Tema 36.la pintura barroca española, velázquez

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DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA MATERIA: HISTORIA DEL ARTE PROFESORA: TERESA FERNÁNDEZ DIEZ I.E.S. ALDONZA LORENZO (LA PUEBLA DE ALMORADIEL) 1 TEMA 36. LA PINTURA BARROCA ESPAÑOLA: VELÁZQUEZ CRISTO DE VELÁZQUEZ ¿En qué piensas Tú, muerto, Cristo mío? ¿Por qué ese velo de cerrada noche de tu abundosa cabellera negra de nazareno cae sobre tu frente? Miras dentro de Ti, donde está el reino de Dios; dentro de Ti, donde alborea el sol eterno de las almas vivas. Blanco tu cuerpo está como el espejo del padre de la luz, del sol vivífico; blanco tu cuerpo al modo de la luna que muerta ronda en torno de su madre nuestra cansada vagabunda tierra; blanco tu cuerpo está como la hostia del cielo de la noche soberana, de ese cielo tan negro como el velo de tu abundosa cabellera negra de nazareno Miguel de Unamuno ÍNDICE 1- INTRODUCCIÓN. 2- CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA PINTURA DE VELÁZQUEZ 3- ETAPAS ARTÍSTICAS DE VELÁZQUEZ 4- BIBLIOGRAFÍA 1- INTRODUCCIÓN. Velázquez pertenece, junto con El Greco y Goya, a la gran trilogía de pintores españoles que rebasan los horizontes de lo nacional para inscribirse, como brillantes estrellas, en el firmamento universal de las artes. Su pintura resultó muy superior a la de sus contemporáneos, a quienes superó en técnica, composición, innovación, reflexión moral, variedad y prestigio. Así lo vio el pintor francés Édouard Manet, al visitar el Prado en 1865: “Velázquez, por sí solo, justifica el viaje a España. Los pintores de todas las escuelas que le rodean en el Museo de Madrid, y cuya obra está allí bien representada, parecen meros aprendices. Es el pintor de los pintores”. 2- RASGOS GENERALES DE LA PINTURA DE VALÁZQUEZ Su temática es abundantísima, pintando mitología, cuadros históricos, de género, paisajes, retratos y temas religiosos. - Los temas religiosos los tratará con honda espiritualidad. Así, el Cristo Crucificado, con cuatro clavos, de una serena sobriedad clásica, nos conmueve por su profundo dolor y soledad. - En su primera época sevillana pinta bodegones con personajes (cocinas), logrando fundir el bodegón y la figura con gran perfección. Representa escenas de la vida cotidiana, presta gran atención a los detalles realistas y muestra ya su gran poder de observación retratando personas y cosas (Vieja friendo huevos...). - Los temas mitológicos los resuelve humanizándolos con modelos populares en actitudes nada gloriosas, y con el tono nada idealista que caracteriza su pintura. Podemos observarlo en Los

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LA PINTURA BARROCA ESPAÑOLA. VELÁZQUEZ

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PROFESORA: TERESA FERNÁNDEZ DIEZ I.E.S. ALDONZA LORENZO (LA PUEBLA DE ALMORADIEL)

1

TEMA 36. LA PINTURA BARROCA ESPAÑOLA: VELÁZQUEZ

CRISTO DE VELÁZQUEZ ¿En qué piensas Tú, muerto, Cristo mío?

¿Por qué ese velo de cerrada noche de tu abundosa cabellera negra

de nazareno cae sobre tu frente? Miras dentro de Ti, donde está el reino

de Dios; dentro de Ti, donde alborea el sol eterno de las almas vivas.

Blanco tu cuerpo está como el espejo del padre de la luz, del sol vivífico;

blanco tu cuerpo al modo de la luna que muerta ronda en torno de su madre

nuestra cansada vagabunda tierra; blanco tu cuerpo está como la hostia

del cielo de la noche soberana, de ese cielo tan negro como el velo

de tu abundosa cabellera negra de nazareno

… Miguel de Unamuno

ÍNDICE 1- INTRODUCCIÓN. 2- CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA PINTURA DE VELÁZQUEZ 3- ETAPAS ARTÍSTICAS DE VELÁZQUEZ 4- BIBLIOGRAFÍA

1- INTRODUCCIÓN. Velázquez pertenece, junto con El Greco y Goya, a la gran trilogía de pintores españoles que rebasan los horizontes de lo nacional para inscribirse, como brillantes estrellas, en el firmamento universal de las artes. Su pintura resultó muy superior a la de sus contemporáneos, a quienes superó en técnica, composición, innovación, reflexión moral, variedad y prestigio. Así lo vio el pintor francés Édouard Manet, al visitar el Prado en 1865: “Velázquez, por sí solo, justifica el viaje a España. Los pintores de todas las escuelas que le rodean en el Museo de Madrid, y cuya obra está allí bien representada, parecen meros aprendices. Es el pintor de los pintores”.

2- RASGOS GENERALES DE LA PINTURA DE VALÁZQUEZ

Su temática es abundantísima, pintando mitología, cuadros históricos, de género, paisajes, retratos y temas religiosos.

- Los temas religiosos los tratará con honda espiritualidad. Así, el Cristo Crucificado, con cuatro clavos, de una serena sobriedad clásica, nos conmueve por su profundo dolor y soledad.

- En su primera época sevillana pinta bodegones con personajes (cocinas), logrando fundir el bodegón y la figura con gran perfección. Representa escenas de la vida cotidiana, presta gran atención a los detalles realistas y muestra ya su gran poder de observación retratando personas y cosas (Vieja friendo huevos...).

- Los temas mitológicos los resuelve humanizándolos con modelos populares en actitudes nada gloriosas, y con el tono nada idealista que caracteriza su pintura. Podemos observarlo en Los

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borrachos y en La fragua de Vulcano, donde los personajes quedan plasmados en un momento fugaz y sorpresivo, dando gran sensación de instantaneidad. Utiliza los paisajes como sostén y complemento de los retratos de cazadores, jinetes, etc. Estos temas le interesan más después de viajar a Italia, donde pinta, del natural, los paisajes de Villa Medici, en los que hay ya un anticipo de la técnica impresionista.

- Los temas históricos los compagina con los retratos de la familia real, por encargo de de los reyes para decorar las estancias palaciegas. Un ejemplo es la Rendición de Breda, conocido popularmente con el nombre de “Las lanzas”, que relata una victoria real en la guerra de los 30 años en que se elogia a la paz, puesto que los vencedores tratan con respeto y cortesía a los vencidos. Se trata de una escena al aire libre con gran profundidad, donde aparece ardiendo la ciudad de Breda.

- Desnudos. Este género es prácticamente desconocido en el barroco español, aunque Velázquez, dado el respeto y favor real que tenía, consiguió esquivar los pudorosos recatos de la mentalidad hispana. La Venus del espejo es un tema mitológico en que Velázquez pinta a la diosa Venus de espaldas y acostada sobre una cama o diván, percibiéndose el peso de su cuerpo. Venus es representada mirándose en un espejo que sujeta Cupido. Se trata de uno de los desnudos femeninos más bellos de la historia de la pintura.

- Paisajes. Velázquez, aunque se centre más en el retrato, es un excepcional paisajista. Dos pequeños lienzos “los jardines de la villa de Médicis”, bautizados por Lafuente Ferrari, El mediodía y La tarde, captan la vibración lumínica mediante pequeños y gruesos toques verdosos. Se adelanta con estos cuadros al Impresionismo.

- Retratos: - Retratos reales. Retrató a los reyes con gran dignidad, sin adulación. A Felipe IV lo hizo más

de en treinta ocasiones, con sentimiento de respeto y distancia en el espectador. - Retratos de corte. Los retratos masculinos con trajes muy severos, de pie, con siluetas muy

oscuras sobre fondos de color gris verdoso, con pocos accesorios. Ej. Infante don Carlos. A las damas, con trajes de gran riqueza y empaque, siempre con compostura y gravedad. Ej. Mariana de Austria.

- Retratos de caza. También personajes reales acompañados de sus perros. - Retratos ecuestres. En la serie de retratos ecuestres que pinta para el Salón de Reinos del

Retiro, los caballos de los hombres aparecen en corveta, postura distinguida y casi heroica, al paso, los de las reinas. Casi todos con cuerpos enormes, patas finas, cabezas nerviosas: pintados, como los perros, de manera admirable, como un consumado animalista. Ej. Retrato ecuestre del Conde duque de Olivares, Baltasar Carlos a caballo.

- Retratos de niños. Fueron sus modelos preferidos, con los que podía usar tonalidades más luminosas, ligeras y refinadas. Los retrata con gran naturalidad, llenos de elegancia. Ej. Infanta Margarita.

- Retratos de bufones. Les da el mismo tratamiento dignísimo que al resto de sus modelos, pintándolos con comprensión y realismo, sin prejuicios, dando fe de su aspecto y de su actividad en la corte. La especial condición de estos modelos le permitía trabajar con una libertad de la que no disponía cuando retrataba a los personajes reales.

Su técnica, utilizando el óleo, experimenta una prodigiosa evolución desde la pincelada fina, de potentes volúmenes y calidades hiperrealistas, hacia otra deshecha, verificada con grandes manchas, “impresionista”, que va apareciendo poco a poco en su producción hasta hacerse primordial en sus últimas obras, cuya vaporosidad puede observarse en el tratamiento de la atmósfera que acierta a captar magistralmente. Pintaba además “alla prima”, es decir, sin dibujo previo, lo que le permite una mayor libertad de trazo sobre el lienzo, con alteraciones frecuentes pentimenti ó arrepentimientos. Se denominan así los cambios de composición hechos por el pintor durante la realización de una obra v que con el tiempo reaparecen por transparencia. Con fotografías infrarrojas se observan perfectamente. y. en el caso de Velázquez; muchos son apreciables a simple vista).

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Su estilo varía desde sus primeras obras sevillanas, inmersas todavía en el tenebrismo, hasta la aclaración total de su paleta, que lo eleva a la categoría de gran intérprete de la perspectiva aérea. Sus composiciones no poseen movimiento, pero las figuras se hallan hábilmente dispuestas para obligarnos a contemplarlas a “golpe de vista”, generando tensión en su observación. Como buen barroco sabe contraponer personajes y situaciones distintas para producir un dinamismo que supla la inexistencia del movimiento físico. La luz y la utilización magistral de la perspectiva aérea (recurso que permite fingir la tercera dimensión, la profundidad, a base de "pintar el aire". Se consigue desdibujando los contornos y los detalles, y modificando los colores, como en la realidad nos los desdibuja y modifica la atmósfera que se interpone entre nuestra vista y las cosas que vemos a una cierta distancia) serán, en Velázquez, el fundamento esencial de su creación pictórica.

Velázquez no es un simple naturalista obsesionado por la representación de lo real tal y como es, sino que su excepcionalidad intelectual va mucho más allá, al realizar una pintura que reflexiona sobre la realidad y la interpreta, poniéndola al servicio de un ideal espiritual. En ello, sin duda, se aparta de la mera imitación del naturalismo caraggiesco, creando un estilo de genialidad propia que lo supera en muchos aspectos.

3- ETAPAS ARTÍSTICAS DE VELÁZQUEZ

Etapa sevillana (1610-23). Cuando contaba tan solo once años, inicia sus estudios de pintura con Herrera el Viejo, para pasar meses después al taller de Francisco Pacheco donde permaneció hasta conseguir el título de pintor, seis años más tarde. De Pacheco aprende la técnica tenebrista y la tonalidad madera. A los diecinueve años se casó con Juana, hija de su maestro, y comienza a ejercer su oficio.

En 1621 muere Felipe III, le sucede Felipe IV, de dieciséis años de edad. Al año siguiente Velázquez viaja por primera vez a Madrid, el canónigo sevillano Fonseca le presenta al Conde-Duque de Olivares y pinta el retrato de Góngora. Antes de su vuelta a Sevilla, visita El Escorial y los palacios del Pardo y Aranjuez, conociendo así las colecciones reales de pintura.

De esta etapa es La vieja friendo huevos, de iluminación focal en el primer plano y tenebrismo circundante, donde combina con soltura la escena de género (tipos populares de la vieja y el niño), con el bodegón, presente en primer término y en el que se emplea en la plasmación de algunas naturalezas muertas, especialmente en los recipientes culinarios, reproduciendo las calidades de sus distintos materiales. La pincelada fina determina una sugerencia de relieve en las figuras que las hace surgiere violentamente del fondo oscuro.

Primera etapa madrileña (1623-28). Un año más tarde vuelve a Madrid, llamado por el Conde Duque, en esta ocasión pinta al rey que queda complacido con el retrato y le nombra, poco después, "pintor de cámara".

Velázquez se traslada definitivamente a Madrid con su familia, instalándose en palacio, donde tendrá casa y taller hasta su muerte. A partir de este momento, el artista trabajará para el rey con libertad y holgura, engrandeciéndose como pintor y, al mismo tiempo, como dignatario de la corte. Tuvo hasta cuatro cargos palatinos; pintor de cámara, ujier de cámara, superintendente de obras particulares, y aposentador mayor. Al final de su vida el monarca, su gran protector, le ennobleció con el hábito de caballero de Santiago.

Retrata en esta etapa al rey y a las personas de la Corte, retratados con los pies en ángulo recto, mostrándose en todos ellos interesado en la captación del carácter del representado y abandonado progresivamente el tono madera de sus primeras pinturas. Su más importante obra es El triunfo de Baco.

Primer viaje a Italia (1629). Rubens, instalado en España en misión diplomática, le anima a viajar a Italia. Velázquez no lo duda, y el Rey, le deja partir; con su licencia embarca en Barcelona. A su paso por Venecia, Roma, Nápoles..., conoce distintas corrientes artísticas que harán de él, a su vuelta en el año siguiente, un pintor completamente formado. En este viaje entra en contacto con los grandes maestros, de los que asimila todos sus recursos para ir profundizando en su evolución pictórica. Así es que, a partir de ahora, se intensifica la fluidez de su pintura, abandona los restos de tenebrismo, estudiando particularmente el desnudo y la perspectiva aérea. La pintura que consigue resumir todos sus logros en La fragua de Vulcano.

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Segunda etapa madrileña (1630-49). Época de mucho trabajo y grandes realizaciones. Continúa la temática religiosa ejecutando su excepcional Crucificado, aunque son esencialmente reseñables los numerosos retratos de la familia real y el Bufón Pablos de Valladolid. Como superintendente tiene que ocuparse de la organización, decoración v obras de los palacios reales, especialmente del Salón de Reinos, en el Palacio del Buen Retiro, y de la Torre de la Parada en El Pardo.

Para el primero, hoy Museo del Ejército, pinta La rendición de Breda y los retratos ecuestres de los reyes. Para la Torre de la Parada, pabellón de caza decorado con grandes cuadros mitológicos encargados a Rubens, realiza, entre otras obras, los retratos de los cazadores reales.

De 1634 es su famoso Retrato del Conde-Duque de Olivares, donde emplea pastas totalmente sueltas para la configuración de ciertos detalles del personaje y para la plasmación de la perspectiva, en la misma línea que en Las Lanzas. Pinta también cuadros de cazadores, sus lienzos de Esopo y Menipo, como auténticos mendigos, y toda una serie de bufones, de entre los que destaca El niño de Vallecas.

Segundo viaje a Italia (1649-51). Velázquez, que sentía gran nostalgia de Italia por su atractivo ambiente pictórico, es enviado oficialmente por el rey para comprar pintura italiana y escultura clásica para la colección real, y para contratar pintores y decoradores fresquistas. Pinta allí algunas obras importantes, retrato del papa Inocencio X, de Juan Pareja, la Venus del espejo, los paisajes de Villa Medicis.... Fue una etapa muy creativa y grata para el artista, que retrasa todo lo posible su vuelta a España, siendo reclamado repetidamente por el rey.

Tercera etapa madrileña (1651-60). A su regreso, Felipe IV le nombrado aposentador real, lo que supondrá más trabajo y menos tiempo para pintar. Sin embargo, de esta época son dos de sus cuadros fundamentales. Es ahora cuando llega al cenit de vaporosidad con una pintura donde abundan los tonos rosados y de marfil. Realiza básicamente retratos, pero indiscutiblemente es su lienzo de Las Meninas su obra cumbre. En él supera el propio tema del retrato de los personajes representados, para darnos una nueva interpretación de la pintura al presentar lo acontecido al otro lado del cuadro, ya que las figuras ocupan el lugar del pintor y observan a los reyes, reflejados en el espejo, que se encuentran junto al espectador, haciendo a éste partícipe de la escena desarrollada. A esto hay que añadir el sublime tratamiento de la luz, que, como un denso éter, inunda la gran altura de la sala.

Su última gran obra, Las Hilanderas, resultó asimismo un prodigio, constituyéndose en síntesis esencial de su estilo maduro. Nuevamente sorprende su inteligencia y erudición en el enfoque de los temas, pues consigue fundir perfectamente el tema mitológico con la escena de género en un todo armónico que ha confundido incluso a los críticos de Arte.

En función de su cargo palatino se ocupa de la remodelación del Alcázar, construyendo las piezas más significativas: el Salón Grande y el Ochavo, destinado a albergar las mejores piezas de la colección real.

Asimismo organizó los pabellones y fiestas que tuvieron lugar en Fuenterrabía con motivo del matrimonio de la infanta María Teresa con Luís XIV. Quebrantada su salud por el esfuerzo, muere pocas semanas después en Madrid, en el año 1660. Su esposa Juana sólo le sobrevivió seis días.

BIBLIOGRAFÍA

Antonio Fernández y otros. ARTIS Historia del Arte. Ed. Vicens Vives (Bachillerato Segundo Curso)

VVAA. Historia del Arte. Edit. ECIR. 2008

VVAA. Historia del Arte. Edit. SM. 2009

TAPIE, V.: Barroco y clasicismo. Madrid, Cátedra. 1978

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GALERÍA DE IMÁGENES

LA VIEJA FRIENDO HUEVOS. Velázquez

EL AGUADOR DE SEVILLA.

Velázquez

RETRATO DE FELIPE IV. Velázquez

EL TRIUNFO DE BACO. Velázquez

LA FRAGUA DE VULCANO. Velázquez

LA RENDICIÓN DE BREDA “LAS LANZAS”. Velázquez

EL NIÑO DE VALLECAS. Velázquez

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RETRATO DE INOCENCIO X. Velázquez

LA VENUS DEL ESPEJO. Velázquez

VILLA MÉDICIS. Velázquez

LAS HILANDERAS. Velázquez

LAS MENINAS. Velázquez