TEMA 1 TRES CONSEJOS PARA PROSPERAR - Nazareno · 2019. 5. 15. · todo lo que hagamos o...

2
Introducción Prosperarte, es uno de los tantos planes que Dios tiene para ti. La prosperidad en la Biblia se debe entender como el resultado de la suma de una iniciativa y una determinación. La iniciativa es de Dios. Dios desea que todos sus hijos prosperen, es decir, que crezcan en todas las áreas de su vida (familiar, económica, espiritual, intelectual, etc.) y sean muy productivos. La determinación es nuestra responsabilidad. ¿Determinarnos a qué? A obedecer las instrucciones de Dios. En ese sentido, la obediencia es la clave para ser productivos en todo lo que hagamos o emprendamos. Consideremos entonces tres consejos para ser prósperos y productivos: 1. No imites las malas acciones Todo aquel que hace lo malo, tarde o temprano pagará las consecuencias. David entendió muy bien que imitar las malas acciones de otros es cerrarle la puerta a las bendiciones de Dios, y abrirla a la destrucción. Es un desdichado quien lo hace. Reconozcamos que la maldad es más contagiosa que la bondad. Todo aquel que se esfuerza por presentar a Dios un corazón limpio y unas manos libres de toda especie de mal, será recompensado por Dios en la tierra y tendrá la vida eterna. Ahora bien, David tenía consejeros buenos que lo guiaban a la paz, pero seguramente tenía otros que lo incitaban a la guerra y al odio. ¿Quiénes son tus modelos, amigos o consejeros? Quieras o no, ellos influencian tus pensamientos y acciones. Tal vez debas hacer una revisión exhaustiva de la lista de personas que influencian tu vida. Probable- mente compruebes que, sin darte cuenta, estás haciendo lo mismo que ellos. WWW.NAZARENO.NET CALLE 13 # 79-109 PBX: 485 2700 TEMA 1 TRES CONSEJOS PARA PROSPERAR Base Bíblica: Salmo 1:1-6 Periodo: enero 16-22.

Transcript of TEMA 1 TRES CONSEJOS PARA PROSPERAR - Nazareno · 2019. 5. 15. · todo lo que hagamos o...

Page 1: TEMA 1 TRES CONSEJOS PARA PROSPERAR - Nazareno · 2019. 5. 15. · todo lo que hagamos o emprendamos. Consideremos entonces tres consejos para ser prósperos y productivos: 1. No

Introducción

Prosperarte, es uno de los tantos planes que Dios tiene para ti. La prosperidad en la Biblia se debe entender como el resultado de la suma de una iniciativa y una determinación. La iniciativa es de Dios. Dios desea que todos sus hijos prosperen, es decir, que crezcan en todas las áreas de su vida (familiar, económica, espiritual, intelectual, etc.) y sean muy productivos.

La determinación es nuestra responsabilidad. ¿Determinarnos a qué? A obedecer las instrucciones de Dios. En ese sentido, la obediencia es la clave para ser productivos en todo lo que hagamos o emprendamos. Consideremos entonces tres consejos para ser prósperos y productivos:

1. No imites las malas acciones

Todo aquel que hace lo malo, tarde o temprano pagará las consecuencias. David entendió muy bien que imitar las malas acciones de otros es cerrarle la puerta a las bendiciones de Dios, y abrirla a la destrucción. Es un desdichado quien lo hace. Reconozcamos que la maldad es más contagiosa que la bondad. Todo aquel que se esfuerza por presentar a Dios un corazón limpio y unas manos libres de toda especie de mal, será recompensado por Dios en la tierra y tendrá la vida eterna.

Ahora bien, David tenía consejeros buenos que lo guiaban a la paz, pero seguramente tenía otros que lo incitaban a la guerra y al odio. ¿Quiénes son tus modelos, amigos o consejeros? Quieras o no, ellos in�uencian tus pensamientos y acciones. Tal vez debas hacer una revisión exhaustiva de la lista de personas que in�uencian tu vida. Probable-mente compruebes que, sin darte cuenta, estás haciendo lo mismo que ellos.

WWW.NAZARENO.NET CALLE 13 # 79-109PBX: 485 2700

TEMA 1TRES CONSEJOS PARA PROSPERAR

Base Bíblica: Salmo 1:1-6

Periodo: enero 16-22.

Page 2: TEMA 1 TRES CONSEJOS PARA PROSPERAR - Nazareno · 2019. 5. 15. · todo lo que hagamos o emprendamos. Consideremos entonces tres consejos para ser prósperos y productivos: 1. No

WWW.NAZARENO.NET CALLE 13 # 79-109PBX: 485 2700

2. Deléitate en la Palabra de Dios

Luego, el salmista agrega otro consejo: haz de la ley de Dios, tu delicia. Sabemos que la ley son sus mandamientos. Fíjate en esto. Su consejo no fue leerlos. Tampoco considerarlos importan-tes. Su consejo fue: deleitarse. ¿Te has deleitado alguna vez con un postre? Creo que todos lo hemos hecho. Probamos un poco, luego queremos más y al �nal no queremos detenernos. Así deben ser los mandamientos de Dios para nosotros. Dios, no puede “entender” la obedien-cia separada del deleite, por una sencilla razón: ¿cómo te sientes cuando alguien hace algo por ti sintiéndose presionado por las circunstancias y no porque en realidad quiere ayudarte? Esos favores o acciones no se disfrutan tanto ¿verdad? Lo mismo ocurre en nuestra relación con Dios. Una obediencia obligada pierde toda virtud. Nos convertimos en cristianos vacíos y religiosos.

3. Medita en la Palabra de DiosFinalmente, David aconseja meditar en la ley de Dios de día y de noche. No quiso decir que no durmiéramos, tampoco que renunciáramos a nuestras actividades diarias. Lo que intentó decir fue: siempre. Medita siempre. En toda ocasión. Sin importar donde te encuentres o qué estés haciendo, jamás dejes de pensar en la ley de Dios. Trabajando, estudiando, cantando, comiendo, hablando, jugando, viajando o haciendo cualquier actividad, en secreto o en públi-co, piensa en lo que Dios demanda de ti.

David entendió que esa acción continua podía hacer la diferencia entre un insensato destrui-do y un obediente próspero. Cuando tus pensamientos y acciones son custodiados por los mandamientos de Dios, irremediablemente gozarás de un gran fruto: la prosperidad. Aquella prosperidad no es otra cosa que la bendición de Dios en todo lo que hagamos en el marco de su voluntad. La mejor manera de ser productivos, es cediendo primero al Señor, el gobierno de nuestros pensamientos.

ConclusiónAdemás de la grandiosa (y no mejorable) intención de salvar tu alma, Dios quiere convertirte en una persona próspera. Ahora que escuchaste los consejos de un hombre experimentado como lo fue el rey David, ¿Qué esperas para poner en práctica estos principios?