tensiones en la búsqueda de una propuesta emancipadora. · 2018. 9. 8. · frente a la asignatura,...

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IV ENCUENTRO HACIA UNA PEDAGOGÍA EMANCIPATORIA EN NUESTRA AMÉRICA 17, 18 y 19 de septiembre 2018 – Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. Av Corrientes 1543, Ciudad de Buenos Aires. Evaluar en la universidad. Aprendizajes, desafíos y tensiones en la búsqueda de una propuesta emancipadora. Mesa temática: Universidad y acción pedagógica emancipadora Aguirre Juan Manuel, UNLu, [email protected]; Bilo Mayra Amancay, UNLu, [email protected]; Ciccone Santiago, UNLu, [email protected]; Fiori Natalia Soledad, UNLu, [email protected]; Friedt Rodolfo Agustín, UNLu, [email protected]; Maglione Carla Silvana, UNLu, [email protected]; Mansi Ana Daniela, UNLu, [email protected]; Ortiz López Sara, UNLu, [email protected]; Perrotti Rosana, UNLu, [email protected]; Reisin Maia, UNLu, [email protected]; Rexach Patricia, UNLu, [email protected]; Riquelme Pantaleón Esteban, UNLu, [email protected]; Valero César Jorge, UNLu, [email protected]; Vieytes Manuel, UNLu, [email protected]; Zimerman Leila, UNLu, [email protected] RESUMEN En este trabajo buscamos sistematizar las decisiones tomadas por el equipo docente de la asignatura “Teorías de la Enseñanza y el Currículo” en el “Profesorado Universitario de Educación Física” de la “Universidad Nacional de Luján, vinculadas a la evaluación de los aprendizajes de lxs estudiantes. Nuestra preocupación se centró en la construcción de un programa de evaluación que sea válido, pertinente y que procure un acercamiento a prácticas emancipatorias para estudiantes y profesores. La evaluación de los aprendizajes se compone por tres instancias: un parcial escrito individual, una serie de trabajos grupales que constituyen un “Portafolios” y un coloquio grupal final. En este marco nos encontramos con algunas tensiones y desafíos, que nos llevan a una serie de interrogantes: teniendo en cuenta la masividad de las comisiones y la cantidad de grupos de trabajo ¿Cómo sostener y acompañar a los grupos para generar un trabajo colaborativo que fortalezca el aprendizaje de todos los integrantes? ¿De qué modo resolver la tensión entre las condiciones de trabajo docente y la necesidad de realizar intervenciones, devoluciones y seguimientos precisos y pertinentes para cada grupo? ¿Cómo conciliar los

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  • IV ENCUENTRO HACIA UNA PEDAGOGÍA EMANCIPATORIA EN NUESTRA AMÉRICA17, 18 y 19 de septiembre 2018 – Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. Av Corrientes 1543, Ciudad de Buenos Aires.

    Evaluar en la universidad. Aprendizajes, desafíos y tensiones en la búsqueda de una propuesta emancipadora.

    Mesa temática: Universidad y acción pedagógica emancipadora

    Aguirre Juan Manuel, UNLu, [email protected]; Bilo Mayra Amancay, UNLu, [email protected]; Ciccone Santiago, UNLu, [email protected]; Fiori Natalia Soledad, UNLu,

    [email protected]; Friedt Rodolfo Agustín, UNLu, [email protected]; Maglione Carla Silvana, UNLu, [email protected]; Mansi Ana Daniela, UNLu, [email protected]; Ortiz López Sara, UNLu, [email protected]; Perrotti Rosana, UNLu, [email protected]; Reisin Maia, UNLu, [email protected]; Rexach Patricia, UNLu, [email protected]; Riquelme Pantaleón

    Esteban, UNLu, [email protected]; Valero César Jorge, UNLu, [email protected]; Vieytes Manuel, UNLu, [email protected]; Zimerman Leila, UNLu, [email protected]

    RESUMEN

    En este trabajo buscamos sistematizar las decisiones tomadas por el equipo docente de la

    asignatura “Teorías de la Enseñanza y el Currículo” en el “Profesorado Universitario de

    Educación Física” de la “Universidad Nacional de Luján, vinculadas a la evaluación de los

    aprendizajes de lxs estudiantes. Nuestra preocupación se centró en la construcción de un

    programa de evaluación que sea válido, pertinente y que procure un acercamiento a prácticas

    emancipatorias para estudiantes y profesores.

    La evaluación de los aprendizajes se compone por tres instancias: un parcial escrito

    individual, una serie de trabajos grupales que constituyen un “Portafolios” y un coloquio

    grupal final.

    En este marco nos encontramos con algunas tensiones y desafíos, que nos llevan a una

    serie de interrogantes: teniendo en cuenta la masividad de las comisiones y la cantidad de

    grupos de trabajo ¿Cómo sostener y acompañar a los grupos para generar un trabajo

    colaborativo que fortalezca el aprendizaje de todos los integrantes? ¿De qué modo resolver

    la tensión entre las condiciones de trabajo docente y la necesidad de realizar intervenciones,

    devoluciones y seguimientos precisos y pertinentes para cada grupo? ¿Cómo conciliar los

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    tiempos disponibles con la necesidad de ser coherentes y abrir espacios de intercambio y

    discusión tanto de los criterios de evaluación como de las devoluciones? ¿De qué modo

    evaluar nuestra propia práctica, que reconocemos conlleva tensiones, dificultades y dilemas?

    ¿Cómo incorporar la voz de los estudiantes en la evaluación de una propuesta pedagógico-

    didáctica cuando el tiempo apremia y los estudiantes no siempre están comprometidos con el

    proceso?

    Palabras clave: Práctica educativa emancipadora - Evaluación de los aprendizajes -

    Evaluación de un programa de evaluación - Aprendizaje colaborativo.

    DESARROLLO

    EVALUAR EN LA UNIVERSIDAD. APRENDIZAJES, DESAFÍOS Y TENSIONES EN LA BÚSQUEDA DE UNA PROPUESTA EMANCIPADORA.

    1. Introducción: El trabajo docente en la universidad.

    En este trabajo buscamos sistematizar y problematizar las decisiones centrales tomadas

    por el equipo docente de la asignatura “Teorías de la Enseñanza y el Currículo” en el

    “Profesorado Universitario de Educación Física” de la “Universidad Nacional de Luján”

    vinculadas a la evaluación de los aprendizajes de lxs estudiantes.

    Cabe aclarar que se trata de una asignatura del primer año y del primer cuatrimestre del

    Profesorado de Educación Física, que se dicta en la Delegación San Fernando (norte del

    Conurbano Bonaerense) de la UNLu. El número de ingresantes al profesorado, y por lo tanto

    de cursantes de la asignatura, es de alrededor de 1000 (mil) estudiantes, que se dividen en

    unas 10-12 comisiones para clases teórico-prácticas de 4 (cuatro) horas semanales.

    En los últimos años, nuestra preocupación se centró en la construcción de un programa de

    evaluación que fuera, a la vez que válido, pertinente y que procurara prácticas

    emancipatorias, tanto para los estudiantes como para los docentes del equipo. Nos

    interesaba ser coherentes con el aporte de López Pastor (2009), quien propone un modelo de

    “evaluación formativa y compartida” para la Educación Física, superador del modelo de

    evaluación tradicional. Lo que nos proponemos en esta ponencia, es compartir cómo fue y

    cómo viene desarrollándose este proceso de búsqueda, con una perspectiva emancipadora,

    así como compartir y repensar algunas de las tensiones que van surgiendo de esta

    propuesta. Para ello, consideramos imprescindible poner en situación las condiciones que

    hacen a nuestro trabajo como docentes universitarios y formadores de docentes en la

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    Universidad Pública. Las contingencias de las condiciones de trabajo complejiza de la tarea

    de enseñar, aprender y evaluar en el contexto universitario actual.

    Una cuestión no menor es asumirnos como trabajadores de la educación, a la vez que

    nuestra tarea está centrada en la formación inicial de futuros docentes. Los asuntos de la

    coyuntura política general y educativa no nos resultan ajenos a nuestras intervenciones. En

    ese sentido, consideramos que las decisiones sobre cómo evaluar no pueden estar

    escindidas de nuestro planteo político-educativo más amplio, y de cómo nos situamos en el

    cuadro general del estado de la Universidad pública y cómo hacemos explícito este

    posicionamiento. La definición como trabajadores nos interpela a tomar posición ante los

    conflictos gremiales con el Estado, que es nuestro empleador, la situación salarial general y

    nuestras propias condiciones de trabajo. Los integrantes del equipo docente poseemos

    dedicaciones semi exclusivas y simples (la mayoría de carácter interino) lo que nos obliga a

    desempeñarnos en otros ámbitos laborales en simultáneo, si bien con gran concentración de

    horas de trabajo en el ámbito del nivel superior e incluso dentro de la propia UNLu. Los

    últimos años resultaron especialmente conflictivos en torno a las demandas salariales y de

    mejora de las condiciones edilicias en nuestro lugar de trabajo, que acompañamos adhiriendo

    a las medidas de fuerza y organizando actividades de visibilización como actividades de

    clases públicas. La adhesión a paros docentes con suspensión de actividades es un

    elemento que tensiona la planificación de las actividades con los estudiantes y requiere

    realizar acuerdos y ajustes en la propia cursada.

    2. La propuesta de evaluación formativa-compartida

    La propuesta de evaluación de la asignatura se compone por diferentes instancias: un

    parcial escrito individual, que muchas veces es la primera vivencia que tienen en torno a la

    evaluación en la carrera universitaria, una serie de trabajos grupales que constituyen un

    “Portafolios”, un coloquio grupal (que sirve como examen integrador) y en algunos casos un

    examen final oral. La construcción y puesta en escena de estas instancias de evaluación nos

    ha ido generando profundos debates como equipo docente, ya que consideramos que la

    evaluación expresa un determinada relación de poder que debemos desnaturalizar y

    problematizar en un sentido ético, político y también pedagógico. A partir de los diferentes

    acuerdos que vamos construyendo, optamos por mantener una experiencia de evaluación

    más tradicional ligada al “típico” parcial presencial esperable en la educación superior, ya que

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    muchas veces supone cierta continuidad y familiaridad con los estudiantes respecto a los

    modos en que han sido evaluados durante su escolarización secundaria para luego avanzar

    en otros modelos de evaluación, tomando a V. M. López Pastor (2009) que se acerquen a

    prácticas más colaborativas y reflexivas. Para eso, en los últimos dos años hemos

    desarrollado lo que llamamos el “Portafolio”.

    El “Portafolios”, que reemplazó lo que antes era un segundo examen parcial escrito e

    individual, consiste en una serie de trabajos prácticos grupales y domiciliarios que se realizan

    a partir de consignas vinculadas a los temas o contenidos que se van abordando en los

    encuentros y con los cuales buscamos reforzar el abordaje de esos contenidos. Como parte

    de este proceso, luego de que los grupos de estudiantes entregan los trabajos prácticos (en

    la clase siguiente), los docentes hacemos devoluciones y en caso de ser necesario hacemos

    aclaraciones y sugerimos correcciones de aquello que evidencia la necesidad de profundizar

    el abordaje de alguna temática. Esto permite un seguimiento del proceso de aprendizaje de

    cada grupo, en el que se van monitoreando los aprendizajes “sobre la marcha”. Además,

    contamos con la colaboración de dos estudiantes que forman parte del equipo como

    auxiliares docentes quienes acompañan a algunos estudiantes que demandan un mayor

    seguimiento. El coloquio grupal, se trata de una instancia en que los estudiantes dan cuenta

    del aprendizaje de los contenidos abordados y se busca que puedan realizar una integración

    de lo trabajado. A su vez, implica una revisión del proceso desarrollado como estudiantes

    frente a la asignatura, un balance sobre cómo transitaron la cursada en general y el trabajo

    grupal.

    La variedad en los tipos de instrumentos busca cumplir con una de las características que

    Camilloni (1998) considera necesarias para que un programa de evaluación sea válido.

    Según la autora “Se dice que un instrumento de evaluación es válido cuando evalúa lo que se

    pretende evaluar con él. Como un instrumento es utilizado para apreciar ciertos logros de

    aprendizaje de un cierto grupo de alumnos en una cierta circunstancia y en un cierto

    momento de su proceso de aprendizaje (al inicio, en el transcurso o al final), la validez de un

    instrumento (...) [debe ser] determinada (...) siempre en relación con su adecuación a los

    propósitos y situación específica de su aplicación” (18). De este modo, entendemos que con

    un programa que presenta diferentes tipos de instrumentos de evaluación se ofrece a los

    estudiantes instancias en las que puedan experimentar diferentes estrategias y prácticas del

    estudiantar para acceder a los saberes. En este marco nos encontramos con algunas

    tensiones o desafíos, que es lo que nos interesa reflexionar aquí, tanto para los estudiantes

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    como para el equipo docente. El primero de ellos, es cierta resistencia o dificultad que

    manifiestan los estudiantes para desarrollar una forma de evaluación no tradicional, la

    posibilidad de establecer acuerdos grupales, organizar un trabajo colaborativo entre pares,

    asumir tareas de lectura y escritura, cumplir plazos de entrega, recuperar aportes de los

    docentes y de otros grupos de compañeros. Esta propuesta de trabajo exige cierto nivel de

    compromiso. Para muchos grupos el lograr sostener las entregas en el tiempo previsto,

    respetando las consignas planteadas ya es un desafío. De todos modos, resulta fundamental

    alentarlo ya que la propuesta pierde sentido si no podemos como docentes ir interviniendo a

    lo largo de todo el proceso. Como ingresantes a la universidad, muchas veces están

    aprendiendo, además de los contenidos propios de la materia: a organizarse con las

    asignaturas, distribuir los tiempos de estudio, trabajo y ocio, conocer las lógicas propias de la

    universidad. Cuando la cursada demanda trabajos periódicos con entregas por fuera del

    tiempo de clase, el reto se redobla. A su vez, la instancia prevé la organización grupal del

    trabajo que requiere coordinar horarios, intercambios, asumir responsabilidad individual y

    grupal, acordar y sostener los acuerdos alcanzados, no dejar “en banda” a otro, y una

    cantidad de decisiones que requieren escucha y apuntalamiento por parte del equipo docente

    en cada encuentro.

    Un segundo desafío se nos presenta al apostar que la propuesta del Portafolio sea una

    experiencia de aprendizaje colaborativo, sin embargo, el trabajo grupal auténtico, no es una

    condición dada sino una componente más a enseñar y aprender en el transcurso de la

    cursada y específicamente en el marco de la evaluación. Siguiendo a Pico y Rodríguez

    (2011; 22) entendemos que las producciones textuales colaborativas involucran procesos de

    escritura donde convergen varios autores con el objetivo de producir un único documento que

    implica la responsabilidad compartida de los colaboradores con el fin de contribuir a

    incrementar y mejorar el conocimiento de todos. Este proceso implica escuchar las opiniones

    de los otros, de buscar acuerdos e instrumentar juntos soluciones generadas por el grupo.

    Asumimos de esta manera que la posibilidad de interacción entre pares y la oportunidad

    de generar discusiones, lecturas, reflexiones de manera conjunta son un potente motor de

    aprendizaje. Sin embargo, regularmente el sostenimiento de los grupos a lo largo de tiempo,

    la producción realmente conjunta de las consignas, el hecho de que las producciones se

    puedan potenciar con un otrx, hacen que el trabajo grupal opere como obstáculo o

    resistencia para algunos estudiantes. Para el equipo docente implica “confiar” en que algo

    interesante se puede producir en ese intercambio y que escapa a la posibilidad de control.

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    Otro tipo de desafío implica el trabajo de devolución y reescritura. Es común que los

    estudiantes manifiestan que no entienden el tipo de trabajo que se busca en las devoluciones

    de las consignas e intenten corregir para “alcanzar la respuesta correcta” antes que entender

    los señalamientos, hacer aportes y pensar de forma más autónoma sin la preocupación por

    ajustarse a un canon determinado. Acompañar a los equipos en la la negociación de

    significados -propia del trabajo colaborativo- y en la comprensión de la naturaleza procesual

    de la escritura en general y de la escritura colaborativa en particular, requiere que los

    docentes pongamos de relieve el el sentido epistémico de la escritura y focalizar en los

    procesos que los estudiantes ponen en marcha cuando escriben colaborativamente, así

    como las expectativas, actitudes y reflexiones que puedan construir (Pico y Rodríguez; 2011:

    23).

    El modelo tradicional de evaluación focaliza sobre la repetición y la memorización de

    respuestas antes que una reflexión y apropiación crítica del contenido. Al estar tan extendida

    esta modalidad, no es sencillo que los estudiantes despejen la preocupación por la

    aprobación/calificación ya que están en un marco institucional que no es completamente

    antagónico a los sentidos escolares tradicionales; y resulta un desafío para los docentes

    plantear estrategias que permitan romper con las lógicas tradicionales, a la vez que promover

    y facilitar el acceso tanto a los contenidos de la asignatura como a las herramientas propias

    del trabajo académico.

    Por último, el desafío como educadores, apasionante por cierto, de sostener las

    correcciones periódicas, con devoluciones precisas y por escrito, para cursos masivos y lo

    demandante que esto resulta para el equipo docente en función a las condiciones de trabajo

    de los profesores y el modo en que exponemos los criterios de evaluación, que implica dar

    cuenta pública de las decisiones docentes, y abrir un espacio de discusión e intercambio con

    los estudiantes. Con esta propuesta de evaluación formativa-compartida buscamos que la

    evaluación no sea simplemente una estrategia de control y de ejercicio de poder sino un

    espacio más de aprendizaje, donde los estudiantes “ensayen” por medio de ejercicios de

    lectura, análisis y escritura la conformación de acuerdos grupales, el diálogo con las

    correcciones y la construcción conjunta del aprendizaje.

    CONCLUSIONES: APRENDIZAJES, DESAFÍOS Y TENSIONES EN LA BÚSQUEDA DE UNA PROPUESTA EMANCIPADORA.

    La propuesta de evaluación que promovemos nos lleva a hacernos a una serie de

    interrogantes. Teniendo en cuenta la masividad de las comisiones y la cantidad de grupos de

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    trabajo ¿Cómo sostener y acompañar a los grupos para generar un trabajo colaborativo que

    fortalezca el aprendizaje de todos los integrantes? ¿Qué intervenciones docentes pueden

    favorecer que todos los integrantes de cada grupo se comprometan con el trabajo necesario

    para favorecer el aprendizaje? ¿De qué modo resolver la tensión entre las condiciones de

    trabajo docente y la necesidad de realizar intervenciones, devoluciones y seguimientos

    precisos y pertinentes para cada grupo? ¿Cómo conciliar los tiempos disponibles -breves en

    relación con un proceso educativo- con la necesidad de ser coherentes y abrir espacios de

    intercambio y discusión tanto de los criterios de evaluación como de las devoluciones?

    Y como pregunta final nos preocupa entender ¿de qué modo evaluar nuestra propia

    práctica, que reconocemos conlleva tensiones, dificultades y dilemas? ¿Cómo incorporar la

    voz de los estudiantes en la evaluación de una propuesta pedagógico-didáctica cuando el

    tiempo apremia y los estudiantes se comprometen de maneras dispares con el proceso?

    Estas preguntas son algunas de las que nos hacemos como equipo docente y que vamos

    acordando en el marco de una propuesta pedagógica más abarcativa que incluye las

    decisiones sobre qué enseñar, para qué enseñarlo y cómo enseñar. Es por ello que, tratamos

    de sostener una propuesta de evaluación coherente con los planteos político-pedagógicos del

    equipo considerando la realidad de las condiciones de trabajo. Es una propuesta muy

    demandante en términos de revisiones, entregas, escrituras de las devoluciones. Exige

    mucho a cada uno de los docentes donde procuramos atender a instancias de evaluación

    grupal y colaborativa con grupos muy numerosos, a la vez que tener algún seguimiento

    individual del proceso de cada estudiante. Pero así como resulta dificultoso, también es

    sustancialmente potente el trabajo, los aprendizajes colaborativos que logran los grupos de

    estudiantes, la potencialidad creativa en los coloquios y la capacidad de apropiación de los

    conceptos, es una palanca que nos convence a comunicar, profundizar e invitar a otros a

    desarrollar estas iniciativas ya que amplían la experiencia de la evaluación y la integran en un

    proyecto pedagógico-político mucho más amplio.

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    de Buenos Aires.

    REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

    Camilloni, A. (1998). La calidad de los programas de evaluación y de los instrumentos

    que los integran en Camilloni y otros (1998) La evaluación de los aprendizajes en el

    debate didáctico contemporáneo. Paidós: Buenos Aires.

    López Pastor, Víctor M. (Coord.) (2009). Evaluación formativa y compartida en Educación

    Superior: propuestas, técnicas, instrumentos y experiencias. Madrid: Narcea.

    Pico, M. L.; Rodríguez, C. (2011). Trabajos colaborativos: serie estrategias en el aula en

    el modelo 1 a 1. Buenos Aires. Educ.ar. SE. Recuperado de

    http://bibliotecadigital.educ.ar/uploads/contents/trabajos_colaborativos0.pdf [acceso 11 de

    abril de 2018]