Tema 5 - La Institucion de La Democracia

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 F ILOSOFÍA P OLÍTICA I Página 1 de 6 Tema 5: La institución de la democracia 1. El primer imaginario socio-político: la Grecia clásica Ha habido, hasta el momento, dos grandes «imaginarios socio-políticos»: el primero sería el configurado en Grecia, a partir, especialmente, del siglo VII a.C.  y que tuvo su época de asentamiento y esplendor en tiempos de Pericles (495- 429 a.C.). El pensamiento aristotélico es el más adecuado para establecer el ni- vel de reflexión y la institución de sentido social que supuso el primer imaginario político en sus momentos más activos. Platón (427-347 a.C.), en su famosa Carta VII  escribió acerca de la pérdida de vigor de la democracia. Nuestro filósofo, todavía joven, pensaba dedicarse a la política. Ahora bien, escribe que pronto se dio cuenta de que «los Estados actua- les están mal gobernados». Partiremos en esta exposición del clásico paso del mito al logos  en el mundo griego, que daría cuenta de la emergencia de la racionalidad y sus implicaciones. El paso del mito (mithos) al lógos, posibilitó el hecho de que el ámbito de lo políti- co pudiera ser tematizado de forma reflexiva. Conviene, pues, aclarar qué es la política y qué es lo político. La política no es equivalente a «lo político» ni es una forma modificada de éste. Se entiende por «lo político» las diversas formas que han revestido, a lo largo de la historia, el ejercicio del poder y sus instituciones sobre un grupo humano. Lo político ha existido siempre en las sociedades hu- manas, independientemente de cuál haya sido su complejidad ( Cohen, 1974: bandas, tribus, jefaturas y estados). La política, por el contrario, tiene su acta de nacimiento en el proceso por el cual la razón crítica hace acto de presencia en el mundo cultural griego. Ni ha existido siempre ni es coextensiva con todas las cul- turas o civilizaciones. Se encuentra ligada a la capacidad de la razón, a la posibi- lidad de autorreflexión crítica con respecto al mundo en que se instituye. En defi- nitiva, la política es la reflexión sobre lo político. La política o filosofía política se instituye en el proceso de constitución de la democracia  en las  polis  griegas. La democracia se configura como la forma más radical de la política. La categoría central, el fundamento de la democracia, se encuentra en la idea de «igualdad» política. La igualdad en Aristóteles «es el fundamento y tal es el principio de la democracia». La libertad se entiende como un «vivir como se quiere» en contraposición a la vida de los esclavos, que están sujetos al arbitrio y potestad del dueño, por mucho margen de libertad que éste les permitiera. El segundo imaginario sociopolítico vendría constituido por las dos grandes revoluciones de la modernidad: la Revolución Norteamericana y la Revolución Francesa. La comprensión y la elaboración filosóficas de la nueva concepción de la ética y de la filosofía política tienen en Kant (königsberg, 1724-1804) uno de sus autores principales. 2. Elementos del nuevo estatuto del saber Es importante destacar cómo los griegos abren paso al ágora donde la iso- nomía   y la isegoría   —la igualdad y la libertad de hablar— se oponen a las histo- rias de reyes todopoderosos, cuya palabra todo lo determinaba, tierras y cielos. De igual modo, a partir de la nueva ciencia y de la filosofía, generadoras de un nuevo espíritu laico, se ponen en crisis los mitos de génesis del mundo y su

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Como se constituye y fundamenta la democracia

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  • FILOSOFA POLTICA I

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    Tema 5: La institucin de la democracia

    1. El primer imaginario socio-poltico: la Grecia clsica Ha habido, hasta el momento, dos grandes imaginarios socio-polticos: el

    primero sera el configurado en Grecia, a partir, especialmente, del siglo VII a.C. y que tuvo su poca de asentamiento y esplendor en tiempos de Pericles (495-429 a.C.). El pensamiento aristotlico es el ms adecuado para establecer el ni-vel de reflexin y la institucin de sentido social que supuso el primer imaginario poltico en sus momentos ms activos.

    Platn (427-347 a.C.), en su famosa Carta VII escribi acerca de la prdida de vigor de la democracia. Nuestro filsofo, todava joven, pensaba dedicarse a la poltica. Ahora bien, escribe que pronto se dio cuenta de que los Estados actua-les estn mal gobernados.

    Partiremos en esta exposicin del clsico paso del mito al logos en el mundo griego, que dara cuenta de la emergencia de la racionalidad y sus implicaciones. El paso del mito (mithos) al lgos, posibilit el hecho de que el mbito de lo polti-co pudiera ser tematizado de forma reflexiva. Conviene, pues, aclarar qu es la poltica y qu es lo poltico. La poltica no es equivalente a lo poltico ni es una forma modificada de ste. Se entiende por lo poltico las diversas formas que han revestido, a lo largo de la historia, el ejercicio del poder y sus instituciones sobre un grupo humano. Lo poltico ha existido siempre en las sociedades hu-manas, independientemente de cul haya sido su complejidad (Cohen, 1974: bandas, tribus, jefaturas y estados). La poltica, por el contrario, tiene su acta de nacimiento en el proceso por el cual la razn crtica hace acto de presencia en el mundo cultural griego. Ni ha existido siempre ni es coextensiva con todas las cul-turas o civilizaciones. Se encuentra ligada a la capacidad de la razn, a la posibi-lidad de autorreflexin crtica con respecto al mundo en que se instituye. En defi-nitiva, la poltica es la reflexin sobre lo poltico.

    La poltica o filosofa poltica se instituye en el proceso de constitucin de la democracia en las polis griegas. La democracia se configura como la forma ms radical de la poltica. La categora central, el fundamento de la democracia, se encuentra en la idea de igualdad poltica. La igualdad en Aristteles es el fundamento y tal es el principio de la democracia. La libertad se entiende como un vivir como se quiere en contraposicin a la vida de los esclavos, que estn sujetos al arbitrio y potestad del dueo, por mucho margen de libertad que ste les permitiera.

    El segundo imaginario sociopoltico vendra constituido por las dos grandes revoluciones de la modernidad: la Revolucin Norteamericana y la Revolucin Francesa. La comprensin y la elaboracin filosficas de la nueva concepcin de la tica y de la filosofa poltica tienen en Kant (knigsberg, 1724-1804) uno de sus autores principales.

    2. Elementos del nuevo estatuto del saber

    Es importante destacar cmo los griegos abren paso al gora donde la iso-

    noma y la isegora la igualdad y la libertad de hablar se oponen a las histo-rias de reyes todopoderosos, cuya palabra todo lo determinaba, tierras y cielos. De igual modo, a partir de la nueva ciencia y de la filosofa, generadoras de un nuevo espritu laico, se ponen en crisis los mitos de gnesis del mundo y su

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    desarrollo, supliendo el secreto de los grupos religiosos privilegiados por el razo-namiento. Para Meandrio han de primar los derechos activos de los ciudadanos que asumen la conciencia clara y reflexiva de su vida y de su funcin polticas como prcticas ineludibles del nuevo estatuto poltico-social. Tanto es as que el propio Aristteles, en su Constitucin de Atenas, escribe que ante la apata mostrada por muchos ciudadanos se dict una ley con Soln, segn la cual el que cuando hubiese discordia en la ciudad no hiciera armas ni con unos ni con otros, quedaba sujeto a atima y dejaba de ser ciudadano. A este respecto Peri-cles afirmar: Somos los nicos, en efecto, que consideramos al que no participa de estas cosas, no ya un tranquilo, sino un intil.

    La escritura tendr la funcin de mostrar a todos los diversos aspectos de la vida social y poltica. La escritura viene a neutralizar y desactivar los ritos secre-tos mantenidos por las familias nobles. El hecho de que cualquiera pudiera leer y comentar los libros sagrados conllevaba un proceso de laicizacin al poder dis-cutir lo secreto o ser refutado por los cientficos o filsofos. Sin embargo el proce-so de laicizacin, de asuncin de la ciencia o la filosofa no es uniforme, ni supo-ne que sea aceptado por todos al mismo tiempo. Las tensiones en la Ekklesa (asamblea) ante las opiniones contrapuestas de los oradores siguieron siendo muy difciles de contrarrestar ante las promesas contenidas por quienes ostenta-ban oficios religiosos.

    3. El proceso hacia la democracia

    En el proceso constituyente de la democracia en Grecia, encontramos que

    Aristteles nos advierte sobre las figuras de mediadores polticos que las polis fueron buscando para evitar una verdadera revolucin. De hecho habla, en pri-mer lugar, de la primera constitucin que se estableciera en Atenas de la mano de Dracn. Soln (640-558 a.C) era solicitado para mediar en las revueltas. Re-sulta de especial inters el detallado estado calamitoso y de esclavitud descrito por Aristteles. Las sequas sufridas, la compra continuada de tierras por la clase noble, la imposibilidad material de poder devolver las cantidades dadas en prs-tamo a los labradores ms pobres, llega hasta la implantacin de la esclavitud. Celia Amors ha introducido una distincin, en el caso femenino, muy esclare-cedora de este momento: memorial de agravios. Para permitir el acceso de to-dos los individuos a la categora de sujetos libres, Soln opta por la prohibicin de los prstamos sobre la persona, sin atender a las necesidades de un cierto reparto de tierras y ofreciendo una participacin poltica meramente formal a las capas de pobres. Aunque cre una Ekklesa de 400 miembros que no tenan ninguna funcin poltica real, ya que por encima de ella estaba la Boul, com-puesta por las tres clases superiores, quienes ordenaban los asuntos a tratar y la forma de llevar a cabo su tratamiento. La sociedad se organizaba en cuatro cla-ses, tres de las cuales eran las regidoras del poder. La decisin de Soln va a arti-cular dentro de los rganos de poder a dos estratos sociales que van creciendo con fuerza: la clase de los artesanos y de los comerciantes, la mayora metecos (extranjeros).

    Desde el siglo VIII a.C., en que comienzan a organizarse las polis, estamos asistiendo a un proceso cada vez ms radical en orden a un cambio de estructu-ras que d paso a la democracia plena. El legado de Soln genera algunas conse-cuencias. En primer lugar, la publicacin escrita de leyes indica un grado cre-ciente de la presencia organizativa de una sociedad civil, cada vez ms plural. En efecto, la participacin censitaria en el orden del poder implica que familias ente-

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    ras no aristocrticas devengan sujetos polticos. Este es un dato relevante por-que las propias familias nobles y sus descendientes acusan el cambio que se viene operando en la ciudad, en cuanto que sta se est llenando de pobres, tra-bajadores por cuenta propia, comerciantes, etc., que, adems de ensuciar la ciu-dad, estn transformando el poder. Al mismo tiempo se insiste en la distincin entre los pobres y los ricos, que en funcin de sus propias riquezas, son virtuo-sos. En definitiva, las familias ricas tradicionales consideran peligroso este cam-bio.

    En el proceso de constitucin de las polis, a partir del siglo VIII a.C., se estn produciendo cambios radicales que permiten hablar de acciones reflexivas en el orden de la institucin de la democracia (Fernando Quesada, UNED). Si por un lado se encuentra la postura clara y revolucionaria de los esclavos, por otra par-te se van conformando nuevos sujetos como los artesanos, comerciantes y los militares, cada vez ms necesitados en su forma de hoplitas, que han iniciado un movimiento de irracionalizacin por lo que al poder se refiere. ste no puede ser ya exigido y atribuido por los sujetos que venan ejercindolo tradicionalmente. La publicacin de leyes que pueden ser discutidas e interpretadas erosionan las formas de dominacin tradicionales. El hecho de que ya no sean las formas reli-giosas tradicionales las que determinen los comportamientos en los asuntos co-munes obliga a argumentar los nuevos criterios de legislacin de poder, que na-die puede atribuirse como privilegio personal.

    A partir de entonces la evolucin resulta tan agresiva que varios nobles cam-bian su papel social convirtindose en tiranos. stos, procedentes de las clases ms ricas, se atreven a convertirse en lderes de una polis, mostrando su disposi-cin a ayudar a los estratos ms necesitados, intentando atraerse a los descon-tentos. Quizs el ms famoso en Atenas fue Pisstrato (560-510 a.C.), que se ali con familias humildes que exigan un cambio. La marcha de su hijo mayor Hipias dejara a la ciudad enfrentada a las formas de actuacin poltica realizadas por Soln. La ciudad estaba dividida entre los partidarios de la tirana, por un lado, y los de un aristcrata como Clstenes, por otro. Su decisin de sustituir las tira-nas e introducir reformas ms radicales tropez con el hecho de que no fue l sino Isgoras el elegido como cabeza de la ciudad. Clstenes se vio abocado a un golpe de Estado en las elecciones de 508, que le dieron el poder a Isgoras. Aun-que no se puede hablar de democracia pura hasta la aparicin de Herodoto en los aos treinta del siglo V a.C., las crecientes apelaciones a los agravios cometi-dos con gran parte de la poblacin, la vindicacin de la ciudadana y la exigencia de participacin en los asuntos generales, acaban articulando una voluntad de cambio radical hacia un nuevo imaginario social, que transformar a la multi-tud en sujetos polticos incondicionales de las reformas que va a emprender Cls-tenes.

    La filosofa de Clstenes fue la de crear nuevas instituciones sin destruir las anteriores; busc frmulas que, sin renunciar a los aspectos religiosos, pudieran inaugurar un tiempo de signo radicalmente poltico. El laicismo que inspira el pensamiento de Clstenes no guarda relacin alguna con el supuesto de la secu-larizacin, dada la ausencia de instituciones sacrales con entidad propia al mar-gen del Estado. Clstenes estableci una divisin temporal: la del ao de diez meses. Al mismo tiempo aument a diez las tribus, de las cuatro aristocrticas ya existentes. Esa medida tena por objeto desarticular el control geogrfico y clientelar de la clase aristocrtica, que vio dispersarse y dividirse sus tierras y sus vasallos. Pero la pieza ms importante de la nueva organizacin social de la polis es la reorganizacin geogrfica de los pueblos y de las instituciones. Dividi el

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    tica en tres regiones, que correspondan a las tierras del interior, de la costa y de la ciudad. De este modo las antiguas tribus pierden su ventaja de mantener unificado su espacio y su mando. Al haber constituido diez tribus, cada tribu, de las diez, deba abarcar colectivamente una parte de la poblacin del interior, otra de la ciudad y una tercera de la costa. Esta reorganizacin impeda que se unie-sen las cuatro tribus entre s para defender los intereses particulares. Al haber diez tribus, cada habitante deba defender sus intereses generales en la nueva Boul a crear, a la manera de nuevas unidades que no tenan nada que ver con los intereses particulares de las antiguas cuatro tribus. Esto dio lugar al cambio de intereses, de particulares a generales. Ahora bien, segua persistiendo la an-tigua Boul o Aerpago, institucin controlada absolutamente por la aristocra-cia y que tena extensos poderes para determinar las causas a tratar en la Ekkle-sa y el modo de llevar a cabo la discusin. Clstenes opt por evitar el enfrenta-miento y cre una nueva Boul, compuesta por 500 miembros; 50 miembros de cada una de las diez tribus, a los que se les denominaba prstanes, que haca inviable la actuacin de Aerpago. De esta manera se disuelven realmente los po-deres que le restaban a la aristocracia. Desde esta perspectiva Clstenes presta una fuerza especial a la isegora, el derecho igual a hablar por parte de cada ciudadano. El Aerpago o Consejo aristocrtico asumi decisiones menores, ejer-ciendo de tribunal de cuestiones de sangre. Se instituy la eleccin de diez ma-gistrados para el ejrcito, y se constituyeron las magistraturas, una compuesta por nueve arcontes y otras de menor rango y nmero de miembros. En definiti-va, el gora se vio realizada en su funcin de discusin, argumentacin y deci-sin de las cuestiones generales. Ahora bien, dada la permanencia de los rganos aristocrticos y su fuerza para entrar en algunas magistraturas y en la eleccin de los estrategos, no se puede hablar an de democracia total. De igual manera la idea de isonoma, atribuida a las reformas de Clstenes, no equivale a la demo-cracia pura, sino que habra de traducirse ms bien por la idea de igual distri-bucin.

    El tiempo inmediato posterior a Clstenes fue calificado por Aristteles como aos gobernados por una Constitucin Aeropagita, comandada por Cimn. De hecho el enfrentamiento entre la aristocracia, que segua ostentando cargos de importancia, y los defensores de un avance hacia la democracia total, hizo que en Atenas se viviera el enfrentamiento entre el aristcrata conservador Cimn y Efialtes, estratego de una flota ateniense en el Egeo, que se convirti en el diri-gente de los demcratas en Atenas, en el ao 465 a.C. Efialtes llev a la Asam-blea a dejar prcticamente vaco de poder al Aerpago, centro especial de poder para los nobles, que qued reducido para los casos de homicidio y crmenes reli-giosos, distribuyendo el resto de los poderes entre la nueva Boul, la propia Ekklesa y los tribunales populares. Fue este momento, en el ao 462 a.C., el que puede ser calificado como el triunfo definitivo de la democracia. Efialtes, de quien haba sido ayudante Pericles, fue asesinado, sin que se conociera su autor. Pericles, que desde el 443 al 430 es el nico reelegido ininterrumpidamente co-mo estratego, lleva a cabo el perodo de poder ms destacado, estableciendo el momento ms lgido del poder y la gloria de Atenas.

    Con Pericles los considerados ciudadanos de Atenas podan presentarse vo-luntariamente a una gran cantidad de cargos. Ahora bien, cada ciudadano que ejerca un cargo deba dar cuenta de ello. Los ciudadanos que se presentaban eran examinados atendiendo al comportamiento de sus padres; tambin tenan que estar en posesin de sus derechos cvicos: es decir, no haber sido castigados por atima. Una vez presentados y examinados en tanto a su competencia de ca-

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    rcter general, se sorteaban entre ellos los cargos. Sin embargo, los diez cargos estrategos, no eran sorteados, sino elegidos en razn de las diez tribus, los cargos financieros y los de la alta administracin militar. Los cargos electivos, aunque eran elegidos para un ao, podan ser reelegidos reiteradamente, como fue el ca-so de Pericles. Aqu eran los electores quienes decidan en funcin de las cuali-dades y de la competencia de los candidatos. La lnea cardinal en el desarrollo de la democracia pasaba, pues, por la ciudad; la asamblea o Ekklesa, con 6.000 ciudadanos, con un mnimo de cuarenta sesiones; el Consejo de los 500 o Boul verdadero comit ejecutivo de la asamblea; el Comit de los 50, cuya misin era guiar y hacer propuestas al Consejo y el Presidente del Comit, mandato que du-raba un solo da. Como se aprecia, los griegos se identificaron moralmente con su ciudad como una obra comn, de modo como se lee en Tucdides: Una ciu-dad son sus hombres y no unos muros ni unas naves sin hombres.

    4. Democracia y funcionamiento de la economa

    Para abordar esta cuestin conviene hacerse la siguiente pregunta: cul fue

    el significado atribuido por Aristteles como comentarista especial de la demo-cracia ateniense al mbito de lo econmico?.

    Castoriadis critica la opinin de Marx segn la cual Aristteles no entr realmente en lo que sera la economa. Pero solamente no lo hizo desde el punto de vista capitalista, que se corresponde con una concepcin y articulacin eco-nmicas muy distinto al de la Grecia clsica. Lgicamente esas formulaciones no pueden usarse ahistricamente como lmite y falta de comprensin por lo que a la obra de Aristteles se refiere. Muy distinta es la opinin de Schumpeter para quien cabra situar los anlisis de Aristteles en el campo de las doctrinas eco-nmicas, aunque no as las citas de Platn. No obstante, para Schumpeter Aris-tteles habra realizado un anlisis fragmentario del mbito econmico, cuyos esfuerzos habran abocado a un mediocre sentido comn.

    En el comienzo mismo de la tica Aristteles afirma que en toda accin y eleccin existe siempre un fin al que queremos por l mismo y que no lo elegimos en funcin de otra realidad. Es evidente que se tratar de un fin que ser lo bueno y lo mejor. Pues bien, tal fin es manifiestamente la poltica. Esto ltimo nos ofrece las claves para una interpretacin adecuada en cuanto a la clase de justicia perseguida por la poltica, que est en la base de las consideraciones econmicas. La perspectiva es claramente de orden normativo segn los princi-pios de la poltica y abarca a todo el conjunto de seres humanos que han insti-tuido la sociedad y han asentado la democracia: la polis. La ciudad se mantiene nicamente devolviendo proporcionalmente lo que se recibe, todo queda domi-nado por el intercambio, tal como insiste Aristteles en la tica.

    En relacin al tipo de justicia y el intercambio que preconiza la democracia, como la forma ms radical de poltica, escribe Aristteles en la tica: no debemos olvidar que lo que buscamos no es slo la justicia sin ms, sino la justicia pol-tica. El problema radica en el hecho de que cuando hablamos de bien comn, en nuestros das y por parte de los liberales, se entiende el concepto de bien co-mn como la suma total de bienes individuales. La consecuencia de esta inte-leccin del bien comn es la reiterada idea de que tal bien habra de ser impuesto a los individuos, quienes habran de vivir para realizar los fines de tal bien co-mn. Estaramos, pues, ante unos fines impuestos por el Estado, que comporta-ra la negacin de la libertad de los individuos atados a los planes de instancias

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    superiores y que perderan su capacidad de elegir la forma de vida que conside-ren ms adecuada para s mismos. Es lo que se conoce como libertad negativa.

    Dice Aristteles en la tica: lo que produce la retribucin proporcionada es el cruce de relaciones. El problema es de enorme importancia porque lo que nos encontramos son personas con oficios muy dispares que necesitan unos de otros, pero que, al no existir el intercambio en su forma apropiada, hemos de rea-lizar, en primer lugar, la igualdad proporcionada y, despus, se produce la reci-procidad. La nica razn que se puede alegar para que se igualen todos los acto-res es que todas las cosas que se intercambian deben ser comparables de alguna manera. Por tanto tiene que haber un intermediario, que hasta ahora no haba-mos establecido: la moneda. Una vez ms habra que tener en cuenta que no buscamos la justicia sin ms, sino la justicia poltica.