político que el estructuralismo suscribe de favorecer el fatalismo y la pasividad porque, si el curso de la historia está, al fin y al cabo, determinado y conduce inexorablemente a algún punto final, lo único que podemos hacer es cruzarnos de brazos y esperar a que la historia despliegue su propia lógica.

Finalmente, hay una contradicción fundamental dentro de las formas de explicación estructuralistas. En pocas palabras, si el pensamiento estructuralista está realmente en lo cierto y no somos más que meras víctimas pasivas e ingenuas de estructuras de las que somos portadores.

- El intencionalismo. Este enfoque explica desde el interior para centrarse en las prácticas sociales, la actuación humana y el rico tejido de la interacción social y política. También el intencionalismo funciona con una concepción simple y monocausal de la relación entre estructura y actuación, al ver las estructuras como el producto de la acción intencionada. En general, los conceptos de condicionante y de contexto no figuran en estas explicaciones, que suelen creer a pies juntillas en la interacción social y política, basándose en las intenciones,

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motivaciones e interpretaciones expresas de los propios implicados y utilizando los conceptos explicativos que estos mismos actores inexpertos podrían utilizar para analizar sus acciones.

El intencionalismo está muy relacionado con la falta de condicionantes, contingencia, voluntarismo e individualismo metodológico. Así, los intencionalistas suelen rechazar las explicaciones deterministas que pretenden explicar acontecimientos y resultados específicos en función de las abstracciones teóricas del estudioso, para adoptar explicaciones que se formulen teniendo en cuenta los acontecimientos directamente observables. De este modo, no suelen establecerse vínculos entre contextos o ámbitos de interacción concretos, ya que se pretende que las explicaciones reflejen la peculiaridad y riqueza de la interacción social y política en un ámbito determinado. La atención se centra en microprácticas de la interacción social y las explicaciones suelen recalcar la naturaleza contingente de los procesos sociales (la idea de que los resultados no pueden predecirse).

Al hacer hincapié en el carácter contingente de las consecuencias sociales, los intencionalistas han sido acusados de voluntarismo, según el cual, para entender los resultados de lo político, sólo debemos tener en cuenta las motivaciones de los actores, como si hubiera una correlación directa entre la intención y consecuencia de la acción. Se le ha acusado de de tener en cuenta los condicionantes estructurales que pesan sobre el cumplimiento de las intenciones de los actores. Estos teóricos consideran que los individuos son egoístas e independientes al maximizar la utilidad, que calculan racionalmente sus estrategias y que son actores que actúan intencionadamente. El énfasis individualista de la elección racional se pone de manifiesto en el hecho de que algunos lo han llamado psicología política. Las críticas a este enfoque han insistido en el carácter ilógico de gran parte del comportamiento, en la importancia de las consecuencias no deseadas, en la información parcial y engañosa que se utiliza, y en la necesidad de que haya una concepción relacional de la racionalidad, ya que no existe una racionalidad pura.

- La teoría de la estructuración. La contribución más influyente al debate actuación es la teoría de la estructuración de Giddens. Este proyecto pretende ir más allá del dualismo de estructura y actuación. Giddens prefiere una dualidad, en la que estructura y actuación son dos caras de una misma moneda, a un dualismo en el que los dos aspectos se relacionan de forma externa, es decir, como dos monedas distintas que chocan períodicamente. Su teoría se basa en la frustrante constatación de que la insalvable frontera que existe entre las explicaciones de la estructura y las de la actuación ha producido dos campos cerrados y hostiles. El objetivo de Giddens ha sido desarrollar una teoría híbrida capaz de conciliar, por una parte, la atención a las estructuras que son el principal requisito para la interacción social y política, y una sensibilidad hacia la intencionalidad, la reflexión, la autonomía y la actuación de los actores. Esta pretensión se ha basado en el desarrollo de una interpretación dialéctica de la relación entre estructura y actuación, que se refleja en sus dos conceptos principales: estructuración y dualidad de la estructura. La estructuración plantea la idea de una dependencia mutua, de una relación interna entre la estructura y la actuación humana. En este marco, la producción y reproducción de la sociedad se considera como un logro notable de los actores sociales. De este modo, los procesos y prácticas sociales los generan las activas habilidades constitutivas de los miembros de la sociedad que son actores a los que la historia ha situado, sin que ellos hayan elegido las condiciones. Esto lleva reconocer la dualidad de la estructura, que significa

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que las estructuras sociales están constituidas por la actuación social, que es, a la vez, el mismo medio que las constituye.

Al proclamar que se ha superado el dualismo, no resulta sorprendente que la teoría de la estructuración haya sido tan influyente, inspirando muchas elaboraciones y aplicaciones teóricas en áreas tan diversas como la sociología política, la teoría política, las relaciones internacionales, la geografía social y política y la teoría feministas. El logro principal ha sido poner en el centro la estructura y la actuación. La teoría nos reta a que hagamos explícitos los conceptos de estructura y actuación que inspira unas reflexiones teóricas e investigaciones.

A pesar de todo, la teoría de la estructuración no carece de problemas. Al mirarlo de cerca se puede ver que el derribo del dualismo de estructura y actuación se basa más en el malabarismo teórico y en la arbitrariedad de las definiciones que en el rigor analítico. Parece que ha llegado a superar el dualismo mediante la redefinición de los términos que lo componen. En realidad nunca ha habido un dualismo de los conceptos que presenta Giddens. El concepto de sistema no tiene mucha importancia en la teoría de estructuración y se dirige hacia una explicación desde el interior de la estructura y de la actuación. Su notable obra pone de manifiesto el rico tejido de la interacción social pero lo hace a costa de separar las microprácticas de la vía diaria de su contexto social y político general.

Irónicamente, cuando Giddens tiene en cuenta las propiedades de los sistemas sociales lo hace poniendo entre paréntesis temporalmente las dimensiones de actuación y de intencionalidad, asemejándose así al estructuralismo. Del mismo modo, cuando se ocupa de las interacciones sociales y de las microprácticas lo hace poniendo entre paréntesis el análisis institucional. El dualismo del sistema y actuación, no resuelto en términos teóricos, produciendo un dualismo entre microprácticas y macroinstituciones.

- El realismo crítico. Se puede encontrar otro intento de superación del dualismo de estructura y actuación, basado en una interpretación dialéctica de la relación entre los dos, en el realismo crítico, y en el enfoque estratégico-relacional. A pesar de del parecido evidente con la teoría de la estructuración, los realistas críticos parten de un punto de vista más estructuralista para acercarse al dualismo de estructura y actuación, postulando la existencia de capas de estructuras que condicionan la actuación y que definen el abanico de estrategias potenciales que los agentes pueden desplegar cuando pretenden ver cumplidas sus intenciones. En este sentido, el realismo crítico explica la relación entre estructura y actuación desde un punto de vista externo o centrándose en la estructura. Bhaskar se acerca a la noción de dualidad de la estructura al indicar que la sociedad es tanto el requisito constante como el resultado continuamente de la actuación humana.

Jessop, con el enfoque estratégico-relacional, señala que la forma de Estado es la cristalización de estrategias pasadas, a la vez que privilegia otras el momento. Como ámbito estratégico, el Estado se sitúa dentro de una compleja dialéctica de estructuras y estrategias. Esto introduce la importante idea de que los sistemas y las estructuras en las que se inscriben son estratégicamente selectivos. Las estrategias y el modus operandi del Estado están más abiertos a unos tipos de estrategias políticas que a otros. La tarea del realismo crítico es es la de aclarar y organizar los contornos de la estructura social y política como si fueran una guía crítica para la estrategia y la intervención política.

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Al desarrollar esta interpretación dialéctica de la relación interna entre estructura y actuación, los realistas críticos han mantenido el uso ortodoxo de estos dos términos y han desarrollado una concepción de la dialéctica que es diferente de la de Giddens. En este sentido, mientras que Giddens considera que estructura y actuación son caras opuestas de una misma moneda a las que sólo puede observarse de una en una, los realistas críticos prefieren considerar estos conceptos como los dos metales que forman la aleación de la que está hecha la moneda. De ahí que estructura y actuación, aunque sean teóricamente separables, en la práctica están entremezcladas. Las porpiedades de la moneda no sólo se derivan de la suma de los metales que la componen sino que también proceden de la compleja interacción química entre ambos. Las premisas de una ontología realista crítica o estratégico-relacional se pueden resumir en los puntos siguientes:

Toda actuación humana tiene lugar y adquiere significado sólo en relación con escenarios constituidos de antemano y profundamente estructurados.

Tales escenarios condicionan y capacitan, simultáneamente, a los actores que los habitan, determinando el abanico de apropiaciones posibles y las consecuencias directas de tales acciones.

Lo que constituye una estructura dependen completamente del lugar desde el que la contemplemos. Esta es una concepción relacional.

Las estructuras no determinan los resultados directamente sino que definen únicamente el abanico de opciones y estrategias posibles. Dado que los actores sólo tienen un conocimiento parcial de tales estructuras, su acceso a este hipotético abanico de estrategias es sólo parcial.

Los escenarios de la acción pueden concebirse según una jerarquía en la que encajan niveles de estructura e interactúan de forma compleja para condicionar y fijar el contexto dentro del que se despliega la actuación.

La naturaleza de los condicionantes que los escenarios estructurados imponen a la acción es de dos clases: física, que se refiere a las propiedades espaciales y temporales de los escenarios de la acción, y social que se refiere al producto de las consecuencias deseadas de acciones o inacciones humanas previas sobre un contexto estructurado.

Estos condicionantes también pueden considerarse recursos. Un condicionante también implica una oportunidad.

La acción estratégica es una interacción dialéctica entre actores intencionados e informados que, sin embargo, están determinados por la estructura y los contextos constituidos previamente que habitan. Las acciones tienen lugar dentro de escenarios estructurados, aunque los actores pueden, transformar dichas estructuras mediante sus acciones. Este impacto de los agentes sobre las estructuras puede ser tanto deliberado como no intencionado.

El realismo crítico recalca la importancia de las consecuencias de la actuación, así como el impacto y los efectos de la acción estratégica sobre los contextos estructurados en los que ésta debe situarse. Estas teorías y la de la estructuración supusieron un avance respecto a las primeras, y ambas teorías ponen de manifiesto la estructura y los actores. Los actores se apropian de los agentes como la de la intencionalidad sobre tales flujos. Los actores se apropian a través de una estrategia de un contexto estructurado que es estratégicamente selectivo. Dicha estrategia se formula según un conocimiento parcial tanto de las estructuras

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en las que se encuentran los actores como del comportamiento que éstos prevés en los otros. Las estrategias se operacionalizan en la acción y ésta se produce efectos tanto deseados como no deseados. Como los individuos están informados y son reflexivos, controlan las consecuencias de sus acciones de forma rutinaria. De ahí que la acción produzca:

Efectos directos sobre los contextos estructurales en los que tienen lugar y en los que ocurre la acción futura, produciendo una transformación parcial del contexto estructural.

Un aprendizaje estratégico en el actor o actores implicados, que les hace más conscientes de las estructuras y de los condicionantes u oportunidades que imponen, y que sienta las bases en las que una estrategia posterior puede inspirarse y quizá tener más éxito.

c) Un ejemplo: la votación sobre Maastricht en GB. El ejemplo trata sobre como se podría aplicar el enfoque a la aprobación de Maastricht a GB. En 1993 Major fue derrotado en la Cámara de los Comunes, al plantearse la ratificación de Maastricht por 8 votos, porque 23 diputados de su partido votaron en contra. En consecuencia Major fue privado de la autorización parlamentaria para ratificar el tratado y convocó para el día siguiente una sesión de emergencia, en la que mezcló de forma estratégica la confianza en el gobierno con los términos requeridos para aprobar el documento. El voto de confianza se ganó y el gobierno salió adelante.

El resultado de todas estas votaciones puede interpretarse como un producto complejo y contingente de la dialéctica de la estructura y la actuación en varios niveles diferentes. A primera vista, éste fue el resultado de la acción de unos actores que tenían una intención clara y que participaban, en el acto de votar. En su sentido más prosaico, esto supone que se camina por el corredor adecuado, o sea, que se entiende correctamente el significado social de que goza una determinada acción en un momento concreto y que se es capaz de retirarla. Quizá sea éste el nivel más básico en el que podemos identificar la actuación, la estrategia, la intención y la estructura. Dicho nivel se basa en la utilización de categorías tomadas exclusivamente del desarrollo del acontecimiento tal y como se nos presenta. Sin embargo, esto no nos dice mucho del resultado concreto de la votación, de su importancia o ramificaciones, de ahí que es necesario contextualizar a los actores participantes en diferentes niveles mediante algunas oportunas abstracciones.

En el nivel que nos ocupa podríamos situar la votación sobre Maastricht y la estrategia seguida por el gobierno de Major, en el contexto de los condicionantes que impone la acumulación capitalista. La votación sobre la UE podría considerarse un aspecto de la estrategia de acumulación de Maastricht, un intento de proteger tanto el crecimiento económico británico como su propia legitimidad política. La decisión gubernamental de favorecer Maastricht puede considerarse como una estrategia para garantizar un lugar de GB en el bloque comercial europeo. La decisión estratégica de rechazar el capítulo social tiene que ver con buscar una estrategia para construir un lugar especial para GB en la UE. La estrategia se llevó a cabo a través de varios alardes de actuación: la elaboración del texto de moción, la disciplina de partido, las conversaciones con los Unionistas irlandeses.

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Tema 10. EL método comparativo.

a) Justificación del método comparativo. La razón que mejor el uso de la investigación comparativa refleja la naturaleza misma de la investigación en ciencias sociales: casi nunca es posible utilizar el método experimental. Existen dos razones para utilizar el método comparativo.

- Más allá del etnocentrismo. La comparación favorece un conocimiento más sólido de países que no son el nuestro, siendo la clave de esto que obliga al observador a abandonar el etnocentrismo. Rose afirma que existen dos riesgos si no se compara. En primer lugar, proclamar un excepcionalismo mediante un falso particularismo; y por otro lado, la del falso universalismo, que consiste en que los autores presuponen que una teoría desarrollada en un país se puede aplicar a todos y tienden a elaborar teorías generales que se consideran verdades universales, sin tener en cuenta el contexto nacional o histórico. Por ejemplo, sólo se puede demostrar que el gobierno Thatcher fue excepcional mediante un proceso comparativo.

- El desarrollo de la teoría, las hipótesis y los conceptos. Uno de los objetivos es identificar y explicar las relaciones entre los fenómenos sociales. Loa teoría aporta una forma de organizar e interpretar los datos. Estos datos o indicios nos permiten, posteriormente, comprobar los hipótesis que surgen de la teoría, pero sólo si hemos desarrollado conceptos consistentes o que puedan utilizarse en diferentes momentos y lugares. Como consecuencia de la comprobación se pueden transformar los conceptos, reformular hipótesis y rehacer las teorías. Lo importante para nosotros es que el análisis comparativo representa un papel clave en estos procesos. Evidentemente, el análisis comparativo puede ser inductivo o deductivo. Si funcionamos deductivamente, con hipótesis que proceden de una teoría, el propio análisis nos permitirá comprobarlas. Al mismo tiempo, gran parte de la investigación comparativa no conlleva la comprobación de modelos deductivos. En realidad, siempre utilizamos conceptos previos a la teoría. El análisis comparativo, por descontado, facilita el desarrollo de estos conceptos porque pone a prueba como ninguno su consistencia y la posibilidad de que se aplique en otros ámbitos. Después de todo, la utilidad de un concepto será muy limitada si es completamente específico en términos culturales, es decir, si no puede utilizarse fuera del país o cultura en los que se ha desarrollado. Si este análisis comparativo es inductivo, normalmente producirá nuevas hipótesis.

Sin embargo, el análisis comparativo también es importante en la comprobación y desarrollo de teorías. La razón también está clara: la mayoría de las teorías pretende tener algún tipo de aplicabilidad general. Por lo tanto, las hipótesis procedentes de tales teorías deberían poder sostenerse, independientemente de dónde aplicaran.

b) Diferentes clases de análisis comparativo. El análisis político comparativo es tan antiguo como el estudio mismo de la política, aunque tanto lo que se estudia como la manera de hacerlo han cambiado mucho, como veremos posteriormente. Existen tres formas principales de abordar este tipo de análisis: mediante estudios de caso que sitúan un determinado país dentro de un marco comparativo; estudios sistemático de un número limitado de países y comparaciones globales basadas en análisis estadísticos. Las comparaciones globales, basadas

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en estadísticas, sólo se remontan a finales de los sesenta. Dependían de los avances informáticos y estadísticos, y se asociaron al desarrollo del conductismo.

- Estudios de caso. Los estudios de caso no sin inevitablemente, quizás ni siquiera habitualmente, comparativos. En realidad, algunos autores rechazan la idea de que los estudios de caso de un país supongan la utilización del método comparativo. Sin embargo, esta parece una postura bastante quisquillosa, que descartaría muchos trabajos que se enmarcan en estos análisis, por lo que puede definir un estudio de caso como un análisis comparado es la presencia o ausencia de conceptos aplicables a muchos países.

Lijphart clasificó los estudios en: los de carácter interpretativo que utilizan una teoría existente para aclarar el caso; los que producen hipótesis; los concebidos para interrogar a una teoría; los que confirman la teoría y los que se desvían. Esta clasificación incluye un tipo el que no es en absoluto comparativo. Los otros cuatros pueden serlo pero no necesariamente. Podríamos señalar que los estudios de caso individuales son comparativos si utilizan y valoran la utilidad de conceptos desarrollados en otra parte; si ponen a prueba alguna teoría o hipótesis general, o si generan conceptos o hipótesis que pueden utilizarse o comprobarse por otra parte.

- Comparaciones sistemáticas de un número limitado de casos. La mayor parte de los estudios comparativos se caracterizan por lo que se denominan comparaciones centradas. Este enfoque utiliza más casos y da información menos detallada que el estudio de único caso, pero sus conclusiones son más generales. Nos encontramos, básicamente, con un equilibrio entre detalle y capacidad de generalización, o entre descripción y capacidad explicativa.

Hay menos estudios de este tipo que sobre estudios de caso. Además, suelen ser comparaciones centradas, es decir, estudios de área, abundando estudios europeos y otros en los que aparece EEUU. Por otro lado, existe otra pregunta que hace referencia sobre si los países deben ser parecidos o diferentes. Los partidarios de utilizar los más parecidos señalan que una comparación entre países relativamente parecidos pretende neutralizar ciertas diferencias con el propósito de realizar un mejor análisis de otras. Evidentemente, lo ideal sería que el investigador. Los partidarios de utilizar lo más parecidos señalan que una comparación entre países relativamente parecidos pretende neutralizar ciertas diferencias con el propósito de realizar un mejor análisis de otras. Evidentemente, lo ideal sería que el investigador eligiera dos países que fueran iguales en todo salvo en el asunto que se quiere estudiar, sin embargo, esto es claramente imposible. Este es el método que predomina en los estudios regionales.

Por el contrario, el enfoque de lo más diferente consiste en comparar países en los que se da un grado máximo de disparidad respecto a los factores más significativos para los presupuestos teóricos del investigador. El objetivo de este diseño es obligar al analista a extraer de esta diversidad un conjunto de elementos comunes que demuestren tener una acusada capacidad explicativa. Para que tal análisis sea válido los países tienen que compartir ciertas características y ser muy diferentes entre otros aspectos. Esta estrategia es arriesgada pero si no se encuentran uniformidad los resultados son ininteligibles.

- Análisis estadístico global. Los años sesenta contemplaron una gran expansión de la investigación comparativa cuantitativa o estadística, en la que la típica unidad de análisis era el

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Estado nación. Gran parte de estas investigaciones se basaba en datos o en la informática y su expansión dependía tanto del crecimiento de los bancos de datos de tipo socioeconómico y político, a los que se accedía a través de máquinas, como del buen desarrollo de ordenadores que pudieran almacenar y manipular tales datos. Un buen ejemplo de la utilización de estas técnicas cuantitativas en el análisis de un gran número de países son los estudios sobre la relación entre desarrollo económico y democracia. El problema es que estos datos tienen inconvenientes significativos pues se pierde profundidad, si los datos son inexactos las ténicas estadísticas no pueden ser demasiado ambiciosas y si son fiables está justificada una metodología compleja.

c) Problemas de la comparación. El problema principal de la investigación comparativa es el mismo que el de toda la investigación social: es imposible producir un diseño de investigación sin fallo alguno; el secreto está en encajar y afrontar tantos problemas como sea posible. Existen cuatro problemas principales.

- ¿Cuántos casos? Se ha de tener cuidado al decidir cuántos casos van a analizar y llegar a un equilibrio entre detalle y capacidad de generalización. También deben combinar, en la medida de lo posible, diferentes tipos de investigación comparativa.

- Demasiadas variables, pocos países. Es imposible encontrar un país que en todo, excepto en una variable sea idéntico a otro. El número de países que hay en el mundo es finito y los datos de los que se disponen de ciertos países no son lo suficientemente buenos como para que sea posible establecer un análisis comparativo fructífero. Sin embargo, existen soluciones factibles para este problema. Fundamentalmente, lo que hace los investigadores es concentrarse en pocas variables. Uno de los métodos posibles es utilizar un diseño de investigación que señale los casos más parecidos para reducir el número de variables de un determinado estudio. De forma alternativa, algunos investigadores limitan el número de variables aplicando un modelo o teoría de carácter estricto. Esta es la razón por la que la teoría de la elección racional ha despertado tanto interés entre algunos estudiosos de política comparada.

- La superación del sesgo. El sesgo es uno de los principales problemas de investigación comparativa. Por sesgo se entiende la influencia que tienen los valores del investigador en los resultados del análisis. Sólo un positivista extremo discreparía de esta afirmación pero nos parece que no identifica correctamente los problemas. Para nosotros es mejor hablar de dificultades de medida de interpretación. Así, por ejemplo, los cuantitativos son tan buenos como los datos que utilizan.

Por otro lado, aunque se lograra un acuerdo respecto a los conceptos se mantendría el problema de los datos y su calidad. En todos los países hay una economía sumergida que las estadísticas no registran porque los ciudadanos ocultan al gobierno y esta parte es imposible de medir de forma precisa.

Los indicadores no económicos traen problemas como en un estudio de Vanhanen sobre la democratización de 147 países utiliza sólo indicadores como competencia electoral, definida como la combinación de los votos recibidos por los partidos más pequeños, y la participación, definida como el porcentaje de población que vota en las elecciones nacionales. Esto pone a Italia como el más democrático en los ochenta, pero las encuestas lo desmienten.

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- Los mismos fenómenos, significados diferentes. El problema fundamental de la investigación comparativa está relacionado, de forma más general, con los fundamentos epistemológicos del conjunto de las ciencias sociales. Lo tradicional era que gran parte de las investigaciones comparativas se enmarcaran en el positivismo, especialmente las instituciones cuantitativas en la investigación cuantitativa. Sin embargo, el positivismo ha sido cuestionado por investigaciones relativistas que dicen que el mundo se construye socialmente y que las relaciones entre los fenómenos políticos tienen el significado que los sujetos los conceden. Por lo que los estudios cuantitativos positivistas tienen una utilidad limitada porque imponen una realidad objetiva a un mundo diverso.

d) Transformaciones en la política comparada. La política comparada se ha transformado significativamente debido a tres razones principales: la escala y el alcance de este tipo de estudios han aumentado; los estudiosos han respondido de forma más general a los intereses cambiantes de la profesión; y esta subdisciplina ha cambiado para responder a las críticas. Existe una evolución desde los cincuenta que nos lleva a varias características:

Mayor rigor en el diseño de las investigaciones. Los artículos más recientes están más afinados conceptual y teóricamente, son más sofisticados a la hora de analizar datos y proclives a incorporar elementos comparativos.

De las instituciones a las políticas públicas pasando por los procesos. En la primera mitad del siglo XX los estudios se centraban en instituciones. En los sesenta la con el conductismo se centraron en las instituciones para centrarse en los procesos políticos. En los sesenta el funcionalismo comenzó a fijarse en los procesos y su reproducción que dan estabilidad al sistema. La desaparición del funcionalismo en los sesenta no supuso el fin de sus métodos. A partir de los ochenta, crece el interés por las políticas públicas, debido a las transformaciones y la globalización.

La decadencia de los estudios supercuantitativos. En los sesenta se produjo un giro hacia los análisis a gran escala y cuantitativos. Pero no han llegado ha ocupar un lugar tan preponderante como se esperaba debido a problemas como el coste de la investigación y los rendimientos eran escasos; en segundo lugar, suponía el estiramiento de los conceptos hasta la creación de problemas importantes para la validez de los datos; y en tercer lugar, el éxito relativo de los estudios de historia comparada, que se basan en contrastar de forma estructurada unos pocos casos ha desviado la atención.

Cada vez resulta más complicado ver a los países como independientes unos de otros, pues la globalización condiciona la autonomía de estos. La globalización tiene una dimensión política que tiene que ver con la importancia de las instituciones internacionales. El análisis comparativo se hace más problemático y necesario.

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